COMPORTAMIENTOS SEDENTARIOS: UN MODERNO FACTOR

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COMPORTAMIENTOS SEDENTARIOS: UN MODERNO FACTOR DE RIESGO
PARA LA SALUD
Manuel Jiménez Suárez
Luis M. Bello Luján
Safira Delgado Guerra
Programa Estilo de Vida y Salud. Actualizado 11/06/2012
Hace sesenta años alrededor del 15% de la población canaria fallecía debido a
enfermedades cardiovasculares; en los últimos años, este porcentaje ha aumentado
hasta situarse cerca del 50%, siendo la primera causa de muerte, muchas de las cuales
lo son prematuramente. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado desde entonces? Por un
lado, los hábitos alimentarios (mayor consumo de productos refinados alta densidad
energética con exceso de grasas y azúcares, menor consumo de gofio, pastas,
verduras, hortalizas y frutas...); y por otro, una disminución de la actividad física,
del gasto energético y un aumento de comportamientos sedentarios.
Los comportamientos sedentarios, hace cincuenta o sesenta años, apenas
tenían incidencia en la salud o tenían bastante menos incidencia que ahora; entonces,
no dependíamos tanto del coche, ni existían las comodidades que hoy tenemos ni
tampoco las ocupaciones eran las mismas. Ha habido un desplazamiento de las
ocupaciones desde el sector primario (agricultura y ganadería), hacia el sector
secundario (industria) y, sobre todo, hacia el sector terciario (servicios: turismo,
administración, secretaría, etc.) o sea hacia ocupaciones más sedentarias. A este
fenómeno hay que añadir la aparición y generalización de la máquina y los medios de
transportes, contribuyendo a aumentar la producción de bienes con menor esfuerzo y
disminución de la actividad física con el uso del vehículo para los distintos
desplazamientos.
En el agricultor de ayer (la mayoría de la población), la actividad física era
inherente a su actividad diaria; en la actualidad, el comportamiento sedentario
acompaña a la mayoría de las ocupaciones, incluida la de ama de casa que, ahora,
tiene innumerables comodidades y electrodomésticos que le hacen la vida más fácil y
que ayer no existían, o la niñez que ayer jugaba en la calle y hoy se entretiene con la
televisión y los juguetes electrónicos. Son algunas de las consecuencias del progreso
de las sociedades desarrolladas o en proceso de desarrollo, que están contribuyendo a
proporcionarnos mayores comodidades pero también a generalizar este moderno
comportamiento sedentario. Nadie pone en duda las ventajas del progreso pero es
preciso contrarrestar los hábitos sedentarios que éste está generando. En este sentido,
existe una clara tendencia desde la misma administración, la industria y los servicios,
en general, a entender la mejora de la calidad de vida de la población con la
comodidad de no realizar esfuerzos, ni desplazamientos, ni trabajos físicos; primando
la comodidad, el ahorro de tiempo y la rentabilidad de las tareas sin dar importancia
ni considerar los perjuicios, que este moderno hábito sedentario, tiene para la salud.
Diversos estudios han demostrado que uno de los motivos por los que en
ciertas poblaciones tienen tasas bajas de morbilidad (enfermedad) y mortalidad
por enfermedad cardiovascular, entre otras enfermedades, es porque esas
poblaciones realizan actividad física de manera habitual
y al contrario,
poblaciones con poca o ninguna actividad física tienen una mayor
mortalidad/morbilidad en enfermedad cardiovascular.
La inactividad física es la cuarta causa de muerte en países similares al
nuestro; además, tienen una relación directa con la segunda y tercera causa de
muerte (hipertensión arterial y obesidad respectivamente), con lo cual podemos
afirmar que la inactividad física es uno de los principales problemas de salud del
siglo XXI.
Además de una decisión individual la promoción de la actividad física regular
debería ser, por tanto, una prioridad para las distintas administraciones, ya que su
aplicación depende también de otros factores: políticos, sociales y económicos. Las
distintas administraciones (local, insular, regional y nacional) debían, por tanto, hacer
una apuesta más comprometida a favor de la promoción de la actividad física.
La Actividad Física regular, de intensidad, moderada o vigorosa, es
crucial para la salud de la población ya que reduce el riesgo de padecer más de
25 condiciones crónicas de salud. La fuerte evidencia existente ha motivado que
la reducción de comportamientos sedentarios y la promoción de Actividad Física
constituya uno de los pilares básicos de la estrategia mundial de salud pública,
contra el avance de enfermedades crónicas. El umbral mínimo de Actividad
Física (AF) recomendado para la salud es una combinación de frecuencia,
intensidad y tipo de AF, que en los últimos años ha experimentado variaciones en
función de la evidencia existente. En la actualidad, las recomendaciones mínimas
para preservar la salud son al menos 5 días por semana , de 30 a 60minutos
continuos o en fracciones de 10 minutos por día, en cualquier tipo de AF con una
INTENSIDAD mínima de 3.5 MET 1.
1
Equivalente Metabólico (MET): valor de medición del gasto de energía equivalente a 1,2
kilocalorías/kg/h. El gasto de energía en estado de reposo se considera igual a 1 MET. Por lo tanto,
una actividad con un nivel de 3 MET requerirá un gasto de energía igual a tres veces el gasto en
estado de reposo)
Algunos estudios que han documentado la AF de los adultos españoles
refieren que el 74% de los mismos están por debajo de la AF recomendada. La
prevalencia de los españoles que mantuvieron un comportamiento sedentario
(ausencia de AF Moderada/Vigorosa habitual en su tiempo libre) se ha estimado
en el 62%. En España se vio que era el único país que presentaba una situación
revertida en la que el número de adultos sedentarios en tiempo libre superaba al
de activos.
Obviamente, sobra decir que una elevada prevalencia y aumento de
comportamientos sedentarios sería una situación preocupante para los sistemas
de salud pública ya que implicaría un aumento del riesgo cardiovascular y de los
costos sanitarios de la población.
Hay
una
distinción
entre
comportamientos
sedentarios
e
insuficientemente activos es muy relevante desde el punto de vista de la salud
pública ya que la tendencia que sigan dichos comportamientos podría ser
independiente del nivel de la AF recomendada. Un aumento del comportamiento
sedentario podría explicar el aumento de enfermedades crónicas a pesar que la
AF en el nivel recomendado haya aumentado ligeramente.
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