El conocimiento biológico

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Epistemología de las Ciencias. El conocimiento. Aproximación al orden ontológico
(2000) CIAFIC Ediciones
El conocimiento biológico
Javier Corcuera*
En primer lugar, no me queda otra cosa que pedir disculpas
por adelantado, dada la diferencia entre el alto nivel intelectual
que ha primado esta mañana y el que yo puedo ofrecer. Espero
que, pese a ello, podamos reconstruir juntos en este encuentro
la visión de un biólogo sobre su trabajo. Como me especializo
en ecología, sin duda esta visión resultará sesgada hacia ese
ámbito. Voy a tratar, por un lado, de hacer mención de otras
áreas del conocimiento de las ciencias de la vida, pero
enfatizaré algunos aspectos de la ecología, de la ciencia que
estudia a lo viviente en sus interacciones y el entorno que los
rodea, y lo voy a hacer utilizando, muy probablemente y en
forma inconsciente, el lenguaje del biólogo, que dista mucho de
tener la calidad del lenguaje del filósofo.
Sin embargo, creo que hay puntos de contacto entre biología
y filosofía. Esto es especialmente nítido allí donde surgen las
incertidumbres del biólogo. Es allí donde puede darse el
intercambio más rico entre el epistemólogo y el ecólogo.
Intentaré que mi presentación sea relativamente breve, con el
fin de que la mayor parte de nuestro tiempo lo dediquemos a
dialogar.
Para tratar de responder a la pregunta de cómo se estructura
el conocimiento en la biología y, más precisamente, en la
ecología, no puedo hacer otra cosa, también, que partir de una
definición que nos dio aquí hace unos años, en este maravilloso sitio, el Dr. Jerome Lejeune. Estuve leyendo el primero de
los libros que publicaron en CIAFIC, y encontré una primera
*
Actualmente es Director General de la Fundación Vida Silvestre
Argentina.
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definición: "la biología es lo que hacen los biólogos". Si la
biología es el estudio de los seres vivos y si desde ese
conocimiento se genera su manejo de los seres vivos, es
evidente que el hombre ha sido biólogo desde siempre. La
agricultura nos muestra que, desde la prehistoria, existe un
conocimiento, por ejemplo, de la noción de especie, aunque
éste no haya sido formalizado en un ámbito académico hasta
mucho tiempo después.
La noción de especie es nítida, por ejemplo, ya en la Biblia.
Lejeune citaba un texto muy oscuro del Antiguo Testamento
que se refiere a los "Nephilím", un grupo humano que es
apenas nombrado en un pequeño párrafo. La Biblia lo identifica
como un grupo que no tuvo descendencia, y cuyos miembros
eran hijos de hombres y dioses. Lejeune se detenía en el
hecho de que los Nephilim no tuvieron descendencia, y se
animaba -fue un gran biólogo porque, entre otras virtudes, fue
un hombre audaz- a sugerir que tal vez la Biblia, en esa
mención de los Nephilim, estaba transcribiendo en la memoria
humana una memoria biológica, el rastro de la existencia de
alguna otra especie, que no fue la humana, y que luego se
perdió. Lejeune también citaba el hecho de que muchos
alfareros en el Mediterráneo, sobre todo en el Norte de África,
imprimían su huella digital sobre sus producciones, sobre sus
obras. La primera firma humana, el primer signo de
autoconciencia como especie parecería haber sido el dejar la
marca de la mano, la marca de la huella digital. El concepto de
especie, por un lado, parece haber estado, entonces, bastante
bien identificado desde los inicios de la humanidad, así como el
concepto de individuo, de la unicidad del individuo, de su
carácter único e irrepetible. La unicidad también estaba bien
identificada.
Por supuesto, en el ámbito de lo biológico, el concepto de
unicidad es más fácil de definir que el de especie. Establecer
que "yo soy yo", que pese a que, a través del tiempo, hay una
serie de características que son inmutables, pese a que otras
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cambian, es más simple que definirme como parte de un grupo
homogéneo y relativamente invariable. Aristóteles plasmó la
definición de especie con una nitidez que llegó hasta nuestros
días, como aquel grupo de seres vivos que se pueden
reproducir entre sí. Aún hoy, quizá, cuando alguien nos
pregunta qué es una especie, la definición más simple y más
operativa es la de "un grupo de individuos que pueden
reproducirse entre sí". Sin embargo, es cierto que este
concepto de especie, que es central a la biología y a la
ecología, se ha ido diluyendo a medida que el método
experimental, particularmente en el área de la genética, ha
avanzado.
¿Por qué se han ido "diluyendo" el concepto de especie y de
individuo? En primer lugar, antes del desarrollo de la genética
moderna, el concepto de unicidad o de individuo ya había sido
puesto en duda. En efecto, bastante tempranamente, la ciencia
descubrió que existen seres vivos como las esponjas, por
ejemplo, que son capaces de mostrar características típicas de
un individuo y, al mismo tiempo, características que sólo se
entienden si se las interpreta como un grupo temporario de
individuos de menor tamaño. Por eso las esponjas son
conocidas como seres "coloniales": a veces se comportan
como individuos y, otras, como colonias de individuos. Son
multicelulares -están compuestos por muchas células- y, sin
embargo, sus células no se comportan como tejidos coherentes
que siguen su desarrollo en forma irreversible. Sus células
pueden revertir su estado final de desarrollo y llegar a
independizarse, hacerse móviles e incluso reagruparse
posteriormente. Hay un experimento extremadamente
interesante, que consiste en tomar una esponja viva, extraída
del mar, y pasarla a presión a través de un tamiz, de un filtro de
metal. La esponja, que hasta ese momento tiene todas sus
células relativamente diferenciadas (las que tapizan la cavidad
interna de la esponja capturan el alimento, por ejemplo,
mientras que las que están del lado externo del animal no lo
hacen), es destruida. Esta "separación de sus partes"
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ocasionaría, sin duda, la muerte de cualquier individuo. Pero,
del otro lado del filtro, cuando caen las células que formaban
parte de la esponja, ahora dispersas, no todas mueren. Muchas
de esas células están vivas, y cuando se reconocen, se reúnen
de nuevo para... volver a formar una esponja. En otras
palabras, ese ser único que es la esponja individual no es
enteramente "único". Desde el punto de vista del biólogo, es
"un individuo que resulta de una agregación de individuos".
Claro está, el biólogo no se plantea si la esponja reconstruida
es la misma esponja que existía antes. Los seres vivos más
primitivos son unicelulares; los primeros multicelulares fueron,
por lo que sabemos, como las esponjas, porque tuvieron una
organización estructural con su mismo grado de flexibilidad.
Además de llamarlos "coloniales", los conocemos técnicamente
como "diploblásticos", porque tienen dos tipos distintos de
tejidos, dos formas de organización celular.
Pero luego, en algunos organismos, la vida desarrolló una
tercera capa de tejidos. La tercera fase de organización de lo
viviente, al ganar esta tercera capa de tejidos, dejó atrás el
universo unicelular y el colonial, para llegar al de los seres que
se organizan con tejidos diferenciados en forma permanente. A
partir de esta etapa, todos los seres que se organizan con
estas tres capas de tejidos, mantienen su individualidad en
forma irreversible. Ya no pueden ser "desmenuzados" y
reconstituirse más tarde, como ocurría con las esponjas. De
algún modo, es a partir de este nuevo tipo de seres, los
"triploblásticos", que se define más claramente la individualidad
de lo viviente con todas las características que reconoce la
gente. Una de ellas es la muerte.
Ahora bien, pese a que en estos organismos superiores,
como por ejemplo los vertebrados, la individualidad se define
con mayor claridad, no todos los caracteres del individuo están
establecidos en forma permanente. Un ejemplo de ello es que
en la escala zoológica se observan casos en los cuales el
individuo puede alterar elementos importantes, como por
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ejemplo, su sexo. Esto ocurre en grupos de especies bastante
avanzados, como es el caso de los anfibios o de los peces.
Hay peces tropicales, por ejemplo, en arrecifes de coral, que
cuando forman grupos de un slo sexo y no encuentran pareja,
pueden llegar a cambiar su funcionamiento reproductivo.
Cambian de sexo y logran suplir esa falta. Es recién en el
grupo de los reptiles y, finalmente, en el de los mamíferos, que
tenemos una determinación absoluta de la unicidad. Para los
maíferos, el cambio de sexo en condiciones naturales es
imposible. Lo que era natural para algunos peces, no lo es para
los mamíferos.
Esta complejidad creciente nos muestra cuán difícil es para
los biólogos, más allá de estas definiciones iniciales que he
dado, definir qué es un individuo, sobre todo cuando estamos
hablando de los niveles de complejidad más básicos, menores,
en la escala de los seres vivos. Ni siquiera es fácil definir qué
es un ser vivo cuando estamos hablando de un virus, por
ejemplo, que tiene etapas de su existencia en que vive directamente como un mineral y otras etapas en las cuales actúa
nítidamente como un ser vivo, a través de la reproducción de
su información genética.
Esta incertidumbre no ha sido resuelta con la teoría de la
evolución, con las hipótesis evolucionistas, pero es cierto, que
el concepto de la evolución de los seres vivos le ha dado un
nuevo marco, le ha dado un aire fresco al concepto de la
estructura y de la función de lo viviente, a la forma en que
conocemos lo viviente. Y esto es porque sin duda la metodología de la biología, pese a avanzar en algunos campos con el
método experimental, con un método hipotético-deductivo
basado fuertemente en los experimentos, por otra parte,
paralelamente, fue desarrollando fuertemente también el
método comparado, la analogía. Y allí se ve cómo surgen -y no
solamente en Darwin, sino posteriormente- una serie de
desarrollos que hoy en día, debido a los beneficios que ofrecen
a los biólogos como marco operativo de trabajo, no dejan, sin
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embargo, espacio para la experimentación. La evolución -como
decía Pierre Paul Grassé- es un modelo, es una hipótesis
extremadamente útil para nosotros los biólogos, y con ella
trabajamos continuamente. Pero el problema es que la mayoría
de los biólogos creemos que existe y, siguiendo a Grassé, yo
creo que ninguno de nosotros alguna vez hemos visto
evolucionar un ser vivo. Por lo tanto, tenemos que admitir que,
en este sentido, la teoría de la evolución, que es una teoría
marco muy importante en biología, muy rica y llena de
argumentos, no deja de ser un punto de nexo con las ciencias
que van más allá de lo experimental. La teoría de la evolución,
por remitirse al pasado, que es inexperimentable, a un presente
que no nos da escala para experimentar, y a un futuro sobre el
cual no podemos operar, nos obliga a aceptarla o bien como un
dogma o bien como una componente de la metafísica. La
evolución de lo viviente no es un concepto que se pueda
observar y experimentar. Sin duda la cantidad de argumentos
que hay en favor de esta hipótesis es muy grande, pero son
todos indicios. La experimentación tan desarrollada de la
ingeniería genética o de la biología de la herencia no ha hecho
otra cosa que darnos cada vez más pistas sobre la alta
probabilidad de que esta teoría sea cierta. Pero en todas las
experimentaciones que se hacen de mutación, de transgenia,
de insertar genes de una especie en otra especie, de tratar de
alterar su composición genética para generar nuevas especies,
se ha fracasado. En todos los casos, lo que se ha generado
son nuevas razas, nuevos grupos de individuos dentro de la
misma especie, pero no nuevas especies capaces de
reproducirse y de seguir su camino. La naturaleza, muy
probablemente, lo sabe hacer mejor que nosotros, porque ni
las mejores tecnologías han permitido lograrlo en laboratorio.
Paralelamente al hecho de que cuanto más operamos sobre el
ADN, seguimos sin lograr acelerar el proceso evolutivo, o ni
siquiera evidenciarlo, la ecología, la ciencia que estudia las
relaciones entre los seres vivos y el ambiente y entre ellos,
también empezó a trabajar con modelos, pero en otra
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dirección. El objetivo no fue conocer la especiación o la
individuación. El objetivo fue conocer los límites que se
imponen a los individuos y las especies.
A partir de los años 40, por ejemplo, cuando Vito Volterra y
Lotka desarrollaron modelos matemáticos que permiten
incorporar un concepto muy importante en la biología, que es el
concepto de los límites al desarrollo de lo viviente, surge la
noción de nicho como el espacio de múltiples dimensiones
(geográficas y temporales) que ocupa cada especie en los
ecosistemas. También surge el concepto de competencia como
una de las fuerzas que deben explicar el mecanismo con que
opera la evolución. Estos conceptos de nicho y competencia,
de los límites en los recursos, de la capacidad de carga de los
ecosistemas, no agrega tampoco una mayor nitidez o precisión
a esta falta de la que adolece la teoría evolutiva. Más bien
permite al ecólogo, en este caso, ingresar en sus intentos de lo
que ha sido dado en llamar los experimentos de campo. Así
como el biólogo trata de realizar experimentos de laboratorio
sobre el ser vivo, el ecólogo trata de realizar experimentos
sobre el ambiente. ¿Cómo los realiza? Se imagina, por
ejemplo, que en un lago hay dos especies de aves acuáticas. Y
dice: vamos a probar cuál es la capacidad de carga de ese
lago, cuál es el número máximo de individuos que puede
sostener el lago. Entonces, el ecólogo elimina, por ejemplo,
una de esas dos especies del lago, y de esa extracción saca
conclusiones, en base a la respuesta poblacional de la
especies que quedaba. Este método experimental, que
inevitablemente altera al objeto de estudio en forma importante,
conlleva muchos riesgos desde ese punto de vista, pero ha
permitido el desarrollo de lo que se llamó la ecología de poblaciones, de comunidades y de ecosistemas. Este desarrollo
sigue basándose en lo analógico, en lo comparado.
Este camino de experimentaciones va despejando dudas
sobre cuáles son los factores que influyen en la dinámica de las
especies, pero también va dejando atrás certidumbres que eran
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globalmente aceptadas, como el concepto del equilibrio. Todos
hemos sido formados, en buena medida, pensando en que la
naturaleza, como parte de su orden biológico, tiende a alcanzar
un equilibrio, una situación estable en la cual sus componentes,
las especies, se organizan de modo tal que cada uno
aprovecha al máximo sus recursos aceptando la coexistencia.
Cada vez con más fuerza, surgen las hipótesis del "no
equilibrio", que nos dicen que los ecosistemas, las
comunidades, las relaciones entre especies vivientes, no tienen
nunca la capacidad de organizarse en su óptimo ideal,
aparente o predecible, sino que continuamente interactúan con
los factores externos de modo tal que reaccionan a ellos, se
adaptan a ellos. Hoy en día, los eventos del exterior del
sistema que antes eran considerados "perturbaciones" que
impedían alcanzar un equilibrio, son percibidos por el biólogo,
por el ecólogo, como eventos que modelan al sistema,
haciéndolo jugar continuamente el juego del "ensayo y error".
Así, los eventos catastróficos, más que ser vistos como oleadas
de extinción, son ahora percibidos como oleadas de
redistribución de recursos, cambios en la distribución de los
recursos. En términos porteños, diríamos que el método con
que opera la naturaleza es como un juego de cartas en el que
se baraja y da de nuevo continuamente. El concepto de las
teorías del no equilibrio es interesante, en tanto plantea una
incertidumbre que antes parecía estar relativamente resuelta,
hasta los años 60 aproximadamente. Entonces, aquel concepto
de Aristóteles sobre la naturaleza en relación al movimiento,
creo que hoy en día sigue siendo vigente en ecología. Ese
movimiento, esa continua generación, es más el método que su
destino, pero lo que es seguro es que el destino de los
ecosistemas ya no es tan claro como hace veinte o treinta años
cuando se pensaba, por ejemplo, -esto tiene aplicaciones en la
realidad-, que se podían recuperar los ecosistemas, es decir,
restaurarlos, sin dificultad. Cuando hoy se pierde un
ecosistema muy valioso, como una selva, aunque la gente
hable de recuperar la selva, la ciencia sabe que la selva no es
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recuperable en el sentido de "volverla a su estado inicial", ya
que si hacemos todos los intentos posibles, tal vez obtengamos
algo diferente a la composición que tenía originalmente, en
cuanto a especies.
Es así, entre la pérdida de certidumbre en ecología, después
de un inicio bastante mecanicista, y la aparente seguridad del
marco de la teoría evolutiva, pero que sigue presentando la
misma dificultad que presentó desde sus comienzos cuando
Lamarck y Darwin fueron fuertemente denostados, y que es su
incapacidad de operar experimentalmente, que yo creo que
conviene mirar con un poco de sospecha el avance del biólogo
en este siglo. Nosotros, los biólogos, solemos hablar muy orgullosos de los desarrollos tecnológicos que surgen de la ciencia
biológica como ciencia experimental, pero no puedo dejar de
señalar que esta falta de un marco integral realmente sólido
hace que nuestros experimentos, por más que son demostrables y repetibles, muchas veces son trasladados a un plano
que altera su significado, su sentido. La mayor parte de la información que surge de la biología es interpretada popularmente
de modo reduccionista. Pero, más que extenderme, espero
responder a algunas de sus preguntas.
DIÁLOGO:
- Dra. Insua: ¿Darwin conoció a Mendel, la teoría de Mendel?
- Lic. Corcuera: Sí.
- Prof. Del Re: Le agradezco mucho personalmente, y creo también de
parte de todos, por haber hablado de un tema que para mí creo es
extremadamente importante por los problemas que tenemos. Me parece
que es importante por el tema de la percepción y el tema que está
sobreentendido en el tema de la percepción, es decir, la relación entre
un algo y algo otro, porque realmente nosotros dependemos como
hombres, y también como animales, del medio ambiente. Eso lo sé muy
bien y quiero decirlo como químico físico porque Prigogine introdujo el
concepto de sistema fuera de equilibrio y en un estado estacionario.
Digo esto como premisa de mis comentarios, que son también
preguntas. Una es, Ud. ha hablado, a mi parecer de una cosa muy, muy
importante, de la organización en el sentido que Ud. habló de los seres
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unicelulares, de los seres multicelulares con unidad reversible, y los
seres vivos superiores que tienen una unidad irreversible. Eso me
parece un punto extremadamente importante porque, por un lado,
tenemos la unidad, una unidad que es más o menos creciente, y
tenemos que estudiarla como problema científico y filosófico; por otro
lado tenemos el hecho de que estos individuos siempre dependen por
sus propiedades del medio. Hay un problema, si me acuerdo bien fue
Hegel quien lo puso en evidencia, y es que cada ente, en particular un
ser vivo, es definido por sus relaciones, pero yo creo, como todos los
aristotélicos, que también tiene una identidad propia. Ese es un
problema, quizás podría hacer algún comentario. Una pregunta
relacionada, más sencilla, es que quisiera una confirmación de lo que
creo que comprendí, y es que cuando Ud. habla de no equilibrio, Ud.
habla del equilibrio de una sola especie, del equilibrio determinado por
leyes que toman en cuenta sólo una especie. Si comprendo bien, es la
pregunta, porque en estudios que hice sobre problemas relacionados
llegué a la conclusión que en realidad hay una tendencia hacia el
equilibrio del todo, del universo, pero esa tendencia se realiza mediante
la adaptación simultánea de todo lo que hay en el universo. Entonces, la
generación digamos en particular en un sistema ecológico, la generación
de una especie, es al mismo tiempo la consecuencia de la generación
de las otras especies y la causa de la generación de las otras especies,
el todo sería, desde esta visión, una evolución simultánea hacia, como
decía, un equilibrio global, equilibrio en el sentido de estado estacionario
no de estado de mínima energía que significaría la muerte. Si Ud.
pudiera hacer un comentario, creo que es lo que Ud. más o menos ya
dijo.
- Lic. Corcuera. Sí. Voy a responder la última primero, si me permite.
Con respecto al equilibrio de una especie, entiendo lo que Ud. dice, sin
embargo, hoy en día se plantea la hipótesis de no equilibrio para
sistemas ecológicos completos, incluyendo comunidades diferentes que
están compuestas por numerosas especies. ¿Por qué se plantea esto?.
Básicamente cuando en la ecología de comunidades se incorpora el
concepto muy operativo de la actividad humana dentro de los
ecosistemas, surge lo que en los últimos años ha sido dado en llamar la
ecología del paisaje. Cuando se empieza a trabajar en la ecología del
paisaje o ecología regional, se observa que todos lo experimentos de
campo son mucho más fáciles de medir porque son las actividades
humanas que impactan el paisaje y que, haciendo seguimiento de su
historia como si fuera la historia clínica de una persona, se puede
observar si en algunos casos el ecosistema vuelve a establecer sus
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relaciones originales o previas a los impactos. Y esto no ocurre en
general. En general lo que ocurre es que las comunidades sí reaccionan
a las actividades de impacto, pero suelen hacerlo con una respuesta
diferente a la prevista. Voy a dar un ejemplo. En nuestra cuenca del
Plata, a lo largo de este siglo, en el río Paraná, los argentinos hemos
ubicado algunas represas. Es de suponer que aquellas comunidades de
peces que no dependen de las migraciones, para las que las represas
no son un problema porque no necesitan grandes desplazamientos,
debería mantenerse un nivel de impacto bajo y, por lo tanto, se debería
esperar que esa comunidad de peces no reaccione, no cambie. Sin
embargo, lo que se ve es que los cambios se han dado y, sobre todo,
han llevado al río a "reformular" el equipo de fútbol que estaba jugando:
los que comen mucho barro, los peces iliófagos, están aumentando,
mientras que los carnívoros, los predadores, están disminuyendo. Y
ninguno de esos dos grupos parecía, a priori, depender realmente de las
represas. Hay pequeños factores que han cambiado, conectados
indirectamente con la existencia de represas, que han llevado a una
reformulación de la comunidad. Normalmente, esto se ve muy
claramente, por ejemplo, en la selvas y en los bosques, cuando se altera
la composición de árboles, de especies en un bosque. Cuando se extrae
selectivamente alguna especie, algún tipo de árbol, normalmente no es
la misma especie la que tiende a surgir en ese claro de bosque, sino las
que son llamadas "colonizadoras", especies de crecimiento más rápido,
que buscan la luz rápidamente. En la teoría del equilibrio, las especies
"colonizadoras", en algún momento, tienen que morir y dejar paso a
especies "maduras". Sin embargo esto tampoco ocurre. Otro ejemplo, es
el del Támesis. Cuando se quiso limpiar el Támesis en Londres, la
pregunta era hasta qué punto vale la pena limpiar el río Támesis, es
decir, cuál era el límite de los esfuerzos para volver al sistema original.
Era una cuestión de dinero, cuánto había que invertir para decir que el
río estaba limpio. Si se hubiera decidido volver al nivel original que tuvo
el Támesis, habría que haber eliminado toda traza de la ciudad de
Londres. Entonces había que definir cuál era el grado de retorno al
equilibrio original. Y se definió en base a un listado de peces que tenían
que estar, porque se sabía que antes estuvieron. Entonces se limpió el
río de contaminantes hasta conseguir la presencia de esos peces. Pero
esos actores no vinieron a la cita; los peces que llegaron eran otros. No
importa. Finalmente, el pescador del Támesis tira su caña y dice "este
río está limpio, porque estoy pescando". Pero, para el biólogo, no se
volvió ni jamás se volverá a la situación original. ¿Por qué? Porque en el
interín, en esos treinta o cuarenta años en los que el Támesis estuvo
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muy contaminado, estas especies habían cambiado su historia, su distribución, e incluso, algunas de ellas, sus tasas de regeneración. La vuelta
al equilibrio original está en tela de juicio.
Pero su pregunta va también a un esquema más global. Casi veo en
su pregunta un ámbito planetario para un estado de tipo estacionario.
Ahí creo que es una cuestión de escala temporal. En nuestro planeta,
desde el punto de vista de nuestra escala temporal de la percepción del
tiempo, en la que vivimos entre sesenta, ochenta o noventa años, no
parece imposible alcanzar un estado estacionario. Los cambios y
mutaciones son continuos. Básicamente es lo que dice, por ejemplo,
Lovelock en su hipótesis de Gaia, que plantea termodinámicamente. Sin
embargo, si aumentamos la escala temporal, si llegamos al planeta en el
sentido en que lo considera un astrónomo, su duración es finita, su
evolución es más predecible. Ante una pérdida de energía por
alejamiento del sol o un exceso de recepción de energía por
acercamiento al sol, va a dejar de existir como tal, como planeta con las
cualidades que lo conocemos hoy: con agua, con una atmósfera que le
da esa estabilidad. Entonces, el estado estacionario tampoco tiene una
permanencia que pueda ser identificada como objeto, como destino de
las comunidades que conforman la biosfera. Es inevitablemente muy
difícil de pensar para el biólogo que la naturaleza pueda alcanzar un
estado en el cual las mutaciones, los cambios, los enfrentamientos entre
especies y ecosistemas se atenúen, porque ese sistema es abierto. El
óptimo, hasta ahora, se presenta aparentemente con poca probabilidad,
debido a que lo viviente tiene, además, tendencia a expandirse. Y en la
expansión está el problema, en la expansión numérica y en el
crecimiento, en la expansión morfológica. Eso me permite recordar, por
ejemplo, las críticas que se le han hecho a la hipótesis de Gaia de
Lovelock, y creo que en buena medida tienen sentido; por supuesto
también lo tenían porque el modelo de Gaia era un modelo extremadamente simplificado.
Por otra parte, en relación al segundo punto, desarrollar un poco más
el concepto de identidad propia en los seres vivos, creo que es muy
importante también tomar una definición para separarnos, para alejarnos
de nuestra percepción, tomar una definición que dio Lejeune en algún
momento, respecto de diferenciar en el caso, por ejemplo, del ser
humano, la persona del individuo, y en el caso de los animales aquello
que es la unicidad -lo único-; yo no lo llamaría conciencia, pero sí la
noción del individuo para el animal. La noción del individuo para el
animal es muy operativa: el animal sabe, de algún modo, sobre su
unicidad, aunque no es consciente de ella en el mismo grado que
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nosotros. En diversos grados de complejidad de la escala zoológica se
ve claramente esa identificación de sí mismo. Ahora, esa identificación
del sí mismo se da primero en relación a lo no específico, a las demás
especies, y luego se desarrolla a lo largo de la vida del animal, del
individuo, dentro de la especie. Un ejemplo: para el individuo recién
nacido, sea ave o mamífero o reptil, el primer punto importante es
identificar a la madre o al progenitor, digámoslo así, no seamos sexistas
porque hay algunas especies donde el padre es el que lleva la mayor
parte de la responsabilidad -no siempre es la madre-. El recién nacido
es marcado, en la jerga de los especialistas, por un "imprinting"; mira al
nacer la cara o un elemento de la cara o de la mano o del ala o del
cuerpo del progenitor, y tiende a identificar para siempre esa imagen con
su progenitor. ¿Para qué? Para poder seguirlo, para poder aumentar la
probabilidad de su supervivencia, para no equivocarse e irse con otra
especie o con otro individuo. Eso, en primer lugar, marca cómo es muy
fuerte el concepto de identidad específica. Y también el de identidad
intraespecífica, el de diferenciar individuos en el grupo que se forma.
Esto tiene que ver mucho con la necesidad del ser vivo de establecer un
método seguro para su descendencia, para su reproducción, asegurar
su descendencia a través de la territorialidad, a través de la
competencia, la identificación del otro, y la diferenciación del otro
respecto de mi mismo. La importancia de ese imprinting, de la primera
impresión, es tal que, cuando es difícil realizar esa identificación, el
animal suele encontrar soluciones muy concretas y muy crueles. No hay
en la mayor parte de los seres vivos muchos casos en los cuales, por
ejemplo, dos animales gemelos compitan entre sí con éxito durante
mucho tiempo por la leche de la madre. Siempre va a haber una
inversión mayor en uno que en otro, y a partir del momento en que
empezó esa inversión diferencial, generalmente hay muy poca viabilidad
para el que está recibiendo menos. En la naturaleza, la descendencia,
hasta que alcanza cierta edad, siempre corre gran peligro. De allí la
extrema importancia de asegurar la identidad. Y esto también ocurre,
incluso, en la humanidad primitiva. En África hay varias tribus donde aún
hoy no se lo bautiza al muchacho hasta el momento en que no pasa la
adolescencia. Hasta esa edad, no es considerado como parte de la tribu,
y no se le asigna un nombre propio. Este fenómeno de "evitar la
formalización de la identidad" hasta cierta edad ha sido explicado en
función de que la tribu lo incorpore sólo cuando ha pasado la etapa con
alta probabilidad de morir. Una vez que ha sobrepasado la barrera de la
supervivencia, recién en ese momento adquiere formalmente para el
grupo una identidad y le dan un nombre propio. Hasta ese momento,
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hasta los trece o catorce años, el chico es "el hijo de", exclusivamente.
Evidentemente, ello no altera en nada su identidad humana. Lo que
ocurre es nada más que una ritualización retrasada de la identidad. En
el caso de estas tribus seguramente esa identidad se establece de otros
modos y no a través exclusivamente del nombre, pero lo cito porque en
más de una ocasión ha sido establecida la analogía.
- Prof. Del Re: Quisiera conocer su opinión. Consideramos la especie
humana como una especie de animal que tiene su "ecological niche" nicho ecológico- es decir, un papel en un medio general. ¿Cuál es el
medio general? Es el Cosmos, porque la especie humana es una
especie pionera que llena la vida adonde las otras especies no llegan: al
Polo Sur, al Planeta Marte... La argumentación que yo hice, y quisiera
saber su opinión, es la siguiente: La especie humana se caracteriza por
su nicho ecológico que es muy ancho y el hecho de que ese nicho
ecológico puede ser confiado a un solo individuo. Por ejemplo, Robinson
Crusoe que coloniza una isla completamente solo, y en general digamos
los astronautas. El individuo tiene un papel especial en la actividad de
colonización, el individuo representa la especie en la actividad de
colonización, por supuesto con los límites en que el individuo puede
regresar a su especie o reproducirse, por supuesto. Pero la idea es que
la especie, por su parte, tiene una condición optima, este es el punto al
que yo quería llegar. Tiene una condición optima de capacidad de sobrevivir y cumplir su función, y esa condición optima, está, por ejemplo, en
una serie de relaciones en la familia, y otras cosas de este tipo. Tiene un
doble aspecto que a mi parecer puede ser considerado como puramente
biológico, la función del individuo, aún solo durante un cierto tiempo, y la
función de algunas estructuras que la especie constituye. Continuando
la argumentación se llega al problema siguiente: la especie es un
sistema que puede desviarse de su estado optimal. La especie, por
ejemplo, depende de una familia normal -lo que nosotros consideramos
normal-, es decir, una familia monogámica con una cierta educación de
los hijos e hijas y así sucesivamente. Pero hay desviaciones que en
parte son permitidas por la naturaleza porque la especie tiene que
adaptarse a condiciones extraordinariamente extremas. Por ejemplo, los
esquimales de las regiones del Norte, y en esas condiciones la
naturaleza permite algunas desviaciones. Esas desviaciones pueden,
como la flexibilidad en ingeniería, por ejemplo, la flexibilidad de las alas
de un avión, tiene límites por un lado, y puede tener también aspectos
negativos. Es decir, un individuo puede actuar contra la naturaleza y la
naturaleza misma lo permite porque forma parte del diseño general el
que pueda hacer algo diferente de lo que sería ideal.
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Mi conclusión, que podría parecer paradojal, es que el individuo si
quiere realizar su tarea de representar la especie y de absorber el fin de
la especie, el nicho ecológico, tiene que tener reglas que le permitan
darse cuenta que está yendo más allá de lo que sería bueno, sería justo
desde el punto de vista biológico, y la consecuencia es que una ética
superior que corresponda al comportamiento optimal para actuar en el
sentido del fin optimal es necesario. En otras palabras, yo creo que se
puede hacer una argumentación, diciendo que la búsqueda de reglas
éticas para el individuo tiene realmente raíces en una descripción de la
especie humana como una especie que tiene un cierto papel en su
medio con cierta flexibilidad, adaptabilidad y características especiales
como la existencia del papel de los individuos. No sé si Ud. puede decir
si algo sobre esto.
- Lic. Corcuera: Hay mucho sobre eso. Por ejemplo, en Roma, hace
cosa de unos cinco años, hubo un Congreso Mundial sobre el
infanticidio, y participaron y se invitó no solamente a sociólogos y a
psicólogos y a psiquiatras sino también a biólogos, zoólogos que
trabajan en el tema del comportamiento de algunas especies de
mamíferos en condiciones extremas donde realizan infanticidios. El caso
de chimpancés por ejemplo, o los casos de infanticidio que practican los
lobos marinos en nuestra costa argentina todos los veranos. En
condiciones extremas, las especies sin duda utilizan su flexibilidad
comportamental para tratar de adaptar y volver a un orden. Eso ocurre
en muchas especies, y no dudo que algunas componentes de esos
comportamientos también ocurran en el ser humano.
Lo que ocurre con el hombre es que a veces funciona a mitad de
camino en esta gran división que hace la ecología, entre dos grandes
grupos de especies -Ud. mencionó una, los colonizadores o estrategas
R, y las especies más estables, o estrategas K (los llamamos "R" y "K'
simplemente, por una fórmula, por una ecuación matemática en la cual
la letra R es el símbolo del crecimiento exponencial y la letra K el
símbolo del techo al cual ya el aumento poblacional no puede seguir
adelante y entonces establece un techo). Las especies que alcanzan un
techo poblacional tienen ciertas características que las diferencian muy
bien de las especies que están continuamente tratando de colonizar y de
aumentar rápidamente su número. Ejemplo típico de las especies más
R, más colonizadoras: los hongos, las hormigas, los virus y los insectos;
ejemplos típicos de las especies más estables, más K, son el ser
humano en ciertas condiciones y los elefantes. Pero el ser humano, en
otras condiciones, es muy "R", y aquellos biólogos que estudian el tema
desde el punto de vista meramente poblacional de las sociedades
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humanas, pero desde un punto de vista muy, muy reductivo dicen:
bueno, el único ejemplo claro en el cual una especie puede sobrevivir
como especie en las dos situaciones extremas es el ser humano, donde
en las poblaciones marginales de cualquier ciudad tienen características
R (una gran tasa reproductiva acompañada de una fuerte mortalidad
infantil, acompañada de promiscuidad, es decir, se deja de lado la
monogamia, hay poligamia sucesiva o poligamia directa, etc.), mientras
que en las sociedades donde hay más recursos, donde hay más
bienestar, etc., se estabiliza mucho más la situación, el orden de la
especie, y el ser humano se comporta más como un estratega K (es
típicamente monógamo, con bajas tasas de reproducción, con un
cuidado muy grande del uso de la naturaleza, tratando de optimizar
recursos, etc.). Las especies R, así como aumentan su número muy
rápido, suelen ser objeto de eventos catastróficos que las diezman;
tienen grandes pérdidas. Los K son especies que, supuestamente, son
más resilientes, más capaces de resistir a los cambios. En el caso del
ser humano se encuentran los dos ejemplos. Por eso no veo tanto a la
especie humana como un nítido colonizador, sino como un colonizador
en ciertos casos y en otros casos como un nítido estratega del K, bajo la
terminología en ecología. Y eso plantea un problema, el de que quizás el
equilibrio que busca en su operación como especie, no es un equilibrio
tan fácil de discernir, o no es un estado tan fácil de discernir como el de
un estratega K típico o como un estratega R típico, y en ese sentido es
muy difícil identificar que haya una ética que pueda desprenderse a
partir de esa búsqueda. Creo que la componente biológica no es la
única que opera en el ser humano -gracias a Dios- y ello nos permite
tener una ética diferente, más sólida, de la que podría surgir de estas
teorías biológicas. Y creo que si nos restringimos a las normas o a las
informaciones que nos muestra la biología, podemos caer en el
problema de los lobos marinos: la flexibilidad en nuestras conductas
sociales son aceptables si yo soy un lobo marino en tanto y en cuanto
me permitan asegurar una descendencia, y llego a una flexibilidad en la
cual puedo destruir la vida de mis congéneres sin ningún inconveniente.
Es el caso de muchas especies animales. En eso yo veo que el hombre
tiene una diferencia muy grande que excede al biólogo en su
entendimiento. Es una diferencia que valoro; una ética que no se basa
en sus meros componentes biológicos.
- Prof. Del Re: Yo tendría algo más que decir, pero creo que no es el
momento, pero, es muy, muy interesante ...
- Lic. Corcuera: Gracias.
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- Dra. Archideo: Te preguntaría si hoy, dada esta globalización, todo lo
contrario, o sea, no habría la capacidad de una técnica y una ciencia,
obviamente que con una buena política biológica, llamémosla así, para
evitar que el hombre llegara a esos extremos animales, a hacer
depender su comportamiento de una situación biológica. Todo lo
contrario, en primera instancia en el hombre, debería darse un
comportamiento humano como tal.
- Lic. Corcuera: De hecho ocurre también, Lila. Por ejemplo, no es al
azar que en los últimos años, y en medio de una crisis global de valores
desde el punto de vista de las instituciones, esté aumentando tanto una
nueva institución que es la solidaridad informal de los individuos. La
llamo informal porque no opera a través de instituciones organizadas.
Eso ocurre mucho en Latinoamérica, en nuestros países, está
ocurriendo en la Argentina, y ocurre también desde hace muchos años
en África y en Asia. Mecanismos por los cuales las sociedades
establecen sus valores éticos cuando el entorno ya no los ayuda. Ahora
esto no implica, si bien la sociedad tiene estos sistemas de seguridad,
que estén biológicamente estén asegurados. Evidentemente, la
personalidad es mucho más que lo biológico. Si nos atuviéramos
solamente a lo biológico, tal vez no hubiéramos avanzado mucho más
allá, por ejemplo, de las tribus que, cuando hacían su migración en el
Chaco para que no los atacaran los yaguaretés o jaguares, mataban a
los chicos antes de empezar a caminar, como hacían los guaraníes.
Nuestros reaseguros sociales y nuestros valores extrabiológicos son los
que han moldeado nuestra biología. Si dejáramos que primara lo
biológico, lo biológico no nos llevarías necesariamente por el "buen
carril". La persona humana tiene también en ese componente biológico
la agresión, elemento del que hablábamos hoy al mediodía. No lo puede
evitar; lo puede canalizar, lo puede sublimar, lo puede controlar y hasta
convertir en algo positivo. Pero como forma parte de su naturaleza, yo
no creo que lo biológico, en caso de ser liberado, pueda generar de por
sí una ética humana, al menos, tal como la concibe el ser humano. Tal
vez sea otro tipo de ética.
- Pregunta del público: ¿Seguimos evolucionando los humanos?
- Lic. Corcuera: Todo parece indicar que sí. Tenemos futuros posibles
muy diversos: si seguimos alimentándonos cada vez más con aspirinas
y pastillas, algún día vamos a perder los dientes y la mandíbula, porque
no va a tener sentido. Y en ese momento, seguramente, cambiará
nuestra forma de hablar. Esperemos que para ese momento ya
hayamos desarrollado las capacidades telequinéticas y telepáticas de
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las cuales estuvimos hablando durante el almuerzo... Usamos cada vez
menos los dientes. En el pasado, aparentemente, nuestros dientes
estaban más desarrollados, porque éramos más carnívoros, porque
usábamos menos herramientas para poder obtener nuestro alimento.
Esto sirve como ejemplo de los diferentes futuros posibles que hay
desde el punto de vista biológico, que pueden incidir -o no- sobre
nuestro comportamiento. En el caso de un animal superior, un mamífero,
este tipo de cambios puede incidir bastante en su comportamiento, pero
en el caso del hombre, yo creo que puede pasar al revés. Una ética, una
visión, una comprensión de su destino, aunque tal vez sea incapaz él de
aprehenderlo realmente, pero sí de recibirlo, puede cambiar incluso la
evolución de su biología, ¿porqué no? Claro que puede cambiarla.
- Dra. Archideo: En ese caso no lo llamaría ética tampoco, porque la
palabra ética tiene una semántica netamente humana. Por otra parte me
pregunto: si se diera esta posibilidad de que se "necesitara" que en el
desarrollo global, etc., la biología actuara de tal o cual modo para la
sobrevivencia ¿no sucedería al revés? Es decir, el hombre -por un modo
de decir- dejaría de ser hombre -por supuesto que su identidad está
dada por su información anímica y entonces seguiría teniendo su
identidad humana, pero no se iría degenerando la especie en razón de
su no comportamiento esencial como hombre, porque el hombre por
algo tiene -el tema que estamos tratando especialmente ahora, que es la
capacidad de conocimiento, en consecuencia de su capacidad de
conocimiento su capacidad de libertad, o sea de elección, teniendo en
cuenta el bien real que persigue, los valores que tiene que perseguir-, y
en consecuencia se daría lo contrario de lo que presumiblemente busca
la biología. Es una pregunta que te hago desde el punto de vista
biológico.
- Lic. Corcuera: ¿Si puede llegar a ocurrir que estas fuerzas biológicas
reviertan lo humano?
- Dra. Archideo: Lo degeneren, y como consecuencia de lo cual este
"nicho humano" deja de ser nicho humano, o sea, entraría en una
contradicción.
- Lic. Corcuera: Hay componentes humanas biológicas, pero hay
componentes biológicas en el hombre que no son exclusivas de lo
humano, eso es importante tenerlo en cuenta. Así como
estructuralmente tenemos componentes de mamífero, también
funcionalmente tenemos componentes de mamífero en muchos
aspectos, por lo tanto es permisible pensar que no toda la biología
humana forma parte excluyente de lo humano. Hay componentes de
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nuestra biología que no son humanas con exclusividad, algunas de esas
componentes puede tener tendencia a degenerar lo humano. Un
ejemplo: el hambre. Si nosotros fuéramos capaces de dominarlo
plenamente gracias solamente con nuestra conciencia, con nuestros
valores, por ejemplo, nadie dejaría que el hambre transforme al
comportamiento de uno al punto tal de convertirlo casi en un animal. Sin
embargo, cuando el hambre llega a un estado crítico -no cuando llega a
un estado, digamos ya, catastrófico de inanición, porque ya en ese caso
la persona se está consumiendo y el sistema biológico ya no tiene ni
siquiera fuerza para agredir- pero, en una fase previa, el hambre puede
llegar a convertir o a forzar al comportamiento humano a situaciones
típicas del mamífero. Otro ejemplo es la falta de sueño que señalaban
hoy al mediodía, como una de las principales torturas que puede existir
sobre el ser humano, y que efectivamente puede alterar el
comportamiento humano a un grado de animalizar sus acciones. Y yo no
considero, pero esto ya es la visión muy aislada del biólogo, en esto
necesito ayuda, no creo que se pueda considerar que eso implique que
lo biológico en su totalidad, la componente biológica de lo humano en su
totalidad, lo lleve con mayor probabilidad a degradar lo humano, sino
que considero tan sólo que hay algunas situaciones extremas, que son
casos puntuales en los cuales hay un aumento del comportamiento
destructivo. Pero no son la regla: en lo humano hay en general un
ordenamiento, una disminución de la entropía si se quiere, un aumento
en la complejidad y en el nivel de armonía. Las sociedades modernas,
pese a todos sus defectos, nos muestran un orden creciente en servicios
que no necesariamente tenemos que interpretar como un artificio sino
como características de un orden que se va superando a sí mismo. Las
computadoras de las que todo el mundo hoy en día habla no son más
que meras máquinas, pero si pensamos un poco la forma en que alteran
los sistemas de transmisión de la información, esto permite que, tal vez,
evolucionemos de ahora en más mucho más rápido de lo que lo hemos
hecho en los últimos tres mil años. Es muy probable que aceleremos repito si es que existe la evolución- que aceleremos nuestro andar,
nuestra mutación, nuestro cambio, gracias a este tipo de desarrollos.
Yo creo que en la componente biológica de lo humano hay algunos
elementos que pueden tender hacia el desorden, sí, hacia la
degradación de lo humano, pero no todos ellos.
- Dra. Archideo: Yo me pregunto si a la degradación de lo
biológicamente humano, también. Ésa era mi pregunta de fondo. Dada
la unidad del hombre. La unidad, su jerarquía funcional, etc.
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- Lic. Corcuera: Bien, voy a tratar de imaginar un ejemplo concreto para
ver si entendí bien.
Imaginemos el caso de que se institucionalice, se generalicen
comportamientos que impiden la reproducción, por ejemplo, el caso de
China. ¿Es inviable esa población? Y, depende de cuáles son los
comportamientos que se institucionalizan, ésa es la realidad. Hay
algunos comportamientos que todavía permiten viabilidad para esa
población y hay otro comportamientos que anulan completamente la
viabilidad. La institucionalización, por ejemplo, de todo aquello que está
ligado con la homosexualidad, no permite un futuro biológico. Al no tener
futuro biológico, no tiene significado biológico. Y al no tener significado
biológico, es completamente inútil para la especie. Tal vez incluso
nociva, pero al menos inútil. ¿Por qué? Porque impide el avance de la
especie en su evolución. En cambio, sería mucho más difícil realizar una
crítica equivalente a la que podemos realizar a la homosexualidad, en
relación a la promiscuidad heterosexual. ¿Por qué? Porque aumenta la
tasa, potencialmente, de nacimientos. Y ése es un motor de la
evolución.
- Prof. Del Re: El problema es que los biólogos no saben cuál es el nicho
ecológico de la especie humana y entonces consideran que la
multiplicación es una cosa positiva o negativa. Uno podría decir -no es
que yo conozca la verdad-, pero, uno podría decir que la existencia de
una familia monogámica, que la responsabilidad hacia los niños, y así
sucesivamente, son condiciones para que la especie pueda asumir su
papel ecológico y entonces eso sería una cuestión biológica.
- Lic. Corcuera.: Eso es un comportamiento típico del estratega del K.
Eso es lo que somos cuando alcanzamos una cierta disposición de
recursos. A eso tendemos, a aumentar nuestra estabilidad por medio de
la estabilidad familiar, por medio de la educación de largo aliento de
nuestros descendientes, que permanecen más tiempo con sus
progenitores que en el caso de la estrategia R, donde no hay tiempo
para el descendiente, donde hay una mayor mortalidad infantil, etc.
Entonces todas esas características que Ud. señala me hacen pensar
en que tal vez el ser humano, pese a funcionar muchas veces como
colonizador, en realidad no está hecho para colonizar. Está hecho para
la segunda oleada, la de los estrategas K. ¿Por qué? Porque él basa su
éxito en ocupar nichos diferentes, en su capacidad de transmitir información para hacerlo. Y la transmisión de la información, es decir el
desarrollo de una cultura, a través de la cual él ha logrado controlar lo
biológico, hay un factor ineludible que es el tiempo: uno necesita tiempo
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para educar, a los hijos uno no los convierte en seres pensantes, en
personas maduras, en un par de años. El estratega R no tiene ese
tiempo; el estratega K sí lo tiene, busca ese tiempo. Entonces, quizás
las componentes biológicas que se relacionan con la estrategia hacia la
estabilidad, la estrategia típica de los grandes mamíferos y exacerbada
en el ser humano, son las componentes biológicas más positivas para el
desarrollo de su destino, con todas las implicancias extrabiológicas que
pueda tener. En cambio, las componentes colonizadoras, tal vez,
atentan contra ese desarrollo.
- Prof. Del Re: Pero creo que allí está la especialidad de la especie
humana. Como se confía la acción colonizadora a uno o pocos
individuos, tenemos que ser individuos muy desarrollados, bien
preparados para la concepción. Y entonces, lo que Ud. acaba de decir, a
propósito de la estrategia K, en el ser humano puede facilitar la
colonización del tipo humano, es decir, hacer llegar la vida adonde la
vida no es posible de manera puramente biológica, adonde necesita de
una tecnología. Pero los individuos tienen que representar toda la
especie, y eso podría ser la combinación de los dos aspectos K y R en
la especie humana. Por consiguiente, precisamente, una especie única
común.
- Lic. Corcuera: Puede serlo.
- Dr. Gratton: Lo mío es muy corto, es una aclaración. Escuché acerca
del impacto de las computadoras, podemos agregar la televisión sobre
la evolución en particular del hombre. Y me surgió inmediatamente ¿se
tratará de evolución cultural o socio-cultural? Pero me pareció entender
que Ud. agregaba biológico.
- Lic. Corcuera: Ahí tengo una duda con respecto a lo humano.
- Dr. Gratton: O sea, me parece recordar en algún otro debate de otros
años y también de alguna lectura -pero aquí, naturalmente, confieso mi
ignorancia y ahí está la pregunta- que en cuanto a evolución biológica la
especie humana estaría ya en una etapa de saturación, no esperamos
sobre tiempos, vamos a decir, sobre escalas de tiempos no llamémosla
planetaria, pero no estaríamos esperando una evolución sobre escalas
históricas. Ésa es la pregunta, si estamos en expectativas de evolución
biológica, en una escala histórica o sea escalas que corresponden a la
civilización, escalas de tiempo que corresponden a civilizaciones,
naturalmente no pensemos en millones o millones de años.
- Lic. Corcuera: ¿Pero podemos pensar, por ejemplo, en cientos de
miles de años?
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- Dr. Gratton: Bueno, Ud. puede definir la contestación también. Ahora la
otra pregunta que surge de su exposición que me gustó muchísimo:
tenemos este determinismo biológico en el comportamiento humano
fuertemente marcado por factores biológicos, y quizás todavía más por
factores bioquímicos, -aquí entraría el Dr. Dankert-. El ser humano,
además de sus limitaciones y determinismo físicos, está sujeto a
determinismos biológicos y además a determinismos bioquímicos, de los
cuales cada vez vamos entendiendo más. La pregunta es ¿dónde queda
espacio para la libertad del hombre? ¿se refugia en el pensamiento?
¿dónde está nuestra libertad?
- Lic. Corcuera: Nuevamente voy a responder como biólogo. No tengo
capacidad de filósofo como para responder a eso, pero sí creo que el
espacio es muy grande, porque la libertad del hombre está presente en
las decisiones respecto de sus determinismos, porque sus
determinismos no son cerrados. En muchos casos son opciones, es
decir, son vías que lo biológico impone, pero no son vías únicas. Hay
diferentes opciones, en un caso se puede decidir el casarse o no, el
tener hijos o no, y en ambos casos son decisiones que tienen su
implicancia biológica. La naturaleza nos permite tomar esa decisión, así
como otras áreas de nuestra personalidad también nos lo permiten. Allí
me parece que hay una distinción a hacer que es importante respecto de
la libertad. La libertad humana, por lo que creo, está presente en nuestra
biología también, se puede imponer y de hecho se impone muchas
veces en nuestra biología. Eso por un lado. Por otra parte, la libertad no
nos puede cambiar la cara, pero sí nos puede cambiar los gestos, y sin
llegar al neolamarkismo, hay una serie de formas de usar lo biológico
que van modelando al mismo tiempo el sistema biológico. Es como
aquél que, por pensar mucho en el ajedrez, termina jugando bien al
ajedrez. Aquel que continuamente ejerce una presión sobre cierto tipo
de función biológica, también la va habituando, la va modelando. Ahora
veamos qué ocurre a nivel -para volver a la primera pregunta- de la
evolución. En una escala obviamente histórica actual, no
evolucionamos, no es fácil verlo y por lo tanto no lo podemos
experimentar y sigue siendo especulativo.
- Dr. Gratton: ¿La computadora no es que podría acelerarlo?
- Lic. Corcuera: No debería, no sería esperable. Pero la pregunta es
cuánto tiempo transcurrió entre el momento en que los hombres éramos
completamente peludos y el momento en que los hombres tenemos
solamente pelo o mucho pelo hoy en día en la barba y algunos en la
cabeza (otros ya estamos más evolucionados y ya lo hemos perdido)...
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Ha sido muy poco. No ha transcurrido una escala geológica inmensa.
Y, posiblemente, cambios menores morfológicos de ese tipo se sigan
dando en el futuro, en función de lo que nuestra especie vaya adoptando
como costumbre de forma de vida. Por eso yo citaba los dientes, porque
nuestra alimentación está cambiando. Por supuesto, si la forma actual
de alimentación se mantiene estable y seguimos siendo omnívoros,
seguimos comiendo de todo, tal vez no cambie mucho más. Pero si, el
día de mañana, en función de recursos de alimentos, etc., nuestra
alimentación pasa a ser monotemática, posiblemente haya cambios que
se puedan observar morfológicamente, que se impriman morfológicamente en algunos tipos raciales, en algunos tipos grupales y,
finalmente, se expandan y sean mayoritarios en la especie.
Hay que tener en cuenta que la especie no es un conjunto uniforme
de individuos, es un conjunto de individuos que están sujetos en
diferentes contextos a diferentes factores de condición. Y entonces un
japonés es chiquitito en el Japón, pero cuando migra a California y
empieza a comer el pollo de California, se transforma en un japonés de
dos metros de alto, que es lo que le ocurre hoy en día a los hijos de los
emigrantes orientales en Estados Unidos. Son tipos morfológicos que
responden a la realidad japonesa, pero cuando salen del contexto,
cambian... No evolucionó, sigue siendo la misma especie, es el ser
humano y tampoco cambió de raza, es un admirable, magnífico japonés,
pero tiene una morfología que es flexible, un plan genético que es
suficientemente flexible como para adaptarse a tal o tal situación. Esa
flexibilidad es mucho mayor de la que creemos, y por eso yo creo que el
uso de herramientas como las computadoras para comunicarnos y para
transmitir nuestra información, por ejemplo, tal vez puede generar algún
tipo de cambio, de hábito, tan grande, tan global, tan persistente que,
incluso, tal vez pueda llevar a cambio morfológicos. Perdónenme la
audacia, pero, esto, si lo miramos en una escala de los próximos veinte
mil o treinta mil años, yo creo que es tiempo suficiente para imprimir
cambios morfológicos. En los inmigrantes que llegan de Oriente a
Estados Unidos han ocurrido en treinta años.
- Dr. Dankert: En primer lugar quiero agradecer la invitación a esta
reunión y me siento muy honrado de estar acá. Así que muchísimas
gracias Lila. Y en segundo lugar me pareció interesantísima la charla del
Lic. Corcuera.
Ahora, hay un punto que creo que merece más detalle porque tengo la
impresión de que nos deja la duda de que la evolución puede no existir,
puede ser una buena idea. Por supuesto nadie ha visto evolucionar a
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una jirafa o a un lobo transformarse en perro. Los lapsos son tan
grandes que es imposible, así que el Dr. se me adelantó en la pregunta.
Pero hay organismos en los que eso es más fácil observar: son la
bacterias. Las bacterias tienen una vida media que puede ser de
minutos a horas, o tal vez días, así que se pueden ver muchas
generaciones. Además son muy viejas, saben muchísimo; han
dominado la tierra durante dos mil millones de años, sin que nadie las
molestara, así que tienen recursos inesperados. Y esa habilidad se ve
en cómo han reaccionado actualmente, en muy pocos años, y desde el
punto de vista evolutivo, segundos o milisegundos, ante agresiones
como las sulfamidas, que eran sustancias que no existían o ante los
antibióticos y con un talento fenomenal han inventado procedimientos
bioquímicos para neutralizarlos totalmente. Hoy el problema es tan serio
que todos los laboratorios de especialidades medicinales están
preocupadísimos, qué vamos a hacer con las bacterias cuando todas
hayan aprendido a defenderse de todas las armas que les estamos
mandando.
- Lic. Corcuera: De todos los antibióticos. Por supuesto. Es cierto, las
bacterias son un modelo ideal. No es al azar que los genetistas no
trabajan con seres vivos de escala temporal de tiempo generacional
largo; trabajan con modelos que tienen tiempos generacionales muy
cortos: la mosca drosófila, etc., etc. Pero sin embargo, todas la
mutaciones que les imprimen, todos los cambios, por ejemplo, en las
moscas, no han generado nuevas especies de moscas. Ahora, a medida
que trabajen, que actúen, que experimenten sobre bacterias u otros
unicelulares que tienen un tiempo generacional más corto, la
probabilidad de éxito de haber evolución aumentaría si pudieran definir
lo que es especie. El problema es que, justamente, cuanto menor es la
escala zoológica, más difícil es definir qué es especie. Y por lo tanto, si
el tema central de la evolución es la especiación, el problema es que se
diluye nuevamente el centro de la discusión, por el modelo con el que se
ve obligado a trabajar. En ese delicado equilibrio, tal vez, le convenga
tratar de lograr demostrar la especiación en un modelo de mayor tiempo
generacional, más costoso desde el punto de vista de laboratorio, pero
que le permita identificar más nítidamente la especie.
- Dr. Dankert: Yo lo único que quería recordar es que todos esos
cambios que se han provocado en drosófilas y en otras especies más o
menos sencillas, son destructivos, es decir, le rompen alguna
información. Así que no van para adelante, van para atrás; las únicas
que adquieren nueva información son las bacterias, así que ellas
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estarían un poquitito más en el camino de una evolución mejoradora en
su lucha por ser R, digamos, por continuar invadiendo. Por otra parte, un
ejemplo, es una bacteria que empezó siendo resistente a la penicilina y
hoy vive en la penicilina y la toma como fuente de carbono, como fuente
de azufre, como fuente de nitrógeno. Así que está feliz, con sales
minerales y penicilina, no hay problema. Sin llegar a esos extremos la
capacidad de pasar la información al otro a través de plasmia, de
integrones, etc., es tan fenomenal que hay verdadera alarma y se lo
toma como ejemplo: "señores la evolución continua, el universo no
terminó, seguimos cambiando". A nivel de bacteria se puede ver, a nivel
de animales superiores, por supuesto, tenemos que ser eternos para
verlo.
- Lic. Corcuera: Lo que se está viendo es la transmisión de la
información. Porque se traduce, por ejemplo, en que la especie que
recibe ese gen pasa a ser resistente a la penicilina. Pero mi pregunta es
¿pasa a ser una nueva especie? Es la misma especie, pero con un
agregado: es resistente a la penicilina.
- Dr. Dankert: Ese problema se va a aclarar cuando se tengan
secuenciados más de las diez o quince especies que se han
secuenciado de bacterias. No se sabe perfectamente qué información
tienen. En muchas de ellas la información que usan normalmente es
más o menos la mitad de su cromosoma, el resto es "por si las dudas". Y
tienen un sistema de utilización de esa información potencial y
reorganización, de tal manera, que las bacterias cuando se las cultiva en
un medio muy rico, que es un lujo asiático para las bacterias, tienen una
curva exponencial de crecimiento hasta que llega un "plato" porque se
les acabó el alimento principal. Uno consideraba, bueno, no crecen más,
las damos por muertas. Ese momento es el de más activa
reorganización de su información genética, adaptándose a esa nueva
organización y crean cosas que antes no existían. Lo mismo pasa si se
las calienta. Cuando resistían a un calentamiento, por ejemplo, que es
muy agresivo, se le armaban proteínas de defensa contra el calor. Hoy
se sabe que el mismo mecanismo se crea ante distintas agresiones, que
pude ser el calor, puede ser el hambre, puede ser una punta de cosas.
Hay sistemas, hechos por ellas, para enfrentar situaciones inesperadas
y buscar la solución. ¿Para qué se usan las bacterias ahora? Por
ejemplo, para eliminar pesticidas del suelo, les ponen de todo, les ponen
todo lo que se puedan imaginar. Hoy se mezclan pseudomonas, por
ejemplo -son de una versatilidad fenomenal- con todos los plasmidos
que puedan tener hasta que encuentran alguna que destruye el DDT y
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siempre sale una, y el DDT no existía en el universo. Quiere decir que
tiene una capacidad de reacción fenomenal que nos hace ser optimistas
y pensar que la evolución no terminó. Lo que pasa es que solo la vemos
en tramos chiquititos.
- Lic. Corcuera: Claro. Al respecto, yo creo que es muy importante
diferenciar adaptación de especiación. Adaptación -desde el punto de
vista biológico- es el proceso por el cual ocurren todos estos fenómenos
que Ud. está señalando. En la adaptación toda la plasticidad, la
flexibilidad génica, fisiológica, funcional del ser vivo, es puesta a prueba
y, ante una diversidad de presiones, el ser vivo puede responder
exitosamente o no. Efectivamente, las bacterias en ese sentido son
mucho más exitosas que nosotros; hay un montón de tóxicos que
nosotros somos incapaces de resistir, pero las bacterias encuentran su
camino para hacerlo. Sin embargo, insisto en que la especiación puede
ocurrir a través de adaptaciones pero no siempre; también a través de
cambios que pueden tener un sentido adaptativo nulo en un momento
dado, pero que encuentran luego un significado ante un cambio de
contexto, ante un cambio de entorno y que permiten una reproducción
exitosa de la especie. Estos cambios, estas alteraciones, estas
modificaciones llevan a un tal grado que -para volver a tomar aquella
definición simple de especie- impiden, de hecho, la reproducción libre
entre el modificado y el estado original.
- Dr. Dankert: Claro, si uno habla de especiación es complicado porque
definir especie en una bacteria es dificilísimo. Los nombres hasta de los
géneros están cambiando, los criterios de individualización a distintas
bacterias también han cambiado. Hay peleas de todo orden entre los
antiguos y los modernos, los que quieren fundar la secuencia del
RNA16S y los que quieren tener en cuenta otros factores además. En fin
no está claro. Pero con el criterio arbitrario con que se han dividido
especies, esas nuevas informaciones entre bacterias se puede cambiar
de especie a especie, así que la especiación tal como la definimos
primero carece de sentido.
Por otra parte, creo que los que calculan esas cosas han dicho que
conocemos, más o menos, un 5% de las bacterias que existen en la
tierra. Así que quedan miles por descubrir. No sé lo que nos vamos a
encontrar. Creo que la evolución no ha terminado. Además la vida tiene
tal decisión de seguir que va siempre a buscar cosas nuevas.
- Lic. Corcuera: Gracias por recordarme el punto, porque era el punto
central de su pregunta, si yo consideraba si había terminado o no. En
primer lugar acepto como biólogo que el marco conceptual evolutivo es
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fundamental para mi trabajo. No puedo operar sin ese marco
conceptual. Pero, desde el punto de vista experimental no la puedo
probar, no puedo probar el evento evolutivo crítico que es la
especiación. No lo observo. Entonces, ¿qué puedo decir? Puedo decir
que cada vez surgen más argumentos de diferentes tenores y por
diferentes vías apoyando la existencia de este marco conceptual y, por
lo tanto, cada vez es más creíble, cada vez es más fácil de incorporarlo,
al menos, como un dogma de todos los días y por eso, incluso, los
creyentes, los católicos lo hacemos hoy en día sin sentimiento de culpa.
Tal vez hace unas décadas había ese sentimiento de culpa, hoy en día
no sentimos que haya un problema, porque incluso el Vaticano en eso lo
ha asimilado muy inteligentemente y lo ha planteado muy
inteligentemente. Pero a lo que voy es que eso me da mayor
tranquilidad de espíritu con el marco conceptual con el que trabajo, pero
no significa que ese marco sea verdadero. Desconozco, realmente, si
existe. Esto por un lado.
Por otro lado, en esa tranquilidad, en ese optimismo, sí, me permito
imaginar, coincido con Ud, Dr., en que es probable que los mecanismos
que operan en la evolución sigan actuando. Y es más, creo que hay un
montón de nuevos mecanismos que están operando, que somos
nosotros los que los estamos desencadenando y que es muy probable
que tengan un impacto sobre la evolución de nuestra especie y de otras
especies. Eso se está viendo mucho en los procesos de extinción
acelerada, por ejemplo, por impacto humano.
- Dr. Puyau: Con respecto al hombre, un filósofo en el año 1920, más o
menos, Max Scheler, que no conocía mucho de biología, dijo esto:
"Biológicamente -es decir, pensando en la evolución- el hombre es un
callejón sin salida", en el sentido de que no podemos esperar cambios
biológicos en nuestra especie. Yo le quería preguntar a Ud. ¿qué
fundamento tiene esta expresión de Scheler? Dicha hace sesenta años,
más o menos, pero cuando ya la teoría de la evolución estaba muy
difundida.
- Lic. Corcuera: Sin duda también era una época más conflictiva en
relación al planteo de la teoría de la evolución. Yo creo que sí podemos
esperar cambios evolutivos en el hombre, pero lo que pasa es que
nuestra definición de hombre incorpora conceptos que van mucho más
allá de lo biológico y que implica que hay algunos elementos -como
explicaba antes por la pregunta de la Dra. Archideo-, hay algunos
elementos biológicos que no forman parte de nuestra esencia humana.
Hay una serie de elementos de lo biológico que tal vez en nuestra
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especie, de perderlos o de alterarlos, no van a significar un cambio
profundo. Por ejemplo, las uñas fueron útiles en el pasado,
seguramente, pero cada día son menos útiles, y es muy probable que si
las perdemos, el impacto sea insignificante. O las cejas. Pero hay
cambios morfológicos que pueden llegar a darse, por ejemplo, en base a
nuestra capacidad cada vez menor de caminar. Porque el hombre de la
tribu, el hombre primitivo, caminaba mucho más que el hombre actual. El
hombre actual, lógicamente, a través de su desarrollo tecnológico
camina mucho menos, y es muy probable que haya toda una serie de
articulaciones, cambios musculares, cambios de contextura en forma,
incluso de los miembros que usamos para caminar, que se alteren en el
futuro. Morfológicamente hay plasticidad pero, ¿alteraría eso nuestra
esencia? ¿Está el concepto del hombre dependiendo de cuántos dedos
tengamos en los pies?
- Dr. Puyau: Lo que en realidad nos preocupa de la especie humana es
nuestra descendencia posible de otras especies.
- Lic. Corcuera: ¿Que se generen especies diferentes a la nuestra?
- Dr. Puyau: Exactamente, y que nosotros provengamos de otras
especies, dejando de lado el orgullo natural que podamos tener.
- Lic. Corcuera: Yo desconozco si provenimos de otras especies.
- Dr. Puyau: No creo, pero entendamos bien...
- Lic. Corcuera: Sí tengo que pensar que es probable que hayamos
provenido de otra especie, pero eso no me quita certeza respecto del
carácter único.
- Dr. Puyau: Un cambio así tan grande, porque uno ve en esas otras
especies que serían las más próximas al hombre, tanta distancia del
hombre.
- Lic. Corcuera: Algunas no fueron tan distantes; tuvimos algunos
"primos" a los que les fue mal, pero si les iba bien nos hubieran hecho
una buena competencia, y se desarrollaron...
- Dr. Puyau: No le entiendo eso de los primos...
- Lic. Corcuera: Por ejemplo, aparentemente, según el registro fósil, no
hemos sido el único homínido existente en el planeta. Ha habido otros
homínidos, ha habido otros especies relativamente cercanas que
caminaron también bípedamente, que tal vez, incluso, manejaron alguna
que otra herramienta, que tuvieron grupos, que tuvieron organización
social-grupal, que tenían contextura relativamente parecida a la humana,
con algunas diferencias; algunas un cerebro menor, otras un cerebro
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mayor, incluso, y sin embargo les fue mal. Así que cuando generalmente
se dice "el tamaño del cerebro fue lo que nos salvó", hay que recordar
que hubo al menos una especie de homínido diferente de la nuestra que
tenía cabeza más grande y sin embargo, el registro fósil indica que a
partir de cierto momento, dejó de ser viable.
- Dr. Puyau: Mi pregunta sería ésta ¿esas especies próximas al hombre,
por qué no serían humanas? Eso es lo que no entiendo.
- Lic. Corcuera: No me animo a hacerme esa pregunta como biólogo. No
me siento capacitado para responder esa pregunta.
- Dr. Puyau: Entonces, esos primos serían humanos también.
- Dra. Archideo: La teología nos da una mano con respecto a pensar que
no se da más de una especie humana porque la naturaleza humana es
única. El Magisterio de la Iglesia expresa a ese respecto con claridad
que no hay más de una naturaleza humana. El monogenismo fue
expresado en el año 1950 por Pío XII con toda claridad en la Humani
Genesis.
- Lic. Corcuera: Toda definición de especie nos vuelve siempre al
concepto de unicidad, y entonces, aquí lo que estaría en discusión es la
posibilidad de que características que consideramos esenciales de
nuestra unicidad puedan haber sido compartidas por otra especie,
siendo esa especie diferente de la humana.
- Dra. Archideo: Pero entonces no sería diferente.
- Lic. Corcuera: Es muy hipotético porque en realidad no tenemos
ningún indicio de que esas otras especies que existieron y cayeron
hayan tenido capacidad racional.
- Dr. Dankert: Puedo hacer un comentario. Eso es lo que quería
preguntar. ¿Cómo un biólogo define al hombre? En algún lado leí alguna
vez: el ser humano era un ente, ser, animal, como quieran llamarlo, que
cazaba en un lado, comía en otro, llevaba armas en la mano o en un
bolsillito, no las inventaba sobre el momento, y mantenía una familia, es
decir, alimentaba a una mujer o más y a hijos o más. ¿Es eso correcto?
- Lic. Corcuera: Mientras Ud. estaba dando esa definición yo estaba
tratando de pensar si había otras especies que hagan lo mismo y
encontré, por lo menos, cuatro o cinco, que no son la humana, que
cazan en un sitio, viven en otro, cuidan a su progenie, tienen una o
varias familias y llevan armas. Por ejemplo, ocurre con primates. Los
chimpancés, por ejemplo, utilizan armas.
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- Dr. Dankert: No las llevan ellos, las sacan en el momento. No llevan
una bolsita con piedras.
- Lic. Corcuera: Sí, puede ser el transporte de las armas, lo único que
me parece realmente novedoso es el transporte de armas. Pero no me
gustaría definir a la especie humana por su carácter traficante.
- Dra. Archideo: No se puede definir a la especie humana solamente por
la dimensión biológica, eso es obvio, va por encima de esa posibilidad.
- Lic. Corcuera: Claro, yo creo que parte de ahí, hay muchas más
semejanzas con alguna otras especies respecto de lo biológico que era
la pregunta que tú me hacías ahora. A ver ¿qué definición biológica
podemos dar del ser humano, exclusivamente biológica, que no haya
otra componente, que podamos decir este animal es un ser humano
porque es completamente diferente al resto de los animales? Se me
ocurre que, por ejemplo, hay pocas especies en el planeta que tengan
características tan neoténicas -por citar un elemento biológico-. ¿Qué
significa neotenia? Es un proceso que extiende la duración de la
infancia. Nosotros somos una especie donde nuestras características
juveniles se extienden en el tiempo; y esa extensión aumenta. Desde el
punto de vista de nuestra morfología, los parientes -permítanme decirlo
pero yo tampoco estoy seguro que son parientes, advierto- extintos del
hombre tenían características menos neoténicas, menos parecidas a las
de un bebé. Nosotros nos parecemos más a un bebé porque tenemos
los ojos grandes, la nariz achatada, la cabeza con la frente amplia y
bastante bombeada, una serie de características típicas del bebé recién
nacido de cualquier mamífero bebé, no solamente del ser humano bebé.
Vean un bebé gorila y es muy diferente del padre gorila, vean un bebé
ser humano y no es tan diferente del adulto en sus facciones. Esto en
cuanto a la morfología. En cuanto a la organización, creo que es clara la
tendencia que tenemos -esto lo podrían decir los jóvenes- a que el
tiempo de permanencia de los jóvenes en sus casas se extiende y esto,
aparentemente, no ocurre solamente en la Argentina o en el Occidente
sino globalmente, es un fenómeno que está ocurriendo. La gente pasa
más tiempo compartiendo su vida con sus padres, que lo que ocurría
hace seiscientos años o setecientos años o cien años. Y esto, incluso,
ha ido en contra de algunas modas modernas de "echar a los hijos" de
casa a los 18 años, que duraron muy poco tiempo. Me da la sensación
que hay algunas características neoténicas que tienen muy pocas
especies, pero tampoco estoy seguro de que éstas sean variables
biológicas completamente únicas respecto del resto del mundo animal.
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Porque si me pongo a pensar en algunas otras especies neoténicas, hay
algunas salamandras también muy neotécnicas.
- Dr. Dankert: Sería dramático, porque unas salamandritas en el sur de
Estados Unidos no tienen machos, son todas hembras.
- Lic. Corcuera: Suena muy aburrido, pensando en lo poco inteligente
que somos muchas veces los hombres, en las discusiones aburridas en
las que caemos solamente, sino es gracias a que las mujeres a veces
nos ayudan a dirigirnos bien. Pero varias características biológicas son
tan compartidas con el resto de los mamíferos, por ejemplo, que si
analizamos el ADN de un chimpancé y lo comparamos con el ADN de
un ser humano, separamos las cadenas de la doble hélice y vemos en
qué porcentaje se agrupan complementariamente, es casi en un 100%,
es un noventa y pico por ciento. Está bien, hay mucho más que ADN en
lo biológico, no es solamente los pares de bases nitrogenadas, en lo
biológico también es clave cómo se expresa ese ADN, lo cual, tal vez,
es lo que hace esa diferencia.
- Dr. Dankert: Además del ADN hay factores secundarios: ARN y hay
mitocondrias y hay proteínas que sólo las lleva la hembra.
- Lic. Corcuera: Así es.
- Dr. Dankert: Así que la hembra contribuye con mucha más información
que el macho, por eso es que hay muchas especies que no tienen
macho, porque el macho es un accidente, no es necesario. Es un
mecanismo para intercambiar información y tener más posibilidades.
- Lic. Corcuera: Es estrictamente cierto para más de una especie. Es
más, hay mamíferos en los cuales esa independencia o fuerza vital de la
hembra es tan grande, que incluso se puede dar la partenogénesis de
oocitos sin necesidad de la inseminación. Y esto ocurre en mamíferos
como es el caso de roedores, como es el caso del conejo, por ejemplo,
donde golpeando el ovario se puede llegar a generar un embrión
completo.
- Dr. Dankert: Casualmente, el año pasado estuve en Australia, donde
los conejos son una peste, y tan desesperados estaban que se le han
hecho cuantas perradas se le pueden hacer a los pobre conejos y se
siguen reproduciendo con toda tranquilidad. Y uno de los investigadores
involucrado en esa misión tan triste decía "los conejos son la máquina
más perfecta que hay para reproducirse, ya ni macho necesitan".
- Lic. Corcuera: Sí, pero, también dentro de los mamíferos no se puede
hacer un único grupo, la escala de complejidad es bastante variable y en
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el caso de los homínidos, de los cuales los únicos representantes
vivientes somos nosotros, y por lo tanto, somos los únicos que apenas
conocemos bien biológicamente, la complejidad es enorme, y al
aumentar la complejidad aumentan algunos condicionamientos
biológicos. Nosotros ya no somos capaces de hacer lo que hacen esos
conejos -lamento informarle a las chicas, por la buena noticia que
pretendían tener aquí-, pero nuestra especie depende del sexo
masculino en su totalidad para reproducirse. La clonación femenina
siguiendo estilos como el de los conejos no es posible en el ser humano.
En ese sentido, las restricciones aumentan con la complejidad. Y
entonces, ¿dónde está nuestra flexibilidad? La flexibilidad aparece a
través de otros mecanismos biológicos que hemos desarrollado.
Básicamente, el desarrollo de nuestra capacidad cerebral. Yo creo que
ha sido una herramienta enorme que nos genera todo un nuevo espacio
evolutivo. Tal vez no estamos aún imaginando lo que puede ser ese
futuro sin perder por ello nuestra capacidad específica.
- Dra. Archideo: Justamente ahí quería hacerte una pregunta. ¿Qué
capacidad ves como biólogo distinta en el hombre, en cuanto a ser
capaz de captar la realidad, todo aquello que lo rodea, y teniendo en
cuenta ese ambiente que él puede modificar, o que va a modificar esa
capacidad? Estamos tratando acá el tema de la percepción y tiene que
ver con eso.
- Lic. Corcuera: Desde el punto de vista del biólogo, la percepción está
íntimamente ligada a los sentidos y por supuesto al sistema nervioso y a
la forma en que el sistema nervioso elabora la relación entre el estímulo
y la respuesta. Es decir, básicamente el esquema es reflexológico, pero
hay otras componentes.
Nuestra especie tiene actualmente cinco sentidos, hay otras especies
que tienen más sentidos y hay otras especies que tienen menos
sentidos y muy diferentes de los que nosotros tenemos. Ese también es
otro principio de la reflexología: no podemos realmente conocer cómo
perciben las otras especies. Cuando me llamaste, Lila, por teléfono y me
dijiste que me invitabas a esta reunión, uno de los temas que se
plantearían es ¿qué es el árbol? Bueno, ¿qué es el árbol para otra
especie? Ahí tengo un problema serio, porque yo sé qué es el árbol para
mí, pero desconozco o puedo apenas imaginar qué es el árbol para un
perro, si los experimentos me indican que lo ve en colores diferentes, en
blanco y negro, lo que fuera, pero de una cosa estoy seguro: el árbol,
para alguien que tiene visión ultravioleta y miles de ojos como una
mosca, puede ser algo muy diferente. Desconozco qué significa el árbol
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para esa otra entidad. Entonces, la percepción en el mundo viviente, si
la atamos a la existencia de diferentes mecanismos de percepción, tiene
características muy diferentes de una especie a otra. Puedo hablar
sobre la percepción de mi especie y allí entro, lógicamente, en el debate
de la intersubjetividad, etc., etc., que ustedes están mucho más
capacitados para desarrollar que yo.
- Prof. Del Re: Como curiosidad, quisiera decir que el problema de la
posibilidad puramente teórica, naturalmente, de que haya más especies
racionales, lo discutió el pensador inglés, C.S. Lewis, un pensador
cristiano, profundamente cristiano, en un artículo y dos novelas. La
novela Out of the silent Planet -Lejos del Planeta silencioso- y
Peleandra: a voyage to Venus -Viaje a Venus-. Lo que él dice
esencialmente es que se puede hablar de un animal racional y del
hombre. Si se habla del hombre se habla no solo de un animal racional,
sino también de un animal que tiene otras características, mientras que
se podrían considerar otras especies animales que son irracionales. El
problema que se presenta es un problema relacionado con el
monogenismo. ¿Por qué creemos en el monogenismo? Porque no
podemos creer en la redención si no hubo pecado original, y entonces,
tiene que haber un solo par. Pero el problema entonces es, ¿hubo una
redención? ¿hubo necesariamente un pecado original en otras especies
de animales racionales? En el libro Out of the silent Planet, Lewis
describe especies que nunca tuvieron el pecado original, que viven
según la naturaleza sin problema. Es ficción. Es una discusión teórica en
forma de novela. Él dice claramente, no tenemos ninguna posibilidad. El
problema es solo la posibilidad que haya una especie racional que no
sea el hombre, que no sea el ser humano. Es una discusión
filosóficamente importante.
- Dra. Archideo: Filosóficamente hablando me permito decir que no. Por
otra parte tampoco dentro del orden teológico tiene su importancia,
porque habría que hacer una distinción.
- Prof. Del Re: Dije que era una curiosidad. Es una especulación
puramente cultural sobre la diferencia entre animal racional y hombre
con nuestras características que no son definidas completamente por el
término animal racional.
- Prof. Abbona: Solo una domanda molto semplice. 'E vero che l'uomo di
Cromagnon, l'uomo di Neardhental, sono due specie diverse
geneticamente, però da un punto di vista culturale praticamente non
differiscono, cioè, non ci sono differenze culturali? 'E vero?
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- Lic. Corcuera: Bueno no soy un antropólogo, mi formación no es
antropológica, pero de todas formas intuyo que pueden haber tenido
algunas diferencias de tipo cultural o pseudocultural...
- Prof. Abbona: Non avevano differenze culturali, erano similares
culturalmente, differenze desde un punto di vista genetico.
- Lic. Corcuera: Si yo tuviera más datos podría aproximarme más a esa
respuesta, pero al carecer de datos lo que si puedo imaginar es que aún
si existieran algunas diferencias o si no las existieran... A la especie la
podemos definir por diferencias genéticas, pero a veces no alcanza con
las diferencias genéticas para definirlas, y tenemos que acudir a
diferencias morfológicas al estilo clásico de 1700, que son muy útiles
todavía, por supuesto. Y a veces, sin diferencias morfológicas ni
diferencias genéticas evidentes, también puede haber un caso de
especies diferentes, de especies distintas debido a otro tipo de
diferencias, por ejemplo, conductuales o, incluso, geográficas, que les
impidan su reproducción. Porque, vuelvo a insistir, si nuestra definición
operativa de especie es que se reproduzcan entre sí, todo aquel grupo
que no se pueda reproducir, a la larga, si mantiene esa incapacidad,
cuando se vuelva a encontrar puede ser declarada una especie
diferente. Esto es lo que justamente imaginan los biólogos desde el
darwinismo en adelante, como el fenómeno de especiación: poblaciones
separadas se van aislando al punto tal que se diferencian genética y
morfológicamente, a un grado que, cuando vuelven a reunirse, ya no
pueden reproducirse entre sí. Pero este proceso, esta dinámica, no es
experimentable.
Hay muchos casos de especies muy similares que compiten, o que se
arreglan para competir poco, distribuyéndose el nicho en forma bien
nítida. Un ejemplo, especies muy similares depredadores en una selva,
que actúan de día y otros actúan de noche. Se distribuyen el nicho, se
distribuyen el espacio de uso de su recurso; u otras que actúan a cierta
altura en la montañas y otras nunca suben de esa altura en la montaña.
Puede haber pasado eso o puede haber pasado que hayan competido
más directamente delimitando territorios entre ellas y agrediéndose,
incluso. Pero vuelvo a insistir en que, en eso, yo -y ya saliendo del
biólogo- lo que puedo apenas hacer es tomar un libro y junto con
Teilhard de Chardin, por ejemplo, imaginar una humanidad, un hombre
en el que su evolución signifique algo mucho más que lo biológico, el
que su evolución signifique la búsqueda de un destino para su ser, que
es algo mucho más que lo biológico, un hombre en el que tal vez su
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evolución signifique el acercamiento a un absoluto en lo cual lo biológico
algún día va a ser un mero recuerdo.
- Dra. Archideo: Al respecto sólo me limito a decir que como la Fides et
Ratio nos abre la posibilidad de que el Magisterio de la Iglesia y la
teología nos permita seguir caminando sobre un tema o no, que tal vez
ese camino no es el mejor por cuanto la Iglesia tiene con respecto a
Teilhard de Chardin un "Monitum", en el cual expresa específicamente
que Teilhard de Chardin no hizo una distinción entre la noción de
Creación -que justamente cambiaría estos elementos- y las otras
nociones que dicen relación al orden biológico o al orden filosófico.
Simplemente es una anotación.
- Prof. Prosperi: Io, però, ho paura di dover fare un discorso piuttosto
lungo.
Allora, prima di tutto ho l'impressione che il tema adesso si è scivolato
su un problema che è molto grosso e che andrebbe affrontato in maniera
specifica, come tema proprio centrale di uno dei nostri incontri. Tra l'altro
io a questo punto sento la mancanza dell'intervento del Professor
Fiorenzo Facchini di cui ho parlato diverse volte, che è un prete Professore d'Antropologia all'Università di Bologna e che evidentemente ha
una conoscenza estremamente ampia di questo argomento;
collaboratore diretto del Vescovo, quindi pensavi anche tutti i requisiti
dell'ortodossia assieme. Credo che bisogna stare molto attenti in
quest'ambito anche a distinguere i vari piani. Cioè, c'è un piano
teologico, un piano della Rivelazione, un piano che riguarda l'uomo nel
senso stretto in cui si è realizzato sulla terra e un piano che riguarda
all'animale razionale come tale. Bisogna che ci mettiamo d'accordo
anche sulle definizioni. Cioè non accaso Lewis dice: "dopo la venuta del
Figlio di Dio tutti gli esseri intelligenti devono essere uomini". Uomo è
quello che ha anche biologicamente certe caratteristiche. Quest'appunto
è un fatto letterario che possiamo citare più perché pone un problema come dicevi tu- di tipo filosofico. Ecco, io direi vedendo all'aspetto, alla
posizione per un momento della Chiesa, certamente la Chiesa non ha
mai escluso la possibilità d'essere intelligente fuori del pianeta terra.
Certamente noi sappiamo che non c'è ne possono essere nel sistema
solare, al massimo, se ci saranno, ci saranno delle forme molto primitive
di vita -io ho l'impressione che non c'è ne siano- ma, se ci sono, sono
forme molto primitive, probabilmente, certamente non si può pensare
che abbiano evoluto al livello dell'uomo. Però ci sono stelle lontane in cui
ragionevolmente, al meno su basi statistici, noi possiamo ritenere che
condizioni perché la vita si potesse sviluppare -non dico che la vita si sia
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sviluppata- si possono essere, quindi non possiamo razionalmente
escludere che ci siano altri posti dove la vita sia nata, sia evoluta e abbia
prodotto degli esseri intelligenti. Quindi, dobbiamo ammettere la
possibilità . Ecco, la Chiesa non ha mai escluso che questo potesse
essere. Ha detto, il piano della Rivelazione riguarda all'uomo sulla terra è chiaro che noi dobbiamo sempre pensare che Dio è Padre di tutti, che
Dio è uno solo-, avrà un piano per quegli altri, però avrà un piano, forse
non lo sapremo mai proprio probabilmente perché sono così lontani e
sappiamo per quello che conosciamo oggi dalla fisica non c'è possibilità
di comunicazione, quindi sono probabilmente volontà di Dio che ci siano
questi piani separati.
Venendo al caso dell'uomo, c'è tra l'altro, per esempio, si dice, ad un
certo momento è venuto fuori anche oggi qual è il momento in cui è
comparso l'uomo? Perché adesso si ha parlato dell'uomo di Neandertal,
dell'uomo di Cromagnon, ma si poteva parlare dell'uomo "faber" o
dell'uomo "habilis", ma generalmente uno non ritiene che l'australopiteco
sia un uomo. Però il momento in cui è nato l'uomo è molto difficile, e tra
l'altro dipende, dobbiamo stare molto attenti della definizione che noi
diamo d'uomo. Evidentemente, se ci poniamo su un piano teologico,
l'uomo è quello che ha l'anima -lasciatemela dire- soprannaturale, non
voglio essere Don Campanella, ma lo faccio per cercare d'essere molto
netto, in modo di prescindere da dottrine e punti di vista particolari. Non
bisogna confondere anche qui la specie biologica con quella che è la
definizione che adesso noi diamo in questo contesto d'uomo. Per
esempio, non c'è dubbio che l'uomo "habilis", credo che come specie si
possa dire che era diverso, adesso, lasciamo pure aperto questo
problema che l'evoluzione non è provata, ma forse nella scienza niente è
provato, ce ne sono cose più probabili o cose meno probabili, però
ragionevolmente la ricostruzione che noi riusciamo a darci è che l'uomo
"habilis" corrisponda ad un anello precedente sia sulla linea genetica,
probabilmente l'uomo "habilis" non aveva certamente un'intelligenza
molto inferiore della nostra. Una delle indicazioni dovrebbe essere l'intelligenza riflessa, cioè la capacità, per esempio, l'autocoscienza è la
capacità di rendersi conto d'essere ci e di porre problemi su se stessi. La
capacità di porre problemi di fronte alla morte. Per esempio, l'uomo di
Neandertal si conservano, per quello che io so, esempi di sepolture.
Quindi, per me, devo dire, se uno pensa alla sopravvivenza deve avere
una coscienza di sé, deve porse il problema della vita e della morte,
quindi per me questo io lo considero un indizio ragionevole per pensare
che quello sia un uomo nel senso pieno e anche teologico che noi
diciamo oggi. Va bene, che poi fossimo fecondi o non fecondi nel
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momento in cui hanno co-esistito l'uomo di Neandertal e l'uomo di
Cromagnon non mi pare che abbia particolare interesse.
Adesso, il problema del monogenismo. Direi che il problema del
monogenismo in tanto come affermazione si riferisce piuttosto al fatto
che l'uomo d'oggi o l'uomo a cui si riferisce la Bibbia, se vogliamo anche
l'uomo di Neandertal, se lo vogliamo ritenere come probabile uomo, non
provenga da linee diverse. Poi c'è il problema se da un unico uomo,
evidentemente se viene da linee diverse non può provenire da unico
uomo. Ecco, questo, è verissimo che cerca questa pressa di posizioni
L'Umani Generis di Pio XII, però bisogna oltre tutto osservare che la
linea di Pio XII non è una linea estremamente stretta. Cioè che vuole
essere esaustiva. Quello che dice è che allo stato attuale delle cose non
si vede come parlare di poligenismo possa essere conciliato col Dogma
del peccato originale, questo mi pare è il problema.
Il Magistero della Chiesa innanzi tutto sono le presse di posizioni, il
Papa, anzi sono i Concili, ma anche il Papa molte volte parla ma deve
parlare in forma infallibile, questo sì, il Magisterio è definito, poi si sa che
ci sono tante posizioni che però possono evolvere, anche.
Sul Denzinger ci sono tante cose... Io starei un momentino attento, un
certo tipo di evoluzione nel dogma si deve ammettere, altrimenti non
possiamo restare fissi alle formulazioni che si sono date nei tempi.
- Dra. Archideo: En el dogma en sí no hay evolución.
- Prof. Prosperi: No. Ho parlato di una certa evoluzione del Dogma, ma
da intendersi in un senso opportuno.
Possiamo se mai prendere un esempio e dopo discuterlo un po'
meglio. Appunto, cerchiamo di restare sul tema.
Allora, io credo che il vero problema più grosso non sia tanto, questo
perché secondo me oggi, vengono avanzati anche modi di intendere, per
esempio, il peccato originale, che non sono così tassativi da questo
punto di vista e sono fatti presentati da teologi che non sono stati
scomunicati, che sono considerati abbastanza validi, e sono punti di
vista che qualche volte possono essere un po' ...(?) però che per lo
meno devono far sospendere un giudizio. Però un vero problema
centrale, invece, credo che sia quello più serio che abbiamo in questo
contesto: è la specificità dell'uomo, cioè se all'uomo gli riconosciamo un
carattere unico, allora dice, in qual momento è nato. Io direi che il
problema dell'unicità della specie umana è molto più che sul problema
del peccato originale -io questo lo ho discusso con tanti teologi- è molto
più che addirittura sull'affermazione Biblica, che tra l'altro, l'affermazione
Biblica, se mai è San Paolo che però si riferisce ad un modo normale
El conocimiento biológico, Javier Corcuera, pp.169-207
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Epistemología de las Ciencias. El conocimiento. Aproximación al orden ontológico
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d'intendere la Bibbia, ma proprio il Genesi, al Genesi non si può far dire
quello, e se mai il modo in cui la Chiesa lo ha letto nei Secoli, perché il
Genesi sappiamo bene che sta parlando del genere umano, e quindi, il
fatto della coppia ha un valore emblematico, ecc. Proprio questo stando
ai testi, stando a quello che i libri vogliono dire. Ma, direi che il problema,
però è invece, è quello della specificità. Io devo dire che è chiaro per me
che nel momento stesso in cui si parla di biologia, la biologia oggi non so
se si deve usare più specificamente il termine fisiologia, però la biologia
oggi procede con gli stessi strumenti che sono quelli della fisica e della
chimica. Uno non si pone il problema di dire se ci sono fatti che non sono
spiegabili. Cerca di spiegare tutto in cui termini. Quindi, quando affronta
il problema del sistema nervoso, lo affronta dal punto di vista della sua
funzionalità. Ora, c'è sicuramente un aspetto che siccome sfugge alla
fisica, la chimica, ma sfugge chiaramente alla biologia e sfugge in realtà
ad ogni costruzione razionale, ed è il problema della soggettività.
Allora la soggettività nell'uomo. C'è chiaro, l'uomo è un essere che è
cosciente ed è cosciente d'essere cosciente -autocosciente-, ha
coscienza di sé. `E chiaro che nell'uomo c'è qualche cosa che non si può
ricondurre al suo essere biologico nel senso in cui la biologia lo studia.
Certamente, non può essere analizzato in termini fisici, non può essere
analizzato in termini chimici nella sua totalità, cioè, per quest'aspetto
della soggettività. Ecco, però io devo dire, molto francamente, e questo,
non so, è capitato anche in dibattiti internazionali di Filosofia della
Scienza, di trovarmi proprio qualche volte in discussioni coi biologi che
qualche volta sono molte su questo punto, a proposito, per esempio, del
famoso meccanicismo e vitalismo; oggi il meccanicismo ha vinto, sì, è
vero, il meccanicismo ha vinto da un certo punto di vista, ad un certo
livello, ma il problema psichico è rimasto fuori della biologia, e questo
direi, lo vedo chiaramente nell'uomo, ma proprio se mi devo attenere a
San Tommaso, ad Aristotele che distinguevano l'anima vegetativa,
l'anima sensitiva e l'anima razionale, voglio dire, la stessa anima
sensitiva, usiamo questo termine per essere chiari, secondo me non è
dentro la biologia, nel senso che studiare il comportamento del sistema
nervoso non significa far cogliere niente di quello che riguarda alla
coscienza, sicuramente, non dell'autocoscienza, forse neppure della
coscienza. Quando noi abbiamo il nostro cane, abbiamo il nostro gatto prendo animali superiori-, abbiamo la percezione di avere un essere
vivente che in qualche misura, diciamo, si capisce, che noi pensiamo
che sente, in somma, non ci viene in mente di pestare un gatto, perché
non diciamo stai fracassando una macchina. Io penso che sia un essere
che ha una sensibilità, non abbiamo nessuna prova di questo, se non
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una certa analogia con un comportamento umano di cui vediamo anche
delle forti differenze, però è una forte istintiva nostra. Quindi, direi, che
c'è un problema della specificità dell'uomo, ma c'è un problema che in
realtà riguarda il vivente. Il vivente nelle sue forme superiore in certo
senso mi sembra che non sia riconducibile alla biologia nel senso che
oggi stiamo discutendo.
- Lic. Corcuera: Completamente de acuerdo.
- Dra. Archideo: Es necesario distinguir lo biológico del hombre, del
hombre total que es una unidad substancial materio-espiritual. Con lo
cual es una misma alma con distintas funciones que da vida al ser
humano.
Gracias Javier, ha sido muy clara tu exposición.
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