La cristiandad baleárica hasta fines del siglo VI. Apuntes históricos

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Península, toda vez que figura en la antigua Colección de. Cánones españoles ( i ) . Uno de éstos, ó semejantes mensajeros de la
Santa Sede, acaso fué el presbítero Sabbas, en Manacor sepultado.
• En la fotografía, y en el remate de su renglón segundo,' el
nombre de este presbítero no aparece tan claro que elimine toda
ambigüedad acerca de su lectura. La parte superior de la B sufrió
un golpe ó raspadura violenta, y las letras, que son de mayor y
menor tamaño en toda la inscripción y no siempre bien alineadas merecien detenida atención para discernir su figura. Yo leo
es decir, Sab(b)as¡ que á ningún inconveniente se presta.
Parecerá extraño que haya fijado el principio de la dominación vandálica en el año 476, apartándome de la opinión vulgar
que la fija en el año 425. Sobre esta cuestión me reservo hablar
en otro Informe intitulado La provincia romana de las Baleares,
que presentaré á la Academia,
Madrid, 21 de Abril de 1914.
FIDEL FITA.
VII
LA CRISTIANDAD BALEÁRICA HASTA FINES DEL SIGLO VI
APUNTES HISTÓRICOS
Consta que en el año 484 cada una de las islas Baleares tenía
Sede episcopal católica, siendo obispos Macario, de Menorca;
Helias, de Mallorca; y Opilio, de Ibiza. La de Menorca, establecida en Ciudad el a (mimicipiíwi Flavmm Jamontantim),
bajo la
dominación romana, se nos da á conocer por la famosa encíclica
(1) Tejada y Ramiro: Colección de cánones y de todos los concilios de la
Iglesia de España y América, tomo 11, págs. 964-96S, Madrid, 1861.
LA CRISTIANDAD BALEÁRICA HASTA FINES DEL SIGLO VI
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de su obispo Severo (i), que marca el sábado 2 de Febrero del
año 418: IV nonas Februarii post consulatiwi Domini Honorii XI
et Constantio it{ertim)^ cuando empezó á construirse en la ciudad
de Mahón una basílica cristiana en reemplazo de la arruinada
sinagoga hebrea; pero fué escrita poco después de la Pascua que
cayó en J de Abril, Entre los muchos y notables datos históricos que ofrece esta encíclica, cuenta me tiene observar el estado
floreciente del cristianismo menorquín, y singularmente en sus
dos ciudades de origen púnico (2) y en su judería antigua mahonesa, que no pudo menos de facilitar al- apóstol San Pablo, ó a
sus discípulos, la predicación evangélica. Afirmó Severo que su
•promoción al episcopado era reciente (3), pero sin duda podemos
creer que no le faltaron antecesores, contemporáneos de los de
Mallorca é Ibiza, y dependientes de la metrópoli Tarraconense.
A mediados de la segunda mitad del siglo iv las Baleares se
desgajaron de la provincia de Tarragona, para constituirse como
aquélla, en provincia presidencial, ó gobernada, como también
la Cartaginense y la Tingitana, por Presidentes, siendo proconsulares las tres restantes de la España romana: Bética, Lusitana y
Gallega. Ninguna inscripción, ningún autor antiguo, á excepción
del obispo Severo, nos ha transmitido nombre alguno de los
Presidentes de la provincia Baleárica. Refiere Severo que no mucho antes del año 418 la había gobernado Lectorio, de quien en
dicho año corría fama de su elevación á la categoría de Conde
imperial, ó Vicario del Prefecto del pretorio de las Gallas sobre
todas las provincias de España. Quizá Lectorio era hebreo, porque
su hija Artemisia profesaba la religión judaica y estuvo casada
con Melecio, hermano del gran rabino (paterpatnim)
de la aljama
d e Mahón, que se llamaba Teodoro y cuyo nombre hebreo sería
(1) Migne: Pairol. lat., tomo XLI, coi. 821-832. París, 1864.
(2) In hac itaque ínsula dúo parva oppida, quibus a Poenis indita nomina, e regíone fundata sunt; Iammona ad occasum, Magaña ad orientem
spectat.
(3) In his mihi, omnium mortalium ultimo, mi per sacerdotales officii
tpondus impositum est; sed Iammona antiquum a Deo munus etiam nunc
retiuet, ut judaei habitare in ea nequáquam possint.
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Nathán. Blasonaba de haber ejercido todos los cargos de la m a gistratura municipal, de hombre adinerado y poseedor de bienes
raíces en la isla de Mallorca, y poderoso y noble en tan alto
grado que obtuvo el título de Defensor y Patrono de la ciudad.
La conversión de este magnate al cristianismo y en general la de
toda su aljama, no pudo menos de aumentar el prestigio y consolidar la firmeza del episcopado menorquín, A esto se añade
que la población de las Baleares entonces, como lo indica Severo (i) se acrecentó, porque allí buscaban y encontraban seguro
asilo las muchedumbres del continente fronterizo, acosadas p o r
el hierro y fuego de los bárbaros.
Pasada la Pascua del año 418, un eclipse total de sol (19 Julio)
y un cometa terrorífico, de los que hacen mención las crónicas
de nuestro Idacio y del conde Marcelino, presagiaron, al decir
del vulgo, grandes revueltas de guerras y devastaciones que
pronto acaecieron. Por no hablar sino de los Vándalos, recordaré que su rey católico Gunderico, habiendo vencido en 419 al
rey suevo Hermerico, se corrió desde Galicia á la Bétíca á i n s tancias de Asterio, conde de las Españas, bajo la disposición del
Vicario imperial Maurocelo. En 421 Castino, duque romano
(magister militum), tomando á sueldo tropas visigodas, penetró
en la Bétíca y combatió á ios Vándalos; pero la suerte le fué
adversa por traición de los visigodos, y derrotado regresó á T a rragona. Algo después, Gunderico, enseñoreado de la hermosa
tierra que baña el Guadalquivir, y echando mano, como lo pudo
hacer, de buques piratas, sacó rico botín de las Baleares y de la
ciudad y puerto de Cartagena; mas no bastando á su instinto derapacidad insaciable los tesoros que atrancó á la ciudad de Sevilla, torturando á sus moradores, y en cierto modo destruyéndola, se propasó, nuevo Heliodoro, á intentar robar los de la catedral de San Vicente mártir; por lo cual, el miserable, presa del'
demonio, murió desastradamente (f 427).
(1) DÚO quídam primarii judaeorum, Meletius Theodori, írater, et
Innocentius, qm, Hisftaniarum cladent nuper effugiens, cum famulis suis ad'
hanc insulam venérate., ad domum Theodori iter dirigunt...
LA CRISTIANDAD BALEÁRICA HASTA FINES DEL SIGLO VI
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El texto de la Crónica de Idacio, y él de la Historia de los
Vándalos por San Isidoro, que refieren la sobredicha depredación de las Baleares, no deben ni pueden entenderse de haber estado sujetas desde aquel punto á la dominación vandálica. Permanecieron subditas del imperio seguramente hasta -la muerte de
Valentiniano III (f 2(5 Marzo 455)- Sus cátedras episcopales en
aquel intervalo se mantuvieron incólumes y sufragáneas de la de
Tarragona.
La condición religiosa y política de las tres islas cambió radicalmente de aspecto, trocándose de romana en vandálica, tan
pronto como Genseríco se apoderó de la ciudad del Tíber (12
Junio 455)3 llamado por Eudoxia para vengar la muerte de su
esposo Valentiniano. Resultado fué juntarse al reino vandálico
en 476 todo lo que le faltaba por el occidente del África y las
islas de Sicilia, Cerdeña, Córcega, Menorca, Mallorca é Ibiza con
otras muchas de menor importancia, según lo atestigua Víctor
Vítense (i) en el libro 1, cap. nr, de la historia en que trata de la
persecución de los Vándalos. Al fenecer el reino de estos bárbaros arríanos (año 534)» las Baleares pasaron al dominio del imperio de Bizancio, adscritas á la provincia de la Mauritania Sitifense, y no dejaron de ser bizantinas sino cuando las conquistaron, casi dos siglos más tarde, los musulmanes.
La persecución ferocísima, que Genseríco- ejerció contra los
católicos del suelo africano, pesó hasta su muerte (-[ 24 Enero
.477) en las Baleares, Respiraron exentas de tamaña opresión, las
iglesias del reino vandálico con el advenimiento de Hunerico al
solio de su padre. Permitió á la iglesia de Cartago, viuda de su
pastor, durante veinticuatro años, proceder á la elección que recayó en el nuevo metropolitano Eugenio; y otorgó que regresasen á sus hogares los desterrados, que contaban cuan atroces padecimientos habían soportado en la España Tingitana y Baleárica
(1) «Post cujus (Valentiniani) mortern, totius Afriese ambitum (Genseri•cus) obtinuit; necnon et Ínsulas máximas, Sardmiam, Siciliam, Corsicam,
Ebusum, Majoricam, Minoricam, et alias multas superbia sibi consueta
defendit.» Migne, Patr. lat, tomo LVIII, col. 186. París, 1862.
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y en otras partes de la Europa meridional (i). Si las iglesias episcopales de Menorca, Mallorca é Tbiza habían sido, como era natural, en ese intervalo de horrenda aflicción (anos 455-477), ó por
destierro, ó por muerte de sus prelados, infaustamente desoladas,
lo cierto es que bajo el amparo del nuevo Príncipe dieron tregua
á su llanto y quebranto.
Las leyes terribles del código Teodosiano contra los herejes
fueron sucesivamente aplicadas por Hunerico contra los que presumían que lo eran, ó que no eran secuaces del arrianismo. Primeramente se ensañó en los maniqueos, tolerando á los católicos
con la esperanza de reducirlos á su malvada secta, si bien contra
algunos no faltaron acciones de violenta crueldad, que Víctor
describe. El plan artero que meditó y puso en práctica para
establecer la unidad arriana en todo su reino, fué convocar
(20 Mayo 483) á todos los obispos católicos de sus Estados, para
que, reunidos en Cartago el día l.° de Febrero de 484, diesen
razón de la ortodoxia de su fe, apoyándose en las divinas escrituras, disputando con los obispos arríanos, y no dándola suficiente ante el juicio del Soberano, fuesen condenados como
herejes. El resultado era de prever como de causa perdida; pero
nuestros obispos, cuyo nombre y catálogo poseemos, en número de 466, arrostraron tamaña lucha con alta sabiduría y. con entereza magnánima. Entre los sufragáneos de la metrópoli de
Caller (Cerdefía) se ven registrados en el catálogo por orden de
la antigüedad de su consagración episcopal:
Macarius de Minorica.
Helias de Majorica.
Opilio de Evuso.
Helias de Mallorca y Opilio de Ibiza cierran la lista, indicando que su consagración (año 477?) e r a reciente. Macario de Menorca precede á dos obispos sardos; y tal vez había sido víctima.
(1) «Et sic universi ab exsilio redierunt, Quse vero in Hispania, m Italia, Dalmatia, Carapania, Calabria, Apulia, Sicilia, Sardinia, Brattiis, Venetia, Lucarna, Epiro veteri, vel Hellade gesserit (Gensericus), mélius ibi
ipsi qui passi sunt, miserabiliter lugendo narrabunt.» Migne, tom. citado,,
col, 202.
LA CRISTIANDAD BALEÁRICA HASTA FINES DEL SIGLO VI
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de la persecución. Los tres, en realidad, pueden llamarse mártires de la fe católica, que sellaron con su paciencia y denodada
constancia.
El día 18 de Febrero, los obispos católicos presentaron al Rey
por escrito su razonada profesión de fe, obra admirable de profunda y clara doctrina teológica (i), á la que los arríanos, excusando la discusión, no supieron oponer otra cosa más que
ridículos subterfugios, escudándose con lo declarado por los conciliábulos de Rímini y de Selencia. No se hizo esperar el edicto,
fulminado en 24 de Febrero, que mandaba cerrar todas las iglesias del culto católico, entregarlas con sus propiedades á los arríanos, conminar so graves penas la apostasía á los fieles católicos,
dándoles para ello el plazo que expiraba en l.° de junio, y
cortando de raíz todo conato y esperanza de restaurar el clero
secular y reglar en sus funciones. Los obispos que en Cartago se
habían portado con tan sublime entereza, se vieron obligados á
vaguear fuera de las murallas de la ciudad, casi desnudos y hambrientos, como cadáveres errantes, que sin excitar la conmiseración del tirano, y atropellados por la plebe y soldadesca desenfrenada, fueron al cabo condenados al destierro de sus diócesis y
á la más degradante miseria.
Semejante gloria, que gloria es, no sé que ningún autor haya
puesto de relieve para eterno ensalzamiento del episcopado
baleárico. Afortunadamente los días del bárbaro Hunerico estaban contados en las balanzas de la justicia divina, porque murió
como Antíoco y Herodes, comido de gusanos, en l.° de Diciembre del mismo año 484; y menos cruel le sucedió en el trono su
primo Guntamundo, hasta el año 496.
Ya demostré (2), llenando un profundo hueco, que el P. Enri-
(1) Termina diciendo: Haec est fides riostra, evangelicis et apostolicis
traditionibus atque auctoritate firmata, et omnium quae in mundo sunt
Catholicarum ecclesiarum societate fundata, in qua nos per gratiam Dei
omnipotentis permanere usque ad finera vitae hujus confidimus et speramus.
(2) BOLETÍN, tomo xxxvn, págs. 514-518.
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q u e Fiórez ( i ) y D . Emilio M o r e r a (2) han dejado en el episcópologio d e T a r r a g o n a , q u e esta g r a n metrópoli fué d u r a n t e m e dio siglo (años 469-519) regida p o r Juan, p r e l a d o
admirable,
c o m o en su epitafio se lee:
« T e J o a n n e m T a r r a c o coluit mirificum v a t e m ,
T u o s q u e in h o c loco in p a c e condidit artus.
In te libra moruro, in t e modestia t e n u i t r e g n u m ;
Nitens eloquio mitissimo pollebas in corde,
Gerens c u r a m p a u p e r u m , pietate preditus ampia;
S(an)c(tu)s n a m q u e vita, fide magnificent(i)us ipsa
[ A p ] p a r u i t cunctis p e r g e n s ad p r e m i a X p i (3).
T u u m n e m p e n o m e n t u a m q u e dulcissímam m e n t e m
L a u d a b u n t posteri, n u m q u a m abolenda p e r e v u m .
M e n t a preconiis adtollunt facta p e r s(e)clis.
Denis e q u a m libram [tenens r ] e m e a n t i b u s lustris
Rector d o c t o r q u e prefuit monacis et p o p u ü s ,
Octies d e n o s vita p e r a g e n s feliciter annos» (4).
A ti ¡oh Juan! prelado admirable veneró Tarragona, y á este sepulcro
confió tus restos mortales, que descansan en paz. En ti reinó la moderación, y la equidad, reina de las costumbres. Tu brillante palabra, tu mansedumbre dulcísima, extasiaba los corazones, y no menos los arrebataba
aquella tu gran piedad y aquella tu limosnera misericordia en favor de
los desvalidos. Santo en toda tu vida, y sobre todo magnánimo en defender, conservar y propagar la católica fe, apareciste á todos los que te
vieron en el trance postrero partir allá donde Cristo premia la virtud con
eterna gloria. Tu nombre, tu alma dulcísima, preconizarán los siglos que
han de venir, y serán prolongado eco de tus obras y méritos memorables. Diez lustros sostuvo su diestra las rectas balanzas de la justicia, rigiendo y enseñando como prelado y obispo á los monjes y á los pueblos;
y su vida felizmente alcanzó hasta la edad de ochenta años.
' Bien sabido es c ó m o los r o m a n o s Pontífices y las iglesias católicas de E u r o p a se p o r t a r o n , d a n d o a m p a r o g e n e r o s o á los
(1) España Sagrada, tomo xxv (2.a edición), pág. 58; Madrid, 1859.
(2) Historia del arzobispado de Tarragona, tomo L, págs. 158-166; Tarragona, 1898.
(3) Christi.
(4) De semejantes hexámetros hay numerosas muestras en los monumentos africanos de aquel tiempo y en los de otras regiones.
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fieles que en masa huían ó eran desterrados del África por el
horrendo y bárbaro Genserico y sus tiránicos sucesores. La caridad de Juan, arzobispo de Tarragona, se celebra en su epitafio;
y á buena cuenta hubo de ejercitarse, prestando anhelado refugio á no pocas víctimas de la persecución vandálica, y singularmente á los monjes y obispos, contra los cuales principalmente
se ensañaban los arríanos. Un anillo de oro, octogonal, se conserva en el Museo de Tarragona, que quizá fué dádiva reverente
del arzobispo Juan á Macario, obispo de Menorca, y está orlado
por esta inscripción ( i ) :
REVERENTIO TVO MACAR! VIVAS
Por lo tocante á la protección que el arzobispo Juan dispensó
á los monasterios de su provincia eclesiástica, favorecido por el
rey visigodo Gesaleíco y por el ostrogodo Teodorico, básteme
recordar lo que apunté (2) sobre la fundación y prosperidad del
monasterio de San Victoriano en la provincia de Huesca. De
Gesaleico sabemos (3) que se refugió en África, para regresar en
demanda de la corona que le quitó Teodorico, mas no debe entenderse que hubo de atravesar de parte á parte el.Mediterráneo. Africanas eran entonces (año 511) las Baleares y subditas
del rey vándalo Trasamundo.
En 13 de Julio de 505 moría en Alby, desterrado durante un
decenio; San Eugenio, metropolitano de Cartago, continuando
bravia la persecución de Trasamundo, que vedaba al clero católico proveer de prelados las Cátedras episcopales vacantes. En
parecido caso de ominoso destierro presumo que se hallaría el
presbítero de Ibiza, cuyo epitafio se descubrió en Tarragona y
está registrado por Hübner bajo el núm. 489:
(1) Hübner: Inscr. Hisp. christ,, núm. 424.
(2) BOLETÍN, tomo xxxvn, págs. 404 y 405.
(3) Véanse las Crónicas de Máximo, obispo de Zaragoza y de San I s i doro, expurgadas y publicadas por Mommsen en sus Chronica minora, páginas 223 y 2S2 {Berlín, 1894).
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IN ISTO LOCO
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ES
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P R É S B I T E
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CIVITATI
S
A L B I T A
ME
El sapientísimo D, Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona
(años 1576-1586), no vio la piedra original de este epígrafe, pero
manejó dos copias de él, leyéndose en una de ellas el nombre de
la ciudad A E D I T A N E en vez de A L B I T A N E .
Ninguno de estos dos nombres corresponde al de una ciudad
conocida; mas por fortuna se corrigen mutuamente, conservándose la primera E del primero, y la B del segundo, y supliéndose dos letras que, por hallarse en el original picadas ó desbaratadas, los copiantes omitirían. Leo pues:
In isto loco sepulíus est Euticiuspresbiíer civitaíis Aeb\iis\itane...
En este lugar está sepultado Euticio presbítero de la ciudad de Ibiza...
La parte inferior de la inscripción no se copió por estar la
piedra allí truncada. Perdida ésta, fáltanos el argumento de la
paleografía para determinar la fecha, pero en cambio el "estilo
gramatical corre parejas con el de la inscripción de Manacor,
más ó menos contemporáneo.
Una carta que Vicente, Obispo de.Ibiza, dirigió hacia el año
583 á Liciniano, metropolitano de Cartagena, y á la que éste respondió (i): manifiesta que no se interrumpió en el siglo vi la serie de los obispos baleáricos, señalada en 484 por Opilio de Ibiza, Helias de Mallorca y Macario de Menorca. De creer es que
mayores descubrimientos arqueológicos, verificados en cada una
de las tres islas, darán á conocer los nombres de otros prelados.
Los autores que hasta el presente han explicado los fastos de
la antigua cristiandad baleárica, no se han percatado de un suceso que notablemente la ilustra, acontecido en el año 555* ^ e
refiero al destierro y dura cárcel que en el territorio balear, y
probablemente en Mahón, hubo de padecer el ínclito historiador
(1) España Sagrada, tomo v (3.a edición), págs. 40o y 407. Madrid, 1859.
LA CRISTIANDAD BALEÁRICA HASTA FINES DEL SIGLO VI
55 I
Víctor Tunnenense. Omitió esta circunstancia San Isidoro (i)
cuando trazó el siguiente elogio de un varón tan ilustre:
«Víctor Tunne(ne)nsis ecclesiae africanae episcopus. Híc, a
principio mundi usque ad primum Justini junioris imperii annura,
brevem per cónsules annuos bellicarum ecclesiasticarumque rerum nobilissimam promulgavit historiara, laude et notatione illustrem ac memoria dignissimam.
Hic pro defensione trium Capitulorum. a Justiniano Augusto
ecclesia sua pulsus, exilio in Aegyptum transportatur. Inde rursum Constantinopolim vocatus, dum Justiniano imperatore et
Eutychio Constantínopolitanae urbis episcopo, obtrectatoribus
eorumdem Capitulorum resisteret, rursus in monasterio eiusdem
civítatis custodiendus mittitur atque in eadem damnatione, ut
dicitur, permanens moritur.»
Véase ahora lo que sobre el ano 555 escribió el mismo Víctor,
predecesor de nuestra Biclarense (2):
«Víctor Tunnenensis ecclesiae episcopus, huius auctor operis,
post custodias simulque et plagas, qtias in insulis est Balearias
perpessus, nec non etiam in monasterio de Mandracio (3) primo,
ac secundo exilio Aegimuritanae insulae, tertio Alexandriam una
cuca Theodoro Cabarsusitanae ecclesiae episcopo pro praefatorum trium capitulorum defensione exilio mittitur et careen castellí Diocletiani post praetorianum carcerem truditur.»
Es de creer que mientras el obispo Víctor se detuvo preso en
las Baleares trazaría, ó perfeccionaría buena parte de su grande
obra. La armada que el emperador Justiniano envió un año antes, en socorro de Atanagildo, ambicionando y logrando nuevos
dominios á costa del reino visigodo, no es ciertamente ajena ni
indiferente á la historia baleárico-bizantina, como tampoco lo fué
la fundación y conservación del célebre monasterio Servitano
hasta el declive del siglo vi.
Madrid, 24 de Abril de 1914.
FIDEL FITA.
(I) De viris illusi^ cap. xxxvm. Véase en el tomo v de la España Sagrada, pág. 442.
(2) Mommsen, op, cit, pág. 200.
(3) Cerca de Cartago.
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