Nutrientes para un futuro sostenible

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Año XIII # 155 / Julio 2015
ISSN: 2362-5287
AÑO INTERNACIONAL DE LOS SUELOS
Nutrientes para un futuro sostenible
Mientras la demanda mundial de alimentos aumenta, el manejo sustentable de los suelos es uno de los principales desafíos. Una mayor producción de
granos está ligada al incremento en el consumo de nutrientes. En el Año Internacional de los Suelos, declarado por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), el INTA prioriza alternativas para resguardar un recurso fundamental para la seguridad alimentaria.
RECICLADO DE NUTRIENTES
Residuos de olivo contra la degradación del suelo
El INTA San Juan trabaja en la reincorporación del alperujo –desecho de la producción olivícola– al cultivo. El manejo adecuado lo convierte en un insumo
estratégico debido a que incrementa la concentración de nutrientes y los niveles de materia orgánica hasta en un 83 %.
En San Juan, los suelos en los que se desarrolla la
actividad olivícola se caracterizan por ser susceptibles
a procesos de degradación y por sus bajos índices de
materia orgánica. La incorporación del residuo de su
procesamiento industrial –conocido como alperujo–
en la superficie implantada con este cultivo, incrementa la concentración de nutrientes y los niveles de
materia orgánica hasta en un 83 %. Además, mejora
la presencia de microorganismos benéficos para
resguardar un recurso, que no es renovable.
En esa provincia, las plantas elaboradoras de aceite
de oliva procesan, en cada campaña, entre 40 y 60
mil toneladas de aceitunas. Cada 100 kilos del fruto
molido, se obtienen 15 de aceite y 85 de alperujo, un
residuo semisólido que, por su alto costo de manejo
y disposición final, se elimina o reutiliza para aplicar
al suelo.
Por el rol esencial de los agroecosistemas en la provisión de alimento, forraje y bioenergía, desde el
Programa Nacional de Suelos, el instituto evalúa la
potencialidad del uso de residuos agroindustriales
para la recuperación de suelos degradados y como
fuente de nutrientes para los cultivos.
En cuanto al alperujo, algunos antecedentes sugerían
que su aplicación directa representaba una alternativa
ecológica para aumentar los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad. Sin
embargo, y a pesar de ser una práctica muy difundida
en la región, Pablo Monetta, investigador del INTA
San Juan, destacó que no existían datos locales de los
efectos de estos desechos sobre el suelo, ni normativas
o recomendaciones con respecto a la forma y dosis de
aplicación, al manejo posterior del suelo enmendado o
al tipo de cultivo en el cual podrían ser aplicados.
Un ensayo del INTA San Juan, realizado en suelo
franco arenoso, con olivares de diez años y riego por
goteo, determinó que la aplicación controlada incrementó los niveles de materia orgánica en un 83 % y
la concentración de nutrientes, como nitrógeno en
78 %, fósforo en 70 % y, principalmente, potasio en
124 %, todos elementos movilizados mediante el
agua de riego.
“Trabajamos en la reutilización de este residuo ya que
representa una alternativa ecológica que, además,
incrementa los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo, sin afectar su calidad”, expresó Monetta.
La aplicación controlada de
alperujo incrementó los niveles
de materia orgánica en un 83 % y
la concentración de nutrientes,
como el nitrógeno en 78 %, el fósforo
en 70 % y el potasio en 124 %.
“Aplicamos 40 tn/ha de alperujo, en forma superficial
sin posterior incorporación al suelo, para que los resultados obtenidos sean comparables”, afirmó.
Asimismo, el especialista expresó que además del
incremento observado con los nutrientes del suelo
“aumentó el contenido total de microorganismos y la
actividad de enzimas asociadas a los ciclos de carbono, nitrógeno y fosforo”.
Con relación a los efectos sobre el cultivo, Monetta
destacó: “Observamos ligeros incrementos de nutrientes foliares, mayor crecimiento vegetativo y no
existieron cambios en parámetros reproductivos”.
A partir de estos resultados, el INTA junto con la
Secretaría de Ambiente de San Juan, realizan acciones con el fin de generar una normativa para reglamentar la aplicación controlada de alperujo para el
desarrollo sustentable de la olivicultura regional.
PRODUCCIÓN SUSTENTABLE
Nutrientes, para cuidar el suelo y mejorar el rendimiento
En el Año Internacional de los Suelos, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el INTA prioriza alternativas para preservar un recurso fundamental en la
producción de alimentos. Uno de los principales desafíos es evitar el agotamiento de los nutrientes y la disminución de la materia orgánica. ¿Cómo mejorar el contenido de
carbono, la estabilidad estructural y proteger al suelo de la erosión?
Mientras la demanda mundial de alimentos aumenta, el manejo sustentable de los suelos es uno de los
mayores desafíos del nuevo siglo. En el planeta, cerca
de 2.000 millones de hectáreas están deterioradas en
forma irreversible, y de las 1.700 millones restantes,
el 60 % posee procesos degradatarios que afectan,
por año, entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierra
productiva.
En la Argentina, la caída de los niveles de materia
orgánica (MO) y el balance negativo de nutrientes son
dos de los problemas más relevantes que sufren los
suelos, sobre todo si se tiene en cuenta que “para 2030
la producción agropecuaria y forestal busca alcanzar
los 247 millones de toneladas”, señaló Adrián Andriulo, coordinador del Programa Nacional de Suelos del
INTA. “En nuestro país, alrededor de 15 millones de
hectáreas se encuentran con niveles deficientes de
fósforo (P) y 12 millones de zinc (Zn)”, dijo.
LA FÓRMULA PARA LA SOJA
La planta de soja es gran consumidora de nitrógeno (N),
fósforo (P), potasio (K) y azufre (S), de los cuales sólo el N
puede ser provisto, en parte, desde el aire mediante la
fijación biológica (FBN). Fernando Salvagiotti, investigador del INTA Oliveros –Santa Fe–, indicó que “estudios
realizados en la región sojera argentina mostraron que un
60 % de las necesidades de N del cultivo es provisto por
esta vía”.
En la Argentina, la caída de los niveles
de materia orgánica y el balance
negativo de nutrientes constituyen
dos de los problemas de degradación
de suelos más relevantes.
“Una mayor producción de granos estará ineludiblemente ligada a un aumento en el consumo de nutrientes, entonces, un adecuado diagnóstico de su
disponibilidad resulta fundamental”, dijo Andriulo.
Para producir una tonelada de granos se necesitan alrededor de 80 kg de N. Los demás nutrientes son tomados del
suelo y si faltaran, deben aplicarse. De lo contrario, se pierden toneladas de granos, harina o aceite.
Revertir la disminución de los contenidos de MO y de
nutrientes de los suelos de la región pampeana, requiere aumentar los niveles de carbono y las dosis de
fertilización.
El manejo del cultivo debe optimizar el aporte de N,
principalmente inoculando con cepas de alta efectividad y
utilizando productos de calidad en cuanto al número de
bacterias y a las condiciones de conservación.
Andriulo: “Para lograr la mayor
eficiencia de uso de los nutrientes
es imprescindible realizar un correcto
diagnóstico de la disponibilidad”.
Además de la fertilización, es importante incorporar cultivos que aporten residuos –gramíneas–, también con una
adecuada nutrición. “Los resultados determinaron que
cultivos de soja que tuvieron como antecesor alguna
gramínea, pueden incrementar el rendimiento entre 200
y 500 kg/ha”, aseguró Salvagiotti.
La inclusión de cultivos de cobertura –como avena
sativa y vicia sativa o villosa– es una alternativa para
mejorar las propiedades físicas del suelo, equilibrar el
balance de carbono e incrementar significativamente
la fertilidad.
De acuerdo con el especialista, “para lograr la mayor
eficiencia en el uso de los nutrientes es imprescindible realizar un correcto diagnóstico de la disponibilidad y minimizar otros factores que condicionan el
rendimiento”.
Al planificar su manejo, se deben tener en cuenta los
efectos directos en el cultivo actual y su disponibilidad
para los que continúan en la secuencia. Al aplicar altas
dosis de P en un cultivo de la rotación, se pueden encontrar efectos residuales en los siguientes.
El P Bray es un indicador confiable para detectar sitios con
probabilidad de respuesta a la concentración de ese
nutriente en suelo –0 a 20 cm de profundidad–. Mide el
tamaño de algunas fracciones inorgánicas de P relacionadas con la nutrición fosforada. “Suelos con concentraciones por debajo de 18 mg/kg pueden ser deficientes para la
mayoría de los cultivos”, dijo.
En el caso del S, “las mayores probabilidades de respuesta
se dieron en lotes con mayor degradación física, larga
historia agrícola sin uso de fertilizantes y bajos contenido
de MO”, explicó el investigador.
TRIGO Y MAÍZ EN EL SUDESTE
BONAERENSE
El diagnóstico de la disponibilidad de N para la producción de cereales en la región pampeana se basa en la
determinación de formas inorgánicas del N –nitratos–
en el suelo en presiembra –0 a 60 cm de profundidad–.
En general, no se contempla el aporte de la fracción
orgánica a través del proceso de mineralización, el cual
puede cubrir entre el 40 y el 70 % de los requerimientos.
Una investigación del INTA Balcarce –Buenos Aires– en
el sudeste provincial y otros sitios de la región pampeana, determinó que el uso de un índice de mineralización
(Nan) permite cuantificar el aporte de N por ese proceso.
Hernán Sainz Rozas, especialista de esa unidad del
INTA, aseguró que “con el agregado de N, el trigo logró
un rinde promedio de más de 6.000 kg/ha, en comparación con los 5.000 kg/ha que se obtuvo sin el agregado
de este nutriente, mientras que en maíz se determinaron respuestas en rendimiento de 200 a 4.200 kg/ha”.
En ambos cultivos, “la incorporación del Nan al análisis
de nitratos permitió mejorar el diagnóstico de la disponibilidad de N y se logró un mejor ajuste de las dosis en
los distintos lotes”, dijo.
En esa región, se evaluaron distintas herramientas que
cuantifican su disponibilidad en trigo, mediante la
intensidad del color verde de las hojas –clorofilómetro–
y de la cobertura del cultivo –sensores remotos– en
estadíos avanzados del ciclo. “Con el uso de estas tecnologías y la aplicación de N se pudo ahorrar alrededor de
40 a 50 kg de N/ha, lo que representa de 87 a 109 kg de
urea por ha”, aseguró Sainz Rozas. También destacó que
“se obtuvieron granos con mejor calidad panadera, en
comparación con las fertilizaciones realizadas al
momento de la siembra”.
El P puede incrementar los rendimientos en maíz, trigo
y soja y aprovechar mejor el agua. Según el investigador,
"los suelos de la región permiten aplicar P a más de un
cultivo”, lo cual significa que reconstruye la disponibilidad del nutriente, incluso para el siguiente cultivo.
La respuesta al agregado de S en trigo y maíz fue de 150
a 1.000 kg/ha y puede predecirse con exactitud a partir
del uso de indicadores de planta, “dado que hasta el
momento los análisis de suelo son poco precisos”.
En cuanto al Zn, el rendimiento en maíz varió de 305 a
1.990 kg/ha, y “es de utilidad un análisis de suelo para
separar aquel con deficiencia o suficiencia de ese nutriente”, afirmó Sainz Rozas.
Además de la fertilización, es
importante incorporar cultivos que
aporten residuos –gramíneas–,
también con una adecuada nutrición.
GIRASOL Y VERDEOS DE INVIERNO
En ambientes semiáridos, el rendimiento del girasol
depende de la disponibilidad de agua, el cultivo antecesor, la longitud del barbecho y los cultivos de cobertura.
Para Alberto Quiroga, especialista del INTA Anguil –La
Pampa–, cuando el agua no condiciona su desarrollo,
existe relación entre el rendimiento, la MO y la textura
del suelo.
“En un suelo con 1,35 % de MO y un contenido de arcilla
más limo igual o mayor al 30 % existe una alta probabilidad de respuesta a la fertilización nitrogenada y también
a fósforo, cuando los contenidos son inferiores a 10
mg/kg”, ejemplificó.
En estas condiciones, la aplicación de 40 a 80 kg de
N/ha y de 10 a 20 de P, aseguran un adecuado desarrollo del cultivo e incrementos en el rendimiento de grano
y aceite.
En el oeste de Buenos Aires y este de La Pampa, en los
últimos 15 años, los sistemas mixtos de producción
experimentaron grandes cambios en las secuencias de
los cultivos. La mayor proporción de los de verano
condiciona la productividad de los verdeos de invierno,
por las siembras más tardías y por la menor disponibilidad de agua y N.
De acuerdo con Quiroga, en una red de 42 ensayos con
la aplicación de 80 kg de N por ha, se obtuvieron
respuestas de hasta 1.000 kg/ha de materia seca de
centeno. Y cuando al N se le sumaron 20 kg de P/ha la
respuesta fue aún mayor, rindió 500 kg más.
“Estos datos muestran una mejor respuesta del nitrógeno cuando hay una adecuada disponibilidad de fósforo”,
expresó Quiroga, para quien “esto, además, permitió
incrementos significativos en la eficiencia de uso del
agua, variable clave en la región semiárida”.
Suelos sanos
para un mundo
sin hambre
Por Benjamín Kiersch
Oficial de Recursos Naturales y
Tenencia de Tierra de la FAO
Los suelos son fundamentales para el desarrollo
humano. Nos sostienen, son la base de nuestra
producción alimentaria, de ellos extraemos minerales
y gracias a ellos podemos producir flores, fibras,
combustibles y productos medicinales. El 95 % de los
alimentos que consumimos se producen directa o
indirectamente en los suelos. Estos albergan una
cuarta parte de la biodiversidad del planeta, y
desempeñan valiosas funciones ecosistémicas:
sostienen la cubierta vegetal del planeta, regulan el
escurrimiento del agua, son el hábitat para diversas
especies y almacenan carbono orgánico.
Muchas veces olvidamos que el suelo es un recurso
frágil y vulnerable, y que debemos preocuparnos de
su protección y uso responsable. Para producir
alimentos saludables y nutritivos, necesitamos que
sean suelos sanos. Los alimentos cultivados en
suelos pobres en micronutrientes pueden contribuir
a la malnutrición humana. Por otro lado, suelos
contaminados pueden traspasar elementos nocivos
a los alimentos, como metales pesados y residuos
de pesticidas. Los procesos de degradación del
suelo muchas veces afectan a los medios de vida y
la seguridad alimentaria de los más pobres que
vivien en sectores rurales marginales.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró
el 2015 como el Año Internacional de los Suelos, con
el objetivo principal de aumentar la concientización y
la comprensión de su importancia para la seguridad
alimentaria y las funciones ecosistémicas esenciales.
Para garantizar suelos saludables para un mundo que
goce de seguridad alimentaria y ecosistemas sanos,
se creó la Alianza Mundial por el Suelo, un foro
interactivo y voluntario abierto a gobiernos y otros
actores interesados en su protección, con el fin de
mejorar la gobernanza del suelo, en consonancia con
el derecho soberano de cada Estado sobre sus
recursos naturales. La Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO),
lidera la Secretaría de esta alianza y apoya su trabajo
mediante alianzas regionales conformadas por
representantes de gobiernos, academia, la sociedad
civil y otros actores.
En marzo de este año se creó la Alianza Sudamericana por el Suelo, la cual trabaja activamente en
medidas nacionales y regionales para cuidar este
limitado recurso. Los productos agrícolas que
producen y exportan los países de América Latina
alimentan a millones de personas en todo el mundo.
Nuestra región alberga una enorme biodiversidad y
una variedad enorme de suelos. Invertir en prácticas
que frenan la degradación del suelo y la erosión,
fortalecer nuestros marcos legales para su protección
y las capacidades y servicios de extensión son algunas
de las actividades que debemos potenciar para
conservar el suelo, el patrimonio natural que es la
base para el desarrollo de nuestra región.
Gracias a la Alianza Mundial por el Suelo, los países
están coordinando esfuerzos para encontrar soluciones pertinentes a la crisis que afecta a este recurso.
Tomar conciencia sobre la importancia del rol del
suelo es el primer paso clave en este camino. La FAO
está comprometida con los países para lograr la
conservación y el uso sostenible del suelo y la
seguridad alimentaria para las presentes y futuras
generaciones.
IMPORTANCIA DE LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS
Uso sustentable del suelo en la producción agropecuaria
En la actualidad, uno de los principales desafíos para el agro es evitar el agotamiento de los nutrientes y la disminución de la materia orgánica
del suelo. En la Argentina, el INTA prioriza alternativas para preservar un recurso fundamental en la producción de alimentos.
CICLO DE LOS NUTRIENTES
LA SOJA Y LA PÉRDIDA
DE MATERIA ORGÁNICA
En todo agroecosistema de producción se generan ingresos y egresos de nutrientes.
La mayoría de las producciones actuales extraen más de lo que se aporta al suelo, esto resulta en balances
negativos que afectan la calidad de la tierra y, por lo tanto, la sustentabilidad del sistema de producción.
BALANCE DE NITRÓGENO Y FÓSFORO
La soja no genera la
cobertura necesaria
para reducir la
pérdida de
elementos por
escurrimiento
superficial y erosión.
Ejemplo en base a registros realizados
en la cuenca del arroyo Pergamino.
REFERENCIAS
Ingresos
Egresos
N
N Nitrógeno
+6
P Fósforo
Cifras en kilogramos
por hectárea por año
Fertil
iz
Aporte ación
fertiliz de
a
nitrog ntes
e
y fosfo nados
rados
.
N
+20
Precip
it
Ingres aciones
o
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ic
atmos ión
férica.
Para mantener un suelo “vivo” y
sano las colonias de
microogranismos deben tener
alimento suficiente -rastrojo y
materia orgánica del suelo-.
Con bajos aportes de rastrojo, el
balance es negativo y se pierde
materia orgánica del suelo.
Expor
t
Por co ación
s
grano echa de
s*
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Nitrógeno
Fósforo
-73
-6,3
kg/ha/año
kg/ha/año
N
P
-6
NAPA
-1,3
FREÁ
TICA
(*) En el caso de la
soja se descuenta el nitrógeno
proveniente del aire y que la planta
obtiene por simbiósis biológica.
OCUPACION ACTUAL DE LA TIERRA
CÓMO SE MEJORA
Ejemplo de una cuenca típica de la Pampa Ondulada. Valores promedio considerando los últimos 10 años.
91% SIEMBRA DIRECTA
Curso
s
Los nu de agua
t
de agu rientes llega
n
a -solu
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bles o a los curso
im
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istema
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N
-3
-85
RESULTADO
En el sistema actual, con
preponderancia de cultivo de soja, el
aporte de rastrojo es bajo y no alcanza
para la reposición de materia orgánica.
Soja de
primera
Soja de
segunda
57%
ROTACIÓN
DE CULTIVOS
13%
Trigo
(participación
de la superficie
agrícola)
Maíz
La aplicación de prácticas conjuntas de manejo conservacionista en la gestión a nivel
de cuencas podría reducir los balances negativos y los pasivos ambientales:
15%
15%
9% GANADERÍA
Protección de zonas ribereñas.
Retiro de la ganadería de las zonas más cercanas a los cursos de agua.
Implementación de curvas de nivel, terrazas de absorción y mejoras en la biodiversidad.
Establecimiento de zonas de amortiguación.
Monitoreo y evaluación ambiental permanente.
Aumento de la proporción de gramíneas en la rotación (intensificación de las secuencias de
cultivos, es decir, más cultivos por año).
Aumento de la dosis de fertilizantes minerales y optimización de la eficiencia de su aplicación.
Incorporación de cultivos de cobertura durante los períodos barbechos previos a los cultivos
principales.
Adecuación de rutas y caminos.
Santa Cruz: acuerdo que agrega valor
Sabores y saberes de la Argentina
INTA capacita a futuros diplomáticos
Francisco Anglesio –presidente del INTA– y Daniel
Peralta –gobernador de Santa Cruz– firmaron un
convenio para instalar una planta almacenadora de
granos en Puerto Santa Cruz. “Será una herramienta
fundamental para la transformación y el valor agregado
a la producción del sector agropecuario santacruceño”,
destacó Anglesio. Además, en el 30° aniversario de la
creación del INTA en la región, las autoridades suscribieron un acuerdo por el cual se duplicará la extensión
del Campo Experimental del instituto.
La Fundación ArgenINTA presentó a la prensa los procesos de innovación y desarrollo en la producción de alimentos, con una mirada que valoriza el rol de los
actores y las culturas locales. Con un menú a cargo de la
chef Narda Lepes, participaron Gabriel Delgado –secretario de Agricultura de la Nación–, Liliana Paredes de
Periotti –subsecretaria de Políticas Alimentarias de
Desarrollo Social–, Francisco Anglesio –presidente del
INTA–, Eliseo Monti –director nacional del INTA– y Javier
Ortega –director ejecutivo de ArgenINTA–.
La Cancillería, a través del Instituto del Servicio Exterior
de la Nación (ISEN), firmó un Convenio de Cooperación
Académica con el INTA que establece cursos de
capacitación para los futuros diplomáticos argentinos
en materia de “Economías Regionales y Desarrollo
Agroindustrial”. Del encuentro participaron Francisco
Anglesio –presidente del INTA– y Juan Valle Raleigh
–director del ISEN–, acompañados por José Catalano
–vicepresidente del INTA– y Eliseo Monti –director
nacional–.
Gerencia de Comunicación e Imagen Institucional, INTA. Chile 460 2º piso, Capital Federal. (011) 4339-0600
Directora: Camila Pía Gandía - Editora responsable: M. Clarisa Cámpora - Imprenta: Erre Gé & Asoc. C.Muzilli 5420. (1440) CABA
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