Material para adultos Maquetación: Mikel Fdez. Arellano NIPO: 030 - 14 - 005 - 8 INTRODUCCIÓN Este cuadernillo es una guía para que los adultos que venís al Museo con niños podáis ayudarles a hacer un recorrido divertido a través de la Exposición Permanente y del Área Didáctica Multisensorial. Así descubrirán, explorarán y aprenderán, con vuestra ayuda, por medio de diferentes juegos y explicaciones, la importancia que la indumentaria tiene en nuestras vidas y la que ha tenido a lo largo de la historia. Esta guía se articula en diez “paradas” en las diferentes salas del recorrido de la exposición del Museo. En cada una de ellas se plantea una pregunta a través de cuya respuesta se trata un tema social o histórico que se refleja en la indumentaria que tenemos ante nosotros. A partir de esa explicación, planteamos un juego para los niños que les ayude a comprender y a aprender a “leer” la indumentaria. ¡No hace falta hacerlas todas de una vez! Podéis llevaros la guía y el juego y repetir otro día o elegir las que más os interesen. El tiempo estimado para hacer todas las “paradas” es de 90 minutos aproximadamente. Las leyendas que aparecen en la guía son: Para saber más: cada parada se completa con éste apartado con anécdotas y curiosidades que pueden resultar de interés tanto para los adultos como para los niños. Signo de reflexión: se os pide que recapacitéis sobre el tema y que lleguéis a una conclusión. Signo de información: este signo alude a los lugares en los que podéis encontrar información adicional para completar los juegos y las pistas: las hojas de sala, los paneles de información y las pantallas con vídeos. Logo Área Didáctica Multisensorial: este logo os indica que podéis obtener información adicional en el Área Didáctica Multisensorial del Museo. 4 PARADA 1: sala “Tiempos lejanos” ¿Qué ocurre si dejamos al sol una camiseta durante seis meses? Que pierde el color, se vuelve dura y quebradiza. Por eso son muy pocas las piezas textiles que se han conservado que tengan más de cuatrocientos años: son muy delicadas y sensibles a la luz. Por eso también, utilizamos la historia del arte para que nos explique cómo se vestía la gente antes del siglo XVIII: la escultura nos ayuda a descubrir el volumen, y la pintura, el color y los detalles. Tomemos como ejemplo el cuadro del caballero que exponemos en esta sala. Nos muestra a un hombre de negro, de cabello largo, con un cuello de color blanco. Sabemos por este tipo de imágenes que el traje de moda a finales del XVI y principios del XVII era el que conocemos como “a la española”, y que el color que lo caracterizaba era el negro. Este color, aunque se asocia hoy en día al luto, simbolizaba en este momento histórico la conquista española de América. Y es que en ese continente se encontraba la planta que permitía teñir con el color más difícil y exclusivo, el negro. Vestir así significaba presumir del control del comercio con América, además de ser una clara señal de estatus debido a su alto precio. Como veis, la indumentaria siempre tiene sus secretos. · La materia tintorea que daba ese tinte negro, tan codiciado, era la corteza de un árbol llamada “palo de Campeche”. Un verdadero tesoro para el comercio de la época. · Se llamó “lechuguilla” al cuello de color blanco del cuadro en el que se retrata a con el que aparece retratada en el cuadro Isabel de Borbón, por su semejanza con las hojas rizadas de una lechuga. Realizarlos era tan caro, que una ley contra el lujo los prohibió. Se ponen entonces de moda, las golillas, que requerían mucha menos tela. · Si queréis comprobar qué se siente llevando una lechuguilla o una golilla podéis hacerlo en el Área Didáctica Multisensorial. A través del juego de pistas En busca del tesoro los niños tienen que localizar el palo de Campeche que se encuentra en el Área Didáctica Multisensorial. Así aprenderán el verdadero significado del traje “a la española” como ejemplo de la complejidad de la indumentaria. 5 PARADA 2: sala “Ilustración y casticismo” ¿Quién pone de moda lo que está de moda? Hoy en día hay múltiples factores que condicionan cómo nos tenemos que vestir. Sin embargo, antes del siglo XIX era a la aristocracia a la que todos querían parecerse. En 1701 llega a España desde Francia, Felipe V, quien trae consigo una nueva forma de vestir, “a la francesa”, que marcará la moda del siglo XVIII. Esta nueva moda destierra el color negro del periodo anterior, a favor de tejidos floreados en seda de colores que también decoraban sus palacios, con estancias más pequeñas y confortables que las de los Austrias. Hombres y mujeres se vestían con el mismo tipo de tejido, muy decorativo, con pelucas y zapatos con tacón. En este periodo, para enriquecer los trajes, las mujeres siguen llevando joyas sobre la ropa, no sobre la piel. Los hombres empleaban botonaduras de diferentes tipos, muchas veces de brillante strass, que cumplían una función más decorativa que práctica, y que se descosían de unos trajes para ponerlos en otros, según la ocasión. · Se llama “bata” a un tipo de vestido, “a la francesa”, que se caracteriza por tener una serie de pliegues que nacen del escote de la espalda (ver vitrina El paseo de los elegantes). El uso de la palabra “bata” proviene seguramente, de la mala pronunciación del nombre del pintor Watteau, que retrató en sus cuadros a muchas mujeres vestidas con este tipo de trajes. · Si estáis interesados en ver más botones, bolsos y zapatos, no os perdáis la vitrina Complementos. · Si os interesa comparar cuánto costaba vestirse en el XVIII y cuánto cuesta ahora, en relación con los sueldos medios de cada periodo, no os perdáis el módulo “Pautas económicas” del Área Didáctica Multisensorial. A través del juego Prendas encriptadas vamos a descubrir las formas que se utilizaban para vestir “a la francesa”. Los niños tienen que averiguar el nombre de las prendas que se esconden bajo una serie de signos. Las respuestas correctas son “casaca” y “bata”. 6 PARADA 3: sala de “Los Afrancesados y Burgueses” ¿Puede una camisa ser un vestido? Originariamente, las camisas eran prendas interiores que se metían por la cabeza, se llevaban debajo de la ropa y que, de lino o de algodón, eran de color crudo. Cuando en el entorno de la Revolución Francesa, en 1789, se plantea un nuevo tipo de indumentaria, se adoptará un estilo de ropa más práctico y sencillo que ilustre los nuevos ideales de libertad. Para ello, se toma como ejemplo la forma en la que la nobleza se vestía en sus casas de recreo, cuando nadie los veía: vestidos sueltos, de tejidos finos, en algodón, que no necesitaban de estructuras interiores y a los que en España llamamos “camisa” o vestido camisa, porque, al igual que las camisas interiores eran de algodón y de color blanco, y, a diferencia de las trajes del XVIII, no se componían de cuerpo y falda sino de una sola prenda. Este tipo de moda duró muy poco. Hacia 1820 la vuelta de las monarquías absolutas se ve reflejada en la moda: vuelve la seda y los colores oscuros y se va bajando el talle a la cintura, con lo que se vuelve a llevar corsé, al mismo tiempo que las faldas van ganado volumen poco a poco. · La ropa de los niños no se diferenciaba en absoluto de aquella que llevaban sus padres. La indumentaria específicamente hecha para niños no se empieza a utilizar hasta finales del siglo XIX. · Por oposición a la moda que viene de Francia, parte de la aristocracia española comienza a vestirse como lo hacía un grupo de madrileños a los que llamaban majos. Las formas de sus vestidos seguían modelos del XVIII y empleaban para decorarlos colgantes llamados caireles y pequeñas bolas tejidas llamadas madroños. · En la vitrina Majismo podéis ver el traje MT001298, que perteneció a la infanta Isabel, apodada “La Chata”, hija de Isabel II. En él se pueden apreciar algunas de las características decorativas de los trajes de las majas, en este momento, como son las aplicaciones de encajes y el uso de pequeñas cuentas negras llamadas mostacillas. A través del juego Las cinco diferencias vamos a aprender a “leer” formalmente una prenda de ropa descubriendo qué elementos la componen, el tipo de silueta, el tejido del que está hecha, el color, etc. 7 PARADA 4: sala “El Romanticismo” ¿Los hombres siempre se han vestido de forma más seria que las mujeres? La respuesta en “no”. A partir de este punto de la exposición, será difícil que veamos ropa de hombres en las vitrinas. Los hombres se visten con trajes de chaqueta, camisa y lazos de diferentes tipos anudados al cuello, desde que, después de la Revolución Francesa, trabajar empieza a ser considerado una virtud necesaria. Al vestirse de forma más sobria –recordemos los hombres del XVIII y sus tejidos de flores- son las mujeres las que asumen toda la carga decorativa. Como ellos salen de casa para ir al trabajo, sobre ellas recae todo el peso del hogar, de la moral familiar y del estatus del marido, lo que se muestra a través de su ropa. Cada actividad social que realizan necesita un tipo de indumentaria diferente, regida por distintos códigos. No es lo mismo vestirse para ir de compras que, por ejemplo, para ir al teatro. En este periodo, además, se desarrolla la Revolución Industrial, por la que, gracias a la mecanización en la fabricación de los tejidos, éstos se abaratan, hay una mayor diversidad de productos y, debido a la aparición de las revistas de moda, una mayor difusión de modelos. · Para lograr unas faldas tan voluminosas se empleaban unos armazones interiores llamados “crinolinas” o “miriñaques”, compuestos por aros que se entrelazaban con cintas, sobre los que se ponían las enaguas y las faldas. · A pesar del abaratamiento de los tejidos, estos seguían siendo caros: cuanta más tela componía la falda de una mujer, mayor era el estatus y el dinero de su familia. · Es en este momento en el que se pone de moda ir de compras como una forma de ocio: se inauguran las primeras galerías comerciales y, como consecuencia, los primeros escaparates. A través del juego Vestidos “hasta en la sopa” aprenderemos todos los elementos que componen el traje romántico: sombrilla, capota, miriñaque, botines, guantes, enaguas y corsé. 8 PARADA 5: sala “Del miriñaque al polisón” ¿Es la ropa la que se adapta al cuerpo o el cuerpo el que se adapta a la ropa? Para poder lograr que las faldas del siglo XIX tuviesen esa forma tan particular se utilizaban una serie de armazones interiores que, según evolucionaron, fueron cambiando la forma externa de los vestidos. El miriñaque o crinolina es el armazón que, con forma semiesférica, da forma al vestido romántico; el polisón es un refuerzo que resalta la parte baja de la espalda y que da forma a los vestidos de entre 1868 y 1890. Ambos se acompañan de corsés que constriñen el cuerpo de las mujeres, y que también llegaron a utilizar algunos hombres. Con este tipo de prendas, el movimiento queda bastante limitado: las mujeres no pueden correr, no pueden comer en exceso, no pueden ir al baño con facilidad, necesitan ayuda para ser vestidas, etc. Se ponen de moda las sales olorosas para despertar a las mujeres que se desmayan de la opresión de corsés y armazones interiores. Las sombrillas evitan que el sol sonroje sus caras porque cuanto más pálida, mejor. Como reacción, surgen diferentes movimientos en contra de estos artefactos que encorsetan a las mujeres, como el del Vestido reforma, que lideró Oscar Wilde en el Reino Unido. · Otra de las tendencias que se oponían a este tipo de moda femenina fue la que lideró Amelia Bloomer en Estados Unidos con su propuesta de incluir pantalones (tipo bombacho bajo una falda más corta), en el guardarropa de la mujer, para que esta ganase capacidad de movimiento. · El traje con polisón MT000416 / 417 perteneció a la reina María Cristina, que gobernó España, como regente, entre 1885 y 1902. · Si queréis comprobar la sensación de moverse con un polisón o lo que se esconde bajo una falda del Romanticismo, no dejéis de visitar el Área Didáctica Multisensorial. A través del juego Un nombre con forma, los niños aprenderán el nombre de los armazones que dan forma a estos vestidos del XIX y se darán cuenta de que la moda occidental no sigue casi nunca la forma natural del cuerpo, sino que la modifica. 9 PARADA 6: sala de “La Belle Époque” ¿Es vuestro cuerpo recto o curvo? A finales del siglo XIX y principios del XX se pone de moda en Europa un movimiento artístico, el Art Nouveau (llamado en España Modernismo), que tiene las líneas sinuosas, curvas, como protagonistas. A diferencia de otras tendencias artísticas, el Modernismo impregna todas las áreas de la cultura: también la ropa. El perfil curvilíneo del cuerpo se exagera al máximo, destacando pecho y caderas gracias, esta vez, a un tipo de corsé que oprime la cintura y echa la pelvis hacia atrás. Cuanto más exagerada la S, mejor. A este tipo de corsé se lo llamó “de la salud” porque recolocaba los órganos internos del cuerpo de las mujeres de manera más “sana” que otros artefactos. Sobre los corsés, se vestían trajes llenos de encajes sobre rasos de seda que daban a la mujer una apariencia ligera al exterior que contrastaba con el rígido corsé interior. Las consecuencias del corsé para la salud y el hartazgo ante tanta curva hacen que, hacia 1906, aparezca una nueva silueta que, basada en la línea recta, elimina el corsé como modelador interior. · La moda de los corsés también afectó a los hombres del XIX en un momento dado, aunque no tuvo una gran difusión. Se utilizaron sobre todo, a principios del Romanticismo. · Son dos los diseñadores a los que se atribuye el fin del corsé: Jeanne Paquin y Paul Poiret, ambos franceses, que diseñan, casi al mismo tiempo, un tipo de vestido recto, que no necesita de la forma en S que marcaba el corsé. Mediante el juego Una letra escondida los niños aprenderán, a través de la letra S, la diferencia entre la forma natural del cuerpo y la que crean los modeladores interiores en el XIX. 10 PARADA 7: sala “Vanguardias y moda” ¿Desde cuándo viajar es un placer? Viajar para conocer nuevos lugares, para ir de vacaciones, es una forma de ocio desde que es cómodo desplazarse de un sitio a otro. A la aparición del primer automóvil de combustión de gasolina en 1885 y su popularización a partir de 1920 se le une un sentido más lúdico de la vida una vez que acaba la Primera Guerra Mundial. Esta guerra no solo transforma el panorama político y social de Europa, sino que marca un antes y un después en la forma en la que nos vestimos: por primera vez, se acortan las faldas y se enseñan las piernas, los peinados se simplifican, ganan protagonismo los accesorios y, en general, la ropa pierde todo el volumen necesario para poder ir, por ejemplo, en coche con comodidad. Las mujeres necesitan ropa cómoda, más funcional, desde su masiva incorporación al trabajo durante la guerra. Así vestidas, no solamente pueden ir, por ejemplo, en metro al trabajo, sino algo mucho más sencillo: vestirse y desvestirse sin ayuda. Los hombres, mientras tanto, empiezan a vestirse de manera más informal, sobre todo, para practicar deporte, actividad que se pone (muy) de moda en este momento, e incorporan elementos militares y accesorios a su indumentaria. · El primer metro del mundo se funda en Londres en 1863. La incorporación paulatina de la mujer al trabajo influye de manera directa en la tendencia hacia faldas con menos volumen. ¿Os imagináis a una mujer con miriñaque en un vagón de metro? · El reloj de pulsera se populariza en estos años. En realidad, es un invento militar para que los aviadores no tuvieran que sacar el reloj del bolsillo mientras pilotaban. A través del juego Yo me visto, yo me desvisto los niños aprenderán la diferencia entre las modas de líneas más sencillas y cercanas al cuerpo y las más complejas, y la relación entre la ropa y la facilidad de movimiento. 11 PARADA 8: sala “La moda renovada” ¿Cuál es vuestra talla? ¿A que podéis responder a esta pregunta con facilidad? En realidad, hasta no hace demasiado tiempo, la gente no tenía talla. Y es que toda la ropa se hacía a la medida de cada uno, como la que vemos en la vitrina dedicada a los años 50. Sin embargo, a finales del siglo XIX empiezan a fabricarse camisas de hombre siguiendo un modelo único que empieza a ser tallado para facilitar su venta. Según avanza la producción en serie, lo que hoy conocemos como prêt-à-porter, se crea el sistema de tallaje y, con él, toda una serie de condicionantes y baremos sobre el cuerpo que nos afectan a todos. En los años 50 todavía mucha de la ropa que podéis ver en esta vitrina se hace a medida, ligada en este caso a vestidos de fiesta, aunque también se hace así ropa de calle. Poco a poco el prêt-à-porter va ganando terreno según se diversifican los usos indumentarios y el público que adquiere moda: son los jóvenes los que prefieren tener una mayor variedad de ropa a precios más baratos que una única pieza exclusiva. · Balenciaga decidió cerrar su casa antes que comenzar a diseñar trajes de prêt-à-porter, en 1968. Su única incursión en este tipo de confección fueron los uniformes que diseñó para Air France. · La muñeca Mariquita Pérez se convirtió en un símbolo de las niñas de familias pudientes durante la posguerra y el franquismo. La “muñeca que se viste de verdad” permitía a los niños vestirse como ella. · Si queréis aprender cuáles son los utensilios que emplean los sastres y las modistas para confeccionar a medida la ropa, no dejéis de visitar la mesa de patrones y objetos textiles del Área Didáctica Multisensorial (icono del metro en el plano). A través del juego Cuaderno de costura los niños aprenderán nociones básicas del oficio de sastre y modista y se darán cuenta de la diferencia entre la ropa hecha a medida y la confeccionada. 12 PARADA 9: vitrina “Novedades” ¿Quién consume más ropa? Los años 60 y 70 suponen una revolución para el mercado de la ropa. Los jóvenes cada vez tienen más poder adquisitivo y quieren comprar, como veíamos en la parada anterior, más prendas y más baratas. Ya no se conforman con tener un par de conjuntos que duren toda la vida, y de esto es rápidamente consciente la sociedad de consumo. Esta década supone la consolidación definitiva del prêt-à-porter: ropa hecha en serie, siempre lista para ser probada y comprada, de mil y un estilos. La influencia de la música y de la política sobre la moda se hace evidente en este periodo. Aparecen formas rupturistas como la minifalda, que distinguen al primer golpe de vista a las diferentes generaciones. Las mujeres, además, naturalizan el uso del pantalón. Se introducen nuevos materiales, como el plástico y el lúrex, impensables unos años antes, y técnicas como el punto pasan a ser protagonistas de mallas, monos y leggings. · El mono de Rudi Gernreich que podéis ver en la vitrina está concebido para ser llevado tanto por un hombre como por una mujer. En la década de los 70 triunfan las prendas unisex. · El plástico con el que se hacen vestidos como el de Courrèges es uno de los materiales que más dificultades plantea para su conservación. Si se degradan, el daño es irreversible. A través del juego Fibras cruzadas descubriremos cómo se crea el lúrex, uno de los materiales que más se utilizaron en los años 70. 13 PARADA 10: sala “De la moda al espectáculo” ¿Cuántos nombres de diseñadores os sabéis? La década de los 80 es la década en la que se consolida la figura del diseñador como creador de tendencias y modas. Diferentes estilos y formas de hacer que dan lugar a una cultura de nombres propios que destacan el carácter fuerte de hombres y mujeres. Es el momento en el que triunfa la cultura del trabajo, yuppie, que marca una forma concreta de vestirse para ir a trabajar. Hombreras, colores oscuros, talles altos y camisas de todo tipo, que contrastan con una moda de fiesta muy exagerada, basada en la cultura disco a principios de la década. El diseñador de los 80 no necesita saber coser, lo que antes del triunfo del prêt-à-porter era un requisito indispensable; necesita saber diseñar, dibujar sus creaciones eligiendo la forma, el tejido, el corte y el color. · En los 80 se consolida la alianza moda-música de la década anterior. Figuras como Prince o Madonna encarnan los nuevos valores estéticos del momento. · Los raperos Run DMC rescatan del olvido la marca Adidas y firman un contrato de exclusividad: comienza el auge del diseño de ropa deportiva, imparable hasta hoy en día; se recupera así la importancia que había tenido en los avances de la moda del siglo XX. A través del juego Diseña tu traje nos convertimos en diseñadores por un día. Así los niños aprenderán la diferencia entre un modista o sastre y un diseñador. 14 Museo del Traje Av. Juan de Herrera, 2 Ciudad Universitaria - Madrid (28040) Tel.: 91 550 47 00 http://museodeltraje.mcu.es Cómo llegar: Metro: Moncloa (líneas 3 y 6) y Ciudad Universitaria (línea 6) Autobús: 46, 82, 83, 84, 132, 133 y G Horario: Martes - sábado / 9:30 - 19:00 h. Domingos y festivos / 10:00 - 15:00 h. Cerrado los lunes Entrada gratuita a las exposiciones temporales Síguenos en: