Hipotermia, su repercusión en cirugía cardiaca Dr. Junior Lima Aguiar Especialista de Primer Grado en Anestesiología y Reanimación. Cardiocentro William Soler. Ciudad Habana Entre las técnicas de protección de órganos empleadas durante la derivación cardiopulmonar se encuentra la hipotermia. La misma se define como el estado en el cual la temperatura corporal disminuye por debajo de los límites normales en un organismo homeotermo. La homeotermia se describe como la capacidad de mantener un nivel constante de temperatura entre 36.5 y 37°C aproximadamente a través de la producción de calor, regulada mediante de la activación de los procesos metabólicos. Se describen los siguientes grados según la temperatura rectal: 32– 36ºC……..Hipotermia Ligera 28 – 32ºC…….Hipotermia Moderada 18 – 28ºC…….Hipotermia Severa <18ºC……... Hipotermia Profunda Hasta 1946 la comunidad científica médica creía que la disminución de la temperatura aumentaba las necesidades de oxígeno del organismo. W. G. Biguelow, en Toronto, tras muchos años de investigación experimental, pudo demostrar lo contrario, es decir, que la hipotermia reducía las necesidades de oxígeno del organismo. Los procesos metabólicos son dependientes de la temperatura, una disminución de la misma en los seres homeotermos, causa una disminución de la utilización de energía. Desde 1950 Bigelow y colaboradores tras estudios experimentales en perros, habían introducido el término de hipotermia en cirugía cardiaca. En 1953 Lewis y Taufic reportan el uso exitoso de la misma como método de protección de órganos, con el objetivo de disminuir las demandas de oxígeno del cuerpo en el cierre de un defecto auricular en un niño de 5 años. Sin embargo el entusiasmo inicial por este método decayó con la introducción de la derivación cardiopulmonar. Sealy en 1958 comunicó por primera vez el uso exitoso de la hipotermia en combinación con la CEC en casos clínicos pediátricos. En 1963 Barnard y Schwarz publican esta técnica combinada en adultos. La hipotermia se puede conseguir por métodos externos o métodos internos y las razones teóricas para su empleo son: • D isminuir la actividad metabólica y las demandas de oxígeno.( La hipotermia reduce el consumo cerebral de oxigeno en un 5 – 7 % por cada grado de descenso. Por debajo de 22 – 23 °C se pierde el aco plamiento flujo – metabolismo cerebral. ) • Evitar lesiones neurológicas en caso de fallo en el aporte de oxígeno al cerebro. • Posibilitar la disminución del flujo de perfusión sanguínea y un menor retorno venoso a través de vasos bronquiales y colaterales no coronarias. Actualmente existen evidencias que demuestran que la hipotermia induce efectos deletéreos, los cuales pueden culminar en disfunción múltiple de órganos. El descenso de la temperatura corporal de los pacientes durante la circulación extracorpórea está asociado con: • Mayor incidencia de infección de la herida quirúrgica. • Sangrado más prolongado, diátesis hemorrágica, disfunción plaquetaria, niveles menores de Tromboxano B2 incluso durante la hipotermia ligera (32°C-35°C). • Mayor extravasación de fluidos, con síndrome de fuga capilar. • Alteración del aporte de oxígeno y glucosa a los tejidos con un inadecuado flujo sanguíneo cerebral. • Mayor daño endotelial y prolongación del efecto proinflamatorio de la CEC. • Tiempo de CEC más prolongado. • Aumento de la necesidad de apoyo hemodinámico en el postoperatorio inmediato y mediato. El consumo de oxígeno total del organismo que es de 130 - 150 ml/min/m2 en normotermia, disminuye un 50% con hipotermia moderada de 28 °C y un 60% con descenso a 25 °C. De forma simple se puede decir qu e disminuye aproximadamente un 9 % por cada grado centígrado que desciende la temperatura. En el cerebro a 28 °C, el consumo de o xígeno se ha reducido al 50%, mientras a 15 °C, es sólo del 20% del consumo a una temperatura de 25 °C. Es importante reconocer que la hipotermia puede retrasar, pero no prevenir indefinidamente, la aparición de cambios estructurales que provoquen deterioro estructural. Kirklin y Barrat Boyes han establecido curvas aproximadas de seguridad basados en experiencias clínicas, de tal suerte el paro circulatorio a 18 °C es seguro por 30 minutos, y en la mayoría de los casos bien tolerado hasta 45 minutos, más allá de ese período las posibilidades de daño neurológico aumentan exponencialmente y deberían asociarse otras medidas de protección como la perfusión anterógrada selectiva, que es el método más efectivo para ello. El descenso de la temperatura aumenta la solubilidad del oxígeno y del anhidro carbónico, lo que determina una disminución de la presión parcial en plasma de ambos gases aunque el contenido total de ellos no varía. Por cada grado que la temperatura descienda por debajo de 37 °C, la presi ón parcial de oxígeno disminuye un 7,2% (paO2) y la del anhidro carbónico 4,2% (paCO2). Durante la circulación extracorpórea si se quiere conocer el pH real del paciente, las muestras de sangre deben corregirse según la temperatura del enfermo, por tanto debe añadirse 0,0147 al valor del mismo por cada grado de temperatura inferior a 37 °C. La hipotermia y la alcalinización desplazan la curva de disociación de la hemoglobina hacia la izquierda y disminuyen la disponibilidad de oxígeno a nivel celular, dada la menor cantidad de oxígeno disociado. La hipotermia y el recalentamiento posterior se obtienen siempre de manera pausada y lenta con el objetivo de evitar embolismos gaseosos y otros daños corporales, cuidando de que el gradiente entre la sangre venosa y el intercambiador de calor sea menor de 10 °C. Cuando la hipotermia es producida a través del enfriamiento de la superficie del cuerpo, el gradiente interno de temperatura es relativamente pequeño; a través de la piel y los músculos comienzan a enfriarse los órganos internos, en estos casos la temperatura rectal es tan baja como la nasofaríngea. Durante el enfriamiento a través de la perfusión hipotérmica las diferencias de temperatura regionales son considerables, estableciéndose una diferencia entre la temperatura rectal y nasofaríngea, lo cual puede ser aminorado por un periodo largo de enfriamiento. En nuestros días existen evidencias que demuestran que la hipotermia induce efectos deletéreos que pueden culminar en disfunción múltiple de órganos. Por tanto el precio que se debe pagar por el beneficio de la misma es particularmente alto: afecta la hemostasia, provoca disfunción de la microcirculación con alteración en la oxigenación de los órganos y en las funciones celulares, afecta el metabolismo del glucógeno, disminuye la contractilidad miocárdica y retarda el inicio de la función mecánica cardiaca. Al reducir las demandas metabólicas ayuda a proteger las células neuronales, pero empeora la regulación vasomotora y el aporte de oxígeno cerebral, altera el metabolismo energético e incrementa la presión intracraneal lo que induce injuria celular tras la reperfusión. El pulmón es muy sensible a CEC, la hipotermia puede incrementar la filtración capilar más que la normotermia, por la disfunción de la microcirculación y el empeoramiento de la respuesta endotelial. La reacción inflamatoria inducida por la circulación extracorpórea parece ser retardada por la hipotermia, más que acortada como se creía anteriormente. Cuando la hipotermia es asociada con paro circulatorio, a largo plazo encontramos empeoramiento del neurodesarrollo. Tras estos hallazgos y con una profundización más exhaustiva en la fisiología de los diferentes eventos durante y posterior a la derivación cardiopulmonar, surge el uso de la normotermia como un método más fisiológico y seguro en la circulación extracorpórea. Por otra parte la perfusión normotérmica es más sencilla de realizar, conlleva menos disturbios metabólicos, evita las alteraciones del consumo de oxígeno y en la producción de CO2 que inducen la hipotermia y el recalentamiento, deja sin lugar el debate entre las estrategias de alpha-staty pH stat, no hay que modificar el hematocrito, se evita la hemodilución y la hemofiltración estaría por tanto, sólo dirigida a eliminar mediadores inflamatorios más que el exceso de agua que ya no es necesario emplear. Bibliografía: 1. Boettger P. Hipotermia. En: Tschaut RJ, LeonWyss J, García E. 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