El medio ambiente en el desmantelamiento de la Central Nuclear

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El medio ambiente en el
desmantelamiento de la
Central Nuclear de Vandellós-I
JESÚS GARCÍA SIERRA*, SERGIO VIDAECHEA**
* Departamento Ingeniería RBMA de ENRESA
** Departamento de Proyectos de ENRESA
RESUMEN
La central nuclear de Vandellós-I se conectó a la red eléctrica por primera vez en mayo de 1972, siendo la primera central nuclear en desmantelamiento en España.
Como consecuencia de un incendio en octubre de 1989 la central
quedó fuera de servicio, procediéndose a su cierre definitivo en julio
de 1990. En esta misma fecha y por Orden del Ministerio de Industria y Energía se requirió a ENRESA la elaboración de un plan de desmantelamiento y clausura de la planta.
El proyecto de desmantelamiento y clausura fue sometido a la preceptiva Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), cuyo estudio comprendió una estimación de los efectos del proyecto sobre la población,
la fauna, la flora, la vegetación, la gea, el suelo, el agua, el aire, el clima, el paisaje, la estructura y función de los ecosistemas presentes en
el área previsiblemente afectada, la estimación de la incidencia sobre
el patrimonio histórico español, las relaciones sociales y de sosiego
público tales como ruido, vibraciones, olores y emisiones luminosas,
y la de cualquier otra incidencia ambiental derivada de su ejecución.
Después del análisis de los apartados citados se identificaron los impactos potenciales más relevantes, tras cuya evaluación se propuso un
conjunto de medidas preventivas y correctoras.
Como impactos de carácter positivo del proyecto se puede destacar la
reducción al mínimo del volumen de residuos, convencionales o radiactivos, en que se basa el sistema de gestión de materiales definido
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en el emplazamiento. Este sistema necesita un control exhaustivo de
todos los materiales del emplazamiento, candidatos a la desclasificación, cuyo destino será el reciclaje para la mayor parte o su depósito
en centros autorizados para el resto.
Otros impactos positivos detectados fueron la creación de empleo, la
liberación de suelo industrial, la reducción del impacto visual de la
instalación y la mejora del paisaje.
Finalmente y tras la propuesta de un plan de vigilancia y control sobre los impactos, con el fin de conseguir un nivel de afección mínimo o nulo sobre el medio ambiente, el Ministerio de Medio Ambiente, previo informe del CSN, resolvió formular la correspondiente
Declaración de Impacto Ambiental en septiembre de 1997, calificando al proyecto como ambientalmente viable.
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El medio ambiente en el desmantelamiento de la Central Nuclear de Vandellós-I
1.
ANTECEDENTES
La central nuclear de Vandellós-I (Fig. 1), se conectó a la red eléctrica por primera vez en mayo de 1972, siendo la primera central nuclear en desmantelamiento en España. Esta central, ubicada en el término municipal de Vandellós-Hospitalet de l´Infant
a unos 40 Km. de Tarragona capital, con 497 MW de potencia eléctrica, es la única
central española que utilizaba uranio natural como combustible, grafito como moderador y CO2 como refrigerante. Su diseño se realizó conjuntamente con Francia y es un
duplicado de la central francesa de Saint Laurent des Eaux.
Figura 1.
Esta central nuclear, propiedad de la compañía HIFRENSA, quedó fuera de servicio
a finales de 1989 tras el incendio ocurrido en el turboalternador número 2, que produjo daños en las instalaciones convencionales.
La Dirección General de la Energía, tras analizar los informes técnicos preparados
con vistas a su posible recuperación, determinó mediante una Orden Ministerial la suspensión definitiva del permiso de explotación en 1990, al mismo tiempo que determinaba las condiciones en que su propietaria debía acometer la fase previa de su desmantelamiento, para mantener a la central en parada segura y retirar el combustible
gastado del emplazamiento. En dicha Orden se pedía a ENRESA la elaboración de un
Plan de Desmantelamiento y Clausura, que fue aceptado en 1992 previo informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear.
En 1994, ENRESA presentó El Plan de Desmantelamiento y Clausura de la Central de Vandellós-I, aprobado ante la delegación Provincial del Ministerio de Industria y Energía de Tarragona. Tras diferentes trámites ordinarios, entre los que se incluye el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental en 1998, ENRESA asume la
condición de explotador responsable de la central hasta la finalización de las obras,
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en que la empresa propietaria HIFRENSA se hará cargo de la parte liberada del emplazamiento.
2.
CARACTERÍSTICAS DEL PLAN DE DESMANTELAMIENTO
De acuerdo con la definición de niveles de desmantelamiento vigente en el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el Plan de Desmantelamiento de
Vandellós I contempla los siguientes niveles de actuación:
NIVEL 1.
Actividades de acondicionamiento previo
Este nivel fue llevado a cabo entre 1991 y 1997 por HIFRENSA, la empresa explotadora de la central. Durante este periodo se realizó la descarga del reactor y la evacuación de combustible del emplazamiento, el acondicionamiento de los residuos de
operación y la extracción y preacondicionamiento de los residuos depositados en los silos de grafito. Además, se realizaron desmontajes convencionales como los depósitos de
CO2 y los grupos turboalternadores principales.
NIVEL 2.
Desmantelamiento de estructuras y preparación para la fase de latencia
Realizado bajo la responsabilidad de ENRESA, se inició en febrero de 1998 y
concluirá a finales del año 2002. Su objetivo es desmantelar todas las estructuras,
sistemas y componentes excepto el cajón del reactor, liberando la mayor parte del
emplazamiento y manteniendo el resto como zona reglamentada, con el cajón del reactor confinado en una estructura de protección de intemperie de nueva construcción.
Este nivel consta de dos fases de ejecución:
— Primera fase: Se llevó a cabo entre febrero de 1998 y febrero de 1999. Sus objetivos fueron:
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Acondicionar el emplazamiento para acometer el desmontaje en zonas radiológicas.
Desmantelar y retirar del emplazamiento equipos y estructuras convencionales.
— Segunda fase: Se inició en marzo de 1999 y terminará a finales de 2002. Sus objetivos son:
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Acometer el Plan de Desmantelamiento de Partes Activas (PDPA).
Aplicar el Plan de Desclasificación para asegurar que los materiales convencionales no tienen contaminación.
Continuar el desmantelamiento de zonas convencionales.
Expedir los residuos radiactivos al Centro de Almacenamiento de El Cabril.
Expedir los materiales convencionales a centros autorizados para su reciclaje
o deposición en vertederos autorizados.
El medio ambiente en el desmantelamiento de la Central Nuclear de Vandellós-I
Figura 2.
Periodo de latencia: Finalizado el Nivel 2, las partes del emplazamiento no liberadas permanecerán bajo la responsabilidad y vigilancia de ENRESA durante 25 años, periodo en el que la actividad radiológica de las estructuras internas del cajón decaerá
hasta un 5% de la inicial, permitiendo entonces su desmantelamiento con los mínimos
riesgos radiológicos.
NIVEL 3.
Desmantelamiento del cajón del reactor
Finalizado el periodo de latencia, hacia el año 2027, dará comienzo el último nivel
de desmantelamiento, retirando el cajón del reactor y sus estructuras internas y liberando así la totalidad del emplazamiento.
Actualmente, se está llevando a cabo el Plan de desmantelamiento a Nivel 2, que
concluirá con el confinamiento del cajón del reactor y la restauración del terreno liberado de la instalación, esta actuación supondrá la liberalización del 80% del emplazamiento (Fig. 3). El presupuesto de este Nivel 2 de Desmantelamiento es de 14.800 millones de pesetas (89 millones de euros). La previsión para el Nivel 3 se aproxima a los
35.000 millones de pesetas (210 millones de euros).
3.
EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL
La ejecución del proyecto de desmantelamiento y clausura fue sometido a la preceptiva Evaluación de Impacto Ambiental (EIA).
En el periodo de consultas previas, la memoria resumen del proyecto fue remitida
para su análisis a un total de 108 entes públicos y privados (20 organismos de las ad-
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ministraciones central y autonómica, 60 municipios, 14 centros de investigación y 14
organizaciones ecologistas de ámbito nacional y autonómico). No se presentaron alegaciones a la ejecución del proyecto, si bien se expusieron distintas consideraciones que
fueron incluidas para su cumplimiento en el condicionado de la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental.
Figura 3.
El estudio de impacto ambiental llevado a cabo comprendió una estimación de los
efectos del proyecto sobre:
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Meteorología y clima
Fauna, flora y vegetación
Geología y geotectonia
Hidrología e hidrogeología
Ecología
Demografía
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Sistema económico
Sistema territorial
Usos del suelo y agua
Espacios naturales y protegidos
Aspectos radiológicos
El paisaje
Ruido y vibraciones
Después del análisis de los apartados citados, se identificaron los impactos potenciales más relevantes que potencialmente pudiera producir el proyecto. Los que se evaluaron en el Estudio de Impacto Ambiental fueron:
— Los impactos radiológicos
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El impacto radiológico operacional, originado sobre los operarios como consecuencia de las operaciones de desmontaje, corte y gestión de materiales radiactivos.
El posible impacto radiológico al exterior, originado sobre el medio ambiente
exterior por las emisiones radiactivas procedentes de las operaciones anteriores.
Estos impactos radiológicos se encuentran analizados en el Estudio de Seguridad
del Proyecto.
— Los impactos no radiológicos
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La alteración de la calidad del aire debida a un aumento en la concentración
de partículas de polvo, y en el terreno circundante como consecuencia de la
deposición de las mismas. Esta alteración podría ser producida por la demolición de edificios y estructuras, machaqueo y movimiento de escombros, escarificado de pavimentos, relleno y aterramiento de huecos, etc., acciones todas ellas llevadas en el interior de la instalación.
Se estimó las concentraciones teniendo en cuenta: la cantidad y naturaleza del
material, el tamaño de las partículas producidas, las condiciones meteorológicas de la zona, distribución de frecuencias de viento, el radio de estudio y
el tiempo de duración de los trabajos, y se procedió a la aplicación de códigos de cálculo, a los cuales además se introdujo los correspondientes factores
de dispersión y deposición.
La producción de ruido, derivada de las anteriores operaciones, tanto por el
manejo de los materiales como por el propio ruido de la maquinaria, que superase los límites admisibles para los receptores, población humana y comunidades biológicas en los espacios naturales protegidos, situados en las proximidades de la central.
Con este objeto de fijar un nivel de referencia, se realizó un estudio de campo de los niveles existentes de ruido tanto de la instalación en fase de operación como tras su parada definitiva.
Asimismo, el Estudio de Impacto Ambiental establecía una serie de impactos positivos derivados del proyecto de desmantelamiento:
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La reducción del impacto radiológico actual de la instalación como consecuencia
del desmontaje de las partes activas, el acondicionamiento y almacenamiento de
los residuos, el confinamiento del cajón del reactor, etc., eliminando los posibles
problemas asociados a instalaciones que están contaminadas radiactivamente.
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La reducción al mínimo del volumen de residuos, convencionales o radiactivos,
en que se basa el sistema de gestión de materiales definido en el emplazamiento,
el cual necesita de un control exhaustivo de todos los materiales del emplazamiento, candidatos a la desclasificación, cuyo destino será el reciclaje para la mayor parte o su depósito en centros autorizados para el resto.
La creación de empleo y demanda de actividades secundarias como la construcción, el suministro de maquinaria y equipos, la contratación de servicios, etc.
La liberación de suelo industrial y el retorno de terrenos al dominio público
La mejora del paisaje y la reducción del impacto visual de la instalación, como
consecuencia de una reducción significativa del número de edificios y de la altura del edificio del reactor.
Todos los impactos radiológicos y convencionales identificados fueron evaluados
como compatibles con la Declaración de Impacto Ambiental, incluyendo el Estudio de
Impacto Ambiental una propuesta de medidas preventivas y correctoras y un Plan de
vigilancia y control de estos impactos, hasta alcanzar un nivel de afección mínimo o
nulo sobre el medio ambiente
Finalmente y tras la propuesta del Plan de vigilancia y control sobre los impactos,
el Ministerio de Medio Ambiente, previo informe del CSN, resolvió formular la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental en septiembre de 1997, calificando al proyecto como ambientalmente viable.
4.
GESTIÓN DE MATERIALES: UNA APUESTA POR EL RECICLAJE
Tanto en las partes activas como en las convencionales, el desmantelamiento ha generado un gran volumen de materiales para los que ENRESA viene aplicando vías de
reutilización con el objetivo de reducir al mínimo la gestión de residuos, ya sean éstos
radiactivos o convencionales.
En este sentido, ENRESA apuesta por una política de optimización de recursos y
reducción al mínimo del volumen de materiales residuos que permitirá reciclar, dentro
o fuera del emplazamiento, más del 95% de los materiales generados durante el desmantelamiento.
Durante el Nivel 2 de Desmantelamiento se generarán 296.000 toneladas de materiales, menos del 1% de las cuales (2.000 toneladas) serán gestionadas como residuos
radiactivos y transportadas en contenedores CMT (Fig. 4) al centro de almacenamiento de El Cabril.
Del resto, 244.000 t. son materiales diversos procedentes de zonas inactivas, 46.000 t.
de hormigón y 4.000 t. de chatarras de zonas activas.
De los residuos generados aproximadamente un 10% corresponde a residuos tóxicos y peligrosos y el resto a residuos inertes, urbanos y asimilables a urbanos, tales
como papel, cartón, chatarra, etc. Todos los residuos generados han sido retirados a través de empresas autorizadas para su adecuada gestión externa.
Como ya se ha comentado el reciclaje, es una prioridad pese a que los materiales
generados durante el desmantelamiento cuyo destino es la reutilización dentro del emplazamiento representan el volumen más importante (93%).
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Figura 4.
Contenedores CMD y CMT
Además la política de reciclaje contempla el que durante las obras, no sólo se reciclen los materiales, sino que, en conexión con una más amplia política de optimización
de recursos, también se encuentran nuevas funciones para los espacios, los recursos tecnológicos y los recursos humanos.
En general, se pretende maximizar el rendimiento de todos los activos existentes en
el emplazamiento que posean todos o algunos de los siguientes atributos:
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4.1
Reutilizable
Transportable
Periférico
Adaptable
Materiales convencionales
Se entiende por material convencional aquel que nunca ha tenido contacto con zonas activas radiológicamente, o bien aquel que, pese a proceder de zonas activas, ha
sido desclasificado por el Servicio de Protección Radiológica de la central una vez pasados satisfactoriamente los cinco controles preceptivos.
Para cumplir con el objetivo de minimizar el volumen de residuos convencionales,
los materiales generados pueden reutilizarse a dos niveles:
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Interno. Es el destino prioritario. El Plan de Desmantelamiento y Clausura (PDC)
prevé la reutilización en el propio emplazamiento de la mayor parte de los materiales generados a raíz de la demolición de estructuras y edificios.
Externo. La optimización de los materiales convencionales generados durante el
desmantelamiento se completa con el aprovechamiento del mayor volumen de los
mismos en diversas actividades industriales externas.
Estos últimos materiales, al igual que los residuos convencionales, son gestionados,
una vez salen del emplazamiento, por organismos autonómicos como la Junta de Resi-
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duos de la Generalitat y el Consell Comarcal del Baix Camp. Estos organismos se encargan finalmente de almacenar los residuos en centros especializados o bien de hallar
el uso industrial adecuado para aquellos materiales que puedan reutilizarse.
4.2.
Material contaminado
Al igual que en el caso de los materiales convencionales, la política de gestión de
los contaminados también pretende reducir el volumen de residuos, mediante:
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■
Optimización interna. Se trata de la descontaminación en el propio emplazamiento de aquellos materiales que, por su baja tasa de actividad o por sus
componentes y geometría, permiten una sencilla descontaminación que no genera un excesivo volumen de residuos líquidos ni un riesgo radiológico apreciable para los trabajadores. Una vez descontaminados, estos materiales se incorporan al proceso de desclasificación que los conducirá a la gestión
convencional.
Optimización externa. Se trata de la reutilización industrial de materiales contaminados que, por su naturaleza, composición isotópica y pequeño grado de contaminación son susceptibles de ser reciclados dentro del campo nuclear.
El resto de los materiales contaminados que se generan durante el desmantelamiento de partes activas, es decir, los que no se pueden descontaminar ni reutilizar,
son gestionados como residuos radiactivos de baja y media actividad y expedidos al
centro de almacenamiento de El Cabril.
4.3.
Control de materiales
Dada la gestión de materiales que es preciso llevar a cabo, uno de los puntos esenciales del proyecto es el control exhaustivo de todos los materiales procedentes del emplazamiento, para segregar los que contengan implicaciones radiológicas de aquéllos
que estén limpios.
Para reducir al máximo el volumen de residuos y hallar vías de reutilización para
el resto, se implantó en la instalación un sistema de gestión de materiales que garantiza el correcto destino de los mismos, especialmente para aquellos materiales que proceden de partes activas.
En este sentido, ENRESA ha puesto en marcha un sistema de gestión que establece hasta cinco controles preceptivos para todos aquellos materiales procedentes de partes activas que, por su historial y sus características, sean candidatos a la desclasificación y, por tanto, sean susceptibles de ser gestionados como convencionales.
La desclasificación de materiales es un acto administrativo en el que se certifica la
inexistencia de implicaciones radiológicas en materiales procedentes de partes activas y
que, por tanto, pueden salir del emplazamiento con destinos convencionales.
El proceso de desclasificación tiene su punto de partida en la aplicación de dos controles que tienen el objetivo de planificar los trabajos de desmontaje y los medios de
protección para los trabajadores que intervendrán en los mismos. Se trata del conoci-
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miento histórico del funcionamiento del equipo o sistema que se va a desmantelar, y
del análisis de hasta tres estudios radiométricos realizados en el emplazamiento.
Estos dos controles previos se complementan en el mismo lugar de intervención
con la denominada caracterización "in situ", realizada con equipos portátiles por los
técnicos del Servicio de Protección Radiológica. Una vez se obtiene el resultado de estos tres controles, el material presuntamente limpio es alojado en un contenedor CMD
(Fig. 4) e inicia, ahora como Unidad de Manejo Autorizado (UMA), el proceso de desclasificación.
El cuarto de los controles es el que certifica la calidad y eficacia del proceso y, en
consecuencia,el que otorga a los materiales la condición de materiales desclasificados. Se
trata de la medida íntegra de los contenedores con el medidor de bajo fondo (Fig. 5).
Este dispositivo analiza la carga radiológica del material alojado en un contenedor
CMD mediante un sistema de medida por espectrometría gamma que permite trabajar
a nivel industrial con una precisión de laboratorio. Sólo después de que el medidor de
bajo fondo ratifique una vez más que el material no excede los niveles establecidos por
el CSN, éste es desclasificado por el Servicio de Protección Radiológica.
Figura 5.
Medidor de bajo fondo
El quinto y último de los controles se ubica justo antes de la salida de los transportes. Se trata de un pórtico de gran superficie (Fig. 6) por el que debe pasar cualquier transporte antes de salir del emplazamiento. Su cometido es verificar definitivamente la inexistencia de cualquier componente radiactivo tanto en el material preparado
para ser expedido a un destino convencional como en el propio medio de transporte.
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Todo este proceso se encuentra en la actualidad plenamente operativo, con las expediciones de materiales desclasificados a sus destinos.
Con el objetivo de garantizar la trazabilidad del proceso, se ha desarrollado un Sistema de Gestión de Residuos el cual, sobre una aplicación informática, permite seguir
con detalle cada uno de los flujos de materiales tanto convencionales como de partes
activas.
Sólo con la combinación de todas estas tareas y minuciosos tratamientos se puede
asegurar que todos los materiales evacuados de la central no exceden los niveles de desclasificación y son controlados y registrados de forma eficiente.
Figura 6.
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Pórtico de control de salida
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