Validez de informes jurídicos emitidos por personal del Ayuntamiento no cualificado Fecha de la consulta: 29/1/2015 Planteamiento El Departamento de Urbanismo de este Ayuntamiento no dispone de Técnico del grupo A y los informes jurídicos, incluso los que incluyen propuesta, los firma un administrativo del grupo C1 sin formación legal. Tenemos dudas sobre la validez de dichos informes y si pueden suponer la nulidad de los expedientes a los que se incorpora. Interesaría conocer su opinión. Respuesta Efectivamente, en las Consultas "Legislación que regula las funciones de cada puesto de trabajo en la Administración Pública" y "Necesidad o no de licenciatura en Derecho para elaborar informes jurídicos o desempeñar puesto de Técnico de Servicios Jurídicos" ya concluimos la imposibilidad de que los informes jurídicos sean firmados por un administrativo del grupo C1 sin formación legal. Debemos partir, en primer lugar, de la previsión que el art. 167 del Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de las Disposiciones Legales Vigentes en materia de Régimen Local -TRRL-, lleva a cabo, por cuanto su apartado 1º dispone que los funcionarios de carrera de la Administración local que no tengan habilitación de carácter nacional se integrarán en las escalas de Administración General y Administración Especial de cada Corporación, que quedarán agrupadas conforme a lo dispuesto en la legislación básica del Estado sobre función pública, en los grupos que éste determine, de acuerdo con la titulación exigida para su ingreso. Dicha previsión es acotada por el apartado 2º del referido artículo, por cuanto el mismo dispone que la escala de administración general se divide en las subescalas siguientes: a) Técnica. b) De gestión. c) Administrativa. d) Auxiliar. e) Subalterna. Por su parte, el apartado 3º añade que la Escala de Administración Especial se divide en las Subescalas siguientes: a) Técnica. b) De Servicios Especiales. Dicha regulación, a su vez, es complementada con la regulación del art. 169 TRRL, que determina que corresponde a los funcionarios de la Escala de Administración General el desempeño de funciones comunes al ejercicio de la actividad administrativa, de tal forma que los puestos de trabajo predominantemente burocráticos habrán de ser desempeñados por funcionarios técnicos, de gestión, administrativos o auxiliares de Administración General. Por otro lado, dicho art. 169 TRRL nos da las pautas que permiten ir diferenciando las funciones correspondientes a cada Grupo: a) Pertenecerán a la Subescala Técnica de Administración General, los funcionarios que realicen tareas de gestión, estudio y propuesta de carácter administrativo de nivel superior. b) Pertenecerán a la Subescala de gestión de Administración General los funcionarios que realicen tareas de apoyo a las funciones de nivel superior. c) Pertenecerán a la Subescala Administrativa de Administración General, los funcionarios que realicen tareas administrativas, normalmente de trámite y colaboración. d) Pertenecerán a la Subescala Auxiliar de Administración General, los funcionarios que realicen tareas de mecanografía, taquigrafía, despacho de correspondencia, cálculo sencillo, manejo de máquinas, archivo de documentos y otros similares. e) Pertenecerán a la Subescala de Subalternos de Administración General, los funcionarios que realicen tareas de vigilancia y custodia interior de oficinas, así como misiones de Conserje, Ujier, Portero u otras análogas en edificios y servicios de la Corporación. Respecto a la escala de Administración Especial, el art. 170.1 TRRL establece que tendrán la consideración de funcionarios de Administración Especial los que tengan atribuido el desempeño de las funciones que constituyen el objeto peculiar de una carrera, profesión, arte u oficio. Según el número 2 de dicho art. 170, los puestos de trabajo a desempeñar por funcionarios de la escala de servicios especiales podrán existir en cualquier clase de Corporación. En relación a dichas previsiones, el art. 76 de la Ley 7/2007, de 12 de abril, por la que se aprueba el Estatuto Básico del Empleado Público -EBEP-, prevé que los cuerpos y escalas se clasifican, de acuerdo con la titulación exigida para el acceso a los mismos, en los siguientes grupos: 1º. Grupo A, dividido en dos Subgrupos A1 y A2. Para el acceso a los cuerpos o escalas de este Grupo se exigirá estar en posesión del título universitario de Grado. En aquellos supuestos en los que la Ley exija otro título universitario será éste el que se tenga en cuenta. La clasificación de los cuerpos y escalas en cada Subgrupo estará en función del nivel de responsabilidad de las funciones a desempeñar y de las características de las pruebas de acceso. 2º. Grupo B. Para el acceso a los cuerpos o escalas del Grupo B se exigirá estar en posesión del título de Técnico Superior. 3º. Grupo C. Dividido en dos Subgrupos, C1 y C2, según la titulación exigida para el ingreso: a) C1: título de bachiller o técnico. b) C2: título de graduado en educación secundaria obligatoria. http://www.policiacanaria.com/ Si ponemos, pues, en conexión la regulación del EBEP y del TRRL, vemos que un funcionario perteneciente al subgrupo A1, al que se le exige una licenciatura o grado, lleva pareja las responsabilidades que la letra a) del art. 169 TRRL prevé, esto es, realizar tareas de gestión, estudio y propuesta de carácter administrativo de nivel superior, mientras que a un funcionario que pertenezca al subgrupo C1, puesto respecto del cual se exigirá para su cobertura el título de bachiller o técnico, deberá realizar las tareas que la Relación de Puestos de Trabajo correspondiente haya previsto para dicho puesto, y que deben circunscribirse a tareas propias de la letra c) del citado art. 169 TRRL, que no son otras que las de tareas administrativas, normalmente de trámite y colaboración. Es más, si acudimos al art. 175 del Real Decreto 2568/1986, de 28 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales -ROF-, en relación al tipo de informe que debe emitir el Jefe de la Dependencia, conforme señala el art. 172.1 ROF, vemos que el art. 175 exige que dicho informe jurídico revista la forma de "informe-propuesta", cuestión, pues, que excede claramente del ámbito de las funciones reservadas a un puesto de trabajo clasificado como C1. Queda claro, pues, que la práctica ejercida en el Ayuntamiento que plantea la Consulta no es correcta, por cuanto un funcionario perteneciente al subgrupo C1 no debe emitir informes jurídicos que sirvan de propuesta de resolución, función que está reservada a los funcionarios pertenecientes al subgrupo A1, hecho que conllevaría que, en ausencia de funcionarios pertenecientes al subgrupo A1 en el Área de Urbanismo, debe ser el Secretario del Ayuntamiento quien emita dichos informes, a falta de personal cualificado. En otro orden, entendemos que dicha práctica no tiene por qué conllevar la nulidad del expediente administrativo, toda vez que si el acto administrativo es ajustado a Derecho, no se ha prescindido total y absolutamente del procedimiento. Al respecto, la Sentencia del TSJ Castilla y León de 24 de julio de 2009, en expediente de aprobación del presupuesto municipal, declara su anulabilidad y retroacción de actuaciones (no su nulidad), por cuanto los informes que deben acompañar al presupuesto habían sido elaborados por personas no cualificadas conforme se exige por la correspondiente normativa, lo que, entiende el TSJ, ocasiona una indefensión en aquellos que han de tomar las medidas correspondientes a la hora de aprobar estos presupuestos. A mayor abundamiento, el TS considera la necesidad de que este informe esté emitido por funcionario adecuadamente cualificado. Así lo expresa con precisión en Sentencia de 22 de mayo de 2000 en su FJ 3º: "...esa irregularidad existe efectivamente por lo que se refiere a la elaboración del informe económico-financiero por un funcionario de la Escala Auxiliar, por más que en ese momento actuase como Interventor Habilitado. A mayor abundamiento, debe destacarse que del contexto del recurso y de las alegaciones del propio recurrente en casación se deduce que aquel funcionario, no sólo suscribió el informe, sino que además elaboró el proyecto de presupuesto, aunque lo cierto es que la Sentencia recurrida se refiere exclusivamente al informe económico-financiero. Debe destacarse que efectivamente no consta, como destaca la Sentencia recurrida, que el Auxiliar que actuaba como Interventor -Habilitado reuniese los requisitos necesarios para ejercer tal habilitación. Es directa y frontal por tanto la contravención de los artículos 1.1 y 4.1, apartado g) del Real Decreto 1174/1987, de 18 de septiembre, que imponen como requisito necesario que el informe económico-financiero sea redactado por un funcionario de habilitación nacional con la titulación suficiente. Al respecto esta Sala debe partir de la finalidad perseguida por el ordenamiento jurídico en los preceptos antes citados, que no es otra sino la de que los datos económico-financieros que han de ser tenidos en cuenta en el informe han de ser valorados con los debidos criterios de legalidad y adecuación a las circunstancias económicas de la Corporación por una persona con la formación suficiente, habida cuenta de la importancia que tiene el presupuesto para el funcionamiento de la Corporación. Trascendiendo criterios estrictamente formales es de advertir que no estamos sólo ante el cumplimiento de un requisito reglamentario, sino que este requisito se impone por la legislación aplicable para que los miembros de la Corporación tengan elementos de juicio suficientes a la hora de aprobar el presupuesto , que es desde luego una de las principales competencias del Pleno de la entidad local. Desde luego no puede aceptarse la argumentación del recurrente en casación en el sentido de que la cuestión central es que el presupuesto se encuentre nivelado. No se oculta a esta Sala la decisiva importancia de este extremo, pero desde luego no es la única cuestión a considerar cuando se trata de la aprobación de documento tan complejo como un presupuesto municipal. Menos aún puede aceptarse la argumentación de que, si bien suscribió el informe económico-financiero el Interventor Habilitado, lo hizo con la supervisión del Secretario. Desde luego esta supervisión no es lo que prevé el precepto reglamentario aplicable, pero además el argumento correspondiente no fue acogido por la Sala «a quo», la cual de este modo llevó a cabo una valoración de los hechos acaecidos que no es revisable en casación. En consecuencia, habida cuenta de lo que hemos expuesto en este Fundamento de Derecho y en el precedente ha de llegarse a la conclusión de que al aprobarse el presupuesto se infringió efectivamente el ordenamiento jurídico, siendo determinante de la anulabilidad de todo el documento la importante irregularidad apreciada respecto al informe económico-financiero. Esto es, justamente lo que declara la Sentencia impugnada, que no ha contravenido ni la jurisprudencia de esta Sala ni los preceptos de la Ley de Procedimiento Administrativo que invoca el recurrente en casación. Por tanto, no pueden acogerse las argumentaciones que se realizan en este sentido en el único motivo invocado". Véase también la Sentencia del TSJ Canarias de 25 de enero de 2013. Fuente: http://www.derecholocal.es/novedades_consultas_ampliada.php?id=CATSUYZE:7DF00657