En su "retiro", Fidel nada, escribe, lee los diarios y estudia a

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En su "retiro", Fidel nada, escribe, lee los diarios y estudia a Darwin
El politólogo argentino Atilio Boron visitó a Fidel Castro el sábado y da detalles sobre
la nueva vida de líder cubano.
Especial de Clarín
(Ver perfil de Boron al final de la entrevista)
-¿Cómo fue que llegó la invitación?
-El sábado estábamos con mi mujer y mi hija almorzando cuando me avisaron que Fidel iba a
recibirme. Fue una verdadera sorpresa, no lo esperaba de ninguna manera. He estado muchas
veces en Cuba desde que ocurrieron los percances con su salud y nunca antes me recibió. Hacía
tiempo que no lo veía, porque incluso no lo vi cuando vino a Córdoba, que fue su último viaje
antes de enfermarse.
-¿Y cómo lo vio?
-La verdad, debo decir que fui a visitarlo con temor, porque pensé que podía llegar a encontrarme
con una persona disminuida en sus condiciones físicas o inclusive hasta en sus condiciones
mentales. Pero lo que encontré fue todo lo contrario: fue una alegre sorpresa ver al comandante
con muy buen color y muy buen tono muscular, algo que se hizo evidente cuando nos
despedimos, en el apretón de manos y el abrazo final.
-¿Cómo estaba vestido?
-Estaba de sport, como siempre, con el uniforme de los atletas cubanos. Era una tarde casi
veraniega, tenía pantalón corto y se le veían las piernas muy robustas. No se veía lo que se ve en
algunas personas de su edad, esas piernitas raquíticas; es más, me llamo la atención la fortaleza de
sus piernas, lo cual demuestra que está siendo muy disciplinado en los ejercicios para su
recuperación y eso se nota. Aparte de verlo con tan buen color en la piel, lo más importante es
que su cerebro sigue funcionando de una manera impresionante. Se lo ve muy bien, muy
conectado y algo importante: el brillo y la vivacidad de la mirada, como siempre, muy inquisidora y
concentrada.
-¿Está en una clínica?
-No, para nada. Está en una casa que por cierto cuenta con equipamiento médico para una
emergencia. Es una casa que le brinda ciertas facilidades para desplazarse y hacer ejercicios, y
hasta hay una pequeña piscina donde puede nadar.
-¿Se ve a mucha gente trabajando en esa casa?
-No, no se ve a mucha gente. Quien está trabajando muchísimo es Fidel. Me recibió en una
especie de sala de estar donde tiene un escritorio. Pude ver varias carpetas con los tradicionales
recortes de prensa, como tenía antes cuando era jefe de Estado. También vi muchas libretas
azules donde va escribiendo sus notas sobre diferentes temas; las tiene organizadas
temáticamente. Allí es donde muy prolijamente va escribiendo sus reflexiones que después
publica con regularidad. Me encontré con un hombre que está fuertemente dedicado al trabajo
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intelectual. Fidel siempre sobresalió por su preparación, en eso se ve una continuidad con Martí.
-¿Cómo escuchó su voz?
-Muy bien. El nunca fue un hombre de hablar a los gritos y siempre fue de hablar pausado. Yo diría
incluso que, en relación a la última vez que lo vi antes de su enfermedad, la voz está mucho mejor.
Sigue siendo un auténtico Fidel, que mastica cada sílaba cuando habla.
-¿Lo interrumpieron para darle alguna medicación?
-No, en absoluto. Fue una charla totalmente normal. Fue muy puntual, me citó a las 17 y termino a
las 18.40. Se lo ve realmente bien, Hace algunas semanas en un momento determinado salió a
caminar por las inmediaciones. Salió solo y sin escolta caminó y fue a comprar un periódico. Se
puso en la cola como cualquier cubano, pero de pronto una mujer se dió cuenta y parece que fue
algo impresionante.
-¿Lo notó conciente de las especulaciones sobre su salud y hasta de que hay versiones que lo
dan por muerto?
-Un poco, indirectamente. Fue cuando le pregunté con mucho respeto si podía sacarme una foto
con él, qué sé yo, para tenerla, por todos los amigos que se enteraron de que me iba a recibir...
Algunos me decían que era una broma. “No sé por qué, pero todo el mundo me pide una foto...
Me la pidió Cristina, también Bachelet”. Lo dijo riéndose. Es un hombre que lee la prensa mundial
diariamente, así que está al tanto de todo.
-¿Y hay gente que le lee y que luego, con sus notas, escribe los artículos que se publican con sus
opiniones?
-No, no, él lee todos esos materiales y después escribe. El lee todo, no sólo textos informativos;
lee otras cosas. Ahora, por ejemplo, con todo este asunto de Darwin está muy interesado en
releerlo. Está muy informado en materia de avances científicos, que es algo muy importante en
Cuba, el tema de investigación con células madre, vacunas, todo lo que tiene que ver con
biotecnología le preocupa muchísimo. Esta vez me dio la impresión de que tiene un interés
creciente por la nanotecnología, es decir, lo último en materia científica. Está al tanto de la última
discusión. Siempre quiere estar muy bien informado. Lo ví aliviado de no tener que ejercer
cotidianamente el poder y muy feliz con su actividad intelectual, como él dice, un soldado en la
batalla de las ideas. Es un excelente comunicador. Sus reflexiones son de alguna manera un
parámetro de los grandes temas que se discuten internacionalmente
-¿Lo visita mucha gente?
-No, lo ve muy poca gente. Entiendo que su familia lo visita, pero por ejemplo, sus contactos con
funcionarios del gobierno prácticamente se limitan a alguna que otra reunión con Raúl.
-¿Vio que tuviera algún celular con él?
-No sonó ningún celular. El está en una especie de retiro y está disfrutando mucho de eso. Tiene
una PC ordinaria.
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-¿Qué hacía usted en Cuba?
-Había ido para asistir al 11° Encuentro internacional de economistas sobre globalización y
problemas de desarrollo convocado por la ANEC, la asociación de economistas y contadores
cubanos. Es la única reunión del mundo donde hay neoliberales, keynesianos y marxistas
discutiendo de economía. Fidel fue el tipo que la inspiró: él comienza a darse cuenta de que se
viene una crisis fenomenal en 1998. Ahí comienza a preocuparse por el futuro de la economía
mundial. Hasta su enfermedad, Fidel asistía como un alumno más de esos que se sientan en
primera fila y toma nota. No creo que ningún otro presidente en el mundo haga algo así. En esos
eventos muy respetuosamente hacía preguntas o tenía alguna intervención, casi una ponencia
imaginate. Entonces le comenté que se notaba su ausencia en ese encuentro y le dije por qué no
se daba una vuelta el año que viene, aunque sea para el cierre. “Es algo prematuro -me dijo-. A
mis años uno no sabe si va a estar en condiciones, pero me gustaría”. Aunque no estuvo, vio todos
los debates que transmitió la TV cubana y además se le enviaron las ponencias.
-¿Qué hace con eso?
-Las lee, las marca, las subraya cuidadosamente. Creo que en parte me llamó por un concepto de
mi ponencia, el de “burguesía imperial”, que yo digo que hoy esa burguesía reemplaza a las viejas
burguesías nacionales. Pasó algo gracioso y que habla de sus condiciones físicas y mentales,
porque esta idea motivó que en un momento determinado, cuando nos despedimos después de
sacarnos la foto, me permitiera hacerle una broma. “Comandante, con esta foto usted va a hacer
publicidad de una trasnacional (la de las tres tiras)”, le dije, y entonces, bien rápido me contestó
entre risas: “Es que yo soy una víctima de esa burguesía imperial de la cual tú hablas”.
-¿Hablaron del nuevo gobierno de EE.UU.?
-Fidel es muy prudente y cauteloso. Conoce EE.UU. como la palma de su mano. Ha lidiado con diez
presidentes y me da la impresión de que siente una cierta simpatía por Obama, pero sin hacerse
ninguna ilusión con él. Pronunció una frase que me llamó la atención: “Obama pronto va a
descubrir que la presidencia es una cosa y el imperio es otra”. Me parece una síntesis notable de
lo que significan las fuerzas que operan a nivel mundial y que están detrás de la presidencia
norteamericana, que presionan y exigen y a las que Obama va a tener que dar respuesta.
-¿Dijo algo de Bush?
-Poca cosa. Lo descalificó y lo llamó ignorante y perverso. Evidentemente para él Obama es otra
clase de persona. Siempre hizo grandes diferencias entre los distintos presidentes de EE.UU. Por
ejemplo, siempre destaca a Jimmy Carter, por sus buenas intenciones.
-El encuentro tuvo lugar sobre el final de una semana muy agitada en Cuba, con relevos en el
gobierno que dieron lugar a muchas versiones...
-Lo más interesante es que no hizo falta que yo le preguntara nada sobre eso, sino que empezó a
hablar solo. En lo personal, creo que hablar de purga no tiene ningún sentido. Había ministros que
venían ocupando un cargo desde hacía 20 años. En medio de este tsunami económico, ecológico,
energético y alimentario que se viene, algunos cambios había que hacer. La gran sorpresa fue la
salida de figuras como (el ex vice) Carlos Lage y (el ex canciller) Pérez Roque. En nuestro encuentro
abundó un poco sobre lo que dijo en sus reflexiones, aquello de que con su actitud le habían dado
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ilusiones al enemigo, pero quedó perfectamente claro que lo que él dice es que con sus actitudes
cerradas estos funcionarios ilusionaron al enemigo externo. Habló de errores, a veces producto de
excesivas ambiciones políticas o impaciencia. Lage es de alguna manera el arquitecto de las
grandes transformaciones económicas de los últimos diez años. Cuando se habla de sus errores se
puede ver: la economía cubana no está funcionando en términos muy satisfactorios y había que
corregirla, la doble moneda es un problema aunque probablemente hace diez años no había otra
posibilidad.
-Bueno, pero más allá de la salida de ellos, la sorpresa la provocó la modalidad...
-Sí, la modalidad sorprendió a muchos, pero se trazan paralelismos inadecuados. Lage y Felipe
están en sus casas, salen a la calle, circulan, no están detenidos ni procesados. Lo digo porque vi
algunas informaciones que señalaban que lo ocurrido era equiparable a una purga como los
procesos de Moscú. Se puede decir que el modo en que fueron separados no es el modo que era
de desear, pero tampoco fueron encarcelados o fusilados. Es de mucha mala fe hacer esa
comparación, más allá de que pienso que podría haberse procesado y comunicado todo de otra
manera. Lo que no hay que perder de vista es que, si algo así ocurre en Cuba, si se toma una
decisión de ese tipo, algo muy serio tiene que haber ocurrido, no es un capricho. Probablemente
en un tiempo conozcamos cuál fue esa razón, aunque efectivamente el modo no haya sido el más
feliz.
-Una lectura fue que el presidente Raúl Castro se sacó de encima a los fieles fidelistas.
-En nuestro encuentro fue muy enfático cuando me dijo “yo quise dejar en claro, porque no podía
permanecer indiferente ante el griterío de la prensa internacional que empezó a hablar de un
conflicto entre la gente de Fidel y la gente de Raúl. Las dos personas que fueron relevadas, fueron
designadas en su momento por los órganos competentes. Yo no los propuse, acompañé la
decisión”. Y me consta que Fidel es un político extraordinariamente orgánico. Se que más de una
vez acompañó decisiones sobre las que tenía un sentimiento íntimo de dudas. En segundo lugar,
dijo: “En este momento la responsabilidad de gobernar es de mi hermano, no mía”. Lo miré dando
muestras de una cierta incredulidad y él siguió: “pero yo no podía quedarme callado y dejar que
en Cuba se hablara de conflictos en el seno de la revolución. Acá hay una sola conducción, la
responsabilidad hoy recae en mi hermano, así lo decidieron los órganos de dirección de la
revolución y yo estoy dedicado a hacer lo mío, que son las reflexiones”
-¿Cuáles fueron los temas que hablaron?
-Hablamos mucho en el panorama global de la crisis. Está muy preocupado por el impacto de la
crisis en toda América Latina, porque cree que todo el proceso de cierto desplazamiento hacia a la
centro izquierda o izquierda de los últimos años va a estar comprometido por una crisis que va a
golpear muy fuerte en la región. Fidel es muy buen lector de la coyuntura. Teme que venga un
reflujo de derecha en el contexto de la crisis y, luego de haber pasado el periodo especial con la
caída de la URSS teme otro momento así.
-¿Opinó sobre la próxima reunión del G20 en Londres?
-Es muy escéptico. Cree que es una estrategia de cooptación de EE.UU. que de esta manera separa
a Argentina, Brasil y México del resto de América Latina. Pero además no imagina que en dos días
se pueda resolver una crisis de esta magnitud.
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-¿Le habló de la presidenta Kirchner?
-Sí, me dijo que le impresionó mucho su carácter y la energía con que defiende sus posiciones y
que tuvieron un buen diálogo. También hablamos del conflicto del campo. El quedó muy
sorprendido por la forma en que se produjo este conflicto el año pasado. Lo preocupan las
secuelas de ese enfrentamiento tan fuerte. No podía entender como el conflicto se prolongó tanto
en el tiempo y permitió que creciera una especie de aglutinamiento de fuerzas que
indudablemente están acotando un poco el margen de movimiento del gobierno. Lo noté
preocupado por esto como por otras cosas de la región como Paraguay; cree que al presidente
Lugo le están poniendo demasiados obstáculos.
-¿Qué piensa usted que va a pasar en el futuro próximo con el embargo?
-Obama está con una presión muy fuerte de muchos sectores empresariales que están hartos de
perder dinero porque no pueden hacer negocios con Cuba. Cuba es un muy buen cliente, buen
pagador, están dejando de hacer negocios por una tontera y un embargo criminal que fue
condenado hasta por un Papa anticomunista como Juan Pablo II. Todavía no se ve muy
claramente, pero hay algunos cambios importantes. Es absurdo que EE.UU. tenga dos políticas
comerciales, una para Cuba y otra para el resto del mundo. Ojalá que Obama tenga lo que tiene
que tener para acabar con esta historia.
Perfil: Atilio Boron
Es politólogo y sociólogo, con un doctorado en Harvard. Es Investigador Superior del Conicet y
profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Fue profesor invitado en
universidades extranjeras. Autor de numerosos libros. Actualmente dirige el Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales del Centro Cultural de la
Cooperación.
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