Ministerio de Hacienda Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas Inc. I1309010M BUNAL DE APELACIONES DE LOS IMPUESTOS INTERNOS Y DE ADUANAS: San Salvador, a las ocho horas del día veintisiete de febrero del año dos mil catorce. VISTOS en apelación la resolución pronunciada por la Dirección General de Impuestos Internos, a las nueve horas veinte minutos del día veintidós de agosto del año dos mil trece, mediante la cual se sancionó al señor ------------------ con multa por la cantidad de TRESCIENTOS TRECE DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CON SETENTA Y CUATRO CENTAVOS DE DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($313.74), por omitir la emisión y entrega de los documentos exigidos por el Código Tributario, de conformidad a lo establecido en el artículo 239 letra a) del citado Código. Y CONSIDERANDO: I.- Que el señor ----------------- actuando en su carácter personal, al interponer Recurso de Apelación expresó no estar de acuerdo con la resolución emitida por las razones siguientes: “““VIOLACIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUAR SIN DELEGACION DE FUNCIONARIO COMPETENTE Señores miembros del Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y Aduanas, el Señor Subdirector de Medianos Contribuyentes, ha actuado sin la debida delegación que le compete al funcionario correspondiente, debido a que manifiesta en la resolución mediante la cual otorgo plazo para la audiencia y apertura a prueba que actúa por delegación de la Dirección General, por lo tanto nuestro argumento al respecto los planteamos de la siguiente manera: el articulo 6 literal g) de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos establece como una de las funciones del Director General la distribución orgánica de las funciones y tareas encomendadas a los diferentes departamentos y secciones de la Dirección General”, en principio la Subdirección de Medianos Contribuyentes no es departamento ni sección, 9ª. CALLE PONIENTE ENTRE 83 Y 85 AVENIDA NORTE NÚMERO 8169, COLONIA ESCALÓN TEL. 2244-4200 y 2244-4224 “PRIMER TRIBUNAL EN EL MUNDO CERTIFICADO BAJO LA NORMA ISO 9001 POR LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NORMALIZACION Y CERTIFICACIÓN AENOR” por lo tanto no establece dicha disposición que le puede distribuir funciones al Subdirector de Medianos Contribuyentes el Señor Director General, aunado a ello se debe separar dos aspectos, uno es el nombramiento de un funcionario y otra es la delegación de funciones, un ejemplo concreto y evidente es el hecho que el Director General y el Subdirector General lo nombran los titulares del Ramo de Hacienda, pero no le otorgan funciones, ya que las atribuciones las otorga la Ley orgánica de dicha institución, por lo tanto, con el debido respeto expresamos que la delegación de facultades para emitir resoluciones de audiencia y apertura a prueba como parte del proceso de liquidación de oficio según lo establece el artículo 7 literal e) de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, corresponden al Subdirector General, en consecuencia la actuación del señor Subdirector de Medianos Contribuyentes adolece de vicio de ilegalidad: al respecto hemos advertido que dicha actuación ha sido defendida por la Administración Tributaria argumentando el contenido de los fallos de la Sala de lo Contencioso Administrativo referencias 39-F-97 y el 367-C2004, en ambos dicha sala previo dar un brillante razonamiento otorga la razón a la Administración Tributaria declarando la legalidad de los actos, pero no obstante que en el primero el actuante estaba controvirtiendo un acto emitido por el Coordinador General de Principales Responsables Tributarios y en el segundo un acto emitido por el Jefe de la División Jurídica, ambos casos tienen como factor común que las delegaciones con base a las cuales actuaban dichos funcionarios emanaban del Subdirector General de Impuestos Internos, por la tanto sostener que dichos fallos son el antecedente a considerar para fundamentar la delegación del Director General cuando en los casos de dichos fallos todo el proceso de liquidación de oficio fue delegado por el Subdirector General, carece de fundamento jurídico. Puede advertirse que el Auto de designación de auditor para actuar como Fedatario ha sido firmado por el Subdirector de Medianos Contribuyentes, expresando que actúa por delegación del Subdirector General distinta a la actuación para el otorgamiento de Audiencia. VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUACIÓN SIN ESTAR DESIGNADO EN EL AUTO DE COMISION Señores miembros del Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y Aduanas, de la visita del Fedatario se advierte que en el auto de designación solamente este designa una persona, sin embargo al establecimiento se hicieron presentes dos 2 personas, lo cual al no estar designado constituye violación al artículo 174 en relación al artículo 173 literal p) ambos del Código Tributario, en consecuencia una violación del principio de legalidad. Lo anterior se demuestra con declaración jurada de tres personas que presenciaron la actuación del FEDATARIO quien no se presentó solo, sino en compañía de otra persona. Al respecto de conformidad a lo dispuesto en el artículo 208 del Código Tributario, las acta levantadas por FEDATARIO constituyen prueba documental, para estar en igualdad procesal se debe considerar con igualdad de valor de prueba la declaración jurada que se hace constar en acta notarial de tres personas que observaron la actuación del Fedatario y de la persona no designada, como prueba en el sentido que una segunda persona actúo sin estar facultades para ello. Es pertinente expresar que el Código Tributario al referirse en el artículo 200 que no se admite prueba testimonial al integrar dicho artículo con el contenido del artículo 203, se establece la conclusión que dicha disposición se refiere a las pruebas para probar gastos, ingresos y deducciones, pero no a hechos como la misma presencia del Fedatario, lo cual de no poderse controvertir por la presencia de personas que observaron su actuar quedaría el administrado en total indefensión, es decir a mi representada se le violaría el derecho de defensa. SANCION SIN SUSTRATO FACTICO Ratificamos que la factura por la operación de compra del Fedatario efectivamente se emitió por lo tanto el hecho que se alega como violación de disposición expresa carece de fundamento jurídico, lo cual será demostrado en ocasión de presentación de pruebas, en las cuales también se dejará de manifiesto que se está imponiendo sanciones atribuyendo responsabilidad objetiva. ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD OBJETIVA El IUS PUNIENDI o facultad sancionadora del Estado tiene su fundamento en el artículo 14 de la Constitución, por lo tanto tiene principios comunes entre el derecho sancionador penal y el administrativo, por consiguiente la Administración Tributaria debe demostrar que ha existido DOLO, NEGLIGENCIA O CULPA para que surja la posibilidad de imponer una sanción, circunstancias que no han ocurrido pues no se plantean en el acta de comprobación. Al respecto por mi parte, se refrendaron instrucciones mediante memorándum de fecha 12 de noviembre de 2012 y 02 de enero 3 de 2013, en el sentido que se debe emitir el documento correspondiente por la venta que se realice, además de ello se demuestra con la emisión de la factura 077101 de fecha 25 de febrero de dos mil trece correspondiente a la operación realizada por el Fedatario, demostrando con ello que efectivamente se emitió la factura y que la no entrega corresponde a una (sic) olvido involuntario pero que no existe dolo, culpa ni negligencia atribuida a mi persona como titular de la empresa, por lo tanto si el derecho administrativo sancionador debe cumplir con los mismos elementos de derecho penal la imposición de sanción no tiene fundamento jurídicos, por cuanto no es legal hacer determinación de responsabilidad objetiva. Argumentos expuestos ante la Administración Tributaria, sin que hayan sido correctamente valorados (…)”””. II.- Que la Dirección General de Impuestos Internos, habiendo tenido a la vista las razones en que la apelante apoya su impugnación, procedió a rendir informe de fecha diecinueve de noviembre del año dos mil trece, justificando su actuación en los términos siguientes: “““VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUAR SIN DELEGACIÓN. El impetrante manifiesta, su total desacuerdo con la resolución emitida debido a que el Subdirector de Medianos Contribuyentes, ha actuado sin la debida delegación según el artículo 6 literal g) de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos; así como actuar sin estar designado en el auto de comisión debido a que el día de la visita a su establecimiento se presentaron dos personas, lo cual al no estar designado uno de ellos constituye violación a los artículos 174 y 173 literal p) del Código Tributario Además agrega la apelante que las actas levantadas por el Fedatario constituyen prueba documental esto según el artículo 208 del Código Tributario, y que para estar en igualdad procesal se debe valorar como prueba la declaración jurada de tres personas que observaron la actuación del Fedatario lo cual consta en acta notarial, que el artículo 200 del Código Tributario al referirse que no admite prueba testimonial al integrar dicho artículo con el contenido del artículo 203 del citado Código, concluye que dicha disposición se refiere a las pruebas para probar gastos, ingresos y deducciones pero no hechos como la misma presencia del Fedatario. 4 Así mismo, manifiesta que la factura por la operación de compra del referido Fedatario efectivamente se emitió por lo tanto el hecho que se le atribuye como violación de disposición expresa, carece de fundamento jurídico ya que la no entrega de dicho documento corresponde a un olvido involuntario. De igual manera argumenta que el IUS PONIENDI o Derecho Sancionador tiene su fundamento en el artículo 14 de la Constitución de la República de El Salvador por lo tanto, tiene principios comunes, es el caso que las sanciones administrativas o ejercicio del derecho sancionador administrativo debe cumplir con los mismos principios del derecho sancionar penal, por lo tanto, debe esta administración tributaria demostrar que existió DOLO, NEGLIGENCIA O CULPA para imponer unas sanción. JUSTIFICACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA “““… que el artículo 3 de la Ley Orgánica de la Dirección General Impuestos Internos, establece como funciones básicas de esta Dirección aplicar y hacer cumplir las leyes referente a los impuestos cuya tasación, vigilancia y control le estén asignados, el pronunciamiento de resoluciones en sus distintos grados entre otras; de tal forma que al analizar lo prescrito por el artículo 260 del Código Tributario, se observa que el legislador ha dispuesto que previo a la emisión del acto administrativo para la aplicación de sanciones aisladas que por infracciones a las normas contenidas en el Código Tributario y demás Leyes Tributarias corresponda imponer a esta Administración Tributaria, debe ordenar la iniciación del procedimiento de Audiencia y Apertura a Pruebas regulado en dicho artículo, de tal forma que puede observarse que existe una armonía entre dichos cuerpos legales, ya que las atribuciones se enmarcan al ente como tal, de tal forma que la misma es delegable dentro de su organización interna por facultárselo en el artículo 8 inciso tercero de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, por lo tanto, cuando se acuerda delegar en un funcionario determinado, para que emita y autorice con su firma y sello, un Auto por medio del cual se concedan plazos para ejercer los derechos de audiencia y aportación de pruebas de descargo a los contribuyentes, en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 11 de la Constitución de la República de El Salvador, así como, en los artículos 4 literal b), 186 y 260 del Código Tributario, y las demás actuaciones administrativas tales como actos de mero trámite o que por razones de mérito y oportunidad hayan de emitirse en virtud de 5 la aplicación de las disposiciones contenidas en el Código Tributario y su Reglamento de Aplicación, en las Leyes Tributarias respectivas y sus Reglamentos correspondientes, que sean necesarios para conceder a los contribuyentes y demás obligados formales, lo cual consta en Acuerdo número Uno/Dos Mil Once de las ocho horas del día dos de diciembre de dos mil once, por lo que los actos administrativos se dictan siguiendo un procedimiento determinado, constituyendo un vínculo jurídico que concluye en la decisión de la Administración. (…) ””” “““ … De lo anterior se colige, que a partir del referido Acuerdo, la delegación de esta Dirección General, constituye un acto legal, legitimo así como lícito y se encuentra dentro de la esfera de las atribuciones conferidas a ella por ley, por lo que al estar facultado para efectuar la delegación de sus funciones, es completamente procedente que se realicen este tipo de actuaciones, sin que ello signifique que haya un desprendimiento definitivo de las facultades que ostenta el funcionario delegante, lo que se encuentra establecido en el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, tal como ya se ha apuntado; en consecuencia al haber demostrado que la citada delegación es conforme a derecho obviamente no se está vulnerando el Principio de Legalidad, como lo pretende hacer ver el contribuyente inconforme. En relación a lo argumentado por el contribuyente apelante en cuanto a que existe violación al Principio de Legalidad por actuar sin estar designado en el auto de comisión; esta Oficina no comparte tal argumento, ya que si bien es cierto en el auto de comisión tal como lo señala el recurrente únicamente se comisionó a ----------------- para que en calidad de Fedatario de esta Administración Tributaria verificará la obligación legal de emitir y entregar facturas o documentos equivalentes relativos al control del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios, así como el cumplimiento de los requisitos legales de tales documentos, conforme a lo dispuesto en los artículos 173 literal p), 179 y 180 del Código Tributario, también es cierto, tal y como consta en el acta de comprobación levantada por el referido Fedatario a las quince horas cincuenta minutos del día veinticinco de febrero de dos mil trece, que en el referido procedimiento de verificación únicamente participaron el Fedatario quien actuó en calidad de adquirente de bienes y la persona que lo atendió (señora ----------------quien se encontraba al servicio del contribuyente inconforme, lo cual quedó demostrado 6 con la firma de la aludida acta de comprobación. Por lo cual lo argumentado por el impetrante carece de coherencia y fundamento legal. Ahora bien, en cuanto a lo argumentado por el impetrante en relación a que las actas levantadas por Fedatario constituyen prueba documental, que para estar en igualdad procesal se debe valorar como prueba la declaración jurada de tres personas que observaron la actuación del Fedatario lo cual consta en acta notarial; esta Administración Tributaria tiene a bien traer a colación que según el artículo 3 literal c) inciso cuarto del Código Tributario, en razón del Principio de Legalidad, debe actuar sometida al ordenamiento jurídico y solo puede realizar aquellos actos que autorice dicho ordenamiento; en virtud de lo anterior, y en lo referente al régimen probatorio, esta Oficina se apega a lo dispuesto en el artículo 200 del aludido Código, que establece “que todos los medios de prueba son admitidos en materia tributaria con excepción de la testimonial, siendo que esta prueba únicamente será pertinente para los casos de desviación de poder o por cuestiones de inmoralidad administrativa, que produzcan vicio en el acto administrativo y lo invaliden”; en razón de lo expuesto, y por disposición legal expresa dicho medio probatorio se encuentra excluido en el caso de mérito; en tal sentido esta Oficina no puede ni debe darle valor probatorio a la prueba testimonial contenida en las declaraciones juradas proporcionadas por el contribuyente inconforme por encontrarse imposibilitada por mandato legal; además, se tiene a bien señalar que el artículo 180 del citado Código, dispone que el acta de comprobación levantada por los fedatarios tendrá fuerza probatoria, quedando desvanecido lo argumentado por el contribuyente inconforme respecto al Principio de Igualdad, teniendo a bien precisar que, dicho principio se encuentra regulado en el artículo 3 de la Constitución de la República de El Salvador y artículo 3 literal b) del Código Tributario... en virtud de lo anterior, esta Administración Tributaria no puede darle un tratamiento contrario al mandato legal al pretender que se le dé valor probatorio a la documentación antes relacionada, pues estaría dándole un tratamiento diferenciado en relación a otros contribuyentes, y se estaría actuando en contra del Principio de Legalidad a la que esta Dirección General se encuentra sometida. Sobre lo manifestado por el recurrente acerca del artículo 200 del Código Tributario al referirse que no admite prueba testimonial al integrar dicho artículo con el 7 contenido del artículo 203 del citado Código, concluye que dicha disposición se refiere a las pruebas para probar gastos, ingresos y deducciones, pero no hechos como la misma presencia del Fedatario, lo cual de no poderse controvertir por la presencia de personas que observaron su actuar quedaría en total indefensión, esta oficina advierte que el propósito del contribuyente en alzada es sorprender a esta Administración Tributaria, ya que tal como quedó razonado y demostrado en lo concerniente a los medios de prueba admitidos en materia tributaria, el legislador es claro al señalar que no se admite la prueba testimonial, salvo, en aquellos casos donde exista desviación de poder o por cuestiones de inmoralidad administrativa que produzcan vicios en el acto administrativo y lo invaliden, no haciendo relación dicha disposición que le es aplicable en la situación manifestada por el recurrente, consecuentemente, en ningún momento se le violentó el Derecho de Defensa, siendo oportuno manifestar, que el procedimiento administrativo llevado a cabo por esta Dirección General desempeñó una función de plena garantía para el administrado ya que le proporcionó la oportunidad de intervenir dentro del mismo procedimiento, mediante los plazos de audiencia y apertura a pruebas, para que manifestara su conformidad o no con el contenido del hecho constitutivo de infracción que se le determinó y que consta en el acta de comprobación de fecha veinticinco de febrero de dos mil trece e informe de infracción de fecha veintiocho de febrero de dos mil trece. Por lo que lo argumentado por el contribuyente en alzada carece de fundamento legal. Sigue manifestando el contribuyente inconforme que la factura por la operación de compra del referido Fedatario efectivamente se emitió por lo tanto el hecho que se le atribuye como violación de disposición expresa carece de fundamento jurídico, ya que la no entrega de dicho documento corresponde a un olvido involuntario. En razón de lo anterior, el artículo 226 del Código Tributario establece que constituye infracción toda acción u omisión que implique la violación de normas tributarias o el incumplimiento de obligaciones de la misma naturaleza contenidas en dicho Código y en las leyes tributarias respectivas, bien sean de carácter sustantivo o formal y las conductas tipificadas y sancionadas por dichos cuerpos legales, en razón de ello la no entrega de la factura no se puede catalogar como un olvido involuntario. 8 En relación a lo argumentado por el contribuyente inconforme, en el sentido que El IUS PONIENDI o derecho Sancionador tiene su fundamento en el artículo 14 de la Constitución de la República de El Salvador, por lo tanto, tiene principios comunes, es el caso que las sanciones administrativas o ejercicio del derecho sancionador administrativo debe cumplir con los mismos principios del derecho sancionador penal, por lo tanto, debe esta Administración Tributaria demostrar que existió DOLO, NEGLIGENCIA O CULPA para imponer una sanción. Sobre este punto esta Oficina considera oportuno detenerse y hacer énfasis, que el Código Tributario en el artículo 181 establece que el Fedatario realizará visitas a los contribuyentes como adquirente de bienes o prestatario de servicios, con el propósito de verificar por parte de aquellos el cumplimiento de la obligación de emitir y entregar facturas o documentos equivalentes autorizados por la Administración Tributaria; agregando dicha disposición legal que en el caso que no se emita y entregue el documento que de constancia de la operación realizada, sea una transferencia de bienes muebles o una prestación de servicios, procederá a identificar su calidad de Fedatario, a notificar el auto que lo faculta realizar la verificación y a levantar el Acta de Comprobación por la infracción verificada, que contenga una relación circunstanciada de los hechos y omisiones que se hubieren suscitado durante su visita, pero en ningún momento, el Código Tributario establece que el acta que levanten los fedatarios deberán pronunciarse respecto a que si en el incumplimiento que se ha constatado, existió dolo, negligencia o culpa por parte del contribuyente, de tal manera que, el contenido del Acta de Comprobación, la que es el resultado de la verificación realizada y refleja los acontecimientos históricos ocurridos durante la misma, es producto del desarrollo de un procedimiento reglado por el legislador, procedimiento que para nuestro caso se encuentra establecido en el artículo 181 del Código Tributario; con ello entonces se sustenta que tanto el Acta de Comprobación como el Informe de Infracción reflejan la realidad de los hechos acontecidos durante la visita del Fedatario, ya que fueron emitidos atendiendo el procedimiento de Ley (…) ””” III.- Este Tribunal abrió a pruebas el presente Recurso de Apelación mediante auto de las once horas treinta minutos del día veintiséis de noviembre del año dos mil trece, derecho del cual hizo uso el recurrente mediante escrito presentado el día nueve 9 de diciembre del año dos mil trece. Seguidamente este Ente contralor mediante auto de las trece horas veinte minutos del día diecisiete de diciembre del año dos mil trece, mandó oír en alegaciones finales al impetrante, derecho del cual hizo uso la parte alzada, mediante escrito presentado el día diecisiete de enero del corriente año, quedando el presente Incidente de Apelación en estado para emitir sentencia. IV.- De lo expuesto por la parte recurrente y justificaciones de la Dirección General de Impuestos Internos, en lo sucesivo también denominada Dirección General o Administración Tributaria, este Tribunal se pronuncia de la siguiente manera: 1. DE LA SUPUESTA VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUAR SIN DELEGACIÓN DE FUNCIONARIO COMPETENTE. El apelante en su escrito de interposición de recurso manifiesta que el Auto de Audiencia y Apertura a Pruebas con referencia 40001-NEX-0324-2013, emitido a las trece horas veintiséis minutos del día cinco de marzo del año dos mil trece, carece de legalidad ya que el Subdirector de Medianos Contribuyentes ha actuado sin la debida delegación que le compete al funcionario correspondiente, debido a que actúa por delegación del Director General. Al respecto, este Tribunal observa que el auto de comisión de las trece horas veintiséis minutos del día veintidós de febrero del año dos mil trece, (folios 1 del Expediente Administrativo), confiere al Fedatario las facultades para la verificación de la obligación legal de emitir y entregar facturas o documentos equivalentes o relativos al control del Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios y el cumplimiento de los requisitos legales de tales documentos, conforme a lo dispuesto en los artículos 173 letra p), 179 y 180 del Código Tributario. De lo anterior se advierte, que si bien es cierto en el referido auto de comisión no se confirió al Fedatario la facultad de conceder audiencia y apertura a pruebas dicha actuación fue realizada por el licenciado ----------------- por medio de auto de audiencia y apertura a pruebas de las trece horas veintiséis minutos del día cinco de marzo del año dos mil trece, en su calidad de Subdirector de Medianos Contribuyentes, delegado para firmar providencias como la que nos ocupa por el Director General de Impuestos Internos, por medio de acuerdo número UNO/DOS MIL ONCE, de las ocho horas del día 10 dos de diciembre del año dos mil once, sobre lo cual este Tribunal tiene a bien realizar las siguientes consideraciones: Que la competencia es un elemento subjetivo del acto administrativo que condiciona su validez, y que se define como la medida de la potestad que corresponde a cada órgano, siendo una determinación normativa. Al analizar la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, se observa que en su artículo 3 establece que las funciones básicas de dicha Dirección General son las de aplicar y hacer cumplir las leyes referentes a los impuestos, tasas y contribuciones fiscales, cuya tasación, vigilancia y control, le estén asignados por la Ley y en general, la asistencia al contribuyente, la recepción y fiscalización de declaraciones, en su caso; el registro y control de contribuyentes, el pronunciamiento de resoluciones en sus distintos grados, etc., todo mediante un sistema de operaciones que deberán complementarse con los sistemas normativos, de apoyo, de planificación y demás pertinentes para efectuar todas estas actividades en forma óptima. La misma Ley Orgánica en su artículo 4 prescribe que para llevar a cabo las funciones encomendadas a dicho órgano, éste será dirigido y administrado por un Director y un Subdirector General, de acuerdo a las atribuciones que les designe la Ley. Los artículos 6 y 7 de la citada ley orgánica regulan las atribuciones que competen a cada uno de tales funcionarios, correspondiendo al Director General entre otras cosas, según las letras g) y j) de la primera disposición citada, la redistribución orgánica de las funciones y tareas encomendadas a los diferentes departamentos y secciones de la Dirección General, y ejercer cualquier otra función que determinen las leyes (lo que incluye las tributarias) o le sean encomendadas por los titulares del Ramo; y corresponde entre otras cosas al Subdirector General según las letras e) y k) de la última disposición mencionada, ejercer el seguimiento y control del sistema de funciones operativas a efecto de optimizar el cumplimiento tributario, lo que incluye la emisión de actos y resoluciones administrativas así como todas aquellas tareas y actividades legales o discrecionales relacionadas con la ejecución de las funciones de la Dirección General. 11 Bajo una interpretación armónica y racional del articulado contenido en dicha Ley, se colige que la Dirección General no solamente es competente para aplicar las disposiciones contenidas en la misma, sino también para aplicar y hacer cumplir las leyes tributarias dentro de los límites de su competencia; que además, de actuar a través de sus diversas unidades, es dirigida y administrada por un Director y un Subdirector, los que tienen atribuciones otorgadas conforme a la Ley Orgánica de ese ente administrativo, para ejecutar eficazmente la función que mediante esa ley se le confiere a la Dirección General, la cual no es otra que, aplicar y hacer cumplir las leyes tributarias dentro de los parámetros de su competencia. Es importante destacar, que la competencia es una determinación normativa que se le otorga al órgano institución, por lo que al ser competencia de la Administración Tributaria, la fiscalización, liquidación oficiosa de impuestos y cualquier otra función que en materia de tributos le permita ejercer eficiente y técnicamente su función administradora, según el artículo 23 del Código Tributario, se concluye que tanto el Director General como el Subdirector General pueden ejercer válidamente las atribuciones relacionadas con el procedimiento de determinación oficiosa. Lo anterior, ha sido confirmado por la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Honorable Corte Suprema de Justicia, en sentencia emitida a las ocho horas veinte minutos del diecisiete de enero del año dos mil catorce, con referencia 216-2006, al expresar: ““la designación de auditores por funcionario delegado por la DGII (ya sea por el Director General o por el Subdirector General), constituye un acto licito y se encuentra dentro de la esfera de las atribuciones conferidas a ella por la ley pues el mismo legislador reconoce que resulta imposible concentrar en un solo funcionario facultades de una extensión tan dilatada y compleja como las que se refieren a la administración de los tributos.”” En ese orden de ideas, el artículo 8 inciso tercero de la citada ley establece que tanto el Director General como el Subdirector General, conservando siempre las responsabilidades inherentes a sus cargos, podrá delegar una o más de las facultades que esta ley les confiere a cualesquiera de sus funcionarios, técnicos y demás empleados. 12 Es así, que para hacer efectivos los preceptos legales antes enunciados, la Dirección General de Impuestos Internos emitió el Acuerdo número UNO/DOS MIL ONCE, de las ocho horas del día dos de diciembre del año dos mil once, por medio del cual entre otras cosas, se delegó al Subdirector de Medianos Contribuyentes para que emita y autorice con su firma y sello, los autos por medio de los cuales se conceden plazos para ejercer los derechos de audiencia y aportación de pruebas de descargo de los contribuyentes, en cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 4 literal b), 186 y 260 del Código Tributario. Se sabe, que cuando mediante un Acuerdo el Director General o Subdirector General faculta a tales personas para autorizar con su firma y sello los actos, resoluciones y demás actuaciones que correspondan dentro de su respectiva competencia, nos encontramos ante la presencia de la llamada delegación de firma, figura mediante la cual el funcionario competente faculta a cualquiera de sus funcionarios subalternos, técnicos y demás empleados, para suscribir actuaciones de la Dirección General de Impuestos Internos, que de conformidad con su ley orgánica deberán ser calzadas con la firma del Director General o Subdirector General. Esta delegación de firma no representa una verdadera transferencia de competencia, ya que la sigue manteniendo el órgano delegante, teniendo el delegado una parte de la tarea material que aquél debe cumplir, como es el caso, suscribir actuaciones imputables a dicho órgano delegante. En tal sentido, la doctrina de los expositores del derecho señala que en todo caso, el acto emana de la autoridad delegante. De tal suerte, que la actuación realizada por el Subdirector de Medianos Contribuyentes, ha sido realizada dentro de las competencias que le han sido delegadas por el Director General de Impuestos Internos, en consecuencia, no existe la ilegalidad señalada por el recurrente. Lo anterior en lo medular es conforme con criterio pronunciado por este Tribunal, en sentencia de las diez horas treinta minutos del día veintinueve de abril del año dos mil trece, con referencia I1202031TM. 2. DE LA SUPUESTA VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUACIÓN DE PERSONA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA. 13 NO COMISIONADA POR LA El recurrente alega que en el auto de fecha veintidós de febrero del año dos mil trece, únicamente se comisionó a ----------------- Fedatario de la Administración Tributaria; sin embargo, afirma que al establecimiento se hicieron presente dos personas, y dado que la otra persona no se encontraba comisionada para efectuar la verificación que nos ocupa, se habría violado el artículo 174 del Código Tributario, en relación con el artículo 173 letra p) del citado Código. Sobre lo anterior, el apelante pretende demostrar tal aseveración, mediante la presentación de actas notariales otorgadas por los señores ----------------- ----------------- y -------------------- en las cuales se hace constar que el mencionado Fedatario se hizo acompañar de otra persona del sexo femenino. En cuanto la prueba ofrecida por el recurrente, debe tenerse en consideración que las referidas actas notariales contienen la declaración de los hechos presuntamente presenciados por los otorgantes antes mencionados, en otras palabras constituye prueba testimonial, entendida como: “““La que se obtiene mediante declaración de testigos, que pueden ser presenciales, si conocen personalmente el hecho sobre el cual recae la prueba, o referenciales, cuando sólo lo conocen por lo que otras personas les han manifestado””” (Diccionario de Ciencias Jurídicas, Guillermo Cabanellas de Torres, 1ª edición, Buenos Aires: Heliasta, 2006, pág.791). Sobre lo anterior, el artículo 200 del Código Tributario establece que podrán invocarse todos los medios de prueba admitidos en derecho, con excepción de la testimonial, la cual será pertinente únicamente para los casos de desviación de poder o por cuestiones de inmoralidad administrativa, que produzcan vicio del acto administrativo y lo invaliden, sea que beneficie o perjudique al contribuyente; en igual sentido, el artículo 5 de la Ley de Organización y Funcionamiento de este Tribunal expresa, que este ente contralor podrá en la sustanciación de los incidentes, recibir toda clase de prueba legal, exceptuando la testimonial y la confesión de la dirección general de impuestos internos o dirección general de aduanas, en su perjuicio. De ahí que la prueba ofrecida por el recurrente resulta inadmisible, tanto ante la Administración Tributaria como ante este Tribunal. 14 Sin perjuicio de lo expuesto, tal como consta en el Acta de Comprobación de fecha veinticinco de febrero del año dos mil trece, fue ----------------- comisionado por la Administración Tributaria como Fedatario, mediante auto de fecha veintidós de febrero del año dos mil trece, quien verificó el cumplimiento a la obligación formal de emitir y entregar factura o documento equivalente autorizado, por parte del recurrente social; y habiendo constatado el cometimiento de la infracción tipificada en el artículo 239 letra a) del aludido código, procedió a identificarse en su calidad de Fedatario, a notificar el auto que lo facultaba y a levantar el Acta de Comprobación correspondiente, de conformidad a lo establecido en el artículo 181 del Código en comento, siendo irrelevante a efecto de establecer la validez de la resolución apelada, que el Fedatario ----------------- se encontrara acompañado de otra persona al momento de efectuar la verificación que nos ocupa, por lo que este Tribunal desestima el presente punto de agravio. Lo anterior en lo medular es conforme con criterio pronunciado por este Tribunal, en sentencia de las nueve horas del día treinta de enero del año dos mil catorce, con referencia I1309011M. 3. DE LA SUPUESTA SANCIÓN SIN SUSTRATO FÁCTICO Y ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD OBJETIVA. La parte apelante en cuanto este punto expone: “““(…) la factura por la operación de compra del Fedatario efectivamente se emitió por lo tanto el hecho que se alega como violación de disposición expresa carece de fundamento jurídico (…)”””. Asimismo, el apelante agrega: “““(…) la Administración Tributaria debe demostrar que ha existido DOLO, NEGLIGENCIA O CULPA para que surja la posibilidad de imponer una sanción, circunstancias que no han ocurrido pues no se plantean en el acta de comprobación. Al respecto por mi parte, se refrendaron instrucciones mediante memorándum, en el sentido que se debe emitir el documentó correspondiente por la venta que se realice, además de ello se demuestra con la emisión de la factura correspondiente a la operación realizada por el fedatario, demostrando con ello que efectivamente se emitió la factura y que la no entrega corresponde a un olvido involuntario, por lo tanto no existe negligencia, dolo ni culpa (…)”””. (Subrayado es nuestro) 15 Sobre lo anterior, en el caso de autos se comprobó mediante acta levantada a las quince horas cincuenta minutos del día veinticinco de febrero del año dos mil trece, por el Fedatario ----------------- agregada a folios 3 del Expediente Administrativo, que en el negocio propiedad del recurrente se incumplió con la obligación legal de entregar factura o documento equivalente autorizado, por la cual solicitaron veinte dólares de Gasolina Regular, equivalente a cuatro punto cinco seis seis seis galones equivalentes a un precio de CUATRO DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CON TREINTA Y OCHO CENTAVOS DE DÓLAR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ($4.38) Al respecto, en el artículo 180 del Código Tributario el legislador ha dado el valor probatorio a las actuaciones realizadas por este representante de la Administración Tributaria, así como también es él quien ha calificado el valor probatorio del Acta de Comprobación suscrita por el Fedatario, al señalar en el artículo 208 del Código Tributario, que el Acta de Comprobación a que se hace referencia constituye prueba documental, siempre que reúna las formalidades previstas en el artículo 181 del referido código. Para el caso en cuestión, se ha establecido que el Fedatario actuó conforme a derecho al constatar el incumplimiento acaecido en el negocio del recurrente, al no emitir ni entregar por la operación, la factura o documento equivalente autorizado por la Administración Tributaria; asimismo, se observa que el Acta de Comprobación contiene los requisitos legales que establece el artículo 181 del Código Tributario. Por lo tanto, se advierte que la Administración Tributaria ha demostrado en debida forma, mediante prueba documental, que la sociedad apelante ha cometido la infracción tipificada en el artículo 239 letra a) del Código Tributario, por lo que no es atendible el argumento del recurrente, relativo a un olvido involuntario de la falta de entrega de la factura. En cuanto la ausencia de dolo o culpa en el actuar de la parte alzada, en atención a criterios emanados de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Honorable Corte Suprema de Justicia, es oportuno citar lo siguiente: 16 “““(…) no basta la existencia de la conducta constitutiva de la infracción para la imposición de la multa, puesto que es necesario la existencia de un nexo de culpa, dolo o negligencia para ello. Lo anterior no implica, sin embargo, que la Administración deba en cada caso, a priori establecer, por ejemplo: "la prueba de la negligencia" para imponer la sanción. (…) el nexo de culpabilidad ha de establecerse cuando, al brindársele al administrado la oportunidad de exponer las razones por las cuales incurrió en dicha conducta, éste expone si hubo fuerza mayor o caso fortuito, que lo eximan de dolo, culpa o negligencia. La Administración, en aras de respetar este principio y la presunción de inocencia, está obligada a valorar las razones que éste señale, a fin de establecer si de ellas se desprenden motivos razonables que exoneren de la culpabilidad o negligencia al contribuyente””””. (Sentencia de las quince horas y diez minutos del día treinta de abril de dos mil dos, con referencia 72-D-2001). Tal criterio jurisprudencial se ve reiterado por esa Honorable Sala al exponer en sentencia de las quince horas y cinco minutos del día doce de octubre del año dos mil cuatro, con referencia 61-O-2003, en lo medular lo siguiente: “““No debe perderse de vista que en casos como el que nos ocupa, el nexo de culpabilidad de que se trata se determina con base a las valoraciones hechas a los razonamientos y pruebas que aporte el administrado, lo cual no implica que sea él quien tenga que probar la falta de su culpabilidad sino los motivos que lo indujeron a incurrir en el ilícito y justificar así las causas sean estas de fuerza mayor o caso fortuito, que lo eximan de dolo, culpa o negligencia””””. En este orden de ideas se observa que la Administración Tributaria ha constatado el incumplimiento del recurrente al no emitir y entregar factura o documento equivalente autorizado por la Administración Tributaria, de conformidad a lo establecido en el artículo 107 incisos segundo y sexto del Código Tributario, configurándose con ello la infracción tipificada en el artículo 239 letra a) Código Tributario, conducta que es sancionada con una multa equivalente al cincuenta por ciento del monto de la operación 17 por cada documento, la que no podrá ser inferior a dos salarios mínimos mensuales, tal como consta en el Informe de Infracción de fecha veintiocho de febrero del año dos mil trece, que corre agregado a folios 6 y 7 del Expediente Administrativo. En el presente caso, el recurrente argumenta la ausencia de dolo o culpa en su actuar; sin embargo, tal como se ha venido exponiendo el nexo de culpabilidad ha sido determinado por la Administración Tributaria con base a las valoraciones hechas respecto de las argumentaciones expuestas por el recurrente, sobre lo cual no basta la mera afirmación de haber actuado sin dolo o culpa, sino que es necesario que la misma aporte los elementos más que suficientes que justifiquen la conducta de la apelante para incurrir en la infracción que se le imputa. Así las cosas, el apelante se limitó a alegar ante la Dirección General que por un olvido de su empleado, no se entregó factura después de haber recibido el pago por el servicio recibido, y de haber cumplido oportunamente con el pago de sus impuestos, situaciones que resultan irrelevantes a efecto de desvirtuar el nexo de culpabilidad establecido por la Dirección General, respecto de la infracción que nos ocupa, ya que por una parte el artículo 234 del Código Tributario establece que el patrono o empleador será responsable de las infracciones que comentan sus dependientes, en tal calidad; y por la otra, debe tenerse presente que en el caso que nos ocupa, no se está sancionando el incumplimiento a la obligación tributaria sustantiva o de pago, sino de la obligación formal de emitir y entregar factura o documento equivalente autorizado por la Administración Tributaria. En tal sentido, las alegaciones del apelante son insuficientes para destruir el nexo de culpabilidad respecto de la infracción por omitir la emisión y entrega de los documentos exigidos por el Código Tributario, tipificada en el artículo 239 letra a) del citado código. Por lo antes expuesto, este Tribunal desestima el argumento de la parte alzada. Lo anterior es conforme a sentencia emitida por este Tribunal, a las diez horas del día veinticinco de febrero del año dos mil once, con referencia I1003008TM. POR TANTO: De conformidad a las razones expresadas, disposiciones citadas y artículo 4 de la Ley de Organización y Funcionamiento del Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas, que rige a este Tribunal, RESUELVE: CONFÍRMASE en todas sus partes la resolución pronunciada por la Dirección General 18 de Impuestos Internos, a las nueve horas veinte minutos del día veintidós de agosto del año dos mil trece, a nombre de ----------------- por el concepto y monto citado al inicio de la presente sentencia. Emítase el mandamiento de ingreso correspondiente. Certifíquese esta resolución y acta de notificación y vuelvan junto con el Expediente Administrativo a nombre de a la oficina de su origen. NOTIFÍQUESE. --- PRONUNCIADA POR EL PRESIDENTE Y LOS SEÑORES VOCALES QUE LA SUSCRIBEN ---M. E. dRUBIO.--- C. E. TOR. F.---J. N. C. ESCOBAR.--RUBRICADAS. CORRESPONDE A DATOS PERSONALES O CONFIDENCIALES: ------------- VOTO RAZONADO PARTICULAR DE LOS LICENCIADOS --------------- Y --------------- Nosotros, firmantes del presente voto razonado, Vocales en materia de Impuestos Internos de este Tribunal, dejamos plasmado expresamente nuestro desacuerdo con la sentencia emitida por los demás miembros de este Tribunal, a las ocho horas del día 19 veintisiete de febrero del año dos mil catorce, con número de referencia I1309010M a nombre de --------------- únicamente en lo que respecta a la fundamentación y razonamientos expuestos en el punto número 1 que lleva por acápite: “““DE LA SUPUESTA VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUAR SIN DELEGACIÓN DE FUNCIONARIO COMPETENTE”””, por las razones que seguidamente exponemos: En la sentencia emitida por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas, y relacionada anteriormente, se expone que el auto que concede audiencia y apertura a pruebas de fecha cinco de marzo del año dos mil trece, fue suscrito por el Subdirector de Medianos Contribuyentes, en uso de las competencias que le fueron delegadas por el Director General de Impuestos Internos, según las atribuciones que la ley le confiere a dicho funcionario en los artículos 4 inciso 2º y 6 letra g) de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos. La emisión de todo acto administrativo requiere como uno de sus elementos de validez, de un sujeto legalmente autorizado para tal efecto, que concurra en su persona y por el cargo que ostenta como requisito básico, su competencia, término que se define como: “““…la esfera de atribuciones de los entes y órganos, determinada por el Derecho objetivo o el ordenamiento jurídico positivo. Es decir, el conjunto de facultades y obligaciones que un órgano puede y debe ejercer legítimamente””” (Roberto Dromi (2009) Derecho Administrativo, 12ª edición, Buenos Aires: Ciudad Argentina, Ciencia y Cultura, pág. 361). Al analizar el campo constitucional y detenernos en el Principio de Legalidad, contenido en el artículo 86 de nuestra Constitución, este establece: “““El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno lo ejercerán independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución y las leyes. Las atribuciones de los órganos del Gobierno son indelegables, pero éstos colaborarán entre sí en el ejercicio de las funciones públicas”””; por lo tanto, los funcionarios públicos deben actuar con estricto apego al ordenamiento jurídico y sólo podrán ejercer aquellas potestades que dicho ordenamiento les confiere, por los cauces y en la medida que el mismo establece. 20 Por lo anterior se reitera, que la competencia es un elemento subjetivo del acto administrativo, que condiciona su validez, puesto que con el otorgamiento de potestades, se crea competencia a un órgano o funcionario para la emisión de determinados actos. A fin de delimitar el objeto de análisis, se aclara que en el presente caso no está en tela de juicio ni en discusión, si existe facultad de delegar por parte del Director General o del Subdirector General, pues el artículo 8 inciso tercero de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, es claro al establecer que ambos funcionarios podrán delegar una o más facultades que la ley les confiere como propias de cada uno de ellos, a cualquiera de sus funcionaros, técnicos y demás empleados. Al respecto, creemos necesario traer a cuenta que la figura de la delegación de firma no representa una verdadera transferencia de competencia, ya que ésta sigue en poder del órgano delegante, teniendo el delegado una parte de la tarea material que aquél debe cumplir, para el caso, suscribir aquellas actuaciones que el legislador atribuye originalmente a dicho órgano. En tal sentido, la doctrina de los expositores del derecho señala que en todo caso, el acto emana de la autoridad delegante, sin poderse obviar que quien delega atribuciones o facultades, debe ostentarlas originalmente por mandato de la ley, so pena de incurrir en una causal de invalidez. En el presente caso, el Subdirector de Medianos Contribuyentes, firmó el auto de audiencia y apertura a pruebas, conforme a delegación de firma, otorgada mediante Acuerdo número UNO/ DOS MIL ONCE, emitido por el Director General de Impuestos Internos, a las ocho horas del día dos de diciembre del año dos mil once; por lo que resulta necesario establecer si dicho funcionario es el competente por ley para delegar en el Subdirector de Medianos Contribuyentes y en consecuencia que el funcionario delegado pueda conceder audiencia y abrir a pruebas y por ende, estar habilitado para delegar la firma del relacionado auto, como ha ocurrido en el presente caso. Así las cosas, debe analizarse la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, por ser dicha norma la que contiene la organización administrativa de la institución, con el fin de dotarla de eficacia y eficiencia en su gestión, a través de la estructuración de las competencias que le son inherentes. 21 En este contexto, el artículo 1 de la citada ley orgánica establece la creación de la Dirección General de Impuestos Internos, como un órgano adscrito al Ramo de Hacienda, en sustitución de las Direcciones Generales de Contribuciones Directas e Indirectas, pues las mismas habían demostrado carecer de eficacia y eficiencia en la coordinación, control y empleo de sus recursos, tal como se desprende de lo expuesto en la parte considerativa de dicha norma. El artículo 3 de la citada ley en lo medular establece lo siguiente:“““Las funciones básicas de la Dirección General de Impuestos Internos serán las de aplicar y hacer cumplir las Leyes referentes a los impuestos, tasas y contribuciones fiscales, cuya tasación, vigilancia y control, le estén asignados por la Ley y en general la asistencia al contribuyente, la recepción y fiscalización de declaraciones, en su caso; el registro y control de contribuyentes, el pronunciamiento de Resoluciones en sus distintos grados, etc. todo mediante un sistema de operaciones que deberán complementarse con los sistemas normativos, de apoyo, de planificación y demás pertinentes para efectuar todas estas actividades en forma óptima (…)””” Por su parte, el artículo 4 de la citada ley establece que: “““La Dirección General de Impuestos Internos será dirigida y administrada por un Director y un Subdirector General, quienes tendrán atribuciones propias conforme a la presente ley (…)””””, entiéndase la Ley Orgánica de la Dirección General. Según lo anterior, el legislador alude a un sistema de operaciones, que se complementa con los sistemas normativos, de apoyo, de planificación y demás pertinentes para el cumplimiento de las funciones básicas de esa Dirección General, vinculadas a la tasación, vigilancia y control de los tributos que administra dicha oficina tributaria; tales sistemas están a su vez vinculados con las atribuciones del Director General y Subdirector General, las cuales como dice el artículo antes mencionado, serán propias de cada cargo, conforme lo establece la ley. Una vez más queda en evidencia, que la ley en estudio propugna la distribución de atribuciones en virtud de la organización administrativa, como mecanismo para la eficacia y la eficiencia en la gestión tributaria. El artículo 23 del Código Tributario establece que son funciones básicas de la Administración Tributaria, entre otras las siguientes: a) el registro, control y clasificación 22 de los sujetos pasivos en función de su nivel de ingresos, actividad económica y cualquier otro criterio que permita a la Administración cumplir eficazmente con su gestión; b) la exclusión de sujetos pasivos cuando carezcan de capacidad contributiva; c) el registro y control de los cumplimientos tributarios tanto de los contribuyentes como de los obligados formales; d) el control y designación de agentes de retención y de percepción; e) la fiscalización de las liquidaciones hechas por los contribuyentes; f) las liquidaciones oficiosas del impuesto; y g) La aplicación de sanciones. Respecto de las liquidaciones oficiosas, el artículo 186 del Código Tributario, establece que la Administración Tributaria concederá audiencia al interesado dentro del plazo de cinco días, para que muestre su conformidad o no con el resultado de la auditoría realizado y seguidamente abrirá a pruebas por el término de diez días, debiendo aportar en dicho plazo aquellas pruebas que fueron idóneas y conducentes con la inconformidad expuesta. En una interpretación lógica y sistemática de nuestro ordenamiento tributario, se observa como la facultad de conceder audiencia y apertura a pruebas, desarrollada por el Código Tributario se encuentra inmersa en lo que la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos denomina el sistema de operaciones, el cual como se expuso anteriormente, se complementa con los sistemas normativos, de apoyo, de planificación y demás pertinentes para efectuar las competencias de la Dirección General en forma óptima. En cuanto las competencias del Director General y del Subdirector General, y la manera en que las mismas se ejercen respecto de los sistemas y funciones de la Dirección General de Impuestos Internos, se advierte lo siguiente: El artículo 6 de la citada ley orgánica establece que son atribuciones propias del Director General, entre otras, las siguientes: “““a) Decidir sobre los objetivos, diseño y control de los diferentes planes, programas y proyectos que se presenten en el desarrollo de las actividades tributarias; b) La formulación y adopción de políticas de cumplimiento tributario… c) Coordinar los sistemas operativo y de apoyo a efecto de racionalizar y unificar la administración tributaria; d) Desarrollar y vigilar el sistema normativo… g) La redistribución orgánica de 23 las funciones y tareas encomendadas a los diferentes departamentos y secciones de la Dirección General; h) Diseñar y proponer políticas de selección, admisión, formación, distribución, remoción y de remuneración del personal de la Dirección General… j) Cualquier otra función que determinen las leyes o le sean encomendadas por los titulares del Ramo, pero siempre y cuando no vayan en contra de lo dispuesto por el legislador. Por su parte, el artículo 7 de la citada ley señala que el Subdirector General tendrá entre otras, las atribuciones siguientes: ““…b) Llevar a cabo la ejecución de los planes, programas y proyectos establecidos por el Director General, mediante la realización plena del Sistema operativo, contando para ello con las funciones de apoyo necesarias, entre otras de las estadísticas, registro de contribuyentes y procesamiento de datos… e) Ejercer el seguimiento y control del sistema de funciones operativas a efecto de optimizar el cumplimiento tributario, lo que incluye la emisión de actos y resoluciones administrativas; f) Proponer al Director General toda modificación que deba hacerse dentro de la función normativa a efecto de posibilitar su mejor aplicación; g) Procurar la asistencia necesaria al universo de contribuyentes a efecto de facilitar el cumplimiento tributario; h) Coordinar con los encargados de realizar funciones de apoyo la manera óptima de concretar las políticas y planes diseñados por el Director General mediante programaciones específicas, siempre tomando en cuenta los objetivos de eficacia administrativa y maximización en el cumplimiento tributario… j) Ejecutar las políticas sobre personal, aprobadas mediante nombramientos, capacitación, traslados y remoción de los funcionarios y empleados así como de la aplicación de los sistemas de remuneración y disciplinarios. k) Todas aquellas tareas y actividades legales o discrecionales relacionadas con la ejecución de las funciones de la Dirección General”””. Conforme a lo anterior, puede observarse de que manera el legislador otorga al Director General atribuciones propias, dirigidas a la administración de la institución, encomendándole entre otras cosas, el diseño, la formulación y el control de los programas, planes y políticas, vinculadas a la actividad tributaria; el desarrollo y vigilancia del sistema normativo, el diseño y promoción de políticas vinculadas a la redistribución orgánica y a la gestión de personal de la institución; y de manera 24 particular al caso que nos ocupa, se le encomienda la coordinación de los sistemas operativo y de apoyo, a efecto de racionalizar y unificar la Administración Tributaria. Por su parte, el legislador otorga al Subdirector General aquellas atribuciones vinculadas a la ejecución de los planes y políticas establecidos por el Director General, para la buena gestión de dicha institución, mediante la realización plena del Sistema operativo, enmarcándose su actuar en funciones de carácter operativo. De ahí que el legislador le encomiende, entre otras cosas, la concreción de las políticas diseñadas por el Director General, mediante la debida coordinación con el sistema de apoyo; la ejecución de los planes, programas y proyectos elaborados por el Director General en lo relacionado a la gestión tributaria, al ejercer el seguimiento y control del sistema de funciones operativas a efecto de optimizar el cumplimiento tributario, lo que incluye la emisión de actos y resoluciones administrativas. Así las cosas, bajo la estructura organizativa implementada en la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, a efecto de dotar de eficiencia y eficacia a la institución, se otorgan al Director General atribuciones propias de dirección o administración; y por su parte, se otorga al Subdirector General las facultades de ejecución u operación, necesarias para la implementación y ejecución de la gestión de administración diseñada por el Director General. De ahí que el procedimiento de liquidación oficiosa, establecido en los artículos 183 y siguientes del Código Tributario, de acuerdo a la competencia encomendada por el legislador, corresponde al Subdirector General y no al Director General. Bajo una interpretación lógica-jurídica de lo prescrito en el artículo 1 del Código Tributario, se aprecia que los principios y normas jurídicas aplicables a todos los tributos internos, se encuentran bajo la Competencia de la Administración Tributaria, es decir tanto bajo la potestad del Director General como del Subdirector General, pero en aplicación de sus propias atribuciones, como se ha explicado anteriormente. Respecto de las liquidaciones oficiosas, si bien son coordinadas por el Director General, mediante el diseño de políticas y planes para su optima gestión; es el Subdirector como ejecutor de las citadas políticas y planes institucionales, quien ostenta y ejecuta la facultad de fiscalización, inspección, investigación y control establecida en los artículos 173 y 174 del Código Tributario, facultades que permiten 25 asegurar a la Administración Tributaria el efectivo cumplimiento de las obligaciones fiscales mediante la emisión de resoluciones liquidatorias. Dicho de otra manera, las facultades de liquidar de oficio el impuesto e imponer multas se encuentran inmersas en el cúmulo de atribuciones contenidas en el sistema operativo, encomendándose al mismo su realización plena, su seguimiento y control. En tal sentido, la emisión de liquidaciones oficiosas constituye una competencia propia del Subdirector General y por lo tanto, a él corresponde delegar la firma de autos de audiencia y apertura a pruebas, por formar parte del sistema de funciones operativas, en los cuales el contribuyente fiscalizado procederá a presentar todas aquellas pruebas idóneas y conducentes a desvirtuar los hallazgos de la fiscalización. En la sentencia emitida por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas, se expone grosso modo, que el artículo 6 letras g) y j) de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, establece que compete al Director General, entre otras cosas, la redistribución orgánica de las funciones y tareas encomendadas a los diferentes departamentos y secciones de la Dirección General, y ejercer cualquier otra función que determinen las leyes (lo que incluye las tributarias), pero respetando las funciones de cada funcionario, que de acuerdo a su competencia les sean conferidas por su misma ley orgánica, o le sean encomendadas por los titulares del Ramo, sin que vayan más allá de lo dispuesto por la ley ni contraríen el espíritu de la misma. Al respecto, los suscritos consideramos que la afirmación expuesta en la referida sentencia, relativa a que el Director General tiene por atribución “““cualquier otra función que determinen las leyes””” con el fin de justificar la delegación de facultades en un empleado subalterno, resulta ilegal y atrevida, pretendiendo ver un derecho o facultad donde no la hay, y así invadir una esfera de atribuciones deseables pero que no les han sido conferidas por el legislador, al grado de irrumpir con esa actuación en una esfera de facultades que le está reservada al legislador secundario, como es la de crear derecho, según el artículo 131 número 21 Cn., deslegalizando así el principio de reserva de ley, el cual, el constituyente ha decidido apartarlo exclusivamente para el legislador ordinario a fin de contribuir sin duda alguna, al control del poder público que se concreta 26 en la Administración y así evitar la abrogación de competencia y el surgimiento de autoatribuciones de facultades que se alejan del mandato del poder soberano, constituido por los administrados y depositado en el Órgano Legislativo, ya que nadie debe desconocer que la competencia en todo caso, nace por una determinación normativa con rango de ley, es decir que siempre debe encontrar su fundamento en una norma jurídica. Según se expone en el artículo 22 del Código Tributario, compete a la Administración Tributaria la potestad de administrar la aplicación del Código Tributario y las leyes tributarias que regulan los tributos internos, de una manera general y obligatoria; asimismo, el artículo 3 de la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, establece que las funciones básicas de dicha Dirección General serán las de aplicar y hacer cumplir las Leyes referentes a los impuestos, tasas y contribuciones fiscales, cuya tasación, vigilancia y control, le estén asignados por la Ley; y el artículo 4 de esa misma ley orgánica señala, que la Dirección General será dirigida y administrada por un Director y un Subdirector General, quienes tendrán atribuciones propias conforme a la Ley, de lo que se infiere que las funciones del Director General, no son las mismas del Subdirector General, es decir que cada funcionario tiene sus propias atribuciones, sin que las mismas se confundan. Por lo tanto, las facultades del Director General como del Subdirector General conllevan el carácter tributario, por cuanto ambos dirigen la Dirección General de Impuestos Internos, lo que en ningún momento constituye un indicativo sobre quién de dichos funcionarios ostenta la facultad de fiscalizar, como se pretende hacer ver en el numeral 1 que contiene: “DE LA SUPUESTA VIOLACIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD POR ACTUAR SIN DELEGACION DE FUNCIONARIO COMPETENTE”, de la sentencia que nos ocupa. En este mismo sentido, no tiene cabida afirmar que: “““…la Dirección General de Impuestos Internos no es sólo competente para aplicar las disposiciones contenidas en esa ley, sino también para aplicar y hacer cumplir las leyes tributarias dentro de los límites de su competencia (…)”””. Nadie discute que la Dirección General tenga competencia para aplicar y hacer cumplir la normativa tributaria, tal como se expone en los artículos 3 de su ley orgánica y 27 21 y siguientes del Código Tributario, pero entendiendo a dicha oficina desde un punto de vista de ente estatal, organizado con atribuciones legales conferidas a la entidad perse. Como se dijo anteriormente, la citada Ley Orgánica contiene la organización administrativa de esa Administración Pública, con el fin de dotarla de eficacia y eficiencia en su gestión, a través de la estructuración de las competencias que le son inherentes; por lo tanto, debe establecerse dentro de dicha estructura de competencias, quién de los funcionarios que la dirigen, está habilitado legalmente para ejercer la facultad fiscalizadora y por ende, para delegarla. En el presente voto razonado se ha expuesto el fundamento jurídico para establecer de manera categórica, que el legislador ha otorgado al Subdirector General aquellas atribuciones vinculadas a la ejecución de los planes y políticas de la Dirección General de Impuestos Internos, enmarcándose su actuar en funciones de carácter operativo, particularmente ejerciendo la realización plena del sistema de funciones operativas, su seguimiento y control, a efecto de optimizar el cumplimiento tributario, lo que incluye la emisión de actos y resoluciones administrativas; y que dentro de dicho sistema, se encuentra la función básica de la Administración Tributaria de fiscalizar y liquidar de manera oficiosa el impuesto. Asimismo, se ha establecido que las atribuciones otorgadas al Subdirector General son propias de su cargo, por lo que era a él a quien correspondía delegar la firma al Subdirector de Medianos Contribuyentes, para la emisión del auto por el cual se concedió audiencia y apertura a pruebas. En consecuencia, no puede afirmarse que el Director General ostenta la facultad de fiscalizar a los sujetos pasivos, ni de manera privativa ni conjunta, como se quiere hacer ver en la sentencia emitida por los demás miembros de este Tribunal, puesto que no está suscribiendo con su firma una actuación que encierra un simple acto de trámite inter-orgánico, ni tampoco está limitándose a dar una opinión de asesoría o ilustrar de alguna forma sobre la técnica tributaria, sino que se está arrogando una atribución o facultad que incidirá en la esfera jurídica de terceros. En el presente caso, el Subdirector de Medianos Contribuyentes firmó el auto de audiencia y apertura a pruebas, de fecha cinco de marzo del año dos mil trece, 28 mediante la figura de la delegación de firma, conferida por el Director General de Impuestos Internos, tomando de base el Acuerdo Número UNO/ DOS MIL ONCE, emitido por el Director General de Impuestos Internos, a las ocho horas del día dos de diciembre del año dos mil once; sin embargo, dicho funcionario en su condición de Director General, no ostenta la facultad de fiscalizar, como para encomendar a uno de sus funcionarios la tarea material de firmar los autos de designación de auditores y autos que conceden audiencia y apertura a pruebas, ya que éstos son de los autos que entran a formar parte integrante de las funciones operativas que se enmarcan en el literal e) del Art. 7 de la Ley Orgánica de la Dirección General y por medio de los cuales se inicia el procedimiento de liquidación oficiosa, y se da oportunidad al administrado ofrece razones y pruebas de descargo, sino que dicho procedimiento es privativo del Subdirector General de Impuestos Internos. Conforme con lo anterior, el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y de Aduanas, ha expuesto en reiteradas ocasiones lo siguiente: “““…al consultar la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos, su artículo 4 prescribe que para llevar a cabo las funciones encomendadas a dicho órgano, éste será dirigido y administrado por un Director y un Subdirector General, de acuerdo a las atribuciones propias que les designe la ley. Por su parte, los artículos 6 y 7 de la misma, regulan específicamente las atribuciones que competen a cada uno de tales funcionarios, correspondiendo al Subdirector General, según la letra e) de la última disposición citada, ejercer el seguimiento y control del sistema de funciones operativas a efecto de optimizar el cumplimiento tributario, lo que incluye la emisión de actos y resoluciones administrativas. El artículo en comento otorga al Subdirector General, la facultad de constatar que los contribuyentes cumplan de manera fiel y oportuna las obligaciones impuestas por las diversas leyes tributarias (…) Según lo anterior, este funcionario tiene exclusivamente competencia sobre la fiscalización del comportamiento tributario de los contribuyentes obligados en todo el territorio de la República (…)””” 29 Lo anterior ha sido expuesto en sentencias de las once horas del día diecinueve de enero del año dos mil siete, con referencia I0602013T; de las nueve horas quince minutos del día cinco de marzo del mismo año, con referencia I0606014T; y de las catorce horas del día veintiocho del mismo mes y año, con referencia I0603008T, por mencionar algunas. Como se apuntó anteriormente, la competencia constituye el elemento subjetivo del acto administrativo que como tal condiciona su validez. En el presente caso ha quedado demostrado que el Director General ha invadido atribuciones propias del Subdirector General, al delegar al Subdirector de Medianos Contribuyentes para que firmara el auto de audiencia y apertura a pruebas; por lo tanto, somos del criterio de que existe vicio invalidante en el auto que ordena la audiencia y apertura a pruebas al haberse dictado en contravención a la Ley Orgánica de la Dirección General de Impuestos Internos. Sin embargo, a pesar de existir el vicio mencionado, también es de considerar que el vicio del que adolece dicho acto administrativo y que lo invalida, es de aquellos que pueden subsanarse y adquirir la validez de que carecía dicho acto, por la característica de la anulabilidad del mismo, por un acto posterior expreso o delegado del funcionario competente para hacerlo. En este sentido, consta de folios 45 al 47 del Expediente Administrativo, resolución sancionadora emitida por la Jefe de la Sección de Incumplimientos Tributarios como funcionario competente, delegado por el Subdirector General de Impuestos Internos, a las nueve horas veinte minutos del día veintidós de agosto del año dos mil trece, por medio de la cual la Administración Tributaria impuso sanción a la apelante. Por lo tanto, al emitirse resolución sancionadora, con delegación de funcionario competente se está homologando lo actuado por el Subdirector de Medianos Contribuyentes y subsana o convalida el vicio invalidante del que adolecía el auto de audiencia y apertura a pruebas y así insuflarle validez al mismo; por lo tanto, hace desaparecer el vicio de que se trata. 30 Por todo lo anterior, nuestra postura consiste en declarar que no existe ilegalidad que justifique la revocación de la resolución apelada, pero no por los fundamentos expuestos por los demás miembros de este tribunal; sino en razón de la subsanación o convalidación sobreviniente, realizada por delegación del Subdirector General de Impuestos Internos como funcionario competente para ello, al eliminar el vicio invalidante con que nació el auto de audiencia y apertura a pruebas, de fecha cinco de marzo del año dos mil trece, dotándole de la validez y eficacia al mismo. Así dejamos expresado nuestro voto particular. San Salvador, veintisiete de febrero del año dos mil catorce. NOTIFÍQUESE. ---PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES VOCALES QUE LA SUSCRIBEN.---R. CARBALLO.---J. MOLINA.---RUBRICADAS. CORRESPONDE A DATOS PERSONALES O CONFIDENCIALES: ------------- 31