El festival de Sarasota

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El festival de Sarasota
un elenco excelente e hizo un gran trabajo desde el podio que hizo
lucir la belleza de esta obra temprana.
En el elenco estuvieron el barítono Corey Crider como Belfiore,
el bajo Stefano de Peppo como el Barón Kelbar, Jennifer
Feinstein como la Marquesa de Poggio, la mezzo Danielle
Walker como Giulietta, el tenor Hak Soo Kim como Edoardo y
el bajo Kevin Short como La Rocca, quienes cantaron con ímpetu
y gran musicalidad, en especial en el quinteto y septeto del Acto
I, que fueron especialmente memorables. Short pareció batallar
un poco, pues su papel es muy baritonal. En el otro extremo,
Feinstein pareció bastante a gusto con los pasajes de coloratura
a su cargo. Gran trabajo también el de Kim, cuyo canto en los
ensambles fue especialmente hermoso. La orquesta fue un apoyo
ideal para los cantantes en una noche maravillosa en que se
descubrió esta rareza temprana de Verdi.
Kevin Short (La Rocca), Corey Crider (Belfiore) y Stefano de Peppo
(Kelbar)
Fotos: Rod Millington
Un giorno di regno
Continuando con el ciclo dedicado a Tutto Verdi, la Sarasota Opera
presentó Un giorno di regno, la segunda ópera del compositor que
fue escrita por petición del empresario Merelli de La Scala, como
una comedia que diera continuidad al éxito del compositor con
Oberto. Fue debido a la petición de usar un libretto escrito por
Felice Romani que Verdi dijo que no le gustaba ninguno de los
librettos de este autor; pero, “debido a la premura, haría hacer uso
del menos malo”.
Es llamativo que el compositor llamó melodrama giocoso a esta
obra, y no opera buffa. No obstante sus toques humorísticos, a
pesar de algunas arias realmente bellas, la obra fue mal recibida y
cancelada tras la primer función y La Scala no la reprogramó ¡sino
hasta 2011! Su estreno en Estados Unidos tuvo lugar en 1960;
1961, en el Reino Unido.
Esta producción, la número 29 del ciclo Verdi de la compañía,
hace uso de la nueva edición crítica del Doctor Francesco Izzo,
codirector del American Institute for Verdi Studies. Corrige algunas
impresiones y alteraciones arbitrarias de otras ediciones, de
acuerdo con el autor, quien añade: “He hecho mi máximo esfuerzo
para lograr una edición que refleje fielmente las intenciones de
Verdi”.
Of Mice and Men
La Ópera de Sarasota tomó una valiente decisión hace tres
años al incluir una ópera norteamericana en su programación.
Sus producciones previas de The Crucible, de Ward, en 2011 y
Vanessa, de Barber, fueron excelentes. El cierre de esta temporada,
Of Mice and Men, de Carlisle Floyd las sobrepasó brillantemente.
El trabajo del director David Neely fue probablemente lo más
impresionante de los muchos logros de esta puesta, al inyectar
energía a esta maravillosa partitura, sin cubrir, casi por arte de
magia, a los cantantes.
La ópera está basada casi literalmente en la novela de John
Steinbeck del mismo nombre, escrita en 1969 y publicada en 1970
y que, hábilmente sin referir a la Gran depresión de los años 30,
muestra lo difícil de esta época y la importancia de no perder la
esperanza en aquellos que fueron lo suficientemente afortunados
de encontrar trabajo. La sencilla escenografía, adaptada de una
producción de John Conklin, así como la dirección escénica
directa y sin afectaciones de Michael Unger contribuyeron a
asentar la severidad de este drama.
Desde luego, lo que hizo tan memorable a esta función fue el
excelente elenco, en completa coordinación con la música que
provenía del foso y quien cumplió con el libretto de Floyd.
Únicamente el tenor Michael Hendrick, como Lennie, tuvo
Quizá sea interesante señalar que una producción británica de
2008 situó la pieza en la Italia de la posguerra, aderezada con
elementos del crimen organizado y que fuera reseñada como
“extremadamente divertida”. No se sabe si la directora de Sarasota
Opera, Martha Collins, conocía esta versión, pero es evidente que
optó por enfatizar el carácter cómico del argumento al punto de
hacer de ésta una producción buffa, quizá más inspirada por la
influencia de las obras de Rossini sobre Verdi; ésta es, pues, una
obra muy reminiscente de las de aquel gran maestro del género.
Para el escucha, esta aproximación no supone la exaltación de
ninguno de los valores musicales de la obra; al contrario, exalta la
comicidad del libretto y no funciona bien con la obra. Y resulta aún
más desafortunada dado que el director Victor DeRenzi conformó
mayo-junio 2013
Sean Anderson (George) y Michael Hendrick (Lennie)
pro ópera algunas dificultades con el registro agudo: lo más difícil del rol.
Sean Anderson, como su compañero George, fue una presencia
musical y dramática asombrosa; lo mismo, Andrew Gangestad
como Candy. En esta ocasión, sus debilidades fueron sumamente
evidentes, en contraste con las sólidas personificaciones de Jon
Jurgens como Curly, Matthew Hanscom como Slim y Marvin
Kehler como Carlson.
El maestro Tweten se las arregló para cobijar al elenco la mayor
parte del tiempo, si bien hubo momentos en que la orquesta
sobrepasó a los cantantes; aparentemente, debido más bien a la
pequeñez de las voces en el escenario que a su incapacidad por
controlar al grupo orquestal.
Chelsea Basler, una artista del programa académico, tuvo su
primer papel importante con la compañía, cantando a la esposa
de Curley, único papel femenino, con evidente talento vocal y
escénico; ojalá la veamos más en producciones futuras. El fuerte
efecto de la producción es un gran logro, considerando que el
público de la Sarasota Opera, bastante conservador, respondió
muy bien a un estilo de música muy diferente al de la ópera
decimonónica, que representa la mayor parte del repertorio de esta
casa. Una buena reacción que deberá animar a los responsables de
la programación a poner más repertorio del siglo XX.
Les pêcheurs de perles
La segunda ópera de la temporada 2013 de Sarasota fue Los
pescadores de perlas de Bizet, dirigida por Robert Tweten en
lo musical y con la dirección escénica y coreografía de Keturah
Stickann. Bizet tenía 25 años cuando escribió esta obra y lo
demuestra tanto su inexperiencia como su talento melódico. La
historia está situada en la Isla de Ceylon, hoy Sri Lanka. Requiere
de un elenco de cuatro cantantes, más un coro y bailarines. La
producción es una reposición de la utilizada en el año 2000.
El elenco estuvo conformado por Asako Tamura como Leila,
Heath Huberg como Nadir, Lee Puolis como Zurga y Andrew
Gangestad como Nourabad. El momento más famoso de la ópera
es el dueto entre Nadir y Zurga ‘Au fond du temple saint’; en esta
ocasión, la disparidad entre la voz delgada de Huberg y el timbre
robusto de Poulis hicieron de éste un momento irregular, en una
función llena de irregularidades. Tamura fue lo más destacable, al
igual que lo fue en Madame Butterfly en el otoño de 2011: una voz
sólida en todos los registros y convincente en lo actoral.
Gangestad tiene una voz de bajo barítono pequeña pero agradable
y la lució en esta producción. El uso extensivo de bailarines dotó
a la puesta de un agradable contraste visual a lo canoro. El coro
fue sonoro y apoyó como de costumbre. La Ópera de Sarasota es
afortunada de tener pequeños pero excelentes coros femeninos y
masculinos.
Jonathan Burton (Calaf) y Brenda Harris (Turandot)
Turandot
La temporada de invierno 2013 de la Sarasota Opera comenzó en
febrero con una nueva producción de Turandot de Puccini, una
meta ambiciosa por parte de la compañía, en especial dado que el
escenario de la casa es pequeño. El diseñador de escena Michael
Schweikardt logró un buen trabajo haciendo ver espaciosa su
puesta.
En general, el canto fue desigual, pues muchas de las voces en
los roles principales fueron menos que ideales. En una casa de
ópera pequeña como ésta, con apenas 1,100 localidades, una voz
grande probablemente funcione mejor que una débil, pero podría
ser más apropiada para el papel. Éste fue el caso en el rol titular:
Brenda Harris cantó con voz grande y actuó convincentemente,
sin embargo su timbre es áspero en el registro medio y casi en el
límite. En contraste, el Calaf de Jonathan Burton estuvo cantado
con suavidad y elegancia; su voz apenas viajaba por la sala, pero
combinando una buena personificación del Príncipe hizo muy
bien el papel, evidenciando su musicalidad en el Acto I con ‘Non
piangiere, Liù’ seguida de una amable y lírica versión de ‘Nessun
dorma’. Como era de esperarse, la recepción del público fue buena.
El bajo Young Bok Kim ha sido ya recurrente de esta casa por
años y ha crecido como actor y como cantante. Su Timur estuvo
perfectamente cantado. La joven soprano Maria Natale estuvo
impresionante como Liù. En toda la extensión de su rango, su voz
fue precisa y supo vestir al rol con el toque emocional adecuado.
Matthew Hanscom, Marvin Kehler y Eric Bowden hicieron de
Ping, Pang y Pong, respectivamente. Los dos últimos, residentes
del programa para jóvenes artistas; mientras que Hanscom mostró
su desempeño superior como bajo.
Lee Poulis (Zurga) y Heath Huberg (Nadir)
pro ópera
La puesta estuvo bien dirigida por Stephanie Sundine y dirigida
en lo musical por Victor DeRenzi. La orquesta, compuesta en su
mayoría por jóvenes graduados del conservatorio, tocó con sonido
maravilloso y excelente reacción a su director, haciendo lucir
mucho de la riqueza de la música de Puccini, en ésta, su última
obra. o
mayo-junio 2013
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