«No elegiréis los gobiernos con vuestro voto, pero predestinaréis con vuestra simpatía a los jefes nacionales» (J. M.ª Pemán: editorial del semanario Ellas, 12-3-1933). «¿Verdad general Queipo de Llano, general speaker, torre de buen humor y optimismo, segunda Giralda de esta Sevilla de hoy? […] ¿Verdad que tú sentiste en el hombro aconsejándote y animándote, el rostro de la niña Virgen de los Reyes? Sí: todo ha tenido el sello de lo providencial» (ABC, 15-8-1936). «¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte!» (general Millán-Astray), «¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!» (José María Pemán, en la Universidad de Salamanca 12-10-1936). Plataforma por la Memoria Democrática de Jerez: IU-CA, GANEMOS JEREZ, USTEA, INTERSINDICAL FERROVIARIA, INVESTIGADORES DE «TODOS LOS NOMBRES», PCA, CNT-AIT, CGT, IZQUIERDA ABIERTA Jerez, septiembre de 2015 El lado oscuro de José María Pemán «Durante la guerra la palabra “exterminio” brotó de las máximas jerarquías nacionalistas. Esta actitud, naturalmente, no era exclusiva de los jefes militares, que actuaban con la cobertura moral de la Iglesia, […] no faltaron intelectuales que, incomprensiblemente, jalearon la locura homicida de la guerra...», uno de ellos fue José María Pemán (A. Reig Tapia: Ideología e historia: sobre la represión franquista José María Pemán, sonriente, con el general Yagüe, apodado el carnicero de Badajoz. y la guerra civil. Ed. Akal. Madrid, 1986, pp.152-153) El 18 de julio de 1938 —día del comienzo del III Año Triunfal—, se organizó en la plaza de España de Sevilla una concentración de integrantes de Falange. Leído un mensaje de Franco, lo más sobresaliente del acto fue el discurso de Pemán. En los asientos de autoridades, el general Ignacio Llanderas (director de la Pirotécnica), Pedro Gamero (gobernador civil), Queipo, Carranza (alcalde), Joaquín Aramburu (gobernador militar), Draeger (cónsul de Alemania) y Jerónimo Armario (vicario del Arzobispado). «Es necesario garantizar a los españoles, que con las armas en la mano y sin regateos de sacrificios y sangre salvan la causa de la civilización, que no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar a los envenenadores del alma popular, primeros y mayores responsables de todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen al mundo y han sembrado de duelo la mayoría de los hogares honrados de España» (J. M.ª Pemán: Circular de la Comisión de Cultura y Enseñanza para los vocales de las comisiones depuradoras… 7-12-1936). Se estima que entre 15.000 y 16.000 maestros fueron sancionados, de los que 6.000 unos fueron fusilados, otros mandados a vagar por el campo sin comida ni agua, y todos separados definitivamente de la enseñanza. Se calcula que un tercio de los catedráticos de universidad fueron también represaliados. Pemán decapitó el Magisterio y estableció los cimientos del sistema nacional-católico (Véase Fco. Morente Valero: La escuela y el estado nuevo. La depuración del magisterio nacional, 1936-1943). «La idea de turno o juego político, ha sido sustituida para siempre, por la idea del exterminio y expulsión, única salida válida frente a un enemigo que haciendo de España un destrozo como jamás en la historia nos lo causó ninguna nación extranjera» (palabras pronunciadas por Pemán en 24-7-1936 en Radio Jerez y publicadas luego en Arengas y crónicas de guerra, 1938). «El Estado reservará toda su dureza depurativa a todos los intelectuales que optaron claramente por lo antinacional y lo masónico, lo judío o lo marxista. Para ellos, la salvación es imposible» (cita del libro de Santos Juliá Intelectuales católicos a la conquista del estado). «Es tiempo de escoger definitivamente entre Jesús y Barrabás. […] Las masas o son cristianas o son anarquistas y demoledoras» (J. M.ª Pemán: El hecho y la idea de la Unión Patriótica, 1929). «la mirada de un César, claro y semidivino, con un cráneo redondo como un casco de acero y un labio prominente que arremete al Destino» (J. M.ª Pemán refiriéndose a Benito Mussolini en el Poema de la Bestia y el Ángel, 1938). «Dios hace las cosas bien y con orden. ¿Para qué iba a construir con excesivo mecanismo intelectual el alma de un ser destinado, por esencia, a las bellas sinrazones del cariño? […] Cuando Dios quiso sancionar el pecado original, impuso a la mujer un doble castigo: el dolor de la maternidad y la sujeción al varón, que la dominaría» (J.M.ª Pemán: «Doce cualidades de la mujer», 1947).