Géneros narrativos en el Siglo de Oro

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Géneros narrativos en el Siglo de Oro (continuación de
los modelos medievales)
Novela sentimental: típicamente medieval, su producción se extendió durante la
primera mitad del siglo XVI. Tiene un único tema central, el amor. Es
una novela donde se cuenta cómo se
sienten los protagonistas que solo viven
para el amor y pueden llegar a morir. El
código amoroso es el del amor cortés.
La cárcel del amor de Diego de San Pedro
(1492), o Siervo libre de amor, escrita por
Juan Rodríguez del Padrón en 1439
Novela de caballerías: seguían el modelo de la narrativa medieval y alcanzaron su
apogeo entre 1510 y 1560, con las diversas continuaciones del Amadís y de Palmerín de
Oliva.
En las novelas caballerescas sobreviven
los temas y actitudes de la Edad Media: la
defensa del honor, la idealización de la
mujer, el ejercicio individual de la justicia.
El héroe caballeresco es un paladín
(caballero que luchaba en la guerra y
sobresalía por sus hazañas; persona que
defiende frente a otros una idea, una
actitud,) que sale en busca de aventuras,
y dispuesto a sostener con las armas, y
contra cualquier tipo de enemigos, los
principios por los que lucha.
El ámbito en el que se mueve el caballero es fantástico; sus hazañas so
extraordinarias, sobrenaturales: vence a gigantes y a seres monstruosos; castillos,
ínsulas, encantamientos, y hechos sobrehumanos aparecen constantemente en el
mundo novelesco de los caballeros andantes; su vida es una cadena interminable de
hazañas.
Tirant lo Blanch, de Joan Martorell. (Valencia 1490, en valenciano; Valladolid 1511,
traducción al castellano)
Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo. (Zaragoza, 1508)
Novela morisca: evoca la vida de la frontera castellana con el reino de Granada. Las más
importantes son la Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, y la Historia de Ozmín y
Daraja que aparece incluida en la primera parte del Guzmán de Alfarache.
La novela morisca es un fenómeno
literario genuinamente español. Tiene sus
raíces históricas en la larga y conflictiva
convivencia de moros y cristianos en la
España medieval, en particular durante la
guerra de Granada.
Las narraciones moriscas son relatos de
corta
extensión
que
reúnen
características propias de las novelas
históricas, pues recogen el marco espacial
y temporal de las luchas entre moros y
cristianos anteriores a la conquista de
Granada. Muestran una estrecha relación
con los libros de caballerías en su
exaltación del heroísmo e idealizan el
amor y las virtudes guerreras del héroe.
Géneros narrativos en el Siglo de Oro (nuevos géneros
de influencia clásica)
Libro de aventuras (novela bizantina):
Están protagonizadas por una pareja de jóvenes enamorados, bellos y castos, que son
separados hasta que al final se unen.
La novela se estructura en
torno a un viaje, en el que los
jóvenes deben enfrentarse a
múltiples
obstáculos
(piratas,
tormentas,
naufragios, cautiverio…).
El comienzo es in medias res
y
es
frecuente
la
interpolación de historias
secundarias.
Los trabajos de Persiles y
Sigismunda
(1617),
de
Miguel de Cervantes
Libro de pastores (novela pastoril):
Coincide con la novela bizantina en el
comienzo in medias res y la interpolación
de historias intercaladas (los pastores
cuentan sus propias penas amorosas). El
diálogo tiene mucha importancia.
La Diana (1559), de Jorge de Montemayor
Los personajes son pastores idealizados
que se comportan y hablan como nobles
y se caracterizan por su castidad.
El espacio es bucólico, con elementos
naturales propios del locus amoenus:
árboles, fuentes, valles, prados verdes,
etc.
Novela corta o novela italiana:
Es lo que en la época se llamaba “novela”, a diferencia de los “libros”, más extensos.
El género es de origen italiano. Sigue el modelo de los relatos narrados por Boccaccio en
su Decamerón.
El primero que hace novela (novela corta, se entiende) en España es Cervantes, como él
mismo reconoce en el prólogo a sus Novelas ejemplares (1613).
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