formación LITERARIA Aniversario Ambulatorio Don Felipe Ponte de Cabudare celebró aniversario, con reconocimientos a varias personalidades Dejando Huellas Esta fundación reconoció el talento de varios niños que dibujaron y se inspiraron en la Divina Pastora C5 C4 Clasificados / Visión Urbana Domingo 14 de abril de 2013 Barquisimeto es un largo haikú De la historia del coronel C uando Jason Maldonado, corrector literario de Ficción Breve Libros, avanzaba en la lectura del libro Largo haikú para un viaje, el asombro lo llevaba de manera inevitable de la página al teléfono y, acto seguido, llamaba a su autora con la urgencia de la duda: “Susy, ¿y esto de verdad pasó?”, ante lo cual conseguía respuesta inevitable: “Sí, sí sucedió”. Lo cuenta, tomando un té recién servido, Susy Calcina Nagai, instalada en un sillón de la librería El Clip de Barquisimeto, cedido a la lectura, donde horas después, ante la escucha atenta de sus lectores, y como parte del ritual de presentación del libro en la ciudad, volvería sobre las páginas de un texto cuyo nombre se debate entre la novela y las memorias; entre la tensión de lo real y lo ficcional. Entre la larga historia y la resumida intensidad de un haikú (poema japonés de diecisiete sílabas, distribuidas en tres versos). Hayden White, en su Metahistoria (la imaginación histórica en la Europa del siglo XX), al dirimir el conflicto de la “verdad” histórica y la “verdad” ficcional, establece que del lado del historiador se le señala de explicar el pasado “hallando”, “identificando” o “revelando” los “relatos” que yacen ocultos en las crónicas “y que la diferencia entre historia y ficción reside en el hecho de que el historiador halla sus relatos, mientras el escritor de ficción inventa los suyos. Esta concepción de la tarea del historiador, sin embargo, oculta la medida en que la invención también desempeña un papel en las operaciones del historiador”. La autora, en la “antesala” del libro, introduce una voz protagonista. La voz de voces: El primer error que cometí fue dejar de llamarme Jaruko. Cuando la gente se enamora es capaz de perder hasta el nombre, ese fue mi caso. Las personas se casan llevándose consigo dos equipajes: el primero consta de los enseres y pertenencias; el segundo, contiene el modo de ser y pensar… la tradición, las costumbres, los hábitos y sus gustos. En total son cuatro equipajes que deben ajustarse en un solo espacio que se llama matrimonio. Para ordenar los dos primeros, basta con un poco de creatividad e ingenio; en cambio para los dos restantes, el proceso es más complejo y requiere de tiempo y paciencia, puede tomar toda una vida y sin embargo no ordenarse nunca. Sé que me queda poco tiempo y por ello quiero darte lo que hasta ahora escri- Susy Calcina Nagai, autora de Largo haiku para un viaje bí. Aunque no tiene título, me gustaría que le dieran uno que tuviera algo que ver con los haikús. Qué ¿qué es esto? Mi historia y la de tu padre, lo bueno y lo malo que hicimos; cómo empezamos a juntar nuestros equipajes para terminar en esta tierra que nos adoptó con los brazos abiertos… tus abuelos; la guerra absurda y sus lamentables muertes. Tú sabrás cómo terminarla, la vida me permitió llegar hasta el “epitafio de su historia”. Te darás cuenta, sé que puedes. Estos párrafos iniciales constituyen el punto de partida de una historia fascinante, donde la ficción pide permiso para lograr acomodo en las páginas marcadas por esa verdad llamada vida. ¿Historia o ficción? Memoria escrita a cuatro manos. Las dos primeras; la madre. Las dos segundas; la hija menor. La historia (en la ficción), de Anna y Antonio. Ella, japonesa. El, italiano. En la vida real, Lucía y Giovanni. Ella, japonesa. El, italiano. Pero ni Anna ni Lucía, sólo Jaruko en la ficción del relato, nombre cambiado por fuerza de la nueva cultura que asumió cuando dejó atrás su pasado y aceptó compartir casa, sueños y futuro con el joven marino italiano, miembro de la fuerza naval de su país, quien llega en el año 1939 a una China ocupada por Japón, Alemania e Italia y allí conoce a esta joven “de belleza suave y serena”, quien renuncia a todo por emprender destino con quien tendría cinco hijas deudoras de tres mundos: Japón, Italia y Barquisimeto. Dígase, Barquisimeto, no Venezuela, porque será la capital del estado Lara el destino final de quienes fueron impulsados por la guerra y la necesidad de forjar nuevos caminos. Ahora sus historias se leen en la cotidianidad de la ciudad como quien repasa las vivencias de dos buenos vecinos ya fallecidos. Ventana al Oriente Lucía Nagai de Calcina y Giovanni Calcina son ficción en la lectura de cualquier lector ausente. En Barquisimeto, dos nombres de ganado cariño y aprecio. El, empresario. Ella, luego de adaptarse a la realidad barquisimetana y descubrir un mundo más allá de su hogar, toda una revelación para la sociedad de la época: doctora en Derecho y Humanidades por la Universidad de Pekín, responsable de la cátedra de Arte de la Unexpo, artista de presencia infaltable en el escenario cultural. Pedro J. Lozada, quien ejerció la jefatura de Redacción del diario EL IMPULSO, anuncia el viernes 18 de mayo de 1973, la presencia de las letras de Lucía de Calcina, a través de la columna Ventana al Oriente, episodio también narrado en Largo haikú para un viaje. “… nos acercará a un mundo dilatado en historia y experiencias humanas”, escribió Lozada para generar el inevitable entusiasmo ante las letras de quien inaugura su primera columna con el título, La ciudad sagrada y el río real, además de fotos de Pekín. En estas primeras líneas invita al lector a ver “juntos un mundo distinto al nuestro. Una ventana en dirección al sol naciente la abriremos poco a poco y miraremos con cautela escudriñando los senderos antiquísimos de la China, las eternas nieves del Himalaya y, por qué no, la belleza y la dulzura de la mujer japonesa”. Estas crónicas fueron luego reunidas por la Dirección de Educación de la Gobernación del estado Lara y editadas en un libro cuya circulación tuvo lugar en julio del año 1978. De esta forma, de madre a hija habrá un vínculo inevitable: el de la palabra escrita y la vida contada. Fueron 700 páginas escritas a mano y luego convertidas en este largo haikú, “o gran historia de amor”, en la voz de Susy Calcina Nagai, quien más allá de lo real concede a los personajes la voluntad de estar en la imaginación, “buscando salir en cualquier momento” para desembocar en este relato, ajeno a los cuentos de hadas pero cierto en la vida. -¿Hasta qué punto lo real es capaz de superar a la ficción? -En este caso la historia es tan real que termina en el territorio de lo ficcional. Me documenté mucho y recordaba cada palabra o gesto de mis padres almacenados en la memoria. Me interesaba saber qué estaba pasando en China en ese momento. ¿Por qué mi madre, si era japonesa, vivía en China? ¿Por qué mi padre, italiano, también estaba en ese país? Para armar el piso histórico no cabe la imaginación. Además, ocurría un hecho curioso: cada vez que alguien escuchaba la historia de los Calcina Nagai, se entusiasmaba y ese detalle la estimuló. Llegado el momento, la menor de las hermanas decide apurar la escritura, en el día a día de largos cinco años. -¿Por qué en lugar de nombrar los escenarios reales como China, Italia o Barquisimeto no optó por generar espacios imaginarios para los personajes? -Quise hacer un tributo a Barquisimeto porque ellos amaron mucho a la ciudad. Ella fue una mujer colaboradora con las obras sociales y vinculada a la intelectualidad de la ciudad. Mi padre, un empresario muy apreciado, a quien la ciudad y Venezuela le dieron todo. De hecho, una sola vez regresó a Siracusa y luego no volvió. Amaba hasta el clima. Cuando iba a Caracas a visitarnos (las cinco hijas se marcharon a la capital a cursar sus estudios universitarios) en la noche ya expresaba su nostalgia y deseo por volver. -¿Su madre dejó algo escrito? -Sólo la recopilación en un libro de sus escritos Ventana al Oriente, publicados por el diario EL IMPULSO. También era poeta. Lucía de Calcina escribió su columna Ventana al Oriente en EL IMPULSO pero también publicó poemas El italiano que hablaba mandarín Escritura a mano. De lápiz y papel. Fueron 800 páginas manuscritas, luego depuradas. Le gusta escribir en la mañana, “porque estoy más iluminada”, sin embargo, antes de estos cinco años, marcada por la urgencia de poner en limpio la vida de sus padres (y la suya propia), el papel era sólo un invitado ocasional. “Nada había escrito con anterioridad”. En este proceso la ayudó una memoria prodigiosa que de Italia a Barquisimeto está llena de anécdotas como el hecho de usar el mandarín como idioma de la casa. “Mi papá era un italiano que hablaba mandarín”. Al tener a China como país de residencia original, era lógico que las culturas de ambos (italiana y japonesa) se encontraran en ese idioma. Luego, al establecerse en Barquisimeto (año 1952), el español les abre las puertas del nuevo país. Con la voz de la hija Defiende el espacio ficcional de su escritura: “Si bien es la historia de mis padres, lo cuento con la voz de la hija”. Susy, la quinta de cinco hermanas (Santina, María, Rocina, y Luisa), quienes habitaron un hogar mestizo en su esencia cultural y de personalidades. La madre, de carácter fuerte, para quien el amor se expresaba en una buena educación. El padre, cariñoso y protector. A ambos les rinde tributo con su Largo haikú para un viaje. “Este libro me ha dado muchos amigos. Ha sido profeta en su tierra. Los larenses son personas agradecidas; muy de ellos”. Pero además de profeta en su tierra, lo será en otros: Algón editores presentará su obra en España como “novedad de verano” y desde ya alista el entusiasmo para contar a otros esta historia tan suya, tan de sus padres, quienes, en la China de 1939, jamás imaginaron que al atreverse a desafiar su propio destino pasarían a vivir en la eternidad de la ficción. Violeta Villar Liste Foto: Daniel Arrieta Foto: Archivo diario EL IMPULSO La vida es una búsqueda Susy Calcina Nagai se graduó en el año 1975 de Administración de Empresas en la Universidad Santa María en Caracas. Hasta el año 1986 ocupó el cargo de asesora en la Contraloría General de la República. Luego, “porque la vida es una búsqueda”, estudia en la Escuela Arte y Fuego y en el Instituto de Artes Federico Brandt. Foto: Archivo diario EL IMPULSO De su madre y de su padre tiene una inmensa herencia oral. Prolongadas conversaciones de las cuales fue tomando capítulos determinantes para alimentar los gruesos capítulos de su libro. “Ellos hablaban mucho de temas políticos internacionales. De la guerra y del comunismo en China, pero mi madre era muy respetuosa de las posturas de cada país. De hecho, cuando llega a Venezuela, la revista Life intenta entrevistarla como ejemplo de quien salía de un país bajo ese régimen”. Ella se negó: “Soy japonesa y ese es un problema de los chinos”, razonó, con lo cual no dio margen a otras preguntas. También cursó la carrera de Filosofía en la Universidad Simón Bolívar, si bien no la concluyó, se “casó” intelectualmente con dos autores: Aristóteles y Nietzsche. Largo haikú para un viaje es su primera novela, editada por FB Libros con el apoyo de la Asociación Regional Siciliana, seccional Caracas. La protagonista de Largo haikú para un viaje (ya fallecida) tiene una historia barquisimetana Reproducciòn:Archivo EL IMPULSO Susy Calcina Nagai, de raíces japonesas e italianas, pero de vivencia larense, cuenta en su libro, Largo haikú para un viaje, la asombrosa historia de amor de sus padres quienes desembarcan en nuestras tierras Otra inquietud acompaña a Susy Calcina: escribir la historia de su abuelo materno, quien, en su novela, es el coronel Akio Nakayama, “un hombre de fuerte personalidad, de carácter severo, apegado a las tradiciones orientales y con un marcado nacionalismo. Irrestricto en lo concerniente a la grandeza de su patria y convencido de que el poder militar era la única vía para consolidar el Imperio Nipón”. Esta investigación es larga por la densidad de la carga histórica y los sentimientos inevitables de su relato personal, pero está dispuesto a transitar el camino de esta nueva escritura sin prisas ni urgencias. La columna Ventana al Oriente se publicó por primera vez en el diario EL IMPULSO el 18 de mayo de 1973 CYANC1MAGENTAC1AMARILLOC1C1