LA VIVIENDA RURAL, APOLOGÍA DE UNA REMEMBRANZA por

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LA VIVIENDA RURAL, APOLOGÍA DE UNA REMEMBRANZA por Marco Rodríguez
RESUMEN
En Chile, las políticas de vivienda están en deuda con las áreas rurales. Después de un siglo de
avance en las políticas de vivienda social, incluidas las impulsadas desde la creación del
ministerio de vivienda en el año 1965, no se ha contado con una política adecuada a los sectores
campesinos e indígenas que reconozca su identidad y particularidades específicas. Sin embargo,
hoy existe una propuesta gubernamental para repensar la vida rural en términos más amplios
y con la expectativa de diseñar un programa de apoyo a la habitabilidad rural. Si estos objetivos,
junto a los atributos y características técnicas que se incluyen en el programa de habitabilidad
rural -aprobada por DS10/2015 del MINVU- son bien aprovechadas por los arquitectos, es una
oportunidad para comenzar a construir una identidad física y espacial de la vivienda y su
entorno que contribuya a recuperar el patrimonio extraviado por la globalización en que
estamos envueltos.
PALABRAS CLAVES
Vivienda Rural; Habitabilidad; MINVU; Patrimonio.
LA VIVIENDA RURAL, APOLOGÍA DE UNA REMEMBRANZA. RECUERDOS DE LA
VIVIENDA CAMPESINA.
La vivienda rural se vincula al concepto vernáculo, es decir, aquella que se entiende concebida,
en un determinado lugar de donde es propia. Concepto que se pierde con la urbanización, junto
al desarraigo derivado de la transformación del campo en ciudad con la expansión urbana
durante el paso de los años. Quienes habitan la ciudad, en su periferia, recuerdan que las
viviendas de sus abuelos estaban más en contacto con la naturaleza. Las parcelas con riego, los
terrenos grandes con plantación de árboles frutales, con acequias donde se regaban los
tomates y algunos choclos, fueron desaparecieron paulatinamente en el último siglo por el
hecho que va creciendo la ciudad.
La nostalgia de algo perdido; el intento por recuperar los aspectos extraviados de la antigua vida
de los ancestros; la recuperación del patrimonio campesino o adquirir un campo en el sur con
árboles autóctonos; tener un terreno con una huerta pequeña donde se planten lechugas,
hierbas medicinales y de condimentos vegetales básicos, todos ellos forman parte de los deseos
de quienes, viviendo en la ciudad, necesitan reencontrarse con la naturaleza.
En el espacio urbano de hoy en día, hemos recuperado boldos, arrayanes avellanos, canelos,
recomponiendo nuestro origen, intentando la búsqueda de la identidad perdida.
Pasaron cien años para que los descendientes de los habitantes locales, chilenos o chilenizados,
hijos de inmigrantes europeos, quisieran volver a lo autóctono y darse cuenta que los árboles
nativos del lugar se resisten a ser removidos, y que la “maleza” sea nuevamente un patrimonio
biológico. El costo de mantención con vegetación autóctona, obviamente resulta menor, el
inversionista lo visualiza y considera la coexistencia de cipreses y pinos junto a los boldos y los
avellanos los cuales han sido rescatados. Más de un siglo donde la sociedad chilena ha perdido
sus raíces, su historia, su patrimonio cultural y social, recién hoy los habitantes se dan cuenta
del valor real de este patrimonio natural.
Lo mismo ocurre con la vivienda campesina, con el paso del tiempo, la vivienda rural retrocedió
paulatinamente. La vida rural ha desaparecido y el concepto de ruralidad se ha olvidado. Lo
urbano se fue haciendo global y su carácter inexpresivo intenta llegar a todos los territorios
transformando la imagen conceptual arquitectónica a una típicamente fría y carente.
Mientras la vivienda rural intenta resurgir, a partir de la remembranza como sociedad, nostalgia
de los lugares donde se nace y se vive, que se mantiene en las mentes de los ciudadanos cuyos
recuerdos propios de la matríztica, de su propia conciencia de existir los sensibilizan, y
simplemente recuerdan con emoción la casa de campo de los abuelos.
Historia de las iniciativas estatales en el ámbito rural
Después de décadas en que el Estado de Chile estuvo formulando programas de vivienda social
urbana, a través del MINVU y, en general, bajo condiciones de precariedad económica, el primer
acercamiento real de apoyo para la vivienda rural se produce en el año 1986, con la publicación
del decreto MINVU N°167, el que se modificó luego con el DS N°117 en el año 2002 (MINVU
2002). Un subsidio dirigido al sector rural, en que se promueve la construcción de viviendas en
sitio propio, pequeños villorrios rurales y mejoramientos del tipo de saneamiento sanitario para
viviendas existentes (estos decretos modificaron a su vez los anteriores DS N°206/80 y DS
N°92/84, programas rurales de carácter piloto, sin incidencia relevante, (MINVU). Sin embargo
al DS N° 117 del 2002, se le incorporó un interesante apoyo para las zonas denominadas Áreas
de Desarrollo Indígena -ADI- , con un incremento de un 50 por ciento adicional. Lo cual fue de
interés en zonas no atenidas y significó un avance real al menos durante unos años. Varios
proyectos de interés arquitectónico se desarrollaron en zonas rurales, entre los cuales podemos
citar -por mencionar algunos- el conjunto de viviendas rurales en Padre Hurtado, el comité
Nueva Esperanza de Chalaco (Chile un Siglo de Políticas de Vivienda y Barrio, MINVU 2006, 329330) o viviendas para las machis de Lumaco, años 2007-2008.
Debido al escaso éxito alcanzado con estos programas, principalmente por la dificultad para
obtener terrenos hábiles y ante la competencia de otros programas como el Fondo Solidario de
Vivienda DS N°174, título III, el subsidio rural sufre un nuevo cambio el DS N°145, del año 2007,
mediante el cual se aumentan los montos y se eliminan los villorrios, ya que no se justificaban,
pues formaban parte de otro programa. Esta modificación del subsidio rural sigue hasta el año
2010, donde simplemente se termina, ya que su tasa de aplicación era muy baja, no llegando a
más del 50 por ciento frente al 90 por ciento del Fondo Solidario de Vivienda.
Fig. 1: Vivienda machis de Lumaco IX región Fuente: Serviu IX región
Ante la inexistencia de un programa especialmente destinado al área rural, se permite que se
puedan obtener aportes para la vivienda a través de los subsidios habitacionales tradicionales
urbanos, mediante los denominados DS1 y DS49, programas vigentes en la actualidad, pero que
no fueron concebidos para este efecto y por lo tanto muy pocos apropiados. En consecuencia,
en el año 2011 se modifica el DS 49 (MINVU 2011) con la inclusión de un título tercero, para la
atención de sectores rurales, modificación meramente formal, sin aplicación práctica, resuelven
en definitiva que el subsidio rural se dé por extinguido.
Nueva iniciativa del estado, el programa de habitabilidad rural
Fig. 2: Vivienda Machis de Cholchol IX Región. Fuente: Serviu IX Región
Ninguno de los anteriores programas, pensados alguna vez para llegar con un apoyo al mundo
rural, entregó un resultado de real sustentabilidad, con la excepción de algunos logros
puntuales como, por ejemplo, los obtenidos en viviendas para las machis, el programa de agua
potable rural o los proyectos de vivienda tipo para zonas ADI, razón por la cual se fue
produciendo un estancamiento del aporte estatal y sus políticas públicas orientadas al sector
rural. Esta situación cambia en año 2015, con la creación del nuevo programa de apoyo a la
vivienda rural, llamado Subsidio de Habitabilidad Rural, el cual fue aprobado como DS10 del
2015 del MINVU y que emerge como una nueva etapa en las políticas públicas para el desarrollo
del hábitat rural. Esta iniciativa cuenta con una serie de conceptos novedosos para el mundo
rural que se establecen en este nuevo marco normativo.
1. El concepto de vivienda en sitio propio, a diferencia del sitio residente, consideró la
posibilidad de que el propietario no tenga títulos de dominio, sino que tenga derechos de
uso o de cooperativismo es suficiente.
2. El concepto de pertinencia, a través del subsidio de requerimientos arquitectónicos locales,
y de los estudios de apoyo para que cada región o comuna conceptualice progresivamente
las ideas de espacios propios, le permite adicionar valor al diseño de la vivienda con carácter
local.
3. El entorno inmediato, que considera el sitio alrededor de la vivienda como de gran
importancia en los procesos productivos del agro, se va delineando como un propósito
central para la vivienda rural, que es la vivienda y su relación con la naturaleza, al considerar
su expansión desde el espacio interior.
4. El equipamiento comunitario que se constituye como apoyo a actividades sociales,
culturales, económicas y productivas. Ya no necesariamente la típica sede comunitaria, sino
un espacio de apoyo real a la producción rural, que puede ser utilizado como centro de
intercambio, de acopio y de asociatividad.
5. El sistema de autoconstrucción asistida con apoyo profesional, a diferencia de la habitual
obligación de transferencia económica a las empresas constructoras, con la dificultad de
que estas puedan llegar a las zonas más aisladas, o simplemente no les interese
económicamente.
Estas ideas configuran el concepto de habitabilidad rural, que nos permite entender el problema
de la vida en aquella zona como un tema más extenso que la sola construcción de la vivienda,
destacándose como un hábitat donde vivienda y entrono están estrechamente vinculados. Por
consecuencia, aparecen junto con el programa tipologías constructivas con sistemas
alternativos aprobados o por aprobar por MINVU, como por ejemplo el apoyo a sistemas de
generación de energía con autonomía, los que pueden ser del tipo eólico, paneles fotovoltaicos,
paneles solares, entre otros y que proporcionan un amplio campo de soluciones y de
investigación técnica en aumento. También, debido a carencias rurales históricas, tales como el
agua potable, el saneamiento de aguas servidas o la electricidad, también se considera el
establecimiento de nuevos sistemas de gestión y de operación. Además, se pueden optar a
sistemas de tratamiento de aguas grises y de almacenamiento con estanques para camiones
aljibes, aprobación de sistema de drenes con infiltración, al aprovechamiento de producción de
gas a partir de desechos, incluso en casos de aislamiento critico puede omitirse la necesidad de
electricidad.
Estos marcos normativos configuran el próximo camino de las políticas públicas del Estado de
Chile frente a la problemática rural, que confrontado a una cita de un antiguo habitante de
Temuco, “están volviendo los árboles autóctonos”, el cual hacer reflexionar a los ciudadanos
urbanos y a los arquitectos, que la nostalgia es una sensación social, que les orienta volver a la
tierra, a recuperar sus orígenes, sentir lo rural y reconocer la geografía, recuperar aquellas
imágenes más primitivas de árboles, pastos, lluvias y vientos. Todo aquello ligado a los
recuerdos de la naturaleza, parte de una sesión terapéutica hacia una sociedad cansada del
cemento y los autos.
Fig. 3: Reunión Machis de Chol Chol. Fuente: Serviu IX Región
Se abre así una nueva perspectiva de diseño en vivienda social, dirigido a los profesionales del
área, la cual no necesariamente debe ser la repetición infinita del producto vivienda, como
procedimiento industrializado de capitalización del producto, sino un proceso de participación
activa y flexible a las diferentes materialidades constructivas, en cada zona geográfica de Chile,
con las consideraciones propias de reconocimiento étnico, grupos campesinos y campesinado
de auto subsistencia, con características tecnológicas apropiadas a la zona, no ligados
innecesariamente a la empresa constructora.
Además no se centra en la vivienda como producto final, sino en el concepto de “habitabilidad
rural”, ya que existe la esperanza de volver al diseño más puro de la vivienda, puesto que el
modelo económico se fue desarraigando paulatinamente, pero se teme que no esté exenta de
dificultades, y si los proyectistas lo entienden correctamente, la herramienta entregada podrá
recrear fundamentos de arquitectura extraviados y ayudará a la recuperación de elementos
patrimoniales de la arquitectura en Chile.
Otro elemento positivo de este programa, tiene que ver con el aspecto económico, ya que a
través de la asignación normal vía subsidios, se colocan al alcance de la población rural más
pobre y de alta indigencia, siendo estos recursos significativamente importantes y elevados que
otros programas de subsidios, teniendo como objetivo de mitigar la dispersión territorial.
También existirán recursos para los profesionales de municipios y oficinas, mediante la
Asistencia Técnica, los que lograrán recibir ingresos acordes a los temas relacionados, paliativos
frente a las dificultades de dispersión y aislamiento geográfico. De paso, también el programa
rural favorece a sectores menos pobres, con viviendas de hasta 1400 UF (DS10, MINVU 2005,10)
y, cuando compete a obras de habitabilidad como pasarelas, espacios públicos y sedes
comunales, donde otros sectores de más altos ingresos se verán beneficiados. Lo importante
de estas fórmulas de inversión local es la integración social, la desconcentración y colaboración
de otras fuentes de inversión. A pesar de que existen recursos estatales para loteos, en lo que
corresponde a urbanización, es posible ajustar las normativas regionales, que permitan normas
de urbanización, más acorde con la realidad de cada zona o territorio, aprovechando lo
establecido en la OGUC, (DS47, año 1992, MINVU,145).
La independencia de lo impuesto
La imposición de la vivienda urbana -producto del negocio- por encima de lo rural tradicional
campesina de los últimos años, parece estar llegando a su fin, siempre que el mundo
profesional, arquitectos, sociólogos y constructores entiendan la importancia de la recuperación
y defensa de una identidad propia para este país. Las viviendas rurales de los programas de
gobierno desde los años 1986, se han visto enmarcadas por diferentes límites técnicos y legales,
no negociables, límites propios del poder dominante bajo los principios neoliberales, que
impiden entregar viviendas con pertinencia a los beneficiarios del subsidio.
Los instrumentos técnicos y legales que han definido estas limitaciones son variados:
1. la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones OGUC, establece una serie de normas
en el ámbito urbano y las hace extensible al mundo rural, sólo por generalización, sin estudiar
una normativa especial o plantear que algunos criterios no son aplicables. Otras normas como
la tenencia del suelo, las restricciones de habitabilidad, estructuras, dimensiones definidas en
un itemizado técnico propio del subsidio y su cuadro normativo, son pies forzados que deciden
el tipo de diseño de vivienda y la creación de nuevos conjuntos.
2. Las empresas constructoras que trabajan en el área rural ofrecen un “modelo tipo” de
vivienda campesina, siendo copiados a la vivienda urbana y adaptados e impuestos al campo,
con un sentido comercial, donde prima el ahorro de economía de escala, por sobre la identidad
local.
3. La asignación de aportes estatales, tienen relación con estándares centralistas del gobierno,
definidas en un itemizado técnico y en un cuadro normativo de los programas de subsidio, lo
que impide definir nuevas formas de emplazamiento, con diferentes disposiciones espaciales al
interior de la vivienda, esto determina recintos que tienen otras medidas, requerimientos
técnicos para asegurar durabilidad y sin mayor costo de mantención. Conservando requisitos
típicos de la vivienda urbana, tales como relación espacio público-vivienda e instalaciones
completas.
4. Los sistemas constructivos que regulan diseños de vivienda controlados por el estado,
previamente aprobados por el mercado inmobiliario y comercial, acorde con diferentes
materiales de construcción, incentivan un determinado tipo de industria, como perfiles
metálicos de espesores mínimos, que no están totalmente probados frente a los seísmos en
Chile.
5. Los déficits de infraestructuras y energía, en zonas rurales, impuesto por las empresas
generadoras, concesionarias, eléctricas y sanitarias, que no les interesa que el estado busque
otros sistemas alternativos, mantiene el control de precios del mercado.
Es por ello, que busca la independencia de todas estas imposiciones, límite extremo y riguroso
en muchas ocasiones, ámbito en el cual la vivienda social se enmarca, ante el nuevo subsidio de
habitabilidad rural, lo que procura una mayor flexibilidad de aplicación que permita recuperar
la pertinencia de la vivienda rural vernácula y logre abordar la dispersión geográfica. La
aproximación hacia un planteamiento diferente, es una luz, que se le ha quedado prendida al
modelo capitalista de desarrollo y depende de nosotros aprovecharlo.
Herramientas de acercamiento a un nuevo diseño rural
Una herramienta de liberación, del nuevo subsidio estatal, de Habitabilidad Rural DS 10, es la
Autoconstrucción, pensada como un sistema aplicable a viviendas con alto grado de aislamiento
territorial, surgiendo como una buena opción cuando la provisión de materiales para construir
es de difícil acceso y presentan mayor costo por transporte. Sin embargo este sistema
constructivo permite otros beneficios colaterales y otros objetivos de interés, como la
organización social en torno a la vivienda, la minga, mingaco o minka, ayni, torna, como ayuda
mutua para construir. Además de las capacitaciones, la solidaridad, el trabajo voluntario, de las
entidades de gestión rural.
También la recuperación de tecnología autóctona desaparecida, el techo de paja, el adobe
botado y la carpintería corresponden a la recuperación de técnicas antiguas, la piedra liparita,
el suministro de agua propia y soluciones sanitarias sustentables, son un aporte para el ámbito
rural y para la búsqueda de la recuperación de lo propio, a nivel técnico.
Otro foco de interés del DS 10/2015 (MINVU 2015), son los diferentes tipos de subsidio,
enfocados al mejoramiento y ampliación, para el producto “vivienda nueva”, ya que incluyen la
zona alrededor de la vivienda, llamado entorno inmediato, que permite su extensión a lo
productivo y base de la vivienda campesina. También incorpora el subsidio para espacios
comunitarios, que está fuera de los límites del terreno, pero incide en la vida de los usuarios,
denominado equipamiento comunitario, al que se le puede entregar recursos para su
mantención y no sólo por una sola vez, sino indefinidamente. Estos diferentes alcances del
subsidio de habitabilidad rural reconocen la ligazón natural entre la vivienda y su área
productiva.
El vínculo vivienda-territorio-comunidad, es quizás lo más importante, ya que se encuentra
definido en el título I, de Asociación Territorial del programa, y permite entender el área rural
como un conjunto de intervenciones relacionadas, que mejorarán en forma coherente, el
hábitat rural. En este caso corresponden a intervenciones de carácter local, con apoyo
gubernamental, que puede integrar varias fuentes de financiamiento, pero sobretodo nace de
un estudio de las particularidades locales del territorio, entendiendo que el habitar del tipo
indígena, social, productivo, es una forma interesante para intervenir zonas deterioradas, con
características similares y que pueden ser propuestas por los municipios, con financiamientos
previos, para el estudio y desarrollo de los documentos, planos y proyectos. Este título les
permitiría a los municipios efectuar un estudio real y consciente de la brecha rural en su
comuna, parte de una deuda histórica con el campesinado en el país.
Los subsidios complementarios que integran este programa son otros elementos importantes
que se deben tener en cuenta, ya que éstos sirven para compensar gastos como la habilitación
de terreno, los problemas de movilidad de los usuarios y que además incluyen otros dos propios
de la ruralidad. El primero es el subsidio para la solución sanitaria y/o dotación de energía, que
implementa nuevas soluciones para el suministro de agua potable, alcantarillado de aguas
servidas, energía eléctrica y calórica, este último por primera vez incluido en un programa
MINVU. El segundo subsidio es para Requerimientos Arquitectónicos Locales, que permitiría un
diseño con pertinencia en vivienda rural, reconociendo los aspectos propios de la vivienda
vernácula, ligada a los pueblos indígenas o a singularidades campesinas. Aunque la definición
de pertinencia, puede ser compleja y no se cita en el decreto como tal, por ello, es importante
tener una definición, que permita identificar elementos propios de cada zona geográfica y
climática que nos permitan construir y recuperar un patrimonio.
Por último, se destaca la Asistencia Técnica antes mencionada ya que sus montos son mayores
que los habituales y considera incentivos cuando las zonas donde se emplazan las viviendas
están en aislamiento crítico, motivo por el que muchas comunidades rurales no han sido
atendidas hasta ahora. Es una herramienta que se diferencia de las tradicionales prestaciones,
ya que incorpora el tema de las capacitaciones a los beneficiarios bajo el sistema
autoconstrucción. Este valor agregado al propietario, permite bajar los costos de la vivienda,
incluir costos previos a la asignación del subsidio y efectuar estudios de suelo conducentes a su
obtención. También es mayor el pago de asistencia técnica, cuando se otorgan subsidios
adicionales de energía, o pertinencia, para estimular proyectos, y cuando las condiciones de
aislamiento extremas dificulten los estudios.
A los proyectistas de vivienda, en el ámbito rural, les posibilitará desarrollar prototipos de diseño
con pertinencias, ya que son nuevas formas de impactar y dar apoyo real a la actividad rural y a
la gestión en municipios que mejoren la actividad de la arquitectura local. Que se libere a los
arquitectos del interés comercial, generado por las empresas constructoras y entreguen como
profesionales comprometidos con los habitantes urbanos y rurales, un producto adecuado y
mejorado a los beneficiarios de estas zonas, que en definitiva son patrimonio vivo del país.
ACERCA DEL AUTOR
Marco Rodríguez Ormazabal
Chileno, arquitecto U. de Chile, Pedagogo en Comunicación Audiovisual en población rural,
Proyecto RLAC/81/P13 de la F.A.O, Diplomado FLACSO, Gestión de Políticas Públicas y Gerencia
Social. Laboralmente fue Jefe Departamento Técnico Serviu Araucanía, desde 2003 al 2010 y
actualmente Analista de Gestión de Calidad de la División Técnica del MINVU.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. DS N°10 del Minvu 2015, Programa de Habitabilidad Rural
2. DS N°49 del Minvu 2011, Fondo Solidario de Elección de Vivienda
3. DS N°47 del MInvu 1992, Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC)
4. DS N°174, del MINVU 2005, Fondo Solidario de Vivienda
5. DS N°167 del Minvu 1986Sistema de Subsidio Habitacional para la Atención del Sector Rural
6. DS N°117 del Minvu 2002, Sistema de Subsidio Habitacional Rural
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