juan ruiz libro de buen amor 1. la fornarina e il messaggero d`amore

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JUAN RUIZ
LIBRO DE BUEN AMOR
1. LA FORNARINA E IL MESSAGGERO D’AMORE
Mucho sería villano, malo e torpe pagés,
si de la muger noble dixiés cosa refez,
ca en muger loçana, fermosa e cortés,
todo bien d’este mundo e todo plazer es.
Si Dios, cuando formó el omne, entendiera
que era mala cosa la muger, non la diera
al omne por compaña, nin d’él non la feziera;
si para bien non fuera, tan noble non saliera.
Si omne a la muger non la quisiesse bien,
non ternié tantos presos el amor cuantos tien;
por santo nin por santa que seya, non sé quién
non cobdicie compaña, si solo se mantién.
Una fabla lo dize, que vos digo agora:
que «una ave sola nin bien canta nin bien llora»;
el mástel sin la vela non puede estar tod’ora,
nin las verças non·s crían atan bien sin la nora.
E yo, como estava solo, sin compañía,
codiciava tener lo que otro a sí tenía:
puse el ojo en otra, non santa, mas sandía;
yo cruiziava por ella, otro la avié valdía.
Porque yo non podía con ella assí fablar,
pus por mi mensajero, cuidando recabdar,
a un mi compañero; sópome el clavo echar:
él comió la vïanda e a mí fazié rumiar.
Fiz con el grand pesar esta troba caçurra;
la dueña que la oyere por ello non me aburra:
ca devriém’dezir necio e más que bestia burra,
si de tan grand escarnio yo non trobasse burla.
Mis ojos non verán luz,
pues perdido he a Cruz.
Cruz cruzada, panadera,
tomé por entendedera,
tomé senda por carrera
como haz el andaluz.
Cuidando que la avría,
díxelo a Ferrand García
que troxiés la pletesía
e fuesse pleités e duz.
Díxom’que·l plazié de grado,
fízos’de la Cruz privado:
a mí dio rumiar salvado,
él comió el pan más duz.
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prometiol’por mi consejo
trigo que tenía añejo
e presentol’un conejo,
el traidor falso, marfuz.
¡Dios confonda mensajero
tan presto e tan ligero!
¡Non medre Dios conejero
que la caça assí aduz!
Cuando la Cruz veía, yo siempre me omillava,
santiguávame a ella doquier que la fallava;
el compañón de cerca en la Cruz adorava,
del mal de la cruzada yo non me reguardava.
Del escolar goloso, compañón de cucaña,
fize esta otra troba: non vos sea estraña,
ca deante nin después non fallé en España
quien assí me feziese de escarnio magadaña.
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2. DOCTOR SUBTILIS
Furtava la raposa a su vezina el gallo:
veíalo el lobo, mandávale dexallo;
dezié que non devié lo ageno furtallo;
él non veié la ora que estoviesse en tragallo.
Lo que él más fazía, a otros lo acusava,
a otros retraía lo qu’él en sí loava:
lo que él más amava, aquello denostava,
dezié que non feziessen lo que él más usava.
Emplazóla por fuero el lobo a la comadre;
fueron ver su jüizio ante un sabidor grande:
don Ximio avié por nonbre, de Bugía alcalle;
era sotil e sabio, nunca seié de valde.
Fizo el lobo demanda en muy buena manera,
acta e bien formada, clara e bien certera;
tenié buen abogado, ligero e sotil era:
Galgo, que de Raposa es grand abarredera:
«Ante vós, el much onrado e de grand sabidoría,
don Ximio, ordinario alcalle de Bugía,
yo el Lobo, me querello de la comadre mía:
en jüizio propongo contra su malfetría.
E digo que agora en el mes de febrero,
era de mill e trezientos, en el año primero,
regnante nuestro señor, el León mazillero,
que vino a nuestra cibdat por nombre de monedero,
en casa de don Cabrón, mi vassallo e mi quintero,
entró a furtar de noche, por cima del fumero,
sacó, furtando, el gallo, el nuestro pregonero,
levólo e comiólo a mi pesar en tal ero.
De aquesto la acuso ante vós, el buen varón;
pido que la condenedes por sentencia e por ál non,
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a que sea enforcada e muerta como ladrón:
esto me ofresco provar so pena del talïón».
Seyendo la demanda en jüizio leída,
fue sabia la gulpeja, e bien apercebida:
«Señor – diz – yo só siempre de poco mal sabida:
dadme un abogado que fable por mi vida».
Respondió el alcalle: «Yo vengo nuevamente
a esta vuestra tierra, non conosco la gente;
pero yo·t dó de plazo, que fasta días veinte
ayas tu abogado; luego al plazo, vente».
Levantóse el alcalle essora, de juzgar;
las partes, cada una, pensaron de buscar
cuál dineros, cuál prendas, para al abogado dar;
ya sabié la raposa quién le ha de ayudar.
El día es venido del plazo assinado,
vino doña Marfusa con un grand abogado:
un Mastín ovejero de carranças cercado;
el Lobo, cuando·l vio, luego fue embaçado.
Este grand abogado propuso de su parte:
«Alcalle señor Ximio, cuanto el Lobo departe,
cuanto demanda e pide, todo lo faz con arte,
ca él es ladrón fino, e non falla qué·l harte.
Por ende yo propongo contra él exepcïón
legítima e buena, porque su petición
non deve ser oída, nin tal acusación
él fazer non la puede, ca es fino ladrón.
A mí cuntió con él muchas noches e días
que levava furtadas de las ovejas mías:
vi que las degollava en aquellas erías;
ante que las comiesse, yo gelas tomé frías.
Muchas vezes de furto es de juez condenado
por sentencia, e assí por derecho enfamado:
por end non deve ser d’él ninguno acusado,
nin en vuestra audiencia oído ni escuchado.
Otrossí le opongo que es descomulgado
de mayor descomunión por costitución de legado,
porque tiene barragana pública, e es casado
con su muger doña Loba, que mora en Vil Forado.
Su manceba es Mastina, que guarda las ovejas;
por ende los sus dichos non valen dos arvejas,
ni·l deven dar respuesta a sus malas consejas:
assolvet mi comadre, váyas’de las callejas».
El Galgo e el Lobo están muy encogidos,
otorgáronlo todo con miedo e amidos;
diz luego la Marfusa: «Señor, sean tenidos
en reconvención; pido que mueran, e non oídos».
Encerraron raçones de toda su porfía,
pedieron al alcalle que assinasse día
en que diesse sentencia cual él por bien tenía:
él assinóles plazo después de Pifanía.
Don Ximio fuése a casa, con él mucha compaña;
con él fueron las partes, conçejo de cucaña,
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ývan los abogados de la mala picaña;
por volver al alcalle ninguno non le engaña.
Las partes cada una su abogado ascucha;
presentan al alcalle cuál salmón e cuál trucha,
cuál copa e cuál taça en poridad aducha;
ármanse çancadilla en esta falsa lucha.
Venido ya el día para dar la sentencia,
ante el jüez las partes estavan en presencia;
dixo el buen alcalle: «Avet buena abenencia,
ante que yo pronuncie: yo vos dó la licencia».
Punan los abogados e fazen su poder
por saber del alcalle lo que querié fazer:
qué sentencia daría o cuál podría ser;
mas non podieron cosa saber nin entender;
adelexos fablavan por le fazer dezir
algo de la sentencia, por su cuer descobrir.
Él mostrava los dientes, mas non era reír;
cuidavan que jugava, e todo era reñir.
Dixiéronle las partes e los sus abogados
que non podrién en uno nunca ser acordados,
nin querién abenencia para ser despechados;
pidién que por sentencia fuesen de allí librados.
El alcalle letrado e de buena cïencia
usó bien de su oficio guardó bien concïencia;
estando assentado en la su audïencia,
rezó él, por sí mismo escripta, tal sentencia:
«En el nonbre de Dios», el juzgador dezía,
«yo, don Ximio, ordinario alcalle de Bugía,
vista esta demanda que el Lobo fazía,
en que a la Marfusa furto le aponía,
e vistas las escusas e las defensïones,
que puso la Gulhara en sus exepcïones,
e vista la respuesta e las replicaciones,
que propuso el Lobo en todas sus razones,
e visto lo que pide en su reconvención
la comadre contra el Lobo acerca la conclusión;
visto todo el proceso e cuantas razones son,
e las partes que piden sentencia e ál non:
por mí essaminado todo el processo fecho,
avido mi consejo, que me fizo provecho,
con omnes sabidores en fuero y en derecho,
Dios ante los mis ojos e non ruego nin pecho;
fallo que la demanda del Lobo es bien cierta,
bien acta e bien formada, bien clara e abierta;
fallo que la Marfusa en parte bien acierta
en sus defensïones y escusa e refierta.
La exepcïón primera es en sí perentoria,
mas la descomunión es aquí dilatoria;
diré un poco d’ella, que es de grand estoria:
abogado de romance, ¡esto ten en memoria!
La exepcïón primera muy bien fue alegada
mas la descomunión fue un poco errada,
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que la costitución deviera ser nonbrada
e fasta nueve días deviera ser probada:
por cartas o testigos o por buen instrumente
de público notario devié, sin fallimente,
esta tal dilatoria provarse claramente;
si se pon perentoria, esto es otramente.
Cuando la descomunión por dilatoria se pone,
nueve días ha de plazo para el que se opone;
e por perentoria más, esto guarda, non te encone,
que a muchos abogados se olvida e se pospone:
toda perentoria es la descomunión atal,
si se pon contra testigos en el pleito criminal,
contra jüez publicado, que su proceso non val;
quien de otra guisa lo pone, yérralo e faze mal.
Fallo, más, que la Gulpeja pid más que non pued pedir,
ca d’egual, en criminal, non puede reconvenir;
por exepcïón non puedo yo condenar nin punir:
non devié el abogado tal petición comedir.
Ca maguer contra la parte o contra el mal testigo
sea exepcïón provada, no·l farán otro castigo:
desecharán su demanda, su dicho non val un figo;
mas la pena ordinaria non avrá, yo vos lo digo,
si non fuer testigo falso o lo vieren desvariar,
ca entonce el alcalle puédelo atormentar,
non por la exepcïón, mas porque lo puede far:
en los pleitos criminales su oficio ha grand lugar.
Por exepcïón se puede la demanda desechar
e puédense los testigos tachar e aún retachar;
por exepcïón non puedo yo condenar nin matar:
non puede más el alcalle que el derecho mandar.
Pero por cuanto yo fallo por la su confesïón
del Lobo ante mí dicha, por eso e por ál non,
fallo que es bien provado cuanto la Marfusa apón:
por ende pongo silencio al Lobo esta sazón.
Pues por su confessïón, por su costunbre e uso,
es manifiesto e cierto lo que la Gulhara apuso,
pronuncio que la demanda que él fizo e propuso
non le sea rescibida, segund dicho he de suso;
que pues el Lobo confiessa que faze lo que acusa,
e a mí es manifiesto que él por aquello usa,
non le deve responder en jüizio la Marfusa;
rescibo sus defensiones e la su buena escusa.
Nin le preste lo que dixo, que con miedo e quexura
fizo la confessïón, cogido en angostura,
ca su miedo era vano e non dezía cordura,
qu’adó buen alcalle juzga, toda cosa es segura.
Licencio a la Raposa: váyase a salvagina,
pero que non la assuelvo del furto atán aína,
mas le mando que non furte el gallo a su vezina».
Ella diz que non le tiene, mas furtarle ha la gallina.
Non apellaron las partes, del jüizio son pagados,
porque non pagaron costas nin fueron condenados:
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esto fue porque non fueron de las partes demandados,
nin fue el pleito contestado, porque fueron escusados.
Allí los abogados dixieron, contra el jüez,
que avía mucho errado, e perdido su buen prez,
por lo que avía dicho e suplido esta vez.
Non gelo preció don Ximio cuanto val una vil nuez:
díxoles que bien podía en la su pronunciación
suplir lo que es de derecho e de constitución;
que él de fecho ageno non fazía mencïón:
tomaron los abogados del Ximio buena lición.
Dixiéronle otrossí una derecha razón:
que, fecha la conclusión en criminal acusación,
non podía dar licencia para aver compusición:
menester es la sentencia cerca la conclusïón.
A esto dio el alcalle una sola responsión:
que él avía del rey poder en su comissión,
especïal para esto, complida juredición;
aprendieron abogados en esta disputación.
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3. LA GIORNATA DEL CHIERICO LIBERTINO
Tal eres como el lobo: retraes lo que fazes,
estrañas a los otros el lodo en que yazes;
eres mal enemigo a todos cuantos plazes;
fablas con grand simpleza por que muchos enlazes.
A obra de piadat tú nunca paras mientes,
nin visitas los presos nin quieres ver dolientes
sinón solteros sanos, mancebos e valientes.
Si loçanas encuentras, fáblasles entre dientes.
Rezas muy bien las oras con garçones golhines,
cum his qui oderunt pacem, fasta que el salterio afines;
dizes: «Ecce quam bonum», con sonajas e bacines,
«in noctibus extollite», después vas a matines.
Do tu amiga mora comienças levadar,
«Domine labia mea» en alta boz cantar,
primo dierum omnium estrumentes tocar,
nostras preces ut audiat, fázeslos despertar.
Desque sientes a ella, tu coraçón espacias:
con maitinada cantate en las friuras lacias,
laudes aurora lucis e dasle grandes gracias,
con miserere mei mucho te le engracias.
En saliendo el sol, comienças luego prima:
Deus in nomine tuo ruegas a tu xaquima
que la lieve por agua e dé a todo cima:
va en achaque de agua verte la mala esquima;
e si es tal que non osa andar por las callejas,
que la lieve a las huertas por las rosas bermejas:
si cree la bavieca sus dichos e consejas,
quod Eva tristis trae de quicumque vult redruejas;
e si es dueña tu amiga que d’esto non se compone,
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tu católica allá cata manera que la trastorne:
os, lingua, mens la envade, seso con ardor pospone:
va la dueña a la tercia, en caridat legem pone.
Tú vas luego a la iglesia por le dezir tu razón,
más que por oír la misa nin ganar de Dios perdón;
quieres la misa de novios con gloria e sin razón,
coxqueas a la ofrenda, bien trotas al comendón.
Acabada ya la misa, rezas atanbién la sesta,
qu’a la vieja que te tien a la tu amiga presta
comienças: «In verbum tuum», e dizes tú a aquésta:
«Factus sum sicut uter, por la grand misa de fiesta».
Dizes: «¡Quomodo dilexi nuestra fabla, varona!
Suscipe me secundum, que, ¡par la mi carona!
lucerna pedibus meis es la vuestra persona».
Ella te diz: -Quam dulcia!- recudas a la nona.
Vas a rezar la nona con la dueña loçana:
«Mirabilia!» comienças; dizes de aquesta plana:
«Gressus meos dirige»; responde doña Fulana:
«Iustus es, Domine»; tañe a nona la campana.
Nunca vi sancristano viésperas mijor tanga:
todos los estrumentes tocas con artemanga;
la que viene a tus viésperas, por bien que se arremanga,
con Virgam virtutis tuae fazes que aí remanga.
«Sede a dexteris meis», dizes a la que vien;
cantas: «laetatus sum», si allí se detién;
«illuc enim ascenderunt» a cualquier que allí se atién;
e la fiesta de seis capas contigo la Pascua tien.
Nunca vi cura de almas que tan bien diga completas:
vengan fermosas o feas, o quier blancas o quier prietas,
dígante: «Converte nos», de grado abres las puertas;
e después «Custodi nos» te ruegan las encubiertas.
Fasta el quod parasti non las quieres dexar,
ante faciem omnium sábeslas alexar,
ad gloriam plebis tuae! fázeslas aveitar,
«Salve, Regina» dizes, si de ti se aquexar.
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4. ENCOMIUM PECUNIAE
Mucho faz el dinero, e mucho es de amar:
al torpe faze bueno e omne de prestar,
faze correr al coxo e al mudo fablar;
el que non tiene manos, dineros quier tomar.
Sea un omne nescio e rudo labrador,
los dineros le fazen fidalgo e sabidor,
cuanto más algo tien, tanto es de más valor:
el que non ha dineros non es de sí señor.
Si tovieres dineros, avrás consolación,
plazer e alegría, e del papa ración,
comprarás paraíso, ganarás salvación,
do son muchos dineros, es mucha bendición.
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Yo vi en corte de Roma, do es la santidat,
que todos al dinero faziénle omildat;
grand onra le fazién con grand solenidat :
todos se l’enclinavan, como a la Majestat.
Fazié muchos priores, obispos e abades,
arçobispos, doctores, patriarcas, potestades;
muchos clérigos nescios dávales denidades;
fazié verdat mentiras, e mentiras, verdades.
Fazía muchos clérigos e muchos ordenados;
muchos monjes e monjas, religiosos sagrados:
el dinero les dava por bien esaminados;
a los pobres dezién que non eran letrados.
Dava muchos juïzios, mucha mala sentencia,
con muchos abogados era su mantenencia,
en tener pleitos malos e fer mala abenencia.
En cabo, por dineros avía penitencia.
El dinero quebranta las cadenas dañosas,
tira cepos e grillos, presiones peligrosas;
el que non tien dineros, échanle las esposas.
Por todo el mundo faze cosas maravillosas.
Yo vi fer maravillas do él mucho usava:
muchos merescién muerte, que la vida les dava,
otros eran sin culpa e luego los matava;
muchas almas perdía e muchas las salvava.
Fazié perder al pobre su casa e su viña,
sus muebles e raízes: todo lo desaliña.
Por todo el mundo cunde su sarna e su tiña;
do el dinero juga, allí el ojo guiña.
Él faze cavalleros de necios aldeanos,
condes e ricosomes de algunos villanos.
Con el dinero andan todos omnes loçanos;
cuantos son en el mundo, le besan en las manos;
vi tener al dinero las mejores moradas:
altas e muy costosas, fermosas e pintadas,
castillos, eredades, villas entorreadas,
al dinero servién, suyas eran compradas;
comié muchos manjares de deviersas naturas;
vistié los nobles paños, doradas vestiduras;
trayé joyas preciosas en vicios y en fulguras,
guarnimientos estraños, nobles cavalgaduras.
Yo vi a muchos monges en sus pedricaciones
denostar al dinero e a las sus tentaciones;
en cabo, por dineros otorgan los perdones,
assuelven los ayunos e fazen oraciones;
Pero que lo denuestan los monges por las plaças,
guárdanlo, en convento, en vasos e en taças:
con el dinero cumplen sus menguas e sus raças;
más condesijos tienen que tordos nin picaças;
comoquier que los fraires non toman los dineros,
bien les dan de la ceja do son sus parcioneros:
luego los toman prestos sus omnes despenseros:
pues que se dizen pobres, ¿qué quieren tesoreros?
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Monges, clérigos e fraires, que aman a Dios servir,
si barruntan que el rico está ya para morir,
cuando oyen sus dineros que comiençan a reteñir,
quál dellos lo levará, comiençan luego a reñir:
allí están esperando quál avrá más rico tuero;
non es muerto e ya dizen «Pater noster», ¡mal agüero!,
como los cuervos al asno cuando le tiran el cuero:
«Cras, cras, nos lo levaremos, ca nuestro es ya por fuero».
Toda muger del mundo e dueña de alteza
págase del dinero e de mucha riqueza:
yo nunca vi fermosa que quisiesse pobreza:
do son muchos dineros, ýes mucha nobleza.
El dinero es alcalle e juez mucho loado,
éste es consejero e sotil abogado,
alguazil e merino, bien ardit, esforçado:
de todos los oficios es muy apoderado.
En suma te lo digo, tómalo tú mejor:
el dinero, del mundo es grand rebolvedor:
señor faze del siervo; de señor, servidor;
toda cosa del siglo se faze por su amor.
Por dineros se muda el mundo e su manera:
la muger cobdiciosa de algo, es falaguera;
por joyas e dineros salirá de carrera.
El dar quebranta peñas, fiende dura madera,
derrueca fuerte muro e derriba grant torre;
A coita e a gran priessa el mucho dar acorre:
non ha siervo cabtivo qu’el dinero no aforre:
el que non tien qué dar, su cavallo non corre.
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5. TRIUMPHUS AMORIS
Día era muy santo de la Pascua Mayor,
el sol salié muy claro e de noble color;
los omnes e las aves e toda noble flor,
todos van rescebir, cantando, al Amor. [...]
Las carreras van llenas de grandes processiones:
muchos omnes ordenados que otorgan perdones,
los clérigos seglares con muchos clerizones;
en la procesión iva el abad de Bordones;
órdenes de Cistel con las de Sant Benito,
la orden de Cruzniego con su abat benedito;
cuantas órdenes son non las puse en escrito;
«Venite, exultemus!» cantan en alto grito.
Orden de Santïago con la del Ospital,
Calatrava e Alcántara con la de Buenaval,
abades beneditos en esta fiesta atal,
«Te, Amorem, laudemus!» le cantan e non ál.
Allí van de Sant Pablo los sus pedricadores,
non va ýSant Francisco, mas van fraires menores;
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allí van Agostines; e dizen sus cantores:
«¡Exultemus et letemur, ministros e priores!»;
los de la Trenidat con los fraires del Carmen,
e los de Sant’Olalla; por que non se desamen
todos mandan que digan, que canten e que llamen:
«Benedictus qui venit!»; responden todos: «Amen!».
Fraires de Santo Antón van en esta cuadrilla;
muchos buenos cavallos e mucha mala silla,
salen los escuderos en la saya cortilla;
cantando: «Aleluya!» andan toda la villa.
Todas dueñas de orden, las blancas e las prietas,
Cistel, pedricaderas e muchas menoretas,
todas salen cantando, diziendo chançonetas:
«Mane nobiscum, Domine!, que tañen a completas».
De la parte del sol vi venir una seña
blanca, resplandeciente, alta más que la peña,
en medio figurada una imagen de dueña:
labrada es de oro, non viste estameña;
traía en su cabeça una noble corona,
de piedras de grand precio con amor se adona;
llenas traye las manos de mucha noble dona:
non comprarié la seña París nin Barcilona.
A cabo de grand pieça vi al que la trayé:
vista resplandeciente, a todo el mundo riyé;
non compraría Francia los paños qu’él vistié,
el cavallo, de España, muy grand precio valié.
Muchas compañas vienen con el grand emperante:
aciprestes e dueñas, éstos venién delante,
luego el mundo todo, cuantos vos dixe enante:
de los grandes roídos es todo el val sonante.
Desque fue ýllegado don Amor el loçano,
todos, inojos fincados, besáronle la mano;
al que non gela besa tiénenle por villano.
Acaesció grand contienda luego en ese llano;
con cuáles posaríe ovieron grant porfía:
querié levar tal uéspet luego la clerezía;
fuéronle muy contrarios cuantos tenién frairía:
tan bien ellas como ellos querién la mejoría.
Dixieron allí luego todos los ordenados:
«Señor, nós te daremos monesterios onrados,
refitorios pintados e manteles parados,
los grandes dormitorios de lechos bien poblados.
Non quieras a los clérigos por huéspedes de aquésta,
ca non tienen moradas do toviesses la fiesta;
la su chica morada a grand señor non presta:
de grado toma el clérigo e amidos empresta;
esquilman cuanto pueden a quien se les allega,
non han de qué te fagan servicio que te plega;
a grand señor conviene grand palacio e grand vega,
para el bueno non es posar en la bodega».
«Señor», dizen los clérigos, «non quieras vestir lana;
astragarié un monje cuanto el convento gana;
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la su posadería non es para ti sana:
tienen grand la galleta e chica la campana.
Non te farán servicio en lo que dicho han:
darte han lechos sin ropa e manteles sin pan,
tienen cozinas grandes, mas carne poca dan,
oloran su mucha agua con poco de açafrán».
«Señor, sey nuestro huéspet», dizen los cavalleros.
«Non lo fagas, señor», dizen los escuderos:
«darte han dados plomados, perderás tus dineros;
al tomar vienen prestos, a la lit tardineros;
tienden grandes alfámares, ponen luego tableros
pintados de jaldetas, como los tablajeros;
al contar las soldadas ellos vienen primeros,
para ir en frontera muchos hay costumeros:
dexa todos aquestos, toma de nós servicio».
Las monjas le dexieron: «Señor, non avrás vicio:
son pobres bahareros de mucho mal bollicio;
señor, vete connusco, prueva nuestro celicio».
Allí responden todos que non je·l consejavan,
que aman falsamente a cuantos las amavan;
son parientas del cuervo, de cras en cras andavan:
tarde cumplen o nunca cuanto ellas afiuziavan;
todo su mayor fecho es dar muchos sometes,
palabrillas pintadas, fermosillos afeites;
con gestos amorosos y engañosos juguetes,
trayen a muchos locos con sus falsos risetes.
Mio señor el Amor, si él a mí creyera,
el conbit de las monjas aqueste, rescibiera:
todo vicio del mundo, todo plazer oviera;
si a dormitorio entrara, nunca se arrepentiera.
Mas por que el grand señor non deve ser vandero,
rescebir non lo quiso el conbit rehertero;
dioles muchas de graçias: estava plazentero;
a todos prometió merced e a mí primero.
Desque vi a mi señor que non tenié posada,
e vi que la contienda era ya sossegada,
finqué los mis inojos ant él e su mesnada,
demandéle mercet aquesta señalada:
«Señor, tú me oviste, de pequeño, criado;
el bien, si algo sé, de ti me fue mostrado,
de ti fue apercebido, de ti fue castigado:
en esta santa fiesta sey de mí ospedado».
Su mesura fue tanta: oyó mi petición,
fue a la mi posada con esta processión,
todos le acompañaron con grand consolación:
tiempo ha que non andude tan buena estación.
Fuéronse a sus posadas las más de aquestas gentes,
pero que en mi casa fincan los estrumentes;
mi señor don Amor en todo paró mientes:
vido pequeñas casas para tantos servientes.
Diz: «Mando que mi tienda finque en aquel prado:
si me veniere ver algún enamorado,
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de noche e de día allí sea el estrado;
ca todo tiempo quiero ser a todos pagado».
6. RIVENDICAZIONE DEL CONCUBINATO
Allá en Talavera, en las calendas de abril,
llegadas son las cartas de arçobispo don Gil,
en las cuales venía el mandado non vil,
tal que si plogo a uno, pesó más que a dos mil.
Aqueste acipreste, que traía el mandado,
bien creo que lo fizo más con midos que de grado;
mandó juntar cabildo, aprisa fue juntado,
cuidando que traía otro mejor mandado.
Fabló este acipreste e dixo bien assí:
«Si pesa a vosotros, bien tanto pesa a mí:
¡aÿ, viejo mezquino!, ¡en qué envegecí!,
¡en veer lo que veo e veer lo que vi!»
Llorando de sus ojos, començó esta razón:
«El papa nos embía esta constitución;
hévoslo a dezir, que quiera o que non,
maguer que vos lo digo con ravia en coraçón».
Cartas eran venidas, dizién d’esta manera:
que casado nin clérigo de toda Talavera
que non toviés manceba, casada nin soltera;
qualquier que la toviese descomulgado era.
Con aquestas razones, que la carta dezía,
fincó muy quebrantada toda la clerizía;
algunos de los clérigos tomaron azedía,
para aver su acuerdo juntáronse otro día.
Adó estavan juntados todos en la capilla,
levantóse el deán a mostrar su manzilla,
diz: «Amigos, yo querría que toda esta cuadrilla,
apellásemos del papa ante el rey de Castilla;
que maguer somos clérigos, somos sus naturales:
servímosle muy bien, fuemos siempre leales;
demás que sabe el rey que todos somos carnales:
quererse ha adolescer de aquestos nuestros males.
¿Que yo dexe a Orabuena, la que cobré antaño?
En dexar yo a ella rescibiera grand daño:
dile, luego de mano, doze varas de paño,
e aún, ¡par mi corona!, anoche fue al baño.
Ante renunciaría toda la mi prebenda,
desí la dignidad e toda la mi renta,
que la mi Orabuena tal escatima prenda:
creo que otros muchos sigrán por esta senda».
Demandó los apóstolos, todo lo que más vale.
con grand afincamiento, assí como Dios sabe
e con llorosos ojos e con dolor tan grave:
«Nobis enim dimittere est quonïam suave!»
Fabló en pos de aquéste lüego el tesorero,
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que era d’esta orden confadre derechero;
diz: «Amigos, si este son ha de ser verdadero,
si malo lo esperades, yo peor lo espero;
e del mal de vosotros a mí mucho me pesa,
¡otrossí de lo mío e del mal de Teresa!
dexaré a Talavera e irm’he a Oropesa
ante que la partir de toda la mi mesa;
ca nunca tan leal fue Blancaflor a Flores
ni es agora Tristán con todos sus amores,
que faze muchas vezes rematar los ardores:
si de mí la parto, nunca me dexarán dolores.
Porque suelen dezir que el can con grand angosto
e con ravia de la muerte a su dueño trava al rostro,
si toviese al arçobispo yo en otro tal angosto,
yo le daría tal buelta que nunca viesse al agosto».
Fabló en post aquéste el chantre Sancho Muñoz,
diz: «Aqueste arçobispo non sé qué se ha con nós:
él quiere acaloñarnos lo que perdonó Dios,
por end yo apello en este escrito: abivadvos;
que si yo tengo o tove en casa una sirvienta,
non ha el arçobispo d’esto por qué se sienta,
que non es mi comadre, nin es de mí parienta:
huérfana la crié, ¡esto porque non mienta!
En mantener omne huérfana, obra es de pïadat,
e otrossí a las vibdas; esto es cosa con verdat;
porque si el arçobispo tien que es cosa de maldat,
dexemos nós a las buenas, e a las malas vos tornat.
Don Gonzalo canónigo, segund que vo entendiendo,
es éste que va de sus alfajas prendiendo,
e vanse las vezinas por el barrio deziendo
que la acoje de noche en casa, aunque je·l defiendo».
Pero non alonguemos atanto las razones:
apellaron los clérigos, otrossí los clerizones,
fezieron luego de mano buenas aprollaciones
e dende en adelante ciertas procuraciones.
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