ANEXO 3 El agua: sus características y su ciclo

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ANEXO 3
El agua: sus características y su ciclo
1. Características del agua: composición, densidad, solubilidad y temperatura de ebullición
Composición. La molécula del agua está formada por dos átomos de hidrógeno (H) y uno de
oxígeno (O), por lo que su fórmula química es H2O. Al unirse estos tres átomos, se forma una
nueva nube de electrones alrededor de los tres núcleos, que se sitúan en forma de triángulo (no
en línea). De esta forma se obtiene una molécula bipolar, es decir, que tiene dos polos: negativo
en el lado del átomo de oxígeno y positivo en el lado de los átomos de hidrógeno.
Densidad. Al enfriarse, las sustancias normalmente se hacen más densas, pero en el agua ocurre
todo lo contrario. Esto hace que el hielo tenga menos densidad que el agua líquida y, por tanto, el
hielo flota en el agua. De hecho, el agua consigue su mayor densidad a 4º C. Por debajo de esa
temperatura, el agua disminuye su densidad hasta que se congela. Cuando la temperatura baja,
las moléculas de agua pierden movilidad y tienden a unirse más fuertemente, pero separándose
unas de otras, disminuyendo así su densidad y aumentando su volumen. Por eso, el agua al
congelarse aumenta su volumen y flota. Esta propiedad es fundamental para los peces y otros
animales, pues cuando hace frío el agua se congela y flota solo en la superficie, con lo que el
mayor frío no llega a las partes más bajas. Si esto no fuera así, se congelaría toda el agua y
morirían todos los animales acuáticos.
Solubilidad. El agua pura no existe en la naturaleza, pues es una sustancia en la que se disuelven
fácilmente otras sustancias. Algunas de estas sustancias son fundamentales para la vida y, si el
agua no pudiera disolverlas, la vida desaparecería. Por ejemplo, el agua de ríos y mares lleva
oxígeno disuelto que es respirado por los peces. Siendo esta característica fundamental para la
vida, tiene el inconveniente de que hace que el agua sea muy fácil de contaminar. Como
demostración de esto último se pueden ver, por ejemplo, el mar Mediterráneo, el río Ebro, el río
Po y tantos otros ríos y mares.
Aunque el agua es el mejor solvente, esto no significa que pueda disolver todas las sustancias. Por
ejemplo, el aceite no puede ser disuelto por el agua.
La solubilidad del agua se debe a que su molécula es bipolar, como hemos visto, con un polo
positivo y un polo negativo. Esto hace que se comporte como un imán atrayendo y repeliendo los
distintos átomos de otras sustancias.
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Temperatura de ebullición. Es la temperatura con la que el agua se convierte en gas (vapor de
agua). Esta temperatura depende de la altitud, por la variación de la presión atmosférica. Así, a
mayor altitud (es decir, menor presión), menor temperatura de ebullición, y, por ejemplo, a 3,000
metros de altura el agua hierve a 91º C. Esto es así debido a que cuando hay más presión
atmosférica (a menor altura), las moléculas de agua están tan fuertemente unidos que se necesita
mucha energía (calor) para separarlas (convirtiéndolas en gas).
2. El ciclo del agua
En la atmósfera, con la ayuda del aire y del Sol, el agua se convierte en vapor, es decir, en
humedad, niebla, neblina, rocío, escarcha y nubes. Y como nieve sobre las montañas, o como
lluvia o granizo en los valles, se escurre, desliza o se filtra en la tierra, donde la recogen los ríos. De
los ríos va al mar. Este es el ciclo hidrológico o ciclo del agua.
El mar retiene la sal que el agua recogió del suelo, la tierra y las rocas que se encontraban en los
lugares por donde pasan los ríos y envía el agua a la atmósfera, pura y evaporada. De la atmósfera,
el agua cae como lluvia sobre prados y campos, nutre las cosechas y la fruta, y corre por troncos y
ramas de las plantas y árboles, llenándolos de flores. Al encontrar grietas en las rocas y en el suelo,
el agua penetra hacia adentro de la Tierra, formando los ríos subterráneos que llenan los pozos y
también sale en pequeñas cascadas o manantiales. A todo este proceso se le llama el ciclo del
agua o ciclo hidrológico.
Fuente: <http://4.bp.blogspot.com/-pIGe7d0MtAE/UGV-
VnvugaI/AAAAAAAAAA0/KEeQx7cUcw0/s1600/ciclo_agua.jpg>.
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Así, pues, el agua que tomamos ahora es la misma que ha estado en la Tierra durante millones de
años. Se ha conservado casi sin cambios desde que se formó la Tierra. El agua se mantiene en tres
estados: líquido, gas (vapor) y sólido (hielo). Y se recicla constantemente, es decir, se limpia y se
renueva, trabajando en equipo con el Sol, la tierra y el aire, para mantener el equilibrio en la
naturaleza. El ciclo hidrológico, de esta manera, es la interminable circulación del agua en la
Tierra.
Aguas superficiales y aguas subterráneas en el ciclo del agua. Aunque el agua está en movimiento
constante, se almacena temporalmente, sea como aguas superficiales (en océanos, lagos, ríos,
arroyos, cuencas) o como aguas subterráneas (en el subsuelo).
El sol calienta el agua superficial de la Tierra, produciendo la evaporación que la convierte en gas.
Este vapor de agua se eleva hacia la atmósfera, donde se enfría, produciéndose la condensación.
Así se forman pequeñas gotas, que se juntan y crecen hasta que se vuelven demasiado pesadas y
regresan a la Tierra como precipitación en forma de lluvia.
A medida que cae la lluvia, parte de ella se evapora directamente hacia la atmósfera o es
interceptada por los seres vivientes. La que sobra se mete a la Tierra a través de un proceso que se
llama infiltración, formando las napas subterráneas. Si la precipitación continúa cayendo a la
Tierra hasta que esta se satura, el agua excedente pasa a formar parte de las aguas superficiales.
Tanto las aguas superficiales como las aguas subterráneas finalmente van a dar al océano o los
lagos, donde comienza el ciclo nuevamente.
Volumen de agua en la Tierra. Se estima que el volumen total de agua en nuestro planeta es de
1,400 millones de km3, volumen constituido en un 97% por agua salada. De los 39 millones de
agua dulce disponibles, solo 10 millones de km3 de agua son utilizables, porque el resto se
encuentra bajo la forma de hielo. Solo diez países comparten el 60% de las reservas mundiales de
agua, siendo el lago Baikal en Siberia (Rusia) el mayor depósito de agua dulce en el mundo: 22000
km3.
Las regiones áridas cubren un tercio de la superficie no cubierta de agua en el planeta. Además,
en la Tierra está aumentando el nivel de los océanos, de manera que va ganando superficies de
territorios. Esto produce un fenómeno de desequilibro en la distribución del agua en el planeta, el
cual está relacionado al cambio climático y se acentúa sin poder ser evitado.
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