Prensa Whisky Romeo Zulu Notas Periodísticas PDF 5.9

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WHISKY
ROMEO
ZULU
material periodístico
cobertura en los medios
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material periodístico diario Le Monde, 29 de Junio de 2005
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material periodístico diario Le Monde, 29 de Junio de 2005
CULTURA CINE
Whisky Romeo Zul , de Enrique Pi eyro. Un piloto de la compa a a rea argentina Lapa devenido actor, dirigi un
film sobre un accidente que, en 1999, provoc 67 muertes.
La verdadera historia de una cat strofe a rea
contada por su h roe.
ES UNA FIGURA común en los filmes “basados en hechos reales”.
Después de que se contó la historia con los instrumentos de la
ficción, se muestran, a menudo en el momento de los créditos
finales, las imágenes de actualidad televisadas tomadas en el
momento de los hechos reales en cuestión. Se dispone así de una
garantía de veracidad, de un control de las libertades tomadas
por el director de casting respecto de la realidad física de los
personajes.
rápidamente y a los envites aparecer claramente. Durante la
segunda mitad de la década del 90 y bajo el gobierno de Carlos
Menem, la Argentina conoció un crecimiento desordenado, sin
haber cerrado aún las secuelas de la dictadura militar. La Fuerza
Aérea es quien controla el tráfico aéreo, y son los amigos de los
brigadieres quienes dirigen las nuevas compañías privadas como
LAPA; mediante finanzas, los primeros cierran los ojos sobre
faltas de seguridad.
El procedimiento es utilizado al final del film argentino Whisky
Romeo Zulu. Este título es el nombre de código de un avión de
línea aérea argentina que se estrelló en el momento del despegue
en Buenos Aires el 31 de agosto de 1999, provocando 67
muertos. Mientras ruedan los créditos del final, se ve un
cuarentón de mirada triste, mal afeitado, que responde a las
preguntas de un periodista de televisión. Fue piloto de la
compañía LAPA, avisó a sus directivos que sus faltas a la
seguridad los conducían derecho a una catástrofe, y comenta con
tono afligido el accidente del 31 de agosto.
Su rostro no solo se parece al del héroe cuyas tribulaciones
venimos de seguir durante los últimos cien minutos: es el mismo,
es Enrique Piñeyro.
El héroe que encarna Piñeyro (quien nunca es nombrado en el
film) intenta hacer respetar las reglas más elementales y a pesar
de todo continúa volando. Es ahí que el director e intérprete
cumple con uno de sus objetivos: las secuencias aéreas están
filmadas en el interior de la cabina de un avión en vuelo y logran
comunicar algo de esta magia.
De su experiencia de pájaro de mal agüero, Piñeyro extrajo un
guión que dirigió e interpretó, lo cual brinda a su film una
resonancia inédita en el cine, en donde la veta autobiográfica es
generalmente explotada en un tono intimista. Un poco como si
el periodista americano Lowell Bergman, que denunciaba las
malversaciones de la industria de cigarrillos, hubiese preferido
dirigir El Informante y tener su propio papel en lugar de dejar el
tema en llas manos del director Michael Mann y de Al Pacino.
Whisky Romeo Zulu es también un retrato – a veces desmañado,
a menudo atractivo – de un hombre que va contra la corriente
guiado por su sentido moral, preservado de los choques más
duros por su fortuna personal. El personaje es curioso, pero su
modelo y autor no lo libra más que con reticencia, replegándose
a menudo detrás de los lugares comunes de la ficción. Se
desprende un film que logra honrar sus aspiraciones cívicas e
imponer la visión muy personal de un cineasta debutante.
Thomas Sotinel.
Lo que Whisky Romeo Zulu pierde en esta situación inédita (la
experiencia de un director, un poco de distancia con respecto al
tema), el film lo gana en sinceridad y en veracidad. Ningún
espectador podrá ignorar la cualidad de “personaje real” de
Enrique Piñeyro y a pesar de su carácter ficticio, cada uno
percibirá la carga documental de la historia. Así como este primer
film dista de estar desprovisto de interés cinematográfico, la
construcción dramática obedece a las leyes del cine de denuncia
con una claridad que permite a los acontecimientos avanzar
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material periodístico diario Le Monde, 29 de Junio de 2005
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material periodístico diario Le Monde, 29 de Junio de 2005
CULTURA CINE
Me interesaba que el espectador entrara al cockpit
Enrique Piñeyro, actor y director de su propia historia.
¿Por qué elegió la ficción para compartir su experiencia?
Pensé escribir un libro, pero estaba interesado en la
comunicación masiva. Una opinión pública bien informada está
mejor posicionada para presionar sobre la justicia. La justicia
argentina es muy corrupta, pero el juez encargado del accidente
trabajó muy bien. Es la primera vez en la historia de la aviación
civil que la dirección de una compañía aérea va a ser juzgada por
un tribunal penal al mismo tiempo que los responsables del
tráfico aéreo, en este caso los militares.
Había considerado todas las opciones- escribir un libro, dirigir un
documental, pero elegí la ficción por una razón muy simple: era
el mejor medio de transmitir la ira, la indignación, la impotencia,
todas las emociones que sentí viendo las imágenes del accidente
en la televisión, habiendo advertido por escrito que este
accidente podía llegar a ocurrir.
¿Cuál es la historia de LAPA, la compañía para la cual
usted piloteaba?
La empresa fue creada en 1979 con dos aviones. En 1993, hubo
un crecimiento explosivo de la compañía, protegida por la
estructura de corrupción imperante en esa década. Fue muy fácil
impedir que los pilotos se tomaran las vacaciones a las cuales
tenían derecho. El piloto que se mató en el accidente tenía dos
años de vacaciones atrasadas, mientras que había otros pilotos
que tenían hasta seis años de vacaciones atrasadas. Esto le
permitía a la empresa volar con tres tripulaciones por avión en
lugar de cinco. Una parte de las economías realizadas pasaba por
debajo de la mesa.
¿Por qué eligió actuar su papel? ¿Fue para revivir un
período reciente de su vida?
Estaba claro que no hubiese encontrado nunca un actor capaz de
pilotear un 737. Me interesaba que el espectador entrara en el
cockpit, que viera lo que pasa del otro lado de esta puerta
siempre cerrada, y que pudiese comprender la pasión de un
piloto por el vuelo. La intensidad de un vuelo real le da otra
fuerza a la denuncia.
Usted devino piloto después de haber estudiado
medicina. ¿Por qué esta senda desviada?
Yo viví mis pasiones a contrapelo del orden en el cual me
surgieron. Cuando tenía tres años, sabía reconocer un Boeing
707 de un DC-8; en el colegio tomé cursos de teatro: cuando salí
de la escuela, estuve en reservas de Indios del norte del país, vi la
miseria y me decidí por la medicina. Ejercí cuatro años, pero
enseguida empecé la especialización en medicina aeronáutica.
Fui contratado por LAPA en 1988 y renuncié en 1999, dos meses
antes del accidente. Durante ese tiempo, comencé a actuar, entre
otras, en Garage Olimpo, de Marco Bechis y en Esperando al
Mesías, de Daniel Burman.
¿Tres carreras a la vez es diletantismo?
Hago todo mal. No, en realidad soy un piloto muy seguro, un
médico peligroso y un actor muy profesional.
¿Usted continúa volando?
No. Ninguna compañía argentina me ha querido contratar
después del escándalo. He volado mucho para el rodaje del film.
Tuve que volver a pasar la habilitación sobre 737, pero la obtuve
en Brasil.
¿Rodó los planos de aeropuerto y de vuelo en Brasil?
No, con excepción de un plano, rodamos todo en Argentina en
los aeropuertos, las terminales y los galpones, sin autorización, lo
que demuestra que el sistema de seguridad argentino no
funciona. Estaba ahí para hacer un film, pero también podría
haber sido miembro de Al-Qaeda.
Yo quisiera que alguien me explique cómo se puede rodar un film
en 35 mm con una actriz muy conocida (Mercedes Morán) y que
no pase nada. Cuando filmamos sobre las Cataratas de Iguazú,
había que describir círculos con el avión para volver cada vez al
mismo lugar para rodar en dirección contraria a la precedente
(contracampo?) de cada toma. Hemos volado cuatro horas en el
lugar; los controladores nos preguntaban qué era lo que
estábamos haciendo y les dábamos respuestas muy vagas. Pero
no hemos hecho pasar un solo peso por debajo de la mesa.
Hemos utilizado la ineficacia del sistema, no su corrupción.
¿Cuánto costó el film?
Dos millones de dólares. Pero el primer día de rodaje en
diciembre 2001 coincidió con el crack bancario argentino. El
presupuesto estaba colocado en el extranjero y triplicó su valor.
Es uno de los únicos aspectos positivos de esta crisis.
¿En qué está el asunto de LAPA?
El jucio debería tener lugar a fin de año. La compañía quebró.
Entrevista por T.S.
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material periodístico diario Le Figaro, 29 de Junio de 2005
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material periodístico diario Le Figaro (Francia), 29 de Junio de 2005
Ex piloto de l nea, Enrique Pi eyro denuncia en Whisky Romeo Zulu las fallas de una compa a a rea.
Las alas de la integridad
Emmanu le Frois
El 31 de agosto de 1999, el Boeing 737 de la compañía
argentina Lapa se incendiaba después de haber chocado con un
terraplén en pleno centro de Buenos Aires. Sesenta y siete
personas perdieron la vida en este accedente. En el Whisky
Romeo Zulu, Enrique Piñeyro, actor, director y ex piloto de la
compañía que había dimitido dos meses antes de la catástrofe,
denuncia con su primer largometraje la corrupción y las
complicidades que existían entre la Fuerza aérea argentina y la
compañía Lapa para eludir de los controles de seguridad a fín
de obtener mayores beneficios económicos.
“Yo quería aportar mi testimonio”, explica Enrique Piñeyro.
“Esta tragedia no es más que un episodio, una historia entre
tantas otras que ilustra de modo dramático el desdén por la
vida que parece inscripto en los genes de la sociedad argentina.
Yo no quería que este drama se diluyeera en la memoria
colectiva.”
Testigo directo, Enrique Piñeyro que actúa de sí mismo en el
film, reconstruye todos los hechos que se han desarrollado
antes de “esta caída previsible, inevitable. La falta de
mantenimiento de los aviones, la falta de instrucción y la fatiga
crónica de los pilotos que no habían tomado vacaciones por
años, todo eso representaba un cóctel letal terrible. Por otro
lado, LAPA tenía una política bien experimentada. Prohibía a los
pilotos tener otros empleos. Una manera de mantenerlos bajo
presión, de tenerlos rehenes y de impedir que se rebelen.”
Pero Enrique Piñeyro siempre había soñado con volar. “A los 3
años, podía distinguir un 707 de un DC 8”. Habría que terminar
sus estudios de medicina antes de convertirse en piloto. “Mi
padre había perdido a sus padres en un accidente de avión.
Para él, quedaba excluida la posibilidad de que yo fuera piloto.”
Con la obstinación que lo caracteriza, hizo caso omiso pero sus
alas se quebraron con la caja negra del Boeing 737. “Cuando
comencé a tener problemas con LAPA, me dirigí hacía mi otra
pasión, la actuación. Había estudiado con el actor Lito Cruz.
Después de que en 1998 Marco Bechis me dirigiera en Garage
Olimpo, los papeles se fuernon sucediendo.”
Apoyado por pruebas abrumadoras, Enrique Piñeyro arregla sus
cuentas con “la Fuerza aérea que es una de las instituciones
más corruptas de Argentina”.
“Nuestro presidente, que ha visto el film, declaró públicamente
que el gobierno iba a poner todo en órden para asegurar los
vuelos pero mientras la Fuerza Aérea sea incapaz de administrar
el espacio aéreo, los accidentes pueden ocurrir en cualquier
momento.”
¿Tuvo miedo de volar en esas condiciones?
“¡Un piloto que nunca tiene miedo es suicida! exclama divertido
con aspecto serio. “Me negué cientos de veces a tomar los
comandos cuando consideraba que el avión no estaba en
regla.”
A pesar de la tristeza de haber perdido amigos y colegas en el
accidente del Boeing 737, se alegra de que la justicia haga
finalmente su trabajo. “Por primera vez en la Argentina toda la
dirección de una empresa y la autoridad aeronáutica van a tener
que enfrentar un juicio penal por negligencia criminal. Yo
atestiguaré en el proceso.”
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material periodístico Cahiers du Cinema, Julio-Agosto de 2005
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material periodístico Cahiers du Cinema, Julio-Agosto de 2005
Parar la pelota
por Francois B gaudeau
A la izquierda de los créditos, un montaje de imágenes
extractadas de la televisión: el número uno de la compañía
aérea LAPA, el Ministro argentino de Transporte, el juez de la
causa del Boeing 737 accidentado en Buenos Aires, y hasta el
presidente Carlos Menem acudiendo a la hoguera de chapas en
esa noche dramática del 31 de agosto de 1999. Conmovedor
final, que muestra en caliente un zapping condensado de la
gresca nacional en la cual se inspira la ficción de Whisky Romeo
Zulu. Conmovedor desfile de los originales después de ver a sus
clones. Posdata de doble filo, que ratifica a posteriori la decisión
de basarse en hechos reales, y a la vez clasifica de
“reconstrucción” lo que acaba de suceder. Firma de una
película-informativa que es mucho más que una películainformativa, y mucho menos.
Único en figurar en ambas series de imágenes, documentales o
de ficción, Enrique Piñeyro aparece en la televisión tal cual es,
tal como habita en los planos de su película durante una hora
cuarenta, en ese mismo papel de comandante de abordo
(primero en la vida real y después en el cine) quien preocupado
por el desarrollo de las cuestiones de seguridad, se abre miles
de veces a sus superiores, los advierte no menos veces sobre el
accidente al cual se exponen la tripulación y los pasajeros, y
finalmente renuncia poco antes de la catástrofe. Después de lo
cual, Piñeyro se vuelca al oficio de actor, carrera que ya había
empezado mientras aún era piloto, y ahora se revela en esta
primera película el neocineasta ideal, que para Francia sería el
ex policia Olivier Marchal si su experiencia profesional no fuera
ante todo un apartado de su currículum vitae.
Para Piñeyro, experiencia significa, al contrario, el haber sufrido
en carne propia lo que filma y el correspondiente respeto para
contar lo que vivió. Los amigos del detalle encontrarán para
saciarse una película a la medida de un obsesivo de la
meticulosidad. ¿Falta un matafuego? No despegará. ¿Un guiño
defectuoso? No despegará. ¿Tiembla bajo los pies? Alerta. El
hombre no acepta el abandono progresivo de la “cultura
operacional” y en la puesta en escena la muestra tal cual es.
Bellos despegues live con verificaciones metódicas de todos los
indicadores –¿alguna vez se han filmado los aviones de manera
tan informada y sobria? Conocidos, respetados, los hechos no
necesitan, para resaltar, ni del virtuosismo de una exhibición
área, ni del estremeciemiento documental. Tanto en tierra como
en vuelo, la cámara de Piñeyro no es estruendosa.
Si acaso existe un desahogo en el deseo de hacer cine, es más
bien en una disposición narrativa que trenza la investigación
sobre la negligencia que llevó al accidente, las vanas
advertencias de los meses precedentes, la pasión que T (su
nombre de actor) sintió de adolescente por su compañera de
colegio Marcela, su reencuentro con ella cuarenta años después
y la posterior ruptura cuando ella, ahora gerente de la
aerolínea, lo invita a retirar su queja contra la compañía. Aun
rozando la gratuidad, este juego de palitos chinos temporal no
llega nunca a ser ampuloso. Hay algo que mantiene retenido lo
que, de haberse lanzado, podría haber tomado la velocidad
insulsa de un testimonio riguroso. Mejor dicho, alguien: Enrique
Piñeyro, nuevamente, como actor. Como un paracaídas
desplegado a la cola del avión después del aterrizaje, él mismo
frena la máquina cuyas llamas ha avivado. ¿Cómo? Siendo el
actor más lánguido del mundo. Donde hay actores que
dinamitan el plano, él instila ahí una fuerza blanda, versión
sustractiva de la fuerza tranquila. “Destruís todo”, le reprocha
Marcela, “destruís tus propios sueños de infancia de volar.”
Falso: detiene el juego para que todo sea posible.
Detener la actuación, quizás sea esta la primer cualidad de un
actor. Ser ese ángulo muerto del plano dónde vienen a
estrellarse las autopistas del sentido. Y antes que nada, detener
su propia actuación; es allí donde se destaca Piñeyro, siempre
un punto debajo de la interpretación. Menos que comandante,
menos que justiciero en cruzada contra los malos, menos
contínuamente depresivo que Bill Murray a quien se parece,
menos rígido que Russel Crowe que se le parece. Sweater, jeans,
mochila de profesor de inglés, cabellos un poco grasos, calvicie
discreta, tirado en su silla como si fuera a deslizarse hasta caer
al suelo como un charco y luego desaparecer absorbido por el
piso.
Aún más cerca de la ausencia: su palabra. Poco elocuente y
habiendo reducido su nombre a la porción incongruente de una
consonante, mantiene hoscamente su murmullo al límite de lo
inaudible. Tono jamás levantado, y esta pequeña voz menos que
viril que sólo los grandes (Auteuil en Francia) pueden permitirse.
Una vez, sola una vez, T alza la voz. Para decir que está
empeñado en esta investigación porque escuchó una y otra vez
los cuarenta segundos de la grabación de la caja negra donde
dos pilotos “se sabían perdidos”, y porque encontró en la
palanca los tres dedos del comandante que murió intentando
restablecer el avión. Es en ese momento cuando se revela la
esencia de su mesura irreductible: actor por adopción, Piñeyro
sigue siendo el piloto que fue. La historia que filma, el oficio
que actúa le son más queridos que la película y que la
actuación juntas.
Cahiers du Cinéma – Julio/ Agosto 2005
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material periodístico revista Premiere
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material periodístico xxxxx
A prop sito de Whisky Romeo Zulu
Revelaciones
Ex piloto de línea aérea que denunciara la corrupción de su empresa, Enrique Piñeyro escapó por poco a un monstruoso accidente.
De ahí surgió su primera película.
por Gaël Golen
Première/ ¿Cómo nació Whishy Romeo Zulu?
WHISKY ROMEO ZULU
Enrique Piñeyro/ Cuando el Boeing 737 de LAPA cayó el 31 de
agosto de 1999, yo estaba mirando la televisión. Acababa de
suceder lo que temía desde hacía años. Lo primero que hice fue
llevar al juez todos los documentos que demostraban que la
empresa era responsable. Pero ningún juicio puede expresar lo
que viví. Sesenta y siete personas murieron en este accidente,
incluidos algunos de mis amigos; cuando uno está involucrado
en una historia como esa, tiene la obligación de decir la verdad.
La Historia: Un piloto de línea de la compañía argentina LAPA se
niega a despegar si un avión no cumple con las condiciones de
seguridad. Considerado por sus superiores como fastidioso y
molesto, así como por algunos de sus colegas quienes temen
perder su empleo, el comandante rebelde termina renunciando.
Unos meses más tarde, un accidente de un avión de la
compañía enluta al país.
¿Y por qué no un documental?
La ficción es la mejor forma de transmitir emociones. Quería
que el espectador sintiera la ira y la impotencia que me
invadieron cuando vi las imágenes del accidente. El problema
del documental, es que hubiera habido muchas imágenes del
accidente y de sus consecuencias, sobre todo judiciales, pero
nada de lo que llevó a este accidente. El accidente es el último
capítulo de una larga historia, y es precisamente esa historia la
que quería contar.
Actúa su propio papel bajo su dirección en una película
que produjo y escribió, ¿es el ego?
Para que fuera creíble, quería un actor que supiera
verdaderamente pilotear un 737; y en la Argentina, eso no es
frecuente. Igual que para la producción, sabía que nadie
apostaría un peso por esta película: demasiado arriesgado tanto
en el aspecto financiero como en el judicial. Me di cuenta
rápidamente de que era mucho más simple asumir todos los
roles.
Las secuencias finales, a partir de material de archivo, le
dan una fuerza increíble a la película...
Dudamos en incluir esas imágenes de archivo, especialmente
aquellas en las que aparecía yo. La dejé porque me di cuenta
que afirmaba mi punto de vista. Si le digo “soy la persona que
vivió todo lo que acaban de ver”, su percepción cambia
radicalmente. Un director austríaco me preguntó si era una
imagen que había agregado. Pero no, soy yo, y es realmente mi
historia. Eso me da una autoridad increíble. Toda la parte
ficcional se convierte en algo muy complejo para el espectador,
quien está obligado a repensar la película. ¿Qué es verdad?
¿Qué es mentira? Esta autenticidad da una fuerza todavía más
potente a la denuncia. Y era lo que buscaba: procurar que eso
no sucediera más, mantener el recuerdo de este accidente.
Más real que real
Es una de esas biografías en las que un actor se pone el traje
del héroe común que intenta oponerse a la carrera hacia las
ganancias a cualquier costo. Pero Enrique Piñeyro, en su
primera película como actor-director, reinventa el género.
Porque este sólido actor, visto esporádicamente en películas
confidenciales, cuenta su propia historia. Y la culpabilidad de no
haber evitado la catástrofe que dejó sesenta y siete victimas
parece jamás dejar de atormentarlo.
La película, es cierto, es imperfecta en su forma y su escritura.
La parte menos convincente es la que superpone un intermedio
romanesco (en parte auténtico) a la fuerza bruta de los eventos
descriptos. Pero, cuando se pega a los hechos que llevaron a la
catástrofe, estamos en el registro de una película social de
suspense: ¿hasta dónde la compañía pondrá en peligro la
seguridad de sus pasajeros haciendo volar aviones listos para el
desguace? ¿Qué piloto dentro de los que no se animan a
rebelarse despegará una vez demás? ¿Los responsables serán
reconocidos culpables? A la hora en qué la televisión nos
muestra “La ferme des célébrités”, es reconfortante ver al cine
enfrentar así a la realidad.
Tres buenas razones para ir
Una realidad que causa (mucho) escalofrío.
El tono de cine-denuncia, en desuso desde los ‘70.
La satisfacción de ver a un actor pilotear realmente un Boeing
737.
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material periodístico semanario Le Canard Enchaîné, 29 de Junio de 2005
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material periodístico semanario Le Canard Enchaîné, 29 de Junio de 2005
semanario Le Canard Encha n , 29 de junio de 2005
LOS FILMS QUE SE PUEDEN VER ESTA SEMANA
Whisky Romeo Zulu
Este film meticuloso e implacable es un objeto de lo más
asombroso: describe fielmente la rebelión de un comandante de
a bordo argentino contra la corrupta compañía LAPA que hacía
volar sus aviones descuajeringados en violación de las reglas de
seguridad, hasta el accidente final del Boeing 737 matrícula WRZ
el 31 de agosto de 1999.
En donde la reconstrucción se reune con la realidad, en imágenes
de archivos...porque el director y actor principal Enrique Piñeyro
no es otro que el comandante de a bordo mismo, que renunció
¡dos meses antes del drama! Su film pedagógico y acusador no
puede sino evocar el encadenamiento fatal de otros accidentes,
pero constituye también un testimonio sobre la delincuencia de
la sociedad argentina.- D. F.
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material periodístico diario La Nación, 28 de Mayo de 2005
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material periodístico diario La Razón, Jueves 21 de Abril de 2005
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material periodístico diario Clarín, domingo 3 de Octubre de 2004
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material periodístico diario Crónica, domingo 3 de Octubre de 2004
91
material periodístico diario La Prensa, domingo 3 de Octubre de 2004
92
material periodístico Sud Ouest (Biarritz, Francia), lunes 4 de Octubre de 2004
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material periodístico El Diario Vasco(Biarritz, Francia),
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material periodístico El Diario Vasco (Biarritz, Francia), domingo 3 de Octubre de 2004
95
material periodístico Sud Ouest (Biarritz, Francia), sábado 2 de Octubre de 2004
96
material periodístico Sud Ouest (Biarritz, Francia), domingo 3 de Octubre de 2004
97
material periodístico diario La Razón, 20 de Abril de 2004
98
material periodístico diario Hoy (La Plata), 21 de Abril de 2004
99
material periodístico diario Clarín, domingo 24 de Octubre de 2004
100
material periodístico diario La Nación, domingo 11 de Noviembre de 2004
101
material periodístico diario Página 12, sábado 18 de Diciembre de 2004
102
material periodístico diario Clarín (Buenos Aires), sábado 18 de Diciembre de 2004
103
material periodístico diario Crónica (Buenos Aires), sábado 18 de Diciembre de 2004
104
material periodístico diario Clarín (Buenos Aires), jueves 16 de Diciembre de 2004
105
material periodístico Diario Popular (Buenos Aires), domingo 19 de Diciembre de 2004
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material periodístico xxxxx
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WHISKY
ROMEO
ZULU
material periodístico
festivales
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material periodístico festival de Biarritz, septiembre de 2004
109
material periodístico Festival Internacional de Cine de Toronto, septiembre de 2004
110
material periodístico Festival Internacional de La Habana, Diciembre de 2004
111
material periodístico New York Lincoln Center - Latinbeat, Septiembre 2004
112
material periodístico Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, abril de 2004
113
material periodístico Semana de Cine Argentino | American Cinematheque en el Egyptian Theatre, Los Angeles, EEUU, noviembre de 2004
114
material periodístico Festival de Flanders-Gent (Bélgica), Octubre de 2004
115
material periodístico Pantalla Pinamar | encuentro de cine argentino y europeo, Diciembre de 2004
116
material periodístico World Film Festival de Bangkok, Octubre de 2004
117
material periodístico Santa BArbara Film Festival, Estados Unidos – Enero de 2005
118
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