Una vida dedicada plenamente al desarrollo de la minería en el Perú

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Mineros Notables
Alberto Benavides
de la Quintana
Una vida dedicada plenamente
al desarrollo de la minería en el Perú
N
acido el 21 de octubre de 1920 en la
ciudad de Lima, Don Alberto estudió
en el Colegio de la Inmaculada,
donde forjó inicialmente su vocación por la
investigación y luego la exploración, que
según su propio decir, le provendría del
padre de su abuela materna quien fue un
navegante genovés, que llegó hasta las
costas peruanas en el siglo XIX.
Entre 1937 y 1940, se preparó
profesionalmente, en la Escuela de
Ingenieros del Perú, en la que inicialmente
optó por la Ingeniería Civil, para después,
persuadido por unos amigos, incursionar en
la de Minas, situación que no sólo cambiaría
su vida sino que la marcaría para siempre
ubicándolo en lo más alto del quehacer
minero del Perú.
Terminados sus estudios superiores, gracias
a su sólida y destacada formación, en 1941
aplicó para una beca que otorgaba la minera
estadounidense Cerro de Pasco Corporation,
con el fin de hacer un postgrado en Estados
Unidos. La casualidad y el destino hicieron
que Don Alberto tome la Maestría en
Geología en la Universidad de Harvard, que
era su verdadera vocación, donde también
tuvo una sobresaliente participación.
Patriarca de la minería peruana, ese es sin duda el título que con esfuerzo,
ingenio y gran profesionalismo, se ha ganado en la historia de la industria
extractiva nacional Don Alberto Benavides de la Quintana, Minero Notable,
que ha dedicado sus cerca de 90 años a lo que ha sido, es y será su gran
pasión: la exploración geológica.
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“Después de estudiar ingeniería de minas y haber trabajado en
la Cerro de Pasco, no puedo ocultar mi vocacion por la geología,
a la que he dedicado toda mi vida y no me arrepiento”.
Ing. Alberto Benavides de la Quintana
En 1944, obtuvo su maestría y de retorno al Perú
fue contratado en la Cerro de Pasco Corporation
como geólogo asistente, donde laboró seis años,
bajo la dirección de Frederick C. Krugger, quien
“más que un jefe fue un gran maestro para mí” y
en la que en los dos últimos años se encargó de
la mina de carbón Goyaiquilca.
Ese mismo año, contrajo nupcias con Elsa
Ganoza, quien lo acompañó a todo lugar donde
tuvo que trabajar en la sierra del Perú. Con ella
tuvo cinco hijos: Alberto, Blanca, Mercedes y
Roque y Raúl, estos dos últimos herederos de la
pasión por la minería.
“En la Cerro de Pasco un día me llamaron y
me dijeron que querían que me encargara del
Departamento de Exploraciones para todo el Perú.
Para mí fue muy interesante y entonces vine a
Lima y desde esa posición tuve la oportunidad
de conocer Antamina, Las Bambas y Tintaya,
recomendado que tomaran esas minas”.
Buenaventura
En pleno desarrollo de sus actividades
exploratorias, Don Alberto se enteró que la mina
Julcani de Huancavelica estaba a la venta, sin
embargo no contaba con el dinero suficiente para
adquirirla, así que decidió proponer que se la
arrienden por un año, con opción de compra.
Para adquirir definitivamente la mina, Don Alberto
fundó en 1953 la compañía Buenaventura,
haciendo para ello un trato con la Cerro de Pasco
Corporation, por el cual le vendería el mineral
por dos años a cambio de un adelanto de 200
mil dólares, lo que le permitió iniciarse como
empresario minero.
Con Buenaventura, luego exploró nuevas minas
como Huachocolpa en Huancavelica, que fue
rentable durante 10 años; Orcopampa en Arequipa
y Uchucchacua en Lima, en las alturas de Huaura;
que fueron finalmente las que fortalecieron la
compañía.
En 1964, cuando impulsaba la consolidación de
su empresa, Don Alberto recibió un ofrecimiento
de la Cerro de Pasco Corporation que daría otro
giró a su vida: ser el primer peruano en ocupar
MINERIA la mejor puerta de acceso al sector minero
la presidencia de la minera norteamericana, él
accedió sin titubear.
Paradógicamente, su afán por defender la
compañía de la ola nacionalizadora del gobierno
del Gral. Velazco Alvardo, desencadenó en la
salida de Don Alberto de la Cerro de Pasco en
1971, ya que su planteamiento de desarrollar
Antamina no fue respaldo por los directivos de la
empresa en Nueva York.
De retorno a Lima el mundo académico le
ofrecería la oportunidad de impulsar entre los
jóvenes el estudio de la ingeniería de minas.
El padre McGregor, en esa época rector de la
Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP),
le propuso la creación del Departamento de Minas
de esa presetigiosa casa de estudios.
“Mi primera reacción fue decirle estás loco, yo nunca
he estado en la docencia, nunca he sabido nada de
esto, pero él tenía la respuesta muy bien pensada,
me replicó que no estaba en busca de un docente,
sino de un promotor. Yo quiero que tú promuevas
la gestión minera, me dijo. Yo lo pensé un poco y
analizando las circunstancias y el entorno del país
acepté y viví los siete mejores años de mi vida
alentando a los jóvenes a interesarse por la minería”.
En 1976, Don Alberto se puso nuevamente al
frente de Buenaventura y, desde ese momento,
progresivamente la compañía se fue posicionando
como una de las más importantes del país y el
continente. En la actualidad, tiene el 43.6% de
Minera Yanacocha S.R.L., 35.8% de Sociedad
Mineral El Brocal, 19.5% de Sociedad Minera
Cerro Verde, 53% de la Zanja y el 40% del
proyecto Tantahuatay, entre otros.
Durante su fructifera vida, este Minero Notable,
presidió en dos oportunidades la Sociedad Geológica
del Perú, la Convención Minera del Instituto
de Ingenieros de Minas del Perú y ha recibido
innumerables condecoraciones como la Orden del
Sol en el Grado de Gran Cruz del Gobierno Peruano
y la Medalla de Honor del Congreso de la República
en el Grado de Gran Oficial, así como la máxima
distinción que otorga el Colegio de Ingenieros
del Perú; todo ello, en recocimiento a un hombre
ilustre que es un ejemplo de esfuerzo y capacidad
profesional al servicio del Perú.
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