Daniel Goleman, autor de “La Inteligencia Emocional”. “El Éxito no tiene relación con la felicidad”. Diario El Mercurio, 27 de noviembre de 2012. Revista YA. Acaba de publicar “El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos”, en que profundiza sus teorías aplicadas al liderazgo y a la vida cotidiana. De paso por Argentina, el escritor superventas asegura que la comunicación cara a cara “está comenzando a desaparecer”. Por Francia Hernández, desde Buenos Aires. El psicólogo Daniel Goleman inauguró un nuevo escenario para las empresas y la cultura laboral, cuando, en 1995, publicó su libro "La inteligencia emocional". En ese bestseller, traducido a 30 idiomas y del cual se vendieron más de 5 millones de ejemplares en el mundo, el autor estadounidense volcó investigaciones que demostraban que las personas más competentes en el trabajo -desde el cargo más modesto hasta los altos directivos- no están determinadas sólo por el cociente intelectual. Luego de haber estudiado el funcionamiento de más de 500 organizaciones, Goleman concluyó que las capacidades más importantes en el entorno laboral (y, de paso, en la vida) son, entre otras: la autoconciencia, la auto-motivación, el autocontrol de los impulsos, la autorregulación de los estados de ánimo, la empatía y la confianza en los demás, así como la perseverancia en el empeño, a pesar de las frustraciones. Todas ellas, herramientas de la inteligencia emocional que, en suma, no es otra cosa que "la habilidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos, y la aptitud para manejarlos". Acaba de lanzarse en Argentina su libro "El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos" (Ediciones B), que llegará a las librerías chilenas a fines de este año, y en el que Goleman reúne los hallazgos más recientes de la exploración cerebral. Los temas que abarca van desde la creatividad y el rendimiento óptimo a la conexión entre dos cerebros, en el área del liderazgo. Al mismo tiempo, brinda ejemplos prácticos para aplicar la inteligencia emocional en la vida cotidiana. Pero lo que trajo a Goleman recientemente a la capital trasandina fue otro asunto: FeVida 2012, el primer megaencuentro de espiritualidad de Latinoamérica, al que también asistieron conferencistas como el gurú indio Ravi Shankar. En el evento -cuestionado por el millonario gasto que representó para el gobierno de la ciudad-, Goleman dio una charla sobre la importancia de las emociones, así como de la empatía y la compasión. A la salida, un enjambre de admiradores (sobre todo, adolescentes) hicieron fila para que este orador canoso, bajito y afable, les firmara ejemplares de su famoso libro. Interesado en la convergencia entre la neurociencia y la espiritualidad oriental, Goleman -ex redactor científico del New York Times y de la revista Psychology Today-, comulga, desde hace décadas, con el pensamiento budista, con el que tomó contacto por primera vez en los años 70, cuando terminaba de cursar la universidad en Harvard. Éste describe cómo funciona la mente y los estados de sufrimiento que provoca, así como las técnicas para ponerles fin, especialmente, la meditación. Ocurre que los budistas han explorado en detalle y con una precisión que casi alcanza el rigor científico la estructura de "la cabeza" humana, hasta el punto de elaborar un catálogo de "aflicciones mentales" (que superarían las 80 mil). El ranking de las cinco principales lo conforman: el odio, el deseo, la confusión, el orgullo y los celos. Sentimientos igualmente reconocibles en los estados mentales de la cultura occidental. La aparente paz mental de la que disfrutan los monjes budistas (quienes mediante su práctica espiritual logran la transformación interior una vez que son capaces de superar sus aflicciones), ha atraído a científicos occidentales con la esperanza de arrojar más luz sobre la llamada neurobiología de las emociones y trazar nuevos caminos hacia la salud mental. Goleman es parte de esa "movida". De hecho, antes del fenómeno literario en que se convirtió "La inteligencia emocional", publicó, entre otros libros, "El punto ciego" (1985) y "La mente meditativa" (1977). Posteriormente, editó "Emociones destructivas: cómo entenderlas y superarlas" (2003), donde narraba un encuentro que sostuvieron durante cinco días, científicos cognitivos (él y el fallecido biólogo chileno Francisco Varela incluidos) con eruditos budistas y el Dalai Lama, el año 2000, en Dharamsala, India. EMOCIONES Y COMUNICACIÓN EN EL SIGLO XXI Goleman incorpora la mirada del budismo sobre la naturaleza humana y las emociones en su trabajo. "Como dice el Dalai Lama, tanto el budismo como la ciencia están buscando comprender la realidad, hasta el extremo que las investigaciones científicas no amenazan los sistemas de creencias de las personas, cualquier religión y la ciencia pueden cooperar y útilmente intercambiar información. De hecho, ya existe un diálogo robusto entre el budismo y la ciencia, a través del Instituto Mind and Life, del cual soy miembro directivo y que ha divulgado los pensamientos del Dalai Lama, desde 1987", explica. La asociación no es casual, ya que el concepto de "Inteligencia emocional" subraya el papel preponderante que juegan las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona, cuando ésta se enfrenta a momentos difíciles como peligros, pérdidas dolorosas o conflictos con un compañero de trabajo. En tales situaciones, a una emoción le sigue una acción. Y el repertorio emocional de la persona y su forma de actuar influirán decisivamente en el éxito o fracaso que obtenga en las tareas que realice. A pesar de que el cerebro aún continúa siendo un territorio insondable, y el ser humano esté lejos de comprender todos sus alcances, los conocimientos sobre su funcionamiento se han duplicado en los últimos años. Y los neurocientíficos han establecido las bases neuronales de estados como la felicidad, la gratitud, la compasión y el amor. Según Goleman, la corteza pre-frontal izquierda del cerebro está asociada con emociones más positivas. Una gran activación en el área indicaría un estado de bienestar. Pero, además, esta zona ejercería control sobre las emociones negativas. De modo que si una persona "frena" una emoción negativa, inmediatamente "obtiene" más de lo positivo. "Cuando hay dos personas, hay dos cerebros que interactúan, están conectados mediante un puente invisible que son las emociones", dice Goleman. "Si dos desconocidos están en silencio en una sala, por dos minutos, y luego uno pregunta cómo te sientes, como se hizo en un experimento, la persona más expresiva envía signos de emociones al responder. Y esto es clave, porque el feedback es importante. No importa lo que hagamos, siempre nos estamos sintiendo bien o mal. Mejor o peor. Y la gente que se aleja de respuestas negativas se siente bien... La parte feliz del cerebro se puede ejercitar, pensando en algo que nos haga sentir bien o practicando la meditación", agrega. En la comunicación con otra persona la conexión es esencial, enfatiza Goleman, "no sólo de la mente sino del cuerpo. Hay tres ingredientes: el estar presente para el otro (poner atención), la sincronía del cuerpo (o sea, el lenguaje no verbal) y la empatía (el sentir con el otro, y la sensación de bienestar que esto provoca, porque al sintonizar con él le comunicamos que nos importa)". En ese sentido, la tecnología atenta contra la comunicación efectiva, porque según el psicólogo, "hay un problema de la parte social del cerebro con internet. No posee la riqueza que provee una persona presente en el momento: ni los signos visuales, ni el tono de voz, ni la intención. Por e-mail, no hay señas de la parte social del cerebro de la otra persona, que es lo que emerge cara a cara. Por ejemplo, la expresión de si está molesto", indica. "En Estados Unidos, la gente le escribe un correo a una persona que está en el escritorio de al lado, en la misma oficina. Un artículo de la Harvard Business Review se refiere a esto. Dice que el 'human moment' (el momento humano), o sea, el encuentro que sólo puede ocurrir cuando dos personas comparten el mismo espacio físico y en que también están presentes su atención emocional e intelectual, está en peligro... Creo que es algo que está comenzando a desaparecer de la vida moderna y que tal vez estamos a punto de descubrir: el poder destructivo de su ausencia", sostiene. Y agrega, con ironía: "Hay una nueva palabra acuñada en inglés para el momento en que alguien contesta su celular y su interlocutor deja de existir. El nombre es pizzled, una mezcla entre puzzled (desconcertado) y pissedoff (cabreado). En realidad, todo lo que hay que hacer para terminar con eso, es apagar la BlackBerry, cerrar la laptop y prestar atención completa a la otra persona". A propósito, ¿cuál es la importancia de la Inteligencia emociona! en este siglo? ¿Y qué aspectos se volverán más significativos en el futuro? A medida que las tecnologías nos llevan a pasar más tiempo en las comunicaciones virtuales, o solos frente a la pantalla, estaremos cada vez en menos contacto directo con la gente, en nuestras vidas. Esto creará un déficit en capacidades humanas como la empatia. Así que la inteligencia emocional que incluye auto-conciencia, autocontrol, empatia y destrezas sociales- se volverá cada vez más importante. Esto será especialmente así para las generaciones futuras de niños, que no aprendieron la empatía de la forma que se hizo en el pasado. Por ello pienso que las escuelas necesitarán enseñar inteligencia emocional, junto con el resto de las materias. Las emociones son parte de lo que somos, aunque algunas son más destructivas. ¿Cuál es su impacto en nuestro cerebro y nuestra salud? ¿Cómo podemos lidiar con ellas y convertirlas en algo positivo? Las emociones se vuelven destructivas cuando son dañinas para nosotros o para otros. Sobre todo, las emociones negativas como rabia, ansiedad y depresión, todas las cuales crean cambios en nuestros cerebros e, incluso, si es por períodos extendidos, pueden ser biológicamente tóxicas. Por otro lado, existen muchos métodos para ayudarnos a cambiar desde esta zona emocional negativa a otra. Psicoterapia y medicaciones efectivas pueden hacer esto. La meditación consciente combinada con la terapia cognitiva es una herramienta ponderosa para esto. Mi esposa, Tara Bennett-Goleman, escribió un libro acerca del tema: "Emotional Alchemy". De acuerdo con la inteligencia emocional, ¿cómo sería una persona "exitosa"? El éxito económico no tiene relación con la felicidad (excepto porque saca a la gente de la pobreza, lo cual sí tiene una alta correlación con la felicidad). Tenemos que distinguir entre la riqueza y el tener una vida satisfactoria. Son el tener bienestar interior, un punto de vista positivo y relaciones afectuosas, los caminos más fiables hacia una vida plena. Yo llamaría a eso "éxito". La inteligencia emocional es una receta para este tipo de vida. La idea de la inteligencia emocional fue rápidamente aceptada por las empresas, pero parte de su libro se centra en la educación. ¿Se enseñan destrezas como autoconciencia, autorregulación y empatía en escuelas de Estados Unidos? Más y más escuelas en EE.UU y en muchos otros países, también les están enseñando a los niños destrezas de la inteligencia emocional. El término que se usa para llamar a esos programas es SEL o "social/emotional learning” (aprendizaje social-emocional). Los programas están diseñados para encajar en la malla curricular académica, y enseñar estas destrezas de tal manera que se ajusten a la comprensión de los chicos desde que ingresan a la educación preescolar hasta que están listos para ir a la universidad. Un estudio reciente comparó 270 mil estudiantes -la mitad con SEL, y la otra mitad sin- y halló que éste aumentó en un 10°/ sus hábitos de socialización -por ejemplo, comportándose en clase-, disminuyó conductas antisociales (violencia, molestar en clases) en 10%; y levantó los registros de las metas académicas en un 11%. Los impactos son mayores donde los niños tienen mayores problemas. Hay una tendencia de libros de autoayuda que insisten en que creamos nuestra realidad a través de los pensamientos positivos o de la visualización. ¿Qué piensa usted? Los pensamientos positivos y las visualizaciones tienen beneficios positivos a nivel emocional, y ayudan a crear una mirada positiva frente al mundo. A su vez, estos últimos tienen un rango de buenos efectos para la salud, las relaciones, la motivación y el humor. Pero no creo que estos métodos tengan poderes mágicos para cambiar la realidad de nuestras vidas. No obstante, pueden cambiar la forma en que respondemos a esas realidades... Y eso ya es mágico en sí mismo. Si tuviera que elegir una destreza para que una persona pueda ser feliz, ¿cuál sería? Inteligencia emocional... YA