Pregunta No. 1 Lectura Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca, pide

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Pregunta No. 1
Lectura
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
Constantino Kavafis, Ítaca
Según el poema, Ítaca es un lugar que simboliza
A
El deseo de regresar después de un lago viaje
B
La necesidad de tener presente nuestras raíces
C
Un referente indispensable para todos los viajeros
D
Un recuerdo para quienes han abandonado su casa
Pregunta No. 2
Lectura La ventanilla del bus
Comienza a oscurecer, ya están encendidas las vitrinas de la Carrera Trece, en los andenes se
agolpa la multitud; voy en un bus que lucha por abrirse paso en la congestión vehicular. Entre la
ciudad y yo está el vidrio de la ventanilla que devuelve mi imagen, perdida en la masa de pasajeros
que se mueven al ritmo espasmódico del tránsito. Ahora vamos por una cuadra sin comercio, la
penumbra de las fachadas le permite al pequeño mundo del interior reflejarse en todo su cansado
esplendor: ya no hay paisaje urbano superpuesto al reflejo. Sólo estamos nosotros, la indiferente
comunidad que comparte el viaje.
El bus acelera su marcha y la ciudad desaparece. Baudrillard dice que .un simulacro es la
suplantación de lo real por los signos de lo real. No hay lo real, tan sólo la ventanilla que nos
refleja. Nosotros, los pasajeros, suplantamos la realidad, somos el paisaje. ¿Somos los signos de lo
real?
Un semáforo nos detiene en una esquina. Otro bus se acerca lentamente hasta quedar paralelo al
nuestro; ante mí pasan otras ventanillas con otros pasajeros de otra comunidad igualmente
apática. Pasan dos señoras en el primer puesto. Serán amigas -pienso-, quizás compañeras de
trabajo. Pero no hablan entre ellas. Sigue pasando la gente detrás de las otras ventanas,
mezclando su imagen real con nuestro reflejo. Creo verme sentado en la cuarta ventanilla del bus
que espera la señal verde junto a nosotros. Es mi reflejo, intuyo; pero no es reflejo: soy yo mismo
sentado en el otro bus. Con temor y asombro, él y yo cruzamos una mirada cómplice, creo que nos
sonreímos más allá del cansancio del día de trabajo. Los dos vehículos arrancan en medio de una
nube de humo negro.
PÉRGOLIS, Juan Carlos; ORDUZ, Luis Fernando; MORENO, Danilo
Reflejos, fantasmas, desarraigos. Bogotá recorrida.
Las expresiones Serán amigas y quizás compañeras de trabajo, ubicadas en el tercer párrafo, se
han impreso en letra cursiva con la intención de
A
Introducir comentarios que el autor del texto hace para sí mismo
B
Formular interrogantes del autor del texto hacia sus lectores
C
Señalar diálogos entre el autor y el narrador del texto
D
Evidenciar la participación de uno de los personajes en el texto
Pregunta No. 3
Pregunta tipo I
Lectura
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de
marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande
alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un
gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de
Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava
maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes
se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando
de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más
se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de
Melquíades.
“Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de
despertarles el ánima.” José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos
que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible
servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra…
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad
De las características dadas a Macondo en sus orígenes, se puede deducir que este pueblo
A
Se encontraba aislado de la vida humana
B
Todavía no había sido contaminado por la modernidad
C
Era una aldea cuya vida transcurría monótonamente
D
Vivía en plena armonía con la naturaleza
Pregunta No. 4
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
Por la forma como se presenta la información anterior, se diría que se trata de un texto
A
Argumentativo, porque propone y sustenta un punto de vista sobre el tema
B
Narrativo, porque relata cronológicamente la evolución de los géneros
C
Expositivo, porque señala y explica las diversas posturas sobre el tema
D
Lírico, porque se ocupa de la poesía en la antigüedad y en la modernidad
Pregunta No. 5
Pregunta tipo I
Lectura
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de
marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande
alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un
gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de
Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava
maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes
se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando
de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más
se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de
Melquíades.
“Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de
despertarles el ánima.” José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos
que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible
servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra…
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad
En la expresión “había de recordar aquella tarde remota”, el verbo subrayado indica que el coronel
A
En ese momento recordó aquel episodio de su vida
B
La cercanía de su muerte lo llevó a pensar en sus orígenes
C
El evocar la invención del hielo lo devuelve al pasado
D
Sintió el peso de los acontecimientos vividos en el pueblo
Pregunta No. 6
Pregunta tipo I
Lectura
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de
marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande
alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un
gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de
Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava
maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes
se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando
de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más
se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de
Melquíades.
“Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de
despertarles el ánima.” José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos
que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible
servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra…
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad
Del hecho de que el fragmento comience con la expresión “Muchos años después”, se puede
deducir que el autor utiliza el recurso temporal de
A
Flash back, porque inicia en un presente y se va hacia el pasado
B
Flash forward, porque se inicia en un presente y se va hacia el futuro
C
Elipsis, porque hace un salto dejando vacios ciertos lapsos de tiempo
D
Síntesis, porque en pocas líneas resume un gran lapso temporal
Pregunta No. 7
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
En el texto, las comillas se emplean para
A
Introducir la voz del autor
B
Cederle la palabra a un personaje de ficción
C
Resaltar el carácter irónico del enunciado
D
Distinguir las citas tomadas de otros textos
Pregunta No. 8
Pregunta tipo I
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
De acuerdo con el texto anterior puede afirmarse que en el género novelesco se manifiesta
A
La comunión entre dioses y hombres modernos
B
El desamparo trascendental del hombre moderno
C
La consolidación del capitalismo renacentista
D
La rebelión contra el destino de los héroes antiguos
Pregunta No. 9
Pregunta tipo I
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
De acuerdo con el enunciado del tercer párrafo: “Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez,
con las obras de Flaubert y Dostoievski”, se puede inferir que esto ocurre debido a que
A
La industria editorial alcanza proporciones enormes
B
Los novelistas representan a la burguesía triunfante
C
Los novelistas se ocupan de explorar la mente humana
D
Se establece un discurso filosófico sobre la muerte de Dios
Pregunta No. 10
Pregunta tipo I
Lectura
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de
marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande
alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un
gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de
Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava
maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes
metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes
se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando
de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más
se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de
Melquíades.
“Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de
despertarles el ánima.” José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos
que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible
servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra…
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad
De la relación que se hace en el texto entre la juventud del mundo y el nombre de las cosas, puede
deducirse que Macondo
A
La palabra da origen a las cosas
B
Las cosas dan origen a las palabras
C
Las palabras y las cosas aparecen simultáneamente
D
Los nombres existían antes de aparecer las cosas
Pregunta No. 11
Pregunta tipo I
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
Del primer párrafo del texto anterior se puede deducir que la perfección del helenismo consiste en
A
La belleza y la armonía de los poemas homéricos
B
La comunión que existe entre hombres y dioses
C
El sinsentido de la existencia para los griegos
D
La predeterminación del itinerario de los héroes
Pregunta No. 12
Pregunta tipo I
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
De acuerdo con el segundo párrafo del texto se puede afirmar que: la característica de la
modernidad que resultó más determinante para el surgimiento de la novela es
A
La adopción del capitalismo
B
La publicación del Quijote
C
La desdivinización del mundo
D
El triunfo de la burguesía
Pregunta No. 13
Pregunta tipo I
Lectura La ventanilla del bus
Comienza a oscurecer, ya están encendidas las vitrinas de la Carrera Trece, en los andenes se
agolpa la multitud; voy en un bus que lucha por abrirse paso en la congestión vehicular. Entre la
ciudad y yo está el vidrio de la ventanilla que devuelve mi imagen, perdida en la masa de pasajeros
que se mueven al ritmo espasmódico del tránsito. Ahora vamos por una cuadra sin comercio, la
penumbra de las fachadas le permite al pequeño mundo del interior reflejarse en todo su cansado
esplendor: ya no hay paisaje urbano superpuesto al reflejo. Sólo estamos nosotros, la indiferente
comunidad que comparte el viaje.
El bus acelera su marcha y la ciudad desaparece. Baudrillard dice que .un simulacro es la
suplantación de lo real por los signos de lo real. No hay lo real, tan sólo la ventanilla que nos
refleja. Nosotros, los pasajeros, suplantamos la realidad, somos el paisaje. ¿Somos los signos de lo
real?
Un semáforo nos detiene en una esquina. Otro bus se acerca lentamente hasta quedar paralelo al
nuestro; ante mí pasan otras ventanillas con otros pasajeros de otra comunidad igualmente
apática. Pasan dos señoras en el primer puesto. Serán amigas -pienso-, quizás compañeras de
trabajo. Pero no hablan entre ellas. Sigue pasando la gente detrás de las otras ventanas,
mezclando su imagen real con nuestro reflejo. Creo verme sentado en la cuarta ventanilla del bus
que espera la señal verde junto a nosotros. Es mi reflejo, intuyo; pero no es reflejo: soy yo mismo
sentado en el otro bus. Con temor y asombro, él y yo cruzamos una mirada cómplice, creo que nos
sonreímos más allá del cansancio del día de trabajo. Los dos vehículos arrancan en medio de una
nube de humo negro.
PÉRGOLIS, Juan Carlos; ORDUZ, Luis Fernando; MORENO, Danilo
Reflejos, fantasmas, desarraigos. Bogotá recorrida.
En el texto anterior predomina
A
La descripción del entorno material de una ciudad a partir de un viaje en bus por el
centro de ella
B
La narración del viaje que alguien realiza en un bus por el centro de una ciudad y la
presentación de sus reflexiones
C
La caracterización de una ciudad a partir de la relación existente entre el transporte
público y el individuo
D
La presentación de una teoría sobre la forma de descubrir la falsedad dentro de una
ciudad
Pregunta No. 14
Pregunta tipo I
Lectura
Respodióle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
¡Padre nuestro Crónida, el más excelso de los que imperan! Aquel yace en la tumba por haber
padecido una muerte muy justificada.
¡Así perezca quien obre de semejante modo!
Pero se me parte el corazón a causa del prudente y desgraciado Ulises, que, mucho tiempo ha,
padece penas de los suyos, en una isla azotada por las olas, en el centro del mar; isla poblada de
árboles, en la cual tiene su mansión, una diosa, la hija del terrible Atlante, de aquel que conoce
todas la profundidades del Ponto y sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo.
La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Ulises, no cejando en su propósito de
embelesarle con tiernas y seductoras palabras para que olvide a Ítaca; mas Ulises, que está
deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente anhelos. Y a ti, Zeus olímpico, ¿No te
era grato Ulises cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por qué así te has airado
contra él, Oh Zeus?
Homero. Odisea
El relato está escrito en estilo indirecto porque
A
Autor habla desde fuera del texto
B
Narrador y el autor son uno solo
C
Autor habla en primera persona
D
Narrador se inserta en lo narrado
Pregunta No. 15
Pregunta tipo I
Lectura
La vida de Macondo refleja mucho de la historia de Colombia; sin embargo, sus implicaciones crean
ondas de significaciones que abarcan toda Hispanoamérica y hasta la experiencia universal. El
pueblo se ubica en la selva colombiana, donde se establece un grupo de precursores. Crece, sufre
una epidemia y un diluvio, la prosperidad y la miseria. Macondo goza de su mayor prosperidad
cuando una compañía de los estados unidos establece una plantación de plátanos. Mas tarde, los
precursores se van y los reemplaza la miseria. La fuente de la prosperidad efímera tiene una
connotación claramente hispanoamericana; no obstante, el ciclo de prosperidad y de depresión
creado por hechos semejantes en el campo comercial o industrial, es una experiencia común en el
mundo. Macondo refleja la influencia de la revolución y el progreso tecnológico. Ambos fenómenos
parecen ser una intrusión; vienen del mundo foráneo, tales como los toques de cosmopolitismo que
animan este pueblo. Macondo tiene su propia vida que es una existencia separada y aislada. No
obstante, la vida es afectada siempre por el ataque de la intrusión desde fuera. Por eso, la realidad
del pueblo de García Márquez es algo como un espécimen de laboratorio, y esta condición realza la
sensación de que todo en este lugar es especial de algún modo. Es un lugar extraordinario y la
gente que vive allí suele ser tan extraña como el pueblo.
Fragmento tomado de John S. Brushwood.
La novela hispanoamericana del siglo XX. Estados Unidos
Según las características, este fragmento pertenece a un
A
Resumen, porque sintetiza los acontecimientos básicos de la obra que presenta
B
Articulo periodístico, porque presenta cierta información entorno a un tema
C
Texto literario, porque expone poéticamente la realidad a la que se refiere
D
Ensayo, porque plantea una hipótesis y la desarrolla a través de proposiciones
Pregunta No. 16
Pregunta tipo I
Lectura
La vida de Macondo refleja mucho de la historia de Colombia; sin embargo, sus implicaciones crean
ondas de significaciones que abarcan toda Hispanoamérica y hasta la experiencia universal. El
pueblo se ubica en la selva colombiana, donde se establece un grupo de precursores. Crece, sufre
una epidemia y un diluvio, la prosperidad y la miseria. Macondo goza de su mayor prosperidad
cuando una compañía de los estados unidos establece una plantación de plátanos. Mas tarde, los
precursores se van y los reemplaza la miseria. La fuente de la prosperidad efímera tiene una
connotación claramente hispanoamericana; no obstante, el ciclo de prosperidad y de depresión
creado por hechos semejantes en el campo comercial o industrial, es una experiencia común en el
mundo. Macondo refleja la influencia de la revolución y el progreso tecnológico. Ambos fenómenos
parecen ser una intrusión; vienen del mundo foráneo, tales como los toques de cosmopolitismo que
animan este pueblo. Macondo tiene su propia vida que es una existencia separada y aislada. No
obstante, la vida es afectada siempre por el ataque de la intrusión desde fuera. Por eso, la realidad
del pueblo de García Márquez es algo como un espécimen de laboratorio, y esta condición realza la
sensación de que todo en este lugar es especial de algún modo. Es un lugar extraordinario y la
gente que vive allí suele ser tan extraña como el pueblo.
Fragmento tomado de John S. Brushwood.
La novela hispanoamericana del siglo XX. Estados Unidos
Por a forma como el autor presenta sus ideas, se puede deducir que pretende
A
Resaltar cómo una obra puede hacer que un contexto particular adquiera una validez
universal
B
Resumir los principales hechos de una novela para dar cuenta de su valor literario
C
Hacer un análisis de la obra retomando su estructura, los principales eventos y los
personajes del lugar
D
Contrastar el contenido de la novela con la realidad de los pueblos colombianos
Pregunta No. 17
Pregunta tipo I
Lectura
Respodióle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
¡Padre nuestro Crónida, el más excelso de los que imperan! Aquel yace en la tumba por haber
padecido una muerte muy justificada.
¡Así perezca quien obre de semejante modo!
Pero se me parte el corazón a causa del prudente y desgraciado Ulises, que, mucho tiempo ha,
padece penas de los suyos, en una isla azotada por las olas, en el centro del mar; isla poblada de
árboles, en la cual tiene su mansión, una diosa, la hija del terrible Atlante, de aquel que conoce
todas la profundidades del Ponto y sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo.
La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Ulises, no cejando en su propósito de
embelesarle con tiernas y seductoras palabras para que olvide a Ítaca; mas Ulises, que está
deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente anhelos. Y a ti, Zeus olímpico, ¿No te
era grato Ulises cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por qué así te has airado
contra él, Oh Zeus?
Homero. Odisea
El tema del texto anterior es
A
El castigo divino ante la desobediencia humana
B
La intervención de los dioses en la vida de los hombres
C
El deseo de los hombres por volver a su lugar de origen
D
La estrecha relación entre lo divino y lo terrenal
Pregunta No. 18
Pregunta tipo I
Lectura
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
Constantino Kavafis, Ítaca
De la expresión “si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca”, se puede inferir que el viajero debe ser
A
Reflexivo y consecuente en cada uno de sus actos, a fin de tener fortaleza para enfrentar
los obstáculos
B
Optimista y sensato, a fin de meditar en torno a todos los posibles temores que se
presentan en el camino
C
Consciente y consecuente, a fin de evitar los problemas que halle en el viaje
D
Racional y constante con cada uno de sus propósitos, a fin de evitar dilemas
Pregunta No. 19
Pregunta tipo I
Lectura La ventanilla del bus
Comienza a oscurecer, ya están encendidas las vitrinas de la Carrera Trece, en los andenes se
agolpa la multitud; voy en un bus que lucha por abrirse paso en la congestión vehicular. Entre la
ciudad y yo está el vidrio de la ventanilla que devuelve mi imagen, perdida en la masa de pasajeros
que se mueven al ritmo espasmódico del tránsito. Ahora vamos por una cuadra sin comercio, la
penumbra de las fachadas le permite al pequeño mundo del interior reflejarse en todo su cansado
esplendor: ya no hay paisaje urbano superpuesto al reflejo. Sólo estamos nosotros, la indiferente
comunidad que comparte el viaje.
El bus acelera su marcha y la ciudad desaparece. Baudrillard dice que .un simulacro es la
suplantación de lo real por los signos de lo real. No hay lo real, tan sólo la ventanilla que nos
refleja. Nosotros, los pasajeros, suplantamos la realidad, somos el paisaje. ¿Somos los signos de lo
real?
Un semáforo nos detiene en una esquina. Otro bus se acerca lentamente hasta quedar paralelo al
nuestro; ante mí pasan otras ventanillas con otros pasajeros de otra comunidad igualmente
apática. Pasan dos señoras en el primer puesto. Serán amigas -pienso-, quizás compañeras de
trabajo. Pero no hablan entre ellas. Sigue pasando la gente detrás de las otras ventanas,
mezclando su imagen real con nuestro reflejo. Creo verme sentado en la cuarta ventanilla del bus
que espera la señal verde junto a nosotros. Es mi reflejo, intuyo; pero no es reflejo: soy yo mismo
sentado en el otro bus. Con temor y asombro, él y yo cruzamos una mirada cómplice, creo que nos
sonreímos más allá del cansancio del día de trabajo. Los dos vehículos arrancan en medio de una
nube de humo negro.
PÉRGOLIS, Juan Carlos; ORDUZ, Luis Fernando; MORENO, Danilo
Reflejos, fantasmas, desarraigos. Bogotá recorrida.
En el texto predomina una narración que combina
A
La primera persona del singular y la segunda persona del plural
B
La tercera persona del plural y la tercera persona del singular
C
La primera persona del singular y la primera persona del plural
D
La segunda persona del plural y la tercera persona del singular
Pregunta No. 20
Pregunta tipo I
Lectura La ventanilla del bus
Comienza a oscurecer, ya están encendidas las vitrinas de la Carrera Trece, en los andenes se
agolpa la multitud; voy en un bus que lucha por abrirse paso en la congestión vehicular. Entre la
ciudad y yo está el vidrio de la ventanilla que devuelve mi imagen, perdida en la masa de pasajeros
que se mueven al ritmo espasmódico del tránsito. Ahora vamos por una cuadra sin comercio, la
penumbra de las fachadas le permite al pequeño mundo del interior reflejarse en todo su cansado
esplendor: ya no hay paisaje urbano superpuesto al reflejo. Sólo estamos nosotros, la indiferente
comunidad que comparte el viaje.
El bus acelera su marcha y la ciudad desaparece. Baudrillard dice que .un simulacro es la
suplantación de lo real por los signos de lo real. No hay lo real, tan sólo la ventanilla que nos
refleja. Nosotros, los pasajeros, suplantamos la realidad, somos el paisaje. ¿Somos los signos de lo
real?
Un semáforo nos detiene en una esquina. Otro bus se acerca lentamente hasta quedar paralelo al
nuestro; ante mí pasan otras ventanillas con otros pasajeros de otra comunidad igualmente
apática. Pasan dos señoras en el primer puesto. Serán amigas -pienso-, quizás compañeras de
trabajo. Pero no hablan entre ellas. Sigue pasando la gente detrás de las otras ventanas,
mezclando su imagen real con nuestro reflejo. Creo verme sentado en la cuarta ventanilla del bus
que espera la señal verde junto a nosotros. Es mi reflejo, intuyo; pero no es reflejo: soy yo mismo
sentado en el otro bus. Con temor y asombro, él y yo cruzamos una mirada cómplice, creo que nos
sonreímos más allá del cansancio del día de trabajo. Los dos vehículos arrancan en medio de una
nube de humo negro.
PÉRGOLIS, Juan Carlos; ORDUZ, Luis Fernando; MORENO, Danilo
Reflejos, fantasmas, desarraigos. Bogotá recorrida.
El enunciado “un simulacro es la suplantación de lo real por los signos de lo real” se introduce en el
texto con la intención de
A
Argumentar la idea de que leer la ciudad es leernos a nosotros mismos
B
Definir el significado de simulacro partiendo de un viaje en bus por la ciudad
C
Proponer un método para leer la ciudad a partir de los planteamientos de Baudrillardl
D
Discutir la concepción de Baudrillard en torno a la posibilidad de hallar la ciudad
Pregunta No. 21
Pregunta tipo I
Lectura Épica y novela
Según Georg Lukács, autor de Teoría de la novela, “sólo los poemas homéricos son épica en
sentido estricto”. En ellos las divinidades que gobiernan el mundo y rigen los destinos humanos se
ponen cerca de los hombres como el padre respecto del niño, y las aventuras que superan los
héroes son simplemente el itinerario de un camino previamente trazado. En la épica no existe la
pregunta por el sentido del viaje, ya que el héroe conoce la respuesta antes de partir hacia Ítaca. El
mundo es ancho y está lleno de peligros, y, sin embargo, es como la casa propia, pues hombres y
dioses están en comunión. Homero nos revela la perfección del helenismo, que resulta impensable
para nosotros, hombres modernos, hombres del sin sentido, autores y lectores de novelas.
La consolidación del capitalismo durante el Renacimiento provoca una completa transformación del
concepto de la vida y una profunda alteración de los puntos de orientación trascendentales del
mundo occidental. La desdivinización del mundo es uno de los principales fenómenos que
caracterizan a la modernidad. De acuerdo con Milan Kundera, la desdivinización, que no debe
confundirse con el ateísmo, “designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza
a Dios como fundamento de todo”. En este contexto tiene su génesis el género novelesco con la
obra de Cervantes. Don Quijote se encuentra en el vértice entre la épica y la novela; su aventura
es una búsqueda de la trascendencia, que culmina con la triste constatación de que los dioses han
abandonado el mundo; los gigantes no son más que molinos, y el abismo que separa al hombre de
los dioses ya no será superado.
Sólo en el siglo XIX alcanza la novela su madurez, con las obras de Flaubert y Dostoievski. El
triunfo de la burguesía tras la Revolución Francesa y las prácticas de capitalismo salvaje tras la
Revolución Industrial agudizaron el sentimiento de desamparo trascendental, hasta tal punto que la
filosofía, en la pluma Nietzsche, predicó la muerte de Dios. La novela intentó colmar el vacío que se
produjo tras el exilio o deceso divino explorando la psiquis humana. ¿Qué es un individuo? ¿En qué
consiste su identidad? Las novelas modernas buscan una respuesta a estas preguntas. En la
estética de Dostoievski, el más importante entre los novelistas modernos, el hombre se define por
su visión del mundo: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy particular
según la cual actúan inflexiblemente.
En la novela contemporánea, el hombre se define por su discurso. Una nueva conciencia del
lenguaje, entendido como constructor de realidad y no como simple medio de comunicación,
condujo a autores como James Joyce y Virginia Woolf a buscar, en el flujo de la conciencia
individual, una respuesta a la pregunta por la identidad. Así pues, el héroe de nuestros días no
emprende, como Odiseo, una aventura que lo lleva por el mundo al encuentro de su destino, sino
que realiza un viaje interior en busca de sí mismo y de un sentido para su existencia. Épica y
novela son, en este sentido, manifestaciones de la relación particular que la antigüedad y la
modernidad han sostenido con lo trascendente.
Texto inédito de Iván Pinilla
En el segundo párrafo, la expresión “ego que piensa” se emplea como una definición de
A
Moderno
B
Dios
C
Ateo
D
Hombre
Pregunta No. 22
Pregunta tipo I
Lectura
Respodióle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
¡Padre nuestro Crónida, el más excelso de los que imperan! Aquel yace en la tumba por haber
padecido una muerte muy justificada.
¡Así perezca quien obre de semejante modo!
Pero se me parte el corazón a causa del prudente y desgraciado Ulises, que, mucho tiempo ha,
padece penas de los suyos, en una isla azotada por las olas, en el centro del mar; isla poblada de
árboles, en la cual tiene su mansión, una diosa, la hija del terrible Atlante, de aquel que conoce
todas la profundidades del Ponto y sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo.
La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Ulises, no cejando en su propósito de
embelesarle con tiernas y seductoras palabras para que olvide a Ítaca; mas Ulises, que está
deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente anhelos. Y a ti, Zeus olímpico, ¿No te
era grato Ulises cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por qué así te has airado
contra él, Oh Zeus?
Homero. Odisea
En la expresión “¡padre nuestro Crónida, el más excelso de los que imperan!” las palabras
subrayadas corresponden a
A
Un epíteto, porque acentúa una casualidad del personaje
B
Una hipérbole, porque exagera ciertas características
C
Un símil, porque compara dos elemento semejantes
D
Una metáfora, porque sustituye unos rasgos por otros
Pregunta No. 23
Pregunta tipo I
Lectura
Respodióle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
¡Padre nuestro Crónida, el más excelso de los que imperan! Aquel yace en la tumba por haber
padecido una muerte muy justificada.
¡Así perezca quien obre de semejante modo!
Pero se me parte el corazón a causa del prudente y desgraciado Ulises, que, mucho tiempo ha,
padece penas de los suyos, en una isla azotada por las olas, en el centro del mar; isla poblada de
árboles, en la cual tiene su mansión, una diosa, la hija del terrible Atlante, de aquel que conoce
todas la profundidades del Ponto y sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo.
La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Ulises, no cejando en su propósito de
embelesarle con tiernas y seductoras palabras para que olvide a Ítaca; mas Ulises, que está
deseoso de ver el humo de su país natal, ya de morir siente anhelos. Y a ti, Zeus olímpico, ¿No te
era grato Ulises cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por qué así te has airado
contra él, Oh Zeus?
Homero. Odisea
En el texto anterior, la expresión “aquel que conoce todas la profundidades del Ponto y sostiene las
grandes columnas que separan la tierra y el cielo” hace alusión a
A
El poder de dios reflejado en su dominio sobre tres elemento vitales dentro del orden
natural
B
La furia del dios reflejada en el poder que le confiere a su hija para apoderarse de héroe
C
El miedo que acarrea el poder del dios, reflejado en su superioridad sobre los otros
dioses del Olimpo
D
El respeto que inspira al Crónida la potestad de este dios, reflejada en la fuerza que lo
caracteriza
Pregunta No. 24
Pregunta tipo I
Lectura
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
Constantino Kavafis, Ítaca
Cuando en le texto se habla de “adquiere hermosas mercancías” se hace referencia a
A
La posibilidad de enriquecerse durante el trayecto
B
El conocimiento que puede adquirir con cada una de las experiencias
C
Las ganancias que trae para la vida el hecho de conocer otras culturas
D
La oportunidad de deleitarse en cada paraje visitado
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