Miguel Hernández, España El cura verdugo de Ocaña Muy de mañana, aún de noche, Antes de tocar diana, Como presagio funesto Cruzó el patio la sotana. ¡Más negro, más, que la noche Menos negro que su alma El cura verdugo de Ocaña! Llegó al pabellón de celdas, allí oímos sus pisadas Y los cerrojos lanzaron Agudos gritos de alarma. “¡Valor, hijos míos, que así Dios lo manda!” Cobarde y cínico al tiempo Tras los civiles se guarda, ¡Más negro, más, que la noche Menos negro que su alma El cura verdugo de Ocaña! Los civiles temblorosos les ataron por la espalda Para no ver aquellos ojos Que mordían, que abrasaban. Camino de Yepes van, Gigantes de un pueblo heroico, Camino de Yepes van. Su vida ofrendan a España, Una canción en los labios Con la que besan la Patria. El cura marcha detrás, Ensuciando la mañana. ¡Más negro, más, que la noche Menos negro que su alma El cura verdugo de Ocaña! Diecisiete disparos taladraron la mañana Y fueron en nuestros pechos Otras tantas puñaladas. Los pájaros lugareños Que sus plumas alisaban, Se escondieron en los nidos Suspendiendo su alborada. La Luna lo veía y se tapaba Por no fijar su mirada En el libro, en la cruz Y en la “star” ya descargada. ¡Más negro, más, que la noche Menos negro que su alma El cura verdugo de Ocaña! Miguel Hernández Rosario, dinamitera https://www.youtube.com/watch?v=SiLlO5Bp66Q «Rosario, dinamitera, sobre tu mano bonita celaba la dinamita sus atributos de fiera. Buitrago ha sido testigo de la condición de rayo de las hazañas que callo y de la mano que digo. Nadie al mirarla creyera que había en su corazón una desesperación, de cristales, de metralla ansiosa de una batalla, sedienta de una explosión. ¡Bien conoció el enemigo la mano de esta doncella, que hoy no es mano porque de ella, que ni un solo dedo agita, se prendó la dinamita y la convirtió en estrella! Era tu mano derecha, capaz de fundir leones, la flor de las municiones y el anhelo de la mecha. Rosario, dinamitera, puedes ser varón y eres la nata de las mujeres, la espuma de la trinchera. Rosario, buena cosecha, alta como un campanario sembrabas al adversario de dinamita furiosa y era tu mano una rosa enfurecida, Rosario. Digna como una bandera de triunfos y resplandores, dinamiteros pastores, vedla agitando su aliento y dad las bombas al viento del alma de los traidores». Rosario Sánchez Mora (Rosario, la dinamitera) Rosario Sánchez Mora nació el 21 de abril de 1919, en Villarejo de Salvanés (Madrid), y falleció en 2008. A los 16 años se desplazó a Madrid y a su llegada se hizo militante comunista. En 1936 fue una de las primeras mujeres en alistarse en las milicias que combatieron en la Guerra Civil contra las tropas franquistas. Fue destinada a la sección de dinamiteros y un día, manipulando dinamita, le estalló un cartucho y perdió su mano derecha. Tras la Guerra Civil fue encarcelada y condenada a pena de muerte, pena que le fue conmutada por 30 años de cárcel. Antonio Machado, España El crimen fue en Granada A Federico García Lorca 1. El crimen Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas— ... Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada. 2. El poeta y la muerte Se le vio caminar solo con Ella, sin miedo a su guadaña. —Ya el sol en torre y torre, los martillos en yunque— yunque y yunque de las fraguas. Hablaba Federico, requebrando a la muerte. Ella escuchaba. «Porque ayer en mi verso, compañera, sonaba el golpe de tus secas palmas, y diste el hielo a mi cantar, y el filo a mi tragedia de tu hoz de plata, te cantaré la carne que no tienes, los ojos que te faltan, tus cabellos que el viento sacudía, los rojos labios donde te besaban... Hoy como ayer, gitana, muerte mía, qué bien contigo a solas, por estos aires de Granada, ¡mi Granada!» 3. Se le vio caminar... Labrad, amigos, de piedra y sueño en el Alhambra, un túmulo al poeta, sobre una fuente donde llore el agua, y eternamente diga: el crimen fue en Granada, ¡en su Granada! Pablo Neruda (Chile) EXPLICO ALGUNAS COSAS (1937) https://www.youtube.com/watch?v=TfYu0wBCd-U#t=83 PREGUNTARÉIS: Y dónde están las lilas? Y la metafísica cubierta de amapolas? Y la lluvia que a menudo golpeaba sus palabras llenándolas de agujeros y pájaros? Os voy a contar todo lo que me pasa. Yo vivía en un barrio de Madrid, con campanas, con relojes, con árboles. Desde allí se veía el rostro seco de Castilla como un océano de cuero. Mi casa era llamada la casa de las flores, porque por todas partes estallaban geranios: era una bella casa con perros y chiquillos. Raúl, te acuerdas? Te acuerdas, Rafael? Federico, te acuerdas debajo de la tierra, te acuerdas de mi casa con balcones en donde la luz de junio ahogaba flores en tu boca? Hermano, hermano! Todo eran grandes voces, sal de mercaderías, aglomeraciones de pan palpitante, mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua como un tintero pálido entre las merluzas: el aceite llegaba a las cucharas, un profundo latido de pies y manos llenaba las calles, metros, litros, esencia aguda de la vida, pescados hacinados, contextura de techos con sol frío en el cual la flecha se fatiga, delirante marfil fino de las patatas, tomates repetidos hasta el mar. Y una mañana todo estaba ardiendo y una mañana las hogueras salían de la tierra devorando seres, y desde entonces fuego, pólvora desde entonces, y desde entonces sangre. Bandidos con aviones y con moros, bandidos con sortijas y duquesas, bandidos con frailes negros bendiciendo venían por el cielo a matar niños, y por las calles la sangre de los niños corría simplemente, como sangre de niños. Chacales que el chacal rechazaría, piedras que el cardo seco mordería escupiendo, víboras que las víboras odiaran! Frente a vosotros he visto la sangre Blas de Otero EN EL NOMBRE DE ESPAÑA En el nombre de España, paz. El hombre está en peligro. España, España, no te aduermas. Está en peligro, corre, acude. Vuela el, ala de la noche junto al ala del día. Oye. Cruje una vieja sombra, vibra una luz joven. Paz para el día. En el nombre de España, paz. León Felipe Franco, Tuya es la hacienda Franco, tuya es la hacienda, y me dejas desnudo y errante por el mundo... la casa, mas yo te dejo mudo... ¡Mudo! el caballo ¿Y cómo vas a recoger el trigo y la pistola. y a alimentar el fuego Mía es la voz antigua de la tierra. si yo me llevo la canción? Tú te quedas con todo Wilfredo Lam- Cuba El dolor de España, 1938 La guerra civil,1937 Salvador Dalí, España Composición blanda de judías hervidas (Premonición de la Guerra) 1936 Pablo Picasso, España Guernica 1937 Demetrio Urruchúa (Argentina) El Pacto La guerra civil española Camilo Egas, Ecuador Guerra Civil en España David Alfaro Siqueiros, México El eco del llanto (1937) El sollozo (1939)