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ya que la concepción puede tener lugar en el útero de la mujer (concepción en
el seno materno, ya sea por naturaleza o inseminacion artificial) o fuera de ella
(fecundación in vitro). En este segundo supuesto, es considerada persona humana
a los efectos de la legislación civil proyectada con la implantación del embrión
concebido in vitro y es en ese momento en el que cesa el derecho a revocar el
consentimiento prestado en los términos que se exigen.
Se trata de la cara y contracara de la misma moneda. Nos explicamos. El
derecho a la planificación familiar y a la paternidad responsable a los que alude la
sentencia, se traducen en la imposibilidad de forzar jurídicamente a una persona a
ser padre cuando el embrión no está aún implantado, o sea, a revocar su consentimiento siendo la voluntad procreacional, exteriorizada de ese modo, la columna
vertebral del sistema filial en las técnicas de reproducción humana asistida.
10.- LA APLICACIÓN OBLIGADA DE LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL
– INTERNACIONAL O LA LLAMADA “CONSTITUCIONALIZACIÓN DEL
DERECHO CIVIL”
10.1. EL DERECHO A LA SALUD COMO COROLARIO DEL DERECHO FUNDAMENTAL
A LA VIDA DIGNA
Al igual que en el proyecto de reforma, la sentencia en análisis funda sus argumentos en la obligada mirada de los Derechos Humanos, que debe campear toda
decisión jurisprudencial y toda edificación legislativa.
En este sentido, el Tribunal brasileño cita el inciso 4 del Art 199 de la Constitución, relativo a la investigación con sustancias de origen humano para fines
terapéuticos, disposición que integra la sección normativa dedicada a la “Salud”
(Sección II del Capítulo II del Título VIII), encontrándose el derecho a la salud,
positivado como uno de los primeros derechos sociales de carácter fundamental
(art. 6 de la Constitución), y como el primero de los derechos constitutivos de la
seguridad social (Art. 194 CF). La salud es “derecho de todos y deber del estado”
(art. 196 de la Constitución), garantizado mediante acciones y servicios calificados
como “de relevancia pública” (parte inicial del art. 197). De este modo, la Ley de
Bioseguridad se presenta como un instrumento de encuentro del derecho a la salud
con la ciencia misma; en este caso, de las ciencias médicas, biológicas y afines,
directamente consagradas en la Constitución al servicio del bien inestimable de la
persona que es su propia salud física y mental.
Este derecho a la salud es puesto de resalto en un comentario a la sentencia
brasilera en estudio en el que se afirma: “De cualquier manera, ya sean obtenidas por
medio de la transferencia de núcleo o de embriones fertilizados in vitro, gran parte
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