Digitalidad y sexualidad: La producción de recursos didácticos digitales para una educación sexual integral Por: Denis Alfonso Geldres García1 y Jander Bore2 En secreto recogí el vaso en que habías bebido y lo lleve a mi casa. Por las tardes, cuando llego del colegio, lo coloco bajo el grifo y veo flotar un beso en el agua. Jairo Aníbal Niño Poeta colombiano Resumen: Con el auge de las TIC, el mundo digital no sólo ha creado nuevas formas de relacionamiento, comunicación y organización, también se ha convertido en una poderosa fuente de socialización sexual, es decir en una fuente de información y formación que influye en el ejercicio de la sexualidad de quienes interactúan con ellas. Sin embargo, en los medios digitales prima una gran cantidad de estereotipos y prejuicios sociales que contribuyen con un discurso sobre la sexualidad basada en el temor, la vergüenza, el sexismo, la violencia y la inequidad. Esta tergiversación y menoscabo de la sexualidad humana, aumenta las brechas del analfabetismo sexual y de los problemas sexo-sociales (embarazo adolescente, violencias sexuales e ITS). Por tanto, es necesario plantear discursos pedagógicos científicamente sustentados sobre la sexualidad en la misma esfera de la digitalidad y crear recursos didácticos digitales cuyos contenidos se sostengan sobre los pilares básicos de una educación sexual integral (laicidad, derechos sexuales y reproductivos, equidad de género, gradualidad) para que apunten a la prevención en salud y promoción de los derechos sexuales. En ese camino, la creación de e-books es una propuesta con potencial para lograr el ejercicio de una sexualidad sin violencias y un mundo sexualmente feliz. 1 Antropólogo, candidato a magister en docencia universitaria. Consultor en educación sexual infantil, masculinidades y prevención del abuso sexual infantil. Socio fundador e investigador de la Corporación Gilania (para la educación sexual y la equidad de género www.gilania.com), Director editorial de la colección de eBooks sobre educación sexual integral del proyecto Lingus Editorial. E-mail: [email protected] 2 Gerente de la empresa Studio Alternativo (www.studioalternativo.com). Consultor en diseño, diagramación y tecnologías digitales para la producción de contenidos. Director del proyecto ALTdigital (propuesta finalista TIC Américas 2013) y miembro del Grupo Alternativo Internacional. E-mail: [email protected] Palabras clave: digitalidad, sexualidad, educación, socialización sexual, recursos didácticos digitales (RDD). El mundo digital como fuente de socialización sexual: El mundo digital es una producción cultural y humana, que logra un impacto en las relaciones humanas. El dinamismo del ámbito de las tecnologías de información y comunicación ha comenzado a incidir en la vida de las personas, de tal manera que en las tres últimas décadas ha generado cambios importantes en las formas de relacionamiento, de comunicación y de asociación u organización colectiva. Es decir, existe una rica y compleja dialéctica entre lo que ha llamado el historiador Nelson Manrique (1997) como la “sociedad virtual” y “la sociedad real”. En medio de esta mutua incidencia, es importante reconocer que el mundo digital se ha constituido como una fuente poderosa para la socialización sexual de las personas especialmente promoviendo cambios en las interacciones humanas. ¿Pero qué significa tipificar al mundo digital como fuente de socialización sexual? Veamos, la socialización es una categoría sociológica que nombra el proceso de aprendizaje cultural de normas, costumbres, ideas, imaginarios, comportamientos y formas de relacionamiento dentro de una sociedad. En otras palabras, es el proceso de interiorización de la “trama de significados” en una sociedad particular (Geertz, 2003). En el ámbito de la educación sexual podemos definir la socialización sexual como el proceso de aprendizaje a través del cual se interiorizan formas de pensar y ejercer la sexualidad en el medio social en que se habita. Es decir, dicha socialización sexual no se da de manera ajena a la socialización que, en general, tiene toda persona sobre distintos ámbitos humanos y que dependen de cada contexto histórico y cultural. Cuando se habla de fuentes de socialización sexual, se hace referencia a los ámbitos que influyen y son soportes de las ideas, los sentimientos y las prácticas de una persona sobre su sexualidad. Así como un río se alimenta de muchos cauces, las personas beben de una serie de escenarios o ámbitos de socialización que tiene que ver con instituciones sociales como la familia, la escuela, el discurso religioso, los medios de comunicación, entre otros. El mundo digital se ha convertido, últimamente, en otro escenario fértil de socialización de la sexualidad y al estar tan inserto en nuestras vidas vale la pena explorar sus contenidos o discursos, especialmente para contrarrestar aquellos que tergiversan y transmiten una inadecuada educación sexual. La dimensión de la sexualidad: La sexualidad es una dimensión humana, que va más allá de lo bilógico o reproductivo, en palabras de la maestra y educadora sexual colombiana Cecilia Cardinal de Martín: “es la relación –manera de comunicarse, de actuar, de sentir, de vivir- que cada persona tiene con los otros y otras y con su familia y su sociedad. Es una dimensión humana y un compromiso existencial. Es única, cambiante y relativa” (Cardinal, 2005: 17). Desde una perspectiva de la teoría de los holones (Giraldo, 1989; Romero, 2010; Geldres et al., 2013), la sexualidad es una mezcla de tres elementos básicos: a) Lo biológico; que tiene que ver con la fisiología y anatomía, es decir con lo heredado bilógicamente. b) Lo psicológico o emocional, que tiene que ver con las emociones, actitudes, comportamientos, imaginarios, etc. c) Los socio-cultural, que tiene que ver con las socialización, con las normas y costumbres aprendidas que se incorporan e influyen en la manera de estar en el mundo. Asimismo, la sexualidad está influenciada por la historia personal de cada individuo y por la historia colectiva que se ha encargado de trasmitir generacionalmente un imaginario y una praxis sexual. También, se puede mencionar cuatro dimensiones sexuales, que aunque tienen una especificidad en el análisis se mantienen concatenados en la vida cotidiana: a) lo erótico, referido al placer sexual, b) la afectividad, referido al amor, vinculaciones, lazos afectivos o limerancia, c) la reproducción, éste se refiere a la capacidad de procreación, y d) género, referido a los aprendizajes culturales de patrones de masculinidad y feminidad. A manera de síntesis, la metáfora de “la sexualidad como una flor” propuesta por la historiadora y educadora sexual María del Rosario Romero (Op. Cit.) es de gran utilidad para comprender la amplitud de este aspecto humano: Gráfico 1: La flor de la sexualidad. El lugar de la sexualidad en el mundo digital: Sabiendo que la sexualidad tiene unas bases biológicas, psicológicas, socio-culturales, que se constituye gracias a la historia personal y colectiva, y que tiene cuatro dimensiones específicas e interrelacionadas como la afectividad, el género, la reproducción y la erótica; entonces, ¿qué alcances tiene en el mundo digital o qué lugares ocupa en el mundo digital? Lo sexual aparece en cada momento en que se establecen relaciones o interacciones donde los flujos comunicacionales se llenan de contenidos afectivos, eróticos, relaciones de género y concepciones sobre la reproducción, en ese sentido, el mundo digital está habitado por lo sexual como tema de estudio, como parte de un modelo económico y cultural y en medio de los mecanismos virtuales que permiten la interlocución humana. Constantemente, aparece referenciada en distintos momentos y de distintos modos, en medio de las redes sociales, e-mails, blogs y webs, en la publicidad virtual, en los audiovisuales gratuita y compulsivamente reproducidos, en los portales de citas amorosas y sexuales, gracias a los mensajes de texto en los celulares, etc. La vida misma habita en el mundo digital hasta donde la tecnología le permite; en ese sentido, la sexualidad habita también en el mundo digital a través de las diversas interacciones que establecen las personas “enchufadas”3 que lo convierten en un escenario más de vida. Una muestra escueta de las amplias posibilidades de interacción que ofrece el mundo digital son estos los estadísticos que la empresa Royal Pingdom ha publicado de los Números de Internet en 20124: 2.200 millones de usuarios-as tienen email en el mundo; 144.000 millones fue el tráfico total de correos por día en todo el mundo; Facebook sobrepasó los 1.000 millones de usuarios activos mensuales en octubre, Google+ cuenta con 135 millones de usuarios activos mensuales. En ese gran mar de posibilidades de interacción, el mundo digital se relaciona con el mundo de lo sexual, en tanto, el primero se constituye como una de las fuentes de información y formación en materia de sexualidad de esos billones de usuarios de emails, redes sociales y portales virtuales; ninguna persona que navega en Internet o que utiliza tecnologías de información y comunicación puede estar al margen de emitir o recibir -al menos una vez en su vidaalgún mensaje (fotografías, videos, mensajes, emoticones) que tenga que ver con algún aspecto de la sexualidad. Además de ello, la mayoría de gente le ha otorgado un estatus de alta credibilidad científica a la información arrojada por el internet sea esta realmente científica o no. Esto se debe a que se ha vuelto una fuente de información, en principio, gratuita, de fácil acceso y que arroja gran cantidad de información variada que se encarga de cubrir las necesidades de quienes la consultan, producto de este tsunami informativo casi sobre cualquier tema que se nos pueda ocurrir se llega a afirmar que “lo que no está en internet, no existe”. El problema es que en la mayoría de los casos la información que fluye es inexacta, incompleta, equivoca y, en ocasiones, peligrosa. Esto último, sobre todo si la persona que accede a ella no tiene los suficientes recursos para identificar críticamente la fuente y el tipo de información que recibe, como sucede la mayoría de los casos ya que la niñez y juventud está altamente capacitada para el manejo tecnológico de estas TICS Los términos “enchufados” y “desenchufados” son atribuidos al epistemólogo argentino Mario Bunge para diferenciar a las personas con acceso al mundo digital de aquellas que no. 4 Citado por http://alt1040.com 3 pero no para su análisis. Además de ello, los buscadores de información de internet se toman como la única fuente de información creyendo innecesaria su constatación, contrastación o complementación con otros escenarios de conocimiento. Lo cierto es que el mundo digital se convierte en una suerte de satisfactor5 de información y formación en materia sexual; verbigracia, muchos adolescentes que no tienen una educación sexual integral en sus ámbitos escolares, se informan principalmente en Internet. Esto significa que el mundo digital se ha convertido en el mundo para ejercer la sexualidad; o en otras palabras, el mundo digital, hoy por hoy, dicta en gran medida cómo ejercer la sexualidad, aunque estos dictámenes no sean siempre los más adecuados o saludables. Pero ¿qué hay el mundo digital sobre sexualidad?, ¿qué contenidos fluyen o se intercambian?, ¿qué contenidos o información sobre sexualidad se consumen en el mundo digital? Los contenidos sobre sexualidad en el mundo digital: Dando respuesta a las anteriores preguntas, diremos que el mundo digital es el reflejo de lo que pasa en el mundo “presencial”, ya que en él se mantienen y reproducen concepciones, representaciones, estereotipos, discriminaciones, que provienen de las prácticas e imaginarios de quienes en producen los contenidos digitales valga mencionar no sólo el tergiversado y amplísimo mundo de la pornografía que reduce y menoscaba el gran potencial de la sexualidad humana, sino la incontable variedad de información equivocada que mantienen vivas la inequidad de género, las prácticas violentas, los modelos corporales y mentales poco saludables, la misoginia, etc. De otro lado, este mundo virtual “descorporeizado” genera una suerte de “libertad” en la interacción y expresión de sus usuarios-as, como por ejemplo el mundo cibersexual que gracias al anonimato en redes sociales o foros puede dejar translucir pasiones o temores que en las interacciones de “carne y hueso” podrían no facilitarse para algunas personas. El mundo virtual globalizado refleja y acentúa la realidad de Colombia y América Latina donde se ha acentuado el analfabetismo sexual; es decir, la ausencia, tergiversación de la información y menoscabo de la sexualidad humana y la educación sexual (Romero, Op. Cit.). Esto acentúa más la persistencia de los grandes problemas sexosociales como el embarazo adolescente, las violencias sexuales y las infecciones de transmisión sexual 5 La categoría satisfactor es un neologismo atribuido al economista Manfred Max Neef (1998). (incluida el VIH), y que constituye una preocupación constante para la sociedad en general. En este panorama, se puede descubrir la existencia de al menos cuatro paradigmas que sobre la sexualidad circulan en América Latina: el paradigma confesional, que ve a la sexualidad desde el temor, la culpa, la vergüenza, la represión. y el placer visto desde el pecado; el paradigma de dominación y violencia que entrelaza peligrosa y falsamente el placer al dolor, el sufrimiento y la violencia; un paradigma ecléctico que mezcla nociones y utiliza de forma mercantil a su conveniencia elementos de la sexualidad; y, un paradigma que podríamos denominar gilánico6, cuyo énfasis humanista, contrario a los anteriores, se fundamenta en el respeto y promulgación de los derechos sexuales y reproductivos7 y que insiste en que la sexualidad es para la felicidad y se puede ejercer al margen de las violencias. Paradigma confesional La sexualidad desde el temor, la culpa, la vergüenza, la represión. Paradigma de dominación y violencia La sexualidad vinculada, al dolor, dominación y violencia Paradigma gilánico La sexualidad para la felicidad y al margen de las violencias. Basada en los DSR Paradigma ecléctico Mezcla de discursos dependiendo la coyuntura. Gráfico 2: Paradigmas sobe la sexualidad humana. Tanto en el mundo “presencial” como en el digital, predomina el paradigma confesional y el paradigma de dominación y violencia, ambos están sostenidos en un sistema patriarcal8 que sanciona el placer como derecho; a su vez, el paradigma ecléctico se seguirá alimentando de esta situación de temor e ignorancia que promueven los dos anteriores. El El término viene del neologismo “Gilania”, acuñado por la antropóloga Riane Eisler (1995) para denominar las sociedades donde reina el equilibrio de poder entre los géneros, estas épocas estudiadas, anteriores al patriarcado, reflejan una organización social de equidad entre hombres y mujeres. 7 Considerado por Maria Lady Londoño como “los más humanos de todos los derechos” (1996). 8 El sistema patriarcal es una construcción histórico-cultural imperante hace más de 5000 años (Eisler, Op.Cit.) y que se basa en la centralización del poder en lo masculino y en todos los ámbitos de la cultura, en base a la dominación y discriminación de lo femenino y de las mujeres. No es casualidad que uno de los Objetivos del Milenio sea: “promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer” (ONU, 2011). 6 paradigma gilánico es el que menos circula, pero tiene su frente de acción en las escasas plataformas virtuales académicas y de organizaciones no gubernamentales, que insisten en la investigación, la movilización social para la vindicación de los derechos sexuales y reproductivos, y la producción de materiales pedagógicos en materia de educación sexual. La poca apropiación y difusión de lo producido desde este paradigma se debe a un interés poco comprometido desde las entidades estatales para apoyar una producción virtual en la materia de educación sexual, a lo que se añaden grandes obstáculos religiosos y sociales que detienen el desarrollo de estos temas por considerarlos injustamente “provocadores”, innecesarios o desestructurantes de sus dogmas. El desarrollo de esta materia depende mucho de los contextos y coyunturas económicas, políticas, y cultural, de cada país y en Colombia se encuentran cada vez más trabas que posibilidades para aplicar lo que ya está dictaminado por leyes y sentencias constitucinales. En general falta mucho por hacer respecto como por ejemplo posibilitar escenarios formadores de formadores como posgrados y pregrados (licenciatura) en educación sexual. Sin embargo, aunque se avanza a paso mesurado son elogiables las acciones y propuestas que se vienen desarrollando inscritas en el paradigma gilánico, verbigracia, desde el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, se está dinamizando el Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (MEN, 2010) basado en principios constitucionales y en defensa de los derechos humanos, la inclusión y la equidad. Ahora bien, adentrándonos en el impacto del mundo digital desde el paradigma del uso de la violencia en relación con la sexualidad, repasemos algunas cifras que la institución de educación superior onlineMBA.com ha compartido en el 2010: El 12% de los sitios web de Internet son pornográficos, es decir 24.644.172 webs. Cada segundo se gasta en pornografía 2.517 euros y 28.528 usuarios de Internet están viendo porno. 2.500 millones de emails pornográficos circulan por la red al día, lo que equivale al 8% del total de correos. El 25% de todas las búsquedas que se realizan en motores de búsqueda están relacionadas con la pornografía. Eso son 68 millones de búsquedas diarias. El 35% de todas las descargas de Internet son pornográficas. Estos datos sólo confirman que el ciberespacio está lleno de temas referidos a la sexualidad de manera tergiversada, y que estos datos evidencian que la pornografía se constituye como uno de los contenidos predominantes que consumen las personas y que inciden en sus concepciones, sensaciones y acciones sobre su sexualidad y la de las demás personas. Insistimos que su incidencia es negativa, ya que la información recibida de la pornografía genera ideas tergiversadas de lo que significa el ejercicio pleno y saludable de la sexualidad. Para muchos consumidores de pornografía es una valiosa -e incluso única- fuente de información y formación. Incluso hay aquellos que opinan, gravemente, que la pornografía puede ser un recurso didáctico en las escuelas. La pornografía digital y los problemas sexosociales: La pornografía ha estado siempre en el ojo de la tormenta, propiciando debates de distinto orden. En el plano de la educación sexual integral, la pornografía constituye la expresión tergiversada del ejercicio de la sexualidad debido a que la mayoría de ella se centra en la genitalización de la sexualidad, la violencia contra las mujeres y las prácticas sadomasoquistas, lo que propicia desinformación, frustración y una vida sexual riesgosa, en tanto abre posibilidades de ejercer violencia, formas de dominación, cosificación y presiones por cumplir con un ideal sexual falso. Esta reflexión se recoge en un informe de sistematización del Proyecto Salud Sexual y Reproductiva en la ciudad de Medellín (2008), donde se menciona que el 100 % de los adolescentes hombres que han recibido talleres de sensibilización en la ciudad han visto alguna vez pornografía en Internet y ese 100 % considera que la pornografía es la que más les enseña sobre sexualidad, además manifiestan sentir presiones por cumplir con las exigencias de resistencia y malabarismo sexual que ven en el mundo de la pornografía. No es casualidad que muchos adolescentes hombres entren en crisis existencial al chocar con el modelo corporal de las películas pornográficas y autoconsiderarse anormales por el tamaño o forma de sus penes, igual que las jóvenes cuyo modelo corporal las pone en riesgo de problemas como la anorexo-bulimia y la depresión aguda; de igual forma, el desempeño sexual se limita al conocimiento de multiplicidad de posiciones sexuales sin un interés real en la comprensión anatómica, fisiológica y emocional del mundo del erotismo y el autoerotismo. También, no es casualidad que muchos y muchas jóvenes y adolescentes, aunque estén informadas sobre los métodos anticonceptivos, no los usen por “complacer” a sus parejas como el modelo tradicional lo presenta. Asimismo, en gran parte de la pornografía está normalizado y justificado el abuso sexual lo que aumenta enormemente las posibilidades de que adolescentes y adultos repliquen este modelo en la vida cotidiana. Todo ello responde a la educación sexual tergiversada que han recibido bajo un paradigma que desinforma y promueve el uso de la dominación y violencia en las relaciones humanas. Como se puede deducir, no siempre la basta información sobre sexualidad significa que haya una educación sexual integral y menos aún si esa información es parcial y contraria a una vida sexual plena. La crítica a la pornografía no está centrada en las relaciones sexuales explícitas, ni mucho menos en la muestra del cuerpo desnudo, ni en el placer, ni en el derecho a las fantasías sexuales, ni en la práctica de diversas posiciones, juguetes y estimulantes sexuales. Desde el paradigma gilánico (que promueve una educación sexual integral) el placer sexual es un derecho, la crítica a la pornografía está centrada en el trasfondo que comunica, en el sesgo de dominación y violencia9 que transmite. Haciendo un parangón, el problema no está en la fresa como fruta, sino en el agua con que se riega y el químico que se le echa para luego ser consumida. Los videos o imágenes legales y consensuadas de relaciones sexuales explícitas constituyen un poderoso recurso estimulante que pudría ser disfrutado pero sin el enorme sesgo negativo que la industria pornográfica le impregna. ¿Qué pasaría si le quitáramos todo sesgo de violencia a la pornografía? Y además le llenáramos con más creatividad e imaginación, quedaría un recurso valioso. En el fondo la crítica a la actual pornografía predominante es el casamiento artificial que se ha hecho entre lo sexual y la violencia. En conclusión, es necesario reinventar la pornografía incluso desde su nombre, pero con posibilidades donde el “sexo explícito”10 no tenga que estar asociado a la dominación y violencia. Ahora bien, el panorama se vuelve nefasto cuando se exploran las violencias sexuales ejercidas en el mundo digital. Revisemos otros datos de onlineMBA.com (Op. Cit.): El 34% de los usuarios de Internet se han visto expuestos a pornografía sin pedirlo ya sea a través de pop-ups, “enlaces engañosos” o e-mails. Diariamente se realizan 116.000 búsquedas relacionadas con pornografía infantil. La edad media a la que un niño ve por primera vez porno en la red está en los 11 años. 9 Ha de recordarse que la violencia no sólo es física, sino económica, sexual, psicológica y simbólica. 10 Incluso la categoría de sexo explícito puede entrar en tela de juicio, ya que ubica a lo genital en un papel protagónico. ¿Si no hay coito entonces no es sexo explícito? Queda el reto de plantear también reinvenciones conceptuales. Las violencias sexuales como la explotación sexual comercial o el abuso sexual infantil tanto en el mundo digital como el “presencial” constituyen la máxima expresión de cómo opera el patriarcado en nuestras vidas, permitiendo la apropiación y dominación de los cuerpos y sus sexualidades. Y está tan metido en los imaginarios y comportamientos de las personas que ante cualquier hecho de violencia sexual muchos intentan justificarlos o culpabilizar a las víctimas, incluso si son niños o niñas, con frases equivocadas como: “ella se lo buscó”; “esa niña es ‘brincona’, por eso le pasa eso”; “quién le dijo que usara minifalda”; “hombre es hombre”; “los hombres no se controlan”, etc. En nuestro contexto latinoamericano son tan altas las tasas de personas víctimas de violencias sexuales que ya este es considerado como un problema de salud pública. No es casualidad que existan más mujeres (entre niñas, adolescentes y adultas) víctimas pues esto responde al sistema patriarcal violento que dictamina la apropiación, cosificación o “domesticación” (Vigarello, 2005) del cuerpo de las mujeres y fundamentalmente se expresa en la publicidad sexista y en casi toda la pornografía existente. El ámbito de la sexualidad es el ámbito más básico de relacionamiento humano (Millett, 1979), y es el ámbito que más colonizado está con prejuicios, estereotipos, miedos, represiones o heridas (de allí que aún sean graves los problemas de embarazo adolescente, las violencias sexuales y las ITS en nuestro contexto). Es como si nuestro espacio más íntimo -que debiera ser el más alegre y el más autónomo- estuviera habitado por el dominio de otros. Una sociedad que mantiene relaciones de dominación y violencia en el ámbito de la sexualidad, no puede aspirar a ser democrática en el ámbito político y económico. El desarrollo de un país también se mide por el logro, acceso y goce pleno de los derechos sexuales y reproductivos de sus ciudadanos y ciudadanas. Si no se democratiza o humaniza el ámbito sexual no habrá éxito en otras esferas. En otras palabras, quien no es demócrata en la cama, no es demócrata en lo político (Millett, Op. Cit.). En ese sentido, es urgente generar reflexiones y propuestas en el plano de la sexualidad que aporten a la construcción de contradiscursos, que hagan frente al paradigma sexual imperante y promueva una educación sexual más saludable. De allí que consideremos la producción de materiales didácticos pero desde una reflexión conceptual adecuada y pertinente. Recursos didácticos digitales como aporte a una educación sexual integral: Los recursos didácticos digitales (RDD) son productos que resultan de procesos investigativos y pedagógicos, se utilizan herramientas digitales para su creación y se ofrecen en formatos también digitales, aprovechando así, las múltiples opciones que permiten las tecnologías del momento. Dicho recursos pueden ser diversos (video-juegos, e-books, portales, blogs, etc.) e incluso imbricarse, convirtiéndose en un recurso mixto en el que las personas pueden realizar variadas acciones como leer, escuchar, intercambiar mensajes a través de las redes, cantar, enviar e-mails, dibujar, todo ello gracias al uso de distintas tecnologías como computadores, tabletas, celulares, etc. Estos recursos tienen otras dos características que las definen: a) tienden hacia el aprovechamiento máximo de las tecnologías para lograr mayores posibilidades de interacción, es decir, deben propiciar la interactividad que en el mundo presencial no se encuentra11; b) deben servir para Características de los RDD educar, ya sea en medios escolarizados o no escolarizados. Amplia las posibilidades de Interactividad Sirve para educar Gráfico 3: Características de los RDD. En esa misma línea, crear recursos didácticos digitales no es una tarea fácil ni automática, debe responder a una serie de condiciones como cualquier otro recurso para efectos pedagógicos: a) deben responder a una intencionalidad pedagógica; b) deben pasar por procesos de pilotaje; y, c) deben cumplir con las “características necesarias” (Romero, Op. Cit.) de una educación sexual integral12: Esto no quiere decir que lo que llamamos como “mundo presencial” tenga pobres posibilidades de interacción, el mundo presencial tiene otras formas de interacción. La clave está en aprovechar al máximo las múltiples opciones de interactividad que ofrece ambos mundos, e interconectarlos. 12 Desde el 2009, los investigadores e investigadoras de la Corporación Gilania (www.gilania.com) vienen afinando unas variables e indicadores que consolidan unos criterios para medir o evaluar materiales de educación sexual existentes y para la creación de nuevos. Las tres condiciones que exponemos para la creación de los recursos didácticos digitales se basan en los enfoques 11 a) Intereses pedagógicos: cualquier recurso didáctico debe responder prioritariamente para un objetivo pedagógico, por lo que debe tener claridad sobre qué se entiende por educación, cómo generar procesos de aprendizaje y qué tipo de ser humano se quiere formar. Esto se llama tener un “horizonte pedagógico” (Geldres et al., Op. cit.) dentro del cual deben existir, a su vez, nociones sobre dimensiones propias del proceso de enseñanza-aprendizaje. b) Procesos de pilotaje: Un recurso didáctico digital debe nacer siempre y cuando primero se haya identificado su necesidad pedagógica. Debe resultar de exploraciones, investigaciones o sesiones formativas dentro o fuera del ámbito escolarizado. Esto significa que emerge de una experiencia pedagógica previa y real, en la organización de los contenidos. Por tanto, su diseño y creación de contenidos empieza en interacción con los estudiantes o posterior a ella. Una vez que se han creado, es importante realizar distintos pilotajes en sesiones pedagógicas “presenciales” para retroalimentar la creación, afinar los contenidos y ver si se ajusta a los ritmos propios de los ámbitos educativos ya sean escolarizados o no escolarizados. c) Características de una educación sexual integral: Un recurso didáctico digital para el ámbito de la sexualidad debe estar acorde con las características propias de la educación sexual integral13: a) una concepción laica; los asuntos de la sexualidad son asuntos de ciudadanía y no de feligresía; b) debe estar basada en los derechos sexuales y reproductivos, que hacen parte importante de los derechos humanos; c) la educación sexual integral es procesual, es decir, no es fugaz o responde a un solo momento, sino que tiene una prospectiva para desarrollarse en fases sucesivas de acuerdo a las edades y procesos de desarrollo de las personas, d) es continua, la formación en tal materia requiere continuidad que comienza en la más tierna edad y puede continuar en la adultez, e) es gradual porque va respondiendo según las necesidades particulares e generales que la institución ha definido. Las variables e indicadores específicos se encuentran en documentos internos de trabajo. 13 Es importante señalar que la educación sexual es una cosa distinta de la sexología como disciplina social y de la terapia sexual. Cuando se habla de educación sexual se habla de un interés fundamentalmente pedagógico en el tema de la sexualidad. inquietudes específicas de cada grupo poblacional, y f) tiene una perspectiva de equidad de género para evitar el sexismo en los ambientes educativos y en los contenidos de los recursos pedagógicos. Debe responder a un interés pedagógico Requiere que pase por procesos de pilotaje en sesiones pedagógicas Debe estar acorde a las características de la educación sexual integral Gráfico 4: condiciones de los RDD. Los eBook como recurso potencial para la educación sexual integral: la experiencia de “Mi cuerpo crece”: Dentro de lo que llamamos recursos didácticos digitales, emerge el eBook como un recurso potencial para fortalecer los procesos educativos en materia de sexualidad dentro y fuera del mundo digital. La puesta en escena de tecnologías como la tablet ha propiciado grandes posibilidades de producción de contenidos con un buen impacto en la sociedad, no sólo por lo novedoso que es aún para muchos sectores poblacionales, y por la veloz expansión que ha tenido, sino porque hay un cierto consenso dentro de la administración pública de diversos países en América Latina, para implementar políticas públicas en materia educativa, utilizando las posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación. Es decir, se ha evidenciado la vinculación constante entre lo digital y las relaciones humanas, así como el hecho de que no se puede prescindir del uso de las TIC para mejorar la calidad de vida de las naciones, incluso, existen legislaciones al respecto en Colombia, como la ley 1341 en el 2009 por la cual se definen principios y conceptos sobre la sociedad de la información y la organización de las TIC. Sin embargo, como el impacto positivo de la tecnología depende mucho de sus formas de uso, queda el reto -para el caso de las Tablet- de crear contenidos idóneos y contribuir con mejorar las condiciones de vida de la población. Asimismo, el potencial de un eBook está en su carácter interactivo. Es decir, no se trata de un libro transportado a lo digital y que al final sólo permite pasar las hojas, sino una herramienta que puede integrar varios elementos digitales para un mejor impacto. En conclusión, la interactividad aunque no es la única, sí es una de las condiciones necesarias para un impacto educativo positivo. Conscientes de este potencial, la Corporación Gilania (institución para la educación sexual y la equidad de género) y Studio Alternativo (empresa de diseño y diagramación) ambas de la ciudad de Medellín (Colombia) iniciaron –en alianza- una propuesta para la producción de una colección de libros digitales sobre educación sexual. La primera creación salió a la luz en marzo de 2013 y se titula Mi cuerpo crece. Educación sexual para chicos y chicas: Gráfico 5: portada del eBook Mi cuerpo crece Mi cuerpo crece cuenta con nueve capítulos y está dirigido para pre-púberes, púberes y adolescentes (Romero, 2013): La pre pubertad, pubertad y adolescencia conforman una época de sorpresas. El conocimiento de los cambios que ocurren en esta etapa de la vida, facilita la aceptación del propio cuerpo y fortalece la autoestima. Chicos y chicas acceden al conocimiento de sí y del otro identificándose como seres sexuados, afectivos y eróticos, que además, empiezan a tener capacidades reproductivas. La educación sexual facilita asumir actitudes de aprecio por sí mismo y por sí misma, además de apropiarse de sus derechos y asumir responsabilidades. El eBook acompaña a los chicos y chicas, no sólo para responder a sus inquietudes sobre su despertar en la sexualidad y el desarrollo sexual de su cuerpo, sino para elevar su autoestima y convertirse en una especie de diario con el cual conversar, presenta ejercicios que sirven de espejo y de motivo de conversación con otros pares o con los mayores, si quieren hacerlo. Es juguetón y por eso reduce la tensión que puedan sentir por hablar temas que generalmente los sonrojan o avergüenzan. Está planteado en un tono de naturalidad y sencillez, exento de juicios de valor o imposiciones morales. Gráfico 6: capítulos del eBook Mi cuerpo crece. Gráfico 7: características técnicas de Mi cuerpo crece. Por un mundo digital sexualmente feliz. A manera de conclusión: Producir recursos didácticos digitales para la educación sexual integral desde una concepción ética y política claras, parte de la comprensión de un mundo actual que se respalda de forma amplia en la virtualidad. Cuestión que por un lado es negativa debido al alto nivel de analfabetismo sexual y discursos y prácticas tergiversadoras de la sexualidad, que ayuda a promover gravísimos problemas sexosociales (como las violencias sexuales, el embarazo adolescente y las ITS). A pesar de ello, este mundo cultural también es transformable y posibilitador de la difusión de herramientas pedagógicas adecuadas que aportan a un mundo donde sea posible disfrutar de una sexualidad plena, con sentido y sin violencias. Los recursos que el mundo digital dispone para la educación empiezan un camino que abre grandes posibilidades hacia la construcción de una sociedad capaz de vivir en equidad y sin violencias, dentro de la cual las personas puedan ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos y puedan -parafraseando a Jairo Aníbal Niño- ser capaces de ver flotar un beso en el agua. Bibliografía: Cardinal de Martin, Cecilia (2005). Educación sexual. Un proyecto humano de múltiples facetas. Editorial Siglo del hombre, Bogotá. Congreso de Colombia (2009). Ley 1341 de 2009. Por la cual se definen principios y conceptos sobre la sociedad de la información y la organización de las TIC–, se crea la Agencia Nacional de Espectro y se dictan otras disposiciones. Colombia. Consultado el 20 de marzo de 2013, en: http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/2009/ley_1341_2009.html Eisler, Riane (1995). El cáliz y la espada. Nuestra historia nuestro futuro. Cuatro Vientos Editorial, Chile. 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