MUJER ESPAÑOLA Y CAMBIO SOCIAL María Salas Durante los últimos años muchos cambios se han p r o d u c i d o en España que afectan particularmente a la mujer. Unos son concretos y fácilmente objetivables c o m o las reformas legales, los nuevos datos demográficos, las tasas de participación en los diversos niveles de enseñanza, los índice de empleo y paro... Otros son menos cuantificables c o m o los ideológicos, los de costumbres, de actitudes o de mayor o menor participación social. En cualquier caso resulta evidente que se han abierto nuevas posibilidades a la mujer española, aunque todavía quedan muchas metas por alcanzar. ¿Estas resistencias al cambio se deben simplemente a una inercia histórica o existen obstáculos concretos que sería necesario localizar y tratar de contrarrestar de alguna forma? Cambios legales La C o n s t i t u c i ó n de 1978, norma suprema de nuestro o r d e n a miento jurídico, garantiza la no discriminación legal por razón de sexo, al declarar en su artículo 14 que todos los españoles (y por lo 148 tanto las españolas) son iguales ante la Ley "sin que pueda prevalecer d i s c r i m i n a c i ó n por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, o p i nión o cualquier otra c o n d i c i ó n o circunstancia personal o social". Los artículos 32 y 35 reafirman esta igualdad entre el varón y la mujer al tratar del m a t r i m o n i o y el trabajo, respectivamente. Pero, aún antes de promulgarse la C o n s t i t u c i ó n se habían dado pasos decisivos que liberaban a la mujer de una situación de minoría de edad. Las nuevas circunstancias históricas, la presión del movimiento feminista y muy en especial la valiosa, reiterada y lúcida actuación de la Asociación de Mujeres Juristas, cuya presidenta, María Telo, f o r m a b a parte de la C o m i s i ó n General de Codificación desde 1971, hicieron posible la p r o m u l g a c i ó n de la Ley de 2 de mayo de 1975 que modificaba el C ó d i g o Civil y el C ó d i g o de C o m e r c i o . Por esta ley, la mujer casada q u e d ó libre de la o b l i g a c i ó n de o b e decer al marido, de seguirle en los cambios de d o m i c i l i o conyugal y de pedirle autorización para ejercer cualquier actividad mercantil (la famosa "licencia marital"). Desde entonces la obligación de o b e d i e n cia de la mujer se t r a n s f o r m a en deber de respeto y p r o t e c c i ó n recíprocos, y el domicilio conyugal se fija de mutuo acuerdo. Además, la mujer casada podrá disponer en lo sucesivo de los bienes parafernales, aceptar herencias, comparecer por sí misma en j u i c i o , contratar, ser tutor o protutor y conservar su nacionalidad sin tener que aceptar la del marido. Sin embargo, el marido siguió siendo todavía el administrador de los bienes gananciales, aún de los que pudiera haber o b t e n i d o la mujer con su propio trabajo, y el padre mantuvo la preferencia respecto a la patria potestad de los hijos. Esta reforma ha sido valorada de diferente manera. Para el Informe FOESSA fue sólo " u n tímido avance de lo que la sociedad, ya en 1975, pedía" (1). María Telo, sin e m b a r g o , considera que (1) FUNDACIÓN FOESSA: Informe sociológico sobre el cambio social en España, 1975-1983, Madrid, 1983, pág. 484. 149 "supuso para la mujer un paso decisivo tanto en el terreno de los principios c o m o en el de las realidades, pero principalmente en aquél. C o n ella desapareció la figura del marido c o m o cabeza de la mujer. El paso fue gigante al quedar la familia patriarcal atacada en su esencia" (2). En 1978, la presión del movimiento feminista y la acción de las mujeres dentro de los recientemente legalizados partidos políticos dio lugar a que se p r o m u l g a r a n tres leyes que reformaban el C ó d i g o Penal. La primera (5 de mayo) despenalizó los delitos de adulterio y amancebamiento, d e r o g a n d o unas vejatorias disposiciones por las cuales la esposa era rea de delito por un solo acto de infidelidad mientras que para condenar al marido se exigía mantener notorias relaciones adúlteras o introducir a la amante en el d o m i c i l i o c o n y u gal. Las otras dos leyes, ambas de 7 de o c t u b r e del mismo año, despenalizaban, en un caso, la expedición, venta, divulgación y propaganda de medios, instrumentos y procedimientos anticonceptivos y en el otro caso modificaba la regulación legal del delito de estupro y rapto en el sentido de que puede ser sujeto pasivo del mismo no la mujer sino la persona humana, es decir, se equiparan los dos sexos. Se s u p r i m e n también los requisitos de carácter moral que se exigían a la mujer para poder ser considerada víctima del delito de estupro: doncellez, acreditada honestidad. Es un reconocimiento legal a la responsabilidad de los propios actos. Este c o n j u n t o de leyes levantaron una serie de impedimentos que mantenían a la mujer en una situación injusta y anacrónica. Después de proclamada la Constitución, ha sido necesario ir a c o m o d a n d o todo el ordenamiento jurídico a aquella exigencia de no discriminación por razón de sexo. Así, en 1980 el Estatuto de los Trabajadores, en sus artículos 4.2 y 17.1, recoge el principio de igualdad de trato para mujeres y varones, (2) TELO, M.: La evolución de los derechos de la mujer en España, en La mujer española: de la tradición a la modernidad (1950-1981). Tecnos, Madrid, 1985, página 89. 150 y establece que "se entenderán nulos y sin efecto los preceptos reglamentarios, las cláusulas de los convenios colectivos, los pactos individuales y las decisiones unilaterales del empresario... c u a n d o contengan discriminaciones favorables o adversas en el empleo... por circunstancias de sexo". La Ley de 13 de mayo de 1981 contiene dos innovaciones f u n d a mentales en c u a n t o a la equiparación jurídica entre marido y mujer: 1. ) la titularidad y el ejercicio de la patria potestad se ejercerá c o n j u n t a m e n t e por ambos progenitores o por uno sólo c o n el c o n s e n t i miento expreso o tácito del otro; y 2. ) en la administración de los bienes gananciales los actos de a m b o s c ó n y u g e s tienen el mismo tratamiento, pudiendo éstos convenir un régimen distinto, aún con posteridad a la celebración de su matrimonio. a a La Ley de j u l i o de 1981, reguladora del matrimonio, la nulidad, separación y divorcio, reconoce el principio de que el marido y la mujer son iguales en derechos y deberes, aunque en la práctica sus efectos puedan resultar discriminatorios c o m o veremos más adelante. Otras reformas legales han establecido que es español tanto el hijo de padre español c o m o el de madre española (ley de 13-7-1982), han reafirmado la igualdad jurídica de los sexos en cuanto a incapacitación y tutela (ley de 24-10-1983), y han reducido (ley de 25-6-1984) la eficacia jurídica del perdón en los delitos de violación, abusos deshonestos, estupro y rapto. En el primer supuesto, violación, el perdón no extingue la acción penal, en los otros sólo si se pronuncia antes de que recaiga sentencia y, por supuesto, de manera válida para el derecho. Esta última ley contiene una novedad muy importante porque modifica el artículo 428 del C ó d i g o Penal que en su anterior redacc i ó n establecía que las penas por lesiones se impondrían aun c u a n d o mediara el consentimiento del lesionado. En la práctica esto se traducía en que el m é d i c o que realizara una intervención q u i r ú r gica de esterilización, aunque tuviera el consentimiento de la interesada, podía ser c o n d e n a d o a una pena de privación de libertad de entre 12 años y un día y 20 años de d u r a c i ó n . Tras la m o d i f i c a c i ó n 151 señalada, el consentimiento válidamente emitido exime de responsabilidad penal. Otra disposición legal que incide en la situación de la mujer es la Ley de Despenalización del A b o r t o (5-7-85) en tres supuestos: peligro para la vida o la salud física y psíquica de la embarazada; violac i ó n , y malformación del feto. En el aspecto legal la mayoría de las reivindicaciones femeninas están conseguidas aunque quedan pendientes algunos flecos, sobre t o d o en cuanto a disposiciones jurídico laborales, necesarias para contrarrestar las discriminaciones de hecho que aún subsisten. Igualmente son precisas reformas jurídicas para hacer posible la i n c o r p o r a c i ó n de la mujer a la Defensa Nacional. Existen comisiones de trabajo que estudian este problema desde diferentes puntos de vista pero no parece que consigan avanzar en la propuesta de s o l u ciones. A l g u n o s grupos feministas consideran, y e! actual Ministro de Sanidad parece estar de acuerdo, que es necesario modificar la Ley de Despenalización del A b o r t o , a m p l i a n d o los supuestos en que sería permitido o, aún más, haciéndolo libre y gratuito para cualquier mujer española que lo desee. Lamento tener que declarar que este posible c a m b i o no lo c o n s i dero progresista ni beneficioso para la mujer. Sería deseable una más clara voluntad política y una más decidida determinación de informar, educar y facilitar medios para que no se produzcan e m b a razos indeseados, objetivo que me parece m u c h o más positivo y urgente. Cambios demográficos Según el informe presentado por España a la Conferencia M u n dial de la población de 1984, celebrada en México, dos de los rasgos más destacados de la coyuntura demográfica de nuestro país, durante la última década, fueron los siguientes: — la caída acelerada de la natalidad desde 1977; — la d i s m i n u c i ó n de la natalidad desde 1975. 152 En efecto, la tasa de natalidad ha descendido 6 puntos entre 1977 y 1984, d i s m i n u y e n d o progresivamente desde un 18,85 por mil a un 12,55. Expresado en n ú m e r o de hijos por mujer, esto quiere decir que se ha pasado de 2,79 en 1976 a 1,70 en 1984. Evolución de la fecundidad Evolución déla tasa de natalidad NACIMIENTOS AÑOS En miles Por 1.000 habitantes 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 685.219 669.378 677.456 656.357 636.892 601.992 565.401 532.455 509.685 497.995 480.634 19,56 18,85 18,85 18,05 17,32 16,22 15,13 14,13 13,44 13,06 12,55 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. AÑOS 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 (1) (2) (2) (2) (2) № MEDIO DE H I J O S POR M U J E R 2,88 2,81 2,79 2,66 2,53 2,34 2,16 2,00 1,90 1,79 1,70 (1) Cifra provisional. (2) Estimación. Fuente: Instituto Nacional de Estadística. La nupcialidad española presenta también una caída acentuada desde 7,64 por mil en 1975 a 4,80 en 1983. Por su parte, la esperanza de vida al nacer ha a u m e n t a d o desde los 76,19 años de 1975 a los 78,72 de 1981 c o m o puede verse en el cuadro de la página siguiente. Estos datos demográficos nos indican que la mujer española ya no tiene c o m o tarea fundamental la crianza y educación de sus hijos, ni siquiera durante el período de f e c u n d i d a d , puesto que limita y 153 espacia los embarazos, sino que, además, superada esta época, tiene por delante muchos años de vida disponibles lo que inevitablemente la lleva a buscar nuevas funciones sociales. Evolución de la esperanza de vida al nacer AÑOS VARONES MUJERES 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1975 1981 (1) 33,85 40,92 40,26 48,38 47,12 59,81 67,40 69,57 70,40 72,70 35,70 42,56 42,05 51,60 53,24 64,32 72,16 75,06 76,19 78,72 .. (1) Cifras provisionales. Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Movimiento Natural de la Población. ¿Qué pasa en la educación? La primera reivindicación de la mujer, j u n t o al derecho al trabajo, fue el derecho a la educación. Después de un largo batallar ha c o n seguido igualarse al varón en los primeros niveles de enseñanza, en los últimos años se ha incorporado masivamente a los estudios superiores y empieza a equiparse con él en las enseñanzas medias, según puede verse en los cuadros adjuntos: 154 EFECTIVOS 1975-76 ESCOLARES POR NIVELES EDUCATIVOS MUJERES VARONES E. SUPERIORES 307.668 175.205 BUP-COU 419.086 399.317 FP 217.190 88.064 2.791.413 2.682.055 448.809 471.437 EGR PREESCOLAR , -J i L_ 2 millones 1 millón 1 millón I I 1 2 millones VARONES MUJERES E. SUPERIORES 352.604 277.045 BUP-COU 520.890 603.439 FP 375.251 243.839 2.888.043 2.741.831 1981-82 EGB PREESCOLAR 597.480 600.417 • • • • I _l 2 millones I L. 1 millón 1 millón Fuente: FOESSA 83 y elaboración de Inés e Isabel Alberdi. 1 2 millones 155 Sin embargo, subsiste todavía una marcada diferencia entre las enseñanzas que eligen ellos y ellas tanto en Formación Profesional c o m o en los Estudios Superiores. PROPORCIÓN DE MUJERES QUE OBTUVIERON EL GRADO DE FORMACIÓN PROFESIONAL 1, POR RAMAS, EN 1981/82 % de mujeres Ramas predominantemente — Moda y Confección — Peluquería y Estética — Sanitaria — Hogar "femeninas" Ramas "mixtas" (entre — Administrativa — Hostelería — Química — Imagen y Sonido 75%) 25 y Ramas predominantemente — Agraria — Artes Gráficas — Delineación — Piel — Construcción Ramas "únicamente" — Automoción — Eléctrica — Madera — Marítimo-Pesquera — Metal — Textil % sobre total 93,00 94,00 98,00 98,00 0,5 5,1 6,1 3,7 74,00 31,00 40,00 43,00 33,0 0,6 0,8 0,2 15,00 12,00 20,00 16,00 17,00 1,8 0,4 4,3 0,1 0,1 0,01 0,10 1,00 1,50 1,50 4,00 8,4 22,7 0,9 0,5 8,2 0,1 "masculinas" masculinas TOTAL Fuente: Revista de Educación, número 275. 100,0 156 A L U M N O S M A T R I C U L A D O S POR F A C U L T A D E S Y POR SEXO (1977/78 1980/81) ENSEÑANZA ESTATAL (Valores absolutos y distribución porcentual) 1977/78 T Bellas Artes Ciencias Ciencias B i o l ó g i c a s . . . Ciencias Físicas Ciencias Geológicas... Ciencias Matemáticas. Ciencias Químicas Ciencias Económicas. Ciencias Información. Ciencias Políticas y Sociología Derecho Farmacia Filosofía y Letras Filología Filosofía y Ciencias de la Educación Geografía e Historia .. Informática Medicina Psicología Veterinaria TOTAL E.T.S 1970/80 % M T 1980/81 % M % M 53,5 22,7 26,1 40,7 38,8 22,8 39,0 3 .670 1.899 20 .050 6 .646 1 .828 8 .086 15 .014 45 .195 7 .043 52,5 37,9 55,9 19,4 42,6 42,6 10,9 24,4 45,2 4.330 70.342 19.754 2.386 23.907 49,2 33,8 66,3 62,8 65,2 4 .300 83 .350 20 .367 7 .271 28 .791 49,2 37,3 66,5 60,5 65,4 54,6 58,8 22,0 37,8 71,7 29,5 26.599 33.495 3.427 74.590 15.287 5.659 59,9 59,0 23,0 40,8 62,8 27,3 29..710 39.,198 4..112 71.,595 18.,432 6.,612 60,5 58,8 25,0 43,6 61,9 30,2 42,6 7,4 378.444 4.041 44,3 9,2 423 911 46..147 46,4 9,3 3.135 48,2 T — 30 .639 7 .569 6 .137 826 7 .268 10 .535 51 .022 10 .215 40,9 52,8 35,2 31,1 40,2 35,0 18,9 37,8 16.938 6.522 1.683 8.364 14.445 39.605 7.985 5 .483 67..457 23 .578 58 .659 7 .550 55,0 35,8 64,7 59,8 63,7 18..250 12..833 3..605 81..709 7..830 5.,199 416..364 49..556 Fuente. FOESSA 83. Se ha venido repitiendo insistentemente que las mujeres eran encaminadas por la familia y por la presión social hacia profesiones 157 más " f e m e n i n a s " , menos cualificadas y peor pagadas. Julio Carabaña en un trabajo reciente ha puesto en duda estas afirmaciones ( 3 ) . Carabaña se pregunta: si esto fuera así, ¿por qué no hay más a l u m nas en las escuelas Rama Profesional de Textil o de Hostelería: y por qué es más " f e m e n i n a " la Biología que la Física? Y afirma: desde luego no es cierto que en las profesiones masculinas sean mayores el prestigio y los ingresos. La división del trabajo no es indiferente al sexo, c o n c l u y e , pero la dificultad consiste en encontrar los criterios abstractos de esta nueva división sexual del trabajo. Bueno será que los s o c i ó l o g o s se empiecen a preguntar por qué ocurre este f e n ó m e n o . Mientras tanto, ya han sido detectados a l g u nos indicios muy concretos que muestran los obstáculos que deben superar las mujeres en la educación desde su infancia. Isabel e Inés Alberdi (4) han expuesto algunos de los elementos generadores de discriminación que persisten en una escuela t e ó r i camente igual para todos. Entre estos elementos señalan el hecho de que al integrar a la mujer en un m o d e l o de escuela pensado y desarrollado durante siglos para potenciar las actitudes y las capacidades consideradas masculinas no se creyó necesario la integración de los valores llamados femeninos con lo que las niñas han debido plegarse y forzar su personalidad para entrar en el molde impuesto. Por otra parte existen varios estudios sobre libros de texto demostrativos de que todavía persiste, aunque suavizada, la diferenciación entre roles que desarrollan los niños y las niñas. Y además, las actitudes y c o m portamientos del profesorado que se ponen de manifiesto en e s t u dios realizados en España y fuera de España, reflejan claramente una sobrevaloración de lo masculino y una mayor atención y estímulo prestado a los niños. Por último, en los contenidos de la enseñanza, en la Historia, la Literatura, la Física, la Medicina, la mujer no aparece por ninguna parte. Con ello se priva a las mujeres de su herencia c u l tural y de modelos de comportamiento que no sean masculinos. (3) Carabaña, Julio: Modesto intento de interpretación de las tasas femeninas de escolaridad, en Revista de Educación, número 2 7 5 , septiembre-diciembre, 1984. (4) Alberdi, Isabel e Inés: Mujer y educación: un largo camino hacia la igualdad de oportunidades, en Revista de Educación, número 2 7 5 , septiembre-diciembre, 1984. • 158 En el trasfondo de t o d o ello late todavía la ¡dea de que el papel f u n d a m e n t a l de la mujer es el de esposa y madre y t o d o lo demás resulta secundario para ella. C o n lo que el mensaje más sutil que recibe, interioriza y del que la mayoría no pueden superar es que "un p o c o de esfuerzo está b i e n " , pero demasiado es innecesario para la mujer y propio sólo del varón. El mundo del trabajo Y sin embargo el esfuerzo que se le perdona a la mujer a la hora de su educación y preparación profesional se le exige duplicado si desea o se ve obligada a trabajar. La progresiva i n c o r p o r a c i ó n de la mujer española al mercado del trabajo, constante en los últimos años, se ha visto frenada por la c r i sis e c o n ó m i c a m u c h o antes de haber alcanzado el porcentaje de part i c i p a c i ó n de los países más avanzados en este c a m p o . Sin embargo, el h e c h o de q u e el paro haya afectado en mayor medida al h o m b r e q u e a la mujer hace que la participación relativa de ésta en el c o n j u n t o de la población activa, y también en el de la ocupada, haya experimentado a pesar de t o d o un incremento apreciable. Evolución de la población activa (En miles) Sexo 4* Trim. 1975 4* Trim. 1984 Varones (1) 9.438,6 9.244,3 Mujeres (2) TOTAL (3) 3.592,1 3.983,9 13.030,7 13.228,2 27,6% 30,1% (2) X 100 (3) Fuente: E.P.A. (4° trimestre 1984). 1975 y 1984. Variación — 2,1 + 10,9 + 1,5 (%) 159 Evolución de la población ocupada (En miles) Sexo 4* Trim. 1975 4* Trim. 1984 Variación Varones (1) 8.888,5 7.371,7 — 17,1 Mujeres (2) 3.397,4 2.987,3 — 12,1 12.285,9 10.359,0 27,7 % 28,8 % TOTAL (3) - (%) 15,7 (2) X 100 (3) e Fuente: E.P.A. (4 trimestre 1984). 1975 y 1984. Una advertencia conviene hacer a fin de que estas cifras no induzcan a engaño. Las cifras de población activa femenina (es decir, la que c o n t r i b u y e a la oferta de trabajo esté o no ocupada) se sitúan por debajo de la realidad ya que muchas mujeres, en la certeza de que no van a encontrar trabajo se retraen de inscribirse en las o f i c i nas de empleo. Los obstáculos que encuentra la mujer para acceder al trabajo no son ya de carácter legal. El Estatuto de los Trabajadores, c o m o vimos más arriba, establece el principio de igualdad de trato en las c o n d i c i o n e s de trabajo (artículo 17.1), en cuanto a la p r o m o c i ó n y criterios de ascenso (artículo 24), y en cuanto al salario (artículo 28) y arbitra un mecanismo jurídico que permite corregir las situaciones discriminatorias que pudieran establecerse en los convenios colectivos (artículo 90.5). El Estatuto de los Trabajadores elimina casi totalmente las medidas de protección a la mujer y las pocas que quedan se justifican en aras a la protección a la maternidad. A ú n en este caso la legislación deja de considerar la maternidad c o m o responsabilidad exclusiva de la mujer. De este m o d o la excedencia voluntaria por cuidado de hijos y la jornada laboral para c u i dado de los mismos puede ser solicitada por el padre o por la madre indistintamente (artículos 37.4 y 37.5 del Estatuto de los Trabajadores). 160 El c a m b i o sería legalmente posible, pero la realidad es muy otra. Los obstáculos son de t i p o e c o n ó m i c o y de t i p o ideológico. Puesto que la mujer habitualmente está menos preparada, o c u p a puestos de inferior categoría (aún c o n la misma preparación) y peor pagados, será su sueldo el p r i m e r o a tomar en c o n s i d e r a c i ó n a la hora de renunciar a uno, siquiera sea provisionalmente. Por otra parte, socialmente está mal visto (y en esto no sé si habría gran d i s c r e p a n cia entre varones y mujeres) que sea el padre y no la madre quien se o c u p e de los hijos, y los interesados, aún en el supuesto de querer invertir los papeles, se verán fuertemente presionados en sentido contrario. La realidad es que las cargas familiares y sobre t o d o las d o m é s t i cas siguen siendo patrimonio casi exclusivo de la mujer. Las nuevas generaciones van c a m b i a n d o en sus planteamientos, pero muy lentamente. En una encuesta realizada por EDIS entre jóvenes de tres poblaciones españolas se obtuvieron las siguientes contestaciones: ASIGNACIÓN DE ALGUNOS ROLES FAMILIARES POR PARTE DE LOS JÓVENES MOSTOLES El La hombre mujer ¿Quién debe ocuparse principalmente de trabajar? 23,0 ¿Quién debe ocuparse principalmente del cuidado de los niños? . . . ¿Quién debe ocuparse principalmente del cuidado de la casa Los dos BAHÍA DE CÁDIZ El La hombre mujer Los dos MADRID El La hombre mujer Los dos 0,9 75,3 23,9 1,1 74,4 14,4 1,3 83,9 0,8 26,5 70,6 0,4 27,2 70,9 0,2 23,5 74,5 0,5 27,8 69,0 0,3 30,0 65,3 0,4 21,0 72,4 T o d o s sabemos que del d i c h o al hecho va un gran trecho y que el deseo no siempre c o i n c i d e c o n la realidad. Si entre una cuarta parte y un tercio de los entrevistados piensan teóricamente que los hijos y la casa son cosa de la mujer es muy fácil que en la práctica más de la mitad se desentiendan del asunto o se c o n f o r m e n con "ayudar". 161 Los varones de las nuevas generaciones " a y u d a n " a la mujer, y los nuevos padres se vanaglorian de saber dar biberones y cambiar los pañales del niño, pero el hecho cierto es que en un alto p o r c e n taje piensan que la responsabilidad directa es de la mujer. Y, sobre t o d o , ella tiende a pensarlo así y a culpabilizarse cuando no cumple c o m o " b u e n a " madre y ama de casa. Este d o b l e fardo de horas de trabajo y de responsabilidad es un serio o b s t á c u l o para p r o m o c i ó n profesional de la mujer, para que se le den y acepte cargos de responsabilidad, para que su proyecto de vida personal pueda equipararse en importancia al del varón. Los obstáculos que frenan el cambio Son muchos y muy fuertes. Hasta hace bien poco existían muy serias cortapisas legales que impedían a la mujer no ya hacer tales o cuales cosas sino ni siquiera poderse considerar una persona con responsabilidad propia puesto que estaba necesitada de protección y debía "obedecer" al marido. En casos especialmente penosos se la equiparaba a los menores no emancipados, los locos y los s o r d o m u d o s que no supieran escribir (artículo 1.263 del C ó d i g o Civil vigente hasta 1975). Hemos visto también las discriminaciones que persisten en una escuela teóricamente igual para niños y niñas, y c ó m o esto influye después en la elección una determinada f o r m a c i ó n profesional o universitaria. Las posibilidades de acceso al trabajo y de la p r o m o c i ó n de la mujer dentro de él vienen determinadas por la preparación recibida anteriormente y por la obligación de mantener un doble esfuerzo físico (jornada de trabajo laboral y doméstica) y moral (responsabilidad profesional y familiar). C o n o c e m o s también la influencia, casi siempre negativa, de la familia, la resistencia de los varones al cambio, la tradición secular del antifeminismo religioso. C o n t o d o ello, considero particularmente grave el obstáculo que 162 se deriva de suponer que ya está t o d o logrado y que ya sólo es preciso esperar a que la mujer se decida hacer valer sus derechos y a explotar sus posibilidades. Me explico. 1 6 En el aspecto legal se ha realizado una gran reforma y la mujer no tiene ya prácticamente trabas. Si alguna quedara, la mujer puede acogerse a la C o n s t i t u c i ó n y el Tribunal Supremo le dará la razón c o m o existen ya precedentes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un alto porcentaje de mujeres no c o n o c e estas nuevas leyes, si las c o n o c e no sabe qué caminos debe recorrer para hacerlas aplicar, e incluso, a veces, no está en condiciones de poder ejercitar estos derechos. Pensemos, por ejemplo, en la ley del divorcio. Una mujer sin profesión ni oficio a c u y o marido no pueda exigírsele una pensión por alimentos que cubra sus necesidades futuras, difícilmente podrá acogerse a este derecho. La Asociación Española de Mujeres Separadas y Divorciadas, cuenta y no acaba, de situaciones sangrantes en las que casi la mejor ayuda que se puede ofrecer a la interesada es animarla a que procure e n c o n t r a r un trabajo antes de solicitar un divorcio que pueda llevarla a una situación tan mala c o m o la anterior. Además, es notorio que resulta relativamente fácil a los ex-maridos no c u m p l i r sus obligaciones económicas con mil y una artimañas. La mayoría de los m a t r i m o n i o s españoles se han f u n d a d o sobre la base de que el marido mantendría a la familia m i e n tras la mujer realizaría una serie de funciones que no se valoraban económicamente. En caso de ruptura, él mantiene su profesión y sueldo. Si hay bienes suficientes y los jueces aseguran que se c u m p l a n los pactos, la ex-esposa podrá contar c o n una cierta seguridad de futuro, pero en el caso más habitual de sueldo o jornal escaso, la divorciada puede iniciar un calvario, tanto más si, c o m o es habitual, desea y obtiene la custodia de los hijos. Q 2 El c a m b i o ideológico, de actitudes y costumbres hace que la mujer española desee y reivindique su independencia personal 163 lo que. incluye no depender e c o n ó m i c a m e n t e de nadie, pero, en el caso de las mayores, muy a menudo no están preparadas para ejercer una profesión y, en el de las jóvenes, aunque lo estén, deben luchar, en una época de crisis de empleo, con la idea de que el trabajo es más importante para los varones. En un m o m e n t o de reconversión industrial, las mujeres se ven discriminadas "en relación al acceso a determinados programas de formación y reciclaje en todos los niveles o c u p a cionales y, sobre t o d o , en lo concerniente a la i n t r o d u c c i ó n de las nuevas tecnologías", c o m o pone de manifiesto el Informe presentado por España a la Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, celebrado en Nairobi en julio de 1985. Aparte de estos obstáculos relativos al trabajo está el que he señalado más arriba, m u c h o más grave y p r o f u n d o : la casi imposibilidad de equiparar a la mujer con el hombre en el desarrollo de una profesión u oficio mientras cargue sobre ella, prácticamente en exclusiva, el peso de la maternidad y de las tareas domésticas sin que la sociedad establezca los debidos ajustes equilibradores. 3 Q La maternidad ya no es un destino ciego, impuesto por la naturaleza. C o m o demuestran los índices de natalidad, la mayoría de las mujeres españolas saben de alguna forma más bien eficaz en conjunto, decidir el número de hijos que desean tener y el momento de la maternidad, pero esta elección es casi siempre a costa suya unilateralmente, de su vigilancia, de su responsabilidad, incluso a costa de un ataque más o menos grave a su propio cuerpo. Pocas mujeres españolas pueden exigir a su pareja una seguridad a este respecto, aunque algunos grupos feministas van haciendo campaña de sensibilización en este sentido. Con estos tres ejemplos quiero resaltar un hecho que a mí me parece básico. A pesar de todos los cambios, todavía al varón es un ser d o m i n a n t e y la mujer un ser sometido a disc r i m i n a c i ó n . La simple oferta de igualdad de o p o r t u n i d a d e s , si 164 no se tiene en cuenta que existe una marcada desigualdad de partida, puede impedir que los c a m b i o s oficiales se conviertan en c a m b i o s reales, por lo menos en la p r o p o r c i ó n que sería de desear. C o m o en el caso de todos los grupos subyugados, a la mujer la simple imparcialidad social no le es suficiente. Precisa una acción positiva de ayuda y en cierta manera de d i s c r i m i nación a la inversa para que los platillos de la balanza lleguen a igualarse. En este sentido me parece muy adecuada la creación por Ley de 24 de o c t u b r e de 1983 del Instituto de la Mujer a quien se le atribuye c o m o "finalidad primordial, en c u m p l i m i e n t o y desarrollo de los principios constitucionales, la p r o m o c i ó n y f o m e n t o de las c o n d i c i o n e s que posibilitan la igualdad social de ambos sexos y la participación de la mujer en la vida política, cultural, e c o n ó m i c a y social". Si el Instituto encuentra la f o r m a de ayudar a la mayoría de las mujeres españolas más necesitadas de p r o m o c i ó n y no preferentemente a grupos específicos y minoritarios por muy respetables que sean, su creación estará plenamente justificada.