Acerca de los términos comadrón/a, matrona, obstetrix y otros J.I. Valle Racero Matrona y antropólogo. Unidad Docente de Matronas. Hospital Universitario «Virgen del Rocío». Sevilla INTRODUCCIÓN Han sido muchos los nombres dados a lo largo de la historia a las personas encargadas de atender los partos: comadres, comadronas, matronas, obstetrices, parteras; y otros menos frecuentes como madrinas, mujeres «sabidoras», profesoras en partos, mayéutica o mayeuta, madre de dolores, amas de parir, etc. En otras lenguas oficiales del Estado se utilizan términos como llevadores/llevadors (Cataluña) o comares (Comunidad Valenciana). En este artículo proponemos analizar de forma muy escueta algunos aspectos en relación con las distintas denominaciones usadas y con su adecuación. Finalmente, y dado que desde los años ochenta la incorporación de los hombres en este terreno de actuación profesional, eminentemente femenino, es minoritaria pero progresiva, nos preguntamos también acerca de cuál sería la correcta denominación para estos profesionales masculinos, en consonancia con los aspectos etimológicos y primigenios de esta profesión de matronas. APROXIMACIÓN LEXICOGRÁFICA RESUMEN El objetivo de este artículo es invitar a la reflexión acerca de la terminología empleada en la denominación identificadora de los profesionales que ejercen dentro del ámbito de las matronas en relación con cuestiones de género y sexismo lingüístico. Estos usos e imprecisiones del lenguaje no parecen adecuados y deben adecuarse y normalizarse sin prejuicios, con una visión más paritaria y realista, más propia de los tiempos que corren que de otros felizmente superados. Palabras clave: etimología, profesión, lexicografía, matrona, obstetricia, género SUMMARY This article is aiming to invite the reader to think about the many terms given to the midwife’s profession, and the language problems related to gender and sexual discrimination. These unaccuracies of the language seem obsolete at the present time. Having in consideration that midwifery is now a profession not restricted to women, we should forget the prejudices of old times, and try to have a better judgement of reality to standarize and use the adapted vocabulary. Key words: ethimology, profession, lexicography, midwife, obstetrics, gener (Matronas Profesión 2003; Vol. 4(11): 17-19) Analizando algunos de los términos relacionados con la obstetricia y el arte de partear, y siguiendo sus distintas acepciones y su recogida en los diccionarios oficiales al uso, observamos, consultada la edición de 1992 del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), cómo son recogidos los siguientes términos: • Comadrón1 1. (De comadre) m. Cirujano que asiste a la mujer en el acto del parto. • Comadrona2 1. (De comadre) f. Partera. • Matrón/o No está recogido en el DRAE. • Matrona3 1. (Del latín matrona) f. Madre de familia, noble y virtuosa. 2. Mujer especialmente autorizada para asistir a las parturientas. 3. Mujer encargada de registrar, en las aduanas y oficinas, a la persona de su sexo. • Obstetra4 1. (De obstetricia, por analogía con terapeuta, pediatra, etc.) com. Med. Tocólogo. • Obstetrix/trice No están recogidas estas voces en el DRAE. • Partero/ra5 1. m y f. Persona con títulos legales que asiste a la parturienta. 2. f. Mujer que, sin tener estudios o titulación, ayuda o asiste a la parturienta. Desde hace tiempo y más en concreto desde nuestra formación como especialistas en obstetricia (hacia el año 1981), nos ha llamado la atención cómo el término «matrón» o «matrono» (para el profesional masculino que realiza dichas tareas) no es contemplado por el Matronas Profesión 2003; vol. 4, n.º 11 17 18 Diccionario de la Lengua Española, y cómo la voz «comadrón» es recogida de forma clásica, como acepción masculina, pero haciéndola notar dentro del campo medicoquirúrgico de la asistencia a la embarazada. Hay que recordar que la obstetricia ha sido un área de especialización adscrita desde sus inicios a la cirugía. En efecto, desde el punto de vista histórico, dentro del ámbito quirúrgico el cirujano comadrón era la única figura masculina que podía intervenir en la atención al parto, y sólo y exclusivamente en partos distócicos y actuando de forma resolutiva y contundente dentro del campo de la tocurgia. También hay que decir que, hasta mediados del siglo XX y de manera infrecuente, el término comadrón se ha recogido en el ámbito médico, de forma popular, referido al médico (tuviera o no la especialidad) que asistía a la parturienta. Así es recogido por el Diccionario del Español Actual (DEA)6, donde complementan la entrada con una cita de un texto de Zamora Vicente: «Comadrón-na 1. m. (hoy raro) y f. Pers. que tiene título facultativo para asistir a las parturientas. Z. Vicente Traque 117: Don Cástulo, el médico comadrón de La Gota de Leche, ahí, en la calle de Bailén». Esto nos hizo reflexionar acerca del vacío lingüístico existente en el correcto y adecuado uso del término que debía emplearse para referirse al profesional masculino que ejerce en el ámbito de la obstetricia o de la partería sin tener la cualificación de médico ni cirujano; si bien es cierto que podría utilizarse el término «partero», en su primera acepción (como lo recoge el DRAE). Sin embargo, hay que constatar que este término no ha tenido nunca predicamento (por su escaso o nulo empleo) dentro de la profesión, ni se ha empleado en el lenguaje coloquial de la gente. Esto nos llevó a realizar algunas consultas en relación con el término y, finalmente, en julio de 1999 emitimos un correo electrónico a la página web de la RAE, haciéndoles ver lo que aquí planteamos. La respuesta del Departamento de Consultas de la RAE (29/07/99, 12:48:04) fue: «Efectivamente, la profesión de MATRONA se define en el DRAE como exclusivamente propia de mujeres, lo cual ha dejado de ser reflejo de la realidad social. Como usted bien señala, en la definición de COMADRÓN se especifica que se trata de un cirujano. Transmitiremos su consulta al Instituto de Lexicografía para que elabore una propuesta sobre la actualización de estas voces». No sabemos si como fruto de aquello o por simple azar, la nueva edición del DRAE (2001) recoge y modifica la acepción anterior de «comadrón», se unifican las entradas y desaparece la alusión quirúrgica, aludiendo ahora de forma escueta a la figura del partero, de este modo: • Comadrón, na7 1. (De comadre) m. y f. partero. Si nos remitimos al término «partero», en la nueva edición del DRAE sigue constando la misma y ambigua doble acepción que ya figuraba en la edición anterior; a saber: La RAE debería modificar la voz «matronas» y que no constara en su definición la palabra «mujer» sino «persona» • Partero/ra8 1. m y f. Persona con títulos legales que asiste a la parturienta. 2. f. Mujer que, sin tener estudios o titulación, ayuda o asiste a la parturienta. Como puede apreciarse, la corrección es escueta y tan escasamente gratificante como poco precisa y esclarecedora, dado que el término «partero», en su primera acepción (masculina y femenina) podría referirse a cualquier profesional titulado (médico o no médico) y la segunda acepción, en mi opinión, debería desaparecer por arcaizante y por peyorativa o minusvalorizadora. Parece quedar claro, pues, que, según el DRAE, comadrón o partero son los términos normativos al uso que puede utilizar el profesional masculino especialista en obstetricia y ginecología. Confieso, sin embargo, cierto interés por los términos menos académicos de «matrón» o «matrono», dado que, a mi modesto entender, responden más al origen profesional del término y lo desvinculan de otras connotaciones. Son, además, más fieles a la filosofía del término, puesto que siguen un proceso más onomasiológico (del concepto al término) que semasiológico (lexicográficamente hablando), y buscan el concepto en relación con el término del que proceden y la actuación y marco profesional que conlleva la «matronería». Esta última palabra –que tampoco figura en el DRAE–, junto con «matrón» o «matrono» y las admitidas –«matrona» y «matronal»–, conformarían, a nuestro entender, un campo o familia léxica con una homogeneización identitaria. Otra cuestión más desafiante, por la que apostamos y que cabría plantearse, sería que la RAE modificara la voz «matrona» y que no constara en su definición la palabra «mujer», sino «persona», dándole un carácter más universal y genérico al término y contemplándolo de manera igualitaria. En nuestro idioma, existen algunas palabras como periodista, artista, guardia, telefonista, etc., que sirven para los dos géneros sin discriminación. En relación con el término «matrona», el DRAE, en su última edición de 2001, da igual definición al término, pero modifica el orden de las acepciones basándose en su uso habitual y más frecuente. Véase (y compárese con la anterior) como queda ahora: • Matrona9 1. (Del lat. matrona) f. Mujer especialmente autorizada para asistir a las parturientas. 2. En las aduanas y oficinas semejantes, mujer encargada de registrar a las personas de su sexo. 3. Madre de familia, noble y virtuosa. OBSTETRA, OBSTÉTRICA Y OBSTETRIX También llama la atención cómo los términos «obstetrix» y «obstétrica», empleados con mucha frecuencia por nuestras colegas hispanoamericanas en sus denominaciones de colegios y asociaciones profesionales, han tenido poca acogida en nuestro ámbito lingüístico y profesional. Tampoco aparecen dichos términos en el DRAE (se recoge «obstétrico/ca» con la acepción de perteneciente o relativo a la obstetricia). Curiosamente, algún texto clásico de formación de matronas sí recogía el término, como es el caso del manual escrito por el cirujano donostiarra José Oyanarte, que en 1770 titulaba Exposición Parafrástica sobre el Primer Aforismo de Hipócrates y Avisos a las Obstetrices o Parteras. Sin embargo, otros diccionarios clásicos al uso sí lo recogen, y de forma más taxativa; tal es el caso del Diccionario Ilustrado Latino-Español10, que dice lo que sigue: • Obstétrico11 1. Intr.: hacer oficio de comadrona. • Obstetrix-icis12 f. comadrona, partera. En el DRAE no se recogen estas acepciones. Curiosamente, se aplica el término obstetra al médico tocólogo cuando la acepción latina de la que deriva etimológicamente alude «al que hace oficio de comadrona». Sin embargo, el término obstetra, con el que se designa al profesional médico dedicado a la atención de la mujer embarazada, procede de la palabra «obstetrix», con la que los romanos designaban a la comadrona o partera. El término «obstetrix» deriva, asimismo, del término latino ob stare que significa «estar delante». Se alude así, hablando de forma primigenia, al ámbito profesional de aquella que, inicialmente y durante muchos siglos, fue protagonista absoluta de la atención materna. No obstante, la cuestión no es nueva y la etimología del término «obstetrix» no ha estado siempre clara y ha servido para todo tipo de disquisiciones. Otros autores la hacen derivar del término «adstetrix», con el significado de «la mujer que asiste a la parturienta». También se ha visto el término escrito con la grafía «opstetrix», del latín clásico, procedente de «ops» (ayuda) en el sentido de «prestar ayuda». Este término se utilizó con mayor frecuencia y aparece en inscripciones latinas y en obras clásicas de Plauto (en su comedia Miles Gloriosus) y otros autores grecolatinos. El profesor de Historia de la Medicina, Owsei Temkin13, estudió ampliamente la etimología del término y optó por la versión más apropiada, a su juicio, de «estar al lado de». Actualmente, la mayoría de las voces autorizadas la hacen derivar de «obstar» u «obstare» [ob stare] en sentido de «estar al lado de» o «delante de», en el papel que cumple la comadrona de asistir a la parturienta. En este sentido, el eminente filólogo catalán Joan Corominas apuntaba, en su ya clásico Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana14: • Obstar, 1606, ‘oponerse’. Tom. del lat. obstare íd., propte. ‘ponerse enfrente, cerrar el paso’. DERIV. Obstante, 1444. Obstáculo, 1607, lat. obstaculum íd. Obstetricia, 1884, deriv. de obstetrix,-icis, ‘comadrona’, propte. ‘la que se pone enfrente’. CONCLUSIONES Valgan estas líneas y el breve comentario a modo de reflexión acerca de los mencionados términos y nuestro ámbito de actuación profesional y sobre cómo el DRAE y otros diccionarios al uso (DEA, DUE) no deberían obviar la realidad social y lingüística, mostrando una nueva sensibilidad hacia los modernos usos de nuestra lengua. BIBLIOGRAFÍA 1. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española (vigesimoprimera edición). Madrid: Espasa Calpe, 1992; Tomo I (A-G): 514. 2. Ibídem, p. 514. 3. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española (vigesimoprimera edición). Madrid: Espasa Calpe, 1992; Tomo II (H-Z): 1.339. 4. Opus cit. p. 1.462. 5. Opus cit. p. 1.536. 6. Seco Reymundo M, Andrés Puente O, Ramos González G. Diccionario del Español Actual. Madrid: Aguilar Lexicografía, 1999; 1.124. 7. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española (vigesimosegunda edición). Madrid, 2001; 403. 8. Opus cit., p. 1.145. 9. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española (vigesimosegunda edición). Madrid, 2001; 996. 10. Mir JM. Diccionario Ilustrado Latino-Español, Español-Latino (vigesimoprimera edición). Barcelona: Biblograf, 1998. 11. Opus cit., p. 334. 12. Opus cit., p. 334. 13. Pritchard JA, Macdonald PC. Obstetricia (Williams), segunda edición. Barcelona: Salvat, cap. 1; 1. 14. Corominas J. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana (3.ª. ed., 8.ª reimpresión). Madrid: Gredos, p. 420. Correspondencia Juan Ignacio Valle Racero [email protected] Matronas Profesión 2003; vol. 4, n.º 11 19