SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. Finalidad. Supuestos de

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SUSPENSIÓN DEL JUICIO A PRUEBA. Finalidad. Supuestos de improcedencia. DELITOS COMETIDOS POR FUNCIONARIOS PÚBLICOS. Fundamento de la exclusión. Delitos comprendidos. IGUALDAD ANTE LA LEY. Marco normativo. Concepto. Implicancias.
Pautas para valorar la razonabilidad de la desigualdad de trato. Forma de invocar su
vulneración. La "función pública" como categoría para construir el desigual tratamiento. INTERPRETACIÓN DE LA LEY. Interpretación sistemática.*
El caso: La defensa interpone recurso de inconstitucionalidad en contra de la
resolución de la Cámara del Crimen que rechazó el planteo de inconstitucionalidad del art. 76 bis, séptimo párrafo, del CP, y en consecuencia no hizo lugar al
pedido de suspensión del juicio a prueba a favor de los acusados. Se agravia por
cuanto la exclusión que practica la ley penal sub examen, a los funcionarios públicos que en el ejercicio de sus funciones hubieran participado en el delito, no
comulga con el principio de razonabilidad de las leyes y se adscribe a una política
criminal inicua y sectaria que no se compadece con el postulado constitucional
de igualdad de las personas ante la ley (art. 16, CN) ni con la finalidad del propio
instituto sustancial de la probation. El TSJ resolvió rechazar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto.
1. El derecho a la igualdad, se encuentra reconocido expresamente en el art. 16 de la CN, así
como por los Pactos y Tratados incorporados con jerarquía constitucional en el art. 75, inc.
22, de la CN (Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 11; Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 7°; Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, arts. 3° y 14.1; Convención Americana sobre Derechos Humanos -Pacto de San José
de Costa Rica- art. 8°.2) y en la Constitución Provincial (art. 7). Ha sido definido por la CSJN,
como "...el derecho a que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de
lo que se concede a otros en iguales circunstancias, de donde se sigue que la verdadera
igualdad consiste en aplicar la ley en los casos ocurrentes según las diferencias de ellos".
2. El principio de igualdad ante la ley (art. 16, CN) veda la discriminación injustificada o
irrazonable de trato. Empero, ello no implica que en todos los casos se otorgue un tratamiento legal igual con abstracción de cualquier elemento diferenciador de relevancia jurídica.
Toda desigualdad no constituye necesariamente una discriminación, siempre que la diferencia de tratamiento esté justificada legal y constitucionalmente y no sea desproporcionada
con el fin que se persiga.
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3. La protección del derecho de igualdad, del derecho constitucional a la no discriminación,
se apoya en dos elementos que han de ser objeto de análisis: si la diferencia de trato está
dotada de una justificación objetiva y razonable, es decir si posee una justificación legal y
constitucional suficiente; y si existe la debida proporcionalidad entre la distinción de trato
que se efectúa y los objetivos que con ella se persiguen.
4. El principio de igualdad no puede ser invocado en forma ilimitada o genérica, sino que
requiere, para verificar su respeto, tener presente un parámetro comparativo, que no es
otro que quien denuncia su violación se encuentre en igualdad de condiciones para con aquel
o aquellos que han recibido un tratamiento diferente a su favor.
5. En los delitos cometidos en el ejercicio de la función pública, es precisamente, la aludida
función, la que impide la equiparación a cualquier particular. En efecto, el ejercicio de la
función pública le confiere un poder con el no cuenta el habitante común, y esta distinción de
escenarios legitima un trato diferencial y resulta razonable que el Estado pretenda garantizar el cumplimiento de sus funciones propias a través de la creación de deberes jurídico penales más fuertes para quienes ejercen tales funciones.
6. Por ello el Estado detenta una justificación objetiva y razonable para definir una discriminación que resulta legítima. Entonces, la pretendida equiparación a cualquier particular,
respecto de quien no se encuentra en igualdad de condiciones, necesariamente conlleva a la
ausencia de uno de los presupuestos ineludibles para la operatividad de la garantía que se
invoca, cual es que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de los que
se concede a otros en iguales circunstancias.
7. Es, en cambio, en relación a otros funcionarios públicos, que debe efectuarse la comparación, puesto que son tales quienes son en verdad "iguales". Desde esta óptica, apreciamos
que la función pública constituye un elemento relevante respecto de quien, revistiéndola,
comete un delito. Y ello no ocurre, únicamente, en relación al instituto de la probation; es
una concepción que se irradia en todo el ordenamiento penal.
8. Son numerosas las oportunidades en las que tanto la ley ritual como la de fondo adscriben
consecuencias diferentes cuando quien transgrede la norma es un funcionario (v.gr., arts. 20
bis, 139 bis, 207, 235, 238, inc. 3°, 254, 281, 291, 298, etc., Código Penal; arts. 14 y 15, CPP).
Estas disposiciones y muchas otras, entre las que cuenta, por ejemplo, la ley de ética pública
Nº 25.188, son claras en marcar una incompatibilidad entre las distintas modalidades de un
actuar incorrecto -desde lo no ético a lo delictivo- y congruentemente, determinar un régimen más severo para la inobservancia de la ley.
9. Señala la Corte que para determinar la validez de una interpretación, debe tenerse en
cuenta que la primera fuente de exégesis de la ley es su letra, a la que no se le debe dar un
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sentido que ponga en pugna sus disposiciones, sino el que las concilie y conduzca a una
integral armonización de sus preceptos, asimismo que ha de cuidarse que "la inteligencia
que se le asigne no pueda llevar a la pérdida de un derecho, y que en las normas penales a
estas reglas se añade que el principio de legalidad (art. 18, CN) exige priorizar una exégesis
restrictiva dentro del límite semántico del texto legal, en consonancia con el principio político criminal que caracteriza al derecho penal como la ultima ratio del ordenamiento jurídico,
y con el principio pro homine que impone privilegiar la interpretación legal que más derechos
acuerde al ser humano frente al poder estatal" (CSJN, "Acosta", A. 2186. XLI, 23/04/2008).
10. Las razones que fundamentan la incorporación de la suspensión del juicio a prueba al
ordenamiento jurídico argentino se asientan, principalmente, en la necesidad de recurrir a
alternativas sustitutivas de las reacciones penales más gravosas en los casos de delitos de
menor gravedad (resocialización sin condena, ni declaración de culpabilidad) y en la pretensión de obviar el juzgamiento de los casos de menor trascendencia penal, para así preservar
el juicio oral para los casos más graves y complejos.
11. Dado el rango constitucional de la ratio que inspira esta alternativa consistente en una
directriz orientada hacia las exigencias de un derecho penal de mínima intervención, las
exclusiones deben ser estrictamente interpretadas, sin que puedan ser ensanchadas por
fuera del tenor literal y su complementación con los métodos de interpretación constitucionalmente admisibles.
12. La exclusión de la suspensión del juicio a prueba respecto del funcionario público que
hubiese participado en el delito (art. 76 bis, párrafo 7º, CP), se funda en razones de transparencia que se vinculan con la calidad y la oportunidad de comisión del delito, en el
sentido que aunque éste no sea propiamente un "delito de funcionarios" debe haber sido
cometido en el ejercicio de las funciones. Un injusto en un ámbito totalmente alejado del
desempeño funcional y sin conexión con éste -v.gr. un accidente de tránsito en un vehículo
particular con lesiones o muerte culposa- no excluye el beneficio por la sola calidad de
funcionario. Por ello se explica la exclusión ya que hay un interés en la realización del juicio,
a fin de obtener un pronunciamiento jurisdiccional que determine la inocencia o culpabilidad del funcionario.
13. La norma que deniega la suspensión del juicio a prueba, por su condición de funcionarios
públicos, no atrapa sólo a hechos delictivos funcionales -delitos especiales-, vale decir, a
aquellos atentados contra la administración pública que exijan la calidad funcional del autor,
sino a todos aquellos que se cometan en el desempeño de las funciones que le son propias. En
tales casos, aparece el efectivo interés del Estado en la realización del juicio, a fin de obtener
un pronunciamiento jurisdiccional que determine la existencia del hecho, la participación del
imputado y en su caso, la pena correspondiente.
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14. El legislador ha efectuado dicha exclusión, fundándose en razones de transparencia
funcional que se vinculan con la calidad de funcionario y la oportunidad de comisión del
delito, aún cuando éste no sea propiamente un "delito de funcionarios". De ello se sigue que
cuando en el desempeño del cargo un funcionario comete cualquier delito, el legislador no
ha optado por el camino que implica la suspensión del juicio a prueba.
15. La norma en cuestión trata al mismo grupo de hechos y personas (funcionarios públicos
que cometen un delito en ejercicio de sus funciones) de igual manera: excluyéndolos de la
suspensión del juicio a prueba. Establece -entonces- una categoría a la cual le asigna una
idéntica solución, por encontrarse en iguales circunstancias y condiciones, las que resultan
razonables y habilitan una diferencia legítima de trato.
TSJ en pleno Cba., Sent. Nº 75 del 20/04/2009. Trib. de origen: Cám. Criminal, Correccional, Civil, Comercial, Familia y Trabajo de Deán Funes, "Beas, Luis Alberto y otros
p.ss.aa. Incumplimiento de los deberes de funcionario público - Recurso de inconstitucionalidad".
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