Carta a Tomás Jaramillo Me imagino que ha recibido muchas. Yo me había demorado. Pero hoy después de que la mamá de mi hermana me dijera que tenía que pedir un préstamo para seguir pagando la universidad, me dieron ganas de decirle a usted, “señor”, hasta de qué se iba a morir. Casualmente, estaba en la notaría y me encontré a alguien declarando que usted era un buen ciudadano. Gran coincidencia. Eso fue lo que me impulsó a escribirle lo que le quería decir hace mucho tiempo. No sé quién era la persona que estaba haciendo la declaración en la notaría. Pero me pareció tan irónico. Yo solo me volteé y me reí y el señor me dijo yo a ti te conozco de algún lado a lo que le respondí, no, no creo pero me presento mi nombre es Maria Kamila Pineda y a diferencia de usted creo saber quién es el hampón del que habla tantas maravillas y el señor se fue. No sé si se acuerda de mí. Pero fui una de las tantas personas a las que le cambió la vida por su ambición frenética y por su lucro temerario. De pronto la justicia en este país no existe o simplemente se puede engatusar, de pronto la fiscalía es incompetente y los jueces se pueden comprar pero yo se que existe algo llamado karma. Y ruegue porque Cayetano, Clemente y Mary Luz no tengan que vivir lo que usted nos hizo a vivir a muchos colombianos, que de la forma más genuina confiamos en su carita de yo no fui. Uno no sabe qué vueltas da la vida y se lo digo yo que lo he vivido. Pero por ahora, yo no me imagino que debe se debe sentir cuando se siente vergüenza por su propio papá. Cayetano y Clemente están chiquitos, seguramente no entienden lo que está pasando. Pero créame que aunque vivimos en un país sin memoria, la vida más adelante para sus hijos no va a ser fácil. Pues en mi opinión no creo que sea fácil tener en el corazón y en la cabeza que a su papá lo odia todo el país por ratero. Y si no se los recuerda nadie o simplemente los saca del país, fresco, para eso existe Google. Me acuerdo perfecto cuando fui a su oficina a que me atendiera usted personalmente porque tan divino, era “amigo” de mi mamá y me dio el “consejo” de no tener tanta plata en mi cuenta de ahorros y al mismo tiempo me dio una solución. Hoy en día se que fui una estupida (no tengo otra palabra) por confiar en usted pero qué me iba a imaginar que estaba hablando con un gran delincuente de cuello blanco. Yo solo tengo una inquietud puntual y simplemente personal: más allá de todo lo que está pasando cómo es posible que usted hiciera llamar a su oficina PARA ROBARLE TODA SU PLATA a una niña de 20 años que acababa de perder a su papá, un SEÑOR trabajador, que luchó y trabajó toda la vida por darle un buen futuro a sus tres hijos? Y ahora usted sea tan cobarde y se escude en una justicia corrupta? Eso es ser canalla. Eso es ser miserable. Y eso créame que en algún momento la vida se lo va a cobrar. Como venía diciendo, tal vez la justicia de este país no sea lo que esperamos, y es claro que por más delincuente que sea nadie quiere pasar el resto de su vida en una cárcel (así sea en el club en el que está) pero Tomás si realmente quiere acabar con esto, Pague!!!! Así como su vida está arruinada por SUS propios actos, la vida de muchos también lo está. Deje de escudarse en los bienes de Víctor, aunque obviamente también deben entrar en el pago de las obligaciones. Es imposible que usted no tenga nada que “aportar”. Acabe con esto, acabe con su karma y con lo que nos hizo vivir a miles de colombianos. Att: María Kamila Pineda VALERO (le escribo mi segundo apellido en mayúscula para que si la memoria le falla se acuerde quién soy)