1.- La catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia

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Notas tomadas de: Escuela de Formación de Catequistas
Diócesis de Valladolid
1.- La catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia
1.1. ¿Qué es evangelizar? La palabra evangelización está muy presente en todas las reuniones de
catequistas o sacerdotes. Aseguramos que esa es la misión de todo cristiano: el ser evangelizador. Que
el fin de la Iglesia es evangelizar, el anunciar aquello que Jesús ha hecho o dicho. Aseguramos que
evangelizar significa, en griego, BUENA NOTICIA traída por un mensajero. Incluso significaba la
recompensa dada a un portador de la buena noticia. El cristianismo primitivo usó esta palabra para
aplicarla al acontecimiento: la encarnación del Hijo de Dios.
Más actualmente hemos oído y leído mucho el término “Nueva Evangelización”. Por Nueva
Evangelización no se entiende una nueva etapa en el proceso evangelizador o una evangelización
nueva sino que lo que se quiere expresar con esta afirmación es la evangelización hoy, porque hay que
superar algunos malentendidos: la Nueva Evangelización no es una ruptura o algo diferente a la
evangelización en sí.
La Nueva Evangelización es la evangelización dirigida fundamentalmente, aunque no exclusivamente,
a los bautizados alejados de la fe.
Desde tu experiencia como catequista, ¿qué significa evangelizar?
¿Qué lugar ocupa la catequesis en esa evangelización?
Hay que situar la catequesis en la evangelización, en la misión de la Iglesia para descubrir su identidad
y función. La catequesis pertenece al ser de la Iglesia; es el marco de la evangelización.
La Iglesia recibe del Señor la misión de anunciar el Reino de Dios, de anunciar el plan de Salvación, y
no sólo de anunciar sino de hacer presente dicha salvación de Dios. Lumen Gentium 5 nos dice que la
Iglesia es signo de salvación, es la depositaria de la Revelación y anunciadora de ella. Por tanto tiene la misión
de anunciar, incitar a ella y llevar a participar de ella. También hay que situarla en el ministerio de la
Palabra.
La Iglesia no existe para sí sino al servicio del proyecto salvador de Dios. Toda ella es constituida,
convocada y organizada institucionalmente para anunciar la salvación y establecerla. La Iglesia es
convocación (Ecclesia) para la misión, esta es su identidad más profunda, no existe por tanto para sí.
¿Cómo lleva a cabo la Iglesia esta misión? ¿Cómo ha sido dotada la Iglesia para llevarla a cabo?
¿Qué capacidades tiene para ello?
La Iglesia realiza esta misión: anuncia, visibiliza y hace presente el Reino de Dios, a través de cinco
grandes signos o mediaciones:
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1. El Kerigma: la proclamación del Evangelio, el anuncio, la llamada a la conversión, la
profundización en el conocimiento de la Palabra, su meditación y su proclamación. Por el Kerigma la
Iglesia hace presente el reino de salvación.
2. La Diaconía: el servicio fraterno, al hermano, el amor. La Iglesia recoge del camino al que esta
caído. Es un signo por el que la Iglesia visibiliza el Reino de Dios.
3. La Koinonía: la fraternidad y la comunión, como expresión de la comunión trinitaria. La Iglesia
lo hace siempre, es un signo y sacramento de comunión. Además de la ética mayor o menor de sus
miembros la Iglesia es una realidad comunitaria en sí misma, aunque a veces sea difícil de ver dicha
ejemplaridad de sus miembros. La catequesis ha de ser capaz de ayudar a mostrar el misterio de la
comunión eclesial, no sólo su ejemplaridad ética.
4. La liturgía: hoy la Iglesia presencializa el reino de Salvación de Dios en el signo dela Liturgia,
los signos sacramentales. La celebración del don de Dios, su presencialización sacramental.
5. La martiría: el testimonio, no consiste únicamente en dar fe únicamente con la ejemplaridad de
los miembros de la Iglesia sino dar fe de Dios. El testimonio ha de ser no sólo moral sino dar fe de la
presencia y acción de Dios.
Este es el modo como la Iglesia está dotada para la evangelización. No sólo lo que la Iglesia profesa y
cree, sino lo que dice, lo que hace, lo que es en sí, expresa y celebra. La Iglesia asume la triple
misión de Cristo: profeta (enseñar), sacerdote (santificar) y rey (regir).
Dei Verbum 8:
“...la predicación apostólica expuesta en los libros inspirados, debía conservarse hasta el fin de
los tiempos por una sucesión continua, de ahí que los apóstoles comunicando lo que de ellos
mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido o
de palabra o por escrito y que sigan combatiendo por la fe que se les ha dado una vez para
siempre... Para que el pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe...”.
Evangelii Nuntiandi 14:
“La tarea de evangelización constituye la misión fundamental de la Iglesia; es su vocación”.
Y en los números 18-24: “…finalmente el que ha sido evangelizado evangeliza a su vez. He ahí
la prueba de la verdad, la piedra de toque de la evangelización: es impensable que un hombre
haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da
testimonio y anuncia”.
Al terminar estas consideraciones sobre el sentido de la evangelización, se debe formular una última
observación que creemos esclarecedora para las reflexiones siguientes. La evangelización, hemos
dicho, es un paso complejo, con elementos variados: renovación de la humanidad, testimonio,
anuncio explícito, adhesión del corazón, entrada en la comunidad, acogida de los signos, iniciativas de
apostolado. Estos elementos pueden parecer contrastantes, incluso exclusivos. En realidad son
complementarios y mutuamente enriquecedores. Hay que ver siempre cada uno de ellos integrados con
los otros. En esta visión global lo que queremos ahora es exponer, examinando el contenido de la
evangelización, los medios de evangelizar, precisando a quién se dirige el anuncio evangélico y quién
tiene hoy el encargo de hacerlo.
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¿Qué lugar ocupa la catequesis en la acción evangelizadora de la Iglesia?
Es una parte de la totalidad. La catequesis es una tarea necesaria e imprescindible. Es prioritaria. Hay
que situarla en el ministerio de la Palabra. Está junto a otras formas como la predicación, las formas de
enseñanza y formación teológica.
Catechesis Tradendae 18:
La catequesis no puede disociarse del conjunto de actividades pastorales y misionales de la
Iglesia... la catequesis se articula en cierto número de elementos de la misión pastoral de la
Iglesia, sin confundirse con ellos, que tiene un aspecto catequético, preparan a la catequesis o
emana de ella; primer anuncio del Evangelio o predicación, búsqueda de las razones de creer,
experiencia de vida cristiana, celebración de los sacramentos, integración en la comunidad
eclesial, testimonio apostólico y misional. Recordemos ante todo que entre la catequesis y la
evangelización no existe ni separación u oposición, ni identificación pura y simple, sino
relaciones profundas de integración y de complemento recíproco.
La finalidad de la evangelización según Evangelii Nuntiandi:
Anunciar la Buena Nueva a toda la humanidad para que viva de ella, es una realidad rica,
compleja y dinámica, que tiene elementos que es preciso saber conjuntamente en la unidad de un único
movimiento (dentro de estos está la catequesis.)Es por tanto una etapa de la Iglesia por la que
todo cristiano debe pasar. Debe haber una formación. Es una función irreemplazable. El
cristiano tiene que creer en su fe. La catequesis es el eslabón necesario entre la acción
misionera y la acción pastoral. Se apoya en el primer anuncio y establece los cimientos para
formar cristianos y al creyente. Por ello, es una necesidad urgente, prioritaria y necesaria.
APROXIMACIÓN A NUESTRA VIDA
Hay una serie de experiencias que nos son más o menos comunes a todos los que trabajamos en el campo
catequético:
1- Muchas veces descubrimos que en muchos de los niños, jóvenes o adultos que acuden a
nuestras catequesis no se ha producido un auténtico despertar religioso. Que falta interés por
entrar en comunión e intimidad con Jesucristo. Ponemos bajo sospecha nuestra labor de
catequistas pues parece que la catequesis no cala, no profundiza en el interior de las personas.
2- Somos conscientes de estar ofreciendo la catequesis a todo aquel que viene, sin discernir antes
su nivel de fe ni estudiar lo que conviene ofrecer a cada uno. Sin duda, hoy por hoy, resultaría
difícil llevarlo a cabo. Con todo, sería conveniente conocer bien el destinatario idóneo de la
catequesis.
3- Estamos casi convencidos que nuestra labor como catequistas queda muy disminuida o bien
porque los mismos catequizandos cortan -abandonan- el proceso o dinámica de la fe, o bien por
falta de un seguimiento posterior por parte de las parroquias.
4- Tenemos la sensación de que no se conoce -y, por tanto, no se valora- la identidad, importancia
y lugar de la catequesis en el proceso evangelizador. Parece como si la catequesis fuera una
acción más, entre otras muchas, de la vida parroquial; como si la catequesis no fuera una etapa
imprescindible en el proceso de la evangelización. Un reflejo de ello lo constituye el hecho de
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que no haya una catequesis sistemática de adultos en muchas parroquias, o que se valore a la
catequesis con el mismo nivel que al “tiempo libre”, a un grupo de oración, a unos grupos
de reflexión, etc.,
5- Muchas veces en ambientes comunitarios y clericales se piensa que hay demasiada saturación de
catequesis. Alguien llegó a afirmar: “Menos catequesis y más evangelización”.
Por todo ello, urge ubicar bien la catequesis dentro del proceso evangelizador y ver su relación con
otras formas evangelizadoras de la Iglesia.
Apunte bíblico: Hch 8, 26-38; 1Cor 9, 16-19
Apunte magisterial: Evangelii Nuntiandi 14 y 18
En tu propia parroquia, ¿se ofrece la catequesis, sin más, a cualquier niño, joven o adulto que lo
solicite?; ¿Existe una pre-catequesis o tiempo de despertar a la fe, si se ve necesario?
En tu parroquia, ¿se da la misma importancia a trabajar en la catequesis que hacerlo en el “tiempo
libre”, llevar un grupo de oración, participar en una comisión de liturgia o de economía, etc.,…?
Lo que ofrece la catequesis es mucho, pero ¿se ofrece a los catequizandos otros servicios donde
puedan ir madurando en su fe?
Nosotros, los catequistas, estamos en general muy contentos de serlo; pero como catequistas ¿se está
dispuesto a ser testigo, evangelizador, en los compromisos temporales en nuestra sociedad? ¿Nos
quedamos solo en un compromiso intra-eclesial?
Escuela de Formación de Catequistas
Diócesis de Valladolid
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