From the SelectedWorks of Juan Carlos Riofrío Martínez-Villalba November, 2014 Derecho a la paz y derecho a la guerra Juan Carlos Riofrío Martínez-Villalba, Universidad de los Hemisferios Available at: http://works.bepress.com/juan_carlos_riofrio/54/ No. 62 • Año X Noviembre- Diciembre de 2014 JURIDICA Contenido Editorial Misión cumplida durante Derecho y Sociedad Contratos de servicios en la jurisprudencia ecuatoriana. Cincuenta años t Dr. Juan Larrea Holguín la CEP festeja si| uincuagesimo aniversario Columnistas Invitados DERECHO A LA PAZ Y DERECHO A LA GUERRA. Dr. Juan Carlos Riofrío Martínez-Villaiba PROMULGACIÓN, DERECHOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES. Dr. Jaime Baquero de la Calle Rivadeneira Ley de Registro ecuatoriana: la conveniencia de su derogación y reemplazo por una nueva ley que adopte el sistema de archivo de folio real. Nelson Orna Ladd Los "contenidos técnicos de obras científicas" no son objeto de protección del Derecho de Autor. Dr. Jorge Bolaños Análisis Económico del derecho y regulación contra la competencia desleal en Ecuador. Dra. Patricia Alvear Peña Jurisprudencia Sumario de Reformas Novedades del Fondo Editorial DE ESTUDIOS Y PUBLICACIONES a Corporación de Estudios y Publicaciones (CEP) nace con el Acuerdo Ministerial No. 3982, aprobado por el Ejecutivo el 25 de noviembre de 1964. Al poco tiempo de su existencia, la Asamblea Nacional Constituyente de 1967, publicó en el Registro Oficial No. 158 del 29 de junio de ese año, la autorización legal para que la CEP colabore con el Estado Ecuatoriano en la difusión de las leyes del país. Más tarde, el Congreso Nacional del Ecuador, otorgó la Condecoración al Mérito Cultural Vicente Rocafuerte con la Medalla correspondiente, que fue colocada en el Pabellón de la CEP, el 22 de noviembre de 2004. L La CEP inicia su existencia, gracias a la iniciativa de profesionales del Derecho y de personas conocedoras de la cultura y de la realidad nacional. Cabe destacar que los fundadores fueron ilustres personas de la vida cultural del país: don Carlos Manuel Larrea Rivadeneira, Dr. Jorge Pérez Serrano, Dr. René Bustamante Muñoz, Dr. Alberto Quevedo Toro, Sr. Patricio Zaldumbide Pérez, Sr. Rodrigo Espinosa Calisto, Dr. Roque Bustamante Cárdenas, Dr. Ramón Eduardo Burneo, Mons. Juan Larrea Holguín, fue el principal promotor de esta iniciativa y contribuyó con varias obras para la difusión del Derecho. Han sido muchísimas las personas, que a lo largo de cincuenta años de existencia de la CEP, han contribuido para su éxito desde el inicio, desarrollo, madurez y modernización. Sería muy largo enumerar a los 60 colaboradores que prestan actualmente su valioso contingente de trabajo, talento y responsabilidad, para realizar unas tareas esforzadas, delicadas y muchas veces insustituibles, en lo que se refiere, por ejemplo, a la revisión, depuración y actualización de la legislación ecuatoriana, y a la colaboración de obras de ilustres autores, especialmente, en la rama del Derecho. Un asunto muy destacable, en este medio siglo, ha sido la promoción y fundación por parte de la CEP, de los Colegios Intisana y Los Pinos, constituyéndose en los colegios más prestigiosos del país. La Corporación está realizando un gran esfuerzo innovador para ajustar sus productos a la nueva tecnología. Sin descuidar sus productos tradicionales, tiene ahora el desarrollo de productos digitales en lo que hemos denominado E-Books, CEPnety CEP-web, que poco a poco van teniendo una gran acogida en nuestro medio. Damos gracias a Dios y a todas las instituciones y personas que han enviado felicitaciones a la CEP por sus Bodas de Oro institucionales, especialmente al Colegio Intisana por la condecoración al mérito y a Los Pinos por su Acuerdo de felicitación a la Corporación de Estudios y Publicaciones por el quincuagésimo aniversario de su fundación. Columnista Invitado DERECHO A LA PAZ Y DERECHO A LA GUERRA. Dr. Juan Carlos Riofrío Martínez - Villalba* Comentario: Sumario. I. Marco histórico. II. Noción de paz y reconocimiento jurídico. III. lus ad bellum. I. Marco histórico "T" a paz en las relaciones internacionales se encuentra consagrada desde la Constitución de 1967, que señalaba que «el Estado Ecuatoriano proclama la paz y la cooperación como sistema de convivencia internacional y la igualdad jurídica de los Estados» (art. 9). Este principio se repetirá en las siguientes cartas supremas, y hoy consta especialmente en el art 5 que dice que «el Ecuador es un territorio de paz» y en el art. 416 que trata de los principios de las relaciones internacionales. Repárese que, al igual que otras constituciones extranjeras, las nuestras reconocieron el derecho a decretar la guerra desde la Constitución de 1830 hasta las reformas de 1997. El derecho internacional ha evolucionado y hoy con mayor justicia considera que no existe este supuesto derecho (otra cosa es la legítima defensa). Por eso desde 1998 ya no se incluye en la constitución el antiguo procedimiento de la declaratoria de guerra, que necesitaba del visto bueno del Ejecutivo y del Legislativo. Por otro lado, la prohibición de las bases militares mencionadas en el art. 5 no tiene precedentes en nuestra historia constitucional. Es una de las novedades que nos trajo el Constituyente de 2008. Al igual que Colombia y que otros países, el Ecuador había aceptado la instalación de una base de operaciones militares norteamericana en su territorio (en Manabí), donde residían efectivos extranjeros que ayudaron a nuestro sistema de seguridad en el combate contra el narcotráfico. Además ocasionalmente se ha permitido a otras potencias realizar prácticas militares en nuestras tierras, quizá con alguna contraprestación (v. gr. entrenamiento, equipos, etc.). Pese a la experiencia indudablemente positiva en esta lucha, tanto en Colombia como en nuestro país, algunos vieron en este acto una merma o lesión injustificada de soberanía. Sea cual fuere la razón, el art. 5 ha prohibido práctica de las instalaciones militares extranjeras «con propósitos militares». Si la última frase se entendiese sólo en sentido actual (v. gr. 'con propósitos militares efectivos"), entonces la Constitución no prohibiría las ocasionales prácticas militares de las que hemos hablado, toda vez que se tratan de instalaciones temporales menos significativas. II. Noción de paz y su reconocimiento jurídico La paz es definida por la Real Academia Española en primer lugar como la «situación y relación mutua de quienes no están en guerra» y como «pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia». Recién la tercera definición habla de la paz personal, al decir que es el «sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras (...)». Desde su aparición en el texto constitucional en 1967, la paz ha sido entendida por nuestra Constitución como principio de derecho internacional, como un principio inspirador de la educación, como un ideal (según el preámbulo de la Constitución de 1998) y como un deber ciudadano (como consta en el art. 97.15 de la Carta de 1998). La Constitución de 2008 habla además de un «derecho a una cultura de paz» de los habitantes que el Estado debe garantizar (art. 3.8). La disposición no garantiza literalmente un derecho a la paz, sino un derecho es tener una "cultura” donde la paz sea un valor. Con todo, la norma se puede complementar con otras para hablar de un derecho a la paz deportiva, jurídica, moral, religiosa, etc. Como ya mencionamos, el art. 5 declara que «Ecuador es un territorio de paz». Repárese que esto lo hace sin especificar qué tipo de paz declara (que puede ser social, bélica, acústica, moral, etc.). El contexto de la disposición hace suponer que se está hablando Profesor de Derecho constitucional de la Universidad de Los Hemisferios. Autor de 9 libros. Asociado del Estudio jurídico Coronel & Pérez, A bogados. Telfs.: 0-8379-8379 / 02-601 -4000. / [email protected] Columnista Invitado principalmente de la paz como principio de derecho internacional, pero no se excluye otros géneros de paz. La doctrina sobre la guerra justa se desarrolló principalmente en la España del siglo XVI, por Vitoria, Molina y Suárez. Para ellos, la justicia de una guerra requería: a) justo título: la declaración debe provenir III. lus ad bellum de una autoridad competente; b) causa justa: motivo fundado en la justicia y proporcionado al mal que El ius ad bellum ha^ sufrido grandes modificaciones representa la guerra; c) necesidad: ausencia de todo tras las últimas guerras mundiales. Desde la Roma otro medio de vindicación y posibilidad real de que consideraba lícito combatir al bárbaro — adversus conseguir la justicia esperada; y, d) justa conducción hostem aeterna auctorítas esto, decía el aforismo— , de la guerra: condicionamiento humanitario de los pasando por la edad media, donde la unidad política métodos hostiles, con vistas ai restablecimiento de la de la Cristiandad desarrolló la teoría de la guerra paz. Sin esperanza de éxito, la guerra o defensa no serán justa, hasta nuestros días, los requisitos para combatir justas. Con el actual desarrollo de los mecanismos de bajo la ley han cambiado. Entre otras cosas, hoy el solución de conflictos previstos internacionales— no ordenamiento jurídico internacional no reconoce existentes en la Edad media— hoy resulta más difícil derechos a la toma de territorios por la fuerza. En que se configure el elemento de la necesidad. Sin concordancia con la proclamación de paz, con el duda hoy es más fácil resolver los conflictos vecinales derecho internacional vigente y con la clásica teoría sin acudir a las armas. En palabras de González del de la guerra justa, el Ecuador no puede declarar Valle, ya no se exige «un título de guerra justo, sino la guerra contra nación alguna. Ello no obsta a que una efectiva cooperación internacional, en la que se pueda defenderse de una agresión injusta, de forma señalan los deberes de los países ricos y desarrollados limitada y proporcionada, aplicando la doctrina de con respecto a los países pobres o de cualquier forma oprimidos». legítima defensa. Nuestra Constitución ha consagrado el «derecho de los pueblos a la resistencia» ante los colonialismos y otros abusos (art. 416.8), e incluso ha señalado que «los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos» (art. 98). No se dice nada acerca de si la resistencia ha de ser pasiva o activa. En todo caso, parece claro que no puede ser ilegítima, que debe darse por motivos de un cierto peso, que deben usarse medios proporcionados... es decir, que debe cumplir con los requisitos de la guerra justa y de la legítima defensa. La doctrina de la guerra justa también se la ha aplicado a las revoluciones. De esta manera se ha dicho que es justa, y no atenta a la paz, sino que la logra, la insurrección «en el caso de tiranía evidente y prolongada que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligrosamente el bien común del país» (Ene. Populorum Progressio, p. 31). Pero para que una y otra sean lícitas, deben cumplirse todas las condiciones enunciadas (v. gr. gravedad de atentados, situación prolongada, esperanzas de éxito, etc.). Caso contrario la guerra, revolución o insurrección no sería más que un injusto ataque al derecho a la paz.