Seguir a Jesús en pobreza, castidad y obediencia desde los excluídos - Toni Catalá Índice Seguir a Jesús en pobreza, castidad y obediencia desde los excluídos A. La vuelta a las fuentes.................................................................................... 7 B. Un ejemplo de la espiritualidad ignaciana: Ignacio de Loyola nunca habla de formación cuando esta palabra configura la iniciación a la VRA en estos tiempos........................................................................................... 13 1. ¿Formación o probación?........................................................................ 2. Los Ejercicios Espirituales como referente normativo de todo proceso de formación en la espiritualidad ignaciana................ 3. Anotaciones de los Ejercicios Espirituales (EE)..................................... 4. Primera semana....................................................................................... 5. Segunda semana...................................................................................... 6. Tercera semana........................................................................................ 7. Cuarta semana......................................................................................... 13 16 17 18 23 28 30 C. Seguimiento en pobreza, castidad y obediencia................................. 33 1. Aproximación cristológica....................................................................... 2. Siervo servidor........................................................................................ 3. Dialéctica Amo-siervo............................................................................. 4. La muerte del siervo............................................................................... 5. Vivir en pobreza, castidad y obediencia................................................. 5.1. Vivir en pobreza.............................................................................. 5.2. Vivir en obediencia.......................................................................... 5.3. Vivir en castidad............................................................................. 34 36 38 41 43 46 50 53 -2TALLER de reflexión personal y comunitaria........................................ 58 DIA DE RETIRO El hombre rico y Lázaro, el pobre.......................................................... 59 SIGNOS............................................................................................................. 69 A) Orando con los pobres............................................................................. B) Introducción y reflexión personal........................................................... C) Ejercicios para educar en la solidaridad............................................... D) De humor con los pobres......................................................................... 71 77 90 93 - 43 necesitamos de cara al mundo concreto en el que vivimos hacer verdad, que sea, que seamos “un recinto de verdad, de paz, de justicia y de amor, en donde los hombres y mujeres encuentren motivos para seguir esperando”. un “dios amo”, dejan de ser un “ideal” para ser nuestra herida realidad personal en el seguimiento del crucificado. Los votos nos hieren y nos duelen, y esto no podemos ocultarlo y esto no es masoquismo porque esta 5. Vivir en pobreza, castidad y herida nos lleva a sanar: porque viviobediencia mos la herida en nuestra tendencia a la posesión, podemos Nos dice J.B. sanar a los esclavizaSi en la VRA no somos Metz: “cuando con dos por el dios dineconscientes de que es los votos no se arriesro; porque estamos ga nada, sino que sólo inviable por más tiempo heridos en nuestra orar a una divinidad se evita algo, adquietendencia a la excluque no me lleve a la ren fácilmente rasgos sividad en la ternura 16 masoquistas” . Los y en el cariño, podeaceptación compasiva votos expresan en mos crear espacios de la realidad que me concreto nuestro mo- envuelve, de los hermanos más amplios de ternudo de seguir al Señor ra y de consuelo, pory hermanas que me en vida apostólica. El que estamos heridos reto hoy es arriesgar rodean, no tenemos futuro, en nuestra tendencia para adquirir mayor porque no estamos orando a dictar nuestra proal Padre de Nuestro libertad. Sobra decir pia vida, nos abrimos que riesgo no es temedisponiblemente a Señor Jesucristo ridad, sino que se trata otras posibilidades de de una osadía: la de dejarse llevar por vida por causa de la Buena Noticia. el Espíritu. Las heridas, si curan bien, quedan en el cuerpo como recordatorios. Sólo Cuando los votos se viven desde cuando nuestro yo prepotente se sienel “status confessionis” y no desde el te herido, puede empezar la historia “status perfectionis” y se viven ante de seguimiento. el Padre de NS Jesucristo y no ante 16 Metz J.B. Pasión de Dios, pasión del mundo. Herder - 44 El hablar de “nuestra herida realidad personal y comunitaria” supone el plantearnos qué percepción antropológica tenemos, qué percepción de ser hombre y mujer tenemos, más allá de nuestras formulaciones “idealistas”, “líricas”, “pseudo-utópicas” y, en el fondo, profundamente, “liberales”, en el sentido teológico del término. Con frecuencia “El evangelio se reduce al palacio de cristal de la Bondad de Dios y la Grandeza del alma humana” (A.v.Harnack). Esto no lo diremos así, pero... en la práctica posiblemente tenga razón Moltmann cuando afirma que la cruz de Cristo ha desaparecido de la religiosidad y del cristianismo de Europa. Los votos sólo van a tener sentido, como hemos visto, desde el Crucificado, desde el Excluido con los excluidos. Si la Cruz como expresión ultima y radical del desvivirse de Jesús por las criaturas más amenazadas, no es el referente de los votos, éstos se convierten en un viaje a ninguna parte, o mejor dicho un viaje a la frustración, a la insatisfacción y al sin sentido. Es urgente releer los votos, y esto es tarea de todos y todas y no sólo de teólogos y teólogas, desde el descentramiento, desde la abnegación y mortificación (palabras en nuestra cultura horribles y feas!). Es urgente pasar del “ego-centrismo” y del “comunitari-centrismo” al “ptojo-centrismo”, pasar a que los pobres (ptojoi) de Jesucristo17 sean el referente normativo de nuestra vida religiosa. En este momento no se trata de todos y todas tengamos que estar en la misma misión con ellos. Con frecuencia esta ansiedad angustia a muchos y muchas, y ante estas angustias nos defendemos ideológicamente. De lo que se trata es de tener todos y todas el mismo referente común, que no es ideológico sino radicalmente teológico. Es urgente no seguir por más tiempo justificando los votos sólo por su función: castidad igual a más solidaridad, pobreza igual a más compromiso con los pobres, obediencia igual a más disponibilidad... No hay mayor mentira que una media verdad. Los votos no se justifican desde la racio- 17 Un estudio fundamental sobre el tema de los pobres como los pobres de Jesucristo en Gutiérrez G. “Em busca dos pobres de Jesus Cristo. O pensamento de Bartolomeu de las Casas”. Sao Paulo 1995. - 45 nalidad instrumental: ¿Para qué sirven? ¡No sirven para nada! Sólo “sirven” en la medida en que hacen de nuestra vida servicio para aliviar el sufrimiento de Dios en el mundo. Los votos, entonces, nos reconcilian con el “Cristo puesto en Cruz” al dejarnos clavar en ella con él. Los votos “sirven” en la medida en que nos devuelven a nuestro lugar de criaturas. Sólo desde la reconciliación experimentada ante la Cruz, volvemos al mundo con ojos limpios y como “cauces de misericordia” (J.I.González Faus). La vida se convierte en cauce de misericordia (servicio) cuando los votos no nos “justifican” sino cuando, en la justificación del Crucificado, somos capaces de generar vida a nuestro alrededor, precisamente porque nos encontramos existencialmente redimidos. A menudo, nuestra vida cotidiana y nuestros estilos de vida falsean de hecho las afirmaciones funcionales, utópicas y, en el fondo, maximalistas. En los actuales estilos de vida religiosa no es verdad que los votos, por el hecho de profesarlos públicamente, nos hagan mágicamente más solidarios, más disponibles, más comprometidos... Esto es pensamiento mágico. En muchos contextos sigue introyectado, a pesar de las formulaciones que hacemos en sentido contrario, que somos de “otra pasta”, y que, en el fondo, nosotros/as somos los que “más” hemos dado al Reino. En la vida cotidiana esto es evidente. Es impresionante la cantidad de juicios hechos desde la falsa conciencia sobre “el otro”. (Podemos afirmar, por ejemplo, el papel del seglar y estar en un continuo reproche, porque, en el fondo, no dedica las mismas horas que nosotros que estamos todo el día..., Nosotros no somos una familia y, por lo tanto, nuestro modo económico de estar en la vida es otro, y desde este modo juzgamos al seglar que exige más sueldo...). Normalmente se confunde el ideal con la situación de hecho. Se sigue escribiendo sobre el “ideal” y el “deber ser” de la VRA, pero se analiza poco lo que de hecho está pasando. En quince años dando ejercicios me atrevo a afirmar que, en el 80% de las entrevistas, “el tema” ha sido la frustración y el desgaste comunitario. ¿Qué pasa?: nos medimos desde el deber ser y no desde lo que somos. O los votos tienen sentido en sí mismos como un modo de “estar en la vida” o no sirven para casi nada. - 46 Urge, por lo tanto, redescubrir la dimensión existencial y carismática que los votos tienen en sí mismos para no andar compulsivamente buscando el sentido de ellos en la función. Sólo la misión no “justifica” los votos. La misión de Cristo es una y en ella se participa desde la diversidad de carismas. Es evidente que, aunque los procesos de discernimiento son lentos, hoy en la Iglesia estamos asistiendo a diversos modos carismáticos de servir la misión de Cristo. No se trata ya de clérigo, religioso/a, laico/a. La pluralidad es evidente, y desde la VRA estamos alentando otros “modos de estar” en el mundo como seguidores de Jesús. (Para participar plenamente de la misión en la educación no hacen falta votos; para ser solidarios y arriesgar la vida en contextos de tercer mundo y periferia, no hacen falta votos...). Es evidente que “justificar” lo votos únicamente en la misión no nos lleva a ningún parte. Y lo que es más, sí que nos puede llevar a regresiones elitistas solapadas. Regresión, porque en la medida que “avanzamos” en la formulación sobre lo que debe ser la VRA en la vida cotidiana, podemos seguir en anclados/as de hecho en un estilo de vida “perfecto”. Si sólo la misión justificara los votos, seguiríamos siendo (de hecho lo somos, a pesar de que en las formulaciones lo neguemos) un cuerpo de élite, como si otros carismas no participaran en plenitud de la misión de Cristo. Los votos son un modo de vivir y compartir la misión de Jesús de Nazaret el Cristo. Se trata de un modo de “mística”. 5.1. Vivir en pobreza Es realmente una incomodidad seguir hablando de pobreza y estilos de vida cotidiana. Son muchos años los que llevamos a vueltas con el tema y sigue creando desazón y sufrimiento. Da la impresión de que es un voto muy amenazado y que no sabemos cómo procesarlo. Por mucho que nos duela, ya que de momento no sabemos dar otro nombre a este voto, me imagino que en el futuro encontraremos otro nombre que no enmascaré nuestra realidad. Nos tenemos que decir bien claro que los pobres no somos nosotros. Si no nos lo decimos, nos mentimos; y entonces las palabras no dicen nada. La pobreza es la pobreza, y no merece la pena que dediquemos más horas de reuniones y de capítulos a - 47 discutir qué es la pobreza. Basta “aplicar” sentidos a nuestros barrios periféricos o a los centros históricos de nuestras ciudades, pasearlos, olerlos y sentirlos. Basta salir a 15 minutos de donde estoy escribiendo esto, para entrar en una favela y “saber”, “saborear”, que sus olores no son nuestros olores, sus caras de sufrimiento no son nuestras caras, que sus habitaciones (¿?) no son nuestras habitaciones... Esto, que es tan evidente, no es asumido como tal evidencia. centes de ámbitos populares y rurales se vayan adaptando a la Institución. Es la Institución la que tiene que cuestionarse sobre la vigencia de ciertas adquisiciones y valores que siempre “han sido así”. Si nos vienen gentes de estos ámbitos, (porque, al fin y al cabo y con muchas contradicciones, a ellos nos hemos acercado), nos vemos forzados a cambiar nuestros esquemas de formación, lo que entendemos por estudios, la vivienda, etc., tendrán que cambiar. Esto nos puede Creo sinceramente que no se trata aterrar, pero en esas estamos. Aquí de experimentar senties donde se concreta mientos de culpa, lo anterior de la forDice J. B. Metz: (aunque sentirlos, no mación y probación: “cuando con los votos no va mal de vez en cuan¿qué queremos de los se arriesga nada, sino do), sino de caer vitalcandidatos y candidamente en la cuenta tas en el seguimiento que sólo se evita algo, que nuestros estilos de del Señor en poadquieren fácilmente vida, aunque no sepabreza? rasgos masoquistas”. mos cómo se tienen que configurar en el ¿Queremos homfuturo, no están en camino de evanbres y mujeres adiestrados en la sabigelio. Da la impresión que queremos duría, en el conocimiento...? ¿o que“estar en la procesión y repicando las remos otros estilos de vida más sencampanas”. Y esto, a la vez, no puede cillos, más despojados de tantos plaser: o estamos en la procesión o estanes, programas y proyectos en una mos repicando. Sólo asumiendo esta pastoral burocratizada? Sé que no contradicción o esta imposibilidad podemos ser simples ni ingenuos en actual, nos pondremos en camino. El este tema, y que hay diversidad de asunto no está en cómo hacer para carismas en cuanto a la pobreza denque las crecientes vocaciones prodetro de la VRA. Sé que no se trata de - 48 despojarnos por despojarnos y que hacen falta un mínimo de medios. Pero es urgente no quedarnos tan sólo en el tema de la austeridad. Es una salida fácil y que no va a ninguna parte. La austeridad en si misma no es igual a la pobreza que nos piden los pobres y el voto, que vamos a seguir llamando de pobreza, en el seguimiento. No tenemos resuelta la relación con el dinero. Seguimos colando mosquitos y tragando camellos. La austeridad no entiende de gratuidad y de fiesta. Los pobres sí que entienden y por eso se les reprocha que malgasten. Ya escribí una vez que “el derroche de los pobres es lo más denostado por aquellos que han hecho del dinero su dios” y muchas austeridades son un culto sacrificial al dios dinero. El dinero, si no no se lo suda, du duele gastarlo. Decía muy bien A. Paoli que, en la VR, el dinero se entiende muy bien como valor de uso, pero no como valor de cambio: llueve del cielo y para eso está, para gastar. Estas últimas situaciones no merecen comentario. De momento los pasos que hay que seguir dando, tendrían que consistir en renunciar a algo que se puede percibir como “pecado de juventud”, como señalaba anteriormente en referencia a los años pasados. Y es que el lugar donde se vivemodifica la sensibilidad. Esto es evidente. No se trata ya de si estamos todos trabajando con los pobres, cosa que no es posible ni puede ser. Se trata de algo más hondo ¿estamos dispuestos a modificar la sensibilidad?, ¿estamos dispuestos a aplicar sentidos? Si el voto de pobreza sólo es funcional, la respuesta es evidente: si mi misión no está con los pobres ¿para qué tengo que asumir ciertas incomodidades? Sin disposición del corazón, el lugar de vida no modifica la sensibilidad. Se trata de conjugar disposiciones del corazón y modos de estar en la vida: las dos cosas se necesitan. En este sentido, el voto de pobreza como disposición del corazón consiste en vivir de tal modo que no hace falta buscar razones ni acciones especiales para justificar nuestra pequeñez y precariedad. Es un proceso de pérdida de miedos. Este proceso supone en la VRA un discernimiento muy hondo para desembarazarse de todo aquello que impide expresarse en ella desde lo que uno/a es, sin estar en la continua lucha agotadora de - 49 mostrar y hacer lo que uno/a no es. Sería bueno caer en la cuenta de lo que en una comunidad se puede decir o no se puede decir, lo que es socialmente aceptado, y que es mejor callar: el prestigio social y el status familiar de origen. “vecindad” con ellos podemos ponernos en camino de unir lo imposible: la pobreza evangélica como aceptación de la propia limitación y precariedad junto con la posibilidad de aliviar sufrimiento. No es nada fácil. La sensibilidad no se convierte como podemos convertir nuestro aparato ideológico: es un proceso lento, Si la Cruz, como expresión pero que no nos venúltima y radical del drá sólo desde la desvivirse de Jesús por las interioridad, sino criaturas más amenazadas, fundamentalmente del ponerse a tiro de no es el referente los pobres y excluide los votos, éstos se dos. Existen muchas competitividades tácitas, muchos esfuerzos por seguir dando la imagen. La imagen “perfecta” no es asunto de contenido, sino de estructura. En un convierten en un viaje contexto puede ser el a ninguna parte, cumplimiento estricEs evidente que, o mejor dicho, en un viaje to de las reglas. En hoy por hoy, la a la frustración, otro, puede ser el pobreza en la VRA compromiso por los no está en el mismo a la insastisfacción y pobres y la inserplano que la pobreza al sin sentido ción... Porque la sociológica. imagen ideal no deja de ser una consNecesitamos perder miedo a decirnos trucción social y no necesariamente esto, porque está causando estragos “exigencia” evangélica. Normalel querer estar por imperativo y por mente la imagen a dar mata la bús“imagen” en donde la sensibilidad y queda personal y libre (dentro del la propia psicología a muchos y carisma y misión común) del justo muchas no les permite estar. Tenemos lugar de criatura agraciada. que decirnos que la “opción por los pobres” no lleva, mágicamente, a La pobreza es llegar a poder más libertad, más ternura, más acogiexpresar lo que somos. Sólo en estida... más existencia evangélica. Pero los de vida cercanos a los pobres y en en ningún momento tendríamos que - 50 negar que ellos son los preferidos del Padre, que directa o indirectamente son los que tienen que configurar nuestra misión. improductivos dentro de nuestras congregaciones! En el mundo de la pobreza hay mucho sufrimiento, mucha ternura y mucha violencia, esto no lo podemos olvidar. No todo religioso y religiosa puede llevar adelante una misión directa con los pobres. Hemos visto que nuestro Dios no pide sacrificios: pide misericordia y el que hombre viva. Es tremendo el “sacrificarse” por los otros. Tarde o temprano se pasará factura. Es necesario tomarse radicalmente en serio que Dios no quiere sacrificios. No podemos separar nuestra relación con Dios y nuestro modo de relacionarnos con “el otro” y con “lo otro”. 5.2. Vida en obediencia En este voto es donde se impone un profundo cariño y respeto para con los hermanos y hermanas mayores de nuestras congregaciones. He visto con dolor cómo en muchos ambientes de VRA, al jubilado y jubilada se le declara una persona sin necesidades y se le obliga a una “austeridad” de vida que la imponen superiores y superioras que visten con un esplendor que ni Salomón. ¡Cuidado con la marginación de nuestro mayores Porque el voto nos hiere en nuestra tendencia a dictar nuestra propia vida, nos abrimos disponiblemente a otras posibilidades de vida por causa de la Buena Noticia. Una vez más la herida nos recuerda que la tendencia a dictar y planificar nuestra vida es una seducción de Satanás. En el Bautismo renunciamos a Satanás, cada noche de la Pascua, renovamos las promesas: “¿Renunciáis a todas sus seducciones, como puede ser: el quedarse en las cosas, medios, instituciones, métodos, reglamentos, y no ir a Dios?”. Es obvio que el voto de obediencia es, ante todo, una profunda disposición del corazón: que Jesús y su Reino sean la causa y origen de nuestra disponibilidad, de nuestro caminar, de nuestro estar ágiles y vigilantes para vivir en la libertad del evangelio. Da la impresión de que, cuando se nos burocratiza la VRA y perdemos a Jesús y a sus pobres como el referente de nuestro vivir, no sabe- - 51 mos muy bien que hacer con el voto de obediencia. Siempre he dicho que da la impresión de que este voto no configura el vivir cotidiano. nas en una búsqueda común, en los que unos tienen la misión de recordar el carisma. La obediencia se nutre evangéliEs un voto que normalmente está camente cuando hay un profundo encerrado en un armario de la habitaaprecio por la propia vocación y ción y que, un par de meses antes de carisma. El absoluto es el Señor y, que venga la época de los destinos o después, el carisma fundacional. La de los cambios, lo sacamos del armafigura de los superiores y superioras rio le quitamos el polvo, con más locales está en crisis en muchos conmenos ganas, y lo textos porque todos ponemos junto al perdemos la referenEn los actuales estilos mapa de la provincia cia común: “según de vida religiosa no es o distrito calculando constituciones” y verdad que los votos, “por dónde nos va a modo de proceder venir” el jefe o la por el hecho de profesarlos según ellas. jefa de personal de la públicamente, nos hagan empresa, es decir, los El voto de mágicamente más superiores mayores. solidarios, más disponibles, obediencia se desEn muchos casos, ya virtúa cuando se dan más comprometidos... ni se saca del armasituaciones, (y se Esto es pensamiento mágico siguen dando), de rio. patrimonialización Cuando se olvida que el voto es de la congregación por parte de algu“según constituciones”, entramos en nos y algunas. Cuando no hay garansituaciones sin salida. El voto nos tes del carisma sino “amos” y “amas” vincula al carisma y misión de la conde obras e instituciones, es imposible gregación. No es un voto indiscrimipedir obediencia a nadie. ¿Cuándo nado de obedecer arbitrariedades o nos convertimos en “dueños y due“manías” de superiores y superioras. ñas”? La respuesta es clara: el día en Se siguen dando muchas tensiones e que encerramos el voto en el armario. infantilismos por olvidar esto tan eviVeremos que los tres votos son insedente: ni “padre superior” ni “madre parables: cuando me convierto en superiora”, sino hermanos y herma“amo” y “ama”, no estoy faltando - 52 sólo a la obediencia; estoy faltando a la castidad, porque me “caso” con lo que no debo casarme. Por tanto, si el referente es el Señor Jesús y el carisma fundacional, el voto de obediencia nos tiene que hacer sensibles por lo tanto a no patrimonializar ni a fomentar clientelismo. Esto es experiencia del Señor. Jesús es itinerante porque su referencia es el Padre y el dolor de los excluidos de su pueblo (Mt 4,23), cuando lo quieren retener en un lugar o hay riesgo de fomentar clientelismo, dependencias insanas que matan la libertad... se marcha a otra aldea. Jesús cura a los enfermos, pone a la gente en pie, los manda en paz a sus casas, y él se marcha a otro lugar. Jesús no quiere clientes. El voto de obediencia será un voto enfermo, si lo seguimos pensando de arriba a abajo. Tiene que ser al contrario: de abajo a arriba. Sólo en la medida en que no se pierda la libertad y la agilidad en el seguimiento, el voto dirá algo. Cuando en un trabajo hemos hecho lo que teníamos que hacer, cuando ya vamos de “sabidillos” y “sabidillas”, ya controlamos la realidad, lo sabemos casi todo de la obra o del barrio... entonces a otra cosa. Cuando todo va bien es cuando normalmente caemos en la tentación, bajo especie de bien, de creer que tenemos que seguir. Y es al contrario: los que hemos hecho voto de obediencia nos tenemos que poner en marcha hacia otras misiones. Es dramático ver en la VRA las “instalaciones” que se dan en todos los lugares de misión. La famosa instalación se puede dar en cualquier misión, porque siempre está arraigada en el propio yo. Ignacio de Loyola diría en el “propio amor, querer e interés”. Precisamente en este momento en que el laicado entra de lleno en nuestras misión y obras, podemos caer en la cuenta que es un tiempo de gracia. Caemos en la cuenta que ellos tienen que ser los estables, y nosotros y nosotras, que hemos hecho el voto de obediencia estar disponibles para ir a donde más falta hagamos. Se están terminando los tiempos de patrimonialización y de vivirnos como imprescindibles. Es evidente, también, que no se trata de la movilidad por la movilidad. Se puede estar en una misión mucho tiempo sin clientelismos y viviendo una profunda libertad y disponibilidad, todos hemos visto hermanos y hermanas que lo han vivido - 53 así. Como también hemos visto que la movilidad a veces es indicador de que uno o una no sabe que hacer en ningún lado. El futuro está en recuperar agilidad, lo profético no está en lo estrambótico, sino en la no adecuación al mundo presente. El voto de obediencia nos lleva a salir de la tierra y, sin saber a dónde somos llevados, nos toca saludar desde lejos la ciudad “cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb 11). Repito que el tiempo del laicado es un tiempo privilegiado para recuperar lo carismático de la VRA. No podemos perder la ocasión. 5.3. Vivir en castidad Al hablar de pobreza y obediencia, hemos andado a vueltas con el voto de castidad. Los separamos para entendernos, pero los tres son tres modos de considerar lo mismo: la libertad del Evangelio. Este voto toca lo más específico y nuclear de nuestros carismas en VRA, es el que le da de un modo especial la especificidad carismática. Somos hombres y mujeres heri- dos porque hemos experimentado que el Señor Jesús y su Buena Noticia no sólo no pide la capacidad de trabajo, sino la totalidad de nuestra persona. Este voto toca de lleno nuestra capacidad afectiva, nuestra capacidad de ternura y nuestras relaciones de alteridad, cuya expresión más honda y sacramental es el matrimonio. Este voto nos descoloca y nos coloca en modos culturales de vivir “atípicos”. No nos podemos engañar en cuanto a la dificultad del voto. Dificultad que no viene fundamentalmente de la abstinencia sexual. Estamos mejor que en otros momentos de la historia desde ese aspecto. La dificultad está en que orientar los afectos supone un duro aprendizaje y capacidad de ternura en dinámica de Buena Noticia: querer de verdad a la gente y sobre todo a los pequeños, y no perder la libertad ante nuestras tendencia posesivas. Es un aprendizaje lento porque está lleno de trampas. Necesitamos acompañantes en este camino de aprendizaje a vivir des-centrados. Asumir la soledad,: no pedir a la comunidad que me dé lo que no puede ni debe darme, no estar continuamente sufriendo por no ser el cen- - 54 tro (nos sigue encantando poder ser, como cantaba Cecilia “el muerto y la muerta en el entierro, el novio y la novia en la boda y el niño y la niña en el bautizo”). Es un proceso, posiblemente, de toda una vida. “ventilarse” en el postulantado. En el caso de la vida religiosa femenina, la familia está demasiado presente, excesivamente presente. Creo que no vale el decir “es que los hombres...” El tema es complicado y se presta a cosas muy raras. Pero tenemos que abordar por lo menos que lo que caracteriza la vida religiosa es otro modo afectivo de estar en la vida. Debemos acompañar y no proteger. Durante el noviciado, precisamente porque la gente rompe con lo anterior, se dan riesgos auténticos de regresiones a etapas anteriores de la evolución personal: Es curioso cómo necesidades de afecto en muchos contextos por inseguridad, nostal- Tenemos que decirnos está feo hablar de las gias, celotipias, necesi- que la “opción por los amistades con el otro pobres” no lleva, dad de llamar la atensexo o con gente de ción... Sólo en la medifuera y se acepta comágicamente, da que los adultos refemo normal estar pena más libertad, más renciales sean ca-paces ternura, más acogida... diente de la familia de entrar en diálogo hasta la cuarta generamás existencia sobre el mundo afectición. Esta excesiva evangélica vo y sexual, no para presencia del mundo proteger ni para hurgar familiar no ayuda a sino para acompañar nos podremos sanar heridas ni en el noviciado ni orientar en este voto. Es una constanen ninguna otra comunidad. Parece te en juniores y junioras el que digan que la familia tiene que ser “perfecque no es nada fácil en el noviciado ta”. En la cultura actual esto es poder expresarse en los temas afectiimposible. vos con libertad y espontaneidad. Se convierte normalmente en tema de Esto genera sufrimiento inútil en interrogatorio pseudoterapéutico con la gente que no puede expresar lo que el “gurú” o la “gurú” de turno. ha vivido y viven los suyos, porque otros narran “excesivas historias de Las heridas familiares, en la lo bien que va su familia”. Este análimedida de los posible, tendrían que sis es muy discutible pero es un tema - 55 que está presente y que afecta a lo nuclear de la vida religiosa. El resituarse afectivamente de “otra manera” en la vida, no es tarea para sólo el noviciado, sino que es procesual. El que la ruptura entre noviciado y juniorado no sea tan fuerte no creo que sea sólo asunto de los formandos, sino de diseñar procesos en los no quede el diseño en el papel sino en el contraste entre los formadores sobre sus respectivos estilos y modos de situarse ante ellos. La abnegación no es voluntarismo, el desvivirse sólo puede surgir del núcleo afectivo de la persona. La persona abnegada es la que va descubriendo en el día a día el servicio como el elemento esencial de la Vida Religiosa apostólica. Un servicio que no se queda en las palabras sino en las obras. Es un proceso lento el aprender a estar en la vida de tal modo que la familia no siga siendo el referente afectivo. Esto nos lo tenemos que decir, porque en ello va el ser o no ser de la VRA. El dejar padre, madre y hermanos es dejar padre, madre y hermanos. No se trata de fundamentalismos. Todos somos conscientes del daño que ha causado hasta tiem- pos recientes una lectura de ese tipo, profundamente inhumana y que ha generado sufrimiento inútil, desarraigos incurables, etc. Pero el no hacer una lectura fundamentalista no implica el dejar de vivir la radicalidad evangélica de este tipo de seguimiento carismático. Si hemos dejado lo que más queríamos es porque hemos encontrado el tesoro escondido y la perla preciosa. Si en nuestras vidas no hay tesoro escondido ni perla preciosa, Jesús y su Misericordia entrañable para con los cansados y agobiados de su pueblo, no hay posibilidad de vivir esta vida de castidad. Sólo desde la Misericordia, como personas heridas por ella, nos pondremos en camino de ternura y de búsqueda de los más carentes de nuestra gente. Es perder tiempo y energías a estas alturas, querer mantener lo que no se puede mantener: mi trabajo en la misión del instituto y mis afectos en la familia. Perdemos agilidad si este tema no nos lo decimos crudamente. Habrá que discernir. Este sí que es territorio de discernimiento y no las pérdidas de tiempo en discernir cosas de sentido común: que hay casos y casos, situaciones y situaciones. Esto es evidente, como evidente es que en este tema nos jugamos el - 56 futuro de este carisma, ni mejor ni peor que los otros, pero sí de éste de la VRA en pobreza, castidad y obediencia. Las personas de discernimiento este tema lo “ven”, las personas que no disciernen sobre este tema hacen casuística. tramos palabras de aliento y oramos nuestra soledad, crecemos en el seguimiento. Ante tanta soledad y abandono, ante tanta criatura del Padre bloqueada y paralizada, los y las que hemos profesado castidad, no podemos queTomar al Señor Jesús y a los darnos colando mosquitos y tragando excluidos como referencia vital no es camellos. Colamos el mosquito de una huida hacia adelante. Sé que los una película, por ejemplo, por un pobres no nos curan de asunto de centímetros nuestras carencias de vestido y nos tragaEs tremendo el afectivas. Sería utilimos el camello de vivir “sacrificarse” por los zarlos. Más bien nos blindados ante tanta otros. Tarde o temprano “complican” la vida. demanda de una palase pasará factura. De lo que se trata es de bra de acogida, de un Es necesario tomarse crecer en Compasión beso de cariño o de un en el sentido más noble radicalmente en serio gesto de ternura. de la expresión: en no que Dios no quiere estar mirándonos conPobreza, obediensacrificios tinuamente, en ir más cia y castidad: un allá de nuestros raquíticamino lleno de emcos mundos, que construimos cuando boscadas, pero apasionante en el sela pasión por el Señor se rutiniza. guimiento del Señor Jesús. Sinceramente, no creo que tengamos que Sólo en la medida que tejemos refundar mucho. Sí que creo en el relaciones de cariño y amistad con reto de no olvidar en la VRA que no gentes que comparten este modo de hemos sido llamados y llamadas perseguimiento, vamos adelante. En la sonas de un barro distinto al común medida que aprendemos a compartir de los mortales, que no vamos a vivir las heridas, a no ocultar nuestros ninguna perfección, pero que sí que retrocesos y desenfoques en este vivir podemos, por pura gracia y fortaleza en castidad, en la medida que encondel Espíritu, hacer un poco más visi- - 57 ble que lo único que importa en esta historia es ser cauces de Misericordia y que los pobres de Jesucristo encuentren respiro y dignificación. El futuro de la VRA sólo en manos de Dios está. Toni Català sj. Centro Arrupe. Valencia