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.
del
GENERAL VICTORIANO HUERTA
e 'G AR T A
E DIe ION
Impreso por la LIBRERIA DE QUIROGA
Propiedad Literaria Pedida en México y Sur A.mérica.
Agente ExcllHrivo en México
ALFONSO QUIROGA
Ap:lrtado · 2504
Mé;~ ~C(), D. F .
Hermanos . míos:
Es necesario que vo escriba estas líneas para que. los
me~icanos_ y el mundo entero me qono:¡;can, íntimam ent.e,
tal c.ua1 fuí durante mi
gob~erno.
Yo sé. que nunca me comprendieron los que me
1'0-
deaoan; la divergencia de opiniones sobre mi personalidad, .hasido t.an grande desde el -año de 1910 hasta la feeba, ;que no creo q~e haya d9S hombres que tengan la
misma- (}pinión d~ mí.
Para unos;;oy un homlwe extraordinario, definición
que,; fliJ dice nad,a y que, por la misma causa fué la más
~m,.l.e,~~a })~racalificarme . . (Loz.ano! mi .Ministro, la -inIvento). Para otros soy : un bandldo 1ntehgent'e ; para algunos un genio; para muchós un borracho tan sólo ..... __....
per9.. cuando alguien ha contestado sinceramente lo que
a.su iuicio le ,parezco, yacUa si se le objeta en lo más mífilmo y no sabe decir con toda claridad el conc epto que
se. b¡i formado de mÍ.
.. LQS griegos, . (C1'CO que ,a sí me . deCÍa el poet.a García
NaraJ!j.o), practic~ban est.e precepto: , "conóc ~ te a tí mismo':'. , y bien, senores, yo no me conozco.
Yo lIle ,he preguntado muchas veces qui én soy, y nunca b,e t~n~doqna~espuesta que me satisfaga. La Yerdad,
yo n9 sé quién soy.
Despe luego me creo , un hombre fUet'3 del nivelqLIe
~~b~~Jo;s másgranqesen mi época.
Y a que los
~3-
superara, si acaso los superé, pues yo sólo puedo asegurar que los dominé, se debieron las circunstancias en que
se desarrolló mi carácter.
Me explicaré: Indio de raza pura, tengo las virtudes
de los de mi estirpe y muy pocos de sus defectos. Soyera, más bien,-constante, enérgico, valiente, audaz.
(No se me tome a mal que me elogie, pu es también:
voy a decir mis defectos y a hacer .una confesión de todos
mis. errores, de los que me apresuro a decir que no me
arrepiento) .
Algunos de mis defectos como hombre, eran cualidao:des como gobernante. El egoísmo y la desconfianza, esp ecialmen te.
Yo creo que un gobernante del\léxiCo que no teng~
en su alma estos defectos o cualidad es (come> se quiera
llamarle s) no triunfará: nunca.
Yo era egoísta como Napoleón y desconfiado com o
una rata. Napoleón fué, a mi juicio, el hombre más egoísta de los hombres: sin cultivar su egoísmo como lo cultivó, no hubiera sido nunca el du eño de las tJ'es enartas
partes de Europa. Y es bien sabido que ni a las mujeres
amaba, por ama rse a sí mi smo.
.
Egoísmo es, pues, a mi juicio; una de la s ·cuali dades
que requiere todo gobernante para prosperar. Don Porfirio mismo , al qu e me sentí arrastrado Il imitar, n o hizo
por la educación del pueblo el e México todo lo qn e hizo
por el engl'and 8cimiento material. Y es que en ést.e se
amaba y se perpetuaba (gra nd es edificios, obms ma teriales , etc.) , en tanto que en la educación del pueblo veía llJ1a
obra que no se realizaría en el tran scurso de su gobierno
ni en el de su sucesor, así se le sup usiera a éste una ,"ida
tan prolongada como la del Caudillo.
.
.
.
Fui desconfiado como una rata, porque había n ecesitado matar y~traicionar para mi prosper.idad. Por esto
temía infidencias y traiciones de cada uno de los hombres
que me rodeaban.
Pero es intúil qu e qui era mostrar mis virtud es y mis
faltas moral es como se describe un objeto. Mi--a]ma es
de las más complicadas y de las más sencillas. Voy a trata-r de mostrarla en la narración de los principales h echos
ocurridos durante mi gobierno: voy a confesar todos los
sentimientos que me movieron a consumar buenas y malas accion es.
Sin duda nue al mismo tiempo que yo me exhib~ tal
cual soy, ante el mundo, algunos amigos míos van.a que-
dar vindicad os y sobre otros voy a ' traer el odio de mis
cgnterráneos. No importa. Estos apuntes están fundados
en la verdad y ~ervirán para' que se laven culpas y se me
juzgue ante la historia.
Yo escribo en el destierro, alejado de las pasiones que
se agitan todávía en mi país, sereno como siempre, libre
de que los odios que desperté, me hieran en lo más mí"'
nimo.
MI PASADO
Mis biógrafos han hablado mucho de mi niñez, d{) mi
vida de rolegio, de nüs estudios de ingeni ería . . Hasta ha
habid o algunos que han asegurado en letras de molde que
soy una no tabilidad como astrónomo .....~..... .
Recuerdo bi en que cuando, era Presidente se me elogió en muchas ocasiones pOl' mis "profundos estudios en
ciencias v artes".
También se r elataban en letras de mold e, an écdotas
sobre mi vida' de soldado, y hurganqo de modo se rvi l los
que me adulahan, encontraron en mi pasado hazañas gloríosas y trabajos que me harían inmortal entre los hombres de ciencia ............ _.
La verd ad es que cuando me prese nté a Don Porfirio
para ponerme a sus órden es contra la revolución de 1910,
yo no tenía pasado.
_ Si r ec uerdo que hice una campaña en Yucatán-como
tantos otros; que hice práctica de topografía-como tantos otros y que quebré en una forma poco airosa,-como
tantos otros ............. _
Esto d e Monterrey es de alguna importal)-cia, porque
se refi ere a mis amistades políticas, pero m e disgusta el
r ecordarl o y por ·eso "nq voy a insistir en ello. Sí diré, y
sólo de paso, qu e el General Reyes, mi pl'otector áe entonces, quedó algo disgustado conmigo.
El asunt o fu e un contrato de pavim ent ación y se re firió la diferencia,causa de mi qui ebea y de lui disgusto,
'8. unos dieciocho mil pe sos.
Quedé medio de shonrado.
i Más me costó la amistad del General Reyes! ' Por ella
me tUYO siem pre Don Porfirio gran de sco nfianza y sólo
por ella se me postergó y rel egó al más completo aban dono.
Sin ninguna tomisión y muy pobre , viví muchos años.
Po r humildes tabernas azoté mi Yida en unión de aquel
mi gran aniigo, el tribuno Don Diódol'O Batalla; un muchacho Villagrán al que más tard e había de hacerlo Di- 5-
putado, y Chucho Qe León, ,un ranchero de Coahuil,a, muy.
parejote )' btten amigo . .
F¡'a le malmcnte mataba el tirmpo con estos señore;;
y algunos otros, pobres como yo y CJuecomo yo sentían
la an3 usti a de vivir en la intoler,able atmósfera porfiria-·
na. AmigQ de los humild es, humilde . yo, muchas veces
sentí la n r cesidad de rebelarme, en distintas orasione;3
tuve deseos de que f'ayera Don POrfirio para que los postet'gados prosperáramos. . Ya he dicho que fuí reyista~
P ero la oportunidad no se presentó hasta qu.e Don
Fra n cisco LMade¡:o s,e lanzóa lalu cha CA las postrimerías
del año .de 1910.
Tuve enaqueIlos días eh qu eapa r-eúier:on }asprimeras pa rtidas t' ebeld es en Coaht~ila, la idea de qne sería aniquil ador! maderismo., No ('fría qne se podría derrocar
a Don Porfirio con una re\·oluciQn. La Y crdad~ yo hubier,a
preferido el golpe de Estado, que es la mejO!' forma de
acabar con un régim.en.por Yi,ejo y fuerte que .sea.
T am bié n sufría el deS'aliento del que ha esJfer:ado largos , añ os sin fruto alguno. Me ocürría lo queocurda a
la casi t otalidad de los mexicanos: me había, acosh,lmbra-:do a sufrit' la tiranía del pequeño grupo que rodeaba al,
Pres ident e de trei nta años.
.
Sin duda que ¡ni carácter de militar, mejnclinaba,
también, en aquellos días a sentirme partidario, de Don
Porfir io.
Rc('u e!'do que al mismo Don Porfirio le dij e un día:
-S eñor Presidente: cl&me usted tr es mil hombres y
acabo con la re\'olución en el Sur.
Con gusto, .hubi era id.o con mi ,columna a batir a los
zapati,st as ya los !igueroislas, q!le en aquel entonces ha-:
bían levantado a los Estados de Morslos y Guerrero.
No me dió el señor, Presidente los elementos que le
pedí y por eso la revo]lIrión llegó a ser tem ibl,e en el Sur
y hasta a ar ro.iar a ])on Porfirio de la Presidencia.
Cu:mdo ,mi nomhre rmprzó a pronuncia~se por todos
Jos m exicanos , fllt' (:Ilando Don Pol'f'irio me nombró jefe
de la. escolta de 10,<; tl'B llr,;rIn c Jo ll cyarí3!l :).V E' raf'n~z p i ra aba.n:iooar el podel' y S il palriél.
1.3. no che en me habló Don Porfirio. 1c :J :] \'fa t::;n ía yCl
la esp eranza de qu e la r (' \'ofuc'jón no triunLnÍ 3.
Recuerdo que al ver al \)ejo ea ud,illo , rod é' ,~ d.o d e s:.rs
famiEa re s y .de s us más íntim 0;,; , amigos, m e ac:c rqué y le
propUSe limpiar la ciudad de' maoifestant es, cañ one.lnd3
a la s multitudes.
LA MUERTE DK UN'A.<EPOCA'
Carmelita fué la que primero se opuso. 'rambi én Don
Porfi rio se mostróábatido, di spuesto á no oir. ' Leatorm entaban los gri tosde la multitud y un aolor de muelas
-Todavía -es tiempo , se ñor Presidente-insistí. '
-Y.a no, noes posible-me respondió.
Yo no se ntía r encor por el hombre que me h abia posterga do. P or el co ntrario , era mi de\'ocwn para él, en
'aqu el m oment o decisivo en que preparaba su ' fuga, más
grande que nunca.
,
,
Fuera de la casa de la calle ae Cadena, la mnlti tu d
-ru gía. Ll egaban por entr e las junturas de las ventanas,
los gri tos de las chustnas clamando pOI' la dem ocracia y
la libertad, vi toreando a , Madero y Yanzando mu eras al
:Presiden ie.
.
Cuando subió al tr en Don Porfil'io , yo sentí cierta
emoción. Partimos y en el camino hubo un asalto por la
-gente que mandaba un cabecilla 'a pellidadó Oal oea.
Recuel'clo que cuando el il'en d etuvo su ~rc h a y orden é a los zapador es que bat iel'an al en emigo , Den Porfirio saltó del cal'l'O di spuesto a combatir! Ten ía en cada
mano una pistola. Y. no temblaba!
Ya qu e r ecogimos uno s cualt'omilpesos quelleyaban
en una mula los maderistas, nos dispusimos a la marcha.
Yo dij e a Do n Porfirio:
-Ordene ust ed, señor Preside nt e.
-Usted es el j efe del tren , compañ ero- me' co ntes tó.
Era un militar mi Gen eral Díaz. Todaví a' debe se r
un militar. P or eso yo se ntí tanta a tracción hacia él. Ni
en los mOlnentos de peligro ol\'idaba su pap el de mi litar,
y no se olvidaba que m e había dado una misión.
Cuando vo lví de VeraCl'llZ, dUl'ante el camino, solo
en el tr en , medité en est e pensa mi ento qu e nunca se me
había pr ese ntado taH claro aunque me obsesionó mucho
tiempo: ' YO SERE PRESIDE NTE DE MEXlCO.
¿ Por qué se me ocurrió tal cosa '? (, Qu é pl'oceso siguieron mis id ea s h asta ll egar a es te pensa mi ento? Mis em oCion es ele ve r se ntir, a un g ran hombre de struído por una
r evolucíó n a l a" que yo no le daba ning una im por tancia,
,me hi ciero n v€rcomo emp I'esa fácil alcanzar el Poder?
¿Fué <tcaso la 11mbición qu e tal vez vivía en m í desde {an.to ti'empo lo que me hizo anh elal' el prim er puesto
entr e los' m exi canos , en aqu el -momento que había caí do
tI' má-s gr'anele de 10''5 ob stáculo s ?
-7,-
No In sé; ' per0 una hQra dcspu¿::i me había bebido
una botella de cognac.
Cuando llegué a México comprendí que la situal~ ión
de todos los oprimidos por Don Porfirio Diaz, había cambiado. Las cárceles se abrían para dar libertad a los reos
políLicos ; hombr e~ oscuros obtenjan puestos públicos; se
veía al señor de la Barra, Pre sidente de la República, con
gran facilidad. Era otro México, del lodo distinto, al que
habí'a · yo dejado.
El México de Porfirio Díaz hahía muerto.
LA SALVACION DE ZAPATA
Yo fuí un amigo íntimo del señor de la Barra. ' Cuando le di parte de mi comisión, me · recibió con sonrisas y
abrazos y por éstos y aquéllas, comprendí que mi situación iba a cambiar para siempre .
. No se nec esitaba mücho para captarse las simpatías
del señor de la Barra. Era tan vacilante y su situación de
Presidente Int erino tan falsa , que procuraba ha cerse de
amigos a toda costa, y para ello los tomaba de los más
próximos a él. Yo me puse cel'c.a .......... ..
Cuando me nombró para hac er la campaña , contra
Zapata, sentí tal alegría que pud e disimularla eon tr-abajo,
no obstante que mi rostro es de indio y por tanto inconmovibl e.
"
Sí, señores: la situaci.ón del Ej ército en aque l momento era inmejorable .
.
La r eyolución no lo había derrotado. S e conservaba
íntegro co n SU'i tradicion es, con su prestigio: forrilado
por antiguos jefes y por una oficialidad joven e impetuosa, salida de los dos Plant eles mi litares que enorgullecían
a Don Porfirio.
La Nación y ha sta la Reyolución , sentían un profundo r espeto por el Ej ér eito. Sólo ejemplos heróicos, sólo
nobl es y bizarras a'cciones era lo que la Institución tenía
en su haber.
"Si el señor de la Barra-pensé un día;--no entrega
tll Pod er a Madero (y no debe entr egarlo , pues en México
no se entrega el Poder nllnca ) ~¿.qué sucederá?"
Yo mismo rne conte staba : una gran parte de la revolución se lwil'á a este Ejército para sosJener al Señor
de la Barra, sal\'ando a la Repúhlica de una catástrofe. Y
como a mí me es tima. el Señor de la Barra y como la revolución me ataca porque fuí a dejar a Don Porfirio, yo
-8-
seré Minj-stro de la Gue rra. Clianda-pens-é -esto; también
me tomé una b otella de cognac.
Empezaba el señor Mad ero a defend er a Zapata cuan:..
do yo, c on mi columna, iba· a bat¡rlo a Morelos.
P ermítaseme que abra · un parént esi s para r eferirme
a la prensa, pu es -mi opinión sobre ella se rvirá mu<:ho a
los que ree n estas líneas, para formarse una idea de mí.
. Yo temo a la prensa . . Desde qu e conocí las campañas que se hicieron contra Don Porfirio y también el miedo que inspiraban al Caudillo los a~aques impresos, sentí
aversión para los periodistas. ,
Por los castigos enérgicos qu e siemp I'e impuso Don
Porfirio a lus periodista'!> ; por la tol eran ci a qu e siempre
tuvo el mismo para los gobernantes qu e castigab an a
aquellos, hasta arrojándolos vivos a un horno, como lo hizo Cravioto en Pac huca; por todo esto, yo se ntía avel'sión
a los periodistas.
In stintivament e comprendía el pod er que éstos hombres tieQen -en sus inanos; y tambi én la edu cación polítiGa porfirian a n os decía qu e había que comprar o matar
al' p eri odi sta.
Pues bi en : en la pre n sa¡ pul s~ba yo la opini ón públ ica: Y veía que una y Qtra era n hos til es a Zapata.
E~taba connnc.ido de qu e Za pata era un guerrillero
a qui ell con toda facilidad se podía destruír. Ni ·g uerreros, ni .elenie n tos y en un pequ eño Es tad o, los zapatistas
podían ser aniq ui lados muy f,ác ilment e.
Sin embargo, yo retardé la campaña, la captura de
Zapata. Quería dejarle ti empo al señ or de la Barl'a; quería qu e al fin se desh'iciel~a la temp estad qu e iba formándose sobre la cabeza de aquel Caudillo de la r evolución
que empezaba a ata carm e por la pren sa.
Tuve en mis manos a Zapata; podía co rtal' el telégrafo y acabar con él, eumpli endo -las órdeiles qu e para ello
tenía; es o es muy fácil para cualqui cl' jefe de columna
que quie re h ace r lo que le h an ordenado y lo qu e sabe
qUe le va n a impediJ' qu e ejec ute. ,
P ero -pensé que si mataba a Zapata. el'ec Ía mi prestigio de mil itar, pero termi n aba mi encumbl'ami ento, que
se iniciaba tan bien, pues Madero no me pe rd onaría que
yo acabara con la fllerza que qu'Ü r Ía con:3el'\·&I' para bati r
a 'de la Barra en el caso de que éste no qui:licra en tregarle
la Pl'e'sidencia..
No esp eraba yo n ada de <le ~ a Bar.¡'a: sus vacila cio nes
y su cobardía para tü!llar una. rcsolw:-ión, me in dicaban
-9-
a las cIarás' qu e estaba perdido il'remisibl~ll1entc .. ¡Había"
pues, qu e trabajar ·parael nuevo Presidente ! i Zapata se
sal varí a !
Cuando tomó posesión el. se ñor- Madero, me r etirÓ inmediatamB nte, pu es no era gr.ato y se me ataGó con rudeza en la "Nueva Era", órgano de la r evolució n. Se me
llama.ha re yista y se me hacían algunos cat'gos.
Fu í a dar mi.s explirac ion cs al señor Madero..
Creía el público que yo contestaría por la prensa; pero yo comprendí que entablar una polémica cea la muerte.
Lo convencÍ. Mis protestas de 1ealtad se e_x tendieron
hasta Don .Gustavo Mad ero , al que fácilm ente logré hacer
mi amigo. Cenamos juntos c¡;ul Sánchez .Azcona, en
Sylvain.
Menudearon mis Visitas a Don Gustav,o. Cada ' vez .
que podía le declaraba mi devoción por su hermano.
Vino por entonces el movimiento reyisla. Comprendí que fracasarían, pues en esta ocasión como en otras,vi
con toda oportunidad lo que tenía que ocm rir_al fin.
Eos verdad que mi General Reyes era mi antiguo protector. Pero preferí seguir mis asuntos, pues me había.
costado muy cara su amistad. Ni los diez y ocho mil pesos de' la. pavimentación me eompensaban la pérdida de
prosperidad de tantos años!
LA DlVISION ,DEL NORTE
Seguí siendo ardiente partidario de Don Gustavo y
de Don Francisco Made~o.
No hice, pues, caso a las insinuaciones de algunos
amigos.
Cuando el señor Mad ero me dijo que era yo el desig. nado para r eparar , el r evés qu e lasfúerzas de {'asc ual
Orozco habían causado al Ejército F ede ral en Rellano , sólo le pedí una cosa: qu e m e dejara escoger los elementos
para hace r mi campaña.
He dicho que fuí reyista; pero en verdad yo no me dLstinguí nunca por inoportuno. Mi General Reyes fracasó
por esta falta 'de oportunidad. Es mía.la fr ase que se pronun ció mucho en México a raíz de la muerte de mi antiguo jefe: "El General Reyes fu é inoportu no hasta para
morir".
Yo no ; . con ,:ealma he,N.per:ado siemp.r.e que ·se ,de:;arrollen los . aoontedmi-ento s qu e tienen que señllla,rme un
momento ·oportuno.
-10-
mi
}<~n c'sto ha estrIbado una:: g['tin' pa[;te oc
-ruerzá: eu
Mber esperar. · Si sufri r esignado todo lo · que Don Por:~
firio me 'hizo GUriuite tantosarlOs, ¿por qué no iba á esperar un rilomen to durante uno!; cuantos mes es'?-pen"saba yo entonces.
y fué esto y sólo esto lo que me ha servido para
triunfar.
Busqqéelementos pal'u iL' él la cOmpa ña, dando mU'cha importancia a est,a~~~.t,ión ·cuandG en r ealid üd no me
i mportabu ll eva r a cualqui el'a, pues en el ca so de <¡\le no
me sirviera un hombr e, podía mandado.a :\Iéxico o no
-darle ninguna mi SiÓ ll.
y puede c1ech'se que ,d esd e el dia en qu e ql1c cl é con
el mando. de la División del ~ol'te, mi éxit o pol ític o estaba ase-.!wrado.
. Apt'oYcché el momento del desastr e .para ped ir elementos. Pedí cuanto quis e ; lo· mejor 'del Ej érci to ; l os jefes má.s valientes y los ofit:iales mas aptos qu edaro n u mis
órdenes.
Marché a Torl'eón y l o hic e con tal' l entituq q ue quedaron sOl'prendidos mis subol'dinados r el señol' Pr e ~id e n·
te. Yo cán1'i!1aba despacio, porque sólo así se vu al éxito. En el camino iba conociendo a mis subordina dos.
Rábago, Pl'ianí, Rubio Nayarrete............ Co.n a que Jlos
tres hombres podía ll ega r a Chihuahua. Ráb ago er¡;¡ hra' vo, PrÍéiní también, Rubio eea organizador y bravo.
El entusiasmo de la oficialidad que me ac·om p:lñaba,
l evantó el espí l'itu de los que ya se cr·eían ven cidos.
Aproveché las cualidq.des tle Rubio , en qui en h abía
desciJbierto, como ya he dicho, a un gran · organizador.
En poco tiempo nuestra División, la División del No rte;
' 8, la qile he llamado y llamal'é "el pr'imee poder dela Amé ·
'rica'", 111'archó al encl1entro de Pascüal Orozco.
En el primer combate, en la · falda de la ' Sierra de
'Banderas, Conejos, el empuje de nuestra columna iba a
caüsar la , derrota definitiva de los oro9quistas ; pero .... ... .
Una derrota violenta significaba para mí escaso éxito~
Se hubi el'a ha hlado de mi División, se me hlJbiera
'a scendido; pero nada más. . Y yo no que ría un ascenso:
yo iba a exi~ir por aquella catripaña , e l Ministerio de la
Guerra!
Es tan antiguacon'lo el Ejército Mexicano la "tácti~
c~" , de · pI'olongar la.s,'campa<ñ-as. '·<Lfs!' ciHnpañas :.prodiicen
'Prestigio y dinero: : Míenil'as ' má·s larga es la campaña,
't il más prodQciiva.
i
-1.1-
y yo, siguiendo leccion es antiguas, prolongué la campaña.
El General . Joaquín T éllez, inepto y caduco, fué el
encargado de cargar sopre el enemigo, de destrozarlo.
Naturalment e. el en emigo tuvo .tiempo de embarcarse en
sus trenes y huir.
El espíritu de mi colümna creció entonce$; con aquella victorja ya no era po sible tener derrotas.
Siguió la marcha victoriosa.
Es verdad que yo bebía cognac todos los días y a todas horas, pero podía hacerlo. Al cui dado de las tropas
iban jefes competente's. Por esto cuando dimos la acción
de Rellano, logramos el 1riunfo, no obstante que hubo un
gran desorden.
,
No quiero ten er la gloria para mí solam ente. , La artillería que mandaba Rubio, y el reconocimiento que hizo
este joven j efe, fu é todo. El es, con sus oficiales, con to-.
da la División, quien triunfó en Rellano.
LOS MILITARES POLITICOS
Pero si Rubio triunfó allí ' y Rába goobtm'o un triunfo de los más grandes en el combate de ·la Cruz, donde , sin
artillería Yenció a los orozquistas,. el triunfo político era
mío.
Político h e di cho y no r etiro la palabra. Política era-o
la qu e estaba yo h ac iendo: política en favor de mi perso~
n a: atraía con l:=ts victorias, la atención de tod'a la República. La prensa empezaba a hablar de mí poni éndome
en parangón con Don Francisco Madero; se me señalaba
como el salvado r de éste.
Sobre el campo ele op e rac~on es yo m e ded icaba a h acer amigos. Me ador aba la tropa; lo.s jefes y lo s oficiales,
todavía resentidos por el triunfo de la revcV ucio n, volvían
a mí los ojos, deseosos de que yo fu era el vengador del
Ej érci to , como se atrevió a decirlo un j ofeen un banquete
qu e se , me ofreció.
Recibía felicitaciones de lo s políticos y ca rtas entusiásti ca s de militares que querían unirse a mi columna.
En una palabra: progresaba en mi camino hacia la Presidencia.
El incidente de Villa, debido a una yegua, y otros pequ eños choqu es , con don Abraham González, Gobemador
de Chihuahua y uno de los más fervient es amigos (fe don
Francisco Madero, hizo que se emprendiel'a una campañ'á
-12-
en mi contra por Emilio Madero, que iba como Coronel honora rio en la División de mi mando y por el citado don
Abraham.
Uno de mis oficiales me dijo que Emilio Madero había presumi~o que yo no sería leal a su hermano. Era
ve rdad esta acusación qu e se hacía al Coronel Madero, de
m urmurar . . P ero me callé y lo "traté mejor.
Al ll egar a Chihuahua, ya balido y aniquilado Orozco,
lo s oficiales de la Did sión del No rte no tenían empacho en
deelarar su hostilidad al gobiernQ y su adhesión a mí.
En banquetes , en cantinas, en casas particulal'es, gritab an los oficial ~s vivas a mi p el'sbna, y mueras al President e Madero.
Yo pensé que no er a el mom ento oportuno.
Quise acallal' las murmuraciones; pero no lo. hice en
foema que se ofendi cl'an mi s amigos los oficiales y jefes,
a los que sin que ell os lo supi eran, había convertido ya en
"propagandis ta s polí t ieos".
Yo fuí fluíen mflzeló a los mÍlital'cs en política. Yo
fu i quien no reprimió las manifestaciones políticas de los
soldados co ntra el Primer Magist.rado de la Nación. Sor
el autor-con ello=-d e la r csurr ección de los dllarte lazos
'8a México; el causante de la ruina de la institución c(ue
vió con repugnancia el complot de Tacubaya , porqu~ en
él estaba n mezclados alguno--s oficales, y que lu eg'o tomó
p arte en aso nadas de toda especie.
Pero lo hiCE para scnir mis planes políticos; no lo
hice ínconscientemen'te.
Cuando el señor Presidente me llamó a la cap it al de
la RepúbLÍca, nle presenté acompañado del j efe militar
qu e traía un prestigio ganado sólo con esfuerz os san05,
Rubio, y le protesté mi adhesión.
Un día que le Ileyé unas fotogr afías de un til'O de
r áfaga, me encontr é al gobernador de Coahuila , don Yenustiano Carranza , que me saludó con frialdad. Yí en éste ho mbre a un en emigo: él tamb ién quería ser Preside n le y me había adivin.ado.
Muchos oficiales y jefes de mi co lumna me propusi ero n la r ebe lión. ¿Si la División del No rte había triunfado de la r evo lución orozquista; si h ab íamos derrotado
a la fueria al'mada más poderosa c!e cuantas-hasta aque~
llas fechas se habían enfrentado 'co n el gobierno, si el
Ej ércit(} estaba represe ntado por mi columna, qUe era el
úniev núcleo formidable, invencible, porqué ' entonces,
-13-
n-o nosreb'eléb'~llno:s contrae! Ple'~ídeute y lo ~rróéábn­
mos 'd'e un solo golp e ?
'Ante todos, la empresa se reducía a 'volvernos hacin
-la Capltalde la República y tomarla en un combate en el
'que, con toda facilidad y de antemano, llevába,lllos las más
grandes ventajas; . A., 1 ,pensaban todos menos yo.
La División del Norte tenía, cntl'e sus compón entes,
'a lgunos cuerpos de antiguos maderistas, reyoluci'onarios
algunos de prestigio. El mismo Emilio Madero formaba-como ya he dicho-pal'tede mi columna. y por' más
que había hecho esfuerzos para atrael'lile aqu ella gente,
no 10 había conseguido. En.lilio Madero era el defensor
de los mad eristas de mi columna. La gente de Villa cstaba aún con nosotros. Abraham González trabajaba por
'don Francisco Madero con gran tenacidad.
También algun os oficiales y jefes d~ micolümna pa- _
r ec ían conservar su independencia de criterio. El General Ráhago, Truey Aubel't y Rubio Naval'l'cte, no me hubi eran seguido.
.
Por esto no me rebelé con{ra Madero cuando era jefe de la División del Norte.
Ya he .d icho (jue el señor Pl'esidi:mte Madero me r8ci !;iió muy bien millegacla a la capital , Don Gustavo tam'bién tu\>o para mí grandes elogios , yyo procuré hacerme
a gradable a este hombl'e, en el que siempl'e vi una fuerza
política enorme en los asuntos de la Admiliistración Ma:..
derista.
. Pero si para Madero era yo un hombre ' leal, ' para su
Gabinete era un traidor. La polí tica que me había hecho
dOn ' Abraham González daba sus fmtos.
Inopinadamente, cuando yo menos lo' esperaba , el señor Pl'esidente me cbmuniqó que cesaba en el mando dé
la Diyisión de l Norte.
Estaba yo en México y era un díá de mi santo cuando recibí la noticia de que todo al¡uello que yo había crea ~
do, aquel poder que ' llamaría con orgullo, repito, "el primero de la Ai:nériea", se venía por tiel·lla.
Medité fl'Íamente. Bebí muchos días más de lo' 'que
acostumbraba y ...... _. espe)'é !
a
r.A' 'CtmR'UPCION DEti 'E.m'itCITO
(xH1sph'acloii es' ~e'-MéxiQO:
Lo~ pdlíticol'i Y"los
Salaban corno
&ro.
el
único honihlrecapaz
-14-
de
ya trié seu.
dei'I'bcar '-ti: Ma>'
Había fracasado mi discípulo Félix. Díaz en Veracl'uz:
El d.esali.ento de los que. creyeron en Félix c.omo . en un
·s alvador, era notorio. Sólo Ocón insistía, con mi · ·b uen
amigo Rodolfo Reyes, en salv.ar la vida del prisionero de
Ulúa" .
.
Pascual Oroz~o había cruzado la frontera del Norte
y sólo. Marcelo Caraveo, su segul'ldo, seguía combatiendo;
con muy escasos elementos y sin poder r.e sis tir los ata.":
ques . que las autoridades ameriCallcl.S hacían a la re volúción, \negándl?le la entrada de cartuchos y de armas.
y bien, en aquella atmósfera de maderismo triunfant~, yo respiraba ' ya el aire del triunfo:
Yo no 'Creo en la opinión pública ni en: el prestigio
de los hombres. Para mí es igual utilizar a mi sobrino
Joaquín Maas .que al General Rábago. A la 'época de terror que ctesarrollaron mis Ministros, nunca le dí importanc¡a, 'como no se la daba a las rrl.e didas de conciliación.
Creo · que para un gobernante es igual que los hombres que lo rodean, distribuyan oro o que asesinen.
Esto lo he comprobado en mi administración. ¡ Para
mi, pues, todo es el éxito.
.
Una vez se lo dije a mi compadre Urrutia: Si yo tengo armas y hombres, yo triunfo y hasta lo feo se me qui.
ta, oompadr'e.
Por eso me importaba muy poco el. prestigio de Mader9; yo seguía pendiente de los .s ucesos que se desarrollaban en el corazón d'el Ejercito : allí estaba :todo!
Como he dicho, yo mezclé en política a mis oficiales
y e~t~ labor, hecha por mí con. toda COnCiellcia,la hizo
don ,Francisco Madero con toda inconsciencia. . Y señorés, un militar que hace política, cua.ncto .no es, un Porfirio Diaz, está perdido, irl'emisiblemente . perdido..
Imagináos un ejérdto que sigue a su jefe por simpat(a que va más le,ios que la que debe tener un subordinaq,opara su superior : si el jefe le contraría, lo aban- .
dona en el acto .
Pero yo hice política hasta co n los ascensos. Yo
ascend[ tan rápídamente a mis oficial es, . que en menos de
tres meses me ví rod eado de Napoleones! Todos se creían
COI). dotes de mando; todos se consideraban postergados
por los superiores que Madúo me habíll; enviado en calidad de Corone~e~A1Ql)qrar\os ;,,-y .todos v.~íi). n en mí al hornb.,.e q~le tJ.abía de ; ~QG,Cedet:l~s eL.gener.a]alo que los. Jibrara
de aquellas Coroneles de petate !
La ofjcialidad. que escapó a: esta . acción . mía•. fué tan
I
-1S--
sólo' una reducida parte del gran núcleo 'militar que- era
a mis ór:denes. Para ella tengo una. frase de admiración.
El señor Presidente dijo en uno Qe sus diwursos del
Colegio Militar, a los alumnos del mismo: "El día que
yo me aparte de la línea del deber, los autonw para que
vuelvan sus a,n nas contra mí."
Yo no comprendo, pero tampoco puedo comprender
a Francisco Madero. Yeso que éramos tan diferentes L.......
"La Tribuna", órgáno que cooperaba a mi labor políti ca por la asombrosa habilidad que desplegaba su director, el señor licenciado Don Nemesio García Naranjo,
en emigo de los más inteligentes de la revolución, inició
una campaña disolvente como ninguna, incitan:do al Ejército a · rebelarse contra eLGobierno. _
_
Era frecuente que García Naranjo y yo nos reunié ramos en la casa de mi compadre Urrlltia para hablar de
política . Allí se me incitaba a revolucionar contra el
Presidente l\ládcro. Di scutíamos todas la,s posibilidades,
pero yo siempre me mO'straba reservado para dar mi opinión.
La campaña que en la Cámara de Diputados inició
.el llamado "triángulo padamental'io", que · estaba integrade;¡ por los licenciados José María Lozano, Francisco
~1. de Olaguíbel y García Naranjo, crecía diariamente en
interés por el licenciado Querido Moh eno,' que se había
separ ado del- grupo mad erista y pugnaba contra él demostrando una gran actividad.
Así es que con mi oficialidad, que hacía ' ya labor sediciosa en varios puntos de la Repúbli ca, y con "La Tribuna", que encarnaba las .aspiraciones -de los militaras
y decidia a éstos a la sublevación, yo veía muy próxima
la oportunidad de asestar un golpe de muerte al ma"de ~
rismo.
OtJ'a de las razones por qué no me sublevé en esos
días contra Madero. uO puedo explicarla lo suficiente para ser comp r endido . Sin embargo, voy a tratar de hacerJo , pues para los que tengan interés en conocer hasta lo
más profundo de mi alma, es muy importante que les diga ésto .
E.J alcohol ha neutralizado en mi la acció n, sólo en
parle. Dígase lo que se diga, el alcoho l mata las energías
y a muchos hombres los ani.quila/por. cornpleto. A mí no
me produce un efecto taff decisivo , pues pócas v-eces he
quedado en el estado de incon sciencia en que qu e-d an los
que beben mucho en pocas horas , pero .sí en mi larga vi-16-
da ha ido minando mis facultades. Débese a est-eque se '
repitieran muchas torpezas durante mi Gobi erno~ tam- '
bién que ocurrieran en tantas ocasiones los mismos errores.
Yo dejé hacer muchas 90sas porque no podía impedirlo más que por un momento; pero si la falta cometida
por mis amigos se repetía, entonces les ' dejaba hacer lo
que les viniera en gan <l:, sin objetar nada, sin oponerme,
sin mostrar enoj o.
Por otra parte, yo siempre tuv e fe en mi destino. No
creo que pued.a ocurrir nada qu e no esté previamente señalado .por los hechas anteriores: Soy fatalista como todos los indios, y al mismo tiempo soy creyente.
MI ·ODIO A MADERO
Pues bien; para no rebelarme, en tiempo inoportuno,
con currió, principal1':nente , mi falta de ,acción. El alcohol
mataba mis anhelos de prosperid ad, me obligaba a dejar
pasarlos acontecimientos ·.sin qu e yo tuvie'ra otra idea
que ,ésta: yo aprovechar'é el momento oportuno para derrocar a Madero.
Mi aversión por el señor Preside nt e y por su herma>
no, crecían en mi co razón en las largas horas de tedio
qUe vivía en mi casita d e la calle de la Colonia de San
Rafael. Pasaba el dia bebicndocori mis amigos y oyendo las
qúejas de éstos, qu ejas muy amargas y que es'Condían:
esta sola inten ción: que me sublevara.
Mis áhorros como Jefe de la División del Norte llegaban a ' treinta mil pesos. ' Construía con gran actividad '
'unas casitas, relllizando con ello uno de mis en'sueños acariciados durante toda mi vida.
Los conspiradores contra don Francisco 1. Mad ero em
pezaron a asediarm e. Uno de mis oficiales-no diré su
nombre nunca-me propuso la suble \'acióh en una forma
tan violenta y tonta, que t11\'e que ·decirle: .
. -Si vuelve usted a proponerme tal cosa, lo mando a
Santia.go. (Prisión rniji La r ) .
Lo hubi era hecho, pu es ya he dicho que a mí no me
impo rtaba nadie de los que me rodeaban: a nadi e qúería
ni a nadie quiero. Ad emás, ya don Francisco Madero estaba abrumado por las denunci as que se le hacían de mí.
Todos veían en mi persona a un fl'aidor, todos menos él.
Por fin ocurrió el Cuartel azo de febrero, movimi ento
-17-
,q.ue se denominó imiJl'opil)lp.ente ·felixisf.a,cVIi,n do no fU,é
sino re yi::; ta, pues a él concurrieron todos 10,'3 elemen\os
i'eyista s.
Conv'3 ncí a mis amigos de que yo no conspiraba, y
sin t'mbargo, alenté .a todos a ,corupirar: hl'ca cl'eer, no
en mi lealtad, sino en mi abstencióQ., y Mon<;lragón se lanzó a la ventura en qu e 'quedó envuelto mi 9,iscipp.1oFélix.
y muerto mi jefe, el séñor general Don Bernardo 'R.eyes.
Antes me había propuesto Enriaue Ceoeda. cafJturaI'
al President.e.
El plan de mi compadre, porque Cepedli 110 sólo era
mi amigo, sino también mi compadre, pues me había pres
tado servicios que.-yo correspond!. llevando a una de sus
hijitas a la pila bautismal; era tan sencillo como seguro;
pero inútil para mí.
Se trataba de captu,rar a¡ señor Presidente claando
pasara por el Paseo de la Reforma, .cosa que hacia todas
las mañanas, y llev~rla en un automóvil hasta Morelos,
o fusilarlo.
Para mí la sola d,esaparicióil . del señor Presidente, ·
'e ra , inútil y hasta contraproducente: ,el grupo ma~erista
hubiera seguido e,n el Poder. Para conden-sar: mi. odio
hub_iera quedado satisfecho_; pero ............ yo quería súPresidente !
-'D eseché la proposición, en l?- que sólo, se exponían .
Cepeda y uno de mis ayudantes.
Me habló Mondragón, paracQnfe.~enciar sobre l.a sublevación que se iniciaría con un cuartelazo .en la capital.
Mi: genúaJ Reyes quedaría al frente ,:del G9bierrio y mi: '
disqípulo Félix e.n un Ministerio. , Yo en el de Gue r ra.
¡Yo exigía la Presidencia. El general Rey.es, al s.aber ·mi's
aspiraciones, clij o;
Mándenlo a la ........
El.. ,FRACASO D.E DIAZ.
No sé por qué llaman inte~ig'ente ,a Mondragón. Es
activo, activísimo; .pero no inteligente. Proponerme, que
le diera todo mi prestigio militar, que era "nacional", a
mi General Rey.e $, qu e había fracasado, era ¡jescoflocer
mis ambiciones, era creerme un soldado vulgar, con as- .
plr;ac.iones a un Mirüs(er:io! , A mi, · qlJ, ~ er.(l. toda víl\ ~n :es;}
pititu y casi. , e~r e alic1á:d, eJ,. J~e 'de;la Divi~lón, d,el Ngrte, .
el poder militar qUB aun llamado, mío, aplastarí~ a cual.:.
quie-r~ : ql,le_ ~e eI;lf~~nt~~,
-lg.:.",.
Señores, el ' polílico que no con oce a' fas bombres;, !le>
es póLítico ni
inteligente .
MOlldI'ágó'n ' ne cesitó 'que
yo lo ' aniquilai'a para conocerme !
Varios oficiales me comunicaron que la sublevación:
de los reyistas y 'felixistas, iba a es tallar' dcntro de una,
ho ra. Me 'dormítranquilo y espe r é.
Es muy difícil triunfal' en las ciudades por un c ual':'
telazo. Sí se obtienen rápidóst\I,iunfos, PC\'O tan efimel'os
<Jue no recucrdo en estos momentos sino ' fracasos para
l o-s que se han alzado contra el Gobiel'llo en la Capi ta l de
la República.
E l mismo oficial que me comunió detalles de la ~tl:'
bl evación de algunos oficiales de la Escuela de AS1JiI'antes, me despertó más túde, eil la maiíana del 9 de Febrero, y me dijo: que se iba a poner ep libe¡·tad a mi jefe
el Gen eral R~yes.
Entonccs c ruzó por m i mcnte una id ea : batil' a los
del cuartelazo' y cr ecer all{e los ojos del se ñor Presidente;
obten er la Cartel'a de Guel'l·a y chÍ ll egar por alguna COlll bina(;Íón a la Presidencia de la República.
La desorganización (:le aqncl gl'UpO ele oficiales y civil es que niundaba Mondl'agóp, el'a tan nolot'Ía que co n
un, escuadr'ón de rurales yo los hubi era pasadQ a c u~hillo
en media h ora.
, Pensaba en es to al salit' a la ca ll e, pam l.'Dnocer la
v crclacldra situación; pues la idea gen.eral ya la conocía
múybien,cuandQ me dijeron mis oficiales, que mi j efe
hab'í a sido muerto f r ente al Palacio Nacional.
. 'fomé un automóvil para dirigirine a la Comandancia
Militar.
¿ Qué pensé en el camino? Las noticias qiJe m e ha'bían dudo; asegUl'aban un éxito a 1'avol' del Gobierno.
Muerto el Genel~al Reyes y disuelto el núcleo de fu erzas
'que lo habían seguido en su avel)tura, era de suponel'se
que el euart<Jlazo había fl'acasado. De pronto me asaltó
esta idea : mis enemigos pueden ap rovech a r se de mi si'tua.ción actual y complicarme en el mQvirrtienló fracasado; pe)'o si-llego 'a tiempo de Ayudar a la ex tinció n de la
asonada, entonces recup el;o el lu gar de estlmación ~tlque
me ti en en los' prohombres' del gobierno.
Saqué la cab eza fuera de la ' ventanilla pa\·u oroenar
'Ir! . chalfffeur qUe ' apl~eSUral"a la marcha del autf)mó\'~J; : y
eri, !¡i.I ¡u:ermdm't'nfó 'vi ' al ' , Pres~'dehté' Madtll·O .
. Yo no dudé 'nunca de ' qu'p ' DonFl'uncisco Madet'o su pie ra enfrentarse ant.e una sHuaeión di fí cil; y al'm más-:
es
y,
~l~
,l o creía inconsciente como a cualquiera de mis soldados
qu e ignoraba la causa del combate. Pero ante el 4 espec~
táculo que presentaban los alumnos del C91egio Militar de
Ohapultepec; el arma al brazo, rodeando al Presidente
¡que iba al lugar que le' correspondía, .sin saper con firmeza si iba a la muerte, yo que soy soldado, no pude admirar
al señor Madero, pero sí lo c'o nsideré como un hombre
difi cil ele ser derribado del Poder.
Salté del coche y me puse. a sus órdenes. Recibí aJgll~
nas noticias inmediatamente y en el c'amino de la g'lorj.e~
,t a ele Carlos IV a la fotografía Daguerre, viendo no menos
de mil muel'tos, comprendí que se acercaba el fin del Go biern o maderista!
Media hora más tarde yo era n Ol'nbrado Comandante
Militar de la plaza de México, es Glecir, era el jefe de las
.operaciones contra el grupo de sublevados.
LA ·SANGRE
En ninguno d~ mis combates había visto tanta sangre como vi en l a Plaza el e la Constitución. Hago n1emo,r i a de aquel cuadro , pa ra dar ame ni dad a estos apuntes,
pero no porque h aya dado yo ninguna importafl!cia a
aquella h ecatomb e r n l a qn e sucumbi ó mucha gente , pel'o
qu e la hicieron los soldados del Gobierno en ctlmplimiento el e su debei'.
Más de mil c,adáH.res yacÍml en los Portales ele la Pla
za de armas, en Jos jardines de la Catedral, en las calles,
:en los prados- del Ki os ko central.
Agrupados o dise minados, los muertos alfombraban
algunos trechos, hacían imposible el paso.
Había cadá\'eI'cs de niños papeleros; de damas de allta alcurnia, de bal'I'cncl eros, de c,o merciantes, de mujeres,
!d e niños de pecho ___ __ ,.__ . Por toclas pari es se exte ndían las
manchas de sangl'e que humeaba o hacía-grandes y 'obseuros coágulos.
Los h eridos se quejaban o lloraban; algunos se moiv ían penosamente, otros se arrastraban dejando huellas
r ojas en el asfalto de la ralle.
.
,
y de pronto, dominanclo lodos aquellos ayes y lam en;
10s, la turba que anun~i,aba la proximidad del Presid ente
prorrumpió en un grito: i Viva Madero !
Dentro del Palacio yacían quinientos heridos y en los
{l ~ rredores y en las puertas de la Comandancia había tan:
tos, que no se podía caminar.
-20-
El General V:illar había cumplido con ·su deber. Muy!
enfermo de atritis, casi sin poder andar, Villar, no habí ~
desdeñado salir de su casa para dirigirse a la Comandan~
cia en el Palado NacYonal. Redujo al orden a las fuerzas
del 200. Batallón, que se. hallaban comprometidas con los
subl evados y batió al gran núcleo que se presentó en Pao;
laci o.
.
Para los militares, la conducta del General Villar fué'
digna de ' todo elogio. Pero los civiles, lo consid~raron
como un asesino. Villar es el tipo del militar que no ha-:
ce política; enérgico y valiente, aunque ya esté muy vieo;
,jo . . Sus primeras declaraciones, cuando logró levantarse
d e la cama del Hospital Militar, donde estuvo a punto de'
sucl~mbir, las hizo públicas la prensa . . Declaró que había
.ordenado se hieiera fuego sobre el General Reyes; que
ya herido continuó organizando una guerrilla, hasta qu~
me entregó el mando.
Ignoro por qué los de la Ciudadela -no lo mataron:
cuando estaba en cama; me sorprende que la Revolución
lq tenga sin su sueldo y abandonado.
La mue-rte del General Mariano Ruiz la ordenaron un:
grupo de civiles y ~l Ministro de la Guerra. Se consumó.
·en el jardín del Palacio Nacional.
Era diputado, pero traía las armas en -la mano. Este:
h ech_o me sirvió más tarde para no va.9ilar ante el escáno;
dalo .de segar vidas amparadas por el fuero constitucio"'!
na1.
I\H COMPADRE Y JOAQUIN
Mi primera orden fué para que se echara agua en el
Patio de Honor del Palacio.
y mienfras recibiía a mis oficial es y a los paisanos
que me daban noticias; y mientras el Gobierno se instalaba en los· salones, yo pensaba si había llegado a mí ra eL
momento OllQrtuno.
"Todo consiste en esto -me decía a mí mismo- to ..
:do se gana; Si .yo no dejo perder esta oportunidad que me:
fa\'orece mucho, pues me pone una vez más apte Ja Nao;
ción, oomo el hombre del día. Si ya los sllblenl.dos habían fracasado (y si habí~n fracasado era sólo porque yo
no estuve con ellos), lo que mé convenía era demostrar
lealtad ante el Gobierno. Pero ¿ y ~i no haoían fracasado ?'"
Cepeda, mi compadre Cepeda, me sacó de las dudas y¡
me marcó el camino, dándome los mejores datos sobr~
-21-,
lasHúación de ' la ' pct!ueña tcilUmnade pronunü'lacJos.
- E nton ces vÍ qüe el IHÓlllelltü UpOl'tUIlO iba a pasar' t
decidí apl'ovechal'lo.
En telegramas y en cónvet'sa'cionés, no se hablaba sino del General, H,u erta .. "{. Con qui';n e~!ii. H1..~e rta?" ~pl'eguntaba n del ulttmo rmcón de la Republlca.
y cuando se le s contestaba qu e del lad o del Gohierno,
asc,!!:ll.l'aban que "aquello de laCíúdadela era c u est ión de
un mome nto ".
Y, en tant,o, yo esperaba.
P erotell'Ía noti ~ ias fid edignas de lo que ocurrífl. Se
me escapaban las ideas de detalles y' no et¡,e.ontraba la for ma en que debía de obrat' de una maner a enérgi.ca y de-.
finiti\'a.
.
Esperé cOtllosiempre y me dispuse a desempeñar mi
papel de lél manera rilcnos acti\'a p08ibl l', para dar> tiem po a que mis amigos me mo s tl'aran laH!t'dad comp12t3. de
l os i;ucesos · que se de ~alTollaban con una rapidez inesperada.
Si algún militat' lee :es tas memorias de su antiguo Jefe, escuc»e es te co ns ejo que siemfwe les dí y que hoy. repito para gl'abat'l o entre los de mi clase: -los j efes de co,lu mna antes de enlt'i:ll' en acción deben hac er un j'ec onoci m iento personal, si-cs posible , de las posiciones (l~ l enemigo. Nun ca hay CJue combatir si no ti enen bu enos ~a­
tos sobre el con tt'al'io. Etito da grandes ven,tajas sobre el
enemigo y as egUl'a el éxito final. Ya lo dice la táctica,
pero yo le doy más importancia al reconocimiento que a
cuahjuiera otra parte del cOÍnbate,
Decía CJue mi compadre- Cepeda me resolvió a -tomar
una actitud, porque .él me dijo cuanto' 'Ocurría.
.
Personalmente había conferenciado' con ' mi discípu lo
Félix y con ' Mondragón. _. Los dos .jefes, encerrado'S 'en la
Ciudadela C011 un puñado de s'Olcladós, me' HamAban : su
único jefe, me reclamaban en nombre de las 'viejas -amistades. Una gran ' parl~ de la- ofiGialidad de la muy ,reducida que es1aba en la Ciudadela, r elYelaQ a·, ,t ambién me
llamaba.
Gompj'cndí 'la situ'a ción'. Los ' sublevados ·estabAn ._.
mis órdenes, podía aniquilarl(f):s. e11 un mément'd : por ':otra
pai·te, el 'señór"{'residente ':e~taba ~n · mis ; ma-nos;pe~o n~,
podía c.otacal"Jo :J)O.l'q.ne to<;las ,Ia:y f'ITerzas',·eNüi ~ Ífr-egül~res ,
~s decit>; maderistas.
Dítiempb sufic iente aqU'e los 'sulilé-vad6s ;'ádquirie -22-
rau ,algulla fuerza y a qúe:;;-e organ~zaran , 'Pue'~ ' e.l'a ' 1\oto"ria $4 debilidad. ,
E1 señor Pr e~ dent e se alistó para ir por refuerzo.sa
Cue rnavaca y en un arranqu e de locu ra éJmismo .saliÓAe
la. capital de la Rep úbl.i ca pa ra llamar de MoreIos al ,Gene ral Felipe Angeles.
En tan tó yo vacilaba . El pensami ento d e que si los
de la Ciudadela Han vencidos yo cae rí a con ellos" me hizo co n testar a Mondragón y a mi discípulo que espe raran,
que no los atacaría., sino que m e 'llIliría a ell os ,más larde.
Rápidame nt e .e l ge n eral Angeles, salvando todos los
conqucLos) pero ' u sa ndo pa.ra ello el nombr e del señor Presidente de la Repúb lica, hizo una r econ ce ntración de fu erzas. Con cierta habi1idi1d , llamó a los irregulares, de pre fe re ncia; y a las míag" las dejó dond e se , enco nt raban.. A ngeles desconfiaba de mí y tenía celos de la División del
Norte .
EL DRAMA
y empezó a desarrollarse el drama más sanghe nto en
nu estra historia, señores; drama del que fuí yo ,autQr y
cuyos secretos ho y paso ,al p ap el para dar los como testimonio a la ve rdad.
ML compadre Cepeda me traía not,icias del interior de
la Ciud~de la y ll evaba las mías con una actividad y va.lo,r
que elogio ampliamente.
Para no hacerse sospec ho so, Cepeda cruzaba a la,.
hora -de los tiroteos y¡ ent r e do s fuegos salía y e.ntrab::t
sie mpre. con un 'ges to de desdén para la mu erte. Cepeda,
señores ;..... _.............. ya hablaré más tarde de es te hombre que
m e fué adicto como ningun o de los qu e me rodeaban.
Mi nombramiento de Comandant e GenHal de lji Pla de -México, me p ermitía elegi r la fOl'm a de combate ,SO;bre los pronunciados. ,
Ya h e dicho qu e Madero no desco nfiaba de mí; pero
sus Ministros sí. Especialm ente Ga rcía Peña, el Secrc.t¡irió de la. Guerra, y viej o camarada mío i comprend ía ,q ue
yo a nuaba conspirando!
P ero Mad ero m e ql:l ería y se ernp eñ aba en dem ostra.rme $U con fianza.
,
Desde el mom ento en qu e ,fuí Co mandan te Militar de
la · Plaza, ,Mad ero é'stabaperdid o.
.
Olvida ba,un detalle im¡:Sbl'tant.e : lo· prime.ro,.q,ue hi cé
fu é enviar a mi sob rino Joaquín ( ~Iaas ) a comunicar a los ,
sublevaq,Qs ,que toma ran la Ci ud adela a toda costa.
za
-23-
La gente del cuartelazo ya estaba dispe-rsada; sólo '
'F élix con unos ciento cincuenta hombres marchaba con
rumbo incierto, dirigido por el Mayor Trías, el más entusiasta de los comprometidqs.
.
.
Recuerdo que J oaquín ~llamaré así a mi sobrino,
pues la costumbre me obliga a suprimir su apellido- me
contó la situación de los sublevados y más tarde me dijo
cómo había comunicado "mi primera orden, al general
Mondragón y Félix".
.
Llegó Joaquín ala plazoleta donde se alzaba .una columna con un reloj en la calle de Bucareli y allí dijo al
Genel'al Mondragón que mi orden era atacar y tomar la
Ciudadela.
Cuenta Joaquín que como Mond ~i;tgó n estaba a un la'do de la bocacalle y del otro Félix, incitó al General a que
pasara por entre los balazos, en la zona batIda como decimos no so tro s; pero Mondragón temió CJ'lIzar Id calle .. "'....
Joaquín, -quc es hombre, pasó por fll fUl:\go y cumplió
mi orden.
La Ciudadela cayó porque el Genel'al Dávila estaba
'e n ella y porque el . General Villarreal había siJo h(~ J'ido
de muerte en el ligero ataque que hici r, l'on los ~ubleva­
dos. A Villarl'eal no se le ha señalado como valiente; pero lo era v tambi én era un hombre de honor. Fué a la
Ciudadela "por'que se se ntía soldado; por entereza de -a-lma.
Los suble"ados ' tocaron di anas al entrar a la Ciudao ela y e~ ta s dianas se oyeron a muc ho s kilóm etros, pues
antes de que tl'anscurrieran dos hOl'as, los doscientos h om bres que entraron tenían más de mil amigos y ageptos .a
su lado.
Se organizó la defensa de la· plaza y ya en l.a tarde
supe qlle es taban di~pu es tos a hace r alguna r esistencia.
,Yo no n eces it aba má s.
Empezaron' mis arl'eglos con lo s j efes del Cuartelazo.
Mi compaJre Cepeda y mi sob rino Joaquín ll eva ron
's aludos y promesils mías él los Que se h abía n entre@;ll.do
a mí en lo abso luto , pues bien sabían que podía de ~ peda­
iZarlos en un momento.
El día 10, un día des pués del CllartBllj.zo. ofreCÍ una
cita personal a F élix en la dul cería de "El Globo", en la
Avenida Pl'Íl1cip al de México. ' Fu é Félix. Yo le em:ié
a un a~ i go, me parece que a Guasque.
Des pu és fuí a cenar a la Ciudad ela ya conferent:'Íar
con el Ministro de Estados Unidos en México, MI'. H. L.
¡\Vilson, que odiaba a Madero porque er-a revolucionario.
-24-
AHí iba con frecuencia. Félix o bien el hijo de ¡pi je"'!
le, el licenciado Rodolfo Reyes.
Tuve varias ocasiones que cañonear la Ci~dadela;
pues se les olvidaba a los que estaban dentro que yo era.
el amo y que su salvación éstaba en mi-s manos.
UN SACRIFICIO DE 5,000 VIDAS
A todo esto las víctimas caían; primero por centena"'!
res, después a millare-s.
Con frecuencia me he preguntado a qu é se debe mi
indiferencia por la vida humana. Yo no siento nunca que
la piedad conmueva mi corazón: ¿ es éste de piedra? ¿ el
alcohol·, que en tanta abundancia he ingerido, atacó mi" ·
entraña y aniquiló en ella la sensación? Yo no siento-lo
que he oído llamar ';la voluptuosidad de matar", no. La.
muerte de un ser humano produce en mi ser el mismo.
sentimiento que la caída de la hoja de un árbo1.
' Es por esto que para -poder esperar el momento oportuno, del que tanto he hablado, dejara que la tragedia se
desarrollara, aniquilando vidas humanas. Con frecuencia me daban parte de que una familia había sido muerta
por un proyectil lanzado desde la Ciudadela, pues dieron
los sublevados en birar granadas a los cuatro I'umbps, sin
ton ni son; otras veces enviaba column.as a la muerte.
Eran los rurales, los irregulares que tanto me habían
obligado a esperar.
Como entraban por l ~s calles, las ametralladoras los
anictuilaban. i Hubo un cuerpo que entró a caballo al
asalto de la posición en emiga!
. Yo, con abso luta indiferencia para las Yíctimas, con ...
tinuaba mis arreglos.
Hasta hoy me he puesto a pensar que pará llegar al
Poder sacrifiqué más de cinco mil vidas en sólo ocho días.
- Pero, es o no quiere decir que me arrepienta, señores;
yo no Il)e arrepiento ~lunca de lo que_hago. No se arre"
pientan ustedes tampoco.
.
Po!' mi serenidad pude ocupar mi mente en preparar
el golpe de mnert e al señor Presidente.
Los arreglos duraron po-co tiempo; pero yo no podía
op e> rar, porqu e las fu erzas que ll egaron a la plaza eran
irregulal'es. ' Las había de línea; pero el pésimo r esultado
del golp e de la Ciudadela; la seguridad que tenían todos
' 10:'1 mil itar es de que los suble,-aclos que se, hallaban en,""
c errados en el corazón de la ciudad estaban p erdidos, ori"'!
-23-
gIIlaba' que lodos I:;'e ' fUeran a "Iacai'gada", es' dE;.dir, n favor de Madero.
Los mexicanos S'01110S aSÍ, según dice Bulnes. 1 Nos vaIDOS . a la cargada..............
'
En Palacio no se· hablaba de otra cosa sino de acabar
con la Ciudadela . . Las granadas que se habían arrojado
desde aquel lugar 'hasta el en que se encontraba 'e l señor
Presidente, no causaban pánico: a'umentaban las energías
'de ' aquel homb~e incOl'nprensible.
'MISCOMPLICES
. Me faltaba un apoyo moral" algo en qué fundar un
movimiento armado contra Don Francisco 1. ': \'ladero.' La
'p osibili dad 'de la e111preSa que yo intentaba, era ) 10toria:
'sólo faltaba dai' una razón al mundo.
.
Me aprovec hé de las gestiones del Senado' de la Re,'"
pública. El Senado, como la GáníaÍ'a de Diputados, no erá '
'si'no una cueva de conspil'~dore's. La anarquía de idea~
'entre los señores q,ue- formaban el Congreso de la Unión',
era total. . Los gtandes grupos gobiernistas estaban subdivi didos en otros pequeños en que había pinistas, vazquist a s, indecisos, gustavisLas y antimaderisLas .............. .
Pero ,la generalidad no era de hombr es de acción:
·eran "catrines",como les llamamos los militares a los civiles. " Los que no se escondieron en sus casas; los ' que
quis i.eron entrar' en juego en aquellos momentos en ' que
estaba disp utándose un. triunfo político que decidiría la
:Caida de la Ciudadela, fueron los Senadores.
'
De éstos, D. Guillermo Obregón fué ' el más audaz y el
más enconado en sus odios contra Madero; el más trapujador para demoler al .maderismo, fue el señor de la.
Barra. Este h ombre es malo. Yo lo consideré así y quise utilizado, Pges,' señores, los servicios de los maldé son
mejores que los de ,los buenos ...........
' . Ya es conocida la acción de los Senadores. ! Yo insinu é a l señor de la Barra. mis deseos de ac'a bar cOh aquB~
J1asituación, de salvar a la República a toda costa. Y él
!pe comprendió.
Lo que más me ayudó rué el temor que abrigaban en
mi país todos los gobernantes a una intervención ap'm ada
d'e parte de los Estados Unidos. Y digo "abrigaban" porque firmemente creo que no- se volverá a dar el cas-o de
'Cju c se teman las invasío n es. Yo he alejado para si'éropre
tal t emor del alma 'de los m~xicanos.
'-':'26-
EI ,señor Embaja(ioP; de 198 Estado;; ,{Jnidos hizo , pues.~
sus gestiones encaminadas a hacer creer al Gobierno ~u é
los Estados Unidos internndrían en México si no cesa,ba
la ludlq. en la Capital. La esp ecie se propaló en unmomento de tel'rory tarjo el munclola acogió; no sólo co mo'
posLble, sino, hasta con"lo unaii1cdic;:la salvadora. Ya es
sab ido que la Capi.!al d'e la República 'es una ciudad pro picia a ser conmovida por -todof'l ros embaucadores. Yo
creo, ~eñol' e s, que de la Ciudad de México ha de salir un
Mesías! -y bien, los señores .Senadores, celebra-r on "arias juntas; . hicie ro n su papel ad-mil'abIementea1 mismo tiempo
qu e en el ánimo de ellos se &rL'aigaba -la -idea de ' que , el
triunfo de Félix era neresario para que cesara la lucha
que .tilnto espanto sembraba .
'
- El día 18 de 'Febrero se celebró la junta a ,la que había
yo citad9 ,a lo~ s enas:i o.r.e s y _acudioron estos señores ante
el s~ñor Presidente. Don Francisco Madero los trató con
energía y no les concedió la renuncia qué le pidieron, di':
ciéndolt's que estaba dispuesto a sucumbir antes que entregar el Poder a nadie qlle no fuera el sucesor que el pue..,
blo le designara.
Sin duda que - ya sus amigos le habían he,c ho Qt\dar,
de mi_actitud, pues me mandó llamar y me preguntó cuándo terminaría aquello.
Le contesté que en aquellos momentos iba a dar las
órdenes del asalto definitivo y salí de la Presidenc~ia temeroso .de queme de'tuviera. ' ·
.
- Para JogTar mi último golpe sólo necesitaba de un'
Jefe ('on rilando de fuerzas que me ayudara. No me con, venía utilizar a Delgadq ni a Romero; éste habíasosp echado , aLgo y el primero era maderista; y a Angeles no _
podía darle ni una orden , pues ya me había desob edecido
y hAsta intentó bombardear la Ciudadela, sin orden mía, desobedeciéndome.
B-ianq~e.t había llegado y confié en él para mi eOn1binación final. Yo creí que al proponer al J efe del 290.RegirrJ.~entQque me ayudara, me r espond ería- que s1 con
entusiasmo; perú grande fué mi sorpresa cuando este j efe se mostró reservado y poco amigo de l~ subl evación.,
Sin emhargo, había sido uno de. los militares más a b cados ;por '.la Revolución. Los periódicos y hast.{l. los políti cos-lo señalaban como un asesino enémigo del Gobiemo.
-21-
VIVA LA REPUBLIC:A.
Lo convencí con algún esfuerzo, pero siempre supuse
:que él traía "algo" desde Toluca, pues retard9 mucho su
marcha a la Capital.
Preparé mi combinación final parE!. que tod o se. desarrollara a la misma hora y tan rápidamente que fuera
una sorpresa de la que no se pudieran rehacer los enemigos.
_
Invité a Delgado y a Don Gustavo Madero a comer
'e n "Gambrinus", ordené al teniente coronel Jiméne.z Rinroll que aprehendiera personalmente a don Francisco
IMadet'o y a su Gabinete; a mi compadre Cepeda dí la misma comisión; y yo me fuí a la Estación de San Lázaro a
detener al General Rive ra, que venía con grandes refuerzos de Oaxaca.
El capitál~ Luis Fuentes, de la División del Norte, que(laba encarg'ado de captuear a Don Gustavo, a quien de jé
:en "Gambrinus".
. Cuando llegué a la E,s.tación de San Lázaro, acababa
oe descend er del tren el Ge neral Riv era. Inm ediatamente lo cogí por un brazo y 10 invité a que tomara una copa.
Se rehusó diciénd"ome que tenía forzosa n ecesidad de
desembarcar sus soldados para ir a la lucha, pero yo le
arrastré hasta una cantina y allí nos dieron una pésima
copa de mezcal.
Lo invité a queme acbmpañara en mi automóvil.
Llegamos a la Comandancia Militar y allí le dije: Hermano , eres mi prisionero. Soy el Comandante Militar.
Lo dej é y salí de la Plaza de la Constitución.
En aquellos momentos me avisaron que- Don .Gu stavo
Madero había caído en pod er nuestro y que Don Francisco Madero y el señor Pino Suárez, estaban encerrados en
~os salones dí; lª Int end cncia Militar.
.
Todo había ocurrido bien. .l'iménei Rinroll se pre's entó ante don Francisco. Mad ero y le 'pidió que lo acompañara. El ayudante Garmendia disparó su pistola sobre
.Ri vero lI y lo dejó mucrto. Tam bién mataron al Mayor
'Izqui erdo , no sé si el mismo Garmendia.
A Cepeda sólo le dierop un balazo en la" mano, pero
'en cambio él mató a don Marcos Hiernández, un l).ermano
del señor Ministro de Fomento , don Rafael Hernánd ez, a
gui en yo siempre guardé todo género de consideraciones.
Parece que la escolta que llevaba Enrique González,
~ba a tel'minar .<Jon todos los que estaban en el Salón de
-28-
Acuerdos, pero oportunament.e este joven jefe ordenó a
sus soldados que cesaran el fuego.
.
Cuando Don Francisco Madel'o bajó por el elevador
para huír, lo capturó Blanquet, llevándolo al Cuerpo de
Guardia de la Pue rta de Honor.
A los demás los capturamos con facilidad. Don Gustavo había sido capturado sin que opusiera resistencia
alguna.
Blanquet lloraba porque le habían matado a su oficial
más querido, Jiménez Riveroll.
Yo no me explico cómo un hombre como Blanquet
pueda llorar sinceramente. Yo nunca he llorado, ni de
'mentiras", como lloraba Don Poi'firio.
Todas mis simulaDiones, todas mis emociones fingidas no han sido de Tt1.grimas, porque tal vez mis pupilas no
esJán hechas para llorar ....._.. como mi co razón.
El bronce no llora y yo creo que mi rostro y mi alma:
están troquelados en bronce: soy indio, más indio que
Juárez.
.
Esto último, lo digo sin ironía , porque recuerdo el 111.0-:
ment.o en que se derrumbó el maderismo y acude a mi me ...
. moda el espectáculo que no me conmovió, y que hubiera
preñado de lágrimas las pupilas de cualquer hombre que
se encontrara en mi caso.
Al salir de la Comandancia por la pequeña pllerta,
al pasillo q.ue daba a los patios llenos ' de soldado s, lapcé
este grito: "¡Viva la República!
\ 'h'a México!
Los s,oldados respondi eron al uní sono.Fuera, en la
plaza. empezaron a escucharse los gritos de Vhra el General Huerta! ¡ Viva el Ejél'CitO! ¡ Viva la República!
De las torres de Catedral caían los sonoros rumores '
(le las campanas, echadas a vuelo; 'para anunciar mi triunfo.
Pronto la Plaza, de la Constitución se llenó de personas ansiosas de saber; anhelantes de darse cuenta de que
el peligro, la muerte, habían dejado de cernirse sobre to dos.
¡Viva la República! ¡Viya la Pab;ia! gritaba yo. Y los
soldados lanzaban sus gorras al aire y me aclamaban como eñ un día aclamaron a Iturbide, como nunca aclamaron a Madero!
El entusiasmo de todos era ind esc riptible. Se abrazaban los desconocidos. Había lágrimas en muchas pupilas.
La ciudad de México me acogía como el único J efe,
-29-
QJ.,·~daba
a Madel'o y a Félix Díaz,sólb .vcía a mi
p er~ ona:
~~ . vencedor de R:ellano! el Jefe de la División del Norte!
:. , Aquello el'a el fruto de mi ca¡;npaí'i,a m)litar, ()I para
decir mejor, de mi campaña política.. Era' mi 'triunfo!
y pensé que en toda la República .se. r epetíGl el gri(o
:q u e en aqüellos mo~ e nto!? salía de los labio.s de la mil·
()hedumbre; creí, como ('n'en todos los habitante.sde la
Metrópoli, que aquella ciudad, al aclamarme, me consa:grapa eomo el amo de México. Sí, señor.~s" México, la
801a ciucjPd -de México es toda lfl" Nación.
PAPELESl\10JADOS
No gusto de añadir a estas memo~'ia~ ningún documento oficial, por dos. razones: primerq, po.rg ue lQs do" .
cumentossólo los l~en los historiadores que ,luego 9bligan.
a los niños a aprendérselos; y segun9a~ porque . para mi
. nunca tm"ieron ninguna signific~ción los documentos oficiales.
Si eomo me propllsi ero n e! Pacto de la Ciudadela; me
propon en otro pado, por el cual h.ubi erayo quedado . de '
IP resiqente sólo diez días, lo hubie\a aceptado,. pero sólo .
con uná, ('ond~ción: que el pacto fuera por. escrito.
Los hombres de acción debemos despreciar t.odo lo
esct'ito. Los l.1istoria~lores y los que éscriben, SÓlo sirven
,p ara aniquila,r a los hombres de qcción que s.e dejan seducir por do ct.rinas ·a . rúal más abstJrda. . Siempre he .
creído que yo sé más de mi p.er~ona yde los tU !3dios que
debo e mple~r para el. triunfo que ppt'sigo., que 10 que me
enseñara toda la filosofía ..
y bien, por es to r ep itq que firmé .e1 Pact{) pn la Embajada Amcricar:ta y por el cual ,qued,~ba . "pólo -p rovisionalm ente" en la Presidencia sin la previa renuncia del
legítimo Presidente.
Me encomendé a: loS S~nad,9res que ~e habían servido admi.rablemen.te r a los Diputaqo!;i, q.ue . ya · se habia¡;t
presentado a mí para ofrecerme sus servicios.
¿Neresito decir algo ~obre los políti¡:QS de mi país?
¿Necesito decir que sori.la gente más., despreCiable d.e
cuantas ex ist en en Méx~co? Creo que no. Ya ' tod os lo
saben.
UNA
Mic;orazon sí
ENT~~VIST:A .
conti~ne
odio.
-30--.
Si no puedo llorar, en
'cnmbio púedbodia.r y mucho: . Para: mi -el odit> es la m~s\
amable de las pasiones YOla tengo en mi alma 'como lO.'
dominante .
. El rencor que guárdabá por DónFrancisco ' Madero/
me obligó a hacer algo por "él antes de' matar'lo: . Porque,
que se le tenía qiJ'e matar, eio era in'd udable. Yo no compréndíjamál? a a lgun os amigos mjos que me dijcl'on : que.
perdonase ' a Madero. Seguramente ellos no me conocían.
Pero ya he dicho ' que quise antes ' gozarme e n mi
triunfo, ve r a l v.Clll:ido Y r ecordarle su ingratiud para mi,
que era el hombre que lo, había salvado de ser v en cido
por una r evolnción formidable.
Gocé en es ta idea y la reali cé inmediatamente, antes
que ilada , no perdiendo mi seren id ad por ello. Y fuí hasta
el loca l en dónde' ',estaba enc e rrado el ' prisionero y me
encaré con él.
Desdé' luego' recuerdo que el lic enciado Rafael Hernand ez y otros ' de los prisioneros, se pusieron en pi e para darme la mano. El licenciado Vázquet Tagle , Ministro de .Justicia y el señor Mad ero, permanecieron sentados:' era un desafio a la muerte.
.
Fuera, gritaba,n los soldados: j Viva la Repúhlica!
j Viva
'eTEjéreito!
Viva el Genel"al Huel'ta ~
-Se'ñor Pre sidente~empecé .......... ..
-¡ Oh! ¿ todavía soy President e ?-me preguntó Madero riendo con burla.
- Está bien~repuse,.-señor Madero,
El y su Ministro quedaron con los brazos Cl'llZaelos.
No me tendiel'on la mano y esto me irritó. Entonces emp eocé a hablar, y hablé con todo mi r encor.
-Recuerda usted cuanelo me humilló v m e hizo mil
ofen sas sólo por que sus amigos me señalaban como un
trai el o r? ..... _._......
-Lo era usted-replicó vivamente.
- Está bien, pero ya veró. usted que yo n o lo, mato.
Es usted m i prisionero, lo voy a respetar. A mí m e juzgará la Historia, señor, ' pero a ustedes los voy a juzgar
yo-dij e al , fin con tono en érgico.
El sonriócondespt'ecio.
Salí de allí. Madero estabas'ente n ciado a Ulu e rtepor
él mismo.
Entre el pensamie nto de l.ll1a obra y la r ea lizaCi ón de
la misma, ocurren cosas tan diversas que yo .siempre he
creído) si~ ser pensador, (]Lle pocos hOl11bres h a rían lo
-3i-
que piensan, si aplazaran el acto creador por unas cuantas horas.
A mí me sucedió muchas veces. Yo se'ntendé a Madero a morir y hubie'ra ordenado q'Ue se cumpliera mi voluntad a este resp ecto inmediatamente. Pero, por l'alOn es que h e explicado, yo me confío siempre a lo imprevisto, dej o al azar una gran ingerencia en l-&s hechos., .. _..
¡Por esto dejé para más tarde lo que pude haber ejecutado
inmediatam ente. Y a fe que me fu ero n favorables los
acontecimientos.
1\11 "AMIGO" GUSTAVO
Pero no quiero alterar el orden en mi n arración, Voy
a procurar seguir con el mayor método posible el relato,
p a~a así poder recordar mis estados de alma (como diría
:el poeta García Naranj o) durante aquella interesante época de mi vida.
Mu~hos Oí viles me pidieron la ej ecución de -los dos
prisioneros .y los oficiales ll egaron has ta r eclamarme
aquellas cabezas. Recuerdo que . entre éstos, uno de los
,q u e me fu é más estimable, no más querido, pues repito
. 'q ue yo no quise a nadi e, me propuso que 'colgáramos a
los dos señores Madero y a Pino, ' de las tres pl,lertas del
Pa lacio Nacional.
j Tenían imagina.ción mis oficiales!
Yo era 'amigo de Don Gustavo Madero. Con él cenécomo un camarada y bebí, en muchas ocasiones champagne y cognac; y siempre le protesté m i má.s sincera amistad . .
Sabía muy bien que aquel hombre era el que podia
'decidir de mi suerte, pues erá más inteligente que Don
-F rancisco y el úni co yerdadel'amen te revolucionario ' entre toda la familia Madero. El'a activo y trabajaba a fa:VOl' de su hermano, con un gl'UpO que se había a tra ído el
'odio de todos los grupos que no estaban con el maderismo.
'es decir, de toda la República. A este gl'llpO lo había bautizado el periodista Sánchez Santos, en un artículo que
'Se leyó en toda la Nación, con el mo te de "La Porra": La
institución se dedicaba a hacer manifestaciones tumultuosas, sin orden alguno, befando a la gente de prestigio. Yo
había ,sido pna de las víctimás ,de "La Porra",
Por eso odiaba yo a Don Gustavo, Temía que en
cualquier m.omento ~ograra obtener todo el favor .del señor Presidente de la República y en t:¡l caso hubiera he-32-
cho cualquiera de estas dos cosas: ordenar mi fusilamiento inmediato o encerrarme en Santiago.
A don Ernesto, yo no lo odiaba, como no 'odiaba a los
demás .miembros de la familia que justamente se ha llamado fúnesta para Méxieo. A don Emestó lo ' veía con
frecuencia y siempre me atendía COll la misma parsimonia
que el s.eñor LimantoUl' em l)leó en el Ministerio de Hacienda. Yo no odiaba a don Ernesto, porque se ded icaba
a hacer negocios; era un comerciante al por mayor. Y
a mí me han simpatizado siempre los comerciantes. rrengo debilidad por ellos, como se yerá más tard e.
MALOS }IA TADORES
La muerte de Don' Gustavo se debió, pues, muy principalmelite, a la solicitud que me hicicralí los hombres
de la Ciudadela para que lo entregara. Lo ofrecí a mi
discípulo, y 1.0 ofrecí. también las cabezas de los señores
Francisco Ma·deroy Pino Suárez, pero éstas yo me las
reservaba para mús taJ'de.
Ya en la madrugada del día en que hice el ofrecimiento, Don Gustavo fp é lleyado a la Ciudadela, donde inmediatamente loejec.utar.on....
Es ' tiempo de que yo hable de la impericia de los milit.ares para asesinar. Nadie, señol'es, mata más mal que
ellos. Y no obstante que debíamos ser los más aDtos en
el art~ de matar, p,u es llevamos sobre los civiles la ventaja de la práctica ..... _.....
Y bien, cuando matamos, básta que no se nos den órdenes de fusilamiento, y con ellas todas las facult ades que
nos convierten en simples maquinas de muerte , para que
demo'stremos una ineptitud que siempre se nos echa en
cai·a ............
Doy este dato a los c~iminalogistp.s, por si acaso no
lo tienen apuntado.
La muerte de Don Gustavo se conocía una hora más
tarde de que ocurriera, hasta en sus menores detalles. Toda la ciudad conocía la forma de la ejecución; tod os come nt aban que se le hubiera ejecutado sin cuadro, sin formarle un consejo de guerra. Y.más que todo , se hablaba
de la participación que habían tenido los jóvenes oficiales
de la Ciudadela, 1Gs. que se habían disputado como un honor, el heeho de haber dado may~r número de balazos al
cuerpo del político maderista .................~
MEMORlA8-rr
-33-
A Bassó, ·queJambién era ,amigo mto ; 1q hahÍa ~ntre.~·
gado a solicit.ud de 1.0,5 de la C\uda.deLa, que lo sefi<!.l~ban
como ,a utor de la muert.e del GeneraL Reyes. ' Era Bassó
un hombre .ex.celentc. Yo no lo hubiera .fusilado, si los
odios de 10.s pronunciados no re clamaran jllás dctimas.
Lo entregué.;....
porque neces itabaeotregarIo. · Era in()cente.
.
.
LA RENUNCIA
Mis gestiones para que el señor Ma~ e ro r enurH'¡;ira
el Poder, las encaminé ,por losmej úres co nducto ~: uno,
el más interesante. fué el señor Ministro de fh: l a don::~s,
el señor licenciado Lascuráin, a qui yn tenía ('~ pantado el
hecho (probab1e sólo, para él ) de tene r que ocupar la Presidencia de la República en 'el caso d ~ qu e ·105 sf'ñor·] s
Mad ero .Y Pino renpnciaran.
Principié por dar en libel'tad a los se ñ or~'s Secretarios
de Estado , para qu e influy.e ran en eJ ánimo de los prisioneros y Madero no fueI"a, .a encastillar:;e. en la id ea que
había manifestado sieinpl'e de morí!' arífesqu c entregal'
el Pode r.
Varios ¡diplomáti cos me ayudal'on, ,se enti end e que
inconscient emente, en mi obra de persuadón . pues desde
el prim er momento manifesté {(Uf' qu e!'.Ía la renuncia de
los dos funcionarios pero no al're}.:Jatarl es la ú ,da.
El señor Lascuráin, se int eresó "ivamenfe por obten er las r enuncias solidtadas, ofreci endo en .cambio garantías para los prisionero s y .ha.sta la liperta.d. El señ9r
Gene ral Robles fúé también uno de lo;:; comision.a dos para
()bt ener las renuncias. A este militar dí mi proposióón
qu e se r educía a recibir las renuncias a cambio de un salvoconducto para que los reos salieran de la República a
la Isla de Cuba, pues' él Ministro de esa Nación S. E. Már-'
quez Sterling, se ofrecía como sa,lvaguarda de los funcionarlos en su viaje a Ve·racruz.
.
LA FE
D~ ~IAI)ERO
Rec uerQo algo que .me contó un amigo mío sobre la
tenacida,d de Madero y su fe en el triunfo de sú l'e\'olución: ,
. En la pri sión dijo a ]?ino Suá!'ei . que "la campaña del
pueblo cont.I'a'lo s traidores , sólo tendría un parént es is con
su pris ión, pue s que una vez qu e lograran lleg.ar a' la Ha ';'
bana leyantaría a la Reyolu ción ". · Ll egó has ta hace r un
-34-
plan que con:-ilstía rm el pronunciamiento de Don Venu sfiano Cái"ranza en COllhuilay Nuevo León: el de Maylol'ena en Sonol'a.; el de Dón Abraham González en Chihua;hua y la LÍniónde Zapata y Fig'liel'oa en la Blle \'a canlpaña.
Mad ero confiaba, sin duda alguna C' n la labol'd e acer cami ento q1le' h bía h e('ho co n aquellos señol'es que se,
comprom etieron con él desde.la ppoi::a C' n qu e se levanta ron en arm as co ntra el General Diaz. Se funda ha fam :bi én en alguno" 'he chos que ig'no!'o.
'
Cuando té!'minó . de expone!' su plan a l se ñ or Pino,
dijo a éste poniéndole la maúo en el homb!'o:
, "
, "Dent','o ,' de tíit año, estamos oh'a ,fez en la Pl'esiden-
da de la Jlep(1)Ii(·a".
'
EL ¡~COCO" D~ ~mxlco
El señol',', Hcnq-: Larie Wi!son; era mi a migo, porqu e
yo era en emigo de Don Fl'anclsco I. Madel'o y porqu e ,'me
consid eraba a1iadci a mi discípulo. F élix Día z.
'
. Sucediaén mi , país que el señor Embajadol' de los
E §tadosUniclo s, epa \)sl.o como Un pode!' snperÍol' al Ejecutivo de la República, Represe ntaba a los Estados Uni,dos , Y esfe hecho le, daba una inrluenCia' preponderante
sobeo los deniás' r'ni emb!'os del Cuerpo Diplomáti co aüe ditado ante el Góbierno ' Mexicano: Se pt'esutnía que el
Embajador amet'ieano, era algo a sí como un fuLor enviado
por la Casa Blanca para que vigila!'a de cc!'ea la' co n ducta
de lo:'> funcio\,ari ós 'Illcxicano s,
, En el ca:,;o a q1l e me voy a r e f0-!'ir, ha,b ía algO de ver~
dad eú e~te modo de juzga!', pues ' el señ'O!' Wll soÍ1 h abí a
,coop eradóa la ca íd a d el :'>cñoI' General Díaz , de una r11anerá activa.
Cu ando a lüi m e dijo que estaba dispuesto 'a aylldarm:e en mi alianza co n la: r eacción arístocráti'e a qU e se levantaba e n México contra la ' plebe , al grito de "Viva Fé..
líx Díaz", COuipl'cndí que aquel hombre era pa r a mí lo
que yo quisiel'8; ti) ex ecelente amigo o un en emi go pe-:
l¡groso,
.
,
..
n ec ía que en la Embajadá Am e!'icana se hizo el Pado
de la Ciúdadela ; pOI' el c ual qu edaba yo en él P'oder con
,un Gabinete pscogido por F ¡;líx Díaz- y sus hOl11bl'e:'> ea
tanto que seefeclti á.l'a n las eleccion es de P!'esidcn te y Vi ce -pl'esid enf e ,de la República.
En verdad, yo escog í a a lgunos ho'mbl'es del Gabinete
y más qu e yo, mi compadre y ari1igo , EmiqJle Cepeda, rué
~3 5-
el que eligió a los políticos qUe p,odrían servirnos. . Re·
cuerdo que- sólo se opuso a UJl nombramiento, pero yo no
p<Xiía desechar a la persona que se me p'roponía: Mon·
dragón.
.
EL UNICO PROBLEMA,
Mi Gabinete quedó integra'do por los hombres más
prestigiados de la Ciudad de México: García Granados,
un inepto; Robles Gil, un político; Rodolfo Reyes, un nue·
vo; Mondragón, completamente desprestigiado; Esquive!
Obregón, ex-maderista teorizante; de la Barra; con prestigio nacional; Vera Estañol, un soñador teorizante ... __ ........
Todos coincidían en esta idea: en odiar a Madero; unos
(o odiaba por despecho, otros por que no los había que·
rido aceptar como amigos , otros porque veían en aquella
Administración , un obstáculo para prosp erar ...... En el odio
ún icamente podían unificar su acción. P ero eso no me
importaba a mí: yo estaba decidido a tratarlos corno amigos y no ·como colaboradores; y, más que como amigos,
como subo rdinados ... :....... .... .
. No temía yo a ninguno de estos hombres. P ensaba
en mi espada, en el .Ej ército , en el Gobi erno Militar, a
qu ien cOllfiar:ía, la labor de r efrenar toda ambición que,
. n o tuviera por objeto sen'ir a mis interese s.
Para salvar a México" yo nunca he creído que se pueda emplear otro medio , que el brutal de represión que yo
p use en práctiba. .Sólo con las bayonetas, sólo con la
Ord enanza ,( que es detestable corno Código Militar ), sólo
con el mach ete , se puede goberhar a México .....!.. _.....
, No hay problemas en mi ' patria. Ni el agrario, que
ha servido- única,nente para que los pensadores pie_rdan
el tiempo r para que los imbéciles adquieran prestigio fal·
so; ni el de justicia, qlJe tiende a igualar a todos los hüm·
bres , cosa que es más imposible en México que en cual·
qui er otro país, pues en México todos los hombres son
distintos y lo serán............ Ningún problema me preocupaba: mi espada y un buen Mi~istro de Hacienda: eso
me serviría para gobernar a un' país que despreciaba a
Madero por falta de energías y que había f¡)~tado postra.do a los, pies de Don Porfirio porque este señor había matado de masiado!
En cuanto a los revolucionarios......... yo siempre despreci é a los revolucionarios.
-36-
LA BLUSA Y EL SACO
Me interrumpí al referirme a Mr. H. L. Wilson, y voy
a volverme a ocupar de él, porque quiero señalarle la parte muy importante gue tuvo en la organización de mi
.Gobierno.
Wilson fué amigo mío, por carambola.......... .De quien
era amigo , era de mi discípulo Félix Díaz.
El Embajador es· hijo de un país donde no hay otra
aristocracia que la del -dinero; dond e los hombres , no obstante que van de todas part.es del mundo, se unen en esa
tendencia que los hace manejables y dóciles: ganar dinero.
En cambio en México, hay dos clases de hombres : los
que usan sa.có y los que no lo usan. En las ciudades, en
. las haciendas, · en todas partes , el hombl'e de saco considera inferior al hombre de blusa o de camisa. Y lo más
extl'aordinario, lo inconcebible pa ra cualquiel'a que no conozca a México, es ·que el de blusa se cree infel'ior, del
todo inferior, al ·de saco.
Este ha oprimido siempre a aque l; con lo que resulta
que no hay si.n o opresor es y pal'ias. Pero no ogstante
que el pal'ia ·sufre tonos los atentados de su opresor, sigue sirviéndole1 humillado siempr e, siempl'e vencido ........... .
y hay más, y esto es lo verdaderamente grav e: No
se ha conformaqo el hombre de saco con hacer trabajar
a l humilde, con chpparle sangre, con quitarle a su mu.jer.
y hacer prostitutas d-e sus· hijas, sino que lo ha dejado
con hambl'c!
Ahora bien, Mr. \Vilson sentía irresis tible atracción
por fos hombres de saco. El faus to despl egado pOI' los
mexicanos ricos, entre los que siempre está el Gobierno,
había sido tal, qu e Mr. Wilson, arrepentido de haber arrojado al destiereo a Don POl'firio, hombre de saco, quiso
r eparar su error elcvando a la categoría de Presidente de
la República a ·un hombre de saco: a Félix Díaz. Madero ,
señores, sólo Don Fl'ancisco, a pesal' de ~s u fortuna, a pesar de su educación y de sus costumbl'es, era un hombre
de blusa metido en un hombl'e de saco.
.
Por esto Mr. Wilson trataba con toda cortesía a Don
Ernesto Madero y c\esdeñaba a Don Francisco, por esto
Mr. Wilson ayud~ba a¡ los oonspiradores de la Ciudadela; por esto Mr. Wil son , en la .Embajada Americana, cuando salía de firmar el famoso Pacto de la Embajada, gritó
con toda la fu erza de sus pulmones : "Viva Félix Díaz, el
salvador de Méxiro."
-37-
LA RESURRECCION DE DON PORFI~IO.
La arh,tocracia de' Mé x icú tambi én ('¡~ e yó qu e habíli
triunfado con , el Cua rtelaZo de la- Ciudadela: , al ~u¡)o :'i c~­
pital ista 5 Jiabíatl dado din er o, p equ eñ as cantid.a d es : las:
da ma s 'de- la. ai"Ís tocracia que1 no habían qu erido 'a M,a-d er (f,.
'p orqu e daba fi f!s tas a l'a,s qu e iban r e Yol'u c i o nari i?~ queolían a sudor , ' al f,r i'ünfo , del CuartelazO' pre])aral'on con;
su s modistas los tl'a) es! qu e ibün a ' lucir en las g r andes
"s'o iree s'\ donde 'el ¡dol o se ria el .1oye n sobrino del para
ella ;; inolv idabl e ' Don Porfirio : pen saban en' las fiestasdond e se l'eunirían sólo ellas, las' tntrhadas ,de la sUerte,.
las q1) e s€ habíaileoristitufdo pOI' el éxi'tó 'de su clase en
treinta año s, en l'1!ii1as de lá: ' elegancia .f d e la belleza,.
p en saban , en fin, en la r esurrección del pbrfil'ismo, perode un porfiri's mo reJuv en ecido , cói1 un Don Porfirio don.;
juanesco, qu.e iba 'al ' c uárteJazD" can sombrero flexible,.
flor ecido -de ramos y de violetas...............
',
,
y negaron a decir aJgun'as 'de las más ' conspícuas dam as de la ari stocracia: ,
- Ahora sí
locó ' la nu és h'a: 'vamQs a matar pelados:
En fin, ' el- vi eloparlido pOI'-riri ~ ta éreía que la r,évo~
)ucióh había múerlo con el 'Último cáñonazo 'de la Ciudadela. Yd pe'Hilaba ' distinto.
.
La: revolución qu e i'i 0 había combatido :primero' con
la 5á ngl'e gen e'r o's'a d e un 'e j ére ilo de viejos militares y de"
niñ os qu e en ges to s h el'óil;O,S daban su sailgre sólo por su
h ombría (seg\ln la fra se de ' mi g en eral ,Eguía Liz ) i era to.:..
davía nacional: ' toda'd a es taba latent-e en el cOI'azón dela s ' ¡'n'a ~a s , t od-avÍ'a fa anh elaban los mexicanos. ~ com()
yo éomprendí esfó , en mi prim er discurso pronunciadoant e la s Cámaras y ante 'el Cu erpo ' DiplomátiCo, ' que es1aba conmovido ' por mi arenga; dije' que n1i Gobié rho seria emin cntem en tci )'e \'ohw jonario.
nos
La mu ert e de' tos señ or ei'i \{ad~r'o ' ,. de l se ñ or PinoS¡járez, ' la' YOy"a r' Gfer:ir '
br eve m erÍlr~ . sólo para da'r '
p equeña s ell ~'e rra nz a5 a lo:,; inilita l' c~ y a lbs 'político!' quetengan , qu e, r esolve r' pl'o!>lema s (' üfT\o el CJl! e m e' o cu pó a.
lu í a r'uíz del h'ilmfo de la Ciud ad ela .
He dicho qu'c -me' p edía n a lo s c ualropritiioner'os y
qu e yo sólo dí dos: pe r o no h ~ ex plicad~ por ' qué en ,tal
inuy
-38-
'Üca$i~n
fuí parco pa.r.a dar. Y bi en, señores, yo sólo man~
·dé a dos, porque si mando a los cuatro no. HUBIERA PO[HDO PROTESTAR LEGACMENTE ANTE EL COi'íGRESO
DE LA UN ION.
.
En la muerte de Don Gustavo, dictada por el silencio
·de mi discípu lo Félix y por orden expresa de Mondrg:gón,
(este General injurió cruelmente al prisionero 'antes de
matarlo) hay un hecho digno de ser cOnsidel'ado. Desde
luego,Ja intervención de los oficial e·s del EJército Fede-:
.1'al en tal. asesinat.o. No sé quién disparó. el .primel' til'o ·
~l prisionero, si fué un militar Q si un mozo de Mondragón; pero sí sé que en el moment.o en que fué herido Don
Gustavo, se al'rojaron sobl'e M los jóveiws militare:; que
:se habían pronunciado por las insinuaciones de Mondra ,gón, y LINCHARON' .al . político.
No solamente se -consumó este crímen en la fOl'm a
1Jrutal de asesinato, sin el requisIto legal de formal' un
-Consejo de Guerra 1Ü reo, sino que, como ya 'he dicho , se
.liegó hasta el LINCHAMIEN'rO, qu e sin duda alguna es
la fül'ma más cobarde. de matar. .
.
Dos días más tarde, el Genel'al Mondragón rep etía esa
hazaña, -ordenando a los milit.ares que asesinaran a un
hombre indefenso e inofensivo , a qui en no hab'ía nec esi-dad de castigar, pues no podía invoca l's e para ello. siqui era, la razóQ política . . Me l'efiero a·¡ señor Manuel N. O\'ie-do, periodista independiente qu e desempeñó el pue s to de
Prefecto Político de Tacubaya.
Después de. hacer que unos oficiales (ent.l'e los que
-se encontraba uno muy allegado a Mondr~gón ) trajel'an
·a su presencia al reo. acusildo . d~ haber cateado la casa
.del General Mondragón, éste ordt>nó que se le matara en
forma brutal:
.
.
¡Mátenlo!
Los oficiales dispal'aron sus armas sobrt> el cuerpo
.del periodista y la forma d,e LINCHAMIENTO del señor .
-Gustavo Madero se r.e pl'oqujo hasta con el detalle del robo de las prendas de la \·í ctima. pues unos ofical es regl'e:garon a lacasa ele Oyiedo y pidieron a la ,viuda t>l rt>loj y
-el caballo del hombre qqe acababan de asesinar ........
Por esto yo siempl'e he dicho, coiltra la opinión ge- .
neral, que Mondl'agón no es inteligente.
L<\. SABlDURlA. DE LOS POLlTn;OS .
'Yo qu ería fusilar , desde que fué mi prisione ro, a Don
-39-
Francis'c oI. Mader0. Lo quería , fUtiilar por venganza)
porque, hombre de pasiones como soy; nQ podía viví'!' sin
vengarme de lo que me hizo aquel hombre.
Pero lo hago constar desde luego: yo no quería que
Maderl) desapareciera porqu e-. temiese que un día me derrocara. Ya he dicho que yo siempre desprecio las revoluciones.
M,is Ministros. sí temían a' Madero. Creían que si.
que.daba en libertap, organizaría 'una nueva revolu~ión.
Le temían y le odiaban. Tan así lo creí, que pensé en dejarlo en sus manos , para: que lo fusilaran. ' Lo hubieran
becho , según pude cercior.!lrme por hechos po~teriores.
Consulté 10- que debía hacer con ellQ.s, para sondear
sus opiniones. Los más inteligentes me decían que de-,
jaban a mi elecdón la forma de resolver aqU"el pequeño
problema; otros opinaron porque se ejecutara a los dos
prisioneros. Robles Gil, el único; me declaró que se debía respetar a aquellos dos hombres, cbnsignándolos- al
Gran Jurado. .
'
. La verdad, aquel hombre tan ridículo para lodos Jos
políticos y para la aristocra:eia, había hecho una revolución poderosa; había ctado ¡)n golpe de muerte a un régi~
men de trcinta años; pugnaba, aunqHe fuera muy débilmente, por el triunfo de los humildes., ............. .
.. _...........Y no obstante que sus incertidumbres eran tan
grandes., que tenía de Ministro a su tío ( que consultaba
a su vez con Limantour ) , los políticos no hubieran .permitido que viviera: j le temían!
.
Me decidí a ejecutarlo y ordené a Blanquet que buscara gente apropiada, para ello, que p.o fueran milLtares
de línea, para no incurrir en la misma falta de Mondrágón.
Blanquet lloraba con lágrimas verdaderas la muerte
de su oficial más queri·do, Jiméncz lliveroll; tenía, pues, .
necesidad de vengarse .
Francisco Cárdenas y un tal Pimienta, gente de la .
más desprestigiada entre los irregulares, fueron los comisionados para encargarse de las ej ccuciones. Venían en
la oolumna de BIanqu et.
.
No conozco bi en los detalles :del suceso, porque yo,
como Genera.l, }Joco me preocupo de ros detal1es. Me interesa la idea general. Lo de detalle, lo dejo a mis su-o
bord,inaaos .........::-,,_
Las ejecucioI'ies se consumaron en las afueras de la
Penitenciaría de México, entre once y doce de la noche.
Llev.aban a los r eos, en automóvil, el Mayor del 70. Cuerpo
-40-
Rural, Don Francisco Cárdenas y el oficial Pirriienta,que
se había distinguido siempre -por su facilidad para con..,
sumar ejecuéiones de muerte.
Un grupo de paisanos , creo que todos comisionados
por los hombres de la Ciudadela para que asistieran a la
.ejecución, esperaban en las afueras de la Penitenciaría
-el momento de t()mar parte en los asesinatos. Creían tal
vez que ellos iban a .acabar con los ex-funcionarios, pero
no se rrecesitó de sus servicios, pues Oárdenas dió un balazo a Madero, en la cabeza, diciéndole antes para qu e voltera, que viera una bola (multitud) .
. A Pino le dió tres balazos Pimienta, y los de la Ciudadela, que no . quisieron perman ecer inactivos, hiciero n
una descarga sobre los dos cadáveres-:
.
Cometieron la torpeza de enterrar ínmediatamenté a.
los dos mue-rtos; pero en cuanto lo supe, ordené que los
exhumaran y los pl'e sentaran a la Penite nciaría, pues 'en
un Consejo de Ministros qu e celebré una hora más tarde,
los señores Sec retal'ios de E s ta~o me dieron esta idea luminosa.
Yo t.engo que ala'o ar en esta ocasión a los señores licenciados y políticos qu e me hici eron tomar tal determinación, pues así logré en<:ontrar la solución del asalto por
una multitud a la escolta qu e ll evaba a los prisioneros a.
la P.enitenciaría, es decir, la verdad oficial.
j Saben mucho estos señores políticos !
Al día sig-ui ente, cuando se supo la muerte de lbs dos
_políticos , re cibí más de mil felicitaciones ............. ..
Mis oficiales m e proclamaron el salvador de la República. Se me abrazaba públicamente por el asesinato de
los dos funcionarios, se me aclamaba!
y fu el'on t.ant.as y tamañas las fel icitacion es que recibí, Que ll egué a con sid erar que en verdad había ve ngado
a la Nación del atentado qu e consumara aque l hombre ,
enfrentándose contra Porfiri o Díaz.
YO, PRESIDENTE!
Lo que sentí al ocupar la Presidencia de México. fué
algo que no pude ni podré explicar. Me creí el amo de
México, el dominador de todo aquel pueblo del flue yo había formado parte como uno de los mús humildes, desde
hacía tant.os años. Y pensé .... _____ ...
Voy a relatar cuál fué la primera aspiración que tuve
en el poder j ayudar a los Humildes, hacer la paz, engran-4~-
decer a los eternameJite vejados.
Creo que esto mismo.
,1e ocurrió al General ' Díaz, .blando por el Plan de' Ttix-·
tepee llegó ·a la Pre sidenciq, de la República.
Pero pronto esas ideas cambiaron para dar paso ru
una sola; mi odio a la ari stocracia. a Félix Díaz, al grupo
porfirista que' había e's tado 'e n el ' Poder ' duraIite treinta .
y cinco años Y,9ue en-aqueUos días creía que yo me prestaba como instturÍ1ento suyo, como espantajo pat'S: esperar Ull;1l10merito en q'ue Don Porfirio Díaz volvie'ra a entronizarse por medio ' de Félix Díaz, su sabrino, :'su .sucesor!'
Si , señores; yó odi~ desde aquel momen'to el. Félix
Díaz, porque yo nun ca · había' sido porfirista,nunca, ni
por un instante -de hü vida, ni cuando por mi sala orden
. y en unarhlnqu'e de hombría, ordené que ante la }}andera
que flameaba sobr~ elluás til del "Ipiranga", que se nevaba
al destierro aléx-Piesidente. se tocara el Hiinrlci Nacional ~ .........,.. ' Entonces: todos habían creí do que yo- era porfifista. Y deb6 confesarlo : yo orde né ques'e tOCara el
Himno, por aritf- maderisn1o, no por porfirismo.
Me irritaba ha sta la id ea de saber que los felixistas,.
en los que yo no veía sino a los pprfiristas, me pudieraQ.
suponer tan :inocente de' entr'egarl,es el Poder!
.
¿ Qué ibá a h ace r, para sacudirme al fclixismo? . No
Jo pensé'. · Sí consideré que la si tuación era' grave, puesel fe1ixÍsmo cundía y algunos felixistasestaban armados.
Pero yo tenía 'otras armas de las que ellos carecíaú: mi.
gran int eligencia yel Poder.
.
.
A muchós fes ha ' llamado laateriCión la fuer.úl queten go para atraer tas" simpatías o el respeto de las gentes que me · háblan. · Yo mismo he tralado" de explicarme
cnqué Consíste' este poder de sugestión, y nunca ló he
oónseguido.
,
Recu erdo que uno de mis Ministros, el licenciado García Naranjo, me decía en una ocasión :
-La- mejor labor·'. política que puede usted hacer, es
hablar con sus enemigos. Los haría huertistas en una.
hora.
Y, $'aben Ustede s, señores, 10 que yo decía :a: los quehablab'an. conmigo? ,Pues sólo les decía men.tiras ............ .
Yo no reflexion é' jarriás para decjruna menUra. Las
deCÍa espontáneament,e y const.ai¡ltE:mente, a ~9da,s horas,
po'r oualqUier motivo , .riJUcha's veces sin objeto.
-42-
También, debe ha"Lcr roncta'ricio a acrecen tar mi pod er de atracción, que síe rnpre pl'Opuse a los amigos ya '
jos enemig os" los dos ea.m inos:cl de la. amistad ( ~; en
·este caso les daba todo lo. que q1lel'Ían ) 1 y el de la g ll c r'l'a
(yen este caso no podían rSjwl'ar sino la nlll cr! e \ , AJ.g unos imbéciles dicen pal'a expli ca l' mi dun eSf,lcC'ial ísimo
·que "era yo un indio nlll)' ladino", Y Irs h e llamario im:béciles a Jos qu e tal dicen , pO l'q lle Mpdina Ré}I'I'ÓJI , por'
.ejemplo, éS mUy ladino y !:iin emt9l'go no"'jJlIcd c atl'll C' ¡'se
.ni engañar a nadi e ,
.
,
'S e me temía mucho tambipn, dpsd e el pri[)ripio rl o
mi Gobierno, La mllPl'lc de Madt,L'o y la "angl'c fl'ía de
fIue diera mue'itl'as patenl es pal'a poder per'milic' qu e se
mataran cinco mil se re s c1lll'anle la " Decella 'rrá g ii'a", rQe
hacían temibl e:. Si no me habí a de tenido an le lah's hechos -pensaball mis erwmig:os- no fne ib a a c\c lelH' 1' palI'a mandar fusilar a cualquer hombr~)
Yo procuré s iemprr. pOl' sist ema, inspil'al' tel'l'or. Y
·esto lo lograba minLiendo y ' malando, Las ,dos cosas las
hacía con exceso, según la opinión pftbli ca,
~IIS :r.'\NTE.\D .\~
Dura nt e tod'o mi Gobí(' t'llO , no hice s ino lo q ue rn :Héxico Irhma.mo;; "lanfeadas" .
'
Entraba y "alía por las pUCl,'·tas de Palaeio a hOt'a!'i
impr'rvistas , c l1a~do la gl.lal'dia no es tabapl'epl'acla para
haCé l'me los honores; dOl'luía · de día ' r en las noch es me
Teunía con mi;; amigos; Yi silaba a todas hora s a g ('n(es
<de costumbrp'3 mOl'igeradas, qne se asus taban ton mi" \'isUas; mandaba reunir a mis MinistrDs a las alta::; hOI'as
d e la no che, para pedirlcsconsej,ós sobr,e cosas qllü ya
previamente te nía l'esueltas o pal'a .decirles qne s I;' toma ran una copa conmigo .._..............
.
,Me l,evun taba d e la mesa de mi .casa a mrdio comrr
y ,dejaba a llí, e"pe~á ndom e, a las ¡:r,e n les a íJuirnes h abía
invitado mi familia; l'ecibía al pú~lic:o so los unos c llanl os
día"s, en Palaci o; pero bastaba qu e me fuel'a a salllcla t' uno
de mis ami/?'os o uno de mis g'clH't'ale.s. para qU E' me pu siera a chaelaJ' con pilo s. de"pnciando a los qll~ E'spCl'a ban para traiarme d e todo ¡:¡:É'ner'o d e asuntos, .
, ~ El dcsol'c!enen mis co"tll1nbr· 6~ ... ll a mo li a~I (~n('ión de
to'do 'el pu eblo'; pero lio 'rrtc ' alt'ajo t'Úi t¡pálí'a's; pú es ' sie rn'''''
pre ua m ejor nn Pl'es id l'n lc .a"í qu'P un hombre d e br'on-'
ce, que def'Ía :3610 dos palabl'as, como Don POl'fil'io, o eo-43-
IDO. los señores Madero y de la Barra, que nacían muchas
. pr.o mesas a sus visitantes y que no cumplían ni una sola...._
Todo el mundo esperaba que yo me fuera a vivir a
Chapultepec, un día después de la prote-sta que' hice ante
las Cámaras. Creían que iba a dar el espectáculo que dió
el señor de la Barra, quien envió desde su recamarera
con los triquis, hasta los pericos ...............
. Sorprendido porque yo no me iba a Chapultepec, uno
de mis Ministros me hizo notar tal cosa y lo le contesté ..... __
no puedo decir aquí 10 que le contesté.
No empleé, al principio de mi Gobierno, ninguna medida de terror. Creía que con la hecatombe de la Ciudadela el respeto a mi Gobierno era nacional, como las tortillas ............
EL PADRINO DE LA REVOLLICION
En estas circunstancias, se alzó de nuevo la revolu~
ción maderista. Era la misma pugna entre la gente ql'.le
no había comido en treinta años y la que desde hacía
treinta años comía...............
.
Los que ahora se levantaban, (me refiero a los que
tomaban las armas, no a los que encabezaban el movimiento político ), ei'an los mismos irregulares' que M.adero
había metido en el Ej ército cuando trató de reorganizar
éste con elementos que le fueran del todo adíctos, con su
gente. Era, pues, la misma revolución, pero con esta
"en taja para los que no habían logrado el tr'iunfo: enseñar a los fanáticos, a los qu e todavía creían enel maderismo , la víctima inmolada y sangrienta.
Era, como me dijo no sé quién, una religión en su
etapa más próspera, la de lo~ mártires.
Cuando me dijeron tal cosa, me sonreí, pues yo nunca he creído en las revoluciones, no creo ahora.
.
Pero si para mí no tenía peligro la revolución, en
cambio me traía un argumento para prolongar mi labbr
destructora del felixismo. Y ví con toda claridad, con
perfecta percepción, que mi salvación, mi única salvación por el momento, era la revolución.
y propagué la revolución. Sí, señores , si hay alguien
que se pueda llamar padre de la revolución de 1913, yo
creo que no me disputará el pueslo de padrino, que yo
ejercí entonces.
Yo podía destruír a la revolución. Con una sola
orden reunir a mi gloriosa División del Norte, y lanzarla.
--44-
sobre los focos de sublevación, acabar a los reheJ.des ,!ex-terminarlos y hacer la paz. TOGas las rafones sociológicas que se opongan a esta verdad, deben de considerarse
nulas, sóto patrañas de los imbéciles que creen que se
-puede triunfar cuandó un Gobierno no quiere caer. ¿Quién
podrá .negarme que con aquellos seis mil hombres de la
División del Norte, yo no me podía pasear por el último
rincón de la República, sin que nadie se atreviera a dis- .
pararnos un tiro de fusil?
Pero no sólo la consideración anterior me obligó a:
. fomentar la r evolución , dejándola crecer; me interesaba
mucho esta otra idea: crear mi gr\lpO , hacer mis hombres,
formal' una República n etamente huerlista, pero no porque hubiera manifestaciones huertistas. como ocurrió con:
~l . señor Madero, que creyó que el pueblü' de México era
maderista y no hubo un hombl'e de los suyos que tomara
las armas para defende l'lo, aunque muchos las pidieran a
S·ritos; no, yo qu ería una República de amigos huertistas, de ge nt e que r ecibiera de mí los más grandes ben eficios y hasta el .pan. P ensaba hacel' un ejército num eroso
y fuerte , lleno de nulidad es militares, pero capaz de aplastar por su número a cualquier revolu cionario. Para decirlo en una palabra, yo, que no había sido electo , pensaba ya en la: r eelección!
y r etiré a Rábago de la Di~' isión del Norte , porque el .
General Rábago es un hombre incapaz de comprend er políticas; honrado. y di spu esto a cuníplir con su debe r , sin
importarle el sacrificio de la vida. . Rábago , señores, es
un.o de los elementos má-s puros y más dignos que ha tenido el Ejército.
Dejé al General Miguel Gil en Sonora y a Trucy en:
eoahuila, a fin de que con la' ineptitud que les r econocía,
fuel'an arrollados por la revolucióll. Gil fué ·requerido para hacer una r econcentración que hubiera acabado con
la r ~be ldía de. Sonora, pero yo impedí que la hiciera, no
ordenándoselo. El, que es inepto, se encargó de dejarse
arrollar.
En cuanto a Trucy.. _........ ya se sabe quién fué Trucy,
el mejor amigo .de los r evolucionarios.
y la revolución empezó a crecer, a aumentar en la.
forma, a ganarse la opinión de la gente dispuesta al saqueo y al delito.
Mi política empezaba a desarrollarse ..............:
-45-
UNOS NlSOS
Félix Díaz mi di~cípliloy el Gl'lleral MandL'agón, son
u.nos niños, aLinflue oigan ,ustedes l-lamar a Mündtagón el
mejor: fíenera l de ArtiHer'ía de la República. Son mios
n iños
eo n Mondragón oeúrre lo qne eon lodos o eon la
may of!a de los hombr'cs de prestigio .de Méj.:icQ; no s irven para nada: ni so n inteligentes a los que se llama int eli ge n tes, ni son Yé\ li ente s a los Qn e se les llama ·va1i E.Úi~
tes, ni so n sabios. lo s qu e están seña lados corno lales. Mi_
país es 'el paí s de la m entirá, de la f'arsedad; del extravío.
No só si así oelll'ra en otro!" países.
_
- Los que sigui eron a Féli~ en el Cnadelazo, lo hubi er an abandonado ~i lo hubi ese n eónocido eOH ant-ieipación.
En \'e r'dad cl Cuartelazo de Verael'llz l es babía mostrado
al hórn-b re , p e r'o l:iúeee qu e esto no l és baf:dó.
Félix era un 'sublevadQ qué no qu eríasnbl e,-arse; un
candidato a ra PI;esidencia, qrie no quería moles tias ni luchas ; 'e ra un militar sin carr'era r 'sin combatés, un revolucionario qu e dejaba tl' e~ millon és de pesos en la pláza q tle ha.bia ocupado; un hombre qllc' creía eú la lealt.ad
.
"
,
d e los h6mbret'o ..... __ ...
y Mondragún quejo lomó como Jefe, era nn hombre
a qu ien en México llamaban inteligente! .'
Se ha dicho qu e yo t",aieioné a mi di scípUlO ~~ eso' no
es nrdad en .lo absolu10, como rro PS YCl'dad quejos Sllblenldos hubi eran triunfado -en hlCiHdadela. Me hubi er a bast'ado ablm'IQs \ en la l'atonC¡'(l e n q11 6sé m et ieron,
para acabarlos . .. Sé que uri élla antés deql1e yore80h'ie-:
r a la 0 tuación , es taban ya sólo \1no s cuanto s, hombres',
di spupstos a emprende!' la Tuga . . En nn. ;,con sólo llegarles rilÍ apoyo , l o~ ' h'ubieraaniqulladó: en rC(llidadesta":
b an \'cncidos desd~ _q ue se encel'r'a~on en la Ciudadela.
Por :esto h e . dicho vel'dad euán,do sostengo que .y6 fui
quien triunfó y no ellos. Aunque. pOI'--Olra 'pade, en , es ~
tos as u'r itos de subleYaeioQ{'~, no t.J.a~·fJue contar con , la
pala!;)~'a de. los que ~o la dan espontáneamente: se o'e lien
e-mp'!ea r toda s las ai'mas, pONille nU!1{··a como en estos·'ca!.:.
sos todas la s ar'mas so n bll e l.18s.
He ll~gado' a pensar que mi rlJseípnlo F élix no hizo
el P ac to
la l~mbajada para OCllpal' la P'r e~ide nei.ade la
!l:epübt it<a, sino' pal'B: salii'oe agllfllas]tü.éle¡:ón ·'e n la. qu.e
sn·' cabeúl.,ba:sláhte 1il~biL sC'·oha'bía extl'uvHioo.
P.ero ~' o tenía qll e oes tl'uír laercr neia gen{:ral ' de f]ue,
mi tIis('Ípulo er'a el ve nc edor' , yo tenia que. demo strar ante
r
de
-46-
el mund,o, 'que , la Pre sidencia de l!i República no estaba
en la calle de, las Ar:tes, (domicilio dé' Félix Díat ) , a don d'~ concurrían todos los políti~os y todos los que oeseaban
prosperar, sino en ' el Palado Nacional.
Empecé' ,a atra er a1 General' Mondragón. Fué' labQr,
muy 'rápida', Elhotnb~e comprendió qUEJ estaba en mis
manos, Hüe yo 10 pO,día: sosten.er en 'la Secretaría de Guerra" o mandarlo fusilar .. ;.. ,.. ,........
,
.y Mondragón, ' que lo ; que quería era prestigio y dinero, ge s'ometió' a míy traiciohó a su amigo y socio.
.
Mondragón quería prestigib; porque nunca lo había
logrado tener,' ni"a; pesar de sus inventos,' y ' quáía' dinero,
porqu e es hombre insaciable ............... .
' Móndr?-gó1:l es 'el ti po del ambicioso: Pero no del ambiciosoqutl está destino a triunfar, porque sus activ idadés, qué sun múltiples, la s dtyide: quiere dinero y qüiere
prestigio: ,y la verdad,e'stas dos cosas, no se obtienen
rápídamerite en m'i país.
El Cuadrilá.tero Pal'lamentario (al Tl'iángulo
babía uhi,do el lic ~'nCiado Mohena )' laboró para de'strufr la
alianza Féri:>¡:' Diaz,~:Mo. lld!'agón.
1\1.e comprendió 'Meñdragón yrompiódu!cemcnte su
alianza: : coh 'FéIíx Diaz.
se
LO 'QUE -SOPORtO 'FÉLIX
.. Al m'isrnoticmpo que hacía la labor de aJt'acc!on de
los Mihistros', "ori'entaba"" hacia mí a toda la gran masa
de gente dispuesta aprospel'ar........ __
.
. ' ' Pronto fueron descubric~do que yo' era el Pl'csidente
de la República y no uh espantaj o de factura felixista.
Pronto se convenció toda la Nación de que Félix Dfazestaba más muerto que don Francisco 1. Madero!
Eso sí, So me sujetaba a la:s farsas de los amigos de
Félix , qu~ tenían la idea de pr€(sentarme como tln maniquí de mi , discípulo.
.
.
A Félix 10 átoúnen taba hasta con mi presencia; 10
l1nmaba a las alfos hor(:u3 de ' la noche" o :¡f ¡-asaltas horas
de ·la: iloche lo vísita1;¡a,· y hasta'leqeéía "señor Presidente"-.....__ .....
.
" Y.al rriisrpo tiempo le quitaba uno a 'uno dé .todos sus
amigos, alejaba del mando de fuerzas a todos losgue habiail sec!-lndaclo' el '·GuariGlflzo.a 10.~ sósp~chosos lcis mandaba a Quint~a . Roo , fU$il:aba · a ,a~gunó$ que par.eC-Ía:Il
dispuestos a cualqulercosa.:__ .....;
- 4'1-
Pronto se empezó a atacar a Félix Diaz en mi presencia, a juzgársele en forma dura, a vilipendiarlo y a ·destrozarlo. Rubio Navarrete, que sentía un odio pr~fundo
por Félix Díaz, a quien le atribuía todas las desgracias del
país, lanzaba arengas inverecundas en todas partes contra el "Oaudillejo de la Oiudadela"';
Los periodicos del Gobierno desgarraban al. "soQrino
de su tío ", en las oficinas públicas se-burlaban del Ouartelazo, y la idea de que podía haberse destruido el núcleo
de subLevados, era nacional.
Empezaron a· proponerme muchas personas, fusilar· a
Félix D'Íaz, como una medida para la paz.
P en:s.é e n aléj al'ló y le envié con una comisión:. represental' al Gobierno ante S. M. el Emperador del, Japón,
para darle las gracia-s pOlI' la comisión que habiaenviado
a las fi estas del' Oentenario de la Independencia. (Yo .soy
cruel para h el'ir, señores, porqu'e mis heridas han sido
siempre cI'ueles ). Mé han' enseñado a ,hac er el mal, sacrificándome; por eso np se· me juzgue. Bl Gobierno det
señor Madero había acordado enviar ·una misión diplamá:-tica ah te ,el Imperio d el Sol Naciente para dar las gracias
al Mikado por .la cómisión que a su vez había enviado pá-:
ra las fi est.as del Centenario de la Independencia de México. Y había nombrado el señor Mad ero al señor su hermano ,. Don Gustayo, para qlie fuera el Presidente de aquella misión. Ahora yo confería el mismo alto honor, al
hombre que señalaba el mundo entero como ase·sino d~
Don Gustavo Madero!
Esta forma un poco brusca, la empleé pal'a demost.rar
a los imbécil es que Félix Díaz no sería el Presid~nte. ¡Y
ni así lo creyeron!
'
LA PIEDAD DEL LICENCIADO REYES
Mi discípulo, incapaz de sublev,:\rse, de h ace r un movimiento de protesta, de nada, nombró a los qlH1 lo habían de acompañar, y con ello s partió ...
Ya en Europa, antes de qu e doesempe ñara su cmni:'t·ióll,
lo mandé r egresar. ' Lo iba a calnurar en Veracrllz, lo
dejé que eSCapara, lo hice añicos ......._.,
Y bien, se necesitó todo esto para qu e me creyeran
un ho mbre capaz de no cumplir mi palaura!
El señor General Díaz tuvo dos amigos : Ocón y el pi
jo de mi Jefe, el licenciado Rod olfo Reyes. Fup.t'on esto.s,
dos hombres los únicos que no vacilaron en sostener J 1lS
-48-
compromisos. A Rodolfo ' Reyes lo tenía aislado, rodeado
de enemigos, y sin embargo, se mostraba amigo de Félix.
Un día, después de acordar conmigo lo relativo a Justicia, me dijo:
.
_ -Señor, traigo en mi cartera' tres pliegos en blanco,
firmados por ,Félix Díaz. Y bien, señ~r , lo qu e usted qu ie-.
ra que firme Félix Díaz, puede dictármelo en este momento: su renuncia, la disolución del Pacto de la Embajada,
lo que lJ.sted quiera. Yo le ruego a usted que cese la bur!a que se le está haciendo;
Pensé rápidamente lo que tenía -qu e contestar, e iba
a hablar, cuando el señor licenciado Reyes me preguntó:
.,-¿ Qué es lo que quiere usted que haga Félix?
-Que cumpla con sus compromisos políticos, que-vaya
a las elecciones, que triunfe.
y desde entonces, ya no- volvió a hablarme más de
Félix Díaz el licenciado Reyes.
COMO DABA
Aniquilado el felixismo , volví los ojos a la campañ,a
militar, contra la revolución. '
El prestigio del Ejército estaba ya en duda. Los. rebelCles habían consumado victorias contra nuestros soldados. Lbs dos núcleos, el de' Sonora y el de Coahuila, eran
menos débiles qu e el de Chihuahua , dond e por la impe,ricia o por la lenidad del General Mercado, se había di'
,
suelto la División del Norte.
Recuerdo que mi compadre Urrutia, respondiendo a
la opinión ,pública, me pro.puso el fu silamiento de 10-8 General es que e~taban sufriendo derrotas injustificadas. No
ácepté tal proposición , pu.es todavía necesitaba que la revolución prosperara.
. La opinión en México y en algunas partes de los Estados, era la de que el Gobierno d e mi' mando iba a fra casar. P ero todos creían esto porque sí, sin saber una
razón más que la militar, que era la más despreciable.
Yo hubie ra h echo la paz en un mes, si h e querido.
Voy- a explicar por qu é no era el momento de hacer
la paz: locla da no tenía yo el número de huer tistas que
necesitaba para sentirme fuerte. Había ya algunos hombres int er esados en mi triunfo. No podían abandonarme,
porqu e todo - es taban en espera de un mom ento oportu no para ent'iquecers,e : ansiosos de contin uar sirviendo
a mi Gobierno, que les daba tod o lo que qu erían. Muchos
-49-
ya eran miscóm pljces en innumerables - combinación~s
políticas y en delitos.
, Quiel~ o r'e ferirme a esto con alguna det eilcián ,'pues
se me ha acúsado de ser un cori'uptór de ' honibr es ' y ese
ca rgo lo voy a rechazar con pruebas.
,
'
Yo daba honor'es y diFiero. Los hombres; ' todos, l()s
hombre s, fundan én esto la ' prosperidad , . ~ l , triúnfO', el
éxi to. Sus afanes, no son sino para. óbtener 'una de estas dos cosas, o las dos.
,
'
y es .una ,"erdad qüe se ha comprobadosierripi'8 ,: que
el que ti ene más ambicion es, 'tiene más energías.
'
' Yo había obserya:do lig ~ rament e, sin acud1r a. la filo sofía, cienciíi por la que tengo alguna ave rsióü, la ve rda.d que h e ci tado.
'Mi pe'rsona, mi "caso", como diceIi ~sos señ'ó res sabios, es toda mi en señanza : obré poe mi éxp~r i e nci:a 'o
por mis impul sos. Yaú nque tar vez esto le paM, -ala mayoría de los hombres , es verdad n egada por todos.
'
Digo que empren dí mi labor de atracción dando a los
que me pedían, pei'odándoles sin tasa, sin medida, con
una liberalidad que no había tenido nunca ningún gobernante: ¿Sénecesitaba, violar la ley pai'a a~enderuÍla súplica? se ,'iolaba; pero _el que pedía teníasiempr'e lo que
solicitaba.
'
i Ah, si yo hubi era permanecido en el Poder, mis amigos se ,hubieran enriquecido y la Nación se habría sálvado! , El nÚmero de amigos del Gobierno hUbie'ra sido igual
a l de habi tantes de la R epública.
"
, Fu é uno ,de los errores del Gobierno del General Díaz,
r educir el núm ero de amigos en ' beneficio de un gr~po de
~mbi c io s o s, sólo pOrque éstos querían dinero y nópoder.
Si <: 1 General Diaz exti ende su protección a todos los "que
se la: pidieron , lo s que le arrojaron del Poder hubieran sido los que hubieran pre sentado ,el pecho a sus enemigós
para ,defender al 'caudillo.
La reyolu ción madel'ista había ' sido grande,sólo
por uña razón: porque la Nación, ya no soportaba a Don
Porfiri o, Díaz. Odiaban al viejo ídolo oaxaqu eño; todos
los habitant es de la República: y lo odiaban por una. 'razón, porq'ü e ten ían , hamhre !El pUeblo no quería evolucionar hacia la democracia', porque el pueol O- no sabe Ío
que es democracia y conoce, tanto de leoría s como yo de
Obispo. Quería con:ie r, "eso era' todo.
, y como. h.ay 'siempre 'agitadores que ejq:ilot$ a ,los:
q1:le quieren comer', yo qui:e atraerme a unos ' y 'a otr(}s.
-00-
Lmt:.-primero,s meses de ini Gobierno los empl eé en dar
de comer a los queio pedían y en dar puestos y honoÍ'és
a -los que. se me acercaban. Abrí los brazos a todos, especialmente a los. "pelados", como nos llamaban los 1'el.ix~st.as.
.
Pero muy pocos se me ~cercaron, porque yo era militar, y 'los que conocían a los gobernadores militares me
creyerOn dispu esto a ayudal'solan-ient e a los de mi clase.
No fuerQ,n suficientes · todas las pruebas qu e dí de mi indi1'ertlllcia' para ay udal' a todos los elemento s. Los ri cos
sé dedicaron, 'como sienlPl'e, a -abs ten er se, a na mezolarse en los asuntos de la política, por miedo a fl u e -la r evo'
lución 1'os . castigara,
. Por otra pQ.rte, tal cosa no m,e importaba. · Había reu~'iclo en una jtinta qu e se llamó " de los notabl es", a los
elementos más cultos de la ciudad de México \' de allí no
había salido ninguna luz: se dedicaron a haccI'se p edazos
los unos a los otros, r es ultando lUlO S teo rizantes !c.;ln nin- '
glÍn s.entido práctico.
Entonc es, desilusionado del - elemento eivil, m e eché
en brazos del Ejército.
EL GOBI,ERNO
~ULlT AR
La . rnilital'iz~('ión de México la hice COIl el fin de ob- '
f.eorr un gl'an ' c9.:ntin-gente de 1'~l e rzas par.El; .el caso de te:"
n'e r. qne emprender Qna campana ytamblen (".on es te obj eto: wmetel' a lodos los que quisieran oponerse a mi '
política , por m edio d e la di sciplina militar.
No creo qu e nadie haya estabrecido un Gobier'no Milita l' como el mío. . Todos los m exicanos fueron militares;
Los maestros de escuelas, los empleados, los bal'rende:ros, los Minish'os, los niño s, los Gobernaclor'e s, los seCl'etários particulares, los diputados , los empl cados rl e lodos
los ramos ,............... todos fll eron militares.
Hasta las muj eres.: tu,,' ieron grados en eorporaciones
militares : m e yalí de ll1s' iristitllciories de la Cruz Roja,
la Cruz Blanco, la Cruz AzuL ...:..... de no sé cuúnta" crllcOs .. _...... ·.... 7
.. En t.odas pal'tes se veían cintas ~' galonc s en los brazos; las 8'l'andes existencips cle , telas d e kaki. 1'II er'OI1 inwflci ent es par'a los pedidos fin e lI egab~ n ~e los má s apal'tados' lugal'~ ¡'ild e la' R~.Pt\b1i{'al', lasfábricas : do galones, ~'a ­
Jl'aron un capitaJ ! .
Regía la Ordenanza en YrZ de la C-on:;;tiltwión. En la
~51-
s.ecretaría de Justicia, los jueces tenía que obedecer a s1,lS
superiores gerárquicos, que se aprovecharon muchas ve~ .
.ces para todo género de asuntos y en vez de{ criterio jú...
rídico, se estableció el criterio de obedecer, que tenemos
los soldados.
. Por otra parte, ext~ndía .nombramientos de Generales., de .coroneles, de Capitan'es, de todos los grados, a los
civiles que me lo pedían.
Y, señores, la militarización .de México, acabó con el
Ejército Federal!
..
'
,
Los orígenes de muchos fracasos militares estuvieron
en la participación que tuvieron los irregú,}ares (así se
denominaba a los militares que no eran de línea) en lq's
combates contra lo;; revolucionarios. Por un General Argumedo que por su arrojo avergonzó a veintidós generales federales en el desastre militar-- más grande, en San
'Pedro de las Colonias, había mil Generales y Jefes irregulares que saqueaban, mataban, incendiaban y hqían' an..;
te el enemigo .............. .
l
.
LA PROSTITUCION DE LAS 'CRUCES
Otra de las caU~lS más determinantes de la destruc'ción d'el Ejército F ede ral, fué la prostituciólJ. de las cruces del Mérito Militar.
Nadie ha observado ésto y sin embar'go tiene importancia por los hechos que se relacionan con la disolución
del Ejército Federal.
.' Señores, para un militare del Ejército Federal, del
ünlco Ej él'CitO de la República, la: Cruz del MérHo Militar
era la suprema aspiración.
..
.
. .
Ni el General Díaz ni el señor Madero. habían otorgado la .Cruz del Mérito a oficiales y jefes que no la merecieran. Se necesitaba que el gesto heróico que reclamaba la imposición de la Cruz, fuera de los más .,notables,
digno de ser citado como ejemplo entre las más -bellas
acciones; llenar las condiciones 'q ue marcaba la Ordenanza, que son m_uchas, una comh necesaria, hab~r sid9
herido por el enemigo y no abandonar el puesto durante
todo el combate:
"Se necesita uno morir tres veces para obtener la
condecoración del Mérito Mil-itar" -dicen los militares
para explicar lo difícil que es obtenerla.
.
~ yo pedí una lista de los sublevados de la Ciudadela
para darles la Cruz dell'1:érito Militar!
~52-
~ lodos los que me pusieron e.n esta lista les di la
Cruz; a todos lo~ que yo quise premiar para atraérmelosj
porque eran honrados y valían, les día la Cruz; y a todos
Jos que quiso el General Mondragón que yo premiara pon
el Cuartelazo que rompía con la lealtad del Ejército, los
condecoré con la Cruz del Mérito Militar!
Los que la merecían se sintieron humillados; los qu~
nd la merecían, se envanecieron y ya no ambicionaron!
n::t.da más I]lle enriquecerse.
Desde aquel momento la oficialidad no tenía id eal es
en el Ejército Federal. Luchaba sin estímulo. Luellabu;
señores, por lo que luchó a favor de Don Francisco Made.o!
ro: por hombría,- según ese gascón que se llama Eguía/
Liz.
Los grados a los civiles y los ascensos sin · causa jus-l
tificada, hirieron al Ejército. No complacían los ascen-i
sos a los militares, pues la gran masa, la que combatía¡
la -que daba su sangre por el Gobiérno, era postergadu.
Tengo la segmidad de que se me odió más en la cla ...
se militar que a Don Francisco Madero-por lo menos máS.
j u"S-ti ficadam en te.
.
La militarización llegó hasta los Gobiernos de los ES-i
tados en una forma deprimente. Algunos civiles profes ..
taban; otros vestían el uniforme solo para servir de eS-i
carnio a los hombres ind ependientes.
_
Los Gobernadores Militares ' desarrollaron una acci6n
brutal, de fuerza, de medidas arbitrarias, de' de-spo.ios ........ _~
Se odiaba a todos los Gobiernos Militares, a todos, siI1
excepción.
La leva y las contribuciones eran deprimentes. Re'..
clamaba la guerra un contingente que hacía perd er las
labores en los campos y el fruto del trabajo en los pueblos~
De los hogares eran arrancados muchos homb¡'e s pa.o!
ra que los Generales ineptos lo s ofrecieran de carnaza al
la Revolución.
Los Gobel'l1adores se enriqu ecían a costa de operacio-l
nes ~ ,que fracasaban todos los esfuerzos de los contri~
buyentes.
' ·
,
Tal como yo lo implanté, es el verdadero Gobiel'l1Cf
Militar!
MIS HOMBRES
Mis hombres lo fueron de todas las capas SOCiÚl eisl
oficiales del Ejército procesados por el cielito d~
('~p..we
-53-
pe.tl¡lad0, C()lllO mi sobl',in() .Toafluin. C~1aá5l).: hasLa. losH-·
cenci.ado:; GOI'ol;licla ,,y. ,(i' a t!l ¡H"i~,nlDd.('¡og " d e. ' hQn\'llq~7. y "
,de intel¡gen<,:ia, "idas de , una , PIU"t¡Z~ ej~pnplal'. ,
'
'
Políticos fraca sa,dos" del .1'01"0 Ipli\X,w ano; fj,lib~l~te l'os,
de In peor esped-e; 1 [}¡rl.I"on~s pOllocidof; ,; ~' bra"js~' d.o profe~ióJi; ," enterraclol'e$" profes.iona.lE's;: ,poet;&s de prpst\.g'io
:unin'tsal; tleelamadorc:s; t, l'ibtlJ\o ~;, elninenciu.'i , t'n. las a.1",-:
;tes y en las l etras; mea.i:oerc¡;, 'eundél~ados , a. fl:ilJ"asal'; 501- .
,dados o.bneg'adQs r vali entes; \~l'rlugo.s; , de pr.oft'~ióJl; periodisla.s ; ,obispos; lod o IO , qllP !:\ob l'psa][a ,cn: la, csplll1la Q
-en la baslll'a.de la· soeit'dad ,m exleana csLu\'ü (\, nl'i s,t' I'\' j(;io!
Diréis qHe todos lo s gobiernos dispó~lel). ,d e malo;; (' le- 1
t.Inentos; sí, pel'o ningún Oobic l'no'los tuvo tan rc['c'a romo,
<el mío.
'
En ffilleha.s t empm'¡Hl¡¡s n o qui"'tt· .tenCl' scgnpdas ;r,na- :
,
'fIo'¡:; , ' ~' o lT1i;:;lllO me entcnd[a (:,on los. pica l'Q S,. y (:on lós hom-,
.bres d,e bien,.
Entre los horn~H'e~ hnerlosq~!e s.e aC,c rc,ar.QIl, a mi 00])iel"nO, no había lll),O d e. nJala, fe: todos ,estaJ;:>a,p, <ll!irn a dos
por tilia idea nacional, };alvar a México, COrl. S,i p.ecr idad
creyer.Oll que la c&ída , d ~', l GobierM ,qel\(ad~J'p ; bahía s ido
,un gran paso panl d ¡'l'stableeim.icrt¡lo del orden y de, la,
par. ~ ninguno SllpU rO lo , que h.o-r sé que , es una ;\'f!l?Aad :,
-que la revolllC'Íón 110 h ah í~a n:n.le,l"to con Mad~~l'9.
.
En cfedo, SPí'íOL"¡t ;-:;,{)lJ aqne.llaépD ca, ~lo ,clprmía la
Rc\'oluci(>Il ,. peeo la prt'rlif'a{J1aderi~ta , clamal.'l,(;lo nor una
,grall conmoúÍól~ . s(Wiul (l'l ,~ 3l'1'ojara ,del Roder. q. lo); hOl1)])res que disfmtaban de toclas ' S ll S wntajas pal'~ b"l))s,ti,
tuklns por l o!:> qu,e naDa. t.enían , ,e staba. JatenL e. . (¡n , el ¡co(I'~zón
dEl 1[\ Hepúbliclq.,.
La ge!lt.e de ol'(ten~ , Cf;\ decü" la gep.L~ saLisrí!cb~" t.en·dría que Ser al"polla da (.)01" la g enlr, de deso~den; todavía.
hambrienta e in,satis ('.echar
.:. siil el CUartelazo,' Madero habría sido .sacrif.ica:do'..p(lr
b mism~, R eyo)u,ción que ,ac,1;lndillÓ j ,porque ,l\1adero nQ hi20 d.~f; d j'! Sjl ex~ lIación,
a
la. ~ p;r,es~~encia,,:, 9l.>1'a., revoLupiQ-: .
nar"ia: no ll evó a: tocios ¡;US amigos a los puestos púbhco,s,
no ('¡¡mp}ió , las prome sa¡; .c¡ue hab~a ; ;f()rmu.lado: ¡:t . .lo>/! bu~
.mUd es, no ' l'eformó la sociedad ............
y no hizo todo f,!"to por una seneilla ,razón: su familia , que había sido reYolu.ei()nlui,~ sólo eJl las horas
wás alilab-~'es de laljlCha, era , desrle el triünfo,niás 0011:aerv.ado'ra q.ue e l Pllt¡'~ülo ! '' católieo.
Dec{a : que es('ogí a. .mis b-orn!:wes enlre. lO:; rned;ios, 's,o-:
-ciale,s. No esratimé favor alguno, no me opuse a un~.
sola de las adhesiones que se me hi cieron, Entre 108 hombres delOuartelazoy lÜ's que no habÍéi:n tornado parte en
el Cuartelazo, no estllblec'Í-á -ninguna ' diferencia, ' I Todos
recibían al inismo ' tiiempo, lo qué dese aban; satisfacían
~us anhelo s de lu cro ' o de honores,
,
-Llegué ha sta creer qUE; c on mi : Gobic mo todos los
mexiGanos eran verq,aderarne.lte felices,
MondragÓ'n'es I e1 díiis fr ab aji'.,Qor de los hombres que
yo conozco, No creo que lo pu eda supe ral' ninguno d!:l los
que-luchan en' México ni ae los qu e están en el destierro.
Es un : hbmnre que representa Jaa ctividad, pero ' la actividaddesOi'denada, la aclividad a l acaso : se parece a una:.
" temp estad !Ni' tiene orientación, más que sus ambiciones, ni su labor es ordenad2.: las -energías se coilstimen
en él estérilmente.
Su paso p'Or ln. S eCf'etar'Í ll oc Guerra s~ mal'có por esta s dos 'tendencia;5 ~ ~ m~(;ho tr¡abajo paJ'u aúmentar el Ejér- ,
cito y un gran descuido para salvar a las fu erzás que\
combatían 11 los 't'8,ioliicíonarios ,
¿'Me comp:r endió--Mondragón? ¿,Fué de los qu é ' vie7
ron con toda claridad que yo deseaba que continuara el
rnovimieilto revolücionario para justifiear as í rrii permanencia en el Poder?
Lo ign oro , ' Pero esto no' tendría Íl11portanciá, Su
'conduela 'polítibn sí .nle rué del todo favol'ab le, Irimediatamente que vió que' lO-estaba 'dejando el1l'iqUeéerse' con
gr'andes eontrafo's qué el Gotierno nopodí'a pagar, Mondragón me fué adicto 'y vió que mi discípulo F élix estaba
a~eja'do para ' siempre' -de 'la Pr'esidencia,
.
, Morrdragón fué' el hbmbrlhl. quie n más elogié durante mi admii1:tstri1ción:' ' Hasta los triu nfos de la División:
del Norte, mi más grande 'orgullo, los puse a sus pies~
proclamándolo ma~s'Vro ' de 'todos mis jefes y oficial es de ·
artillería, en un banquete en q¡¡8 c r uzó pQr mi mente la,
idea de acabar có'n' 'aqüellib-qlDre que no sel'víapara otra:
cosa que para ganar dinero ,
UNO QUE QUIERlAtA' ,P RESIDENCIA
bespuésde Mbndt'agón , Garza Ald,ape fué el g¡j~ , mayor influencia iuvo d11rarite mi admiui5tración . .' Pefo la. ,
tuvo porque 10' permití, no porque suPiera conqu~~rse
-55-
ninguna Donfianza, ni porque su habilidad me obligara
guardaDle riinguna consideración.
.
Garza Aldape .quería ser Presidente ' d~ la República,
¡por -la misma razón que se me antojara ser Papa. Su; inteligencia como político, 'puede medirse con el hecho siguiente: pensó y creyó .qtle yo le ofrecería la Presidencia
je n un rato de buen humor.
.
En su inconsciencia, no llegó a temerme~ como me
~emía Mondragón, sino por el c'ontrario, creyó poder in!fluenciar en mi persona lo suficiente para que yo le en·
~regara el Pode r.
y así como a. Mond{'agón le dí un plazo para que
~b~ndonara el territoriO- nacional, a Garza Aldape lo hice .
salir del Ministerio en la forma más dolorosa para él:
Ordené a mis Ministros, los señores Moh eno y Lozano ,-que
Je pidieran su r e!lUncia.
Lozano y Moheno eran susehem igos.
Inm ediatam ente que ' este hombr:e que no me había
conocido,entregó su r enuncia, se apoderó de él el pánico
Jnás grande:
'
No encontraba un lugar próximo a la playa donde se
!embarcaría para ausentarse de mí. Temía que lo asesinara.
,
Para calmarlo, le envi é mi r etrato con 'una dedicatoria en qu e le decía era él (Garza Aldape') el único hombre
capaz de sucl3derme en la Presidencia. .
.
La destrucción de mi ~ hombres, fué cosa fácil. No
. !encontraba ninguna res istencia en ellos. Cedían ante mí,
temerosos . de que los mandara ejecut.ar com.o ello s ló hacían con los, enemigos del Gobierno.
'
- En vez 'de fortal ecerse, de acostumbrarse con la fr ecuencia, del derramamiento de sangre , se acobardaban
como muj er es an te un · espectáculo desagradable.
~
MIS MINISTROS
A mi s ~in istro s los elegía sólo por lige ros datos que-.
me daban m'is amigos, o sus enemigos . No me preOCl1pab~ la elección de' n~i s, hombres, porqüe yo sabía que no
babia hombres e,n MexICo.
S eñores, voy a hablar con la rud eza de un soldado,
como lo h e h echo hasta aquí. 'r emo que se me cr-itique
¡por .esto, p~ ro 1\0 puedo dejar de expresarme: en tal forma,
porque escribo para que se . me entienda.
'He dicho que no habia h ombres en México y es la.
-56-
verdad: et señor General Díaz se había _encargado d~
"castrar" a todos los hombres, d,e corromper a todo, el que;
tenía alguna idea, a todo el que podía sobresalir un palm<>
de la ".es tatura obligatoria", es decir, de la abyección .y de!
la 'ignomin ia.
Por esto cuando se dice que el Gen eral Diai era pa..;
triota , no puedo menos de reírm e. ¿Patriot-a un hombre;
qu e no había hecho Patria? ' ¿Patriota un hombre quel
dividió el Pod er de la _Repúbli ca entre él y el más voraz
de cuantos judíos han pasado por la tierra~ el señor Li..;
mantour?
No, el Gral. P orfirio Diaz no era patriota ' ni era gran..;
de. Era el peor de los gobernantes que le pueden haberto..;
. cado el). suerte a un pueblo.
P ara que se vea lo poco que me preocupó la elec..;
ción de mis hombres, diré que un repórter tuvo ingeren..¡
cia directa en el nombramiento de t.res de mis Ministros
y que al licenci ado López Portillo. que después ha decIa..;
rado que yo lo hice Ministro a la fu erza, lo .nombré en el
mismo instante en qu e lo ví, sin pensar previamente que.
iba a designarle para tal puesto.
Recu erdo algo sobre el señor licenciado López Por..¡.
tillo muy int eresante. Le dije a Lozano, mi Ministro"
que me diera su opinión sobre su paisano. Aunque ha.., .
bian sido eneIiligos, Lozano me dijo que Portillo era una:
p-ersona excelente para desempeñar el cargo de Procu ra..;
dor de la República. Le dije que me lo llevara. Y en
Qonsejo de Ministros, 10 hice entrai' y lo pl'esenté como
mi Ministro de Relacion es, es decir, como J efe del Gabi..¡
n ete.
Lozano se asustó tanto, qúe se iba a caer ....... _..
Así escog í a mis Ministros. ¿A' tí, lector, no te tocó
en mi Gomerno una Secretaría de Estado?.
EL VERTIGO DEL PODER
La ocupación de un alto puesto, desorienta a lo~
ho mbres, los hace cambiar de id eas, lo s hace vacilar en
sus más firmes con\"icciones. Yo he visto que todos mis
hombr es cafnb iaron a mi lado. VI a un hombre muy ho..;
norabl e,' do una intachable co nducta, convertido en ase..¡
sino monstruo so, más as esino que yo, señores. Ví a li..;
berales de las más firmes convicciones, propon erm e ·alian..¡
za con el Cl ero como única salvadora ........ vi a ml1chos hU-l
mildes burgueses, devorados p ór tod as la s ambiciones .. _.~
-('>7-
. Con . Lópe~ Portillo oCUrrió ,algo l\Sombrosp . .' . Siendo'
GQbenw.do1'del Estado ¡:le. J a.liseo, ,Eie)e oGurrió :excla~&tra,r
a las monjas , d~ . tMs conven,tos para,~uro,p~~rcQn laCons~
titución. Les propuso indemnizaciones, las tra.tóde, c.onsolar ..... ,....... pero las expulsaba ignorn.i,n.iosam·ellte. . . .
Ellas qcurrieron a mí, y . yo, que ,no spy "O\l<ocho", las
dejé" en s.us cpnvent.qs,. .
Sólo un nombre ,no cambió en mi , G.obi~rno; Lozano..
. Yo fllÍ mi Minisluo en todo!, Íos ramos .y qqise s~r
también el director de la campañ¡;¡. militar en toda 1aR~­
pÚbl,ica . . Sah'o lasópocasmuy ,breves ~n que autorizaba
a mis homl?fes pal'a quepl:1rar;'liu !en, tal o cuaJsep.tido"
yo obraba por mi cuenta y E'scogi~npo los. nre.dips ,qu e r;ne
pareeían roás ~propiados.
.
Se a-CJlSó en nHlchas ocasion es al Cuadr,ilá(ero de Ser
Jel D.i rector en los asuntos, públicos y , se . le concedió una
influencia que estuvo Il,lllY lejos d.e .tener en. mi, adminlstraci(ln.
Como ruenos mexicanos, los abogados del Cuadrilátero se dividieron en cuanto subieron al Poder y tengo la
-seguri9ad de que se hubieran h-echopedazo$ unos a otros
'Si no se unen sólo incidentalmente para batir a sus enemigos más próximos, los que estaban a mi lado desempeñan~
do puestos tan importantes como los de ellos.
MIS "CANTORES
Yo llamé al Cuadrilátero porque soy un enamerado
de la oratoria. Necesitaba oir hablar, bien; y necesitaba
.que se me satisfaciera en la más gfande de mis debilida<les: ' mi amor propio.
Señores, sin que alguien me llame grande;' sin que
'Se alfombre mi pasoco.n 'las rosas ,del e:logio; -como dice
no sé quién- y sin' que se canten mis hazañas de la Di'"
¡Visión del Norte; yo nohll!::>iera slqo feliz . .. La Presidencia era ~'eso" para mí, en lo que se 'refiere a la p¡;¡.rte meramente ideológica,
Como buen militar me enamoraba del lo br.illante, de
10 ampuloso, de la , ostentación. Me gustaban las aren- '
gas de Lozano porque l'eclamab¿jJlpara .mi persqna la ad-.
mirapión del mundo; sentía con ell.as el orguHQ de ser
gral1de; me figuraba qu e ellas me alzabansobr,e el nivel
de todo.s :mis compatrio~as hasta)a región. de los héroes!
Cuando invocó la figura de Cuauhtémoc, ap.te el la-58-
go de Xochimilco, yo sentí que el héroc me sOlll'eía y m~
llamaha " herman o" !
¡Ah , fu é 'a quel el ' momcnro rniÍ,; bello de mi g rand eza! Si' Lozano m e picl c cllalquic¡' cO:5a e:5e día , se la doy.
(Buc no , cualquier cosa quc fJ! f' ra otra qu e la Presidenoia ) . '
La oratol'ia de la inl elcdualitlad mexi cana también.
p roClamÓ' llIi:5 ' lr'i unfo:o:. Dond c qlli c¡'a qu e un hombre intelig ente hablaba, se c1 ecía de mi valor, de mi serenida'C};
ante fll peligf'o , d,e mi s (; ulllpaiías.
y cada: \~e'z- C]u e hahlabn al glli ¡~ ll as í" conmovíame pr'ofun dame nt e; cada Y CZ sentía yo IIHis gl'an,ic, n /ás intensa, la aspiración dc' domina¡', dI' hlcnar pOI' sos ten er'me
cn el' Pode!', de prolDngur por tod a IlÜ \'ÍChl «quella cr'a oe'
,gran deza.
Ya m e explico , Se110I'e5, por <jIJ Ó Don POI:J'il'io y lod-os.
los hombre s qU e han" cstad o en el Gobicrno, olvidan la
fecha de las eleccion e:5 y sólo se tien e¡'dan d-e la re elección!
- rrambién yo hablaba y convencía a lo s que m e esc uchaban. Hk'1sta los conmuvía a Yee es ; los hacía 1l0l'ar o'
estl'cfll ecc r hasta la raíz de los enheilo s !
Sin embargo,yo no soy oradol'; soy un hombre que
habla lo, que no :siente: cSü-es Lodo ; p ero pongo tal caloren nú:,; palabras, que convenzo a mis a llditorios : em pl eo
en' mis arenga's no sólo lIna lite t'aL ul"a muy especial, sino.tambié'n el tonoimp cl'ioso ·al CjIJ C c,.;toy aco"turnbl'ado por
mi profesión d e militar.
Ade más, -ya lo hall 'di ch o mtl('bos, poseo un don que'_
no ti enen todos los h-ombl'es, sino los ol'adol'cs y los gran-,
eles: el de sugesüón, Co nv00zo a l qu e tl'íf to de conv en -:-,
·ce r. ' lo engaño __ . ____ " me lo tant co" -como dec imos en
México.
POI' eso mis discul's.os arrcba tal'o n a la smullilud es ..
Cuando di.ie el prim ero en la Cámara de Diput ados, Una
gran parte del auditorio m e er a h os til: a] ter'minarlo, todo s me aplaudieron y )odos es ta ba n conmovidos: -" m e 10&
habia tant eado "-nada más.
MIS ALIADOS
Mi fe en Dios no es Pl'orunda -es dccil;, soy ateo- Y,'
mi fe en la Religión Católica sólo se fundaba en la a tracci ón hacia el P ar tid o Cju e en no mbre de esa c l' eellcia fenía.
-m ús ad eptos.
-5!)-
No tengo , tamJ)Oco,' t end encias hacia el espiritismo,
ilel qu e era gran ad~pto D'o n Francisco Madero. •
Mi alianza con los católicos fué aconsejada por mi
()ompadre el Doctor Urrutia. A esa alianza se debieron
~as persecuciones que los revolucionarios han ,consumado
c on tanta saña en sacerdotes y monjas, no ob~tante que,
según el criterio general en mi país, los hombreS- del cam!po, qu e son en su mayoría los levantados en armas, son
()a tólicos.
y bien, señores, yo debo hacer esta rectificación para
~u e las iras de los r evolucionarios no caigan sobre los
d esYe nturados religiosos de mi Patria.
.
El Partid o Católico me prometió ayuda y me la prornC'tier6n los Príncipes de la Iglesia Mexicana; pero no
me la ll egaran a dar: ...........
·
Los católicos -se con formaron con no atacarme; tal
lVeZ aisladamente algunos h ayan dado hasta ayuda moral
.3 las autoridades securidarias ; pero la ayuda_qu e me po'<lían h aber d-ado, la ayud a qu e r ep r ese ntaba todo el triunito, pI dinero, esa no me la di eron.
,
·
y por eso , por hacer las cosas· a medias, los señores
Il'icos y los señores católicos n o triunfat'Q n enfonces y hoy,
son yencid os .
·
Cnalquier sac rificio de din ero qne hubieran h echo
para ayud a rme, hasta la cesión del , cincuenta por ciento
~e sus inter eses , hubi ct'(l sido un excelente n egocio para
~ ll ós: hubiéramos' acabado con la revolución: hubieran
~ e nidotiempo y le yes para resarcirse de .la pérdida sallVad ora .
.Ko quisi eron , y hoyes muy posible que lo pi erdan
~odo.
i Allá ell os !
Yo he ' dich o la vel'dad en este caso, no sólo porque
asilo h e promclido al iniciar mi libro, sino po-rque qui ero,
a pesal' de los perjuicios que m e hicieron ' sufrir, evitar
itorcirlas int erpretacion es de parte d e los revolucionario::
Lo digo S'in il'onía.
LA
CA~'IPAÑA
La rampañ a militar fu ~ una serie de" fracasos de los
s eñor es j efes a qu ienes estuvo encomendada; pero no hay.
respon sa bl es de tales ·fracasos: el único soy yo.
La guer ra, señores, según Napoleón y según todos los
Ihombres qu e ti enen un átomo de corazón, se hace con di·
nero. El General J offre, sin haberes para su tropa, se..,
ría un....... _... iba a decir un Refugio Velasco.
Pero no sólo cooperó -al desastre la falta de dinero;
taifibién y muy principalmente, la falla de un Secretario
de la Guerra.
.
No voy a reprochar la labor militar de mi General
Blanquet. Por el contrario, tengo en ~u abono sólo palabras de gratitud y una gran admiración por sus trabados y porque quería fusilarme días antes de que caye l'a
. del Poder!
Subordinado a mí en todo , Blanquet tomaba mis
'acue rdos y hada que se ejecut~ran al pie de la let ra.
y yo ordenaba 'desde el P alac io Nacional, teniendo
como única guía esta razón: "si créce uno de mis generales en la opinión y le confío un gran nú.cI eo de fu erzas,
me derribará". · .
La verdad, mi régimen fué· el de la desconfianz'a. Te mía de todos mis hombres, consideraba que cada uno de
-lo s que tenían a su mandó elementos de fuerza, podía \'01 ,v erse contra mí , pronunciarse y aplastarme: la escuela
de la Ciudadela ... sin duda qu e había h echo adeptos.
y por esto nunca int-enté una reconcentración para
batir al I1úcleo más fuerte, el de Sonora; por esto mi s ge n erales nunca mandaron más de mil quinientos hombres,
salvo en ocasiones ri1Uy comw ometidas, cuando yo sabía.
,que iban a ser arrollados por la r e\ olución.
Las columnas de mi sobrino Joaq uín (Maas ) y de mi
Gene ral Rubio Navarr-ete eran tan pequ eñas como granoes las señalaba la prensa.
.
Yo confiaba en Joaquín y desconfiaba de Rubi o, pero
:este asu nto JIlerece capítulo aparate .
La imbecilidad del General Mercado, entregando Chi'h uahua a Francisco Villa, no me indignó mucho, pues desde que quité a Rábago el mando de la División del Norte,
's upuse que algo grave iba a ocurrir.
Sin embargo preferí y preferiré siempre que me sirva un Mercado, que nunca se me rebelará, a un Rábago,
en quie n veía un hombre inteligente y de prestigio, capaz
de pronunciarse en mi contra y aniquilarme.
Después la caída de 'l'orreón me hizo comprender que
Munguía era un imbécil y que como éste necesitaba yo
muchos hombres.
Bravo comandaba las fuerza s que defendían Torreón;
pero se le había hecho un,a campaña política por los Gar- 61-
za Aldape y ésto n os h abía privado de tan buen, elemento
para la de fen sa de aquella plaza.
.
'
La muerte del valiente Gen cral Alvírez n o m e cansó
]a misma p ena que a BJanquet que era ' su compadl'e y
que 1I 01'Ó como un ·n iño.
"
,
Cuando me com ulli cal'o n la no-ti cia seguí embl'iagáIido m e en el ."Café Colón " en tanto qu e Blanqu et lloraba:
La campai'í.a" siguió de fl'a casoen fracaso. 'Cada Jefe
malo , l'ccibía elogios p cr so nales míos y lenía un Gobi el'no
'o. una Di\'i-sión a su mando.
, Así Medina-Bal'l'Ó n, R.asgado, Garda Hidalgo, VelascG,
Ruelas, Godés y tantos Otl'OS lI eg~ ron a se r Divi sivnariQs
o. Gobe m ado l'es.
'
LA :\IA TANZA EN DETALL
El sac l'ificio en detall, co mo el ll1llL'n1Ul'ador sei'í.or General Rubio lla mó a la campaña militar, co n sistía en estQ. '
Se enviaba un a pequ eiáp columna a una zona ' -donde
el enemigo cra fll crte. Allí qu eclaba aba.ndonada la columna y a l poco ti empo em batida , y 11luchas veces antquijad a. Al evacuar la plaza, esp eraDa el auxilio que
siempr e ll egaba tal'de.
,
•
El erreJl1 igo r epe tía la derrota de mis fu el'zas, y entonces se mandaba Hila nu c\'a columna al sacrificio.. Era
una matanza por tan.das , era " el s~c rificio. en detall ", cor,no elijo admirablem ellt e mi Gcnel'al Rubio.
,
',
Las columlla s de auxilio ~i e mpr e es tl!vi eron organ i.:.
zudas con precipita ción , sigu iendo un sistema muy esp~ ­
,cial que no al'rancó prot estas má s que de los labios del
se ñ ol' Ge nel'al 'citado anl el'iorm cnle. Dé los r ee mplazos
qu e ll egaban a los cuart eles, o bi en de los barrios bajos
. b de lo s 111 ercados , se tomaban quini entos o mil hombres.
Se les elllbarcaba en los trene s milita res y se l es vestía
-r n el mismo 'Iren , en céÍmino para et luga r del combate.
Muchas veces es tos hombre s combatieron antes de que bajaran de los' tr en es, cuando los rep~~des asaltaban los convo.~;é s militares.
,
P OI' esto se dió el caso con arguna frecuencia de que
lo.s soldado.s no stJpiera n ni h1anejar el arIílaante el enemigo.
'
Las h ecatombes qu e se desul'rollaron pOI' la falla dé
dirección ,.en las cal~)p aña s alcanzaron una magnitud que
sólo ti enen las g'rand es derrotas.
, De "la matanza en detall ',j como decía el señor Gene-,
-62~
a;
ralRubio Na varrel e, no se d9- un ca, s~, iguq.l al q'ue voy
cita,r -a ustedes y que prueba la imp~rle ia de álgunvos mi- ,
litares a los que les dí mando no obstant e qu e n o et'an
apios n i para mandar un a compañía.
Hago es tas r p.yc lacion es sólo coh un obj eto: qucse
dé ¡ti glot'ioso Ejército Nacional, el lugar qu e se merece '
por -.3U húoÍs mo, pO I' :su qb n egac~ó n pa ra ,el sacrificio .
'
SACRIFIC,lOS
Deses perado de las imbecilidades que cometía mi Se- ,
cret ario Particular el General Víctor Manu el Corral. lo
e!l\'ié a la campaña. No pudo obj etar nada, como lo ' hi- ,
d era Guasqu e, quien con lágrirpas, en lo s oj os me había
declarado su falta: de valor para: il' a, comba tir. Corral si
'fu é, todo asu st.ado, a la campaña.
En San Luis PotO,sí, quedó dUl'ant e al gunos meses como Jefe de las Ar.:mas. Y bi en, sólo ep.lo ~ destacamentos qu e r epartió entre San Luis Potosí y Va negas, muri'e ron más de tres mil hombres en tres meses. El r evolu- '
cionario Carrera Torres, con tres mil hombres caía so bre
lós peq':leño s destacamentos, los copaba y sin ' obt enet' la
rendición de ningún soldado, ord enaba el fu silami ent o en
masa.
Por la impericia de Corraf solament e. muri eron 'a1lí
mu chos oficiales técnicos, ingeniero s y ,al'tillel'os , qu e el
Generál Corral h1andába a la campana' con di ez y quince
hombres , como si fueran sa rgentos' o cabos.
, y est.ó ocurrió siempre; una " é Z por mil iba n los soldad os y los oficial es mandados por homb res más competentes que eItos.
'
¡EL J)EBER!
y sin embargo, el Ejércit9 no se sublevó. El Ejéreito
seguía siendo leal al, Gobierno de fa República.- , Sucumbía en los campos del Norte y en las mont,ñas del SlIl',
'sin una protesta , sin un :lam'ent.o, con un heroí smo sin semejanza en los tiempos pasados.
¡,Por qué no se sublevaI'on los jefes ? Pornrias razones. Lo.s veteranos, los que habían estado en las ('ampañas - ant ~ riores, m'e temían y sabían que el ''regre so al
Cüartelazo, a la sublevación, no los lleval'Ía Sitno a tina
efímera era de prosperidad......... Y los otros, los j¡)\'('nes,
los que habían salido del 'Col egio Militar ·d e ChapuIl r pec,
-63-
no se habían mezclado en los pronun"ci("!.mientos · felixistas
ni maderistas, por orgullo, por honor, por algo que' condensaban 'en estas palabras: por el cumplimiento del deber.
Ah, señores , por esta palabra han sucumbido :rpás' de
cincuenta mU hombres durante mi Gobierno; . por esta
palabra durante la época de mi Gobierno, bañé en Sangre
l,a República, desde el Norte hasta Guatemala ....... ~ . Por
esta palabra sagrada se consumaron más crímenes durante mi Gobierno que por todas las malas pasiones.
Yo reclamo para los muertos, para los que cayeron
pensando que s-ucumbían por el cumplimiento de su de-:
ber, el re sp eto de todos los mexicanos. Si yo fuí malo,
en cambio nadie podrá negar que el sacrificio de tant98
hombres muestra' -la energía del alma mexicana.
JOAQUIN, 1\11 SOBRINO..................
La guerra es dura. . La sangre que en ella se derrama
cae solamente sobre algunos culpables y sobre muchos
inocentes. Las maldiciones, 'que deberían ser tan sólo
para los jefes de los Gobiernos que mueven a los soldados, caen sobre los jefes militares que emprenden Ml.s opera ciones. Esta injusticia es eterna, como todas.,
.
Las repr~salias en las' guerras civiles son cruentas,
más qu e los combates, y por esto es que durante la campaña militar que ' hicieron mis generales contra la revolución, se registraron -escenas qué no sino la , reprodvc~
ción de las que registra la historia de todos los pueblos
en todos los tiempos.
¿Justifico con lo anterior la actitud de algun:üs de mis
Jefes? ¿ Logro desvanecer con estas razones los cargos
qu e se hacen sobre los mibtares que por servirme c"Onsumaron todos los delitos que corisideraron necesarios para obtener el triunfo?'
.
.
Sólo quiero hablar de un General , el más átaeado y
vilipen_diado por la opinión pública' y aún por los mismos
miInares: me refiero a Joaquín Maas, mi sobrino.
Los defectos principales de Joaquín son de aquellos ·
que hacen . fuertes a los hombres: quería progresar y no
se detenía para nada en los medios.
Joaquírr no tenía para pagar pequeñas cuentas días
antes de q14é estallara el movimiento .militar de hl Ciuda.
,dela. Estaba arruindo.
Yo lo había llevado a la División del Norte ,infrin~
~
gLendo la ley y hasta una orden. de la Secretat'Ía de Guerra, donde se sabía que estaba procesado por peculado.
Se .le atribuía algún otro desfalco en Morelia y cI'eo que
.otro en la recon sh'ucción de UIlOS salones de Chapultepcc.
Su fama cea mala, pOi'que <l1l'erí a dominar. por'que era soJ)el'bio como Lodos los qu e qni cI' en el .t('iunfo.
.
Ei'l. la División del ~ol'lc tuvo oportunidad de ha ce r
dinero. Yo se la dí e Il uno::; cuel'I)U::; de fenocarl'ileros,
pero si algo hizo fué una l1lis cria.ElIt once::; se cou.lormaba, más que todo, COIl su I'ehabilitación. Procesado por
pecul!).dd nadie puede il' a la campaña...
nadie quc no
tenga, como Joaquín tenía eü mí; UH bucn padl'ino.
Ya he di cho cómo m c sirvió más larde, durantc la
Ciudadela. Con Cepeda f.ué mi agcnte confidencial: aquellos dos hombres eran todo pal'a mis planc::;, Inteli-gentes
y valientcs mc sel'yían para mi s ambicioncs mejor que
nadie; y espccialm ente Joaquín que no había de detenerse
nunca pOI' escl'úpulos morales.
Si dijera quc Jo <]tícría pOI' gratitud o por afecto fa miliar, nadic me lo cI'ccI'ía.
EL GENERAL RUBIO
Un choque entl'e Joaquín y el Genual Rubio ~avarre ­
te, choque originado sin duda algun'a por la di sparidad .
de caractel'es, pues Rubio es la honl'adez personificada, '
me permitió utilizar a mi sobrino en algo más: en el militar que caería sobl'e Rubio en el caso de que éste se levantaea en mi contra .
. Cuanto diga yo de mi desconfianzá de lo s hombres, es
pequeño pa!'a explicar la idea que tengo de todos, absolutamente de todos .......... _ se entiende que menos de los que
como algunos viejos Geilel'ales son incapace s dc lcvan tarse ........ hasta de la cama. Pongo por ej emplo a Joaquín
Téllez.
rrenía dcsconfianza de ~ubio porque es joyen, valiente, impetuoso, enemigo del dine!'o. Señorcs, cuídensc ustedes mucho de los hombres que no quiel'en dincro: no
sirven para ayuda!' a Gobiernos. A un hombee capaz de
vender'se por dinero, se le puede encadena!' sólo non permitirle que haga cualquier fechoda'; per'o un hombrc que
no roba, que sólo ambiciona glorias militares u honores,
y que es vuestro amigo, es más peligroso quc todos los
ene mig6s.
ME),{QRLUl- m
-(;5-
y por esto dividí siemprfJ Ja~ calnp:añQ;s, fl'Clct'i:on é el :
mando de las grandes divisiones, impedí qUlil Ufl' :!ólo · homc.
bre tnviera un poder-qu e pu~ i era volvEH'se eontru el mí Q; ~or esto yo fui mi Mini~tr'o y' mi Genel'a'!.
. i.N ec.csito decil~ qu e !'i logré 1.1110 !ie mi:! ob.ie tos. ,e:f.l
cambi<vpel'dí siempr.e ' E'n la campaña y en la ac1mini¡.;tra ción?
.. .
;\ \'eces yo pensaba qu e mi d c~co nfianza d ebía .tr~ l'm i~
nal" qu e 'debía dar mando militar él algunos .iefes. 1)('1' ( . 1111
mando verdadero; si n e mba t'g'o temía qu'e se suhleyariln
en mi contra: ¡Ya había SlH'0dido así ('Oll ·Don... F(·¡lné¡~()
1. Madet'o!.
Pórtalcau sa la campaña de NlIe\·O León y 'ile r.oabuila, la hici er on Joa(luín Maas y Rubio Navar'rctc.
.'
Con dos p equeñas columnas se bati6 <J.los 1'cvol\1('1'o'naríos en la forma más brmante. Y ya cuanclo sól o una par
}ida de .tresci entos hombres qu edaba 'frent e a nl1C' st raR
tropa s, ya que había muerto
l'evotu('Um (,3i'I-anéista, or~ .
dene qu e las operaciones se s uspendi eran: .las ' dos orillantes colmunas 'quedaron inrn.ó\"i1e~ y los r evolucionarios pndiel'ün r ehac erse, volvcl' n In lucha , Cl'e<:8r ....... ..
¿. POI' qu é hic"e csto? . POI'(:'.onl'ianza en ' mí mi s mo,
por la $egl1l'idad que tun' s i t' lllji t'c Pll qn e el día ·qn e rn.e rec?noeiera:n los Dstados Un id os, lal'ovolllC'Í"ón ¡;e ' extinguí::rw. flor ~ 1 solo ... _........... .
ro
"MUERAN LOS ' Al\'TI-lICERTlSTJ\S"
Lo :; fr'acasos d~ algunos ~ e fes qu e op-e1'a-ban OH Torreón y Zacatecas dieron a mi sob rino una brilla:ntc 'op(}r,tunidad ' paPa ' emp render liBa buena catrlpañ a,pel'o pC)-I' :
las difícile s cil'cnn stan-cias p ecüt:tiarias po}' 'las que at.ra- .
vesaba el Gobierno y por ol prese ntimi ento · de qUe , muy
pronto todo iba á terminar de manerade'sfavoI'able 'para
mí, Joaquín come tió alguna s torpezas.
. '
El hac'í a la·ca.mpaña a mj;f·n,'vo.r' y aSll favor: trabajab a
con la fecl e 10., 'ambiciosos, con el entu·siasmo dd que
quier e y ' sabe que "a a ga n ar IÍlUcho , mucho : todo io flu e
qulel?e, más quizá s. · Y empr endió su campaña atrayéndose el odio c;le los pueblos por ' dond e pa~aba : Sil eamino
i;~ m¡¡'l'có con sangre . con maldicion cs, ~bninccndio s . Su
falta d e' tacto polí tico 'h izo f.jll p. 1a rcyol uC'iótl proSp eraf'R
~n vez de decrecer: no t.e nía sino..cí'·te l ema : '-'-' mue ran los
nnti -huertislas".
.
S e I)ut en v~r.ias o('.asiones és tuvi cl'<1n a punto de ase-6&-.
Binal'Jo. La"ppirriól) k l'ut-Í advel'sa Sien!})l'\.' . . A ;;Il llegada a 8aHillo ol'denó que se le entr'cgara una .gl'q C:'ia ;O¡U~
Ol'Oy la' pídió ' en forrilD taJl i11¡disereta qu e: lal I'obo
' provocó un cscÉll1dalo nacional!
1<\lé 'Ju~ql1ín' (;on Sil 'familia e l p!'imero (fue 'salió d€l
tcrritol~io :naeiou,a l, ' el pl'inH?I'O <,l e los Jllwp !i~.t.as. No me
pi.dil) tB¡I c;osa,:¡ habi.<\ \'pnido de~ ~.orte"P9t ~Iin e l'o y cal'. tucho:,;: , ordl~ n..e ,qtte ledICl'i.lJI"IPlJl)lcp.tos.l'nLl, pesos y ('lIa nqo se me pr e.Flcntó .}.mracl c:-ipedil':-ie le o['de~1 9 : (1!'e ,s(~ em barcara cRll, s u , ·familia pal'a Emopa, con(esándol'3 que
):a había acabado tocio,
.
,S e Hév¡i:hll 'basta.nte cfincI'o. , ¡~bía h ~cllO IH:,gOI:ios
brilhmtes ,cnalldo rué J efe d e mi 1';stadQ Mayor ~' se había
ím'riqU ecido
'l<i. canlpañ,a dohg.e, tQdo , abs()l~Itamente tQ~
dO'J..lo acaparó para sí, no dejándolos a sus ofICiales ni las
migajas.
'
.
macn
en
~nENEMlGO
!\ill. \Vll.S-oN'
. Obtener el re:conoclmienl,~ de mi Gob.~el'I;wpor el de
los ' E~tad{)s Unido~, fll é pal'a llJ,í Ja qlayor prf)ocupació-n.
" ;, ,Ya ' !./i may'o:rí~de 1,11's llaci~Hl e~s habrUl} e.nviado SIL';
" dlp19ml.Íti.~os al~t~.rll! Gobierno; mi prestigio (.,:qrrw Iwmlwe
~ap-az de-funda\' un Gobierno e sl~!Jle, q\.W , ~li e rét ga¡'allU8S
'fi los f:lxtranj,eros" eI'~ uni \'Cl'saJ.
Los diplomátl eos e llI'O p eos m e tenían s ilupalias. V eí-fl Q ,c n c1 Ge.'},cf'al qllll /Hlbf~ dominado, a , la, Iw\'oludón d e PasGual Oro?<,o, 11 un
hombre ,sei1i~jap.te . a Pod'jI:Ío Dii!-f~ 'La e nergí,a de que
'daba lnuest.rasl'l1i 1\dilud cl:e lel-l1linando la ,muer'te de los
~o ; 'gqhe,I'ilal\tes; )a, elcc'cióll qU,e ltiee ' d ~ r~ ,hombre s; , JII rís
a;pto,s ,p31:a , formar. eon , ellos , mi Gabinete" ; ~ugUl'aban un
Gobierno , sólido, hacían supúlIer el res t-abl ec-imi enl o J e la
paz -poIJil'ia,~~. ,
P~f'O I(¡!'l ES,tados ,Unidos no ll~e , daban ,,su . ",L'('o ll oei.miento: ante la s Ilaci on e s clU'opeas, que me habíall I'e,conoe,iqo, }lO ,91;aj:o ,silio un 'Pl'esiclellte
úperét,í, [1 ']lIi e n
no :<;e lc ¡Jodía pre s tal' dinero.
" Lo,".',b~íl~ú e l~o s reetl:li'na~ban .paya- Sil!:' e rnpí'l,,,titO"; el
reconoctnu enlo de lós Esta do s (hlldos.
¿POl', qué¡Il,O obtuve. e l ','ccollo('imicnt a,? POI' mu chas
causas: la prlllcipal: falta de diplOI:náticos a mi lado.
, , No o:? vel'd~d q\le , D,OH Fp.derico (}~mboa sl'fL un hurm
djplollli,i,~ico>;.y ,no 9,s s,iqlli era ün ,eancillcr d L' elI11sular.h, ..
Voy il ~)J'ol)ol'locon la üalTadúnl5'c neral de [o,i Sllce-
de
sos.
~67-
Las qificultades para el reconocimiento de mi gobierno crecieron con la intervención de Mr. W. Wilsoh, el
Presidente de la Unión Americana.
Una: campaña muy bien orientada cerca de este señor, fué el orígen de todo. El señor Wilson es un . soñador, un hombre que ignora las necesidades, las tendencias .
y las pasiones ele los pueblos de la América Española.
Cree el señor Wil on que se pueden implantar en México
las reformas que existen en los pueblos más cultos; supone que en México la sucesió'n presidencial se puede
consumar sin efus ión de sangre; cree en la igualdad de
t endencias del pueblo mexicano; y por último -ID que
es más peligroso- piensa implantar sus teorías idealistas en toda la América Española.
El primer argumento que ópuso a los que lo instaban
a hacer el reconocimiento de mi Gobierno, fué éste: "Es .
preciso que llingün Presidente ll egue al Poder por la fuerza. Sentado Qste precedente fracasarán todas las r evo luciones."
.
Yo lo c9ñfieso : la propaganda que los hombres de la
r evolución hicieron para ganarse ' a MI'. vVilson, fué activa. Desplegaron todos sus esfuerzos en este sentido,
enviándole agentes, yendo ellos mismos a hablarle y conv ence rlo; buscando Senadores que en el Congreso Americano ejercieran influencia en el ánimo del Presidente;
dando conferencias públicas en las que se señalaba a Madero como una víctiI)1a llorada por la Repúbllca; cuando
a nadie le había causado la menor· emoción!.
Por otra parte, Villa obtuvo triunfos .q ue atrajeron
la atención de los Esta:dos Unidos sobre su persona. La casualidad hacía que 'Villa prosperara de una manera increíble. Tomó Ciudad Juárez y Chihuahua en unos cuantos días, ' y luego batió y dispersó a la División del Norte.
La suerte ayudaba a la revolución. Se 'ha hablado,
también, de combinaciones financieras; se ha dicho hasta el fastidio de ayuda -moral impartida por los Estados
Unidos a la revolución; yo creo en todo, pues, 'el parque y
las armas cruzaron por la frontera méxico-americana. .
MIS "DIPLOl\IATICOS"Y !\IR LIND
Cuando Mr. Lind me propuso el reconocimiento de los
Estados Unidos con la condición de que entregara el Po
der, rechacé tal proposición indignado.
Yo creo que Lind estaba convencido de que yo podía
~8-
salvara México ; pero era un buen partidario político y .
por eso su opinión fué la de su Jefe; el señor Presidente
de los Estados Unidos.
Lind· ayudó a muchos revolucionarios mexicanos, estando en mi país; Lind se mostró aliado de los revolucionarios: ya he dicho que era un buen partidario pol(tico.
. Las dos notas sensacionales en que expuse al Gobiel'no de Washington que mi, actitud sería la patriótica:. de .
no someterme a lo que me prop'Onían, las lancé de spu és
de que hice el üItimo esfu erzo para atraerme a Mr. Lind.
Una. de las notas, la primera, la escribió m'i compadre
el Doctor Urrutia; la otra el Ministro de Relaciones, Don.
F ede rico Gamboa. ._
y bien, señores, la nota tan admirada por todos; la nota que le dió presltgio a Gamboa, era del Dr. Urrutia! y
la, .segunda nota,la que siguió aureolando a mi ' Mirristro
de Relaciones, fu é la causante de mi fraca so !
j Así son los prestigios en lo s . Gobi erno s de México!
- Pero decía qu e la 'segunda nQta, que sólo era una tirada lit erari a, fué la que me perdió. Si yo no consiento
en enviarla, hubiera obtenido un acercamiento con el Gobierno de Washington, hubi era podido intentar una tran sacción: después de aquella nota Lodo estaba perdido. No
sólo había arrojado el guante a vVilson, hab ía h erido el
sentimiento de los americanos.
.
rrodo estaba perdido. Ya eran inútiles las gestiones
diplomáticas: la literatura del señor Gamboa me había
rematado!
A todo esto la rev.olueÍón crecía: Los jefes que estaban en la campaña d(;!] . Jorte obtenían triunfos; las derrotas que. sufrían, mis generales en Torreón, en Guaymas, en el Sur, apresuraban mi caída!
~Yo di sponía de un grupo de generales .para lo s que
siempre tuve todas las consideraciones y que me eran del
todo útiles, pues además de ser compl etament e incomp etentes para poder luchal' c'ontra mí en el caso muy r emoto de una insubordinación , de un nuevo cuartelazo, ha. cían todo lo que yo les mandaba.
.
Estaban tan vinculados a mí , que eran como de mi
sangre, pensaban en mi persona, como un hijo piensa en
su padre; obraban contra los r ebeldes como un hijo contra los en em igos de Sil padre; fusilaban como si con ello
me quitaran enemigos mortales; sólo hacían una cesa
para sí: enriquecerse.
Pero no quiero distraerme del. punto. que estaha . tra-G9-
taüdó JI: qiw se refie,l'ca mi política inter'náciollRL
, Pe i l.-; I~ qnü el Gob ierno Jngl ~;; rn e daI' í~ 1 sir " puy o, que'
no consi ,.:lil'ía s ino ell e'i tn úni e'a rosa : el) di¡1 l·!'éJ. Me hablabnn (1(; cOIl) lJina<: iones (1(' p e l !' ólt~ o ; m e ci cGÍap lIne con
el pdr,)leo sc podía s-al\'tu' a l país d'e la l'qino.. a lil qll c.'lo
l\cY,a ba la deplorabl e sillla('ii~m r¡lll~ se jJI'oh,n;;alm jnd~ fl1l iel Ulllt;Ll I e.
,
..
La ri'qUl'za ~e la Z(jna petrolíf'era tentaba a todos lúsc
fi'nan('icl' o~, pel'Q sin el l'cconof.!imi en to de los ]<;stados.
Unidos no podíaconseg'llil' absollltamclitc nada. Iilglate na y d Japón 1)I C hacían la corte, pe ro Jueconven Cí que
súlo C'i'U ))01' olJ l e nf~ [' <:0) tc esion rs p¡-lI'a ja pon es es- c. ingles~~~, no jlilI'á ulla alianza qu e ItHJ salvHl'H d('1 nallfl'agi,) a
qL1C ean)i llaha.
L.\
DE SORfE~TA (;iOÑ
DE WILSON
,
En unpl'i/lc.:iJ}iQ, lIBgu p, a SUP O}) .:! l' que n ú actitud dérell) il lo,,,; 'Estados Unido s . m eelc val'Í a Rnle el mü,mo \ Vilson PO!' la , pl'cs,ióll qll:e ~ohl'e ,'~l hi{'j ¡~ l'a su, pueblo; p ero
el plll'lJlo a rnel'i(·ano.. m (~ 'Con ';;,i:del'r) eOlnoa cualql1icl'a de
lo;; P!' ('sic!tonlcs de Cont!'o .\:rn É' !'ica.
- Sn l omaba P Il h¡s ]~~:dafl()s Lin idosel "Caso ' l\1.rx ieo"
como UJI asulllo jJolí1i('O par-a lHtC':l',.f'rtú:asar ' al Pal'tido
triullfnlllc f:n aquella Na( 'jón: el Demócrata..
, '
Sí' (;'H'icalLil'izaha.l'1. ' '''il sOIl , se }e destruía en s u pl'es· tigi,), P C!'O a,! mismo licn,l po ,.,e n:\('l des truí a. ,
',
Lus cUl'icaluras en qu c me pintahan como un. p. J)l'io~
se l'oprodll~'í a tj en-Locio:; los pet'jód'¡.cos de la Unión Ame' rj('anu . Ya h a~ t a sO í'oBsid u)'ü hél COfllO un acto h umani tario aniq uilal'lll c. alToj arme del Poder.
,
EltÍoJJ(:cs M!'. \ Vilson, d'Cl- lodo dCso l'iünl ado -=-p~rqu e
es muy fár ildeso l'i cntar' a IIU sorrad<:H' - ideó el t,.w lpe de
muef'l!') a mi <3-obicl'Iln.
'
Voy
ti
h ora !' UJl n ("JJ.l/'e..;i /ort '11( ••
cia.
d'-·:'.;( ·lH'e:'a :-;-,j ('lI lli'i ,; tl-
-~f e eo h" ell c í ,'le' (lil l: ,:1, p li c'¡-¡ l l ) 'di: :\11~xi!:_I -' n;,' ,fldf:'itaen UD HloJ1J()nlo d e Jllei d,~ z. ,' ,\ k¡Htn~ cJ i¡ !I l ~ _H,isJados
p1\delo}tni.ll' de l11isíulimo:-:, Pi!t: ,.; ~r r;i'_
J Úfllltilb:l Jn ~." ' l'd ad
co~no se Jt~ , Of:ullaba. a J)\)!)PIJI:f' it'in, po r \..;et'Yitj~:lHn.
\ele
odlilbCln ,ya ha s lCl en la napilaJ d(~ :\J,: xico: , tod o::! los hom~
hres que morían l~ra jJ'O)' ('On~pil'ad0il en mi coilh'a'; y en
ba~,
-70~
las Comisal'Ías y en laln;¡pecci ón el e Polic.ía, y en la .Se"cl'e taría ele Gu e rl'a :,; e d ecT't'laball sént e ncia s d (' ro Il cr te ' II
cen tenar); s ' de cOll'spi Gadol'es co ntra mí.
Los ebJ'ios y' lbs qu e ' quedan sac l'ific3 r Sc, gritliban
~'l\( l1el'a Hl1ert.il".
La s ej ec ucioneSel'all diarias y co n s lan ks: 1'\0 se te nía predil ecc ión por la cale~w l'Ía ele las víctima s : hu mil-des y pod el'o,;os, ricos r pobres, eran fu s ilados (' 11 1<1 m isma forma que Don Franc isco y Don' ,Gustan), él tir os de .
pis tola y. en la noch e.
El ::; islema d e ej ccucioll(, s inieiad o con)a (].(·:-\apa ri 'Ü ión d e J).0 n Gnsta\'o, SE} implantó como él m ejof': n ad ~:
<le formalidades, n'ad:=¡ de a paratos: s e' cO/lc1u c ía El la yíl :tima en iJn autbni. ó vil , se le hada bajar y so le cilzaba a
balazos.
Yo 'e staba satisfecho.
f.s decir es tElba sati s f'c('-ho del
proce\i imi ento , p-e ro n o d el núme ro ele víctirna s : I~ ('(w;i ­
taba qu e cayeran más cabezas, n ecesitaba qu e ('1 núm el'o
<le mis enemigos , fuera 'igual al núm ero de mu e l'l os
Quel'Ía " engarm e, pal'n.. cl~e clrl0 d e 11na ,HZ , YiH1g:arme
<le Méxic o que e ra tod a ví a made rista , l'e voln c iOricH' io , (~ne migo elel ol'de n y ele la paz.
.
y entonces ne tuv e misericordia ; entonc es e·1 asesi nato lo bu ve como pasión dominante ......... Ül'don é ta. 1)1'ganiz;lción de las p eqCleñas column as, tk fuerza s qu e habían· de :'>úcumbir bajo las carábinas c1e s u s ' mismos amigos, de -lO's revolucionario s ! '.
El pu eblo! '
e l pueblo!
No hay .pu eblo e n M ~ ~ico , ha y p opu1aeh o!
¡, Cómo sr ex is [(a el púrblo no
aelam!lb¡¡. á mí, no
me tomaha pO I' s u ídol o, n:o m e eoilsicl cl'ába sú sah :adu r?
Porque yo creí mu cha s Hces , mu chas; (]11 e yo (' I'él la
Nación, que yo e ra la P a tr'ia! As í '~l e lo d ec ían toci o:,; 10 R
h om bres, as í lo pl'e,gonaba n '10:- SiH'C' I;d o tes e n los t e mplos !
¡ El G~nf.}l'a.I ~l1eJ·ta, es el ~a~~'~'\{IOl', de MéxicO'! . Es el hombre lWO'vklf'nf'i~I! ¡Es (>J R .. tlenloJ' de. lUéxi<:O'! " l>ios '-ayud e a( Ge.úáal Hü e l'Í Cl e í} Stl o bra écd erit ól'a " .
.
¿. POI' (iu.é el pu eblo 'n o ID con'}'p l'e lldí ii así?
y bi en , había qu e acabCll'lo: nO' m e l'eda ~ · i\' it· !
Flll~ ento n oes cuando dpC' idí abandonarlo tudo: re pa dir In R epública entr e mis gene r a les, e mbria g¡trm 8 CQ n
mis "M ini str'os y c on m is am i~os, sacl'ificDl' pOI' meoio de
la (' leva" el 'mayor númel'o d e hombre s , e n tanto qU (~' PJ f flUf:S, el 'fesorero Oe,noral (;le In :\"¡)f'jún , . nw r e lJní il una
me
- 71 -
boni la ·:;uma . pará en ::;u oporLunidad )11af'chatme al extranjero!
.
Y desde entonces los campos de México se r eg{\ron de
·cadáveres de . mexicanos que yo mandaba al matadero con
la misión de sacrificarse, de sucumbir en tanto que yÜ'
juntaba unos millones de pesos ..... _.....
Cayeron cien mil ho mbr es para saciar mi venganza
y preparar mi fu ga !
~A
ORGIA HUERTlSTA
i La orgía huertisla! As í. se trató de expresar el des-
orden de mi adm ini stración. Y en verdad, que se le designe de esa manera, es tá bien hecho, pues a la administración porfiri ana se le. aludía con estas palabras: "el
banquete porfiriano."
"
La administración mía, fué, pues, una orgía de sangre, de robns, de lágrima s.
·
'.
Ah, señores, nadie me comparó con los Césares de la
decadencia romana !· Y sin embargo, no ha h ab ido unGo-'
bierno tan semejante a aquellos como el mío! .
.
i
Yo paseaba pO I' la ciudad grandiosa, por la 'Capital de
aque lla hermnsa ' Hepública en m edio de los vítores de
mis amigos, ebrio y r odeado de pOeté\s, de tribuno$, de sabios!
.
.
Contaban los periódicos mis glo~'ia s guerreras y era
frecuente que en mis paseos tropezara con una columna.
de soldados que iban al sacrifi cio por' mí , sólo por mí,- el
Amo de la Repúbli ca, el Dictador!
Di ariame nte se sacrificaban en los pu eblos que. dolJlinaban mis gobernantes, centenares de víctimas acusadas de anti-hu erti stas 1. En telegramas y cartas, mis ho~ ...
bres me ofrendaban aquellas vidas.
UN DIALOGO
No creí que hubi era entregado ; nunea, la Presiden~
cia de la República a nad ie. Sin em bargo, para dar una
idea de lo que significó para mí la estimación qu e le guardé a Joaquín Maas, vaya r eferir algo que ha quedado en ·
~l mislel'io.
Un día se trabó este diálogo entre Joaqufn Maas, padre, mi cuñado y mi subordinadQ, pues era General de
Brigada , y yo.
-Este señor (ledij e señQJand Q a _Joaquín su hijo)
será superior a tL
-72-
-Me alegraré mucho-replicó el General.
- y he de hacer-añadí-que tú tengas que saludar-
lo, como corresponde a un inferior gerárquico en la milicia.
-No está bien que digas eso delante de mi hijo-re~
plicó entonces el · General.
-Yo soy el presidente de la República y puedo "decir
10 que quiera-respondí.
.
y, señores, si no muere, el General Maas, padre de mi
sobrino, hubiera tenido que cuadrarse ante su hijo.
Una ·vez me- dijo el General Rubio Navarret e algo que
se me quedó grabado y recuerdo tal vez mejor que él, que
es de mala memoria.
.
1\1e dijo: Es preciso hacer el Ejércíto nuevo , el Ej ército Clue represente la defensa de los intereses nacionales.
Allí irán todos los .i efes que se dist.ingan por Sil honradez
'Ü por su inteligencia, de ellos se formará e1 gran Ej ército que un día, que yo no creo muy lejano, irá a combatil'
por la Patria.
Ese Ejército tendrá Ulla sola idea : servir a las instituciones dentro de la ley, con un amplio y se nerenísimo
{'spírilu naciona li sta. D_e ese ejército y no de los traidores haremos el verdadel'o ej ército, el qll e prepare a la
República para la gran crisis que prese ntimos todos está muy próxima.
y me dijo al¡.ro más, porqu e p3:ra Rubio y para todos
1 0sofi~iaJes del Ej ércit.o, yo no r.ra de 19s t.raidor es de la
Ciudadela. Eso tengo que explicarlo , para que pueda
ent end ¿rs e. Los qne m e sostuvieron a raíz del triunfo,
creían que yo representaba al Ejército, creían ql,l e yo no
había tenido arreglo5 con los hombres que estaba n dentro
de aquella fortaleza , sino cn este sentido: en que depu sieran su 'actitud para no comprome ter a la República en
Hna inten·eoción.
.
No creían que yo seguía meramente, fines personales. Por eso a Rubio Navarre te yo n o le dije nada de lTlis
intenciones de aniquilar al Gobierno del señ al' ~lad eI'ó,
porque Rubio Nayal'l'ctc ha bía dicho en todas las ocasiones que se Iy había oeil!'rido hablar, ( y ps to tan fre cuentemente r¡u e es tuv e a punto de fll ~ila l'l o nu'ias \-cres ) , qlle
el Ejército no debía mezclar.se en asuntos políticos y <1118
un militar que se m ezcl::l en tales aSlI lI tos, ni es milit a!'
ni es político.
ln
"A~nGO"
RUBIO NAVARRETE
Rubio Na\-arretccn carnó, pues , en el seno de la Di- 73-
del Norte, la idea de la legalidad, la idea del perfeclo milita!',. dclque se absti ene en pensaren asuntos.
políti cos para dedicarse exclusivam ente a los asuntos militMés.
.
Fr~ (~ u c nt e m c nt e se , seiialó a Ru.bio como lino de mig;...
ade ptos. Son los BrrOl'es qu e tu,,;ie:'on siempre los r evoluc iona ri o,, ; Rubio Na\'arrete , :,i no ha est&do educad()
en el Co legio Militar y si no tuvie ra la conc ienci~l de l(}
que es el cUlllplimicHto del deb': I', se hubi era revelado
en m(co nh'a.
Yo e~ LLIYe a punto de fU:'lil a rlo en tres ocasiones. La
pI'imr:l'á cuando uno de sus ofici ale" que le debía toda su
cie ñ~ ta y loda su bl'illante_ 'situación, m e delató a su jefe
. como co n ~ pirador. Ordené a Rubio que se m.e presentara e)1 ::\i éxico a la inayor brewdad Ces taba ' en Lamp~zos ) .
Rubi o vino solo con un oficial .de su Estado Mayor yestuvo a punto de s·el' muerto en el cam~no. Creo que dí la
oI·den de que lo ejecutaran, PCl'O se apresuró demasiad(}
y pasó antes que mi telegl'ama.
. Eh · Ofra ocs.sióll Ine dCl11o s t¡'úon , coú testimónios Que
ahor'a sé que son absoiútámente falsos, qüe estaba' en tra.t os co n los r ebeldes . . Se aprovechabañ "ms delato.res; qu e
.' eraJI .dos se ñOl'es Gencrales, de i{ife un oficial de las fuerzá s · Je Rubio se había' pasooo al eneh1igo con Hilas' am~:­
tr allado~as. . y $e apI'o\'echaban de 01!'.o8 much.os ·dato·s .
.. Y·no óbstante ésto, lo~ l'c\'olucionarios decían que Rubio Na varl'ete era ¡iÜ ll'lás adicto amigo .
E1'l otra ocasl.ó n . ~e. me pre sentó i'ndigna.do', COI} un
arrebato de los. que C?n él epa!) tan frec.uentes· y ante' los
Que: yo, guar9aba a:lgún temo!' de que fuera a atentar contl'a 81,I' vida lateritando con la mía ) y n)e dijo que yendo
.con un periodista, Joaquín Pifia, había logrado capturar
a un policía que el Genel'al Jll'etón le había mandado pOI'
ord en de la Secretal'Ía de Guerra para vigilado,
No lo mat é. Pel'Q Jo JÜ C I~ _sufrir en ·todo lo que · el
quer ía go zar. Las campaíias qu e m e p edía se las n egaQa;
el man do de grandes unidad e,:; df> fu erzas, se lo h egaba;
cuan do en Santa Engracia , Ta mulll ipa s, es tuy o a punto de ·
:DgTal' una g ran victoria, pu es h ahía \'enci.do .al en emigo
el día an tel'i or , ol'd ené · qu e ~ C !'cgrésúa a ' Mont err ey inme dia tam ente.
.
.. A Zacatecas lo enyié co n do" oJi eiales a. (]ue I'Cpal'fu'an ;
la· ví a de a qu ella plaza a Tor r C'ón, vía sobre 'la ' c¡nehabían:\
cu lti"vad o lo s r ebeldes g!'and es sem en t era's. ' No le dí un
VJSIOn
-74--'-
h&[fl·bI'C,
Y lo mand é el Ini::;mo díCl que fSLl madre ágoní':'
zata .......... _
SI:! que el (lía quo ).0 hice G(~ner1;tl (lr~ n.i\"i~ió1l ('a.yú en
un éillón de su eafSa, pstl'crrwI'ido de odi.1;) eontJ'(I mí .........
.. ...Be ~lue.ió públi earllcnle d e ltllC' yo hlllJipra a"een·dido a todos los qlle 110 lo luprc C'Ían y ,,(' qllCj l) LIt' qu e yo ·
lo hubiera ascendido ~in 11.Iet'C'('e¡'jo r elijo una \'PI'dad (Iue
me irTitó: que yo lo (j'iw qtw'¡ 'ía e ea dl·"·i)f't~ ;.;tigtill' a I.o-dos
los hombres ' par'a ser yo el Unieo,
DE {'.Jf.W .llf,T.I.i:PEG. A ~'EL GLOBO" .
Así el'a co·tno fratabu yo a ' los hnmbl~p,; e ll mi gobi cl'- '
no ........
No 'despach'p en f'1 Palacio Nal'iona..J sino :11110,.; días,
Despné:5, cua ndo m e cotl\'cncí d efIn e c ea inútil sujelaNne
a aquel e n:cie l;ro entre parcdes tapizadas ele se'tla,,; : ('orlv e /'ti mi aato~uóyjl ' C'n ~aJó n (W ACllrrdos.
Despachabá' a l'ualqtli.el'a hm'a y en cuuLqnit'r Jllgar,
Cit.aba a mis MinisL/'os y a rni J efp de EslacioMayoJ' rn ' el
Hestaurant de Chapullepoc, eh e Café "Colón", en "El
G1Úlbo .~',
'énTacuba,
.
'l'€nía u na, e'a sa '('nesto úllrma poblar. ió l.l , 11na ('.aRa
de campo; <le aspecto mlly humild e , pérO en la qll e rnL~ d e-dlc¡¡,ha a bebel' ('o.güac, ' y a la (~nía d f-l gallirras . . ClItlival.lIl.
allí una p eqneñ,a horl'a liza yeccibía a nlis íntimos, <:l m is
;generale~ Y' a mis ··M inj.."tros a horas inde l eI'!ninada~, lo '
·mi¡;ftlo a. las tI'C~ de 1~ maclrLigada que ajas doe e del dí a,
Sin duda que de l Ü Cll l[Jú q'n e dur'p, en la Pl'esid f~IIC'ia
<le
Rcpúblí.ca,nná gr'all pa.r'u" la i11ayor, la
en mi
automóvil.
.
De díá y ete noche 'aIldaba e11 af[l.Icl ftlllo y era fre cuent e que me siguieran í:~in co o. más automóviles / ll e nos
-de mis amigos, de p e rso'úas !Jlle' qtle 1'Ían hablarm e, d e ' dipl(,niálkos e x'll'anje r'Os , ctc" etc , ' .
Qesde müy- temprano saJ ía de mi ('asa y e m)H'e ndía
mis (~xeursiones al Café de "Chapi.1Jt~pec " , al " Colón" , a
Mix('oac ó a -San ~\ ng·~1.
lf:¡'áfrecuenlp {pie me dC'lu"ic\'a e n nna humilde nantina a tom al' llna eopa; 1·a. lllbi~n en ffillf'ha .. Ot:a.:-;i'llllfl;; (:o~
mí e'n los PU I~s tOS de t'l;.iti'lllgaff, a los que ·-a.cuelen 105 01)\'6ros ¡olÍ:,> hu m ildes y lo ~ mendigos,
. Esto roe dúba ei e rla popnlaridn:fI e n IO R bal'\'ios baj os ;
p ero, soHa ad ivinar "(i n .l os l'uq¡,Ú fS cl(~ lo.,,; hfln1,ilclp;:, 'Se"l,os
de ' un ' odio fe roz!
"
Ministros, f'inaRei e l'os, gol)e~'nadoreg,lat'dahan diaa
la
N""
-15.-
y a veces semanas eri encontrarme. · )'o .los burlaba tomando distintos coches, ocultándome en cantinas o en
casas; sin importarme que no se résolvieran los más delicados asuntos administrativos · o de guerra ........... .
El desorden de mis .a migos y administradores era
más grande que nunca.
LA VENTA QE LOS GOBIERNOS
Mi hijo Jorge vendía los nombramientos de Gobernadores y de J efes Políticos-: en la Secretaría de Guerra
había comerciantes amigos de Blanquet que se enriquecían
vendiendo despachos · de Generales, de Coroneles, de Capitanes, o bien traficaban con los ascensos ·de los po.stergados o de los ambiciosos.
.
Se remataban en otros Mini.steríos las concesiones·
más grandes, donde sepre'supuestaban 'cifras enormes de
millones de pesos; y de cada oficina salía una docena de
automóviles a banquetes ...éscandalosos de· altos funcionarios con gente de trueno.
En un rato de buen humor, yo regalé · la Cámara de
Diputados a uno de mis mozos a quien previamente disfracé de Coronel, a Guasque ........ .
De los banquetes a los que se me invitaba a diario,
salían muchos de mis amigos a ordenar ejecuciones de
sospecho sos del crimen más castigado (f el único castiga-:
do, anti-huertismo.
En el Ministel'io de Comunicaciones n-ubo escenas de
bacanal; se "iolaron en las oficinas, por altos empleados,
niñas que estaban allí colocadas como empleadas .........
A los gritos 'de "viva el General Huerta" se acallaban
las lamentaciones de millares de desventu·rados!
. Así era la orgía hu ertLsta!
La muerle de Don Belisal'Ío Domínguez, Senador por
el Estado de Chiapas, se me ha criticado y se le llama el
más gt'ande de mis cI'Ímcnes.
PregunLadles a los militares y veréis que me dan la
J'azÓ n. TuYa ha sta la prudencia de esperar el segundo
discurso, pues el primero, que .fué delatado por un gran
número de Senadores, que capitaneaba el señor Don J'osé,
Castellot, lo consideré . como obra del vino o de la locura.
Per'o el segundo lo entregó a la Cámara cuando ya estaba impre so y publicado en todas las esquinas de los barrios.
?lanqllet se rp.sis tió mucho a fusilarlo, p ero al fin se
-76-
cumplíer-on mis 'órdenes y Domínguez fué "cazado" a .balazos.
.
Más tarde he visto que cometí un error yhoy admiro
a aquel hombre que ofrendó su vida generosamente por
·una idea.
LA CRUZ DEL 290. REGIMIENTO
o.tros muchos sucumbieron con m enos. abn.egació:n
que aquel hombre. Pero yo tenía que matarlos, pues me
ponían en el dilema de dejar la Presidencia o acabar con
mis amigos. Y yo siempre preferí lo segundo.
Hubo un movimiento político, " blanqu etista". Algunos oficiales y .Jefes atraídos por los ascensos. y por la
palabrería de Vidaurrázaga, habían h ecno un núcleo fuerte de amigós políticos de Blanquet.
.Un hombre obscuro, admirablt) para hac er dinero (era
discípulo de Don Mucio de P .Martínez), ll egó a capitan ear
aqliella muchedumlwe de muchachos.
.
. Yo no intervine, dejé que mis oficiales desbarataran
aq1.Jello. No lo supieron hacer y éntonc es le quité a Blanquet todos sus amigos, todos absolutamente, enviándolos
a la campaña.
.
'
.
Bretón hizo en Morelos más es tupidec es que el mismo Rasgado, ' Debo decir, en abono de éste, que era más
sanguinario Bretón y tal vez más tonto,
Tuvieron suer~e buena los zapatistas desde que dejó
la campaña el General Robles!
Volviendo al asunto , Blanquet se rod eó de nulidades
y de ladron es. Los que ' se diferenciaban del gmpo, se
llamaban Ma ure y Carmona.
Cuando yo condecoré al 290 . Regimi ento, glorificando
con ello la infidencia-y la traición , uno de mis oficiales
más adictos, temel'OSO de qu e en el moÍnenlo del enlu siasmode la tropa me fuel'an a dar mu erLe, y a proclamar a
Blanquet como PI'esident e de la Repúbli ca, colocó Ll'einta
ametl'alladol'as en el Hip ód romo de la Condesa. Al primel' grito se hubi er a. acabado el 290, j el glorioso 290.!
_ Blanqu et y sus amigos no se dieron cuenta de qu e yo
había tomado precauciones.
UN BESO A MI AHIJADA
En la pI'ueba , Cepeda había di.cho algo de lo q1l 0 sabía de la Ciudadela, de mis tratos .con Féliz Diaz y co n
Mondl'agón y es to m e il'riló,. me molestó. algo.
- 77-
Una vez on la :calJe; Copeda- no. tuvo otra ll\lSWn que.
Eu la ];1'ta~
~ana; er'a madl'uga-ctol' -¡-'omo yo: segu ía mrcóchc mrmtado
en eJ suyo, sojo ·la maror parte de ella,,·, en 105 · úHin'IOl>
tiempos eOl1 el licenciado Flor'es Magón qn e .tamblf.Í11ue
iba a p edir no sé qlié · ('osa,
Cepeda queda, larnhiPII , algo, algún n egocio, algo que
lo s a(,RI'U a floto, pu es ·HO: a udalJu rrmyb~en de dinoJ'o. Yo l e mostraba m i enfado, nnenfado qú c sie,o.lpte rno.<;tré a
los q\lc apar entaDa qnc.rer, porque yo, scfiol' e5,· fui ('ürno
P.or fil:io Día~ un gran ('omrd iant e; na~a · .más / qucP.óllfi~
r'lO DIaz t eDla dos ge>ftos: ('1 de las lagr;lma s ~ el .JlIl'a,~
m 4::n lo fal st); . L101'aha y jnraba ('on una faeili:clad qu ~ lo
e nvidiaría un' cOI1lE'diante;
Per'o yo no tenía 'e l o'eslo dr las lágrimas: no n e('e~
silaba f"onmOVCl' a nadi e 5rnc 'bastaba asustar ......... Y a mis
amigos- y mis ·encrnigos mt\ imponia sólo eonpalabl'asdu~
ras , ('on bl'eve,:; interj ecciolles q\IÓ los dcseoncértaban. ,
f) esesperaclo de que yn .110 le háblara; fastidia.do de
s e~'I¡jmw y dt) no )'ceibi¡: ni mi saludo, Cepeda volvió . él.
la qu e él se impuso: seglli~ mi automóY~l.
r
e 1.¡.I)I' iá, g:al'~'e.
.
Ya h e di<:ho que se había f"on'v é rtido en nn homb.I'cel e h,i c(1 durante su prisión y s,e n eeesitó que ' nü ingl'a. t.i~
ttld tl'Hst0l'11al'a , nuevam ente sn tel'obro para Iha(' erlo ell~
loqu eu !:'I'.. Y Cepeda bebió:......... .
Creo fu~ sólo l~tla vez. C(Jmple t am~n¡-o hOI'L'(l('ho di~
jo qu e el'a hon,l brecapaz de cléu'nH;' de balazos o d e mataI'~
so (~uúrt1i~o; :' YesJa ('ollfidell('i<l de los l'én(:orcs ele Ce ~
peda,· la háe{~L .. ,.,. no puedo deell' ti, qni élL
.
, Ve la casa donde oeul'l'ió rarescona . n6 paró Cepeda
lwsla. San Juan de Ulúa.
. Allí sigtrió habla ndo en mi conlra , jUl'ando fJl1 ~ m¡;}
ma. lar'i a . ·· y llJ, ycl'dad , señol'os, yo tuv e mi edo de aquel ·
hombre, y, 0, el quo not Efmia a .nadi e !
.
Re~li c rdo filie f il é lln a l'Oañana; en · mi automóvil',
cuan do m 0 leYN'.on e l mens.aj E' tm e l qúc se me 'comuni(~~,~ ·
ha qll e ¡;¡13 hab ían cQmplicl:o mis Ól'dCU BS........ Me dh'igí
al iusta'flt e a la casa clf'l- qHe había údrrmj bll en amigo
y
(:ompad r'~ :
Subí las c:;ealel'a s. Sal ud,' Céll' iño sam cnle él. mi co ~
mad¡'e. "iu da hacía IIU n, hora: y:p-l'i8e l~tib'e s o en ltl fl' ente
de In 1I110r'fani l.a ......•.~ ....... ... . .... ................. ...... ................
L\...F.~·¡UllJJ\IlE :\L
E l A epüti~n)o, ' vido de Gobirdrio en ' el quq- .cayó . M~- •
-1-8-
dero co n tan/a fr ecu encia. yo Jo p)'ilC /iqué en la má;; a lta.
escala, no por el númeN d e parien te,,; favor ecidos, pue s.
el señor M~del'o tenía. cinco mi l y ta nt9s y lo s rnío sno
ll egaban a diez. (Poe lo men os est e c ea el número de
10& que yo favo re c ía ) .
A lo s~eñircs qu e m e han atacado po'I' que aylldé a los
míos, a uÚs . pat'i e ~t e s y a m i"atnigos, d ebo ~l e cil'!e" qu e
por eso :'re ' Illcha y qn e si un g überna nt e n o ayuda a sus
limigos está;. ~·olldel1ado a p ere cel'.
Las p al'randas de mi hijo es lo que .mú s s e m e h{t c riticado. Se dic e qúe.Jol'ge,' un diu, a nt ~s de la Ci ll dad e la,
tI'abajaba· COp10 ~ scríbientc en uoa Secreta ría ele Estado ,
.con un s u eldo de sesen ta p e.'!)s me nsual es. y qu e lu ego
llegó a ten e l' una fol'tllila de lln mill ón de dólares.
. y bien. . E s ta acusaci ó n es rid ícula. Yo ' n o oohía
lJ'iuüfado 'para que se cndqu eciera n lo s hijos de Yill apongo por cas.o. .
.
.
,
Se l1amaba " Iafamiliá l'ea!" a a lgunos de los oficiales de mi Estado ~:tayor que for m abfln un grupo de favQrecidos. A J oaquínMaas, mi :s ob¡'ino, se le denomin aba
co n el mote de "el pl'Ínci p e h eredero" .
Lo s militares empIcaba n siempre es ta frase pal'a ex plicar su posterga:
- COll)O
so y de la "familia real !" ..... _..
no
Ya he dicl.H) qu ~ hacía. General es y Coro n eles a mis
mozos
a los extraños 'que m e . Jo p edían; p e l~o no sólo á
Jos q u e me lo pedían , sino a lo:,; que yo .qn cr ía paga r a l- '
gún se n'ie¡o, les r espo ndí a co n la banda del cot'one lato,
o con las charre te ras de. gen e rales.
Alg uien le l'ega ló a lii s~ Quié n de mi familia UBas
marra n a s y uno s qu esos: por respues ta lo hic e cO I'one!.
Se apellidaba el tal individuo . ......... para qu é lo perjlJdieo ....... _ no diré s u n o mbr c.
E) Genel'ül Blanqn et ta mbi~n u 'a Iwóeligo en los a s. ('rusos , a unqu e s in dud a alg11n a, 1,) e l'a e.ll me ll Ol' escala
qu e yo.
.
En nI) banqud e un d ía dI' Sl1 san to. hi zo no só cu a n tos ~e ncl'al cs. Yo cO I'l'es pondia <-r lo s asccnso" qu e m e in dicaba para mis amigos , c on acuerdo:,; para que Il.scclldi e IlCil1 los suyos.
'l'an empeñ ado.;; nu s 11l0s t l'áhf((1'1O'; l=! 11 tal
empl'e sa , que b ien pT'O Jlt o pa:ió' Ge 'Ee1 s! mil el n úmero de
g enera le::.
°
-7 9-
. EL PUENTE DE LA TLAXP ANA
Se llegó a llamal' al puente de la rrlaxpana "el puen- .
te de la muerte".
.
Era frecuente que 10$ automóviles que · seguían al
mío, tal vez el mío, atropellaran a desventur.ados obreros,
a humildes mujeres del pueblo, a niños y ancianos.'":--~ .p.-a­
ra llegar a mi ~asa, tenía que pasar por allí y 10,s coches
de la Secretaría de Guerra, igualmente . tenían que hacer
el mismo recorrido. '1. . a impunidad de que gozaban los
chauffeurs, que _fueron camaradas de los Generales en
mi Gobierno, amigos de los altos funcionarios, partícipes
de sus a legrías y de sus derrotas, les permitía caminar a
toda velocidad por aquel lugar, que es el fránsito de mucha gente humilde. Las v-Íctimas caían y nadie podía
protestar. El muerto, el herido, era recogido por la policía, llevado al hospital y atendido, sin qU.8 se anotara la
causa del accidente.
I': n ese lugar fué dOllde YÍ aque llas mimdas de odio
f eroz a que me he referido.
1'11 COMPADRE URRUTIA
Otra de las personas que más fayores me prestó y que
sin embargo vive, es el Doctor Urrlltia. IJe debo la vista y le debo algqnos fa\'ores <lue no se los pagaré yo, porque ya no tendré oportunidad . de hacerlo. Este hombre,
que es un volcún de· pasiones, quiso ayudarme, como quisieron Cepeda y tantos de D.1is amigos.
Su -primer fracaso , se debió a la falta de cumplimiento de la orden qu e le dí de qu e ej ecutara a los licenciados
Manuel Calero y J es ús Flores Magón.
Yo tenía ayersión por estos dos hombres; por dos causas di s tíntas. El lJl"im ero m e había p edido a Ang.eles
(puede reclamar el se ñ or Cal ero el ' servicio al señor Gen era l que hoy sigu e los pasos ele los señor es Madero , pues
si n o ha -s ido por él lo fu silo ) . No obstante se comprobó
que es te seño r y su socio o amigo, para seguir la moda del
zapatismo, es taba n complicad o:; ron )~miliano Zapata. Ordené a mi compadre qu e los ejec utara n. El lio pudo obedece r mis órd en es, pórque rl Jefe de laPo li eía, don Joaquín Pita, av isó o.'f)r tunarn en te a Calero. Con un grupo
. de a migos y de honlbres muy r es p ~ tab l es, la mañana en
que debía haber amanec ido mu erto el señor Cal ero, se
me pre se ntó !
- 80-
_ El golpe estaba evitado. Con inteligencia, pues el
señor Calero e~ muy inteligente, se había salvado. Accedí a la invitación que me hizo de JIn gran banquete de
amigos y cuando el Doctor Urrutia me reclamaba que yo
fuera amigo de aquellas dos personas a las que había ot'~enado ejecutar, le contesté:
,
"Quién le manda! usted tiene la culpa por no saber
hacer las cosas".
.
El Doctor Urrutia pactó ideológicamente, una alian- '
za entre el Clero y mi Gobierno. Las Cartas Episcopales
o eso que hacen los curas, cricularon profusamente y el
Partido que creyó poder enfrentarse con el mío ' en las
elecciones, fué encadenado por este IPedio a mi Gobierno.
Tenía que esforzarse, pues su vida estaba ligada a mi vida.
Olvidé los beneficios que me hizo el Doctor Urrutia
y ordené gue se le fusilara, pues se había atrevido a decir
en mi contra, palabras que indicaban qu e se r ebelaría.
Blanquet recibió la orden de ejecución. Al día siguiente
s'e me presentó el Ministro de la Guerra diciéndome que
había cumplido mis órdenes . . Lamenté qu e mi compadre
hubiera sido fusilado. Entonces el señor Ministt'o, que
había sido enemigo político del Doctor Urrutia, me confesó qne- no había. ordenado tal ej ecndón , seguro de que
yo cambiaría de opinion. Lo felicit é y consideré que
.Blanquet era un hombre incapaz de gobernar.
Más tarde. he sabido que el Doctor Urrutia esperaba
en su .casa a los agentes de la policía que debían acabar
con" él, con 'un puñado de hombres armados y dispuestos
a defender Ja vida del ex-Ministro. Esto quiere decir que
mi compadre me ganó, que es cuanto se puede decir.
PROPOSICIONES DESECHADAS
Algunos amigos míos me propusieron transar, a fin
saliera con bi en de aquello que ello s consideraban
como -una ratonera y yo con más' puertas .que _una. decoración de teatro.
Se- me propuso dejar el Poder en manos ele Don Manuel Calero y hasta de Fernando Gonzál ez!
Yo jugué con todos lo s ambiciosos que qu erían escalar la Presid en~ia, pero creo que con ninguno fui más
cru e1 que con Fede!'ico Gamboa. Lo hice cree r que le entregaría el Pode!' y al mismo ti empo ordené· una campaña en su contra.
.
En alguna ocasión también hice creer a mi oo-mpadre
a~ que
-81-
el Doclol' Urrutia, ,que le dej arí a el Poder en tanto que yo
mar chaba a, la c anlpaña.
A Blanque.t se lo pl'opus e , p er o BIanCjll e t se h abía
asu s ta do y n.o ,CJueda se l' Pl'esid en t.e d e la Rep,Ública. " Yo
cr eo I'j lJ e mi i\'fini~te'o de la Ul.l el'ríl e s el úni.cohombrc que
no <J llicr' c sel' P¡'c:;ic1 e lll e, entr e tüdo s los mexicanos.
111 REYISMO
Rc eu cl'do que ell-, una 'ücil;;:ión . cstuve a pUJlto de reb elul'Jl1 e cOlltra el Gobi erllo, d el Gen eral Díaz. 'Fllé por
(;1 a üo de -iD01, cuando eL s,eñ o l' 'o elleral: Rcye ~ , mi Jefe,
esta bn. al fl' ent e de la S_c c;l' &ta r ía de Guerra y Marina.
S e l'ecorDal'á .qu e en aCJ u ell a ép oca el G en eral Reye g
trató de militarizar a Méxi co; porqu e el ideal, demiJ.ef:e,
(qu e debo de decil' qu e fu é uno de los pocos hombres 'qu e
,sintieron el - patrióU smo. nmy ',llOndo ) " fué enfrentarse
a los , Es.,tadosUnidos." El Gen era l Reyes , en aquella ocasión se .di sponía a salir de su casa cuando m e le pl'ese nté y le hablé~lal'o.
.
- ~Mi O e neral-l é~(Jij e c ua dr-ándome militél.rme y procura ndo darle a mi voz la en to nació n de sinc.eridad ,má5
profú-nda~, si usted lo' dis pon e)-mañana) eL). l a eerclllonia
' éÍvi ca de15 de Mayo :caigó sob i' e el señor Presidente y·con
mís solaados lo elevo a us ted a , la Presidencia,
'
. El Genel~a-l 'Reyes , se volvj ó a. mí cariñosamenle y mé'tféndo su mano bajo mi hrazo , se ; echó a andar pór la esta'n eia ,- silencio so) midiéndola a g'l'ancles pasos, arras't rándOlll e eh aquél'los paseos en qü e tantas veces 16 ácoIÚpeñé!
-6 Qui ere / usted ?-insistí.
,--:;;No, H-úerta-; c;.ílmes e.
y sonrió pensando no sé qu e.
En otra ocasión, hallánd ose el' General Reyes en una
had enda del Estado de M¡;xieo , preparando algunos tra'ba j o,; paTa' presentars e candi d".to a ' la Presidencia de ,'la
R ep úbli ca, erifrenlando I s 1.1 ca n dida tura a la de . Madel~G,
r esold ir a hablal' con él, y p9 ra es to juzgu é oportuno
-adoplal' un disfraz.
.
Para dis-f)'azarm e habí a [elo p rim ero a la ca sa el e m~
am illo el se ñor liren c iad o Herr'el'a, a quie!1 p edí una g'on a y un saco ,-je.i o. :\ol e los dió, ll a mó un taxím etl'o y
sa lí el e la ca sa complet ow c nte tra n sfo rmado.
.
. Ll egv é a: la ha cienda y p or una y ez má s m e ofrecí al
Ge n eral Reyes para sUbl evarm e c 6n tl'a el Gobi erno:, No :
1-esechó el e ' plano rni , proposición. Me dijbque ' espe'rara,
-me pro melióInHnal'lll e en su oportunir1"d.
-S2~
La delación que hizo mi a llli¡w
I-h! I'I' ~ I' a d ~'
ta l \"la¡ c ,
Políticó de 'San
P edf'o de las Colonias pU~8 t O e n cf qll e l o co l'óc.¡ilé yIJ, '
Yo había 'orde'n a do a Joaqüín .Maa!:!, ' mil ,:;o lll'ino: qn e
lo rjccut ara; p el'O no s e c' llln p li c l'on mi s ól'Ck nef;- h aila
qu e Herrel'a juntó ('.lIUI'Prtla ,!Tl il pesos qlle glllu'rlú nn el
Ol'ig'irIÓ s u muer.te,·"C'uandcJ fungía d e Jefe
f Ol'l'ó de s u chale('o~
Tal vo z
~ ill '
pbllis ·'c'uaye.nta mil }le ,
.
[> (' 1'0 n o si empl'c: Id ' din el'o a C'HI'l' ca 'la fl'liC'irlHrl!
sos, !:'c hubi e ra .sa h 'aJo,
LA DlSOLU(aON DE LAS C-,U I I\H:\S
En la Cámara. d e Diputndos había Uf! gl'll}JO que cons":
pit'élba co ntra el üobíccno y oh'o' en Cámara' de Senador e , , Con mayo l'e>i ocHos ('o nlt' aF ~ lix Díaz y "ségl'rro" de
p~d (' r divi díl' la opinión , lo s marlcI'i~,;t tls 1"l1pna'za 'r an 10:
COIl\'(l<'aloria a , e l e l"pione~" qll n yo en\'i 1". a la ( :ú,IllI1I'a ¡iHJ;a
c umplir con una d e las dÚlI s lIla s del Puc-lo ck la 'n in da.~ e~,¡¡, ;fc ro cWln~l o o~tll\' i i'l'o n es teé x,i'lo ,lo;; r'll af1f:r ii;la s,
ex Lln que era mus h1 10 CJn c de e ll os, ;;lg'IlI CI'OI) l¡~bo['a nd o
('on ll'u ct ' Uob ie ru o.
Se' penRó I~ ntone es disoly e l' e L Congl' cs o qll r Ill e ,h ab ía
eJ,' do P[' e.,; i de nt~ y cuya lega lidad era indi~cllljhl t'l;'·
'l'odos lo s señoJ'cs · Mihis ft·o s opinal'oP\ fl{W el ~mlpe
Milit a r', co n tra aquellos ' d os ~rllpos decidl e:> Cj1l'fi ('lIn"lpil'HJ,'n n ¡.;in ~~c ótÍlt la nH'II OI' inqni e tlld, en f' l se llO de 1'1'1:
He- prc"Nlla eión' N:flei~)J1al. a III ]:HII'ado!'\ pell' t' 1 {'!I ('ro 'y f' n-:
vall'o lonüLlos pOI' los fll!:;Ílanlil'lilo,.; d e a l/ni/lO" rll' SIlS
(;om pañel'o s~
.
. Lozano me había .pI'Opu csto la. "compra de la mayol'ía~' ; había iniciado alg'unas g'l'slionés, pero clon ]JüNI r l)sultado, pues ' las r eunion ns i'lfl los lJiplIt,ado s hrwíRll · qll c
éstos "coñvcrsa,rau c,on mils fi-ec' lI en e ia d n SIlS plalles I'evo llíei onal'io s y 'se 'sÍnlíel'an cada v ez ' m ás 1'lI er les.
~ e discutió la .forma,
Creo qu e Lozano opinRl'a p orqu e se pu siera en libertad a .\ os Dipn far!os dr;,;plu";; d t' ee_1'1'81' las 'Cáma ras.
El li cenciado Enl'iqn r Ooeos li e ta se n C¡J:ú rntlllld n m erite él adheJ'i J' se 3. ' aqupllu (lc:(:'iúll qllP a. lo;; Mini;;tros
SI\;; (·omp'añe r o,C)' fe:; pal'rl'Í'a S'ff h 'adol'n ,
Sr- encarceló a ,lo s llipllladll s, c1r;;p!l~~;; de (,II1.II;;II1'a l"
la Cámal'U en una rOl'ma ,'iolpnta , ("on 1'II el'zas mitj( ¡ll'(':; y
p " lic-ia,
. " ·La s' consec u enc ias de 1/\ . di ~o lll ~'i lJll d rh :(éficaces para el' r eu(J tJ (i(:.i n:ti e lllo d~!
fUH' fJ/l
-83-
la"
"CftIlI OI'RS
¡fl¡
(; llb iHno,
Gritos de protesta lanzó la revoluCión. La prensa amerieana me atacó con más rudeza que nunca. El elemel,lto
civil vió el aeto como ull sacrilegiQ.
,
Fué una . jugada 'que no acredita a mis Ministros como políticos.
)11 ENEJUIGO HU. WILSON
La sospecha de que yo había sido el causante de la
muerte de Don Francisco 1. Madero y las ideas 'propias de'
Mr. Wil ssm , Presidente de los Estados Unidos, me' crearon el más grande de los obstáculos para poder triunfar
en mi GobH~rn9. Me' habíán re cbnocido ya todas las Pot.encias Europeas y sólo la Americana y las Naciones alia- .
das a ella me negaban su reconocimiento. Esto hacía va- .
cilar a los banqueros que ofrecían dinero a mi, Gobierno
y me ponía , en condiciones difíGiles para solucionar los
problemas de aprovisionamiento de mis fuerzas.
,
O M~:. Wilson, queda a mi país , para ej ercer --sobre él
un protectorado y con ello ex tender el imperio de -lós Es~
tados {Jnidos por Loda la América , o era que buscaba un
ideal democrát.ico en un pueblo extraño para él y ,donde
sólo por la falaz diplomacia del dollar podía dominar. '
Se me pusi(}r'on todo:; los obstáculos y al fin se consumó la Dcupación de Veracruz, en una forma contraria
a todas las leyes de la gue l'l'a , "iolando la sober-anía .de
un pueblo y ase sinando inocentes con cañones que dis'paraban a salvo de se r tocados .
. y para arrojarme del Poder" , para satisface r a Mr.
,W ilson y para darl es el tl'junfo a sus amigos los revolucional'ios que habían asolado todas las r egiones que cayer'on en sus manos.
YO, EL HOllBRE DÉ AMERICA
Señor'es, los pueblos son cómo las mujeres; pOeD les
impol'ta lo oculto: lo que les llama la atención es lo objetivo; lo que \'en o lo fJu e piensan que ven. Y lo 'que
vie ron en esta Qcasión era que yo , el Presidente de la pequeña República de México , al'rojaba el guan te al Coloso
de América, al país odiado por Lodos los latino-americanos .......... ..
De un confín a otro del mundo, se supo la noticia.
rrodos lOs periódicos la comentaron , los pensadores y los ·
gobernantes de Europa y Amér'ica fijaron su atención en
-84-
la lucha que se iba desarrollando entre un indio que do~
.minabaa un pueblo pequeño y bravo, y e-I Gobierno de lo~
Estados Unidos.
Hasta los países que me habían considerado como un: '
usurpador, vieron en mí al hombre representativo de la!
América ES}Jañola, al indio que alzaba la honda de David
coñtra el enemigo común: la Unión Norte-Americana.
En la lucha, estaba desLlnado a perecer: así lo com'"'!
prendían todos; se esperaba el momento de mi caída de'"'!
finitiva, pero apasion~ba al . corazón de los pueblos.:...... .
y fué entonces cuando yo, el acusado .de todos los
crímenes y de todas la;S perfidias, me convertí en el hom..;
bre de la América Esp~iíola!
Ya son conocidos los 'hechos: e~eraba un cargamen'"'i
to dé armas que me traía el "Ipiranga", cuando la diplo..;
macia americana inventó ·un ultraje a su bandera y re...,
clamó una reparación deprimente para los mexicanos. El
objeto era dejarme inerme ante el enemigo, según se ha
explicado más té;l.rde en documentos oficiales y por labios;
.de. los magnates de los Estado~ Unidos.
EL ENTUSIAS~'IO nEL PUEBLO
Señol'es, yo sé que soy incompetente para describir.
el entuSlaSlll0 de mi pueblo para ir a la guerra. Jamás
podr.é dar una ligera píntura de aquel momento y nadie
sabrá describir el entusiasmo de la gran ciudad el día en
que se tuvo la noticia del aesembarco de los mal'inos en
el puerto de Vieracruz. México se .estremeció aquel día.
como un joven león herido .. _.... _..
Copio fragmentos de una crónica que describe las
más culminantes escenas que se registraron con moli\'(~
de la intervención.
. "Las muchedumbres crecían......... En la Plaza -de la
Constitución con:nrgían las oieadas humanas qu e acu-:
dían de todos los barl'Íos de la ciudad, -anhelantes de mos..;
trar su regocij o, ebrias de entusiasmo patriótico.
Obreros, niños, mujeres, graves funcionarios, empI ca..;
dos, .profesores, burgueses, todos los h8Jbitantes de la ciu-:
dad, marchaban en son de tl'iunfo, radiant es los r os tr o s~
agitandQ las manos en el é;l.ire, haciendo sonoras las calles con sus vítores a la Patria, a los Héroes, al Gencl'u¡
Huerta.
De los balcones y ventanas caían lluvias de floe es sq'"'!
bre los manifestantes y r es¡"jondían desde allí, a los gri lo$
de júbilo dc las gcntes entu sias madas.
-85-
Pl'o.nlo Iüs
~1líJ'e:,laoiones f Ut'NlIi
ordcnándo..'ic. Los
niñu;; fl)l"u,wban {1t~ , I 'tHllt'u ulI ('tHül>o; ',illan ' los
c:rbé.n'óS
el!.
filas ,apl'ptadas; él. :-npaso sr ('lPIIsaha (lil e ihan i\ ofl~ónda.l'
"S'l.lS \'idU s eH un, úHitno holocaH~Uj !
Lá,;madl'l's ll r-ga han El fn Sllf't'o'lHt'íade UH C,rt'a. a
,of .. ('ndal' a :-11" hi'.iu!<. a su s rS pt;sn.s. p :UéI hü e i,IRI'I,h a. I'Itil
a la ltl~Jlla('on!l'a 1,1 ,¡'ll\'asor':
.-\ la" einf'o ~I e l a ' tal'd (~. SP. ¡d¡¡:ú COI);)!) ofr() tlda de amol';
-e l Himno dt: la P á t .. ia. LO' (,3utahaü ,roás éH~ ('j f\(,ll pn la inrI
voe,''; r Jial'cc ía l tU l: ilJa- a h ~' I H lir d df!to, lleg;a,l' ha.sta
Vi os. ('omo~ HU g rit o de protes-Ia,!
_
, y c uund o (' csaha n, los gi'il.os. ' ~,~ ,i!a ndo se l'omfiía lla
unil'ol'midad de los tOI'OS quP nan taban .d GHül{) de a Pa,~
tI'ia , Ii'lil es de "o('e s prÓrrllJlipíüI'l \.lfl,,"ítq:l'e,, ·él. fUdalg'o, a
MOl' d os. al 'Üe ui.' l'a l Burda!
' ,
F'I'eiüe a.In SI:'f'I'elal'Íad~~ GIl (~ll f'a.. páRaro.n milla.res de
nlanif'estanleli a illsC'l·jbir ~e p/l.I'ala liwha tr,¡ l')'}¡>;diaiafilente.
Se d i,! p[ (.aso' el e qll P niños de di oi <liros dEl édad ya lg'ullOS.
m ell(J!'!) S aúp;, se Pl'¡' s€~ ntal'á n a in s f~dbit' s e , '
EI1 las oricinas t ol ¡~gráfi cl.!>s, se r eClbían n 9ticasdé' t0~
d a 'Ia Repúblif'a.. o fr ef, icndo co nt.ing e nl e~ de h omDt'es. de
dinl' l'o r d( ~ el!' Hwrillls de bt')('s,. . . ,
¡
nevo llldonados, al Ha,mado qu e t.es
'al Gobi,er;no a olllpi'end'f}t' 1a g¡.¡e ~
na ,i nlrl'l1a6t'HJal. me I'tispondicl'o n , p~trioliüafneólt' . '
Cl' e í ou ' la guel'l'r't int ermwi onal. '· 'Gre'¡. en - tltia;(;al'fIpaii~ que el señOl' (J ener'aJ RübioNaval'l'ele hahía: 'pla'lutado con todo el, entri sia.:-;Iüo de ,sll ji1\Tent.ild; f!Ir tIna'guerra dl' saerifido (llW en a lt eciera el norÍ1.l)t'e 'de MéxinQ .. :....::
Fn í, e n aqne.ll ó!' dus días,ut) hombre '(¡tic no 'h e vllel~
~o a se.!'; ,sentiaqlle 1'1 (' Ol'alilÓn dA Mé:5.::i(¡Q', qu e la SAngre
,d e mi t'aza, CJlle l a!' le y e nda s de n1i pu eblo, palpitabarl con:
mi ('0I'az6n, (: ol'l'Ían PÍ)l' mis' t enas, ll e naban fl:fi. ceJ\ebi'o. ,
y m e sc nlí fll PI'k co il la. fo~talezade 10.8 ~h é t'Oes yde
los apó;,lolf>s'; lile f;;\lIt í was ·grand e que '¡oelos miscon-'
teo1jJürHncoS, I'mb CJit e P Óf'firio ' Díaz, que n o supó ' r}li'nca:
fla('~\f' \'ibml; el g-rflll c.e l'a,zón de la Repüblica:" l'l é ' sMo
lllipJ) la PI) la s (,¡'i,-;¡; ¡'pi e pl'eeden Él las eal¡í;ifl'of't>:;'.
'
y ('omo dij(!r'a IIn dí a a mi disc ípul o F éli~ , CUltn'!:i!l
de.,\f.'un,diódcsu eaba110 de batalla p" l'alr !l, abl'tiiRl',tns al
P a.la,r- io:'S,ae"unal, dije R.lodo:~ , mis, ge'nera les . y aIljig~:
'''Dios nos saq \l e (;on bien de és ta obra pa'!1'ióüoa,". ' .. . ,
, l\-IucllOS
-gl! lI f:l'a J( \,.;
lü~(' IHll'a Ift í (~ se 'I Inl pf'aH
Lt;t Cán1;ara 11ahía recib.ido (;únapla.usos la ,noticia de
la gu erra y m e dejaba toda la acc ión en aq'llello:3 momentos, al mismo tiempo que me rati f1có su confianza COÍl t11l
voto de adhe~ión al Poder Ejcrutiyo. ,
Ordené' 'al Üéneral Rubio NavalTde: que ya en otra,
ocasjún me había expresado en , lll~ tr'l egl'anla entusiasta
su súplica por ser tI Iwim c¡'o que "e hatiera ('OIl el i!l\'aSOI\ quebiciel'a un, r econocimi e nto , de las fllel'zns que habían desembarcado y queme diera icleas pa(a un plan de
campaña a fin d e detener la múcha de los invaso r'cs.
LA LYlOR REVOLU.: IO:\i.\RL\
. . La idga deJa lu (;hacon(l'?- los ~!l1Cl'i('.anos se ,e?,p~'e­
saba en esos dla s. con esta, obse¡'yaclO-ll: SI los rCYOIUClOnaI:¡os ~~. i..lJ1en,' ,e stá , sa lv~(ló 1-Jé\ico.
, Era yerd,ad., Los ,r,e volucioüul'ios ll egaban a CIJé)l'enta mil hombl'es y. cj'Ej él'cito pa;;aba bm m.ucho aquella
nif¡'a, A;;i ,es que (~o n cie..!.) · mil hOl11bl'(;s : a.gucI'!·idos por
Ulla. larga , cam,paña . y cOn cien mil \'olunlnl'io;; qu e se
bubiúan ol'-Slunizaclo l'~pidalUenfc. la 111chi,l era fu\ol'ablB
para ~Jéxico~No ·había Ut1 cal'tl1('hó, pel'O ·1)10:; estal'ía
con nosotros.
VíIiaexpl'es(~ Ws ideas diciendo ' qu e no consi\lel'ubaoC(1l110 unultL:aje a,J;;t PatL'ia, el d¡';;cmbarco de Jos marinos at;l)eri¡;anos . . ,G¡¡.rranza prot estó por el desernpal'co t
p~ro1"Qspolíti~os ,enviaron telegl'amas alos !'e\'olt1l'iolla,ríos d,ici~.Qdol e:s (}ue 00 cl'¡i. ciel'la la ocupación de Yerácruz ~ que todo er,a un plan ideado . pOl' mí para salvarme.
De lwonto, arterc er día de las l11a'nifestacione s, el
pu eblo :3~ abs-t~IY:O qe séllir a la calle. La' ml1ltitud se !nostraba hmaña: Los m en:;ajes de los jefe,.; fedei'ales que
estaban batiéndo se con Jo s r e\'olueioIHll'io,,: eXlwesaban
el desconsuelo más profundo: los rebeld es no querían
alial'~e al GobienlO, querían co ntinllal' ('1\ la bIcha.
Unas hojas impresas ell'culaban profl1salllt;!nte:a pesal' de los esfu e!'zo,!;i de In policía pal'a ill1pedil'!,~. ' En ,ellas
Se dec ía qu e .el'U fals o que las tl'opa,.; ¡)llh'l'icanas huhi l'l'an
desembarcado y que todo se l' cel ucía el un u¡'did mío.
La opiniÓn públic'a, el'U ya n,h",,',.;a H la gll(~l'l'a.
,En el fonclo, no, h.a b ía sino el h el'\'idc l'O de las pasionrs políticas, de las i ~leas d(' pal'lido qll l~ cn aql1cl 1l101llentlj'llegaron a 8el' md~Ul'di ('nte~ qu e la afl'enta del, deselllhareo dB los i'n,ai'ín o:=,. am€I'rcano",' qUI~ el del'ra\l'iu1l1icnto
d e sangre de niños héroes, y el ultraje n la banclc!'a nacio-8;-
'hal arriada para que ondear(len suelo mexicano la de
barras y. las estrellas ......;.....
~as
EL ULTRAJE AL SUELO MEXICANO
EJ"Í'desembarco de americanos en V:eracruz, se efecen la .siguiente forma:
Diez minutos antes de las once de la mañana. el Secretario del Consulado Americano, llamó al teléfono al Comandant e Militar de Veracruz y le oomunicó que el Contra-Almirante Fletcher tenía instrucciones de .su Gobierno para desembarcar en' el puerto JT hacerse cargo de. la
plaza; que a la vez le indicaba que para evitar todo infútil derramami ento de sangre, no opusiera resistencia alguna, pues sólo se trataba de apoderarse de Id aduana y
:que también le preyenía que no . tomara' ninguna disposi. dón relativa al mat erial rodante y máquinas que se encontraban en los , patios de la Estacrón Terminal.
El Comandante Militar se limitó a cont·e sta·r que eso
no lo consentiría y ,que rechazaría C,llalqlller intento d9
Idesemba.roo hecho por los marinos ar;nericanos, así como
. :que respecto a los trenes y todo lo referente ala· plaza,
tomaría las disposiciones que juzgara (el Comandante
Militar ) más convenientes .
. Se acababa de separar del teléfono, cuand9 el vice'c'6nsul de España don . Enrique Doller acompañado del
~'Ó11sul de GuaLemala, así como de otras muchas 'personas,
participaron qiIe los marinos americano!, se dirigían
!en 'lanchassobre los muelles y ya habían empezad~ a des!embarcar. De manera que fué simultáneo el avi~ o telefónico del qesemba l'co,' con la ejecución Qe éste,
~oó
le
LA LUCHA
Inm ed iatan1e nt r se ordenó ' que las fu erza s del 180.
del 190. Regimi entos de Infantería (que no con.taban ni
'Con la mitad pe sus efectivo; y qu e estaban dotados a lo
,gurno con ciento veinte cartuchos por plaza, se pusieran
~obre las armas así como la Bat.ería Fija. ' Ni un barco de
la flot.illa- del Golfo, se encontraba en la Bahía.
El Comandant e Militar envió las fu erzas citadas a rechazar (:)'1 desembarco a los mu ell es. -Al desembarcar estas fuerza s en la explanada situada frente al edifício ge
Correos y Telégrafos, fueron recibidos "con una descarga
de los marinos americanos que ya est.aban posesionados
~r
-88-
de los dos edificios. Las tropas mexi eanas, que iban co~
mandadas por el Teniente Coronel Albino Cerrillo, se po""
sesionaron de los edificios inmedialQs y desde allí se ba ...
ti el'on con denuedo, dando tiemp'o a qu e el Teni ente Coro~
n el Zayas y el Mayor Ingeniero Joaquín Pacheco, sacaran;
todo el mat eyial rodante y más de 26 máquinas que se hao;
JIabanen los' patios de la Estación del Terminal , qu edan""
do abandonadas solamente dos; un de scompuesta y una
apagrid~
,
Poco antes de las dos y media de la tard e, la Sec reta...
ría de Guerra ordenó al Comandante Militar que evacuara!
la plaza, retirándose con todos sus elemento s. La orden:
se cumplió hasta las cinco de la tarde, por las dificultades
'del embal'que de la al'tillería. A tal hora el Comq,ndante'
Militar abandqnó la plaza.
- La orden de evacuaciÓh se comunicó a la Estación Na ...
val (que no llegó a recibirla ) , a la Artillería , al Servi cio
Sanitario y a la fu erza que guarnecía Ulúa, qu edando el
'l'eni ente Coronel Oerl'illo sosteniendo la r etirada, Cerrillo logró 1-etil'arse a su vez a la una de la madrugada de~
día siguiente.
_'
Durante el combate se distinguieron: la E'scuela Na ...
val,cuyos alumnos bajo las inmediatas órdenes de su Di ...
reclo!', rechazaron con éxito el primer intento de desem""
barco que hicieron los invasores por el muelle qu e se ha... ,
lla fr ente a la Estación y por cuya causa los norte-ame~ ,
ricanos se vieron obligados a sostener su nu evo intento
de desemba¡'c() con la artill ería del "Chestel''' , que bom ...
bardcó el edificio de la Escuela, donde los alumnos 'l'esis"'i
liúon con denu edo, pel'maneciendo alli hasta las siett;
de la noche, hDra en que empl'endieron su r etirada.
"
EL HEROICO VERACRUZ
P or eso yo, se ñores, prefel'Í si cmpre tratar con ' solda dos y no con
locos. Los lec,os m e ha bían de s(' r fatal C's algún día: Madero, Cepe..
da , Bclisario Domíng-uez, Wilson y Angeles,
. _
,El general Rubio ll egó a darme cuenta de su mi sión: había interrogado a la gente 'del puerto, había eJi1puesto su vida ye ndo, p ero
S(;Tl3 i1,),e nt e a se r vir de espi a .
'
,L os h(' chos de Verac ruz dejaban al pu eblo jarocho en su lugar~
10 8 humild es se habían batido como nos sabemos b atir los indios, )'j
algun Q:~ .soldados dispcrsos h abían h e ~ho e'l glorioso sanificio de su vida.
La campaña podí a ha cerse d et eni (>ndo a los a mericanos si intentab an
a va nza r hacia l:t ~apita] oe la República. , El entu sismo d el puebl o de'
Veranuz e n ~o n t r a ba un preg onNo digno de él : (>1 señor R.ubio Nava n ete que a l tra t a r de (>xpli caJ'se la fe de los v era eruza n os en el t riunfo¡
mI' dC'da:
"Sólo con el pueb le de Veracl'uz podemos cont t'ner a 10B in vasores;
-89-
-en, e l ,pue.b.lo más lfUl!lild(' , h l~Y un puñado de ho.l,ll~~'~ flu~, ~ ofr!)c~,~,
a I ~r glÍ(,~'Ta: ::d p(l Bal' e~ tl'ei). militar rU!l!-bq :a
ver:'¡<í)'u z, VI toreaban. 'a la J:'lltl' l:1 tod os" codQ,S,. ,l oa hpmbl'es: ..l1aJ'eola.
~ue hilli laban ' 1¡l8 'uront a ñu s! n"
'
'
,
Yfi eslabn" d e-sa lentade: ' m e p reecupaba y a sólo es.ta idea : irme
~On dinero'!
En lm .esfuel'z() admil',l.ble h ;¡bían logradp , mis , ami~e8 ~e,semba:l'Caf
part e de! ca rg>lme.nto. d e aruws qlle estaba deteni,d oen ('( '1, Ip.iraqga":
Per~ IIO ' ~r:ln sufi ci.~n t ('s aquellas 'l\l'ma'i f y - t i rripQ,co. "¡'ra.bh , hO lUbres.' q Úlf
fueva"- a ' cOJllbat-ir, ni yo "q uería ya co mbat1i, ' ;:;ólo ' 'lih-¡i ¡'¿fea ' rol! ' pre-o:'
,('UP3 b3: irmc ('ou dinul'o,
Había h echo algll u"s bU,en>ls ope:rflciout's pOI' conducto de ~ohe·
no, asuntos , d e, petróll'o y por orros c ouduc'to ~ , h.,a bia' I.~gr:idü , h:i~er"
igualoiente, alg'lmos 1ll'áotibs, 'l'c,dfi n o Ilpg;l'I~a:" a uu "miUón dl! . 'dól:ues;'
y yo ' quería algo más;llunqllc )';i f ucr!. ' t:lI'de;
Elltone os esperé' 1'1 Jl,ÍoJl1l'rrto ' oportuni)'. ;',: ' dI' mi huídn.
Dí a Rul.'¡o ~aYa~re t e :faclIltadc!:i pa rn ~ rganizar la eumpa4a e0!lt-ra
la ' invasión, mundo qlll' e r:l su idell\. A Blanql.!et le ol'dcllé qne , b.¡.ciera
la l' e"~ ll ee ntl'aüó n de fUl'l'z:l~ en la (,:l pi~"l, _" a , P a l'edés, :a m;i bU~Ii a:m.l~
,go Paredes, le urgí ' de ' dine ro, , , :
,
y aqnéllos ' días- no' perdí ' el buén humor , Seguí \-is itnlldQ "ella pulti'pe e, " , "("o lóu"" . ' ,t; l Gl()'bo "~ ..... ,
'
.g~n.el' ?S~,m e n ye para i ,r
ME. WILSON TRIUNFA
L ns nnciones ame l'i C':l n as qne forman la llamncb a lianza del Á.
,B, (\ (Arge ntina, Bi',fI~ i t .Y e llile) intervinieron ' arni$t-osai,ll~nte" pal'a.
,SOllICiollar el confli ct o mex ica no-ll merifi.:l110,
La fÓ.t'll~llln ,de un ill'm ¡s tle'io
ce leb ró :desde luego , Y ,,:México en·
se
vió a _treS" de , S l~ lrombfl's ' má s, serios, .f.os 'seii~res ~mtt,io: -~:itba~, Lt1~s
El gue,ro y AglJStlll Rodl'fg nez, eomo !'eprcscn t:mt e::j' a Ntát:n,ra -f'Hlfs,-; hi.
,gal' qn'~: se l'se,ogi:6 por' Sl'l' :!onu- 'ucutl'uL'
~ Qué i b~ n ::1 elise,nti r ' losdeleg¡¡(1,Os 1
~'~ sa~~a q~le elprete ~.to ~ del
d eseDlbarco de m:\J'illos eH Ve l'a állZ lo. ,hapí a,!l , toma ~19 . los. 1:~~:i(ll's 'Ulll:
.(los, gúcl'ii>'lld C! v e nga r " of'('ns::t~ c¡itc no )lap,ia . r éeibi.d'ó , l':i , banl:1eYlf '~:m,~ :
rica na por la e'apt urá _ qne hi zo c l Jete "mexfc::tllO 'Hiúdjoaa d e' UD.Q8
m a,iYfiS ' e l l. e l puerto d e 'l'ampieo.
' .. , ,
, "
, ,'
Est.e serín, pues, ,.'1'1 t eu(i\ ;,J)cro l' ~ , el fondo_ ~o h a,pía. , ll!.~S q~e , ~~
;sólo puut,o a diseusión: mi se pal'aeión dpl Poder,
Para SCpltl':;ll'me del UolJie r.n o , se había moviliza do ' casi todo el ejér-('ito america no sobre 1,1 f rontera, Nortc di: ' ~Iéx¡ ~ d ;' se h abían ell~i ado
:sese nt ~ unid,Hl es de In marina ' a merica n a 11 nuest l:as ' <;osta's , h3,bía,n sal
.(; rlfi ~ ít.Í:1o ' niás ' de sei.scie'utolS solelados ' nmel'Íc':\'nd's "en ' 'e l ' desemb::tTco d e
Yt'l'anuz v sp h::tbía. bombardeado uha" E sc ue la' de niños,,::.'-.
El ' sC-ft or ' Wilso u triun faba r
l:L SAQUEO DE LA. TESORERU,
L.a lll !lÜa UIl del , flí a que ' d eb ía aba ndon ar l a Pl'eeic1eucit ,Y mi' Pa·
tria, la .empl eé (' ndi s~rib uir el '(lit;te ro ' g,u e "111edaba"'8u 'Ja.' 'f'esoreria y.
,el! totfas In'S dependencias d el ' Gobierno,
X ' al g uRos de mis Mi iIistros; a mi s famlliures; a. varios Diput,a d08j
á mi s el' ia\l o:s; ~ : los quc 111(> ba,bía'n set'yid'o' de ' v erdugos "o 'd e ' ~tel'eel'OS"
les di' d~Iiero. " Las órd eues "eran giradas' con "e l' r,ar áete-¡' 'tIe' muy urgEi'D:t es. :1., r:arcd.e,B., que se afana!)3 P?r h ac.er a9.~e l , f 7.,I):}l't,'?;. ,sjn" (l uda ' Jla.. ra
,anllll'iÜ>l.l' el' numero de los Mmptl eados en el. f ralldl\- o'flcral. '
y ~OUllSIQnes impo~i\;>les a al gu n ~.s de m is
A Ag uil a" mi l' ufiHrl,~, a 'lV'Ie :, había b e,cllo Ce ncl a l, lo f Oilli Íliouah a en l' Hrís par,) 'J lle cst ucli:nn Ini; prolrl'CSos de I~ caha ll e ría.
&J.QaIÓ ,sueldos f a bulosos
(Ifi.ci:di>8,
au st ) jD('~l ~
A ' ( !n;:los Aguila , fJt, '(' ~61u l' ra Hit 1 ,,/n:J ~ hín , p e ro qu(' me había
s e ryjtl0 'l e JQuth:ls 4..:os,!s!
Dí '() b~'c ' r¡ui '08 ' d e (' i~Jl fl.1íl , ,'i1l"IlI'n t :, lI,i l y treinta mil I,esos, se
cnt il' llll (' CJllc to mados ,le la l'esor c l'b ,
' 1':]';,\ é l último .reparto y k.11ía qu e ~l' r ~)'Iídig'o!
:tIí i l'l' IHllll:.ia yo la hin' I'c r Su\l a lll' Pllt " , En ell:! aparecía tomo realme;11,', em, : ulla ddilll:l tic M r" Wilson" y h a~t a dl'l'Ía qlÍe ton mi
diñü , ión , cxhilúa :.I l'!te t:l HIU}lIlo e l ,,,t ro[,,'1I0 l'on Slllll ado 1'01' el Pr (' si~
dent e de "la UniÓJ.l AHI(lril'una (oO l1tra mi JI('r~.f)lIa.
.
_
DeJilH'r;lll ;.¡m e ll tc' pa))í:;l d e jado ,si n , " olll i';OIl('S ,e n e l e xtrnnj e ro á
algu nos dc. ln ~ ,J efes y ;~ill ~gOS <¡UI' 110 11)(' cllIl'ríau, pero qu c por , h a her's e r "iao con kaltad, cstah':ill ex pucstos f' las iras d e la r,,\'o luti ón,
PARA LOS TOROS DEL JARAL . , .,.,
. Durallte mi .viaj e, mús d e tin\:o mil h o m!¡res m e 'c uidaban la da.
Yo no hahí a do . s ulrir un asaHo del tren, ('amo (' 1 Ge lleral Díaz, pues
t€nía toma das la s prec aul'íOIl c.s qu e
sc ú a lab a mí C'x)lericllt ia,
¡"in e i'uhngo, sé fJue ,dgúil'1I p e)lsó en cortar un ,pue n te pa ru q ue
el tre u l';l:\,C!':l :,1 fondo de un pret ipiC'Ío y así obt ene r una gmiancía
f:\bu I(',~a.
, ,
' .'
, .
, )31;ú' ~lu ct hal,{;:¡ ccl.elJrÚ,l,o , un 1wUl'rrl0 ('un gent e s oc Kue\' a Y ork
pa r:. f \lsilart;le" Y o había , saJ¡ido , los arl'(' g lo s C¡U e tu\'o lIIi 'Mini stro,
p E- I'O ,siilmpr,e Jo c on s idcré i n,tapaz dl' l'.c aliZ:lI· ,tama ña HN,ióu,
B l ,d ía '<1\' la l 'ugu,h aiJjaI\ , entr:1 llo y salíd.q tle la ~ctr eta rí;l .le
Guei'l'a mucho s <1c s u s Ullligo SJo n p e qut' íi.as l)vlsas lle nas tl e lll o n e d a >;
<1(" (.1'0 ,para e l viaj e <lel ~iini stru , H a J¡í~ h e,' llO ' tocios sus prl'pa r ati\'os :
l:t c':II le de la :Moneda estaba 111311l' hadn po ,' las tenizas de los p ll)le leg
'illt' hah í>lll sido de l Al'I· hi \' o d,e Blanquet, '
y sin ellllwrgo . ,. y o rle s('onJ'iaha de q u e :J m c d,i o ":Hllin o sc alTepintil'rn .y , I:I.\1C" eO~1 la. gente cl~l 290. , y " ~llpr e I1l0S Po rlt're s" , doS ('ll e r'pos rJ1 ! ~'..J e, e ran :1 él 111á,s adktos q~ t' " mí , intent a,'a regre sa r a Mé~iil'o; ,] i',s pué ~ de ap r Ch C]ld c rmc.
.
Ep Tie l'l'n Blall ea, una ,~ st.Hl,i!ín dond e d.\('ÍcH pasa)' la noc he . e l p e n.fJami <i nto' Cle q u e DhqHj ll'et m e :isc,si nara, In e ohse sionó,
,
" En. ..l ;t , nod1e, ('.uando e n JlIi (' Hi .... O clO!'llli(orio ~'a no \'e la ba narlie,
, salí o(' ultQ e,n mi l' ar;¡. y ¡'llí ' a sE'utannr :1 1 pie cl~ un :\ ,.]¡ol , de sde el
fJti e" potl.í!¡ notai' toJo lo queoturrier:l e n d('i'J'e dor \1 e1 tn' ll .
, y pe l1Slt lia , . , . S i Blnnr¡llet' d edde :1Jlre hend e l'llH' húr ,[, )1 1;1 no.dl~ , se ace.l'ca rá co n los solclnclus úl trell ; )'0 V'l' l'(Í la l1l:llli, ;hr:( ," po dré '
me
salvrHw e . • , .
,
Pero', ,s ~ ñ o reg; o" ,u.)'rió , a lgo q u e ' no había pas" do 1'0" mi r¡l cnte.
CU1> ndo .. yn estaba, durmiéndom e' l' ll m'i ob,e r"at ol'io, " 11;II'()c ió ' a mi
l,úl,,, 1',1 'Gellt'I'1l1 B lanqlletl
"
"fatÚoi élÍ ' é l h<lbJU Cl'eído qu e yo le a~esinarí:1 a (lu c1! a ll ot]¡C.
RUBIO CONTRA MONDP..AGON
~: u and o,
m e dí l' uenta de q uc Rubio, -X;l":uTete, ~ I'H h ost il :l los '
81\1! 1.;\:ad9R' , <j.e , h\ J' Ciucl a~l eJ~ ', ,'oili j:Il'eilllí f lu e pocUa ú!,i liza rl o l11 uy~ hi cn
en e l ·l,)~pa.r t,(l 1l1en f; o d e A rti1 lcr ía , luiar 'I"e He n " b:l l a~ :lspi n(('iones'
d el a iás a robidó so, menos de R ubio.
-!H-
Este joven j.efe. 'inició una campaña contra los "Ciudadelos"-co·
2110 él los llamaba. No podía comprender que ' el Ejército se hubiera
sublevado; consideraba con toda la pasión que lo dominaba que el,
:Cuartelazo só10 abriría una etapa de disolución del progreso en que
suponía encauzada a la República; en su oficina, que estaba situada
debajo de la. del General MonSlragiin, reclamaba a gritos y ante sus
subordinados, el castigo de los sublevados.
Como le pidiera la Secretal'Ía de Guerra 'q ue r~ndiera un dictámeu sobre la posibilidad de bomllltrdear la Ciudadela, respondió que
tal cusa era imposible, a menos de que se expusiem a la cÍl!dad a grandes daños; por esto se le consideró mi cómplice, pero nadie sabía que
me propuso más de die.z ocasiones asaltar la Ciudadela con una pequeña
:culumna, y tomarla en- media hora, cosa f¡letible.
Así es que ño sólo su amor al Ejército sino su amor propio, loa
seu tía lleridoa co n el triunfo de los ·su~1evados. Y esto lo ' demostraba
~ta ca ndo en _público a .Féllx Díaz y a M'ondragón.
CONTRASTE
,..
Tenía ~'o controlado a Mondragón, eon Rubio en el Departalllento
de A rtillería . De Sub-jefe, estaba un hombre i_nteligente propuesto
por Rubio co ntra la vo luntad 'de Mondragón: el Corone1 Sa lvador H e11'<' 1'n v Ca i ró.
• II~lbo 'una división muy curiosa entre el Ministro y el .Tefe del
Depnrtam ellto: Rubio prohibía a los contratistas que le trataran :lsunt () ~ de dinero.
Desdeñaba éste como si fuera a cal,surle la muerte.
Hasta un cartelón que indicaba que los comerciant!'s no (leDían entrar
a su Departamento :1 ha cer proposiciones, fué fijado en la a ntesala
4e la oficina, por orden del jefe d e la misma.
y arriba, en la oficina del Minish'o, sólo se hablaba de política y
~e millon es.
~
LOS VOLCADORES
Muchos periodist as me lía n preguntado mi opiniÓn sobre- los perso~
n:tj rs de la r evuelta de mi tierra . Yo se las he dado como amigos, no
p at a que las pnbliquen, pues no tiene objeto que digan mis 'Í>ensamien:tos, ho.v qu e ya no soy el responsable de lo que ocurre en México.
Carranza es un Senador de don Porfirio, es deciI- es un porfirista
d e los más identificados con el régimell porfiriano. Su sistema de
Gobierno sería el de don Porfirio: una di ct.n dlira deprimente para t!><los los mexicanos. Pero no se asust.en nstedes, señores: . Carranza no
lwrá nunca un Gobierno.
Villa, es un bandido inteligente, ,., muy volador" . Tiene cualidades como hombre de acción. Se mueve mm'ho pero siempre se está
~col'(l~nclo en sus ar-cion<,s , d~ que es un bandido.
No t.iene idea de 10 ~ue es u. gobierno y los polítieos que lo rodenn son los más desprestigiados, todos del I!rupo que ' maIlejll~ los señores Madero. Es -muy
;volador. En esto se parece a mí. Nada más. en esto.
MI GUARDIA
L a gUllrn lrlO1l del Dist.rito Federal, nunca fué menor de cinco mil
110mb res, durante mi Gobierno . . Y era de la tropa más escogida, de
()fici a les , leales y de militares incapaces de una ' sublevación, PQr lo
;men os en la forma en que se había combinado el /lQlpe al maderismo.
-92-
Esta guarnieión· nu~ca salió a campaña. Con .movilizarla y ponerme al frente de ella, hubiera aniquiladoR c ualqui~r grupo de. revolnil-ionarios, pero yo no quise emprender la campana porque Slem,pre ví tal cosa como un peligro. Sin ser .. muy inteligente, cualquiera'
podía comprender que en el caso de que salie.ra· de la ciudad de México, no volvería a la Presidencia de la Repúblie.a.
La guarnición era, pues, mi guardia personal.
Los militares que iban a las campañas, se quejaron mucho de que
algunos oficiales permanecieran siempre en México, recibiendo el favor presidencial: que estos· oficiales recibían más honores y más ascensos,
preocuPaba mucho a los que andaban en las campañas.
.
La verdad, el asunto no tenía importancia. Los qutrestaban más
cerca de mi, tenían que recibir más beneficios, salvo Joaquín, quien
desde lej.os tenía todo lo que quería.
¿VOLVER?
También aquí en Barcelona, hay un Café Colón., .. . Me persigue
este -nombre. Aquí, en e$te Café Colón donde no hay parrandas, ni ge·
nerales, ni muchas otras cosas, yo me ¡¡burro.
Ya sabe el mozo que tomo cognae, -pero hasta el sabor es diferen·
te del que tom a ba en México. Ya no me vienen a buscar los señores
Generales, ni. a los señores Ministros, ya no puedo ir de aquí a mi casita
de la Colonia de San Rafael, a jugar sh,te y medio.
Y sin embargo, yo no podría volver. ~ No estaba en peores condi·
ciones c ua ndo paseaba con mi amigo Mitre, con mi amigo Batalla Y.
con el hoy Ministro Zuba rán 1
.
LOS ARISTOCRATAS HUERTISTAS
Los se ñores de la aristocracia de México o cuando mellOS de las
clas!lS . adineradas, pues alguien me ha dicho que en mi paí~ no hay
aristocracia, toda vez que los orígenes de las familias son muy recien. t es y casi todos humildes, se me "arrimaron" cuando les vino la des·
ilusiQn de mi drscípulo' Félix.
Me ofrecieron un banquete en el " Jockey Club" y quedaron con·
vencidos en él de que yo podl'Ía ayud.arles en sus negocios mejor tal
vez que el señor Madero, aunque en re alidad aquel señor no }es estor·
bó nunca en sus empresas.
A mi Estado Mayor hice entrar a varios que antes de un año
tendrían que encontrar en el destierro alivio para su vena de perderme ..
Y a mi Cámara ll evé a los más caracterizados señores de la aristocracia, a los más 6cómo diré 1 a "los más aristócratas", pues no se
me ocurre otra palabra. Y sé que en la huída de los elementos huero
tistas para' el extranjero, algunos llo.raron en Vera cruz y hasta hubo
quien se inyectara cacodilat-o para no morir de pena al saber q\le le
habían . robado su automóvil ....
UN RESUMEN MINISTERIAL
Voy . a recordar a mis Ministros. Por algunos guardo t anto afee·
to que si yo volviera a México les devolvería sus carteras.
Fueron mis Secretarios de Rela eiones Exteriores; do n Federico
Gamboa, don Querido Moheno, don Manuel Garza Aldap~ y don José
Lopez Portillo y Rojas ..
De Guerra, don Manuel Mondragón y dOJl Aureliano Blanquet.
-93-
.D9..rlll!.tl'u~dúll. Púhlil\a, ,do):! ,JO l'g.c· Vera ' E stañol; dOI!· .To&é Mal'Ja
LvÜwo y don Ji\' e.mesío GarI.'Í¡¡ N aranju.
, . De .1"(jIH~nto, don Alberto Robles . Gi l, don Leopoldo }-;'ouollllr, ~on
,~(lmml0 'rallll(riz y tl,on . Queri40 MohcllO.
' .
.
, ~!c GpbGJ'lIIlCión, clou Alberto qareía Granados, don Au,.~li¡¡ll'-l Unu·
Un, Ilon Mauuel Garzn. Ahl¡lpe e. Jguaeio AlMea\'.
De COlUuníwcion<:'s, don David de La Fuente' y dún Jos s 'Mal'¡:¡ ]~o­
~;)no.
,n.e JlI~t,icia, uoh Rodolfo .Reyes i(1011. .En .dque . 9oro¡¡ti~t:¡.. '..
. De Ha cieuda,. u.o u Toribio ESqllivel Obregón, don Enrique GQl'ÚSfi e ta y don A. de la,I,:ulla ..
..FU~l'(lAl ,Encargarlos ,eleIDq;paeho de CO.J,I~,IUlic~ei.(lu'!.s , mi compadre
el Ing. A\n\l'a~('.io y ~le ,. Goh(']'na!?ióll don José Mal'¡a ,Lu.i41l . . ,;
,
Llamo Ministros de FOlllf.'lltO a los que fueron de' Indu~tria y. Comel'(~ )o.
.
. De C'stos quien 1l1ató mh ..fl!é 1.'1 ge'riera l B1anquet y ... y.o !lo. creo
{Jlle haya ladrones más grilll(h~s que d e la Lama y Alva,radejo.
MALDADES DEL TEQUILA
~'i ~'S, h (jll1 l-:l' ~s q~,e es t a,ban. más l: erri , ~le mí SUl;l'Í:Úl cyn m~s fl'eeuen,ci¡¡ Ilusengauos. l\~e los ;' talltoaba" sin motivo, sin objeto, siu .. :••
VQluntllu .. de hacerlo , en muthas ocqsiones.
Los · seiiol'es q\te fOqllabali e! famoso . t\Hlul'ilátel'D .. de . la ·Ciim3.l·a
de. Di,putados, fuq'on los pri,rtwrds , c . ~\ . recibír las imagina,rias enrteras
nlinipil'rinJC.s que, la v(,\'l!'Hl, IlOtrnín .pc nsaJo· ofrece.des en, ¡¡\lúo, . IlUn,¡:t.
. Rceu('rdo que con aquellos scliorcs me ; ib,! : ~ \'isitar ,: c.(~n '!Jlnc!la
frenH'lltia mi amigo e l Sl' '¡or Li.' . }'raitcisl'oEscuaero. El' señol' Ji.
<l ell,·.i,ülo era mI pa isano Y.,: no hizo .!llaI e~l arl'im,31'Se a n1í, pues yo lo
estillHtlw. . .. porque er2 mi p3iwllO , Que he be mucho o que 'p OI' aquella .época bclJÍ<l JIlwhn,es tI'IUlltO en e l ..que yo no quisiera: meterme.
¡'08 ltoml:!l;eS u.o desn)('recell ;1 lit" , ¡Hí por ese ,\l.efect.o . .
.Y . bi¡' I1 " al S{)¡¡~Jl' EscndprQ 1.1' ofred una Cartera • . :b<r.~:: .c,¡:ey.ó cuan .do Jos s{'üorC's .tll.'!. cuadrilátcrQ ya . lIO , me i:reíap . . A~~ptÓ CQllljJovido
e l oh sequio. Y ~OlllO poro s ,lías dPSPllés , oeupa,J¡¡¡¡ ,rl " Minist,el·i.o ofre.(-,ido . otro seíior" el lil·{'IH·i!l!.1o ESf; u.l !! ro . (\O II!et.ió Já "imp.rpdencia de to1)) a l'. 'liiu"¡lO cOg'uae o · tequila, . IIJ) ~eeu.c ~ do q.ué fl~é lo que. to~; . pero
,e l ~aRQ. es , qUe f.ué ..•~ . la Cáill:Jt~I, . pronuul:iandot,tn.. discurso' .ep : el que
h a bl6 de l'c(:uger la ' bandcra ens:mgrentada de don ,Francisco I. lIJade·
ro y l)(' .'·,I:'llgal' ,:lfjuello . . ·..
....
.
. , 1\1 ,. d,ía "siguiente, ~'a ('n . ,m ejores < cQ'\ 1didone.s.,.. lUept:::Ues" l(l ,.d:iJo.. ~ .
. gI!.ien lo flpc )\abla didlO I.'n la.' Cámara. y . se fué con Carranza o con
.\ 1)]:1, . o (·on .,loB; dp$.,.
.
...
1,.,a . \!et:dad , yo h u}lipl':J ,sido ClJ.Il¡¡,z rlú darley , a p'lsar . ¿¡e:- .~u discor~o y t.al\' p,z 'PQI' su cliscurso, la ..('artera ofrecida 11 otra culI lquiem ...•
pero h;¡y trtnlllJres que no' sahen esperal· .. . .
LA "LEVA"
El sistema dI" e ubri'r 'fasbaJ3S de -las filas fed('ralcs eou presos
sl',D,t t\¡J.qndo,s¡ \)0 lo, .illlplanl;é, pe~' Q.,, 8i· .10 .amplié. P~',l'Il¡jtiendll , 'lIle ' aque,
lIos }lombl'e,s, {J~e ' ll~fríall Illgun,qs, pr9.ceso8 . pn;di01'an. salil\ ·di la~ 6:&rceJes y elltlli.1\'· ,:t 1118 ,; mas del :¡:;jf.l'~.it.ó · <'~!ll.9; - for-eR(lo~ " Est:<l, ,.en.tt:ó ~n
11l./ pJ'ogra"~ª , ~t1 l!lili.t;¡'l'ilw('ión,t,;:¡n ~ ~la~l\d,o durante mi tiempo POI" 'kill
señores p~l'I(){hstas y Ijt.eratos flue me rodeaban.
Yo ldee alg~lDa . vez ·'est.a eonsiael'aeión a los ', señores. jue6'é8 que
oponían a du¡'me sus pre8\);'lpal'a la campañá: !' MuchQs 80ld'ldos
r asos 'han ' llegado a ser gent'i'ált'8, ;Po.díii. ¡'epetirse, el ' caso con . iI.queltos
d esvenhl tados que: 'sa len de las " malIOS ~e ust ed" .
Nó
¡'esistieron mlleho :;¡, mi disposición algunos funcionarios, pera hubo jueces que me di1'l-na la razón ton ' forma tan' completa', que
que(ttÍ tollvencido de qu c había. resuelto un problema ,de eco nom ía ' para
e l Gobie l'llo: yaciar la s (,:11'<,<,1 (,8' y aU'llIeutar las fihlS,
El ~stell1a fllé objeto tlp ntd,ques por los Cjuc lo eonsitlel'<lrOll como.
i nmoral. Yo no qu iel'o ' (]('ft' nderlo: " 'Me decían que lo s pl't'S\J8, tlua
,- ~z en Iibcrtad, huían p:l1'll \'oh-e'r a s us COl'l'cl'Ías,
Esto cra n~'l'dad:
los rn tcros regl'(;saban"'a 1)0 ('0 de sa lir uniformados ton dC'stino a ,' la
ennlpaila, I}UC'_ h ::: I'~í:l. S p ñOfi'S jefes que le8 dabau ' su lib ertad llI ed iante '
Ull I'C('ll1lllazo y lIllOS c'uantos p~' os ,
.,
OCll l'I'i ó tl, miJ ién - clll t' los <Iue erun sata do s lIt' la s cárc C' les gust:<- ,
r á ll d(' la vida militor 'y eutonces la s poblacioncs t'u la s <luC' SI' ('n(,<llltmban ,le dl's raeamento los libertados de las cárc(' los, sentían ta l
p" \'('1', qu e 'ml1 e ha8 \"et'es desefll'o-n la entta<la ' de los revolucionar ios
y hllst,r en 0('a8ioll ('8 se bati('ron d('s,l e el interior ele las casas ton los
que los habían defend¡'do ' po'r '-t a nt o tiemJ30 d e lbs ataqut's '(h' Jos pron'unc' iad os,
'
Enl'Qntl'ahnll lIlás fadli ,l ades [<ara dclinquir lo s ,Q'rim i nalC'8 natos,
aflllados de mauser y con sttS uniformes de soldados, que antes ves ti- '
dos de camisa y calzón blanco.
Pero ' también era' 'verdad qlle uqueHos dl'lin cuentes se batían y
lo hací a n bien a- la- hora 'del combate, que siempre era para ellos la espe"
rau~a ' ele ' la siguiente, de la' del saqueo de las plazas que iban a: o:t,J.lpU r
o d e las que estaban defendiendo,
_
Mi sistema lo seguían los Gobernado\'es de propia iniciativa y los
Jefes' Políticos y demás autoridades, Era una reforma de gran importa,llc ia de sde otro punto (lo visfá,' pues, laa- a'utoridat1es, acost lunbralias
a tener a los d elincuentes en la cárce-l, sentían ahora. la necesidad de
defenia y se lanzaba n' a" la lucha' p:n3- no perccer ti manos de los mismos solda-dos huertist!lft, 1l1lt1'S califieados de ' asesinos o cn~c1Taclo s en
jaulas el e - hi eno,
Había cierta cobardía ea un pr-incipio pa ra ('.Ulllnlir ('sta. ol'fl r' '';
pero poco a poco se fueron familiarizando las " auforidades en la for11\a de redut:lIniel~to y lo qtte se empez6 a, lIeyar 'a cabo de noche, se
hi zo a l fin en pl eno día : las pob1'aeioues ''Pudieron ve r ' las 'cuerdas de
J"'PSO" l'ond u cidos a los ' cuart e les y horas después ' los cont cmp laron' unifo rmados y armados con sus fusiles y sus llnifol'm'e s nuevos ya ' eoll¡vel'tidos" suB componentes en defe nsol'l's de la , soeit'tlad, C:U'plltl'S d t, cia r
!l11 v ida por' el Supremo ' Gobier-no.
81
se
COMO SAQUE DINERO
¡,De d ónde saqué dinero para sost('nerl11e dUl'Untl" ,, 1 ti em po que
estuve en la Presidencia d'e la. Rep'Úl;>lica " 1\i yo mismo lo ~é, l, a~
difieultlldes que encontl'a ba para. obtener dinero cran innumerabl es, La '
falta del reconocimiento de mi Gobierno por ('1 de los Estados l ; (l illos,
me oIJligaba n busear dibero 'en Mérieo, dond e no lo hay ni lo podrá
h abe l' e n mU t ho tiempo, S e ll ega ron a plnnt!'a r aJguoas (,lllpl'rstit('8 e n
el t'xt nlllj ero, p ero todos fracasaro n: Fuó qllc tl1\' O 11I:í.s proba I.oi li cladr . de Ile\' <lrse a, buen tér mino ro int,C'utarol1 1'1 gencm l ~IOlldl':I gúll y
sus 31n igos.
'
FIl6 un (, s":1l1dalo l,t sola proposi<:ióu el<' t a l cmpr éstito, óQ llé hl1 b,Na ~'¡do si Sé lleva a , ('.!:\bo~ Pn'gúntc lll e a l seño r ':\lOIlt!I':tg'J:1 ,
-9G-
No faltaron c~>Dsejeros que me orientaran hacia los Bancos de la '
República. No sé si el mismo Paredes fué quien me propuso que tomara de los Bancos el dinero que hubiera para atender a las necesiVEINTIDOS
. Caja, los certificadM expedidos por la Comisión de Cambios y Moneda y ·también las letras y obligaciones giradas por los generales y gobernadores de los Estados contra el Gobierno Federal.
Con esto inicié el saqueo de las institu ciones bancarias, un saqueo
que sólo produjo cerca de ciento veinte millones de pesos.
Reduj e · el cincuenta por ciento de la garantía de los billetes de
Banc(\ al treinta y tres por. ciento y como no alca nzaba tanto dinero
. para todas las necesidades de mis amigos, parientes y generales, ordené la emisión de billetes que no tenían garantía alguna y en ocasiones
.
los saqueos de los Bancos por la. gente armada.
Las arcas de la. Tesorería no eran suficientes para satisfacer las
hambres de mis generales, hambrientos unos desde sus mocedades· y
otros desde que el general Díaz los tenía de la jáquima-corno decimos
los rancheros.
De la Secretal'Ía de Guerra a la de Hacienda corría 'u n río de oro
y de acuerdos .....
No cra un saqueo metódicp, porque Paredes, que era quien fo presidía no es metódico no obstante que trabajó muchos años bajo la
sabia dirección del señor Limantour.
Paredes no sabía hacer las cosas. Tal vez dentro de este hombre
ocurría una catástrofe motivada por el uniforme de general en que)
lo encerré y que él gustaba ponel:se como si fuera a librar .un ..combate'
conüa los intereses nacionales.
j Cosas que no comprend!!,!
¡DroS NOS BENDIGA!
Me siento cansado, pero no con laxitud del que quiere abandona~
la lucha por falta de fuerzas. Sin arrepentirme quisiera haber muerto frente a las fuerzas que ocuparon Veracfuz.
Sí, yo hubiera ido
entonces, con mis soldados, con mi pueblo, a sucumbir a llí.
'Y :digo esto sin creer en la gloria, como 110 creo en las virtudes de
los hombres. Pero, señores, la vida en el destierro, l('jos de, mi patria,
después de haber triunfado, <te dominar a UII pueblo'! ' Es preciso regresar a: México. Yo que nunca fuí impaciente, puedo esperar allOra el momento oportuno. No 'hice otra cosa en mi vida,
y con este único sistema logré el triunfo que había ambicionad~ por
tantos años. Esperar el momento opol'tuno, tener energía para resis- .
tir los embates de la a!lversidad, nel impacientarse, sufrir estoico todos los golpes de la fortuna ha.sta que llegue el momento oportuno,
he allí la única regla para triunfar.
Así, pues, yo volveré.
Dios bendiga a ustedes, señores, y a mí también.
BARCELONA, España, año de 1915,
FIN
-96-
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