Tribunal Supremo. Sala de lo Penal. Sentencia nº 35

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En la Villa de Madrid, a veintinueve de Enero de dos mil quince.
En el recurso de casación por infracción de Ley que ante Nos pende,
interpuesto por la representación del Ministerio Fiscal, contra sentencia
dictada por la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la
Comunidad Valenciana, conociendo del recurso de apelación interpuesto
contra la sentencia dictada por el Tribunal del Jurado de la Audiencia
Provincial de Valencia, que condenó al acusado como autor de un delito
de Homicidio, con la concurrencia de las atenuantes de arrebato y
analógica de confesión, y de una falta de Hurto, los componentes de la
Sala Segunda del Tribunal Supremo que al margen se expresan se han
constituido para votación y fallo bajo la Presidencia dicha y Ponencia del
Excmo. Sr. D. Francisco Monterde Ferrer, siendo también parte el
Ministerio Fiscal como recurrente, estando el recurrido Najib
representado por la Procuradora Dª Rosa María Rodríguez Molinero.
ANTECEDENTES
PRIMERO.- El Juzgado de Instrucción nº 16 de Valencia, incoó Diligencias
del Jurado nº 1/2012, y una vez concluso, fue elevado al Tribunal Jurado
de la Audiencia Provincial de Valencia, Sección Primera, en el
Procedimiento número 2/2014, que con fecha 10 de Marzo de 2014, dictó
sentencia con el siguiente Fallo: "Que debo condenar y condeno, al
acusado Najib como responsable en concepto de autor de un delito de
homicidio, con la concurrencia de la circunstancias atenuantes de la
responsabilidad criminal del art. 21-3 y del art. 21-7 en relación con la
número 4 del Código Penal, a la pena de 4 años de prisión con
inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la
condena, y a que indemnice a los hermanos de la víctima, Victoria, Elena,
Angel Rosendo, Washington y Ana María, en 6000€ a cada uno de ellos.
Estas cantidades devengarán el correspondiente interés legal.
Igualmente debo condenar y condeno, al acusado Najib, como
responsable en concepto de autor de una falta de hurto prevista y penada
en el art. 623-1 del CP., a la pena de un mes multa a razón de 5 € diarios.
También procede imponer al acusado el pago de las costas procesales.
Para el cumplimiento de la pena privativa de libertad que se impone, se
abonará al acusado todo el tiempo que permaneció en prisión.
Únase a esta resolución el acta-de votación del Jurado, y dedúzcase
testimonio de la misma que se unirá a los autos. Notifíquese a las partes
haciéndoles saber que contra la misma cabe recurso de apelación ante la
Sala de lo Civil y Penal del T.S.J. de esta Comunidad, a interponer en el
plazo de diez días desde la última notificación.
Así por esta sentencia en que se expresa el veredicto del Jurado lo
pronuncio, mando y firmo.”
SEGUNDO.- En la citada sentencia se declararon probados los siguientes
Hechos:
"1.- El día 14 de Junio de 2012 Najib, conoció a Andrés, de 68 años de
edad, en un tren procedente de Barcelona con destino a Valencia.
2.- Durante el viaje, Andrés, ofreció trabajo a Najib, en un restaurante que
le dijo tenía en Valencia.
3.- Najib se interesó por la oferta y antes de llegar a la estación de
Sagunto, donde se apeó, para dirigirse hasta Teruel donde residía, se
intercambió el número da teléfono con Andrés.
4.- Najib y Andrés quedaron en ponerse en contacto para verse en días
posteriores.
5.- El lunes 18 de Junio de 2012, de conformidad con lo acordado entre
ellos, Najib se desplazó en autobús a Valencia, donde llegó a las 14 horas,
estando esperándole en la estación Andrés.
6.- Por la tarde, después de visitar diversos lugares, Andrés llevó a Najib a
la habitación única donde residía, ubicada en la vivienda sita en la calle V.
número …3 puerta siete de Valencia, siendo dicho domicilio compartido
con Roberto y Ana María.
Cuando llegaron al domicilio de la calle V., Andrés dijo a Najib que no
hiciera ruido para no despertar a la pareja con los que compartía piso,
entendiendo Najib en ese momento que iba a verse obligado a dormir en
una habitación en la que había una sola cama.
7.- Najib y Andrés pernoctaron en la habitación, haciéndolo el primero en
el suelo y el segundo en la única cama que había, y al día siguiente
deambularon por diversos lugares de ésta capital, sin que en ningún
momento fueran al restaurante ofrecido por Andrés, quién se excusaba en
diversas excusas para no hacerlo.
8.- Una segunda noche, volvieron a dormir en la misma habitación,
acostándose Najib en la única cama existente y Andrés en el suelo.
9.- En un momento dado de la mañana del día 20, sin constar hora
determinada, Najib se despertó sobresaltado y pudo ver a Andrés como se
aproximó a la cama donde dormía Najib e intentó bajarle los pantalones y
en un momento dado éste se abalanzó hacia su boca, intentando besarle,
mientras que con la otra mano le tocaba los genitales, lo cual le generó
una mezcla de terror y asco tan poderosa que le produjo un estado de
conmoción.
10.- Najib, con la única intención de quitarse a Andrés de encima y para
evitar un mal propio consistente en que le continuara intentando besarle y
tocarle los genitales, le cogió de la toalla que llevaba en el cuello,
apretando de ella hasta que vio que los ojos de Angel Rosendo se
inyectaban en sangre y comenzaba a sangrar la nariz, soltándolo en ese
momento y tirándolo al suelo.
11.- Najib abandonó la vivienda tras coger el teléfono móvil de Andrés,
tasado en 40 €, que se encontraba en una mesa de la habitación.
13.- Najib fue detenido en Tarragona, el 4 de Octubre de 2012 saliendo de
su domicilio a las seis y diez de la mañana, efectuándose por la policía
diligencia de entrada y registro en su domicilio sito en la carretera de
Tarragona-Valls bloque 21 portal 1-5, segundo puerta cuatro de Tarragona
siendo hallado el teléfono móvil propiedad de Andrés, tras la detención
Najib no opuso resistencia y colaboró desde el primer momento con los
agentes de la autoridad, prestando declaración voluntariamente en sede
policial.
14.- Andrés era un farsante, un mentiroso y llevaba una vida basada en el
engaño, realizando negocios dudosos.
15.- Andrés falleció soltero, sin descendientes ni ascendientes y con los
siguientes hermanos: Victoria, Elena, Angel Rosendo, Washington y Ana
María.
16.- Najib debe de ser declarado culpable de causar la muerte consumada
sin intencionalidad, de Andrés, como único responsable y partícipe de los
hechos, así como de haber sustraído el teléfono móvil propiedad de
Andrés.
17.- El Jurado concluía como procedente la aplicación al acusado del
beneficio de remisión condicional si concurren los requisitos exigidos en el
Código Penal.
18.- El Jurado estima procedente la petición de indulto total o parcial.”
TERCERO.- La sentencia dictada por la Sala Civil y Penal del Tribunal
Superior de Justicia de Valencia, recurrida ante esta Sala, dictó el siguiente
Fallo:
"1º) Estimar el recurso de apelación formulado por Najib, contra la
Sentencia nº 84/201, de fecha diez de marzo de dos mil catorce, del
Tribunal del Jurado, constituido en el ámbito de la Iltma. Audiencia
Provincial de Valencia, en el Procedimiento del Tribunal del Jurado nº
2/2014, seguido por los trámites del Procedimiento especial del Tribunal
del Jurado, dimanante del Procedimiento de la Ley del Jurado 1/2012,
instruido por Juzgado de Instrucción nº 16 de Valencia y confirmar la
misma.
2º) Revocar parcialmente la dicha sentencia apelada en lo referente a la
no apreciación de la eximente de miedo insuperable en la calificación
jurídica de los hechos probados de la misma, cuya calificación y
fundamentación será la contenida en la presente sentencia y en
consecuencia en la parte del fallo de la misma que condena por el delito
de homicidio y la pena impuesta por éste.
3º) Absolver a Najib del delito de homicidio, por concurrir la eximente de
miedo insuperable, con la consecuente exención de responsabilidad civil
por ello.
4º) Declarar de oficio las costas causadas en esta apelación.
Notifíquese la presente sentencia al Ministerio fiscal y a las partes
personadas, con la advertencia de que contra la misma cabe preparar,
ante este mismo Tribunal, recurso de casación para ante el Tribunal
Supremo, dentro del plazo de cinco días, a contar desde la última
notificación, en los términos del artículo 847 y por los tramites de los
artículos 855 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y una vez
firme, devuélvanse las actuaciones al órgano jurisdiccional de su
procedencia, con testimonio de la presente resolución."
CUARTO.- Notificada la sentencia a las partes, el Ministerio Fiscal, preparó
recurso de casación por infracción de ley, que se tuvo por anunciado,
remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las certificaciones
necesarias para su sustanciación y resolución, formándose el rollo y
formalizándose el recurso.
QUINTO.- Por medio de escrito, que tuvo entrada en la Secretaría de este
Tribunal en 19 de Septiembre de 2014, el Ministerio Fiscal, interpuso el
anunciado recurso de casación articulado en los siguientes motivos:
Primero y único.- Al amparo del art 849, párrafo 1º LECr, por indebida
aplicación de la eximente de miedo insuperable del art 20.6 CP.
SEXTO.- Instruida la parte recurrida, del recurso interpuesto, solicitó la
inadmisión del motivo y subsidiariamente su desestimación,
confirmándose la Sentencia recurrida en todos sus términos. La Sala
admitió a trámite el mismo, quedando conclusos los autos para su
deliberación y decisión cuando por turno correspondiera.
SÉPTIMO.- Hecho el señalamiento para deliberación y fallo, se celebró la
votación prevenida el día 28 de Enero de 2015, con el resultado que se
refleja a continuación.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- El primero y único de motivo se configura al amparo del art
849, párrafo 1º LECr, por indebida aplicación de la eximente de miedo
insuperable del art 20.6 CP.
1. El Ministerio Fiscal recurrente interesa que se case y anule la sentencia
de apelación recurrida y, en su lugar, se dicte otra en que se condena a
Najib en los mismos términos que se recogían en la resolución que en su
día pronunció el Tribunal del Jurado, el cual le condenó como responsable
en concepto de autor de un delito de homicidio, con la concurrencia de las
circunstancias atenuantes de la responsabilidad criminal de arrebato y
analógica de confesión.
Parte el recurrente del contenido del hecho probado nº 9 de la sentencia
del tribunal del Jurado que dice así: “En un momento dado de la mañana
del día 20, sin constar hora determinada, Najib se despertó sobresaltado y
pudo ver a Andrés como se aproximó a la cama donde dormía Najib e
intentó bajarle los pantalones y en un momento dado éste se abalanzó
hacia su boca, intentando besarle, mientras que con la otra mano le
tocaba los genitales, lo cual le generó una mezcla de terror y asco tan
poderosa que le produjo un estado de conmoción".
Para el Ministerio Fiscal, es claro que la agresión sufrida (más bien
intentada) no colocó a Najib "en una situación de terror invencible
determinante de la anulación de su voluntad". Mucho menos puede
sostenerse que el (supuesto e irreal) miedo sea insuperable, esto es
invencible en el sentido de que no sea controlable o dominable por el
común de las personas".
No puede olvidarse que:
1º Que Najib ya se encontraba despierto, por lo que el elemento de
sorpresa que en un principio pudiera haber existido, había desaparecido.
2º Najib tenía a la sazón 22 años y era fuerte y bien formado físicamente.
2º La agresión es realizada por una (única) persona de 68 años muy
inferior en fuerza y preparación a su (teórica) víctima.
4º La agresión, (salvo el hecho de tocar los genitales de Najib) no llegó a
consumarse por cuanto éste se desprendió fácilmente de su atacante.
5º Desde luego, el acusado no quedó inmovilizado por el ataque recibido;
antes al contrario, lo repelió de forma inmediata y eficaz.
Como consecuencia de ello, el recurrente manifiesta su conformidad con
las consideraciones que sobre el particular efectuó el Tribunal de Jurado
en su fundamento de derecho quinto, al considerar que "la sensación de
terror y asco" bajo la que actuó el acusado "debe considerarse inmersa
dentro del concepto de arrebato", lo que le condujo a entender
concurrente la c.3ª art. 21 C.P., pero de ninguna forma la eximente de
miedo insuperable, ni en su forma incompleta ni, mucho menos en la
completa.
2. Con respecto a la eximente de miedo insuperable recuerda nuestra STS
6-10-2011, nº 1046/2011, que tiene establecido esta Sala (Cfr. SSTS.
332/2000, de 24-2; 143/2007, de 22-2; 172/2008, de 30-4; y 1046/2011,
de 6-10) que deben concurrir los siguientes requisitos:
a) La presencia de un mal que coloque al sujeto en una situación de temor
invencible determinante de la anulación de la voluntad del sujeto.
b) Que dicho miedo esté inspirado en un hecho efectivo, real y acreditado.
c) Que el miedo sea insuperable, esto es, invencible, en el sentido de que
no sea controlable o dominable por el común de las personas con pautas
generales de los hombres, huyendo de las situaciones extremas relativas a
los casos de sujetos valerosos o temerarios y de personas miedosas o
pusilánimes.
d) Que el miedo ha de ser el único móvil de la acción.
Y también ha incidido este Tribunal reiteradamente en que el sujeto que
alega tal circunstancia debe acreditar que ha sido víctima de una amenaza
real, seria e inminente, y que su valoración ha de realizarse desde la
perspectiva del hombre medio, del común de los hombres, que se utiliza
así de baremo para comprobar la insuperabilidad del miedo.
Y si bien para la apreciación de la eximente incompleta pueden faltar los
requisitos de la insuperabilidad del miedo y el carácter inminente de la
amenaza, lo que nunca podrá faltar es la existencia de un temor inspirado
en un hecho efectivo, real y acreditado y que alcance un grado bastante
para disminuir notablemente la capacidad electiva de la víctima (STS
783/2006, de 29-6; 1107/2010, de 10-12; y 152/2011, de 4-3, entre otras).
La STS de 16-2-2006, nº 180/2006, viene a exponer que “la doctrina
jurisprudencial sobre la circunstancia eximente de miedo insuperable, (por
todas STS 340/2005 de 8 de marzo), parte de la consideración de que la
naturaleza de la exención por miedo insuperable no ha sido pacífica en la
doctrina. Se la ha encuadrado entre las causas de justificación y entre las
de inculpabilidad, incluso entre los supuestos que niegan la existencia de
una acción, en razón a la paralización que sufre quien actúa bajo un
estado de miedo. Es en la inexigibilidad de otra conducta donde puede
encontrar mejor acomodo, ya que quien actúa en ese estado, subjetivo,
de temor mantiene sus condiciones de imputabilidad, pues el miedo no
requiere una perturbación angustiosa sino un temor a que ocurra algo no
deseado. El sujeto que actúa típicamente se halla sometido a una
situación derivada de una amenaza de un mal tenido como insuperable.
De esta exigencia resultan las características que debe reunir la situación,
esto es, ha de tratarse de una amenaza real, seria e inminente, y que su
valoración ha de realizarse desde la perspectiva del hombre medio, el
común de los hombres, que se utiliza de baremo para comprobar la
superabilidad del miedo.
El art. 20.6 del nuevo Código Penal introduce una novedad sustancial en la
regulación del miedo insuperable al suprimir la referencia al mal igual o
mayor que exigía el antiguo art. 8.10º del Código Penal derogado. La
supresión de la ponderación de males, busca eliminar el papel
excesivamente objetivista que tenía el miedo insuperable en el Código
anterior y se decanta por una concepción más subjetiva y pormenorizada
de la eximente, partiendo del hecho incontrovertible de la personal e
intransferible situación psicológica de miedo que cada sujeto sufre de una
manera personalísima. Esta influencia psicológica, que nace de un mal que
lesiona o pone en peligro bienes jurídicos de la persona afectada, debe
tener una cierta intensidad y tratarse de un mal efectivo, real y
acreditado.
Para evitar subjetivismos exacerbados, la valoración de la capacidad e
intensidad de la afectación del miedo hay que referirla a parámetros
valorativos, tomando como base de referencia el comportamiento que
ante una situación concreta se puede y se debe exigir al hombre medio
(STS 16- 07-2001, núm. 1095/2001. La aplicación de la eximente exige
examinar, en cada caso concreto, si el sujeto podía haber actuado de otra
forma y se le podría exigir otra conducta distinta de la desarrollada ante la
presión del miedo. Si el miedo resultó insuperable, se aplicaría la
eximente, y si, por el contrario, existen elementos objetivos que permiten
establecer la posibilidad de una conducta o comportamiento distinto, aún
reconociendo la presión de las circunstancias, será cuando pueda
apreciarse la eximente incompleta (S 16-07-2001, núm. 1095/2001).
La doctrina jurisprudencial (STS 1495/99, de 19 de octubre), exige para la
aplicación de la eximente incompleta de miedo insuperable, la
concurrencia de los requisitos de existencia de un temor inspirado en un
hecho efectivo, real y acreditado y que alcance un grado bastante para
disminuir notablemente la capacidad electiva (Sentencia de 29 de junio de
1990) En parecidos términos la STS 1382/2000, de 24 de octubre, en la
que se afirma que la naturaleza jurídica ha sido discutida en la doctrina si
se trata de una causa de inimputabilidad, o de inculpabilidad, o de
inexigibilidad de otra conducta distinta, e incluso de negación de la acción,
tiene su razón de ser en la grave perturbación producida en el sujeto, por
el impacto del temor, que nubla su inteligencia y domina su voluntad,
determinándole a realizar un acto que sin esa perturbación psíquica sería
delictivo, y que no tenga otro móvil que el miedo, sin que, ello no
obstante, pueda servir de amparo a las personas timoratas, pusilánimes o
asustadizas (v., SSTS. de 29 de junio de 1990 y de 29 de enero de 1998
entre otras)".
Cuando acudimos al hombre medio como criterio de valoración de la
situación, no queremos decir que haya de indagarse en una especie de
fantasma un comportamiento esperado. Ello sería injusto y además sólo
serviría para transferir a un ser no real comportamientos de seres
humanos, en su situación concreta. Se trata de indagar si la persona que
ha actuado, en su concreta situación anímica y social, tuvo posibilidad de
actuar conforme prescribe el ordenamiento jurídico. Es decir, se utiliza el
recurso el hombre medio sin olvidar las concretas circunstancias
concurrentes”.
La STS 29-6-2006, nº 742/2006 rechaza la petición de exención de la
responsabilidad criminal, señalando que “no existe base fáctica que
permita la aplicación de la circunstancia” La STS nº 610/2014, de 24 de
septiembre declara que “la invocación del miedo insuperable está tan
fuera de lugar que, en rigor, no puede tomarse siquiera en serio como
alegación; cuando lo que hay es la decisión autónoma de quien, ni
presionado, ni amenazado, ni perseguido por nadie atacó de la bárbara
manera que consta a quienes dormían en su domicilio sin representar
para él ningún peligro actual.”
3. En el caso concreto, la sentencia de apelación que es objeto de recurso,
dejando aparte la opinión de la magistrada disidente, que en su voto
particular, cuestiona la calificación admitida en primera y segunda
instancia, basada en la concurrencia de dolo eventual en el delito de
homicidio, apuntando la posibilidad de un homicidio imprudente, aunque
con dudas sobre la salvaguarda del principio acusatorio, sobre lo cual la
sentencia -producto del parecer mayoritario- no entra (pues no planteó
esta cuestión la representación del recurrente), lo cierto es que la misma
en su FJ 2º, basándose en los hechos 9 y 10 de la sentencia del Jurado (que
recogen los puntos 15 y 20 del objeto del veredicto) y el hecho 16(que
recoge los puntos 21 y 23) sólo viene a decir que: “la calificación jurídica
de los mismos (hechos), con independencia de lo que a la Sala le pueda
parecer el veredicto y su resultado, lleva a la estimación de la exención de
miedo insuperable pretendida, y no como razona la sentencia recurrida” Y
ciertamente, tampoco razonó mucho la sentencia del Presidente del
Tribunal del Jurado, pero de cualquier forma en su FJ 5º, al menos dijo
que: “Najib, éste actuó bajo los efectos de una sensación de terror y asco
que le produjeron una conmoción, tratando en todo momento evitar que
continuara intentando besarle y tocarle los genitales (tal como declara
probado el Jurado en base a la declaración del acusado), esta situación
debe de considerarse que supone la concurrencia de la circunstancia
atenuante prevista en el art 21.3 del CP, ya que esa situación de terror y
asco debe de considerarse inmersa dentro del concepto de arrebato que
consiste en una emoción súbita, que, junto a la intención de quitarse de
encima a la víctima para que no le siguiera intentando besar y tocar los
genitales, le produjo al acusado un estado de conmoción con suficiente
entidad para disminuir la imputabilidad, considerando ese terror y asco
expresión de dicha emoción súbita que le provocó la reacción declarada
probada”.
4. Ciertamente, esta Sala ha aceptado con efectos atenuatorios con
efectos diversos la alteración y ofuscación del acusado, así por ejemplo
(Cfr STS 21-1-2014, nº 3/2014) “cuando el alcalde víctima del delito de
atentado le dijo "de qué vas", al tiempo que apartaba hacia un lado a su
hermana con un leve empujón, cuando la misma intentó mediar en la
situación, circunstancia ésta que enfureció de modo tal al acusado que,
ofuscado y visiblemente alterado, comenzó a golpear al Sr. Hilario a base
de puñetazos y patadas durante dos o tres minutos, diciéndole "te voy a
dar a ti alcalde", tirándolo al suelo donde continuó golpeándole hasta que,
después de propinarle una última patada, dio por finalizada la brutal
agresión”.
En otra ocasión (Cfr STS 29-4-2013, nº 390/2013) “se rechaza la pretensión
de la acusación de revocación de la atenuante de arrebato, ya que existió
un estímulo exterior poderoso, como fue la creencia de la agresora, que
apuñaló al ex marido y su nueva compañera, de que iba a verse privada de
la custodia de su hija, a la vez que suponía que se burlaban de ella, lo que
le indujo a la agresión en un estado de irritación y cólera, incompatible
con la fría reflexión “.
Y la STS 18-5-2011, nº 696/2011, en un caso de asesinato en grado de
tentativa, toma en cuenta la atenuante en quien “presa de una estado
emocional exacerbado, con la intención de acabar con la vida del agredido
le clavó el cuchillo que portaba en la mano (de 11 cm. de hoja) en la parte
trasera del hombro izquierdo, habiendo conocido el procesado tres días
antes, que su amigo Vidal y su ex novia María del Pilar mantenían una
relación sentimental, lo que supuso una alteración síquica propia del
campo emocional, que se ajusta a los informes de los peritos que se
refieren a trastornos de la esfera emocional o afectiva, conservando "sus
facultades síquicas superiores".
La STS 15-12-2010, nº 1083/2010, aprecia la atenuante de arrebato en el
acusado quien accedió al interior de la vivienda donde residía junto con
Dolores, en Fuensalida (Toledo), asestando a su compañera sentimental
repetidos golpes empuñando un cuchillo de cocina que dirigió contra el
cuerpo de la víctima, causándole las múltiples heridas incisopunzantes y
con ellas hemotórax bilateral masivo, provocando la muerte de Dolores a
consecuencia de shock hipovolémico hemorrágico secundario a las heridas
descritas concatenado con un fracaso multisistémico. Así se consideró que
el acusado, si bien es una persona que evita el conflicto, ante una
situación altamente estresante, tenía dificultades para manejar su ira y
podía reaccionar de manera explosiva, perdiendo el control de sí mismo,
experimentando, en el momento de ocurrir la agresión, una afectación de
sus capacidades cognitivas, pero especialmente de su capacidad de libre
albedrío, debido a la dificultad que exhibía para controlar sus impulsos.
La STS 24-11-2010, nº 1033/2010, estimó que los requisitos de atenuación
del arrebato pasional concurren en el hecho probado en quien vió a su
padre caído al suelo y sangrando, y en esa situación, valiéndose de una
navaja marca "Andújar", de 11 cm de hoja, que llevaba, agredió a Juan
Ignacio clavándosela en el muslo izquierdo, y a continuación se dirigió a
Imanol, y le clavó la navaja en el antebrazo izquierdo, en la mano
izquierda y en la pierna derecha, además de golpearle en la cara con el
mango de la misma. Argumenta el Tribunal de casación que: “Dijimos en la
STS núm. 1089/2007 que "El artículo 21.3ª del Código Penal considera
circunstancia atenuante la de obrar por causas o estímulos tan poderosos
que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de
entidad semejante". La cláusula de cierre, que permite apreciar con el
mismo efecto otros estados pasionales diferentes, resta trascendencia a la
diferencia entre el arrebato y la obcecación, pero ello no quiere decir que
puedan alegarse conjunta y simultáneamente, pues se trata de estados
pasionales distintos.
En cuanto a sus requisitos, en la STS núm. 1147/2005, se señalaba que «su
esencia, como se recuerda en la STS núm. 582/1996, de 24 de septiembre,
radica en una sensible alteración de la personalidad del sujeto cuya
reacción de tipo temperamental ante estímulos externos incide sobre su
inteligencia y voluntad, mermándolas en relación de causa a efecto y en
conexión temporal razonable, presentándose como una respuesta que
puede ser entendida dentro de parámetros comprensibles en un entorno
normal de convivencia. La jurisprudencia de esta Sala, que excluye el
arrebato en los supuestos de simples reacciones coléricas y en los casos de
simple acaloramiento o aturdimiento que acompaña a la comisión de
algunas figuras delictivas, ha señalado que el fundamento de esta
atenuante se encuentra en la disminución de la imputabilidad que se
produce en un sujeto que se encuentra con la mente ofuscada por una
pasión que en ese momento le afecta. Es posible que ese estado pasional
venga provocado por una sucesión de hechos producidos en un período
de tiempo más o menos extenso, y que permanezca larvado hasta su
explosión a causa de un estímulo concreto que incide de forma
importante en un sustrato previamente existente. Se ha venido exigiendo
la concurrencia de varios requisitos para apreciar esta circunstancia de
atenuación. En primer lugar, debe constatarse la existencia de estímulos o
causas, generalmente procedentes de la víctima (STS núm. 256/2002, de
13 de febrero, que puedan ser calificados como poderosos, y que se
entiendan suficientes para explicar en alguna medida la reacción del
sujeto, con lo que quedan excluidos los estímulos nimios ante los que
cualquier persona media reaccionaría con normalidad. Es en este sentido
en el que ha de ser entendida la exigencia relativa a la proporcionalidad
que debe existir entre el estímulo y la alteración de la conciencia y de la
voluntad que acompaña a la acción. Si la reacción resulta absolutamente
discordante por notorio exceso con el hecho motivador, no cabe aplicar la
atenuación (STS de 27 de febrero de 1992), pues no es posible otorgar
efectos atenuatorios a cualquier reacción pasional o colérica si no está
contrastada la importancia del estímulo provocador del disturbio
emocional en que el arrebato consiste y que ha de tener influencia
menguante sobre la voluntad e inteligencia del autor (STS núm.
1483/2000, de 6 de octubre). En segundo lugar ha de quedar acreditada la
ofuscación de la conciencia, o estado emotivo repentino o súbito, u otro
estado pasional semejante, que acompaña a la acción. En tercer lugar,
debe existir una relación causal entre uno y otra, de manera que la
conducta sea una consecuencia de la trascendencia del estímulo. En
cuarto lugar, ha de existir una cierta conexión temporal, pues el arrebato
no podrá apreciarse si ha mediado un tiempo entre estímulo y reacción
que prudencialmente permita estimar que se ha recuperado la frialdad de
ánimo. Y en quinto lugar, que la respuesta al estímulo no sea repudiable
desde la perspectiva de un observador imparcial dentro de un marco
normal de convivencia» (STS núm. 1301/2000, de 17 de julio). Por lo
tanto, no cualquier estímulo es válido a los efectos de atenuar la
responsabilidad por la vía de la atenuante de estado pasional. Así, se ha
dicho que la reacción amparada en la atenuación debe ir dirigida a la
asegurar la convivencia social, pues no ha de olvidarse la función del
derecho penal, la ordenación de la convivencia, por lo que los
presupuestos de la atenuación deben ser lícitos y acordes con las normas
de convivencia.
Así expuesto el contenido de la atenuación, sus requisitos concurren en el
hecho probado y ningún error cabe declarar. El condenado oye disparos y
baja a la calle corriendo donde ve a su padre tendido en el suelo herido
momento en el que reacciona agrediendo a sus víctimas ante el cariz de
los hechos. No es óbice a esa situación de arrebato que se describe en el
hecho probado los argumentos de los recurrentes, que sabían que su
padre era propietario de un arma, pues ese hecho no supone conocer que
su padre fuera el autor de los disparos y que su padre hubiera empleado
el arma con anterioridad”.
5. Consecuentemente, habiendo descrito los hechos probados de la
sentencia dictada por el Presidente del Tribunal del Jurado una situación
de arrebato en el sujeto agente, perfectamente homologable con los
parámetros jurisprudenciales más arriba recogidos y plenamente incluible
en la circunstancia de atenuación 3ª del art 21 del CP, y habiendo sido ésta
apreciada por tal resolución; y no habiendo la sentencia de apelación
recurrida justificado la concurrencia de los requisitos doctrinal y
jurisprudencialmente exigidos para la estimación de la eximente de miedo
insuperable, es claro que procede reconocer la razón de la impugnación
realizada por el Ministerio Fiscal.
6. Y sin que sea óbice al respecto, como pretende la representación del
recurrido, la doctrina del TEDH sobre imposibilidad de modificar en
casación, -donde se carece de la capacidad de valorar de modo directo las
pruebas personales concurrentes y oír personalmente al acusado-, una
sentencia absolutoria dictada en la instancia. Y ello porque en nuestro
caso, no se discute sobre una cuestión de hecho determinante de la
valoración de la culpabilidad del acusado, sino que se trata de una
cuestión de derecho o estrictamente jurídica, perfectamente resolvible
por el tribunal de casación.
Así, es cierto que la doctrina del Tribunal Constitucional, ha ido
evolucionando, desde la STC 167/2002, así como la de esta Sala y
siguiendo ambas en este aspecto al TEDH, han establecido severas
restricciones a la posibilidad de rectificar en vía de recurso los aspectos
fácticos de sentencias absolutorias para consignar un nuevo relato de
hechos probados al que unir un pronunciamiento condenatorio contra
quien había resultado absuelto en la instancia. De modo que se pueden
citar, las SSTC 154/2011; 49/2009, f.jdco. segundo; 30/2010, f.jdco.
segundo ó 46/2011, f.jdco. segundo, y la STC 30/2010, todas ellas insisten
en la obligación de que el Tribunal que va a conocer vía recurso de la
sentencia absolutoria dictada por otro, debe oír personal y directamente
al absuelto en la instancia en un debate público en el que se respete la
contradicción,.
Ahora bien, en todas ellas se establece también, como única excepción,
que se trate de una exclusiva cuestión jurídica que respetando
escrupulosamente los hechos probados no precisa de una re-valoración de
las pruebas ni de las personales strictu sensu ni de otras en las que la
audiencia del concernido aparezca como necesaria. Es decir que no sea
preciso revalorar los elementos objetivos y subjetivos del delito, porque la
cuestión debatida es meramente de subsunción jurídica de unos hechos
aceptados. En tal sentido, SSTS 1423/2011, 142/2011, 309/2012 de 12 de
Abril, 757/2012 de 11 de Octubre, 309/2012 de 12 de Abril, 1020/2012 de
30 de Diciembre, 157/2013 de 22 de Febrero y 325/2013 de 2 de Abril; 142-2014, etc.
Por todo ello, el motivo ha de ser estimado.
SEGUNDO.- Estimándose el recurso interpuesto por infracción de ley por
el Ministerio Fiscal, contra la sentencia dictada con fecha 4 de Julio de
2014, por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana,
procede declara de oficio sus costas de conformidad con lo dispuesto en el
art. 901 de la LECr.
FALLO
Debemos estimar y estimamos el recurso de casación por infracción de
ley, interpuesto por el Ministerio Fiscal, contra sentencia dictada por la
Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de La Comunidad
Valenciana, de fecha 4 de Julio de 2014, en causa seguida por delito de
asesinato y falta de hurto, declarando de oficio las costas ocasionadas en
el presente recurso.
Comuníquese esta Sentencia, y la que a continuación se dictará, al
mencionado Tribunal Superior de Justicia a los efectos legales oportunos,
con devolución de la causa que en su día remitió, interesando acuse de
recibo.
Así por esta nuestra sentencia que se publicará en la Colección Legislativa,
lo pronunciamos, mandamos y firmamos. Joaquín Giménez García.- José
Ramón Soriano Soriano.- Francisco Monterde Ferrer.- Andrés Palomo Del
Arco.- Perfecto Andrés Ibáñez
SEGUNDA SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Enero de dos mil quince.
En la causa correspondiente al Procedimiento del Tribunal Jurado nº
2/2014, dimanante del Procedimiento Tribunal Jurado nº 1/2012 del
Juzgado de Instrucción número 16 de Valencia, fue dictada Sentencia el 10
de marzo de 2014 por el Presidente del Tribunal del Jurado de la
Audiencia Provincial de Valencia, que condenó al acusado Najib, como
autor de un delito de homicidio, con la concurrencia de la circunstancia
atenuante de la responsabilidad criminal del art. 21.3 y del art. 21.7 en
relación con la número 4 del CP, a la pena de 4 años de prisión.
La referida Sentencia fue revocada parcialmente por el Tribunal Superior
de Justicia de la Comunidad Valenciana que conoció del recurso de
apelación interpuesto.
Dicha Sentencia ha sido casada y anulada por la dictada con esta misma
fecha por esta Sala, por lo que los mismos Magistrados que la
compusieron, y bajo la misma Ponencia.
ANTECEDENTES
Se reproducen e integran en esta Sentencia todos los de la nuestra
anterior y los de la Sentencia de Apelación rescindida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Se reproducen e integran en esta Sentencia todos los de
nuestra Sentencia anterior y los de la Sentencia rescindida en tanto no
sean contradictorios con los de la primera.
SEGUNDO.- En su virtud, se casa y anula la sentencia de Apelación que
apreció en el acusado la eximente de miedo insuperable, comprendida el
nº 6º del art 20 CP, y absolvió del delito de Homicidio al acusado NAJIB. Y
ello porque, conforme se argumentó en el fundamento primero de
nuestra sentencia rescindente, se estima que, no procede dicha eximente,
y que los hechos probados como tales declarados por la Sentencia dictada
por el Presidente del Tribunal del Jurado, son constitutivos del delito de
Homicidio y de la Falta de Hurto, por el que fue condenado en la primera
instancia como autor el acusado NAJIB, con la concurrencia de las
atenuantes de estado pasional por arrebato, comprendida en la
circunstancia 3ª del art 21 CP y analógica de confesión, 4ª del art 21, en
relación con la 7ª del mismo artículo del CP.
TERCERO.- Conforme a ello, son procedentes, por las razones que indica la
misma sentencia de instancia en su FJ 7º, las penas de cuatro años de
prisión por el delito y un mes de multa, a razón de 5 euros diarios, por la
falta.
Y se mantiene en su integridad el resto de los pronunciamientos de la
sentencia de primera instancia en cuanto a penas accesorias,
responsabilidades civiles, costas y abono de prisión preventiva.
FALLO
Se casa y anula el Fallo de la Sentencia nº 13/2014, de cuatro de julio,
dictada en Apelación por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana, declarando la exención de responsabilidad de NAJIB, por
apreciación de la circunstancia de miedo insuperable.
Y se mantiene la condena efectuada por la sentencia 84/20014, de diez de
marzo, dictada por el Presidente del Tribunal del Jurado de la Audiencia
Provincial de Valencia, estimando al acusado Najib como autor de un
delito de Homicidio y de una Falta de Hurto, con la concurrencia en el
delito de las atenuantes de estado pasional por arrebato, y analógica de
confesión, a las penas de cuatro años de prisión por el delito, y un mes de
multa, a razón de 5 euros diarios, por la falta.
Y se mantiene igualmente en su integridad el resto de los
pronunciamientos de la sentencia de primera instancia en cuanto a penas
accesorias, responsabilidades civiles, costas y abono de prisión preventiva.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa,
lo pronunciamos, mandamos y firmamos. Joaquín Giménez García.- José
Ramón Soriano Soriano.- Francisco Monterde Ferrer.- Andrés Palomo Del
Arco.- Perfecto Andrés Ibáñez.
Publicación.- Leídas y publicadas han sido las anteriores sentencias por el
Magistrado Ponente Excmo. Sr. D. Francisco Monterde Ferrer, mientras se
celebraba audiencia pública en el día de su fecha la Sala Segunda del
Tribunal Supremo, de lo que como Secretario certifico.
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