Petróleo en 3D La última tecnología en imagen sísmica permite realizar grandes ecografías del subsuelo y obtener modelos virtuales de su composición. Así se localizan hidrocarburos en lugares hasta ahora impensables, como las profundidades del mar o zonas de geología compleja. Sólo algunas empresas petroleras poseen las herramientas necesarias para lograrlo, en un sector con un ritmo en investigación tan exigente que la tecnología que hoy se desarrolla estará obsoleta en 2 años. Se estima que las aguas profundas y ultraprofundas del golfo de México y del presal brasileño contienen 100.000 millones de barriles de petróleo. Eso sí, bajo miles de metros de agua y gruesas capas de sal. Cada pozo perforado en estas áreas cuesta entre 175 y 200 millones de dólares. Por tanto, obtener las mejores imágenes del subsuelo resulta clave para las empresas petroleras a la hora de calibrar los riesgos. Así nació el proyecto Caleidoscopio, para desarrollar técnicas avanzadas de procesado de estas imágenes sísmicas en condiciones extremas. Caleidoscopio: mirar al subsuelo con el Hubble La exploración submarina y subsalina en busca de hidrocarburos es un reto tecnológico y de ingeniería comparable a los desafíos de la industria aeroespacial. Para explicarlo, Francisco Ortigosa, Director de Geofísica de Repsol, hace una comparación entre la investigación astrofísica y la geofísica: “el cielo es el mismo para todos. Pero uno puede acercarse al cielo con unos prismáticos o aproximarse con el Hubble”. En la exploración geofísica ocurre lo mismo,”la Tierra es igual para todos y depende de con qué herramientas te aproximas para ver el subsuelo”. Para afrontar este desafío, Repsol inició hace 4 años el proyecto Caleidoscopio, centrado en desarrollar la última generación de algoritmos matemáticos y los avances más recientes en supercomputación para obtener imágenes sísmicas de alta resolución, “lo que nos permite ver en el subsuelo en zonas donde antes no se podía”. Los resultados obtenidos permiten a la compañía procesar los datos 15 veces más rápido que la competencia. En el proyecto Caleidoscopio trabaja un equipo multidisciplinar de geofísicos, geólogos, matemáticos y expertos en Sistemas de Información, y es el resultado de la colaboración con empresas privadas como IBM y centros públicos de investigación, como el Centro Nacional de Supercomputación, el CSIC y la Universidad de Stanford (EEUU). Caleidoscopio ha sido reconocido a nivel mundial como uno de los proyectos más innovadores en este campo y las aplicaciones para la industria del petróleo son tecnología propiedad 100% de Repsol. Dirección de Medios de Comunicación [email protected] News 3. Petróleo en 3D Grandes ecografías del interior de la Tierra La exploración basada en la imagen sísmica se centra en obtener imágenes tridimensionales de zonas superficiales de la corteza terrestre. Para explicarlo Ortigosa acude de nuevo a una comparación: “Nosotros hacemos grandes ecografías del interior de la tierra”. Para ello, unos barcos arrastran unos sensores llamados hidrófonos que reciben ondas acústicas generadas por grandes cañones de aire comprimido. Estas ondas sufren reflexiones y refracciones al atravesar los diferentes estratos del subsuelo y sus tiempos de trayecto son registrados. Esos datos se someten a un procesado informático que, empleando complejos algoritmos matemáticos, reconstruye el perfil geológico de esa capa de la corteza terrestre. Las ecuaciones matemáticas capaces de procesar esta información exigían supercomputadores con tal capacidad de cálculo que se pensaba que era irrealizable Pero, mientras que en medicina las ecografías se pueden procesar en tiempo real, una campaña sísmica puede suponer entre 10 y 20 Terabytes de datos y para su procesado es necesario un supercomputador como el que Repsol ha construido en su centro de Houston (EEUU), que tiene una capacidad de cálculo de 128 Teraflops (128 billones de operaciones por segundo), equivalente a 10.000 Pcs. Los algoritmos que se utilizan en imagen sísmica no son universales. Dependen de las condiciones geológicas de cada lugar del mundo y algoritmos válidos, por ejemplo, para la búsqueda de hidrocarburos en el Mar del Norte no son útiles en el presal brasileño. Los expertos emplean años en su estudio y se especializan en las variaciones que presentan en las distintas zonas del planeta. El proyecto Caleidoscopio surgió como respuesta a una dificultad añadida que presentan las aguas del golfo de México: la presencia de gruesas capas de sal, que absorben un alto porcentaje del campo de ondas emitido y hacen muy complejo recomponer la imagen sísmica de estas zonas. Las ecuaciones matemáticas capaces de procesar esa información exigían supercomputadores con tal capacidad de cálculo que se pensaba que era irrealizable. “La gran innovación de Caleidoscopio”, explica Ortigosa, “ha sido investigar simultáneamente tanto en hardware como software. En lugar de buscar aproximaciones en los algoritmos decidimos procesar la imagen completa, sin tomar atajos, para obtener imágenes de alta fidelidad del subsuelo. Y para eso ha sido necesaria una investigación paralela en hardware”. Realidad virtual para buscar petróleo En el desarrollo de esta capacidad de supercomputación han tenido un papel fundamental la empresa IBM y el centro nacional de supercomputación, el Barcelona Supercomputing Center (BSC). Para Francesc Subirada, Director Asociado de esta institución, se trata de ser capaces “de ver en un mundo virtual lo que después consideramos que vamos a poder ver en el mundo real”. Para realizar estos modelados virtuales es necesaria la computación de altas prestaciones: supercomputadores formados por miles de procesadores que trabajan en red y cuya capacidad de cálculo se multiplica porque se pueden pedir ayuda unos a otros para realizar las operaciones. El BSC dispone de uno de los supercomputadores más grandes de Europa, Mare Nostrum, y tener acceso a esta máquina ha sido clave para el desarrollo del proyecto Caleidoscopio. Dirección de Medios de Comunicación [email protected] News 3. Petróleo en 3D “El resto de la industria, que no tiene acceso a tales computadores, tiene que ir probando lo que van construyendo con pequeños conjuntos de datos,”, afirma Ortigosa. “Nosotros, en cambio, podemos procesar grandes volúmenes de datos reales y ver con mucha rapidez la calidad de los algoritmos que estamos generando”. La colaboración entre Repsol y el BSC se remonta al año 2007 y ha sido recientemente ampliada con la creación de un centro de investigación conjunto en Barcelona. En este esfuerzo por reconstruir el subsuelo de manera virtual, los investigadores de Caleidoscopio encontraron un aliado inesperado. Un chip creado para una videoconsola, la Playstation 3, podía utilizarse en aplicaciones de imagen sísmica. “Estos chips”, continúa Ortigosa,”están pensados para modelizar fenómenos físicos y que parezcan reales. Para ello tienen una capacidad de cómputo enorme”. Tras un complejo proceso de reprogramación, se consiguió construir un superordenador basado en esos chips en el centro de Repsol en Houston. Pero la investigación en este campo avanza va tan rápido que hoy, solo tres años del hallazgo, ese supercomputador ya estaba obsoleto y acaba de ser reemplazado por otro más potente que trabaja con aceleradores de vídeo. Para conseguir modelados virtuales del subsuelo con mayor calidad se necesitarían máquinas un millón de veces superiores a las actuales Supercomputadores del futuro Con los conocimientos matemáticos actuales se podrían conseguir modelados virtuales del subsuelo de mayor calidad, pero el tratamiento de la imagen sísmica exige tal capacidad de supercomputación que para procesarlos “se necesitarían máquinas un millón de veces superiores a las actuales”, resume Francesc Subirada. Los progresos continuos en las tecnologías de la información anticipan ese futuro y “en el año 2020 probablemente tendremos supercomputadores que serán 10.000 veces Mare Nostrum”. El reto está también en construir supercomputadores sostenibles. “Ahora mismo se podría fabricar un ordenador de un Petaflop (mil billones de operaciones por segundo) a partir de procesadores normales. El problema es que, al lado, habría que hacer una central térmica para alimentarlo y, sobre todo, para enfriarlo”, explica Ortigosa. En una industria como la petrolera en el que un 25% de probabilidad de éxito en las perforaciones se considera elevado, cualquier avance en este campo es decisivo: “Un proyecto de imagen sísmica dura en la actualidad de 6 a 8 meses. Si consiguiéramos aumentar la supercomputación para hacerlo en uno, el avance sería tremendo. Y ahí estamos” concluye Francisco Ortigosa. Dirección de Medios de Comunicación [email protected] News 3. Petróleo en 3D