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Tribunal Supremo Sala 3ª, sec. 7ª, S 18-5-2011, rec. 1365/2008. Pte: Díaz Delgado, José
RESUMEN
El TS desestima el recurso de casación interpuesto por la Comunidad Autónoma de Canarias contra
la sentencia del TSJ de Canarias que estimó el recurso contencioso-administrativo interpuesto contra
la resolución del Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, por la que se
declaraba su prohibición de contratar en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Canarias, por
haber incurrido en la causa g) del artículo 20 Ley de Contratos de las Administraciones Públicas. La
Sala considera que la interpretación del art. 20, g) RDLeg 2/2000 que establece como prohibición
para contratar la de "Haber incurrido en falsedad grave al facilitar a la Administración las
declaraciones exigibles en cumplimiento de las disposiciones de esta Ley o de sus normas de
desarrollo", debe reconocerse que lo esencial en la prohibición recogida en el citado precepto en
cuanto a la falsedad grave, no es tanto que la alteración sea grave ni de la comisión de una falsedad
sancionable penalmente, como de que se pretenda mostrar ante la Administración una imagen de la
empresa, que no corresponde con la realidad en el momento de datación del documento a
consecuencia de una modificación documental.
-NORMATIVA ESTUDIADA
RDLeg. 2/2000 de 16 junio 2000. TR Ley de Contratos de las Administraciones Públicas
art.20.g
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a dieciocho de mayo de dos mil once.
Visto por la Sala Tercera (Sección Séptima) del Tribunal Supremo, constituida por los Magistrados
antes citados, el recurso de casación número 1365/2008, interpuesto por el Letrada de la Comunidad
Autónoma de Canarias, interpuesto contra la Sentencia de 19 de octubre de 2007 dictada por la Sala de
lo Contencioso-Administrativo (Sección Primera) del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, con
sede en Santa Cruz de Tenerife, recaída en el recurso contencioso-administrativo numero 393/2006.
Ha sido parte recurrida D. Luis Francisco, representado por la Procuradora Doña Silvia Casielles
Morán.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- La sentencia recurrida contiene una parte dispositiva que copiada literalmente dice:
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1º.- Estimar el recurso contencioso-administrativo interpuesto por don Luis Francisco contra la Orden
de 5 de mayo del 2006, dictada por el Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias,
que anulamos por ser contraria a Derecho.
2º.- Anular el acto administrativo originariamente impugnado
3º- No imponer las cotas del recurso.
SEGUNDO.- Notificada la anterior sentencia, el Letrado del Servicio Jurídico del Gobierno de
Canarias se presentó escrito ante la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo
(Sección Primera) del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife,
preparando recurso de casación contra la misma, teniéndolo por preparado la Sala de instancia y
remitiendo las actuaciones a este Tribunal con emplazamiento de las partes.
TERCERO.- La Letrada del Servicio Jurídico del Gobierno de Canarias, en la representación que le es
propia, formaliza el recurso de casación por escrito que tiene entrada en este Tribunal en fecha 31 de
marzo de 2008, en el que tras alegar cuantos motivos de casación tuvo por conveniente, terminó
suplicando que: " se dicte Sentencia por la que, estime el motivo del Recurso, case la Sentencia
recurrida y resuelva de conformidad a la súplica del escrito de contestación ala demanda, declarando
expresamente la conformidad a Derecho de los actos objeto del recurso contencioso-administrativo."
CUARTO.- La Procuradora Doña Silvia Casielles Morán, en la representación antes citada, por escrito
presentado en este Tribunal en fecha 22 de enero de 2009, formalizó su oposición al presente recurso,
y tras alegar cuantos hechos y motivos tuvo por conveniente terminó solicitando "se declare no haber
lugar al recurso de casación interpuesto confirmando la sentencia impugnada con expresa condena en
costas".
QUINTO.- Conclusas las actuaciones, se señaló para la votación y fallo el día 11 de mayo de 2011,
habiéndose cumplido en la tramitación de este recurso las prescripciones legales.
Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. José Diaz Delgado,
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La sentencia impugnada estima el recurso contencioso-administrativo interpuesto por D.
Luis Francisco, contra la resolución de 23 de febrero de 2006 del Consejero de Economía y Hacienda
del Gobierno de Canarias -confirmada en reposición por Orden de 5 de mayo de 2006-, por la que se
declaraba su prohibición de contratar en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Canarias, por haber
incurrido en la causa g) del artículo 20 de la Ley de Contratos de las administraciones Públicas.
SEGUNDO.- El único motivo de casación, al amparo de lo dispuesto en el artículo 88.1.d) de la ley
29/1998, de 13 de julio EDL1998/44323 , sostiene que la sentencia ha vulnera por aplicación indebida
el apartado g) del artículo 20 del Texto Refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones
Pública(Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio EDL2000/83354 .
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Entiende el representante de la Administración recurrente que la Sentencia recurrida interpreta de
forma errónea este precepto que solamente regula como causa de prohibición para contratar el haber
incurrido en falsedad grave al facilitar a la Administración las declaraciones exigibles en
cumplimiento de las disposiciones de esta Ley o de sus normas de desarrollo; independientemente del
medio que se utilice para incurrir en dicha falsedad grave. Nada se dice en el referido artículo sobre
falsedad en los documentos presentados, ni sobre otros posibles medios para inducir a error a la
Administración o para falsear los datos facilitados a la Administración.
La parte recurrida en su escrito de oposición al recurso, sostiene que la Sala de instancia realizó una
interpretación acorde con la finalidad de la norma por cuanto se inicia un expediente de prohibición de
contratar por un supuesto documento falso, cuando la administración no tiene competencias para
determinar su falsedad.
TERCERO.- La sentencia recurrida sostiene en su fundamento jurídico segundo lo siguiente:
(...)No se acepta tener por cierto que se haya presentado ante la Administración demandada un
documento falso, pues serán los órganos de la jurisdicción penal, que a instancias de la Junta
Consultiva de Contratación están analizando el caso, quienes determinen si el documento en cuestión
es o no falso. Por tanto, la fundamentación de la resolución recurrida no es hoy cierta y,
consecuentemente, dicha resolución debe ser declarada nula.
A mayor abundamiento, si la falsedad a que se refiere el apartado g) del artículo 20 de la Ley de
Contratos de las Administraciones Públicas no fuese la de índole penal, es decir, si bastara una
falsedad material no constitutiva de delito, de lo que consta en el expediente resulta que tampoco
existe con seguridad dicha falsedad.
Prescindiendo del análisis relativo a la naturaleza de la prohibición de contratar, que no es necesario, y
sobre el que existen sentencias del Tribunal Supremo disconformes, pues mientras la de 30 de octubre
de 1995, recaída en el recurso de apelación núm. 5203/1991 EDJ1995/7323 , reconoce, por las razones
que explícita el carácter de sanción a la prohibición de contratar, la de 28 de marzo de 2006, se limita a
declarar que no tiene carácter sancionador, es lo cierto, que la prohibición de contratar, cualquiera que
sea su naturaleza, por la simple aplicación de los derechos satélites del principio de seguridad jurídica,
ha de imponerse con sumo cuidado tras un exquisito procedimiento administrativo y en función,
estrictamente, del resultado, adecuadamente ponderado, que arrojen las pruebas practicadas, ya que no
es dable admitir que la Administración pueda ejercitar una potestad, que afecta a la capacidad de una
empresa para intervenir en la contratación pública, y que le priva por tanto de un derecho, a su libre
decisión y sin una prueba objetivamente convincente.
CUARTO.- Pues bien, el motivo de casación aducido por la Administración recurrente no puede tener
favorable acogida por lo que el recurso de casación no puede prosperar.
El debate jurídico queda centrado en la interpretación del artículo 20.g) del Real Decreto Legislativo
2/2000, de 16 de junio EDL2000/83354 , que establece como prohibición para contratar la de : " Haber
incurrido en falsedad grave al facilitar a la Administración las declaraciones exigibles en
cumplimiento de las disposiciones de esta Ley o de sus normas de desarrollo ".
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Esta Sala ha tenido ocasión de pronunciarse sobre la interpretación que ha de darse al artículo 20.g) de
la Ley de Contratos. En este sentido, como se decía en la Sentencia de 28 de marzo de 2006 (recurso
de casación num. 4907/2003), lo esencial en la prohibición recogida en el citado precepto en cuanto a
la falsedad grave, no es tanto que la alteración sea grave ni de la comisión de una falsedad sancionable
penalmente como de que se pretenda mostrar ante la Administración una imagen de la empresa que no
corresponde con la realidad en el momento de datación del documento a consecuencia de una
modificación documental. Tal es la esencia del apartado g) del art. 20 LCAP que dispone "haber
incurrido en falsedad grave al facilitar a la Administración las declaraciones exigibles en
cumplimiento de las disposiciones de esta Ley o de sus normas de desarrollo", añadiendo que lo
significativo es la presentación de un documento sustancialmente modificado en su contenido material
que fue llevado ante la Administración en cumplimiento de las disposiciones de la LCAP, siendo tal
actuación la que se integra en la falta de probidad contemplada el citado artículo 20.g) de la LCAP.
En un sentido similar, aun cuando referida al artículo 20 de la Ley 13/1995, de 18 de mayo , se
pronuncia también la Sentencia de 1 de junio de 2007 (recurso de casación num. 11052/2004), que
sostiene la existencia de una responsabilidad objetiva en los casos en los que se facilitan datos falsos a
la Administración, al considerar que éste es el extremo decisivo.
Ahora bien, en el presente caso es lo cierto que la Sentencia recurrida llega a la conclusión de no
aceptar tener por cierto que se haya presentado ante la Administración demandada un documento
falso, añadiendo además que incluso en el supuesto de entender que la falsedad a que se refiere el
mencionado artículo 20.g) de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, no fuese de índole
penal bastando la falsedad material no constitutiva de delito, " tampoco existe con seguridad dicha
falsedad ", añadiendo que " no es dable admitir que la Administración pueda ejercitar una potestad (...)
sin una prueba objetivamente convincente ".
Por ello, que la Sala de instancia pudiera o no incurrir en error cuando hace la anterior afirmación no
es algo que resulte de lo que se trae a nuestra consideración en el único motivo de casación
exclusivamente fundado en la infracción del ordenamiento jurídico y de la jurisprudencia por
aplicación indebida del tan citado artículo 20.g), toda vez que como esta Sala ha puesto de manifiesto
con reiteración si bien el error en la apreciación de la prueba ha quedado extramuros como motivo de
casación, pues la casación es un remedio extraordinario que opera únicamente en virtud de los motivos
establecidos expresamente por el legislador, la apreciación de las pruebas llevada a cabo por el
Tribunal a quo únicamente puede acceder a la casación si, por el cauce de la letra d) del artículo 88.1
de la Ley Jurisdiccional, se denuncia la infracción de los preceptos reguladores de la valoración de
pruebas tasadas o que la llevada a cabo resulta contraría a la razón e ilógica, conduciendo a resultados
inverosímiles y evidenciando un ejercicio arbitrario del poder jurisdiccional, vulnerador del artículo
9.3 de la Constitución EDL1978/3879 , lo que no sucede en el recurso examinado como ya se ha
expuesto.
QUINTO.- Procede, de conformidad con todo lo antes razonado, declarar no haber lugar al recurso de
casación, y con imposición de las costas a la recurrente, a tenor de lo dispuesto en el artículo 139.2 de
la LJCA EDL1998/44323 ), fijando como cuantía máxima de los honorarios de la parte contraria la de
2000 euros, en virtud de la habilitación de dicho precepto legal.
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FALLO
1º.- No ha lugar al recurso de casación número 1365/2008 interpuesto por la Letrada de la Comunidad
Autónoma de Canarias, en la representación que le es propia, interpuesto contra la Sentencia de 19 de
octubre de 2007, dictada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo (Sección Primera) del Tribunal
Superior de Justicia de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife, en el recurso contenciosoadministrativo número 393/2006.
2º.- Se condena en costas a la parte recurrente, en los términos del último fundamento jurídico de esta
resolución.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos Publicación. Leída y
publicada que fue la anterior sentencia por el Excmo. Sr. D. José Diaz Delgado, Magistrado Ponente
en estos autos, de lo que como Secretario certifico.
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