22 | 25 de abril de 2005 PASAJE CULTURAL Del amor y otras desgracias Mauricio Ferrer [email protected] ¡Ah… el amor! En “Nocturno a Rosario”, el poeta mexicano Manuel Acuña (1849-1873), considerado un autor romántico, expresó: “¡Pues bien! Yo necesito decirte que te quiero / decirte que te adoro / con todo el corazón”… Raimundo Lazo, en su libro El romanticismo: la romántica en la lírica hispanoamericana del siglo XVI a 1970 (Porrúa, 1992), afirma que en esta corriente “las sensaciones se enriquecen multiplicándose, ahondándose, agudizándose; las instituciones brotan como de una fuente de renovada potencia; la captación de matices sube de valor como importancia de sus funciones estéticas. Y todo esto, excitando la imaginación creadora de las realidades de la fantasía”. Laura Ibarra, investigadora del Departamento de Estudios Europeos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades y autora del libro Sociología del romanticismo iberoamericano, editado por la UdeG, cita en su obra a Juana de Ontañón: “la postura romántica se caracteriza ante todo por pretender asumir una libertad absoluta: libertad en las creencias, en las expresiones literarias, en los comportamientos sociales, actitud, que desde luego, se enfrenta a las convenciones sociales y a todas las instituciones establecidas. Romanticismo significa rebeldía contra las reglas, libertad como inspiración para todo”. En entrevista, Ibarra explica que en su investigación pretende definir al romanticismo como una actitud ante la vida. “En el periodo en el que surgen los románticos hubo una ruptura entre el antiguo mundo rural y el nuevo mundo urbano que surgía”. Románticamente México Fue en España donde surge este movimiento. Toma como fecha de inicio el estreno de la obra Don Álvaro o la fuerza del sino,, del Duque de Rivas (1826) y concluye, de acuerdo con varios autores, con la publicación de novelas de Benito Pérez Galdós y el surgimiento de la generación del ‘98. En México aparece hacia el siglo XIX y persiste hasta después de 1910. El movimiento acogió en especial a la literatura, aunque también propició la creación de escuelas como la Academia de San Juan de Letrán, en la capital, y el Liceo de Hidalgo, en Guadalajara, instituciones que realizaron actividades hasta 1850. Los elementos que utiliza el romanticismo son contrarios a lo establecido. Favorece temas como los anhelos de libertad e individualidad, evidentes en una rebeldía contra las estructuras establecidas. El amor es punta de lanza en esta corriente. Predomina un tono emotivo, que suele caer en lo cursi y exagerado, aunque en el caso de México hubo ocasiones que favoreció el patriotismo y la soberanía nacional. Pinta paisajes naturales y el medio rural. Los personajes por lo regular son marginales, piratas, rebeldes, prostitutas, y en ocasiones seres fantásticos. Entre los principales exponentes del romanticismo mexicano, destacan: Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Galván, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Salvador Díaz Mirón, Guillermo Prieto y Manuel Acuña, por enumerar un puñado. Una explicación que no explica nada De acuerdo con Laura Ibarra, los románticos no entran al mundo rural, pero tampoco se enganchan en el mundo urbano burgués, lo que trajo una serie de consecuencias. “En el mundo rural la vida está llena de sentido, no así en el urbano convencional, que trata de buscarle un sentido a la vida”. Ibarra añade que el romanticismo se “inscribe en un proceso de secularización en que el mundo deja de ser explicado por los dioses o divinidades, pero tampoco lo explican las cuestiones científicas”. El sujeto sustituye lo divino, para establecerse él mismo ahí y llenar la existencia a partir de su propio yo. La creación individual llega a ser el punto más álgido de apreciación de la vida. Otro elemento es la sobrevaloración del amor. “El romántico deposita toda su confianza en que el amor llenará este hueco del sentido de la vida, pero este nunca podrá satisfacer tan grande expectativa”. De ahí la frustración, el desengaño amoroso y otros tópicos afines, que ejemplifica bien el caso de Acuña, apasionado de Rosario de la Peña, causa de su frustración amorosa y motivo por el que el poeta ingirió cianuro de potasio para dejar este mundo. Al igual que en otras etapas de la vida, el romanticismo “es una especie de irrupción momentánea, una actitud que probablemente pertenezca a nuestra biografía y a nuestra historia”. El romanticismo sigue presente: el niño de secundaria deshoja una margarita, el esposo regala flores a su pareja, el adolescente lleva serenata a su novia. En contrapartida tenemos engaños, infidelidades, la no correspondencia amorosa, que al fin y al cabo, como dijo la investigadora, “nadie se muere de amor”.■ Impulsarán el cortometraje Ricardo Ibarra Con el propósito de impulsar la industria cinematográfica y allegar recursos a los realizadores para que levanten sus proyectos fílmicos, la Dirección de producción audiovisual (Dipa), de la Universidad de Guadalajara, convoca a los cineastas de Jalisco a participar en el primer Concurso de producción de cortometrajes. Los proyectos deben tener como tema la migración a Estados Unidos y tendrán que ser filmados en territorio jalisciense. “Hay muchos guiones escritos con temáticas diversas, y que buscan la oportunidad para realizarlos, sin embargo, en este caso, al limitar el tema se busca inducir a los cineastas a pensar en una historia que tenga relación con el entorno jalisciense”, indicó Alcira Valdivia, directora de la Dipa. A decir de Isabel Fregoso, jefa de la Unidad de cine, de la Dipa, el tópico de este concurso es de importancia por la cantidad de personas que migran al país del norte en busca de mejores oportunidades de trabajo. “Quién no tiene o conoce gente que tuvo que irse de México a Estados Unidos”. Sobre la convocatoria, Isabel Fregoso comentó que un comité evaluador seleccionará los dos mejores trabajos, los cuales serán producidos al finalizar el año y de ser posible, los estrenarán en el Festival internacional de cine en Guadalajara 2006. No obstante, agregó, el número de cortometrajes a filmar dependerá de los recursos y casas de producción que se integren al concurso en lo que resta del año. La jefa de la Unidad de cine destacó que la Universidad ha apoyado la producción cinematográfica desde hace más de 15 años, periodo en el que han filmado 30 películas, entre éstas Cronos, de Guillermo del Toro. Fregoso comentó que el género del cortometraje no es valorado, visto ni promovido y el público no lo conoce, aun cuando muchos hayan recibido reconocimientos, como El viejo viejo, de Paola Chaurand, corto ganador en la pasada edición del Festival internacional de cine en Guadalajara. La convocatoria está abierta y finaliza el 27 de mayo, a las 13:00 horas. Las propuestas podrán entrar en el género de la ficción o el documental, pero no deberán exceder los 12 minutos. Más informes en el teléfono 33 38 33 85.■