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EL PEATÓN Y LA CULPA EXCLUSIVA
La Ley de Enjuciamiento Civil regula en el artículo 556.3.1ª la Culpa
exclusiva de la Víctima, estando encuadrado en el Capítulo IV De la
Oposición a la Ejecución y de la impugnación de actos de ejecución
contrarios a la ley o al título ejecutivo, dentro del Título III de la Ejecución.
Recientemente se ha dictado por el Juzgado de Primera Instancia nº
1 de Alcobendas, Auto estimando la oposición a la Ejecución Judicial
formulada por una compañía aseguradora contra el Auto de Cuantía Máxima
a favor de los perjudicados.
Se establece en los Antecedentes de Hecho que el ejecutante
presenta demanda de Ejecución de Títulos Judiciales en base al Auto de
Cuantía Máxima. La parte ejecutada presentó escrito de oposición a la
demanda ejecutiva. La parte ejecutante presentó escrito de impugnación de
la oposición, solicitando que se siga adelante la ejecución.
En los Fundamentos de Derecho, la compañía ejecutada funda su
oposición en tres motivos: La nulidad del título ejecutivo por infracción de lo
dispuesto en el artículo 13 de la Ley de responsabilidad civil y seguro en la
circulación de vehículos a motor, la culpa exclusiva de la víctima toda vez
que los ejecutantes cruzaron por lugar no habilitado para ello y pluspetición.
En relación a la culpa exclusiva de la víctima, establece S.Sª en el
Auto que existe el principio de responsabilidad cuasi-objetiva derivada del
seguro obligatorio, la especial naturaleza del juicio ejecutivo y la singular
fuerza del título en el que se base toda demanda de este orden. Estas
circunstancias obligan al demandado a probar las bases de hecho en que se
sustenta la oposición, las cuales son : a) una actuación negligente por parte
de la víctima, b) que esa negligencia sea la causa exclusiva del siniestro, c)
que el conductor del vehículo contrario, asegurado por la demandada, haya
adoptado en el momento las medidas adecuadas tendentes a evitar el
siniestro o a disminuir sus efectos, implantándose un sistema de inversión
de la carga probatoria, al presumirse culposa toda acción u omisión
generadora del un daño indemnizable, mientras el agente no demuestre
haber actuado con la diligencia debida. Es decir el ejecutado tiene la carga
de la prueba que actuó en todo caso diligentemente y además que el
accidente fue debido única y exclusivamente por el perjudicado.
En este caso de la prueba practicada se permite concluir que la causa
del accidente fue la culpa exclusiva de los ejecutantes quienes, pese a su
edad, sus limitaciones físicas y pese a saber que el semáforo estaba en rojo
para los peatones, optaron por cruzar la calzada por lugar no habilitado al
efecto.
La prueba practicada acredita que los ejecutantes irrumpieron de
forma súbita e inesperada en la calzada, sin mirar uno de ellos el lado del
sentido de circulación por el que circulaba el vehículo asegurado por la
ejecutada, saliendo detrás de unos contenedores que les tapaban por
completo, no existiendo prueba alguna que concurriese exceso de velocidad
o circulación antirreglamentaria por parte del conductor del vehiculo
asegurado por la ejecutada. Si a ello se une que la aparición de los
peatones y el atropello son en la práctica un acto único, sólo separado por
una fracción de segundo, sin que el conductor tenga tiempo material de
reaccionar para eludir al peatón, no puede hablarse de culpa del conductor,
que se ve súbitamente sorprendido por una obstáculo que se interpone en
su trayectoria, sin posible reacción anterior. Por ello debe estimarse la
excepción de culpa exclusiva de la víctima con exoneración de
responsabilidad frente a la aseguradora.
Francisco Sainz González
Abogado
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