0701-172-2008 293/2008 Tribunal de Sentencia, La Unión, a las quince horas y cinco minutos del día veintidós de Diciembre de dos mil ocho. Habiéndose instalado el Tribunal de Sentencia de éste distrito judicial, conformado por los Honorables Jueces Licenciados CARLOS MAURICIO HERRERA RODRÍGUEZ, Juez Presidente en funciones de este Tribunal, JESUS AQUILES ALVARADO HERNANDEZ y NELSON BARRERA SARAVIA, primer vocal y juez suplente respectivamente; para conocer de la causa clasificada con el número 293 / 2008, en contra del imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, conocido por LITO PASTOR RIVERA, quien es de setenta y seis años de edad, soltero, comerciante, residente en Colonia Quince de Septiembre de la ciudad de San Miguel, hijo de PASTOR JOYA y de CONCEPCIÓN RIVERA (ambos fallecidos); procesado por el delito de VIOLACIÓN EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, tipificado y sancionado en el Art. 159 Rel. Art. 24 del Código Penal; en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ, quien es de nueve años de edad, estudiante, residente en Caserío El Baratillo del Cantón San Sebastián de la jurisdicción de Santa Rosa de Lima; representada legalmente por su padre señor REYES HERNANDEZ MELGAR. Han intervenido en la Vista Pública de la presente causa en representación de la Fiscalía General de la República, la Licenciada MARIAN VIOLETA ARGENTINA BAUTISTA DE VANEGAS, mayor de edad, Abogado del domicilio de San Miguel; y como Defensor Particular la Licenciada VICENTA MARITZA HERNANDEZ RIVERA, mayor de edad, Abogado del domicilio de San Miguel. CONSIDERANDO: La Fiscalía General de la República presentó acusación en contra del imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, por el siguiente hecho: Que el día diecinueve de Octubre de dos mil cinco, como a eso de las seis horas, momentos en que la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ se encontraba en la casa de habitación de su abuelo ALBINO CRUZ, ubicada en el Cantón San Sebastián Caserío El Baratillo de la jurisdicción de Santa Rosa de Lima, departamento de La Unión; siendo que la menor entró a la referida casa a tomar agua, encontró en el lugar al imputado CARLOS PASTOR RIVERA quien es tío de la menor víctima. Este, sin mediar palabra la tomo por la fuerza y le tapo la boca con un pañuelo y la llevó para un cuarto, le bajo el blumer, la arrimo a la pared, luego el imputado se bajó el zipper del pantalón, se sacó el pena y lo puso en la vulva de la menor, y cuando se lo estaba empujando se escucharon unos pasos como si alguien llegara dentro de la casa, ante lo cual el imputado soltó a la menor y ésta salió corriendo y vió que quien entraba a la casa era su papá y le dijo que su tio había intentado vilolarla; por tal motivo la menor fue trasladada al Hospital y ahí estuvo tres días ingresada. Por estos hechos, la representación fiscal el día cinco de Septiembre de dos mil ocho giró orden de detención administrativa en contra del imputado CARLOS PASTOR RIVERA, la cual se hizo efectiva. I-) Que la representación Fiscal presentó requerimiento a las doce horas y quince minutos del día treinta de Marzo de dos mil ocho, en el Juzgado Segundo de Paz de la ciudad de Santa Rosa de Lima, por medio de su agente Licenciada MARIA VIOLETA ARGENTINA BAUTISTA DE VANEGAS, solicitándole a dicha funcionario decretara instrucción formal con detención provisional por el presente delito; solicitud que fue admitida por resolución de fs. 25; en la hora y fecha antes mencionada. II-) Que por resolución dictada a las doce horas y treinta y cinco minutos del día dos de Septiembre de dos mil ocho, la señora Juez de Instrucción de la ciudad de Santa Rosa de Lima, emitió auto de apertura a juicio en contra del imputado CARLOS PASTOR RIVERA, por considerar que el hecho atribuido al imputado está tipificado como delito y además porque existen elementos probatorios suficientes, para presumir una probable participación de éste en la comisión de dicho delito. Estos hechos, los considera probables por los elementos que la acusación fiscal promete presentar son: prueba documental, prueba testimonial y prueba pericial, ordenando su remisión conforme a derecho a éste Tribunal, por reunir dicha acusación los requisitos contemplados en el artículo trescientos catorce, del Código Procesal Penal. Este Tribunal recibió el presente proceso, a las diez horas y cincuenta minutos del día cuatro de Septiembre de dos mil ocho. IV-) Que la Vista Pública celebrada el día VEINTIDÓS de Diciembre de dos mil ocho, para resolver definitivamente la situación jurídica del imputado CARLOS PASTOR RIVERA por atribuírsele el delito de VIOLACIÓN EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ; de acuerdo a las pruebas producidas en ella y en base a la aplicación de las reglas de la Sana Critica señalada en el Art. 162 C. P. Este Tribunal llegó con certeza a las siguientes convicciones: A. Que según lo establecido en los Arts. 19 C. P. P. el delito de VIOLACIÓN EN MENOR O INCAPAZ, es de Acción Pública. B. Que es competencia de éste Tribunal en Competencia Colegiada, conocer de la etapa plenaria y de la Vista Pública en el presente caso, al tenor de lo dispuesto en el Art. 53 num. 3° C. P. P. C. Que de el estudio realizado al expediente remitido a éste Tribunal, se establece que la etapa de Instrucción fue realizada conforme a lo previsto en el Art. 265 y siguientes del Código Procesal Penal. CALIFICACIÓN JURÍDICA DEL HECHO: Respecto al delito atribuido al imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, conocido por LITO PASTOR RIVERA, el Tribunal entiende que el legislador estableció para este tipo de delitos, un capitulo genérico denominado "DE LA VIOLACION Y OTRAS AGRESIONES SEXUALES" en el Titulo cuarto llamado "DELITOS CONTRA LA LIBERTAD SEXUAL", del Libro Segundo del Código Penal; del cual se desprende que el bien jurídico protegido es La Libertad Sexual de las personas, entendida ésta como la facultad consubtancial de la persona humana, de elegir el hacer o no hacer actos sexuales que estimulen las funciones de los órganos genitales; específicamente en el caso que nos ocupa La Libertad Sexual de una mujer que presenta signos inequívocos de enajenación mental y muy específicamente su intangibilidad o dignidad, esto es el derecho de la mujer a estar exenta o libre de cualquier daño de índole sexual; ha sufrido lesiones físicas como psíquicas; perjuicio protegido en nuestra Constitución de la República en su Art. 2 inc. 1º; así como también en los ordenamientos jurídicos internacionales vigentes y ratificados en nuestro país, tales como: La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra La Mujer, que en sus Arts. 1, 2 y 3 que en lo esencial establece "Que la mujer por su condición debe estar excluida de toda violencia física, moral y psicológica, enfatizando más que toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como privado". Así mismo la Convención de Belén Do Pará, que en su Art. 3 dice: "Que toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia", violencia que la misma convención define en su Art. 1 como: "Cualquier acción o conducta basada en su genero que cause la muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, tanto en el ámbito público como también privado". Previo a entrar al análisis de los medios de prueba, este Tribunal en atención a la facultad concedida en el Art. 344 C. P. P. debe de calificar el hecho a la figura penal que mejor se adecua a la acción cometida. La sistemática de los delitos contra la libertad sexual en el Código Penal, sitúa el criterio de distinción entre los atentados más y menos graves en la utilización de violencia o intimidación, es decir, en el modus operandi por el que se doblega la voluntad de la víctima, sustituyendo el viejo criterio de situar la frontera de gravedad en la naturaleza del acto sexual (con o sin acceso carnal). Ello obliga, por tanto, a situar en primer plano el tratamiento del consentimiento y los conceptos de violencia e intimidación para desarrollar después algunos otros problemas interpretativos, siempre limitándonos a los supuestos en que la víctima es menor. Previamente, formularemos alguna consideración sobre la definición de los comportamientos típicos básicos, esto es, los atentados contra la libertad sexual. El bien jurídico tiene un carácter macrosocial o supraindividual que reflejan el lenguaje y conceptos utilizados: "honor", "honra", "pudor"; la consideración social de la mujer, que justificaría el requisito de procedibilidad que tiene como base considerar que la publicidad de los hechos es tan grave como su comisión. La mujer amén del trauma psíquico sufre la "deshonra" y "capitidisminución social". Se quebranta, se vulnera y se menoscaba la libertad sexual porque se hace caso omiso de la voluntad de la persona agraviada y ultrajada, viniendo así a contemplarse, en unidad de concepto, la voluntad como sinónimo de libertad. Libertad sexual que, defendiendo quizá la faceta más trascendente de la naturaleza humana, permite a la persona, hombre o mujer, desarrollar sus deseos sexuales hasta donde quiera, y como quiera, según sus apetencias y según le permita obviamente la pareja en el consenso que ha de presidir este tipo de relaciones dentro de la más absoluta igualdad de los sexos. Toda persona humana, cualquiera que sea su actividad y su condición, tiene derecho irrenunciable a decidir sobre su sexualidad. Como ha dicho con acierto la doctrina, el bien jurídico protegido es la libertad sexual en su doble faceta de autodeterminación o disposición libre de su potencialidad sexual y el derecho a no verse envuelto, sin su consentimiento, en una acción sexual. La libertad, objeto de protección tiene una doble vertiente una positivo-dinámica que implica la libre disposición del propio cuerpo, y poder comportarse según los propios deseos; y otra negativo-pasiva en tanto que capacidad de negarse a ejecutar actos de naturaleza sexual, los no deseados, los no soportables. Sería la facultad de determinarse espontáneamente en el campo sexual, de elegir y practicar la opción sexual preferida, con el límite del respeto a la libertad ajena. Con carácter general, y como consecuencia ineludible de las exigencias del bien jurídico protegido, cualquiera con independencia del sexo, -hombre o mujer- puede ser sujeto activo o pasivo de una agresión sexual. Los requisitos de la violencia típica según el Art. 161 C. P. Se requiere, se tratará de violencia física en tanto que medios de acción material. Se proyectará sobre el cuerpo de la víctima. En consecuencia los supuestos de fuerza sobre cosas y de violencia sobre terceros se integrarán en la modalidad de intimidación. Debe existir y probarse una conexión causal entre la violencia ejercida y el contacto sexual efectuado. Debe darse una inmediatez temporal entre la violencia y el contacto sexual. Si la violencia cesó y subsiste el medio podría existir un supuesto de intimidación. Esta concepción de la violencia típica lleva inexorablemente a una relativización y quizás nueva configuración de la resistencia en tanto que conducta del sujeto pasivo que se produce con frecuencia en las agresiones sexuales, podemos convenir que la reacción lógica ante una agresión es al menos "resistirla", rechazarla, defenderse, eludirla, si ello es posible. El sujeto pasivo debe estar intimidado; convencido de que sobre él pende un mal que puede hacerse realidad. No basta la amenaza o conminación, sino que es preciso que ésta intimide. Debe creer, ser consciente de que el mal anunciado, es real, grave, y serio (aunque no lo sea), y de que no tiene otra forma de eludirlo que acceder a la pretensión sexual del agresor. El Tribunal considera, que el presente caso es sin duda un delito grave, por cuanto se atentó contra la libertad sexual de una menor de edad, lo cual se determinó por una inequívoca manifestación externa de voluntad, misma que no se consumó por circunstancia ajenas a la voluntad del sujeto activo, dado que generalmente, en los tipos delictivos de los delitos de resultado, la consumación se produce en el momento de la producción del resultado lesivo (por ejemplo en los delitos contra la vida, con la muerte del sujeto pasivo); en cambio la Tentativa se da cuando el sujeto activo da principio a la ejecución del delito directamente por hechos exteriores, practicando todos o parte de los actos que debería producir el resultado, y sin embargo este no se produce por causas independientes de la voluntad del autor. Por esta razón la Tentativa y la Consumación evocan una diferencia de grado puramente objetiva en la fase de ejecución del delito. Esta diferencia repercute en la determinación de la pena aplicable a cada caso en particular, tal como se establece en el Art. 68 del Código Penal, el cual determina que la pena a imponerse se tomará entre la mitad del mínimo y la mitad del máximo señalado para el delito consumado; esto tiene su razón de ser en que "La Consumación" es mucho más grave que la Tentativa, por que en la primera el daño y desvalor causado al bien jurídico lesionado no solo es mayor, sino que a veces implica la lesión irreversible del bien jurídico que generalmente no se da en la Tentativa. En el presente caso la consumación supone la introducción total o parcial del miembro sexual masculino, en los genitales (vulva o ano) de la menor victima, y la tentativa todo lo contrario, como puede ser únicamente iniciar las acciones respectivas pero no concluirlos, tal como sucede en el presente caso, el imputado sometió por la fuerza a la menor víctima, la despojó de sus ropas, se desnudo e intentó introducir su pene; lo cual no pudo realizar por la intervención fortuita del padre de la menor. Y es así que el presente delito debe ser calificado como VIOLACION EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, previsto y sancionado en el Art. 159 rel. Art. 24 del Código Penal, por cumplirse con los requisitos de Tipo Penal establecidos para este delito, como son: A) Comportamientos de objetivo contenido sexual como lo es el acceso carnal por vía vaginal o anal, debiendo tener cierta gravedad y trascendencia y ser potencialmente idóneos para afectar de modo relevante la sexualidad ajena. Requisito que se cumple a cabalidad en el presente caso, dado que el acusado intentó introducir su pene en la vulva de la menor; B) Que la menor víctima tenga menos de quince años de edad; C) Por haber sido perpetrado en un menor de edad con, o por su misma minoría de edad se haya expuesto en una circunstancia que no le haya sido posible evitarla, valiéndose el imputado de ello para cometer el delito; D) No haberse consumado el hecho, por circunstancias ajenas a la voluntad del imputado; circunstancias que se han alegado por la parte fiscal para acreditar la calificación del delito. SOBRE LA EXISTENCIA DEL DELITO: Este Tribunal tiene por acreditado la existencia material del hecho criminal de la violación en menor o incapaz en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ, por lo que establece el reconocimiento medico legal de genitales practicado por el Doctor OSCAR ANTONIO AYALA GONZALEZ de fs. 8, en el cual se detalla el daño causado a los genitales de la menor. Peritaje Psicológico practicado a la menor víctima agregado a fs. 16 y 84, practicado por la Licenciada AIDA LIZZETTE MORALES. Asi mismo se incorporó la prueba documental, como lo es el Acta de Denuncia interpuesta por la menor víctima PATRICA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ de fs. 10; Acta de Denuncia interpuesta por el representante de la menor señor REYES HERNANDEZ CRUZ de fs. 4; Certificación de la Partida de Nacimiento de la menor víctima a fs 5; Acta de Inspección Ocular en el lugar de los hechos fls 13. Estos elementos probatorios conllevan al Tribunal a concluir la existencia material del delito VIOLACION EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA. SOBRE LA CULPABILIDAD DEL IMPUTADO: Este Tribunal después de escuchar el desfile probatorio presentado por la Representación Fiscal, en la causa instruida contra el imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, conocido por LITO PASTOR RIVERA, a quien le atribuye el delito de VIOLACION EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, delito tipificado en nuestra legislación Penal en el Art. 159 rel. Art. 24 del Código Penal, en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ; logró establecer el extremo procesal de la existencia material del delito atribuido al imputado. Respecto a la participación delincuencial del acusado CARLOS PASTOR RIVERA, se presentó prueba testimonial por parte de la representación fiscal para acreditarla. La menor víctima PATRICIA YAMILETH HERNÁNDEZ CRUZ, manifestó: "Que vive con su familia y son ocho personas, sus padres su abuelo y sus hermanos, que su mamá se llama Rosario Auxiliadora, su Papa Reyes Hernández, su abuelo Albino, que Tito Pastor Rivera la quiso violar, que este es tío de su mamá, que eso fue en Octubre del 2005 a las seis de la tarde, que ese día ella ingreso a la casa de su abuelo a cerrar la puerta y el imputado estaba en el cuarto y la agarro y le tapo la boca, que le bajo el blumer y éste iba a bajarse el pantalón, que en eso llego su papa a guardar la tijera, que el imputado salio huyendo y su papá se la llevo y le fueron a decir a su mamá. Que ella estaba en su casa, que su abuelo llego y le dijo que fuera a cerrar la puerta porque la dejo abierta, que el imputado le tapo la boca con una pañuelo, que le bajo el blumer, que su papá vio que el imputado la quería violar, que ella tenía una mancha en el blumer de sangre. Que la casa de su abuelo esta cerca, que el hecho paso en el cuarto de la casa de su abuelo. Que ella cerro la puerta principal y que a salir iba por la otra puerta y el imputado la agarro, su abuelo y su papá le preguntaron a CARLOS RIVERA que estas haciendo". El testigo REYES HERNÁNDEZ MELGAR, manifestó: "Que reside con su esposa y el señor Albino, y sus cinco hijos, que Patricia Yamilet es su hija, que su suegro vive en otra casa a cinco brazadas de la suya, que a su hija le cometieron un delito, que Lito Pastor Rivera se atrevió hacerle daño a su hija, que él vio que el imputado estaba manipulando a su hija, y por él no le hizo nada, que el imputado era cuñado de su suegro, el hecho fue en casa de su suegro en octubre de 2005 eso fue a las seis de la tarde, que llego a la casa de su suegro a dejar la tijera, que cuando iba de regreso escucho los quejidos de su hija y se regreso y le pregunto que pasa hija y fue cuando su hija le dijo que el imputado quería abusarla. Que él estaba en su casa, que cuando él ingreso vio al imputado parado en el cuarto, que se abrochaba el pantalón, que él tomo a su hija y se fue donde su esposa, y le contó y su esposa la reviso y él se fue a seguirlo. El blumer estaba manchado de sangre, que él solo le dijo al imputado cuando lo vio "que es lo que has hecho Lito", y que éste no le dijo nada". El señor ALBINO CRUZ, dijo: "Que reside con su yerno Reyes, que a las seis de la tarde él estaba con Reyes quien le quitaba el pelo a su hijo, que luego Reyes se vino a dejar la tijera y él se vino detrás, que vio que la hija de Reyes Patricia Yamileth estaba con el imputado Carlos Rivera en el cuarto, que vio que Patricia venia. Que él llego después de que llego Reyes a dejar la tijera, que el se asusto nunca había visto esas cosas". La testigo ROSARIO AUXILIADORA CRUZ DE HERNANDEZ manifestó: "Que Patricia Yamileth es su hija, que el imputado intento quererle hacer algo, que éste es su familia, porque es hermano de su mamá, ella no vio el hecho, pero su esposo vio, pues encontró al imputado en el cuarto con su hija, que su esposo llevo a su hija y ella la reviso y le vio sangre en el blumer, que Patricia le dijo que el imputado le había tapado la boca y la estaba agarrando, que la casa de su papá y la de ella esta cerca, que él no vio al imputado, y que su esposo lo siguió". Este Tribunal es del firme criterio que, pese a ser la víctima en parte en el proceso penal, aunque fuese único su testimonio, el mismo es considerado por la doctrina, apto para enervar la "presunción de inocencia", siempre y cuando no existan razones objetivas que invaliden sus afirmaciones o provoquen en el juzgador alguna duda que impida u obstaculice formar su convicción, o, dicho de otra manera, cuando concurran las siguientes circunstancias: a) ausencia de "incredibilidad" subjetiva, derivada de un móvil espurio; b) "verosimilitud", corroborada por circunstancias periféricas y c) "persistencia en la incriminación"; ya que de no aceptarse dicha tesis se llegaría a la más absoluta impunidad de imnumerosos ilícitos penales y así, específicamente de los delitos sexuales que, normalmente, se desenvuelven bajo el más absoluto sigilo, en parajes o lugares solitarios, buscados o aprovechados por el agente activo para la realización, o cuando menos, facilitación del delito. Por ello, estos casos deben examinarse con suma atención y cuidado para evitar una posible condena injustificada de quien no tiene medio alguno de demostrar su inocencia, enfrentado, como única prueba acusatoria, a las manifestaciones cambiantes de un niño de temprana edad que puede estar influenciado por su entorno familiar. No se afirma, en absoluto, que éste sea el presente caso, pero sí que concurriendo este factor que puede generar una duda en la credibilidad de las manifestaciones de la menor como única prueba en que se basa la acusación de la parte fiscal para probar la participación del imputado. Por otra parte, se ha vuelto algo frecuente en el ejercicio de la acción penal encontrarnos a los menores de edad en dos condiciones fundamentales como víctima o como testigo del delito. La menor de edad (niña) no es una víctima cualquiera, es una víctima especialmente vulnerable, no solo se enfrenta a las consecuencias que para él y su entorno genera el delito, sino también al hecho de que ha de participar en todas las fases del procedimiento de investigación y enjuiciamiento con los elementos negativos que puede comportar. Junto a los efectos inmediatos del delito puede ver en riesgo su desarrollo psicosocial y afectar a sus capacidades personales de adaptación a largo plazo. Estos efectos se ven incrementados si consideramos que la naturaleza de los delitos en los que se ven implicados como víctimas o como testigos. Como víctimas son entre ellos los abusos sexuales los más graves y también frecuentes en este y en otros tribunales del país. Pero en nuestra sociedad los niños pueden presenciar numerosos delitos, aunque son los delitos graves donde nos encontramos son casos que el único testigo es el niño o la niña. Los abusos sexuales en los menores presentan un perfil definido, resaltando algunos elementos tales como: La autoridad: El agresor suele ser una persona de confianza del menor y generalmente adulto o mayor que él, por lo cual suele disponer de una autoridad moral implícita. El secreto: Una vez el agresor pide al niño víctima no lo comente con nadie a este se le plantea otro dilema, traería consecuencias negativas para él o bien para las personas que le rodean, madre, hermanos, etc. Dos factores agravan el proceso, la dificultad para narrar los hechos, la forma de hacerlo y a quién, puesto que a consecuencia de lo que le sucedió desconfía de los adultos y su propio desarrollo evolutivo a nivel psicológico que le puede impedir entender que está bien y que mal. El testimonio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ, es imprescindible en la investigación de la fiscalía, al mismo tiempo la participación de la menor en el proceso judicial supone un riesgo de victimización secundaria importante. La capacidad del niño como testigo depende el momento evolutivo del mismo y de sus capacidades cognitivas, incluso en nuestro contexto se va considerando valido el testimonio de los niños cada vez mas pequeños, pero la limitaciones de sus capacidades verbales dificultan enormemente la devolución, se producen un aumento de la pérdida de detalles por los errores de omisión, hay una gran dificultad para situar en dimensiones espacio temporales y un incremento de la interferencia de la memoria semántica. Niños entre 6/7 y 10/11 años. Los aspectos cognitivos están más desarrollados, ello permite hablar de las emociones y utilizar a partes iguales la comunicación verbal y no verbal. Cuando llega el juicio oral ya ha pasado mucho tiempo desde los hechos, el niño ya ha realizado un proceso de recuperación o ha quedado con secuelas permanentes. La situación a que será sometido en el juicio, supone un elevado nivel de estrés para el niño, y esto podría afectarle al momento de emitir su declaración, por que ha de recordar hechos dolorosos y que pueden implicar a personas con las que ha esta vinculado emocionalmente. Tiene que presenciar al presunto agresor o sabe de su presencia en la sala. El niño ha de responder a preguntas y en un lenguaje que frecuentemente no entiende. De ello podemos considerar que el análisis de la exactitud y credibilidad del testimonio tiene una especial relevancia, es importante diferenciar entre los conceptos de credibilidad y validez. Credibilidad del testigo o de sus declaraciones es un juicio de valor que establece cada observador, es la exactitud percibida. Un testimonio resulta creíble cuando los afectos, cogniciones y comportamiento del testigo son comprensibles y derivables de la narración del suceso. Dicha credibilidad no implica el testimonio sea válido o exacto, sino depende de variables psicosociales como la atribución de intencionalidad. Validez-Exactitud, Refiere a la idea de como el recuerdo es una representación válida del suceso o la identificación es correcta; la memoria humana tiene errores y olvidos, los testigos menores de edad pueden tener motivaciones personales para mentir. La credibilidad sufre graves riesgos por dos causas; la naturaleza del delito sexual, generalmente entre personas conocidas y sin pruebas "objetivas". Valoradas las pruebas, documental, pericial y testimonial, nos referimos a prueba pericial como es el Reconocimiento Médico Forense que no obstante ser prueba referencial ésta constituye una prueba técnica, practicada por el Dr. OSCAR ANTONIO AYALA GONZALEZ, Médico Forense. Este dictaminó categóricamente que al examinar a nivel del área genital dictaminó que al examinar el área genital de la menor encontró enrojecimiento entre los labios menores y el himen. Además se cuenta con el acta de denuncia de la víctima certificación de la partida de nacimiento de la menor; el Tribunal considera que para este tipo de delitos no es preciso el uso de violencia para su consumación, ya que lo que se castiga son comportamientos de objetivo contenido sexual, teniendo acceso carnal, por lo que para el Tribunal ha quedado plenamente establecida la existencia jurídica del delito. Por ello se establece de forma indudable e inequívoca que el imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA conocido por LITO PASTOR RIVERA, intentó abusar sexualmente de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ, hecho que no se consumara, por la intervención casual del padre de la menor víctima señor REYES HERNANDEZ MELGAR, quien al escuchas los "quejidos" de su hija, regreso al interior de la habitación y encontró al imputado que todavía tenia sujetada a su menor hija, y al verlo la soltó y se subió el pantalón, para luego retirarse de la vivienda. Por tal motivo este Tribunal tiene por acreditada la culpabilidad del acusado en el delito atribuido. El Tribunal considera que si bien es cierto en estos tipos de delitos, nunca se cuenta con mayor números de testigos que presencien los hechos en este caso en particular se debe valorar la forma y credibilidad que merece la declaración de la víctima, pues, en su declaración se expresó, con seguridad y claridad al dirigirse a los hechos y al imputado. Por todo lo anterior este Tribunal, tiene por acreditada la participación delictiva del imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA conocido por LITO PASTOR RIVERA en el delito que se le atribuye; por el cual se le impondrá una pena proporcional al daño causado. DE LA INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA A IMPONER : Estando probada la existencia del delito de VIOLACION EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, y establecida la participación del imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA conocido por LITO PASTOR RIVERA, en calidad de AUTOR DIRECTO, según lo establece el Art. 33 del Código Penal. Sobre la "finalidad de la pena: La referencia del Art. 27 de la Constitución, en el sentido de que "las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reducación y reinserción social", no contiene un derecho fundamental, "sino un mandato del constituyente al legislador para orientar la política penal y penitenciaria, mandato del que no se deriven derechos subjetivos". La pena continúa siendo un castigo (como corresponde a su denominación), descansa en la culpabilidad (entendida jurídicamente), y ha de tener en cuenta las exigencias mínimas de la prevención general. Las penas privativas de libertad previstas en la ley deben también ser impuestas y cumplidas, a salvo los supuestos de remisión condicional, o aún cuando surja la duda acerca de si nuestro sistema penitenciario, por no hablar de otros, sirve en las actuales circunstancias para reinsertar o resocializar, efectivamente, hasta "hacer al interno una persona con la intención y capacidad de vivir respetando la ley penal, así como de subvenir a sus necesidades". Por otra parte el principio de proporcionalidad de la pena no está explicito en la Constitución, aunque forma parte de la idea misma de justicia, que es en definitiva, equilibrio, armonía y proporción, y por ello ha de ser manejado con especial atención, exquisitez y rigor. La justicia es uno de los valores fundamentales del ordenamiento jurídico y la proporcionalidad de las penas forma parte de ella, pero la facultad de establecer la correspondencia entre los hechos y las consecuencias jurídicas es tarea que corresponde al legislador, que los jueces han de respetar en cuanto sometidos al imperio de la ley. Cuando el legislador deja en manos del juzgador un cierto margen de discrecionalidad (por ejemplo, Art. 63 del Código Penal), en la imposición de la pena, éste ajustará la medida exacta de la misma a una idea de proporción en función de la culpabilidad. La determinación exacta de la pena corresponde al Tribunal de Sentencia en el ejercicio de un arbitrio o discrecionalidad y ello porque la labor individualizadora, en tanto que aquel tribunal goza de un conocimiento directo y personal de todo el elenco circunstancial -material y personalcoexistente en el hecho, viene encomendada al mismo, atento siempre a los factores criminológicos y objetivos que han de darle la pauta y servirle de módulo. La "gravedad del hecho" equivale al desvalor de la conducta puesta de manifiesto en la infracción, en su doble consideración de acto personal y de resultado lesivo de un bien jurídico; la personalidad del delincuente representa una apreciación compleja integrada por elementos psicológicos y análisis de su proyección social. En definitiva, las reglas del Art. 63 ofrece carácter mixto, al estar presidida por la fijación de un marco legal intraspasable, y poner luego, en manos del Tribunal, la determinación exacta de la pena, atento a los factores objetivos y subjetivos que se indican, pudiendo inclinarse por la elección del grado mínimo o del medio, precisando a continuación la magnitud penal por que se opta. En el presente delito la pena a imponer debe ser tomada entre la mitad del mínimo y la mitad del máximo establecido en el Art. 159 rel. Art. 24 C. P., es decir, teniendo acreditada la participación del imputado en grado de AUTOR DIRECTO, los Arts. 62, 63 y 68 C. P. determina las reglas a considerar para tomar la pena a imponer. La concreta determinación de las penas por parte del Tribunal sentenciador, dentro de los límites fijados por la ley, constituye una facultad propia del mismo Tribunal, dejando latente la posibilidad de imponer la pena conminada en toda su extensión normativamente a la infracción en los grados mínimo o medio y que tal facultad se ha venido constantemente interpretando por la jurisprudencia, ya que si la elección punitiva depende, según el indicado precepto penal sustantivo, "de la mayor o menor gravedad del hecho y la personalidad del delincuente". No obstante estar plenamente probado la existencia del delito y la culpabilidad del imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, es necesario tomar en consideración las condiciones económicas y sociales del imputado, así como también su nivel de educación y cultura; constituyendo estos factores que no explican los motivos por los cuales el imputado actuara de esa forma. Por lo cual, considerando que hay una lesión efectiva del Bien jurídico, de conformidad a lo establecido en al Art. 159 Rel. Art. 24 del Código Penal, se le impone la pena de SIETE AÑOS DE PRISIÓN por el delito de VIOLACION EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ. Por lo anteriormente expuesto, se considera adecuado y proporcional a la culpabilidad del acusado imponerle dicha pena. POR TANTO: De conformidad a los Arts. 1, 3, 11, 12, 14, 15, 19, 27 y 181 de la Constitución de la República; Arts. 1, 2 y 3 de La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar Y Erradicar la Violencia Contra La Mujer, Art. 1 y 3 de La Convención de Belén Do Pará; Arts. 1, 2, 3, 4, 5, 8, 30, 41, 62, 63, 68 159 del Código Penal; y Arts. 1, 2, 3, 4, 19, 53, 130, 162, del 324 al 352, 356, 357, 358, 359, 361 del Código Procesal Penal; POR UNANIMIDAD DE VOTOS Y EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR, FALLAMOS: Declárase RESPONSABLE al imputado CARLOS RIVERA o CARLOS PASTOR RIVERA, conocido por LITO PASTOR RIVERA, de generales antes mencionadas, procesado por el delito de VIOLACIÓN EN MENOR O INCAPAZ EN GRADO DE TENTATIVA, tipificado y sancionado en el Art. 159 Rel. Art. 24 del Código Penal; en perjuicio de la menor PATRICIA YAMILETH HERNANDEZ CRUZ, de generales antes dichas, representada legalmente por su padre señor REYES HERNANDEZ MELGAR; por el cual deberá cumplir una pena de SIETE AÑOS DE PRISIÓN, en tal razón se les decreta detención formal, debiendo continuar en la detención en que se encuentran. En cuanto a la Acción civil, éste Tribunal Absuelve al imputado de toda Responsabilidad Civil, por no haberse ejercido dicha acción en legal forma. El imputado fue capturado el día veintisiete de Marzo de dos mil ocho, y cumplirá la pena impuesta el día veintisiete de Marzo de dos mil quince; salvo lo determine el Juez Segundo de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena de la ciudad de San Miguel. Una vez firme la Sentencia Definitiva, remítase la Certificación de esta Sentencia, al Juez Segundo de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena de la ciudad de San Miguel, y al Director del Centro Penal de La Unión. Se declara que los Costas Procesales correrán a cargo del Estado. Las partes no hicieron uso de las facultades establecidas en el Art. 421, referente a la protesta de recurrir en Casación. Pase esta Sentencia a la Secretaría de este Tribunal, para los demás efectos de Ley. Oportunamente archívese éste expediente. Eda. 293 / 08 J. F.-