Vol4n11pag17-19

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Acerca de los
términos
comadrón/a,
matrona, obstetrix
y otros
J.I. Valle Racero
Matrona y antropólogo. Unidad Docente de Matronas.
Hospital Universitario «Virgen del Rocío». Sevilla
INTRODUCCIÓN
Han sido muchos los nombres dados a lo largo de la
historia a las personas encargadas de atender los
partos: comadres, comadronas, matronas, obstetrices,
parteras; y otros menos frecuentes como madrinas,
mujeres «sabidoras», profesoras en partos, mayéutica o
mayeuta, madre de dolores, amas de parir, etc. En otras
lenguas oficiales del Estado se utilizan términos como
llevadores/llevadors (Cataluña) o comares (Comunidad
Valenciana).
En este artículo proponemos analizar de forma muy
escueta algunos aspectos en relación con las distintas
denominaciones usadas y con su adecuación.
Finalmente, y dado que desde los años ochenta la
incorporación de los hombres en este terreno de
actuación profesional, eminentemente femenino, es
minoritaria pero progresiva, nos preguntamos también
acerca de cuál sería la correcta denominación para
estos profesionales masculinos, en consonancia con los
aspectos etimológicos y primigenios de esta profesión
de matronas.
APROXIMACIÓN LEXICOGRÁFICA
RESUMEN
El objetivo de este artículo es invitar a la reflexión acerca
de la terminología empleada en la denominación
identificadora de los profesionales que ejercen dentro
del ámbito de las matronas en relación con cuestiones
de género y sexismo lingüístico. Estos usos e
imprecisiones del lenguaje no parecen adecuados y
deben adecuarse y normalizarse sin prejuicios, con una
visión más paritaria y realista, más propia de los tiempos
que corren que de otros felizmente superados.
Palabras clave: etimología, profesión, lexicografía,
matrona, obstetricia, género
SUMMARY
This article is aiming to invite the reader to think about
the many terms given to the midwife’s profession,
and the language problems related to gender and sexual
discrimination. These unaccuracies of the language
seem obsolete at the present time. Having in
consideration that midwifery is now a profession not
restricted to women, we should forget the prejudices of
old times, and try to have a better judgement of reality to
standarize and use the adapted vocabulary.
Key words: ethimology, profession, lexicography,
midwife, obstetrics, gener
(Matronas Profesión 2003; Vol. 4(11): 17-19)
Analizando algunos de los términos relacionados con la
obstetricia y el arte de partear, y siguiendo sus distintas
acepciones y su recogida en los diccionarios oficiales al
uso, observamos, consultada la edición de 1992 del
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), cómo
son recogidos los siguientes términos:
• Comadrón1
1. (De comadre) m. Cirujano que asiste a la mujer en el
acto del parto.
• Comadrona2
1. (De comadre) f. Partera.
• Matrón/o
No está recogido en el DRAE.
• Matrona3
1. (Del latín matrona) f. Madre de familia, noble y
virtuosa. 2. Mujer especialmente autorizada para asistir
a las parturientas. 3. Mujer encargada de registrar, en
las aduanas y oficinas, a la persona de su sexo.
• Obstetra4
1. (De obstetricia, por analogía con terapeuta, pediatra,
etc.) com. Med. Tocólogo.
• Obstetrix/trice
No están recogidas estas voces en el DRAE.
• Partero/ra5
1. m y f. Persona con títulos legales que asiste a la
parturienta. 2. f. Mujer que, sin tener estudios o
titulación, ayuda o asiste a la parturienta.
Desde hace tiempo y más en concreto desde nuestra
formación como especialistas en obstetricia (hacia el
año 1981), nos ha llamado la atención cómo el término
«matrón» o «matrono» (para el profesional masculino
que realiza dichas tareas) no es contemplado por el
Matronas Profesión 2003; vol. 4, n.º 11
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Diccionario de la Lengua Española, y cómo la voz
«comadrón» es recogida de forma clásica, como
acepción masculina, pero haciéndola notar dentro del
campo medicoquirúrgico de la asistencia a la
embarazada. Hay que recordar que la obstetricia ha sido
un área de especialización adscrita desde sus inicios a
la cirugía. En efecto, desde el punto de vista histórico,
dentro del ámbito quirúrgico el cirujano comadrón era la
única figura masculina que podía intervenir en la
atención al parto, y sólo y exclusivamente en partos
distócicos y actuando de forma resolutiva y contundente
dentro del campo de la tocurgia. También hay que decir
que, hasta mediados del siglo XX y de manera
infrecuente, el término comadrón se ha recogido en el
ámbito médico, de forma popular, referido al médico
(tuviera o no la especialidad) que asistía a la parturienta.
Así es recogido por el Diccionario del Español Actual
(DEA)6, donde complementan la entrada con una cita de
un texto de Zamora Vicente: «Comadrón-na 1. m. (hoy
raro) y f. Pers. que tiene título facultativo para asistir a
las parturientas. Z. Vicente Traque 117: Don Cástulo, el
médico comadrón de La Gota de Leche, ahí, en la calle
de Bailén».
Esto nos hizo reflexionar acerca del vacío lingüístico
existente en el correcto y adecuado uso del término que
debía emplearse para referirse al profesional masculino
que ejerce en el ámbito de la obstetricia o de la partería
sin tener la cualificación de médico ni cirujano; si bien
es cierto que podría utilizarse el término «partero», en su
primera acepción (como lo recoge el DRAE). Sin
embargo, hay que constatar que este término no ha
tenido nunca predicamento (por su escaso o nulo
empleo) dentro de la profesión, ni se ha empleado en el
lenguaje coloquial de la gente.
Esto nos llevó a realizar algunas consultas en relación
con el término y, finalmente, en julio de 1999 emitimos
un correo electrónico a la página web de la RAE,
haciéndoles ver lo que aquí planteamos. La respuesta
del Departamento de Consultas de la RAE (29/07/99,
12:48:04) fue: «Efectivamente, la profesión de
MATRONA se define en el DRAE como exclusivamente
propia de mujeres, lo cual ha dejado de ser reflejo de la
realidad social. Como usted bien señala, en la definición
de COMADRÓN se especifica que se trata de un
cirujano. Transmitiremos su consulta al Instituto de
Lexicografía para que elabore una propuesta sobre la
actualización de estas voces». No sabemos si como fruto
de aquello o por simple azar, la nueva edición del DRAE
(2001) recoge y modifica la acepción anterior de
«comadrón», se unifican las entradas y desaparece la
alusión quirúrgica, aludiendo ahora de forma escueta a
la figura del partero, de este modo:
• Comadrón, na7
1. (De comadre) m. y f. partero.
Si nos remitimos al término «partero», en la nueva
edición del DRAE sigue constando la misma y ambigua
doble acepción que ya figuraba en la edición anterior; a
saber:
La RAE debería modificar
la voz «matronas» y que no
constara en su definición
la palabra «mujer» sino
«persona»
• Partero/ra8
1. m y f. Persona con títulos legales que asiste a la
parturienta. 2. f. Mujer que, sin tener estudios o
titulación, ayuda o asiste a la parturienta.
Como puede apreciarse, la corrección es escueta y tan
escasamente gratificante como poco precisa y
esclarecedora, dado que el término «partero», en su
primera acepción (masculina y femenina) podría referirse
a cualquier profesional titulado (médico o no médico) y la
segunda acepción, en mi opinión, debería desaparecer
por arcaizante y por peyorativa o minusvalorizadora.
Parece quedar claro, pues, que, según el DRAE,
comadrón o partero son los términos normativos al uso
que puede utilizar el profesional masculino especialista
en obstetricia y ginecología. Confieso, sin embargo, cierto
interés por los términos menos académicos de «matrón»
o «matrono», dado que, a mi modesto entender,
responden más al origen profesional del término y lo
desvinculan de otras connotaciones. Son, además, más
fieles a la filosofía del término, puesto que siguen un
proceso más onomasiológico (del concepto al término)
que semasiológico (lexicográficamente hablando), y
buscan el concepto en relación con el término del que
proceden y la actuación y marco profesional que conlleva
la «matronería». Esta última palabra –que tampoco figura
en el DRAE–, junto con «matrón» o «matrono» y las
admitidas –«matrona» y «matronal»–, conformarían, a
nuestro entender, un campo o familia léxica con una
homogeneización identitaria. Otra cuestión más
desafiante, por la que apostamos y que cabría
plantearse, sería que la RAE modificara la voz «matrona»
y que no constara en su definición la palabra «mujer»,
sino «persona», dándole un carácter más universal y
genérico al término y contemplándolo de manera
igualitaria. En nuestro idioma, existen algunas palabras
como periodista, artista, guardia, telefonista, etc., que
sirven para los dos géneros sin discriminación.
En relación con el término «matrona», el DRAE, en su
última edición de 2001, da igual definición al término,
pero modifica el orden de las acepciones basándose en
su uso habitual y más frecuente. Véase (y compárese
con la anterior) como queda ahora:
• Matrona9
1. (Del lat. matrona) f. Mujer especialmente autorizada
para asistir a las parturientas. 2. En las aduanas y oficinas
semejantes, mujer encargada de registrar a las personas
de su sexo. 3. Madre de familia, noble y virtuosa.
OBSTETRA, OBSTÉTRICA Y OBSTETRIX
También llama la atención cómo los términos «obstetrix»
y «obstétrica», empleados con mucha frecuencia por
nuestras colegas hispanoamericanas en sus
denominaciones de colegios y asociaciones
profesionales, han tenido poca acogida en nuestro
ámbito lingüístico y profesional. Tampoco aparecen
dichos términos en el DRAE (se recoge «obstétrico/ca»
con la acepción de perteneciente o relativo a la
obstetricia). Curiosamente, algún texto clásico de
formación de matronas sí recogía el término, como es el
caso del manual escrito por el cirujano donostiarra José
Oyanarte, que en 1770 titulaba Exposición Parafrástica
sobre el Primer Aforismo de Hipócrates y Avisos a las
Obstetrices o Parteras. Sin embargo, otros diccionarios
clásicos al uso sí lo recogen, y de forma más taxativa;
tal es el caso del Diccionario Ilustrado Latino-Español10,
que dice lo que sigue:
• Obstétrico11
1. Intr.: hacer oficio de comadrona.
• Obstetrix-icis12
f. comadrona, partera.
En el DRAE no se recogen estas acepciones.
Curiosamente, se aplica el término obstetra al médico
tocólogo cuando la acepción latina de la que deriva
etimológicamente alude «al que hace oficio de
comadrona». Sin embargo, el término obstetra, con el
que se designa al profesional médico dedicado a la
atención de la mujer embarazada, procede de la palabra
«obstetrix», con la que los romanos designaban a la
comadrona o partera. El término «obstetrix» deriva,
asimismo, del término latino ob stare que significa
«estar delante».
Se alude así, hablando de forma primigenia, al ámbito
profesional de aquella que, inicialmente y durante muchos
siglos, fue protagonista absoluta de la atención materna.
No obstante, la cuestión no es nueva y la etimología del
término «obstetrix» no ha estado siempre clara y ha
servido para todo tipo de disquisiciones. Otros autores la
hacen derivar del término «adstetrix», con el significado
de «la mujer que asiste a la parturienta». También se ha
visto el término escrito con la grafía «opstetrix», del latín
clásico, procedente de «ops» (ayuda) en el sentido de
«prestar ayuda». Este término se utilizó con mayor
frecuencia y aparece en inscripciones latinas y en obras
clásicas de Plauto (en su comedia Miles Gloriosus) y
otros autores grecolatinos. El profesor de Historia de la
Medicina, Owsei Temkin13, estudió ampliamente la
etimología del término y optó por la versión más
apropiada, a su juicio, de «estar al lado de».
Actualmente, la mayoría de las voces autorizadas la
hacen derivar de «obstar» u «obstare» [ob stare] en
sentido de «estar al lado de» o «delante de», en el papel
que cumple la comadrona de asistir a la parturienta.
En este sentido, el eminente filólogo catalán Joan
Corominas apuntaba, en su ya clásico Diccionario
Etimológico de la Lengua Castellana14:
• Obstar, 1606, ‘oponerse’. Tom. del lat. obstare íd.,
propte. ‘ponerse enfrente, cerrar el paso’. DERIV.
Obstante, 1444. Obstáculo, 1607, lat. obstaculum íd.
Obstetricia, 1884, deriv. de obstetrix,-icis, ‘comadrona’,
propte. ‘la que se pone enfrente’.
CONCLUSIONES
Valgan estas líneas y el breve comentario a modo de
reflexión acerca de los mencionados términos y nuestro
ámbito de actuación profesional y sobre cómo el DRAE
y otros diccionarios al uso (DEA, DUE) no deberían
obviar la realidad social y lingüística, mostrando una
nueva sensibilidad hacia los modernos usos de nuestra
lengua.
BIBLIOGRAFÍA
1. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española
(vigesimoprimera edición). Madrid: Espasa Calpe, 1992; Tomo I
(A-G): 514.
2. Ibídem, p. 514.
3. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española
(vigesimoprimera edición). Madrid: Espasa Calpe, 1992; Tomo II
(H-Z): 1.339.
4. Opus cit. p. 1.462.
5. Opus cit. p. 1.536.
6. Seco Reymundo M, Andrés Puente O, Ramos González G.
Diccionario del Español Actual. Madrid: Aguilar Lexicografía, 1999;
1.124.
7. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española
(vigesimosegunda edición). Madrid, 2001; 403.
8. Opus cit., p. 1.145.
9. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española
(vigesimosegunda edición). Madrid, 2001; 996.
10. Mir JM. Diccionario Ilustrado Latino-Español, Español-Latino
(vigesimoprimera edición). Barcelona: Biblograf, 1998.
11. Opus cit., p. 334.
12. Opus cit., p. 334.
13. Pritchard JA, Macdonald PC. Obstetricia (Williams), segunda
edición. Barcelona: Salvat, cap. 1; 1.
14. Corominas J. Breve Diccionario Etimológico de la Lengua
Castellana (3.ª. ed., 8.ª reimpresión). Madrid: Gredos, p. 420.
Correspondencia
Juan Ignacio Valle Racero
[email protected]
Matronas Profesión 2003; vol. 4, n.º 11
19
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