Gobernanza, Revista Internacional para el desarrollo humano

Anuncio
“Tres preguntas en torno a la nueva izquierda latinoamericana”,
Gobernanza, Revista Internacional para el desarrollo humano
Mikel Barreda
Conteste con algunos nombres.
¿Qué líderes izquierdistas latinoamericanos conoce usted? ¿Sabe algo de los movimientos izquierdistas del
siglo pasado?
ANTES DE LEER
En una hoja aparte, busque la palabra subrayada en el texto y primero adivine (guess) lo
que puede significar del contexto. Luego, búsquela en el diccionario.
acceder
cifras
ingresos
paliar
VOCABULARIO
acuñar
clientelismo
intromisión
populismo
aranceles
desafío
jurídica
rechazo
asistencialismo
disminuir
marco
reivindicar
avatares
eje
MERCOSUR
soberanía
cajón de sastre
filón
neoliberalismo
subsidios
Mire el texto rápidamente para ver de qué se trata, observando cómo está organizado.
Después lea la primera oración de cada párrafo.
MIRADA RAPIDA
Lea las preguntas de comprensión y busque el párrafo del texto que podrá contener la
respuesta, marcando el lugar con el número de la pregunta. Sólo entonces deberá leer el artículo
detenidamente y contestar las preguntas. Es importante hacer todo lo posible para extraer información del
artículo usando el diccionario un mínimo absoluto.
COMPRENSION
1. ¿Quiénes son los líderes izquierdistas actualmente?
2. ¿Qué características tiene la izquierda del pasado en comparación con el presente?
3. ¿Qué opinión se tiene de la izquierda cubana?
4. ¿Qué factores contribuyeron a este fenómeno?
5. ¿Cuál es la promesa y cuál es la realidad del neoliberalismo?
6. ¿Qué factor es el más responsable por el fortalecimiento de la izquierda?
7. ¿Qué se entiende por “la izquierda” y por “la derecha”?
8. ¿Qué elementos en común tienen las izquierdas latinoamericanas?
9. ¿En qué difieren?
10. ¿Qué desafíos encara la consolidación de la nueva izquierda?
“Tres preguntas en torno a la nueva izquierda latinoamericana”, Mikel Barreda
1. Desde finales de los años noventa, una ola de movimientos y partidos de izquierda se ha ido extendiendo
por América Latina. El triunfo electoral de líderes de formaciones de izquierda en sucesivos países
constituye la expresión más evidente de esta ola. El venezolano Hugo Chávez inició esta serie en 1998, al
que le han seguido después Ricardo Lagos en Chile (1999), el brasileño Luis Inácio Lula da Silva (2002),
Néstor Kichner en Argentina (2003) y, por último, Tabaré Vázquez en Uruguay (2004). Estos triunfos se
podrían repetir en las próximas elecciones de otros países como es el caso de México o Perú. Asimismo, la
izquierda ha cobrado una destacada presencia en la calle, a través de nuevos movimientos y organizaciones
sociales, capaces, en algunos casos, de desafiar a los gobiernos y contribuir decisivamente a su caída (como
en Ecuador, Bolivia o Argentina).
2. La izquierda ha irrumpido, pues, con fuerza en la política latinoamericana. Pero se trata de una izquierda
nueva, que poco tiene que ver con la del pasado, que aspiraba a la revolución social. La de ahora es una
izquierda con un discurso mucho más moderado, pragmático, que le permite alcanzar el poder a través de
las urnas. Ello no significa, por supuesto, que Cuba no siga siendo un modelo para muchos grupos y
formaciones políticas latinoamericanas, pero, en general, se halla hoy extendida la opinión de que el
sistema cubano ya no funciona y que es, más bien, una rémora del pasado. Parafraseando el título de un
conocido libro de F. González y J. L. Cebrián, podría decirse que "la izquierda latinoamericana ya no es lo
que era".
3. La emergencia de la nueva izquierda ha pillado por sorpresa a muchos observadores de la realidad
latinoamericana y ha dado pie a numerosas preguntas. Entre otras, ¿cuáles son los factores que explican su
emergencia? ¿comparten un proyecto político común o la expresión de nueva izquierda es un cierto "cajón
de sastre"? ¿qué desafíos tiene de cara a consolidarse en la región? Este artículo pretende dar una respuesta
a cada una de estas preguntas, dedicando una particular atención a la segunda, dado el debate reciente que
este tema ha suscitado entre algunos analistas. Por una limitación de espacio, el análisis y la reflexión se
acotará a los partidos y líderes de la nueva izquierda que han accedido al poder.
¿Qué es lo que ha pasado para que haya emergido esta nueva izquierda?
4. Básicamente tres cosas. En primer lugar, América Latina, al igual que otras partes del mundo, ha sufrido
los efectos de la caída del muro de Berlín. En efecto, la desaparición del socialismo del Este de Europa
llevó a las formaciones de izquierda latinoamericanas a hacer una autorevisión crítica y adaptarse a los
nuevos tiempos. En este sentido, la mirada ideológica pasó a dirigirse a la socialdemocracia europea y a
fijarse en cómo ésta había sido capaz de articular y aplicar programas de izquierda en el marco de
sociedades democráticas.
5. Ello ocurría, además, en un contexto de democratización en la región latinoamericana. Proceso que, a
pesar de las debilidades e insuficiencias que ha arrastrado (sobre todo, en lo que se refiere a garantizar una
auténtica ciudadanía democrática al conjunto de la población), ha brindado oportunidades para mejorar la
organización y representación política de grupos sociales tradicionalmente excluidos, entre ellos los de la
nueva izquierda. La llegada de la democracia ha creado, pues, oportunidades favorables para la emergencia
de la nueva izquierda.
6. Sin duda, la principal explicación del éxito que ha alcanzado la nueva izquierda es la desafección
generalizada con respecto a las reformas económicas del llamado Consenso de Washington. Como es
sabido, estas reformas implicaban un modelo económico neoliberal, en el que el Estado no garantizaba
protección frente a gran parte de los avatares del mercado, pero a cambio se prometía un crecimiento
económico mayor y más estable. Los resultados no han sido en absoluto los prometidos. Sin entrar en
detalle en el laberinto de cifras existentes, baste mencionar únicamente que el crecimiento económico
alcanzado ha sido modesto y, además, insuficiente para disminuir el nivel de pobreza y la desigualdad, que
se han mantenido, en todo momento, en cotas muy elevadas.
7. Ante esta situación, los movimientos y los partidos de la nueva izquierda han encontrado un auténtico
filón en el fracaso del modelo económico liberal. El rechazo firme al neoliberalismo económico se ha
convertido en uno de los elemento clave -sino el que más- desde el que han articulado su ideario y
programa político, y les ha permitido ampliar notablemente su apoyo social y electoral.
¿Un proyecto común o un "cajón de sastre"?
8. Hasta ahora me he referido a formaciones y líderes políticos que comparten un discurso pragmático de
izquierda y que aspiran a alcanzar el poder a través de elecciones. Pero más allá de esto, ¿puede decirse que
constituyen un grupo relativamente afín? o ¿hay que decir, más bien, que la expresión "nueva izquierda" es
una licencia analítica, que integra fuerzas y personalidades muy heterogéneas? Antes de responder a estas
preguntas conviene tener presente que nunca ha sido fácil precisar lo que significa izquierda y derecha.
Desde que se acuñaron estos conceptos en la Francia revolucionaria se han utilizado para diferenciar
posiciones distanciadas en el espectro político: progresistas versus conservadores. De todas formas, ello no
impide hablar de unas señas de identidad típicas de la izquierda y la derecha. Por ejemplo, el viejo debate
normativo sobre la preferencia por la libertad individual (entendida como ausencia de intromisión en la
esfera privada de cada persona) y la igualdad socioeconómica (en términos de ingresos y bienestar) que ha
dividido respectivamente a derecha y a izquierda.
9. Centrándonos en el caso de la nueva izquierda latinoamericana, se aprecian algunos denominadores
comunes en la mayoría de las formaciones que la integran, especialmente tres:
• Una sensibilidad por la problemática de la desigualdad y la injusticia social existente en América
Latina, concediendo una prioridad a políticas orientadas a combatir o, como mínimo, paliar tal situación.
Una de las iniciativas más conocidas es el programa "Hambre Cero" del gobierno Lula.
• Otra preocupación común es velar por la soberanía nacional, dentro de la cual destaca la pretensión de
controlar la explotación de recursos naturales del país, como el petróleo o el gas.
• Un interés por impulsar iniciativas conjuntas de cooperación y acción exterior, tanto de carácter
político como económico. Por ejemplo, estrategias comunes de cara a las negociaciones con los organismos
financieros internacionales.
10. No obstante estas puntos en común, cuando se analiza con más detalle cada de las fuerzas de la nueva
izquierda se aprecian importantes matices al respecto, cuando no destacadas diferencias. Las principales
divergencias pivotan sobre tres cuestiones: el modelo económico, el populismo y la integración regional.
Comenzando por la primera, si bien uno de los elementos comunes de la nueva izquierda es el rechazo al
modelo neoliberal, hay situaciones muy singulares al respecto. Chile es el caso más ilustrativo. Constituye
la economía de mayor dinamismo y estabilidad de la región en los últimos años, lo que es resultado en gran
parte de la política de liberalización y apertura comercial emprendida en los años ochenta. Si a este dato se
añade la política de disciplina fiscal que ha sido desarrollada, la conclusión que se extrae es que el modelo
económico vigente en Chile no se distancia mucho del Consenso de Washington. Ahora, un modelo
económico combinado con un compromiso notable, por parte del gobierno actual, en política social.
11. El populismo es otro tema que divide a las formaciones y líderes de la nueva izquierda. Se trata de una
vieja tradición política que se caracteriza por contar con un discurso que interpela de manera constante al
"pueblo" y por contar con una organización levantada sobre un líder carismático. Buena parte de las
formaciones políticas latinoamericanas actuales, entre ellas las de la nueva izquierda, recurren a una
retórica demagógica y a una puesta en escena un tanto populista, aunque existen diferenciadas en cuanto al
estilo y la gestión de la política. Chávez es, sin duda, el representante de la nueva izquierda que más ha
destacado por su estilo de gobierno populista, orientado hacia los sectores más desfavorecidos y con una
dinámica de confrontación con los empresarios y gran parte de la clase media. Para ello recurre al
clientelismo y al asistencialismo a la hora de orientar políticas sociales, tal como se pudo constatar en la
campaña electoral del año pasado (en la que prometía subsidios a los más pobres a cambio, lógicamente, de
apoyo). Todo ello, además, comportándose prácticamente como dueño absoluto del poder público, sin
apenas estar sujeto a control alguno.
12. La tercera fuente de divergencias destacadas entre las fuerzas y líderes de la nueva izquierda es la
integración regional, tanto política como económica.. Se han hecho evidentes, a este respecto, posiciones
dispares entre aquellos que propugnan un discurso de integración regional más radical y de confrontación
con EEUU, encabezados por Chávez, y los que plantean una vía más moderada y de concertación, liderados
por Lula. Asimismo, el tema de fortalecimiento de MERCOSUR ha generado visiones muy diferentes.
Particularmente desde Chile se mira con escepticismo este proceso de integración, entre otras razones,
porque no parece dispuesto a aumentar los aranceles de importación y asumir los márgenes de protección
que Brasil y Argentina necesitan para su industria.
13. Como vemos, hay diferencias entre estas formaciones políticas, pero sobre la base de algunos puntos en
común que orientan su acción de gobierno, por lo que -a pesar de lo que algunos analistas opinan- puede
utilizarse con propiedad el término de nueva izquierda para referirse a todas estas formaciones.
¿Qué desafíos tiene de cara a su consolidación?
14. El ascenso al poder de líderes y partidos políticos de la nueva izquierda latinoamericana es un
fenómeno muy reciente. El que este fenómeno no sea meramente transitorio y que se consolide depende en
buena medida de cómo afronte tres importantes desafíos; a saber:
• La oferta de un proyecto político propio, que vaya más allá de la oposición al modelo económico
neoliberal y que sea capaz de gestionar la cosa pública en el marco de sociedades plurales y democráticas.
La llegada de Lula al gobierno ha evidenciado la complejidad de este desafío. En efecto, el presidente
brasileño está realizando una difícil política de equilibrio entre los diferentes sectores que lo apoyan. Por un
lado, recibe la presión, por parte de las bases y un sector del partido, de un mayor y más profundo avance
en las reformas sociales. Por otro lado, debe atender a un sector más pragmático de su partido y la coalición
que lo sustenta, que destaca que sin políticas orientadas al desarrollo económico no es posible el progreso
social.
• Otro desafío importante que tiene la nueva izquierda es asumir decididamente un conjunto de valores y
principios liberales que fundamentan la convivencia en las sociedades democráticas de nuestros días. Con
frecuencia, el rechazo al modelo económico neoliberal motiva un rechazo o, como mínimo, un desinterés
respecto a cuestiones clave de la tradición liberal (que no neoliberal), como la cultura de legalidad, la
protección de los derechos de propiedad o la seguridad jurídica. Cuestiones hace tiempo asumidas y
reivindicadas por la mayor parte de la izquierda europea, concretamente por la socialdemocracia. Y, desde
luego, garantizar el imperio de la ley, los derechos de propiedad o la seguridad jurídica es un activo
fundamental de cara a lograr mayores niveles de igualdad y justicia social, tal como pretende la nueva
izquierda.
• El último desafío es que la nueva izquierda sea capaz de construir partidos políticos modernos, con
programas que definan su ideología y proyecto político, con una organización y un funcionamiento interno
que se ajuste a criterios democráticos. La presencia de este tipo de partidos, además de contribuir
significativamente a institucionalizar la oferta política de la nueva izquierda, contribuiría a evitar o, como
mínimo paliar, algunas de las debilidades institucionales extendidas en América Latina, tales como el
particularismo en la asignación de bienes públicos, la corrupción o el abuso de autoridad. No en vano, la
reforma de los partidos -tanto de la nueva izquierda como del resto- se ha convertido en los últimos años en
uno de los ejes prioritarios de los programas de desarrollo institucional impulsados por la cooperación
internacional en la región.
http://www.iigov.org/gbz/article.drt?edi=87295&art=87355
Descargar