Document

Anuncio
Foto: Marco Ansaloni
La ruta
MENORCA
PREHISTóRICA
El menorquín de la era talayótica era un buen cazador. se
alimentaba de ciervos, jabalís e incluso focas. era también
un buen guerrero, y llegó a saber trabajar el bronce y el
hierro. de toda esa época han sobrevivido unos sepulcros
megalíticos que nos hablan del esplendor de una periodo
que terminó con la llegada de roma, el año 123 a. de c.
Marco Ansaloni
48
CLÍO
Periodista y fotógrafo.
sala hipóstila, es decir, de techumbre
aguantada por columnas, del poblado
prehistórico de Torre d'en Gaumés.
CLÍO
49
La ruta / Menorca
L
a seducción que ejerce la
prehistoria sobre el hombre
de hoy va mas allá de la ciencia y la
arqueología. Es algo que, de una manera u otra, llevamos con nosotros de forma profunda. La imagen de una naturaleza
que llenaba completamente nuestra vidas
ancestrales sobresale de nuestro subconsciente: la lucha diaria por la comida, con
la esperanza de llegar al día siguiente con
vida; la incansable búsqueda de algo transcendental... son algunos de los dilemas que
nos inquietan ahora como hace milenios.
La cultura prehistórica talayótica de Menorca es un ejemplo de cómo nuestro antepasado del Neolítico, un hombre dominado
por el medio natural y que intentaba abrir
su hueco en el ambiente, supo crear su
propia identidad. Las teorías sobre los primeros contactos con las Baleares, y específicamente con Menorca que aquí trataremos,
han ido cambiando durante los años. La arqueología moderna está aportando muchí-
En el siglo XVI se creía que los primeros
menorquines eran gigantes o demonios.
simo al conocimiento de lo que ocurrió en
épocas remotas por estas islas. Así, la cuestión sobre quiénes fueron los primeros habitantes siempre ha sido muy entretenida.
En un principio (y hasta bien entrado el
siglo XVIII), las primeras hipótesis se buscaban más en libros sacros y en la mitología que en la ciencia. La arqueología, como
disciplina científica, aún estaba en fase de
desarrollo, así que humanistas e historiadores tenían que sentarse delante de esas ciclópicas estructuras prehistóricas dispersas
por las Baleares y formular hipótesis. Aquí
algunos ejemplos emblemáticos. El historiador Juan Bautista Binimelis (1538-1616)
exponía en su obra Nueva historia de la
isla de Mallorca publicada en 1593 que “los
primeros habitantes de las islas eran gigantes” y que “los fabricantes de tales edificios,
forzadamente tenían que ser o demonios
o seres gigantescos”, refiriendose al pasaje
bíblico del Génesis (6.4) que sostiene “que
en aquel tiempo existían sobre la tierra los
gigantes”. Joan Dameto (? – 1633), otro importante historiador y cronista del Reino
de Mallorca, alrededor de 1630 atribuía a
estos seres míticos la creación de la primera
aldea de las Baleares.
¿De dónde procedían los
pobladores de Menorca?
Aunque las hipótesis mitológicas permanecieron en el candelero durante muchos
siglos, con la llegada del Positivismo el
El radiocarbono 14 y la información arqueológica no proporcionan
pruebas concluyentes sobre el origen de los primeros pobladores.
rigor científico tomó nuevas direcciones.
El estudio meticuloso y minucioso de
los indicios arqueológicos aportó datos
cada vez más definidos, y se descubrió
que antes del periodo Neolítico no había
huellas humanas en Baleares, ya que la
navegación empezó a desarrollarse en
ese momento. El conocimiento de los
vientos y las corrientes marinas, unido al
mayor ingenio para construir barcos cada
vez más sólidos, permitió al hombre del
Neolítico alejarse de tierra mar adentro
de manera más segura. Por otra parte, la
posición geográfica de Menorca (la isla se
encuentra casi a la misma distancia desde
el sur de Francia, las costas españolas y
la isla de Cerdeña) ha generado entre los
arqueólogos diversas líneas de investigación: la cuestión sobre la primera ocupación humana de las costas de las Baleares
aún plantea serios problemas.
La comparación con algunos indicios
arquitectónicos del área del sur de Francia muestra elementos comunes con las
navetas de habitación que se hallan en las
Baleares. También se asemejan a algunos
recintos cerrados que se encuentran en
la región de la Liguria italiana y en la isla
de Cerdeña, incluso en Córcega. El acercamiento de grupos humanos tanto por la
costa francesa como por el Mediterráneo
noroccidental explicaría entonces el porqué
se desarrolló la cultura talayótica antes en
Menorca, estando geográficamente más al
este, que en Mallorca, la isla mayor. Fuera
como fuese la llegada de un grupo reducido
de cazadores-recolectores en busca de nuevas áreas para ampliar su territorio, parece
que se produjo de forma casual. En especial
para los que llegaban del este o del norte. El
"desierto de agua" que separa por ejemplo
Cerdeña o el norte francés de Menorca suponía para los navegantes, a buen seguro,
un salto hacia lo desconocido.
En cambio, un contacto desde el Levante
ibérico nos dejaría más espacio para pensar en una colonización más planificada.
Es probable que desde la costa de la península Ibérica los navegantes alcanzaran
las islas de Ibiza o Formentera, visibles en
días despejados desde la costa alicantina, y
más tarde llegaran a Mallorca y Menorca.
Una teoría tal vez menos romántica que
la que nos propone un hombre lanzado
hacia el ignoto mar con el viento de popa,
pero bastante más concreta. De hecho,
según el análisis de los procesos de desplazamiento humano a lo largo de la historia y en concreto de la colonización de
islas, una vez terminado el llamado ‘efecto
descubrimiento’, se pasaba a un nivel de
emigración y asentamiento. Fue desde allí,
entonces, con embarcaciones resistentes,
cargados de animales domésticos y objetos, desde donde se produjeron los asentamientos permanentes.
Las teorías sobre la llegada de los primeros humanos se basan casi siempre en los
resultados del radiocarbono 14 de forma determinante (aunque la verdad es que sobre
Menorca aún se dispone de poca información) y los hallazgos encontrados. En ambos
casos no hay pruebas suficientemente concluyentes. La biogeografía menorquina, además, hace que la isla, en principio, no fuera
un territorio demasiado atractivo para las
poblaciones continentales. Se presenta a
la vista muy plana y con vientos fuertes.
Dividida en dos áreas bien distintas, la del
norte (de época primaria, secundaria y
cuaternaria) y la del sur, de época terciaria.
Entre ambas se halla la zona denominada la
Mitjania, que sería la más apta para la práctica de la agricultura tanto por la calidad de
su tierra como por la cercanía de acuíferos.
Por otro lado, estas mismas características
hacen que manteneer permanentemente a
una comunidad de cazadores-recolectores
fuera prácticamente imposible.
Sigue en la página 54
Al hombre del neolítico le costó
abrirse camino en una isla plana y ventosa,
donde era difícil obtener cobijo y alimento.
50
CLÍO
Foto: Marco Ansaloni
La cabra-rata de las Baleares
Otra evidencia indirecta que nos indica la llegada del hombre a Menorca
fue la extinción del Myotragus balearicus (la cabra-rata de la Baleares), una especie animal única en las islas de Mallorca y Menorca que fue descubierto por la paleontóloga
británica Dorothea Bate en 1909. Este animal parecido a una oveja, pero con patas
traseras cortas como las hienas, se extinguió en el IV o en el III milenio a. de C. debido
a una intensificación de la presión humana sobre el medio. Las fechas más antiguas
obtenida por el C-14 sobre esta especie animal llegan alrededor de hace 5.000 años.
Estos restos se analizaron a partir de niveles donde habían aparecido restos humanos.
Durante la denominada cultura Pre-talayótica los humanos solían vivir en cuevas y
enterrar a sus muertos en ellas con ofrendas. En esos lugares se hallaron esqueletos
de Myotragus con marcas y recortes que nos indicarían intentos de domesticación por
parte del hombre. La convivencia de ambas especies durante un determinado periodo
permite acercarse más a unas fechas concretas sobre la presencia de los primeros
pobladores. Esta misma se suele colocar entonces en el III milenio a. de C..
CLÍO
51
La ruta / Menorca
Foto: Marco Ansaloni
hace cuatro años unos espeleólogos encontraron una tumba no saqueada
del 1000 a. de c. entre los restos de los 70 individuos allí sepultados se localizó
numeroso material orgánico que podría proporcionar a los arqueólogos
importantes detalles de cÓmo se vivía durante la edad del bronce en menorca.
En la primavera de 2005 tuvo
lugar en uno de los muchos barrancos
de la isla de Menorca, concretamente en
él termino municipal de Ferreries, uno
de los últimos excepcionales descubrimientos que la isla sigue ofreciendo. Tres
reconocidos espeleólogos, Pere Arnau,
Mònica Zubillaga y Josep Riera, colaboradores habituales con la arqueología
menorquina, a través de un acceso muy
complicado, encontraron en una cueva
a 50 metros de profundidad lo que parecían ser restos de huesos, cabellos,
cuerdas y madera. Informadas las autoridades de ello, y debido a la presencia de esqueletos humanos, utensilios
y restos orgánicos, enseguida se creó
un equipo interdisciplinario en el que
participaron diversos arqueólogos, antropólogos y médicos forenses. Todos
ellos dirigidos por Josep Maria Fullola y
Maria Àngels Petit de la Universidad de
Barcelona (UB) y por Víctor Guerrero y
Manuel Calvo de la Universidad de las
Islas Baleares (UIB).
La entrada a la cueva, conocida
como Cova des Pas, y el entorno es
muy impactante, pero ¿cómo llevaban
los cuerpos a esa profundidad? Responde el profesor Víctor Guerrero que
todavía no lo sabemos. "Considerando
los 50 metros de la pared se barajan
dos hipótesis. Descartada inicialmente la posibilidad de que se bajasen con
cuerda desde arriba, es bastante probable que el cuerpo, atado a una camilla de madera, fuera izado desde el suelo para luego ser enterrado". Y añade:
"De hecho hemos encontrado camillas
de madera con cuerpos depositados
encima de ellas, listos para su último
viaje hacia el interior de la caverna".
Terminadas las excavaciones se ha
podido comprobar que en esta cueva,
de 4 metros cuadrados de amplitud, había huesos de 70 individuos de ambos
Una tumba de 3.000 años no saqueada
"La cultura de los cuerpos encontrados corresponde al denominado periodo naviforme" explica el profesor Josep Maria Fullola.
"Es una etapa equivalente al Bronce Final y transición a la Edad del
Hierro, y sabemos que en esa época era práctica común enterrar
a los muertos en cuevas. Durante siglos muchas de ellas han sido
saqueadas, y encontrar una de hace 3.000
años intacta y con restos orgánicos es impresionante". Esto es lo mas increíble de
este descubrimiento. De hecho, un equipo
de médicos forenses del Hospital Clínic de
Barcelona está analizando los restos momificados de órganos humanos. "El factor
ambiental pudo contribuir a la buena conservación de cabellos, cuerdas, cuero, tendones, pero también hemos encontrado
trozos de lo que podría ser masa cerebral y tejido pulmonar, así
como también restos fecales, algo bastante fuera de lo común",
explica la antropóloga Núria Armentano, del equipo dirigido por
Assumpció Malgosa de la Universidad Autónoma de Barcelona.
¿Cuál es la importancia real del hallazgo? ¿Qué nos puede
aportar? El profesor Fullola responde que "todo lo expuesto
hasta el momento representa un corpus de información muy
extenso y, en gran parte, inédito". Es más, "jamás habíamos tenido la ocasión de conocer restos conservados de pulmón o de
cerebro, o coprolitos, o pelos trenzados, o parihuelas de madera
o sudarios de la Edad del Bronce final. De su análisis de conjunto,
aún incompleto, podremos llegar a conocer con gran detalle los
rituales de enterramiento de la población en esa época en una
isla del Mediterráneo occidental, por extrapolación estos procesos de envolver, atar y enterrar el cadáver; hasta ahora encontrábamos los muertos de muchas necrópolis de inhumación
de la Edad del Bronce en posición fetal, pero ignorábamos todo
este proceso, que ahora conocemos con detalle".
La presencia de restos orgánicos permite una comparación con otros dos casos en Europa: el del hombre de Otzi en
los Alpes y el del hombre de Galera en el
sur de España. Además, a través del laboratorio se está investigando el grado
de parentesco entre los individuos para
así determinar más informaciones sobre los rituales de enterramiento. También se están realizando análisis paleopatológicos para detectar posibles enfermedades y para estudiar
la morfología de los cuerpos. El estudio disciplinar sigue su curso
para dar respuesta al último gran hallazgo menorquín.
"Jamás habíamos
tenido la ocasión de
conocer sudarios de
la Edad del Bronce".
EL PROCESO DE EXCAVACIÓN ha sido muy
complejo dadas las características de la cueva,
de unos 4 metros cuadrados de amplitud.
Foto: Marco Ansaloni
la sorpresa de LA COVA DES PAS
sexos, incluidos niños, algunos fragmentados pero muchos intactos. El yacimiento es un entierro colectivo que ha sido utilizado
durante mucho tiempo, hasta llenar la entera totalidad de la cueva (el periodo de ocupación de la misma se halla en la transición
de la fase pretalayótica a la talayótica). Para mayor rapidez se
utilizaron las últimas tecnologías en campo arqueológico; cámaras digitales y ordenadores portátiles con software parecido a los
dibujos estratigráficos.
junto al osario se ha encontrado
material orgánico como masa cerebral,
tejido pulmonar y restos fecales.
52
CLÍO
CLÍO
53
Los talayots de las Baleares tienen algunos parecidos con los torreones
de la isla de Cerdeña llamados "nuraghe" y con las "torri" de Córcega.
Viene de la página 51
Si añadimos a todo esto algunos factores
que obstaculizan la buena conservación
de los materiales, como el alto índice de
humedad, la tarea se complica más. Aun
así, hay también una serie de evidencias
indirectas, en las que se tienen que basar
los investigadores, que hacen pensar que
el establecimiento en Menorca de grupos
humanos lo suficientemente numerosos
como para alterar el medio de manera
perceptible, no pudo ser anterior al III milenio a. de C. Estas evidencias se basan en
varios estudios, por ejemplo, en el análisis
del polen. Entre el 5.000 y el 4.000 a. de C.
algunos tipos de plantas (Buxus y Corylus,
por ejemplo) decrecen a favor de otras,
mientras otras (Juniperus) se mantienen
estables, aunque no queda claro si esto es
debido a la actividad humana.
Fuera casual o fuera planeado por alguna
comunidad costera, la sociedad isleña se desarrolló de forma continua, en autonomía
pero en contacto con el mundo que la rodeaba, dejándonos vestigios de una de las
más sorprendentes y únicas culturas del
Mediterráneo.
La era pre-talayótica
Suele denominarse periodo Pre-talayótico la
época en que el hombre
ya estaba asentado en la isla, un
periodo que coincide con el Bronce
antiguo entre la
primera mitad del II
milenio a. de C. hasta el 1400
a. de C. En ese momento las
comunidades que ocupaban
taulas, navetas y
talayots son algunos de
los monumentos funerarios
característicos de
Menorca.
54
CLÍO
la isla empezaron a dar vida a pequeños
poblados. El hombre neolítico menorquín
ya dominaba los campos, aunque seguía
practicando la caza como medio de sustento principal. Además, la domesticación
del ganado le permitía sacar provecho de
productos básicos que los animales (cabras,
vacas, perros, cerdos...) proporcionaban de
manera continua. Los primeros poblados
eran simples construcciones donde poder
dormir y trabajar en comunidad. Estaban
levantadas con troncos y ramaje, aunque el
uso de piedras ya era habitual. De su hábitat
casi no quedan restos, aunque sí de su ajuar
y sus herramientas, pero sobre todo de sus
enterramientos. Gracias a las excavaciones
realizadas en numerosos puntos de la isla
se pueden apreciar abundantes muestras
de objetos. La forma de trabajar la cerámica
era muy fina y revela una técnica artesanal
muy perfeccionada. Sus características denotan influencias de los estilos artísticos de
Italia, sureste de España, Sicilia, Cerdeña y
sur de Francia.
La vida de estos hombre era pacífica y se
desarrollaba entre la vida diaria (caza, campos, trabajos artesanales…) y la muerte. Al
igual que todos los pueblos tradicionales, la
cultura de la muerte tenía una importancia
primaria en la mente de nuestros ancestros, una mente
profun-
damente mágica y religiosa. Las islas
siempre fueron lugares sagrados en la Antigüedad. Los enterramientos se realizaban
en cuevas artificiales cuando la dureza del
suelo lo permitía. Existen de plantas muy
variadas: con cámara simple (con corredor
o sin él, con rampa, con foso), con cámara
evolucionada (alargada, oval, rectangular,
nichos laterales, trinchera central). Generalmente los cadáveres se colocaban en
posición alargada, con las cabezas hacia el
ábside y las piernas hacia el centro. A su
alrededor, en vasitos o cuencos, se dejaban
las ofrendas a los difuntos.
Se suele poner como periodo final de
esta cultura hacia el 1400 antes de nuestra
era (algunos estudiosos colocarían ese periodo en 1200 a. de C.). Es probablemente
el momento en que irrumpe de forma impetuosa y repentina, un nuevo pueblo, muy
jerarquizado socialmente y que impone su
predominio cultural.
construcciones
de piedra maciza
Por encima de los numerosos restos que
se han hallado de esta civilización desarrollada, sobresalen dos que por su tamaño y
perfección han asombrado a los hombres
durante más de dos mil años: el talayot y
los santuarios con taulas, unas ciclópeas
construcciones de piedra maciza que destacan por su imponencia entre el medio
natural de la tierra menorquina.
Los talayots, cuya etimología se halla
en la palabra catalana talaia, son algo parecido a los torreones de Cerdeña
llamados nuraghe
o a las torri en
Córcega. Son como amplias torres cónicas
pero troncadas, que a veces tienen una
cámara interior y una galería. Sobre su
función se ha discutido ampliamente durante años y resulta difícil determinarla.
Según las hipótesis mas tradicionales nos
encontraríamos ante estructuras con un
definido carácter militar y de vigilancia.
Hay diferentes tipos de talayots y podría
ser que la idea original se desvirtuara con
el paso de los siglos. Gracias a nuevos hallazgos de utensilios de vida cotidiana y
por las nuevas formas arquitectónicas
que van apareciendo no se descarta su
uso posterior como viviendas, lugares
religiosos o centros de una elite. En muchos de los templos rituales, por ejemplo,
se encuentran unos pasillos que, según
muchos investigadores, se creaban para
emular la muerte y el renacimiento. Se
trata de un corredor, generalmente recto,
de reducidas dimensiones, por el que hay
que entrar agachado, rodeado por imponentes bloques de piedra. Tenía una entrada y una salida, conformando así un
viaje al más allá. Los iniciados, a través
de ceremonias especiales, nacían a una
nueva vida, habiendo superado las pruebas y habiendo pasado nuevamente por
el útero-pasillo del talayot.
Otro elemento megalítico de gran valor
espiritual y arquitectónico son las taulas y
los santuarios. Son construcciones exclusivas de Menorca. Se calcula su creación
en la isla entre los años 800 y 450 a. de C.
Se trata de recintos de bloques de piedra
cuya parte interna está ocupada generalmente por grandes altares en forma de T.
Los investigadores creen que tenían un
uso ritual funerario. Una manera de conectar el mundo de la naturaleza del en-
Foto: Marco Ansaloni
La ruta / Menorca
algunos autores sitúan una Mallorca y Menorca pre-romana con 30.000 habitantes.
torno, y la bóveda celeste con sus miles y
miles de estrellas e interrogantes.
Aunque es difícil calcularlo con exactitud, se puede imaginar que habría no
menos de treinta poblados amurallados
en todas las Baleares, con una población
de unos 20.000 habitantes. Hay testimonios de Diodoro Sículo, entre los siglos
V al IV, que hablan de unos 30.000 habitantes entre Mallorca y Menorca. La presión de otras culturas del Mediterráneo
influenciaron a los pueblos de las Pitusas
(Ibiza y Formentera) y de las Gimnesias
(Mallorca y Menorca) a lo largo del I
milenio a. de C. Es un periodo, llamado
post-talayótico, en que hay un intercambio comercial muy intenso. Fenicios, cartaginenses, griegos y romanos influyeron
de forma contundente sobre la cultura
talayótica. Las relaciones entre pueblos
vecinos dejaron su huella, pero el pueblo autóctono supo mantener vivo un
carácter propio hasta la definitiva ocupación por parte de Roma en el II siglo
a. de C. La historia de la cultura talayótica terminó en el 123 a. de C., cuando
Quinto Cecilio Metella conquistó definitivamente las islas, y las subyugó a la
república de Roma
Ahora la tarea de proporcionar nuevas
respuestas a los interrogantes que todavía envuelven el periodo prehistórico
menorquín está en las manos de historiadores y arqueólogos. Las campañas de excavación llevadas a cabo por el Gobierno
de Baleares y las muchas universidades
implicadas, aportan cada día nuevos
datos. De momento nos quedan la investigación y al mismo tiempo la contemplación de estos monumentos, que, tras
varios milenios, siguen allí, seduciéndonos con su magia y su unicidad, fruto de
una de las mas intrigantes culturas que
hayan pasado por el Mediterráneo.
¿Cómo era la vida de un hombre talayótico?
El menorquín de hace tres mil años podía contar con
todo lo necesario para vivir. La caza era abundante: ciervos, conejos, jabalís, cabras, lirones, cerdos, liebres e incluso focas, además
de abundantes especies de aves, constituían, junto con tortugas y
animales marinos, la fauna de la época y la fuente alimenticia de
los pobladores. También se alimentaban de moluscos, conchas y
crustáceos, los cuales partían con martillos de piedra.
Estaban organizados militarmente. Sus armas preferidas eran
los arcos, las espadas, las lanzas y sobre todo las hondas. Para su
protección utilizaban el casco y el escudo. La caza se practicaba
fundamentalmente con arco y flechas. En caso de defensa del territorio contra posibles enemigos o invasores formaban un cuerpo
de lucha poderoso, como se pudo comprobar con los enfrentamientos a las grandes olas migratorias de otros pueblos alrededor
del año 1000 antes de nuestra era. En el siglo III a. de C., el mismo
general cartaginés Magón, hermano de Aníbal, reclutó durante las
Guerras Púnicas miles de guerreros de las Baleares por su reconocido valor y sus temibles hondas.
Está demostrado además que poseían una buena técnica para
trabajar el bronce y más tarde el hierro. Hachas, cuchillos y puntas
de flecha formaban la caja de herramientas del antiguo hombre
talayótico. Para cubrirse y vestirse utilizaban pieles de animales y
tejidos, y se adornaban con pectorales de bronce, brazaletes, collares, cinturones, anillos... Las mujeres solían emplear espejos de
mano de bronce pulido para su cuidado y componían así sus cabellos con diademas y agujas decoradas. La vida doméstica dentro
de los poblados y en el interior de las estancias era muy sencilla.
En algunos hogares se han encontrado ajuares cerámicos de todo
tipo, grandes ánforas para guardar trigo o agua y molinos de mano
utilizados generalmente para moler diferentes cereales.
CLÍO
55
La ruta / Menorca
Una vuelta por la
Menorca prehistórica
LA NAVETA DES TUDONS, PROBABLEMENTE EL EDIFICIO MÁS ANTIGUO DE EUROPA; EL
POBLADO DE TORRE D'EN GAUMÉS, EL YACIMIENTO DE TALATÍ DE DALT, LA CUEVA D'EN
XOROI... SON ALGUNAS DE LAS MARAVILLAS QUE SE PUEDEN DESCUBRIR EN MENORCA.
La mejor forma DE conocer el rico panorama paisajístico e
histórico de la pequeña isla de Menorca es recorrerla alquilando
un coche en el aeropuerto de Maó. La isla tiene una extension de
702 kilómetros cuadrados y 216 kilómetros de costa. La distancia
máxima entre dos puntos es de 47 kilómetros, entre Ciutadella y
Maó. La costa de Sant Lluís, en el extremo oriental de la isla, es
el primer punto de España donde sale el sol. Geológicamente la
isla se divide en dos mitades simétricas pero muy diferentes: el
norte, con una costa agreste y desigual, de escasa vegetación y
muy accidentada, con numerosos islotes y playas de arena rojiza
u oscura; y el sur, formado por roca calcárea y que es plano, de
suaves acantilados, barrancos esculpidos por el agua y calas de
arena blanca rodeadas de pinos. La máxima elevación de la isla es
el monte Toro, de 357 metros.
Cerca de Maó
Debido a la presencia de la cultura talayótica en su forma más pura,
la isla tiene mucho patrimonio arqueológico. Hay diversas rutas y
muchos monumentos que por su espléndida conservación, y por
su importancia histórica, no pueden dejar de visitarse. En la zona
de Maó, la más monumental, hay que destacar el yacimiento
de Talatí de Dalt (de finales del II milenio a. de C.). Su
mayor peculiaridad es la gran taula que preside el
lugar y la presencia también de diversas cuevas megalíticas. Debido al paso del tiempo
una pilastra terminó apoyándose
directamente sobre la piedra capitel, creando un efecto aún
más mágico en el santuario.
El conjunto prehistórico está
bien cuidado y es muy agradable pasear por él.
Cerca de Maó se encuentra
también el conjunto de Trepucó,
donde se conserva un talayot de
más de 40 metros de diámetro,
probablemente el más grande de
las Baleares. Al lado de éste, se encuentra un santuario con la taula
mas grande de Menorca, de
unos 4,20 metros de altura. El
resto del poblado está parcialmente destruido pero los dos
monumentos justifican sobradamente una excursión al enclave. En tercer lugar, siempre
por la zona de Maó, vale la pena
visitar también por su tamaño
56
CLÍO
y estado de conservacion, el talayot de Torrellonet Vell. Para acceder
allí, hay que abandonar la carretera principal de la isla e internarse en
el corazón de la campiña menorquina. El talayot de Torrellonet Vell
aparece al lado de unas masíaas. Es el mejor conservado de la isla y
tiene una ventana muy peculiar en su parte superior.
En la zona sur de Menorca
El poblado prehistórico de Torre d’en Gaumés es, con mucho, el
más grande de las Baleares. Tiene restos de construcciones esparcidos por un área de más de 60.000 metros cuadrados. Debido a
su posición estratégica en una colina con vista al mar, es sin duda
uno de los lugares donde mejor se aprecia cómo podía ser la vida
en época talayótica. Conserva una casas adosadas a cuevas naturales, tres talayots en posición de altura sobre el poblado y un santuario con taula con unas murallas de piedras alineadas de forma
sorprendente. Hay que destacar, además, una sala hipóstila de las
mejores de la isla. No muy lejos de este yacimiento, en la zona sur
de la isla, se halla una de las mejores necrópolis del Mediterráneo
llamada Cales Coves. Para acceder a este fascinante lugar, podemos tomar la carretera que va de Sant Climent a Cala d’en Porter
y girar a la izquierda en el punto kilómetrico 8,5; donde nos
encontramos con la entrada de un camino rural
que nos llevará a una fabulosa cala.
Cerca de Cales Coves, precisamente en
la Cova d’en Xoroi se puede disfrutar de
una de las mejores puestas de sol de Menorca. Se trata de una gran gruta natural
transformada en local con terrazas colgantes a la pared sobre el mar. El lugar
cuenta con una leyenda romántica que
tuvo un trágico final. Se dice que tras
la conquista de la isla por el rey de
Aragón, un sarraceno llamado Xoroi
evitó ser capturado y vendido
como esclavo escondiéndose
en la citada cueva. Al parecer
Xoroi logró seducir a una joven
doncella que vivía en los alrededores y formar una familia,
con tres vástagos. Los parientes de la chica no dejaron de
buscarla, hasta que un día encontraron a Xoroi y su familia.
Al verse el sarraceno acorrayacimiento talayótico
de Talatí de Dalt, en el término
municipal de Maó.
lado, prefirió saltar al mar, antes que renunciar a su libertad. Su
hijo, al ver el trágico desenlace de su padre, siguió su ejemplo. Su
mujer y sus otros dos hijos fueron trasladados a un pueblo cerca
de Alaoir, donde todavía sigue su descendencia.
Desde luego, en la isla hay varios recorridos arqueológicos que
se pueden seguir. La Oficina de Turismo de Menorca dispone de un
detallado mapa arqueológico realizado por el cartógrafo y arqueólogo Joan Mascaró Pasarius (1923-1996) dedicado exclusivamente a los lugares prehistóricos. Una visita completa por los tesoros
prehistóricos de Menorca pasan por programar algunas de estas
visitas, pero también por dejarse llevar por las muchas indicaciones en la carretera, que nos guiarán a la hora de descubrir rincones
inesperados del Patrimonio menorquín.
El edificio más antiguo de Europa
Desde aquí y acercándose a la muy acogedora ciudad de Ciutadella,
hay que parar junto a un monumento único que simboliza la Prehistoria de las Baleares: la Naveta des Tudons. Se trata de un edificio con funciones funerarias con un estado de
conservacion excepcional. Podría ser el edificio
más antiguo de Europa. La naveta recibe dicho
nombre debido a su forma de barco invertido.
En su interior se han encontrado muchas piezas
Para disfrutar y relajarse completamente en
de carácter funerarios que ayudan a entender
Menorca hay una amplia red de masías de
mejor las culturas pre-talayótica y talayótica.
turismo rural y hoteles con encanto por la
A pocos kilómetros de aquí se puede visitar
campaña. El Hotel masía Biniarroca (www.
un lugar que por su entorno natural merece
biniarroca.com), junto a Sant Lluís, ofrece
la pena. Se trata del conjunto arqueológico
todo tipo de relax y una oferta gastronóde Torretrencada. Perdido en el medio rural,
mica deliciosa. Para comer algo de marisco
bordeado de campos y de naturaleza salvaje
típico de la isla y disfrutar de uno de los mese halla este complejo en el que destaca una
jores rincones de la misma hay que bajar al
gran taula con un soporte posterior adicional.
puerto de Ciutadella, donde el Café Balear
Otro yacimiento que merece la pena conocer y
(www.cafe-balear.com) ofrece comidas tíque se encuentra rodeado de vegetación es el
picas y pescado fresco que ellos mismos
de Torrellafuda. Este lugar fue habitado entre
pescan con el “Rosa Santa”, el barco del
los siglos XIV y XIII a. de C. El talayot está serestaurante. Una de las mejores puestas del
midestruido y a sus pies se encuentra el sansol con un paisaje impresionante se puede
tuario con una serie de taulas aún en pie. La
ver en la Cova d'en Xoroi (www.covadenxobelleza de este rincón la completan las granroi.com) en Cala d’en Porter. Un lugar mádes arboledas que se han mezclado con los
gico para terminar la jornada.
monumentos, creando un paisaje de postal.
MESA Y MANTEL
CLÍO
57
Descargar