LA IMAGEN DE ESPAÑAEN LES PYRENEES DE VICTOR HUGO La escritura de los libros de viaje es algo convencional. En realidad la mayor parte de las veces el escritor los realiza con la finalidad de publicarlos. Y a lo largo del viaje toma unas cuantas notas, redacta unas cuantas impresiones y después del viaje en cuestión elabora la versión definitiva con la ayuda de todo el aparato crítico necesario para que el producto obtenga la calidad deseada. La base de la escritura del libro de viajes para Víctor Hugo son las cartas. Normalmente escribe cartas a su esposa Adele o alguno de sus amigos y después esas cartas constituyen el punto de partida del libro. En el libro que nos ocupa el destinatario de las cartas de Hugo es su amigo Louis B... Sin embargo ese viaje realizado en 1843 no tendrá la suerte de los anteriores, tornemos por ejemplo el realizado a orillas del Rhin que fue luego el objeto de una cuidada publicación por parte del autor. Un acontecimiento terrible e inesperado: la muerte de su hija Léopoldine en Villequier impediría a Hugo el volver sobre ese viaje, el último de importancia realizado antes del exilio, el gran viaje hugoliano. Las páginas en las que Juiiette Drouet, la acompañantc de Hiigo, evoca su desazón, su tristeza en el momento de co- Y otras que se encuentran en el origen de alguna de sus más hermosas composiciones de Les Contemplations: "N'ayanl pu la sauuer, il u uoulu mourir''. El viaje a España de 1843 permanecerá siempre en el recuerdo hugoliano estrechamente unido a la muerte trágica de Léopoldine. Ello le constituirá en la obra hugoliana un lugar especial, aunque no obtenga la atención que era de esperar, por parte del poeta. El viaje de 1843 es el último viaje de Hugo a España pero el primero que verá la luz desde el punto de vista del testimonio escrito. Cuando la família del poeta parte hacia el exilio Adele Foiicher, su mujer, concibe el propósito de escribir una especie de memorias bajo la supervisión del autor. La idea germina en ella alrededor de 1852, o al menos en esa época ella hace partícipe de su designio al poeta5. Después de varios avatares le Victor Hugo racontépar un témoin de su uie se publicará en 1863. En esa autobiografía por persona interpuesta encuentra un lugar su visión de España durante el primer viaje realizado en la infancia del poeta. Alejandro Dumas nos hablará también de ese viaje, siguiendo fielmente lo dicho en el libro anteriormente mencionado en su artículo: 'Victor Hugo raconté par Alexandre Dumas" que fue publicado en la hu.eEnqclopédiqueen 1892. ?Hasta qué punto sus primeras impresiones de infancia se confunden en su recuerdo con las más próximas del viaje a los Pirineos? {Hasta qué punto es posible establecer unas diferencias y unas semajanzas entre ambas visiones? Evidentemente hay que contar con el talento hugoliano, histrión perfecto, capaz de revestir cualquier máscara para poder explicarnos la distancia que existe entre uno y otro viaje. No vamos a insistir sobre la importancia de España en la obra de Víctor Hugo. Nos parece que ha sido un tema suficientemente tratado por la crítica erudita. El artículo 'Victor Hugo et ibidem, p. 946 SIMON, G. -La uie dírnefimme, pp. 277-278, cité par MEKCIE, J.I..-Présentatiori iVictor Hu,gn, rncontépn~un témin de sa uir in HUGO, V. -Omi,wes Compi2lav, Edition Jean Massin, Club Francais du Livre, Paris, 1967, tome 1/2, p.11 l'Espagnen de Wilfred Floeck6 publicado en 1987 realiza a este respecto una síntesis muy clarificadora. De todas formas el autor de dicho artículo concede escasa importancia a los libros autobiográficos para centrarse de manera más precisa en su obra literaria. Con su artículo pretende demostranlos que los conocimientos hugolianos sobre España no eran tan amplios como suponían sus contemporáneos. Para él lo importante es la similitud de temperamento existente entre Víctor Hugo y España, una España medieval y caballeresca, que debe mucho a la imagen romántica imperante en el siglo XIX. Bien sabido es que obras como Hernani, Ruy Blas, la Iigende des Siicles, Les Orientales y el soberbio personaje de Esmeralda deben mucho a la inspiración española. Nuestro porpósito es mucho más concreto. No sabemos si Víctor Hugo conocía España de manera superficial. Es evidente que otros paises fueron objeto más detenido de su interés y que la imagen de España obedecía a ciertas coordenadas de época a las que era difícil escapar. Pero lo que se deduce del esbozo que constituye su libro Les qirénées es algo más que un simple conocimiento anodino y sin trascendencia. Lo importante es la calidad del turista o del viajero que Víctor Hugo pone de relieve y su capacidad para captar imágenes, costumbres, tipos tanto con las palabra como con la representación gráfica. Aunque el punto de vista cronológico desde la perspectiva de la escritura sea inverso, nos gustaría partir del primer viaje de Víctor Hugo para desembocar después en el segunto tratando de ver la evolución que existe de uno a otro. Víctor Hugo es un personaje a quien le gusta que se hable de él. Normalmente se ocupa de dictar en persona los datos necesarios a sus biógrafos si bien no se decide a cultivar de una manera directa el género autobiográfico. Ese es el inicio y el punto de partida del Victor Hugo raconté par u n témoin de sa uie. Es evidente que en la primera edición todo aquello que podía dar del poeta una imagen un tanto controvertida o una imagen que no VLOECK, W,-"VictorHugo et I'Espagne", 1987 - 16- correspondía exactamente a lo que el poeta quería ser frente a sus contemporáneos había sido discretamente censurado o eludido. Será necesario esperar mucho tiempo para tener una edición completa de esta obra con todos los fragmentos que habían sido dejados de lddo en un principio. Como introducción al viaje a España de Sophie Trébuchet y de sus hijos, el "témoin" dedica unos capítulos a la situación política del país, que Seguramente tienen que ver con las memorias del general 1.éopold Hugo pero sobre todo con la visión política de la situación del mismo Hugo a unos cuantos años vista. 'Fersonnellementle roiJoseph n 'était pus haz en Espugne, mais c'était u n étranger, cela sufjisait pour que les Espagnols ne uoulussent pus de luz. Lui-méme, esprit sage et modiré, ,se rendant compte de l'imposszbilité de ce tr6ne mal solide, mais sonfrke ne lui permettait pus de le quitter. De sorie que lEspagne o/fiait ce spectacle, probablement unzque dans l'histoire, d 'une natzon gouuernée malgri elle par un roi malgré luz" ' De estas palabras se deduce que la responsabilidad de lo que acaecía en España recae directamente sobre el mismo Napoleón. Existe el deseo de dar de la personalidad del rey José una imagen agradable, una imagen comprensiva y por último de justificar la actitud de España, porque a pesar de encontrarse con un monarca justo este es extranjero, representación viva del opresor y ante ello son naturales todas las resistencias. La única equivocación de España es que se trata de un pueblo: "coupabk de uouloir s'upp~rtenir''~ En su ariálisis del problema español la pretensión de Hugo no es ser un libro de historia: el importante papel de la nobleza y de los propietarios religiosos en la resistencia contra Napoleón no es evocado por el "témoin". Lo que realmente interesa a Víctor Hugo son los puntos comunes de la lucha popular en España y en la resistencia de la Vendée. HUGO, V.-Victor Hugn mconlépar un lri7noin de ra vie, in op. cit. p. 868 81bidem,p. 868. Bien sabido es que se trata de un problema constantemente evocado en la reflexión hugoliana. Toma partido por el pueblo español frente al propio Napoleón, puesto que durante la ocupación no se ba tenido el más mínimo cuidado en respetar las tradiciones y las costumbres autóctonas. "L hccupation, il faut bien le dire, j%t peu intelligente; elle ne sut 7e.specter leí r n o r ~ u m t sni le.? traditions; elle ojfensa les Espagnolr jusque dans h r histoire et dans la,?' arl; les PdiftcesfiLrmt bombardés sans pitié et sans prudente; le gout-ernpire, d 'ailleurs, était hostile u ce.s uieilles constmctions gothiquer ou mauresques, et ie moindre prétexte sufisail aux généraux pour les démolir" " Durante el viaje de 1843 Hugo se preocupa también del problema político. En 1811 entró en España por el País Vasco. En su segundo viaje repite la experiencia y ello le lleva a afirrnar: "Mazs su,is-je bien ici en Espugna? Suint-Sébmtien t i m t u IEspagne comme 1%pagne tient a IEurope, par wne larque de terre. "'O Sabe muy bien que se encuentra en un país de fiieros propios, con una lengua propia que, como buen turista, se preocupa de conocer al menos de una manera superficial. Reconoce que tanto la influencia de España como la influencia de Francia tienen hondas raíces en el país, a pesar de todo, concluye: "Ce n 'cst ni France, ni Espugne; nni mr;ni riuih-e " Su iriterés por el país le lleva a analizar la situación política de los últimos tiempos, a intentar comprender las razones de la guerra civil que divide al pueblo y a deplorar las trágicas y desoladoras corisecuencias que ello tiene. En el juicio de Hugo hay un gran respeto por las costumbres propias de la tierra y por el derecho a la autodeterminación de un pueblo. De nuevo el fantasma de Iza Véndke surge y ello de una manera explícita". Pese a todo en sus Carnets de viaje nota una frase que resume su escepticismo frente a las opciones políticas demasiado concretas y fanáticas: yIbideni, p. 907. '"HUGO, V.-I.esQrénées, La Découverte, Paris, 1984, p. 65 "lbiderri, p. 65. "lbidern, p. 67. 'TI y a deux f a ~ o mde nZtre d 'aucun parti: comme les femmes et les enfantq parce qu b n n 'en a examiné aucun; comrne les penseurs el les sages, parce qubn les a examznés tous. " l 3 En 1811 un niño maravillado descubría un país de ensueño, lleno de peligros y su ávida curiosidad le empujaba a no perder nada de lo que la naturaleza y la efemérides del viaje podían descubrirle. Un niño a quien le gusta viajar en 1"'impériale" pese a todos los peligros que ello conlleva porque así domina el paisaje, porque así tiene una visión dc conjunto mucho más amplia sobre los hombres y las cosas.14 En 1843 le gusta ocupar el mismo sitio y colmar su sed de saber y su curiosidad directamente, recibiendo en pleno rostro el sol y el aire. La actitud de Hugo es la misma en ambos casos. Del primer viaje quedarán muchas reminiscencias en la obra, muchos personajes, muchas situaciones y en su recuerdo permanecerá nítida la sensación de diferencia del pueblo vasco, caracterizado porla limpieza frente al resto de España'? Otros nímios detalles poblarán durante mucho tiempo la imaginación hugoliana para recordarlos para el "témoin" mucho tiempo después, como la belleza de unas vinagreras que contrastaban con su contenido incomestible según Mme Hugo, o las comidas a las que le resultaba dificil habituarse, o su estancia en el colegio de los Nobles, o su paso por ciudades y campos devastados por la guerrilla. De España se impondrá una imagen romántica, hecha de extremos y de contrastes, imagen que dice tanto de España como del propio Víctor Hugo: "Dis ce premier voyage, il seulit ce qull a compris depu,is a reuoyant Tolosa, que l Espayne es1faite ponr le beau et non pour lejuli, que son imperturbable &el bleu ne veut que des uilles graves, et que la nontagne sámoindñt en séndimanchant". '' "HUGO, V.-Annexeau Voyuge anxQrinérs in op. cit. p. 943. I4HUGO, \l.-Victor Hugo mcontépnr ?mlimoin de sa vie , in op. cit. p. 891 I5Ibidem, p. 896. '61bidem, p. 899. Lógicamente el segundo viaje será la búsqueda del pasado, la búsqueda del recuerdo perdido, recuerdo que se hará patente en el chirriar de una carreta de bueyes o en una determinada atmósfera o tratando de evocar la casa que les había albergado en el primer viaje. Las consecuencias de ese primer viaje le acompañarán siempre; su madre les había incitado a iniciarse en la lengua española unos meses antes de conocer el país, estos primeros conocimientos así como las impresiones de este primer viaje quedará grabadas en su imaginación y se servirá de ellas para construir su obra. Cuando en 1843 se decide a visitar los Pirineos y a adentrarse en territorio español va acompañado de su amante Juliette Drouet. Sin embargo, ya sea por convicción o por discreción, todas sus notas de viaje nos reproducen la experiencia de un personaje solitario y la figura de la amada es la gran ausente de sus notas. Si no supieramos por la biografía que Víctor Hugo iba acompañado de Juliette podríamos creer que se trataba de la experiencia de un viajero solitario, tremendamente receptivo e interesado por todo cuanto ve. El contraste con su propio país es acentuado. Hugo se da cuenta de que ha entrado en Espaika porque en este país es posible que se desvaligen las diligencias y la mendicidad y el robo son moneda frecuente. No sin una ligera ironía, nota: "En Espagne, demander l'aumone n'a rien de choquant. Cela se fait" (17). Sin embargo, posee su encanto; puesto que el poeta, ese gran protagonista del yo hugoliano, puede encontrar su lugar en un país semejante: "Ce& est u n pays de poites et de contrabandiers. La nature est magnzfique; sauvage comme il la faut aux rhrmrs, &pre comme il la faut aur voleurs" IR. Curiosa si más no, esa asimilación de poetas y ladrones, habitantes privilegiados de la España ensoñada. Como lo es su admiración por Pasajes, en donde decide pasar unos días, pese a lo inhabitual del hecho, Ilenándose los ojos '"HUGO, V.-L.es Pyrénées, op. cit. p. 63 '81bidein,p. 65. con la luz del paisaje y compartiendo la belleza natural de los lugares con sus habitantes. Buen conocedor de la belleza femenina, Hugo presta especial atención a la mujer. Y tanto las bateleras de Pasajes, como las mujeres del pueblo le atraen, inspirándole reflexiones sobre la condición de la mujer en España: "Comme d a w tous les lieux primitgs et rustiques, il n j a a Pasages que des jeunesfilles et des uieillesJmmes t...) La Jemme proprmat dite cette yose magn+que qui s'ipanouit de uingt-cinq a quarante ans, est u n produit exquzs d rare de la ciuilisatwn &re%, de la ciuilisation élégante, et n'existe que dans lrd billrd. Pour faire de la Jemme il Jaut de la culture; il Jaut, pas,rez-moi l'expression, ce jardinage que nous nommms l'espnt de sonété. " ' 9 La idea de un país primitivo, sin pulir, poseedor de grandes bellezas, pero alejado de la civilización y de la cultura se desprende de la mayor parte de las anotaciones o de las afirmaciones de Hugo. Y ello con una cierta admiración. El encontrar esa belleza en estado bruto complace en cierto modo a Hugo porque le ofrece el punto de partida para una reflexión creadora. "Que uous diraije? Je suis channé. C'est u n udmirable puys, et tris curieux, et tris amusant. Pendant que uous auez la pluie a Pans, j'ai le soleil ici, et le ciel hleu, et tout juste ce qu'il Jaut de nuages Jacr Jaire de magnijiquesJumies sur les montagnes. Tout ici est capñcieux, contradictoire et ~ i n ~ l z e r " ~ ~ Sus anotaciones puntuales y pintorescas sobre la gastronomía, las costumbres, las excursiories, las formas de vida obedecen a la extrañeza del viajero que compara y que se situa frente al país visitado con una cierta superioridad aunque se siente intrigado por todo lo que se le ofrece ya que en ello se traduce en cierto modo la grandeza y el misterio de la tierra que tiene ante sí. Víctor Hugo intuye en todo momento la grandeza de Espaka; sus conocimientos sobre la belleza medieval del país son lo sufi- cientemente profundos como para hacerle intuir el tesoro que puede esconderse en esa tierra, haciéndole deplorar que el azar de la historia y del tiempo no le hayan reservado mejor suerte: "O Espagne, décrqite! 6pays toul neuf! Grande histoire, grand passé, grand avenir! présent hideux et chét$f O misires! 6 merveilhs! On est rcpwussé, on est uttiré.Je rious le redis, c kst inexpnmal>le" 2 1 España merecía un mejor destino; merecía un Napoleón y ha tenido que conformarse con un es par ter^'^. Sin grandes hombres no pueden desarrollarse grandes naciones. Víctor Hugo no se contenta únicamente con sus observaciones de viaje. Acostumbra a acompañarlas de croquis, dibujos que expresan de manera más intensa y detallada su pensamiento y su manera de sentir. El poeta hace gala a través de ellos de una observación despierta siempre y al mismo tiempo de una importante capacidad de síntesis. Durante sus viajes ejerce esta facultad; el viaje significa para Hugo la ruptura con lo simplemente libresco y el contacto directo con la realidad de las cosas. Para expresar sus sentimientos utiliza un vocabulario que es característico en él, un vocabulario que traduce los extremos, las oposiciones pero de una manera simple, sin rebuscar. En realidad, está ejerciendo su profesión de "voyeur", empleado en el sentido del que ve, del que ejerce esa facultad de contemplar con agrado y utiliza para ponerlo de relieve un vocabulario elemental pero no por ello menos preciso. El dibujo es complementario de la visión. La fija, la prolonga y sobre todo la protege contra la erosión del tiempo y del recuerdo. España permanece en la imaginación hugoliana idealizada desde el viaje de 1811. Por ello sus dibujos en el viaje de 1843 son más esquemáticos, anecdóticos. No aportan nada nuevo a su visión primera de hace años y si lo hacen el poeta se niega a admitirlo, porque para él cobra mayor fuerza lo imaginado que lo vivido y puede llegar a rechazar una visión real -Fuenterrabíaporque no corresponde a como la conservaba en su recuerdo. "lbidem, p. 124. "lbidcm, p. 152. Víctor Hugo es un viajero extraordinario, no pasa por los sitios de una manera superficial sino que trata por todos los medios de penetrar "el genio del lugar", de aprisionar la identidad del paisaje visitado. Para él España es la tierra de la recuperación del recuerdo infantil, es también punto de convergencia de contrastes románticos. Evidentemente Hugo no escapa a la fascinación que sobre sus contemporáneos ejerce el viaje a España, considerada como antesala de Oriente. Sin embargo, lo importante, lo que caracteriza a Hugo es que tras ese viajero interesado, ávido de pasiones románticas, se encuentra el pensador, aquel que es capaz de una meditación detallada frente a la tierra, a las costumbres y a la historia. El viaje de 1843 se halla sembrado de reflexiones, algunas tan poéticas como esta: 'Z'objet principal pour lequel a été créé l'homme, son grnnd but, sa grande fonction, cést aimer. Dieu ueut que l'homme aime. L'homme qui n úime pas est au-dessons de l'homme qui ne pase pas. En d Úutres termes l'égoijte est znfln'eur a l'zmbécile, le méchant est plus bus dans l'échelle humaine que 1 'idiot" ". La imagen de España que se desprende de este viaje de 1843 es una imagen idealizada, romántica, incompleta que no ha pasado por el crisol de la elaboración literaria pero, por ello mismo, posee la ventaja de ofrecernos el pensamiento hugoliano libre de trabas, siguiendo los meandros de una expresión juvenil y espontánea. Angels Santa Universitat de Lleida