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Yo sé. que nunca me comprendieron los que me 1'0- deaoan; la divergencia de opiniones sobre mi personalidad, .hasido t.an grande desde el -año de 1910 hasta la feeba, ;que no creo q~e haya d9S hombres que tengan la misma- (}pinión d~ mí. Para unos;;oy un homlwe extraordinario, definición que,; fliJ dice nad,a y que, por la misma causa fué la más ~m,.l.e,~~a })~racalificarme . . (Loz.ano! mi .Ministro, la -inIvento). Para otros soy : un bandldo 1ntehgent'e ; para algunos un genio; para muchós un borracho tan sólo ..... __.... per9.. cuando alguien ha contestado sinceramente lo que a.su iuicio le ,parezco, yacUa si se le objeta en lo más mífilmo y no sabe decir con toda claridad el conc epto que se. b¡i formado de mÍ. .. LQS griegos, . (C1'CO que ,a sí me . deCÍa el poet.a García NaraJ!j.o), practic~ban est.e precepto: , "conóc ~ te a tí mismo':'. , y bien, senores, yo no me conozco. Yo lIle ,he preguntado muchas veces qui én soy, y nunca b,e t~n~doqna~espuesta que me satisfaga. La Yerdad, yo n9 sé quién soy. Despe luego me creo , un hombre fUet'3 del nivelqLIe ~~b~~Jo;s másgranqesen mi época. Y a que los ~3- superara, si acaso los superé, pues yo sólo puedo asegurar que los dominé, se debieron las circunstancias en que se desarrolló mi carácter. Me explicaré: Indio de raza pura, tengo las virtudes de los de mi estirpe y muy pocos de sus defectos. Soyera, más bien,-constante, enérgico, valiente, audaz. (No se me tome a mal que me elogie, pu es también: voy a decir mis defectos y a hacer .una confesión de todos mis. errores, de los que me apresuro a decir que no me arrepiento) . Algunos de mis defectos como hombre, eran cualidao:des como gobernante. El egoísmo y la desconfianza, esp ecialmen te. Yo creo que un gobernante del\léxiCo que no teng~ en su alma estos defectos o cualidad es (come> se quiera llamarle s) no triunfará: nunca. Yo era egoísta como Napoleón y desconfiado com o una rata. Napoleón fué, a mi juicio, el hombre más egoísta de los hombres: sin cultivar su egoísmo como lo cultivó, no hubiera sido nunca el du eño de las tJ'es enartas partes de Europa. Y es bien sabido que ni a las mujeres amaba, por ama rse a sí mi smo. . Egoísmo es, pues, a mi juicio; una de la s ·cuali dades que requiere todo gobernante para prosperar. Don Porfirio mismo , al qu e me sentí arrastrado Il imitar, n o hizo por la educación del pueblo el e México todo lo qn e hizo por el engl'and 8cimiento material. Y es que en ést.e se amaba y se perpetuaba (gra nd es edificios, obms ma teriales , etc.) , en tanto que en la educación del pueblo veía llJ1a obra que no se realizaría en el tran scurso de su gobierno ni en el de su sucesor, así se le sup usiera a éste una ,"ida tan prolongada como la del Caudillo. . . . Fui desconfiado como una rata, porque había n ecesitado matar y~traicionar para mi prosper.idad. Por esto temía infidencias y traiciones de cada uno de los hombres que me rodeaban. Pero es intúil qu e qui era mostrar mis virtud es y mis faltas moral es como se describe un objeto. Mi--a]ma es de las más complicadas y de las más sencillas. Voy a trata-r de mostrarla en la narración de los principales h echos ocurridos durante mi gobierno: voy a confesar todos los sentimientos que me movieron a consumar buenas y malas accion es. Sin duda nue al mismo tiempo que yo me exhib~ tal cual soy, ante el mundo, algunos amigos míos van.a que- dar vindicad os y sobre otros voy a ' traer el odio de mis cgnterráneos. No importa. Estos apuntes están fundados en la verdad y ~ervirán para' que se laven culpas y se me juzgue ante la historia. Yo escribo en el destierro, alejado de las pasiones que se agitan todávía en mi país, sereno como siempre, libre de que los odios que desperté, me hieran en lo más mí"' nimo. MI PASADO Mis biógrafos han hablado mucho de mi niñez, d{) mi vida de rolegio, de nüs estudios de ingeni ería . . Hasta ha habid o algunos que han asegurado en letras de molde que soy una no tabilidad como astrónomo .....~..... . Recuerdo bi en que cuando, era Presidente se me elogió en muchas ocasiones pOl' mis "profundos estudios en ciencias v artes". También se r elataban en letras de mold e, an écdotas sobre mi vida' de soldado, y hurganqo de modo se rvi l los que me adulahan, encontraron en mi pasado hazañas gloríosas y trabajos que me harían inmortal entre los hombres de ciencia ............ _. La verd ad es que cuando me prese nté a Don Porfirio para ponerme a sus órden es contra la revolución de 1910, yo no tenía pasado. _ Si r ec uerdo que hice una campaña en Yucatán-como tantos otros; que hice práctica de topografía-como tantos otros y que quebré en una forma poco airosa,-como tantos otros ............. _ Esto d e Monterrey es de alguna importal)-cia, porque se refi ere a mis amistades políticas, pero m e disgusta el r ecordarl o y por ·eso "nq voy a insistir en ello. Sí diré, y sólo de paso, qu e el General Reyes, mi pl'otector áe entonces, quedó algo disgustado conmigo. El asunt o fu e un contrato de pavim ent ación y se re firió la diferencia,causa de mi qui ebea y de lui disgusto, '8. unos dieciocho mil pe sos. Quedé medio de shonrado. i Más me costó la amistad del General Reyes! ' Por ella me tUYO siem pre Don Porfirio gran de sco nfianza y sólo por ella se me postergó y rel egó al más completo aban dono. Sin ninguna tomisión y muy pobre , viví muchos años. Po r humildes tabernas azoté mi Yida en unión de aquel mi gran aniigo, el tribuno Don Diódol'O Batalla; un muchacho Villagrán al que más tard e había de hacerlo Di- 5- putado, y Chucho Qe León, ,un ranchero de Coahuil,a, muy. parejote )' btten amigo . . F¡'a le malmcnte mataba el tirmpo con estos señore;; y algunos otros, pobres como yo y CJuecomo yo sentían la an3 usti a de vivir en la intoler,able atmósfera porfiria-· na. AmigQ de los humild es, humilde . yo, muchas veces sentí la n r cesidad de rebelarme, en distintas orasione;3 tuve deseos de que f'ayera Don POrfirio para que los postet'gados prosperáramos. . Ya he dicho que fuí reyista~ P ero la oportunidad no se presentó hasta qu.e Don Fra n cisco LMade¡:o s,e lanzóa lalu cha CA las postrimerías del año .de 1910. Tuve enaqueIlos días eh qu eapa r-eúier:on }asprimeras pa rtidas t' ebeld es en Coaht~ila, la idea de qne sería aniquil ador! maderismo., No ('fría qne se podría derrocar a Don Porfirio con una re\·oluciQn. La Y crdad~ yo hubier,a preferido el golpe de Estado, que es la mejO!' forma de acabar con un régim.en.por Yi,ejo y fuerte que .sea. T am bié n sufría el deS'aliento del que ha esJfer:ado largos , añ os sin fruto alguno. Me ocürría lo queocurda a la casi t otalidad de los mexicanos: me había, acosh,lmbra-:do a sufrit' la tiranía del pequeño grupo que rodeaba al, Pres ident e de trei nta años. . Sin duda que ¡ni carácter de militar, mejnclinaba, también, en aquellos días a sentirme partidario, de Don Porfir io. Rc('u e!'do que al mismo Don Porfirio le dij e un día: -S eñor Presidente: cl&me usted tr es mil hombres y acabo con la re\'olución en el Sur. Con gusto, .hubi era id.o con mi ,columna a batir a los zapati,st as ya los !igueroislas, q!le en aquel entonces ha-: bían levantado a los Estados de Morslos y Guerrero. No me dió el señor, Presidente los elementos que le pedí y por eso la revo]lIrión llegó a ser tem ibl,e en el Sur y hasta a ar ro.iar a ])on Porfirio de la Presidencia. Cu:mdo ,mi nomhre rmprzó a pronuncia~se por todos Jos m exicanos , fllt' (:Ilando Don Pol'f'irio me nombró jefe de la. escolta de 10,<; tl'B llr,;rIn c Jo ll cyarí3!l :).V E' raf'n~z p i ra aba.n:iooar el podel' y S il palriél. 1.3. no che en me habló Don Porfirio. 1c :J :] \'fa t::;n ía yCl la esp eranza de qu e la r (' \'ofuc'jón no triunLnÍ 3. Recuerdo que al ver al \)ejo ea ud,illo , rod é' ,~ d.o d e s:.rs famiEa re s y .de s us más íntim 0;,; , amigos, m e ac:c rqué y le propUSe limpiar la ciudad de' maoifestant es, cañ one.lnd3 a la s multitudes. LA MUERTE DK UN'A.<EPOCA' Carmelita fué la que primero se opuso. 'rambi én Don Porfi rio se mostróábatido, di spuesto á no oir. ' Leatorm entaban los gri tosde la multitud y un aolor de muelas -Todavía -es tiempo , se ñor Presidente-insistí. ' -Y.a no, noes posible-me respondió. Yo no se ntía r encor por el hombre que me h abia posterga do. P or el co ntrario , era mi de\'ocwn para él, en 'aqu el m oment o decisivo en que preparaba su ' fuga, más grande que nunca. , , Fuera de la casa de la calle ae Cadena, la mnlti tu d -ru gía. Ll egaban por entr e las junturas de las ventanas, los gri tos de las chustnas clamando pOI' la dem ocracia y la libertad, vi toreando a , Madero y Yanzando mu eras al :Presiden ie. . Cuando subió al tr en Don Porfil'io , yo sentí cierta emoción. Partimos y en el camino hubo un asalto por la -gente que mandaba un cabecilla 'a pellidadó Oal oea. Recuel'clo que cuando el il'en d etuvo su ~rc h a y orden é a los zapador es que bat iel'an al en emigo , Den Porfirio saltó del cal'l'O di spuesto a combatir! Ten ía en cada mano una pistola. Y. no temblaba! Ya qu e r ecogimos uno s cualt'omilpesos quelleyaban en una mula los maderistas, nos dispusimos a la marcha. Yo dij e a Do n Porfirio: -Ordene ust ed, señor Preside nt e. -Usted es el j efe del tren , compañ ero- me' co ntes tó. Era un militar mi Gen eral Díaz. Todaví a' debe se r un militar. P or eso yo se ntí tanta a tracción hacia él. Ni en los mOlnentos de peligro ol\'idaba su pap el de mi litar, y no se olvidaba que m e había dado una misión. Cuando vo lví de VeraCl'llZ, dUl'ante el camino, solo en el tr en , medité en est e pensa mi ento qu e nunca se me había pr ese ntado taH claro aunque me obsesionó mucho tiempo: ' YO SERE PRESIDE NTE DE MEXlCO. ¿ Por qué se me ocurrió tal cosa '? (, Qu é pl'oceso siguieron mis id ea s h asta ll egar a es te pensa mi ento? Mis em oCion es ele ve r se ntir, a un g ran hombre de struído por una r evolucíó n a l a" que yo no le daba ning una im por tancia, ,me hi ciero n v€rcomo emp I'esa fácil alcanzar el Poder? ¿Fué <tcaso la 11mbición qu e tal vez vivía en m í desde {an.to ti'empo lo que me hizo anh elal' el prim er puesto entr e los' m exi canos , en aqu el -momento que había caí do tI' má-s gr'anele de 10''5 ob stáculo s ? -7,- No In sé; ' per0 una hQra dcspu¿::i me había bebido una botella de cognac. Cuando llegué a México comprendí que la situal~ ión de todos los oprimidos por Don Porfirio Diaz, había cambiado. Las cárceles se abrían para dar libertad a los reos políLicos ; hombr e~ oscuros obtenjan puestos públicos; se veía al señor de la Barra, Pre sidente de la República, con gran facilidad. Era otro México, del lodo distinto, al que habí'a · yo dejado. El México de Porfirio Díaz hahía muerto. LA SALVACION DE ZAPATA Yo fuí un amigo íntimo del señor de la Barra. ' Cuando le di parte de mi comisión, me · recibió con sonrisas y abrazos y por éstos y aquéllas, comprendí que mi situación iba a cambiar para siempre . . No se nec esitaba mücho para captarse las simpatías del señor de la Barra. Era tan vacilante y su situación de Presidente Int erino tan falsa , que procuraba ha cerse de amigos a toda costa, y para ello los tomaba de los más próximos a él. Yo me puse cel'c.a .......... .. Cuando me nombró para hac er la campaña , contra Zapata, sentí tal alegría que pud e disimularla eon tr-abajo, no obstante que mi rostro es de indio y por tanto inconmovibl e. " Sí, señores: la situaci.ón del Ej ército en aque l momento era inmejorable . . La r eyolución no lo había derrotado. S e conservaba íntegro co n SU'i tradicion es, con su prestigio: forrilado por antiguos jefes y por una oficialidad joven e impetuosa, salida de los dos Plant eles mi litares que enorgullecían a Don Porfirio. La Nación y ha sta la Reyolución , sentían un profundo r espeto por el Ej ér eito. Sólo ejemplos heróicos, sólo nobl es y bizarras a'cciones era lo que la Institución tenía en su haber. "Si el señor de la Barra-pensé un día;--no entrega tll Pod er a Madero (y no debe entr egarlo , pues en México no se entrega el Poder nllnca ) ~¿.qué sucederá?" Yo mismo rne conte staba : una gran parte de la revolución se lwil'á a este Ejército para sosJener al Señor de la Barra, sal\'ando a la Repúhlica de una catástrofe. Y como a mí me es tima. el Señor de la Barra y como la revolución me ataca porque fuí a dejar a Don Porfirio, yo -8- seré Minj-stro de la Gue rra. Clianda-pens-é -esto; también me tomé una b otella de cognac. Empezaba el señor Mad ero a defend er a Zapata cuan:.. do yo, c on mi columna, iba· a bat¡rlo a Morelos. P ermítaseme que abra · un parént esi s para r eferirme a la prensa, pu es -mi opinión sobre ella se rvirá mu<:ho a los que ree n estas líneas, para formarse una idea de mí. . Yo temo a la prensa . . Desde qu e conocí las campañas que se hicieron contra Don Porfirio y también el miedo que inspiraban al Caudillo los a~aques impresos, sentí aversión para los periodistas. , Por los castigos enérgicos qu e siemp I'e impuso Don Porfirio a lus periodista'!> ; por la tol eran ci a qu e siempre tuvo el mismo para los gobernantes qu e castigab an a aquellos, hasta arrojándolos vivos a un horno, como lo hizo Cravioto en Pac huca; por todo esto, yo se ntía avel'sión a los periodistas. In stintivament e comprendía el pod er que éstos hombres tieQen -en sus inanos; y tambi én la edu cación polítiGa porfirian a n os decía qu e había que comprar o matar al' p eri odi sta. Pues bi en : en la pre n sa¡ pul s~ba yo la opini ón públ ica: Y veía que una y Qtra era n hos til es a Zapata. E~taba connnc.ido de qu e Za pata era un guerrillero a qui ell con toda facilidad se podía destruír. Ni ·g uerreros, ni .elenie n tos y en un pequ eño Es tad o, los zapatistas podían ser aniq ui lados muy f,ác ilment e. Sin embargo, yo retardé la campaña, la captura de Zapata. Quería dejarle ti empo al señ or de la Barl'a; quería qu e al fin se desh'iciel~a la temp estad qu e iba formándose sobre la cabeza de aquel Caudillo de la r evolución que empezaba a ata carm e por la pren sa. Tuve en mis manos a Zapata; podía co rtal' el telégrafo y acabar con él, eumpli endo -las órdeiles qu e para ello tenía; es o es muy fácil para cualqui cl' jefe de columna que quie re h ace r lo que le h an ordenado y lo qu e sabe qUe le va n a impediJ' qu e ejec ute. , P ero -pensé que si mataba a Zapata. el'ec Ía mi prestigio de mil itar, pero termi n aba mi encumbl'ami ento, que se iniciaba tan bien, pues Madero no me pe rd onaría que yo acabara con la fllerza que qu'Ü r Ía con:3el'\·&I' para bati r a 'de la Barra en el caso de que éste no qui:licra en tregarle la Pl'e'sidencia.. No esp eraba yo n ada de <le ~ a Bar.¡'a: sus vacila cio nes y su cobardía para tü!llar una. rcsolw:-ión, me in dicaban -9- a las cIarás' qu e estaba perdido il'remisibl~ll1entc .. ¡Había" pues, qu e trabajar ·parael nuevo Presidente ! i Zapata se sal varí a ! Cuando tomó posesión el. se ñor- Madero, me r etirÓ inmediatamB nte, pu es no era gr.ato y se me ataGó con rudeza en la "Nueva Era", órgano de la r evolució n. Se me llama.ha re yista y se me hacían algunos cat'gos. Fu í a dar mi.s explirac ion cs al señor Madero.. Creía el público que yo contestaría por la prensa; pero yo comprendí que entablar una polémica cea la muerte. Lo convencÍ. Mis protestas de 1ealtad se e_x tendieron hasta Don .Gustavo Mad ero , al que fácilm ente logré hacer mi amigo. Cenamos juntos c¡;ul Sánchez .Azcona, en Sylvain. Menudearon mis Visitas a Don Gustav,o. Cada ' vez . que podía le declaraba mi devoción por su hermano. Vino por entonces el movimiento reyisla. Comprendí que fracasarían, pues en esta ocasión como en otras,vi con toda oportunidad lo que tenía que ocm rir_al fin. Eos verdad que mi General Reyes era mi antiguo protector. Pero preferí seguir mis asuntos, pues me había. costado muy cara su amistad. Ni los diez y ocho mil pesos de' la. pavimentación me eompensaban la pérdida de prosperidad de tantos años! LA DlVISION ,DEL NORTE Seguí siendo ardiente partidario de Don Gustavo y de Don Francisco Made~o. No hice, pues, caso a las insinuaciones de algunos amigos. Cuando el señor Mad ero me dijo que era yo el desig. nado para r eparar , el r evés qu e lasfúerzas de {'asc ual Orozco habían causado al Ejército F ede ral en Rellano , sólo le pedí una cosa: qu e m e dejara escoger los elementos para hace r mi campaña. He dicho que fuí reyista; pero en verdad yo no me dLstinguí nunca por inoportuno. Mi General Reyes fracasó por esta falta 'de oportunidad. Es mía.la fr ase que se pronun ció mucho en México a raíz de la muerte de mi antiguo jefe: "El General Reyes fu é inoportu no hasta para morir". Yo no ; . con ,:ealma he,N.per:ado siemp.r.e que ·se ,de:;arrollen los . aoontedmi-ento s qu e tienen que señllla,rme un momento ·oportuno. -10- mi }<~n c'sto ha estrIbado una:: g['tin' pa[;te oc -ruerzá: eu Mber esperar. · Si sufri r esignado todo lo · que Don Por:~ firio me 'hizo GUriuite tantosarlOs, ¿por qué no iba á esperar un rilomen to durante uno!; cuantos mes es'?-pen"saba yo entonces. y fué esto y sólo esto lo que me ha servido para triunfar. Busqqéelementos pal'u iL' él la cOmpa ña, dando mU'cha importancia a est,a~~~.t,ión ·cuandG en r ealid üd no me i mportabu ll eva r a cualqui el'a, pues en el ca so de <¡\le no me sirviera un hombr e, podía mandado.a :\Iéxico o no -darle ninguna mi SiÓ ll. y puede c1ech'se que ,d esd e el dia en qu e ql1c cl é con el mando. de la División del ~ol'te, mi éxit o pol ític o estaba ase-.!wrado. . Apt'oYcché el momento del desastr e .para ped ir elementos. Pedí cuanto quis e ; lo· mejor 'del Ej érci to ; l os jefes má.s valientes y los ofit:iales mas aptos qu edaro n u mis órdenes. Marché a Torl'eón y l o hic e con tal' l entituq q ue quedaron sOl'prendidos mis subol'dinados r el señol' Pr e ~id e n· te. Yo cán1'i!1aba despacio, porque sólo así se vu al éxito. En el camino iba conociendo a mis subordina dos. Rábago, Pl'ianí, Rubio Nayarrete............ Co.n a que Jlos tres hombres podía ll ega r a Chihuahua. Ráb ago er¡;¡ hra' vo, PrÍéiní también, Rubio eea organizador y bravo. El entusiasmo de la oficialidad que me ac·om p:lñaba, l evantó el espí l'itu de los que ya se cr·eían ven cidos. Aproveché las cualidq.des tle Rubio , en qui en h abía desciJbierto, como ya he dicho, a un gran · organizador. En poco tiempo nuestra División, la División del No rte; ' 8, la qile he llamado y llamal'é "el pr'imee poder dela Amé · 'rica'", 111'archó al encl1entro de Pascüal Orozco. En el primer combate, en la · falda de la ' Sierra de 'Banderas, Conejos, el empuje de nuestra columna iba a caüsar la , derrota definitiva de los oro9quistas ; pero .... ... . Una derrota violenta significaba para mí escaso éxito~ Se hubi el'a ha hlado de mi División, se me hlJbiera 'a scendido; pero nada más. . Y yo no que ría un ascenso: yo iba a exi~ir por aquella catripaña , e l Ministerio de la Guerra! Es tan antiguacon'lo el Ejército Mexicano la "tácti~ c~" , de · pI'olongar la.s,'campa<ñ-as. '·<Lfs!' ciHnpañas :.prodiicen 'Prestigio y dinero: : Míenil'as ' má·s larga es la campaña, 't il más prodQciiva. i -1.1- y yo, siguiendo leccion es antiguas, prolongué la campaña. El General . Joaquín T éllez, inepto y caduco, fué el encargado de cargar sopre el enemigo, de destrozarlo. Naturalment e. el en emigo tuvo .tiempo de embarcarse en sus trenes y huir. El espíritu de mi colümna creció entonce$; con aquella victorja ya no era po sible tener derrotas. Siguió la marcha victoriosa. Es verdad que yo bebía cognac todos los días y a todas horas, pero podía hacerlo. Al cui dado de las tropas iban jefes competente's. Por esto cuando dimos la acción de Rellano, logramos el 1riunfo, no obstante que hubo un gran desorden. , No quiero ten er la gloria para mí solam ente. , La artillería que mandaba Rubio, y el reconocimiento que hizo este joven j efe, fu é todo. El es, con sus oficiales, con to-. da la División, quien triunfó en Rellano. LOS MILITARES POLITICOS Pero si Rubio triunfó allí ' y Rába goobtm'o un triunfo de los más grandes en el combate de ·la Cruz, donde , sin artillería Yenció a los orozquistas,. el triunfo político era mío. Político h e di cho y no r etiro la palabra. Política era-o la qu e estaba yo h ac iendo: política en favor de mi perso~ n a: atraía con l:=ts victorias, la atención de tod'a la República. La prensa empezaba a hablar de mí poni éndome en parangón con Don Francisco Madero; se me señalaba como el salvado r de éste. Sobre el campo ele op e rac~on es yo m e ded icaba a h acer amigos. Me ador aba la tropa; lo.s jefes y lo s oficiales, todavía resentidos por el triunfo de la revcV ucio n, volvían a mí los ojos, deseosos de que yo fu era el vengador del Ej érci to , como se atrevió a decirlo un j ofeen un banquete qu e se , me ofreció. Recibía felicitaciones de lo s políticos y ca rtas entusiásti ca s de militares que querían unirse a mi columna. En una palabra: progresaba en mi camino hacia la Presidencia. El incidente de Villa, debido a una yegua, y otros pequ eños choqu es , con don Abraham González, Gobemador de Chihuahua y uno de los más fervient es amigos (fe don Francisco Madero, hizo que se emprendiel'a una campañ'á -12- en mi contra por Emilio Madero, que iba como Coronel honora rio en la División de mi mando y por el citado don Abraham. Uno de mis oficiales me dijo que Emilio Madero había presumi~o que yo no sería leal a su hermano. Era ve rdad esta acusación qu e se hacía al Coronel Madero, de m urmurar . . P ero me callé y lo "traté mejor. Al ll egar a Chihuahua, ya balido y aniquilado Orozco, lo s oficiales de la Did sión del No rte no tenían empacho en deelarar su hostilidad al gobiernQ y su adhesión a mí. En banquetes , en cantinas, en casas particulal'es, gritab an los oficial ~s vivas a mi p el'sbna, y mueras al President e Madero. Yo pensé que no er a el mom ento oportuno. Quise acallal' las murmuraciones; pero no lo. hice en foema que se ofendi cl'an mi s amigos los oficiales y jefes, a los que sin que ell os lo supi eran, había convertido ya en "propagandis ta s polí t ieos". Yo fuí fluíen mflzeló a los mÍlital'cs en política. Yo fu i quien no reprimió las manifestaciones políticas de los soldados co ntra el Primer Magist.rado de la Nación. Sor el autor-con ello=-d e la r csurr ección de los dllarte lazos '8a México; el causante de la ruina de la institución c(ue vió con repugnancia el complot de Tacubaya , porqu~ en él estaba n mezclados alguno--s oficales, y que lu eg'o tomó p arte en aso nadas de toda especie. Pero lo hiCE para scnir mis planes políticos; no lo hice ínconscientemen'te. Cuando el señor Presidente me llamó a la cap it al de la RepúbLÍca, nle presenté acompañado del j efe militar qu e traía un prestigio ganado sólo con esfuerz os san05, Rubio, y le protesté mi adhesión. Un día que le Ileyé unas fotogr afías de un til'O de r áfaga, me encontr é al gobernador de Coahuila , don Yenustiano Carranza , que me saludó con frialdad. Yí en éste ho mbre a un en emigo: él tamb ién quería ser Preside n le y me había adivin.ado. Muchos oficiales y jefes de mi co lumna me propusi ero n la r ebe lión. ¿Si la División del No rte había triunfado de la r evo lución orozquista; si h ab íamos derrotado a la fueria al'mada más poderosa c!e cuantas-hasta aque~ llas fechas se habían enfrentado 'co n el gobierno, si el Ej ércit(} estaba represe ntado por mi columna, qUe era el úniev núcleo formidable, invencible, porqué ' entonces, -13- n-o nosreb'eléb'~llno:s contrae! Ple'~ídeute y lo ~rróéábn­ mos 'd'e un solo golp e ? 'Ante todos, la empresa se reducía a 'volvernos hacin -la Capltalde la República y tomarla en un combate en el 'que, con toda facilidad y de antemano, llevába,lllos las más grandes ventajas; . A., 1 ,pensaban todos menos yo. La División del Norte tenía, cntl'e sus compón entes, 'a lgunos cuerpos de antiguos maderistas, reyoluci'onarios algunos de prestigio. El mismo Emilio Madero formaba-como ya he dicho-pal'tede mi columna. y por' más que había hecho esfuerzos para atrael'lile aqu ella gente, no 10 había conseguido. En.lilio Madero era el defensor de los mad eristas de mi columna. La gente de Villa cstaba aún con nosotros. Abraham González trabajaba por 'don Francisco Madero con gran tenacidad. También algun os oficiales y jefes d~ micolümna pa- _ r ec ían conservar su independencia de criterio. El General Ráhago, Truey Aubel't y Rubio Naval'l'cte, no me hubi eran seguido. . Por esto no me rebelé con{ra Madero cuando era jefe de la División del Norte. Ya he .d icho (jue el señor Pl'esidi:mte Madero me r8ci !;iió muy bien millegacla a la capital , Don Gustavo tam'bién tu\>o para mí grandes elogios , yyo procuré hacerme a gradable a este hombl'e, en el que siempl'e vi una fuerza política enorme en los asuntos de la Admiliistración Ma:.. derista. . Pero si para Madero era yo un hombre ' leal, ' para su Gabinete era un traidor. La polí tica que me había hecho dOn ' Abraham González daba sus fmtos. Inopinadamente, cuando yo menos lo' esperaba , el señor Pl'esidente me cbmuniqó que cesaba en el mando dé la Diyisión de l Norte. Estaba yo en México y era un díá de mi santo cuando recibí la noticia de que todo al¡uello que yo había crea ~ do, aquel poder que ' llamaría con orgullo, repito, "el primero de la Ai:nériea", se venía por tiel·lla. Medité fl'Íamente. Bebí muchos días más de lo' 'que acostumbraba y ...... _. espe)'é ! a r.A' 'CtmR'UPCION DEti 'E.m'itCITO (xH1sph'acloii es' ~e'-MéxiQO: Lo~ pdlíticol'i Y"los Salaban corno &ro. el único honihlrecapaz -14- de ya trié seu. dei'I'bcar '-ti: Ma>' Había fracasado mi discípulo Félix. Díaz en Veracl'uz: El d.esali.ento de los que. creyeron en Félix c.omo . en un ·s alvador, era notorio. Sólo Ocón insistía, con mi · ·b uen amigo Rodolfo Reyes, en salv.ar la vida del prisionero de Ulúa" . . Pascual Oroz~o había cruzado la frontera del Norte y sólo. Marcelo Caraveo, su segul'ldo, seguía combatiendo; con muy escasos elementos y sin poder r.e sis tir los ata.": ques . que las autoridades ameriCallcl.S hacían a la re volúción, \negándl?le la entrada de cartuchos y de armas. y bien, en aquella atmósfera de maderismo triunfant~, yo respiraba ' ya el aire del triunfo: Yo no 'Creo en la opinión pública ni en: el prestigio de los hombres. Para mí es igual utilizar a mi sobrino Joaquín Maas .que al General Rábago. A la 'época de terror que ctesarrollaron mis Ministros, nunca le dí importanc¡a, 'como no se la daba a las rrl.e didas de conciliación. Creo · que para un gobernante es igual que los hombres que lo rodean, distribuyan oro o que asesinen. Esto lo he comprobado en mi administración. ¡ Para mi, pues, todo es el éxito. . Una vez se lo dije a mi compadre Urrutia: Si yo tengo armas y hombres, yo triunfo y hasta lo feo se me qui. ta, oompadr'e. Por eso me importaba muy poco el. prestigio de Mader9; yo seguía pendiente de los .s ucesos que se desarrollaban en el corazón d'el Ejercito : allí estaba :todo! Como he dicho, yo mezclé en política a mis oficiales y e~t~ labor, hecha por mí con. toda COnCiellcia,la hizo don ,Francisco Madero con toda inconsciencia. . Y señorés, un militar que hace política, cua.ncto .no es, un Porfirio Diaz, está perdido, irl'emisiblemente . perdido.. Imagináos un ejérdto que sigue a su jefe por simpat(a que va más le,ios que la que debe tener un subordinaq,opara su superior : si el jefe le contraría, lo aban- . dona en el acto . Pero yo hice política hasta co n los ascensos. Yo ascend[ tan rápídamente a mis oficial es, . que en menos de tres meses me ví rod eado de Napoleones! Todos se creían COI). dotes de mando; todos se consideraban postergados por los superiores que Madúo me habíll; enviado en calidad de Corone~e~A1Ql)qrar\os ;,,-y .todos v.~íi). n en mí al hornb.,.e q~le tJ.abía de ; ~QG,Cedet:l~s eL.gener.a]alo que los. Jibrara de aquellas Coroneles de petate ! La ofjcialidad. que escapó a: esta . acción . mía•. fué tan I -1S-- sólo' una reducida parte del gran núcleo 'militar que- era a mis ór:denes. Para ella tengo una. frase de admiración. El señor Presidente dijo en uno Qe sus diwursos del Colegio Militar, a los alumnos del mismo: "El día que yo me aparte de la línea del deber, los autonw para que vuelvan sus a,n nas contra mí." Yo no comprendo, pero tampoco puedo comprender a Francisco Madero. Yeso que éramos tan diferentes L....... "La Tribuna", órgáno que cooperaba a mi labor políti ca por la asombrosa habilidad que desplegaba su director, el señor licenciado Don Nemesio García Naranjo, en emigo de los más inteligentes de la revolución, inició una campaña disolvente como ninguna, incitan:do al Ejército a · rebelarse contra eLGobierno. _ _ Era frecuente que García Naranjo y yo nos reunié ramos en la casa de mi compadre Urrlltia para hablar de política . Allí se me incitaba a revolucionar contra el Presidente l\ládcro. Di scutíamos todas la,s posibilidades, pero yo siempre me mO'straba reservado para dar mi opinión. La campaña que en la Cámara de Diputados inició .el llamado "triángulo padamental'io", que · estaba integrade;¡ por los licenciados José María Lozano, Francisco ~1. de Olaguíbel y García Naranjo, crecía diariamente en interés por el licenciado Querido Moh eno,' que se había separ ado del- grupo mad erista y pugnaba contra él demostrando una gran actividad. Así es que con mi oficialidad, que hacía ' ya labor sediciosa en varios puntos de la Repúbli ca, y con "La Tribuna", que encarnaba las .aspiraciones -de los militaras y decidia a éstos a la sublevación, yo veía muy próxima la oportunidad de asestar un golpe de muerte al ma"de ~ rismo. OtJ'a de las razones por qué no me sublevé en esos días contra Madero. uO puedo explicarla lo suficiente para ser comp r endido . Sin embargo, voy a tratar de hacerJo , pues para los que tengan interés en conocer hasta lo más profundo de mi alma, es muy importante que les diga ésto . E.J alcohol ha neutralizado en mi la acció n, sólo en parle. Dígase lo que se diga, el alcoho l mata las energías y a muchos hombres los ani.quila/por. cornpleto. A mí no me produce un efecto taff decisivo , pues pócas v-eces he quedado en el estado de incon sciencia en que qu e-d an los que beben mucho en pocas horas , pero .sí en mi larga vi-16- da ha ido minando mis facultades. Débese a est-eque se ' repitieran muchas torpezas durante mi Gobi erno~ tam- ' bién que ocurrieran en tantas ocasiones los mismos errores. Yo dejé hacer muchas 90sas porque no podía impedirlo más que por un momento; pero si la falta cometida por mis amigos se repetía, entonces les ' dejaba hacer lo que les viniera en gan <l:, sin objetar nada, sin oponerme, sin mostrar enoj o. Por otra parte, yo siempre tuv e fe en mi destino. No creo que pued.a ocurrir nada qu e no esté previamente señalado .por los hechas anteriores: Soy fatalista como todos los indios, y al mismo tiempo soy creyente. MI ·ODIO A MADERO Pues bien; para no rebelarme, en tiempo inoportuno, con currió, principal1':nente , mi falta de ,acción. El alcohol mataba mis anhelos de prosperid ad, me obligaba a dejar pasarlos acontecimientos ·.sin qu e yo tuvie'ra otra idea que ,ésta: yo aprovechar'é el momento oportuno para derrocar a Madero. Mi aversión por el señor Preside nt e y por su herma> no, crecían en mi co razón en las largas horas de tedio qUe vivía en mi casita d e la calle de la Colonia de San Rafael. Pasaba el dia bebicndocori mis amigos y oyendo las qúejas de éstos, qu ejas muy amargas y que es'Condían: esta sola inten ción: que me sublevara. Mis áhorros como Jefe de la División del Norte llegaban a ' treinta mil pesos. ' Construía con gran actividad ' 'unas casitas, relllizando con ello uno de mis en'sueños acariciados durante toda mi vida. Los conspiradores contra don Francisco 1. Mad ero em pezaron a asediarm e. Uno de mis oficiales-no diré su nombre nunca-me propuso la suble \'acióh en una forma tan violenta y tonta, que t11\'e que ·decirle: . . -Si vuelve usted a proponerme tal cosa, lo mando a Santia.go. (Prisión rniji La r ) . Lo hubi era hecho, pu es ya he dicho que a mí no me impo rtaba nadie de los que me rodeaban: a nadi e qúería ni a nadie quiero. Ad emás, ya don Francisco Madero estaba abrumado por las denunci as que se le hacían de mí. Todos veían en mi persona a un fl'aidor, todos menos él. Por fin ocurrió el Cuartel azo de febrero, movimi ento -17- ,q.ue se denominó imiJl'opil)lp.ente ·felixisf.a,cVIi,n do no fU,é sino re yi::; ta, pues a él concurrieron todos 10,'3 elemen\os i'eyista s. Conv'3 ncí a mis amigos de que yo no conspiraba, y sin t'mbargo, alenté .a todos a ,corupirar: hl'ca cl'eer, no en mi lealtad, sino en mi abstencióQ., y Mon<;lragón se lanzó a la ventura en qu e 'quedó envuelto mi 9,iscipp.1oFélix. y muerto mi jefe, el séñor general Don Bernardo 'R.eyes. Antes me había propuesto Enriaue Ceoeda. cafJturaI' al President.e. El plan de mi compadre, porque Cepedli 110 sólo era mi amigo, sino también mi compadre, pues me había pres tado servicios que.-yo correspond!. llevando a una de sus hijitas a la pila bautismal; era tan sencillo como seguro; pero inútil para mí. Se trataba de captu,rar a¡ señor Presidente claando pasara por el Paseo de la Reforma, .cosa que hacia todas las mañanas, y llev~rla en un automóvil hasta Morelos, o fusilarlo. Para mí la sola d,esaparicióil . del señor Presidente, · 'e ra , inútil y hasta contraproducente: ,el grupo ma~erista hubiera seguido e,n el Poder. Para conden-sar: mi. odio hub_iera quedado satisfecho_; pero ............ yo quería súPresidente ! -'D eseché la proposición, en l?- que sólo, se exponían . Cepeda y uno de mis ayudantes. Me habló Mondragón, paracQnfe.~enciar sobre l.a sublevación que se iniciaría con un cuartelazo .en la capital. Mi: genúaJ Reyes quedaría al frente ,:del G9bierrio y mi: ' disqípulo Félix e.n un Ministerio. , Yo en el de Gue r ra. ¡Yo exigía la Presidencia. El general Rey.es, al s.aber ·mi's aspiraciones, clij o; Mándenlo a la ........ El.. ,FRACASO D.E DIAZ. No sé por qué llaman inte~ig'ente ,a Mondragón. Es activo, activísimo; .pero no inteligente. Proponerme, que le diera todo mi prestigio militar, que era "nacional", a mi General Rey.e $, qu e había fracasado, era ¡jescoflocer mis ambiciones, era creerme un soldado vulgar, con as- . plr;ac.iones a un Mirüs(er:io! , A mi, · qlJ, ~ er.(l. toda víl\ ~n :es;} pititu y casi. , e~r e alic1á:d, eJ,. J~e 'de;la Divi~lón, d,el Ngrte, . el poder militar qUB aun llamado, mío, aplastarí~ a cual.:. quie-r~ : ql,le_ ~e eI;lf~~nt~~, -lg.:.",. Señores, el ' polílico que no con oce a' fas bombres;, !le> es póLítico ni inteligente . MOlldI'ágó'n ' ne cesitó 'que yo lo ' aniquilai'a para conocerme ! Varios oficiales me comunicaron que la sublevación: de los reyistas y 'felixistas, iba a es tallar' dcntro de una, ho ra. Me 'dormítranquilo y espe r é. Es muy difícil triunfal' en las ciudades por un c ual':' telazo. Sí se obtienen rápidóst\I,iunfos, PC\'O tan efimel'os <Jue no recucrdo en estos momentos sino ' fracasos para l o-s que se han alzado contra el Gobiel'llo en la Capi ta l de la República. E l mismo oficial que me comunió detalles de la ~tl:' bl evación de algunos oficiales de la Escuela de AS1JiI'antes, me despertó más túde, eil la maiíana del 9 de Febrero, y me dijo: que se iba a poner ep libe¡·tad a mi jefe el Gen eral R~yes. Entonccs c ruzó por m i mcnte una id ea : batil' a los del cuartelazo' y cr ecer all{e los ojos del se ñor Presidente; obten er la Cartel'a de Guel'l·a y chÍ ll egar por alguna COlll bina(;Íón a la Presidencia de la República. La desorganización (:le aqncl gl'UpO ele oficiales y civil es que niundaba Mondl'agóp, el'a tan nolot'Ía que co n un, escuadr'ón de rurales yo los hubi era pasadQ a c u~hillo en media h ora. , Pensaba en es to al salit' a la ca ll e, pam l.'Dnocer la v crclacldra situación; pues la idea gen.eral ya la conocía múybien,cuandQ me dijeron mis oficiales, que mi j efe hab'í a sido muerto f r ente al Palacio Nacional. . 'fomé un automóvil para dirigirine a la Comandancia Militar. ¿ Qué pensé en el camino? Las noticias qiJe m e ha'bían dudo; asegUl'aban un éxito a 1'avol' del Gobierno. Muerto el Genel~al Reyes y disuelto el núcleo de fu erzas 'que lo habían seguido en su avel)tura, era de suponel'se que el euart<Jlazo había fl'acasado. De pronto me asaltó esta idea : mis enemigos pueden ap rovech a r se de mi si'tua.ción actual y complicarme en el mQvirrtienló fracasado; pe)'o si-llego 'a tiempo de Ayudar a la ex tinció n de la asonada, entonces recup el;o el lu gar de estlmación ~tlque me ti en en los' prohombres' del gobierno. Saqué la cab eza fuera de la ' ventanilla pa\·u oroenar 'Ir! . chalfffeur qUe ' apl~eSUral"a la marcha del autf)mó\'~J; : y eri, !¡i.I ¡u:ermdm't'nfó 'vi ' al ' , Pres~'dehté' Madtll·O . . Yo no dudé 'nunca de ' qu'p ' DonFl'uncisco Madet'o su pie ra enfrentarse ant.e una sHuaeión di fí cil; y al'm más-: es y, ~l~ ,l o creía inconsciente como a cualquiera de mis soldados qu e ignoraba la causa del combate. Pero ante el 4 espec~ táculo que presentaban los alumnos del C91egio Militar de Ohapultepec; el arma al brazo, rodeando al Presidente ¡que iba al lugar que le' correspondía, .sin saper con firmeza si iba a la muerte, yo que soy soldado, no pude admirar al señor Madero, pero sí lo c'o nsideré como un hombre difi cil ele ser derribado del Poder. Salté del coche y me puse. a sus órdenes. Recibí aJgll~ nas noticias inmediatamente y en el c'amino de la g'lorj.e~ ,t a ele Carlos IV a la fotografía Daguerre, viendo no menos de mil muel'tos, comprendí que se acercaba el fin del Go biern o maderista! Media hora más tarde yo era n Ol'nbrado Comandante Militar de la plaza de México, es Glecir, era el jefe de las .operaciones contra el grupo de sublevados. LA ·SANGRE En ninguno d~ mis combates había visto tanta sangre como vi en l a Plaza el e la Constitución. Hago n1emo,r i a de aquel cuadro , pa ra dar ame ni dad a estos apuntes, pero no porque h aya dado yo ninguna importafl!cia a aquella h ecatomb e r n l a qn e sucumbi ó mucha gente , pel'o qu e la hicieron los soldados del Gobierno en ctlmplimiento el e su debei'. Más de mil c,adáH.res yacÍml en los Portales ele la Pla za de armas, en Jos jardines de la Catedral, en las calles, :en los prados- del Ki os ko central. Agrupados o dise minados, los muertos alfombraban algunos trechos, hacían imposible el paso. Había cadá\'eI'cs de niños papeleros; de damas de allta alcurnia, de bal'I'cncl eros, de c,o merciantes, de mujeres, !d e niños de pecho ___ __ ,.__ . Por toclas pari es se exte ndían las manchas de sangl'e que humeaba o hacía-grandes y 'obseuros coágulos. Los h eridos se quejaban o lloraban; algunos se moiv ían penosamente, otros se arrastraban dejando huellas r ojas en el asfalto de la ralle. . , y de pronto, dominanclo lodos aquellos ayes y lam en; 10s, la turba que anun~i,aba la proximidad del Presid ente prorrumpió en un grito: i Viva Madero ! Dentro del Palacio yacían quinientos heridos y en los {l ~ rredores y en las puertas de la Comandancia había tan: tos, que no se podía caminar. -20- El General V:illar había cumplido con ·su deber. Muy! enfermo de atritis, casi sin poder andar, Villar, no habí ~ desdeñado salir de su casa para dirigirse a la Comandan~ cia en el Palado NacYonal. Redujo al orden a las fuerzas del 200. Batallón, que se. hallaban comprometidas con los subl evados y batió al gran núcleo que se presentó en Pao; laci o. . Para los militares, la conducta del General Villar fué' digna de ' todo elogio. Pero los civiles, lo consid~raron como un asesino. Villar es el tipo del militar que no ha-: ce política; enérgico y valiente, aunque ya esté muy vieo; ,jo . . Sus primeras declaraciones, cuando logró levantarse d e la cama del Hospital Militar, donde estuvo a punto de' sucl~mbir, las hizo públicas la prensa . . Declaró que había .ordenado se hieiera fuego sobre el General Reyes; que ya herido continuó organizando una guerrilla, hasta qu~ me entregó el mando. Ignoro por qué los de la Ciudadela -no lo mataron: cuando estaba en cama; me sorprende que la Revolución lq tenga sin su sueldo y abandonado. La mue-rte del General Mariano Ruiz la ordenaron un: grupo de civiles y ~l Ministro de la Guerra. Se consumó. ·en el jardín del Palacio Nacional. Era diputado, pero traía las armas en -la mano. Este: h ech_o me sirvió más tarde para no va.9ilar ante el escáno; dalo .de segar vidas amparadas por el fuero constitucio"'! na1. I\H COMPADRE Y JOAQUIN Mi primera orden fué para que se echara agua en el Patio de Honor del Palacio. y mienfras recibiía a mis oficial es y a los paisanos que me daban noticias; y mientras el Gobierno se instalaba en los· salones, yo pensaba si había llegado a mí ra eL momento OllQrtuno. "Todo consiste en esto -me decía a mí mismo- to .. :do se gana; Si .yo no dejo perder esta oportunidad que me: fa\'orece mucho, pues me pone una vez más apte Ja Nao; ción, oomo el hombre del día. Si ya los sllblenl.dos habían fracasado (y si habí~n fracasado era sólo porque yo no estuve con ellos), lo que mé convenía era demostrar lealtad ante el Gobierno. Pero ¿ y ~i no haoían fracasado ?'" Cepeda, mi compadre Cepeda, me sacó de las dudas y¡ me marcó el camino, dándome los mejores datos sobr~ -21-, lasHúación de ' la ' pct!ueña tcilUmnade pronunü'lacJos. - E nton ces vÍ qüe el IHÓlllelltü UpOl'tUIlO iba a pasar' t decidí apl'ovechal'lo. En telegramas y en cónvet'sa'cionés, no se hablaba sino del General, H,u erta .. "{. Con qui';n e~!ii. H1..~e rta?" ~pl'eguntaba n del ulttmo rmcón de la Republlca. y cuando se le s contestaba qu e del lad o del Gohierno, asc,!!:ll.l'aban que "aquello de laCíúdadela era c u est ión de un mome nto ". Y, en tant,o, yo esperaba. P erotell'Ía noti ~ ias fid edignas de lo que ocurrífl. Se me escapaban las ideas de detalles y' no et¡,e.ontraba la for ma en que debía de obrat' de una maner a enérgi.ca y de-. finiti\'a. . Esperé cOtllosiempre y me dispuse a desempeñar mi papel de lél manera rilcnos acti\'a p08ibl l', para dar> tiem po a que mis amigos me mo s tl'aran laH!t'dad comp12t3. de l os i;ucesos · que se de ~alTollaban con una rapidez inesperada. Si algún militat' lee :es tas memorias de su antiguo Jefe, escuc»e es te co ns ejo que siemfwe les dí y que hoy. repito para gl'abat'l o entre los de mi clase: -los j efes de co,lu mna antes de enlt'i:ll' en acción deben hac er un j'ec onoci m iento personal, si-cs posible , de las posiciones (l~ l enemigo. Nun ca hay CJue combatir si no ti enen bu enos ~a­ tos sobre el con tt'al'io. Etito da grandes ven,tajas sobre el enemigo y as egUl'a el éxito final. Ya lo dice la táctica, pero yo le doy más importancia al reconocimiento que a cuahjuiera otra parte del cOÍnbate, Decía CJue mi compadre- Cepeda me resolvió a -tomar una actitud, porque .él me dijo cuanto' 'Ocurría. . Personalmente había conferenciado' con ' mi discípu lo Félix y con ' Mondragón. _. Los dos .jefes, encerrado'S 'en la Ciudadela C011 un puñado de s'Olcladós, me' HamAban : su único jefe, me reclamaban en nombre de las 'viejas -amistades. Una gran ' parl~ de la- ofiGialidad de la muy ,reducida que es1aba en la Ciudadela, r elYelaQ a·, ,t ambién me llamaba. Gompj'cndí 'la situ'a ción'. Los ' sublevados ·estabAn ._. mis órdenes, podía aniquilarl(f):s. e11 un mément'd : por ':otra pai·te, el 'señór"{'residente ':e~taba ~n · mis ; ma-nos;pe~o n~, podía c.otacal"Jo :J)O.l'q.ne to<;las ,Ia:y f'ITerzas',·eNüi ~ Ífr-egül~res , ~s decit>; maderistas. Dítiempb sufic iente aqU'e los 'sulilé-vad6s ;'ádquirie -22- rau ,algulla fuerza y a qúe:;;-e organ~zaran , 'Pue'~ ' e.l'a ' 1\oto"ria $4 debilidad. , E1 señor Pr e~ dent e se alistó para ir por refuerzo.sa Cue rnavaca y en un arranqu e de locu ra éJmismo .saliÓAe la. capital de la Rep úbl.i ca pa ra llamar de MoreIos al ,Gene ral Felipe Angeles. En tan tó yo vacilaba . El pensami ento d e que si los de la Ciudadela Han vencidos yo cae rí a con ellos" me hizo co n testar a Mondragón y a mi discípulo que espe raran, que no los atacaría., sino que m e 'llIliría a ell os ,más larde. Rápidame nt e .e l ge n eral Angeles, salvando todos los conqucLos) pero ' u sa ndo pa.ra ello el nombr e del señor Presidente de la Repúb lica, hizo una r econ ce ntración de fu erzas. Con cierta habi1idi1d , llamó a los irregulares, de pre fe re ncia; y a las míag" las dejó dond e se , enco nt raban.. A ngeles desconfiaba de mí y tenía celos de la División del Norte . EL DRAMA y empezó a desarrollarse el drama más sanghe nto en nu estra historia, señores; drama del que fuí yo ,autQr y cuyos secretos ho y paso ,al p ap el para dar los como testimonio a la ve rdad. ML compadre Cepeda me traía not,icias del interior de la Ciud~de la y ll evaba las mías con una actividad y va.lo,r que elogio ampliamente. Para no hacerse sospec ho so, Cepeda cruzaba a la,. hora -de los tiroteos y¡ ent r e do s fuegos salía y e.ntrab::t sie mpre. con un 'ges to de desdén para la mu erte. Cepeda, señores ;..... _.............. ya hablaré más tarde de es te hombre que m e fué adicto como ningun o de los qu e me rodeaban. Mi nombramiento de Comandant e GenHal de lji Pla de -México, me p ermitía elegi r la fOl'm a de combate ,SO;bre los pronunciados. , Ya h e dicho qu e Madero no desco nfiaba de mí; pero sus Ministros sí. Especialm ente Ga rcía Peña, el Secrc.t¡irió de la. Guerra, y viej o camarada mío i comprend ía ,q ue yo a nuaba conspirando! P ero Mad ero m e ql:l ería y se ernp eñ aba en dem ostra.rme $U con fianza. , Desde el mom ento en qu e ,fuí Co mandan te Militar de la · Plaza, ,Mad ero é'stabaperdid o. . Olvida ba,un detalle im¡:Sbl'tant.e : lo· prime.ro,.q,ue hi cé fu é enviar a mi sob rino Joaquín ( ~Iaas ) a comunicar a los , sublevaq,Qs ,que toma ran la Ci ud adela a toda costa. za -23- La gente del cuartelazo ya estaba dispe-rsada; sólo ' 'F élix con unos ciento cincuenta hombres marchaba con rumbo incierto, dirigido por el Mayor Trías, el más entusiasta de los comprometidqs. . . Recuerdo que J oaquín ~llamaré así a mi sobrino, pues la costumbre me obliga a suprimir su apellido- me contó la situación de los sublevados y más tarde me dijo cómo había comunicado "mi primera orden, al general Mondragón y Félix". . Llegó Joaquín ala plazoleta donde se alzaba .una columna con un reloj en la calle de Bucareli y allí dijo al Genel'al Mondragón que mi orden era atacar y tomar la Ciudadela. Cuenta Joaquín que como Mond ~i;tgó n estaba a un la'do de la bocacalle y del otro Félix, incitó al General a que pasara por entre los balazos, en la zona batIda como decimos no so tro s; pero Mondragón temió CJ'lIzar Id calle .. "'.... Joaquín, -quc es hombre, pasó por fll fUl:\go y cumplió mi orden. La Ciudadela cayó porque el Genel'al Dávila estaba 'e n ella y porque el . General Villarreal había siJo h(~ J'ido de muerte en el ligero ataque que hici r, l'on los ~ubleva­ dos. A Villarl'eal no se le ha señalado como valiente; pero lo era v tambi én era un hombre de honor. Fué a la Ciudadela "por'que se se ntía soldado; por entereza de -a-lma. Los suble"ados ' tocaron di anas al entrar a la Ciudao ela y e~ ta s dianas se oyeron a muc ho s kilóm etros, pues antes de que tl'anscurrieran dos hOl'as, los doscientos h om bres que entraron tenían más de mil amigos y ageptos .a su lado. Se organizó la defensa de la· plaza y ya en l.a tarde supe qlle es taban di~pu es tos a hace r alguna r esistencia. ,Yo no n eces it aba má s. Empezaron' mis arl'eglos con lo s j efes del Cuartelazo. Mi compaJre Cepeda y mi sob rino Joaquín ll eva ron 's aludos y promesils mías él los Que se h abía n entre@;ll.do a mí en lo abso luto , pues bien sabían que podía de ~ peda­ iZarlos en un momento. El día 10, un día des pués del CllartBllj.zo. ofreCÍ una cita personal a F élix en la dul cería de "El Globo", en la Avenida Pl'Íl1cip al de México. ' Fu é Félix. Yo le em:ié a un a~ i go, me parece que a Guasque. Des pu és fuí a cenar a la Ciudad ela ya conferent:'Íar con el Ministro de Estados Unidos en México, MI'. H. L. ¡\Vilson, que odiaba a Madero porque er-a revolucionario. -24- AHí iba con frecuencia. Félix o bien el hijo de ¡pi je"'! le, el licenciado Rodolfo Reyes. Tuve varias ocasiones que cañonear la Ci~dadela; pues se les olvidaba a los que estaban dentro que yo era. el amo y que su salvación éstaba en mi-s manos. UN SACRIFICIO DE 5,000 VIDAS A todo esto las víctimas caían; primero por centena"'! res, después a millare-s. Con frecuencia me he preguntado a qu é se debe mi indiferencia por la vida humana. Yo no siento nunca que la piedad conmueva mi corazón: ¿ es éste de piedra? ¿ el alcohol·, que en tanta abundancia he ingerido, atacó mi" · entraña y aniquiló en ella la sensación? Yo no siento-lo que he oído llamar ';la voluptuosidad de matar", no. La. muerte de un ser humano produce en mi ser el mismo. sentimiento que la caída de la hoja de un árbo1. ' Es por esto que para -poder esperar el momento oportuno, del que tanto he hablado, dejara que la tragedia se desarrollara, aniquilando vidas humanas. Con frecuencia me daban parte de que una familia había sido muerta por un proyectil lanzado desde la Ciudadela, pues dieron los sublevados en birar granadas a los cuatro I'umbps, sin ton ni son; otras veces enviaba column.as a la muerte. Eran los rurales, los irregulares que tanto me habían obligado a esperar. Como entraban por l ~s calles, las ametralladoras los anictuilaban. i Hubo un cuerpo que entró a caballo al asalto de la posición en emiga! . Yo, con abso luta indiferencia para las Yíctimas, con ... tinuaba mis arreglos. Hasta hoy me he puesto a pensar que pará llegar al Poder sacrifiqué más de cinco mil vidas en sólo ocho días. - Pero, es o no quiere decir que me arrepienta, señores; yo no Il)e arrepiento ~lunca de lo que_hago. No se arre" pientan ustedes tampoco. . Po!' mi serenidad pude ocupar mi mente en preparar el golpe de mnert e al señor Presidente. Los arreglos duraron po-co tiempo; pero yo no podía op e> rar, porqu e las fu erzas que ll egaron a la plaza eran irregulal'es. ' Las había de línea; pero el pésimo r esultado del golp e de la Ciudadela; la seguridad que tenían todos ' 10:'1 mil itar es de que los suble,-aclos que se, hallaban en,"" c errados en el corazón de la ciudad estaban p erdidos, ori"'! -23- gIIlaba' que lodos I:;'e ' fUeran a "Iacai'gada", es' dE;.dir, n favor de Madero. Los mexicanos S'01110S aSÍ, según dice Bulnes. 1 Nos vaIDOS . a la cargada.............. ' En Palacio no se· hablaba de otra cosa sino de acabar con la Ciudadela . . Las granadas que se habían arrojado desde aquel lugar 'hasta el en que se encontraba 'e l señor Presidente, no causaban pánico: a'umentaban las energías 'de ' aquel homb~e incOl'nprensible. 'MISCOMPLICES . Me faltaba un apoyo moral" algo en qué fundar un movimiento armado contra Don Francisco 1. ': \'ladero.' La 'p osibili dad 'de la e111preSa que yo intentaba, era ) 10toria: 'sólo faltaba dai' una razón al mundo. . Me aprovec hé de las gestiones del Senado' de la Re,'" pública. El Senado, como la GáníaÍ'a de Diputados, no erá ' 'si'no una cueva de conspil'~dore's. La anarquía de idea~ 'entre los señores q,ue- formaban el Congreso de la Unión', era total. . Los gtandes grupos gobiernistas estaban subdivi didos en otros pequeños en que había pinistas, vazquist a s, indecisos, gustavisLas y antimaderisLas .............. . Pero ,la generalidad no era de hombr es de acción: ·eran "catrines",como les llamamos los militares a los civiles. " Los que no se escondieron en sus casas; los ' que quis i.eron entrar' en juego en aquellos momentos en ' que estaba disp utándose un. triunfo político que decidiría la :Caida de la Ciudadela, fueron los Senadores. ' De éstos, D. Guillermo Obregón fué ' el más audaz y el más enconado en sus odios contra Madero; el más trapujador para demoler al .maderismo, fue el señor de la. Barra. Este h ombre es malo. Yo lo consideré así y quise utilizado, Pges,' señores, los servicios de los maldé son mejores que los de ,los buenos ........... ' . Ya es conocida la acción de los Senadores. ! Yo insinu é a l señor de la Barra. mis deseos de ac'a bar cOh aquB~ J1asituación, de salvar a la República a toda costa. Y él !pe comprendió. Lo que más me ayudó rué el temor que abrigaban en mi país todos los gobernantes a una intervención ap'm ada d'e parte de los Estados Unidos. Y digo "abrigaban" porque firmemente creo que no- se volverá a dar el cas-o de 'Cju c se teman las invasío n es. Yo he alejado para si'éropre tal t emor del alma 'de los m~xicanos. '-':'26- EI ,señor Embaja(ioP; de 198 Estado;; ,{Jnidos hizo , pues.~ sus gestiones encaminadas a hacer creer al Gobierno ~u é los Estados Unidos internndrían en México si no cesa,ba la ludlq. en la Capital. La esp ecie se propaló en unmomento de tel'rory tarjo el munclola acogió; no sólo co mo' posLble, sino, hasta con"lo unaii1cdic;:la salvadora. Ya es sab ido que la Capi.!al d'e la República 'es una ciudad pro picia a ser conmovida por -todof'l ros embaucadores. Yo creo, ~eñol' e s, que de la Ciudad de México ha de salir un Mesías! -y bien, los señores .Senadores, celebra-r on "arias juntas; . hicie ro n su papel ad-mil'abIementea1 mismo tiempo qu e en el ánimo de ellos se &rL'aigaba -la -idea de ' que , el triunfo de Félix era neresario para que cesara la lucha que .tilnto espanto sembraba . ' - El día 18 de 'Febrero se celebró la junta a ,la que había yo citad9 ,a lo~ s enas:i o.r.e s y _acudioron estos señores ante el s~ñor Presidente. Don Francisco Madero los trató con energía y no les concedió la renuncia qué le pidieron, di': ciéndolt's que estaba dispuesto a sucumbir antes que entregar el Poder a nadie qlle no fuera el sucesor que el pue.., blo le designara. Sin duda que - ya sus amigos le habían he,c ho Qt\dar, de mi_actitud, pues me mandó llamar y me preguntó cuándo terminaría aquello. Le contesté que en aquellos momentos iba a dar las órdenes del asalto definitivo y salí de la Presidenc~ia temeroso .de queme de'tuviera. ' · . - Para JogTar mi último golpe sólo necesitaba de un' Jefe ('on rilando de fuerzas que me ayudara. No me con, venía utilizar a Delgadq ni a Romero; éste habíasosp echado , aLgo y el primero era maderista; y a Angeles no _ podía darle ni una orden , pues ya me había desob edecido y hAsta intentó bombardear la Ciudadela, sin orden mía, desobedeciéndome. B-ianq~e.t había llegado y confié en él para mi eOn1binación final. Yo creí que al proponer al J efe del 290.RegirrJ.~entQque me ayudara, me r espond ería- que s1 con entusiasmo; perú grande fué mi sorpresa cuando este j efe se mostró reservado y poco amigo de l~ subl evación., Sin emhargo, había sido uno de. los militares más a b cados ;por '.la Revolución. Los periódicos y hast.{l. los políti cos-lo señalaban como un asesino enémigo del Gobiemo. -21- VIVA LA REPUBLIC:A. Lo convencí con algún esfuerzo, pero siempre supuse :que él traía "algo" desde Toluca, pues retard9 mucho su marcha a la Capital. Preparé mi combinación final parE!. que tod o se. desarrollara a la misma hora y tan rápidamente que fuera una sorpresa de la que no se pudieran rehacer los enemigos. _ Invité a Delgado y a Don Gustavo Madero a comer 'e n "Gambrinus", ordené al teniente coronel Jiméne.z Rinroll que aprehendiera personalmente a don Francisco IMadet'o y a su Gabinete; a mi compadre Cepeda dí la misma comisión; y yo me fuí a la Estación de San Lázaro a detener al General Rive ra, que venía con grandes refuerzos de Oaxaca. El capitál~ Luis Fuentes, de la División del Norte, que(laba encarg'ado de captuear a Don Gustavo, a quien de jé :en "Gambrinus". . Cuando llegué a la E,s.tación de San Lázaro, acababa oe descend er del tren el Ge neral Riv era. Inm ediatamente lo cogí por un brazo y 10 invité a que tomara una copa. Se rehusó diciénd"ome que tenía forzosa n ecesidad de desembarcar sus soldados para ir a la lucha, pero yo le arrastré hasta una cantina y allí nos dieron una pésima copa de mezcal. Lo invité a queme acbmpañara en mi automóvil. Llegamos a la Comandancia Militar y allí le dije: Hermano , eres mi prisionero. Soy el Comandante Militar. Lo dej é y salí de la Plaza de la Constitución. En aquellos momentos me avisaron que- Don .Gu stavo Madero había caído en pod er nuestro y que Don Francisco Madero y el señor Pino Suárez, estaban encerrados en ~os salones dí; lª Int end cncia Militar. . Todo había ocurrido bien. .l'iménei Rinroll se pre's entó ante don Francisco. Mad ero y le 'pidió que lo acompañara. El ayudante Garmendia disparó su pistola sobre .Ri vero lI y lo dejó mucrto. Tam bién mataron al Mayor 'Izqui erdo , no sé si el mismo Garmendia. A Cepeda sólo le dierop un balazo en la" mano, pero 'en cambio él mató a don Marcos Hiernández, un l).ermano del señor Ministro de Fomento , don Rafael Hernánd ez, a gui en yo siempre guardé todo género de consideraciones. Parece que la escolta que llevaba Enrique González, ~ba a tel'minar .<Jon todos los que estaban en el Salón de -28- Acuerdos, pero oportunament.e este joven jefe ordenó a sus soldados que cesaran el fuego. . Cuando Don Francisco Madel'o bajó por el elevador para huír, lo capturó Blanquet, llevándolo al Cuerpo de Guardia de la Pue rta de Honor. A los demás los capturamos con facilidad. Don Gustavo había sido capturado sin que opusiera resistencia alguna. Blanquet lloraba porque le habían matado a su oficial más querido, Jiménez Riveroll. Yo no me explico cómo un hombre como Blanquet pueda llorar sinceramente. Yo nunca he llorado, ni de 'mentiras", como lloraba Don Poi'firio. Todas mis simulaDiones, todas mis emociones fingidas no han sido de Tt1.grimas, porque tal vez mis pupilas no esJán hechas para llorar ....._.. como mi co razón. El bronce no llora y yo creo que mi rostro y mi alma: están troquelados en bronce: soy indio, más indio que Juárez. . Esto último, lo digo sin ironía , porque recuerdo el 111.0-: ment.o en que se derrumbó el maderismo y acude a mi me ... . moda el espectáculo que no me conmovió, y que hubiera preñado de lágrimas las pupilas de cualquer hombre que se encontrara en mi caso. Al salir de la Comandancia por la pequeña pllerta, al pasillo q.ue daba a los patios llenos ' de soldado s, lapcé este grito: "¡Viva la República! \ 'h'a México! Los s,oldados respondi eron al uní sono.Fuera, en la plaza. empezaron a escucharse los gritos de Vhra el General Huerta! ¡ Viva el Ejél'CitO! ¡ Viva la República! De las torres de Catedral caían los sonoros rumores ' (le las campanas, echadas a vuelo; 'para anunciar mi triunfo. Pronto la Plaza, de la Constitución se llenó de personas ansiosas de saber; anhelantes de darse cuenta de que el peligro, la muerte, habían dejado de cernirse sobre to dos. ¡Viva la República! ¡Viya la Pab;ia! gritaba yo. Y los soldados lanzaban sus gorras al aire y me aclamaban como eñ un día aclamaron a Iturbide, como nunca aclamaron a Madero! El entusiasmo de todos era ind esc riptible. Se abrazaban los desconocidos. Había lágrimas en muchas pupilas. La ciudad de México me acogía como el único J efe, -29- QJ.,·~daba a Madel'o y a Félix Díaz,sólb .vcía a mi p er~ ona: ~~ . vencedor de R:ellano! el Jefe de la División del Norte! :. , Aquello el'a el fruto de mi ca¡;npaí'i,a m)litar, ()I para decir mejor, de mi campaña política.. Era' mi 'triunfo! y pensé que en toda la República .se. r epetíGl el gri(o :q u e en aqüellos mo~ e nto!? salía de los labio.s de la mil· ()hedumbre; creí, como ('n'en todos los habitante.sde la Metrópoli, que aquella ciudad, al aclamarme, me consa:grapa eomo el amo de México. Sí, señor.~s" México, la 801a ciucjPd -de México es toda lfl" Nación. PAPELESl\10JADOS No gusto de añadir a estas memo~'ia~ ningún documento oficial, por dos. razones: primerq, po.rg ue lQs do" . cumentossólo los l~en los historiadores que ,luego 9bligan. a los niños a aprendérselos; y segun9a~ porque . para mi . nunca tm"ieron ninguna signific~ción los documentos oficiales. Si eomo me propllsi ero n e! Pacto de la Ciudadela; me propon en otro pado, por el cual h.ubi erayo quedado . de ' IP resiqente sólo diez días, lo hubie\a aceptado,. pero sólo . con uná, ('ond~ción: que el pacto fuera por. escrito. Los hombres de acción debemos despreciar t.odo lo esct'ito. Los l.1istoria~lores y los que éscriben, SÓlo sirven ,p ara aniquila,r a los hombres de qcción que s.e dejan seducir por do ct.rinas ·a . rúal más abstJrda. . Siempre he . creído que yo sé más de mi p.er~ona yde los tU !3dios que debo e mple~r para el. triunfo que ppt'sigo., que 10 que me enseñara toda la filosofía .. y bien, por es to r ep itq que firmé .e1 Pact{) pn la Embajada Amcricar:ta y por el cual ,qued,~ba . "pólo -p rovisionalm ente" en la Presidencia sin la previa renuncia del legítimo Presidente. Me encomendé a: loS S~nad,9res que ~e habían servido admi.rablemen.te r a los Diputaqo!;i, q.ue . ya · se habia¡;t presentado a mí para ofrecerme sus servicios. ¿Neresito decir algo ~obre los políti¡:QS de mi país? ¿Necesito decir que sori.la gente más., despreCiable d.e cuantas ex ist en en Méx~co? Creo que no. Ya ' tod os lo saben. UNA Mic;orazon sí ENT~~VIST:A . conti~ne odio. -30--. Si no puedo llorar, en 'cnmbio púedbodia.r y mucho: . Para: mi -el odit> es la m~s\ amable de las pasiones YOla tengo en mi alma 'como lO.' dominante . . El rencor que guárdabá por DónFrancisco ' Madero/ me obligó a hacer algo por "él antes de' matar'lo: . Porque, que se le tenía qiJ'e matar, eio era in'd udable. Yo no compréndíjamál? a a lgun os amigos mjos que me dijcl'on : que. perdonase ' a Madero. Seguramente ellos no me conocían. Pero ya he dicho ' que quise antes ' gozarme e n mi triunfo, ve r a l v.Clll:ido Y r ecordarle su ingratiud para mi, que era el hombre que lo, había salvado de ser v en cido por una r evolnción formidable. Gocé en es ta idea y la reali cé inmediatamente, antes que ilada , no perdiendo mi seren id ad por ello. Y fuí hasta el loca l en dónde' ',estaba enc e rrado el ' prisionero y me encaré con él. Desdé' luego' recuerdo que el lic enciado Rafael Hernand ez y otros ' de los prisioneros, se pusieron en pi e para darme la mano. El licenciado Vázquet Tagle , Ministro de .Justicia y el señor Mad ero, permanecieron sentados:' era un desafio a la muerte. . Fuera, gritaba,n los soldados: j Viva la Repúhlica! j Viva 'eTEjéreito! Viva el Genel"al Huel'ta ~ -Se'ñor Pre sidente~empecé .......... .. -¡ Oh! ¿ todavía soy President e ?-me preguntó Madero riendo con burla. - Está bien~repuse,.-señor Madero, El y su Ministro quedaron con los brazos Cl'llZaelos. No me tendiel'on la mano y esto me irritó. Entonces emp eocé a hablar, y hablé con todo mi r encor. -Recuerda usted cuanelo me humilló v m e hizo mil ofen sas sólo por que sus amigos me señalaban como un trai el o r? ..... _._...... -Lo era usted-replicó vivamente. - Está bien, pero ya veró. usted que yo n o lo, mato. Es usted m i prisionero, lo voy a respetar. A mí m e juzgará la Historia, señor, ' pero a ustedes los voy a juzgar yo-dij e al , fin con tono en érgico. El sonriócondespt'ecio. Salí de allí. Madero estabas'ente n ciado a Ulu e rtepor él mismo. Entre el pensamie nto de l.ll1a obra y la r ea lizaCi ón de la misma, ocurren cosas tan diversas que yo .siempre he creído) si~ ser pensador, (]Lle pocos hOl11bres h a rían lo -3i- que piensan, si aplazaran el acto creador por unas cuantas horas. A mí me sucedió muchas veces. Yo se'ntendé a Madero a morir y hubie'ra ordenado q'Ue se cumpliera mi voluntad a este resp ecto inmediatamente. Pero, por l'alOn es que h e explicado, yo me confío siempre a lo imprevisto, dej o al azar una gran ingerencia en l-&s hechos., .. _.. ¡Por esto dejé para más tarde lo que pude haber ejecutado inmediatam ente. Y a fe que me fu ero n favorables los acontecimientos. 1\11 "AMIGO" GUSTAVO Pero no quiero alterar el orden en mi n arración, Voy a procurar seguir con el mayor método posible el relato, p a~a así poder recordar mis estados de alma (como diría :el poeta García Naranj o) durante aquella interesante época de mi vida. Mu~hos Oí viles me pidieron la ej ecución de -los dos prisioneros .y los oficiales ll egaron has ta r eclamarme aquellas cabezas. Recuerdo que . entre éstos, uno de los ,q u e me fu é más estimable, no más querido, pues repito . 'q ue yo no quise a nadi e, me propuso que 'colgáramos a los dos señores Madero y a Pino, ' de las tres pl,lertas del Pa lacio Nacional. j Tenían imagina.ción mis oficiales! Yo era 'amigo de Don Gustavo Madero. Con él cenécomo un camarada y bebí, en muchas ocasiones champagne y cognac; y siempre le protesté m i má.s sincera amistad . . Sabía muy bien que aquel hombre era el que podia 'decidir de mi suerte, pues erá más inteligente que Don -F rancisco y el úni co yerdadel'amen te revolucionario ' entre toda la familia Madero. El'a activo y trabajaba a fa:VOl' de su hermano, con un gl'UpO que se había a tra ído el 'odio de todos los grupos que no estaban con el maderismo. 'es decir, de toda la República. A este gl'llpO lo había bautizado el periodista Sánchez Santos, en un artículo que 'Se leyó en toda la Nación, con el mo te de "La Porra": La institución se dedicaba a hacer manifestaciones tumultuosas, sin orden alguno, befando a la gente de prestigio. Yo había ,sido pna de las víctimás ,de "La Porra", Por eso odiaba yo a Don Gustavo, Temía que en cualquier m.omento ~ograra obtener todo el favor .del señor Presidente de la República y en t:¡l caso hubiera he-32- cho cualquiera de estas dos cosas: ordenar mi fusilamiento inmediato o encerrarme en Santiago. A don Ernesto, yo no lo odiaba, como no 'odiaba a los demás .miembros de la familia que justamente se ha llamado fúnesta para Méxieo. A don Emestó lo ' veía con frecuencia y siempre me atendía COll la misma parsimonia que el s.eñor LimantoUl' em l)leó en el Ministerio de Hacienda. Yo no odiaba a don Ernesto, porque se ded icaba a hacer negocios; era un comerciante al por mayor. Y a mí me han simpatizado siempre los comerciantes. rrengo debilidad por ellos, como se yerá más tard e. MALOS }IA TADORES La muerte de Don' Gustavo se debió, pues, muy principalmelite, a la solicitud que me hicicralí los hombres de la Ciudadela para que lo entregara. Lo ofrecí a mi discípulo, y 1.0 ofrecí. también las cabezas de los señores Francisco Ma·deroy Pino Suárez, pero éstas yo me las reservaba para mús taJ'de. Ya en la madrugada del día en que hice el ofrecimiento, Don Gustavo fp é lleyado a la Ciudadela, donde inmediatamente loejec.utar.on.... Es ' tiempo de que yo hable de la impericia de los milit.ares para asesinar. Nadie, señol'es, mata más mal que ellos. Y no obstante que debíamos ser los más aDtos en el art~ de matar, p,u es llevamos sobre los civiles la ventaja de la práctica ..... _..... Y bien, cuando matamos, básta que no se nos den órdenes de fusilamiento, y con ellas todas las facult ades que nos convierten en simples maquinas de muerte , para que demo'stremos una ineptitud que siempre se nos echa en cai·a ............ Doy este dato a los c~iminalogistp.s, por si acaso no lo tienen apuntado. La muerte de Don Gustavo se conocía una hora más tarde de que ocurriera, hasta en sus menores detalles. Toda la ciudad conocía la forma de la ejecución; tod os come nt aban que se le hubiera ejecutado sin cuadro, sin formarle un consejo de guerra. Y.más que todo , se hablaba de la participación que habían tenido los jóvenes oficiales de la Ciudadela, 1Gs. que se habían disputado como un honor, el heeho de haber dado may~r número de balazos al cuerpo del político maderista .................~ MEMORlA8-rr -33- A Bassó, ·queJambién era ,amigo mto ; 1q hahÍa ~ntre.~· gado a solicit.ud de 1.0,5 de la C\uda.deLa, que lo sefi<!.l~ban como ,a utor de la muert.e del GeneraL Reyes. ' Era Bassó un hombre .ex.celentc. Yo no lo hubiera .fusilado, si los odios de 10.s pronunciados no re clamaran jllás dctimas. Lo entregué.;.... porque neces itabaeotregarIo. · Era in()cente. . . LA RENUNCIA Mis gestiones para que el señor Ma~ e ro r enurH'¡;ira el Poder, las encaminé ,por losmej úres co nducto ~: uno, el más interesante. fué el señor Ministro de fh: l a don::~s, el señor licenciado Lascuráin, a qui yn tenía ('~ pantado el hecho (probab1e sólo, para él ) de tene r que ocupar la Presidencia de la República en 'el caso d ~ qu e ·105 sf'ñor·] s Mad ero .Y Pino renpnciaran. Principié por dar en libel'tad a los se ñ or~'s Secretarios de Estado , para qu e influy.e ran en eJ ánimo de los prisioneros y Madero no fueI"a, .a encastillar:;e. en la id ea que había manifestado sieinpl'e de morí!' arífesqu c entregal' el Pode r. Varios ¡diplomáti cos me ayudal'on, ,se enti end e que inconscient emente, en mi obra de persuadón . pues desde el prim er momento manifesté {(Uf' qu e!'.Ía la renuncia de los dos funcionarios pero no al're}.:Jatarl es la ú ,da. El señor Lascuráin, se int eresó "ivamenfe por obten er las r enuncias solidtadas, ofreci endo en .cambio garantías para los prisionero s y .ha.sta la liperta.d. El señ9r Gene ral Robles fúé también uno de lo;:; comision.a dos para ()bt ener las renuncias. A este militar dí mi proposióón qu e se r educía a recibir las renuncias a cambio de un salvoconducto para que los reos salieran de la República a la Isla de Cuba, pues' él Ministro de esa Nación S. E. Már-' quez Sterling, se ofrecía como sa,lvaguarda de los funcionarlos en su viaje a Ve·racruz. . LA FE D~ ~IAI)ERO Rec uerQo algo que .me contó un amigo mío sobre la tenacida,d de Madero y su fe en el triunfo de sú l'e\'olución: , . En la pri sión dijo a ]?ino Suá!'ei . que "la campaña del pueblo cont.I'a'lo s traidores , sólo tendría un parént es is con su pris ión, pue s que una vez qu e lograran lleg.ar a' la Ha ';' bana leyantaría a la Reyolu ción ". · Ll egó has ta hace r un -34- plan que con:-ilstía rm el pronunciamiento de Don Venu sfiano Cái"ranza en COllhuilay Nuevo León: el de Maylol'ena en Sonol'a.; el de Dón Abraham González en Chihua;hua y la LÍniónde Zapata y Fig'liel'oa en la Blle \'a canlpaña. Mad ero confiaba, sin duda alguna C' n la labol'd e acer cami ento q1le' h bía h e('ho co n aquellos señol'es que se, comprom etieron con él desde.la ppoi::a C' n qu e se levanta ron en arm as co ntra el General Diaz. Se funda ha fam :bi én en alguno" 'he chos que ig'no!'o. ' Cuando té!'minó . de expone!' su plan a l se ñ or Pino, dijo a éste poniéndole la maúo en el homb!'o: , " , "Dent','o ,' de tíit año, estamos oh'a ,fez en la Pl'esiden- da de la Jlep(1)Ii(·a". ' EL ¡~COCO" D~ ~mxlco El señol',', Hcnq-: Larie Wi!son; era mi a migo, porqu e yo era en emigo de Don Fl'anclsco I. Madel'o y porqu e ,'me consid eraba a1iadci a mi discípulo. F élix Día z. ' . Sucediaén mi , país que el señor Embajadol' de los E §tadosUniclo s, epa \)sl.o como Un pode!' snperÍol' al Ejecutivo de la República, Represe ntaba a los Estados Uni,dos , Y esfe hecho le, daba una inrluenCia' preponderante sobeo los deniás' r'ni emb!'os del Cuerpo Diplomáti co aüe ditado ante el Góbierno ' Mexicano: Se pt'esutnía que el Embajador amet'ieano, era algo a sí como un fuLor enviado por la Casa Blanca para que vigila!'a de cc!'ea la' co n ducta de lo:'> funcio\,ari ós 'Illcxicano s, , En el ca:,;o a q1l e me voy a r e f0-!'ir, ha,b ía algO de ver~ dad eú e~te modo de juzga!', pues ' el señ'O!' Wll soÍ1 h abí a ,coop eradóa la ca íd a d el :'>cñoI' General Díaz , de una r11anerá activa. Cu ando a lüi m e dijo que estaba dispuesto 'a aylldarm:e en mi alianza co n la: r eacción arístocráti'e a qU e se levantaba e n México contra la ' plebe , al grito de "Viva Fé.. líx Díaz", COuipl'cndí que aquel hombre era pa r a mí lo que yo quisiel'8; ti) ex ecelente amigo o un en emi go pe-: l¡groso, . , .. n ec ía que en la Embajadá Am e!'icana se hizo el Pado de la Ciúdadela ; pOI' el c ual qu edaba yo en él P'oder con ,un Gabinete pscogido por F ¡;líx Díaz- y sus hOl11bl'e:'> ea tanto que seefeclti á.l'a n las eleccion es de P!'esidcn te y Vi ce -pl'esid enf e ,de la República. En verdad, yo escog í a a lgunos ho'mbl'es del Gabinete y más qu e yo, mi compadre y ari1igo , EmiqJle Cepeda, rué ~3 5- el que eligió a los políticos qUe p,odrían servirnos. . Re· cuerdo que- sólo se opuso a UJl nombramiento, pero yo no p<Xiía desechar a la persona que se me p'roponía: Mon· dragón. . EL UNICO PROBLEMA, Mi Gabinete quedó integra'do por los hombres más prestigiados de la Ciudad de México: García Granados, un inepto; Robles Gil, un político; Rodolfo Reyes, un nue· vo; Mondragón, completamente desprestigiado; Esquive! Obregón, ex-maderista teorizante; de la Barra; con prestigio nacional; Vera Estañol, un soñador teorizante ... __ ........ Todos coincidían en esta idea: en odiar a Madero; unos (o odiaba por despecho, otros por que no los había que· rido aceptar como amigos , otros porque veían en aquella Administración , un obstáculo para prosp erar ...... En el odio ún icamente podían unificar su acción. P ero eso no me importaba a mí: yo estaba decidido a tratarlos corno amigos y no ·como colaboradores; y, más que como amigos, como subo rdinados ... :....... .... . . No temía yo a ninguno de estos hombres. P ensaba en mi espada, en el .Ej ército , en el Gobi erno Militar, a qu ien cOllfiar:ía, la labor de r efrenar toda ambición que, . n o tuviera por objeto sen'ir a mis interese s. Para salvar a México" yo nunca he creído que se pueda emplear otro medio , que el brutal de represión que yo p use en práctiba. .Sólo con las bayonetas, sólo con la Ord enanza ,( que es detestable corno Código Militar ), sólo con el mach ete , se puede goberhar a México .....!.. _..... , No hay problemas en mi ' patria. Ni el agrario, que ha servido- única,nente para que los pensadores pie_rdan el tiempo r para que los imbéciles adquieran prestigio fal· so; ni el de justicia, qlJe tiende a igualar a todos los hüm· bres , cosa que es más imposible en México que en cual· qui er otro país, pues en México todos los hombres son distintos y lo serán............ Ningún problema me preocupaba: mi espada y un buen Mi~istro de Hacienda: eso me serviría para gobernar a un' país que despreciaba a Madero por falta de energías y que había f¡)~tado postra.do a los, pies de Don Porfirio porque este señor había matado de masiado! En cuanto a los revolucionarios......... yo siempre despreci é a los revolucionarios. -36- LA BLUSA Y EL SACO Me interrumpí al referirme a Mr. H. L. Wilson, y voy a volverme a ocupar de él, porque quiero señalarle la parte muy importante gue tuvo en la organización de mi .Gobierno. Wilson fué amigo mío, por carambola.......... .De quien era amigo , era de mi discípulo Félix Díaz. El Embajador es· hijo de un país donde no hay otra aristocracia que la del -dinero; dond e los hombres , no obstante que van de todas part.es del mundo, se unen en esa tendencia que los hace manejables y dóciles: ganar dinero. En cambio en México, hay dos clases de hombres : los que usan sa.có y los que no lo usan. En las ciudades, en . las haciendas, · en todas partes , el hombl'e de saco considera inferior al hombre de blusa o de camisa. Y lo más extl'aordinario, lo inconcebible pa ra cualquiel'a que no conozca a México, es ·que el de blusa se cree infel'ior, del todo inferior, al ·de saco. Este ha oprimido siempre a aque l; con lo que resulta que no hay si.n o opresor es y pal'ias. Pero no ogstante que el pal'ia ·sufre tonos los atentados de su opresor, sigue sirviéndole1 humillado siempr e, siempl'e vencido ........... . y hay más, y esto es lo verdaderamente grav e: No se ha conformaqo el hombre de saco con hacer trabajar a l humilde, con chpparle sangre, con quitarle a su mu.jer. y hacer prostitutas d-e sus· hijas, sino que lo ha dejado con hambl'c! Ahora bien, Mr. \Vilson sentía irresis tible atracción por fos hombres de saco. El faus to despl egado pOI' los mexicanos ricos, entre los que siempre está el Gobierno, había sido tal, qu e Mr. Wilson, arrepentido de haber arrojado al destiereo a Don POl'firio, hombre de saco, quiso r eparar su error elcvando a la categoría de Presidente de la República a ·un hombre de saco: a Félix Díaz. Madero , señores, sólo Don Fl'ancisco, a pesal' de ~s u fortuna, a pesar de su educación y de sus costumbl'es, era un hombre de blusa metido en un hombl'e de saco. . Por esto Mr. Wilson trataba con toda cortesía a Don Ernesto Madero y c\esdeñaba a Don Francisco, por esto Mr. Wilson ayud~ba a¡ los oonspiradores de la Ciudadela; por esto Mr. Wil son , en la .Embajada Americana, cuando salía de firmar el famoso Pacto de la Embajada, gritó con toda la fu erza de sus pulmones : "Viva Félix Díaz, el salvador de Méxiro." -37- LA RESURRECCION DE DON PORFI~IO. La arh,tocracia de' Mé x icú tambi én ('¡~ e yó qu e habíli triunfado con , el Cua rtelaZo de la- Ciudadela: , al ~u¡)o :'i c~­ pital ista 5 Jiabíatl dado din er o, p equ eñ as cantid.a d es : las: da ma s 'de- la. ai"Ís tocracia que1 no habían qu erido 'a M,a-d er (f,. 'p orqu e daba fi f!s tas a l'a,s qu e iban r e Yol'u c i o nari i?~ queolían a sudor , ' al f,r i'ünfo , del CuartelazO' pre])aral'on con; su s modistas los tl'a) es! qu e ibün a ' lucir en las g r andes "s'o iree s'\ donde 'el ¡dol o se ria el .1oye n sobrino del para ella ;; inolv idabl e ' Don Porfirio : pen saban en' las fiestasdond e se l'eunirían sólo ellas, las' tntrhadas ,de la sUerte,. las q1) e s€ habíaileoristitufdo pOI' el éxi'tó 'de su clase en treinta año s, en l'1!ii1as de lá: ' elegancia .f d e la belleza,. p en saban , en fin, en la r esurrección del pbrfil'ismo, perode un porfiri's mo reJuv en ecido , cói1 un Don Porfirio don.; juanesco, qu.e iba 'al ' c uárteJazD" can sombrero flexible,. flor ecido -de ramos y de violetas............... ', , y negaron a decir aJgun'as 'de las más ' conspícuas dam as de la ari stocracia: , - Ahora sí locó ' la nu és h'a: 'vamQs a matar pelados: En fin, ' el- vi eloparlido pOI'-riri ~ ta éreía que la r,évo~ )ucióh había múerlo con el 'Último cáñonazo 'de la Ciudadela. Yd pe'Hilaba ' distinto. . La: revolución qu e i'i 0 había combatido :primero' con la 5á ngl'e gen e'r o's'a d e un 'e j ére ilo de viejos militares y de" niñ os qu e en ges to s h el'óil;O,S daban su sailgre sólo por su h ombría (seg\ln la fra se de ' mi g en eral ,Eguía Liz ) i era to.:.. davía nacional: ' toda'd a es taba latent-e en el cOI'azón dela s ' ¡'n'a ~a s , t od-avÍ'a fa anh elaban los mexicanos. ~ com() yo éomprendí esfó , en mi prim er discurso pronunciadoant e la s Cámaras y ante 'el Cu erpo ' DiplomátiCo, ' que es1aba conmovido ' por mi arenga; dije' que n1i Gobié rho seria emin cntem en tci )'e \'ohw jonario. nos La mu ert e de' tos señ or ei'i \{ad~r'o ' ,. de l se ñ or PinoS¡járez, ' la' YOy"a r' Gfer:ir ' br eve m erÍlr~ . sólo para da'r ' p equeña s ell ~'e rra nz a5 a lo:,; inilita l' c~ y a lbs 'político!' quetengan , qu e, r esolve r' pl'o!>lema s (' üfT\o el CJl! e m e' o cu pó a. lu í a r'uíz del h'ilmfo de la Ciud ad ela . He dicho qu'c -me' p edía n a lo s c ualropritiioner'os y qu e yo sólo dí dos: pe r o no h ~ ex plicad~ por ' qué en ,tal inuy -38- 'Üca$i~n fuí parco pa.r.a dar. Y bi en, señores, yo sólo man~ ·dé a dos, porque si mando a los cuatro no. HUBIERA PO[HDO PROTESTAR LEGACMENTE ANTE EL COi'íGRESO DE LA UN ION. . En la muerte de Don Gustavo, dictada por el silencio ·de mi discípu lo Félix y por orden expresa de Mondrg:gón, (este General injurió cruelmente al prisionero 'antes de matarlo) hay un hecho digno de ser cOnsidel'ado. Desde luego,Ja intervención de los oficial e·s del EJército Fede-: .1'al en tal. asesinat.o. No sé quién disparó. el .primel' til'o · ~l prisionero, si fué un militar Q si un mozo de Mondragón; pero sí sé que en el moment.o en que fué herido Don Gustavo, se al'rojaron sobl'e M los jóveiws militare:; que :se habían pronunciado por las insinuaciones de Mondra ,gón, y LINCHARON' .al . político. No solamente se -consumó este crímen en la fOl'm a 1Jrutal de asesinato, sin el requisIto legal de formal' un -Consejo de Guerra 1Ü reo, sino que, como ya 'he dicho , se .liegó hasta el LINCHAMIEN'rO, qu e sin duda alguna es la fül'ma más cobarde. de matar. . . Dos días más tarde, el Genel'al Mondragón rep etía esa hazaña, -ordenando a los milit.ares que asesinaran a un hombre indefenso e inofensivo , a qui en no hab'ía nec esi-dad de castigar, pues no podía invoca l's e para ello. siqui era, la razóQ política . . Me l'efiero a·¡ señor Manuel N. O\'ie-do, periodista independiente qu e desempeñó el pue s to de Prefecto Político de Tacubaya. Después de. hacer que unos oficiales (ent.l'e los que -se encontraba uno muy allegado a Mondr~gón ) trajel'an ·a su presencia al reo. acusildo . d~ haber cateado la casa .del General Mondragón, éste ordt>nó que se le matara en forma brutal: . . ¡Mátenlo! Los oficiales dispal'aron sus armas sobrt> el cuerpo .del periodista y la forma d,e LINCHAMIENTO del señor . -Gustavo Madero se r.e pl'oqujo hasta con el detalle del robo de las prendas de la \·í ctima. pues unos ofical es regl'e:garon a lacasa ele Oyiedo y pidieron a la ,viuda t>l rt>loj y -el caballo del hombre qqe acababan de asesinar ........ Por esto yo siempl'e he dicho, coiltra la opinión ge- . neral, que Mondl'agón no es inteligente. L<\. SABlDURlA. DE LOS POLlTn;OS . 'Yo qu ería fusilar , desde que fué mi prisione ro, a Don -39- Francis'c oI. Mader0. Lo quería , fUtiilar por venganza) porque, hombre de pasiones como soy; nQ podía viví'!' sin vengarme de lo que me hizo aquel hombre. Pero lo hago constar desde luego: yo no quería que Maderl) desapareciera porqu e-. temiese que un día me derrocara. Ya he dicho que yo siempre desprecio las revoluciones. M,is Ministros. sí temían a' Madero. Creían que si. que.daba en libertap, organizaría 'una nueva revolu~ión. Le temían y le odiaban. Tan así lo creí, que pensé en dejarlo en sus manos , para: que lo fusilaran. ' Lo hubieran becho , según pude cercior.!lrme por hechos po~teriores. Consulté 10- que debía hacer con ellQ.s, para sondear sus opiniones. Los más inteligentes me decían que de-, jaban a mi elecdón la forma de resolver aqU"el pequeño problema; otros opinaron porque se ejecutara a los dos prisioneros. Robles Gil, el único; me declaró que se debía respetar a aquellos dos hombres, cbnsignándolos- al Gran Jurado. . ' . La verdad, aquel hombre tan ridículo para lodos Jos políticos y para la aristocra:eia, había hecho una revolución poderosa; había ctado ¡)n golpe de muerte a un régi~ men de trcinta años; pugnaba, aunqHe fuera muy débilmente, por el triunfo de los humildes., ............. . .. _...........Y no obstante que sus incertidumbres eran tan grandes., que tenía de Ministro a su tío ( que consultaba a su vez con Limantour ) , los políticos no hubieran .permitido que viviera: j le temían! . Me decidí a ejecutarlo y ordené a Blanquet que buscara gente apropiada, para ello, que p.o fueran milLtares de línea, para no incurrir en la misma falta de Mondrágón. Blanquet lloraba con lágrimas verdaderas la muerte de su oficial más queri·do, Jiméncz lliveroll; tenía, pues, . necesidad de vengarse . Francisco Cárdenas y un tal Pimienta, gente de la . más desprestigiada entre los irregulares, fueron los comisionados para encargarse de las ej ccuciones. Venían en la oolumna de BIanqu et. . No conozco bi en los detalles :del suceso, porque yo, como Genera.l, }Joco me preocupo de ros detal1es. Me interesa la idea general. Lo de detalle, lo dejo a mis su-o bord,inaaos .........::-,,_ Las ejecucioI'ies se consumaron en las afueras de la Penitenciaría de México, entre once y doce de la noche. Llev.aban a los r eos, en automóvil, el Mayor del 70. Cuerpo -40- Rural, Don Francisco Cárdenas y el oficial Pirriienta,que se había distinguido siempre -por su facilidad para con.., sumar ejecuéiones de muerte. Un grupo de paisanos , creo que todos comisionados por los hombres de la Ciudadela para que asistieran a la .ejecución, esperaban en las afueras de la Penitenciaría -el momento de t()mar parte en los asesinatos. Creían tal vez que ellos iban a .acabar con los ex-funcionarios, pero no se rrecesitó de sus servicios, pues Oárdenas dió un balazo a Madero, en la cabeza, diciéndole antes para qu e voltera, que viera una bola (multitud) . . A Pino le dió tres balazos Pimienta, y los de la Ciudadela, que no . quisieron perman ecer inactivos, hiciero n una descarga sobre los dos cadáveres-: . Cometieron la torpeza de enterrar ínmediatamenté a. los dos mue-rtos; pero en cuanto lo supe, ordené que los exhumaran y los pl'e sentaran a la Penite nciaría, pues 'en un Consejo de Ministros qu e celebré una hora más tarde, los señores Sec retal'ios de E s ta~o me dieron esta idea luminosa. Yo t.engo que ala'o ar en esta ocasión a los señores licenciados y políticos qu e me hici eron tomar tal determinación, pues así logré en<:ontrar la solución del asalto por una multitud a la escolta qu e ll evaba a los prisioneros a. la P.enitenciaría, es decir, la verdad oficial. j Saben mucho estos señores políticos ! Al día sig-ui ente, cuando se supo la muerte de lbs dos _políticos , re cibí más de mil felicitaciones ............. .. Mis oficiales m e proclamaron el salvador de la República. Se me abrazaba públicamente por el asesinato de los dos funcionarios, se me aclamaba! y fu el'on t.ant.as y tamañas las fel icitacion es que recibí, Que ll egué a con sid erar que en verdad había ve ngado a la Nación del atentado qu e consumara aque l hombre , enfrentándose contra Porfiri o Díaz. YO, PRESIDENTE! Lo que sentí al ocupar la Presidencia de México. fué algo que no pude ni podré explicar. Me creí el amo de México, el dominador de todo aquel pueblo del flue yo había formado parte como uno de los mús humildes, desde hacía tant.os años. Y pensé .... _____ ... Voy a relatar cuál fué la primera aspiración que tuve en el poder j ayudar a los Humildes, hacer la paz, engran-4~- decer a los eternameJite vejados. Creo que esto mismo. ,1e ocurrió al General ' Díaz, .blando por el Plan de' Ttix-· tepee llegó ·a la Pre sidenciq, de la República. Pero pronto esas ideas cambiaron para dar paso ru una sola; mi odio a la ari stocracia. a Félix Díaz, al grupo porfirista que' había e's tado 'e n el ' Poder ' duraIite treinta . y cinco años Y,9ue en-aqueUos días creía que yo me prestaba como instturÍ1ento suyo, como espantajo pat'S: esperar Ull;1l10merito en q'ue Don Porfirio Díaz volvie'ra a entronizarse por medio ' de Félix Díaz, su sabrino, :'su .sucesor!' Si , señores; yó odi~ desde aquel momen'to el. Félix Díaz, porque yo nun ca · había' sido porfirista,nunca, ni por un instante -de hü vida, ni cuando por mi sala orden . y en unarhlnqu'e de hombría, ordené que ante la }}andera que flameaba sobr~ elluás til del "Ipiranga", que se nevaba al destierro aléx-Piesidente. se tocara el Hiinrlci Nacional ~ .........,.. ' Entonces: todos habían creí do que yo- era porfifista. Y deb6 confesarlo : yo orde né ques'e tOCara el Himno, por aritf- maderisn1o, no por porfirismo. Me irritaba ha sta la id ea de saber que los felixistas,. en los que yo no veía sino a los pprfiristas, me pudieraQ. suponer tan :inocente de' entr'egarl,es el Poder! . ¿ Qué ibá a h ace r, para sacudirme al fclixismo? . No Jo pensé'. · Sí consideré que la si tuación era' grave, puesel fe1ixÍsmo cundía y algunos felixistasestaban armados. Pero yo tenía 'otras armas de las que ellos carecíaú: mi. gran int eligencia yel Poder. . . A muchós fes ha ' llamado laateriCión la fuer.úl queten go para atraer tas" simpatías o el respeto de las gentes que me · háblan. · Yo mismo he tralado" de explicarme cnqué Consíste' este poder de sugestión, y nunca ló he oónseguido. , Recu erdo que uno de mis Ministros, el licenciado García Naranjo, me decía en una ocasión : -La- mejor labor·'. política que puede usted hacer, es hablar con sus enemigos. Los haría huertistas en una. hora. Y, $'aben Ustede s, señores, 10 que yo decía :a: los quehablab'an. conmigo? ,Pues sólo les decía men.tiras ............ . Yo no reflexion é' jarriás para decjruna menUra. Las deCÍa espontáneament,e y const.ai¡ltE:mente, a ~9da,s horas, po'r oualqUier motivo , .riJUcha's veces sin objeto. -42- También, debe ha"Lcr roncta'ricio a acrecen tar mi pod er de atracción, que síe rnpre pl'Opuse a los amigos ya ' jos enemig os" los dos ea.m inos:cl de la. amistad ( ~; en ·este caso les daba todo lo. que q1lel'Ían ) 1 y el de la g ll c r'l'a (yen este caso no podían rSjwl'ar sino la nlll cr! e \ , AJ.g unos imbéciles dicen pal'a expli ca l' mi dun eSf,lcC'ial ísimo ·que "era yo un indio nlll)' ladino", Y Irs h e llamario im:béciles a Jos qu e tal dicen , pO l'q lle Mpdina Ré}I'I'ÓJI , por' .ejemplo, éS mUy ladino y !:iin emt9l'go no"'jJlIcd c atl'll C' ¡'se .ni engañar a nadi e , . , 'S e me temía mucho tambipn, dpsd e el pri[)ripio rl o mi Gobierno, La mllPl'lc de Madt,L'o y la "angl'c fl'ía de fIue diera mue'itl'as patenl es pal'a poder per'milic' qu e se mataran cinco mil se re s c1lll'anle la " Decella 'rrá g ii'a", rQe hacían temibl e:. Si no me habí a de tenido an le lah's hechos -pensaball mis erwmig:os- no fne ib a a c\c lelH' 1' palI'a mandar fusilar a cualquer hombr~) Yo procuré s iemprr. pOl' sist ema, inspil'al' tel'l'or. Y ·esto lo lograba minLiendo y ' malando, Las ,dos cosas las hacía con exceso, según la opinión pftbli ca, ~IIS :r.'\NTE.\D .\~ Dura nt e tod'o mi Gobí(' t'llO , no hice s ino lo q ue rn :Héxico Irhma.mo;; "lanfeadas" . ' Entraba y "alía por las pUCl,'·tas de Palaeio a hOt'a!'i impr'rvistas , c l1a~do la gl.lal'dia no es tabapl'epl'acla para haCé l'me los honores; dOl'luía · de día ' r en las noch es me Teunía con mi;; amigos; Yi silaba a todas hora s a g ('n(es <de costumbrp'3 mOl'igeradas, qne se asus taban ton mi" \'isUas; mandaba reunir a mis MinistrDs a las alta::; hOI'as d e la no che, para pedirlcsconsej,ós sobr,e cosas qllü ya previamente te nía l'esueltas o pal'a .decirles qne s I;' toma ran una copa conmigo .._.............. . ,Me l,evun taba d e la mesa de mi .casa a mrdio comrr y ,dejaba a llí, e"pe~á ndom e, a las ¡:r,e n les a íJuirnes h abía invitado mi familia; l'ecibía al pú~lic:o so los unos c llanl os día"s, en Palaci o; pero bastaba qu e me fuel'a a salllcla t' uno de mis ami/?'os o uno de mis g'clH't'ale.s. para qU E' me pu siera a chaelaJ' con pilo s. de"pnciando a los qll~ E'spCl'a ban para traiarme d e todo ¡:¡:É'ner'o d e asuntos, . , ~ El dcsol'c!enen mis co"tll1nbr· 6~ ... ll a mo li a~I (~n('ión de to'do 'el pu eblo'; pero lio 'rrtc ' alt'ajo t'Úi t¡pálí'a's; pú es ' sie rn''''' pre ua m ejor nn Pl'es id l'n lc .a"í qu'P un hombre d e br'on-' ce, que def'Ía :3610 dos palabl'as, como Don POl'fil'io, o eo-43- IDO. los señores Madero y de la Barra, que nacían muchas . pr.o mesas a sus visitantes y que no cumplían ni una sola...._ Todo el mundo esperaba que yo me fuera a vivir a Chapultepec, un día después de la prote-sta que' hice ante las Cámaras. Creían que iba a dar el espectáculo que dió el señor de la Barra, quien envió desde su recamarera con los triquis, hasta los pericos ............... . Sorprendido porque yo no me iba a Chapultepec, uno de mis Ministros me hizo notar tal cosa y lo le contesté ..... __ no puedo decir aquí 10 que le contesté. No empleé, al principio de mi Gobierno, ninguna medida de terror. Creía que con la hecatombe de la Ciudadela el respeto a mi Gobierno era nacional, como las tortillas ............ EL PADRINO DE LA REVOLLICION En estas circunstancias, se alzó de nuevo la revolu~ ción maderista. Era la misma pugna entre la gente ql'.le no había comido en treinta años y la que desde hacía treinta años comía............... . Los que ahora se levantaban, (me refiero a los que tomaban las armas, no a los que encabezaban el movimiento político ), ei'an los mismos irregulares' que M.adero había metido en el Ej ército cuando trató de reorganizar éste con elementos que le fueran del todo adíctos, con su gente. Era, pues, la misma revolución, pero con esta "en taja para los que no habían logrado el tr'iunfo: enseñar a los fanáticos, a los qu e todavía creían enel maderismo , la víctima inmolada y sangrienta. Era, como me dijo no sé quién, una religión en su etapa más próspera, la de lo~ mártires. Cuando me dijeron tal cosa, me sonreí, pues yo nunca he creído en las revoluciones, no creo ahora. . Pero si para mí no tenía peligro la revolución, en cambio me traía un argumento para prolongar mi labbr destructora del felixismo. Y ví con toda claridad, con perfecta percepción, que mi salvación, mi única salvación por el momento, era la revolución. y propagué la revolución. Sí, señores , si hay alguien que se pueda llamar padre de la revolución de 1913, yo creo que no me disputará el pueslo de padrino, que yo ejercí entonces. Yo podía destruír a la revolución. Con una sola orden reunir a mi gloriosa División del Norte, y lanzarla. --44- sobre los focos de sublevación, acabar a los reheJ.des ,!ex-terminarlos y hacer la paz. TOGas las rafones sociológicas que se opongan a esta verdad, deben de considerarse nulas, sóto patrañas de los imbéciles que creen que se -puede triunfar cuandó un Gobierno no quiere caer. ¿Quién podrá .negarme que con aquellos seis mil hombres de la División del Norte, yo no me podía pasear por el último rincón de la República, sin que nadie se atreviera a dis- . pararnos un tiro de fusil? Pero no sólo la consideración anterior me obligó a: . fomentar la r evolución , dejándola crecer; me interesaba mucho esta otra idea: crear mi gr\lpO , hacer mis hombres, formal' una República n etamente huerlista, pero no porque hubiera manifestaciones huertistas. como ocurrió con: ~l . señor Madero, que creyó que el pueblü' de México era maderista y no hubo un hombl'e de los suyos que tomara las armas para defende l'lo, aunque muchos las pidieran a S·ritos; no, yo qu ería una República de amigos huertistas, de ge nt e que r ecibiera de mí los más grandes ben eficios y hasta el .pan. P ensaba hacel' un ejército num eroso y fuerte , lleno de nulidad es militares, pero capaz de aplastar por su número a cualquier revolu cionario. Para decirlo en una palabra, yo, que no había sido electo , pensaba ya en la: r eelección! y r etiré a Rábago de la Di~' isión del Norte , porque el . General Rábago es un hombre incapaz de comprend er políticas; honrado. y di spu esto a cuníplir con su debe r , sin importarle el sacrificio de la vida. . Rábago , señores, es un.o de los elementos má-s puros y más dignos que ha tenido el Ejército. Dejé al General Miguel Gil en Sonora y a Trucy en: eoahuila, a fin de que con la' ineptitud que les r econocía, fuel'an arrollados por la revolucióll. Gil fué ·requerido para hacer una r econcentración que hubiera acabado con la r ~be ldía de. Sonora, pero yo impedí que la hiciera, no ordenándoselo. El, que es inepto, se encargó de dejarse arrollar. En cuanto a Trucy.. _........ ya se sabe quién fué Trucy, el mejor amigo .de los r evolucionarios. y la revolución empezó a crecer, a aumentar en la. forma, a ganarse la opinión de la gente dispuesta al saqueo y al delito. Mi política empezaba a desarrollarse ..............: -45- UNOS NlSOS Félix Díaz mi di~cípliloy el Gl'lleral MandL'agón, son u.nos niños, aLinflue oigan ,ustedes l-lamar a Mündtagón el mejor: fíenera l de ArtiHer'ía de la República. Son mios n iños eo n Mondragón oeúrre lo qne eon lodos o eon la may of!a de los hombr'cs de prestigio .de Méj.:icQ; no s irven para nada: ni so n inteligentes a los que se llama int eli ge n tes, ni son Yé\ li ente s a los Qn e se les llama ·va1i E.Úi~ tes, ni so n sabios. lo s qu e están seña lados corno lales. Mi_ país es 'el paí s de la m entirá, de la f'arsedad; del extravío. No só si así oelll'ra en otro!" países. _ - Los que sigui eron a Féli~ en el Cnadelazo, lo hubi er an abandonado ~i lo hubi ese n eónocido eOH ant-ieipación. En \'e r'dad cl Cuartelazo de Verael'llz l es babía mostrado al hórn-b re , p e r'o l:iúeee qu e esto no l és baf:dó. Félix era un 'sublevadQ qué no qu eríasnbl e,-arse; un candidato a ra PI;esidencia, qrie no quería moles tias ni luchas ; 'e ra un militar sin carr'era r 'sin combatés, un revolucionario qu e dejaba tl' e~ millon és de pesos en la pláza q tle ha.bia ocupado; un hombre qllc' creía eú la lealt.ad . " , d e los h6mbret'o ..... __ ... y Mondragún quejo lomó como Jefe, era nn hombre a qu ien en México llamaban inteligente! .' Se ha dicho qu e yo t",aieioné a mi di scípUlO ~~ eso' no es nrdad en .lo absolu10, como rro PS YCl'dad quejos Sllblenldos hubi eran triunfado -en hlCiHdadela. Me hubi er a bast'ado ablm'IQs \ en la l'atonC¡'(l e n q11 6sé m et ieron, para acabarlos . .. Sé que uri élla antés deql1e yore80h'ie-: r a la 0 tuación , es taban ya sólo \1no s cuanto s, hombres', di spupstos a emprende!' la Tuga . . En nn. ;,con sólo llegarles rilÍ apoyo , l o~ ' h'ubieraaniqulladó: en rC(llidadesta": b an \'cncidos desd~ _q ue se encel'r'a~on en la Ciudadela. Por :esto h e . dicho vel'dad euán,do sostengo que .y6 fui quien triunfó y no ellos. Aunque. pOI'--Olra 'pade, en , es ~ tos as u'r itos de subleYaeioQ{'~, no t.J.a~·fJue contar con , la pala!;)~'a de. los que ~o la dan espontáneamente: se o'e lien e-mp'!ea r toda s las ai'mas, pONille nU!1{··a como en estos·'ca!.:. sos todas la s ar'mas so n bll e l.18s. He ll~gado' a pensar que mi rlJseípnlo F élix no hizo el P ac to la l~mbajada para OCllpal' la P'r e~ide nei.ade la !l:epübt it<a, sino' pal'B: salii'oe agllfllas]tü.éle¡:ón ·'e n la. qu.e sn·' cabeúl.,ba:sláhte 1il~biL sC'·oha'bía extl'uvHioo. P.ero ~' o tenía qll e oes tl'uír laercr neia gen{:ral ' de f]ue, mi tIis('Ípulo er'a el ve nc edor' , yo tenia que. demo strar ante r de -46- el mund,o, 'que , la Pre sidencia de l!i República no estaba en la calle de, las Ar:tes, (domicilio dé' Félix Díat ) , a don d'~ concurrían todos los políti~os y todos los que oeseaban prosperar, sino en ' el Palado Nacional. Empecé' ,a atra er a1 General' Mondragón. Fué' labQr, muy 'rápida', Elhotnb~e comprendió qUEJ estaba en mis manos, Hüe yo 10 pO,día: sosten.er en 'la Secretaría de Guerra" o mandarlo fusilar .. ;.. ,.. ,........ , .y Mondragón, ' que lo ; que quería era prestigio y dinero, ge s'ometió' a míy traiciohó a su amigo y socio. . Mondragón quería prestigib; porque nunca lo había logrado tener,' ni"a; pesar de sus inventos,' y ' quáía' dinero, porqu e es hombre insaciable ............... . ' Móndr?-gó1:l es 'el ti po del ambicioso: Pero no del ambiciosoqutl está destino a triunfar, porque sus activ idadés, qué sun múltiples, la s dtyide: quiere dinero y qüiere prestigio: ,y la verdad,e'stas dos cosas, no se obtienen rápídamerite en m'i país. El Cuadrilá.tero Pal'lamentario (al Tl'iángulo babía uhi,do el lic ~'nCiado Mohena )' laboró para de'strufr la alianza Féri:>¡:' Diaz,~:Mo. lld!'agón. 1\1.e comprendió 'Meñdragón yrompiódu!cemcnte su alianza: : coh 'FéIíx Diaz. se LO 'QUE -SOPORtO 'FÉLIX .. Al m'isrnoticmpo que hacía la labor de aJt'acc!on de los Mihistros', "ori'entaba"" hacia mí a toda la gran masa de gente dispuesta aprospel'ar........ __ . . ' ' Pronto fueron descubric~do que yo' era el Pl'csidente de la República y no uh espantaj o de factura felixista. Pronto se convenció toda la Nación de que Félix Dfazestaba más muerto que don Francisco 1. Madero! Eso sí, So me sujetaba a la:s farsas de los amigos de Félix , qu~ tenían la idea de pr€(sentarme como tln maniquí de mi , discípulo. . . A Félix 10 átoúnen taba hasta con mi presencia; 10 l1nmaba a las alfos hor(:u3 de ' la noche" o :¡f ¡-asaltas horas de ·la: iloche lo vísita1;¡a,· y hasta'leqeéía "señor Presidente"-.....__ ..... . " Y.al rriisrpo tiempo le quitaba uno a 'uno dé .todos sus amigos, alejaba del mando de fuerzas a todos losgue habiail sec!-lndaclo' el '·GuariGlflzo.a 10.~ sósp~chosos lcis mandaba a Quint~a . Roo , fU$il:aba · a ,a~gunó$ que par.eC-Ía:Il dispuestos a cualqulercosa.:__ .....; - 4'1- Pronto se empezó a atacar a Félix Diaz en mi presencia, a juzgársele en forma dura, a vilipendiarlo y a ·destrozarlo. Rubio Navarrete, que sentía un odio pr~fundo por Félix Díaz, a quien le atribuía todas las desgracias del país, lanzaba arengas inverecundas en todas partes contra el "Oaudillejo de la Oiudadela"'; Los periodicos del Gobierno desgarraban al. "soQrino de su tío ", en las oficinas públicas se-burlaban del Ouartelazo, y la idea de que podía haberse destruido el núcleo de subLevados, era nacional. Empezaron a· proponerme muchas personas, fusilar· a Félix D'Íaz, como una medida para la paz. P en:s.é e n aléj al'ló y le envié con una comisión:. represental' al Gobierno ante S. M. el Emperador del, Japón, para darle las gracia-s pOlI' la comisión que habiaenviado a las fi estas del' Oentenario de la Independencia. (Yo .soy cruel para h el'ir, señores, porqu'e mis heridas han sido siempre cI'ueles ). Mé han' enseñado a ,hac er el mal, sacrificándome; por eso np se· me juzgue. Bl Gobierno det señor Madero había acordado enviar ·una misión diplamá:-tica ah te ,el Imperio d el Sol Naciente para dar las gracias al Mikado por .la cómisión que a su vez había enviado pá-: ra las fi est.as del Centenario de la Independencia de México. Y había nombrado el señor Mad ero al señor su hermano ,. Don Gustayo, para qlie fuera el Presidente de aquella misión. Ahora yo confería el mismo alto honor, al hombre que señalaba el mundo entero como ase·sino d~ Don Gustavo Madero! Esta forma un poco brusca, la empleé pal'a demost.rar a los imbécil es que Félix Díaz no sería el Presid~nte. ¡Y ni así lo creyeron! ' LA PIEDAD DEL LICENCIADO REYES Mi discípulo, incapaz de sublev,:\rse, de h ace r un movimiento de protesta, de nada, nombró a los qlH1 lo habían de acompañar, y con ello s partió ... Ya en Europa, antes de qu e doesempe ñara su cmni:'t·ióll, lo mandé r egresar. ' Lo iba a calnurar en Veracrllz, lo dejé que eSCapara, lo hice añicos ......._., Y bien, se necesitó todo esto para qu e me creyeran un ho mbre capaz de no cumplir mi palaura! El señor General Díaz tuvo dos amigos : Ocón y el pi jo de mi Jefe, el licenciado Rod olfo Reyes. Fup.t'on esto.s, dos hombres los únicos que no vacilaron en sostener J 1lS -48- compromisos. A Rodolfo ' Reyes lo tenía aislado, rodeado de enemigos, y sin embargo, se mostraba amigo de Félix. Un día, después de acordar conmigo lo relativo a Justicia, me dijo: . _ -Señor, traigo en mi cartera' tres pliegos en blanco, firmados por ,Félix Díaz. Y bien, señ~r , lo qu e usted qu ie-. ra que firme Félix Díaz, puede dictármelo en este momento: su renuncia, la disolución del Pacto de la Embajada, lo que lJ.sted quiera. Yo le ruego a usted que cese la bur!a que se le está haciendo; Pensé rápidamente lo que tenía -qu e contestar, e iba a hablar, cuando el señor licenciado Reyes me preguntó: .,-¿ Qué es lo que quiere usted que haga Félix? -Que cumpla con sus compromisos políticos, que-vaya a las elecciones, que triunfe. y desde entonces, ya no- volvió a hablarme más de Félix Díaz el licenciado Reyes. COMO DABA Aniquilado el felixismo , volví los ojos a la campañ,a militar, contra la revolución. ' El prestigio del Ejército estaba ya en duda. Los. rebelCles habían consumado victorias contra nuestros soldados. Lbs dos núcleos, el de' Sonora y el de Coahuila, eran menos débiles qu e el de Chihuahua , dond e por la impe,ricia o por la lenidad del General Mercado, se había di' , suelto la División del Norte. Recuerdo que mi compadre Urrutia, respondiendo a la opinión ,pública, me pro.puso el fu silamiento de 10-8 General es que e~taban sufriendo derrotas injustificadas. No ácepté tal proposición , pu.es todavía necesitaba que la revolución prosperara. . La opinión en México y en algunas partes de los Estados, era la de que el Gobierno d e mi' mando iba a fra casar. P ero todos creían esto porque sí, sin saber una razón más que la militar, que era la más despreciable. Yo hubie ra h echo la paz en un mes, si h e querido. Voy- a explicar por qu é no era el momento de hacer la paz: locla da no tenía yo el número de huer tistas que necesitaba para sentirme fuerte. Había ya algunos hombres int er esados en mi triunfo. No podían abandonarme, porqu e todo - es taban en espera de un mom ento oportu no para ent'iquecers,e : ansiosos de contin uar sirviendo a mi Gobierno, que les daba tod o lo que qu erían. Muchos -49- ya eran miscóm pljces en innumerables - combinación~s políticas y en delitos. , Quiel~ o r'e ferirme a esto con alguna det eilcián ,'pues se me ha acúsado de ser un cori'uptór de ' honibr es ' y ese ca rgo lo voy a rechazar con pruebas. , ' Yo daba honor'es y diFiero. Los hombres; ' todos, l()s hombre s, fundan én esto la ' prosperidad , . ~ l , triúnfO', el éxi to. Sus afanes, no son sino para. óbtener 'una de estas dos cosas, o las dos. , ' y es .una ,"erdad qüe se ha comprobadosierripi'8 ,: que el que ti ene más ambicion es, 'tiene más energías. ' ' Yo había obserya:do lig ~ rament e, sin acud1r a. la filo sofía, cienciíi por la que tengo alguna ave rsióü, la ve rda.d que h e ci tado. 'Mi pe'rsona, mi "caso", como diceIi ~sos señ'ó res sabios, es toda mi en señanza : obré poe mi éxp~r i e nci:a 'o por mis impul sos. Yaú nque tar vez esto le paM, -ala mayoría de los hombres , es verdad n egada por todos. ' Digo que empren dí mi labor de atracción dando a los que me pedían, pei'odándoles sin tasa, sin medida, con una liberalidad que no había tenido nunca ningún gobernante: ¿Sénecesitaba, violar la ley pai'a a~enderuÍla súplica? se ,'iolaba; pero _el que pedía teníasiempr'e lo que solicitaba. ' i Ah, si yo hubi era permanecido en el Poder, mis amigos se ,hubieran enriquecido y la Nación se habría sálvado! , El nÚmero de amigos del Gobierno hUbie'ra sido igual a l de habi tantes de la R epública. " , Fu é uno ,de los errores del Gobierno del General Díaz, r educir el núm ero de amigos en ' beneficio de un gr~po de ~mbi c io s o s, sólo pOrque éstos querían dinero y nópoder. Si <: 1 General Diaz exti ende su protección a todos los "que se la: pidieron , lo s que le arrojaron del Poder hubieran sido los que hubieran pre sentado ,el pecho a sus enemigós para ,defender al 'caudillo. La reyolu ción madel'ista había ' sido grande,sólo por uña razón: porque la Nación, ya no soportaba a Don Porfiri o, Díaz. Odiaban al viejo ídolo oaxaqu eño; todos los habitant es de la República: y lo odiaban por una. 'razón, porq'ü e ten ían , hamhre !El pUeblo no quería evolucionar hacia la democracia', porque el pueol O- no sabe Ío que es democracia y conoce, tanto de leoría s como yo de Obispo. Quería con:ie r, "eso era' todo. , y como. h.ay 'siempre 'agitadores que ejq:ilot$ a ,los: q1:le quieren comer', yo qui:e atraerme a unos ' y 'a otr(}s. -00- Lmt:.-primero,s meses de ini Gobierno los empl eé en dar de comer a los queio pedían y en dar puestos y honoÍ'és a -los que. se me acercaban. Abrí los brazos a todos, especialmente a los. "pelados", como nos llamaban los 1'el.ix~st.as. . Pero muy pocos se me ~cercaron, porque yo era militar, y 'los que conocían a los gobernadores militares me creyerOn dispu esto a ayudal'solan-ient e a los de mi clase. No fuerQ,n suficientes · todas las pruebas qu e dí de mi indi1'ertlllcia' para ay udal' a todos los elemento s. Los ri cos sé dedicaron, 'como sienlPl'e, a -abs ten er se, a na mezolarse en los asuntos de la política, por miedo a fl u e -la r evo' lución 1'os . castigara, . Por otra pQ.rte, tal cosa no m,e importaba. · Había reu~'iclo en una jtinta qu e se llamó " de los notabl es", a los elementos más cultos de la ciudad de México \' de allí no había salido ninguna luz: se dedicaron a haccI'se p edazos los unos a los otros, r es ultando lUlO S teo rizantes !c.;ln nin- ' glÍn s.entido práctico. Entonc es, desilusionado del - elemento eivil, m e eché en brazos del Ejército. EL GOBI,ERNO ~ULlT AR La . rnilital'iz~('ión de México la hice COIl el fin de ob- ' f.eorr un gl'an ' c9.:ntin-gente de 1'~l e rzas par.El; .el caso de te:" n'e r. qne emprender Qna campana ytamblen (".on es te obj eto: wmetel' a lodos los que quisieran oponerse a mi ' política , por m edio d e la di sciplina militar. No creo qu e nadie haya estabrecido un Gobier'no Milita l' como el mío. . Todos los m exicanos fueron militares; Los maestros de escuelas, los empleados, los bal'rende:ros, los Minish'os, los niño s, los Gobernaclor'e s, los seCl'etários particulares, los diputados , los empl cados rl e lodos los ramos ,............... todos fll eron militares. Hasta las muj eres.: tu,,' ieron grados en eorporaciones militares : m e yalí de ll1s' iristitllciories de la Cruz Roja, la Cruz Blanco, la Cruz AzuL ...:..... de no sé cuúnta" crllcOs .. _...... ·.... 7 .. En t.odas pal'tes se veían cintas ~' galonc s en los brazos; las 8'l'andes existencips cle , telas d e kaki. 1'II er'OI1 inwflci ent es par'a los pedidos fin e lI egab~ n ~e los má s apal'tados' lugal'~ ¡'ild e la' R~.Pt\b1i{'al', lasfábricas : do galones, ~'a ­ Jl'aron un capitaJ ! . Regía la Ordenanza en YrZ de la C-on:;;tiltwión. En la ~51- s.ecretaría de Justicia, los jueces tenía que obedecer a s1,lS superiores gerárquicos, que se aprovecharon muchas ve~ . .ces para todo género de asuntos y en vez de{ criterio jú... rídico, se estableció el criterio de obedecer, que tenemos los soldados. . Por otra parte, ext~ndía .nombramientos de Generales., de .coroneles, de Capitan'es, de todos los grados, a los civiles que me lo pedían. Y, señores, la militarización .de México, acabó con el Ejército Federal! .. ' , Los orígenes de muchos fracasos militares estuvieron en la participación que tuvieron los irregú,}ares (así se denominaba a los militares que no eran de línea) en lq's combates contra lo;; revolucionarios. Por un General Argumedo que por su arrojo avergonzó a veintidós generales federales en el desastre militar-- más grande, en San 'Pedro de las Colonias, había mil Generales y Jefes irregulares que saqueaban, mataban, incendiaban y hqían' an..; te el enemigo .............. . l . LA PROSTITUCION DE LAS 'CRUCES Otra de las caU~lS más determinantes de la destruc'ción d'el Ejército F ede ral, fué la prostituciólJ. de las cruces del Mérito Militar. Nadie ha observado ésto y sin embar'go tiene importancia por los hechos que se relacionan con la disolución del Ejército Federal. .' Señores, para un militare del Ejército Federal, del ünlco Ej él'CitO de la República, la: Cruz del MérHo Militar era la suprema aspiración. .. . . . Ni el General Díaz ni el señor Madero. habían otorgado la .Cruz del Mérito a oficiales y jefes que no la merecieran. Se necesitaba que el gesto heróico que reclamaba la imposición de la Cruz, fuera de los más .,notables, digno de ser citado como ejemplo entre las más -bellas acciones; llenar las condiciones 'q ue marcaba la Ordenanza, que son m_uchas, una comh necesaria, hab~r sid9 herido por el enemigo y no abandonar el puesto durante todo el combate: "Se necesita uno morir tres veces para obtener la condecoración del Mérito Mil-itar" -dicen los militares para explicar lo difícil que es obtenerla. . ~ yo pedí una lista de los sublevados de la Ciudadela para darles la Cruz dell'1:érito Militar! ~52- ~ lodos los que me pusieron e.n esta lista les di la Cruz; a todos lo~ que yo quise premiar para atraérmelosj porque eran honrados y valían, les día la Cruz; y a todos Jos que quiso el General Mondragón que yo premiara pon el Cuartelazo que rompía con la lealtad del Ejército, los condecoré con la Cruz del Mérito Militar! Los que la merecían se sintieron humillados; los qu~ nd la merecían, se envanecieron y ya no ambicionaron! n::t.da más I]lle enriquecerse. Desde aquel momento la oficialidad no tenía id eal es en el Ejército Federal. Luchaba sin estímulo. Luellabu; señores, por lo que luchó a favor de Don Francisco Made.o! ro: por hombría,- según ese gascón que se llama Eguía/ Liz. Los grados a los civiles y los ascensos sin · causa jus-l tificada, hirieron al Ejército. No complacían los ascen-i sos a los militares, pues la gran masa, la que combatía¡ la -que daba su sangre por el Gobiérno, era postergadu. Tengo la segmidad de que se me odió más en la cla ... se militar que a Don Francisco Madero-por lo menos máS. j u"S-ti ficadam en te. . La militarización llegó hasta los Gobiernos de los ES-i tados en una forma deprimente. Algunos civiles profes .. taban; otros vestían el uniforme solo para servir de eS-i carnio a los hombres ind ependientes. _ Los Gobernadores Militares ' desarrollaron una acci6n brutal, de fuerza, de medidas arbitrarias, de' de-spo.ios ........ _~ Se odiaba a todos los Gobiernos Militares, a todos, siI1 excepción. La leva y las contribuciones eran deprimentes. Re'.. clamaba la guerra un contingente que hacía perd er las labores en los campos y el fruto del trabajo en los pueblos~ De los hogares eran arrancados muchos homb¡'e s pa.o! ra que los Generales ineptos lo s ofrecieran de carnaza al la Revolución. Los Gobel'l1adores se enriqu ecían a costa de operacio-l nes ~ ,que fracasaban todos los esfuerzos de los contri~ buyentes. ' · , Tal como yo lo implanté, es el verdadero Gobiel'l1Cf Militar! MIS HOMBRES Mis hombres lo fueron de todas las capas SOCiÚl eisl oficiales del Ejército procesados por el cielito d~ ('~p..we -53- pe.tl¡lad0, C()lllO mi sobl',in() .Toafluin. C~1aá5l).: hasLa. losH-· cenci.ado:; GOI'ol;licla ,,y. ,(i' a t!l ¡H"i~,nlDd.('¡og " d e. ' hQn\'llq~7. y " ,de intel¡gen<,:ia, "idas de , una , PIU"t¡Z~ ej~pnplal'. , ' ' Políticos fraca sa,dos" del .1'01"0 Ipli\X,w ano; fj,lib~l~te l'os, de In peor esped-e; 1 [}¡rl.I"on~s pOllocidof; ,; ~' bra"js~' d.o profe~ióJi; ," enterraclol'e$" profes.iona.lE's;: ,poet;&s de prpst\.g'io :unin'tsal; tleelamadorc:s; t, l'ibtlJ\o ~;, elninenciu.'i , t'n. las a.1",-: ;tes y en las l etras; mea.i:oerc¡;, 'eundél~ados , a. fl:ilJ"asal'; 501- . ,dados o.bneg'adQs r vali entes; \~l'rlugo.s; , de pr.oft'~ióJl; periodisla.s ; ,obispos; lod o IO , qllP !:\ob l'psa][a ,cn: la, csplll1la Q -en la baslll'a.de la· soeit'dad ,m exleana csLu\'ü (\, nl'i s,t' I'\' j(;io! Diréis qHe todos lo s gobiernos dispó~lel). ,d e malo;; (' le- 1 t.Inentos; sí, pel'o ningún Oobic l'no'los tuvo tan rc['c'a romo, <el mío. ' En ffilleha.s t empm'¡Hl¡¡s n o qui"'tt· .tenCl' scgnpdas ;r,na- : , 'fIo'¡:; , ' ~' o lT1i;:;lllO me entcnd[a (:,on los. pica l'Q S,. y (:on lós hom-, .bres d,e bien,. Entre los horn~H'e~ hnerlosq~!e s.e aC,c rc,ar.QIl, a mi 00])iel"nO, no había lll),O d e. nJala, fe: todos ,estaJ;:>a,p, <ll!irn a dos por tilia idea nacional, };alvar a México, COrl. S,i p.ecr idad creyer.Oll que la c&ída , d ~', l GobierM ,qel\(ad~J'p ; bahía s ido ,un gran paso panl d ¡'l'stableeim.icrt¡lo del orden y de, la, par. ~ ninguno SllpU rO lo , que h.o-r sé que , es una ;\'f!l?Aad :, -que la revolllC'Íón 110 h ah í~a n:n.le,l"to con Mad~~l'9. . En cfedo, SPí'íOL"¡t ;-:;,{)lJ aqne.llaépD ca, ~lo ,clprmía la Rc\'oluci(>Il ,. peeo la prt'rlif'a{J1aderi~ta , clamal.'l,(;lo nor una ,grall conmoúÍól~ . s(Wiul (l'l ,~ 3l'1'ojara ,del Roder. q. lo); hOl1)])res que disfmtaban de toclas ' S ll S wntajas pal'~ b"l))s,ti, tuklns por l o!:> qu,e naDa. t.enían , ,e staba. JatenL e. . (¡n , el ¡co(I'~zón dEl 1[\ Hepúbliclq.,. La ge!lt.e de ol'(ten~ , Cf;\ decü" la gep.L~ saLisrí!cb~" t.en·dría que Ser al"polla da (.)01" la g enlr, de deso~den; todavía. hambrienta e in,satis ('.echar .:. siil el CUartelazo,' Madero habría sido .sacrif.ica:do'..p(lr b mism~, R eyo)u,ción que ,ac,1;lndillÓ j ,porque ,l\1adero nQ hi20 d.~f; d j'! Sjl ex~ lIación, a la. ~ p;r,es~~encia,,:, 9l.>1'a., revoLupiQ-: . nar"ia: no ll evó a: tocios ¡;US amigos a los puestos púbhco,s, no ('¡¡mp}ió , las prome sa¡; .c¡ue hab~a ; ;f()rmu.lado: ¡:t . .lo>/! bu~ .mUd es, no ' l'eformó la sociedad ............ y no hizo todo f,!"to por una seneilla ,razón: su familia , que había sido reYolu.ei()nlui,~ sólo eJl las horas wás alilab-~'es de laljlCha, era , desrle el triünfo,niás 0011:aerv.ado'ra q.ue e l Pllt¡'~ülo ! '' católieo. Dec{a : que es('ogí a. .mis b-orn!:wes enlre. lO:; rned;ios, 's,o-: -ciale,s. No esratimé favor alguno, no me opuse a un~. sola de las adhesiones que se me hi cieron, Entre 108 hombres delOuartelazoy lÜ's que no habÍéi:n tornado parte en el Cuartelazo, no estllblec'Í-á -ninguna ' diferencia, ' I Todos recibían al inismo ' tiiempo, lo qué dese aban; satisfacían ~us anhelo s de lu cro ' o de honores, , -Llegué ha sta creer qUE; c on mi : Gobic mo todos los mexiGanos eran verq,aderarne.lte felices, MondragÓ'n'es I e1 díiis fr ab aji'.,Qor de los hombres que yo conozco, No creo que lo pu eda supe ral' ninguno d!:l los que-luchan en' México ni ae los qu e están en el destierro. Es un : hbmnre que representa Jaa ctividad, pero ' la actividaddesOi'denada, la aclividad a l acaso : se parece a una:. " temp estad !Ni' tiene orientación, más que sus ambiciones, ni su labor es ordenad2.: las -energías se coilstimen en él estérilmente. Su paso p'Or ln. S eCf'etar'Í ll oc Guerra s~ mal'có por esta s dos 'tendencia;5 ~ ~ m~(;ho tr¡abajo paJ'u aúmentar el Ejér- , cito y un gran descuido para salvar a las fu erzás que\ combatían 11 los 't'8,ioliicíonarios , ¿'Me comp:r endió--Mondragón? ¿,Fué de los qu é ' vie7 ron con toda claridad que yo deseaba que continuara el rnovimieilto revolücionario para justifiear as í rrii permanencia en el Poder? Lo ign oro , ' Pero esto no' tendría Íl11portanciá, Su 'conduela 'polítibn sí .nle rué del todo favol'ab le, Irimediatamente que vió que' lO-estaba 'dejando el1l'iqUeéerse' con gr'andes eontrafo's qué el Gotierno nopodí'a pagar, Mondragón me fué adicto 'y vió que mi discípulo F élix estaba a~eja'do para ' siempre' -de 'la Pr'esidencia, . , Morrdragón fué' el hbmbrlhl. quie n más elogié durante mi admii1:tstri1ción:' ' Hasta los triu nfos de la División: del Norte, mi más grande 'orgullo, los puse a sus pies~ proclamándolo ma~s'Vro ' de 'todos mis jefes y oficial es de · artillería, en un banquete en q¡¡8 c r uzó pQr mi mente la, idea de acabar có'n' 'aqüellib-qlDre que no sel'víapara otra: cosa que para ganar dinero , UNO QUE QUIERlAtA' ,P RESIDENCIA bespuésde Mbndt'agón , Garza Ald,ape fué el g¡j~ , mayor influencia iuvo d11rarite mi admiui5tración . .' Pefo la. , tuvo porque 10' permití, no porque suPiera conqu~~rse -55- ninguna Donfianza, ni porque su habilidad me obligara guardaDle riinguna consideración. . Garza Aldape .quería ser Presidente ' d~ la República, ¡por -la misma razón que se me antojara ser Papa. Su; inteligencia como político, 'puede medirse con el hecho siguiente: pensó y creyó .qtle yo le ofrecería la Presidencia je n un rato de buen humor. . En su inconsciencia, no llegó a temerme~ como me ~emía Mondragón, sino por el c'ontrario, creyó poder in!fluenciar en mi persona lo suficiente para que yo le en· ~regara el Pode r. y así como a. Mond{'agón le dí un plazo para que ~b~ndonara el territoriO- nacional, a Garza Aldape lo hice . salir del Ministerio en la forma más dolorosa para él: Ordené a mis Ministros, los señores Moh eno y Lozano ,-que Je pidieran su r e!lUncia. Lozano y Moheno eran susehem igos. Inm ediatam ente que ' este hombr:e que no me había conocido,entregó su r enuncia, se apoderó de él el pánico Jnás grande: ' No encontraba un lugar próximo a la playa donde se !embarcaría para ausentarse de mí. Temía que lo asesinara. , Para calmarlo, le envi é mi r etrato con 'una dedicatoria en qu e le decía era él (Garza Aldape') el único hombre capaz de sucl3derme en la Presidencia. . . La destrucción de mi ~ hombres, fué cosa fácil. No . !encontraba ninguna res istencia en ellos. Cedían ante mí, temerosos . de que los mandara ejecut.ar com.o ello s ló hacían con los, enemigos del Gobierno. ' - En vez 'de fortal ecerse, de acostumbrarse con la fr ecuencia, del derramamiento de sangre , se acobardaban como muj er es an te un · espectáculo desagradable. ~ MIS MINISTROS A mi s ~in istro s los elegía sólo por lige ros datos que-. me daban m'is amigos, o sus enemigos . No me preOCl1pab~ la elección de' n~i s, hombres, porqüe yo sabía que no babia hombres e,n MexICo. S eñores, voy a hablar con la rud eza de un soldado, como lo h e h echo hasta aquí. 'r emo que se me cr-itique ¡por .esto, p~ ro 1\0 puedo dejar de expresarme: en tal forma, porque escribo para que se . me entienda. 'He dicho que no habia h ombres en México y es la. -56- verdad: et señor General Díaz se había _encargado d~ "castrar" a todos los hombres, d,e corromper a todo, el que; tenía alguna idea, a todo el que podía sobresalir un palm<> de la ".es tatura obligatoria", es decir, de la abyección .y de! la 'ignomin ia. Por esto cuando se dice que el Gen eral Diai era pa..; triota , no puedo menos de reírm e. ¿Patriot-a un hombre; qu e no había hecho Patria? ' ¿Patriota un hombre quel dividió el Pod er de la _Repúbli ca entre él y el más voraz de cuantos judíos han pasado por la tierra~ el señor Li..; mantour? No, el Gral. P orfirio Diaz no era patriota ' ni era gran..; de. Era el peor de los gobernantes que le pueden haberto..; . cado el). suerte a un pueblo. P ara que se vea lo poco que me preocupó la elec..; ción de mis hombres, diré que un repórter tuvo ingeren..¡ cia directa en el nombramiento de t.res de mis Ministros y que al licenci ado López Portillo. que después ha decIa..; rado que yo lo hice Ministro a la fu erza, lo .nombré en el mismo instante en qu e lo ví, sin pensar previamente que. iba a designarle para tal puesto. Recu erdo algo sobre el señor licenciado López Por..¡. tillo muy int eresante. Le dije a Lozano, mi Ministro" que me diera su opinión sobre su paisano. Aunque ha.., . bian sido eneIiligos, Lozano me dijo que Portillo era una: p-ersona excelente para desempeñar el cargo de Procu ra..; dor de la República. Le dije que me lo llevara. Y en Qonsejo de Ministros, 10 hice entrai' y lo pl'esenté como mi Ministro de Relacion es, es decir, como J efe del Gabi..¡ n ete. Lozano se asustó tanto, qúe se iba a caer ....... _.. Así escog í a mis Ministros. ¿A' tí, lector, no te tocó en mi Gomerno una Secretaría de Estado?. EL VERTIGO DEL PODER La ocupación de un alto puesto, desorienta a lo~ ho mbres, los hace cambiar de id eas, lo s hace vacilar en sus más firmes con\"icciones. Yo he visto que todos mis hombr es cafnb iaron a mi lado. VI a un hombre muy ho..; norabl e,' do una intachable co nducta, convertido en ase..¡ sino monstruo so, más as esino que yo, señores. Ví a li..; berales de las más firmes convicciones, propon erm e ·alian..¡ za con el Cl ero como única salvadora ........ vi a ml1chos hU-l mildes burgueses, devorados p ór tod as la s ambiciones .. _.~ -('>7- . Con . Lópe~ Portillo oCUrrió ,algo l\Sombrosp . .' . Siendo' GQbenw.do1'del Estado ¡:le. J a.liseo, ,Eie)e oGurrió :excla~&tra,r a las monjas , d~ . tMs conven,tos para,~uro,p~~rcQn laCons~ titución. Les propuso indemnizaciones, las tra.tóde, c.onsolar ..... ,....... pero las expulsaba ignorn.i,n.iosam·ellte. . . . Ellas qcurrieron a mí, y . yo, que ,no spy "O\l<ocho", las dejé" en s.us cpnvent.qs,. . Sólo un nombre ,no cambió en mi , G.obi~rno; Lozano.. . Yo fllÍ mi Minisluo en todo!, Íos ramos .y qqise s~r también el director de la campañ¡;¡. militar en toda 1aR~­ pÚbl,ica . . Sah'o lasópocasmuy ,breves ~n que autorizaba a mis homl?fes pal'a quepl:1rar;'liu !en, tal o cuaJsep.tido" yo obraba por mi cuenta y E'scogi~npo los. nre.dips ,qu e r;ne pareeían roás ~propiados. . Se a-CJlSó en nHlchas ocasion es al Cuadr,ilá(ero de Ser Jel D.i rector en los asuntos, públicos y , se . le concedió una influencia que estuvo Il,lllY lejos d.e .tener en. mi, adminlstraci(ln. Como ruenos mexicanos, los abogados del Cuadrilátero se dividieron en cuanto subieron al Poder y tengo la -seguri9ad de que se hubieran h-echopedazo$ unos a otros 'Si no se unen sólo incidentalmente para batir a sus enemigos más próximos, los que estaban a mi lado desempeñan~ do puestos tan importantes como los de ellos. MIS "CANTORES Yo llamé al Cuadrilátero porque soy un enamerado de la oratoria. Necesitaba oir hablar, bien; y necesitaba .que se me satisfaciera en la más gfande de mis debilida<les: ' mi amor propio. Señores, sin que alguien me llame grande;' sin que 'Se alfombre mi pasoco.n 'las rosas ,del e:logio; -como dice no sé quién- y sin' que se canten mis hazañas de la Di'" ¡Visión del Norte; yo nohll!::>iera slqo feliz . .. La Presidencia era ~'eso" para mí, en lo que se 'refiere a la p¡;¡.rte meramente ideológica, Como buen militar me enamoraba del lo br.illante, de 10 ampuloso, de la , ostentación. Me gustaban las aren- ' gas de Lozano porque l'eclamab¿jJlpara .mi persqna la ad-. mirapión del mundo; sentía con ell.as el orguHQ de ser gral1de; me figuraba qu e ellas me alzabansobr,e el nivel de todo.s :mis compatrio~as hasta)a región. de los héroes! Cuando invocó la figura de Cuauhtémoc, ap.te el la-58- go de Xochimilco, yo sentí que el héroc me sOlll'eía y m~ llamaha " herman o" ! ¡Ah , fu é 'a quel el ' momcnro rniÍ,; bello de mi g rand eza! Si' Lozano m e picl c cllalquic¡' cO:5a e:5e día , se la doy. (Buc no , cualquier cosa quc fJ! f' ra otra qu e la Presidenoia ) . ' La oratol'ia de la inl elcdualitlad mexi cana también. p roClamÓ' llIi:5 ' lr'i unfo:o:. Dond c qlli c¡'a qu e un hombre intelig ente hablaba, se c1 ecía de mi valor, de mi serenida'C}; ante fll peligf'o , d,e mi s (; ulllpaiías. y cada: \~e'z- C]u e hahlabn al glli ¡~ ll as í" conmovíame pr'ofun dame nt e; cada Y CZ sentía yo IIHis gl'an,ic, n /ás intensa, la aspiración dc' domina¡', dI' hlcnar pOI' sos ten er'me cn el' Pode!', de prolDngur por tod a IlÜ \'ÍChl «quella cr'a oe' ,gran deza. Ya m e explico , Se110I'e5, por <jIJ Ó Don POI:J'il'io y lod-os. los hombre s qU e han" cstad o en el Gobicrno, olvidan la fecha de las eleccion e:5 y sólo se tien e¡'dan d-e la re elección! - rrambién yo hablaba y convencía a lo s que m e esc uchaban. Hk'1sta los conmuvía a Yee es ; los hacía 1l0l'ar o' estl'cfll ecc r hasta la raíz de los enheilo s ! Sin embargo,yo no soy oradol'; soy un hombre que habla lo, que no :siente: cSü-es Lodo ; p ero pongo tal caloren nú:,; palabras, que convenzo a mis a llditorios : em pl eo en' mis arenga's no sólo lIna lite t'aL ul"a muy especial, sino.tambié'n el tonoimp cl'ioso ·al CjIJ C c,.;toy aco"turnbl'ado por mi profesión d e militar. Ade más, -ya lo hall 'di ch o mtl('bos, poseo un don que'_ no ti enen todos los h-ombl'es, sino los ol'adol'cs y los gran-, eles: el de sugesüón, Co nv00zo a l qu e tl'íf to de conv en -:-, ·ce r. ' lo engaño __ . ____ " me lo tant co" -como dec imos en México. POI' eso mis discul's.os arrcba tal'o n a la smullilud es .. Cuando di.ie el prim ero en la Cámara de Diput ados, Una gran parte del auditorio m e er a h os til: a] ter'minarlo, todo s me aplaudieron y )odos es ta ba n conmovidos: -" m e 10& habia tant eado "-nada más. MIS ALIADOS Mi fe en Dios no es Pl'orunda -es dccil;, soy ateo- Y,' mi fe en la Religión Católica sólo se fundaba en la a tracci ón hacia el P ar tid o Cju e en no mbre de esa c l' eellcia fenía. -m ús ad eptos. -5!)- No tengo , tamJ)Oco,' t end encias hacia el espiritismo, ilel qu e era gran ad~pto D'o n Francisco Madero. • Mi alianza con los católicos fué aconsejada por mi ()ompadre el Doctor Urrutia. A esa alianza se debieron ~as persecuciones que los revolucionarios han ,consumado c on tanta saña en sacerdotes y monjas, no ob~tante que, según el criterio general en mi país, los hombreS- del cam!po, qu e son en su mayoría los levantados en armas, son ()a tólicos. y bien, señores, yo debo hacer esta rectificación para ~u e las iras de los r evolucionarios no caigan sobre los d esYe nturados religiosos de mi Patria. . El Partid o Católico me prometió ayuda y me la prornC'tier6n los Príncipes de la Iglesia Mexicana; pero no me la ll egaran a dar: ........... · Los católicos -se con formaron con no atacarme; tal lVeZ aisladamente algunos h ayan dado hasta ayuda moral .3 las autoridades securidarias ; pero la ayuda_qu e me po'<lían h aber d-ado, la ayud a qu e r ep r ese ntaba todo el triunito, pI dinero, esa no me la di eron. , · y por eso , por hacer las cosas· a medias, los señores Il'icos y los señores católicos n o triunfat'Q n enfonces y hoy, son yencid os . · Cnalquier sac rificio de din ero qne hubieran h echo para ayud a rme, hasta la cesión del , cincuenta por ciento ~e sus inter eses , hubi ct'(l sido un excelente n egocio para ~ ll ós: hubiéramos' acabado con la revolución: hubieran ~ e nidotiempo y le yes para resarcirse de .la pérdida sallVad ora . .Ko quisi eron , y hoyes muy posible que lo pi erdan ~odo. i Allá ell os ! Yo he ' dich o la vel'dad en este caso, no sólo porque asilo h e promclido al iniciar mi libro, sino po-rque qui ero, a pesal' de los perjuicios que m e hicieron ' sufrir, evitar itorcirlas int erpretacion es de parte d e los revolucionario:: Lo digo S'in il'onía. LA CA~'IPAÑA La rampañ a militar fu ~ una serie de" fracasos de los s eñor es j efes a qu ienes estuvo encomendada; pero no hay. respon sa bl es de tales ·fracasos: el único soy yo. La guer ra, señores, según Napoleón y según todos los Ihombres qu e ti enen un átomo de corazón, se hace con di· nero. El General J offre, sin haberes para su tropa, se.., ría un....... _... iba a decir un Refugio Velasco. Pero no sólo cooperó -al desastre la falta de dinero; taifibién y muy principalmente, la falla de un Secretario de la Guerra. . No voy a reprochar la labor militar de mi General Blanquet. Por el contrario, tengo en ~u abono sólo palabras de gratitud y una gran admiración por sus trabados y porque quería fusilarme días antes de que caye l'a . del Poder! Subordinado a mí en todo , Blanquet tomaba mis 'acue rdos y hada que se ejecut~ran al pie de la let ra. y yo ordenaba 'desde el P alac io Nacional, teniendo como única guía esta razón: "si créce uno de mis generales en la opinión y le confío un gran nú.cI eo de fu erzas, me derribará". · . La verdad, mi régimen fué· el de la desconfianz'a. Te mía de todos mis hombres, consideraba que cada uno de -lo s que tenían a su mandó elementos de fuerza, podía \'01 ,v erse contra mí , pronunciarse y aplastarme: la escuela de la Ciudadela ... sin duda qu e había h echo adeptos. y por esto nunca int-enté una reconcentración para batir al I1úcleo más fuerte, el de Sonora; por esto mi s ge n erales nunca mandaron más de mil quinientos hombres, salvo en ocasiones ri1Uy comw ometidas, cuando yo sabía. ,que iban a ser arrollados por la r e\ olución. Las columnas de mi sobrino Joaq uín (Maas ) y de mi Gene ral Rubio Navarr-ete eran tan pequ eñas como granoes las señalaba la prensa. . Yo confiaba en Joaquín y desconfiaba de Rubi o, pero :este asu nto JIlerece capítulo aparate . La imbecilidad del General Mercado, entregando Chi'h uahua a Francisco Villa, no me indignó mucho, pues desde que quité a Rábago el mando de la División del Norte, 's upuse que algo grave iba a ocurrir. Sin embargo preferí y preferiré siempre que me sirva un Mercado, que nunca se me rebelará, a un Rábago, en quie n veía un hombre inteligente y de prestigio, capaz de pronunciarse en mi contra y aniquilarme. Después la caída de 'l'orreón me hizo comprender que Munguía era un imbécil y que como éste necesitaba yo muchos hombres. Bravo comandaba las fuerza s que defendían Torreón; pero se le había hecho un,a campaña política por los Gar- 61- za Aldape y ésto n os h abía privado de tan buen, elemento para la de fen sa de aquella plaza. . ' La muerte del valiente Gen cral Alvírez n o m e cansó ]a misma p ena que a BJanquet que era ' su compadl'e y que 1I 01'Ó como un ·n iño. " , Cuando me com ulli cal'o n la no-ti cia seguí embl'iagáIido m e en el ."Café Colón " en tanto qu e Blanqu et lloraba: La campai'í.a" siguió de fl'a casoen fracaso. 'Cada Jefe malo , l'ccibía elogios p cr so nales míos y lenía un Gobi el'no 'o. una Di\'i-sión a su mando. , Así Medina-Bal'l'Ó n, R.asgado, Garda Hidalgo, VelascG, Ruelas, Godés y tantos Otl'OS lI eg~ ron a se r Divi sivnariQs o. Gobe m ado l'es. ' LA :\IA TANZA EN DETALL El sac l'ificio en detall, co mo el ll1llL'n1Ul'ador sei'í.or General Rubio lla mó a la campaña militar, co n sistía en estQ. ' Se enviaba un a pequ eiáp columna a una zona ' -donde el enemigo cra fll crte. Allí qu eclaba aba.ndonada la columna y a l poco ti empo em batida , y 11luchas veces antquijad a. Al evacuar la plaza, esp eraDa el auxilio que siempr e ll egaba tal'de. , • El erreJl1 igo r epe tía la derrota de mis fu el'zas, y entonces se mandaba Hila nu c\'a columna al sacrificio.. Era una matanza por tan.das , era " el s~c rificio. en detall ", cor,no elijo admirablem ellt e mi Gcnel'al Rubio. , ', Las columlla s de auxilio ~i e mpr e es tl!vi eron organ i.:. zudas con precipita ción , sigu iendo un sistema muy esp~ ­ ,cial que no al'rancó prot estas má s que de los labios del se ñ ol' Ge nel'al 'citado anl el'iorm cnle. Dé los r ee mplazos qu e ll egaban a los cuart eles, o bi en de los barrios bajos . b de lo s 111 ercados , se tomaban quini entos o mil hombres. Se les elllbarcaba en los trene s milita res y se l es vestía -r n el mismo 'Iren , en céÍmino para et luga r del combate. Muchas veces es tos hombre s combatieron antes de que bajaran de los' tr en es, cuando los rep~~des asaltaban los convo.~;é s militares. , P OI' esto se dió el caso con arguna frecuencia de que lo.s soldado.s no stJpiera n ni h1anejar el arIílaante el enemigo. ' Las h ecatombes qu e se desul'rollaron pOI' la falla dé dirección ,.en las cal~)p aña s alcanzaron una magnitud que sólo ti enen las g'rand es derrotas. , De "la matanza en detall ',j como decía el señor Gene-, -62~ a; ralRubio Na varrel e, no se d9- un ca, s~, iguq.l al q'ue voy cita,r -a ustedes y que prueba la imp~rle ia de álgunvos mi- , litares a los que les dí mando no obstant e qu e n o et'an apios n i para mandar un a compañía. Hago es tas r p.yc lacion es sólo coh un obj eto: qucse dé ¡ti glot'ioso Ejército Nacional, el lugar qu e se merece ' por -.3U húoÍs mo, pO I' :su qb n egac~ó n pa ra ,el sacrificio . ' SACRIFIC,lOS Deses perado de las imbecilidades que cometía mi Se- , cret ario Particular el General Víctor Manu el Corral. lo e!l\'ié a la campaña. No pudo obj etar nada, como lo ' hi- , d era Guasqu e, quien con lágrirpas, en lo s oj os me había declarado su falta: de valor para: il' a, comba tir. Corral si 'fu é, todo asu st.ado, a la campaña. En San Luis PotO,sí, quedó dUl'ant e al gunos meses como Jefe de las Ar.:mas. Y bi en, sólo ep.lo ~ destacamentos qu e r epartió entre San Luis Potosí y Va negas, muri'e ron más de tres mil hombres en tres meses. El r evolu- ' cionario Carrera Torres, con tres mil hombres caía so bre lós peq':leño s destacamentos, los copaba y sin ' obt enet' la rendición de ningún soldado, ord enaba el fu silami ent o en masa. Por la impericia de Corraf solament e. muri eron 'a1lí mu chos oficiales técnicos, ingeniero s y ,al'tillel'os , qu e el Generál Corral h1andába a la campana' con di ez y quince hombres , como si fueran sa rgentos' o cabos. , y est.ó ocurrió siempre; una " é Z por mil iba n los soldad os y los oficial es mandados por homb res más competentes que eItos. ' ¡EL J)EBER! y sin embargo, el Ejércit9 no se sublevó. El Ejéreito seguía siendo leal al, Gobierno de fa República.- , Sucumbía en los campos del Norte y en las mont,ñas del SlIl', 'sin una protesta , sin un :lam'ent.o, con un heroí smo sin semejanza en los tiempos pasados. ¡,Por qué no se sublevaI'on los jefes ? Pornrias razones. Lo.s veteranos, los que habían estado en las ('ampañas - ant ~ riores, m'e temían y sabían que el ''regre so al Cüartelazo, a la sublevación, no los lleval'Ía Sitno a tina efímera era de prosperidad......... Y los otros, los j¡)\'('nes, los que habían salido del 'Col egio Militar ·d e ChapuIl r pec, -63- no se habían mezclado en los pronun"ci("!.mientos · felixistas ni maderistas, por orgullo, por honor, por algo que' condensaban 'en estas palabras: por el cumplimiento del deber. Ah, señores , por esta palabra han sucumbido :rpás' de cincuenta mU hombres durante mi Gobierno; . por esta palabra durante la época de mi Gobierno, bañé en Sangre l,a República, desde el Norte hasta Guatemala ....... ~ . Por esta palabra sagrada se consumaron más crímenes durante mi Gobierno que por todas las malas pasiones. Yo reclamo para los muertos, para los que cayeron pensando que s-ucumbían por el cumplimiento de su de-: ber, el re sp eto de todos los mexicanos. Si yo fuí malo, en cambio nadie podrá negar que el sacrificio de tant98 hombres muestra' -la energía del alma mexicana. JOAQUIN, 1\11 SOBRINO.................. La guerra es dura. . La sangre que en ella se derrama cae solamente sobre algunos culpables y sobre muchos inocentes. Las maldiciones, 'que deberían ser tan sólo para los jefes de los Gobiernos que mueven a los soldados, caen sobre los jefes militares que emprenden Ml.s opera ciones. Esta injusticia es eterna, como todas., . Las repr~salias en las' guerras civiles son cruentas, más qu e los combates, y por esto es que durante la campaña militar que ' hicieron mis generales contra la revolución, se registraron -escenas qué no sino la , reprodvc~ ción de las que registra la historia de todos los pueblos en todos los tiempos. ¿Justifico con lo anterior la actitud de algun:üs de mis Jefes? ¿ Logro desvanecer con estas razones los cargos qu e se hacen sobre los mibtares que por servirme c"Onsumaron todos los delitos que corisideraron necesarios para obtener el triunfo?' . . Sólo quiero hablar de un General , el más átaeado y vilipen_diado por la opinión pública' y aún por los mismos miInares: me refiero a Joaquín Maas, mi sobrino. Los defectos principales de Joaquín son de aquellos · que hacen . fuertes a los hombres: quería progresar y no se detenía para nada en los medios. Joaquírr no tenía para pagar pequeñas cuentas días antes de q14é estallara el movimiento .militar de hl Ciuda. ,dela. Estaba arruindo. Yo lo había llevado a la División del Norte ,infrin~ ~ gLendo la ley y hasta una orden. de la Secretat'Ía de Guerra, donde se sabía que estaba procesado por peculado. Se .le atribuía algún otro desfalco en Morelia y cI'eo que .otro en la recon sh'ucción de UIlOS salones de Chapultepcc. Su fama cea mala, pOi'que <l1l'erí a dominar. por'que era soJ)el'bio como Lodos los qu e qni cI' en el .t('iunfo. . Ei'l. la División del ~ol'lc tuvo oportunidad de ha ce r dinero. Yo se la dí e Il uno::; cuel'I)U::; de fenocarl'ileros, pero si algo hizo fué una l1lis cria.ElIt once::; se cou.lormaba, más que todo, COIl su I'ehabilitación. Procesado por pecul!).dd nadie puede il' a la campaña... nadie quc no tenga, como Joaquín tenía eü mí; UH bucn padl'ino. Ya he di cho cómo m c sirvió más larde, durantc la Ciudadela. Con Cepeda f.ué mi agcnte confidencial: aquellos dos hombres eran todo pal'a mis planc::;, Inteli-gentes y valientcs mc sel'yían para mi s ambicioncs mejor que nadie; y espccialm ente Joaquín que no había de detenerse nunca pOI' escl'úpulos morales. Si dijera quc Jo <]tícría pOI' gratitud o por afecto fa miliar, nadic me lo cI'ccI'ía. EL GENERAL RUBIO Un choque entl'e Joaquín y el Genual Rubio ~avarre ­ te, choque originado sin duda algun'a por la di sparidad . de caractel'es, pues Rubio es la honl'adez personificada, ' me permitió utilizar a mi sobrino en algo más: en el militar que caería sobl'e Rubio en el caso de que éste se levantaea en mi contra . . Cuanto diga yo de mi desconfianzá de lo s hombres, es pequeño pa!'a explicar la idea que tengo de todos, absolutamente de todos .......... _ se entiende que menos de los que como algunos viejos Geilel'ales son incapace s dc lcvan tarse ........ hasta de la cama. Pongo por ej emplo a Joaquín Téllez. rrenía dcsconfianza de ~ubio porque es joyen, valiente, impetuoso, enemigo del dine!'o. Señorcs, cuídensc ustedes mucho de los hombres que no quiel'en dincro: no sirven para ayuda!' a Gobiernos. A un hombee capaz de vender'se por dinero, se le puede encadena!' sólo non permitirle que haga cualquier fechoda'; per'o un hombrc que no roba, que sólo ambiciona glorias militares u honores, y que es vuestro amigo, es más peligroso quc todos los ene mig6s. ME),{QRLUl- m -(;5- y por esto dividí siemprfJ Ja~ calnp:añQ;s, fl'Clct'i:on é el : mando de las grandes divisiones, impedí qUlil Ufl' :!ólo · homc. bre tnviera un poder-qu e pu~ i era volvEH'se eontru el mí Q; ~or esto yo fui mi Mini~tr'o y' mi Genel'a'!. . i.N ec.csito decil~ qu e !'i logré 1.1110 !ie mi:! ob.ie tos. ,e:f.l cambi<vpel'dí siempr.e ' E'n la campaña y en la ac1mini¡.;tra ción? .. . ;\ \'eces yo pensaba qu e mi d c~co nfianza d ebía .tr~ l'm i~ nal" qu e 'debía dar mando militar él algunos .iefes. 1)('1' ( . 1111 mando verdadero; si n e mba t'g'o temía qu'e se suhleyariln en mi contra: ¡Ya había SlH'0dido así ('Oll ·Don... F(·¡lné¡~() 1. Madet'o!. Pórtalcau sa la campaña de NlIe\·O León y 'ile r.oabuila, la hici er on Joa(luín Maas y Rubio Navar'rctc. .' Con dos p equeñas columnas se bati6 <J.los 1'cvol\1('1'o'naríos en la forma más brmante. Y ya cuanclo sól o una par }ida de .tresci entos hombres qu edaba 'frent e a nl1C' st raR tropa s, ya que había muerto l'evotu('Um (,3i'I-anéista, or~ . dene qu e las operaciones se s uspendi eran: .las ' dos orillantes colmunas 'quedaron inrn.ó\"i1e~ y los r evolucionarios pndiel'ün r ehac erse, volvcl' n In lucha , Cl'e<:8r ....... .. ¿. POI' qu é hic"e csto? . POI'(:'.onl'ianza en ' mí mi s mo, por la $egl1l'idad que tun' s i t' lllji t'c Pll qn e el día ·qn e rn.e rec?noeiera:n los Dstados Un id os, lal'ovolllC'Í"ón ¡;e ' extinguí::rw. flor ~ 1 solo ... _........... . ro "MUERAN LOS ' Al\'TI-lICERTlSTJ\S" Lo :; fr'acasos d~ algunos ~ e fes qu e op-e1'a-ban OH Torreón y Zacatecas dieron a mi sob rino una brilla:ntc 'op(}r,tunidad ' paPa ' emp render liBa buena catrlpañ a,pel'o pC)-I' : las difícile s cil'cnn stan-cias p ecüt:tiarias po}' 'las que at.ra- . vesaba el Gobierno y por ol prese ntimi ento · de qUe , muy pronto todo iba á terminar de manerade'sfavoI'able 'para mí, Joaquín come tió alguna s torpezas. . ' El hac'í a la·ca.mpaña a mj;f·n,'vo.r' y aSll favor: trabajab a con la fecl e 10., 'ambiciosos, con el entu·siasmo dd que quier e y ' sabe que "a a ga n ar IÍlUcho , mucho : todo io flu e qulel?e, más quizá s. · Y empr endió su campaña atrayéndose el odio c;le los pueblos por ' dond e pa~aba : Sil eamino i;~ m¡¡'l'có con sangre . con maldicion cs, ~bninccndio s . Su falta d e' tacto polí tico 'h izo f.jll p. 1a rcyol uC'iótl proSp eraf'R ~n vez de decrecer: no t.e nía sino..cí'·te l ema : '-'-' mue ran los nnti -huertislas". . S e I)ut en v~r.ias o('.asiones és tuvi cl'<1n a punto de ase-6&-. Binal'Jo. La"ppirriól) k l'ut-Í advel'sa Sien!})l'\.' . . A ;;Il llegada a 8aHillo ol'denó que se le entr'cgara una .gl'q C:'ia ;O¡U~ Ol'Oy la' pídió ' en forrilD taJl i11¡disereta qu e: lal I'obo ' provocó un cscÉll1dalo nacional! 1<\lé 'Ju~ql1ín' (;on Sil 'familia e l p!'imero (fue 'salió d€l tcrritol~io :naeiou,a l, ' el pl'inH?I'O <,l e los Jllwp !i~.t.as. No me pi.dil) tB¡I c;osa,:¡ habi.<\ \'pnido de~ ~.orte"P9t ~Iin e l'o y cal'. tucho:,;: , ordl~ n..e ,qtte ledICl'i.lJI"IPlJl)lcp.tos.l'nLl, pesos y ('lIa nqo se me pr e.Flcntó .}.mracl c:-ipedil':-ie le o['de~1 9 : (1!'e ,s(~ em barcara cRll, s u , ·familia pal'a Emopa, con(esándol'3 que ):a había acabado tocio, . ,S e Hév¡i:hll 'basta.nte cfincI'o. , ¡~bía h ~cllO IH:,gOI:ios brilhmtes ,cnalldo rué J efe d e mi 1';stadQ Mayor ~' se había ím'riqU ecido 'l<i. canlpañ,a dohg.e, tQdo , abs()l~Itamente tQ~ dO'J..lo acaparó para sí, no dejándolos a sus ofICiales ni las migajas. ' . macn en ~nENEMlGO !\ill. \Vll.S-oN' . Obtener el re:conoclmienl,~ de mi Gob.~el'I;wpor el de los ' E~tad{)s Unido~, fll é pal'a llJ,í Ja qlayor prf)ocupació-n. " ;, ,Ya ' !./i may'o:rí~de 1,11's llaci~Hl e~s habrUl} e.nviado SIL'; " dlp19ml.Íti.~os al~t~.rll! Gobierno; mi prestigio (.,:qrrw Iwmlwe ~ap-az de-funda\' un Gobierno e sl~!Jle, q\.W , ~li e rét ga¡'allU8S 'fi los f:lxtranj,eros" eI'~ uni \'Cl'saJ. Los diplomátl eos e llI'O p eos m e tenían s ilupalias. V eí-fl Q ,c n c1 Ge.'},cf'al qllll /Hlbf~ dominado, a , la, Iw\'oludón d e PasGual Oro?<,o, 11 un hombre ,sei1i~jap.te . a Pod'jI:Ío Dii!-f~ 'La e nergí,a de que 'daba lnuest.rasl'l1i 1\dilud cl:e lel-l1linando la ,muer'te de los ~o ; 'gqhe,I'ilal\tes; )a, elcc'cióll qU,e ltiee ' d ~ r~ ,hombre s; , JII rís a;pto,s ,p31:a , formar. eon , ellos , mi Gabinete" ; ~ugUl'aban un Gobierno , sólido, hacían supúlIer el res t-abl ec-imi enl o J e la paz -poIJil'ia,~~. , P~f'O I(¡!'l ES,tados ,Unidos no ll~e , daban ,,su . ",L'('o ll oei.miento: ante la s Ilaci on e s clU'opeas, que me habíall I'e,conoe,iqo, }lO ,91;aj:o ,silio un 'Pl'esiclellte úperét,í, [1 ']lIi e n no :<;e lc ¡Jodía pre s tal' dinero. " Lo,".',b~íl~ú e l~o s reetl:li'na~ban .paya- Sil!:' e rnpí'l,,,titO"; el reconoctnu enlo de lós Esta do s (hlldos. ¿POl', qué¡Il,O obtuve. e l ','ccollo('imicnt a,? POI' mu chas causas: la prlllcipal: falta de diplOI:náticos a mi lado. , , No o:? vel'd~d q\le , D,OH Fp.derico (}~mboa sl'fL un hurm djplollli,i,~ico>;.y ,no 9,s s,iqlli era ün ,eancillcr d L' elI11sular.h, .. Voy il ~)J'ol)ol'locon la üalTadúnl5'c neral de [o,i Sllce- de sos. ~67- Las qificultades para el reconocimiento de mi gobierno crecieron con la intervención de Mr. W. Wilsoh, el Presidente de la Unión Americana. Una: campaña muy bien orientada cerca de este señor, fué el orígen de todo. El señor Wilson es un . soñador, un hombre que ignora las necesidades, las tendencias . y las pasiones ele los pueblos de la América Española. Cree el señor Wil on que se pueden implantar en México las reformas que existen en los pueblos más cultos; supone que en México la sucesió'n presidencial se puede consumar sin efus ión de sangre; cree en la igualdad de t endencias del pueblo mexicano; y por último -ID que es más peligroso- piensa implantar sus teorías idealistas en toda la América Española. El primer argumento que ópuso a los que lo instaban a hacer el reconocimiento de mi Gobierno, fué éste: "Es . preciso que llingün Presidente ll egue al Poder por la fuerza. Sentado Qste precedente fracasarán todas las r evo luciones." . Yo lo c9ñfieso : la propaganda que los hombres de la r evolución hicieron para ganarse ' a MI'. vVilson, fué activa. Desplegaron todos sus esfuerzos en este sentido, enviándole agentes, yendo ellos mismos a hablarle y conv ence rlo; buscando Senadores que en el Congreso Americano ejercieran influencia en el ánimo del Presidente; dando conferencias públicas en las que se señalaba a Madero como una víctiI)1a llorada por la Repúbllca; cuando a nadie le había causado la menor· emoción!. Por otra parte, Villa obtuvo triunfos .q ue atrajeron la atención de los Esta:dos Unidos sobre su persona. La casualidad hacía que 'Villa prosperara de una manera increíble. Tomó Ciudad Juárez y Chihuahua en unos cuantos días, ' y luego batió y dispersó a la División del Norte. La suerte ayudaba a la revolución. Se 'ha hablado, también, de combinaciones financieras; se ha dicho hasta el fastidio de ayuda -moral impartida por los Estados Unidos a la revolución; yo creo en todo, pues, 'el parque y las armas cruzaron por la frontera méxico-americana. . MIS "DIPLOl\IATICOS"Y !\IR LIND Cuando Mr. Lind me propuso el reconocimiento de los Estados Unidos con la condición de que entregara el Po der, rechacé tal proposición indignado. Yo creo que Lind estaba convencido de que yo podía ~8- salvara México ; pero era un buen partidario político y . por eso su opinión fué la de su Jefe; el señor Presidente de los Estados Unidos. Lind· ayudó a muchos revolucionarios mexicanos, estando en mi país; Lind se mostró aliado de los revolucionarios: ya he dicho que era un buen partidario pol(tico. . Las dos notas sensacionales en que expuse al Gobiel'no de Washington que mi, actitud sería la patriótica:. de . no someterme a lo que me prop'Onían, las lancé de spu és de que hice el üItimo esfu erzo para atraerme a Mr. Lind. Una. de las notas, la primera, la escribió m'i compadre el Doctor Urrutia; la otra el Ministro de Relaciones, Don. F ede rico Gamboa. ._ y bien, señores, la nota tan admirada por todos; la nota que le dió presltgio a Gamboa, era del Dr. Urrutia! y la, .segunda nota,la que siguió aureolando a mi ' Mirristro de Relaciones, fu é la causante de mi fraca so ! j Así son los prestigios en lo s . Gobi erno s de México! - Pero decía qu e la 'segunda nQta, que sólo era una tirada lit erari a, fué la que me perdió. Si yo no consiento en enviarla, hubiera obtenido un acercamiento con el Gobierno de Washington, hubi era podido intentar una tran sacción: después de aquella nota Lodo estaba perdido. No sólo había arrojado el guante a vVilson, hab ía h erido el sentimiento de los americanos. . rrodo estaba perdido. Ya eran inútiles las gestiones diplomáticas: la literatura del señor Gamboa me había rematado! A todo esto la rev.olueÍón crecía: Los jefes que estaban en la campaña d(;!] . Jorte obtenían triunfos; las derrotas que. sufrían, mis generales en Torreón, en Guaymas, en el Sur, apresuraban mi caída! ~Yo di sponía de un grupo de generales .para lo s que siempre tuve todas las consideraciones y que me eran del todo útiles, pues además de ser compl etament e incomp etentes para poder luchal' c'ontra mí en el caso muy r emoto de una insubordinación , de un nuevo cuartelazo, ha. cían todo lo que yo les mandaba. . Estaban tan vinculados a mí , que eran como de mi sangre, pensaban en mi persona, como un hijo piensa en su padre; obraban contra los r ebeldes como un hijo contra los en em igos de Sil padre; fusilaban como si con ello me quitaran enemigos mortales; sólo hacían una cesa para sí: enriquecerse. Pero no quiero distraerme del. punto. que estaha . tra-G9- taüdó JI: qiw se refie,l'ca mi política inter'náciollRL , Pe i l.-; I~ qnü el Gob ierno Jngl ~;; rn e daI' í~ 1 sir " puy o, que' no consi ,.:lil'ía s ino ell e'i tn úni e'a rosa : el) di¡1 l·!'éJ. Me hablabnn (1(; cOIl) lJina<: iones (1(' p e l !' ólt~ o ; m e ci cGÍap lIne con el pdr,)leo sc podía s-al\'tu' a l país d'e la l'qino.. a lil qll c.'lo l\cY,a ba la deplorabl e sillla('ii~m r¡lll~ se jJI'oh,n;;alm jnd~ fl1l iel Ulllt;Ll I e. , .. La ri'qUl'za ~e la Z(jna petrolíf'era tentaba a todos lúsc fi'nan('icl' o~, pel'Q sin el l'cconof.!imi en to de los ]<;stados. Unidos no podíaconseg'llil' absollltamclitc nada. Iilglate na y d Japón 1)I C hacían la corte, pe ro Jueconven Cí que súlo C'i'U ))01' olJ l e nf~ [' <:0) tc esion rs p¡-lI'a ja pon es es- c. ingles~~~, no jlilI'á ulla alianza qu e ItHJ salvHl'H d('1 nallfl'agi,) a qL1C ean)i llaha. L.\ DE SORfE~TA (;iOÑ DE WILSON , En unpl'i/lc.:iJ}iQ, lIBgu p, a SUP O}) .:! l' que n ú actitud dérell) il lo,,,; 'Estados Unido s . m eelc val'Í a Rnle el mü,mo \ Vilson PO!' la , pl'cs,ióll qll:e ~ohl'e ,'~l hi{'j ¡~ l'a su, pueblo; p ero el plll'lJlo a rnel'i(·ano.. m (~ 'Con ';;,i:del'r) eOlnoa cualql1icl'a de lo;; P!' ('sic!tonlcs de Cont!'o .\:rn É' !'ica. - Sn l omaba P Il h¡s ]~~:dafl()s Lin idosel "Caso ' l\1.rx ieo" como UJI asulllo jJolí1i('O par-a lHtC':l',.f'rtú:asar ' al Pal'tido triullfnlllc f:n aquella Na( 'jón: el Demócrata.. , ' Sí' (;'H'icalLil'izaha.l'1. ' '''il sOIl , se }e destruía en s u pl'es· tigi,), P C!'O a,! mismo licn,l po ,.,e n:\('l des truí a. , ', Lus cUl'icaluras en qu c me pintahan como un. p. J)l'io~ se l'oprodll~'í a tj en-Locio:; los pet'jód'¡.cos de la Unión Ame' rj('anu . Ya h a~ t a sO í'oBsid u)'ü hél COfllO un acto h umani tario aniq uilal'lll c. alToj arme del Poder. , EltÍoJJ(:cs M!'. \ Vilson, d'Cl- lodo dCso l'iünl ado -=-p~rqu e es muy fár ildeso l'i cntar' a IIU sorrad<:H' - ideó el t,.w lpe de muef'l!') a mi <3-obicl'Iln. ' Voy ti h ora !' UJl n ("JJ.l/'e..;i /ort '11( •• cia. d'-·:'.;( ·lH'e:'a :-;-,j ('lI lli'i ,; tl- -~f e eo h" ell c í ,'le' (lil l: ,:1, p li c'¡-¡ l l ) 'di: :\11~xi!:_I -' n;,' ,fldf:'itaen UD HloJ1J()nlo d e Jllei d,~ z. ,' ,\ k¡Htn~ cJ i¡ !I l ~ _H,isJados p1\delo}tni.ll' de l11isíulimo:-:, Pi!t: ,.; ~r r;i'_ J Úfllltilb:l Jn ~." ' l'd ad co~no se Jt~ , Of:ullaba. a J)\)!)PIJI:f' it'in, po r \..;et'Yitj~:lHn. \ele odlilbCln ,ya ha s lCl en la napilaJ d(~ :\J,: xico: , tod o::! los hom~ hres que morían l~ra jJ'O)' ('On~pil'ad0il en mi coilh'a'; y en ba~, -70~ las Comisal'Ías y en laln;¡pecci ón el e Polic.ía, y en la .Se"cl'e taría ele Gu e rl'a :,; e d ecT't'laball sént e ncia s d (' ro Il cr te ' II cen tenar); s ' de cOll'spi Gadol'es co ntra mí. Los ebJ'ios y' lbs qu e ' quedan sac l'ific3 r Sc, gritliban ~'l\( l1el'a Hl1ert.il". La s ej ec ucioneSel'all diarias y co n s lan ks: 1'\0 se te nía predil ecc ión por la cale~w l'Ía ele las víctima s : hu mil-des y pod el'o,;os, ricos r pobres, eran fu s ilados (' 11 1<1 m isma forma que Don Franc isco y Don' ,Gustan), él tir os de . pis tola y. en la noch e. El ::; islema d e ej ccucioll(, s inieiad o con)a (].(·:-\apa ri 'Ü ión d e J).0 n Gnsta\'o, SE} implantó como él m ejof': n ad ~: <le formalidades, n'ad:=¡ de a paratos: s e' cO/lc1u c ía El la yíl :tima en iJn autbni. ó vil , se le hada bajar y so le cilzaba a balazos. Yo 'e staba satisfecho. f.s decir es tElba sati s f'c('-ho del proce\i imi ento , p-e ro n o d el núme ro ele víctirna s : I~ ('(w;i ­ taba qu e cayeran más cabezas, n ecesitaba qu e ('1 núm el'o <le mis enemigos , fuera 'igual al núm ero de mu e l'l os Quel'Ía " engarm e, pal'n.. cl~e clrl0 d e 11na ,HZ , YiH1g:arme <le Méxic o que e ra tod a ví a made rista , l'e voln c iOricH' io , (~ne migo elel ol'de n y ele la paz. . y entonces ne tuv e misericordia ; entonc es e·1 asesi nato lo bu ve como pasión dominante ......... Ül'don é ta. 1)1'ganiz;lción de las p eqCleñas column as, tk fuerza s qu e habían· de :'>úcumbir bajo las carábinas c1e s u s ' mismos amigos, de -lO's revolucionario s ! '. El pu eblo! ' e l pueblo! No hay .pu eblo e n M ~ ~ico , ha y p opu1aeh o! ¡, Cómo sr ex is [(a el púrblo no aelam!lb¡¡. á mí, no me tomaha pO I' s u ídol o, n:o m e eoilsicl cl'ába sú sah :adu r? Porque yo creí mu cha s Hces , mu chas; (]11 e yo (' I'él la Nación, que yo e ra la P a tr'ia! As í '~l e lo d ec ían toci o:,; 10 R h om bres, as í lo pl'e,gonaba n '10:- SiH'C' I;d o tes e n los t e mplos ! ¡ El G~nf.}l'a.I ~l1eJ·ta, es el ~a~~'~'\{IOl', de MéxicO'! . Es el hombre lWO'vklf'nf'i~I! ¡Es (>J R .. tlenloJ' de. lUéxi<:O'! " l>ios '-ayud e a( Ge.úáal Hü e l'Í Cl e í} Stl o bra écd erit ól'a " . . ¿. POI' (iu.é el pu eblo 'n o ID con'}'p l'e lldí ii así? y bi en , había qu e acabCll'lo: nO' m e l'eda ~ · i\' it· ! Flll~ ento n oes cuando dpC' idí abandonarlo tudo: re pa dir In R epública entr e mis gene r a les, e mbria g¡trm 8 CQ n mis "M ini str'os y c on m is am i~os, sacl'ificDl' pOI' meoio de la (' leva" el 'mayor númel'o d e hombre s , e n tanto qU (~' PJ f flUf:S, el 'fesorero Oe,noral (;le In :\"¡)f'jún , . nw r e lJní il una me - 71 - boni la ·:;uma . pará en ::;u oporLunidad )11af'chatme al extranjero! . Y desde entonces los campos de México se r eg{\ron de ·cadáveres de . mexicanos que yo mandaba al matadero con la misión de sacrificarse, de sucumbir en tanto que yÜ' juntaba unos millones de pesos ..... _..... Cayeron cien mil ho mbr es para saciar mi venganza y preparar mi fu ga ! ~A ORGIA HUERTlSTA i La orgía huertisla! As í. se trató de expresar el des- orden de mi adm ini stración. Y en verdad, que se le designe de esa manera, es tá bien hecho, pues a la administración porfiri ana se le. aludía con estas palabras: "el banquete porfiriano." " La administración mía, fué, pues, una orgía de sangre, de robns, de lágrima s. · '. Ah, señores, nadie me comparó con los Césares de la decadencia romana !· Y sin embargo, no ha h ab ido unGo-' bierno tan semejante a aquellos como el mío! . . i Yo paseaba pO I' la ciudad grandiosa, por la 'Capital de aque lla hermnsa ' Hepública en m edio de los vítores de mis amigos, ebrio y r odeado de pOeté\s, de tribuno$, de sabios! . . Contaban los periódicos mis glo~'ia s guerreras y era frecuente que en mis paseos tropezara con una columna. de soldados que iban al sacrifi cio por' mí , sólo por mí,- el Amo de la Repúbli ca, el Dictador! Di ariame nte se sacrificaban en los pu eblos que. dolJlinaban mis gobernantes, centenares de víctimas acusadas de anti-hu erti stas 1. En telegramas y cartas, mis ho~ ... bres me ofrendaban aquellas vidas. UN DIALOGO No creí que hubi era entregado ; nunea, la Presiden~ cia de la República a nad ie. Sin em bargo, para dar una idea de lo que significó para mí la estimación qu e le guardé a Joaquín Maas, vaya r eferir algo que ha quedado en · ~l mislel'io. Un día se trabó este diálogo entre Joaqufn Maas, padre, mi cuñado y mi subordinadQ, pues era General de Brigada , y yo. -Este señor (ledij e señQJand Q a _Joaquín su hijo) será superior a tL -72- -Me alegraré mucho-replicó el General. - y he de hacer-añadí-que tú tengas que saludar- lo, como corresponde a un inferior gerárquico en la milicia. -No está bien que digas eso delante de mi hijo-re~ plicó entonces el · General. -Yo soy el presidente de la República y puedo "decir 10 que quiera-respondí. . y, señores, si no muere, el General Maas, padre de mi sobrino, hubiera tenido que cuadrarse ante su hijo. Una ·vez me- dijo el General Rubio Navarret e algo que se me quedó grabado y recuerdo tal vez mejor que él, que es de mala memoria. . 1\1e dijo: Es preciso hacer el Ejércíto nuevo , el Ej ército Clue represente la defensa de los intereses nacionales. Allí irán todos los .i efes que se dist.ingan por Sil honradez 'Ü por su inteligencia, de ellos se formará e1 gran Ej ército que un día, que yo no creo muy lejano, irá a combatil' por la Patria. Ese Ejército tendrá Ulla sola idea : servir a las instituciones dentro de la ley, con un amplio y se nerenísimo {'spírilu naciona li sta. D_e ese ejército y no de los traidores haremos el verdadel'o ej ército, el qll e prepare a la República para la gran crisis que prese ntimos todos está muy próxima. y me dijo al¡.ro más, porqu e p3:ra Rubio y para todos 1 0sofi~iaJes del Ej ércit.o, yo no r.ra de 19s t.raidor es de la Ciudadela. Eso tengo que explicarlo , para que pueda ent end ¿rs e. Los qne m e sostuvieron a raíz del triunfo, creían que yo representaba al Ejército, creían ql,l e yo no había tenido arreglo5 con los hombres que estaba n dentro de aquella fortaleza , sino cn este sentido: en que depu sieran su 'actitud para no comprome ter a la República en Hna inten·eoción. . No creían que yo seguía meramente, fines personales. Por eso a Rubio Navarre te yo n o le dije nada de lTlis intenciones de aniquilar al Gobierno del señ al' ~lad eI'ó, porque Rubio Nayal'l'ctc ha bía dicho en todas las ocasiones que se Iy había oeil!'rido hablar, ( y ps to tan fre cuentemente r¡u e es tuv e a punto de fll ~ila l'l o nu'ias \-cres ) , qlle el Ejército no debía mezclar.se en asuntos políticos y <1118 un militar que se m ezcl::l en tales aSlI lI tos, ni es milit a!' ni es político. ln "A~nGO" RUBIO NAVARRETE Rubio Na\-arretccn carnó, pues , en el seno de la Di- 73- del Norte, la idea de la legalidad, la idea del perfeclo milita!',. dclque se absti ene en pensaren asuntos. políti cos para dedicarse exclusivam ente a los asuntos militMés. . Fr~ (~ u c nt e m c nt e se , seiialó a Ru.bio como lino de mig;... ade ptos. Son los BrrOl'es qu e tu,,;ie:'on siempre los r evoluc iona ri o,, ; Rubio Na\'arrete , :,i no ha est&do educad() en el Co legio Militar y si no tuvie ra la conc ienci~l de l(} que es el cUlllplimicHto del deb': I', se hubi era revelado en m(co nh'a. Yo e~ LLIYe a punto de fU:'lil a rlo en tres ocasiones. La pI'imr:l'á cuando uno de sus ofici ale" que le debía toda su cie ñ~ ta y loda su bl'illante_ 'situación, m e delató a su jefe . como co n ~ pirador. Ordené a Rubio que se m.e presentara e)1 ::\i éxico a la inayor brewdad Ces taba ' en Lamp~zos ) . Rubi o vino solo con un oficial .de su Estado Mayor yestuvo a punto de s·el' muerto en el cam~no. Creo que dí la oI·den de que lo ejecutaran, PCl'O se apresuró demasiad(} y pasó antes que mi telegl'ama. . Eh · Ofra ocs.sióll Ine dCl11o s t¡'úon , coú testimónios Que ahor'a sé que son absoiútámente falsos, qüe estaba' en tra.t os co n los r ebeldes . . Se aprovechabañ "ms delato.res; qu e .' eraJI .dos se ñOl'es Gencrales, de i{ife un oficial de las fuerzá s · Je Rubio se había' pasooo al eneh1igo con Hilas' am~:­ tr allado~as. . y $e apI'o\'echaban de 01!'.o8 much.os ·dato·s . .. Y·no óbstante ésto, lo~ l'c\'olucionarios decían que Rubio Na varl'ete era ¡iÜ ll'lás adicto amigo . E1'l otra ocasl.ó n . ~e. me pre sentó i'ndigna.do', COI} un arrebato de los. que C?n él epa!) tan frec.uentes· y ante' los Que: yo, guar9aba a:lgún temo!' de que fuera a atentar contl'a 81,I' vida lateritando con la mía ) y n)e dijo que yendo .con un periodista, Joaquín Pifia, había logrado capturar a un policía que el Genel'al Jll'etón le había mandado pOI' ord en de la Secretal'Ía de Guerra para vigilado, No lo mat é. Pel'Q Jo JÜ C I~ _sufrir en ·todo lo que · el quer ía go zar. Las campaíias qu e m e p edía se las n egaQa; el man do de grandes unidad e,:; df> fu erzas, se lo h egaba; cuan do en Santa Engracia , Ta mulll ipa s, es tuy o a punto de · :DgTal' una g ran victoria, pu es h ahía \'enci.do .al en emigo el día an tel'i or , ol'd ené · qu e ~ C !'cgrésúa a ' Mont err ey inme dia tam ente. . .. A Zacatecas lo enyié co n do" oJi eiales a. (]ue I'Cpal'fu'an ; la· ví a de a qu ella plaza a Tor r C'ón, vía sobre 'la ' c¡nehabían:\ cu lti"vad o lo s r ebeldes g!'and es sem en t era's. ' No le dí un VJSIOn -74--'- h&[fl·bI'C, Y lo mand é el Ini::;mo díCl que fSLl madre ágoní':' zata .......... _ SI:! que el (lía quo ).0 hice G(~ner1;tl (lr~ n.i\"i~ió1l ('a.yú en un éillón de su eafSa, pstl'crrwI'ido de odi.1;) eontJ'(I mí ......... .. ...Be ~lue.ió públi earllcnle d e ltllC' yo hlllJipra a"een·dido a todos los qlle 110 lo luprc C'Ían y ,,(' qllCj l) LIt' qu e yo · lo hubiera ascendido ~in 11.Iet'C'('e¡'jo r elijo una \'PI'dad (Iue me irTitó: que yo lo (j'iw qtw'¡ 'ía e ea dl·"·i)f't~ ;.;tigtill' a I.o-dos los hombres ' par'a ser yo el Unieo, DE {'.Jf.W .llf,T.I.i:PEG. A ~'EL GLOBO" . Así el'a co·tno fratabu yo a ' los hnmbl~p,; e ll mi gobi cl'- ' no ........ No 'despach'p en f'1 Palacio Nal'iona..J sino :11110,.; días, Despné:5, cua ndo m e cotl\'cncí d efIn e c ea inútil sujelaNne a aquel e n:cie l;ro entre parcdes tapizadas ele se'tla,,; : ('orlv e /'ti mi aato~uóyjl ' C'n ~aJó n (W ACllrrdos. Despachabá' a l'ualqtli.el'a hm'a y en cuuLqnit'r Jllgar, Cit.aba a mis MinisL/'os y a rni J efp de EslacioMayoJ' rn ' el Hestaurant de Chapullepoc, eh e Café "Colón", en "El G1Úlbo .~', 'énTacuba, . 'l'€nía u na, e'a sa '('nesto úllrma poblar. ió l.l , 11na ('.aRa de campo; <le aspecto mlly humild e , pérO en la qll e rnL~ d e-dlc¡¡,ha a bebel' ('o.güac, ' y a la (~nía d f-l gallirras . . ClItlival.lIl. allí una p eqneñ,a horl'a liza yeccibía a nlis íntimos, <:l m is ;generale~ Y' a mis ··M inj.."tros a horas inde l eI'!ninada~, lo ' ·mi¡;ftlo a. las tI'C~ de 1~ maclrLigada que ajas doe e del dí a, Sin duda que de l Ü Cll l[Jú q'n e dur'p, en la Pl'esid f~IIC'ia <le Rcpúblí.ca,nná gr'all pa.r'u" la i11ayor, la en mi automóvil. . De díá y ete noche 'aIldaba e11 af[l.Icl ftlllo y era fre cuent e que me siguieran í:~in co o. más automóviles / ll e nos -de mis amigos, de p e rso'úas !Jlle' qtle 1'Ían hablarm e, d e ' dipl(,niálkos e x'll'anje r'Os , ctc" etc , ' . Qesde müy- temprano saJ ía de mi ('asa y e m)H'e ndía mis (~xeursiones al Café de "Chapi.1Jt~pec " , al " Colón" , a Mix('oac ó a -San ~\ ng·~1. lf:¡'áfrecuenlp {pie me dC'lu"ic\'a e n nna humilde nantina a tom al' llna eopa; 1·a. lllbi~n en ffillf'ha .. Ot:a.:-;i'llllfl;; (:o~ mí e'n los PU I~s tOS de t'l;.iti'lllgaff, a los que ·-a.cuelen 105 01)\'6ros ¡olÍ:,> hu m ildes y lo ~ mendigos, . Esto roe dúba ei e rla popnlaridn:fI e n IO R bal'\'ios baj os ; p ero, soHa ad ivinar "(i n .l os l'uq¡,Ú fS cl(~ lo.,,; hfln1,ilclp;:, 'Se"l,os de ' un ' odio fe roz! " Ministros, f'inaRei e l'os, gol)e~'nadoreg,lat'dahan diaa la N"" -15.- y a veces semanas eri encontrarme. · )'o .los burlaba tomando distintos coches, ocultándome en cantinas o en casas; sin importarme que no se résolvieran los más delicados asuntos administrativos · o de guerra ........... . El desorden de mis .a migos y administradores era más grande que nunca. LA VENTA QE LOS GOBIERNOS Mi hijo Jorge vendía los nombramientos de Gobernadores y de J efes Políticos-: en la Secretaría de Guerra había comerciantes amigos de Blanquet que se enriquecían vendiendo despachos · de Generales, de Coroneles, de Capitanes, o bien traficaban con los ascensos ·de los po.stergados o de los ambiciosos. . Se remataban en otros Mini.steríos las concesiones· más grandes, donde sepre'supuestaban 'cifras enormes de millones de pesos; y de cada oficina salía una docena de automóviles a banquetes ...éscandalosos de· altos funcionarios con gente de trueno. En un rato de buen humor, yo regalé · la Cámara de Diputados a uno de mis mozos a quien previamente disfracé de Coronel, a Guasque ........ . De los banquetes a los que se me invitaba a diario, salían muchos de mis amigos a ordenar ejecuciones de sospecho sos del crimen más castigado (f el único castiga-: do, anti-huertismo. En el Ministel'io de Comunicaciones n-ubo escenas de bacanal; se "iolaron en las oficinas, por altos empleados, niñas que estaban allí colocadas como empleadas ......... A los gritos 'de "viva el General Huerta" se acallaban las lamentaciones de millares de desventu·rados! . Así era la orgía hu ertLsta! La muerle de Don Belisal'Ío Domínguez, Senador por el Estado de Chiapas, se me ha criticado y se le llama el más gt'ande de mis cI'Ímcnes. PregunLadles a los militares y veréis que me dan la J'azÓ n. TuYa ha sta la prudencia de esperar el segundo discurso, pues el primero, que .fué delatado por un gran número de Senadores, que capitaneaba el señor Don J'osé, Castellot, lo consideré . como obra del vino o de la locura. Per'o el segundo lo entregó a la Cámara cuando ya estaba impre so y publicado en todas las esquinas de los barrios. ?lanqllet se rp.sis tió mucho a fusilarlo, p ero al fin se -76- cumplíer-on mis 'órdenes y Domínguez fué "cazado" a .balazos. . Más tarde he visto que cometí un error yhoy admiro a aquel hombre que ofrendó su vida generosamente por ·una idea. LA CRUZ DEL 290. REGIMIENTO o.tros muchos sucumbieron con m enos. abn.egació:n que aquel hombre. Pero yo tenía que matarlos, pues me ponían en el dilema de dejar la Presidencia o acabar con mis amigos. Y yo siempre preferí lo segundo. Hubo un movimiento político, " blanqu etista". Algunos oficiales y .Jefes atraídos por los ascensos. y por la palabrería de Vidaurrázaga, habían h ecno un núcleo fuerte de amigós políticos de Blanquet. .Un hombre obscuro, admirablt) para hac er dinero (era discípulo de Don Mucio de P .Martínez), ll egó a capitan ear aqliella muchedumlwe de muchachos. . . Yo no intervine, dejé que mis oficiales desbarataran aq1.Jello. No lo supieron hacer y éntonc es le quité a Blanquet todos sus amigos, todos absolutamente, enviándolos a la campaña. . ' . Bretón hizo en Morelos más es tupidec es que el mismo Rasgado, ' Debo decir, en abono de éste, que era más sanguinario Bretón y tal vez más tonto, Tuvieron suer~e buena los zapatistas desde que dejó la campaña el General Robles! Volviendo al asunto , Blanquet se rod eó de nulidades y de ladron es. Los que ' se diferenciaban del gmpo, se llamaban Ma ure y Carmona. Cuando yo condecoré al 290 . Regimi ento, glorificando con ello la infidencia-y la traición , uno de mis oficiales más adictos, temel'OSO de qu e en el moÍnenlo del enlu siasmode la tropa me fuel'an a dar mu erLe, y a proclamar a Blanquet como PI'esident e de la Repúbli ca, colocó Ll'einta ametl'alladol'as en el Hip ód romo de la Condesa. Al primel' grito se hubi er a. acabado el 290, j el glorioso 290.! _ Blanqu et y sus amigos no se dieron cuenta de qu e yo había tomado precauciones. UN BESO A MI AHIJADA En la pI'ueba , Cepeda había di.cho algo de lo q1l 0 sabía de la Ciudadela, de mis tratos .con Féliz Diaz y co n Mondl'agón y es to m e il'riló,. me molestó. algo. - 77- Una vez on la :calJe; Copeda- no. tuvo otra ll\lSWn que. Eu la ];1'ta~ ~ana; er'a madl'uga-ctol' -¡-'omo yo: segu ía mrcóchc mrmtado en eJ suyo, sojo ·la maror parte de ella,,·, en 105 · úHin'IOl> tiempos eOl1 el licenciado Flor'es Magón qn e .tamblf.Í11ue iba a p edir no sé qlié · ('osa, Cepeda queda, larnhiPII , algo, algún n egocio, algo que lo s a(,RI'U a floto, pu es ·HO: a udalJu rrmyb~en de dinoJ'o. Yo l e mostraba m i enfado, nnenfado qú c sie,o.lpte rno.<;tré a los q\lc apar entaDa qnc.rer, porque yo, scfiol' e5,· fui ('ürno P.or fil:io Día~ un gran ('omrd iant e; na~a · .más / qucP.óllfi~ r'lO DIaz t eDla dos ge>ftos: ('1 de las lagr;lma s ~ el .JlIl'a,~ m 4::n lo fal st); . L101'aha y jnraba ('on una faeili:clad qu ~ lo e nvidiaría un' cOI1lE'diante; Per'o yo no tenía 'e l o'eslo dr las lágrimas: no n e('e~ silaba f"onmOVCl' a nadi e 5rnc 'bastaba asustar ......... Y a mis amigos- y mis ·encrnigos mt\ imponia sólo eonpalabl'asdu~ ras , ('on bl'eve,:; interj ecciolles q\IÓ los dcseoncértaban. , f) esesperaclo de que yn .110 le háblara; fastidia.do de s e~'I¡jmw y dt) no )'ceibi¡: ni mi saludo, Cepeda volvió . él. la qu e él se impuso: seglli~ mi automóY~l. r e 1.¡.I)I' iá, g:al'~'e. . Ya h e di<:ho que se había f"on'v é rtido en nn homb.I'cel e h,i c(1 durante su prisión y s,e n eeesitó que ' nü ingl'a. t.i~ ttld tl'Hst0l'11al'a , nuevam ente sn tel'obro para Iha(' erlo ell~ loqu eu !:'I'.. Y Cepeda bebió:......... . Creo fu~ sólo l~tla vez. C(Jmple t am~n¡-o hOI'L'(l('ho di~ jo qu e el'a hon,l brecapaz de cléu'nH;' de balazos o d e mataI'~ so (~uúrt1i~o; :' YesJa ('ollfidell('i<l de los l'én(:orcs ele Ce ~ peda,· la háe{~L .. ,.,. no puedo deell' ti, qni élL . , Ve la casa donde oeul'l'ió rarescona . n6 paró Cepeda lwsla. San Juan de Ulúa. . Allí sigtrió habla ndo en mi conlra , jUl'ando fJl1 ~ m¡;} ma. lar'i a . ·· y llJ, ycl'dad , señol'os, yo tuv e mi edo de aquel · hombre, y, 0, el quo not Efmia a .nadi e ! . Re~li c rdo filie f il é lln a l'Oañana; en · mi automóvil', cuan do m 0 leYN'.on e l mens.aj E' tm e l qúc se me 'comuni(~~,~ · ha qll e ¡;¡13 hab ían cQmplicl:o mis Ól'dCU BS........ Me dh'igí al iusta'flt e a la casa clf'l- qHe había údrrmj bll en amigo y (:ompad r'~ : Subí las c:;ealel'a s. Sal ud,' Céll' iño sam cnle él. mi co ~ mad¡'e. "iu da hacía IIU n, hora: y:p-l'i8e l~tib'e s o en ltl fl' ente de In 1I110r'fani l.a ......•.~ ....... ... . .... ................. ...... ................ L\...F.~·¡UllJJ\IlE :\L E l A epüti~n)o, ' vido de Gobirdrio en ' el quq- .cayó . M~- • -1-8- dero co n tan/a fr ecu encia. yo Jo p)'ilC /iqué en la má;; a lta. escala, no por el númeN d e parien te,,; favor ecidos, pue s. el señor M~del'o tenía. cinco mi l y ta nt9s y lo s rnío sno ll egaban a diez. (Poe lo men os est e c ea el número de 10& que yo favo re c ía ) . A lo s~eñircs qu e m e han atacado po'I' que aylldé a los míos, a uÚs . pat'i e ~t e s y a m i"atnigos, d ebo ~l e cil'!e" qu e por eso :'re ' Illcha y qn e si un g überna nt e n o ayuda a sus limigos está;. ~·olldel1ado a p ere cel'. Las p al'randas de mi hijo es lo que .mú s s e m e h{t c riticado. Se dic e qúe.Jol'ge,' un diu, a nt ~s de la Ci ll dad e la, tI'abajaba· COp10 ~ scríbientc en uoa Secreta ría ele Estado , .con un s u eldo de sesen ta p e.'!)s me nsual es. y qu e lu ego llegó a ten e l' una fol'tllila de lln mill ón de dólares. . y bien. . E s ta acusaci ó n es rid ícula. Yo ' n o oohía lJ'iuüfado 'para que se cndqu eciera n lo s hijos de Yill apongo por cas.o. . . . , Se l1amaba " Iafamiliá l'ea!" a a lgunos de los oficiales de mi Estado ~:tayor que for m abfln un grupo de favQrecidos. A J oaquínMaas, mi :s ob¡'ino, se le denomin aba co n el mote de "el pl'Ínci p e h eredero" . Lo s militares empIcaba n siempre es ta frase pal'a ex plicar su posterga: - COll)O so y de la "familia real !" ..... _.. no Ya he dicl.H) qu ~ hacía. General es y Coro n eles a mis mozos a los extraños 'que m e . Jo p edían; p e l~o no sólo á Jos q u e me lo pedían , sino a lo:,; que yo .qn cr ía paga r a l- ' gún se n'ie¡o, les r espo ndí a co n la banda del cot'one lato, o con las charre te ras de. gen e rales. Alg uien le l'ega ló a lii s~ Quié n de mi familia UBas marra n a s y uno s qu esos: por respues ta lo hic e cO I'one!. Se apellidaba el tal individuo . ......... para qu é lo perjlJdieo ....... _ no diré s u n o mbr c. E) Genel'ül Blanqn et ta mbi~n u 'a Iwóeligo en los a s. ('rusos , a unqu e s in dud a alg11n a, 1,) e l'a e.ll me ll Ol' escala qu e yo. . En nI) banqud e un d ía dI' Sl1 san to. hi zo no só cu a n tos ~e ncl'al cs. Yo cO I'l'es pondia <-r lo s asccnso" qu e m e in dicaba para mis amigos , c on acuerdo:,; para que Il.scclldi e IlCil1 los suyos. 'l'an empeñ ado.;; nu s 11l0s t l'áhf((1'1O'; l=! 11 tal empl'e sa , que b ien pT'O Jlt o pa:ió' Ge 'Ee1 s! mil el n úmero de g enera le::. ° -7 9- . EL PUENTE DE LA TLAXP ANA Se llegó a llamal' al puente de la rrlaxpana "el puen- . te de la muerte". . Era frecuente que 10$ automóviles que · seguían al mío, tal vez el mío, atropellaran a desventur.ados obreros, a humildes mujeres del pueblo, a niños y ancianos.'":--~ .p.-a­ ra llegar a mi ~asa, tenía que pasar por allí y 10,s coches de la Secretaría de Guerra, igualmente . tenían que hacer el mismo recorrido. '1. . a impunidad de que gozaban los chauffeurs, que _fueron camaradas de los Generales en mi Gobierno, amigos de los altos funcionarios, partícipes de sus a legrías y de sus derrotas, les permitía caminar a toda velocidad por aquel lugar, que es el fránsito de mucha gente humilde. Las v-Íctimas caían y nadie podía protestar. El muerto, el herido, era recogido por la policía, llevado al hospital y atendido, sin qU.8 se anotara la causa del accidente. I': n ese lugar fué dOllde YÍ aque llas mimdas de odio f eroz a que me he referido. 1'11 COMPADRE URRUTIA Otra de las personas que más fayores me prestó y que sin embargo vive, es el Doctor Urrlltia. IJe debo la vista y le debo algqnos fa\'ores <lue no se los pagaré yo, porque ya no tendré oportunidad . de hacerlo. Este hombre, que es un volcún de· pasiones, quiso ayudarme, como quisieron Cepeda y tantos de D.1is amigos. Su -primer fracaso , se debió a la falta de cumplimiento de la orden qu e le dí de qu e ej ecutara a los licenciados Manuel Calero y J es ús Flores Magón. Yo tenía ayersión por estos dos hombres; por dos causas di s tíntas. El lJl"im ero m e había p edido a Ang.eles (puede reclamar el se ñ or Cal ero el ' servicio al señor Gen era l que hoy sigu e los pasos ele los señor es Madero , pues si n o ha -s ido por él lo fu silo ) . No obstante se comprobó que es te seño r y su socio o amigo, para seguir la moda del zapatismo, es taba n complicad o:; ron )~miliano Zapata. Ordené a mi compadre qu e los ejec utara n. El lio pudo obedece r mis órd en es, pórque rl Jefe de laPo li eía, don Joaquín Pita, av isó o.'f)r tunarn en te a Calero. Con un grupo . de a migos y de honlbres muy r es p ~ tab l es, la mañana en que debía haber amanec ido mu erto el señor Cal ero, se me pre se ntó ! - 80- _ El golpe estaba evitado. Con inteligencia, pues el señor Calero e~ muy inteligente, se había salvado. Accedí a la invitación que me hizo de JIn gran banquete de amigos y cuando el Doctor Urrutia me reclamaba que yo fuera amigo de aquellas dos personas a las que había ot'~enado ejecutar, le contesté: , "Quién le manda! usted tiene la culpa por no saber hacer las cosas". . El Doctor Urrutia pactó ideológicamente, una alian- ' za entre el Clero y mi Gobierno. Las Cartas Episcopales o eso que hacen los curas, cricularon profusamente y el Partido que creyó poder enfrentarse con el mío ' en las elecciones, fué encadenado por este IPedio a mi Gobierno. Tenía que esforzarse, pues su vida estaba ligada a mi vida. Olvidé los beneficios que me hizo el Doctor Urrutia y ordené gue se le fusilara, pues se había atrevido a decir en mi contra, palabras que indicaban qu e se r ebelaría. Blanquet recibió la orden de ejecución. Al día siguiente s'e me presentó el Ministro de la Guerra diciéndome que había cumplido mis órdenes . . Lamenté qu e mi compadre hubiera sido fusilado. Entonces el señor Ministt'o, que había sido enemigo político del Doctor Urrutia, me confesó qne- no había. ordenado tal ej ecndón , seguro de que yo cambiaría de opinion. Lo felicit é y consideré que .Blanquet era un hombre incapaz de gobernar. Más tarde. he sabido que el Doctor Urrutia esperaba en su .casa a los agentes de la policía que debían acabar con" él, con 'un puñado de hombres armados y dispuestos a defender Ja vida del ex-Ministro. Esto quiere decir que mi compadre me ganó, que es cuanto se puede decir. PROPOSICIONES DESECHADAS Algunos amigos míos me propusieron transar, a fin saliera con bi en de aquello que ello s consideraban como -una ratonera y yo con más' puertas .que _una. decoración de teatro. Se- me propuso dejar el Poder en manos ele Don Manuel Calero y hasta de Fernando Gonzál ez! Yo jugué con todos lo s ambiciosos que qu erían escalar la Presid en~ia, pero creo que con ninguno fui más cru e1 que con Fede!'ico Gamboa. Lo hice cree r que le entregaría el Pode!' y al mismo ti empo ordené· una campaña en su contra. . En alguna ocasión también hice creer a mi oo-mpadre a~ que -81- el Doclol' Urrutia, ,que le dej arí a el Poder en tanto que yo mar chaba a, la c anlpaña. A Blanque.t se lo pl'opus e , p er o BIanCjll e t se h abía asu s ta do y n.o ,CJueda se l' Pl'esid en t.e d e la Rep,Ública. " Yo cr eo I'j lJ e mi i\'fini~te'o de la Ul.l el'ríl e s el úni.cohombrc que no <J llicr' c sel' P¡'c:;ic1 e lll e, entr e tüdo s los mexicanos. 111 REYISMO Rc eu cl'do que ell-, una 'ücil;;:ión . cstuve a pUJlto de reb elul'Jl1 e cOlltra el Gobi erllo, d el Gen eral Díaz. 'Fllé por (;1 a üo de -iD01, cuando eL s,eñ o l' 'o elleral: Rcye ~ , mi Jefe, esta bn. al fl' ent e de la S_c c;l' &ta r ía de Guerra y Marina. S e l'ecorDal'á .qu e en aCJ u ell a ép oca el G en eral Reye g trató de militarizar a Méxi co; porqu e el ideal, demiJ.ef:e, (qu e debo de decil' qu e fu é uno de los pocos hombres 'qu e ,sintieron el - patrióU smo. nmy ',llOndo ) " fué enfrentarse a los , Es.,tadosUnidos." El Gen era l Reyes , en aquella ocasión se .di sponía a salir de su casa cuando m e le pl'ese nté y le hablé~lal'o. . - ~Mi O e neral-l é~(Jij e c ua dr-ándome militél.rme y procura ndo darle a mi voz la en to nació n de sinc.eridad ,má5 profú-nda~, si usted lo' dis pon e)-mañana) eL). l a eerclllonia ' éÍvi ca de15 de Mayo :caigó sob i' e el señor Presidente y·con mís solaados lo elevo a us ted a , la Presidencia, ' . El Genel~a-l 'Reyes , se volvj ó a. mí cariñosamenle y mé'tféndo su mano bajo mi hrazo , se ; echó a andar pór la esta'n eia ,- silencio so) midiéndola a g'l'ancles pasos, arras't rándOlll e eh aquél'los paseos en qü e tantas veces 16 ácoIÚpeñé! -6 Qui ere / usted ?-insistí. ,--:;;No, H-úerta-; c;.ílmes e. y sonrió pensando no sé qu e. En otra ocasión, hallánd ose el' General Reyes en una had enda del Estado de M¡;xieo , preparando algunos tra'ba j o,; paTa' presentars e candi d".to a ' la Presidencia de ,'la R ep úbli ca, erifrenlando I s 1.1 ca n dida tura a la de . Madel~G, r esold ir a hablal' con él, y p9 ra es to juzgu é oportuno -adoplal' un disfraz. . Para dis-f)'azarm e habí a [elo p rim ero a la ca sa el e m~ am illo el se ñor liren c iad o Herr'el'a, a quie!1 p edí una g'on a y un saco ,-je.i o. :\ol e los dió, ll a mó un taxím etl'o y sa lí el e la ca sa complet ow c nte tra n sfo rmado. . . Ll egv é a: la ha cienda y p or una y ez má s m e ofrecí al Ge n eral Reyes para sUbl evarm e c 6n tl'a el Gobi erno:, No : 1-esechó el e ' plano rni , proposición. Me dijbque ' espe'rara, -me pro melióInHnal'lll e en su oportunir1"d. -S2~ La delación que hizo mi a llli¡w I-h! I'I' ~ I' a d ~' ta l \"la¡ c , Políticó de 'San P edf'o de las Colonias pU~8 t O e n cf qll e l o co l'óc.¡ilé yIJ, ' Yo había 'orde'n a do a Joaqüín .Maa!:!, ' mil ,:;o lll'ino: qn e lo rjccut ara; p el'O no s e c' llln p li c l'on mi s ól'Ck nef;- h aila qu e Herrel'a juntó ('.lIUI'Prtla ,!Tl il pesos qlle glllu'rlú nn el Ol'ig'irIÓ s u muer.te,·"C'uandcJ fungía d e Jefe f Ol'l'ó de s u chale('o~ Tal vo z ~ ill ' pbllis ·'c'uaye.nta mil }le , . [> (' 1'0 n o si empl'c: Id ' din el'o a C'HI'l' ca 'la fl'liC'irlHrl! sos, !:'c hubi e ra .sa h 'aJo, LA DlSOLU(aON DE LAS C-,U I I\H:\S En la Cámara. d e Diputndos había Uf! gl'll}JO que cons": pit'élba co ntra el üobíccno y oh'o' en Cámara' de Senador e , , Con mayo l'e>i ocHos ('o nlt' aF ~ lix Díaz y "ségl'rro" de p~d (' r divi díl' la opinión , lo s marlcI'i~,;t tls 1"l1pna'za 'r an 10: COIl\'(l<'aloria a , e l e l"pione~" qll n yo en\'i 1". a la ( :ú,IllI1I'a ¡iHJ;a c umplir con una d e las dÚlI s lIla s del Puc-lo ck la 'n in da.~ e~,¡¡, ;fc ro cWln~l o o~tll\' i i'l'o n es teé x,i'lo ,lo;; r'll af1f:r ii;la s, ex Lln que era mus h1 10 CJn c de e ll os, ;;lg'IlI CI'OI) l¡~bo['a nd o ('on ll'u ct ' Uob ie ru o. Se' penRó I~ ntone es disoly e l' e L Congl' cs o qll r Ill e ,h ab ía eJ,' do P[' e.,; i de nt~ y cuya lega lidad era indi~cllljhl t'l;'· 'l'odos lo s señoJ'cs · Mihis ft·o s opinal'oP\ fl{W el ~mlpe Milit a r', co n tra aquellos ' d os ~rllpos decidl e:> Cj1l'fi ('lIn"lpil'HJ,'n n ¡.;in ~~c ótÍlt la nH'II OI' inqni e tlld, en f' l se llO de 1'1'1: He- prc"Nlla eión' N:flei~)J1al. a III ]:HII'ado!'\ pell' t' 1 {'!I ('ro 'y f' n-: vall'o lonüLlos pOI' los fll!:;Ílanlil'lilo,.; d e a l/ni/lO" rll' SIlS (;om pañel'o s~ . . Lozano me había .pI'Opu csto la. "compra de la mayol'ía~' ; había iniciado alg'unas g'l'slionés, pero clon ]JüNI r l)sultado, pues ' las r eunion ns i'lfl los lJiplIt,ado s hrwíRll · qll c éstos "coñvcrsa,rau c,on mils fi-ec' lI en e ia d n SIlS plalles I'evo llíei onal'io s y 'se 'sÍnlíel'an cada v ez ' m ás 1'lI er les. ~ e discutió la .forma, Creo qu e Lozano opinRl'a p orqu e se pu siera en libertad a .\ os Dipn far!os dr;,;plu";; d t' ee_1'1'81' las 'Cáma ras. El li cenciado Enl'iqn r Ooeos li e ta se n C¡J:ú rntlllld n m erite él adheJ'i J' se 3. ' aqupllu (lc:(:'iúll qllP a. lo;; Mini;;tros SI\;; (·omp'añe r o,C)' fe:; pal'rl'Í'a S'ff h 'adol'n , Sr- encarceló a ,lo s llipllladll s, c1r;;p!l~~;; de (,II1.II;;II1'a l" la Cámal'U en una rOl'ma ,'iolpnta , ("on 1'II el'zas mitj( ¡ll'(':; y p " lic-ia, . " ·La s' consec u enc ias de 1/\ . di ~o lll ~'i lJll d rh :(éficaces para el' r eu(J tJ (i(:.i n:ti e lllo d~! fUH' fJ/l -83- la" "CftIlI OI'RS ¡fl¡ (; llb iHno, Gritos de protesta lanzó la revoluCión. La prensa amerieana me atacó con más rudeza que nunca. El elemel,lto civil vió el aeto como ull sacrilegiQ. , Fué una . jugada 'que no acredita a mis Ministros como políticos. )11 ENEJUIGO HU. WILSON La sospecha de que yo había sido el causante de la muerte de Don Francisco 1. Madero y las ideas 'propias de' Mr. Wil ssm , Presidente de los Estados Unidos, me' crearon el más grande de los obstáculos para poder triunfar en mi GobH~rn9. Me' habíán re cbnocido ya todas las Pot.encias Europeas y sólo la Americana y las Naciones alia- . das a ella me negaban su reconocimiento. Esto hacía va- . cilar a los banqueros que ofrecían dinero a mi, Gobierno y me ponía , en condiciones difíGiles para solucionar los problemas de aprovisionamiento de mis fuerzas. , O M~:. Wilson, queda a mi país , para ej ercer --sobre él un protectorado y con ello ex tender el imperio de -lós Es~ tados {Jnidos por Loda la América , o era que buscaba un ideal democrát.ico en un pueblo extraño para él y ,donde sólo por la falaz diplomacia del dollar podía dominar. ' Se me pusi(}r'on todo:; los obstáculos y al fin se consumó la Dcupación de Veracruz, en una forma contraria a todas las leyes de la gue l'l'a , "iolando la sober-anía .de un pueblo y ase sinando inocentes con cañones que dis'paraban a salvo de se r tocados . . y para arrojarme del Poder" , para satisface r a Mr. ,W ilson y para darl es el tl'junfo a sus amigos los revolucional'ios que habían asolado todas las r egiones que cayer'on en sus manos. YO, EL HOllBRE DÉ AMERICA Señor'es, los pueblos son cómo las mujeres; pOeD les impol'ta lo oculto: lo que les llama la atención es lo objetivo; lo que \'en o lo fJu e piensan que ven. Y lo 'que vie ron en esta Qcasión era que yo , el Presidente de la pequeña República de México , al'rojaba el guan te al Coloso de América, al país odiado por Lodos los latino-americanos .......... .. De un confín a otro del mundo, se supo la noticia. rrodos lOs periódicos la comentaron , los pensadores y los · gobernantes de Europa y Amér'ica fijaron su atención en -84- la lucha que se iba desarrollando entre un indio que do~ .minabaa un pueblo pequeño y bravo, y e-I Gobierno de lo~ Estados Unidos. Hasta los países que me habían considerado como un: ' usurpador, vieron en mí al hombre representativo de la! América ES}Jañola, al indio que alzaba la honda de David coñtra el enemigo común: la Unión Norte-Americana. En la lucha, estaba desLlnado a perecer: así lo com'"'! prendían todos; se esperaba el momento de mi caída de'"'! finitiva, pero apasion~ba al . corazón de los pueblos.:...... . y fué entonces cuando yo, el acusado .de todos los crímenes y de todas la;S perfidias, me convertí en el hom..; bre de la América Esp~iíola! Ya son conocidos los 'hechos: e~eraba un cargamen'"'i to dé armas que me traía el "Ipiranga", cuando la diplo..; macia americana inventó ·un ultraje a su bandera y re..., clamó una reparación deprimente para los mexicanos. El objeto era dejarme inerme ante el enemigo, según se ha explicado más té;l.rde en documentos oficiales y por labios; .de. los magnates de los Estado~ Unidos. EL ENTUSIAS~'IO nEL PUEBLO Señol'es, yo sé que soy incompetente para describir. el entuSlaSlll0 de mi pueblo para ir a la guerra. Jamás podr.é dar una ligera píntura de aquel momento y nadie sabrá describir el entusiasmo de la gran ciudad el día en que se tuvo la noticia del aesembarco de los mal'inos en el puerto de Vieracruz. México se .estremeció aquel día. como un joven león herido .. _.... _.. Copio fragmentos de una crónica que describe las más culminantes escenas que se registraron con moli\'(~ de la intervención. . "Las muchedumbres crecían......... En la Plaza -de la Constitución con:nrgían las oieadas humanas qu e acu-: dían de todos los barl'Íos de la ciudad, -anhelantes de mos..; trar su regocij o, ebrias de entusiasmo patriótico. Obreros, niños, mujeres, graves funcionarios, empI ca..; dos, .profesores, burgueses, todos los h8Jbitantes de la ciu-: dad, marchaban en son de tl'iunfo, radiant es los r os tr o s~ agitandQ las manos en el é;l.ire, haciendo sonoras las calles con sus vítores a la Patria, a los Héroes, al Gencl'u¡ Huerta. De los balcones y ventanas caían lluvias de floe es sq'"'! bre los manifestantes y r es¡"jondían desde allí, a los gri lo$ de júbilo dc las gcntes entu sias madas. -85- Pl'o.nlo Iüs ~1líJ'e:,laoiones f Ut'NlIi ordcnándo..'ic. Los niñu;; fl)l"u,wban {1t~ , I 'tHllt'u ulI ('tHül>o; ',illan ' los c:rbé.n'óS el!. filas ,apl'ptadas; él. :-npaso sr ('lPIIsaha (lil e ihan i\ ofl~ónda.l' "S'l.lS \'idU s eH un, úHitno holocaH~Uj ! Lá,;madl'l's ll r-ga han El fn Sllf't'o'lHt'íade UH C,rt'a. a ,of .. ('ndal' a :-11" hi'.iu!<. a su s rS pt;sn.s. p :UéI hü e i,IRI'I,h a. I'Itil a la ltl~Jlla('on!l'a 1,1 ,¡'ll\'asor': .-\ la" einf'o ~I e l a ' tal'd (~. SP. ¡d¡¡:ú COI);)!) ofr() tlda de amol'; -e l Himno dt: la P á t .. ia. LO' (,3utahaü ,roás éH~ ('j f\(,ll pn la inrI voe,''; r Jial'cc ía l tU l: ilJa- a h ~' I H lir d df!to, lleg;a,l' ha.sta Vi os. ('omo~ HU g rit o de protes-Ia,! _ , y c uund o (' csaha n, los gi'il.os. ' ~,~ ,i!a ndo se l'omfiía lla unil'ol'midad de los tOI'OS quP nan taban .d GHül{) de a Pa,~ tI'ia , Ii'lil es de "o('e s prÓrrllJlipíüI'l \.lfl,,"ítq:l'e,, ·él. fUdalg'o, a MOl' d os. al 'Üe ui.' l'a l Burda! ' , F'I'eiüe a.In SI:'f'I'elal'Íad~~ GIl (~ll f'a.. páRaro.n milla.res de nlanif'estanleli a illsC'l·jbir ~e p/l.I'ala liwha tr,¡ l')'}¡>;diaiafilente. Se d i,! p[ (.aso' el e qll P niños de di oi <liros dEl édad ya lg'ullOS. m ell(J!'!) S aúp;, se Pl'¡' s€~ ntal'á n a in s f~dbit' s e , ' EI1 las oricinas t ol ¡~gráfi cl.!>s, se r eClbían n 9ticasdé' t0~ d a 'Ia Repúblif'a.. o fr ef, icndo co nt.ing e nl e~ de h omDt'es. de dinl' l'o r d( ~ el!' Hwrillls de bt')('s,. . . , ¡ nevo llldonados, al Ha,mado qu e t.es 'al Gobi,er;no a olllpi'end'f}t' 1a g¡.¡e ~ na ,i nlrl'l1a6t'HJal. me I'tispondicl'o n , p~trioliüafneólt' . ' Cl' e í ou ' la guel'l'r't int ermwi onal. '· 'Gre'¡. en - tltia;(;al'fIpaii~ que el señOl' (J ener'aJ RübioNaval'l'ele hahía: 'pla'lutado con todo el, entri sia.:-;Iüo de ,sll ji1\Tent.ild; f!Ir tIna'guerra dl' saerifido (llW en a lt eciera el norÍ1.l)t'e 'de MéxinQ .. :....:: Fn í, e n aqne.ll ó!' dus días,ut) hombre '(¡tic no 'h e vllel~ ~o a se.!'; ,sentiaqlle 1'1 (' Ol'alilÓn dA Mé:5.::i(¡Q', qu e la SAngre ,d e mi t'aza, CJlle l a!' le y e nda s de n1i pu eblo, palpitabarl con: mi ('0I'az6n, (: ol'l'Ían PÍ)l' mis' t enas, ll e naban fl:fi. ceJ\ebi'o. , y m e sc nlí fll PI'k co il la. fo~talezade 10.8 ~h é t'Oes yde los apó;,lolf>s'; lile f;;\lIt í was ·grand e que '¡oelos miscon-' teo1jJürHncoS, I'mb CJit e P Óf'firio ' Díaz, que n o supó ' r}li'nca: fla('~\f' \'ibml; el g-rflll c.e l'a,zón de la Repüblica:" l'l é ' sMo lllipJ) la PI) la s (,¡'i,-;¡; ¡'pi e pl'eeden Él las eal¡í;ifl'of't>:;'. ' y ('omo dij(!r'a IIn dí a a mi disc ípul o F éli~ , CUltn'!:i!l de.,\f.'un,diódcsu eaba110 de batalla p" l'alr !l, abl'tiiRl',tns al P a.la,r- io:'S,ae"unal, dije R.lodo:~ , mis, ge'nera les . y aIljig~: '''Dios nos saq \l e (;on bien de és ta obra pa'!1'ióüoa,". ' .. . , , l\-IucllOS -gl! lI f:l'a J( \,.; lü~(' IHll'a Ift í (~ se 'I Inl pf'aH Lt;t Cán1;ara 11ahía recib.ido (;únapla.usos la ,noticia de la gu erra y m e dejaba toda la acc ión en aq'llello:3 momentos, al mismo tiempo que me rati f1có su confianza COÍl t11l voto de adhe~ión al Poder Ejcrutiyo. , Ordené' 'al Üéneral Rubio NavalTde: que ya en otra, ocasjún me había expresado en , lll~ tr'l egl'anla entusiasta su súplica por ser tI Iwim c¡'o que "e hatiera ('OIl el i!l\'aSOI\ quebiciel'a un, r econocimi e nto , de las fllel'zns que habían desembarcado y queme diera icleas pa(a un plan de campaña a fin d e detener la múcha de los invaso r'cs. LA LYlOR REVOLU.: IO:\i.\RL\ . . La idga deJa lu (;hacon(l'?- los ~!l1Cl'i('.anos se ,e?,p~'e­ saba en esos dla s. con esta, obse¡'yaclO-ll: SI los rCYOIUClOnaI:¡os ~~. i..lJ1en,' ,e stá , sa lv~(ló 1-Jé\ico. , Era yerd,ad., Los ,r,e volucioüul'ios ll egaban a CIJé)l'enta mil hombl'es y. cj'Ej él'cito pa;;aba bm m.ucho aquella nif¡'a, A;;i ,es que (~o n cie..!.) · mil hOl11bl'(;s : a.gucI'!·idos por Ulla. larga , cam,paña . y cOn cien mil \'olunlnl'io;; qu e se bubiúan ol'-Slunizaclo l'~pidalUenfc. la 111chi,l era fu\ol'ablB para ~Jéxico~No ·había Ut1 cal'tl1('hó, pel'O ·1)10:; estal'ía con nosotros. VíIiaexpl'es(~ Ws ideas diciendo ' qu e no consi\lel'ubaoC(1l110 unultL:aje a,J;;t PatL'ia, el d¡';;cmbarco de Jos marinos at;l)eri¡;anos . . ,G¡¡.rranza prot estó por el desernpal'co t p~ro1"Qspolíti~os ,enviaron telegl'amas alos !'e\'olt1l'iolla,ríos d,ici~.Qdol e:s (}ue 00 cl'¡i. ciel'la la ocupación de Yerácruz ~ que todo er,a un plan ideado . pOl' mí para salvarme. De lwonto, arterc er día de las l11a'nifestacione s, el pu eblo :3~ abs-t~IY:O qe séllir a la calle. La' ml1ltitud se !nostraba hmaña: Los m en:;ajes de los jefe,.; fedei'ales que estaban batiéndo se con Jo s r e\'olueioIHll'io,,: eXlwesaban el desconsuelo más profundo: los rebeld es no querían alial'~e al GobienlO, querían co ntinllal' ('1\ la bIcha. Unas hojas impresas ell'culaban profl1salllt;!nte:a pesal' de los esfu e!'zo,!;i de In policía pal'a ill1pedil'!,~. ' En ,ellas Se dec ía qu e .el'U fals o que las tl'opa,.; ¡)llh'l'icanas huhi l'l'an desembarcado y que todo se l' cel ucía el un u¡'did mío. La opiniÓn públic'a, el'U ya n,h",,',.;a H la gll(~l'l'a. ,En el fonclo, no, h.a b ía sino el h el'\'idc l'O de las pasionrs políticas, de las i ~leas d(' pal'lido qll l~ cn aql1cl 1l101llentlj'llegaron a 8el' md~Ul'di ('nte~ qu e la afl'enta del, deselllhareo dB los i'n,ai'ín o:=,. am€I'rcano",' qUI~ el del'ra\l'iu1l1icnto d e sangre de niños héroes, y el ultraje n la banclc!'a nacio-8;- 'hal arriada para que ondear(len suelo mexicano la de barras y. las estrellas ......;..... ~as EL ULTRAJE AL SUELO MEXICANO EJ"Í'desembarco de americanos en V:eracruz, se efecen la .siguiente forma: Diez minutos antes de las once de la mañana. el Secretario del Consulado Americano, llamó al teléfono al Comandant e Militar de Veracruz y le oomunicó que el Contra-Almirante Fletcher tenía instrucciones de .su Gobierno para desembarcar en' el puerto JT hacerse cargo de. la plaza; que a la vez le indicaba que para evitar todo infútil derramami ento de sangre, no opusiera resistencia alguna, pues sólo se trataba de apoderarse de Id aduana y :que también le preyenía que no . tomara' ninguna disposi. dón relativa al mat erial rodante y máquinas que se encontraban en los , patios de la Estacrón Terminal. El Comandante Militar se limitó a cont·e sta·r que eso no lo consentiría y ,que rechazaría C,llalqlller intento d9 Idesemba.roo hecho por los marinos ar;nericanos, así como . :que respecto a los trenes y todo lo referente ala· plaza, tomaría las disposiciones que juzgara (el Comandante Militar ) más convenientes . . Se acababa de separar del teléfono, cuand9 el vice'c'6nsul de España don . Enrique Doller acompañado del ~'Ó11sul de GuaLemala, así como de otras muchas 'personas, participaron qiIe los marinos americano!, se dirigían !en 'lanchassobre los muelles y ya habían empezad~ a des!embarcar. De manera que fué simultáneo el avi~ o telefónico del qesemba l'co,' con la ejecución Qe éste, ~oó le LA LUCHA Inm ed iatan1e nt r se ordenó ' que las fu erza s del 180. del 190. Regimi entos de Infantería (que no con.taban ni 'Con la mitad pe sus efectivo; y qu e estaban dotados a lo ,gurno con ciento veinte cartuchos por plaza, se pusieran ~obre las armas así como la Bat.ería Fija. ' Ni un barco de la flot.illa- del Golfo, se encontraba en la Bahía. El Comandant e Militar envió las fu erzas citadas a rechazar (:)'1 desembarco a los mu ell es. -Al desembarcar estas fuerza s en la explanada situada frente al edifício ge Correos y Telégrafos, fueron recibidos "con una descarga de los marinos americanos que ya est.aban posesionados ~r -88- de los dos edificios. Las tropas mexi eanas, que iban co~ mandadas por el Teniente Coronel Albino Cerrillo, se po"" sesionaron de los edificios inmedialQs y desde allí se ba ... ti el'on con denuedo, dando tiemp'o a qu e el Teni ente Coro~ n el Zayas y el Mayor Ingeniero Joaquín Pacheco, sacaran; todo el mat eyial rodante y más de 26 máquinas que se hao; JIabanen los' patios de la Estación del Terminal , qu edan"" do abandonadas solamente dos; un de scompuesta y una apagrid~ , Poco antes de las dos y media de la tard e, la Sec reta... ría de Guerra ordenó al Comandante Militar que evacuara! la plaza, retirándose con todos sus elemento s. La orden: se cumplió hasta las cinco de la tarde, por las dificultades 'del embal'que de la al'tillería. A tal hora el Comq,ndante' Militar abandqnó la plaza. - La orden de evacuaciÓh se comunicó a la Estación Na ... val (que no llegó a recibirla ) , a la Artillería , al Servi cio Sanitario y a la fu erza que guarnecía Ulúa, qu edando el 'l'eni ente Coronel Oerl'illo sosteniendo la r etirada, Cerrillo logró 1-etil'arse a su vez a la una de la madrugada de~ día siguiente. _' Durante el combate se distinguieron: la E'scuela Na ... val,cuyos alumnos bajo las inmediatas órdenes de su Di ... reclo!', rechazaron con éxito el primer intento de desem"" barco que hicieron los invasores por el muelle qu e se ha... , lla fr ente a la Estación y por cuya causa los norte-ame~ , ricanos se vieron obligados a sostener su nu evo intento de desemba¡'c() con la artill ería del "Chestel''' , que bom ... bardcó el edificio de la Escuela, donde los alumnos 'l'esis"'i liúon con denu edo, pel'maneciendo alli hasta las siett; de la noche, hDra en que empl'endieron su r etirada. " EL HEROICO VERACRUZ P or eso yo, se ñores, prefel'Í si cmpre tratar con ' solda dos y no con locos. Los lec,os m e ha bían de s(' r fatal C's algún día: Madero, Cepe.. da , Bclisario Domíng-uez, Wilson y Angeles, . _ ,El general Rubio ll egó a darme cuenta de su mi sión: había interrogado a la gente 'del puerto, había eJi1puesto su vida ye ndo, p ero S(;Tl3 i1,),e nt e a se r vir de espi a . ' ,L os h(' chos de Verac ruz dejaban al pu eblo jarocho en su lugar~ 10 8 humild es se habían batido como nos sabemos b atir los indios, )'j algun Q:~ .soldados dispcrsos h abían h e ~ho e'l glorioso sanificio de su vida. La campaña podí a ha cerse d et eni (>ndo a los a mericanos si intentab an a va nza r hacia l:t ~apita] oe la República. , El entu sismo d el puebl o de' Veranuz e n ~o n t r a ba un preg onNo digno de él : (>1 señor R.ubio Nava n ete que a l tra t a r de (>xpli caJ'se la fe de los v era eruza n os en el t riunfo¡ mI' dC'da: "Sólo con el pueb le de Veracl'uz podemos cont t'ner a 10B in vasores; -89- -en, e l ,pue.b.lo más lfUl!lild(' , h l~Y un puñado de ho.l,ll~~'~ flu~, ~ ofr!)c~,~, a I ~r glÍ(,~'Ta: ::d p(l Bal' e~ tl'ei). militar rU!l!-bq :a ver:'¡<í)'u z, VI toreaban. 'a la J:'lltl' l:1 tod os" codQ,S,. ,l oa hpmbl'es: ..l1aJ'eola. ~ue hilli laban ' 1¡l8 'uront a ñu s! n" ' ' , Yfi eslabn" d e-sa lentade: ' m e p reecupaba y a sólo es.ta idea : irme ~On dinero'! En lm .esfuel'z() admil',l.ble h ;¡bían logradp , mis , ami~e8 ~e,semba:l'Caf part e de! ca rg>lme.nto. d e aruws qlle estaba deteni,d oen ('( '1, Ip.iraqga": Per~ IIO ' ~r:ln sufi ci.~n t ('s aquellas 'l\l'ma'i f y - t i rripQ,co. "¡'ra.bh , hO lUbres.' q Úlf fueva"- a ' cOJllbat-ir, ni yo "q uería ya co mbat1i, ' ;:;ólo ' 'lih-¡i ¡'¿fea ' rol! ' pre-o:' ,('UP3 b3: irmc ('ou dinul'o, Había h echo algll u"s bU,en>ls ope:rflciout's pOI' conducto de ~ohe· no, asuntos , d e, petróll'o y por orros c ouduc'to ~ , h.,a bia' I.~gr:idü , h:i~er" igualoiente, alg'lmos 1ll'áotibs, 'l'c,dfi n o Ilpg;l'I~a:" a uu "miUón dl! . 'dól:ues;' y yo ' quería algo más;llunqllc )';i f ucr!. ' t:lI'de; Elltone os esperé' 1'1 Jl,ÍoJl1l'rrto ' oportuni)'. ;',: ' dI' mi huídn. Dí a Rul.'¡o ~aYa~re t e :faclIltadc!:i pa rn ~ rganizar la eumpa4a e0!lt-ra la ' invasión, mundo qlll' e r:l su idell\. A Blanql.!et le ol'dcllé qne , b.¡.ciera la l' e"~ ll ee ntl'aüó n de fUl'l'z:l~ en la (,:l pi~"l, _" a , P a l'edés, :a m;i bU~Ii a:m.l~ ,go Paredes, le urgí ' de ' dine ro, , , : , y aqnéllos ' días- no' perdí ' el buén humor , Seguí \-is itnlldQ "ella pulti'pe e, " , "("o lóu"" . ' ,t; l Gl()'bo "~ ..... , ' .g~n.el' ?S~,m e n ye para i ,r ME. WILSON TRIUNFA L ns nnciones ame l'i C':l n as qne forman la llamncb a lianza del Á. ,B, (\ (Arge ntina, Bi',fI~ i t .Y e llile) intervinieron ' arni$t-osai,ll~nte" pal'a. ,SOllICiollar el confli ct o mex ica no-ll merifi.:l110, La fÓ.t'll~llln ,de un ill'm ¡s tle'io ce leb ró :desde luego , Y ,,:México en· se vió a _treS" de , S l~ lrombfl's ' má s, serios, .f.os 'seii~res ~mtt,io: -~:itba~, Lt1~s El gue,ro y AglJStlll Rodl'fg nez, eomo !'eprcscn t:mt e::j' a Ntát:n,ra -f'Hlfs,-; hi. ,gal' qn'~: se l'se,ogi:6 por' Sl'l' :!onu- 'ucutl'uL' ~ Qué i b~ n ::1 elise,nti r ' losdeleg¡¡(1,Os 1 ~'~ sa~~a q~le elprete ~.to ~ del d eseDlbarco de m:\J'illos eH Ve l'a állZ lo. ,hapí a,!l , toma ~19 . los. 1:~~:i(ll's 'Ulll: .(los, gúcl'ii>'lld C! v e nga r " of'('ns::t~ c¡itc no )lap,ia . r éeibi.d'ó , l':i , banl:1eYlf '~:m,~ : rica na por la e'apt urá _ qne hi zo c l Jete "mexfc::tllO 'Hiúdjoaa d e' UD.Q8 m a,iYfiS ' e l l. e l puerto d e 'l'ampieo. ' .. , , , " , ,' Est.e serín, pues, ,.'1'1 t eu(i\ ;,J)cro l' ~ , el fondo_ ~o h a,pía. , ll!.~S q~e , ~~ ;sólo puut,o a diseusión: mi se pal'aeión dpl Poder, Para SCpltl':;ll'me del UolJie r.n o , se había moviliza do ' casi todo el ejér-('ito america no sobre 1,1 f rontera, Nortc di: ' ~Iéx¡ ~ d ;' se h abían ell~i ado :sese nt ~ unid,Hl es de In marina ' a merica n a 11 nuest l:as ' <;osta's , h3,bía,n sal .(; rlfi ~ ít.Í:1o ' niás ' de sei.scie'utolS solelados ' nmel'Íc':\'nd's "en ' 'e l ' desemb::tTco d e Yt'l'anuz v sp h::tbía. bombardeado uha" E sc ue la' de niños,,::.'-. El ' sC-ft or ' Wilso u triun faba r l:L SAQUEO DE LA. TESORERU, L.a lll !lÜa UIl del , flí a que ' d eb ía aba ndon ar l a Pl'eeic1eucit ,Y mi' Pa· tria, la .empl eé (' ndi s~rib uir el '(lit;te ro ' g,u e "111edaba"'8u 'Ja.' 'f'esoreria y. ,el! totfas In'S dependencias d el ' Gobierno, X ' al g uRos de mis Mi iIistros; a mi s famlliures; a. varios Diput,a d08j á mi s el' ia\l o:s; ~ : los quc 111(> ba,bía'n set'yid'o' de ' v erdugos "o 'd e ' ~tel'eel'OS" les di' d~Iiero. " Las órd eues "eran giradas' con "e l' r,ar áete-¡' 'tIe' muy urgEi'D:t es. :1., r:arcd.e,B., que se afana!)3 P?r h ac.er a9.~e l , f 7.,I):}l't,'?;. ,sjn" (l uda ' Jla.. ra ,anllll'iÜ>l.l' el' numero de los Mmptl eados en el. f ralldl\- o'flcral. ' y ~OUllSIQnes impo~i\;>les a al gu n ~.s de m is A Ag uil a" mi l' ufiHrl,~, a 'lV'Ie :, había b e,cllo Ce ncl a l, lo f Oilli Íliouah a en l' Hrís par,) 'J lle cst ucli:nn Ini; prolrl'CSos de I~ caha ll e ría. &J.QaIÓ ,sueldos f a bulosos (Ifi.ci:di>8, au st ) jD('~l ~ A ' ( !n;:los Aguila , fJt, '(' ~61u l' ra Hit 1 ,,/n:J ~ hín , p e ro qu(' me había s e ryjtl0 'l e JQuth:ls 4..:os,!s! Dí '() b~'c ' r¡ui '08 ' d e (' i~Jl fl.1íl , ,'i1l"IlI'n t :, lI,i l y treinta mil I,esos, se cnt il' llll (' CJllc to mados ,le la l'esor c l'b , ' 1':]';,\ é l último .reparto y k.11ía qu e ~l' r ~)'Iídig'o! :tIí i l'l' IHllll:.ia yo la hin' I'c r Su\l a lll' Pllt " , En ell:! aparecía tomo realme;11,', em, : ulla ddilll:l tic M r" Wilson" y h a~t a dl'l'Ía qlÍe ton mi diñü , ión , cxhilúa :.I l'!te t:l HIU}lIlo e l ,,,t ro[,,'1I0 l'on Slllll ado 1'01' el Pr (' si~ dent e de "la UniÓJ.l AHI(lril'una (oO l1tra mi JI('r~.f)lIa. . _ DeJilH'r;lll ;.¡m e ll tc' pa))í:;l d e jado ,si n , " olll i';OIl('S ,e n e l e xtrnnj e ro á algu nos dc. ln ~ ,J efes y ;~ill ~gOS <¡UI' 110 11)(' cllIl'ríau, pero qu c por , h a her's e r "iao con kaltad, cstah':ill ex pucstos f' las iras d e la r,,\'o luti ón, PARA LOS TOROS DEL JARAL . , .,., . Durallte mi .viaj e, mús d e tin\:o mil h o m!¡res m e 'c uidaban la da. Yo no hahí a do . s ulrir un asaHo del tren, ('amo (' 1 Ge lleral Díaz, pues t€nía toma das la s prec aul'íOIl c.s qu e sc ú a lab a mí C'x)lericllt ia, ¡"in e i'uhngo, sé fJue ,dgúil'1I p e)lsó en cortar un ,pue n te pa ru q ue el tre u l';l:\,C!':l :,1 fondo de un pret ipiC'Ío y así obt ene r una gmiancía f:\bu I(',~a. , , ' .' , . , )31;ú' ~lu ct hal,{;:¡ ccl.elJrÚ,l,o , un 1wUl'rrl0 ('un gent e s oc Kue\' a Y ork pa r:. f \lsilart;le" Y o había , saJ¡ido , los arl'(' g lo s C¡U e tu\'o lIIi 'Mini stro, p E- I'O ,siilmpr,e Jo c on s idcré i n,tapaz dl' l'.c aliZ:lI· ,tama ña HN,ióu, B l ,d ía '<1\' la l 'ugu,h aiJjaI\ , entr:1 llo y salíd.q tle la ~ctr eta rí;l .le Guei'l'a mucho s <1c s u s Ullligo SJo n p e qut' íi.as l)vlsas lle nas tl e lll o n e d a >; <1(" (.1'0 ,para e l viaj e <lel ~iini stru , H a J¡í~ h e,' llO ' tocios sus prl'pa r ati\'os : l:t c':II le de la :Moneda estaba 111311l' hadn po ,' las tenizas de los p ll)le leg 'illt' hah í>lll sido de l Al'I· hi \' o d,e Blanquet, ' y sin ellllwrgo . ,. y o rle s('onJ'iaha de q u e :J m c d,i o ":Hllin o sc alTepintil'rn .y , I:I.\1C" eO~1 la. gente cl~l 290. , y " ~llpr e I1l0S Po rlt're s" , doS ('ll e r'pos rJ1 ! ~'..J e, e ran :1 él 111á,s adktos q~ t' " mí , intent a,'a regre sa r a Mé~iil'o; ,] i',s pué ~ de ap r Ch C]ld c rmc. . Ep Tie l'l'n Blall ea, una ,~ st.Hl,i!ín dond e d.\('ÍcH pasa)' la noc he . e l p e n.fJami <i nto' Cle q u e DhqHj ll'et m e :isc,si nara, In e ohse sionó, , " En. ..l ;t , nod1e, ('.uando e n JlIi (' Hi .... O clO!'llli(orio ~'a no \'e la ba narlie, , salí o(' ultQ e,n mi l' ar;¡. y ¡'llí ' a sE'utannr :1 1 pie cl~ un :\ ,.]¡ol , de sde el fJti e" potl.í!¡ notai' toJo lo queoturrier:l e n d('i'J'e dor \1 e1 tn' ll . , y pe l1Slt lia , . , . S i Blnnr¡llet' d edde :1Jlre hend e l'llH' húr ,[, )1 1;1 no.dl~ , se ace.l'ca rá co n los solclnclus úl trell ; )'0 V'l' l'(Í la l1l:llli, ;hr:( ," po dré ' me salvrHw e . • , . , Pero', ,s ~ ñ o reg; o" ,u.)'rió , a lgo q u e ' no había pas" do 1'0" mi r¡l cnte. CU1> ndo .. yn estaba, durmiéndom e' l' ll m'i ob,e r"at ol'io, " 11;II'()c ió ' a mi l,úl,,, 1',1 'Gellt'I'1l1 B lanqlletl " "fatÚoi élÍ ' é l h<lbJU Cl'eído qu e yo le a~esinarí:1 a (lu c1! a ll ot]¡C. RUBIO CONTRA MONDP..AGON ~: u and o, m e dí l' uenta de q uc Rubio, -X;l":uTete, ~ I'H h ost il :l los ' 81\1! 1.;\:ad9R' , <j.e , h\ J' Ciucl a~l eJ~ ', ,'oili j:Il'eilllí f lu e pocUa ú!,i liza rl o l11 uy~ hi cn en e l ·l,)~pa.r t,(l 1l1en f; o d e A rti1 lcr ía , luiar 'I"e He n " b:l l a~ :lspi n(('iones' d el a iás a robidó so, menos de R ubio. -!H- Este joven j.efe. 'inició una campaña contra los "Ciudadelos"-co· 2110 él los llamaba. No podía comprender que ' el Ejército se hubiera sublevado; consideraba con toda la pasión que lo dominaba que el, :Cuartelazo só10 abriría una etapa de disolución del progreso en que suponía encauzada a la República; en su oficina, que estaba situada debajo de la. del General MonSlragiin, reclamaba a gritos y ante sus subordinados, el castigo de los sublevados. Como le pidiera la Secretal'Ía de Guerra 'q ue r~ndiera un dictámeu sobre la posibilidad de bomllltrdear la Ciudadela, respondió que tal cusa era imposible, a menos de que se expusiem a la cÍl!dad a grandes daños; por esto se le consideró mi cómplice, pero nadie sabía que me propuso más de die.z ocasiones asaltar la Ciudadela con una pequeña :culumna, y tomarla en- media hora, cosa f¡letible. Así es que ño sólo su amor al Ejército sino su amor propio, loa seu tía lleridoa co n el triunfo de los ·su~1evados. Y esto lo ' demostraba ~ta ca ndo en _público a .Féllx Díaz y a M'ondragón. CONTRASTE ,.. Tenía ~'o controlado a Mondragón, eon Rubio en el Departalllento de A rtillería . De Sub-jefe, estaba un hombre i_nteligente propuesto por Rubio co ntra la vo luntad 'de Mondragón: el Corone1 Sa lvador H e11'<' 1'n v Ca i ró. • II~lbo 'una división muy curiosa entre el Ministro y el .Tefe del Depnrtam ellto: Rubio prohibía a los contratistas que le trataran :lsunt () ~ de dinero. Desdeñaba éste como si fuera a cal,surle la muerte. Hasta un cartelón que indicaba que los comerciant!'s no (leDían entrar a su Departamento :1 ha cer proposiciones, fué fijado en la a ntesala 4e la oficina, por orden del jefe d e la misma. y arriba, en la oficina del Minish'o, sólo se hablaba de política y ~e millon es. ~ LOS VOLCADORES Muchos periodist as me lía n preguntado mi opiniÓn sobre- los perso~ n:tj rs de la r evuelta de mi tierra . Yo se las he dado como amigos, no p at a que las pnbliquen, pues no tiene objeto que digan mis 'Í>ensamien:tos, ho.v qu e ya no soy el responsable de lo que ocurre en México. Carranza es un Senador de don Porfirio, es deciI- es un porfirista d e los más identificados con el régimell porfiriano. Su sistema de Gobierno sería el de don Porfirio: una di ct.n dlira deprimente para t!><los los mexicanos. Pero no se asust.en nstedes, señores: . Carranza no lwrá nunca un Gobierno. Villa, es un bandido inteligente, ,., muy volador" . Tiene cualidades como hombre de acción. Se mueve mm'ho pero siempre se está ~col'(l~nclo en sus ar-cion<,s , d~ que es un bandido. No t.iene idea de 10 ~ue es u. gobierno y los polítieos que lo rodenn son los más desprestigiados, todos del I!rupo que ' maIlejll~ los señores Madero. Es -muy ;volador. En esto se parece a mí. Nada más. en esto. MI GUARDIA L a gUllrn lrlO1l del Dist.rito Federal, nunca fué menor de cinco mil 110mb res, durante mi Gobierno . . Y era de la tropa más escogida, de ()fici a les , leales y de militares incapaces de una ' sublevación, PQr lo ;men os en la forma en que se había combinado el /lQlpe al maderismo. -92- Esta guarnieión· nu~ca salió a campaña. Con .movilizarla y ponerme al frente de ella, hubiera aniquiladoR c ualqui~r grupo de. revolnil-ionarios, pero yo no quise emprender la campana porque Slem,pre ví tal cosa como un peligro. Sin ser .. muy inteligente, cualquiera' podía comprender que en el caso de que salie.ra· de la ciudad de México, no volvería a la Presidencia de la Repúblie.a. La guarnición era, pues, mi guardia personal. Los militares que iban a las campañas, se quejaron mucho de que algunos oficiales permanecieran siempre en México, recibiendo el favor presidencial: que estos· oficiales recibían más honores y más ascensos, preocuPaba mucho a los que andaban en las campañas. . La verdad, el asunto no tenía importancia. Los qutrestaban más cerca de mi, tenían que recibir más beneficios, salvo Joaquín, quien desde lej.os tenía todo lo que quería. ¿VOLVER? También aquí en Barcelona, hay un Café Colón., .. . Me persigue este -nombre. Aquí, en e$te Café Colón donde no hay parrandas, ni ge· nerales, ni muchas otras cosas, yo me ¡¡burro. Ya sabe el mozo que tomo cognae, -pero hasta el sabor es diferen· te del que tom a ba en México. Ya no me vienen a buscar los señores Generales, ni. a los señores Ministros, ya no puedo ir de aquí a mi casita de la Colonia de San Rafael, a jugar sh,te y medio. Y sin embargo, yo no podría volver. ~ No estaba en peores condi· ciones c ua ndo paseaba con mi amigo Mitre, con mi amigo Batalla Y. con el hoy Ministro Zuba rán 1 . LOS ARISTOCRATAS HUERTISTAS Los se ñores de la aristocracia de México o cuando mellOS de las clas!lS . adineradas, pues alguien me ha dicho que en mi paí~ no hay aristocracia, toda vez que los orígenes de las familias son muy recien. t es y casi todos humildes, se me "arrimaron" cuando les vino la des· ilusiQn de mi drscípulo' Félix. Me ofrecieron un banquete en el " Jockey Club" y quedaron con· vencidos en él de que yo podl'Ía ayud.arles en sus negocios mejor tal vez que el señor Madero, aunque en re alidad aquel señor no }es estor· bó nunca en sus empresas. A mi Estado Mayor hice entrar a varios que antes de un año tendrían que encontrar en el destierro alivio para su vena de perderme .. Y a mi Cámara ll evé a los más caracterizados señores de la aristocracia, a los más 6cómo diré 1 a "los más aristócratas", pues no se me ocurre otra palabra. Y sé que en la huída de los elementos huero tistas para' el extranjero, algunos llo.raron en Vera cruz y hasta hubo quien se inyectara cacodilat-o para no morir de pena al saber q\le le habían . robado su automóvil .... UN RESUMEN MINISTERIAL Voy . a recordar a mis Ministros. Por algunos guardo t anto afee· to que si yo volviera a México les devolvería sus carteras. Fueron mis Secretarios de Rela eiones Exteriores; do n Federico Gamboa, don Querido Moheno, don Manuel Garza Aldap~ y don José Lopez Portillo y Rojas .. De Guerra, don Manuel Mondragón y dOJl Aureliano Blanquet. -93- .D9..rlll!.tl'u~dúll. Púhlil\a, ,do):! ,JO l'g.c· Vera ' E stañol; dOI!· .To&é Mal'Ja LvÜwo y don Ji\' e.mesío GarI.'Í¡¡ N aranju. , . De .1"(jIH~nto, don Alberto Robles . Gi l, don Leopoldo }-;'ouollllr, ~on ,~(lmml0 'rallll(riz y tl,on . Queri40 MohcllO. ' . . , ~!c GpbGJ'lIIlCión, clou Alberto qareía Granados, don Au,.~li¡¡ll'-l Unu· Un, Ilon Mauuel Garzn. Ahl¡lpe e. Jguaeio AlMea\'. De COlUuníwcion<:'s, don David de La Fuente' y dún Jos s 'Mal'¡:¡ ]~o­ ~;)no. ,n.e JlI~t,icia, uoh Rodolfo .Reyes i(1011. .En .dque . 9oro¡¡ti~t:¡.. '.. . De Ha cieuda,. u.o u Toribio ESqllivel Obregón, don Enrique GQl'ÚSfi e ta y don A. de la,I,:ulla .. ..FU~l'(lAl ,Encargarlos ,eleIDq;paeho de CO.J,I~,IUlic~ei.(lu'!.s , mi compadre el Ing. A\n\l'a~('.io y ~le ,. Goh(']'na!?ióll don José Mal'¡a ,Lu.i41l . . ,; , Llamo Ministros de FOlllf.'lltO a los que fueron de' Indu~tria y. Comel'(~ )o. . . De C'stos quien 1l1ató mh ..fl!é 1.'1 ge'riera l B1anquet y ... y.o !lo. creo {Jlle haya ladrones más grilll(h~s que d e la Lama y Alva,radejo. MALDADES DEL TEQUILA ~'i ~'S, h (jll1 l-:l' ~s q~,e es t a,ban. más l: erri , ~le mí SUl;l'Í:Úl cyn m~s fl'eeuen,ci¡¡ Ilusengauos. l\~e los ;' talltoaba" sin motivo, sin objeto, siu .. :•• VQluntllu .. de hacerlo , en muthas ocqsiones. Los · seiiol'es q\te fOqllabali e! famoso . t\Hlul'ilátel'D .. de . la ·Ciim3.l·a de. Di,putados, fuq'on los pri,rtwrds , c . ~\ . recibír las imagina,rias enrteras nlinipil'rinJC.s que, la v(,\'l!'Hl, IlOtrnín .pc nsaJo· ofrece.des en, ¡¡\lúo, . IlUn,¡:t. . Rceu('rdo que con aquellos scliorcs me ; ib,! : ~ \'isitar ,: c.(~n '!Jlnc!la frenH'lltia mi amigo e l Sl' '¡or Li.' . }'raitcisl'oEscuaero. El' señol' Ji. <l ell,·.i,ülo era mI pa isano Y.,: no hizo .!llaI e~l arl'im,31'Se a n1í, pues yo lo estillHtlw. . .. porque er2 mi p3iwllO , Que he be mucho o que 'p OI' aquella .época bclJÍ<l JIlwhn,es tI'IUlltO en e l ..que yo no quisiera: meterme. ¡'08 ltoml:!l;eS u.o desn)('recell ;1 lit" , ¡Hí por ese ,\l.efect.o . . .Y . bi¡' I1 " al S{)¡¡~Jl' EscndprQ 1.1' ofred una Cartera • . :b<r.~:: .c,¡:ey.ó cuan .do Jos s{'üorC's .tll.'!. cuadrilátcrQ ya . lIO , me i:reíap . . A~~ptÓ CQllljJovido e l oh sequio. Y ~OlllO poro s ,lías dPSPllés , oeupa,J¡¡¡¡ ,rl " Minist,el·i.o ofre.(-,ido . otro seíior" el lil·{'IH·i!l!.1o ESf; u.l !! ro . (\O II!et.ió Já "imp.rpdencia de to1)) a l'. 'liiu"¡lO cOg'uae o · tequila, . IIJ) ~eeu.c ~ do q.ué fl~é lo que. to~; . pero ,e l ~aRQ. es , qUe f.ué ..•~ . la Cáill:Jt~I, . pronuul:iandot,tn.. discurso' .ep : el que h a bl6 de l'c(:uger la ' bandcra ens:mgrentada de don ,Francisco I. lIJade· ro y l)(' .'·,I:'llgal' ,:lfjuello . . ·.. .... . . , 1\1 ,. d,ía "siguiente, ~'a ('n . ,m ejores < cQ'\ 1didone.s.,.. lUept:::Ues" l(l ,.d:iJo.. ~ . . gI!.ien lo flpc )\abla didlO I.'n la.' Cámara. y . se fué con Carranza o con .\ 1)]:1, . o (·on .,loB; dp$.,. . ... 1,.,a . \!et:dad , yo h u}lipl':J ,sido ClJ.Il¡¡,z rlú darley , a p'lsar . ¿¡e:- .~u discor~o y t.al\' p,z 'PQI' su cliscurso, la ..('artera ofrecida 11 otra culI lquiem ...• pero h;¡y trtnlllJres que no' sahen esperal· .. . . LA "LEVA" El sistema dI" e ubri'r 'fasbaJ3S de -las filas fed('ralcs eou presos sl',D,t t\¡J.qndo,s¡ \)0 lo, .illlplanl;é, pe~' Q.,, 8i· .10 .amplié. P~',l'Il¡jtiendll , 'lIle ' aque, lIos }lombl'e,s, {J~e ' ll~fríall Illgun,qs, pr9.ceso8 . pn;di01'an. salil\ ·di la~ 6:&rceJes y elltlli.1\'· ,:t 1118 ,; mas del :¡:;jf.l'~.it.ó · <'~!ll.9; - for-eR(lo~ " Est:<l, ,.en.tt:ó ~n 11l./ pJ'ogra"~ª , ~t1 l!lili.t;¡'l'ilw('ión,t,;:¡n ~ ~la~l\d,o durante mi tiempo POI" 'kill señores p~l'I(){hstas y Ijt.eratos flue me rodeaban. Yo ldee alg~lDa . vez ·'est.a eonsiael'aeión a los ', señores. jue6'é8 que oponían a du¡'me sus pre8\);'lpal'a la campañá: !' MuchQs 80ld'ldos r asos 'han ' llegado a ser gent'i'ált'8, ;Po.díii. ¡'epetirse, el ' caso con . iI.queltos d esvenhl tados que: 'sa len de las " malIOS ~e ust ed" . Nó ¡'esistieron mlleho :;¡, mi disposición algunos funcionarios, pera hubo jueces que me di1'l-na la razón ton ' forma tan' completa', que que(ttÍ tollvencido de qu c había. resuelto un problema ,de eco nom ía ' para e l Gobie l'llo: yaciar la s (,:11'<,<,1 (,8' y aU'llIeutar las fihlS, El ~stell1a fllé objeto tlp ntd,ques por los Cjuc lo eonsitlel'<lrOll como. i nmoral. Yo no qu iel'o ' (]('ft' nderlo: " 'Me decían que lo s pl't'S\J8, tlua ,- ~z en Iibcrtad, huían p:l1'll \'oh-e'r a s us COl'l'cl'Ías, Esto cra n~'l'dad: los rn tcros regl'(;saban"'a 1)0 ('0 de sa lir uniformados ton dC'stino a ,' la ennlpaila, I}UC'_ h ::: I'~í:l. S p ñOfi'S jefes que le8 dabau ' su lib ertad llI ed iante ' Ull I'C('ll1lllazo y lIllOS c'uantos p~' os , ., OCll l'I'i ó tl, miJ ién - clll t' los <Iue erun sata do s lIt' la s cárc C' les gust:<- , r á ll d(' la vida militor 'y eutonces la s poblacioncs t'u la s <luC' SI' ('n(,<llltmban ,le dl's raeamento los libertados de las cárc(' los, sentían ta l p" \'('1', qu e 'ml1 e ha8 \"et'es desefll'o-n la entta<la ' de los revolucionar ios y hllst,r en 0('a8ioll ('8 se bati('ron d('s,l e el interior ele las casas ton los que los habían defend¡'do ' po'r '-t a nt o tiemJ30 d e lbs ataqut's '(h' Jos pron'unc' iad os, ' Enl'Qntl'ahnll lIlás fadli ,l ades [<ara dclinquir lo s ,Q'rim i nalC'8 natos, aflllados de mauser y con sttS uniformes de soldados, que antes ves ti- ' dos de camisa y calzón blanco. Pero ' también era' 'verdad qlle uqueHos dl'lin cuentes se batían y lo hací a n bien a- la- hora 'del combate, que siempre era para ellos la espe" rau~a ' ele ' la siguiente, de la' del saqueo de las plazas que iban a: o:t,J.lpU r o d e las que estaban defendiendo, _ Mi sistema lo seguían los Gobernado\'es de propia iniciativa y los Jefes' Políticos y demás autoridades, Era una reforma de gran importa,llc ia de sde otro punto (lo visfá,' pues, laa- a'utoridat1es, acost lunbralias a tener a los d elincuentes en la cárce-l, sentían ahora. la necesidad de defenia y se lanzaba n' a" la lucha' p:n3- no perccer ti manos de los mismos solda-dos huertist!lft, 1l1lt1'S califieados de ' asesinos o cn~c1Taclo s en jaulas el e - hi eno, Había cierta cobardía ea un pr-incipio pa ra ('.Ulllnlir ('sta. ol'fl r' ''; pero poco a poco se fueron familiarizando las " auforidades en la for11\a de redut:lIniel~to y lo qtte se empez6 a, lIeyar 'a cabo de noche, se hi zo a l fin en pl eno día : las pob1'aeioues ''Pudieron ve r ' las 'cuerdas de J"'PSO" l'ond u cidos a los ' cuart e les y horas después ' los cont cmp laron' unifo rmados y armados con sus fusiles y sus llnifol'm'e s nuevos ya ' eoll¡vel'tidos" suB componentes en defe nsol'l's de la , soeit'tlad, C:U'plltl'S d t, cia r !l11 v ida por' el Supremo ' Gobier-no. 81 se COMO SAQUE DINERO ¡,De d ónde saqué dinero para sost('nerl11e dUl'Untl" ,, 1 ti em po que estuve en la Presidencia d'e la. Rep'Úl;>lica " 1\i yo mismo lo ~é, l, a~ difieultlldes que encontl'a ba para. obtener dinero cran innumerabl es, La ' falta del reconocimiento de mi Gobierno por ('1 de los Estados l ; (l illos, me oIJligaba n busear dibero 'en Mérieo, dond e no lo hay ni lo podrá h abe l' e n mU t ho tiempo, S e ll ega ron a plnnt!'a r aJguoas (,lllpl'rstit('8 e n el t'xt nlllj ero, p ero todos fracasaro n: Fuó qllc tl1\' O 11I:í.s proba I.oi li cladr . de Ile\' <lrse a, buen tér mino ro int,C'utarol1 1'1 gencm l ~IOlldl':I gúll y sus 31n igos. ' FIl6 un (, s":1l1dalo l,t sola proposi<:ióu el<' t a l cmpr éstito, óQ llé hl1 b,Na ~'¡do si Sé lleva a , ('.!:\bo~ Pn'gúntc lll e a l seño r ':\lOIlt!I':tg'J:1 , -9G- No faltaron c~>Dsejeros que me orientaran hacia los Bancos de la ' República. No sé si el mismo Paredes fué quien me propuso que tomara de los Bancos el dinero que hubiera para atender a las necesiVEINTIDOS . Caja, los certificadM expedidos por la Comisión de Cambios y Moneda y ·también las letras y obligaciones giradas por los generales y gobernadores de los Estados contra el Gobierno Federal. Con esto inicié el saqueo de las institu ciones bancarias, un saqueo que sólo produjo cerca de ciento veinte millones de pesos. Reduj e · el cincuenta por ciento de la garantía de los billetes de Banc(\ al treinta y tres por. ciento y como no alca nzaba tanto dinero . para todas las necesidades de mis amigos, parientes y generales, ordené la emisión de billetes que no tenían garantía alguna y en ocasiones . los saqueos de los Bancos por la. gente armada. Las arcas de la. Tesorería no eran suficientes para satisfacer las hambres de mis generales, hambrientos unos desde sus mocedades· y otros desde que el general Díaz los tenía de la jáquima-corno decimos los rancheros. De la Secretal'Ía de Guerra a la de Hacienda corría 'u n río de oro y de acuerdos ..... No cra un saqueo metódicp, porque Paredes, que era quien fo presidía no es metódico no obstante que trabajó muchos años bajo la sabia dirección del señor Limantour. Paredes no sabía hacer las cosas. Tal vez dentro de este hombre ocurría una catástrofe motivada por el uniforme de general en que) lo encerré y que él gustaba ponel:se como si fuera a librar .un ..combate' conüa los intereses nacionales. j Cosas que no comprend!!,! ¡DroS NOS BENDIGA! Me siento cansado, pero no con laxitud del que quiere abandona~ la lucha por falta de fuerzas. Sin arrepentirme quisiera haber muerto frente a las fuerzas que ocuparon Veracfuz. Sí, yo hubiera ido entonces, con mis soldados, con mi pueblo, a sucumbir a llí. 'Y :digo esto sin creer en la gloria, como 110 creo en las virtudes de los hombres. Pero, señores, la vida en el destierro, l('jos de, mi patria, después de haber triunfado, <te dominar a UII pueblo'! ' Es preciso regresar a: México. Yo que nunca fuí impaciente, puedo esperar allOra el momento oportuno. No 'hice otra cosa en mi vida, y con este único sistema logré el triunfo que había ambicionad~ por tantos años. Esperar el momento opol'tuno, tener energía para resis- . tir los embates de la a!lversidad, nel impacientarse, sufrir estoico todos los golpes de la fortuna ha.sta que llegue el momento oportuno, he allí la única regla para triunfar. Así, pues, yo volveré. Dios bendiga a ustedes, señores, y a mí también. BARCELONA, España, año de 1915, FIN -96- Ol)l'as de Venta en Est.a iIIis ma Libl'el'Ía CONSEJERO DE LOS ENAMORADO S.-Libro indispensable para los enamorados. Precio 25 centa. MAGIA DE ORO o EL RELOJ MAGICO, eate le diri su porvenir y su horóscopo, según el dia de su nacimiento. Precio .. . .... ...... •.. . . 75 centa. ARTE DE ECHAR LA8 CARTAS.-Precio 25 ce:1ta. RESUMEN DE mSTORIA PATRIA.-{)bra que comprende desde la fundación de México hs.sta el 31 <le Diciembre de 1915. Precio ....... . 50 Cetits. 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