C O M EL SITIO E D I A . DE ■■T PULTOV POR C A R L O S SEGUNDA ESC RITA POR DOn XII; PARTE. GASPAR ZAVALA T ZAMORA. Æ SA); ÍLAÍí^i^ / . W: Ì ¥ \ ( T A .D E O'i [C Æ L L K D ji’ju^ijSj B A ííC a S , C O Í^ M A D R I D ; LICENCIA. A Ñ O DE 1 8 0 4 . Se hallará en Ia Librería de la Viuda é Hilo de Quiroga , calle de las Curretas. PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA. Cárlos Z r i , R e y de Suecia. Macepa ^Vvinú'^Q de la Ucrania , aliado de Carlos, y amante de.,. Isabela^ esposa de... ^enchild^ Generalísimo Cárlos. Levenop , Oficial General de los Suecos. E¿ Conde Piper , Ministro i.® de Cárlos. Collovins , Gobernador de Pultova , vasallo de,« "Pedro el Gravóle, Czar de Moscovia. E l Príncipe^ M encicof^ General de los Moscovitas. F ied fel, Oficial del C z a r, y confidente de Macepa, DeijTorf^ criado de Kenchild, Un Aldeano. Una Aldeana. Un Viejo Moscovita, M ugeres Moscovitas* Soldados Moscovitas , Suecos y Cosakos» CA- C O M E D I A . E L SITIO A C T O DE PULTOVA. P R I M I i R O . S e ltin , con el sol en poco mas de su medio curso : d la ú ltim a embocadura de la izq u ierd a una p o rta d a g ra n d e con p u erta s naturales', desde el centro d el teatro , línea recta , hasta la s embocaduras de la derecha se v e rá un montecillo’, e l resto d e l teatro arboleda ; M oscovitas con picos y azadones y como mani~ obrando en una m ina ^ue h a b rá en el monte. X)ent. voc. ^ ues nos estrecha el ham bre, mas querém os Tendimos q u e m orir. D e n t. Coll. Paciencia , amigos, que víveres te n Ji’émos. Voc. N o h á y paciencia: cntréguese la Plaza al enem igo. A b ren la s puertas , y salen en tropel Soldados M oscovitas huyendo de Pedro ^u e les sigue espada en mano , y Collovins deteniéndole. Ved, ¿Q u é es entregar, bastardos M osco­ vitas? P rim ero sereis todos desperdicio de mi v a lo r, cobardes. Coll. Señor.... Ved. N adie ini cólera reprim a , si á estos filos no preten d e acabar. C oll. Perdón m erezca su im p ru d e n c ia , Señor. P e d . Pese á mí mismo: ¿sois v o so tro s, villanos, los Soldados qu e acostum bró mi corazon altivo á sufrir contratiem pos? ¿Los feroces espíritus de R usia que conmigo resistiéron constantes los rigores del duro E n ero y abrasado E stío , se rinden ho y porq u e ásu s cuerpos viles falta el regalo (tiem blo al repetirlo) tres dias solos? ¿D ó n d e e s tá , cobardes, v u tstra constancia? ¿El ánimo aguerrido que hasta aquí to leró los contratiem pos y rigores del hado , qué se h izo ? ¿T res dias solos de ham bre (¡q u é ig n o ­ m inia!) bastaron á p o stra ro s , á rendiros, á dictaros infamia semejante? ¿A nteponéis así los duros grillos á una m uerte gloriosa? H uid , infames, huid , débiles almas , de un recinto donde tantos heroycos corazones contra la adversidad de su destino lidiando están ; h u id , que de teneros á su lado se afrentan: no sois dignos de estar con ello s, ni gozar la gloria que les darán los venideros siglos: m archad á ser esclavos*, para nada vuestras cobardes almas necesito; pues y o con mis valientes Moscovitas resistiré constante al enemigo hasta m orir con gloria: comerémos las yeguas y caballos infinitos q u e hay en la Plaza; inmundos anímale* regalarán despues nuestro apetito; y hasta los duros troncos y las piedras vendrán á alim entarnos, si propicios los Ciclos no se m uestran; s í, villanos; y si aun faltasen (como y a se ha visto) tro n c o s, piedras é inm undos animales, seremos pasto de nosotros mismos: y o el prim ero seré que heroycam entc co rte este b ra z o , y luego dividido en pequeños pedazos me lo coma, antes que sujetarm e á mi enemigo: y el q ue así no lo hiciere, infamementej v asallo s, se le arroje de este sitio donde la heroycidad tiene su asiento. ¿P ero quién ha de ser tan vil é indigno, que estim e ma**' '» Suecia esclavo que dar la v id a , con.-> buen patricÍ 0 | en defensa de Pultov*^ N inguno, ninguno lo s e r á : vasalloj. . 'ios hasta aquí fuisteis todos: esta ux-:eso vuestro mismo dolor le ha producido; A2 poes 4 sitio p ara subir el V o rsk la. pues á no ser a sí, la infam e lengua P ed . Solo este, q u e profirió tan b árbaro delito aprecio h o y , de todos tus servicios. en pedazos se viera co nvertida * Y a , d é b ile s, y a , ñacos Moscovitas, prim ero q ue le hubiera proferido. alentareis el desm aj-ado brio; Coll. E s así, g ran Señor ; todos constantes y a no querréis rendiros. ¡Ah qué afrenta! seguirán vuestro excm plo peregrino m uriendo p o r su R e y y por su p atria. ¡Q uanto quisiera mas mi genio altivo no haber tenido , ni tener vasallos, P c d . Sí, am ado C o nde ; s í , vasallos miosj sufram os co n tratiem p o s; tolerem os q u e verles para siem pre-envilecidos p o r su debilidadl ¿Para esta afrenta los rigores crucles del destino; í’ué vuestro C zar, qual pobre peregrino, seam os superiores algún tiem po tre p a n d o m o n tes, y surcando m ares, á U misma desgracia: y o confio p o r seis años á climas infinitos q u e M encicof no vuelva sin socorro en busca de las artes y las ciencias á nuestros ojos ; y quando este alivio d e la feliz Europa?, ¿Es este el digno 4e frustrase ta m b ié n , y C árlos X I I p rem io que dais á aquel glorioso zelo jio adm itiese cobarde el desafio, con que d esa n d o mi dosel invicto á que le Llamo h o y , presentarém os fui pobre Jornalero en los gloriosos m añana la batalla ai enemigo astilleros de H o lan d aí ¿P ara oíros, desesperados , que si al fin lidiamos p ara veros cubiertos de esta infamia, para dar fin , venciendo , á los conflictos tra x e á costa de afanes y peligros que ho y nos c e rc a n , jq m é n d uda que á vuestras casas las mawufacturas saldremos y com ercio extran^^ero? ¿hice florido vencedores no so tro s, y él vencido? un R e y n o despreciable^ ¿os he enseñado T )ent. voc. V iv a el libertador de nuestra el arte de vencer al enemigo ? p atria. (gos mios. y en fin , logré que las naciones mismas D e n t. M ene, D ecid q ue viva el C z a r, amique os llamaron a y e r con gran motivo D e n t. voc. V iv a el C zar. bárbaros y feroces , hoy os llenen Coll. Ya parece que ha llegado d é lauros inmortales? ¡O h qué im pío A lcncicof á la Plaza. es el fruto que cogen mis gloriosos P e d . A sí imagino. afanes y trabajos ! pues los dignos S a le f o r la s pu erta s M encicof seguido elogios que he adquirido en tantos años¿ de M oscovitas. venísteis á quitarm e de improviso. Igiene, A vuestros p ie s, Señor:::I d á saciar el h a m b re , viles pechos, P e d . Liega á' mis brazos h uid y a de mi v ista , pues me irrito en hora buena. ¿D i , traes alivíe d e m odo , al acordar vuestra flaqueza» á mis pobres Soldados? q ue si mas aí'uardais en este sitio, m e jic . Su alborozo m e tem o que en cenizas os conviertao j>udo y a , gran Señor , haberlo dicho. los ardientes volcanes que respiro. J u n t é en el N oriel las provisiones ^ u e hallé en todos los pueblos á él ve­ E n adem an de sacar la esp a d a , y hiíye n los Soldados. cinos, (días las em b arq u é en el V o rsk la , y ha dos M ene. Señor::;Gue en la ensenada estamos escondidos Ved. H uid , huid , y en p a rte alguna blasonéis de que sois vasallos mios. aguardando un instante eu que ei con­ S a le F ie d . Ya, Señor, queda en to d o e x e trario -cutada (mo n o jiuardase márgenes del rio; vuestra sentencia : en este instante m islogréie ahv)r- , y á pesar del riesgo nm riéron en ro d id o s los sequaces eutraino’“ en la Plaza de in\proviso del Príncipe M acepa. P ed. Sus delitos 3o£ vív eres; y quedan seis mil Rusos c;istij-ué justam eíite ; solo siento ea el uúsm o parage prevenidos q ue de PuUova» q u e pudi¿rá escapar dcl fu ro r m¡o su P rín cip e traid o r : adm irarían mi crueldad los venideros siglos si cayera en mis manos. jFieci. P ro n to aguardo Ajearte, que seas tú trofeo de mi brio. Vasc. M ene. L a liga que con C arlos ha form ado el vil M acepa puede producirnos considerables d a ñ o s , pues él solo sabe p o r donde p u ed e sin peligro asaltarse la Plaza. Ved. Bien discurres: p ero por si la asaltan p o r el sitio mas débil, que es aqueste, y a mi astucia les está previniendo el precipicio en esa mina , que con tanta prisa ves que abren mis Soldados. M ene. Y o im agino, (cirle q u e á mas q ue á dar asalto ha de in d u á estrechar mas y mas el d u ro sitio, cortándonos el agua. P ed, £ s o recelo. ¡ Ah vil C osako ! S ^ le F ied . E n este instante mismo acaba de entreg ar al centinela un O ficial, S eñ o r, del enemigo este pliego mellado. P ed. La respuesta será de los tratados q ue hoy le envió. L ee. «C arlos de Succia adm ite el desafio, sjy aprueba los capítulos q ue V . M . L »inserta cu su respuesta; y le espera síal ponerse el sol en la vega que d iv i» d e su cam po de la Plaza : a rm a s, e s« pad a y rodela ; el cuerpo desnudo; 5>vencedor, á vista de los dos exércitos »»desarmados, el q ue antes hiera ó des­ darm e : J u e z , por p arte de Suecia , el »íCon.le P ip a r; y P a d rin o , el G eiterasílísimo R enchild , llam ado cl P a rm e »nion del A lexandro del N o rte . jR.ej>res. j O h qué ventura ! Príncipe , al instante harás q ue se disponga lo preciso para este acto , en que depende toda la hb ertad d e P ultova y sus hijos. A t í , C o n d e, te nom bro p o r mi p arte J u e z en el d u elo : á M cncicof, Padrino: á tí, F ie d fe l,d c l mando d é la s tropaS; com o á Generalísim o interino, el curgo dexo. L o s tres. A vuestros pies:::P ed. M is brazos j os dig¿n h o y el alborozo mío: ;jsí no os detengáis, pues va llegando a hora eo que m e espera mi enemigo. Col/. F ie d . Ya obedecemos, P e d . H o y , amados R usos, p ènde de mi valor vuestro destino- Unense los tres Soldados. Fied. Ya es o casio n , re n c o re s, de que dem os, si el C za r vence , á M acepa los auxilios que ofreció mi amistad: para esta noche, según con un espia me dio aviso, vendrá á la mina del jardín je n ella podrém os disponer el precipicio de este m o n stru o , y con solam ente un golpe d a r fin de su tirano despotism o. Vase. T iend.ís de ca m p a ñ a , con una en la em­ bocadura de la izquierda. Sale por la derecha M acepa con capa. M a c. T o d o está en silencio. L a hora en que el criado me dixo que debia estar ausente de la tienda mi enemigo, es esta. A m or , favorece esta vez mis desvarios, "Entrase en la tienda. Salen por la recha Carlos y F iper. P tp . V e is , Señor , que mis cbnsejos eran buenos, si seguido se hubieran^ ¿Q u e hemos de hacef ahora que los auxilios d e esc Príncipe Cosako, en que fiados venimos, nos f a lta n A h o r a nos vemoí separados del camino de M oscou , faltos de tropas, de víveres, do'vostidos, d e p ertrechos, en el centro d e un país desconocido, ; donde por horas aguardo q ue n\DS cerque el enemigo cauteloso , y que nos paso tiranam eute á cuchillo. ¿O s parece que es acción digna de un Príncipe mvicto como V o s , sacritìcar, p o r se;^uir vuestro c ¡p¡kho, un exército brillante, p o r ^uien habéis adquirido 6 tantos triunfos? N o , gran C a rlo s; V o s sois joven , y regiros lio podéis p o r V o s , debeis sujetaros á un M inistro leal y cxperim cntado t n todos vuestros designioj; pues para no hacerlo así, ¿para qtié le habéis traído? U n joven sabrá lidiar y vencer al enemigo; ¿ pero m andar? he , Señor, eso solo lo han sabido los años y la experiencia que tiene Piper consigo. Finalm ente , hablemos claro«?, S eñor: V o s me lubeis traido para q ue con mi prudencia dirija por un camino seguro vuestras accionesí si en m ostraros el peligro lie de cansarme y o , para que V o s no queráis huirlo, perdonad , que desde ahora renuncio cargo tan digno; porque mas quiero privarm e del honor que trae consigo, que no que la E uropa diga, si os vé en algún precipicio, que P i p e r , vuestro M aestro, á él os guió inadvertido. C .ír/. ¿A cabaste? Pij^. Sí señor. C árL Pues mira , ten entendido q ue no me han de gobernar á mí jamás los M inistros. Pip. Pue« escusais de tenerlos. C¿írl. E so no : los necesito para sjb er su dictam en, P ip er ; pero y a sabido, sino mev parece bueno, volveré á seguir el mio. Pip. ¡L indo fruto hemos sacado! C drl. D im e: ¿R enchild no ha traído víveres hoy? Pip* Sí señor, pero un p ru d en te caudillo no debe fiar jamás de un débil y corto alivio, que ho y por tem or le franquea un pueblo de su enemigo. C ari. N o creas tú -que él me falte á lo que tiene oñ'ecido. E l s r 'th p ip . P ero si faltà , Señor, ¿qué harémos? C árl. M aestro mío, entonces lo pcnsarém os. Pij). M al hecho ; porque el conflicto es mi;nor quando se lleva el rem edio prevenido: demás d e esto , ¿no es error que al contrario pongáis í-itio, quando en v erd ad los sitiados á ser nosotros venimos? C íírl. E res n e c io , P ip e r. D im e: si el C za r hubiera sabido n u estra aflicción, ¿no pudiera habernos y a destruido? P ip . Sí señor. C árl. Pues p o rq u e nunca p u ed a salir á inquirirlo, en P ultova le he encerrado. Pi}K A hora me habéis convencido, P e ro decid : ¿no es forzoso q u e si aquí mas subsistimos nos perdam os m as? ¿Sabéis q u e es este un pais tan frió, q u e cada dia amanecen niil Soldados ateridos en las trincheras? C drl. A hora sé que hace en la Ucrania frió. P ip. B ueno es e so , y ni los diablos se atreven á resistirlo. ¿S abéis que están los Soldados desnudos? C á r l.(S . sus vestidos? Pij>. A balazos y estocadas se les hizo el enemigo giras. C drl. ¡B ueno! D ile s , pues, q u e traigan siem pre esos mismos, é irán mas h o n ra d o s, puesto q u e aunque rotos son testigos d e su valor , y dirán sus proezas : he aquí el mío, p ip e r , no m u y nuevo, p ero está diciendo á gritos quien es C árlos X I L Ptp. Y a, y a lo veo. CdrL ¿ Y nuestro amigo M acepa? Pip. D espues de com er le vi pasar por mi' mismo quartel algo presuroso; y y o , Señor , imagino q u e ha de darnos que sentir, si atiendo á muchos kidicios. C drl. Pues qué:::P / / . D e Isabela creo que de Vidîùva. qoe enam orado:::- C drl. E s delirio. Vip. E l tiem po nos lo dirá. V o s (perdonad si lo digo) hicisteis mal en traer á nuestro campo el hechizo d e Isabela, C ari. Su valor OHcial Sueco la hizo mas q ue m uger de R enchildj y com o éste con servicios re p e tid o s , la m em oria b o rró en mí de sus delitos, quise volverle á mi lado, P i p e r , con que fué preciso, que pues se buscó m uger, se la trax cra consigo. Vip. Es q ue , S e ñ o r , y o me acuerdo que en M oscou andar nos hizo:::Qárl. P ip er , hom bre fui una vez, p orque así el diablo lo quiso; y o haré por ser C árlos X I I m ientras viva. Vip. Bien , R e y mío, q u e no es fácil cada dia el vencerse uno á sí mismo. S a le Rene. S e ñ o r, en aqueste instante m e ha d ado un espía aviso d e q ue para introducir en la Plaza un excesivo refuerzo d e tropas R usas aguarda nuestro enem igo | ocasion. C drl. Pues dásela, retiran d o al p u n to mismo todos los Suecos que hubiere á las márgenes del rio. X o í dos. ¡Q u é decís! C drl. ¿Son tropas solo lo que han de entrar? Rene. A sí dÍxo. C d rl. Pues ve á hacer lo que te m andoj y desde h o y ten ed sabido q u e no hay m edio mas seguro d e rendir á un enem igo sitiado , y cgn escasez d e provisiones consigo, que darle tropas , pues éstas comen , y no dan alivio. P ip . D e cada vez sus ardides Ap. me tienen mas confundido. Rene. O bedezco. C drl. E spera. P ip e r, lee á R enchild este escrito. L ee Pip. » P e d ro A lexícvi^it, á quien la »»fama llama grande p o r sus hechos, E m - «pgrador de R u s ia , á C árlos de Suecia »su enemigo llama á una lid particular, » d e la qual pende h o y la su erte de P u l» tova : si la adm itiese, elegirá arm as, « sitio y hora , y comisionará una p e r»sona q u e venp^a á tra ta r las ventajas « d el vencedor.” C drl. y b ie n , ¿qué os parece? P í> . A mí, S e ñ o r, que esté es un arbitrio dictado por la estrechez en q ue están. 'Rene, Y á mí lo mismo; pues sabiendo que es forzoso q u e el ham bre venga á rendirlos, se valen h o y d e este m edio, p o rq u e si queda vencido el C z a r , nada pierden mas q u e lo q u e tienen perdido; y si v en cen , logran hoy el salir de su conflicto. C d rl. ¿Con que no sois de dictám en, que adm ita y o el desaño? i o s dos. N o señor. C drl. ¿N o? Pues sabed que y a le tengo adm itido. P ip. Siempre vos pedís dictám en quan do no podéis seguirlo. C drl. V e n P ip e r , que mas seguro está en mi valor el sitio. Pip. V am os ; pero no digáis q u e este fué consejo mío. C drl. R cnchild ve á lo que te dixe, y vuelve á ser mi padrino. Unense, Rene. M e jo r, gran S eñ o r, quisiera ser uno en el desafío. Vase d la tienda. Aposento corto ^ con p uerta d la iz q u ie r da', sale por ésta Isabela en trage de cia l Sueco con un p u ñ a l ensangrentado en la mano y cerrando la puerta. D etit. M a c. |A y d e m í! Isa b . D e esta manera se defiende el honor mío de un infame. Camina presurosa hdcia la derecha. Sa~ le R en ch ild yy ella se turba. Rene, Espera. Isab. ¡ A y triste ! Rene. Isabela::- ¡Mas qué miro! ¿D ó n d e vas? A guarda. ¡C iclos! ¡tú tu rb a d a , sin aliño, pr«- presorosA , y en tn m ana, de fresca sangre teñido, ese p u ñ a l! j U í , qué es esto? Isah. Ü n poderoso testigo de una traición. Rene, jC(5mo? dime:v.r pero n o , bastante has dicho para q a e y o tem er pueda q u e mi hooor:::IsaO. ¡Q u ¿ ha proferido tu len g u a, infam e! tan p re sto pudiste d a r al olvido q u iín es Isabefa! ¿Sabes el h e ro ic o dcs^^otismo cort que venció mi arrogancia tiem pos ha el alcon altivo de Suecia, porque ciego rem ontar cl vuelo quiso al sol de? mi honor? ¿-Pues cóm o á dud ar te has atrevido, cjue si á ofenderm e b jx ára d e íJ e su sagrado olim po el mismo sol , volvería castigado aun el sol mismo? V iv o y o , q ue sí otra lengua que la tu y a , proferido hubiefa en mi oprobio voz tan v i l , eco tan indigno, á tan m enudos pedazos la hubiera y a reducido, que:::- Mas v ¿ , y en esa estancia hallarás un buen testigo de mi v a lo r ; pero luego q u e uno y otro hubieres visto, repara en ese puñal quien y o soy , y quien tú has sido. Vase arrollando el p u ñ a l. R ene. A guarda^ o y e ::- ¡P e ro cóm o tardan los furores mios eñ ir á b eb er de un golpe to d o este veneno activo! N o d ixo q u e en esta estancía;:- L L v n a n por dentro d la puerta^ P e ro sospechas , ¡qud he o iJo ! ¿ N o llaniáron á su puerta? Sí. jC o n qud tem or respiro! H o n o r , tú tan solam ente hacer cobard"? has podido mi valor. ;P c r o q ué m ucho? ¡si por débil enemigo E / sitio q u e sea el qne a ftií se encuentra en el corazon me ha herido l P e ro esto ha de ser. A b re la p u erta ^y viéndole M acepa pro­ cura encubrirse con la capa. M ac. Injusta: Rene. ¡V a le d m e , Cíelos divinos! Mac. R enchild es. D e márm ol soy. Rene. H o n o r , grande es tu enemigo p ara que quedes seguro, com o y o le dexe vivo. M a c . ¿Q ué pensará? Ap. 'R.enc. K sto es fuerza. H o m b re ó m onstruo (que no es digno d el soberano dictado d e Príncipe , quien im pío no sabe serlo en sus obras) ¿q u é venísteis atrevido á buscar en una estancia, q ue es el apreciable archivo de mi honor? ¿qué fin os traxo? ¿P ero que d u d o ? SI he dicho q ue esta es solo habitación d e mi honor , y en ella os m iro, elaro está que solam ente á hurtárm ele habréis venido. Pues vivo y o , que olvidando que sois de mi R e y amigo y aliado, os han de hacer mas pedazos estos filos, q ue vos m e hicisteis agravios. M ac. Solo á defenderm e aspiro. Se le cae la capa. Rene. H e rid o estáis. L e ve herido y se suspende. M a c . N ad a im porta. Rene. SI fuera vuestro enemigo d e menos hidalga sangre q u e la mia , hubierais dicho m u y bien ; pero R enchild nunca m ató con tan conocido ultraje de su valor; E nvayna. á n te s , porque confundiros podáis , al^ver quanto distan vuestros hechos de los míos, esperad. Vase. M a e . Su heroyca acción m erece que d é al olvido mi loco a m o r; ¿pero cóm o será fácil conseguirlo, mien>< de P ultova. m ientras Isabela tenga L a cólera de mí honor en sus ojos tal hechizo? me ha enagenado. C onm igo Sale Rene. E sta venda ataxará venid , P ríncipe , y jamás p o r pro n to y único arbitrio Se l a ata. vuelv.» vuestro labio íniquo ía sangre. A dm írese c', m undo á ofender al R ey , pues sé de ver que así un ofendido q ue no volveré á sufrirlo. Vasc, cierre á su ofensor la herida M a c. M al ha sáiido este ardid: que u n í débil mano le hizo. p e r o , pasión, y o confio jO h p"sc á m í , y pese á ella, que sea presto Isabela quu una vez que tuvo brío víctima de mí apetito. Vase, para defenderse hiriendo, T iendus de cam paña. Sale Isabel apar /<* lio vengó su honor y el mío derecha. m atando ! M a c. ¡ A bsorto me tieno Isa b . Alm a , *cpn qué sobresalto quanto escúcho y q uanto miro i e s to y ! ¡Q u é ha\)rá sucedido M.enc. Ya está segura. T om ad con M acepa! ¿Sí R enchild ahora el tiem po preciso le daría vengativo que gustéis para curaros; la m uerte? ¿Sí me creería que y o os prom eto y afirmo cóm plice á mí en el delito? no acordarm e de q ue sois N o sosiego nn punto. P ero, entre tan to mí enemigo; sí no me angañoi, á este sitio p ero advertid , q ue quien h o y sale R enchild. A este lado, siendo de vos ofendido, m ientras pasa , me retiro. proced e tan generoso, Salen por ía tienda M acepa y Renchild^ tan h eroyco , noble y fino, y se saludafi mutuamente. sabrá m ataros mañana M ac. jA y , Isabela! N i un puilto /Ip, sí no estuviereis herido. tus crueldadiiiS olvido. Vase. V e n id . M.ÍÍ:. E s p e ra , q ue y o ::Isa b . jQ u é es lo que v eo , pesares! (U n buen m edio me ha ocurrido ¡M acepa se va tranquilo, para disfrazar mi culpa) y R enchüd tan cortesano á vista de este heroísm o Je saluda! R ene. A IJí, delirios, descubfír quiero á tu honoí está la herm osa ocasíon quién e« aquí su enemigo. de mis zelos. Isab. Enemigo "Rene. ¿ Luego no sois vos? el mas cruel de mi fama, M a c . N o . Lienc. ¿P u e s je re s tú aquel que los siglos quién es? acabad , decidlo. aplauden por su valor? M a c . j Me ofreces guardar secreto? ¿tú eres aquel que atrevido 'R.cnc. Lo Juro , y sabré cum plirlo. y honrado , por no mirar M ac. Pues es::- Rene. ¿Quién? m anchado su cxplendor limpio, M a c . E l R e v . Reitc. C allad , pon er en mi mano supo no me obliguéis á deciros un acero , y un activo q u e m entís : en él no cabe, veneno , po rq u e á sus iras tan execrable delito: rindiese el aliento mío? no es capaz su corazon ? T ú eres R enchild? ¿T ú mí esposo? d e un hecho torpe é indi'^nO’ M iente qu(en á presum irlo d e un h é r o e , que si lo fuera se atreviese. ¿Para verte y o s a ra , como habéis dicho, tan infam em ente tibio á m anchar mí h o n o r, rabioso, en la venganza , creiste lo c o , cieg o , enfurecido, tu pundonor ofendido? Hiciera á mi mismo R e y ¿Para des ledirle aquí mas p e d a z o s , q u ;::- ¡ Q ué digo» tan cobardem ente fino IC ^ E l stíto y cortesAno , te dio mi débil mano teñido aquel p u ñ a l, con la sangre infame de tu enemigo? ¿p ara dexarle con vida excitó mi h eró y co brío tu furor? l i e , me avergüenzo de pensarlo. Jires indigno de ser mi esposo.; y pues veo quan vanam ente confio de tu brazo mi venganza, q u e d a te ; no necesito para nada de é l ; pues y o , á pesar del sexó mió, sabré arrancar á pedazos el corazon atrevido qne intentó ofen d erm e; porque vean los futuros ¿iglosrque si en tí.íiíltó el valor para vengar tu honor mismo, me sobró á mí para hacerlo a m o r, osadía.y brio. Rene. C a lla , Isa b e la , no ultrages mi nobleza con tan vivos ojírobios» T ú eres Ja Causa de qiJe esté y o tan retipiso ^ en la veng^Hza-.Xf^¿. ^ Y o ? ., ,, R ene. Si. 7i.í¿'.‘ ¿D e qué manera? Kenc. Iriquirirlo no pretendas. Tsah. Esos son, R e n c h ild , pretextos fingidos. K e n .. E 'o es,scr tú hermosa , y y o dc^gracin-io'.’/ííjZ'. ¿ T ú ofendido no estás ? tiene. Sí. Isab. I Mi mism'a voz cjnicn es tu ofensor no dixo? Rene. V e rd a d es. Isab. ¿Y o no te p u se delante de tu enemigo? Rejic. N o lo niego. Isa b . ¿Pues qiiién pudo estorvar qne vcnj.atívo le dieras m uerte í Íií’wt . M i honor. Isab. ^íZómo ser eso 1.a podido, si en dársela a;i|^ií fia cobrar tú el crdwo*? . . Rene. Eso no puedciT ¡j^cTrte,, . Is a b e la ; mas re ^Vírmo; ’ . que nunca fui mas honrado, que Uü^ , que agraviado me has visto. Isab. Eso es querer con enigmas disfrazar para conmigo tu cobardía ; y así, porque sea tu m artirio mas acerbo , sabrá el R e y ;:- Salen Carlos y M acepa y éste se .sobre-salta , Isa b ela se turba , y R en c h ild se siispende. Cari. ¿Q ué sabrá? Isab. jA y de mí! liene. ¡ Q ué miro ! Isa b . E l R e y e i. Cárl. Y bien , M adaina, i qué he de saber i .M ac, Soy perdido, si Isabela dice al R e y mi osadia. Isa b . N o imagino A p. qué decirle. R ene. E sto y tem iendo Ap, que diga al R e y lo que ha habido. Cdrl. ¿No decís? Isab. S e ñ o r, y o i:C drl, Ya, Madama , no quiero oírlo. (dirle D ent. V illa n . l i e de hablarle , y aun p e justicia contra un impio. C drl. ¿Q u é es esto? Salen PJper y , un V ílla n » , ■Villan. S e ñ o r, que acaba de robarm e ahora atrevido un Soldíido de los vuestros tres gallinas que he. traido á vender. CárL ¿ Y adonde queda? V illa n . E n ese Qu-artel vecino le dexo. C dfL P arte , R enchild, y condúcele á este sitio. Vase .Rene» N o te aflijas., labrador, que siendo cierto el-delrto, y o re liaré jusiicia. H a b la ap.-con Tip. Ingrata; A l oido .d Isab» tú verás,que m is-d elirio svencen tn rigor.• P jlm ero os h.irá iri no^le brio pedazos. Cíirl. ¿Q ué es eso.? ' Isa b . y TI/íTC. N ada. ■Cdrl. Por Dios , que lo que me dixo A p . P iper va saliendo cierto. M acep a, ;n o ha prohibido el C:^ar que amen sus Soldados? M ac. N o señor. C drl. Pues y o castigo con t i rigor mas sjvero cl a’tnor entre los mios. P orque vos no delincáis p o r ignorancia , os lo aviso. II d e PtiUova. Cari.- Y bien , tam poco habréis visto, Salen K eííchíld y un Soldado. si lie de hablar con claridad, "Rene. A quí €Stá el Soldado. mas Soldados q u e los mios, ¿E s éste? Sold. i.» T e m o su'rigor. que á despojar ^ní> se atrevan, V illa n . líl mismo. sin mí orden , á enemigo, C ari. ¿ H as to b a d o á este Villano tres gallinas? Sold. 1.0 Yo-, s í::-C ífr/.'D ilo Sold. 1 .0 Sí señor ; pero::C arl. N o mas; Torrt.1 tú el precio debido D a lí d i do-oifas.ñero. V ilL in : Los Cíelos os pagnen' h piedad q ue liabeis conmigo. V ase, Cari. T ú , R enchiJd , á ese Soldado iiaz qi!c le den al proviso: Sold. 1.0 T em iéndole esto y . C ari, Cten palos. Sold. i ° P ied ad . Cari. H a rta uso contigo;^ pues siendo tu y a la culpa, en los dos he repartido la pena ; y a s í , pues y o (como aquí tú propio has visto) he pagado las gallinas, ve tú á pagar el delito. M a c . S e ñ o r, por ser la prim era m erced q ue llego á pediros, quede perdonado ahora. C ari. D exa q ue le den , amigo, los cien p.ilos esta vez, que tú quedarás servido, y el perd o n ad o , si vuelve á com eter el delito. M ac. Señor::Cari. C árlos no revoca jamás lo q ue una vez díxo. Sold. i.o V en g an za pido á los C ielos de esta impiedad ; pues vos mismo quitasteis á A ugusto un R e y n o , y os veis p o r elio aplaudido del m u n d o ; y y o p o r tres aves que q u ité á m orir c.imino. Cari. Q uando te dieren los palos, podrás no d ar al olvido, que Sí y o he quitado á A ugusto un R e y n o , como tú has dicho, nada q u ité para mí. Vase el Soldado con Renchild. Pi}K Ya es el rigor excesivo, Señor. Cdrl. Sí , pues o tra vez m andaré quc-marlc vivo. M ac. N o oí jamás tai rigor. aun ganada la victoria^ Mad'. C ierto es’. ' Cari. P i’.es ten entendido, q u e solo aqueste rigor lia podido conseguirlo. V e f líd , M a d am a, tom ad. L a d a uk I sab. Señor:::^ u ñ a l. Cari. T o in .id le , y sos fííos, el tiem po que y o no pueda, os guardarán de atrevidos. Isa b . Si sabrá algo.el R e y , jpesares! Cari. ¿ Q u é no venís? P ip . y M ac. Ya os seguimos. Vánsf» M a c . T irana pasión , si puedes disimula* tu m artirio. Monte a l foro y que d iv id ir á el rio Vors-lila , que nacerd en el centro de la de^ Techa ^ y ' seguird su durso descendiendo d e l m onte^y yendo d morir á l a prim era embocadura de Ta izq u ie rd a \'e n la m i­ ta d d e l monte , puente de tahUis a l p ie d e l monte y d c a d a lado una silla ,y -u n .t mesa con espadas y rodelas \ A la s p r i­ meras embocaduras una tienda de cam­ paña., e n la derecha un centinela Suecoy y en la izquierda un Moscovita-", lo res­ tante d el teatro selva. A l son de, mari ha de instrumentos de boca salen por el p e ­ d azo d e l monte de la derecha i^iper, con sombrero , espada y bastón ; Isabela de Oficial Sueco , con e spada en mam^ /h hcrós y Fusileros y V andcras i y et resto de Suecos y Ccsakos , y el último Macepay con uniforme R u so , y d ivisa Sueca ^por lacim 'ade la izi^uierda va baxando Co­ llovins y el exercito M o sc o v ita c o n el mismo orden que el Sueco ; éste b .ix a rd por el p ie d el m onte , y aquel pasara por elpuentey colocándose cada uno á su la ­ do en fila \ Isa b e lr ^ Macepa quedarán en los extremos de su fila y } h ie d fe l en el de la su y a ; i^iper oc,:p »r.-í la silla de la derecha , y Lollovim la- de la izquierda. P ip. M ucho tem o que esta lid B2 son £ / siUo ^ p . Cari. Q ue no espero. L ee Pin. L e v a n ta rá a l instante el sitio de Pultova , concederá seis meses de tre g u a s , y re tira rá su exército en este tiempo de la U crania y todos los íÍcjminios d el C zar. A la marcha de tim bales y ciiiTines sa- Coll. Y el mio. h n por la tien d a de la derecha algunos L ee. Que si saliese vencido quedarán t riados , trayendo en va n d fja s un ramo Vidtova y su fu e rte por el vencedor : que de oliva y so m b n ro y espada : R enchild S il guarnición se re tira rá desarm ada y CárJos ton insignias Reales ; por la ñ otra í'la z a d e l Imperio : que conce— izq u ierd a criados ^ conduciendo en otras d e r á los seis meses de treguas , y que bandejas u n a s lla ves ^ espada y sombre­ en ellos a p a rta rá sus arm as de todos ro y M encicof y Vedrò con insignias I m ­ los dominios que correspondan á Suecia^ peria les. M encicofy R en ch ild hacen una y no d a r a fa vo r á Augusto ^ durante loJt reverencia d Fiper y Collovins f que tre g u a s , contra Carlos. se levantan. V ip. H agan am bos juram ento ) Kenc. Y a por mi p arte en el cam po, sobre su mís^na diadem a, nos traiga «n fin bjen funesto. Jsab. jO li si hallase aquí ,í>casion de díiscubrir con secreto mi intención al C zar) J^Iac. \ 0 \ \ quanto hablar á F iedfcl deseo! com o R e y , ántcs del duelo, que quantos pactos oy éro n se presenta el invencible observarán puntualm ente, C árlos X I I . y harán observar á aquellos C o//. ¡ Q u é soberbio ! Ap. que quisieren quebrantarlos. J éen c. P or la mia se presenta L a ro d illa hincada , poniendo las com o E m perador Suprem o, nos sobre la s diademas. dcv R usia , antes de la lid, L o s dos. Sí juramos. P ed ro el G rande. Vip. y Coll. Pues ios Cielos C oll, y Vip. A ambos el C ielo d estru y an al q u e atrevido prospere. Rene, y Mene. Así sea. faltare á su ofrecim iento. í i p . A hora L o s dos. Amen. d c<irácter R eal depuesto, Vip. Será vencedor y «quitadas las insignias, aq u ci que j e r a prim ero, á p restar el juram ento , p «ft'sarme á su enemigo. les conducid. C ari. Pues y a , en prueba de que aun T.enchlLl y M encicof quitan la s vesti­ v en cedor, por los seis meses (siendo du ra s á Carlos y P edro, y la s ponen en cap itulados, concedo 'Z/andejas , y presentan d ia s mesas, ia paz á los M oscovitas, senídndí/se Viycr y Collovins , y la verde oliva os presento. cubriéndose. Alacep. ¡C rn qué susto rcf-piro! Vied. A M accpa veo A p. tem eroso de que el C zar Ap. .«lílga triu'-fante dei duelo. K en ch ild r M encii q f conducen -de la mantf ú L a r h s tiv a s m esaf y T ip . í-o? re c to s L le v a la vandeja con el ramo á la mesa de Collovins. V ed r. Y ) ’o , en señal de que cum plo lo que ofrecí , por si el Cielo quiere . que vencido q u ed e, estas llaves os entrego de Pultova y su c.-isrillo. y isi dro d sus respec­ ^ se le v a n iin Viper L le v a á la mesa -de l'ite r una va^deja Citi. 'ns. con i l uves. 6 conuivionc5 Isab. Ya los estandartes recios qu<; .!cce mi H c y son estos. de,SiK cia::- Fied. Ya l.is vanderas L ee. Que s i s.diese vencido en este duede Aíoscovm::- Los dos. Son trofeo lo por su coiiirarlo'.\d el veuccdoi:. Co- de Pultova, Cogiéron ambos sus respectivas va n d e- L os dos. N o contem plo ras , hacen la sa lva g u a rd ia d los q ue es el ventredor ningtino. C ari, y Pedr. Pues em pecem os de nuevo. Jueces , y la s arrojan. C ari. V iv e Dios, P ip . Éso n o , la vanagloria qne y a pudiera haber m uerto die£ C zares , ^ e s d e que andamos con aquestos cum plim ientos. M a c . y F ie d f. Soldados, dexad las armas. D e x a n ambos exércitos la s arm as en el suelo y y se retiran algunos pasos , sin deshacer la s fila s : Isabela , Macepa y F ied feld embaynan : R en ch ild y M e n cicof se ponen los sombreros , cogen de la s mesas espada y ro d e la , la s p a sa n p o r la boca , la s m iden , y se la s dan d Carlos y P e d ro , mostrándoles estos los pcchos desnudos \ hecho lo qual R en­ c h ild y M encicof toman sus espadas. "Pedr. V a lo r mío , este es el tiem po en xjue eternizada dexes la memoria de tus liechos. V ip . Hagan del clarín sonoro seña de em bestir ios ecos, y am pare el Cielo la vida dei mas justo y mas guerrero. Tocan clarin y lid ia n . Cari. Jam as creí q ne en Moscovia liubíera brazos tan diestros. P ed r. N i y o pensé que cupiera en ti süio tanto esíuerzo. Pip. V iv e D io s, que son los do* d e una destreza y aliento. M acep. Pendiente de ia fortuna de C a rlo s , mi vida tenso. te n e is , ilustres guerreros, de haber en esta ocasion m edido vuestros esfuerzos, retírense los dos campos; y rom piendo los conciertos L o s ras^a» ju ra d o s, segunda vez se declare á sangre y fuego la guerra , y a m b ^ litiguen con las armas sus f e c h o s . L os dos. A d v ertid ::P ip , N o hay que a d v e rtir: y o lo mando , y a que puedo en este acto ; y el que ahora rehúse el obedecerlo, com o Soldado ( pues h o y no goza mas privilegio) será castigado. Cari. Piper m e la jugó de m aestro. Jsab. Suecos. Fied. R usos. L o s dos. A las armas. Isa b ela , F ie d fe ld y Macepa sacan las espadas , los E xércitos vuelven d tQ~vnar la s arm as , y se van con la m ar­ cha y mismo orden que saliéron. R n i c h iid y M encicof en tanto recogen las espadas y rodelas \ y d a n d Carlos y P edro sus espadas y sombreros. L.'i tropa hace alto en las cimas de los montes. S e ñ o r, la espada. A Carlos. M acep. E l som brero. A Pedro., C ari. Ya no mas duelos , R enchild, Rench. ¿ Por qué? C ari. Porque es perder tiem po C a r l.\ Pese á m í, que tan to dures! Pedr. ¡Q u e resistas tanto tiem poJ C ari. Pedro hcrido::Pedr. D esarm ado::L o s dos. Prfctendot:en cerem oniat , y al cabo . Carlos herido en una m a n o , con una no hacer nada de provecho. ro d illa en tierra^ y el C zar desarm a­ P edr. Ya , altivo C a rlo s , á ser do ; quiere esíe coger la esp.-ida i Car­ sangriento enemigo vuelvo los sin. levantarse va d herirh’ ^ ‘M cnde tus armas; y asi^el ramo Se le arroja, cieof pone la punta de la espada'al pede la paz con menosprecio ch<j de Carlos y R enchild a l d-e Pedro^ te vuelvo, para que veas ) los Jueces se levantan. que mi coia^on soberbio M e n eic.y Rench. Esperad. no ha de volver á admitirle Coll, y P ip. Teneos. aunque me le des tú mesmo. P ip . O ne el uno herido::Qurl. N o lo e sp e re s, Moscovita, Coll, y el o tro doM rm ado;:pues hasta ^» itarte el R ey n p , co- E l sitio como á A ugusto , seré siempre tu enemigo verdadero. A hí te devuelvo esas llaves las de Pultova \ nws te ^Jvierto arrojar que ah o r.j, P e d io , tc.las d o y para quitártelas luego. P i’d r. Trabajo le lia ae costar el lograrlo, si mi acero las gu.irda. Cari. Pues porque veas que mas f;írdo en cm prefldcrlo, que en couscguirlo::Pt'iir. Pues sokí* porque halles h o y tu escarm ienta en mi valor::C<nrl. Suecos mios al arm a. P edr. Ai a rm a , guerreros M oscovitas. Cari. Y al impulso de nuestro b ra z o :;P t'dr. AI esfuerzo de nuestras cucliíllas;:L o s ¿ios. Lloren su ruina y escarm iento. F ie J. P o r si es que el tiem po Je hizo olvidar donde cae Ja m ina::- ¡P ero q u é veo! U n vulto hácia allí diviso. ¿Sí será él? Méicep. Y o re su e lv e^ ver quién es. Fied. A;]Uí se acerca: por si im p o rra, me prevengo.. Saca una M acep. ¿Quién va? pistola. .Fífií«'. ¿ ijs M acq>a? .. M acep. S í, F ieJfcI. F ie d . Pues d i , y n o perdam os tiem po: ¿ q u é me quieres? M ac. F iarte h o y de mis ansias el rem edio. Y^a sabes que hice con C arlos alianza , c o n .in te n to ’ d e v e í i g a r quautas- iniuri4s ' vuestro C zar m e habia hecho. F ie d . Si ,sé. Macep. Sabes que ha diez dias ( i q u é ra b ia !) quedescul^riendo mí intención el C z a r, astuto A L t voz a l arm a b a xa n precipití^dos ivs cxércitos , sacan la s espadas Car­ m e.so rprendió en el m om ento, los y Pedro yjy se encam ina cada d e s tru y ó tudas mis tropas, y m e quit<) ¡os pertrechos, uno a su exértiíe. con que venía á asistir á Carlos. ACTO SEGUNDO. F ie d . Sí sé , y hoy mesmo hizf> m orir enrodados "Noche obscura. "La m ism a áecoracicH con que acabó el prim er acto , q u ita d a s quantos trax o prisioneros ' la s mesas f el puente y la s tiendas. d e tus sequaces. Macep. ¡A h injusto! Sale M acepa con capa. Pues sabe que al cam po Sueco llegué apenas derrotado, Macep. La hora en q ue debe F iedfeí q uando mi alma fué trofeo e s p e ra r, seann le tengo avisado , es esta. A m or, d e una herm osura. Pararm e á pin tártela no quiero, ¡q u é de sustos , qué de riesgos no atropellas por lograr pues has de v e rla ; mas sabe q ue estoy adorando ciego qualquier injusto deseo í sus o jo s, y que hasta aquí E n tre esto$ sauces eirá no logré mas que desprecios. Ja boca , si bien me acuerdo, E sta noche , p u e s, s¡ tú de la mina : hacia clJa V o y me fav oreces, intento::presuróip ; : : P ero Cielos, Camina n a iia la margen d e l rio , y F ie d . ¿Q ué? Macep. R obarla de su tienda; por entre los sauces saU Fiedfel y que en el obscur« centro con capa. de la mina , á la custodia de ella sale, d y o deliro^ de algua coofideute uuestio u a hombre. "Pultova. h te n g á s , m ientras que y o está de facción , recelos lo que debo hacer resuelvo. aseguremos las puertas, Fieci. P ero no mira&:*.si es que algún instante al sueño M acep. N o j.F ie d fc l , he de en treg arm e, que al fin Cierra» pues me tiene mi am or ciego honor y enemigos tengo. Su esposo f callar quien es, E n vano el R e y misterioso p o r no acobardarle, q u ie ro ) pretende que en este acero sé que de facción se halla cifre la seguridad esta noche. T am bién tengo de mi fam a, pues espero de p a rte mía un criado; dexarla y o mas segura, Vase con con q u e discurre «i h a y riesgo si cojisiéo lo que intento. la lu z . en em prender esta acción. ■Sale D.eif. | A y ínteres! jde' qué puerta M acep a , p u e s.y a resuelto no fuiste tú en to d o jiem p o á servirte vine , guia, llave maestra ? Ya mi ama q u e perder la vida ofrezco ésta ha cerrado , y aí lecho á tu lado. Macep. N u n c a , F íedfel, .camina ; y pues y o he ofrecido esperaba de tí menos; á este Príncipe extrangcro pero ag uarda, qu e,en el cam po ten erla a b ierta, así cum plo' ^bre. parece que ruido siento. puntual con mi ofrecimicnro: E sp e ra aquí m ientras v o y “Vase fo r y me retiro i mi quarto, á reconocer si es cierto. la derecha^ porque en todo caso, puesto Salen Carlos y 'Renchild con capas, que hay mas criados , no puedan Fied. E stá bien. A y am istad, presum ir que y o la he abierto. com o los peligros::- pero, Salen Carlos y Macepa. si no me engaño , dos hombres M acep. CuiTt^iliü el criado la oferta, se dirigen á este puesto. l i e d f c l, entra y pisa quedo. P o rq u e no se .piérda todo Cari, N o sé cOmo no Je m ato, Ap si me c o n o c tn , p retendo . quando tan traidor le veo.’ esperar .entre estas matas "Macep. A quí aguarda, que pues y o á que p artan . 'Vase. sé donde cae su'3-phsento, Cari. V e t e presto, e n tra ré , y rapándola que si el agua ¡conseguimos ' eKrort«) o«n esfe lienzo, ; quitarles con este m edio, . porq u e voces no d é , aquí será fuerza que se entreguen la traeré :'tú al mo’meftto al instante. Rench. Ya obedezco. la ilc v a donde te lie dicho, V o lv e té -á .c ela r m i ht-nor, Ap. p se s e!it^>)«?íl>8 al sueño coraron , q ue e's lo prim ero. V a st. e5 iáiH 'y;n¿/hay centinela Cari. Pues va á serv irm e, es m uy ju u o de aquí á ÍS miiía. Vase. tam bién que v a y a yo.m esm o Cari.. ■{Ah'pcirverso 1 á guardar sn fama. i R o b a r á Isabela intenti^, Sale Mac^ep. F le d fe U sin m irar que tiene dueño nadie hay que de im pedim ento - su herm osura! Y4ve D ios, • nos sirva : sigue mis pasos,. ■ que lie de frustrar sus deseos. lio la ocaMon malogremos. 'Vase. Sale Rench. \ La puerta ablérta tan tard e, Cari. M.iu'Cpa e s , q u e me ha tenido y cin luz este àpo^ontoj por o tro , y ::- pero apurem os, toáosm e altera.! Y;í Gpllens ' pues lo di.vpone la suerte, Á obedecer lo» precí"píos '«e este ir.odo sus intentos. Vase. del R e y fiié por mí : y y o (¡a y triste !) Aposento. Sale Isabela con lina Jiiz, á ser centinela vuelvo Isa b . Pues R each ü u , según oí, de mi honor j que no es cordura des. M i sitio descuidarse de él sabiendo quán débil es el lionor, y el enemigo que tengo. Cari. Pasos á esta parte escuciio, si no me engaño. R ench. Recelos, I sí se ii.íbrá acostado y a mi esposa? V o y á saberlo de algún criado por no en trar en el aposento con luz , y si es que y a duerm e, interrum pida ahora el sueño. V asf. Cari. \ O a é agcno estará R enchild de lo que pasa en el centro de su casa con su h o n o r! ¡A h vil C osako! ¡en el tiem po que en tu provecho y el mÍo 59 haJIar/i su noble esfuerzo lidiando con mil peligros, cst.ís tú intentando ciego pagarle este bene'^'io con el .crimen mas Horrendo S D entro Tsab. ¡A y de m il D entro Kench. O la , criados. SaU M^iceya con Ts.rbela. M-.icep. G rave m al, que son ios eco* de RcDchild. F iedfeld , aprisa camina con ella al centro d e la m in a , m ientras y o m e voy á evitar el riesgo de que te sigan , y á hacer la deshecha. Vase íieuandoU Á Isab» C a ri. ¡ Vive el C ielo, que*no sé que hacer! I ta k . Favor. D entro Rench. Isabela e s: venid presto. Salen por la p uerta Piper , M acepa , y Soldados con luces ; y por la izquierda R.enchild con lu z y espada desnuca. Vip. Seguidme. Kench. M uere tfaydór. Cari. T e n te , que soy yo* M acep. ¡ Qué- v e o ! R ench. M armol soy. Pip. ¡Q u é es lo que m írof Macep. \ SI R e y a q u í, santos CleloSi con Isa b e la ! Pues c o m r.:confuso e s to y ! Rench. E<;toy m uerto. C ari. M adam a , á u a ü e digáis M oido- lo que hubo aquí, Pij}. ¿l^ucs qué es esto, Señor? ¿ C ó m o , ó por qué se halla así en tre los brazos vuestros Isabela t.m turbada, y el vestido descom puesto? Cari, i N o !o sabes? P ip. N o Señor. C ari. Y o s í , Piper. Macep. ¡ C on qué ceño m e mira el R e y 1 ¿Q ué será? C ari. Idos todos al momento de a q u í; y solo tú te queda A R enck» conmigo. Todos. Ya obedecem os. P ip. Si volviera á las andadal el R e y , quedáram os buenos, Vase, Rench. Sin alma esto y . M acep, V o y confuso. Vase. Is . ¡Qué intentará el R e y , torm entos! V as, C ari. E sto ha de ser. Rench. N o me acuerdes, h o n o r , que es C arlos el m esm o á quien M acepa culpó, y en cuyos brazos encuentro á Isabela. C ari. Y bien , R enchild, de todo quanto e«tás viendo ¿qué crees tú? Rench. Q ue hay quien quiere m anchar mi honor con excesos. C ari. ¿Sabes quién es? Rench. ¡Ah Señor! Pues dudáis vos que á sa b e rla R e n c h ild , lavara la ofensa con la sangre de quien;:C arl. B u e n o : ¿pues no has visto e n tre mis braxoi á Isabela de su lecho robada? R eneh. S í , grao Señor. C ari. ¿H abia en el aposenta o tro que y o ? Rench. N o señor. C ari. ¿Para atreverse á este riesgd sabía o tro mas que y o que estabas ausente % Rench. C reo que no< Cari. ¿ Pues quién pueC.íS cree» que d e Rttlíovít. V edr. E n efecto, froe ha cotnetido e fte exceso sino y o í 'Rench. C a lla d , señor: í)ue no me juzguéis os rueg» capaz de hacer ;v mí R e y tal oprobrio. Quai>to veo es ilu sió n : quanto cscucík> es un podci'oso efecto de! aGJso. C ar!, i Ah Irjsn R cncIñlJ! A oarte. ¿está de m odo la tnina q ue hallen su ruina los SuecoS; si p reten d en asaltarnos? Coll. Sí señor. Vedr. M ucho m e alegro, y a que itn --.caso dispuso que no q u e ja se en el duelo vencedor. T riunfe cl ardid, Collovin.« , donde el esfuerzo es InátiJ'. Lo que e rtra ñ o Rench. Y o m ii t e s n u i o n i o s c c n ¿ o e s , que un G eneral ex p erto, d e v i i . ' j ’r?. n o b ’c z . i ; y luvnca com o C arlo s, sin defensa p o d r a « hallar e n (ut p e c h o dexase por tanto tiem po m a s a b iÍ 2o u n o s in d icio s el rio> de mo».io que hayan tan J i h i l e s , q u e u n o s h e c h o s podido en trar sin gran riesgo tan v e rJa Je ro s y h ero ycos en ia Plaza los seis mil c o m o d e vos oigo y v eo. M oscovitas de rtiíje rz o , CÁrl. ¿C on que no soy y o el autor que reclutó M encicof. de este crimen? S a le M enc. S e iío r, en este momento Rench. S e ñ o r, vuelvo lle g ó á vista dcl castillo, á d e c ir , que ni lo sois, con Seña de p a z , un Sueco ni aunque queráis podeos serio; pues una ilm a hecha á noblezas gallardo; y hablaros quiere. 'X>mo la v n e sírá . coiucnipiu P ed r. Pues condúcelo á este puesto; y saüd todos de aquí. Vase M encicof. qi¡e no puede producir Coll. S eñor, que miréis os ruc'¿o infamias ni A b a t i m i e n t o s . Cár/. A Dios , R enchild : á‘ premiar que puede ser un traidor, v o y la lealtad de tu pecho. y q u erer::;Rench. H aced vos lo que gustéis; P edr. I d ; nada tem o, q u e y o en esto me m antengo. Vase C o ilovins; conmi^io está, N ad a im porta q ue M acepa, C drl. st lo fu e re , un noble esfuerzo. p o r disfrazar sus excesos, Coll. Y a no replico. hiciera cóm plice al R e y . F ie d . ¡A y M acepa! N a d a el que me envíe iéjos p o r tí ni un punto sosiego, Vanse. d el cam po , y halle á mi esposa Pedr. ¿Q uien sera? en sus brazos quando vuelvo, Salen M e n cico f, é Isa b ela em bozada y nada en fin , que mi infame con capa. m em o ria, en este m om ento, M enc. E ntrad , que aquí está. Vase. me acuerde que es quien manchar Isa b . H o n o r, mira lo que em prendo p o r tí. quiso m i honor algún tiempo; pues y o , á pesar de tan íuerte* V edr. Sueco y di quién eres. indicios crtmo e sto y viendo, Is a b . ¿ H a y alguien que pueda vernos? nunca he de creer q ue el R e y P edr. N o : y porque estés mas seguro, me o fen d ió , ni puede hacerlo. Vase, cerraré dp este aposento L a s cierra. Aposento d e l C zar. Salen éste) Collolas p u ertas: qu^ y a vinieses vín s y F iedfel. de guerra ó p a z , nada tem o. F ie d . ¡C o n q u¿ cuidado me tiene A ^, Y a est.ín: di q u i« i eres. «1 saber que no haya vuelto Isa b . \Oé Desaíbrese. M acepa donde quedé P e d r, ¡Q u é es lo que he m ira Jo , cielos! esperándole I IsMb. ¿ M e conocéis ? C P edr. i8 'Pedr. D e eso nace mi admiración. Isa b . A q ué vengo oid pues. V ed r. Si ic a so vienes á hacer mi vida trofeo de tu brazo , considera quàn tiranam enie belloi tus ojos en el instante que te vi lo consiguiéron. Jsab. Q uando viniera á rendir, M oscovita i vuestro ah en to , como presum ís, creed que para lograrlo tengo, mas que herm osura en mis ojos, en mi corazon esfuerzo. A haceros una fineza es tan solo á lo que vengo, ¿ V o s del Príncipe M acepa no est<ii5 ofendido? Pedr. Es cierto; y á pod er veugarm e:::Jsah. A mí, gran C z a r, me toca p oneroi en ocasíon de lograrlo. T ed r. ¿Q üé dices? Isa b . E«to os ofrezco. A m ed io iia aguardadm e con algunos de los vuestros al pie del m onte em boscados; y ijuando y o con un lienzo haga la seña , podréis salir, V sin ningún riesgo, haceros de su alevoso corazon árb itro y dueño. Pedr. ¿Pues c ó m o , siendo d e C arlos aliado, cre e r pucilo que me entregucis íu j>eTSona? Jsab. N ad a os im porta el saberlo; baste el o ir q u e 5 o y y o la que entregart>sle ofrezco. p e d r . Basta 3 a , hcim(js.i Isabelai liado en ti’ ofreciinit'iito, iré doi.de tú uie mandas; y como logre ver preso á ese a!*jvoso C osako, pide quanto qiiicras: ;p e ro qué putxle d a rte quien y a tribut:; á tu hermoso cielo por ofrenda u n albedrío. £ l siüo ' y sü corazón por feudo? Jsab., N o con lisonjas queráis o fen d er h o y mis respetos atreviüo ; pues quien sabe, p o r no escuchar lisonjeros halagos de un tem erario, ■vender su vida á ios ciegos rencores de su enem igo; si vos lo c o , o sa d o , ó necio> dai« en adorar las luces d e sus ojos halagüeños, p o rq u e no miráis los suyos, sabrá arrancaros los vuestros. P e d r . L u e¿o M acepa:::Isa b . B astante os digo para entenderlo. A b rid la p u e rta : y á Dios. P edr. N o qu iero excitar m olesto Abre» tu s rig o res, si bien m iro q ue estás mas belía co n ellos. Jsab^ Cansado estáis. Pedr. V e te en paz. Jsab. N o os tardéis- ~Vase embozándose^ ^ e d r . A llá te espero, pues m as estim o su vida, que el mas dilatado Im perio, y a s t f T iendas d e cam paña. Sale K enchild. ■ K ench. [V álg am e D iosl ¡C c m o c rc c c n ios acasos por mom entos para hacerm e creer que el R e y €S quien torpem ente ciego quiere, ofenderm e! U n puñal encontré en el quarto mesxno ■de Isa b e la , y en sits filos el nom bre prabado veo -dcI R e y . ¡O mai h í y a amen -mil veces el c in o íl diestro, <jue para to rm en to m io esculpió en el duro acero seis le tra s , seis basiliscos, q u e con su vista me han m u erto ! jP o íib le es que un R e y tan noble, tan heroyco y justiciero, m anchar intente el Ixmo'r d e un vasallo, c u y o eífocrzo le dió mas triiinRis que tiene P ro \incias su vr.sto R ey n o ? ¡Q u á n Jo y o , en v e z d e entregarm e á ias dciici.iS d e l s u e ñ o , voy p o r defender su vida de P u lto va , á poner la mía en riesgo, p u d o Intentar Cárlos D oce m anchar el tálam o honesto de R enchild tan torpem ente! ¡A'h! N o es posible, no:::- ¿P ero no es su y o aqueste ponal? E l mismo lo está diciendo. Ah C á rlo s, que son m uy fuertes os indicios) D em as de esto, ¿el encontrar y o a Isabela ^ en sus b rciíos, no es un cierto testim onio de que él tué quien me ofendió? N o , n o , zclos, todos los indicios m ienten, no es capaz su h ero y co pecho de tal vitcza; fué acaso haüar en sus brazos mesmo* á Isab ela; el encontrar este puñal en el lecho, acaso fu é ; y aunque llueva la casualidad enredos, accidentes y testigos, q ue cautelosos y diestros hagan creer á los ojos que el R e y com etió este exceso> sabrá mi heroyca nobleza desm entirlo y defenderlo. S sle n C á rlo s , Macepa^ Pi^er^ é Isabela. C V r/l.Y a M acepa confeso su c u lp a , y con juram ento m e prom etió desistir d e sus injustos deseos. M e la pagará, si osado falta á la promesa. T ip . Cielos, el pasage de esta noche m e tiene de dudas lleno. C .irl. H e a llí, P ip e r , el mejof vasallo del universo. ¿R enchild? C á rl. S í; tan Sueca es la cara com o los hechos. L a comida. *9 q u e hubiera tro cád o y a en caricias los desprecios? P ip . ¿ H o y el asalto? C drl. S í , P iper. Vip. Pues y o , sefíor, no lo apruebo, miénCMS L cvenup no llegue, Ci)mo e«;perais, con refuerzo. C ari. Pues y o sí. SaL-n R en ch ild y Suecos conducie^u preio J un Soldado derrotado. Rench. A queste Soldado, - q ue estaba en aqueste cerro de c e n tin e la , -atrevido ha abandonado su puesto. C drl. ¿C on qué motivo? S j d . 2.0 Señor, con el de no haber y a esfuerzo para resistir el frió que hace allí. C árl. T e com padezco. V é , y haz que vivo le quem en. Todos. Señor;::Cárl. H az lo que te o rdeno, pues un Soldado ran débil, que co;itra el rigor severo de la milicia abandona tan fácilm ente su puesto, p o rq u e no le m ate el frió, justo es que y o le dé fuego. M acep. Su desnudez le disculpa. C árl. T enéis razón; que unos cuerpot tan delicados no pueden sufrir un cruel Invierno en la U crania sin vestido. T om a e’l m ió , débil Sueco, (^Q^uítase la p ó n te le ,y vuelve á cum plir [casaca,y se coD tu obligación sin miedo, {la arroja. E n adem an de quitarse las casacas. R ench. P ip .y M acep. S e ñ o r, el mio:;iC árl. ¿Q ué hacéis? S oldado, ese tu y o es bueno para mí. Sold. 2.0 S e ñ o r, tan roto:::P a rte R en ch ild . Carlos h a b la aparte C drl. N o importp ; y o esto y hecho con P iper i é Isa b ela dice a l oido á trab ajo s, y no extraño [Se pene la la crueldad de los tiempos, (casaca d el d M acepa. Isa b . A l pie del m onte, Macep. A dvertid que:;:[Soldado, luego que com áis, espero. Oárl. Basta y a. N ieva. Macep. M uy bien. ¿ Q u é q u errá Isabela ? P a r te , S oldado, al m om ento, ¿Posible sería y c id o s, A parte, y desde hoy ten advertido, c 2 que 20 ios ánimos guerreros, quando íio hallan enemigos, deben lidiar con Jos tiem poí. S'jid. 2.0 C orrid o vo y . Vase, ■Míicc'p. Admira^io ine tiene wi h eroyco -esfuerzo. T ip , V c d ,5 e « o r , que es jhugIio cl frío para estar así. C d rl. M u y bueno; ei frK> no está en Ja 'Ucrama, Piper- E l sitio siem pre con sangre enemiga, y verá como á «□ exem plo sus SoldadoÉ m ultiplican, *i no el núm ero, e-l esfuerzo. T ip . Bueno es que ios iie y e s salgan - á m an darj mas no que -en riesgo se pongan de que una bala pueda d a r fin de su aliento. 'Céirl. ¿Q uándo íe ha visto que iwi R e y m uera de baía? ;M u y bu en o ! M as R ey e s se han visto siem pre, P ip e r , en palacio m uertos p o r un tr a id o r , que en la -guerra p o r sus enemigos jntsm os. Sacan dos tambores con m anteles y das-, y dos s illa s de cam paña, T ip . 2 Pues dond« ? C drl. En tus huesosu. D íin le d e heber\ suejia .un :tiro ró m p ese T ip . N o me atrevo á replicar, JípeerU. t i vaso , y cae muerto un criado .que £ s td pf.r-.^ae sé que es p erd er tiem po. ju n to a l bastidor.\ W d e la s a lv illa I a I^íacep. Señor , ved q oc eí¿tá nevando. ,dexa caer y y M acepa se .levanta C drl. Ks v erd ad ; no había hecho {SiétilA■asustado. reparo. ( se d córner , y M acepa. Rench. Señor , ^ ñ o r u : .'i. -Sí; pero aquí A p a rte. C drl. ;Q u é ? quiere com er con todo eso. P ip. U na bala:r:C nrl. Yo hidré tu cuerpo á traba}ns, A p. C riad. 2.0 ¡M u erto so y ! estnstcoiwnigo algún tiem po: {Jiros de ¡V álg am e el d é lo ! M .icepa. {la P Iaza. "Pip. R o m pió ei vaSi,©. M acep. G ran sefior? Ciirl. y b ie n ; ¿no o a y otro? C ir/, H oy Vi}}. Y dexa un criado m uerto. con mi •música comemos. C drl. Riítí'radle. ; V e s ahora R t nch. i'Ionor , no puedo olvidjtrte. V ase RenchU d con los que se Álevan C .rr/. RcjicMil.H, Lpopas teneinos? , .al muerto. ^íC(V'/^-Seis mii C osnkos, y cerca (ie veipífe y dos mii Siwcos. C . ■/ j Q u é á f n í á quánt-os me comparas? R i- : ¡ J ¡ . A uiK) , señor., pero bueno. C drL M.il cuent.irs; pnes si «im Soldado q;ie los (f)!’«; mt-smos dcl R ey vale por ctncucíTta; valdrá p o r rr.il y qjirnietitas un O ucial; v un M'>r;irca üc pc!vo y sanare cubrcrto, c.ipir.mcrsrriJ.'> SwS huc^itt'S, j aniiu.indii con su e>:emplo ;us ílel'e coí.rrj'Se por f;trn cT'^rc'' '"te ro : y a í i , el P r r .ip c o re q»úeta h ic c r <'’■*'5 m.»«: mTiuT<í> fU evr.í'virn SM. m;5S trv'p-rs, en !;■■.•.i»- dcl oerro la y ar.i'.^r.'o sal¿a á iTiHiK-h.^rU el prim ero ■como á un R e y t-uví?.respeto, jy fué á exercer su rigor con ese crl.itk»? ¿P ero, M acep a, h:í!)eis y a acabado? M acep. S e ñ o r, vo;U“ C ari. T om ad .ásteiito. f^ a ie p . T em blando e sto y , C árl. iia o s pofjitrs son los que tienen mis Suecos ' ’ p o r regalo en sus comidas, P rín cip e; pero supuesr© q ue no os.^<rt.tn ; vé y d i, P ip e r, que otros tra y g in al m em ento p;ira M.ícep;:. íia b . jQ u é Hcn •reprehenjí() su infa-me miedo'! A p, Alare;'. ¡C»;rudo t';J o \'! Y o. St-ñor:;;Ccirl. oto á J)i<is ,-qiie si-en vns veo ejf.i b 'x ez.i «'tr.T \ qz., ;nví iiTrentar.é de teneros A l oído. en mi mesa. S ^ de T u l tova. 21 Salen 'R'enchiid, y una A ld e a n a . así libertarle pienso. A fKench. A quí está jel K e y . C drl. 5 Luego él nunca te ofendió? Llcga^ ÁKlciina. A id . Ñ o señor. L ogré mi intento. A p, C nrl, ^Q ué es eso? C árl. R encbild , haz que á esa A ldeana 'Rench, E fta A ld ean a, señor, que q u iere hablaros,. A id . jQ u é ceño tiene ei Rey-! C d rl. ;-Qné es Jo <jue quieres 1 A i d . S e ñ o r, que un Soldado v u e ^ fo , cajutelos© y atrevido cw i halagos lisonjeros ha burlad© mi inocencia. C drl, Y b ieo i <qué pides? A i d . Os m ego que Jiae Jiagals justicia. C d rl. A nadie^ si la tie n e , se la niego. V é , Renclúld , infórm ate quién <es el S o ld ad o , y presto hazle despegar de u n m onte. A i d . ¡Q u é QÍgo! Scflor, y o preten<io solo q u e le hagais .cumplir sus fakos ofreci^nlentos. C drl. ¿Q ué es lo que ofrecicS? A id - Casarse conmine. C drl. I Y no quiere hacerlo? A id . N o Señor. C árl, P ues y o , A ldeana, hago p o í tí qua«fo puedo, que es castigar sus eiig.tños como Re^j% T ¿ en .el inomesrtO que le hubieseji despeña<k> llévale contigo al pueblo; y el quí: facultad .tuviera, que os case. A id . ¡Q u é £5Cticho, cielos! ;Se6or:i:C árl, C on fu insta m uerte vt ngaJo ^ a tii honor dexo. A id . P.ue-8 si no -habcVs de obligarle á casar , f-cño-r, no qm ero qtte roiícra i-nocenite: é l n u n ca, pnr mas qiie me quiso un tiem po, se atrt'vió á -oten..ter ítií honori y o arfc?pemi.da os confiero,, que crey en d o le uiaudárais cr..Mr ci-'ninigo al intím enlo, le acumule cal delito: Je co rte un verdugo luego Ja lengua , po rq u e otra v^z •no engañe á un R e y justiciero. ITodos, S eñor;::C á r l. L levadla de aquí, y executfld lo que ordeno. A ld ^ PiedadC á rl. Basta. Y po rq u e sepa» {^e U ’oanta, 6X1 adelante mis Suecos, q u e no viniéron ^conmigo -á enam orar lisoaieros bellezas., síjw á m atar, h e r ir , y ganar Im perios, haz qiie á él Je saquen los-ojcK. Jklacep. ¡Q u é rigor! ’C á rl. Q ue sepan qiMero, que en un Soldado es delito el .am ar: pero pues dexo •castigada así su .culpa, justo es que prem ie sus bueno» «ervicios: -yo W señalo, «i es S o ld ad o , el mismo sueldo, pOTi^e pueda mat>tenor-se miéntcas viv a, que á un Sargento, Jleucli. E stá bicij. iCdrl. ¿ Pues qné aguardais;? JUencli. V am os. C a s t r e n IoS:CÍélos, R e y c ru e l, esta injusticia, dándote .el ^íin mas fiinesro. ITase con M.jcep. S e ñ o r, por m u^et;::- ^ m c h il.d . Cárl. M acepa, los Juect*5-que salícn •sei'lo, tiancn unas ieyj»« sd as para .caftigar dos ■sex^, Js.Tb. ¡R a ra enterezaJ P ip . P o r mas tjue á .compasión me movíécon sus ojos, no me atreví (\ reprehender sus decrctos. C á rl. ya.tocicvs en un Soldado h.;beÍ5 visto qu.'in severo cl crim en -de .amor .ca&ngo: gi)árdcr.e ,de c<4mot-..r[o, •vasalU’- s., el que no -tiricra 5u£ijr Híi castigo jiicsiao. T il SI E l Sitio P ip . A M acepa dírtg{<5 cstu amciT.iza su ceño. C árl. V e n id , V ase con P iper. M acep. Iré á ver q ué quiere ia ingrata por q'iiejr pa:dezco. Vase. Isa b . Ya honor I1v;íó la oc.ision de que cit mi v;.i mi sexó comfí of^^ndiij c.istigo ' Jasc'.5'pi> de un lisonjero que intwjífa manchar osado e! honor q u e tiene dueño. Vase. Mont<f, y en su a ltu ra a I centro áe la. izq u ie rd a un castillo con cañones y con p u erta r a s tr illo , que sirve de puente p a ­ ra pas.tr el rio V o rskla , que naco en el centro d el m onte, y se despeña, por ju n to a l castillo y a l pie d el Monte ácia la i z ­ quierda matorrales', en lo demaS árbo^ l e s e l sol en medio curso \ echan el ras~ tr illo ',y salen per la puerta P ed ro , Mea-' Cicof, F ie d fe l , y M oscovitas. P ed r. A h o ri que el cam po contrario está cri profundo silencio es ocasion: id baxando por en tre aquesos espesóS árboles sin hacer ruido. M encic. 'fVffícSy se ñ o r, no sabrem os don.le vamos? P edr. M encicof, y a te lo dirá el suceso. Básteos saber q u e será él día mas placentero este para mí. F ie d . P esajes, A p a rt/. ^ q u ile s serán sus intentos? P edr. A hora eütre estos m atorrales em boscados aguardeitlos ocasion d e conseguir Cita accíoii. Mcncic. Ya obedecem os. Se emboscan. Sale Macep. A queste es el sitio donde me dixo el dulce em beleso d s Is.íbcla q ue agu.irdara. ¡Q u é fuera q ue el d u ro Ceño do sus ojos se dcabastí p.ira tní crt este m om ento! F ie d . Penas m ías, ;n ó es M acepa Ap. el que áüia aquí va vlnicndoí M acep. Iin vano Cárlos espera que olvid;; ) 0 el am or cie^o con quií la m iro ; pues ántes se va aum entando en mi pecho. { V álgam e D ios! (Q u e esta noche hablára y o al R e y , crey en d o q ue eca F iedfel! M uchos daños me va el engaño trayendo. Pedr. Ya Linpícza á cum plir sa ofert* Isa b e la , pues advierto afii ui iui.uiie Cosako. M .íc:p. D iscurso’, no lisonjero nio pintes dichas ahora, si he de ver lu?go desprecios. Sale Isab. A quí e stá. A lb ricia s, honor, pues y a á aseí’urarte cmj>ie20 . Ap, Macep. N o d irá s, hermosa ingrata, que-obediente á tus preceptos no me ves. Isa b . I Si habrá venido el M oscovita? Sale Rench. Siguiendo á Isabela::;- P e r o , honor, ¿no es el C osako al que veo? é\ e s; pese á m í , que y a van á evidencia los zclos. M acep. ¿Q ué miras? Solos estamos; nadie hay que de im pedim ento sirv a , bellísima ingrata, á tu ru b o r: y a tu pecho puedes descubrir á quien íin o , enam orado y tierno vive am ando tu herm osura. Isa b . P esares, á nadie veo. A p ,‘ M a ce^. Sí á esta parre m<? has llamad* para d ar el justo prem io Á mí p asión, d ilo , acaba; q ue no habrá acción, no habrá riesgo q u e no atropelle mi am or, si cam biados los desprecios e n caricias, das siquiera una esperanza á mi afecto. R ench. ¡A h infam e, qué pronto olvidas la nobleza d e mi pecho! M acep. Si te cansan las caricias de un esposo, y sus respetos te obligan hoy á callarlo, d ím elo , y -verás quán presto te llevo donde sin sustos, sin tem ores ni recelos, puedas decir que aborreces aun su nom bre. isa b . F ingir quiero A parte. p o r detcucrlti untr<;tanto que d e P ultova. R en d i. ¡Q u é es Io q n e m iro j M acep. ¡T raidores! Isa b . A s í, villano, y i e llega cl C zar á este p u esto . P rín c ip e , y a es ocasioo de que olvidando respetos dcl lio u o r, aquí os decláre lo que calió , y lo que siento. Y o op am o:;:- N o , no queráis manifestar con ex trem o s vuestra adm iración, pues sé q u e a vista de Jos desprecios que os hice hasta a q u í, os será qu;tsi im posible el «creerlo. Rench. j Ah vil m u g e r! P ero jnales^ apurem os eJ veneno.. Isab., Y o os am o , s í , y Ja m em oria d e ese despótico dueño de mi voluntad , ha dias que justam ente aborrezco, R en ch . ^•Qué esto escucheJ Jsa b . Si hasta aquí no os lo d ix e , fu é , ctey^endo ménos verdadero y ürm e vuestro am o rj mas h o y q u e os veo dispuesto á m orir am ando mi htí-rmosura^ « o p re tío d o encubriros mis pesares; v u e itra s o y , s i, Jo confiero,. A lb ricias, .que en tre esas matas he visto }'a á quien espero. Sacadme de aquí , llevadme donde pueda sin jcfcJo decir i voces q«je sois de mi corazón el d u c ío , . Rench. Antes sabrán m is fu ro rts, villanas aJm.is, haceras confirmo lo que te quieroí así venga mi nobleza quantos agravios has hecho á mi fama : y así en fij# castigo tu atrevim iento, M acep. I Ah cautelosa! Jsab. I Pues qué pu d o tu villano pecjio im aginar q u e pudiera jdar al ojvido respetos •de un £ sp o so , ,á quien juré uua eterna f é , á quien debo *’ u n fino am or , y i quieo siempr# q uise con igual « x trcm o ? i Pensaste que mi soberbia «e Jiumiliára jen «n m om ento Á prem iar esa pasión in fa m e, ese vil exceso .de tu osadia? ¿C reiste m i corazon tan ageno ,de constancia., que ylníeía á rendirse á tns deseos tan fácilm ente? Pues n o , tengo v a lo r, te n g o esfuerao para contrastar porlías, para despreciar extrem os, p a ra pastigaj u.eljriosj y aun para hacer {|vive ,el cielo'!') pedazos á quien presum a .que p u e d e , ni aun el soj m esm o ser jnas claro que jn i honor: m as p e d a z o s q u e d e lito s s í, y o jo xligo^ y' Jo Je x o v u e s tra s v o c e s co iD e tíé ro n . y a p robado, ^ n fin, .ahí M acep. ¡Q u é d ic e s ! .¿Pu^do c r e e r ese encm ’go te ;cm rego y4 Prdfj, e5a d ic h a ? l u y o , y .de mi ho n o r; y a ves Isa b . Si el haberlo, .que sé cum plir ilo .que ofrezco: confesado y o , aunque ta rd e , n o q uiero o tra recom pensa no os b,«ta p ara creerlo; de t í , ,que el que si los itíe.mpos y o os daré una prueba ahora jnurm ccan., qu,e fué esta acción que dÍ5Í,'c esos recelos. [S>ua .ellienzo» iTias vengativa en efecto, Pedr. Ya hizo la seña: salgasaos. q ue h e ro y c a , .afirmes que solo Isa b , Ya !.i señal tiu en d iéro n . p o r librar de sus excesos Macep. ;Y quál es? repetidos mi honor puro, Isa !'. Ksta. p u d o mi nf»bleza hacerlo. Pi’í/r. A sí, infam e, {L legan por detrás, I i e á . \ . \ y M acepa! ¡Q uién pudiera Ap, castiga tu culpa el cielo, ( j le aseguran. secane de tantos rie>gos! M a eep . jA y de m ii P eá r, Ilu stre Su«ca, los siglo* ad> 24 £f .Kliv.írarán siem pre un IteCho t.in p?rc'2riiio, Ibnan.io tO nom bro do elogia eterno. í^ lJ a J o s ^ l;jv ad ap risi castillo tíste y>tfrviiíso * C o sa k o ... MiíCi'p. ¡Afi yil cocííürilo!’ j'joii fu 5 astucias tns his muerto!Js.ib. T i’; ¡US JiutiiitaJo dos veces m atar :n¡ Ijoiior con excesos. M .u Jp^ ¡Q 'i'á r» b la ! Si ) 0 , villanos, Iludiera cobrar nri scero;-.:Pedr. ;Q 'i^ esperáis? L levadle. Y Cá, gloriosísimo modelo de le a lta d , ei) paz te queda. Isaht T u vi>a guarden los cielos, gran C zar. M .icíp, i Pése í mí! ¿ N o h a y nacíie q iu am pare mi vida, Suecos? {^Llévañle. S.ih’ Renc/i. N o te m a s, que y o te am paro. C analla , aii.i va mi aliento i iMiitiiroj esa prosa. Js .ib. I’cíi el p a so , y el acero^ ^ I\cn-j!iild. liench. Q uifa. Is.ih. ; .SaNe'5 que eStf tu Iioiiof ol’etidió? P e n íñ . Por cío, para venn:'H'me despue?, v oy á librarle m uricudo. Vasé. Jsa^. E sp era, aguarda. ¡ A y de mí! Ya es forzoso que mi aliento ei'.cre á d efen d er su vida. A l irs¿ y salen fie d fe l y Soldad 9S4 F u d . Así Vengarte resuelvo, ami^o. D aíe á prisión, cruel. Is.ib, C ó itljt::y7t\Y. P^est(> suL>id al m onte con ellá. Is.ilf. H e n ;l:ild , R.eiwhilJ. L lé ‘f)4 HÍa4 J.^í’híK Rénth. ¡Q u é o ig o , cíelos! Ísalíe'a. F i-'J. (Sob^e amÍ20, y a a iu e s ti víctima óffezcO á tus fu r-res. J f ?/». R onchad. (m e ío D.'iili-. lienck Perdona h o n o r, que pric% mi espos i-.:- 0 .)iide;: ¡:iy triste! \Sale, T c iíc d , volvedm e al luoracnto stito frr vida q u e me líevais. S.ile Collovins y Sold.idos a l Cixstilíoy eciuin el r.istriíio : empieza:t d s.ilir p -^ el m ju te, Pcdro^ M cncicof y M oscovi­ ta s , coKdiiriendo d M acepa: R enchild rm p/eza d subir el monte. Q'tÍl, E c 'u l el p u e n te , h a c c i-fu eg « . M .lC i'p. S l K C O S , SU'JCOS. P e,ir. R usos mios, a p risa , que á socorrerlos v ie n i gente. D e n tr. Cari. A p risa , P iper. Salen C d rlo s, P iper y Soldados", entran d Macepa. en el c a stillo ' salen F iedfel y Soldados conduciendo d Is a b e la , in ­ troduciéndola d su tieììtpo en el castilla, e l que dispara contra Carlas y los suyos, que suben a l m onte',y echan el rastri­ llo a rra d o . ¡P e ro qué es lo q u e esto y viendo! A e llo s, amagos. P edr. Entrad» C drl. V illanos. Pip. S e ñ o r, que el fuego es m uy vivo, C drl. N ada im porta: á e llo s , animosos Suecos. Pedr. R u s o s , al castillo. C drl. j Ah vfles, que burlasteis mis intentos! p ip . Retire'monoSí- señor, que está nuestra vida en riesgo. C drl. S í, retirém onos, Pt];>er; pero se a, fuertes Suecos, para vengar sus traiciones. R ench, \ d y amada esposa! prest® iré y a á morir contigo, ó á librarte. C drl. D i, ¿ q u é hacemos? A RenchildV e n , dispónganse las tropas en el in stante: asaltemos esa altiva fortaleza; y á la violencia del fuego activo que vuestras almas d e sp id e n , caygan sus lienzos, y en tre sus tristes ruinas lloren todos su escarm iento. V e iiid , venid { y conmigo, d e dolor y rabia llenos, dccisl que m ueran los R usos, de P h¡(<}V0^ y vivan los fu ertes Suecoí. Todos. M ueran los soberbios Rusos^ y vivan los fu ertes Suecos. cru el! |A fi F ie d fe l, q u é aprisa m e abandonas! ¡M a s, qué inuclio, sí h o y abatido me miras 1 A rrib a F ie d . M acepa. ACTO TERCERO . M acep. ¿Q uién llama? F ie d . Ahí Cdrcel obscura y con una la m p a rilla r « un firme amigo te envía la lib ertad , usa de ella, cendida. M acera con prisionespues te va en ello la vida. Cae un l i o , d el que sa c a rá M acepa lo M acep. ¡A h d é b il, ah m om entáneo que dicen los versos. pod er del hom bre! ¡A h m entidas M acep. ¡V álg am e ei ciclo! ¡Q uién hoy y engañosas esperanzas d e la tierra! ¡C on q ué prisa en m edio de mis desdichas os desvanece la mano se acuerda d e darm e alivio 1 mas flaca! E n vano fabrica ¿Y qué será en lo que cifra nuestra ambición y soberbia* m i libertad? E ntre un lienzo sobre nuestra idea misma, viene una esp ad a, una lima, babeles con que escalar una llave, y un villete: el cii?Io de una aprehensiva forzoso es que en él m e diga y fantástica grandeza; cl uso que debo haceí en v an o , en vano m aquina de todo. N o poca dicha levantar nuestra arrogancia f u é , que piadosos los guardas del polvo de nuestra indigni la luz de esta lamparilla debilidad simulacros» m e d e x asen , pues si no, donde adorada y te.nida sin saber me quedaría se m ire, pues un instante, lo que este papel contiene. un m om ento de improplcia L e o , pues. fortuna los desbarata, ^ A m íg o , el C z ar manda disponer con los asola y arruina. »»prisa el cadahalso donde debes m oD ígalo y o , que ha un instante i»rír; el deseo de libertarte me hizo qui( ¡ q u é ciego erro r! ) m e creía •»tar (co n gran riesgo de mi vida) esa despótico soberado « lla v e , que es de un postigo secreto de Moscovia 7 y y a se mira « q u e tím e lo mas profundo de la p riaquella ambícicni sujeta «sion, y va á dar á una estancia d c P a la á ana cárcel reducida « c io , cerca de ta qual hay una escalera y ten eb ro sa; las manos Mescusada que iíaxa á los jardines; por. q u e poco ha en mi fantasía »»ella puedes salir á la m iiu , y pasar á dorado c e tro em puñaban, « tu campo. T e envío una lima con que se ven akofa oprimidas «puedes quitarte las cadenas ; y una ' d e duras cad-cnas. Todas* «espada que detienda tu persona ca todas las iJtMs mia^s « to d o trance. N a pierdas tiem po, pues frustrr). ¿Q u ién ? U r» m uger. « re avisa el peligro en que cst.í tu viT ard e co n o z c o , de-^dichas, « d a , el de k facción J e anoclic.’^ en quán débiles cimientos Fiedlel e s , dichas. puse la fib rica altiva ¡O a n íg o el mas v erdadei.'i d e mis pcn<;!mientos. Ya Y o pagaré tu hidalguía, no aguardo sino Ja impía, si la fortuna protege la llora funesta en que -»c bc mis designios. M as, pues insta In c Ucra ven;’ariva el fÍ:.'mpo r»pro, esta luz dei C z a r , mí vida. ¡O memoria pod ra servirme de guia o fias- E l flíi9 hasta el postigo. V il C zar tfin c , sisal;>o, m isiras. V a se c o n la lu z , de su P rín c ip e ; sin ver q ue el Príncipe trocaría Ap-.sento d e l C zar y con mesa con recnp o r la suerte de qualquiera Sale Coilovins \ y luego toda la pom pa nociva, •'■iedfel hablando aparte con Pedro. todo el aparente fausto, I t c d , S e ñ o r, por saber q ue es fuerza y poder con que le miran. q ue os d é C arlos por su vida jA h corazon! ¡quién podrá quanto quisiereis, ia traxe satisfacer tu avaricia! •prisionera. M iéntras M encicof está' 7V¿/r. Bien. H abla, aparte Con Coll, d el enemigo á la vista, Iried . D esdiclias,' escribir á Eschulem burgo in erzá es que en cuentre M acepa, q u ie ro , para que con prisa si ha logrado la salida venga á socorrer la Plaza, d e la p risió n , con el C zar, p u esto que dexa tranquila pues en esta estancia misma, la Ucrania. Escribe, que es por lionde ha de pasar S a le Cdrl. U n fuerte Cosalco M accpa para |a mina, m e traxo desde la mina se queda cl C zar escribiendo. del jard in , sin que me viesen, Pedr. Díla que Pedro no olvida h asta é sta , q u e ser la misma lo que la 'düh-¿. .Cali. E stá bien, Vase. estancia del Czai*, me dixo. T i i d . Mas d e cada vez peligra P ero él cbtá aqui. O sadía, su vida. V ase. preso me le he He llevar P e d r. H erm osa Isabela, i mi cam p o , si sus iras y o prem iaré tu hidalguía, no me entregan á M acepa jA li vil M acepa! ni un p u n to y i isabela. P ed r. Si la mina nii cólera vengativa no produce aquel efecto d escan sa, m iéntras tu sangre q u e mis astucias confian, n o va á lavar tus perfidias, vendrá Eschulem buigo á tiem po jV á lg a m e D ios! quando acuerdo de estorvar nuestra ruina. los trabajos y desdichas paso M acep. T o d ó lo logré segUQ que he pasado desde el p unto m is a n sias a p e te c ía n . <|ue ciñó mi frente altiva A hora baxaré al jardin, Ja coro n a, con horror p o r donde Fiedfe} me avisa; »niro la soberanía y :::- ¿P ero no e s , rencor mÍo, d el trono. ¡ A h , hom bres! ¡q u é poco cl C zar el que allí se mira? U apariencia anhelaríais él es. V a lo r , nadie ^“uede \ del p o d e r, y la grandeza, venir á am parar su vida, '<^7 si. ántes la experiencia misma pues en lo mas retirado ■ pusiera sobre los hom broi del Palacio está. O jeriza, ’’ * y a ocasion tienes: ¿qué aguardas? d e vuestra loca codicia C Jrl. Saldré:::- j P ero qué divisan el im ponderable peso mis ojos? ¿ N o es el que viene de trabajos y desdichas acia el C zar con la cuchilla q u e tra e .e l rey n a .! j O c‘''ga d esn u da, M acepa? Sí. preocupación! A pira Macep. L ogré esta vez su ruina. el jornalero j ^ . U suerte M u e re , cruel. dfc un m enestral: éste envidia A l h e rirle , se U va n ta í l C z a r , quiere Jas riquezas de un hidalgo: sacar la espada^ y se lo estorva CAr­ cl hidalgo la me; tida los poniéud'jle a l pecho la suya. grandeza de aquc*’ MinIstrOí C drl. í\.n ts . y ést« U sobviaiua Pedr. P id r . j A y triste! Cíírl. A g u ard a, ó pierdes !a vida, P ed r. O U. C árl. Calm a y a el acento; de 'Bultova. ay M acep. Sciíftr:::Cárl. N o he m enester com pañía. P ed r. A dvierte que ese Cosako;:;Cárl. Se va á libertar su vida. Vase M a~ Y tú perderás la tu y a cepa. si te mueves. ?edr. C árlo s, mira o por D io s , q ue mas aprisa esta punta;::"Pedr. N o , detente. ¡ D uro aprieto! M acep. ¡A q u í, desdicháS} cl K e y ! T ed r. Pues cóm o:::» . C árl. C a lla , ó :::M acep. D e c id ; ¿q u é causa os obligó á estorvarm e q ue le mate? C árl. Solo el mirar quán indigna d e su persona es la m uerte, P rín c ip e , que á darle ibais. A l R e y no debe m atarle h o y vuestra mano atrevida p o r la espalda : cara á cara podréis hacerlo o tro día, si quereis q u e C árlos D oce no salga á librar su vida. M acep. V e d ::rC árl. Calm ad los d osla acción; 6 vive !>ios que mis iras:::E n acción d e herir a l C z a r , éste de sa^ car la e sp a d a , y Cárlos acudiendo Á a m enazar á los dos. A hora biem C z a r, quien aquí contigo hace esta hidalguía, ▼ino resuelto.» llevarte á su cam p o , y no imagina volverse sin conseguirlo: y así:-.:V edr, A ltivo C á rlo s , mira que han de p e rd e rte los míos, si se em pega ti^ osadía, . D e n t. Coll. A m igos, seguidme todos por aquesta parte aprisa en su b u sca, pues es fuerza que en Palacio esté. Vedr. T u vida peligra si te detienes, C árlos, h u y e ; mi hidalguía te pa^a así el haber hoy estorvado una perfidia. C árl. Y o te lo ag rad ezco , Pedro. M acepa , no os necesita mi v.iÍor : idos. que llegan lo? m ios; h u )e . C árl. Sí huiré; pero camina delante. P ed r. ¿Q ue es lo que intentas? C ir l. L levarte en mi compañía. Pedr. A dvierte:;:-, C árl. Q ue si los labios m u ev es, te han de dar mis irat la m uerte. P íd r. Pues dámela; que á trueque que no consigas llevarm e p re so , diré;::Cárl. Calla. Pedr, A m igos:::Cárl. ü n tra apris.i; q ue no has de frustrar mi intento, p orque una v e z , y o tra diaas;;;- Vase D e n t. Pedr. Favor amigos;::- con Pedr. Dent. Coll. Soldados, p o r a q u í, que ei C z ar peligra. D e n t. Ped. Acudid presto. Salen Co~ Coll. Seguidme, llo vim y Solque tem o alguna desdicha, dados. pues quebrantó U prisión M acepa. V ante. D e n t. Pedr. R u so s, aprisa. L a mutación con que acabó el Acto'se-^ gundo. Salen P ip er , R e n c h ild ■,y Siu cos. K ench. A m igos, pues no parece n uestro R e y , y y a á la vista del fuerte estam os, no cl tiempo se pierda. Pip. ¿Pues qné m aquinas? ^ | Rench. D ar cl asalto al instante, ^ y convertir en cenizas la P la z a , sino me entregan su persona. ¡A h mi querida Isabela! \ Ah vH M jccpa^ i y o v e n g u é , tu pei[fidial P ip . P u e s, R enchi.víj *,10 nos tardem os, p o r si nuestro R e y ^,4•liora. Rench. V am os. Salen Cárlos y un Cosako, C árl. Ya e n e ! cam po estamos sígueme* 1' 5 a» E l stiio Vip. j'Q n^ es lo q ue miran mis o jo s! scñor:::R ench. S fñor:;t;Q u /in t\s ansias y fAtigaf nos haWcis costado 1 C árl. H artas he pasaJo y o , á fé jnia. P ero vamos á asaltar cl castiifo. Rí::cf:, Prevenidas las rro p js , como estáis viendo, nucsrra lealtad tenia, gran señ o r, para asaltarle, si no liailábamos noticia de vuestra persona. Cárl. j A h! si no acuden tan aprisa, R enchild , preso os traigo al C z*r p.«ra tener ihi buen dia: pero con fam a canalla, hico harto en salvar mi vida, con dolor de que á M acepa hubiesen preso sus iras scjJimda vez. P ip . ¡ Al) se ñ o r! V A qiíü vuestra misma osadid ®s h j de causar:::Cárl. S í, Piper^ v in a asalrarJes aprisa, Pij}- j Ah ju v en tu d , quán sin freno á-ru perdición cam ioas! A f, R em h . A librar vas á Isabela, A f. valor; tú harás tnafavillaff. ^ á r l . V a, valerosos Soldados^ hemos llegado á la vista de) castilk), que es cl débil apoyo d el M oscovita. A asaltarle vienen h o y las inv<incibles cucliillas de Succia, á c u y o golpe no hubo m u ro , no hubo vid» que no h ay a llorado siem pre, ó í-ü mue>'te, ó su ruina. P ero ántes .-jue nuestro c s fjg rio se av en tu re , bien que siga los trám ites de la *uerra, y ardides de la «aiicia. H a dci cuStUlo. S a h MeJicic. }Qiñén llama? "En los muTQÍ> C iir/. Cárlos D oce so liciu kabiar C^sar. M ende. AI instante saldrá aquí su v a len tía .. Vaf<. Cárl. O su tem or. Rench. \ A y esposa, y o vine a causar tu ruina! P i f . ¿Qaó intentará ahorax;l R e y ? Salen a l castillo Teáro y Mencicof. T eár. V é , y condúcela á mi vista. V-ase Soberbio S u eco , y a el C z ar Meruic^ está esperando que digas tn intención. C árl. Breve seré, pues tengo la sangre viva. B i exército que ves, á reducir á cenizas viene el castillo y la plaza, con todos los M oscovitas: si deseas que perdone nuestro furor vuestras vidas, entrégam e en el instante una Sueca peregrina que tienes p re sa , y con clU á M acepa. V eár. j Solicitas otra cosa? CárL N o . ^ e á r . Pues si es que tu condición altivá presum e que mi tem or te ha de dar por concedidas aquestas dos conJiciones, *e engaña; qu« nuestras vidas, sin cl precio de una inlamia, esrán y a bien defendidas de nuestro valor. Salen a l muro M encicof é Jsabiht» L a Sueca que mp p id e s, y <jiie miras en fui p(»dcr, vale mucho para que tu altanería presum a que he de venderla al precio vil de una indigna amenaza tu y a. Cárl, R uso, criado toda mi vida en cam priña, no he aprendido á tasar b ie n , á fé mia, una herm osura; mas solo p o r ser Sueca esa heroína, te ofrecí »ü precio lan alto co - V ullova. com o venir y o á pedirla; » q n e , ¿ ser o t r a , ni aun á ta n to mi valor se hum illaría. Vcdr. Pues está á mas p re c io , C arlos Jsab. G r;'n Scfior, mí fé os suplica q ue no propongáis al C zar un partido q u e desdiga de vuestro v a lo r, p o r sola la inútil libertad mía; seguid ei Im pulso noble d e vuestro genio , y las digna» ventajas de v u estro s‘'S uetosj que no im porta que raí vida se av cn ru i» , como vos üo aventareis este día vuestra g lo ria, sujetánd.oos i una condicion indigna q ue os pida el C zar, A saltad Ja fo rtaleza, rendidla, y pasad luego inhumano» á cuchillo su excesiva guarnición; no quede p ied ra que no dexeis h o y teñida con la sangre de sus hijos cautelosos; s í, y o misma os ex h o rto á que saciéis ' Tuestras hidrópicas iras en ello s, sin q u e os deten g a el tem or d e q ue mi vida sea en tre ta n to despique d e su rabia vengativa: porqu e si así uo lo hieierets> y volvéis en este dia á tratar de mi rescate, vive D io s , qne á vuestra vista, fije arroje desde esta to rre á las hüHÜosas orillas del V o rs k la i p o r no nrrirar vuestra fama envilecida. P i’d r. ¡ M uger h ero y ca! R ench. ¡A y esposa! j Al paso q ue tus desdichaj cien to , q uánto es de mi oido lisonja tu gallardía^ Vedr, ¿Oiste á Isabela ? C drl. Sí. Pedr. Pues mira qué determ inas; n el su p u esto , que apénas muevas la planra indecisa ;i‘.iltar cl castillo, divi<lo con mi cuch illa' . 39 su gargafita. A lm a, ünj-m os. Ap, Isab. G ran C arlo s, mi íícsgo olvida p o r tu ^'!oria. Vedr. ¿Q ué discurres? C.írl. P orque veas quánto estim a Carlos D o c e , no ¿ Isabela (p o rq u e al fin es mi enemiga com o m uger) sino solo íu heroycidad , determ ina mi v alo r, que R enchild sea quien ofrezca á tu codicia p o r ella quanto el deseo ó e asegurar h o y la vida de su esposa le dictase: cou él lo trata ; él te dipa, R u s o , lo ^ue da por eila, q ue eso te í^a n i hidalguía. p e d r . ¿Q ué d ic e s. Sueco? "Rench. Q ue puesto q u e dexa en la m.ino mía m i señor la decisión de este aju ste, es bien qne elija 3o m ejor. V alien tes Suecos, Saca la á d ar cl asalto ; gima espadei, «sa altiva fortaleza al rigor de nuestras iras. P e i J b n a , amada Isabela, si tu e;:poso sacrifica á la gloria de los suyos tu viJa am able ; camina á m o rir; que y o te ofrezco li' que cum pla este dia con mi R e y , y con mVPatria, ij á unir con tus cenizas gloriosas, en ci sepulcro donde se guarden , las mías. Ispib. N unca «le^or que hoy Megoé á sab er Jo que me estim.->s, R cJich íH ; y nunca mas digno <e creí d e mis caricias; pues á haber lú procedido ülmra con ménos digna n o b le za , de ser tu esposa me afrentaría y o ml’s ma. ^ h '‘ i almas tan*nobJes .* ‘ C .trl Po’r Dios, ** q 'jc teh^o á los dos en»ídia« I ' í L i r . j K so re s u e lv e s? R ^n ih . Si piensas que es heroyciJad fingida U E l sitio /a que has o I J o : Soldados, i dar tíl a sa lto , arriba. Peár- Putís una vez q ué prefieres tu gloria Á la vida misma de tu e sp o sa , aguarda. V a s f con Jsal/. 'Rc’-'ch. C ielos, ;q u é t'ífentará cl M oscovita? Cari, p o r D io s , q ue si el C zar infame com ete una bastardia, m e l.\ ha de pagar. E chan el puente,. Vip. Señor, el puente echiron. Kcnch. D esdichas, sin duda que á darla m uerte sus rigores se encaminan. tu escarm iento. A prisa, aprisa Soldados, traed escalas, y lloren los Moscovitas en s u . estrago la soberbia de su C zar. Rench. .3i>ecos,, arriba» Cdrl. ‘P í p t r , no quecíes atrás. Pip. Si sucede , á mís ro4iHas c u lp a d ; pero no al valor que entre estas canas se abriga. Suben por el monte Carlos^ P ip er, Ren^ c h ild , Su¿cos y Cosakosj, con escalas los Moscovitas coronan sus m urallas. Coll. A defender el castillo, Soldados. P ed r. H ijo s, aprisa, castiguem os su arrogancia. A stucias mias , la mina A p a rte. q ue para este, caso tuve d e antem ano prevenida, me ha de valer. ^ C drl. Suecos ^ Ío s, á pesar de las cuchillas q ue le defienden, ganemos , el fuerte. P ed r. C árlo s, la vida , t e costará ql intentarlo. M encicof, hajie esta altiva 1« nación hoy f n jnls astucias su inevitable ruina. S.ilen por el rastrillo Pedro é I s a h l a t V ba xa n el monte. Cárl. jQ u é veo! C on ella viene á nosotros. Rench. A nsiis itiias, ¡qué m iro! Con ella baxa • cl C z a r , y ácia aquí camina. Pedr. P o rq u e veáis que no solo tan heroycas almas cría Suecia, como los tres ostuitfasttíis á ,p o rfía ; esta es Isa b e la , C irio s; . j libre la vuelve á tu vista R ebienta pfirte.d el monte con estruendo arrojando peñascos y entre los in ia lesb a mi nobleza , p o rq u e , veas x .ir d n despeñados algunos Soldados, que tam bién Jos ^Moscovít^s Ciirl. í V álgam e el <;ielo| «aben ser.lj^éroíjs. Y puei,tó, .l O ! R ench. ¡ 4 y de m í!, que miras y a concedida ' U m s. Favor. Otros. Piedad. tu piim e^ d c ín a p d a j^ e ^ c u p . Pip. é Isab. ¡Q u é desdicha! de p reten d er tu osadfa * P ed r. C árlo ?, la treta del pucnt«, que conceda la segunda; que en Moscpu , si no lp,plv¡dai, pues porque de excitar sirva fué cl estrago de rniis Rusos» tu fu.wr í saí’fi que hoy mismo te paga a q n t hid^lgu^N ; ; perderá su infame vida Isa b . j Ah C za r ¡cruejiS.,,, »»-íicep^, en justo castigo P ed r. V am os presto, de su cx5crabíe perfidia. S oldados, su artillería ^ r / . ¿T al pronuncias? tom em os; y. m iéntras todo» . * S í; disponte dicen entre las ruinas:;:® el as 4lto j anim a Unos. C ielo s, piedad. tus esqjadra^»jCf}^retíuitO|, , Otros. F a v o r , cielos. que mi ■eMcra/jlusticia sacia en su sa n a re ,' [^e^íe al-^Pedr. D ecid todos:::su cólera vctnaiiva. [castúio y c ie n in . E l y Moscov. Rusia viva. _ __ C ari. Pues vive D io s, q ue tan ,:ara T iendas de cam paña. Sale Leventip con t'.‘ ha de cost.ir este d u , ; Suecos. su vij.> , conip dirá Leven. ¡Q u é extráñ.Q giccid.ente es este c»c- de tuU oV a, Jl ¿C árlos huir? Quieti no quie: e id o s ! ¡A sí ahandfínadó m orir con gloria mi lado el cam po del Re}' ! C o rred , m atando'.t:inquirid p re s to , Soldiádos^ • " D e n t. Pedr. Quii ,nos rehiran. la causa. ¡T o d o el vagage, ^ C drl. ¡P ero qué voz he ' e.^ci^hado! y artillería en el cam po' R en child , sígueme. sin defensa ! ’ j O u é /desdicha D e n t, Leven. A hora Suecos, habrá sucedido á C irio s! ¿•Quando y o con las reliquias pues h u y e nue.suo contrario. Salen V edrò, M encicof y M oscovitas re­ del refuerzo extraordinario tirándose de L eveniipy Sue.cos.x d quienes que tra ía , y que en tre s choques . embisten C.irlos ^ ^c ^ y aquellos se d iv i­ los R usos' arruinaron, den en dos a l j s p a ra la defensa. Cdrl. jQ u é miro! L cvenúp es: V enía á d a r le fa v o r, e n e«ite s itio , m e h allo c o n ta l n o v e d .id ? ¡A qué buen tiem po h alle g a d p . Í.1 socorro! Pí'vi'r. ;Qu'.‘ atm vivís?/ Q u e lU'S ^¿AÍ'co;” cfo «tp flanco 1 .. . ■sei- J>em. Feár. Seguidm e, p u e s n o h a y q u ie n p u e d a e r to r v a r n o s e l d e sp o jo . L evtn . Snccoü m ío'i, á las .irm as ', pu< s c ó rítriif o S ' ^ so n los . 111^ á noso tro s* ❖ íétieri. . L e v i. .ÍÓV . 7 • •1;. V, ■' • ' D en t. P edr. V e n id a p n s z , Sokíadóé. ‘ 1 ■. a,/ . S¿th’n Pedro y M e n d e df y ColU vini '^ i]iiv x.n ' y M oscovitas, ! V c'-f jP e ro qué veo) .. L even . A e llo s , Suecos. V ed r. Al arnia , 'R usos gallardos, pues de uucvófe enemigos' vemos defendidq el cam po. íe v e n ^ y Q u é e"« de mi R e y , M oscovita? P e d r. M uerto.cueda con sus bravos leones en tre ias ruiíia'S . ' d el m onte, que esÜs ipii'ahdo. L even . íQ ü é d ié e s , crucU ‘Amlpd¿j ' ^ muram os' todo's *veiigando ' á nuestro R e y ; V'edr. En mis hallaréis el mismo estíago .’ vosotros. R etiran los M o9hoviiaf á* D en t. R^nch. 'lüs.SúeCos'f • C 'v y . vc.v-mf'S. f í i i .¡'ijUe asi j ViiiiiiiioSf vWtrc Ja s ruiius vuestras vi Jas! Cdrl. S í, inhum ano,. , q u e no m ueran tan vilm ente ^ los Suecos: Solo á balazos , ^ i e r e n m o rir, no al rigor d e traiciones, y de, engaños. ^ e d r . T ú rae enseñaste en Moscou á vencer con esto s'lazo ?. Cari. Pues a q u í t^ enseñíyré. , á ganar glorias niaiando. A prieta Renchild» *Señor, ganemos por fu e ría el pasp, ' i la CiudaJ.** P e d r. A eso aTp'ro. ' gran S eñ o r, xácséíperadii»’?’ R etir anse de^Jo'^ Suecos. D e n t. Cari. A moir¡r,‘’5ntcs ique vcf " * C ari. H ijo s, su,aicaríce sigamos. Vanse, des’pdfKdó tiücstro cam po. ■ Aposej^^ d e la tienda de Carlos. Salen Carlos^ P ip er, R e n c h ild , Isabela Sale Macepa. y Suecos ensangrentados , y cubiertus M acep. F o rttin a , ¿dp tjué-m e sirve de polvo. que Ficdfe,l^baya librado. P ip . S eñ o r, si apé'nas pudim os mi vida secunda vez s a c a r , aunque fn a ltn ta d o s del g o lp e, tres mil Suecos, ¿qué in te n tá is'h a c e r ? H u y am o j, señor , salvemos las vidas y a que;::Cdrl. C a lia , te.'jerarÍo. de tal peligrp.^/.si hallo cl cam po Sueco sin gente, y triunt;intes nfii contrarios? C on una astucia me dÍxo l ’icdi'el, que el C zar inhumano habla dado la n:ucrte £ l sitio .í C irio s y sns Soláados.será c ie rto , desdichas? Ñ in g u n Soldado en el cam po se v é , q ue sacarm e pueda de dudas y sobresaltos. La t'e n d a dcl R e y es esta: ri i. D t’iit.C arl . V é a hacer lo que manJo> S a lí, [P e ra que m iro! Señor:;:C íir! . M acep.i, ;v o s en mi cam po^ M ficep, Sí señor , segunda vez, como v iste is, me Ilevároa á Ia p risió n ; y crey en d o el C za r q ue m e habia dado libertad la vez prm iera cl Oficial que á su cargo m e te n ia , hizo prenderle, y á mí me dexo al cuidado d e F ie d fe !, qoc miéntras vos ditbais al fuerte el asalto, nic libró segunda vez fin o , le a l, y arrestado. Cárl. ííu élg o m e de eilo M a c e p l| porque estaba deseando veros. ¿P ara q o é , señor? Cari. Para deciro s, villano, q uánto abusais del afecto y tolerancia de C árlo i. parece qne pagai* 1« fé de vuestro aliado, intentando con eTccesos m anchar del mejor vasallo q n e tuvo R e y , el honor? ¿A sí quebrantáis osado la palabra que me distcts, d e olvidar vuestros UviaDOl d e se o s, y venerar justam ente cortesano ia honestidad de Isabela? H e , c a lla d , cállad , q ue q u an Jo m e acu erd o , que soy y o á qoletl esa palabra habcís dado, y un P rín cip e, quien infame y torpem ente ha faltado á e l l . i d e modo me írrito, m e eiiagcno y arrebato, que estoy para ser y o mísmo quien de una vez casiigniido estros d e lito s , <»¿ haga con mi mano mas pedazos qi!e::;- E n acicmaK de sacar la e sp a d a ; M a ­ cepa se a rro d illa y deteniéndole \ y salcK Isa b ela y R e n c h ild y Piper. M acep, Señor:;:- L o s tres. Señor:::C drl. A lzad. L o s tres. ¡M acepa aquí, cíelo santo! A f , C drl. ¿Q ué decís? Sereno. P ip. Q u e y a , señor, están prontos ios Soldados. R ench. T e n paciencia, honor. Tam biett L evenup salió del campo á cum plir vuestros preceptos. C árl, E stá bien; p u e s, P ip e r, vamos; y miéntra*. y o con los mios i una facción útil parto, vosotros con todo el resto d e las tro p a s , aguardadnos á los muros de ía Plaza. Rench. A n te s , se ñ o r, mis agravídl os ruegan les perm itáis la satisfaccion::;C drl. N o mando en ta h o n o r, R enchild : aquí te d exo con su contrario. Isal/. S eñ o r, esp erad , qqe puesf* q u e el Príncipe rae ha agraviad# á mí so la, á mí me toca el dexar mi honor vengado. Rench. T u honor es m ío: y así, . pues tú misma has confesado q ue agravio tu h o n o r, tam bién el mio se vé agraviado. Isa b . £ s verdad j pcro;;;C árl. M adam a, sois m uger; vengar á entram bos toca á R enchild. V a m o s , P iper. M accp a, lo q u e debo hago. Isa b . T e n e d , señ o r; que aunque a ta ra y envidiosa me ha negado naturaleza el ser hom bre, los estruendos me arrullaron d e M a rte , y á sus impulsos d e m odo se h.i trastornado mi prim er néturaleza, q ue solo, si bien reparo, so y m uger para im o , siendo para los demas u:í pasmo. V Q s s a b tis , y »abe cl n u n d o , qne P n i ¿ova. que á pesar del flaco que me rnfafna, ftrá wiCAcero . en todos cñ'cu'éiirr'cs- r;tyo de M .itrc , cuyo-s fu ro r« llo ró cl encinigo k esífagos. Vos mismos , por m is gloriosas ha/tAÍias, tíjc habéis honrado con cl iicbie drslimu*o que goiatt vucrstéos S'oldu'dos: luego Soldado me hicistcts coaio e llo s; y en éste caío no podéis negarm e que hoy cOmo tal vengue mi agravio. Cari. M adatha, os d i ese uniforme, po r no tener á mi lado mugeres , ni au n en cl trage: si quisiereis coñservarlo, y gozar sus privilegios, como uno de mis Soldados, haced por no ser m uger, y entonces podéis lograrlo, {yase con Pip. Isab. Pues si nada han de servirme, como aquí habéis confesado, esios gloriosos adornos, que mis hazafias ganaron, para nada los estima mi valor y así afrentados baxen hoy á ser trofeos (Arroja el somde mi a ltiv e z , publicando {brerOy y dra­ que la q u e nació animosa, (goníií. no ha menester aparatos marciales para ser hoy r a b ia , fu ria , ifa y estrago. Téndosi. Rench. T en te, Isabela , y advierte de qué modo vengo á entrambos. Isab. Porque cl amor no me obligue á ponerme hoy á tu lado uhrajando tu valor, me iré , Renchild , á tu cargo tomaste el Vengar mi honorj ó muere , ó queda vengado. yas6. Miicep. E nvidia os pueden tener, Renchild. Rench. Eso no ¿s del caso, M acopa , quando á vengarse de vos aspira mi brazo: sabéis que al R ey ofendistoís, y á mí j dos son ios agravios que hicisteis j asi tuvierais p a ra vengar hoy á cntraiiabos ’ ■3 dc3' Vfda'?, d«s serian Riñ,a. dc?(»crdtcio de mis manos. JVLtííp.' Aií- ver;í# quii.T tuvo aiieviiniento sobrado par-i ofenderte, tiene hoy para haceric .iq ar pedazos:;Rc'i:h. Lidia , y calla. M jccp. CaH-.), y It’Aio. Pero ja y de-mí ! Desarmado^ y herido estoy. Rench. A cobrar vuelve-la espada, Cosako, q ue pU'es tu sangre vení, me voy á m atar contrarios. . Vase» Macep. Esplera , que acción tan noble merece que yo postrado á tus pies:: pero no , el freno q u e pondré á mi amor liviano desde h o y , d ii^ lo q u ^ pudó en mí un hecho tan bizarro. V.tse. Jariiin: salen por una mina Caries y P iper, un Cosako, y SiKcos. Cari. Pisad quedo , am igos, puesto que ya en el ja rd ín estamos de Collovins, y podemos, guiados de este Cosako que ha vivido a q u í , lograr esta facción. Pip. Tem erario es ei arrojo. Cari. S í , P iper, pero útil sí ie logramos. Ya Levenüp á estas horas cl castillo habrá incendiado como mandó , pues sin gente, y aun sin g u a rd ia , le dexároa los enemigos por sola la vil codicia del saco. R e n c h ild , si venció, estará' á las puertas aguardando con el resto de las tropas el efecto esperanzado de esta acción. Y pues el Czar Con Un ardid nuestro estrago logró , bien es que ólro ardid nos dexe á todos vengados. Pip. M u y pocas tropas tenemos, Señor. arl. P or eso apelamoSc á la a stu c ia , que no todo lo 34 Ei sitio lo han de hacer hoy los Soldados. os está pidiendo am paro. Sale, G u ia , Cosako , á las puertas {Válgame Dios! Todo es ya de la C iu d a d , pues su amparo confusion , todo es espanto nos da la noche. en la C iudad ; con las sombras Pip. A l peligro de la nochi equivocados su ♦alor nos va guiando, Vanse. los Rusos unos coa otros Selva , con un monte ul frente , y sobre él son de si mismos estrago. el castillo , mirado por U parte de la Piaza T am b o r, toca á retirar: incendiado^ caysndo á tiempos sus ruinas-, pues que sin orden los hallo, correrú muralla hácia el otro iado, y en éste iré á ü ar dlsposici'.''ü se verá la Ciudad de PuUova con pusrt^s de reco^T m is Soldados; grande: ; ai pii del Mwte maleza , y en y unidas todas las tropas, emboscados Suecos: en lo oito dd müntc Lepostrare á es.e temL-rario. Vase. vsnup , y Subcos j y al pie Isabela y Suecos. Dentr. Cari. N o perdoncis una vida. Salen Renchild y Macepa. Salen mugeres con tiinoi , vie]os , enfermos Rench. Venid , por si es que logró á medio vestir rebujados con mantas, y tras su arriesgada intención Carlos. ellos Carlos con espada en mano ^ y una Isab. ¿ Pues qué aun vive este traydor ? hacha encendida. Jiencb. S í, pero ya está vengado Toiloí. M isericordia, gran C arlos. Ds romi h o n o r, y ¿ l arrepentido Cari. Si la trn g o , huid mugcres, dillas*de le ; excesos pasados. h u id caducos ancianos, Macep. S i, ís a b e b , s i , el heróyco Cjue no es vuestra fria sangre proceder de tu bizarro la que busca mi iuhuoiano esposo pudo en mi mas, rencor : salid de este sitio q u e la crueldad que usáxoa espantoso y desgraciado, tus ojos conmigo. donde habitará el lurnr Isab. F a lta que los vuestros excitaron en mi pecho , hasta que sea que lo cum pláis. Macíp. Sí, Leven, Soldados, entre lástimas y esiragus pues ya a! rigor de las llamas esta C iudad cl sepulcro se v a ei castillo arruinando, ^e sus hijos dcsdiciiados. aprisa , q ue eu la C iudad Vi:j<y. A Dios patria am ada : «idmite dicen, si yo no me engaño:;do tus hijos este amargo De.ií. Traycion , traycion. llam o , en prueba dei dolor Derttr. V¿dr. Moscovitas, con que tu ra in a miramos. Vanse. Cari. L lo rad la, s í , acomj>ariad ai ur'Jii'.. Baxan j y Carlos sale abriendo ¡as puertas. con v uestra queja el espauio Cari. Suí;ccs, ya Carlos de aquellos ecos q ’JS d u c u os da carrada en la C iudadj por d u::o y otro lado;:segu id m e; vea su estrago "Dent, unos. P ie d a d , Suecos. P uiiova esta noche, hacieado Otros. ¡Ay de m í] que c! último y triste llanto Oíi'frj. F a v o r, que nosabrasim os, üc í4is li.jus suene hoy Ca'l. IViicntras mis leones vaa en montes encuiníxados denruy endoy devorando de 11 U c ra n ia , pues confusos, i:ru:ies ijuanio las llamas fug;tiví)S y aterrados, ^'oracSs han perdonado, van ya pobla>ido las calles diciviido por toilas partes::de quejas y a>'C5 am argor "Unos. N o hay p ’cdad. Entrame por las puertas. Plaza. S,iU el Ciar. Otros. M orid villanos. D íjiír. Pidr. H ijo s, v a lo r, pues la {>atria C ari Esp 5í^ Succo.s, no quede al- ^ de Pultova, 5 a lc a ia r, que desplomado C a ri Tened infames. no cayga al rigor del fuego, Afoscov. ¿Q uien va? ni piedra que con espanto Cari. ¿Q uien ha de ir ? U n rayo no vea el dia manchada q ue para vuestra ru in a con la sangre que inhumanos los vaporea engendrároo veríais j pues porque no pueda de Suecia. enterneceros su llanto, iíoscov. M u era pues, camina mi òdio implacable amigos. á asistiros y á irritaros. Vase, Cari. Así villanos. Der.tr. Pedr. A hora, Rusos. Moscov, Cerqucmosle. D entr. Cari, N o h u y áis, Suecos. Car. S í , cercadme. E í castillo incendrado , y Ciudad, por cu­ Pero [ay de m il Cae , y le cogen, yas puertas salen Suecos retira}:dose H'Ioscov. A seguradlo. los Afoscovítas. Sale Rench. [Oh pese á mí! E flvano a1 R ey Renck N o de^alenteis, Soldados, y á Isabela voy buscando porque nos retiran. AJcnck. A ellos, con la obscuridad. Pedr. Moscovitas , de rengarnos Cari. C analla::es hora , no perdonemos Renck. j Peco qué es lo que rcparoí u n a vida } con espanto E1 R ey e s: cobraos, Señor, vea nuestra patria en medio mientras consigue mi brazo Envísteles, de í u bm cntable esírago, castigar á esio.5 cobardes. como cl valor de sus hijos M oscov. U na fu ria csj huyamos. Vause. hoy triu n fa de sus contrarios. .Vass, Rench.. Ya h u y e ro n .; Estáis beridp, Rstiranlos M r difj^rentas p.T.-tes. Sale por la Señor? puerta Ciíríoj, arrastrando, ensan^remado^ Cari. S í ; pero lo malo y la espada rota. no es el que me hayan herido, Cari. Suecos::- Suecos::- ¡ Ay de mí ! Rench. ¿Pues que? Ya ni aun fuerzas m e han dei,->io Cari. E l que ellos han triunfado,. las heridas para ir Saleu P iper, Macepa y Succos^ á anim ar á «lis Soldados. Pip. Por au iú a;nigos, jQ u t rabia! Solo rae queda Rench. ¿Q aió n va ? ' cl iinplacabi; c inhuiirm o P ip . R enchild, ¿ q u e es del R ey ’? ¿ Aca^o rencor coiitra mi ei^eoiigo. Intentando m urió en la batalla? f.'jví. No^ Si yo pudiera::- es en vano, levantarse. pero c.ná nmy apretado. pues ia falla de la sangre::Maccp. P ip.jSííici'! pcro no::- podrá mas Cajios, Ríiich. Jsu p<.rdai¡:os ticmpp. qiifi su Uaqucza : ya estoy • Arranado P or esta paru-::cii pie : m as, pssi: á ja mano úun.¿rij&í. JJ.-r.tr. Pe:.!. Soldados, que en la mejor ocasión seguid cl alcance, puc«to inc hi 10 la espad;i pedazos::qu¿ ct’ir-; c!loí va huyendo Carlos. S ih ali'.ra aquí algún cadáver::Cuii. Mio:íIcó, irifame^ (¡uc si ¿1 Dc..tr. Moscoí'. A dcspi.jari;:? su campo* tuvi-Ta , coni'j poaSAao, Cuií. E.icmigos son : csfaerzoj pies para h u ir , no tuviera do un iroiícodc estos desgajo tan inúules Ja-> manos. una rama porque pase P ip . A p risa , Señor, á svr guadaña en nu brazo. Cari. I A dónde, üfití ruina , casj y /ujgo lidia , ya P ip er j sL auQ en pie no ¿ast® d: todiilas , y.i caido , Wc. á tenertn-: ? Moscovitas.. p jp . ¿O h t/iü sj Moscov. Sesüidiue. Kcn:k. ¡ Ah ? presto, , 'C,. 3<5 Señor , tomad u n caballo, y salvaos por esta parte con el Príncipe , entretanto que nosotros recogiendo los Soldados que podamos, os vamos siguiendo^ Pip. Sí, salvad la v id a , g ran Carlos. C ari V am os, pues estoy tan naal como en M oscou hace años íc vió el Czar. D enír. Pedr. Rusos venid, per si quedan ca el camptf inas Suecos. Rcn:h. P re s to , Señor', qüe llegan. Cari. Príncipe vamoS, que presto nos vengaremos «leí C z a r, pues vivos quedamos. sith Sale Menci:.'. Registré Se le tleuan Macepa y SuecoSé Pip. ] A h g ran R ey! N o postrarán ta c(ias‘iancia ios trabajos. Rcr.ch. P ip e r, VÓ5 con estoS Suecos huid tambicn entrctanio que yo á Isabela;;-^ Stíícn cl Cziifj Isabda y Mosóovitas con ha chas encendiiùìs, y ítrma c» mano, P .\!r. 'Iciied, r^-'iiviiA las arina,^ villanos. pip. F ü e ria será : a q u í , Señor, las tenéis. Rench. ¡ Destino infausto! Isab. j Ay Renchild 1 Rench. jA y Isabela, con qué ansias te estoy m irando! Pedr. No siem pre, Suecos, habia de S a lir triuíífanté C irios: ya una vez los Moscovitas sus arrogancias postraron} y solo siento que se haya en esta ocasion librado de mi rigor. como tnandasieis , el campo, y Solo encontré cl cadavcr de F icd íei, indicio claro de que Carlos y Macej^a su vida huyendo salvárorr. Pedr. Peác á mí , que de un' tfaydor solamente me vengároii los Ciclos. Sale Coll- S eñ o r, aprisa, que Carlos en un caballo con M acepa, Levenup, y una tropa de Soldados S u ecos, hácia las fronteras de T u rq u ía caminando Van. Pedr. ¡Q u é diceá ! Mencicof', recoge las tro p a s, vamos en su Seguimiento aprisa} pues si alcanzarle logramos, yo haré que en Pultova quede nuestro nombre eternizado. T ú , C ollovins, en la Plaza puedes quedar con el cargo de estos prisioneros. Vos, M adam a , con g ran regalo sereis tra ra d a } que aunque ya mi corazon hidalgo os pagó quanto os debia, merecéis este agasajo por vuestro valor. Isab. De voS nunca esperé lo contrariò, jT riste scena! Pip. F in funestò tuviéron sus atentados. Pidr. V am os, porque Succia Ilor« eternamente él estrago de su Rey , y vea el fin tniserablc y desgraciado Xotíys. Q ue tiene el sitio de P u ltova por ei inv&nciblc Carlos. F Ì N. dich.% 'Librería se hallará un g ran surtido d e Comedias y Tragedias^ Sayne-tcs i E ntrem eses, Zi'C. cuyo índice general se hallará venal en misma.