Síntomas de la esclerosis múltiple

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Esclerosis Múltiple
La esclerosis múltiple (EM) es una
enfermedad que afecta a la
mielina o materia blanca del
cerebro y de la médula espinal,
provocando la aparición de placas
escleróticas que impiden el
funcionamiento normal de esas
fibras nerviosas. La mielina es una
sustancia grasa que rodea y aísla
los nervios, actuando como la cobertura de un cable eléctrico y
permitiendo que los nervios transmitan sus impulsos rápidamente.
La velocidad y eficiencia con que se conducen estos impulsos
permiten realizar movimientos suaves, rápidos y coordinados con
poco esfuerzo consciente.
Síntomas de la esclerosis múltiple
Aun no siendo la esclerosis una
enfermedad hereditaria, algunos
estudios sugieren que la genética
puede jugar un papel importante en la
susceptibilidad de una persona hacia la
enfermedad. Si existe una persona
afectada en la familia, sus parientes de
primer grado tienen una probabilidad
de desarrollar la enfermedad de entre
un 1 a un 10 por ciento. Algunos pueblos como gitanos, esquimales
y bantúes nunca padecen de esclerosis múltiple.
Otros como indios nativos americanos, japoneses y otros pueblos
asiáticos tienen una tasa de incidencia muy baja. No está claro si
esto es debido a factores genéticos o ambientales. Ésta parece ser
una enfermedad de climas más bien templados que tropicales (es
decir, que hay más EM cuanto más lejos se viva del ecuador). En la
región del norte de Europa y en América del Norte, especialmente
en Escandinavia, Escocia y Canadá, hay una gran prevalencia de
EM que tal vez refleje una susceptibilidad específica de la población
autóctona. Las mujeres son más propensas a contraer esclerosis
múltiple que los hombres.
En general, la esclerosis múltiple es una enfermedad de adultos
jóvenes, la edad media de aparición es 29-33 años, pero la gama de
edades de aparición es muy amplia, aproximadamente desde los 10
a los 59 años; y las mujeres sufren la enfermedad con una
frecuencia algo superior a los varones.

Cansancio

Visión doble o borrosa

Problemas del habla

Temblor en las manos

Debilidad en los miembros

Pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna parte del cuerpo


Vértigo o falta de equilibrio
Sensación de hormigueo o entumecimiento

Problemas de control urinario

Dificultad para andar o coordinar movimientos
Al principio, los brotes en forma de alguno de estos síntomas se
dan más a menudo y el paciente se recupera de ellos con mayor
rapidez. Otras veces la enfermedad tarda mucho en mostrarlos. La
mayoría de personas con EM experimenta más de un síntoma y, si
bien hay algunos muy comunes, cada paciente acostumbra a
presentar una combinación de varios de ellos, cuyas posibilidades
pueden ser:

Visuales: Visión borrosa, visión doble, neuritis óptica, movimientos
oculares rápidos e involuntarios, pérdida total de la visión (rara
vez).

Problemas de equilibrio y coordinación: Pérdida de equilibrio,
temblores, inestabilidad al caminar (ataxia), vértigos y mareos,
torpeza en una de las extremidades, falta de coordinación.
Debilidad: Puede afectar en particular a las piernas y al andar


Rigidez muscular: El tono muscular alterado puede producir
rigidez muscular (espasticidad), lo cual afecta.

También son frecuentes espasmos y dolores musculares.

Sensaciones alteradas: Cosquilleo, entumecimiento (parestesia),
sensación de quemazón, otras sensaciones no definibles

Habla anormal: lentitud en la articulación, palabras arrastradas,
cambios en el ritmo del habla.

Fatiga: un tipo debilitante de fatiga general que no se puede prever
o que es excesiva con respecto a la actividad realizada (la fatiga es
uno de los síntomas más comunes y problemáticos de la EM).

Problemas de vejiga e intestinales: necesidad de orinar con
frecuencia y/o urgencia, vaciamiento incompleto o vaciamiento en
momentos no apropiados; estreñimiento y, rara vez, pérdida del
control de esfínter (incontinencia).
Sexualidad e intimidad: impotencia, excitación disminuida,
pérdida de sensación placentera, sensibilidad al calor: el calor
provoca muy frecuentemente un empeoramiento pasajero de los
síntomas - Trastornos cognitivos y emocionales: problemas con la
memoria a corto plazo, la concentración, el discernimiento o el
razonamiento.

Consecuencias
1.-Es una enfermedad desmielinizante, neurodegenerativa,
crónica y no contagiosa del sistema nervioso central.
2.-No existe cura y las causas exactas son desconocidas.
3.-Puede presentar una serie de síntomas que aparecen en
ataques o que progresan lentamente a lo largo del tiempo.
4.-Se cree que en su génesis actúan mecanismos auto
inmunes.
Ejercicios:
Historia de un deportista con este problema
Kayla la atleta y su escleriosis
multiple
Kayla Montgomery fue diagnosticada de esclerosis múltiple
cuando tenía 15 años. Ahora tiene 18. Ha desafiado a la lógica que
dice, que tras un diagnóstico
de ese tipo, se acaba la vida
plena. Un exceso de celo
puede conducir a dejar de
hacer lo que más te gusta y
ser feliz.
El efecto de la esclerosis
múltiple (EM) bloquea las
señales nerviosas que las
piernas de Kayla envían a su
cerebro. La EM es una enfermedad incurable. Cuando la
temperatura de los músculos aumenta (en un ejercicio intenso la
energía que tiene que disipar el músculo puede alcanzar hasta el
80% de la que produce su metabolismo energético), Kayla puede
seguir corriendo a una gran velocidad, sin tener la sensación de
dolor que en cualquier otra corredora o corredor le haría disminuir
el ritmo. Esta peculiaridad de la EM, a priori, le otorgaría una
ventaja atlética.
A Montgomery, el ejercicio intenso le provoca también debilidad e
inestabilidad. La inercia y las ganas de correr hace que en carrera
funcione como si pusiera el piloto automático. Pero cuando se
detiene, pierde el control.
Cuando acaba de correr, al romper el movimiento y detenerse, nota
las piernas entumecidas y llega un momento que prácticamente no
tiene sensación de estar pisando suelo firme. Me imagino que debe
ser la sensación de cuando se nos duermen las piernas al estar
sentados mucho rato y nos queremos levantar: no nos responden y
nos podemos caer muy fácilmente.
Al finalizar la carrera, Montgomery se tambalea y encoge. Su
entrenador va rápidamente a cogerla antes de que acabe caída en
el suelo. Sus padres le ponen hielo en las piernas. Poco rato
después, recupera la sensibilidad de sus piernas y se levanta. Su
enfermedad algún día le obligara a permanecer en una silla de
ruedas, con la que seguro correrá practicando atletismo adaptado
y disfrutando de lo que el deporte le seguirá dando: ilusión.
En enero de este mismo año, Montgomery ganó en un campeonato
escolar entre institutos, nada más y nada menos que corriendo
3.200 metros en 10’43’’. Su marca la sitúa en la posición número 21
de USA. Su próxima competición importante será una carrera de
5.000 metros en Nueva York, el 14 de marzo, en la que espera estar
por debajo de los 17’.
Montgomery tiene una trayectoria deportiva excelente. Cuando le
diagnosticaron EM le dijo a su entrenador: “no sé cuanto tiempo
me queda y quiero correr rápido”. En esa época era una de las más
lentas del equipo. tenía una marca de 24´29’’ en los 5.000 metros.
El diagnóstico se produjo en el 2011, a raíz de que Montgomery se
cayo al no sentir las piernas mientras jugaba al fútbol. Cuando le
pasó eso, el primer comentario de su entrenador fue de
tranquilidad, explicándole
que el entumecimiento
era
consecuencia normal del sobreesfuerzo, que se le pasaría. Pero no
se le pasó. Entonces empezaron las visitas al médico.
Tras una resonancia magnética se vieron seis lesiones cerebrales y
en la columna. Con el tratamiento médico que está siguiendo en la
actualidad, ha podido volver a la competición.
A veces le ha sucedido que, al acabar la carrera, se ha caído de
bruces, al descuidarse los asistentes de la pista que hay que cogerla
nada más detenga su carrera. Ella rechaza más cuidados de los
necesarios: “no quiero ser tratada de manera diferente, quiero ser
una chica normal”.
Antes de cada carrera se pone su sujetador verde de la “buena
suerte”. Montgomery está involucrada en las labores de su
parroquia (iglesia metodista) junto al resto de su familia. Sus
notas académicas son buenas y corre 80 km semanales.
No hay demasiados ejemplos de EM en deportistas de élite. Algunas
personas piensan que el adormecimiento de sus piernas le dan a
Montgomery una ventaja competitiva. Su neuróloga, Lucie Lauve,
dice que la EM no es el motivo de que sea físicamente más
competitiva, que si ahora es una mejor deportista se debe a que
mentalmente se ha hecho más apta para el deporte. Su entrenador
dice que la insensibilidad al dolor puede generar un ventaja que de
mínima que es, no deja de ser marginal.
Si cae durante una carrera, Montgomery tiene muchos problemas
para reanudar la marcha. Una vez le pasó y como pudo, se arrastro
hasta una valla, se incorporo y empezó a corer de nuevo. Fue una
auténtica lección de entereza y fuerza mental. “Ahora sé que si me
caigo, puedo levantarme”, fue su comentario.
En pacientes con EM es muy recomendable el ejercicio, aunque hay
neurólogos que desaconsejan llegar al colapso, que es lo que le
pasa a Motgomery en algunas ocasiones. Opinan que esto puede
acarrear problemas a largo plazo. La neuróloga que lleva a
Montgomery no opina lo mismo, le autoriza que practique su
deporte hasta donde ella quiera.
El dolor es una señal que informa a nuestro cerebro de que el
cuerpo está llegando al límite, antes de que se puedan dañar los
tejidos. En los deportes de resistencia, el dolor se relativiza y se
interpreta como no limite. Las personas que los practicamos
sabemos hasta que punto podemos llegar a sufrir antes de
detenernos. Muchas lesiones aparecen por pasarnos demasiado de
ese límite. Pero si a la mínima señal de molestia nos detenemos, es
imposible practicar un deporte de resistencia. Ciertamente, es una
paradoja.
En USA es habitual obtener una beca universitaria si eres un
deportista destacado. Una Universidad de Tennessee le ha ofrecido
una beca a Montgomery para estudiar.
Nimia Guerra Burgos
10° “A” U.E.M.F.
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