La educación abre puertas en África

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JESUIT REFUGEE SERVICE
MAYO DE 2016
Número 61
servir
La educación abre
puertas en África
servir
JESUIT REFUGEE SERVICE
FOTO DE PORTADA
Profesores de matemáticas muy
atentos durante una formación
en Masisi, este del Congo.
(Don Doll SJ/JRS)
MAYO DE 2016
Número 61
En esta edición
Servir está disponible
gratuitamente en inglés, español,
francés e italiano. El Servicio
Jesuita a Refugiados (JRS) lo
publica dos veces al año.
EDITORIAL50-25-13
DIRECTOR
Tom Smolich SJ
KENIA
EDITORA
Danielle Vella
Zerene Hadad
DISEÑADOR
Malcolm Bonello
El Servicio Jesuita a Refugiados
es una organización católica
internacional creada en 1980
por Pedro Arrupe SJ. Su misión
es acompañar, servir y defender
la causa de los desplazados
forzosos.
África Oriental ¿A quién vamos a acudir?
4
Mantener viva la llama de la esperanza
6
Internacional ¿Cuál es el potencial práctico 7
de la educación superior?
MALAWI
Ahora, soy un líder de la comunidad Internacional
Quiero ayudar 10
Camerún Más que educación 12
RDC Una cuestión de supervivencia
14
Zimbabue Más allá del horizonte
17
Zimbabue Un grito desde el corazón
19
Contraportada
Llamamiento | Mercy in Motion
9
Jesuit Refugee Service
Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma,
Italia
TEL: +39 06 698 68 605
[email protected]
www.jrs.net
El Papa Francisco declaró 2016 como Año Jubilar de la Misericordia. Durante el
mismo, el JRS impulsará la campaña Mercy in Motion para que 100.000 jóvenes
refugiados más vayan a la escuela. El JRS está aumentando la cantidad y calidad
de sus servicios educativos gracias a la generosidad de amigos y donantes de
todo el mundo, que apoyan esta campaña.
2
EDITORIAL
50-25-1
Estimados amigos del JRS,
Saludos una vez más desde Roma, y
bienvenidos a la edición de primavera
de Servir. El título de este editorial
no es la combinación de mi candado
o el código de la puerta de la oficina
del JRS. Es simplemente el porcentaje
de refugiados que tienen acceso a los
diferentes niveles de educación. Son
porcentajes alarmantes: un 50% de
los jóvenes refugiados y desplazados
tienen acceso a la educación primaria,
un 25% a la secundaria, y menos de un
1% a la universitaria o superior.
Decir que 50-25-1 me inquieta
sería un eufemismo. Todo ser humano
tiene derecho a la educación, y los
refugiados y desplazados - quizás
más que otros - necesitan tener
acceso a este derecho más que nunca.
Sin educación, será difícil
romper el círculo de la violencia y
del desplazamiento. Sin educación,
los jóvenes se convierten en niños
soldados y víctimas de la trata.
En estos tiempos en que crece la
cifra de refugiados mientras se
Rodeado por los miembros del equipo del JRS, el P. Tom saluda
al director de la Escuela de Secundaria de Bigiri, en Masisi, este
de la R.D. del Congo. (Don Doll SJ/JRS)
recortan los presupuestos públicos,
la educación suele ser lo primero en
caer o recortarse. Esto puede ser una
respuesta comprensible a corto plazo,
pero ¿qué pasa con los jóvenes a largo
plazo?
Esta edición de Servir destaca el
compromiso del JRS con la educación
y con Mercy in Motion, nuestra
campaña de fundraising y advocacy
para ampliar y mejorar la educación
de los refugiados y desplazados.
Inspirados por el Año Santo de la
Misericordia del Papa Francisco,
el JRS quiere ampliar sus servicios
educativos a 100.000 refugiados más
en 2020.
El JRS espera poner su
misericordia en marcha de cuatro
maneras específicas:
1. Centrar nuestros esfuerzos
educativos en los más necesitados,
normalmente jóvenes, los 25-1 del 5025-1 del titular.
2. Ampliar y mejorar la formación
de los profesores mediante el JRS.
Los maestros capacitados son los
mejores indicadores del éxito escolar
de los niños y jóvenes a los que el JRS
acompaña.
3. Ofrecer oportunidades
adicionales de educación superior,
en particular en la formación de
docentes. Queremos educar a más
maestros refugiados. Con esta,
mejoran sus propias vidas, mantienen
a sus familias con un sueldo, y
devienen líderes en sus comunidades
y hogares futuros.
4. Reforzar la capacidad de JRS
para proporcionar estos y otros
servicios en el futuro.
A medida que lea esta edición,
y vea el increíble trabajo que se
realiza en lugares como Malawi,
Camerún y Congo, espero que piense
en formar parte de Mercy in Motion.
La educación marca la diferencia.
Ayúdenos a hacer del 50-25-1 una
estadística del pasado.
Recuerde que a usted y a todos
los amigos del JRS les tengo en mis
oraciones. Gracias por su apoyo a
nuestro trabajo. Paz.
Tom Smolich SJ | Director Internacional del JRS
3
MERCY IN MOTION
KENIA
¿A quién vamos a acudir?
Michael Onyango, Director del JRS en Kakuma
“Aunque no pueda ver, sé más que
muchos de ustedes que sí pueden, y
eso es importante para mí”. Rhoda
Atong Majok es una refugiada
sursudanesa que vive en el enorme y
remoto campo de Kakuma, en Kenia.
A pesar de ser ciega, sacó buenas
notas en la escuela primaria, lo que le
permitió pasar a la secundaria.
Como Rhoda, la mayoría de los
refugiados ven que la educación les
abre los ojos de una manera u otra.
Rhoda fue a la escuela primaria
fuera del campo de Kakuma
gracias a un programa de becas del
JRS que patrocina a 37 niños con
discapacidad o con necesidades
especiales de protección. El JRS
cubre la matrícula, libros, uniformes,
medicinas y transporte, para que
vayan a internados especialmente
seleccionados.
Cada uno agradece a su manera
la oportunidad de estudiar. Mary
Angel viene de la República
Democrática del Congo. Una vez,
al verme, Mary Angel se levantó y,
agitando sus brazos arriba y abajo,
gritó: “Doy gracias al JRS por darme
alas para volar”. Mary Angel no tiene
parientes en el campamento y ha
soportado terribles visicitudes en su
joven vida. Pero ahora está feliz de
poder aprender. Es más, Mary Angel
ha encontrado un hogar lejos de su
país en el espacio seguro del JRS, que
ofrece protección temporal.
El programa de becas y el espacio
seguro son parte de un amplio abanico
de servicios que ofrece el JRS a los
refugiados de Kakuma, que tienen
mayores problemas de protección
que los demás. Esto sería por alguna
discapacidad, problemas de salud
mental, o estar en riesgo de violencia
sexual. El equipo del JRS gestiona
cinco centros que ofrecen educación,
habilidades para la vida y formación
profesional, con énfasis en artes
creativas. Y para quienes necesitan
ayuda adicional, fisioterapia y
logopedia. El asesoramiento individual
y grupal también está siempre
disponible. Cada niño tiene un plan de
atención individualizado y el objetivo
es que puedan asistir a las escuelas
oficiales algún día.
Manteniéndose ocupado en uno de los cinco centros gestionados por el JRS en el campo de Kakuma, Kenia. (Angela Wells/JRS)
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KENIA
La atenta dedicación del JRS
al cuidado y a la educación de los
refugiados con discapacidades tiene
una doble finalidad: ayudándoles
a desarrollar su potencial único,
también concienciamos sobre sus
capacidades y su derecho a tener
oportunidades iguales a las de los
demás. Esta concienciación ayuda
a reducir la estigmatización de la
discapacidad en muchas sociedades,
tanto entre los miembros de la
familia inmediata como de la
comunidad en general.
Como proveedores de servicios,
creo que debemos preocuparnos
por el “valor añadido” a la vida de
la persona a la que servimos. Hace
poco visité la oficina de protección
de la infancia de otra ONG, donde
me encontré a un ex alumno que
no puede oír ni hablar. Al ver mi
identificación del JRS, tomó papel
y lápiz y escribió con orgullo: “Soy
un hijo del JRS, ustedes me hicieron
quien soy. Mire, ahora estoy sentado
en una oficina”.
Consciente de lo mucho que
podríamos hacer ayudando a
los niños con discapacidades a
continuar su educación, mi corazón
se estremece porque sé que ahora
mismo no podemos dar más becas
por la falta de recursos. Cuando
Rhoda vino a la oficina del JRS con
Rose, otra refugiada invidente, la
coordinadora de educación tuvo que
decirles que no podíamos asumir
su educación secundaria. Ellas
simplemente preguntaron: “¿A quién
vamos a acudir?”
Esta es una cuestión fundamental
que creo que todos nos hacemos
en un momento u otro. Pero tal vez
los que necesitan más apoyo, en
un momento u otro de su vida, se
lo preguntan con más frecuencia
y con más urgencia. Rezo para
que encontremos los recursos
para ayudar a Rhoda, Rose y otros
refugiados vulnerables que nos llegan
con la esperanza de que podamos
mostrarles ese camino hacia
adelante que les lleve a la vida.
MERCY IN MOTION
(Angela Wells/JRS)
Testimonio
Los servicios de salud mental
muestran los beneficios de estar
juntos y la importancia de cuidar de
los demás, especialmente de los
más necesitados. Los refugiados
vienen de zonas devastadas por la
guerra tras perderlo todo. Llegan
con terribles recuerdos, recuerdos
de sus hogares atacados en mitad
de la noche, y de la vida en las
zonas de guerra, por lo que su
salud mental queda, obviamente,
afectada. Siempre recordaré a
un hombre de Sudán del Sur que
perdió a toda su familia y llegó
totalmente traumatizado a Kakuma.
Apenas podía hablar. Le acogimos
y aconsejamos. Finalmente, se
abrió y nos compartió sus heridas
y pérdidas. Le buscamos atención
psiquiátrica. Se está recuperando
y hoy estudia en una escuela de
secundaria. Yo también lucho con mis
propios traumas. Ayudar a los demás
también me ayudó. Solía soñar que
bombardeaban el campamento, pero
ya aprendí a lidiar con mis miedos
de una manera saludable y a influir
positivamente en los demás.
David Manyang llegó de Sudán del
Sur. Ha vivido en Kakuma durante
20 años y trabaja como supervisor
de salud mental para el JRS.
Al ayudar a personas con discapacidades a desarrollar
su potencial único, también concienciamos sobre sus
capacidades y su derecho a tener oportunidades iguales a
las de los demás
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MERCY IN MOTION
África Oriental
Mantener viva la llama de la esperanza
Madeline Lacovara copreside
la campaña Mercy in Motion,
y recientemente se retiró de
la junta del JRS USA tras años
de servicio. Con su esposo,
Philip, ha hecho una generosa
donación a los programas
educativos del JRS en África
Oriental. Ella explica por qué
apoya al JRS.
Durante gran parte de mi
vida profesional, he estado
profundamente involucrada en la
educación. En mi vida personal,
como madre de siete hijos, fui una
usuaria de la educación por ellos.
La importancia de la habilidad
básica de leer, escribir y hacer
operaciones aritméticas me quedó
aún más clara cuando vi que muchos
adultos estadounidenses tenían esas
habilidades limitadas. La educación
es importante.
A menudo, somos lo que podemos
hacer. Cuando entré en la Junta del
JRS USA, hace muchos años, fue
en parte porque entre sus muchos
servicios a los refugiados, el JRS veía
lo que podía hacer la educación en las
personas sin hogar o país.
En su ensayo, An Unexpected
Lifeline, Gerald Martone cita a
una mujer que huyó de Darfur al
Chad. Ella dice: “Dejamos atrás
todas nuestras posesiones. Lo único
que pudimos llevarnos era lo que
teníamos en nuestras mentes, lo que
nos enseñaron, nuestra educación.
La educación es lo único que no
pueden arrebatarnos”.
¿Puede alguien de nosotros dudar
de la verdad de esta afirmación o no
sentir el dolor ante tanta pérdida?
La estancia media en un campo
de refugiados es de 17 años, según
algunas estadísticas, ¿acaso esto
no hace que tenga más sentido la
enseñanza de los que viven e incluso
6
han nacido allí? En efecto, si has
perdido tu hogar, el campamento es
tu única esperanza de aprender, de
tener esa educación que te ayude
a salir algún día y funcionar en el
mundo “real”. Las escuelas son vitales
para cualquier campamento que no
sea un entorno de corta duración.
El JRS responde a esta necesidad
con escuelas primarias y, cuando es
posible, con las de secundaria.
Apoyamos los esfuerzos
educativos del JRS porque creemos
que los jesuitas saben construir
espacios educativos eficaces incluso
en los entornos más difíciles. En
abril, espero viajar a Kenia, reunirme
con el P. Endashaw, Director Regional
del JRS África Oriental, y ver las
escuelas que apoyamos en Nairobi
y en el campo de Kakuma. Conocer
al P. Endashaw, y disfrutar de su
amabilidad y pleno compromiso
con su labor, hace que apoyar
económicamente el trabajo de su
región sea una auténtica alegría.
A finales del año pasado, tuvimos
el gran privilegio de unirnos a
otros amigos del JRS en Roma. El
14 de noviembre, celebramos la
fundación del JRS por Pedro Arrupe
como respuesta a la crisis de los
‘boat people’ vietnamitas. Hoy, con
más de 60 millones de desplazados
forzosos en el mundo, vemos cuán
visionario fue Arrupe. El Papa
Francisco nos recibió en audiencia
con palabras inspiradoras y una gran
ternura. El Papa con compasión y
misericordia pidió a los convocados
que tomásemos la cruz de nuestros
hermanos y hermanas desplazados.
Nos instó a mantener viva la llama de
la esperanza, y dijo: “Para los niños
obligados a emigrar, las escuelas son
lugares de libertad... dar a un niño
una banca en la escuela es el mejor
regalo que se le puede hacer”.
Es un honor y un privilegio para
nosotros apoyar la educación de
los niños y los esfuerzos del JRS
de “mantener viva la llama de la
esperanza”. Respondimos al llamado
de Francisco con alegría.
El Superior General de los jesuitas, P. Adolfo Nicolás SJ,
entre Madeline Lacovara y su esposo Philip. (Jacquelyn Pavilon/JRS)
Internacional
MERCY IN MOTION
Refugiados del campamento de Dzaleka, en Malawi, celebran su graduación,
gracias al programa JRS/JC:HEM. (Gushwell Brooks/JRS)
¿Cuál es el potencial práctico
de la educación superior?
Boom Martínez SJ, Coordinador Internacional del JRS en Educación
“Educación para la decepción
definitiva...” Esta frustrante
afirmación aparece en un examen
global del ACNUR de 2011 de la
educación de los refugiados, que
señala tanto a “altos funcionarios del
ACNUR como a refugiados”.
La acusación es grave. La
realidad cambia de un lugar
a otro, con variaciones en la
disponibilidad y calidad de la
educación entre regiones y lugares de
desplazamiento, especialmente para
las niñas y en la secundaria. Depende
mucho de las condiciones, las
actitudes y los recursos disponibles.
Esto explica por qué el JRS insiste en
hacer todo lo posible para mejorar la
calidad y el alcance de sus servicios
de educación.
Si mil y un retos ya limitan
el acceso de los refugiados a la
enseñanza primaria y secundaria,
imagínense a la educación superior.
Solo el 1% de los refugiados en todo el
mundo, ya vivan en campamentos o
en áreas urbanas, consigue llegar.
El JRS lleva animando mucho
tiempo a los refugiados a que
vayan a la universidad, por lo
general con becas y formación
online. Sin embargo, en los últimos
años, nuestros esfuerzos se han
sistematizado y ampliado, gracias
a la alianza con Jesuit Commons:
Higher Education at the Margins
(JC:HEM: Educación Superior en los
Márgenes).
Hemos visto que si bien
los refugiados que completan
las diplomaturas y los cursos
certificados celebran haber tenido
esta oportunidad, debemos evitar
que nuestra educación superior no
conduzca a la “decepción final”.
Después de todo, las
calificaciones no valen mucho si
te llevan a un callejón sin salida,
si no te ayudan a conseguir una
plaza en alguna universidad
local competitiva en el país de
acogida, si no te permiten salir del
campamento, o si es casi imposible
encontrar empleo.
Esto no quiere decir que debamos
descartar ofrecer una educación
superior. Al contrario, debemos
hacer lo posible para ayudar a los
refugiados a superar las barreras
que les impiden seguir con su
educación y sus vidas. Así, por
ejemplo, vimos que un criterio de
cualquier programa de educación
superior del JRS debe ser que las
universidades locales reconozcan
sus certificados.
7
MERCY IN MOTION
Internacional
El JRS siempre ha hecho
hincapié en la formación
de maestros y ahora
queremos consolidar
nuestra experiencia en
una oferta que se adapte
a nuestros refugiados
docentes en todo el mundo
8
La enseñanza de idiomas es
otro ejemplo del potencial práctico
de la educación superior. Muchos
de nuestros cursos empiezan con
el aprendizaje del inglés o francés
como un prerrequisito. Esto ayuda a
los refugiados porque estos idiomas
aumentan sus posibilidades de entrar
en la universidad, encontrar trabajo,
integrarse mejor en su país de
acogida, o su reasentamiento en un
tercer país.
Lo que tratamos de hacer es dar a
los refugiados algo tangible mediante
nuestras iniciativas de educación
superior, lo que mejora su calidad
de vida como individuos, familias y
comunidades aquí y ahora, y les da
esperanzas para el futuro.
Como JRS, creemos aportar un
valor añadido, una dimensión que
enfatiza unos valores arraigados en
nuestra fe cristiana: justicia, paz,
solidaridad y compasión por los
“últimos” de entre nosotros.
Hicuburundi Herménégilde, que
se graduó en humanidades gracias al
JRS - JC:HEM en Dzaleka, Malawi, lo
resumió muy bien: “El curso cambió
mi vida. Todo lo que hago ahora lo
vinculo a la máxima de ‘no hacer a
los demás lo que no que no quieras
que te hagan a ti’. Voy a ayudar a
generar liderazgos mostrando a la
gente lo que podemos hacer para
vivir en paz”.
Esto es de gran importancia
porque la realidad pasada y presente
de los refugiados en todo el mundo
está marcada de una manera u
otra por tensiones profundas,
hostilidad y violencia. Piensen solo
en la explotación de las diferencias
religiosas y étnicas que hay en la raíz
de tantos conflictos que hoy generan
refugiados, y cómo afectan a la
acogida que los refugiados reciben
en países de acogida suspicaces.
Si van a construir un futuro
mejor, los refugiados necesitan
prepararse para comprender,
articular, e influir positivamente
en su entorno. Aquí, entra en juego
un abanico de habilidades: crear
espacios compartidos, evaluar y
resolver conflictos, consolidar la paz,
comunicación, incidencia política y
liderazgo, entre otros.
Otra forma en la que nuestros
programas de educación superior
pueden ser útiles es haciendo que los
refugiados ameriten ser contratados,
que puedan elegir y encontrar un
trabajo que les convenga. Muchos de
los cursos que ofrece actualmente
el JRS con JC:HEM, conocidos como
Módulos de Aprendizaje al Servicio
de la Comunidad (CSLT, por sus siglas
en inglés), pretenden crear empleos
en los campamentos, ya sea en el JRS
o en otros organismos.
Pero no se trata solo de crear
empleo, sino también de empoderar a
los refugiados y mejorar la calidad de
vida de su comunidad, garantizando
que los servicios que reciban sean
realmente profesionales.
Pongamos el caso de la formación
de maestros: una de las razones por
las que la educación de los refugiados
se siente a veces como decepcionante
es porque los maestros - por causas
ajenas a su voluntad – están poco
cualificados y sin preparación.
Un sólido programa de formación
de maestros mejorará más que
cualquier otra cosa la calidad de
los otros servicios de enseñanza
ofertados, desde el nivel preescolar
para arriba. El JRS siempre ha
insistido en la formación docente
y queremos consolidar nuestra
experiencia con una oferta que
se adapte a nuestros maestros
refugiados en todo el mundo, basado
en nuestra misión de acompañar,
servir, y defender.
En suma, queremos que nuestros
programas de educación superior
sean lo más relevantes y útiles
posibles para los refugiados que los
toman y para sus comunidades. No
aspiramos a que sean una solución
a todos sus males, pero debemos
hacer lo que podamos para darles
una buena educación que les ayude a
desarrollar su potencial para vivir la
vida plenamente.
MALAWI
MERCY IN MOTION
Ahora soy un líder comunitario
Masumbuko Ramazan Lubunga
Cuando llegué a Malawi, no sabía
si podría rehacer mi vida de nuevo,
tras lo frustrante que fue perder
todos mis documentos académicos.
Pero gracias a los módulos ofrecidos
por el JRS y JC:HEM, especialmente
los de comunicación comunitaria y
periodismo, artes escénicas, paz y
resolución de conflictos, pude volver
a empezar. Lo que he aprendido es un
arma no solo para mí: mis estudios
me han convertido en un trabajador
de la comunidad.
Me las ingenié para poner en
marcha una radio en el campo, con
dos altavoces, un amplificador y dos
micrófonos. Esa idea se hizo realidad
porque tenemos un transmisor y
todos los materiales necesarios.
Es algo simple pero útil para la
comunidad.
Creé el primer grupo de teatro
permanente para el cambio en la
comunidad de Dzaleka, formando a 15
jóvenes. Además, he creado el grupo
de música Étoiles de la Paix (Estrellas
de la paz), que ya ha participado en
eventos nacionales.
Ahora dirijo el Club Infantil de las
Artes, que creamos en 2015. Este club
es un servicio importante porque,
aparte de promover y desarrollar
su talento, les ayuda a desafiar y
cambiar esos comportamientos
difíciles que pudieran tener ante
sus familias y otros. Además, el
club permite forjar relaciones
entre los huérfanos, los menores
no acompañados, y el resto de la
comunidad. Estamos dando voz
a los niños, que a menudo no la
tienen, sobre todo si están solos y
vulnerables.
También trato de ser la voz de
los sin voz en mi trabajo voluntario
como movilizador comunitario
con otra ONG, defendiendo ante
los responsables del campamento
a otros refugiados, y creando
lazos entre la comunidad y las
organizaciones que trabajan en el
campo de Dzaleka.
Así es como las habilidades que
estamos aprendiendo cambian esta
comunidad día a día. Me considero
un líder de la comunidad, y me
pregunto: si yo no me implico, ¿cómo
puedo esperar que nada cambie? Es
mi responsabilidad compartir mis
conocimientos con los demás.
Niños jugando en Dzaleka. Uno de los proyectos de Masumbuko es el Club Infantil de Artes. (Giulio D’Ercole/JRS)
9
MERCY IN MOTION
Internacional
El Saint George College de Zimbabue acogió una actividad de Mercy in Motion.
Quiero ayudar
La campaña Mercy in Motion está inspirando a personas de todo tipo a hacer algo esperanzador,
significativo y transformador en esta crisis de refugiados sin precedentes en el mundo. No es solo
una campaña de captación de fondos. Hay mucho que hacer: voluntariado, apoyo a los refugiados
en su país, eventos en su parroquia o escuela... Para animarle, le compartimos algunas iniciativas.
ZIMBABUE
Una respuesta generosa
Zerene Haddad del JRS Internacional
escribe: Zimbabue podría no
parecer el lugar ideal para pedir
a la gente que participe en una
campaña de captación de fondos: el
desempleo es alto, el costo de vida
es aún mayor, y la mayoría de la
gente tiene problemas para llegar
a fin de mes. Sin embargo, cuando
tuvimos la oportunidad de hablar de
Mercy in Motion, ni lo dudamos. El
St George’s College es una escuela
jesuita de secundaria de Harare.
Oficialmente, está entre las 10
mejores de África. Me invitaron a
10
dar el discurso de clausura en una
ceremonia para los estudiantes que
terminaron sus proyectos de servicio,
un experimento de inmersión con
gente de escasos recursos. Les
hablé de St Michael, otra escuela
de secundaria, a 560 kilómetros del
prestigioso y privilegiado St George,
en un campamento de refugiados.
Son pocos los zimbabuenses que
saben de la existencia del remoto
campo de Tongogara, el área oficial
designada para los refugiados que
viven en Zimbabue. El resultado de
este discurso de siete minutos me
sorprendió. Antes de terminar la
ceremonia, uno de los padres pidió a
los presentes que contribuyeran de
forma inmediata. Los padres hicieron
fila para hablar conmigo. Algunos
querían saber cómo participar
directamente, otros dejaron sus
tarjetas de visita con un “Por favor,
llámeme, quiero ayudar” escrito en
el reverso. De golpe, conseguimos
más de 500 dólares en efectivo, y se
hizo una donación de 20.000 dólares
en libros de texto. ¡Y las ideas siguen
llegando!
Internacional
INDIA
Deja que brille tu luz
En la Universidad Loyola de Chennai,
India, se pide a los estudiantes
que vivan según el lema de la
escuela: ¡Que brille la luz que hay
en ustedes! (Mt. 5:16). Al hacerlo, se
convierten en haces de esperanza
que contribuyen a la liberación de los
demás. En el espíritu de este lema y
de la tradición jesuita, estudiantes
y personal acogerán un evento
especial de Mercy in Motion para
presentar el clamor de los refugiados
en todo el mundo, incidiendo en su
derecho a acceder a una educación
EE.UU.
de calidad. Este evento se llevará
a cabo con motivo del Día Mundial
del Refugiado, 20 de junio. Entre
las propuestas hay un seminario,
testimonios, un festival de cine y
una exposición fotográfica. Los
organizadores esperan ayudar a que
la universidad mire hacia dentro - la
cuestión de los refugiados en la India
- y hacia afuera, para comprender
el fenómeno más ampliamente y
enfatizar el papel transformador de
la educación en los refugiados aquí
y allá.
Si quiere formar parte de la promoción
de un evento similar en su escuela,
colegio o universidad, por favor, póngase
en contacto con Jill,
en [email protected]
Conciertos para los refugiados
Emmylou Harris, la cantante
y compositora estadounidense
ganadora de trece premios Grammy,
que encabezó los Conciertos por un
mundo sin minas antipersona , se
ha comprometido con una serie de
conciertos para apoyar Mercy in
Motion. Muchos de los artistas que
ofrecieron su tiempo y talento contra
las minas antipersona participarán
en la gira Lampedusa: Conciertos
para los refugiados. Durante años,
Harris aprovechó su fama para
Europa
MERCY IN MOTION
involucrar a músicos y actores en la
campaña contra las minas. Cuando,
en diciembre de 1997, la Campaña
para la Prohibición de las Minas
Antipersona recibió el Nobel de la
Paz, Harris fue invitada a actuar
en la ceremonia del premio en Oslo.
Para Lampedusa: Conciertos para
los refugiados, el JRS quiere añadir
nuevos talentos al programa. Esta
gira acústica está prevista para
octubre en diez ciudades de los
EE.UU.
Si quiere formar parte de la promoción
o apoyo a estos conciertos, por favor,
póngase en contacto con Gail en
[email protected]
(Jack Spencer)
Exalumnos aprenden de los refugiados
La Unión Mundial de Exalumnos
de los Jesuitas (WUJA) reúne
tradicionalmente a los antiguos
estudiantes de las escuelas y
universidades de la Compañía de
Jesús, en torno a temas relacionados
con los valores promovidos por la
misma. Como parte de la campaña
Mercy in Motion, el JRS colabora con
la WUJA planificando el Encuentro
Europeo de la Unión de septiembre
de 2016. Tras una peregrinación por
Italia siguiendo los pasos de San
Francisco, exalumnos de toda Europa
se encontrarán para entender en
profundidad la crisis mundial de
los refugiados y discernir sobre su
responsabilidad a la luz de esta. El
JRS está ayudando a elaborar la
programación, enfatizando cómo el
acceso a la educación es la esencia
de este entendimiento. Los miembros
de la WUJA también tendrán la
oportunidad de conocer y escuchar a
refugiados que viven en Roma.
Para más información,
visite www.wuja.org
11
MERCY IN MOTION
Camerún
Más que educación
La Hna. Jéline Giris es una de
las tres Hermanas Misioneras
Maristas que forman parte
de un proyecto educativo del
JRS en el este de Camerún.
El objetivo es ayudar a la
Diócesis Católica de Batouri
a poner en marcha cinco
escuelas de primaria en los
pueblos de Boubara y Kette,
que acogen a refugiados de
la República Centroafricana.
La misión se inició a principios
de 2015. La Hna. Jéline nos
comparte su visión de Mercy
in Motion.
Mercy in Motion: la imagen que me
viene a la cabeza es la de una rueda
de coche girando, en movimiento
hacia adelante, no muy rápido pero
que avanza pase lo que pase. Nuestra
participación en las escuelas en
Boubara y Kette ha sido algo así.
Arrancábamos, teníamos algún
contratiempo, nos deteníamos, y
volvíamos a comenzar.
Hemos tenido frustraciones; sin
embargo, hemos seguido avanzando
lentamente. Fuimos a las aldeas,
conocimos a las personas con las que
íbamos a trabajar y a las autoridades.
No fue fácil, y cada una de nosotras
dependía mucho de su fuerza interior
para seguir creyendo en el proyecto
que habíamos aceptado cumplir
como JRS.
Así que fue una gran lucha al
principio. Y seguimos intentándolo y,
casi un año más tarde, las cosas ya
están saliendo bien.
Como JRS, nos involucramos
porque los colegios acogieron a los
niños refugiados. Cuando fuimos por
primera vez a las escuelas, había dos
o tres maestros para más de 600 o
700 niños en condiciones deplorables
La Hna. Jéline (con una mochila verde) en la escuela católica de Kette, este del Camerún.
12
y de hacinamiento. Más de 200 niños
en aulas construidas para 40 o 50.
Muchos se sentaban en el suelo: ¡no
en esteras, en el suelo! Apenas había
cuadernos para los niños o libros de
texto para los profesores.
Una vez trajimos al P. Eric, el
director del JRS en África Occidental,
de visita. En un aula, cuando saludó a
los 258 alumnos y les pidió sentarse,
educadamente le respondieron: “Je
m’assieds sur le banc” (Me siento
en el banco). Antes, nunca había
prestado atención a lo que decían
cuando les pedíamos que se sentaran.
Ahora se me rompe el corazón cada
vez que escucho a los de primer
grado diciendo que están sentados en
el banco cuando no lo están.
Los niños no deberían estudiar
en estas condiciones. Muchos
abandonan: se van o faltan a menudo.
Esto es a lo que nos enfrentamos.
Hasta ahora, hemos contratado a
Camerún
MERCY IN MOTION
La Hna. Regina Missanga sirve en el JRS en
Masisi, este de la RDC (Don Doll SJ)
Punto de información
Las congregaciones religiosas, especialmente de mujeres, han trabajado con el JRS casi desde sus inicios hace 35 años. El
JRS expresa un profundo agradecimiento a las hermanas, que encarnan la llamada del Papa Francisco a la misericordia,
al dedicar sus vidas a acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados. Ahora más que nunca, necesitamos
que los religiosos y las religiosas se involucren en la misión del JRS. Si su congregación religiosa está interesada en
colaborar con el JRS, por favor, póngase en contacto con Ken Gavin SJ en [email protected].
15 maestros, estamos renovando
las aulas, comprando más pupitres,
y distribuyendo materiales de
enseñanza.
Mercy in Motion trata, en parte,
de trabajar junto a los refugiados
y las comunidades locales para
encontrar soluciones adecuadas que
ayuden a mantener a sus hijos en
la escuela. Pero es mucho más que
eso. Mercy in Motion también trata
de ser solidarios con los refugiados,
acompañarlos y escuchar sus
historias. Quizás no consigamos
hacer grandes cosas, pero solo con
nuestra presencia podemos sanarles
y mostrarles que hay personas que se
preocupan.
En las afueras del pueblo de
Kette, hay un asentamiento informal
llamado Betania, con casi 1.500
refugiados. El día que fuimos a
hablarles sobre “la importancia
de la educación para todos”, nos
encontramos con gente muy
hambrienta, que no había recibido
sus raciones de comida. No solo los
hombres vinieron ese día, también
las mujeres llegaron en masa. Este
fue nuestro día más duro, porque lo
último que los refugiados querían
era escuchar cuán importante era la
educación para ellos.
Así que les mostramos nuestra
seria preocupación por su hambre,
simplemente escuchando y estando
con ellos. Los acompañamos en ese
momento tan difícil. Prometimos
averiguar por qué no habían recibido
sus raciones del ACNUR ese mes,
y lo hicimos. Creo que ese día nos
ganamos su respeto y confianza.
Cuando volvimos a tener una
reunión en la escuela primaria
pública de Kette, muchos de los
refugiados de Betania estaban allí.
Tanto la comunidad refugiada
como local necesitan nuestra
ayuda y nosotros tratamos de
hacer lo posible para ayudarles a
convivir en armonía y mantener
viva la esperanza, al compartir la
misericordia, el amor y la compasión
de Dios con ellos.
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MERCY IN MOTION
República Democrática del Congo
Una cuestión de supervivencia
Martin Bahati SJ, Director del JRS en los Grandes Lagos
Pascal vive en el campamento
Kilimani en Masisi, en el este de la
República Democrática del Congo
(RDC). Terminó la escuela secundaria
con éxito gracias al apoyo del JRS,
que pagó la mitad de sus estudios.
Muestra orgulloso su diploma cual
tesoro encontrado en una isla en
medio de la nada. Este valioso pedazo
de papel, que no es más que un papel,
lo guarda celosamente como si fuera
de oro.
Franck tiene 17 años. Ha estado
en muchos campamentos por culpa
de los continuos conflictos en Masisi.
De un campo a otro, ya ni sueña
en ir a la escuela: no hay ni tiempo
ni seguridad para eso. La suya ha
sido la escuela de la vida en de aquí
para allá, por selvas y montañas,
contemplando la naturaleza y el
canto de los pájaros.
Hoy, a punto de entrar en la edad
adulta, su vida tiene poco significado
para él. No sabe leer ni escribir.
Aprender carpintería en uno de los
centros de formación del JRS parece
ser la única esperanza de hacer algo
con la juventud y la vida de Franck,
siempre y cuando no ocurra nada
que perturbe la aparente calma en la
región, como las próximas elecciones
en el Congo y Ruanda.
La mayor preocupación y deseo de
Franck es llegar a ser un carpintero
competente que haga buenas sillas,
sólidas camas y armarios de calidad.
A veces, se deja llevar por la ira
porque no tuvo una vida estable
ni pudo hacer la primaria. Pero
entonces, como dice Franck cuando
vuelve en sí mismo: “Siempre hay
alguien peor que yo, así es la vida”.
¿Esto es vida?
Así es la vida en el este de la RDC,
sacudida por guerras internas
y externas desde hace casi tres
décadas. Los muchos niveles de
violencia que desgarran la región
han provocado el desplazamiento
de un sinnúmero de personas en los
últimos años, entre ellos a muchos
que buscan un lugar más seguro en
Un campamento para desplazados internos en Mweso,
este de la RDC. (Don Doll SJ/JRS)
14
República Democrática del Congo
la misma área. Hay más de un millón
de desplazados en las provincias
orientales de Kivu Norte y Sur. En
Kivu Norte, donde está el JRS, se
calcula que hay 744.500 desplazados.
La vida es muy difícil en los
campamentos donde viven los
desplazados. Hay miseria y falta de
todo: salud, educación, seguridad,
alimentos, agua. Las necesidades
son múltiples y diversas. Cuando se
satisface una, surge otra, a veces
más importante que la primera. Es
muy difícil llevar una vida equilibrada
y decente en tales condiciones. La
familia y las dinámicas comunitarias
son frágiles. Los niños no pueden
seguir un programa escolar normal.
Y los niños que no van a la
escuela, por la inseguridad y los
desplazamientos frecuentes, son
presa fácil. Uno de los peligros es
el reclutamiento por parte de los
grupos armados que inundan las
zonas rurales y selvas del Congo. Y
así el círculo vicioso continúa. La
ignorancia se ceba en tanta gente
joven, que en el peor de los casos
los lleva a luchar, empujándoles a la
barbarie y al asesinato.
Solo la educación puede marcar
la diferencia
Hay muchas necesidades urgentes
que claman su cumplimiento. Sin
embargo, en el estado actual de
los Grandes Lagos, y esto significa
no solo el conflicto del Congo, sino
también la violencia en Burundi, y
la aparente calma en Ruanda, solo
la educación puede marcar una
diferencia real.
Podemos dar a los desplazados
alimentos, construirles cabañas,
u ofrecerles atención médica y
psicosocial. Pero si no les enseñamos
a reflexionar de forma crítica, a
discernir sobre el mundo que les
rodea, y si no les ayudamos a ser
independientes, los estaremos
condenando a ser, no por su culpa,
parásitos perpetuos en vez de
personas libres que se valen por sí
mismas. Y fracasaríamos a la hora
de hacer frente a las raíces del
problema.
Por eso, el JRS ofrece la
posibilidad de la educación, pagando
la escolarización de los niños
desplazados, formando a maestros
y construyendo escuelas. Hacemos
un trabajo que correspondería al
gobierno de la provincia y no a las
ONG humanitarias. Sin embargo, no
pudimos permanecer indiferentes
ante el sufrimiento de tanta gente,
así que asumimos hacer lo que esté a
nuestro alcance.
En Goma, Masisi, y Mweso, Kivu
Norte, el JRS promueve la educación
de calidad en primaria y secundaria
y, combinando el aprendizaje online y
presencial, también la universitaria.
Y tenemos programas de formación
profesional. Invertir en los jóvenes
en esta “tierra de nadie” es una tarea
cada vez mayor que pide más medios
de los hoy disponibles. Pero con fe y
entusiasmo, podemos hacer nuestra
parte para cambiar el mundo.
Hay casos de éxito en el campo
de la educación. Por ejemplo el de
Augustin, un inspector de educación
en Goma. Tras vivir como refugiado
durante 11 años en un campo en
Uganda, y beneficiarse de las
oportunidades educativas del JRS,
regresó al Congo, donde se hizo
MERCY IN MOTION
Una escuela apoyada por el JRS en Goma,
este de la RDC. (Don Doll SJ/JRS)
Los niños que no van a la
escuela por la inseguridad y
el desplazamiento frecuente
son presas fáciles
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MERCY IN MOTION
República Democrática del Congo
inspector de educación secundaria.
Augustin no solo es autosuficiente,
sino que también ayuda a los niños
desplazados con problemas para
acceder a la educación. Él está
devolviendo a una comunidad que
sufre la ayuda salvadora que recibió
del JRS.
Necesitamos una educación
basada en valores
En una región sumida en conflictos
interétnicos, donde la gente a
veces se odia a muerte, surge la
pregunta: ¿qué educación podemos
dar a los nacidos en esta violencia?
¿Qué educación podemos ofrecer
a los niños soldados, a los niños
desplazados una y otra vez? Una
sociedad en conflicto desde hace
décadas tiene serios problemas
para decidir qué valores aprender
y enseñar, ya que cada grupo
entiende que sus valores son lo mejor,
despreciando lo demás.
Una educación de calidad basada
en valores eleva el espíritu, introduce
nuevas perspectivas, va más allá
de los prejuicios, y conduce a la
vida. El JRS está convencido de que
solo una educación que fomente la
convivencia pacífica y la prosperidad
personal puede formar ciudadanos
capaces de poner a la región de
nuevo en marcha. Este tipo de
educación desafía directamente la
actual situación, porque propone
la transición del odio al amor, de la
guerra a la reconciliación, del engaño
a la verdad, del prejuicio a la libertad
y de la desconfianza a la convivencia
pacífica.
Una oportunidad para la paz
Todas y cada una de las
oportunidades dadas a los jóvenes de
los Grandes Lagos de acceder a una
buena educación es una oportunidad
para toda la región. Una oportunidad
para la paz y la reconciliación. El
camino es largo y difícil, pero el JRS
ya ha dado algunos pasos reales
hacia adelante. Al fin y al cabo,
cualquier viaje comienza con un
primer paso. Lo que hacemos puede
parecer insignificante e insuficiente
pero son semillas de esperanza para
las generaciones venideras.
Los jóvenes que van a la escuela,
los que están capacitados en
carpintería, sastrería, albañilería,
peluquería, restauración y
panadería, llevan en ellos la semilla
de una sociedad reconciliada y
sin conflictos. Esta generación ha
conocido la angustia de la guerra y
ha pagado el precio de la violencia.
Ha llorado mucho, y ahora se está
secando sus lágrimas, para ponerse
a trabajar, y aprender del pasado. Se
dice que “nadie puede ver bien hasta
que sus ojos no han llorado”. Creemos
firmemente que la educación abrirá
los ojos de miles de personas como
Pascal y Franck. Y así, como JRS,
vamos a seguir más y más con lo
que sabemos hacer mejor: ¡vamos a
educar!
Una escuela apoyada por el JRS en Goma, este de la RDC.
(Don Doll SJ/JRS)
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Zimbabue
MERCY IN MOTION
Recibiendo un masaje facial en el campamento
de Tongogara, Zimbabue: este pequeño lujo
es posible gracias a la formación profesional
apoyada por el JRS. (Zerene Haddad/JRS)
Más allá
del horizonte
Zerene Haddad,
Coordinadora Internacional de
Fundraising del JRS
Oculto a la vista, sin ningún tipo
de valla o de entrada, justo al lado
de la principal vía de comunicación
que une Zimbabue a Sudáfrica,
se encuentra el campamento
Tongogara.
Entre el Save River Nature
Conservancy, donde los animales
salvajes campan libremente, y fincas
expropiadas ahora vacías, este
lugar es el hogar de más de 10.000
refugiados.
Establecido en los 80, Tongogara
albergó a refugiados mozambiqueños
durante su guerra civil. Ahora es
el hogar de congoleños, ruandeses,
burundeses, etíopes, somalíes y gente
de todo el África subsahariana.
Muchos nunca han visto el país al
que llaman “patria”.
Nacieron y se criaron en el campo
de Tongogara, sin electricidad,
sin agua corriente, sin una ciudad
cercana, rodeados por el polvo y el
calor permanente. Algunos niños
nunca han salido del campamento.
Muchos ancianos morirán y serán
enterrados en el cementerio, apenas
más allá de los límites del campo,
para siempre en el exilio.
Paseando por el campo, una
fina capa de polvo cubre mis pies,
y el sol hace que busque la sombra
de los árboles cada vez que puedo
para darme un respiro. Los niños
que regresan de la escuela me
adelantan, unos se protegen del sol
con sus paraguas, otros corren a
casa. Su curiosidad es descarada.
Están encantados con mi presencia,
enseguida hacen bromas a mi costa,
y tienen ganas de charlar.
Los adolescentes pueden estar
aislados del mundo, pero desean
formar parte de él luciendo
peinados de moda. Miran series de
televisión en portátiles conectados
a los transformadores enchufados
a los generadores. Todo vale para
mantenerse al día del mundo
exterior.
Me atrevo a acercarme a un
grupo que está ensayando para el
coro de la iglesia. Tienen un teclado
y unas baquetas con las que siguen
el ritmo sobre un banco de madera.
Su música tiene un inconfundible
aire congoleño, que te hace pensar
que van a ir a una sala de baile,
y no a un servicio de la iglesia. El
griterío de un partido de fútbol en
la televisión de un quiosco cercano
lo cubre todo cuando alzan sus
voces, llenando el aire y ahogando
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MERCY IN MOTION
Zimbabue
Saliendo de la escuela: estos niños regresan a sus hogares en el campamento de Tongogara
al finalizar su jornada escolar. (Zerene Haddad/JRS)
cualquier otro sonido, para luego
desvanecerse.
Mis días en Tongogara pasan
entre una barahúnda de encuentros
que estoy ansiosa por mantener, para
reflexionar en las próximas semanas,
y que dejaron una marca imborrable
en mí. Me encuentro con Patrick,
el exprofesor de economía que
ahora gestiona nuestra biblioteca,
imparte clases a adultos y escribe
poesía; Rose, que vino con todos sus
hijos al África austral en busca de
seguridad, y que da nuestro curso
de cosmetología; Leonard, con su
deseo de viajar, sus dobles maestrías,
el amor por los clásicos griegos y su
afición por citar textos latinos. Luego
estaba la señora que me gritó porque
su ración del Programa Mundial de
Alimentos era insuficiente y que,
ante la sequía que se avecinaba,
estaba preocupada por cómo
alimentar a su familia. Y así podría
seguir.
Es cruel que la gente deba
resignarse a una vida de espera –
dependiendo del capricho de muchas
burocracias - en un lugar que a
primera vista parece un desierto.
18
Sin embargo, gracias a gente como
Patrick, Rose y Leonard, Tongogara
renace. Florece con su presencia. No
pueden evitar su sufrimiento, pero
eso no les condiciona.
Cada día, cerca de 2.000 niños
dan un paso de esperanza, yendo y
viniendo de las escuelas de primaria
y secundaria, con sus mochilas y
libros, su locuacidad y vivacidad.
Los 400 adultos inscritos en
formación profesional emanan
una admirable tenacidad. Están
dispuestos a aprender un oficio que
les ayude a ganarse la vida, salir
de la dependencia de la ayuda, y
recuperar la dignidad y el orgullo
perdidos en algún lugar en su viaje
por África.
Las mujeres, que viajan 80 km. al
pueblo más cercano a intercambiar
y hacer negocios para mantener
a sus familias, son las estrategas
de la comunidad. El hecho de que
las comunidades locales vecinas
dependan de la economía de los
refugiados para sostenerse y
sobrevivir es un testimonio de la
innovación y el éxito de los proyectos
de medios de vida. Los refugiados
venden sus propios productos azadas, carretillas, cajas, ropa
y muebles sencillos - y ofrecen
servicios como peluquería, manicura
y pedicura, discretos lujos cotidianos.
Nosotros, como JRS, nos
esforzamos por satisfacer las
necesidades de los refugiados de
Tongogara, comprometidos con
ellos y delegando responsabilidades
a los líderes de la comunidad.
Impulsamos programas de medios
de vida y de formación profesional
en cooperación con la comunidad,
bajo su dirección, con la supervisión
de nuestro personal. La escuela
secundaria está dirigida por el
JRS junto con la arquidiócesis
católica local y con personal
predominantemente de Zimbabue
muy preocupado por su papel en la
vida de sus estudiantes.
Cuando me fui de Tongogara, y
vi los restos de las antiguas granjas,
me pregunté si así sería el futuro de
los refugiados: una árida extensión
sin fin. Me pregunté: ¿estamos
haciendo lo suficiente para cambiar
esa esterilidad, para cultivar algo que
crezca de nuevo en este paisaje?
ZIMBABUE
MERCY IN MOTION
Un grito desde el corazón
El impacto de la educación sobre
la realidad de los refugiados
no se limita a los servicios a
las personas directamente
afectadas. La educación es
necesaria para que otros puedan
aprender sobre esta realidad.
Los mejores maestros son los
propios refugiados. Patrick
Kwambi Kabeya, que vive en
el campamento de Tongogara,
Zimbabue, y que fue perseguido
en su país, la República
Democrática del Congo, por
expresar sus opiniones políticas
en el campus donde era
profesor, nos comparte algunos
pensamientos.
Normalmente, es la intolerancia de
cualquier tipo la que al final lleva a
los refugiados a dar el paso drástico
de huir de su país para solicitar
asilo en otro. Por desgracia, muy
a menudo, allí también les reciben
con intolerancia. En algunos países,
las connotaciones de palabras como
“solicitante de asilo” y “refugiado”
han cambiado, y ahora evocan
solamente desconfianza y desprecio.
En marzo y mayo de 2015, se
produjeron ataques xenófobos en
Sudáfrica, confirmando una vez más
la tendencia de la intolerancia contra
los refugiados.
No es fácil ir con la etiqueta de
“refugiado” o de “solicitante de asilo”.
Pero, por desgracia, no tenemos
elección. Es difícil de entender a
menos que te pongas en nuestra
piel. Esto empeora cuando la gente
es incapaz de verte como nosotros
mismos nos vemos.
¿Sabes por qué hubo ataques
xenófobos contra los refugiados en
Sudáfrica? Porque los refugiados son
considerados intrusos, y hay quien
cree que los refugiados no son seres
humanos con derechos. Creen que los
refugiados no son iguales a ellos.
Me dio mucha pena cuando vi las
imágenes de los ataques xenófobos.
Me avergoncé de mi condición, y con
el aumento de los disturbios violentos,
me volvió a la memoria toda mi vida
como refugiado. Me di cuenta de que
no somos nada ante el odio insensato
del mundo.
Lloré amargamente,
lamentándome por mí mismo y por
las víctimas de la xenofobia. No
podía hacer nada para ayudar, ni
tenía nada para detener la locura, así
que me decidí a escribir. Escribí una
colección de poemas. Cada estrofa,
palabra, y letra es la expresión de mi
oposición contra ese huracán llamado
xenofobia. Los refugiados somos
también seres humanos; merecemos
respeto y consideración.
Olvídate
de perdonar
Débil, sin fuerzas
Morir era mi elección
Compañero de la muerte
Cruel elección.
Olvídate de perdonar
Mi error
Ser un refugiado,
Que muere en la calle;
¿Te gustaría ser
Como yo?
No voy a durar
En el suburbio
Playa de Durban
Todo trastornado
Por unos ruines vándalos.
La turba alegre
Felices como necios
Querían mi alma
Mi cuerpo enfermo
Nadie
Podía detener a los necios
Nadie
Rescataría mi alma
Olvídate de perdonar
El necio fascista
Vivo
Yo, muerto, lapidado
Desnudo, violado
En la calle.
Patrick Kwambi Kabeya
Patrick (dcha.) responde a uno
de los estudiantes del curso de
informática para adultos.
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MERCY IN MOTION
Algo para pensar tomando una taza de café. Solo la mitad de
todos los niños refugiados están matriculados en la escuela
primaria. Uno de cada cuatro refugiados se estima que hoy va
a la escuela secundaria. Solo el 1% de los refugiados llega a la
educación universitaria.
Aquí en la Oficina Internacional del JRS en
Roma, nos encanta nuestro café. Mientras
esta edición de Servir va a imprenta, estamos
en Cuaresma, un tiempo en el que una de
las costumbres más comunes es el ayuno o
“renunciar a algo”. No estamos sugiriendo
dejar el café. Lo que queremos es mostrarle
cómo pequeños gestos cotidianos de muchos
pueden marcar una gran diferencia.
Imaginemos que todos los que lean Servir
contribuyen con lo que cuesta una taza de
café al día durante una semana. O el costo de
otro capricho. Puede que no parezca mucho
a la luz de las necesidades de millones de
refugiados. Bueno, piense en esto. Un kit de
escuela de 25 dólares permite que un niño en
Maban, Sudán del Sur, pueda ir a la escuela
primaria durante un año. Una beca de un año
para que un refugiado curse una diplomatura
en Dzaleka, en Malawi, cuesta 550 dólares.
Mediante muchos pequeños gestos, grandes
cosas pueden llegar a ser posibles para los
refugiados a través de la campaña Mercy in
Motion. Confiamos en tener noticias suyas
pronto… ¡pero, por favor, antes termine su
café!
Jesuit Refugee Service
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