EL ESTADO NACIONAL Y LA PROPIEDAD DE LA TIERRA

Anuncio
EL ESTADO NACIONAL Y LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
“La cuestión aborigen” en la égida de los Territorios Nacionales
Surpatagónicos
(fines del siglo XIX principios del siglo XX)
Por Rosana Paoloni (*)
Resumen:
En la última década, nuevas aproximaciones desde la antropología, la historia y los ‘estudios
culturales’ han comenzado a producir formas novedosas de pensar la(s) Patagonia(s), como un
territorio de triple frontera, a la vez interna, internacional y ‘civilizacional’ de tardía ocupación
nacional por parte de Chile y Argentina. El presente trabajo busca profundizar esta consideración a
la vez que intensificar la lectura de las redes torno a la fluidez de intercambios identitarios,
comerciales y sociales protagonizados por inmigrantes multinacionales y multiétnicos en el período
c.1880-1930.
En el caso específico del sur patagónico observamos que el territorio de la Tierra del Fuego
permaneció prácticamente desapercibido para el mundo civilizado hasta mediados del siglo XIX,
momento en el que el liberalismo laissez faire imperante en políticas de mercado tanto nacionales
como internacionales modificó la condición de ostracismo del Cono Sur. Sus recursos auríferos y
ganaderos fueron incentivos más que relevantes para atraer nuevas políticas de gestión pública,
enmarcando así a la Gran Isla en un proyecto de país propio del paradigma liberal moderno vigente
en el período histórico analizado. Empero, en dicho proceso de formación de actores estatales o
económicos y sus interacciones, el indio se convirtió en elemento discordante, un escollo insalvable
para el acercamiento de la zona a la Modernidad.
Introducción
Este vasto tema fundamental, “El Estado Nacional y la propiedad de la tierra. “La
cuestión aborigen” en la égida de los Territorios Nacionales surpatagónicos
(Fines del siglo XIX principios del siglo XX “) agrupa diferentes miradas de estudio
sobre el acceso y la tenencia de la tierra, praxis que ha condicionado las formas
de vida de la humanidad prácticamente desde la revolución neolítica hasta
nuestros días. Es interés de la siguiente presentación el conjugar el abordaje
realizado por varias de las más destacadas ciencias sociales en virtud de la
complejidad y riqueza del objeto de estudio, atravesando las fronteras entre la
Historia y las disciplinas sociales más jóvenes desde la Antropología, la
Etnohistoria, incluso la Demografía en una visión pluridisciplinaria que refleja las
distintas realidades espaciales argentinas en su devenir histórico: una mirada
histórica en el tiempo, pero antropológica en la comprensión.
Desde Bodin, Hobbes, Locke a Proudon o Marx, entre otros podemos señalar la
búsqueda de la precisión en la definición de los alcances del concepto, su
incidencia y el manejo de la propiedad privada, tópico que se transformó en el
transcurso de la modernidad como un factor de peso tal, que condicionó el
derrotero político, económico y social de la Historia Universal.
Si bien la cuestión es una constante preocupación en los estudios americanos no
ha tenido hasta el momento en nuestro país un correlato parecido, y como a
veces sucede que la producción científica va a contrapelo de la demanda social,
los reclamos y los planteos acerca de la propiedad de la tierra de las comunidades
indígenas motivan la preocupación científica sobre el tema.
Podríamos pensar que esto se debe a que la tierra ha sido y sigue siendo para el
ser humano mucho más que un espacio geográfico donde habitar o un recurso de
producción, fue y es originalmente su anclaje e identificación cultural, un lugar por
el cual vivir e inclusive morir.
La formación y consolidación de los estados modernos en Argentina y Chile entre
fines del siglo XIX y principios del XX ha marcado el inicio de distintas y complejas
interacciones entre los diferentes segmentos que los componen tanto a nivel
nacional, provincial y las entidades que hoy llamamos Pueblos Originarios,
influyendo en las praxis estatales en el empleo y redistribución de los recursos
naturales.
La acción de los colectivos indígenas involucrados como parte significativa en este
juego de sociabilidades influyó en mayor o menor medida en esta relación,
constituyendo un entramado denso y complejo, el cual se piensa abordar sobre
todo en el momento de consolidación del Estado Nacional.
La consolidación del Régimen Conservador Liberal
En el ochenta, la conformación del Estado Argentino conllevó un proceso de
institucionalización del poder basado en formas y representaciones usufructuadas
del ideario europeo y en virtud de un nacionalismo unificador, va extendiendo la
soberanía a todo el territorio, "integrando" los distintos ámbitos que lo componían
bajo la férrea autoridad y firme liderazgo de los funcionarios nacionales1.
1
Esta inclusión incorpora el proceso de federalización de Buenos Aires ocurrido en los años a partir de 1870.
Las distintas formas de penetración son parte de un proceso de "expropiación": el
convertir los intereses comunes de la sociedad civil en esfera de influencia y
objeto de acción del Estado, incluyendo a la égida del poder provincial2.
Esto favoreció todo tipo de intercambios de ideas acerca de la esencia de la
República Representativa y - sobre todo – Federal, y la multiplicación de prácticas
políticas coptativas tradicionales, ya utilizadas por los anteriores gobiernos
liberales (Mitre, Sarmiento y Avellaneda otorgaron subsidios al interior) y luego por
Roca3.
La estrategia de captación de las voluntades regionales de éste último tuvo tintes
emergentes, ya que devino a través de la conformación de ligas, el ofrecimiento de
cargos públicos, etc., estableciendo de esta manera un nuevo pacto de
dominación nacional4.
Efecto de lo anterior, la centralización del poder político fundamentada en
mecanismos de control, no impidió la progresiva ampliación de la base electoral
con el consecuente aumento del estrato social dependiente del Régimen. La
supresión de los ejércitos provinciales, la unificación de la moneda y el aparato
impositivo, las Leyes 1420 (Educación), 1565 (Registro Civil) y 2393 (Matrimonio),
hicieron referencia a la adhesión total del roquismo al liberalismo clásico, dándole
relevancia en un orden gradualista que, según pronosticó Alberdi en las
"Bases...", mitigaría las luchas facciosas y colocaría los cimientos de una
República pacífica. Así se impuso la ley y la Constitución sobre cualquier
dirigencia interna, con lo que se consiguió fomentar el desarrollo económico y la
organización del Estado.
Construido este marco de significación, la Generación de Notables plasmó en dos
presupuestos su claro accionar: " Paz y Administración "y " Orden y Progreso".
Canónicos postulados que se hicieron praxis en la participación plena de la
Argentina en el mercado mundial como país agroexportador, el fomento de la
inmigración masiva, la valorización del suelo, el aumento de los medios de
transporte, la emergencia de nuevos actores sociales y nuevas corrientes político
- ideológicas, etc.
2
Cf Oscar Oslak, "La Formación del Estado Argentino", Buenos Aires, Ariel Historia, 1997
La conceptualización del término "representaciones" basada en la definición que de ellas hace Marín,
compendiado en el libro de Roger Chartier, “Escribir las prácticas”, Buenos Aires, Manatial, 1996.
4
Estas posturas estatales e intelectuales encontradas entre el federalismo pluralista y una forma más
acentuada del Gobierno Nacional, suscitarían, años más tarde, cuantiosas opiniones contrarias a la
centralización en la revistas especializadas y diarios (Manuel Pizarro, Carta sobre la muerte de la Federación
Argentina en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1898)
3
Paulatinas transformaciones políticas y económicas fineseculares
que se
desarrollaron frente a la también gradual cristalización burocrática del Orden
Conservador5.
Las variables económicas, fueron sin duda, las más destacables dentro del marco
de los años del desarrollo indefinido. Una de las cuestiones centrales, la
ocupación efectiva de la tierra y la expansión de las pampas como lugar ideal
para la ganadería. Construyó un imaginario utilitario por el cual el usufructo legal
por parte del indio de esos predios se convertía en un punto casi anecdótico y
totalmente inconveniente.
Las políticas indigenistas de las presidencias liberales que se presentaron como
acuerdos co-constitutivos con el Estado Argentino, van a variar hondamente, como
ya hemos visto, con el pensamiento liberal de la Generación del ochenta. Allí se
abandonará la política concordataria llevándose a cabo una campaña militar o
una exterminación civil.
Este proceso se encuadró dentro del paradigma liberal, fruto de la incidencia
filosófica nacionalista y una apropiación imaginaria del desierto en la que el indio
no existía. Parish y De Moussy, estudiosos enviados por el Gobierno Nacional,
visualizaron este espacio como disponible creando una nueva representación del
sector pampeano -patagónico que se reconoce actualmente en términos de
conciencia de tarea o “conciencia territorial”6.
En los discursos fundacionales predominaba un concepto voluntarista de la
nación, donde todos aquellos que se animaban a poblar su vasto espacio
‘desierto’ estaban bienvenidos, al menos en la terminología oficial, a integrar la
ciudadanía, la hegemonía y el control sobre los otros internos.
5
Botana, (1977):31.
Tal como señalaba Pedro Navarro Floria en La construcción ideológica de la
Patagonia: discursos científicos y propuestas políticas, siglos XVIII y XIX… el tópico del desierto y su
apropiación imaginaria proviene de un replanteamiento efectuado en Argentina –como en otros países de
América- por la primera generación nacionalista de signo romántico, que se propone completar la
emancipación intelectual encontrando respuestas propias a los problemas comunes. “…El caso de Sarmiento
en el ámbito argentino y chileno fue estudiado por nosotros como emergente de ese proceso. Las nuevas
imágenes del territorio y de sus habitantes provienen, a partir de entonces, de las Ciencias Sociales, y dentro
de ellas, de la Geografía, tempranamente institucionalizada y consagrada a la defensa de los intereses
políticos nacionales, el proceso de producción cultural del territorio nacional…”.
La pérdida de profundidad científica en las formas de relevamiento de datos tuvo su correlato en el abandono
de los fundamentos científicos de la política y en la adopción, por parte de su discurso sobre la frontera, de
una óptica crecientemente utilitarista plasmada finalmente en los proyectos de Alsina y Roca. Los
investigadores, activos participantes de este campo intelectual dieron forma así “…a un conocimiento más
sistemático, ya directamente orientado a la ocupación del territorio", abandonando el proceso de producción
cultural del territorio nacional crecientemente notable en la segunda mitad del siglo XIX Pedro Navarro Floria
Curso de Doctorado " La construcción ideológica de la Patagonia: discursos científicos y propuestas políticas,
siglos XVIII y XIX impartido en UBA, octubre 2002, Pág. 4.
6
El primer nacionalismo voluntarista era un discurso topográfico: avanzaba sobre
un desierto despojado de huellas culturales, construcción simbólica compleja y
calculada donde se silenciaba y se excluía al otro. “…Este otro interno silenciado,
en cambio, se vuelve a convocar cuando predomina nuevamente un concepto
culturalista, precisamente tras la ‘solución’ concertada y violenta de la cuestión de
la ‘frontera interna’ (…) Cuando ha dejado de constituir una amenaza política el
otro interno se volvió disponible como ícono identitario para reconstituir la
ciudadanía en términos culturales, tropografías como un mapa del espíritu de la
nacionalidad…”7
No es el avance de alguna frontera, la fundación o el abandono de un
asentamiento en lo que quiero centrar la mirada sino en cómo va cambiando la
manera de representar el espacio para que éste pueda constituir el escenario y
poder redistribuirlo dotando de determinados sentidos políticos y culturales a estos
sucesos y convertirlos en acontecimientos de una historia nacional con distintas
imágenes de la frontera.
En el primer instante el desierto era el primer contenido de una imaginación
letrada que pretende construir sobre su suelo inerte una nación civilizada,
dispositivos de percepción que desarrolló la generación romántica del treinta y
siete o Sarmiento.
En un segundo momento, posterior a Caseros se despliega un dispositivo de
apreciación. Aquí la imaginación letrada se lanzó a explorar y describir
sistemáticamente las tierras del interior. El mapa que van produciendo estas
expediciones a los confines se va consolidando en forma paralela al EstadoNación que representa. El relevamiento del interior argentino tiene dos costados
que, más que antagónicos, son complementarios: por un lado, el aporte, en
descripciones realistas, de los datos necesarios para la expansión militar y
tecnológica y, por otro, la funcionalización de ese saber ‘empírico’ para proponer
visiones reformistas del país futuro y criticar la ignorancia o la falta de iniciativa del
poder central para propagar su anexión y sometimiento. El “uso” de esta
percepción de un terreno nuevo conduce a una etapa posterior en la cual se
produce la apropiación y fue Roca quién se quedó con el desierto en el uso
político del término.
El correlato de esta situación se plantea en Chile con características levemente
diferenciadas hasta las primeras décadas del siglo XX. En el país trasandino, el
interés sobre la propiedad de los territorios que el aborigen habitaba, se presenta
como una importante decisión a evaluar en los albores de la Nación,
desarrollándose todo un planteo jurídico más claro y expeditivo. Desde 1813 hasta
7
Anderman (2000): 18
1927 se puede encontrar un corpus documental recopilado por el Contralor
General de la República que va marcando lo vital del tasar el enclave indígena y
distribuirlo con anuencia del Estado entre los verdaderos propietarios, con la
vigilancia de un funcionario del gobierno, el protector indígena, quien debe
señalizar y evaluar lo mejor para estos8.
Argentina y Chile. Las Patagonias: Movimientos de Capital, Personas,
Identidades. La propiedad de la tierra.
El modelo de desarrollo económico para el país de fin de siglo intensificó el
número de las exportaciones crecientes en producción agropecuaria actuando
así como complemento del mundo europeo industrializado, parte del auge de la
economía capitalista mundial.
Las carnes y los granos fueron el factor dinámico de desarrollo. Empero este
usufructo intensivo devengó en un marcado desequilibrio regional ya que
dependieron aún más de la economía pampeana las distintas regiones del país
cuyas producciones no se destinaban al mercado internacional. Este fue el caso,
por ejemplo, de la producción de azúcar en Tucumán y de vinos en Mendoza,
destinada al abastecimiento del mercado interno.
La intervención del Estado tuvo un papel decisivo para el funcionamiento del
modelo agroexportador. Lo más importante era garantizar la libre circulación de
bienes y capitales, favorecer la expansión de la red de transportes, facilitar la
puesta en producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración
extranjera para obtener fuerzas de trabajo y organizar un sistema jurídico y
monetario, unificándose la variedad de monedadas extranjeras que estaban en
circulación. La participación de capitales extranjeros, principalmente inglés, facilitó
el transporte y la comercialización de los productos argentinos en el exterior.
De 1853 hasta bien avanzada la década de 1870, en que la campaña militar al
desierto se cristaliza, los vaivenes en los discursos políticos se sucedieron por la
inestabilidad interna gestando praxis erráticas en la problemática indígena. La
verdadera ruptura, después de 1874 cuando el acostumbrado eclecticismo
8
Para ampliar este punto Cf. Contraloría General de la República “Legislación sobre tierras y colonización:
Indígenas, colonización y propiedad austral, Tierras Magallánicas, Imprenta Nacional, Santiago de Chile,
1929.
En la legislación argentina, encontramos que el protector indígena era figura originaria del Derecho Indiano y
fue compartida con la legislación chilena desde 1859. El tema fue evaluado por Cf. García Gallo, Alfonso,
“La condición jurídica del indio” en Estudios de Historia del Derecho Privado, Sevilla 1982. Bayle,
Constantino, “El protector del indio “ en Anuario de Estudios Americanos II, 1945, Pág. 1-180.
ideológico del discurso político porteño dio paso al más crudo utilitarismo, el
avance de la frontera sur se propuso como remedio para la crisis económica y
financiera que aquejaba al país, transformándose la tierra sur patagónica en valor
económico concreto y delimitable.
Esta práctica acompañada de leyes tales como la de inmigración y colonización de
1876, la ley de financiación de la campaña, de 1878, o la ley de Territorios
Nacionales de 1884 fueron producto por un lado, de la necesidad de fomentar la
inmigración para conformar el gran país soñado y por el otro, el de poblar la zona
por el peligro inminente de un conflicto bélico con Chile9.
Por iniciativa del gobierno norteamericano se iniciaron las negociaciones para dar
una solución definitiva a las cuestiones limítrofes y en junio de 1881 se firmó un
tratado en el que se establecía que la Cordillera de los Andes sería el límite de
norte a sur, reconociéndole a la Argentina la posesión patagónica. El estrecho de
Magallanes se acordó libre de circulación para la navegación internacional,
quedando la Tierra del fuego dividida en dos: la parte oriental junto con las islas
de los Estados y demás islas sobre el Atlántico correspondería a Argentina y la
occidental a Chile con el resto de las islas. Pero al iniciarse los primeros trabajos
de demarcación (1888) comenzaron a surgir problemas ya que no siempre las
altas cumbres coincidían con la línea divisoria de las aguas, por lo que al fin se
recurrió nuevamente a arbitraje, en este caso inglés.
A principios del siglo XX continuaron tensas las relaciones con Chile por dos
cuestiones: la definitiva división de los límites en el sur y la demarcación en la Puna
de Atacama. A fin de posibilitar un acercamiento, Roca se reunió con el presidente
de Chile, Federico Errázuriz y se estableció el inicio de las misiones designadas
para el estudio y la delimitación del terreno10.
En 1902 la equivalencia de las escuadras y la limitación de armamentos, sirvió
para la aceptación de las decisiones tomadas por el árbitro en este caso inglés. La
resolución de de Eduardo XII fue una transacción entre la tesis chilena que
propiciaba la división hidrográfica y la argentina que mantenía la orográfica,
firmándose el Pacto de Mayo en ese año11.
9
Para obtener una visión más completa de la problemática Cf. Pedro Navarro Floria," Un país sin indios (y
sin Patagonia). El discurso geográfico en la invención de la Confederación Argentina”, VII Jornadas
Interescuelas/ Departamentos de Historia, 1999.
10
Roca realizó un acercamiento con el presidente de Chile Federico Errázuriz yendo a Punta Arenas a bordo
del crucero O´Higgins. El acto bosquejó vínculos más fraternales entre ambos mandatarios y fue muy
destacado por la prensa a nivel nacional e internacional.
11
También se erigió la Gobernación de los Andes
El valor de la tierra en la zona trascendió lo meramente económico
transformándose en bastión geopolítico estratégico frente a la presión internacional,
una zona de un espacio de intensa movilidad demográfica de inmigración
transnacional y transregional ante las políticas paralelas de argentinización y
chilenización en el territorio austral.
Por ende, el avance sobre las tierras vacías de colonos las incorporó a la política
económica expansionista y positivista de esos años como res nullius, terrenos
fiscales que serían entregados a particulares- por lo general relacionados con la
cúpula gobernante del momento para su posterior explotación. Solo una mínima
parte les fue reintegrada bajo la forma jurídica de concesión graciosa. Estas
prácticas hicieron inviable la posibilidad de la incorporación de una cultura nómada
a la palestra económica nacional ni siquiera mediando una convivencia pacífica.
La clase gobernante cobijada por lo enunciado en el ideario de la Ilustración en lo
que atañe a la propiedad individual esgrimiéndola como opuesta a la propiedad
comunal, instituyó un marco jurídico legitimante para una práctica de apropiación
bajo la cual el indio quedaba al margen de los beneficios de los derechos civiles,
sin la cobertura judicial ni el amparo de la ley.
Las oligarquías dominantes y las autoridades locales se enfocaron en el terreno
desde la práctica de un monopolio de la violencia política y social, sin poder
interpretar la propia circulación económica de las sociedades indígenas,
fronterizas y mestizas patagónica.
La diversas posturas adoptadas por estos actores sociales- políticos, la iglesia y la
elite intelectual conduce a evaluar la relación aborigen- mercado y hasta que punto
su exterminio resultaba funcional a la lógica del uso de los recursos presentados
por el espacio geográfico para establecer pautas de interacción y connivencia.
Los datos económicos más frecuentes de época sobre el sur argentino señalaban
la abundancia de una rica fauna marina en Tierra del Fuego y explican lo
incipiente de la evolución y el desarrollo económico del paraje, datando la
presencia de los cazadores de focas y leones marinos ya en el siglo XVII. Los
viajeros provenientes de los más variados países de Europa e incluso de Estados
Unidos surcaban nuestros mares tras tan preciado tesoro, estableciendo contacto
de diversa índole con la población indígena autóctona.
En un comienzo los encuentros fueron esporádicos y con sigilo de ambas partes,
ya que para las potencias europeas no era el interés principal colonizar y afincarse
en el territorio. El accionar intensivo de marineros, buscadores de oro y empleados
de la prefectura descompensó aún más, la dinámica social ya que competían con
los indios en la caza de ballenas o guanacos y la recolección de moluscos.
Transcurridos los años, las dificultades que generaba la ausencia de mujeres
blancas propició puntos de alta tensión social cuando los marineros raptaban
indias y mataban a sus maridos, provocando muchas confrontaciones tanto con
loberos como con el resto de la población ya instalada en forma permanente.
Estos sucesos dieron como saldo la búsqueda de venganza y numerosas
matanzas de indígenas, convirtiéndose en una causa más de imposibilidad para
establecerse en una parcela territorial. La población blanca denunciaba la
"persecución" sufrida, obligando al aparato estatal reprimir.
El escenario fronterizo se torno harto complejo cuando se descubrieron vetas
auríferas en estas tierras, Bahía del Buen Suceso (1878-1879)12.
Curiosamente, si bien la cuestión del rapto de mujeres siguió vigente, no lo es
tanto como la lid del blanco contra el blanco por el mineral, lo que permitirá que el
exterminio del indígena sea menor que en las épocas siguientes.
La lógica de apropiación de la tierra se presentó nuevamente como variable de
ajuste de la situación económico-social y en la disyuntiva planteada entre las
luchas intestinas de los oreros o la desaparición del indio, el espectro de
sociabilidades políticas priorizó la primera opción, permitiendo un intersticio de
"calma" para los nativos13.
La explotación ganadera ovina, meta principal de los primeros gobernadores de la
Gran Isla, se originó en el sector chileno (1859) y luego en Argentina ya que el
espacio geográfico era el ideal para un animal como la oveja, de mayor resistencia
a climas fríos y a la dureza de los pastos. La dinámica propia de esta actividad
provocó una esfera de posibilidad o imposibilidad de vida según fueran religiosos o
laicos quienes impulsaran el aprovechamiento.
En el plano de las prácticas efectuadas por religiosos, la incorporación del
aborigen a las estancias como peón, esquilador o en una amplia gama de tareas
les concedió un espacio de sobrevivencia a un pequeño grupo de ellos. Puerto
Haberton, Argentina, fue una de las primeras estancias perteneciente al reverendo
Bridges en la que, al igual que en Punta Arenas, Chile, posibilitaron estos
espacios de inclusión14.
Al incrementarse la actividad económica la política estatal amplió, mediante
12
Cfr Martin Gusinde, ob. Cit., pag 135-510-511.
La presencia de Julio Popper se torna problemática por la incidencia de sus decisiones personales, avaladas
por los políticos de turno, sin ver que el conflicto perjudicaba seriamente la distribución de alimentos en las
Misiones instaladas en la isla cuya ayuda provenía más de la solidaridad de la elite de Punta Arenas que del
gobierno Argentino según epístolas del mismo Padre Fagnano. Cfr Juan Belza, ob.cit., Cap.Nº11.
14
Rescatamos esta experiencia ya que en la lectura de lo social a través de lo particular, el accionar del
Reverendo Bridges nos permitió un seguimiento más prolífico de las trayectorias de los procesos de cambio y
resistencia de sectores aborígenes; una metodología para la recuperación de la memoria y de las voces de
los sectores no hegemónicos
13
arrendamientos, la presencia de colonos. Estos, profundamente desconocedores
de la cultura originaria, convirtieron al indio en la gran amenaza para su existencia
y la de sus familias, demandando más guardias, más personal para la prefectura
y poniéndose a las vidas nativas15.
Los guanacos, principal alimento de los aborígenes fueguinos se retiraron hacia
las montañas ante la presencia de ovejas en sus campos de pastoreo, los múridos
fueron exterminados por realizar hoyos en el suelo que inutilizan las patas del
ganado lanar. Cuando se acercaban a la costa para colocar sus toldos y para
buscar moluscos, ballenas o lobos marinos, los loberos ya habían recorrido la
zona. No les quedaba nada para comer, ni tierra donde vivir. Su estilo de vida,
seriamente amenazado, tuvo en la figura de Copelo la repuesta, uno de los
contados guerreros fueguinos que se levantó en armas dando una contestación
“incivilizada” a la barbarie “civilizada”. La dinámica por el acceso a la tierra les
estaba vedada.
Sintetizando, la riqueza de la tierra resultado de su fertilidad y de la expulsión de
gran parte las culturas originarias, la excedencia de capitales en los países
hegemónicos y las políticas económicas de liberalismo laissez faire favoreció una
progresión extensiva hasta 1914 y la inserción plena de la Argentina en el
mercado mundial. Dicho crecimiento propició la consiguiente expansión de la
frontera agropecuaria y, con ella, el desarrollo de una prosperidad pública, privada,
delineando el emergente sector terciario hasta abordar fuertemente el impulso de
la industria en los primeros años del siglo XX16.
Estas décadas fueron recordadas por los partícipes del primer sector económico
ganadero en Argentina y Chile, como el paradigma de una era de prosperidad. El
progreso se constituía irreflenable aunque para ello tuviera que sacrificar a la
población originaria no participante en la práctica de las delicias de los derechos
individuales propietales.
15
Lejos estuvo de ser solución debido a la potencia de agresión de los segundos, muy superior en recursos
financieros y humanos a lo que la pequeña resistencia armada indígena puede presentar. Los robos de ovejas,
caballos y todo aquello que se pudiera comer, obtienen como respuesta cartas de los gobernadores sucesivos
de Tierra del Fuego a las máximas autoridades pidiendo autorización para recluirlos en una colonia ante la
imposibilidad de mantener la "convivencia"." A fin de garantizar los intereses de los pobladores de esta región
me veo en la necesidad de reiterar la conveniencia que hay en recoger a estas tribus onas que tanto daño hacen
y terror causan a los hacendados, máxime si se tiene en cuenta que cada día se hacen más bravas y salvajes,
esta medida como S.S. sabe, es la adoptada por las autoridades chilenas en Tierra del Fuego, teniendo una
colonia indígena en las inmediaciones de Punta Arenas...”Juan Belza,ob cit, pag 243.
16
CFR Leslie Bethell, Historia de América Latina, Capítulo 10: América del Sur 1870-1930, Crítica,
Barcelona, 1989, Pág. 89.
Cortes Conde Roberto, La economía en el Largo plazo, Buenos Aires, Sudamericana, 1996 Llach, Lucas,
Gerchunoff, Pablo. 2000. El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas,
Buenos Aires, Editorial Ariel
La cosmovisión aborigen frente al paradigma liberal: cambios, crisis y
resistencia.
La política estatal se manifestó en las últimas décadas del siglo XIX con
expresiones funcionales al capitalismo que privilegiaban el individualismo para
obtener un crecimiento continuo, como suma de los logros personales. El
"régimen" organizaba a la nación desde arriba, evitando todo tipo de anomalía que
impidiera su función de velar por el progreso material, resistiéndose a cualquier
posible incertidumbre o política de negociación. Así la postura capitalista, basada
en la División Internacional del Trabajo, marcó una señal de peligro para aquellos
individuos no incorporados a las características principales del mundo moderno.
En este sentido, una lectura exhaustiva del acervo cultural de la etnia nos lleva a
configurar un marco de posibilidades de la relación entre los indios y su espacio
geográfico, a modo de evaluar las características propias de las prácticas
establecidas entre los aborígenes fueguinos y configurar un soporte de estudio
sobre las formas simbólicas del mundo imaginario étnico frente al manejo de la
tierra17.
Territorialmente, la gran isla de Tierra del Fuego propone diferencias tales, que
delimita naturalmente la existencia de lugares más aptos para la caza y otros,
menos ricos, para la recolección, actividades de subsistencia básicas
desarrolladas por los indios en ambos lados de la Cordillera de Los Andes. Esta
característica, como ya hemos señalado, es un dato fundamental al momento de
evaluar las posiciones de Argentina y Chile sobre la apropiación de la tierra: es
posible que ante un suelo menos apto, la posibilidad de la apertura y la
“benevolencia” aumentase.18.
Para los indios, las diferentes posibilidades de alimentos los acercaron a un tipo
de vida seminómade ya fuera por la recolección de frutos, leña o la caza de
ballenas, focas de dos pelos o guanacos. Dichos elementos condicionaban desde
los tiempos prehistóricos relacionando con la presencia o la cantidad de presas, su
permanencia en cada lugar. Hecho que no impedía la existencia de una división
territorial pautada en base a un fuerte marco de religiosidad, rasgo de destacar en
un pueblo con vida itinerante. La cosmología, sustento de la diagramación
17
CFr Anne Chapman, Los Selk’nam. La vida de los onas, Buenos Aires, Emecé Editores, 1986
Es de muy útil consulta para conformar una visión más completa de la dinámica del contexto geográfico de
Tierra del Fuego leer los escritos de diferentes investigadores que recorrieron la zona desde fines de siglo
XIX hasta principios de siglo XX. Wellington, Segers, Gallardo, incluido el mismo Gusinde realizaron notas
descriptivas del lugar y ofreciendo como reflexión sobre el panorama del lado chileno “un suelo menos fértil,
con una población blanca mucho más emprendedora y tenaz ante la poca ayuda de la naturaleza, lo que
explicaría las peculiaridades de desarrollo de ciudades como Punta Arenas. (Polidoro Segers , “Nuestra
correspondencia sobre Tierra del Fuego” en Boletín del Instituto geográfico Argentino, Buenos Aires, tomo
12, cuadernos 5-6, 1891).
18
espacial, portaba un diseño de círculo imaginario, figura que consideraba la
“clasificación” de tierra – cielo, en forma conjunta19.
Como faculta deducir entonces lo anteriormente analizado, la idea de Estado
Nacional, de ciudadanías o límites geográficos no tenía posibilidad de
conceptualización en el universo simbólico indígena. La tierra era de la divinidad,
y les había sido entregada para su cuidado, teniéndole que dar sólo a él,
respuesta acerca de la labor o del uso realizado con ella. Este será sin duda, un
grave punto de fricción entre la posición positivista y civilizadora del siglo XIX y las
ideas fuerza del aborigen.
Agravada la controversia planteada en el juego de fuerzas culturales por la
presencia del alambrado como elemento desconcertante y perturbador para el
imaginario social de la banda, frente a su representación de lugar se planteó el de
res Nulluis, vigente aún en algunos lugares de Europa. Este precepto neutralizó
la capacidad de absorción siquiera parcial de esta cultura y aceleró su
consiguiente desaparición20.
El resumen de las opiniones gobernantes grandemente del Gobernador Godoy
están contenidas en la Carta del 20 de enero de 1897 en donde reitera su
preocupación por el problema del indio. Después de subrayar que estos huyen y
19
En las cercanías de fin de siglo las investigaciones sobre la etnia comenzaron a ser más prolífico desde el
punto de vista científico, lo que nos permite afirmar que la Isla Grande estaba dividida en su totalidad en 80
territorios (haruwen), cada uno ocupado por un linaje patrilineal y patrilocal, considerándose el indígena su
propietario de acuerdo a la tradición. Si bien existen territorios más extensos que otros, lo presente no
indicaba jerarquía alguna basada en la tenencia de la tierra, y se podía penetrar -previa autorización por medio
de un obsequio- al haruwen vecino, manifestándose una intensa dinámica social. Nótese aquí un rasgo
conceptual relevante en cuanto a la diferencia entre la denominación tierra y el vocablo territorio.
20
Los aborígenes fueguinos mantienen contactos, aunque más no sean esporádicos con población blanca,
marinos e investigadores desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Sin embargo, es la incidencia de las
relaciones mantenidas desde fines del siglo XIX y el siglo XX lo que generó un frente de conflicto en el plano
epidemiológico irrecuperable, a raíz de prácticas expeditivas (inducir el contacto de los indios con blancos
enfermos tal es el caso del presidio del Fin del Mundo) o indirectas (la presencia de recientes colonos o
religiosos), cuyos saldos fueron nefastos. Las Misiones religiosas instaladas en ambos países detallarán que
entre 1880-1900 se declaran todo tipo de epidemias sarampión, gripe, tisis, etc. Tan sólo la obra de los
misioneros resultaba ser la última esperanza de supervivencia. El contacto del indio con el blanco es
totalmente contraproducente para los primeros ya que no poseen la inmunidad suficiente ante estas
enfermedades que tienen como transmisores a éstos. Llama la atención que la curva de mortalidad
epidemiológica asciende en los 25 a 30 años, edad en que un ser humano posee un alto potencial en cuanto a
defensas orgánicas y a rendimiento, de lo cual se puede deducir que el contacto con el blanco y la
desintegración de su marco de vida, aniquilando la serie de procesos socioculturales en los que había vivido y
se habían transmitido por generaciones fueron minando su existencia. Frente a esto, las Cámaras sólo
contemplaban la posibilidad de entregarle o no 80000 hectáreas a Thomas Bridges, misionero protestante y
uno de los primeros pioneros de estas tierras debido a su procedencia inglesa, revalidando la importancia de la
distribución de la tierra como forma de manipulación de poder económico y político. Canclini, Arnoldo, Los
misioneros anglicanos y la soberanía nacional, en Revista Karu Kinka, Ushuaia, Cuadernos Fueguinos,
Instituto de Investigaciones Históricas, abril- junio, 1977.
padecen hambre que solo saciaban con robos, origen de los reclamos de los
pobladores, afirmó en su carta del 20-1-1897 al Presidente Uriburu que solo cuatro
cosas se podían hacer 21:
1- Tomarlos y mantenerlos por cuenta del Estado.
2- Exterminarlos por el hambre y la miseria por la muerte violenta en la lucha con
la policía.
3- Dejarlos en libertad seguir su vida de depredaciones con perjuicio de los
intereses privados.
4- Tomarlos y trasladarlos a otro punto “....Mas ninguna de estas cosas se está
autorizado a hacer o porque la ley lo prohíbe o porque no da medios para
realizarla....”22.
La política internacional argentina y su incidencia en el mecanismo de
acceso a la propiedad de la tierra. El funcionamiento de Tierra del Fuego
como Territorio Nacional
La situación política internacional chileno-argentina presentó frentes de conflicto
en cuestiones limítrofes prácticamente desde su configuración como países
independientes, pero en la década de 1880 se instauró un clima de mucha tensión
societal previo al problema explícito. En Tierra del Fuego (Argentina), esta
situación era difícilmente explicable aún más sin tener el menor dato de la
situación a nivel gubernamental cuyo silencio incidía en forma directa con la
distribución del terreno.
La ignorancia por parte de la sociedad fueguina se manifestaba en la práctica a
través de claras expresiones cotidianas entre los pobladores locales: desde la
dificultad de elegir un estandarte identificatorio hasta la viabilidad de una
comunicación postal es plano de confusión por la definitiva pertenecía a uno de los
dos territorios que se disputaban la zona austral.
Pongamos por ejemplo el caso del reverendo Thomas Bridges, titular de la Misión
en Puerto Haberton. Allí tenía una bandera inglesa, una argentina y una chilena,
colocando en la entrada aquella que representare al viajero de turno. Si la
situación se complicaba, optaba por colocar la bandera blanca del lugar para evitar
problemas o dificultades futuras con cualquiera que fuese el país al que
21
Carta del Gobernador Godoy a José F. Uriburu , 20-1-1897, Archivo General de la Nación
Es pertinente retomar ante esta misiva los proyectos e ideas sobre la incorporación del indio al sistema de
propiedad de tierras relacionado con una evangelización posible, se aprecia las presencia de un accionar
religioso que de ningún modo fue apoyado en el plano económico. Las leyes y proyectos jurídicos que evalúa
el Estado, tanto chileno como argentino son para “ reducir a la vida civilizada y bajo el imperio de las leyes" a
una población que iba desapareciendo día tras día. La impericia o el desinterés dieron como resultado el
rescate mínimo de 250 familias que habitaban el territorio de Chile.Al día de la fecha no se contabiliza del
lado ningún aborigen puro y un número inferior a 600 personas para los descendientes mestizos.
22
pertenecieran las tierras. Cabe señalar que la situación de Bridges no era atípica
y que recién en 1883 Tierra del Fuego se constituye Territorio Nacional izándose
al año siguiente por primera vez en forma "oficial" la bandera argentina en estos
parajes23 .
Es conveniente realizar aquí una salvedad ya que la nacionalización del territorio,
comprendiendo por espectro de ese concepto la expansión efectiva políticoadministrativa del Estado, el convertir en ciudadanos a sus los habitantes y la
transformación productiva del área, inexistente hasta fines del siglo XIX. Las
distancias y la presión de potencias extranjeras que desde el descubrimiento
codiciaban la zona por sus innumerables riquezas, fueron excusa siempre presta
para las dificultades de incorporar a Tierra del Fuego como parte activa del mapa
político nacional hasta alrededor de 1904 en que una política internacional más
defensiva, valoró el posicionamiento estratégico de la zona y sus cuantiosos
recursos naturales ante el avance chileno. Agudas cuestiones limítrofes que
condujeron a un clima prebélico tanto en 1900 como en las últimas décadas del
siglo XX24.
El legitimar Tierra del Fuego y efectivizar geopolíticamente su pertenencia a la
esfera nacional, revestía un carácter de ambivalencia en el ámbito internacional. El
Times de Londres, por ejemplo, indicaba enviar las cartas al apartado postal del
Territorio Nacional, en la República Argentina con anterioridad a su salida de las
cámaras legislativas. Las misivas pese a ello arribaban a Punta Arenas y desde
allí eran remitidas a Argentina con sellos chilenos. Las mismas no llegaron a
Ushuaia hasta 1891, año en que se creó su oficina postal.
Como se advierte, la ciudad trasandina fue vía de comunicación y de sustento
para la población más austral del mundo durante mucho tiempo. Esta delicada
situación no fue observada por ningún proyecto gubernamental argentino lo cual
generaba dos situaciones contrapuestas: por un lado la relación amistosa y
cotidiana que permitía a Ushuaia su existencia gracias a los contactos
establecidos con Punta Arenas, ciudad ya espléndida en ese entonces (fines del
siglo XIX) y por el otro, las situaciones de roce entre naves, que sin autorización
del gobierno chileno merodeaban territorio argentino con el fin de establecer bases
en tierra.
23
Juan Belza, En la isla del Fuego, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas de Tierra del Fuego,
1974, 105.
24
Las Cámaras del Poder Legislativo reevalúan en este momento documentos históricos entre los que aparece
la disertación de Ramón Cárcano ante el Senado, a fines de 1884, anticipando la posibilidad de provincial
izar el territorio. Medida política acertada en base a la inmediatez de Tierra del Fuego con Chile y los
sucesivos conflictos limítrofes acaecidos a lo largo de toda nuestra historia nacional.
Tierra del Fuego es reconocida como provincia recién en 1994.
La historia oficial considera erróneamente que los acontecimientos en la esfera
pública civilizada no incidía sobre en el esquema indiano basando el supuesto en
las diferencias culturales y vías de acceso a los bienes materiales como la
propiedad de la tierra y la forma de procurarse el alimento que poseían los indios.
Grave error este, siendo las presentes épocas de grandes hambrunas tanto para
unos como para otros, por tanto la competencia por la subsistencia conminó a la
barbarie y a la guerra por el territorio.
Conclusiones
La coincidencia de intereses en la zona elegida como espacio geopolítico para el
desarrollo económico agroexportador generaba una coyuntura de imposible
resolución en el siglo XIX-XX. Los indios, pobladores originarios, dueños del
terruño que su Dios Civilizador les dio a cuidar contrastaban claramente con el
blanco y su ansia de desarrollo continuo, prácticamente irrefrenable, en la que el
aborigen no era un hombre, era un impedimento para el crecimiento de dos países
del Cono Sur que iban tras la quimera del "Progreso", entre la paz y la guerra.
Si bien en el comienzo de la investigación la inquietud principal era analizar como
se realizaba o no un acceso a la propiedad de la tierra entre los indios de Tierra
del Fuego, luego observamos que dilucidar como se producía esta práctica social
era entender las causas por las cuales, con una rapidez de sesenta años, se
produjo la desaparición de la casi totalidad de etnias nativas fueguinas. El objetivo
de esta labor fue, por tanto, poder recuperar mediante una lectura interdisciplinaria
de los hechos históricos acaecidos su memoria y la voz de estos sectores no
hegemónicos.
Las fuentes analizadas mostraron una realidad más compleja de la que a simple
vista se estimaba: una multiplicidad de factores señalaron el peso del momento
histórico para explicarla: Las causas económicas: despojo de propiedades, vida
errante. Territoriales: interés en salirlos de Tierra, miseria vergonzante, falta de
hábitos de trabajo, ignorancia, son algunos de los aspectos fundamentales
señalados por el padre Lino Carbajal ante la pronta extinción.
Observamos la incidencia de las transformaciones económicas y sociales liberales
efectuadas en el hábitat surpatagónico y las distintas intervenciones de las
instituciones en este proceso histórico, las modalidades de vida cotidiana, las
formas de protesta y las tradiciones históricas que operan en la construcción de
demandas; y los espacios cotidianos de interacción entre todos los sectores de la
población y funcionarios públicos en relación con la “ invisible” línea de frontera
frente al indio.
Definitivamente éste es tan sólo "el problema aborigen" ya que en estos años
de1870 a 1930 la consigna implícita es consolidar el Estado-Nación soñado,
sustentando una política económica basada en la producción de materias primas
según se había estipulado en la División Internacional del Trabajo. Un modelo
económico que estableció como prioritaria la posesión de la tierra y la explotación
agrícola- ganadera en manos de la población culturalmente civilizada.
A este Estado de ilimitado evolución le correspondía una idiosincrasia
consolidada, y no figuraba sin duda entre las necesidades identitarias de países
en crecimiento, la incorporación de otras culturas. Todas las acciones y prácticas
sociales que nos lleven a la formación de la "identidad nacional" eliminarán la
posibilidad de existencia física y cultural de los indios fueguinos, en pos de la "paz
y la integración económica americana". Un destino manifiesto absolutamente
brillante, en el cual no tenía lugar la alteridad.
Bibliografía
Fuentes Documentales
− Belza, Juan. En la isla del Fuego, Buenos Aires, Instituto de investigaciones
Históricas de Tierra del Fuego, 1974.
− Furlong, Charles. The alaculoofs and yahgans, the world’s southermost in
habitants, the Fueguian Archipiélago, en Congreso Americanista, París,
1915.
− Gusinde, Martin. Idee religiose in Terra del Fuoco (un‘altra leggenda
evoluzionista sfumata), Rivista Illustrata della Eposizione Missionaria
Vaticana, Roma, 1925. Lamming Empaire,Anne, La desaparición de los
últimos fueguinos, en Revista Diógenes Sudamericana, Buenos Aires, Dic
1954.
− Legislación sobre Tierras y colonización Cap1y 2, Contraloría General de la
República de Chile, Indígenas colonización y propiedad austral:
Magallanes, Santiago de Chile, Imprenta Nacional 1929.
− Sauze, Luis. Las tribus salvajes ante el Derecho Internacional, Nimeo, Tesis
Doctoral, Buenos aires, 1873.
− Senado de la Nación Argentina, Ley Nacional de Territorialización y
Ocupación 10676. Buenos Aires, Archivo General de la Nación, 1884.
Editas
− Anderman, Jens.”Mapas de Poder”, Ed. Veatriz Viterbo, Barcelona, 2000.
− Barbero, M.I.; Berenblum, R.L.; García Molina, F.R.; Saborido, J.R.E.:
Historia Económica y Social General, Ediciones Macchi, Buenos Aires,
1998.
− Bethell, Leslie. Historia de América Latina, Capítulo 10: América del Sur
1870-1930, Crítica, Barcelona, 1989.
− Bonaudo, Marta [comp.] 1999. Liberalismo, Estado y Orden Burgués (18521880), Buenos Aires, Sudamericana.
− Botana, Natalio. 1977. El Orden Conservador. La política argentina entre
1880 y 1916, Buenos Aires, Hyspamérica.
− Canclini, Arnoldo, Los misioneros anglicanos y la soberanía nacional, en
Revista Karu Kinka, Ushuaia, Cuadernos Fueguinos, Instituto de
Investigaciones Históricas, abril- junio, 1977
− Cortez Conde, Roberto La economía de exportación en Argentina, 18801920, en Anuario del IEHS de la Universidad del Centro, Tandil, 1990.
− Chapman, Anne. Los Selk’nam. La vida de los onas, Buenos Aires, Emecé
Editores, 1986.
− Eduardo, Jorge. Industria y concentración económica, (desde principios de
siglo hasta el peronismo, siglo XXI, Bs. As, 1973.
− Gerchunoff, Pablo, Llach, L. ”El ciclo de la ilusión y el desencanto”, Editorial
Ariel, Buenos Aires, 2000.
− Levaggi, Abelardo, Tratamiento legal y juriprudencial del aborigen en la
Argentina durante el siglo XIX, en Califano y otros: El aborigen y el derecho
en el pasado y en el presente, Buenos Aires, UMSA, 1990.
− Lobato, Mirta Zaída.2000. Nueva Historia Argentina, El progreso, la
Modernización y sus Límites (1880-1916), Buenos Aires, Editorial
Sudamericana.
− Navarro Floria, Pedro. Ciencia de frontera y mirada metropolitana: las
ciencias del hombre ante los indios de la Araucanía, las Pampas y la
Patagonia (1779-1829), Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y
Pensamiento Latinoamericano (Buenos Aires), 17 (1998).
− Navarro Floria, Pedro. Curso de Doctorado " La construcción ideológica de
la Patagonia: discursos científicos y propuestas políticas, siglos XVIII y XIX
impartido en UBA, octubre 2002.
− Oslak, Oscar.1997. "La Formación del Estado Argentino", Buenos Aires,
Ariel Historia.
− Pagden, Anthony. La caída del hombre natural, Madrid, Alianza, 1988.
− Paoloni, Rosana - Enrique Cruz "La propiedad de la tierra. Pasado y
Presente Estudios antropológicos, históricos y arqueológicos sobre la
propiedad de la tierra en Argentina” Anuario, Nro. 3, Centro de Estudios
Indígenas y Coloniales (CEIC), Jujuy, 2006.
=0=0=0=
(*) Rosana Paoloni
Profesora de “Problemática del Mundo Actual”
Descargar