here - Reis - Revista Española de Investigaciones Sociológicas

Anuncio
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 250
CRÍTICA DE LIBROS
el miedo a la realidad que atenazaba a aquel
franquismo tardío, incapaz de enfrentarse con
la sociedad a la que gobernaba. Una confirmación de la lúcida tesis de Giuglelmo Ferrero: en
las dictaduras el pueblo tiene miedo al poder,
pero el poder también tiene miedo al pueblo.
Enrique Gil Calvo
El miedo es el mensaje.
Riesgo, incertidumbre y medios
de comunicación
(Madrid, Alianza Editorial, 2003)
Este «testimonio personal», como él lo deno-
La sociedad actual es un gran thriller protagoni-
mina, de Amando de Miguel es más que eso
zado por la opinión pública, referida como: «insti-
porque, como ya hemos dicho, el enfoque so-
tución encargada de controlar y hacer transpa-
ciológico está en cada página y casi en cada lí-
rentes los actos de poder» (página 200). Así po-
nea. Me parece un documento importante para
dría sintetizarse el último libro del profesor
la historia de la transición, que, para Amando,
Enrique Gil Calvo. Estaría en la línea de su forma
«se gesta en el ambiente universitario en los
de expresión, de un estilo con frases tan contun-
quince últimos años del franquismo». Señala,
dentes como ocasional y calculadamente ambi-
en este sentido, cómo profesores universitarios
guas, como, en definitiva, ocurre en el género ci-
estuvieron presentes en los incipientes parti-
nematográfico de referencia en el texto. Así, pue-
dos políticos e incluso en los medios de comu-
de dejarse a un lado, como si fuera mero artilugio
nicación que, desde Madrid a Cambio 16, juga-
retórico, el homenaje que se realiza al cine, consi-
ron un papel decisivo en el proceso. Por eso es
derado con justicia como medio supremo. En el
tan notable el testimonio de una persona que,
continuo juego entre lo real y lo virtual, donde lo
como Amando de Miguel, se ha movido y se si-
real adquiere las características de la ficción y
gue moviendo con tanta soltura en ambos am-
ésta se convierte, al menos en sus consecuen-
bientes. Para quienes, además, compartimos
cias, en realidad, se genera la duda de si el libro
inquietudes generacionales, un libro como
es una excusa, como el repetidamente referido
éste, a pesar de ser tan personal, tiene trazos
McGuffin, para decir que la sociedad es como
biográficos porque nos retrotrae a sucesos vivi-
una película de suspense, o si éstas expresan la
dos o contemplados de cerca, que forman par-
lógica de las actuales sociedades, convirtiéndose
te de nuestra propia experiencia vital.
en género de representación paradigmático. Ahora bien, se distancia de obras recientes que pre-
Alejandro MUÑOZ-ALONSO
tenden contar Filosofía, Antropología, Historia o
Sociología a través de las películas1. Aun cuando
1 Véanse Mary M. Litch, Philosophy through film, Nueva York: Routledge, 2002; Christopher Falzon, Philosophy goes to the
movies, Nueva York: Routledge, 2002; antecedidos, aun cuando más cercano a la teoría del arte, del libro editado por Cynthia
A. Freeland y Thomas E. Wartenberger, Philosophy and film, Nueva York: Routledge, 1995. En el panorama español destacan:
Julio Cabrera, Cine: 100 años de Filosofía, Barcelona: Gedisa, 1999; la premiada Juan Antonio Rivera, Lo que Sócrates diría a
250
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 251
CRÍTICA DE LIBROS
las referencias a títulos de películas abundan,
de comunicación masiva alumbran las fuentes
no es la explicación sociológica en películas.
del peligro. ¿Simple metáfora o prosaica alego-
Podría decirse que está presentado a la mane-
ría? El libro se afana en demostrar lo que tienen
ra de una película de suspense, haciendo coin-
de realidad y verdad las figuras retóricas. Con-
cidir la forma con el contenido; pero no se trata
ceptos como realidad y verdad que son hoy de
de una sociología de las películas de suspen-
compleja manipulación. Tal como queda subra-
se. Quede así claro que no es un libro sobre
yado en la obra, contienen distintas formas de
cine2. Es una interesante, y seguramente polé-
verdad y realidad, que incluyen la no verdad
mica, monografía sociológica que rezuma celu-
—distinta de la mentira— y la no realidad o rea-
loide por los seis costados del paralelepípedo.
lidad construida —distinta de la irrealidad—.
Donde, tal vez, el autor regresa simbólicamente, pues todo regreso es simbólico o imagina-
Como quizá puede apreciarse, el tejido de espi-
rio, a sus originales intereses cinematográfi-
rales y matices del propósito es denso. Sin em-
cos, poniendo para ello su extenso y plena-
bargo, se realiza con una argumentación asequi-
mente actualizado saber sociológico. ¿Síntesis
ble y, sobre todo, con una escritura tan atractiva
entre ambas vocaciones? ¿Venganza última
como rica, que hace que se mantenga la expec-
del cine? Respuesta que sólo tiene su autor.
tación durante el conjunto de la monografía.
Desde el principio, el libro crea expectativas:
Vayamos a una de las propuestas principales,
una explicación sociológica de lo que nos pasa,
aquella que puede tocar más de cerca el nú-
un análisis fundado de las sociedades actuales,
cleo de la legitimación de un oficio como el de
una oferta de sentido sociológico, aun cuando
sociólogo: la sociedad actual es un thriller —sin
después éste se concrete en una realidad social
director— y el protagonista es una opinión pú-
sin sentido; pues a la pregunta del hacia dónde
blica, tan llena de ansiedad como de expectati-
vamos se responde con la posmoderna
vas, pues ambos elementos se alimentan. Una
conciencia de pérdida de destinos. La sociedad
acosada opinión pública, enrareciendo su cli-
es como el protagonista de la serie de los se-
ma, que es uno de los conceptos-metáforas
senta El fugitivo o del título de Hitchcock Con la
mejor abordados en los primeros capítulos. Los
muerte en los talones, ambos citados en el tex-
principales culpables o villanos: los medios de
to: inocentes que sólo huyen, donde los medios
comunicación y los políticos; poderes a los que
Woody Allen: cine y filosofía, Madrid: Espasa, 2003; Juan José Muñoz García, Cine y misterio humano, Madrid: Rialp, 2003.
Queda nuestra obra de referencia, más próxima a algunos de los ensayos incluidos en Vicente Domínguez, Los dominios del
miedo, Madrid: Biblioteca Nueva, 2002.
2 Cabe recordar al respecto la ya clásica obra de Morin, como un intento precursor de integrar sociología, antropología y cine:
Edgar Morin, El cine o el hombre imaginario, Barcelona: Paidós, 2001.
251
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 252
CRÍTICA DE LIBROS
se dibuja —un tanto idealmente— como
tras otra. Ello arroja una imagen de concepción
opuestos, cuando son patentes sus fuertes
circular, donde se diluye la concepción de una
vínculos y alianzas estratégicas. Pero como en
evolución, más aún de progreso. No obstante,
toda obra de suspense, incluyendo aquí la no-
algo ha cambiado. Lo han hecho las dimensio-
vela negra, la acosada y presunta víctima no
nes de la sociedad, hasta el tamaño de la ina-
es precisamente inocente. El propio hecho de
bordable globalización. También lo ha hecho el
que sea la opinión pública la que dirige el mun-
tamaño de la presencia de los medios de comu-
do, la hace responsable. Tal vez, incluso, res-
nicación. Dos aportaciones a un paisaje de sen-
ponsable del acoso que sufre. Al respecto,
timientos y pasiones que parece inasequible a
puede anotarse un excesivo peso de la hetero-
la historia. Es más, capaz de explicar la propia
nimia de la opinión pública. Producida por la di-
historia. Tal especie de condena proyectada a la
námica del sistema político y el sistema de me-
actualidad da como resultado un clima de opi-
dios de comunicación, es, paradójicamente, un
nión atemorizado ante la incertidumbre. Una
motor del mundo que requiere de la energía de
opinión pública llena de miedos, amplificados
la amenaza y el halago proveniente de ambos
por la acción de los medios de comunicación.
sistemas, especialmente el mediático.
Ahora bien, si la figura cíclica es la que domina
En el acento en la carencia de autonomía de la
opinión pública se cargan las tintas. Se llega a
afirmaciones tajantes como la relativa a la directa eficacia de los contenidos de los medios
de comunicación sobre el público, al que engañan. Sin embargo, la película de suspense ganaría en complejidad y atraparía más al lectorespectador con algunas sombras de culpabilidad o complicidad en la propia opinión pública.
En un clima de general desconfianza, asombra
la credibilidad de los medios. La sociedad va a
la deriva y no sólo es empujada a la deriva.
la interpretación sociológica de la obra, cabría
pensar que la incertidumbre se vería atemperada. Sólo habría que saber en qué momento del
ciclo nos encontramos, ya sea en economía, en
política, en la moda o en el propio clima de la
opinión pública, centro de la monografía. Pero
he aquí que es donde se establece el juego social: gana o pierde quien sepa aprovechar el
momento del ciclo, adelantándose a los demás,
ya sea comprando antes de que suban las acciones, ya sea vendiendo antes de que bajen.
La sociedad es un gigante, en la perspectiva
macro, o un pequeño, en la perspectiva micro,
Una sociedad que parece condenada a ir a la
Wall Street: sacarán ventaja quienes, en lugar
deriva, sin sentido o con el único sentido de la
de guiarse por sus preferencias, sepan leer y
incertidumbre, es empujada por una epidemia
adelantarse a las preferencias de los demás3.
3 Para una amena introducción, en clave matemática, de las interrelaciones entre la Bolsa y la opinión pública, véase el reciente libro de John Allen Paulos, Un matemático invierte en la Bolsa, Barcelona: Tusquets, 2004.
252
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 253
CRÍTICA DE LIBROS
Conocer el momento del ciclo parece ser el
tal vez habría que decir animal, aversión al
reto ya no sólo para la sociología, sino para los
riesgo, es la versión minoritaria. La versión
individuos. Es más, la sociología hace así
conservadora es la que nos lleva a actuar
muestra de su intrínseco carácter reflexivo: sir-
como los demás y, si puede ser, de manera
ve como observatorio de tales ciclos, en el que
más o menos simultánea a su comportamiento.
los sujetos se miran especularmente, como,
Aquí el acertado modelo que se propone es el
sobre todo, permite mirar a los demás. Los re-
de los juegos cooperativos de Axelrol. Un com-
feridos ciclos no son el resultado de objetivas
portamiento individualmente conservador que,
olas, sino de la actuación subjetiva del conjun-
sin embargo, puede desembocar en desastre
to, más o menos articulado, de individuos.
en algunos campos, como es el de la utilización de recursos escasos: si todos riegan en
Para el aprovechamiento del círculo, los indivi-
momentos de sequía, se acabará antes el
duos se alimentan de información experta,
agua y, al final, nadie podrá regar; ahora bien,
como la de la sociología o la economía, y de
si yo no riego y los demás lo hacen, me queda-
algo que se encuentra entre el don de la opor-
ré igualmente sin agua y, además, sin haber re-
tunidad y la intuición o las sensaciones. El pri-
gado; dando como resultado el adelantamiento
mero de los elementos arroja el valor del opor-
del final de las reservas de tal recurso, salvo
tunismo, donde la especulación es un salvo-
que medie la intervención de las instituciones.
conducto y no una transgresión moral.
Entonces, aparecen elementos como el Esta-
Oportunista es el que se adelanta acertada-
do, dispositivos para prevenir (peligros) impre-
mente, en el momento preciso, a la evolución
vistos (por la propia lógica circular maltusiana,
de los ciclos. El segundo, tomado colectiva-
en la que uno de los elementos crece a mayor
mente, conforma el clima de opinión. La sínte-
velocidad que otro). Intervención del Estado
sis de ambos, la capacidad de los individuos
ante la competencia generalizada, que es la
para el juego de la sociedad, de tal manera
explicación por la que optan autores como
que, al estilo de los jugadores del sentido prác-
Elias, discutido por el profesor Gil Calvo. No
tico de Bourdieu, obtendrá mayor rendimiento
obstante, ha de subrayarse, es la versión más
del juego quien tenga incorporadas sus reglas,
conservadora del juego social.
quien casi corporalmente sepa leer lo que harán los demás.
La paradoja: incluso lo menos arriesgado,
como es hacer lo que hacen los demás (caso
Este juego de la sociedad tiene, al menos, dos
del riego en sequía), genera riesgos. Adelan-
posibles versiones. Una arriesgada, la del ver-
tarse al bucle de la sociedad, lo acelera: si ven-
dadero oportunista que se adelanta al movi-
do acciones porque creo que van a bajar, pue-
miento de los demás. El profeta weberiano per-
den terminar bajando si los demás hacen lo
tenecería a esta especie de oportunistas. Ver-
mismo. Sincronizarse al bucle, haciendo lo que
sión arriesgada porque puede equivocarse y
los demás hacen, acelera asimismo el movi-
perder: hacer el ridículo en la moda, arruinarse
miento circular. Los resultados individuales
en bolsa, etc. Desde la humana, aun cuando
pueden ser distintos, pero tienden a la asimila253
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 254
CRÍTICA DE LIBROS
ción desde la perspectiva colectiva: la catástro-
miento acelerado, que vive en la angustia cons-
fe, que es el aspecto más acentuado en esta
tante. Una sociedad en una historia de terror, en
obra, aun cuando se deja la puerta abierta
otro guiño al género cinematográfico, cuando la
para que, en lugar de círculos viciosos, tam-
globalización ha multiplicado tanto las redes de
bién puedan producirse círculos virtuosos.
interacción como las redes de comunicación.
El motor de tales movimientos circulares no es
El maltusianismo aplicado a la interacción y la
otro que nosotros mismos. Por ello, la frase del
comunicación produce, al menos, una primera
frontispicio de este texto es, corrigiendo a Sastre:
duda: ¿puede separarse interacción y comuni-
el infierno somos nosotros. ¿Cómo? Aun cuando
cación? ¿No es toda comunicación una forma
el cíclico, cibernético y muy formal modelo de
de interacción y, a la inversa, toda interacción
Ashby es un instrumento utilizado a lo largo del
una forma de comunicación? La división en
texto, especialmente en la primera parte, el pro-
ambos conceptos analíticos evidencia la parti-
fesor Gil Calvo acude a principios maltusianos,
cularidad histórica de nuestra sociedad. Son
ya utilizados en estudios anteriores, como, por
una especie de dispositivos que permiten mar-
ejemplo, en los dedicados a la juventud4. Poco a
car la diferencia con momentos anteriores.
poco, dada la densidad y extensión de la obra,
Además, permite la separación entre opinión
nos encontramos con una serie de puntos cardi-
pública, fruto de las interacciones y las comuni-
nales que informan una autoría, una particular
caciones, de manera que las interacciones son
mirada sociológica y, es más, una explicación so-
el nutriente principal del clima de opinión; y, por
ciológica de lo que nos pasa. Pero volvamos a la
otro lado, opinión publicada, como exclusivo
pregunta ¿cómo operan los principios maltusia-
producto de los medios de comunicación. No
nos? Por un lado, el incremento de las redes de
obstante, ha de reconocerse una débil frontera
interacción, de posibilidad de estar con los de-
entre ambas, más si se tiene en cuenta la pre-
más, aumenta el riesgo, como ocurre con los
sión de la opinión pública sobre la opinión pu-
contagios. Por otro lado, el incremento de las re-
blicada —se dice lo que gusta escuchar— y de
des de comunicación, de posibilidad de saber de
ésta sobre la opinión pública, más estudiada5.
los demás, aumenta las alarmas. Ello conforma
En el texto, la oposición entre interacción y co-
una particular sociedad en la concreción de los
municación es simétrica a la que se expone
círculos y bucles y que, por lo tanto, tenga su
entre riesgo real y riesgo percibido, la realidad
propia historia. Una sociedad de bucles en movi-
y lo simbólico. Pues bien, el autor establece
4
Enrique Gil Calvo, Los depredadores audiovisuales. Juventud urbana y cultura de masas, Madrid: Tecnos, 1985.
5 Para la relación entre opinión pública y opinión publicada en el contexto histórico español, véase Consuelo del Val Cid, Opinión pública y opinión publicada. Los españoles y el referéndum de la OTAN, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas,
1996.
254
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 255
CRÍTICA DE LIBROS
una diferencia radical apoyándose en Russell:
vota por miedo, realizando una —tal vez excesi-
«podemos llamar simbólica a toda conducta
va— asimilación entre voto y opinión pública.
que define la realidad de algo pero sin formar
Después, como se ha visto, se lleva la asimila-
parte de esa realidad» (página 43).
ción desde el sistema electoral al sistema de
precios. Así, el miedo a perder en las elecciones,
Desde la religión a la ciencia, el ciclo maltusia-
que es la pérdida de un partido o candidato,
no realiza tres pasos con marcadas resonan-
aparece como si se perdiera algo material y di-
cias weberianas: el de los profetas precursores,
rectamente propio. Sin embargo, la experiencia
el de los apóstoles propagandistas y el de la ex-
nos dice que, tras una convocatoria electoral,
tensión definitiva del éxito. Hasta morir de éxito,
unos partidos o candidatos ganan, otros pierden
es decir, cuando todos quieren hacer lo mismo.
y la mayoría de los ciudadanos asistimos más
Entonces ya empiezan las competencias agu-
como espectadores que como inversores. A lo
das y el agotamiento absoluto de la posición
sumo, como inversores de expectativas.
original. Entonces, todo se vuelve excesivo.
La sociología, como producto de la moderniEl pesimismo de Malthus casa mal con el opti-
dad, ha estado vinculada al progreso y, en cier-
mismo de Tocqueville, Elias o Castells, por si-
ta forma y salvo en los últimos tiempos de con-
tuar tres autores distintos con los que discute
centración en el riesgo, al optimismo. Incluso,
la obra. El propio concepto de progreso se di-
desde esta última posición, autores como Beck
suelve en incertidumbre. Comparar los miedos
realizan un ejercicio de modernidad. Sin em-
de las comunidades tradicionales con los mie-
bargo, el profesor Gil Calvo se inserta en otra
dos de la sociedad global contemporánea ca-
sociología, que, en algunas ocasiones, parece
rece de sentido. Queda el miedo. Un miedo
cómplice de la posmodernidad a la manera de
más arcano que los refranes que pueblan la ar-
autores como Baudrillard, que, en otras, se nos
gumentación del texto.
muestra con una fuerza original, digna de ser
tomada en cuenta.
El clima de opinión es el miedo: a que las acciones bursátiles suban y no poder comprar, a que
Como profeta precursor de su sociología, tal
las mismas acciones bajen y no haber vendido;
vez el autor se esté adelantando a los demás,
miedo a votar al perdedor, a no votar al gana-
aprovechando su ocasión y su oportunidad.
dor… Miedo a los otros. Un clima que, como de-
Una sociología que recoge del pasado, como
sarrolla en el capítulo quinto, se convierte en
la explicación del comportamiento colectivo por
epidemia. El miedo aparece incentivado por
el contagio, en interacciones aleatorias sin es-
unos medios de comunicación descritos centra-
tructura, y del presente, como no podría ser de
dos en la representación de una nueva Edad
otra manera, dado el extenso conocimiento del
Media repleta de víctimas, verdugos y bufones.
autor de la sociología reciente. Una sociología
Siguiendo a la clásica autora de la opinión públi-
bien informada de escritura brillante, que, en
ca —y a la que acertadamente tilda de conser-
su originalidad, incluye conceptos retóricamen-
vadora— Noelle-Neuman, se subraya que se
te potentes, como el de destrucción social de la
255
RECENSIONES
4/7/06 09:38
Página 256
CRÍTICA DE LIBROS
realidad, por parte de los tecnólogos, como
bastante distintos a los relacionados con la or-
guía de la sociología del riesgo y como la otra
ganización y el funcionamiento interno. El inte-
cara —la negativa— de la construcción social
rés de los investigadores por lo que ocurre
de la realidad, de la sociología del conocimien-
dentro de las agrupaciones es reciente. Los
to científico del Programa Fuerte.
primeros trabajos datan de 1990, cuando diferentes politólogos comenzaron a abordar a los
Construcción y destrucción social de la realidad
partidos como organizaciones, siguiendo las
que sirve de hilo conductor para establecer los
premisas de autores clásicos como Roberts
distintos estatutos que adquiere tal realidad: sal-
Michels, Moisés Ostrogorski, Elmer Schatts-
vaje, racional, vengativa, natural y, como parece
cheneider o Richard Katz y Peter Mair respecto
ser con la que convivimos en estos tiempos, rea-
a los partidos europeos y norteamericanos. Mi-
lidad cimarrona o realidad emergente. Una reali-
chael Coppedge en su análisis de Acción De-
dad que, a la vez, es consciente de ser producto
mocrática de Venezuela, Steve Levitsky sobre
de procesos de construcción y destrucción sim-
el Partido Justicialista de Argentina o Jacqueli-
bólica, y que surge con tremenda fuerza para
ne Jiménez Polanco sobre los partidos domini-
convertirse en protagonista. Es ya una realidad
canos son algunos de esos ejemplos. En esa
que vive de y con la opinión pública, que requiere
línea es que, a partir de 1997, el profesor Ma-
saltar sobre la grupa de una desbocada opinión
nuel Alcántara, de la Universidad de Salaman-
pública, haciendo del mensaje del miedo su más
ca, inició una investigación de carácter compa-
eficaz propagandista (página 133). Como dice el
rado y sistemático que tenía como objetivo ex-
título de esta multifacética, dinámica y, en oca-
plorar cómo funcionaban las organizaciones
siones, polémica obra: el miedo es el mensaje.
partidistas de 17 países de la región.
Javier CALLEJO GALLEGO
Con ese proyecto, Alcántara no sólo estaba interesado en observar a unos actores específicos que hasta ese momento constituían una
gran «caja negra», de la cual no se conocía mu-
Manuel Alcántara
cho, sino que también estaba insistiendo en la
centralidad de los partidos políticos en la diná-
¿Instituciones o máquinas
ideológicas?
Origen, programa y organización
de los partidos latinoamericanos
mica de una democracia representativa. Como
él mismo suele enfatizar: los partidos son elementos claves para el funcionamiento del sistema político. Éstos cumplen una serie de funciones, entre las que destacan la articulación de la
(Barcelona, ICPS, 2004)
competencia electoral; la creación de un universo conceptual que orienta a los ciudadanos y a
las élites en cuanto a la comprensión de la rea-
En América Latina, el estudio de los partidos
lidad; la capacidad para concertar acuerdos en
políticos ha estado concentrado en aspectos
torno a políticas gubernamentales; la produc-
256
Descargar