Seguridad en las Mercaderías

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Seguridad en las Mercaderías
El contrato de seguro es aquel en donde una de las partes llamada asegurador, a cambio de
una prima, se obliga a pagar una indemnización o suma a la otra parte llamada asegurado o a
un tercero, en el caso de que ocurra un riesgo o acontecimiento incierto a la cosa asegurada.
El documento en que se refleja dicho contrato se le denomina póliza y para su validez se
precisa el cumplimiento de dos condiciones, que son la “buena fe” y el hecho “aleatorio”.
1. Elementos del Contrato de Seguros:
Los elementos personales son: el Tomador del seguro, que es la persona natural o jurídica que
contrata una póliza; por ejemplo, un transitario que contrata un seguro de transporte por cuenta
de su cliente cargador; y el beneficiario, que es la persona natural o jurídica que tiene el
derecho a recibir la indemnización, por estipularse así en la póliza, aunque no necesariamente
coincide con el asegurado; ya que por ejemplo en la venta CIF (Cost Insurance and Freight), el
tomador del seguro es el vendedor, pero en caso de siniestro el beneficiario será el comprador.
Los elementos reales están conformados por: el objeto del seguro, que tratándose de seguro
de cargas internacionales es la mercancía objeto del Contrato de Compra y Venta
Internacional; el riesgo, que es la posibilidad de que suceda un evento futuro que pueda dañar
al objeto del seguro; y la prima, que es la compensación para el asegurador por tomar el riesgo
a su cargo.
Los elementos formales implican que el contrato de seguro ha de reflejarse por escrito y
deberá expresar la designación y situación de los objetos asegurados y su valor, la clase de
riesgo cuya indemnización se estipula, el día y hora en que comienzan los efectos del contrato,
cualesquiera otras condiciones convenidas y la firma de las partes.
Dentro de las pólizas para carga internacional, destaca la Póliza de Ship & Goods de Lloyd’s.
En dicha póliza, se remiten la mayoría de las pólizas de cascos y mercancías hoy existentes.
Los riesgos cubiertos son la pérdida total constructiva, avería particular, gastos de salvamento
y la parte proporcional de la avería gruesa; en cambio los riesgos no cubiertos son las pérdidas
no originadas por los riegos asegurados, el vicio propio de la mercancía, los daños por causas
naturales, los daños causados por falta de navegabilidad del buque y la falta premeditada del
asegurado.
a) El Seguro de Transporte Marítimo:
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Las más conocidas son tres de menor a mayor cobertura:
ICC “C” (Institute Cargo Clauses “C”): Cubre los daños a la mercancía en los casos de
incendio o explosión, varada, naufragio, colisión del buque con cualquier objeto, descarga de la
mercancía en un puerto de refugio, avería gruesa y echazón de la carga. No cubre la conducta
dolosa del asegurado, los derrames y pérdidas naturales de peso o volumen, defectos del
embalaje, vicio propio o naturaleza del objeto asegurado, demora, insolvencia de los armadores
u operadores del buque, navegabilidad del buque, riesgos políticos y sociales - por ejemplo
guerra y huelgas.
El seguro toma efecto desde el momento en que las mercancías dejan el almacén, continúa
durante el viaje y expira o bien a la entrega en el almacén de destino, o si ésta no puede
efectuarse por cualquier motivo, 60 días después de la descarga en el puerto oceánico de
destino.
ICC “B”: Cubre los mismos casos que la anterior, y además todo riesgo accidental de mar que
pueda dañar la mercancía. En la práctica la diferencia de cobertura con la “C” es que cubre los
casos de varada, naufragio, colisión e incendio. Las exclusiones son las mismas y la duración
también.
ICC “A”: Es la de mayor cobertura, ya que cubre todos los riesgos de daño al objeto
asegurado, con la excepción de las exclusiones que son análogas a las anteriores, así como la
duración. Estas cláusulas han dado origen a pólizas específicas para todo tipo de mercancías,
tales como carbón, azúcar, café, etcétera.
b) El Seguro de Transporte Terrestre:
A diferencia del marítimo, en el cual se sigue el criterio de que los riesgos que no estén
taxativamente incluidos no quedan amparados, en el seguro de transporte terrestre - bien sea
por carretera o por ferrocarril - se sigue el criterio de que “lo que no esté taxativamente excluido
queda amparado”. En lo que concierne a tipos de pólizas y clausulado, en el seguro de
transporte por carretera se han recogido y adaptado muchas experiencias del seguro marítimo
prescindiendo, como es lógico, de las referencias a avería gruesa y otras específicamente
marítimas. Los vehículos se aseguran bajo pólizas del Ramo de Automóviles, redactadas para
cubrir “todo riesgo” o daños a terceros.
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La modalidad de póliza de uso más frecuente en mercancía cubre el incendio, rayo,
inundación, desprendimiento de tierras, hundimiento de puentes y caminos, colisión, caída al
agua, robo en cuadrilla; los riesgos no cubiertos son los terremotos, volcanes o fenómenos
sísmicos, guerra y huelgas, transportes en camiones descubiertos, rotura de mercancías
frágiles, derrames y mermas, desgarre de sacos, vicio propio de la mercancía, extravío de
bultos, retraso, defectos de embalaje, transporte de animales vivos, culpa de remitente, hurto,
daños en carga y descarga.
Existen algunos “riesgos especiales”, como el transporte en vehículos descubiertos, el de
animales vivos, la carga o descarga por el remitente, que pueden implicar coberturas
complementarias mediante la correspondiente sobreprima.
c) El Seguro de Transporte Aéreo:
Las condiciones más frecuentemente utilizadas en el transporte aéreo son las de la ICC “Air”
(Institute Cargo Clauses “Air”), muy parecida en su estructura a la ICC “A”, ya que también
cubre todos los riesgos de pérdida o daño al objeto asegurado, con excepción de las
exclusiones, que son prácticamente iguales a las de la ICC “A”. En lo que se refiere a su
duración, esta póliza - como sus gemelas - también toma efecto a partir del momento en que
las mercancías abandonan el almacén de partida, continúa durante el viaje y cesa, o a la
entrega en el almacén de destino, o 30 días después de su descarga en el aeropuerto de
llegada.
2. Liquidación de Siniestros:
Cuando se produce el siniestro, las compañías de seguros proceden a la determinación de
responsabilidades, fijación de indemnizaciones, obtención de acuerdos, etcétera. En esta fase
tiene gran importancia la actuación de expertos llamados comisarios de averías, peritos
ajustadores o liquidadores de averías; personas expertas en los aspectos técnicos, comerciales
y jurídicos del transporte, que estudian el accidente, sus causas y efecto, y definen la
responsabilidad de cada una de las partes a la luz de las pólizas y de la legislación aplicable.
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3. Recomendaciones:
Para el asegurado es esencial conocer las acciones a emprender en caso de siniestro, que
podrían resumirse en las siguientes recomendaciones:
Dirigir carta de reclamación a la empresa porteadora dentro de los plazos que tanto para daños
visibles como invisibles marque la legislación aplicable, a fin de preservar su derecho a
resarcirse del daño que aquella le ha infringido.
Notificar el siniestro a la compañía aseguradora a partir del momento en que tenga
conocimiento de él, lo antes posible
Aportar toda la documentación que le exija la compañía de seguros para documentar el
siniestro, tal como póliza, documento de reclamación a los porteadores, documentos de
transporte, factura comercial, Declaración de Importación o Declaración de Exportación,
etcétera. En los siniestros ocurridos en el extranjero, deberá además existir un informe del
perito que intervenga. En la medida de lo posible se tratará que los documentos aportados
sean originales.
Una vez estudiada la documentación aportada por el asegurado, si el asegurador la encuentra
conforme, procederá a exigir del asegurado la firma de un documento de subrogación llamado
“recibo finiquito”, por el cual el asegurado cede a la compañía aseguradora todos los derechos
que le puedan corresponder frente al porteador, para que ésta haga de ellos el uso que estime
oportuno a fin de recuperar la parte de indemnización que en cada caso corresponda.
Realizado esto, la compañía aseguradora procede a la indemnización del siniestro.
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