Al dar la vida, los padres cooperan con el poder creador de Dios y reciben el don de una nueva responsabilidad: no sólo la de nutrir y satisfacer las necesidades materiales y culturales de sus hijos, sino, sobre todo, la de transmitirles la verdad de la fe hecha vida y educarlos en el amor de Dios y del prójimo. Esta es su primera obligación en el seno de la ‘iglesia doméstica’. Sexualidad Humana: verdad y significado, 5 La educación corresponde, especialmente, a la familia que «es escuela del más rico humanismo».(37) La familia, en efecto, es el mejor ambiente para llenar el deber de asegurar una gradual educación de la vida sexual. Ella cuenta con reservas afectivas capaces de hacer aceptar, sin traumas, aun las realidades más delicadas e integrarlas armónicamente en una personalidad equilibrada y rica Orientaciones Educativas sobre el Amor Humano, 48 La pubertad, que constituye la fase inicial de la adolescencia, es un tiempo en el que los padres han de estar especialmente atentos a la educación cristiana de los hijos….Los padres deben velar atentamente sobre la evolución de los hijos y a sus transformaciones físicas y psíquicas, decisivas para la maduración de la personalidad. Sin manifestar ansia, temor ni preocupación obsesiva, evitarán que la cobardía o la comodidad bloqueen su intervención. Lógicamente es un momento importante en la educación a la castidad, que implica, entre otros aspectos, el modo de informar sobre la sexualidad. Sexualidad Humana: verdad y significado, 87-88 Queridos Padres de Familia o Tutores, Ustedes están recibiendo este folleto porque tienen hijos preadolescentes en Educación Religiosa. Este es un tiempo de Bendiciones al igual que de muchos retos para ustedes y sus hijos, ya que es su deber educar a sus hijos (as) a desarrollarse espiritual y moralmente mientras se desarrollan físicamente. Si este es su hijo (a) mayor, hablar con él/ella acerca de la pubertad pudiera ser una tarea difícil para ustedes. Hemos creado este folleto para ayudarles en la tarea que la Iglesia Católica sostiene, como únicamente suya “la tarea y el derecho de ser los primeros y principales educadores” de sus propios hijos, especialmente en esta área tan sensible como lo es la sexualidad. Tal como el Catecismo de la Iglesia Católica establece, es importante que los padres eduquen a sus hijos acerca de la dignidad del amor marital, ofreciéndoles información de acuerdo a sus edades y nivel de entendimiento. La formación cristiana, requiere de una actitud positiva hacia la sexualidad, basada en los valores de una vida honesta. Hoy en día, los niños modernos son bombardeados con la influencia de los medios que trivializan la sexualidad humana y las escuelas públicas educan acerca de ésta como un simple asunto de salud; es muy importanteque sus hijos conozcan el plan de Dios para la sexualidad humana dentro de la cultura de sus propias familias, antes de que reciban información y aprendan actitudes que malinterpreten la sexualidad humana. Es importante, crear con información, un contexto Cristiano acerca de la información sobre la anatomía, higiene, y actividad sexual, para que las dimensiones morales y espirituales de la sexualidad humana no sean pasadas por alto por sus hijos. Esto asegurará que los jóvenes reciban el mensaje de lo sagrado del cuerpo humano y estén preparados para resistir la presión cultural de envolverse en actividades que no son emocionalmente sanas o agradables para Dios. Un niño debe ser libre de aprender los aspectos íntimos de la vida humana a través de sus confiables padres, quienes le han guiado en los otros aspectos de su salud física, espiritual, y emocional desde que nació. Reconocemos que posiblemente usted aún no sepa exactamente que decirle a su hijo (a) acerca de sus cambios físicos, o quizá usted no sienta clara las enseñanzas de la Iglesia para pasar esta sabiduría a la próxima generación. Le recomendamos que lea usted mismo este folleto como primer paso. Cuando usted tenga la oportunidad de hablar con su hijo, simplemente remueva la portada y ofrezca a su hijo que lea el folleto. Deje saber a su hijo que usted buscará ocasiones especiales para discutir esta próxima gran etapa de su vida sin interrupciones o vergüenza. Podría considerar planear dos conversaciones — una para hablar de los cambios físicos y la otra para discutir como tomar buenas decisiones. Algunos padres, prefirieren planear leer el folleto juntos. Cada relación de familia es única, así que la decisión, de que es lo mejore para su situación, depende solo de usted. Si usted es un padre que comparte la custodia de su hijo (a), desearía asegurarse que en los dos hogares estén preparados para estos cambios. Tal vez, quiera mantener este folleto disponible, como recurso para cuando su hijo (a) experimente estos cambios o para cuando él o ella hagan preguntas. Oramos para que Usted experimente regocijo en la etapa de adolescencia de su hijo (a), mantenga siempre la seguridad, que la Gracia de Dios y el apoyo de la comunidad de la Iglesia le ayudaran en su vocación como padre En servicio de Cristo, Comité de Vida Familiar de la Diócesis de Joliet Citas de Documentos Católicos La educación sexual, derecho y deber fundamental de los padres, debe realizarse siempre bajo su dirección solícita, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos. En este sentido la Iglesia reafirma la ley de la subsidiaridad, que la escuela tiene que observar cuando coopera en la educación sexual, situándose en el espíritu mismo que anima a los padres. En este contexto es del todo irrenunciable la educación para la castidad, como virtud que desarrolla la auténtica madurez de la persona y la hace capaz de respetar y promover el «significado esponsal» del cuerpo. Más aún, los padres cristianos reserven una atención y cuidado especial discerniendo los signos de la llamada de Dios a la educación para la virginidad, como forma suprema del don de uno mismo que constituye el sentido mismo de la sexualidad humana. Por los vínculos estrechos que hay entre la dimensión sexual de la persona y sus valores éticos, esta educación debe llevar a los hijos a conocer y estimar las normas morales como garantía necesaria y preciosa para un crecimiento personal y responsable en la sexualidad humana. Por esto la Iglesia se opone firmemente a un sistema de información sexual separado de los principios morales y tan frecuentemente difundido, el cual no sería más que una introducción a la experiencia del placer y un estímulo que lleva a perder la serenidad, abriendo el camino al vicio desde los años de la inocencia. Familiaris Consortio, 37