FASCISMO ITALIANO Y NACIONAL

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FASCISMO ITALIANO Y NACIONAL-SOCIALISMO ALEMÁN.
El término "fascismo", en su uso actual, asimila dos sistemas (fascismo y
nazismo), sin duda análogos en varios aspectos, pero surgidos en contextos
diferentes. También se utiliza el término común de "totalitarismo".
El fascismo y el nazismo, cuyos triunfos parecen atestiguar una crisis de
la democracia, ocupan, en conjunto, más de veinte años de la historia
europea. El fascismo como solución de fuerza y de acción directa en un
ambiente de crisis económica y de agitación social, se impone, en primer
lugar, en Italia en 1922, y más tarde, tras un largo proceso en Alemania, en
1933 y el éxito inicial de ambos Estados totalitarios influyó en otros países de
Europa, en los que también se fueron estableciendo durante los años treinta
regímenes análogos, que parecen triunfar y extenderse durante la primera
fase de la IIª Guerra Mundial. No obstante, la derrota de las potencias del Eje
supuso también el final del fascismo residual en los regímenes totalitarios de
Europa meridional (Salazar en Portugal y Franco en España).
Aunque sin olvidar los matices que presenta cada nación, las
características comunes de los Estados totalitarios son:
- Omnipotencia del Estado: Los individuos están totalmente
subordinados al Estado. Hay una preeminencia del Estado sobre la persona,
de lo colectivo sobre lo individual. La clase, la nación, la raza, el partido, y, en
suma, el Estado, son los valores supremos. El Estado pasa a ser concesionario
de los derechos humanos. No se reconoce que éstos son inherentes a la
naturaleza humana, dejan de considerarse universales e imprescriptibles y se
cae en la tiranía totalitaria. En un sistema totalitario el Estado interviene en
todas las esferas de actividad (social, económica, cultural, religiosa, etc.) con
absoluta subordinación del individuo o la colectividad.
- Sistema de partido único: El Estado totalitario no tolera la separación
de poderes. Tampoco la existencia de oposición por lo cual es destruida. Se
impone la dictadura de partido único, disfrazada de legalidad constitucional.
Se produce la identificación entre sociedad, partido y Estado. Para vigilar el
mantenimiento del sistema se crean mecanismos de control policial.
- Exaltación del jefe carismático: Para los fascistas una nación fuerte
necesita encontrar al hombre excepcional, al superhombre (Nietzsche).
Cuando la Providencia lo pone al frente de un pueblo debe prestarle
obediencia ciega y seguirle sin titubeos. De ahí el proceso creciente de
exaltación del jefe (duce, führer, caudillo, etc.) quien concentrará en sus
manos el poder sobre todos los medios de propaganda, todos los medios
militares y el control central y la dirección de toda la economía.
- Nacionalismo e Imperialismo: A veces se ha definido el fascismo como
un nacionalismo de vencidos, engendrado por la humillación de la derrota. Se
produce, pues, una exacerbación del nacionalismo. La nación pasa a ser el
bien supremo que debe superar todos los particularismos, recurriendo a
valores tradicionales y símbolos históricos. Este nacionalismo se fomenta con
el control de la opinión pública y la propaganda. Estos nacionalistas adoptan,
entonces, posturas de revancha frente a las imposiciones de los tratados de
paz. Del nacionalismo exaltado se pasa al imperialismo, enemigo del
pacifismo: una gran nación encuentra su verdadero horizonte en la
formación de un imperio y en relación con él se defiende el principio del
espacio vital. Principio que se colocará por encima del derecho internacional.
- Desconfianza en la razón: El fascismo rompe con la tradición
racionalista grecorromana y exalta los elementos irracionales de la conducta,
los sentimientos intensos, el fanatismo. En esta línea se desenvuelven los
dogmas, la obediencia ciega al jefe, etc.
- Rechazo de la igualdad entre los hombres y las naciones: Se parte de
la desigualdad de los hombres. Hay hombres superiores a otros. Hitler
subraya la superioridad de la raza aria, Mussolini destaca la grandeza del
pueblo italiano. Esta desigualdad ofrecerá diversas manifestaciones:
marginación de la mujer, racismo (solución final), xenofobia. Este concepto
de igualdad se aplicará, de igual forma, a las naciones considerando que hay
naciones superiores e inferiores.
- Exaltación de la fuerza y la violencia: Se quiere formar un nuevo tipo
de sociedad y de hombre que ha de ser viril y disciplinado. Éstos han de
imponer un nuevo orden a través de la acción directa y del combate, lo cual
incluye la violencia y el extremismo.
- Corporativismo económico: Recogiendo la idea de los gremios o
corporaciones medievales se intenta la organización en un solo organismo o
corporación de todos los individuos (patronos y obreros) de la misma
profesión y actividad. Así, el Estado corporativo suprimía la lucha de clases,
constituyéndose el Estado en árbitro de las disputas dentro de unas
instituciones comunes. En el fondo, el corporativismo sirvió para defender los
intereses de los grupos dominantes (en España el corporativismo franquista
se instituyó a través de los sindicatos verticales).
En cuanto a los inicios y desarrollo del fascismo en la ITALIA de
posguerra hay que tener en cuenta las condiciones y circunstancias históricas
en que se encontraba la nación italiana desde 1918: existencia de un régimen
democrático inestable, ineficaz, y falto de autoridad, existencia de poderosos
partidos de izquierda, en especial el comunista, presencia de un grupo
importante de ultranacionalistas que consideraban que su país había sido
tratado injustamente en los tratados de paz (la no concesión de Istria
Oriental, Dalmacia y Fiume lleva a los italianos a hablar de "victoria
mutilada"); desarrollo de una grave crisis económica que tiene sus
repercusiones sociales; cristalización en la persona de un dirigente de masas
de los sentimientos nacionales y sociales.
El fascismo se formó y desarrolló en esta situación apareciendo
formalmente en marzo de 1919 cuando BENITO MUSSOLINI funda los
"Fascios italianos de combate", donde propone una política exterior con
protagonismo italiano, la eliminación de los partidos políticos y un gobierno
fuerte. Mussolini se opuso a los socialistas y anarquistas con los que
consiguió atraerse las simpatías de sectores del ejército y de las clases
medias. Tras unos años difíciles el fascismo se desarrolla entre 1920 y 1921
en el marco de la ofensiva del proletariado: ante el temor revolucionario,
propietarios, industriales y banqueros llegan a un acuerdo con los fascistas
quienes, contando con el apoyo del gobierno, se organizan en escuadras que
se lanzan a la lucha contra los obreros y sindicalistas. Al mismo tiempo hay
una actividad política que lleva a la creación del "Partido Nacional Fascista"
con un programa de acción de carácter revolucionario, con un plan de Estado
fuerte y con la alianza del gran capital al que defiende con las bandas
armadas.
La instalación del fascismo en el gobierno se produce entre 1922-24: en
octubre de 1922 se organiza la "marcha sobre Roma", puesto que Mussolini
decreta la incapacidad del gobierno para acabar con la violencia callejera;
poco después el Rey encarga a Mussolini la formación de gobierno. Comenzó
como un dictador clásico: proclamó que su acción era provisional, para
restaurar el orden público. A cambio el Parlamento promulgó una ley
especial que le concedía plenos poderes durante un año. Es entonces cuando
impone el fascismo en el Estado, apoyándose en los grupos dominantes y
luchando y eliminando a los adversarios, y estableciendo una "dictadura
legal". El asesinato del diputado socialista Matteoti (éste había denunciado
abusos fascistas y casos de fraude electoral. La respuesta de las milicias
fascistas fue asesinarle), abrió una crisis que se resolvió con el afianzamiento
de Mussolini al frente de Italia. En la práctica queda implantado el régimen
de partido único. Mussolini es investido por el rey Duce de los italianos.
La organización del Estado fascista y su puesta en marcha se da entre
1925 y 1926 con una doble acción: por un lado, con la promulgación de las
leyes que liquidan el Estado liberal y dan nacimiento al Estado fascista
totalitario en todos los órdenes: institucional, político, económico y social (el
Partido Fascista queda como partido único); y por otra, con la persecución y
supresión de todo tipo de oposición (prensa, sindicatos, partidos, etc.), a
través de la represión y de la violencia pública. Así queda constituido el
régimen fascista como un sistema que se autodefinía como orgánico,
corporativo, unipartidista y disciplinado. La propaganda señalaba que un
Estado así lograría defender los verdaderos intereses de Italia tanto en el
interior como en el exterior.
La plenitud y apogeo del Estado fascista se sitúa entre 1927 y 1939. Es
entonces cuando el fascismo se desarrolla sin obstáculos. El Duce, al frente
del régimen fascista, mantiene una dictadura personal. Consagrado el
fascismo en el interior de Italia, Mussolini inicia el período expansionista del
régimen, que lleva a las intervenciones militares de Libia, Etiopía, Albania,
participación en la guerra civil española, etc. Se buscaba el restablecimiento
de Italia como potencia internacional.
La caída y el final del fascismo se produce desde el inicio de la 2ª Guerra
Mundial hasta el desembarco aliado en Sicilia.
Para la ascensión del nazismo al poder en ALEMANIA fueron
determinantes, por un lado la derrota de 1918; por otro, la situación de
debilidad, inestabilidad y desconcierto de la República de Weimar; y por
último, las consecuencias de la crisis económica mundial de 1929. A esta
situación se une la acción de un hábil agitador como era ADOLF HITLER,
cuyas ideas políticas proceden del más puro darwinismo. Los principios
fundamentales de su política son la lucha, la raza y la desigualdad; que se
oponen al pacifismo, al internacionalismo y a la democracia. La doctrina del
"espacio vital" alemán se encuentra estrechamente ligada a la del pueblo
alemán, organismo viviente, que tiene necesidad de espacio para vivir. Y la
necesidad del espacio vital se une al pangermanismo militarista, a la
expansión política y militar y a la guerra.
Hitler, tras participar en la Iª Guerra Mundial, pasa a militar en 1919 en
el Partido Obrero Alemán, que en 1920 se transforma en el Partido
Nacional-Socialista Alemán de los Trabajadores, con Hitler de presidente
desde 1921. En 1923, ante la situación del país, Hitler actúa y se produce el
putsch de la cervecería (golpe de Estado), en Munich que fracasa y lleva a
Hitler a la cárcel. Allí escribió su autobiografía Mein Kampf ("Mi lucha"),
considerada la "Biblia del nazismo", y donde el antisemitismo y la
superioridad de la raza aria constituyen el eje de la obra.
La prisión hace cambiar la táctica nazi del activismo por la aceptación del
juego democrático; a partir de entonces el partido orienta sus esfuerzos a la
consecución de éxitos electorales. Estos se empiezan a producir como
consecuencia de la crisis de 1929, que lleva al Partido nazi al primer plano de
la escena política, contando con la decisiva ayuda de la derecha conservadora
y reaccionaria y del gran capital. En las elecciones presidenciales de 1932,
Hitler queda en segundo lugar, tras Hindenburg. En enero de 1933 se llega al
acuerdo entre la derecha conservadora, el capital, el nazismo y el presidente
Hindenburg por el cual se nombra canciller (primer ministro) del Reich a
Hitler con un gobierno de coalición con la derecha, con sólo dos ministros
nazis.
Con el acceso de Hitler a la cancillería se inicia el rápido proceso de
liquidación de las instituciones republicanas de Weimar y el establecimiento
del Estado nazi y de la dictadura hitleriana, lo que se hace entre 1933 y 1934,
recurriendo a todos los métodos. A la dictadura política se llega a través de
unas acciones coordinadas: en febrero de 1933 se produce el incendio del
Reichtag (Parlamente alemán) que es provocado por agentes nazis, pero del
que se culpa a agitadores comunistas. Esto permite la prohibición y
liquidación del partido comunista y la supresión de las libertades públicas. El
23 de marzo Hitler obtiene del Reichstag plenos poderes; en mayo son
disueltos los sindicatos; en julio el Partido nazi es proclamado partido único,
se crea la Gestapo (policía secreta).
En menos de un año el nazismo se ha instalado en Alemania, y la obra
hitleriana se completa con dos hechos en 1934. El primero es conocido como
"noche de los cuchillos largos", donde la SS (cuerpo armado del partido nazi)
y la Gestapo elimina a la oposición y depura su partido por medio de la
violencia y el asesinato. El segundo se produce con la muerte de Hindenburg
quien deja vacante la jefatura del Estado que ocupa inmediatamente Hitler y
que será refrendado por un plebiscito. El Führer completa así la imposición
del Estado nazi y de su régimen dictatorial.
Una vez en el poder el Estado totalitario quedo organizado bajo la
dirección del Jefe único. Las principales características del régimen nazi son:
predominio total del Partido dirigido por R. Hess; desarrollo de un sistema
policíaco (SS y Gestapo) y de organizaciones de combate y represivas con el
funcionamiento de campos de concentración; la instalación de un gran
sistema de propaganda dirigido por Goebbels para mentalizar totalmente a la
opinión pública. El terror y la represión del régimen hitleriano terminaron
totalmente con la oposición político-social e intelectual, que acabó o en
prisión o en el exilio.
En el orden económico se aplica un modelo de economía cerrada con el
fin de que Alemania se baste a si misma. Para ello se recurre al dirigismo y a
la autarquía como punto de arranque en el desarrollo de todos los sectores.
Sin embargo, va a destacar el desarrollo de la industria armamentística que
posibilitará el rearme alemán y la realización de grandes obras públicas,
como viviendas y autopistas. Los resultados son considerables: la producción
agrícola e industrial aumentan, el paro desaparece, los salarios suben, etc.
En cuanto a la acción política hitleriana estuvo orientada, desde los
primeros momentos, hacia el incumplimiento y destrucción de las cláusulas y
condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, buscando dar a Alemania
su papel y protagonismo internacional de gran potencia mundial. De esta
manera, Alemania abandona la Sociedad de Naciones, se anexiona Austria,
reorganiza el ejército alemán, y finalmente se alía con Italia y Japón. A partir
de aquí Hitler inicia una política expansionista basada en la idea del espacio
vital que finalmente conducirán a la II Guerra Mundial.
La historia del final de la Alemania nazi va unida a la de la II Guerra
Mundial y a la derrota militar alemana.
Con las victorias del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania, los
regímenes totalitarios de este tipo van a extenderse por diversos países de
Europa durante estos mismos años. Todos estos totalitarismos tienen en
común la lucha contra unos mismos enemigos: el comunismo y la
democracia. Aquí habría que enmarcar a la España franquista.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y LA PREPARACIÓN DE LA PAZ.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ha sido "el más violentamente
espectacular de todos los fenómenos sociales...que señaló un momento
crucial de la historia". Este conflicto tuvo unos caracteres históricos propios:
en primer lugar, fue en sus inicios, en su desarrollo y en su desenlace una
guerra europea; si bien, el universalismo de la civilización europea tuvo como
resultado unir los intereses del mundo a los de Europa, ello motivo que la
guerra fuera mundial. En segundo lugar, el conflicto fue de carácter
defensivo por parte de las democracias occidentales, que si por su política de
apaciguamiento no se opusieron con anterioridad al expansionismo alemán,
a partir de un determinado momento tuvieron necesidad de defenderse. En
tercer lugar, durante la guerra los aliados (democracias occidentales y
soviéticos) han unido sus políticas y han formulado los principios que
constituyen las ideologías que, al final de la guerra, los han dividido en dos
bloques, iniciándose a partir de entonces un nuevo momento histórico
caracterizado por la oposición entre dos formas de civilización, el
enfrentamiento entre los principios y los intereses de ambos bloques. En
cuarto lugar, la IIª Guerra Mundial, más allá de los acontecimientos militares,
produjo un fuerte choque en las conciencias por su grado de destrucción
material y moral, que se proyectó sobre el mundo de posguerra,
determinando en gran medida la evolución histórica de la época actual.
Según los historiadores la guerra se hizo mundial por la unión de dos
conflictos continentales diferenciados (Europa, con Alemania como atacante
y Asia, con Japón) que terminaron encadenándose. En efecto, las potencias
totalitarias del Eje (Alemania e Italia), defensora de un "nuevo orden"
mundial, consolidan su bloque con el Pacto Tripartito (Alemania, Italia y
Japón), mientras las democracias occidentales establecen una alianza con la
U.R.S.S.; y con la entrada de EEUU en la guerra el conflicto adquiere su
verdadero carácter mundial. Así, por primera vez en la historia se puede
hablar de "guerra total". En suma, la IIª Guerra Mundial supuso la mayor
destrucción conocida junto al más profundo y amplio desarrollo técnico y
científico para hacer posible la victoria frente al enemigo.
Para el análisis de la IIª G.M. han sido establecidas varias fases: 1ª.- entre
septiembre de 1939 y diciembre de 1941, es la fase europea del conflicto,
con victorias y predominio alemán; 2.- desde comienzos de 1942 cuando se
produce un equilibrio de fuerzas, hasta mayo de 1945, que constituye la fase
mundial de la guerra, con las victorias aliadas y el hundimiento del Eje en
Europa; 3ª.- de mayo a agosto de 1945, es el final de la guerra, que va desde
la derrota de Alemania a la rendición de Japón.
La primera fase se caracteriza por la iniciativa alemana que por medio de
rápidas ofensivas consigue espectaculares victorias que llevan a que
Alemania conquiste prácticamente toda Europa occidental y gran parte de la
central y oriental estableciendo su predominio sobre el continente,
quedando fuera de su campo de acción, además de los neutrales, por el lado
oriental, la URSS, y por el occidental, Gran Bretaña, que resiste y combate en
solitario contra el poderío alemán.
El 1 de septiembre el ejército alemán, sin previo aviso, invadió Polonia;
dos días más tarde Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania.
Los rápidos ataques alemanes por el oeste y la ofensiva rusa por el este
aniquilaron la defensa polaca en un mes. Los vencedores procedieron a
repartirse el territorio: la URSS se anexionó los territorios orientales poblados
mayoritariamente por bielorrusos y ucranianos, Alemania el resto.
Posteriormente Stalin obligó a Lituania, Letonia y Estonia a incorporarse a la
URSS. Los aliados, insuficientemente preparados, no acudieron en socorro de
Polonia. Fue en 1940, cuando éstos se decidieron planear un ataque en
Noruega para cortar los suministros de hierro sueco a Alemania. Hitler se
adelantó, en pocos días su ejército ocupó Dinamarca y Noruega que tuvieron
que someterse.
El 10 de mayo las tropas alemanas penetraron simultáneamente en
Holanda y Bélgica que capitularon en 48 horas. A partir de aquí, y habiendo
desbordado las líneas defensivas francesas, los alemanes se lanzaron al
ataque de Francia. Los ingleses que habían acudido al continente
consiguieron reembarcar en Dunquerque ante el avance alemán. Finalmente
el ejército alemán tomó París. El gobierno francés firmó el armisticio en junio
de 1940. Hitler estaba convencido de que después de la derrota francesa
Inglaterra aceptaría abandonar la lucha, pero se encontró con la resistencia
de W. Churchill, nombrado primer ministro el 10 de mayo, quien es sus
discursos en el Parlamento dejó claro que jamás se rendiría. Comenzaron,
entonces, los bombardeos alemanes masivos sobre Gran Bretaña. No
obstante, la aviación inglesa resistió. A partir de este momento, Hitler ideó
un nuevo plan: extender la guerra a las regiones mediterráneas para cortar
las bases de aprovisionamiento británicas (guerra en el Norte de África) y
rápidas operaciones sobre los Balcanes, con la adhesión de Rumanía,
Hungría, Bulgaria y la ocupación de Yugoslavia y Grecia. Además, ahora Japón
reconoce el nuevo orden establecido en Europa y firma con las potencias del
Eje un acuerdo tripartito.
Stalin había aprovechado la preocupación de Alemania por terminar la
guerra en el frente oeste para a arrebatar a Finlandia el istmo de Carelia y
reclamar a Rumanía la cesión de Besarabia y Bucovina. Estas anexiones, poco
gratas a Hitler, fueron el preludio de una ruptura entre los dos aliados. La
firma del Pacto Tripartito, que dejaba aparte a Rusia, ponía de relieve que,
una vez vencida Francia, Stalin no era necesario; en efecto, Hitler tenía ya
puestos sus ojos en la URSS. El 22 de junio de 1941 Hitler inicia el ataque
contra la URSS pensando obtener trigo, materias primas y petróleo. Los rusos
opusieron una tenaz resistencia que provocó el retroceso alemán en Moscú.
La guerra relámpago alemana fue detenida en las llanuras rusas. En
diciembre de este año se produce el cambio que lleva de la fase europea a la
fase mundial de la guerra.
En la segunda fase se produce el enlace entre las dos guerras, europea y
asiática, al entrar en guerra Japón y EEUU, tras el bombardeo japonés de la
base americana de Pearl Harbour el 7 de diciembre de 1941. El camino que
llevó a esta guerra fue, por parte de EEUU, un compromiso progresivo con los
aliados europeos destacando la política personal realizada por Roosevelt; y
por parte japonesa, se inicia una guerra expansiva en búsqueda de su
"espacio vital", que le hace chocar con los intereses americanos en el
Pacífico. Unos días después, el 11, Alemania e Italia declaran la guerra a
EEUU, con lo que el conflicto ya tiene un alcance mundial.
La entrada de Estados Unidos en la guerra no interrumpió, de momento
los impresionantes éxitos y avances de las potencias del Eje. En la Europa
continental, salvo Suiza, Suecia y la Península Ibérica, todos los países se
encontraban bajo la dominación directa o indirecta de Alemania. El Imperio
Japonés se extendía por casi todos los archipiélagos del Pacífico y ocupaba el
litoral asiático desde Manchuria hasta Rangun. Ambas naciones aspiraban a
construir un Orden Nuevo, es decir, la integración en las administraciones
alemana y japonesa de las poblaciones de sus áreas de influencia. El Orden
Nuevo se materializó en la adquisición de bienes y en la utilización de mano
de obra de los pueblos sometidos. La dureza de su ocupación y los métodos
policiales represivos suscitaron el desarrollo de movimientos de resistencia.
Durante 1942 se registra la fase de transición que representa el
establecimiento de un equilibrio de fuerzas entre los bloque contendientes,
con el despliegue de diversas ofensivas del Eje contenidas por los aliados que
dan muestras de su recuperación.
El giro en la marcha de la guerra se produce entre fines de 1942 y 1943
y está representado por sendas victorias y ofensivas aliadas en cada uno de
los frentes de guerra que hacen pasar al Eje a la defensiva (batalla de El
Alamein en el Norte de África, victoria soviética en Stalingrado, en el Pacífico
la victoria norteamericana de Guadalcanal, y caída de la Italia fascista por el
desembarco aliado en Sicilia).
El predominio aliado con las derrotas y el hundimiento del Eje se
produce durante 1944 con el progreso de las ofensivas aliadas en todos los
frentes (bombardeos masivos sobre Alemania, liberación del Norte de África,
ofensiva y reconquista soviética de los países de Europa Central, desembarco
de Normandía que libera a Francia y Bélgica de los alemanes, etc.). A pesar
de estas ofensivas aliadas, Hitler rehusó rendirse. Los aliados cruzaron el
Rhin, mientras dejaban caer toneladas de bombas sobre el Ruhr. Finalmente
la resistencia alemana se quebró. El 28 de abril es ejecutado Mussolini, el día
30 de abril Hitler se suicidaba. El 7 y 8 de mayo Alemania se rindió sin
condiciones, sería la tercera fase.
En Asia la guerra duró cuatro meses más. En el momento de la
capitulación de Alemania la situación de Japón era desesperada; no obstante
los militares japoneses rechazaron toda idea de rendición. Truman, nuevo
presidente de EEUU, con el propósito de poner final rápidamente a la guerra,
decidió lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de
agosto. El día 2 de septiembre Japón firma la capitulación sin condiciones.
Las potencias participantes en este gigantesco enfrentamiento militar
habían empleado casi todos sus recursos en función del conflicto, pero la
victoria se inclinó del lado de quienes consiguieron adaptarse a los
contratiempos de una guerra larga y devastadora.
Las consecuencias de la guerra, en destrucciones y pérdidas, han sido
enormes y han abarcado a todos los aspectos y actividades humanas tanto en
lo material como en lo moral. En cuanto a las pérdidas humanas, la guerra
costó más de 45 millones de muertos que incluyen una alta proporción de
civiles por bombardeos, ocupaciones y persecuciones. Las pérdidas
materiales son muy cuantiosas y se extienden por toda Europa que queda
arrasada y su economía destruida. En el orden moral y social se hunden los
valores vigentes, ya que durante el conflicto se ha producido el continuo
desprecio de los derechos humanos, el empleo de la tortura y la represión, el
exterminio de millones de personas; en definitiva, el fanatismo y la
destrucción no han respetado nada. En el orden político, la guerra acentúa la
decadencia de Europa, que además de destruida queda dividida en dos
grupos de Estados opuestos. Las potencias gigantes y las economías de
grandes espacios sustituyeron a los Estados medios europeos. Esto, por su
parte, fomentó las iniciativas de los europeos para pensar sobre su propio
destino. A mismo tiempo, se produce la división entre las dos grandes
potencias extraeuropeas (la URSS y EEUU), cada una al frente de sus
respectivos bloques satelizados y rivales, preparados a un nuevo
enfrentamiento, que en un contexto de guerra fría ha tenido sus puntos
calientes en conflictos localizados. Por otro lado, la guerra reafirmó las
aspiraciones independentistas de los pueblos coloniales de Asia y África.
Asimismo, la vieja Sociedad de Naciones quedó desacreditada y fue
reemplazada por una nueva organización internacional, la ONU.
Durante los años de guerra, y especialmente a partir de 1941, las tres
grandes potencias aliadas (Gran Bretaña, EEUU y URSS) comenzaron a
elaborar el arreglo político del conflicto, sobre la base de una previsible
victoria y a establecer la estructura de la paz futura por medio de
negociaciones, conferencias y declaraciones celebradas en un marco de
cooperación que permitía llegar a acuerdos preparatorios de la paz, y
orientadas hacia la fijación de una nueva organización internacional en la
posguerra. Los momentos más destacados de esta preparación de la paz se
fijan ente 1941 y 1945, y están representados por la Carta del Atlántico en
1941 entre Roosevelt y Churchill, y las sucesivas Conferencias de Teherán, en
1943; de Yalta y de Potsdam, en 1945, entre los Tres Grandes (Gran Bretaña,
EEUU y URSS), y la Conferencia de San Francisco, en 1945, que aprobó la
Carta de la Naciones Unidas, simbolizando esta organización durante los años
inmediatos de posguerra el propósito de cooperación entre las democracias
capitalistas y los socialismos comunistas, vencedores ambos del fascismo, en
una atmósfera internacional de paz y en favor de una nueva ordenación
mundial, pero que no fue posible, y cuyo intento sólo llegó hasta 1947. En la
posguerra se impuso rápidamente un sistema bipolar, una división en dos
bloques, dirigidos, cada uno, por URSS y EEUU, convertidos en grandes
potencias mundiales.
Para observar este deterioro en las relaciones entre los aliados basta
analizar los meses que transcurrieron entre Yalta y Potsdam. A la reunión de
Yalta (Crimea), celebrada entre el 4 y el 11 de febrero de 1945, acudieron los
Tres Grandes: Churchill, Roosevelt y Stalin, con objetivos muy distintos. Stalin
representaba al país que había soportado el mayor sacrificio en la lucha
contra Hitler (unos 20 millones de muertes) y temía que sus aliados no
estimaran suficientemente la ruina económica de su país, y a la vez presentía
que en cualquier momento sus interlocutores podían formar un frente contra
él. Así, aprovechando las ventajas militares, estratégicas y sicológicas del
momento centró su interés en dos asuntos: la reconstrucción y la seguridad
de la URSS. Para remediar rápidamente la economía soviética contaba con las
reparaciones alemanas y para evitar una nueva invasión deseaba agrandar
sus fronteras hacia el oeste y rodearlas de una muralla de países vecinos y
amigos. Churchill, preocupado en mantener el rango de gran potencia
marítima del Reino Unido, tenía que asegurar las rutas navales de su país en
el Mediterráneo oriental. Su objetivo era evitar que Grecia pasara a control
comunista; además estaba el problema de Polonia, ya que Gran Bretaña era
favorable al gobierno polaco formado en el exilio, que residía en Londres
desde 1940. Roosevelt, presidente de la superpotencia que abasteció a los
aliados desde 1941, se consideraba el vértice del triángulo y rechazaba los
arreglos de zonas de influencia tan característica de la diplomacia europea;
su concepto de la paz mundial se basaba en una organización mundial dentro
de la cual las potencias gobernasen conjuntamente el mundo con espíritu
democrático y pacífico. En su deseo de acelerar el desenlace de la guerra,
para ahorrar vidas americanas, estaba decidido a conseguir el apoyo de Rusia
a fin de cerrar el frente del Pacífico, aún a costa de compensaciones
territoriales.
Bajo estos presupuestos de fuerza y a la vez de dependencia por parte
de los Tres Grandes, los acuerdos de Yalta, más que arreglar los problemas
pendientes, respondieron a satisfacciones puntuales:
- la cuestión polaca, se centró en el trazado de fronteras, desplazadas
hacia el oeste y compensadas con territorios de Alemania oriental.
- Sobre el futuro de Alemania, ninguno de los aliados podía correr el
riesgo de entregar la totalidad de Alemania a cualquiera de los otros, ni
tampoco se podía dejar el país en libertad. Se decidió la ocupación militar por
los tres (después se incluyó a Francia). Rusia recibiría la mitad de las
reparaciones alemanas.
- Para finalizar la guerra con Japón, Stalin se comprometió a declarar la
guerra a aquel país después de la rendición alemana, en contrapartida se
adjudicaría el sur de la isla de Sajalin, las islas Kuriles y Port Arthur.
- Los planes para un gobierno mundial, se consiguió la adhesión de Stalin
para constituir la Organización de las Naciones Unidas.
- Respecto a los países del este, las decisiones fundamentales se habían
tomado con anterioridad a Yalta (Rusia declaró que los territorios que se
había anexionado en 1939 y 40 de Finlandia, Rumanía y Polonia le
pertenecía; Estonia, Letonia y Lituania se habían incorporado a la URSS y en
1944 Rusia y Gran Bretaña se repartieron las zonas de influencia sobre los
Balcanes: Gran Bretaña en Grecia y Rusia en Rumanía, Hungría y Bulgaria). En
Yalta sólo se formuló una Declaración sobre la Europa liberada con el
compromiso de colaborar en el establecimiento de gobiernos democráticos
por vía de elecciones libres.
Así, el espíritu de Yalta, según algunos, estuvo basado en la coordinación
de intereses de los Tres Grandes y no sobre la idea de un reparto. Por el
contrario, otros historiadores piensan que Yalta significó "el reparto del
mundo" entre los aliados victoriosos.
Finalizada la guerra, cada uno de los vencedores emprendió su política
particular: los soviéticos actuaron en los países que ocuparon en Europa
Central sin consultar a los occidentales, y éstos reglamentaron las cuestiones
mediterráneas y africanas sin intervención de los rusos. Bajo estas
condiciones la Conferencia de Potsdam (17 de julio- 2 de agosto de 1945) se
celebró en un ambiente menos cordial que la de Yalta; a pesar de todo se
mantuvo una apariencia de consenso entre Stalin, Truman (sucesor de
Roosevelt) y Attlee (sustituto de Churchill). En Potsdam se acordó:
- el desarme total y la desnazificación de Alemania.
- cada uno recibiría las reparaciones de su propia zona. La URSS
obtendría, además, un porcentaje de las reparaciones de las zonas de los
occidentales.
- juicio a los criminales de guerra enemigos.
No se decidió nada sobre los países ocupados por Rusia, ni sobre la
organización de elecciones libres en dichas zonas. Las negociaciones de paz
se confiaron a un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de los Tres
Grandes. El mapa político europeo revelaba el nuevo equilibrio de poder, con
los soviéticos ocupando una posición central en el continente, además de su
dominio en la Europa Oriental y en la mayor parte de los Balcanes; mientras
la Europa Occidental y Meridional mostraban su dependencia de la ayuda
norteamericana en la progresiva configuración de los "bloques".
Primero en la Carta del Atlántico y después en el Acta de la Conferencia
de Teherán se preparó la idea de crear una eficaz organización mundial
encargada de mantener la paz, que sustituyera a la Sociedad de Naciones.
Finalmente, la Conferencia de San Francisco reunió a los 50 Estados
fundacionales que elaboraron la Carta de las Naciones Unidas (ONU). Los
objetivos de esta organización sería: defensa de la paz y de la independencia
de los pueblos, la exigencia de desarme de los pueblos agresores como punto
de arranque para el abandono del uso de la fuerza por parte de todas las
naciones del mundo, derecho al trabajo y a la instrucción.
En suma, si al final del conflicto las democracias acertaron a hacer
desaparecer a los regímenes totalitarios fascistas, al final de la contienda han
tenido como adversarios, no menos peligrosos para el capitalismo
democrático, a los nuevos regímenes comunistas que se han extendido al
final del conflicto. El mundo, por tanto, no ha conocido el proyecto de paz
elaborado, ni ha visto desaparecer las tensiones y conflictos, ni se ha
establecido el sistema de seguridad colectiva contenido en la Carta de las
Naciones Unidas. Las democracias, han acertado a vencer en dos grandes
guerras, pero la paz que de ambas ha resultado ha sido precaria y débil, y la
victoria militar se ha conseguido a costa de un precio muy alto en las dos
ocasiones y mucho más dramático, en todos los órdenes, en esta Segunda.
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