Historia de la agricultura española

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DE LA AGRICULTURA ESPAÑOLA,
su oRIGEN , PROGREsos , ESTADo ACTUAL Y
REGLAS PARA SU MAYOR. PERFECCIONe
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HISToRIA
DE LA AGRICULTURA ESPAÑoLA,
SU ORIGEN , PROGRESOS,
ESTADO
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REGLAS PARA DARE, A LA
MAYOR. PEREECCION POSEBLEs
LA PUBLICA
EL LICENCIADO DON FRANCISaro LUIS
aporta,
ABOGADO DE LOS REALES CONSE 305 , ALCAL DE
MArOR POR S. M. , r CAPITAN Á GUERRA DE
LA VILLA DE VILLAFRANcA EN LA Ex
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O fortrmator nimium , sua si bona norint,
Agricolas quibus ipsa , procul dircordibur armis,
Fundit bono facilem victum justirrima telur.
Virg. lib. 2. Georg.
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de ofrecer á V.A. la
historia de la Agricultura Española , su
orígen-, progresos , estado actual, y re
glas para perfeccionarla. A mí me hubiera
sido mas fácil escribir la historia de los
guerreros ambiciosos , que la de los senci
llos labradores ; mas mi corazon hubiera
padecido el mayor tormento al dibuxar la
historia del heroismo. Talar campos, abra
sar ciudades, hacer imperfectos á los hom
bres, y enviarlos tambien al reyno de los
muertos, son objetos que deben contristar
demasiado la parte sensible de un ser ra
cional. La fertilidad de la tierra, la her
mosura de los bosques , la delicia de los
sembrados, y la utilidad de los frutos que
proporcionan la subsistencia y comodidad
de los hombres, son imágenes, cuya pintu
ra ha de recrear precisamente el espíritu
del Scita mas helado. La guerra, esta ar
te destructora y enemiga de la humanidad,
Jfué inventada por la ambicion y tiranía
de los hombres. La iniquidad, la injusticia
y el ódio pudiéron solamente sugerir al
hombre un proyecto, cuyo objeto es hacer
miserables á sus semejantes. La Agricul
tura, esta ocupacion benéfica, y amiga de
los seres sensibles, fué obra de la piedad
y amor de un Dios eterno. La comodidad
de los hombres, la union entre ellos mis
mos, y su feliz propagacion fuéron los f
nes que necesariamente debieron entrar en
el plan que se formó el hacedor del uni
verso al mandar á Adan que cultivase el
paraiso. La historia de esta arte grande
en España presento á V, A. Si mis fuerzas
igualáran á mis deseos, presentaria una
obra perfecta, un modelo de Agricultura;
pero V..A. conoce bien la dificultad de aca
bar con perfeccion este negocio. Tengo en
tendido que las materias rurales y de in
dustria son las favoritas de V. A.; que
las dispensa muy particular aprecio, y las
trata de un modo que admira á los mas
curiosos. Si yo ignorára que vivo en un si
glo en el que el idioma de los elogios es te
mido por vil adulacion, me extenderia aquí
en justas alabanzas de V. A. Es verdad
que todos mis discursos serian demasiado
Jrios en el cotejo del concepto que V. A. se
ba adquirido, entre los sabios de España.
La Filosofia, la Moral, la Política, las Le
tras humanas y las Ciencias naturales di
cen aquellos que son íntimamente amigas de
V. A. Todo lo que se diga, y no sea repetir
tales voces, ha de ser precisamente lán
guido, y nada significativo; y así mi ma
yor panegírico lo ha de formar el silencio,
hablando solo para agradecer á l/. A. el
honor que me dispensa admitiéndome esta
dedicatoria.
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Nuestro Señor guarde la importante
vida de W. A. los muchos años que deseo. y
Villafranca en Extremadura, y Sep
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tiembre 1o de 1798. . . . .
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No puede
negarse que el estudio de
las antigüedades es sumamente penoso é
incierto. Es preciso caminar las mas ve—
ces á tientas ó sobre fundamentos nada se
guros. Por esto no es extraño que los que
se han dedicado á buscar el orígen de la
Agricultura Española no le hayan podi
do fixar ciertamente. Las fuentes de don
de han podido sacar sus pruebas son la
A
(2)
-
tradicion fabulosa y algunos monumentos
obscuros, que interpretados al arbitrio de
s cada uno, han producido diversós y ex
travagantes sistemas.
La opinion mas probable es la que a
firma que la Agricultura de España es tan
antigua como su poblacion. Los fundamen
tos de esta proposicion no pasan de meras
congeturas, sí bien fundadas en buena crí
tica ; y esto es todo lo que puede desear
se en una materia tan obscura, tan dis
tante de nosotros, y sobre la que no pue
de haber convencimiento fisico. Yo me ha
ria demasiada violencia para dexar de
creer que los Tubalistas, primeros pobla
dores de este pais, no hubiesen introdu
cido aquí los usos, costumbres, y artes
de su nacion; mucho mas la Agrieultura,
pues sin ella es miserable la subsistencia
y comodidad de los hombres.
.
Ningun testimonio real puedo traer en
confirmacion de esta doctrina: mas es lo
cierto, que habiendo los Tubalistas hecho
su entrada en estas tierras á mediados del
siglo tercero despues del diluvio, quando
ya la Agricultura tenia en el Asia, de
donde viniéron, alguna perfeccion. ¿Cómo
(3)
seria posible quisiesen vivir en estas regio
nes sin la comodidad que la labor de los
campos proporciona? El argumento de que
la prodigiosa fertilidad de las tierras Espa
ñolas hacia ociosos á los Asiáticos, incli
nados tambien á la inaccion, y mas aptos
á las peregrinaciones que á las fatigas, no
convence. Yo bien sé que en los paises fér
tiles son los hombres (no por naturaleza
perezosos como algunos malos filósofos
lo han afirmado); pero sí son regularmen
te poco inclinados al trabajo, porque con
siguiendo lo suficiente sin gran fatiga, se
entregan con amor á la ociosidad; mas de
aquí no se deduce que los primitivos Espa
ñoles no se dedicasen á la Agricultura, su
puesto que el suelo Español aunque fértil,
no produce de suyo lo bastante á la sub
sistencia del hombre, á no ser que le su
pongamos en el estado de fiera ó de bár
baro, del que estaban muy distantes los
Asiáticos, pues por el tiempo que transmi
gráron en este pais occidental, gustaban ya
en el oriente del deleyte y comodidad.
Tambien sé que muchos historiadores,
particularmente los Franceses é Ingleses,
niegan que los Tubalistas fuéron los pri
A 2
(4)
meros Agricultores de España, y afirman
tambien que no diéron orígen á esta fa
mosa nacion. Aquellos la hacen descen
der de Gomer. En este sistema solo veo
confirmado el entusiasmo y vanidad Fran
cesa, pues suponiendo que los Gomeritas
se internáron en Europa por el septentrion
del mar negro, ocupando sucesivamente la
Moscovia, Polonia, Alemania y Francia,
y de aquí pasáron á España, creen resul
tarles cierta gloria que les enamora dema
siado.
-
En razon mas fundada estriba la opi
nion anterior. Es verdad que no tiene por
garante la autoridad de un autor de fecha
muy antigua. El dicho de Joseph Hebreo
es todo el fundamento de ella: pero este
sabio Judío escribió de propósito sobre el
orígen de las naciones, exáminando aten
tamente algunas historias y anales. La crí
tica mas severa no puede disputar al eru
dito Joseph su sistema histórico, miéntras
no le oponga monumentos mas seguros y
mas auténticos.
-”
-
No por esto adhiero á la opinion de
San Gerónimo, del Tostado, de Mariana,
y de otros autores que suponen que el mis
(5)
mo Tubal ocupó estas regiones al frente de
otros muchos Asiáticos. De las palabras
del famoso Judío solo se deduce que Tubal
destinó á estas tierras algun número de sus
gentes. He aquí sus palabras: Tobel seña
ló asiento á los Tobelianos, que al presente
son los Iberos.
y
La Agricultura de España fué en un
principio imperfecta. Así era natural su
cediese, pues aun entre las naciones mas
cultas no logran los establecimientos en su
orígen la perfeccion que poco á poco re
ciben despues. Por otra parte los primi
tivos Españoles debiéron ser por necesidad
perezosos. Los largos rodeos que hiciéron
en sus viages, su vida ociosa, y los mu
chos años que gastáron en sus peregrina
ciones, son cosas que se componen mal
con un exercicio activo y laborioso. Fue
ra de esto la Metalúrgia no se conoció en
España hasta mucho despues de sus pri
meros establecimientos. En este estado los
instrumentos de labor eran palos, huesos,
piedras, poco aptos ciertamente para ha
cer florecer la Agricultura. Si á esto a—
gregamos que en los paises fecundos y a
bundantes son los hombres descuidados
(6)
porque se acostumbran á que la tierra les
produzca sin gran fatiga ¿qué no podremos
decir de la imperfeccion de la primitiva A
gricultura Española?
En efecto: tuvo esta unos principios
infelices, y aun así duró poco tiempo. Ca
da dia iba caminando á su total ruina, y
en el siglo XI ántes de Christo llegó á
olvidarse enteramente. Los Españoles de
aquellos tiempos se viéron poco diferentes
de lo que son hoy los habitantes de la La
ponia, ó los bárbaros del Canadá: hacian
una vida agreste y fiera; se sustentaban
con las yerbas y frutas que de suyo ofre
cian los campos; vivian en las breñas, y
á manera de cerdos habitaban unas zahur
das estrechas, sucias y asquerosas. Habi
dis que por casualidad observó alguna co
sa sobre la triste situacion de sus semejan
tes, se empeñó en sacarlos de los montes,
y formarlos en sociedad; mas como ésta
no podia subsistir sin la Agricultura, les
hizo conocer su utilidad y los formó labra
dores, restituyéndoles el uso del vino, y
el modo de labrar los campos.
Tampoco en esta segunda época logró
grandes ventajas nuestra Agricultura, y
(7)
•º
tambien se vió arruinada inmediatamente.
Una prodigiosa extraordinaria o sequedad
destruyó del todo nuestros campos. Este
es un punto de historia donde mas separa
dos hallo los escritores naturales y extran
geros. Cada uno lo cuenta á su modo; pe
ro lo cierto es que no se encuentra monu
mento antiguo que lo acredite. Sin embar
go no debe dudarse de él, pues tiene en
su abono una tradicion constante y la au
toridad de hombres grandes, quienes afir
man fué causada por el influxo de una ma
ligna constelacion, que apareció en aquel
tiempo sobre España.
-
Los críticos modernos que hacen alar
de de la incredulidad, ponen este acaeci
miento entre las fábulas Españolas. Dicen
que es un cuento de viejas, una invencion
ridícula, y un suceso adoptado sin autori
dad. Añaden que Justino tácitamente dice
lo contrario, pues afirma que los suceso
res de Habidis mantuviéron la corona de
España por muchos siglos, lo qual no se
acomoda con la general despoblacion de
nuestras provincias, causada por aquella
sequedad. Este argumento es demasiado
débil para rechazar un hecho fundado en
(8).
la tradicion y en el nombre de escritores
famosos, pues aunque convengamos en que
los sucesores de Habidis mantuviéron mu-,
cho tiempo la corona; esto no se opone á,
que abandonasen esta region, y que al res
tituirse volviesen con la misma autoridad
que tenian al tiempo que saliéron de ella.
Con todo yo no afirmaré con Mariana.
que la sequedad duró 26 años. Tampoco
diré que fué tan extremada que en todo el
tiempo de su duracion no llovió. La opi
nion mas probable afirma que continuó
por espacio de 17 años, y que aunque po
co, llovió algunas veces; si bien no lo bas
tante para que la tierra produxese y sazo
nase los frutos, sí lo suficiente para que
no se resolviese en polvo y se consumie
sen los rios. Los historiadores atribuyen á
esta causa las antiguas transmigraciones
de los Españoles á Francia, Italia, Afri
ca y Asia.
Disipada la constelacion que causó a
quel efecto, é influyendo otra vez los as
tros con su anterior benignidad, se res
tituyéron á sus hogares los expatriados
multiplicados en los hijos que en la ausen
cia les naciéron, y en las gentes que se
(9)
les agregáron, pasando por el sentimiento
de ver que quantos objetos se les presen
taban ofrecian solo materia para aumen
tar el dolor.
Tán lúgubre escena no fué poderosa pa
ra que nuestros padres dexasen de entregar
se á la labor de los campos. Sabian que
la tierra nunca dexa de derramar sus pro
ducciones si la cultivan. Firmes en esta
opinion, y habiendo traido á España mas
instruccion en la Agricultura, que tenian
quando saliéron de ella, se diéron á las
tareas, y en poco tiempo lográron la abun
dancia.
Esta apartó de aquellas gentes (que
empezáron á ser laboriosas) la tristeza y
el dolor, restituyéndolas la alegría y la
union. De este modo pasó la España de
yerma á la mayor abundancia de pobla
dos. Castilla la vieja, Aragon, Cataluña,
Andalucía, y otras Provincias se llenáron
de extrangeros ; quienes viendo. la tem
planza del clima que habitaban, se en
tregáron al cultivo, y consiguiéron una
abundancia prodigiosa en términos, que
careciendo España de manufacturas, de
industria, y por consiguiente de comercio
B
-
(Io)
activo , subsistia á expensas de sola la
Agricultura su poblacion, que era ya de
masiado numerosa.
Este estado tuvo aquella arte algunos
siglos, hasta que en el octavo ántes de la
era christiana tomó mayor perfeccion.
Los Fenicios, que por dicho siglo poseian
colonias en Asia, Africa, y en varios
Reynos de Europa, penetráron tambien
en España, donde formáron varias pla
zas de comercio. Aquella nacion grande
y célebre, que primero que otra alguna
supo desterrar la barbarie, y empezar á
civilizarse , fué la inventora de las cosas
mas prodigiosas y útiles á la comodidad
de los hombres. Inventó la náutica, el al
fabeto, la escritura, y otras muchas ar
tes y manufacturas; y las que traian orí
gen anterior las llevó á un estado de per
feccion, que admira á los que saben ob
servar las cosas, y darlas el valor que
162 reC62n = -
y
-
Un pueblo activo en el comercio, y
dado á la navegacion, necesariamente de
bia hacer progresos en la Agricultura, sin
la qual no podia proporcionarse grandes
negociaciones en sus giros. La venida de
•º.
(11)
los Fenicios fué uno de los términos de la
felicidad Española. Un Reyno rico en la
Agricultura, en la industria, y en el co
mercio extendió su nombre sobre la tierra,
y no fué la Grecia la última que le oyó,
que le admiró, y que supo aprovecharse.
de esta noticia.
-
Los Griegos (que de principios los mas,
humildes, los mas rudos y obscuros su
biéron al grado mas elevado de reputa
cion, y al colmo de la gloria) poseyéron
con la mayor perfeccion el arte de hacer
producir la tierra. No fuéron inferiores á.
los Fenicios en esta arte benéfica á la hu
manidad. Es un error convenir con las his
torias bárbaras que la Grecia nunca ade
lantó en la Agricultura cosa alguna sobre
las instrucciones que algunos suponen re
cibiéron de los Egypcios. Los Griegos fué-.
ron excelentes Agricultores, y en el siglo
sexto y quinto de la era vulgar formáron
en España varios establecimientos con los
que se adelantó la Agricultura, mediante,
el mayor número de brazos que se aplicó,
á ella. Rufo Texto Abieno, Geógrafo Es
pañol, que floreció en el siglo quarto chris
tiano, hablando de los Griegos estable
JB 2
(I2)
cidos en España , dice que poseian un
terreno pingüe, cubierto de ganados, abun
dante de trigo y vino.
Por estos tiempos habian ya los Car
tagineses enviado á la Isla mas occidental
de las Baleares una colonia; con cuyo mo
tivo les fué fácil dedicarse al comercio Es—
pañol. De hecho : Ibiza fué el emporio
del tráfico Cartagines, y el principio del
gran poder de su República. Los merca
deres de España Griegos , Fenicios y na-,
turales freqüentaban el puerto de aquella
Isla llenos de gusto, pues los Cartagi
neses con una política fina y afectada usa
ban con aquellos la mayor urbanidad y
cortesía.
º
De este modo iban preparando la exe
eucion de su proyecto, que no aspiraban
áménos que á la posesion de toda Espa
ña. Los de Cartago bien conocian lo difi
cil de realizar sus ideas, advertian no po
der executarlas con la fuerza, por lo que
recurriéron á la astucia. Aparentando siem
pre ayre de ingenios eómerciantes lográ
ron de los Españoles que les permitiesen es-,
tablecimientos en Andalucía, y en las cos
tas de Valencia y Cataluña.
. . . . ...;
«...
--
(13)
N
En esta época se habian apoderado ya
de Mallorca y de Menorca, cuyos domi
nios es natural quitasen á los Griegos con
la fuerza, aunque los historiadores anti
guos nada dicen de las guerras que hubo
entre ellos, nada de sus pérdidas, nada
de sus victorias.
Dueños los Cartagineses de los esta
blecimientos referidos, se fortificáron en
los mismos, y éste fué el instante en que
hiciéron manifiestas sus estratagemas. In
mediatamente hiciéron ver que las fértiles
minas de oro y plata de España habian
guiado sus ambiciosas ideas , y para po
nerse en posesion de tan ricos metales se
declaráron abiertamente enemigos de los
que se los disputaban ; y en el siglo ter
cero ántes de Christo sojuzgados los Es
pañoles, Griegos y Fenicios, solo el nom
bre Cartagines se reconocia por señor de
España , á excepcion de las tierras sep
tentrionales, adonde por la aspereza de
las montañas les fué imposible guiar las
armas. En medio de las turbulencias de la
guerra no decayó la Agricultura. A los
Cartagineses les mereció tanto ó mayor cui
dado que la plata y oro. Verdaderamente
(14)
las fértiles tierras Españolas producian con
asombro; pues sin embargo de los nume
rosos exércitos de 3oo? y mas hombres,
que por aquellos tiempos habia en Espa
ña, nada para su provision se traia de
afuera, ántes bien de nuestro, sobrante se
hacia comercio con el extrangero. La po
lítica Cartaginesa era demasiado fina para
que así no sucediese. Los exércitos de Car
tago en los tiempos que no peleaban se
entregaban al exercicio de las heredades,
y el descanso que el grande Anibal daba
á sus tropas era hacerlas trabajar en el
cultivo de los olivos.
-
-
Entónces la República de Roma, que
hacia ya mucho ruido en el mundo, y era
émula de la de Cartago, miraba con en
vidia á los naturales de ésta en posesion
de unos dominios tan ricos y dilatados, y
pensó despojarles de ellos, como quiera
que fuese. Las dos Repúblicas, se halla
ban en paz, y la Romana para dar causa
á la guerra, ofreció su amistad á los pue
blos que aun no se habian sujetado al do
minio Cartagines. Los Españoles admitié
ron con gusto aquella proposicion, y con
cluido el tratado, despachó Roma emba
(15)
xadores á Asdrubal, General de las ar
mas Cartaginesas, suplicándole ciñese sus
conquistas á las márgenes del Ebro sin in
quietar á los Indigetas, Saguntinos, y otros
pueblos de Valencia sus amigos y confe
derados. Asdrubal lo ofreció así sin áni
mo de cumplirlo, ántes bien proporcio
nó lo necesario para hacer la conquista
de toda España , que no verificó por la
muerte alevosa que le dió un esclavo. Ani
bal, su hermano, le sucedió en el mando,
sitió inmediatamente á Sagunto, la ven
ció, y con esto quedó rota la paz entre
las dos Repúblicas.
Desde esta accion empezáron las san
grientas guerras Púnicas, y en el año 214
ántes de Christo la España no conocia
otro poder extrangero que el Romano.
Roma que encontró en estas provincias
campos hermosos, que en nada cedian á
los mas floridos de Sicilia , granero en
tónces del Imperio, continuó en aquellas
sus laboriosas tareas, y logró darles la
última perfeccion. Ninguna tierra se veia
en la península sin cultivo: á las peñas
se las hacia tambien producir; pues á ellas
se conducia tierra, y servian para el plan
(16)
tío de viñas y frutales. Todos estos cuida
dos mereció á Roma el fértil terreno Es
pañol; sin embargo de que aquella no miró
la Agricultura como su solo objeto, pues
hizo tambien brillar el comercio, las ar—
tes y la industria. Efectivamente nada
emitió para hacer á España feliz (). r
Para conocer los cuidados que costó
á los Romanos la Agricultura Española,
basta que reflexionemos sobre los monu
mentos que en estas provincias levantáron
en honor de las divinidades que los Gen
tiles creian protegian aquella arte. Cibe
les, Isis, el Sol, la Luna, y otros Dio
ses de la Gentilidad, fuéron celebrados en
láminas, que á pesar de tan dilatados si
glos existen aun. En Iclaña, Antequera,
Guadix, Tarragona, Braga, Sevilla, Ba
dalona, Caparra, y en el Cabo de Roca
se conservaban inseripciones que eterna
mente inmortalizarán los nombres de aque
Ilos númenes.
-
No solo esto : los Españoles nunca
diéron testimonios mas auténticos del go
zo que recibian al verse mandados por los
Príncipes Romanos, que quando estos ha
(1) Solino, Escritor que floreció en el siglo segundo de
la Iglesia en el Polibist.cap. 26.
--,
(17)
cian florecer la Agricultura. Efectivamen
te baxo el dulce gobierno del Emperador
Trajano se acuñáron en Roma á expensas
de los Españoles muchas monedas con es
tas expresiones... A TRAJANo EMPERADOR.
AUGUSTo P. P. LA ABUNDANCIA PERENNE.
¿Quién no ve en esta expresion el mas
compendioso elogio en honor de un Sobe
rano Agricultor?
-
En la misma Roma se encuentra aun
cierta medalla de muchas que España man
dó acuñar en aquella capital del mundo
en obsequio del Emperador Vespasiano por
los muchos beneficios que los Españoles
habian recibido de aquel Príncipe. Un
hombre armado con dos espigas en la ma
no derecha, y con escudo y lanza en la
siniestra, es el símbolo de la nacion Es
pañola en aquella medalla. Las espigas,
que se ven en la misma, prueban el gusto
de los Españoles á la Agricultura, pues
se preciaban poner la mas noble produc
cion de ésta en aquellos signos, y tam
bien con esto lisongeaban á aquel Empe
rador, y aun á los naturales de Roma,
pues en aquellos tiempos consideraban los
Cisalpinos la España como su granero, y
C
(18)
á la nacion como al principal nervio de
sus exércitos.
Hay mas: el entusiasmo Romano en
favor de la Agricultura llegó á tal de
mencia, que para celebrar á una hermo
sura encontró la supersticion y vil adu
lacion el medio de darla el sobrenombre
de una divinidad que en el Politeismo fa
vorece la Agricultura. De hecho: se ha
lla en Megara una medalla que los Ro
manos establecidos en España consagrá
ron á Sabina, muger del Emperador Adria
no, y en ella la denominan nueva Ceres.
Si el valor de las tierras es argumen
to seguro de la prosperidad de la Agri
cultura; en verdad floreció ésta excesiva
mente en España baxo del Imperio. Solo
Trajano dió á rédito á los poseedores pro
pietarios de Veleya 36538 escudos y 273
bayocos, por cuya cantidad obligáron en
heredades los que la recibiéron 46o952
escudos y 18 bayocos (). Esta asombrosa
suma en unos tiempos que el dinero tenia
un valor tan excesivo pareceria increible
(*) Cada escudo Romano con poca diferencia correspon
de á nuestro peso fuertemaravedís,
de ao reales vellon 3 ºy cada bayor
co á algo mas de 6
-
(19)
si no nos quedasen aun testimonios autén
ticos de la liberalidad de uno de los me
jores Emperadores que Roma vió sobre el
trOnO.
Para acabar de convencernos de Io.
mucho que los Romanos se esmeráron en
hacer florecer en estas provincias la Agri
cultura, nos resta solamente recordar que
cerca del rio Jabalon se ve aun cierta ins
cripcion que se puso en el frontispicio des
una soberbia panera. Homonio, que fué
el Arquitecto, y Vasconio dueño del gra-,
nero, vivirán eternamente á beneficio de
aquella lápida, y transmitirán igualmen
te á todas las gentes los cuidados que los
campos y sus producciones mereciéron á.
los Romanos.
a
A pesar de estos irresistibles testimo-.
nios han acusado algunos críticos á los
Escritores que defienden que los Romanos
adelantáron en España la Agricultura. Di
cen que aquellos en tiempo que estas pro
vincias obedeciéron á Roma, fuéron siem
pre soldados, y nunca labradores ; pues
miraban con enfado, la Agricultura, y
aun la creian ocupacion de solos los es
clavos. Es verdad que algunos historiado
C 2
(2o)
res, favorecen este pensamiento : mas es
una calumnia inventada contra el buen
nombre Romano. Estos fuéron en su pais
y fuera de él famosos Agricultores, y en
España principalmente se entregáron con
tanta ansia al cultivo de las tierras, que
tal vez abandonáron las de la Italia.
Es seguro que Roma hizo florecer aquí
la Agricultura, y no es contrario á esto
el decreto del Emperador Domiciano que
prohibió en España el plantío de viñas,
pues sobre que el Legislador no cuidó ha
cer obedecer su ley, tenemos que las cau
sas que le moviéron á expedirla fuéron el
amor que le merecia la Agricultura, y la
falta de trigo que se notó entónces en la
capital del mundo, por haberse dedicado
los: Iabradores á la propagacion de las
viñas; y así le fué preciso á aquel Prín
cipe limitar el fruto ménos necesario por
proteger el mas útil.
..., , , , , ;
- La abundancia de mieses, frutas, le
gumbres y yerbas medicinales no fué una
cosa pasagera, España vió en sus término
por espacio de mas de seis siglos la fer
tilidad. No eupo á la perfeccion que ad
quirió nuestra Agricultura aquel infeliz
-
...
y
(21)
destino regularmente anexo á todo lo que
sobresale entre los hombres, que es creer
con lentitud , mantenerse con trabajo al
gunos momentos, y caer con la mayor
rapidez. De hecho: el trigo y cebada
eran cosechas tan copiosas, que muchas
veces cogiéron los Romanos cien medidas
de la primer semilla por una de sembra
dura. El trigo de las Islas Baleares era
superior al mejor que se cogia en el orbe:
ninguno le igualaba en color, sabor, pe
so y llenura. Los Aragoneses hacian dos
cosechas de cebada al año , y los Mur
eianos cogian de esta especie mayor can
tidad que las otraso provincias. Las cose
ehas de centeno, garrobas, y demas se
millas eran prodigiosas. España abundaba
de ellas mucho mas que ahora; y así co
mo hoy ºtoma en algunos años trigo de
Africa, tenia entónces de sobra para Ro.
ma, y para toda Italia.
e:
y -
o
Las cosechas de aceyte eran tambien
sobresalientes. La Andalucía no cedia en
este ramo 2á ninguna provincia del mun
do, aun entrando Italía, segun parecer
de Solino. El jóven Plinio para dará en
tenderá. Septimio Claro que le tenia dis
(22)
puesta una cena muy regalada , le nom
bró entre otras cosas las aceytunas de An
dalucía.
El vino era tambien muy abundante y
de superior calidad, exquisito en el gusto,
hermoso en el color , y vigoroso dema
siado : sí bien segun la diferencia de la
provincia donde se criaba, variaba en aque
llas qualidades.
Abundaba tambien España en miel,
cera, azucar, y en cañas ó plumas que
nacian, y nacen aun á orillas del Ta
jo , con las que los Romanos escribian
y dibuxaban , , y de las que hace espe
cial mencion Diodoro Sículo, Estrabon
y Marcial. El lino mas excelente de Eu
ropa era tambien el que se cogia en la
antigua Játiva, (hoy S. Felipe en el Rey
no de Valencia) y el de Tarragona era
primorosísimo. Cataluña abundaba en jun
cos, y Cartagena en esparto; bien que
esta última produccion y la retama eran
copiosas en otras provincias , y de mucha
estimacion dentro y fuera del Reyno, tan
to que el esparto llegó átomar el nom
bre de yerba Española.
ey
Los pastos eran los mejores, que se
(23)
conocian en Europa, y entre sus yerbas
merecia particular aprecio la médica de
los Latinos, que hoy llamamos alfalfa. Es
tan particular esta especie, que en el Rey
no de Valencia, donde hoy abunda mu
chísimo, se siega todas las lunas, y en
las demas partes del Reyno al ménos cin
co ó seis veces al año , siendo de tanto
nutrimento para los animales, en particu
lar para los mulos y caballos, que se
sofocaban á veces de gordura y abundan
cia de sangre.
-
-
En yerbas medicinales, hortalizas y
flores hacia ventaja España á todo el mun
do. Los Romanos celebraban con encomio
los rosales de la ribera del Duero, y mu
eho mas los de Cartagena , que florecian
aun en la rigorosa estacion del invierno.
Para celebrar las flores de Galicia, las
blanquísimas lechugas de las inmediaciones
de Cádiz, los cominos de Toledo, y los
cardos de Andalucía no hallaban términos
bastantes. Los papáberos Iberos eran de
virtud tan excelente, que de ellos se ex
traia el ópio mas fuerte. La verdolaga, el
hinojo, la espina vulgar, la amapola, la
yerba cantábrica y vectónica eran de vir
(24)
tud tan superior que los médicos mas fa
mosos afirmaban que con el buen uso de
ellas debia prolongarse mucho la vida.
Los pinos de Ibiza, las palmas de Va
lencia, los enebros de Leon , las peras
de Soria, las cerezas de Toro, los higos
de Murviedro, de Ibiza, de Valencia y
de Andalucía, las cebollas de las Balea
res, las criadillas de tierra de Cartagena,
los inxertos de Andalucía, y otras infini
tas frutas de todo el Reyno eran del sabor
mas exquisito, y se cogian en abundancia.
Estas bellas producciones de la tierra
que abundáron por muchos siglos en Es
paña , decayéron en un instante con la
infeliz entrada en estos Reynos de los bár
baros septentrionales. Estos hombres fero
ces, endurecidos con el pesado uso de la
guerra , acostumbrados solo á derramar
con abundancia la sangre de sus semejan
tes, y á usurparles sin ley el dominio de
sus efectos, no solo miraban con horror
el exercicio de los campos, sino que ig
noraban del todo el arte de hacer produ
cir la tierra.
-
Los naturales se viéron tambien en la
triste precision de abandonar el arado, y
(25)
tomar la espada por ver si lógraban sa
cudir el yugo bárbaro. No fué extraño
que en estas fatales circunstancias se arrui
nase absolutamente la Agrieultura Espa
ñola, y si fué sensible durase su misera
ble estado mas de tres siglos. Efectiva
mente la España Goda (que fué bárbara
en nacimiento, bárbara en costumbres) lo
fué tambien en la Agricultura. . . . . ...
Algunos historiadores no se acomodan
con esta pintura. El Señor Abate Masdeu
dice que en el siglo primero del gobierno
Godo abundaba el trigo en España, y que
en el Reynado de Teodorico, que floreció á
mediados del siglo referido, sobraba para
venderlo en Italia y Africa. Yo respeto el
gran nombre de este crítico; pero me pa+
rece mas fundada mi opinion. Lo cierto es
que los Godos eran ignorantísimos Agri
cultores, que ántes de entrar en España
no se exercitáron en la labranza, que to
da su inclinacion era la guerra, y que es
ta tuviéron que hacerlamiéntras dominá
ron en estos paises, y con mas ardor en
los primeros siglos por el teson con que
miraban á los Españoles sostener su inde
pendencia, ó su partido y amor ácia los
D
(26)
Romanos. Así que parece increible tuvie
sen los Godos en los primeros años de su
asiento en España , ni en todo el tiempo
que domináron en ella, la abundancia que
supone el enunciado autor.
Yo confesaré sin embargo que las me
didas que tomáron para hacer florecer la
Agricultura fuéron muy prudentes y sa
bias, mas no produxéron un efecto favo
rable. Es muy digna de elogio la division
que los Monarcas Godos hiciéron de las
tierras, dando una parte de ellas á los
nacionales, y dos á los conquistadores,
sin que pudiesen meterse los unos en las
haciendas de los otros sin licencia del Rey.
Los mojones de piedra labrada puestos en
las heredades para dividir unas de otras
hacian mucha ventaja á las lindes que
hoy usan nuestros labradores, pues evi
taban muchas disputas, y hacian tambien
que ninguno se extendiese sobre el terreno
del otro. La ley mandaba con el mayor
rigor respetar dichos mojones. El que qui
taba uno de ageno dominio era condena
do en cincuenta azotes si era esclavo, y
si ingenuo en quarenta escudos á favor
del dueño á quien pertenecia. El daño y
S-.
(27)
hurto hecho en los sembrados y plantíos
se satisfacia al doble del perjuicio que el
señor de la hacienda habia sufrido, con
la particularidad de que si era árbol cor
tado; segun la especie á que pertenecia,
era condenado en pena pecuniaria el da
ñador. Pagaba éste diez escudos por un
olivo, seis por un manzano, quatro por
una encina, y dos por otros árboles in
feriores. Tambien se satisfacia con dinero
la muerte de los animales de labor, y el
daño que á estos se hacia aunque no se
les matase. Otras veces la pena con que
se castigaban dichos delitos era corporal.
Las leyes Visogodas sobre arriendos y
términos de heredades fuéron tambien muy
sabias. Esto no obstante repito que la
Agricultura no floreció entre los Godos.
Tuvo siempre éntre estos un estado mise
rable. Así era preciso sucediese pues al
aborrecimiento que tenian á la labranza:
se unian las guerras continuas, cuyas ba
tallas se daban freqüentemente sobre los
mismos campos, en cuyo favor habian
de obrar aquellas sabias providencias. a
Los sectarios de Mahoma que tuvié
ron su principio en la Arabia en el año
D 2.
(28)
622 extendiéron en poco tiempo sus erro
res y dominios por la Siria, Persia, Egyp
to y Africa. Aquí tuviéron proporcion pa
ra enterarse de las costumbres de los Es—
pañoles, de su sistema político, de su in
dustria , artes y Agricultura. Todo les
encendió en deseos de entrar en posesion
de la España, y aunque meditáron varios
proyectos ninguno pudiéron realizar hasta
que las desavenencias de Witiza y Rodri
go, los dos últimos Reyes Godos, acae
cidas á principios del siglo octavo, les fa
cilitáron la execucion de sus ambiciosas
é injustas ideas. El dia 31 de Julio de
z11 fué el término fatal de la destruccion
de la Monarquía Goda, y el de la suje
cion de los infelices Españoles al yugo
infiel.
e
-
-
- En los primeros años del gobierno Ara
be la Agricultura Española tuvo la misma
y aun mayor imperfeccion que baxo del
dominio Godo. Contribuyó á esto la cos
tumbre de los Sarracenos de entrarse con
freqüentes cabalgadas por las tierras age
nas con solo el fin de cortar , quemar y,
talar, sin dexar árboles, mieses, ni vi
ñas. Ayudó tambien á aquella decadencia.
* --
. .
(29)
el gran terror que los Mahometanos in
fundiéron sobre los Christianos. Estos tra
tando de salvar sus vidas, las de sus hi
jos, y sus haciendas en la aspereza y so
ledad de los montes, abandonáron sus es
tablecimientos, y esta huida fué un gol
pe funesto para la Agricultura de España.
Efecto de las guerras sangrientas de
los Infieles con los Christianos, y los de
las transmigraciones de estos fué la gran
carestía que se padeció muchas veces en
tiempo de las mayores hostilidades, con
especialidad la del año 75o, baxo del
Vireynato que en Córdoba exercia el an
ciano Joseph Alfareo. Fué esta carestía
tan universal y tan horrible en España,
que los Arabes creyéron no poder prove
nir de causa física. Al ver las campiñas
abrasadas , y despojadas absolutamente
de frutos y mieses , creian que el castigo
de Dios habia caido sobre ellos; mas lo
eierto es que aunque la causa de esta ca
restía sea un misterio para nosotros, tam
bien lo es que la referida, las que la an
tecediéron , y otras que la siguiéron des
pues, tuviéron su orígen en algun vicio
político, y éste fué seguramente el aban
(3o)
dono que hiciéron los naturales de los
campos, y las guerras crueles que se vié
ron obligados á mantener para obtener su
libertad.
Alonso el Grande, que floreció desd
el año de 759 hasta el de 77o, restable
ció alguna cosa la Agricultura. Las vic
torias que consiguió sobre los enemigos
de España y de la Religion en Castilla,
Leon, Galicia y Portugal le proporcioná
ron la fundacion de nuevas poblaciones,
la renovacion de las antiguas, y el res
tablecimiento de los templos. Los Espa
ñoles que empezáron á respirar y á gozar
del sosiego, se entregáron á la labor de
los campos, que poco á poco se les vió
mudar su triste aspecto, y en el reynado
de Alonso el Casto, que dominó desde el
año 91 de dicho siglo hasta el 42 del
siguiente , abundaban ya en España las
cosechas.
o s
o
o
Posteriormente los Príncipes Christia
nos y Arabes en sus respectivos Reynos
se dedicáron con empeño á dar á la Agri
eultura todo el vigor posible, y lo consi
guiéron. En los Fueros de Leon y de Sa
hagun, y en el Concilio de Valencia de
(31)
D. Juan se leen diversas leyes que para
la quietud y felicidad de los labradores
hiciéron promulgar los dos Alonsos, V y
VI, y Fernando I.
"
No solo esto: los Monarcas Christia
nos para dar exemplo á sus vasallos, y
ennoblecer la vida rústica, tenian gana
dos propios y tierras de labor. Se exerci
taban en grangerías, y hacian todo lo que
es propio de un buen Administrador de
sus haciendas. Así lo hiciéron D. Sancho
el Mayor, Rey de Navarra, y D. Ber
mudo II, Rey de Leon.
No fuéron ménos gloriosos los Reyes
Mahometanos en este negocio. Alhakemo
II, Abdelraman I, y otros muchos llevá
ron la Agricultura á la última perfeccion,
sin embargo de que el primero de estos
Monarcas infieles tuvo el débil y extrava
gante pensamiento de acabar con las vi
ñas por lo mucho que aborrecia el vino;
mas en los otros ramos protegió con el ma
yor esmero la Agricultura. Así fué, que
la abundancia y la delicia se veian en to
das las partes sobre el suelo Español, y
principalmente en las provincias que do
minaban los Arabes. Córdoba, Granada
32)
y Sevilla eran entónces el emporio de 1a
Agricultura. Campos llenos de mieses,
huertas deliciosas, hermosos jardines, ca
nales de riego, y vistosas quintas que eran
el solo aspecto que ofrecian á la vista las
tierras Arabes.
-
-
Los excelentes libros de Agricultura
que los Africanos compusiéron en España
son una prueba nada equívoca del amor
con que miraban aquel arte. Entre los
Escritores es digno del mayor elogio el
célebre Sevillano Abu Zacaria Ben Aluar
que acomodó al clima Español todo lo
bueno que hasta su tiempo habian escrito
Caldeos, Griegos, Latinos, Africanos y
Españoles.
-
-
. La proteccion de los Reyes Católicos
é Infieles en favor de la Agricultura em
peñó á sus respectivos vasallos á engran
decer aquella. Efectivamente España abun
daba en mieses, frutos y hortalizas pro
digiosamente. Las cosechas de trigo 5 y
de cebada eran generales en todo el Rey
no, sí bien en Granada, Jaen, Castilla
la vieja y Sevilla eran superiores á las de
otras partes. El vino abundaba en muchas
provincias particularmente en Navarra.
(33)
En Andalucía, Granada, Valencia y To
ledo era abundantísima la cosecha de seda,
la de grana con que se teñian las famosas
escarlatas , y la de cañas dulces de que
se sacaba mucha y exquisita azucar. Tam
bien abundaban Andalucía y Valencia en
aceyte, y en Extremadura se cogia igual
mente bastante. En Sierra nevada, Baza,
y las montañas habia muchas maderas ex
quisitas, y los montes de todo el continen
te eran mas espesos que lo son hoy dia. La
pez, goma, y resinas abundaba en todas
partes; y la cerá y miel eran igualmente
muy copiosas.
2
l
Este es el verdadero retrato de España
en los siglos nueve, diez, once, y doce.
En el trece se encendiéromestas provincias
en guerras casi tan sangrientas como lo
fuéron las que hubo al tiempo de la en
trada de los Moros. Es verdad que logra
mos sacar del poder Mahometano el Rey
no de Mallorca, las Ciudades de Córdova,
de Valencia, de Sevilla; y otras simas tam
bien es ciertos que la Agricultura decayó
en este, siglo. Así era preciso sucediese en
unos tiempos en que los Moros apartáron
sus brazos de los cámpos para mantenerse
E
(34)
con las armas en estos Reynos, en los que
las Cruzadas lleváron muchos millares de
hombres á la Tierra Santa; y en dos que los
Monarcas Españoles fuéron tambien dema
siado guerreros por el proyecto que formá
ron de la total expulsion del Mahometismo
y recuperacion de sus estados. , , , ºv y,
En los siglos catorce, quince, y diez
y seis no hizo adelantamiento la Agricul
tura, pues subsistiéron las mismas causas
que en el trece, y aun se agregó á, ellas el
descubrimiento del nuevo mundo á donde
á competencia transmigraban los Españo
les. Enrique III. para sostener la Agricul
tura que creia iba á arruinarse enteramen
te convidó á los extrangeros para que vi
niesen á establecerse en España, á labrar
los campos, y á disfrutariinfinitas inmu
nidades que les concedia. Así pudo soste
nerse (aunque débilmente) aquella noble
arte en los siglos quince, y diez y seis. En
el diez y siete (que fué el borron de España
en las ciencias, manufacturas, artes, é in
dustria) fué tambien el de la época infeliz
de su Agricultura. Las causas señaladas
en los párrafos anteriores habian ya hecho
resentir mucho su poblacion. El gobierno
-
¿?
(35)
Famenco que por bastantés años llevó las
riquezas y muchas gentes Españolas áFlan
des; los exércitos numerosos que mantenia
la corona sucesivamente en Africa, en I
talia, en Francia, y en otras partes; 8oo3.
Moros que extrañó de España Felipe III.,
las circunstancias infelices de algunos Mo
narcas de la Casa de Austria (que por la
pobreza del erario y por las guerras no
era posible fomentasen la industria) de tal
modo aniquiláron el Reyno de gente y de
dinero, que bien á los principios de dicho
siglo, vió la España desiertas las campi
ñas por falta de brazos para labrarlas.
La esterilidad reynaba por todas par
tes; y así fué preciso recurrir á otros Rey
nos para proveernos de los víveres de pri
mera necesidad. Felipe III. no solo hizo
esto sino que á imitacion de lo que á me
diados del siglo quince hizo Enrique el en
fermo llamó por edictos á los extrangeros,
eonvidándoles á venir á España, conce
diéndoles naturaleza, tierras para labrar y
excepcion de tributos por algunos años. Su
hijo Felipe IV. obró del mismo modo. Con
estas medidas, y con los grandes premios
y distinciones que concediéron á los natu
E2
(36)
rales de estos Reynos , lográron no ade.
lantar la Agricultura, pues esto era im
posible en unos tiempos tan infelices, en
los que á mas de las causas que dexamos
referidas , se veian los Monarcas en el a
puro de despoblar el Reyno para mantener
exércitos en la Valtelina, en Mantua, en
Flandes, en Tréveris, en Portugal, en Ca
taluña, en la Picardía, en Champagne, y
en otros paises distantes: mas consiguié
ron que no se aniquilase enteramente, lo
que así hubiera sucedido, si el genio in
dustrioso de la nacion, y las providencias
sabias de sus Legisladores no lo hubieran
impedido.
-
...
Las guerras sangrientas de sucesion
(que principiáron con el siglo que rige y
duráron hasta el año 13 del mismo) fué
ron otro golpe funesto para nuestra Agri
cultura : mas con la entrada de la Casa de
Borbon á esta corona, habiéndose serena
do las inquietudes, se vió que el brazo Es
pañol abandonó la espada y el fusil para
armarse de la hijada, azada y del arado. De
hecho los sabios y benéficos, Príncipes del
siglo diez y ocho llenos del mayor amor á
cia sus vasallos, han dado las providencias
-
-
(37)
mas grandes para el engrandecimiento de
la Agricultura. Premios en favor de los
Labradores, de las tierras é instrumentos
de labranza han sido el objeto de muchas
leyes. Han prohibido éstas baxo graves
penas los subarriendos de heredades que
algunas personas poderosas hacian á otras
infelices. Contra la prepoteneia de los due
ños de las tierras disponen tambien que
no despojen á los arrendatarios no labrán
dolas aquellos mismos, y aun en este caso
deben ser desahuciados los renteros en for
ma, y un año ántes. Asimismo han decre
tado que todo Señor directo ó útil pueda
eerrar y cercar sus posesiones, y que por
lo tocante á las en que se crien árboles sil
vestres, no puedan entrar ganados en vein
te años desde el de su plantío; y que si
estos fuesen frutales ó huertas deban las
heredades permanecer cerradas perpetua
mente. Tambien se ha dispuesto que las
tierras montuosas valdias se repartan á los
Labradores que las pidan con tal de que las
desmonten y hagan útiles á pasto y labor.
Del mismo modo se han establecido
con autoridad real y baxo su amparo Pó
sitos en casi todos los pueblos de la Pe
(38)
nínsula, cuyo fin es prestar trigo y dine
ro á los Labradores en los tiempos que
mas lo necesitan para hacer las semente
ras, escardas, y recolecciones.
- No solo las Magestades han cuidado
de este negocio; se ha merecido tambien
toda la atencion de los vasallos, y así he
mos visto en estos tiempos á los cuerpos y
particulares dedicarse con empeño y como
á porfia á dar á la Nacion la fertilidad de
que es susceptible. Todos los dias vemos
premios concedidos por las Sociedades á
los sugetos que descubren algun secreto fa
vorable á la Agricultura, á los que ade
lantan algun ramo de ésta, y á los que
escriben prescribiendo reglas para su pros
peridad.
-
Con leyes tan benéficas y con el espí
ritu agricultor que ha dominado en toda
España, ha tomado nuestra Agricultura
un aspecto regular, aunque es cierto que
en Cataluña, Aragon, Valencia, y Mur
cia está mas floreciente que en otras pro
vincias, en las que la floxedad de sus na
turales, las preocupaciones de estos , su
ignorancia, y el feliz suelo que cultivan
han sido causa de que - aun esté aquella
(39)
arte benéfica en estado bastante miserable.
-
Estorno obstante los Españoles no te
nemos necesidad de tomar del extrangero
provision alguna. En medio de unas cir
cunstancias que han tenido conmovida to
da la Europa, estando aun mucha parte
de ella en movimiento, nos halla mos pro
vistos de quanto podemos desear; y si en
algun año escaso tomamos trigo del A
frica, no por esto nos faltaria el nuestro
aun quando no tomasemos aquel. En el
dia se ve practicamente confirmada esta
verdad. La cosecha del año de 97 fué muy
escasa , y sin embargo de que la esquadra
Inglesa no se ha alejado de nuestras cos
tas, y ha tenido bloqueada la ciudad de
Cádiz, y por ello no ha sido posible la
entrada de trigo del Africa, no se ha gas—
tado el que en la Península teniamos, aun
que es verdad ha tomado un precio mas
alto que el regular.
.
. . . .
.
... Seguramente España , aunque no tie
ne su Agricultura en el estado floreciente
que pudiera, no está tan atrasada como vo
ciferan los extrangeros. Con solo hacer
brevemente una pintura de sus productos
confirmaremos nuestra proposicion, y des
(4o)
engañaremos á los que sin reflexion, ó mo
vidos de un espíritu de envidia nos retra
,º
tan con los colores mas negros.
--
Abunda hoy España de trigo, ceba
da, centeno, y garrobas cuyas cosechas
son sobresalientes en Aragon, Andalucía,
las Castillas, Orihuela, y tierra de bar
ros en Extremadura. El arroz, maiz, y
avena son producciones de muchas pro
vincias, y entre los arroces son los mas
excelentes los de Valencia, Murcia, y lo
del Ampurdan en Cataluña.
.
En los Reynos de Granada y de Va
lencia se hacen copiosísimas cosechas de
seda, cáñamo, y lino; si bien de estas
dos últimas especies se recogen tambien
grandes porciones en Aragon , Galicia,
Tarragona, y Plasencia. Los juncos de Ca
taluña y esparto de la Mancha son tan a
bundantes como en tiempo de los Romanos,
5
o
y es todo lo que puede decirse.
La excelencia de los vinos Españoles
ha sido siempre celebrada de los extran
geros. Hoy son mejores que en tiempo al
guno pues se fabrican con mas cuidado,
aunque no con el que se debe. Son muy
exquisitos los de Ribadavia , Plasencia,
A
(41)
Tarragona, Montaña de sal de Cataluña,
Sevilla, Montilla, Córdova, Ciudad Real,
Toro, Orense, Tudela, Peralta, Valde
peñas, Xerez de la Frontera, Pajarete y
etros. La malvasía de Sitges es especialísi
ma, y suele servir de cordial para es en
fermos. El aguardiente es superior al ex
trangero, y puede gloriarse España de que
en una de sus islas se inventó. Efectiva
mente Raymundo Lulio fué su inventor en
la isla de Mallorca.
-
El aceyte es muy copioso y abundan
te. La suavidad del de los Reynos de Ma
llorca y Valencia excede tal vez al Corso
y al Toscano. En Extremadura, particu
larmente en las villas de Villafranca y
Fuente del Maestre, se coge muchísimo:
pero la mayor abundancia está en todo el
Reyno de Andalucía; por manera que fal
tando aquí la cosecha se nota la escasez
de aquel género en toda España. Así ha
sucedido en este y anterior año, pues ha
biendo unos ayres frios que se siguiéron á
las abundantísimas nieves y hielos del mes
de Febrero de 96 abrasado la mayor par
te de los olivos Andaluces, no han podido
producir como acostumbraban anteriormen
R
(42)
te. Ahora van ya brotando aquellos árbo
les por lo que debemos prometernos que en
el año presente no será tan escasa la co
secha como en los anteriores; y segura
mente dentro de dos ó tres cosechas vol
veremos á disfrutar la abundancia.
De cañas dulces, miel, cera, grana,
rubia, azafran, sosa, barrilla, maná
gomas es muy fértil el suelo Español. Las
cañas dulces son produccion de los Rey
nos de Granada, Murcia y Valencia. La
miel de este último Reyno es muy exqui
sita y no es inferior la de la Alcarria,
preferida por sugetos de buen paladar á la
de las célebres abejas Sicilianas. La cera
no es de menor calidad. Las gomas y re
sinas son celebradísimas, y asombran las
virtudes del maná de las montañas de Cór
dova y de Avila, cuya abundancia y la de
Asturias, Galicia , Aragon y Cataluña
es tanta que pudiera proveerse de dicha
especie á todo el mundo.
Las frutas son exquisitas y copiosas en
toda España. Suelen exceder á las de o
tros Reynos no solo en color y gusto sino
en magnitud. En Elche, villa del Reyno
de Valencia hay mas de 15o? Palmas, y
se dice que la cosecha de dátiles del año
de 1779 fué de 185o, arrobas. Valencia
(que es el jardin de Europa) que abunda
en tantas producciones como dexamos re
feridas, excede á toda España en frutas.
Son de superior gusto sus fresas, los me
lones de pipita, las sandías de Gandía cu
ya magnitud asombra, las almendras, los
higos, las batatas dulces á las que sin em
bargo hacen ventaja las celebradas de Má
laga. Hay tambien en dicho Reyno mul
titud de naranjas, cidras y limones; bien
que en estas frutas no son inferiores Mur
cia, Sevilla y Plasencia. En toda la vera
de esta ciudad abundan tambien, y son de
gusto muy exquisito las castañas, guin
das, cerezas, ubas, cermeños, peras y
otras frutas: pero aun son superiores las
que se crian en las inmediaciones de la
ciudad de Toro.
Hay en toda España otras muchas
frutas , cuya numeracion seria molesta.
Las hortalizas y yerbas medicinales son
el asombro de los extrangeros y las
delicias de los naturales. La celebrada
huerta de Murcia es mas conocida fue
ra que dentro de España.
F 2.
:
(44)
Los pastos son de los mejores que se
conocen en Europa. Las famosas dehesas
de Guadiana, fértiles campos de Usagre,
y otros de igual naturaleza mantienen tan
copioso número de ganados que asombra.
De aquí nace la abundancia de las finas
lanas, que siempre han sido una riqueza
para España, y envidia para los extran
geros.
Habiendo hecho una recopilacion de
las producciones de España, y del esta
do que en diferentes épocas ha tenido su
Agricultura, pasaré á señalar las causas
que hacen no tenga esta arte toda la per
feccion posible.
Los pareceres de los políticos sobre
este punto, y los medios para levantar,
nuestra Agricultura han rayado en el des
varío. Al paso que han discordado sobre
el orígen del mal no han convenido en el
modo de atajarle.
Unos creen que la tierra habiendo per
-
dido parte de las salitrosas substancias con
que se hallaba mezclada se ha cambiado
de abundante en esteril. No agraviaremos
á estos pretendidos sabios, si decimos que
no solo se han formado el proceso de su
Sx
(45)
mala filosofia, sino que han hecho la mas
fina manifestacion de lo superficialmente
que han tratado las materias rurales. No
tememos decir que su doctrina por perju
dicial y émula de la industria debia pros
cribirse. Aparentando dar lecciones á la
nacion para restituirla á su antiguo es
plendor , abren la mas espaciosa senda
para precipitarla en el ócio y languidez.
Con efecto, sus discursos son las fuentes
donde incesantemente apagan la sed los
perezosos y araganes. ¡Para qué hemos
de sudar en beneficio de la tierra , excla
man, si carece de aquella bondad que tenia
en lo antiguo , y por mas que nos fati
guemos no ha de dexar de abortar espinas,
cardos y lampazos Tan grabada está en
los holgazanes dicha máxima, que es su
perfluo trabajar en desimprimírsela; pero
á pesar de su pereza, y de la fuerte im
presion que ha hecho en ellos tan perni
ciosa doctrina, vemos que igualmente gra
ta la tierra á las fatigas de los laboriosos,
rinde hoy frutos tan copiosos como los
antiguos. . .
) Otros quieren que la libertad que aun
tienen nuestros peninsulanos para pasará
(46)
las Américas, á medida que disminuye
nuestra poblacion , nos priva de brazos
para labrar los campos. No pueden estos
mas vivamente manifestar la falta de co
nocimientos que tienen en la ciencia de la
economía política y en la historia de la
nacion. Ignoran que la verdadera ocupa
cion y no el mayor número de indivi
duos hace florecer la Agricultura en un
pais. Por esto sientan los Políticos que
el hombre ocioso es miembro muerto para
el estado. Tampoco saben que la mayor
parte de los que van á las Américas, ni
son braceros, ni labradores. Fuera de es
to hoy son pocos los que pasan á aquella
parte del mundo, ó porque los Españo
les tienen ya formada otra idea de las
Indias, ó porque nuestras leyes lo prohi
ben. Así es que sin justificar legítima cau
sa, no admiten los Capitanes que se ha
cen á la vela para el nuevo mundo pasa
geros al bordo de sus embarcaciones.
A causas aun mas despreciables que
las referidas atribuyen algunos la deca
dencia de nuestra Agricultura, que por
consultar la brevedad no, detallamos ():
(). Algunos Críticos del dia, que no entienden el pro
(47)
mas no omitiremos las que realmente han
producido el atraso ; pero ántes no qui
sieramos dexar al silencio las reflexiones
que leimos en un anónimo Frances, que
aunque relativas á los intereses de su na
cion, se acomodan muy bien á los nues
tros y vertidas á nuestro idioma dicen así:
/o amara que los Párrocos, quienes
se hallan con una autoridad sin límites,
diesen parte de los momentos que sacrifican
á la inaccion á adelantar las ocupaciones
de los feligreses. El lleno de luces que bri
lla en los ministros del Altísimo proporcio
maria las mayores ventajas.
Ni choca , prosigue el Frances , tan
virtuosa y útil ocupacion con la alta digni
dad de su exercicio. Los Apóstoles, prime
-
pio ni el extraño dialecto, se han empeñado en que el ver
bo detallar no es Español , sino afrancesado é introducido
por los Traductores de este idioma, á quienes por escar
nio llaman Puristas. No sé en qué reglas se fundan aquellos
sabios á la violeta. Si consultaran los Escritores del siglo
diez y seis (siglo que eternamente dará honor á España)
verian que muchos de ellos le usan; y quando así no fue
se, bastarianos para concederle el derecho de naturaleza
hallarle tan repentinamente usado en la famosa obra de las
siete Partidas , obra la mas grande que ha producido Es
paña, y tal vez la Europa entera, y á cuya formacion
concurriéron los sabios que mas sobresaliéron en el siglo
treCe. .
-
-
-
.
---
".
-
-
- º
*
(48)
ros Príncipes de la militante Iglesia , si
doctrináron á las gentes sobre la venida
del Mesías, cumplimiento de las profecías,
cesacion de la ley escrita á vista de la de
gracia, ineficacia de la circuncision , y
virtud del bautismo para lavar la mancha
original &c. no se retraxéron de envolver
en sus panegíricos máxímas que alentaban
á los oyentes al mejor desempeño de sus
deberes.
- , ,
,
Aquellos divinos Pastores despues de
preparar los animos de sus rebaños con lo
eficaz de sus discursos , enseñaban con
exemplos quanto se interesaban en sus pros
peridades. Se retiraban con freqüencia á
los montes, y con sus sagradas manos cor
taban los mimbres que despues manufactu
raban, cuyas sencillas é inocentes labores
estimulaban á proporcion del elevado ca
rácter de los manufacturistas.
Sabian armoniosamente consonar el ne
gocio de la Iglesia con el de la política. Co
nocian que el exterminio de la vagancia in
fluye con precisa direccion en la felicidad
moral de los pueblos, objeto primero de los
Párrocos ; y así añadiéron al timbre de
convertidores la palma de restauradores
(49)
de la prosperidad. Hasta aquí el anónimo.
Aunque hemos consultado la historia
de la nacion, y los Autores que con mas
delicada pluma han escrito de los estados
de la Agricultura é Industria, no leemos
una sola cláusula que nos haga ver que
nuestros antiguos Párrocos se afanasen
directamente en prestar auxilios para ade
lantar las ocupaciones de sus compatriotas.
-
Nuestros Escritores modernos y So
ciedades económicas están abiertamente
por la opinion del Frances. Conocen ser
aquel otro de los mas aptos proyectos pa
ra subir á la perfeccion. Llena toda de es
te espíritu la Real Sociedad Vascongada,
ofreció en el año de 179o un premio de
15 doblones, y patente de Socio benemé
rito al que mejor probase en una diser
tacion las ventajas que se seguirian no so—
lo á la riqueza y prosperidad de los pue
blos, sino tambien á su felicidad moral,
de que los Párrocos se dedicasen á pro
mover la Agricultura é Industria, pres
eribiéndose reglas sencillas y claras, para
que segun ellas pudiesen con mas facili
dad y acierto exercer parte de su zelo en
tan virtuosa y útil ocupacion.
-
G.
(5o)
Movida de igual impulso la Real So
ciedad de Valencia propuso que todos los
Párrocos, establecidos dentro y fuera de
aquella capital, que quisiesen , se alista
rian en el número de los Socios, con
privilegio de no contribuir para los gas
tos del cuerpo.
Ninguno de los Políticos ignora la he
roicidad del Cura Párroco de S. Sulpicio
en París, que sin otra ayuda que su espí
ritu patriótico , y su profundo conocimien
to en la política, daba medio para facili
tar diariamente la comida á Io?ooo pobres.
No obstante que la opinion del Fran
ces se halla puesta á la sombra de auto
ridades tan respetables, pudiera habernos
removido de darla al Público el conoci
miento que tenemos de que todo aquel
que da á luz cosas no generalmente reci
bidas, busca contra sí muchos Jueces, en
tre cuyos dictámenes sobresalen los Aris
tarcos, ú hombres semidoctos, que por
un prurito detestable gritan contra toda
obra; pero seria un temor baxo y repre
hensible ceder al juicio de necios, sepul
tando en el olvido estas verdades; y así
léjos de quedar resentidos de tan acres
(51)
eensores , pasamos á exponer y rebatir
los sofísticos argumentos con que piensan
deprimir un pensamiento que pisa la raya
de lo peregrino.
-
-
Dicen, pues, que hay una incompa
tibilidad absoluta en el Eclesiástico para
promover los intereses, y cumplir los Cá
nones de los Concilios de Trento , y IV
de Cartago: que otros estudios mas úti
les los desvian de la adquisicion de la po
lítica : que quando una aplicacion sin in
termision les facilitase su conocimiento, el
servicio del ara no les dispensa instante
alguno para divertirle á otro negocio.
Aunque conocemos que unas objecio
nes tan fuera de razon quedan mas reba
tidas quanto ménos impugnadas, sin em
bargo dirémos algo contra ellas, por no
dar lugar á que las crean indisolubles, to
mando nuestro silencio por pleno conven
cimiento. Decimos ante todo que el espí
ritu de aquellos Concilios está muy remo
to de nuestro caso. Prescribe, es verdad,
contra los Eclesiásticos, y absolutamente
les prohibe atesorar: quiere que sus co
razones vivan desprendidos de los intere
ses: ama que liberalmente den al despre
G 2
(52)
cio todo lo fragil, caduco y terreno; pe
ro estas prohibiciones no tienen conexion
con el asunto que tratamos. Ellas no in
dultan á los Sacerdotes de los deberes á
la Sociedad de quien son miembros: su
noble é indeleble carácter tampoco les exi
me; al contrario, el carácter es un vín
culo que los ata mas fuertemente, pues
quando otro miembro de la República se
halla solamente ligado á prestar sus luces
á los demas Socios por razon de las re
laciones que debe haber entre los conciu
dadanos, el Sacerdote une á aquellas su
autoridad y el derecho que con ella le es
tá concedido para mejorar á sus seme
jantes.
Respondemos á la segunda objecion
que por nuestra felicidad tocamos ya los
dulces instantes en que las piezas ecle
siásticas y seculares son la recompensa de
la virtud y del mérito. Ha desaparecido
ya aquel excesivo y odioso privilegio tan
favorable á los pages de Canónigos y
Frayles de graduacion para meterlos á
servir los mas pingües Curatos con solo
mal saber quatro párrafos de Lárraga.
Hoy se forman los Curas de almas en Co
(53)
legios (), y ántes de empezar á exercer
tan noble ministerio llegan al punto de
perfeccion que solian adquirir los antiguos
despues de encanecer en el altar. Con efec
to, hoy son pocos los Curatos provistos
en meros Moralistas, pues nuestros Reve
rendos Obispos quieren que los Párrocos
tengan conocimiento de la Filosofia, Teo
logía ó Cánones.
Con estos conocimientos ¿qué dificul
-
tad encontramos para que los Párrocos
adquieran en la Política en poco tiempo
lo suficiente para instruir á sus feligreses?
Las ciencias tienen tal conexion é intimi
. (*)
La multitud de Seminarios Conciliares que han fun
dado los Reverendos Obispos de España de poco tiempo á
esta parte confirma nuestra proposicion. En el año de 179o
el Excelentísimo Señor D. Francisco Fabian y Fuero, del
Consejo de S. M., Caballero Gran-Cruz, y Prelado de la
Metropolitana Iglesia de Valencia, creó el Real Seminario
Sacerdotal, donde tomándose para sus Becas Teólogos de
buenas costumbres, se les ensaya en los deberes peculia
ires de los Párrocos, hasta que se les conoce peritos en
esta doctrina. Algo de esto, aunque de otro modo pensado,
dispuso por los años de 1779 en la Ciudad de Salamanca
el Señor D. Felipe Beltran, Inquisidor General, y Obispo
de dicha Ciudad , erigiendo el Seminario Conciliar, donde
expensas de la Mitra, y de aquellas fundaciones que por
las circunstancias de los tiempos no deben subsistir segun
la ultima voluntad de los fundadores, se educan muchos
jóvenes pensionistas y propietarios desde los primeros ru—
dimentos de la latinidad hasta que salen á servir los Curatos,
(54)
dad entre sí, que el conocimiento de las
unas facilita la adquisicion de las otras.
En consideracion á esto la noble respeta
ble antigüedad retrataba á las musas dán
dose las manos, queriendo significar ba
xo de esta figura que las ciencias se co
munican para su entera inteligencia. El
político Bielfeld hablando de la economía
política dice (parag. 4. tom. I. de sus Ins
tituc. Polit.): que es ciencia de tal condi
cion , que á ninguno le es dado acercarse
á su Santuario sin tener ántes preparado
y adornado su espíritu de las mas finas
flores de la literatura ; pero si está ins
truido en otras ciencias , progresará con
facilidad en aquella.
º
En este concepto, y en el de que no
es necesario, que los Párrocos posean esta
ciencia en aquel grado que Bacon, Ame
lot de la Housale , Arrington , Melon y
otros, sino en términos que puedan ins
truir con facilidad, tenemos fundada nues
tra segunda respuesta.
Satisfacemos por último que es falso
que el altar lleve tras sí todos los mo
mentos. Los Párrocos abundan de horas
-
en que se hallan - en inaccion, si no las
(55)
dan al estudio, especialmente en las cortas
poblaciones donde viven casi sin trato de
gentes. No por esto queremos constituirlos
en tan dependiente condicion, que el ins—
tante que no trabajen en el servicio divino
le den al político. No exigimos una instruc
cion sin intermision, pretendemos solo que
en las tardes de los dias festivos destinen
algun rato para estas misiones políticas. No
es este un proyecto pensado de nuevo, ni
impracticable en el orbe descubierto. Mu
chos hombres amantes del bien público
han querido ántes de ahora hacerle efec
tivo. En el dia los Clérigos Anglicanos
suben con freqüencia á los púlpitos á ins
truir á los artesanos en sus deberes, go
zando el labrador Ingles de una excep
cion tan singular (que á mas de no ca
recer de aquellas instrucciones) encuentra
en las Sacristías de la gran Bretaña pues
to sobre un facistol un libro que contiene
lo mas precioso que se ha descubierto so
bre la Agricultura, donde á qualquier ho
ra recibe la instruccion que necesita.
Estas reflexiones nos retraxéron de ex
poner en lugar oportuno las causas que
han cooperado contra nuestra Agricultu
(56)
ra , lo que vamos á desempeñar.
o
Una de ellas es no haber atraido ex
trangeros inteligentes para que enseñasen
á nuestros labradores los secretos y prác
tica rural que estos ignoran, lo que no
hubiera costado mas que una órden del
Soberano, en la que ofreciese franquicias
y excepciones de tributos por algunos años
á los que viniesen á establecerse en estos
dominios.
-
No fué otro el arbitrio á que recur
riéron Enrique III, y los dos Felipes del
siglo diez y siete, considerando el lamen
table estado que en sus tiempos tenia la
Agricultura Española, con lo que impi
diéron su absoluta inevitable ruina. No
ignoramos que muchos defienden que lo
que saben los Agricultores extrangeros es
tomado de los Escritores Españoles, lo
que tambien pueden hacer nuestros labra
dores sin necesidad de recurrir á maestros
extraños; pero aunque es cierto que te
nemos excelentes libros de Agricultura, á
nadie se le oculta que los mas de los la
bradores no son gentes de libros, y sí
ciegos imitadores de aquellos á quienes
ven maniobrar en su arte; y así se puede
(57)
tener por superfluo quanto se ha escrito
para ilustrarlos. Es preciso, que les entre
la instruccion por los ojos; de otro modo
jamas dexarán de seguir la torpe práctica
que tomáron de sus padres. Es tan cons
tante esta doctrina, que aseguramos que
ni los selectos tratados de Plinio, ni los
útiles descubrimientos que hacen diaria
mente las Sociedades , ni las económicas
peregrinaciones de Ward y demas viage
ros han hecho hasta hoy un solo Español
labrador, quando sabemos que los Griegos
y Fenicios transplantados en España hicié+
ron toda la Nacion Agricultora. Lo mismo
consiguiéron los Romanos quando subyu
gáron el poder de Cartago, y positivamente
serian superiores los adelantamientos que
harian en el dia nuestros labradores (por
estar mas civilizados que en los siglos an
teriores) si con urbanidad y premios se
admitiesen las Naciones Agricultoras.
-> Así piensan los Políticos modernos la
mentándose de que si no se abraza este
pensamiento , munca se verán cultivadas
las tierras de la Península, ni adelanta
das las que al presente se labran. Las So
ciedades económicas establecidas en casi
H
N
(58)
todas las ciudades, cuyo solo objeto es el
engrandecimiento de la Agricultura é In
dustria, y los premios que anualmente pro
ponen para los que mejores arbitrios den
á dicho fin, vemos que producen pocos
adelantamientos.
Baxo este concepto repiten que seria
muy conducente al mayor bien de nuestra
Agricultura que algunos extrangeros inte
ligentes se estableciesen en nuestras pro
vincias para que enseñasen prácticamente
el método, reglas y economía rural, en
particular el modo de hacer las mezclas
de las margas y de otros abonos, con
respeto al clima y circunstancias del terre
no. Igualmente el uso del arado con ruedas,
de que carecemos en España , de cuyas
resultas ó experimentos deberian tambien
encargarse las Sociedades económicas pa
ra comunicarlas al Público ().
Este establecimiento proporcionaria á
mas de lo dicho, la ventaja de poblár al
-
gunos despoblados de los grandes que hay
en nuestras provincias, con lo que se viaja
-
-
(º) . En
..
tierras de barros
-
ó
an
- I10
-
-
-
-
convienen los
arados de "ruedas; pero sí en las de suelo duro, por no
totrer aquí el perjuicio de atollarse, y otros, e 2 - 0.2
(59)
ria con más comodidad y ménos riesgo, se
activaria el comercio, creceria la industria,
se cultivarian muchas tierras incultas, y,
S. M. aumentaria las rentas de su coro—,
na, con especialidad, luego que espirase
el privilegio concedido á los extrangeros.
Se hace mas necesaria esta determina-,
cion á vista de que los Escritores extran-,
geros insultan á nuestros labradores y ar
tífices en términos que creen que natura-;
leza ha privilegiado á los suyos con una
superioridad de luces que á los nuestros.
ha negado. Por lo ménos así debe inferir
se de su extravagante modo de producirse,
pues aseguran que jamas llegarán los Es
pañoles á la perfeccion que ellos tienen, Si
no les cegase el amor propio, y compa
rasen algunas de nuestras manufacturas
con las suyas, verian que España tiene
en algunos ramosa artífices, mejores que
las demas naciones de Europa. Verian á.
mas de esto, si consultasen la historia,
que los Españoles y madrugamos muchos
siglos ántes que los demas Europeos á
perfeccionarnos en la Agricultura é In
dustria. Verian tambien que hasta el si
glo diez y siete proveiamos á toda Eu-.
H 2
(6o)
ropa de paños finos de Segovia, y que
nuestros texidos de seda eran
llevados
con utilidad á los mas remotos climas,
preferidos muchas veces á los de Italia.
Asimismo verian que nuestra Agricultura
fué la mas pujante en los siglos nueve,
diez, once y doce , de donde inferirian
que los Españoles somos capaces de igua
larlos en todo, y tal vez de excederlos,
á no ser que pretendan decir que los as
tros influyen en este clima de diverso mo
do que ántes.
Las grandes adquisiciones que han he
cho, y hacen diariamente las manos muer
tas son tambien causa de la decadencia
de la Agricultura Española, pues tie-.
nen reducidos á la mayor parte de la
bradores á la miserable condicion de ar
rendatarios. Es imposible que el labra
dor florezca miéntras subsiste en esta cla
se. El labrador sin propiedad ha de ar
ruinarse tarde ó temprano. Quatro ó cin
co cosechas buenas apénas le bastan pa
ra resarcir los atrasos de una mala; y
dos años escasos reducen indispensable
mente al labrador á la triste condicion de
el 2
-- . e;
jornalero.
(61)
Este objeto merece particular atencion
del Soberano. Si las manos muertas pro
siguen haciendo quantiosas adquisiciones,
que hasta aquí, es seguro que dentro de
algunos años serán los únicos poseedores
de raices, á excepcion de aquellas, cuya
enagenacion no pueda hacerse por estar
sujetas á vínculo: si así sucede, nuestra
Agricultura cayó del todo. Es, pues, ne
cesario ántes que llegue este estado pro
hibirlas absolutamente, ó permitirlas solo
en casos muy particulares. El 15 por 1oo
que modernamente se ha servido S. M.
mandar paguen todos los bienes que re
caigan en manos muertas, aunque es un
freno que contendrá mucho á los cuerpos
religiosos , y á los fundadores de obras
pias, no es bastante aun para precaver
el daño que queda apuntado. En el siglo
diez y seis y diez y siete ya se quejaban
los Políticos de que las manos muertas
hacian adquisiciones en número excesivo,
sin embargo de que no eran tantas como
en el presente, ni habia tanto abuso en
el modo de hacerlas.
- -
-º *
-
Tambien obra contra nuestra Agricul
tura el que los caballeros y labradores
(62)
hacendados contentos con la utilidad que
les dexan sus sembrados (si los cultivan
de su cuenta) ó sus arrendatarios (si tie
nen dadas sus tierras en arriendo) se re
sisten á hacer experiencias que pudieran
producirles grandes ventajas, y ser el
principio del restablecimiento de la Agri
cultura moderna. Mal avenidos con todo
lo que
no sea antiguo , y
visto
practicar
á sus mayores, desprecian los consejos
de los amantes del bien público, y los de
las Sociedades extrangeras y nacionales.
Si á los hacendados se concediese al
gun premio, cruz, ú otra distincion siem
pre que justificasen haber hecho algun
descubrimiento favorable á la Agricultu
ra, es seguro que se animarian á hacer
experiencias , las quales no pueden hacer
los arrendatarios por el temor de que si
les salen poco felices, quedan arruinados
para muchos años.
-
r
Es necesario desterrar de nuestros Agri
cultores (poniéndoles á vista la experien
cia) la preocupacion que tienen contra la
práctica moderna, cuya opinion mantiene
la decadencia de nuestra Agricultura que
hace muchos años que nació. ¿Y quién
(63)
sabe si en nuestra era verémos aun sus
débiles reliquias?
-
o Causa el mayor dolor ver que las na
ciones vecinas han abrazado la Agricultu
ra moderna con las mayores ventajas, y
que el labrador Español ciegamente si
gue las huellas de sus padres en perjuicio
de los suyos é intereses nacionales. La
Gran Bretaña que ha desterrado la Agri
cultura antigua, tiene hoy el trigo á mas.
reducido precio que á mediados del siglo
diez y siete , miéntras que las demas co
sas de primera y segunda necesidad, co
mo tambien las de luxo, han llegado al
mas subido.
2
Aunque no nos constara esto por los
papeles públicos de Inglaterra, no se ha
ria repugnante creerlo, atendiendo á que
labrando la tierra á la moderna con ara
dos de ruedas y otros instrumentos cor
respondientes, se ahorra mucha gente y
caballerías, y se coge mas porcion de tri
go, y de mejor calidad , y esto con sola
la quinta parte de semilla que hoy se der
rama, sin necesidad de embasurar la tier
ra con estiercol, que presta mal, sabor á
la fruta, cria malas yerbas, y produce
(64)
insectos que comen las raices de las plan
tas : quando otros ingredientes proporcio
nan mas abundantes cosechas, afinan el
terreno basto, y cria el grano mas lleno
y pesado. Fuera de esto, del estiercol solo
puede usarse en mayor ó menor porcion,
y esto no es bastante; pues hay tierras
á las que les es contrario , y en vez de
beneficiarlas las destruye.
Los ingredientes que usan los moder
nos son cal, ceniza, huesos, leña podri
da, yerbas, hojas de árboles, y princi
palmente greda, que la hay en España
mejor que en otro Reyno de Europa. La
encontramos de tan diferentes calidades,
que la una aprovecha á las tierras fuer
tes, otra á las floxas , otra á las panta
nosas, y otra á las secas. El modo de
aplicar cada especie á cada terreno lo en
seña la experiencia, cuyo método unido
á las demas economías que presta la Agri
cultura moderna , hace que el labrador
no dispendie mas que la quarta parte que
gastaba siguiendo la antigua.
-
Tambien se han visto en España ara
dos de distinta construccion de los que
usan hoy nuestros labradores. D. Joseph
(65)
Lucateli, natural de la provincia de Ca
rintia, una de las hereditarias de la casa
de Austria , obtuvo privilegio exclusivo
para hacer y vender en estos Reynos un
arado que araba, sembraba y cubria al
mismo tiempo, cuyo modelo puede verse
en las memorias de la Sociedad Matri
tense núm. I.
-
No ignoramos que estas proposiciones
desagradan demasiado no solo á la gente
agreste, sino á algunos sugetos de carác
ter, poco ó nada versados en materias ru
rales. Prodigalizan estos las mayores ala
banzas en favor de los que se fatigan en
mantener las cosas en el estado que las
hubiéron de sus padres, califican de gran
prudencia una conducta que solo sirve de
eternizar en el Reyno los abusos, la in
accion y el letargo, vicios que chocan
directamente contra el bien de la Monar
quía; pero á tan errónea máxima quiero
oponerles las sabias y eloqüentes palabras
de un verdadero Político. Esta máxíma
(dice Ward) puede tener lugar en Fran
cia é Inglaterra, donde tienen establecido
ya su sistema económico; pero en España
donde estamos tan á los principios en esta
-
I
(66)
materia, es la máxíma mas imprudente y
perniciosa que puede seguirse, ántes bien
lo que se necesita es plantificar un sistema
arreglado al tiempo presente, á las gran
des máxámas que han hecho la felicidad de
otras naciones , y á las circunstancias que
son propias de esta Monarquía. (Proyecto
Económico discurs. prel. pág. 19.)
No es de menor perjuicio la desidia
de algunas provincias en no aprovecharse
de las aguas copiosas de sus rios por me
dio de acequias para regar los campos,
quando experimentan que el mas cruel azo
te con que castiga el clima de España á
sus naturales es la sequía. Aquel defecto
nos echan en cara con sobrada razon los
extrangeros, especialmente al presente que
nos hallamos suficientemente adelantados
en la Hidráulica, y con tanta proporcion
para valernos de sus máquinas; y así po
demos muy bien decir que nuestros cam
pos mueren de sed en medio de las aguas.
Esta omision ha sido en todos tiempos
tan notada de los Políticos, que con ser
verdad que los antiguos miraban con in
diferencia la Economía Política en mu
chos ramos, no pudiéron dexar de elevar
(67)
sus clamores al trono sobre un objeto tan
interesante. Con efecto, en las Cortes ce
lebradas en Valladolid en el año de 1548.
fué la 2o9 de sus peticiones, que para.
precaver el hambre se dispusiese en Cas
tilla el riego á imitacion de los Reynos de
Valencia, Murcia, Aragon, y parte del
Principado de Cataluña; y respondió S. M.
que instruidos los Diputados de hombres
peritos, representasen al Consejo.
Tambien es contraria al progreso de
la Agricultura la costumbre de Extrema
a
-
dura y de otras provincias, en las que se
priva á los labradores de uno de los mas
preciosos efectos del dominio que exercen
sobre sus tierras. En éstas, despues de alza
das las mieses, quedan los frutos naturales
valdíos. Si así no fuese, y lograsen todas
las provincias el beneficio que disfrutan los
labradores de Andalucía, podrian servir
las tierras de descanso, de prados á los
dueños de ellas para sus ganados, con lo
que ahorrarian en muchos tiempos la co
mida de estos, ó destinarian los pastos á
otros usos, vendiéndolos ó disfrutándolos
como les acomodase. Si á cada particular
se concediese la facultad de adehesar las
I 2
(68)
posesiones de su pertenencia, debia tam
bien dársele el derecho de permutar sus
alhajas , aunque fuesen vinculadas. Con
esto cada labrador proporcionaria sus tier
ras en un solo término, y tendria los pas—
tos para sus ganados inmediatos á las he
redades que beneficiaba. Haria, tambien
era en el mismo término, con lo que se
ahorraba muchos costos en sacar las mie
ses, y conducirlas á un sitio muy distan
te, como acaece muchas veces por distar
unos frutos de otros dos y mas leguas. Po
dria asimismo hacer en el término adehe
sado alquería con troges, pensaderos, za
hurdas, y con las otras oficinas corres
pondientes á una casa de campo. Yo me
Eleno de admiracion quando veo sosteni
dos los valdíos con tanto teson , miro con
disgusto que al labrador se le impida la
plena libertad de disponer de los frutos
naturales que le nacen en su suelo, y me
lamento de que España esté aun tan atra
sada en los intereses de su Agricultura,
en los de su poblacion, y en los de su
riqueza; pues al adelantamiento de estos
tres grandes objetos se opone directamen
te la ley de los valdíos. Portugal los des
(69)
conoce hoy: lo mismo sucede á los Can
tones Helvéticos, y por las mismas reglas
se gobierna Inglaterra, y otras muchas Po
tencias. El gobierno Español debe dirigir
sus miras á este importante negocio, siendo
tan clamoreado en el dia por los Políticos
nacionales, hombres llenos de humanidad,
de conocimientos, y de patriotismo. El
Señor Jovellanos, dignísimo Ministro que
fué de Estado, y del Despacho Universal
de Gracia y Justicia; y el Señor Campo
manes, Gobernador que fué del Consejo
de Castilla, han sostenido con enérgicas
razones mi opinion. Yo hallo que el Mi
nisterio en este particular, y en todos los
de Agricultura debe dexar en libertad al
labrador. Es contrario al engrandecimien
to de éste qualquier traba que se le ponga.
La ley debe solamente defender los dere
chos y regalías de la Agricultura, y de
los que se exercitan en ella. Los Ministros
deben con premios fomentar á los que
prescriben reglas en favor de aquella arte
benéfica, y los labradores han de gozar
toda la libertad necesaria para seguirlas
é abandonarlas, segun sus experiencias ó
entusiasmos.
- ,
,
,
(zo)
De los adelantamientos referidos re
sultarian tambien grandes utilidades á
S. M., á sus Ministros, y á todos los
que mantienen mulas , caballos , &c.
Efectivamente la cebada no tendria ja
mas un precio subido. En el año presen
te ha llegado á 6o y zo reales la fanega
en muchas provincias. Si los labradores
no tuvieran que consumir en el manteni
miento de sus caballerías de labor la ma
yor parte de la que cogen, la habria en
abundancia en Madrid, y en las pobla
ciones grandes para las mulas de coche,
caballos de regalo, bestias de arriería, &c.
el precio sería muy cómodo ; pues todos
saben que el valor de los géneros se mide
por el número de consumidores, y por la
cantidad del género vendible.
-
Bien sé que no acomodará á muchos
este pensamiento. A mí me basta que le
sostengan los grandes hombres de la Na
cion, y que lo hagan con razones irre
sistibles. Los que son de contrario dictá
men, ó son movidos por intereses perso
nales, ó porque no pueden separarse del
pecado político Español. Los transhuman
tes y sus paniaguados se empeñan en de
(71)
fender la utilidad de los valdíos, y para
sostenerlos no alegan mas razon que la de
su antojo y propia utilidad. Con solo refle
xionar que unos ganados extraños, nacidos
en climas separados con distancia de mas
de cien leguas, aunque en un mismo Rey
no, van á comerse las yerbas que el sudor
de los dueños de las heredades han hecho
nacer, que han librado de langosta y de
otras plagas, y que en caso de invasion
de los enemigos tienen que defenderá cos
ta de su sangre y vidas, se dexa conocer
la sinrazon con que se privilegian dichos
ganados.
s
-
-
Ni obsta el que se diga que si los trans
humantes no gozasen los privilegios de en
trar en los valdíos comunes y particula
res, habria falta de carnes, y no se afina
rian las lanas: uno y otro es falso. Si ca
da particular hiciese coto en sus tierras
se criarian mas ganados que hoy, y para
la finura de las lanas no es necesaria la
transhumancia. El Consejo de Castilla lo
sabe bien, pues ha hecho diferentes ex
periencias, mandando reconocer á su pre
sencia por peritos diversos vellones de ove
jas transhumantes con otros de estantes en
(72)
la provincia de Extremadura, y ha visto
que estos no son inferiores á aquellos en
ninguna de las qualidades que hacen apre
ciables las lanas.
-
k - Esta es una verdad demostrada, y tam
bien lo es que los privilegios de transhu
mantes son causa de que muchos labrado
res no se dediquen á la cria de ganados,
cuyo modo de obrar es del todo opuesto
á los adelantamientos de la Agricultura.
De hecho: los ganados son parte de la
labor, no solo por las utilidades que de
xan al labrador con las leches, lanas y
crias, quanto por lo que calientan la tier
ra que majadean. Una heredad majadeada
produce al ménos la quarta parte mas que
otra de igual calidad que no lo esté, cu
yo abono es no solo útil en los sembrados,
sino tambien en los plantíos. Por esto se
ria muy ventajoso que los labradores tu
viesen mas proporciones para dedicarse á
da cria de ganados, y que estos á razon
de 15o ó 2oo cabezas por yunta gozasen
preferencia en las yerbas sobre los trans
humantes , y aun sobre los estantes que
pertenezcan á solos criadores. El privile
gio debe ser extensivo á los pastos conce
(73)
giles y caballeriles, y en estos los seño
res de ellos, aunque sean labradores, no
deben aprovechar mas que dos terceras
partes, dexando la una para los vecinos
de los pueblos, donde las dehesas están
situadas para que por su dinero la apro
vechen si les trae utilidad , y no habien
do vecino que quiera hacerlo, será abso
luto el señor de la dehesa para disfrutarla
toda. Es una especie de tiranía el que á
los vecinos, que con su sangre deben de-.
fender los suelos que pisan, se les prohi
ba apacentar en ellos sus grangerías. La
ley establecida en favor de los vecinos de
Villanueva de la Serena en Extremadura
debia extenderse á todo el Reyno. Perte
necia á S. M. en la enunciada villa una
famosa dehesa de 26o millares. El Rey
tuvo á bien desapropiarse de ella, y mu
chos particulares la compráron por partes.
Los naturales de la Serena que no tomá
ron suerte en dicha dehesa, se viéron cons
tituidos en la triste precision de no poder
meter ni aun una oveja en aquel famoso
término, que es la envidia de todas las
dehesas de Extremadura; por lo que re
presentáron al Soberano, y S. M. mandó
P.
.
(...)
que aquellos naturales pagando las yer
bas, aprovechasen la tercera parte de aque
lla gran dehesa. Este decreto, tan útil á
los intereses de los labradores grangeros,
seria incomparablemente mas ventajoso si
fuese extensivo á todos los lugares de la
Península; pero por una desgracia de la
Agricultura no es así, y el beneficio del
Agricultor ganadero se mira pospuesto al
de los solo criadores, y lo que es mas al
del señor transhumante que (como ya he di
cho) suele tener su vecindad tal vez Ioo y
mas leguas de distancia del lugar donde sus
grangerías se están beneficiando. Entre to
das las provincias del Reyno ninguna está
mas oprimida en este particular que Ex
tremadura. El infeliz labrador ganadero
de esta provincia es siempre pospuesto al
tirano transhumante, ya porque éste paga
las yerbas al precio que aquel no puede,
y ya porque los privilegios de transhuman
cia son tan extensivos, que á mas de que
qualquier gestion es bastante para ganar
posesion en los pastos, están las Justicias
Extremeñas tan amedrentadas por aque
llos, que en manifestándolas sus papelo
"nes, no las dexan respirar. Esto es una
(75)
verdad, y apénas podrá creerse que mu
chos labradores grangeros de Extrema
dura van á Portugal á acomodar sus ga
nados. Efectivamente en el año presente
lo ha hecho un rico labrador de esta villa
de Villafranca, y él mismo me ha confe
sado que no le ha quedado otro arbitrio
muchos años. Estos son unos perjuicios
grandes, y fuera de los que resultan con
tra el particular son de mucha considera
cion los que siente la Nacion. Portugal re
coge el dinero que cuestan las yerbas, el
derecho de sisa, que equivale á nuestra
alcabala, y paga el Español que aprove
eha, el que los Portugueses llaman de
mejoras; este es un real por cabeza, y
aquel el diez por ciento del precio de los
pastos, el diezmo de las crias que nacen,
el de las lanas de éstas, y el de todas las
eabezas que se han acomodado.
- Atrasa igualmente los progresos de
nuestra Agricultura el uso introducido por
nuestros labradores de labrar los campos
eon mulas, desterrando á los bueyes del
arado.
-
Esta causa la trataré con mas indivi
dualidad que las ya insinuadas, pues tie
H. 2
(76)
ne tales relaciones con otras materias que
es preciso así hacerlo. Para proceder con
toda claridad , la dividiré en dos medios,
sí bien los mas, aptos para el convenci
miento.
-
MEDIO
-
PRIMERO. . .
La propagacion del ganado vacuno es mé
nos costosa, que la del mular. .
. .
E
tratar de la especie que ménos dis-.
pendio causa en su propagacion, parece
debia de ser quando nuestro objeto fue
sen los intereses de los Ganaderos , , y no
quando nos contrahemos á las ventajas de.
los Agricultores. No seria, así si fuesen
las qualidades de labrador y de ganadero,
inseparables, pues en tal caso era inomi
tible observar si la multiplicacion del ga
nado vacuno traia mayor utilidad que la
del mular; mas quando es cierto que pa
ra uno que tenga aquellas qualidades, ve
mos centenares solo labradores, parecia
eónsiguiente prescindirnos de tal inquisi
cion, y tratar de la especie elegible des
(77)
de que viene al dominio del Agricultor;
y como entónces qualquiera de ellas sien
ta vicios naturales ó adquiridos, pero in
compatibles con la propagacion (), por
lo mismo parece serninguno el lucro que
siente el labrador por via de generacion;
mas no obstante mo dexa de resultar en
favor de éste cierto beneficio en que al pro
pagador de dichas especies cedan mas ven
tajas de la una que de la otra. .
Las que tiene el criador de bueyes, y
no disfruta el de mulas, se hacen demos
trables á todos los que tengan conocimien
to del cálculo. Para demostrarlas compa
raremos una vacada con una yeguada de
iguales cabezas , que las suponemos de
veinte y cinco hembras, y un macho ca
da una.
Veremos ante todo qual es la estima
cion de un toro y veinte y cinco vacas,
y qual la de un garañon y veinte y cinco
yeguas.
-
Un toro bueno y en disposicion de pa—.
drear, vale 13oo reales de vellon, y las
se
º
, (). Para entrar el buey,á labrar se hace necesario cas
trarlo, defecto que aunque adquirido, le constituye im
potente para la generacion, .
-
ra
(78)
veinte y cinco vacas de casta conocida,
nuevas y sanas 875o á razon de 35o por
cabeza, cuyas dos partidas suman reales
de dicha moneda Io?5o.
Un garañon de casta sana, y en igual
disposicion que la que diximos debia tener
el toro padre, vale 62ooo reales, y 1?3oo
cada yegua; esta última partida multi
plicada por 25 produce 3225oo, que uni
dos con aquellos 62ooo hacen la suma de
3835oo reales de la referida moneda. Res
tados los 1o?5o de los 3835oo quedan
28245o, cuyo exceso es contra el que se
dedica á la propagacion del ganado mular.
Pero no es este el solo que obra con
tra sus intereses. Hay otros muchos, y de
mayor entidad que referiremos en su lu
gar, sin olvidarnos ántes de hacer ver la
mayor, dificultad que hay en el ayunta
miento de la yegua al burro, que en el
de la vaca al toro. Estos como animales
de una misma especie se prestan al acceso
sin repugnancia en tanto extremo, que si
estando torionda la vaca no se la presenta
el toro, le busca ; y si de la primera ó se
¿ vez
no queda preñada, vuelve á
uscarle despues de veinte dias.
.
.
.
-
(79)
El de yegua y asno es de tanta difi
cultad, como que tiene contraria á la na
turaleza , y asi es que si no se tomasen
precauciones, no se lograrian las horro
rosas conmisciones de ésta, ni otras es—
pecies mezcladas que producen frutos tan
desemejantes á los progenitores, que di
fieren hasta en la propagacion que el con
curso de causas naturales niega ordinaria
mente á las bastardas proles.
Aunque hablando como Políticos pa
rece no debiamos tomar de la moral razo—
nes para robustecer la nuestra, el religio
so modo de conducirnos no nos indulta;
y así decimos que las operaciones prepa
ratorias á aquel ayuntamiento son sucias,
aborrecibles, opuestas á la razon, y ma
da conformes al espíritu de la católica
Religion (que por gracia del Omnipoten
te profesamos) cuyos preceptos no respi
ran, ni nos mandan cosa mas expresa que
la pureza.
-
-
Otro de los daños anexos á la yegua
da es vivir mas expuesta á enfermedades
que la vacada.
Es indubitable que á todo viviente se
le corrompe la sangre, consume el calor
(8o)
natural, disminuyen las fuerzas , se les
humedecen y alteran los humores, causa
de las enfermedades ; mas no obstante la
experieneia nos hace ver que no todas las
especies sienten unas mismas dolencias, si
no que unas son acometidas en mayor nú
mero que otras.
-
No nos pararemos á individualizarlas,
pues hariamos este discurso demasiado pro
lixo. Dexemos tratar de ellas á los Físi
cos peritos en el arte, y contentémonos
con afirmar que la vacada está ménes ex
puesta á enfermedades, y que las que son
comunes á las dos especies maltratan á es
ta ménos intensamente. Se puede asegurar
(dice el doctísimo Valcarcel) que de todos
los animales el caballo es el que está su
jeto á mas enfermedades, é igualmente és
tas son las que están ménos canocidas,
y arruinan gran número de ellos. Ni obsta
el que este Autor ponga el v.g. en los
caballos, quando es positivo que todos
los que han estudiado las enfermedades
de los quadrúpedos, han encontrado que
las que acometen á aquellos, maltratan
igualmente á las yeguas y mulas.
Pero si aun se quiere mas autoridad,
(81)
tomémosla de la experiencia. Esta nos po
ne á la vista que al paso que qualquier
yerbecita es poderosa á cortar la vida á
las yeguas y caballos, los toros, vacas
y sus crias resisten con toda constancia,
y comen rara vez cosa que los indisponga.
Alimentanse ordinariamente de yerbas y
retamas: con su imperfecto conocimiento
huyen de lo nocivo, y eligen lo útil.
Verdad es que naturaleza no ha nega
do igual facultad al burro y yeguas; mas
no obstante hay gran diferencia. Por lo
que mira al garañon, aunque lo conozca,
carece de libertad en la eleccion: encerra
do en su establo regularmente tenebroso,
solo come lo que le presenta aquel que
está encargado de su cuidado , quien or—
dinariamente ignorante de lo que daña al
animal, le suministra el pienso con sola
la diligencia de extraerlo del acerbo, y
vaciarlo en el pesebre; y de aquí es que
el bruto traga á las veces semillas que le
quitan la vida, ó al ménos le indisponen
en gran manera.
-
Por lo que hace á las yeguas, aun
que no están atadas al pesebre, y se las
permita andar por los campos y florestas,
L
(82)
como su constitucion es mas delicada que
la de las vacas, vienen mas expuestas á
perecer.
-
La ocasion de hablar de lo que puede
ser nocivo á dichas especies nos presta
lugar para discurrir acerca del alimento
ordinario de ellas, que es otro punto en
que tambien economiza el dueño de la
vacada.
-
Las yerbas que dan dos fanegas y me
dia de tierra anualmente son suficientes á
mantener una vaca doce meses; y una ye
gua no tendrá bastante con las de cinco:
de lo que resulta que ésta necesita dos fa
negas y mas cada año, que multiplica
das por 25 producen 62 y 3. Cada fanega
de tierra de pastos vale de arriendo 4 de
centeno, por lo que suben aquellas 62 y
á 25o de este grano.
Mayor es el exceso del garañon al to
ro, pues quando éste puede ser igualmen
te que las vacas y yeguas mantenido á
-
pasto, aquel dexaria de ser apto para la
parada si no fuese mantenido al pesebre,
Al toro le son bastantes al anual mante
nimiento las yerbas nacidas en 3 fanegas
y 3 de tierra, que equivalen á 14 de cen
(83)
teno. Al asno (á mas de otros extraordi
narios) le son indispensables 912 celemi
nes y de dicho grano al año, á razon
de 2 y al dia, que componen 76 fane
gas y , ; y por consiguiente dispendia és
te 62 y mas que aquel, cuyo producto
sumado con las 25o que necesitan mas las
yeguas que las vacas, asciende á 312
y ,, que tendrán de estimacion 624o rea
les y 29 maravedís vellon, dando á cada
una el valor de 2o reales de dicha mo
neda ().
-
-
Tambien son mayores los intereses que
ceden al baquero por razon de crias que
al yeguero. La yegua puede recibir al bur
ro desde los quatro hasta los doce años:
la vaca al toro de dos á diez; y por lo
mismo son una y otra útiles ocho años, en
(*) Damos á cada fanega de centeno el valor de 2o rea
les de vellon, no obstante que el Señor D. Cárlos II. en su
Pragmática de 14 de Agosto de 1699 , confirmada por los
autos 1466, 1o.7 114 p. 2 , y por las Pragmáticas de 23
de Marzo, y 4 de Junio de 17o9 se prescribió (aunque
para solo Castilla) la tasa de 28 reales por fanega de tri
go, 17 la de centeno, y 13 la de cebada ; pero habiendo
despues de la abolicion de la tasa subido el luxo á su últi
mo periodo, y con él la estimacion de todo lo sujeto á
peso , número y medida, nos ha parecido ser el precio
mas arreglado en un quinquenio el de 2o reales por fanega
de centeno, 32 de trigo, y 16 de cebada... .. ...,
L 2
;
(84)
los que no son iguales en número de crias.
Esta da anualmente un becerro: tambien
puede aquella dar un muleto, pues ob
servamos que á tres semanas de haber pa
rido, vuelven á quedar preñadas, y Pli
nio asegura que pueden quedarlo á los
siete dias; pero advierte que la yegua di
ficilmente podrá criar al mulo que mama
y al que lleva en el vientre , sin que los
dos sean ruines, y que es prudencia echar—
la solamente cada dos años al garañon.
No sucede así con la vaca, pues como
mas fuerte puede criar al nacido y al be
cerro que ha de nacer, fuera de que quan
do éste necesite de alimento, ya tendrá
el que mame dos meses, cuya circunstan
cia no puede hallarse en el muleto, por
que la vaca solo lleva el feto en el vien
tre diez meses, y la yegua doce. En esta
inteligencia se puede tener la vaca los dos
meses próximos siguientes al parto sepa
rada del toro, lo que no puede hacerse
con la yegua si todos los años ha de pa
rir, porque seria pasado el tiempo desti
nado por la naturaleza para la generacion
de esta especie, y por consiguiente, ó no
se lograria la preñez, ó lograda, naceria
(85)
el fruto por Noviembre ó Diciembre, dos
meses posteriores al tiempo ordinario; y
así corria gran riesgo de morir, ó á lo
ménos de criarse toda la vida débil, pues
la crueldad de la fria estacion no le per
mitiria crecer en los instantes mas útiles
que tiene toda criatura, que son los pri
meros meses de su nacimiento. Con efecto,
cada dia vemos que todo animal que en
su infancia se cria débil y enfermizo, si
gue igualmente viciado en lo sucesivo,
añadiéndosele cierto apocamiento de espí
ritu , que le constituye mas tardo y pere
zoso que los otros individuos de su especie.
Baxo este concepto la yegua en los
ocho años dará quatro crias, y la vaca
ocho, exceso que multiplicado por 25
produce Ioo, cuyo interes unido á los
624o reales y 29 maravedís de vellon que
economiza anualmente el baquero en el
alimento de la vacada, es sobradamente
notable.
Tampoco debe huir de nuestra vista
que así como el leon participa su feroci
dad á su prole, el perro á su cachorro,
y cada animal sus buenos ó malos dotes
á su descendencia, así tambien el asno y
(86)
yeguas transfunden su delicadeza, de lo
que resulta que sus crias nacen mas ex
puestas á perecer en la tierna edad, que
aquellas á quienes sus progenitores parti
cipáron robustez y fortaleza.
Por estas razones salen las mulas de
manos de los criadores á tan subidos pre
cios, pues es absolutamente necesario lu
cren á proporcion de lo que dispendian,
y de las contingencias que sufren hasta
el dichoso instante de sacarlas al mercado;
y siendo cierto que el boyero gasta una
mitad ménos, y sin tantos acasos como
el yeguero, resulta aquel mas ventajoso
cediendo cada cria por dos , que éste por
quatro.
-
MED IO
II.
El Agricultor dispendia ménos en el ali
mento de un par de bueyes que en el
de un par de mulas.
Desamos demostrado en el medio pri
mero que el toro y vacas propagadores
de su especie hacen su ordinario sustento
de yerbas : éstas son la mas provechosa
comida para los destinados á abrir las en
(87)
trañas de la tierra, trillar en la era ,
tirar de la carreta, con la diferencia de
que á estos se les acostumbra traer á los
establos mas bien que dexarlos sueltos por
el campo. Tambien son mas regalados,
por exigirlo así el penoso, trabajo á que
están destinados; mas esto se reduce á su
ministrarlos en el invierno en vez de sola
paja ó heno solo, garrobas ó cente no mo
lido, teniendo bastante cada par de bue
yes con 24 fanegas de dicho grano para
pasar aquella estacion, las que tendrán de
valor 48o reales de vellon , que con 24o
que valen los pastos de 3 fanegas de tierra
que comen en el verano, componen 72o
reales, y este es todo el coste de un par
de bueyes cada año. . .
-No es tan baxo el de un par de mu
las: éstas han de estar mantenidas á pien
so en todo tiempo, y necesitan diariamen
te quatro celemines de grano; pues de lo
contrario no resistirian el trabajo, y tal
vez cederian á la falta de alimento.
,,,
Baxo de esta inteligencia son I46o ce
lemines los que necesitan cada año, que
componen fanegas 12 I , cuyo valor es
2433 reales y 12 maravedís, exceso de
(88)
1713 reales y 12 maravedís mas que el
que haciendo buen uso de la razon las
pospone á los bueyes.
No pudiendo resistir á la fuerza de
estos argumentos los apologistas de las
mulas, y alambicando la materia hasta
apurar las mas frívolas nimiedades, han
pensado hacer desmerecer nuestra opinion
con los dos siguientes argumentos.
Primeramente dicen que los bueyes no
pueden ser metidos al arado hasta los 4
años, porque ántes no han adquirido la
fortaleza que exige tan penoso exercicio, y
pierden de crecer, y que á los 12 por haber
decaido de aquel vigor, han de ser arran
cados del trabajo. Que las mulas empiezan
á la misma edad, y resisten hasta los 16.
Nosotros bien conocemos la verdad
de este discurso ; pero notamos que su
corto interes no puede hacer desmerecer
nuestras razones, máxime quando si las
mulas se mueren , lisian, ó padecen otro
qualquier achaque, pierde el dueño toda
su estimacion , lo que no sucede con los
bueyes, que siempre halla en ellos gran
parte de su valor por mas que les sobre
venga la mayor desgracia.
(89)
erro Oeioso parece trabajar mas sobre esta
demostracion; pero porque nuestro silen
cio no se gradue de ignorancia, decimos
que la mula muerta es casi de ninguna uti
lidad: de ella solo aprovechamos la piel;
al contrario el buey muerto no tiene cosa
despreciable : todas sus partes son de co
nocida utilidad. Del cuero hacemos cal
zado, y en cierto tiempo sirvió para la
brar moneda: de la piel de las orejas,
manos, patas, testículos y rabo se hace
fortísima cola: de las astas se fabrican
peynes, caxas , cucharas y otras friole
ras: de los huesos se construyen mangos
para cuehillos, trinchantes, tenedores,
dados para el chaquete , piezas para el
juego de damas, y otra multitud de co
sas. La carne es de mueho alimento: de
ella se hace cecina que se conserva lar
go tiempo ; así que si un buey ya por
que se perniquiebra, ya por otro aeaso,
es preciso matarle, puede aeecinarse, pro
curando comer ántes el hígado, costillas
y demas partes que no son aptas para la
CCC113 e
*
Pero aun dado caso que á las mulas
no las sobrevenga accidente alguno que las
M
(9o)
inhabilite en todo ó en parte, síno que
conserven su sanidad hasta el último pe
riodo de la vida, y por ello pueda el la
brador desprenderse de ellas con facilidad
en aquella edad en que dexan de ser ap
tas para la labor, con todo será excesivo
el detrimento que sienta, pues sacará á
lo mas 122oo reales por el par que á los
4 años le costó 325oo, teniendo de pér
dida 223oo, quando el que usó de bue
yes solo perderá 3oo por el par que en
igual edad adquirió por 125oo.
Objetan en segundo lugar que las mu
las aran 4o fanegas de tierra al año, y
preparan otras tantas para el siguiente,
y los bueyes solo aran de 25 á 28 prepa
rando las mismas: que aquellas hondean
el surco lo solamente suficiente, y estos
internan demasiado la rexa.
Está este argumento por la parte que
afirma que las mulas aran 4o, y los bue
yes de 25 á 28 fanegas, fundado en la
experiencia; pero ésta que parece real, no
es sino una aparente utilidad que intrín
secamente solo produce la ruina de los
labradores; porque engolosinados en la
inconsiderada ambicion de la mayor labor,
(91)
abdican los bueyes, sin pararse á refle—,
xionar que no toda tierra es á propósito
para las mulas; pues en las fuertes no
pueden tirar del arado, y en las laguno
sas y armarjales pierden la buena for
macion, se las llenan las piernas de dure-.
zas, se las pone el casco blando, la vis
ta débil y melancólica, y finalmente se
hacen despreciables en un todo.
-
Tambien confesamos que la simiente
muy profundizada no nace, porque no la
alcanzan las influencias del ambiente; pe-.
ro creemos necesario para que el cultivo
sea perfecto y seguro, y la tierra corres
ponda con fertilidad, que el arado profun
dice cosa de media vara, á fin de que
quede hueca y penetrable al agua, cuya
humedad pueda conservar interiormente
largo tiempo, aunque su superficie se se
que al calor del agua y del sol, para que
el grano pueda echar mas vigorosas rai
ces, y extenderlas con mas facilidad; fue
ra de que no porque el arado profundice
la media vara se sepulta tanto el grano
que no nazca, sino que al tiempo que sa
le la reja , vuelve á entrar en el surco á
lo ménos la mitad de la tierra que levantó,
-
M 2.
-
(92)
con sola la diferencía de volver en peque
ñas partículas la que salió junta y unida,
quedando el surco descubierto las seis,
tres ó ménos pulgadas que dicen los con
trarios ser necesarias á conservar el gra
no de las aves y sequías, operacion que
por naturaleza se resiste á las mulas, pues
por sus escasas fuerzas en vez de arar,
solo arañan la tierra. 1Diximos que era aparente utilidad la
de que las mulas aren mas tierra que los
bueyes, y lo demostraremos.
Por repetidas experiencias que han he
cho las Academias, han hallado que si
una heredad labrada con mulas da ocho
fanegas de trigo por una de semilla, con
bueyes rinde once de mejor calidad; tanto
que pesa diez libras castellanas mas cada
fanega, cuyo experimento puede hacer
qualquiera, y sabrá que no pretendemos.
engañar con sofismas.
Baxo de este seguro, y admitiendo
-
que el par de bueyes labra 26 y , que
es el medio entre 25 y 28, sacarémos que
mas valor tendrán éstas que aquellas 4o.
Estas que dan 8 por uno, producen 32o:
aquellas que rinden 11 cada una 291
.
(93)
Hemos tambien sentado que este grano es
de mejor calidad, y que pesa cada fanega
de él 1o libras mas. En esto convienen las
Academias, los Políticos y los que han
hecho el experimento ; pero aun quando
solo pese 5 libras mas, resultará que las
291 y equivalen á 307 #3 de las que co
ge el que usa de mulas, dando á cada
fanega de las que produce la labor de és
tas 9o libras de peso, y 95 á la de bueyes.
Esta no es cosa nueva, ni paradoxa
antigua, pues á nadie se le oculta que la
estimacion del trigo, mas que de la mul
titud de granos, depende de su peso; y así
vemos que en el mercado siempre tiene el
mas pesado mas compradores, pues estos
buscan harina y no salvado, ni otros des
pojos de que abunda el ligero.
A las dichas 3o7 fanegas y 3 tam-.
bien debemos añadir 13 y que van de 26
y que siembra el labrador boyal á 4o
que derrama el mular; pues realmente
obran en su favor, y sin contingencia al
guna quando es cierto las tiene de utili
dad ó de ménos dispendio, y así harán
32 I y 3.
A vista de quanto viene fundado no
(94)
queda duda de que el labrador por térmi
no ninguno debe elegir las mulas. ¿Acaso
de un par de éstas á los quatro años no se
hace señor por 22ooo reales, mas que si
comprase un par de bueyes de la misma
edad? ¿el labrador boyal no es mas fácil
de formarse ? ¿no se halla mas rico en su
clase ?, ¿ no permanece mas sólidamente
subsistente? ¿en la hipótesi de que los dos
carezcan de dinero no fiarán á éste mas
fácilmente por la seguridad de que aun
que se le desgracie una ó las dos reses,
sacará para su satisfaccion la mayor par
te de su valor en el cuero y carne, mién
tras que si el de mulas pierde su par, le
pierde sin aprovechamiento alguno ? ¿ no
mantiene sus reses con mas economía? ¿no
son 85 fanegas y 3 de grano el que con
sume anualmente el par de mulas mas que
el de bueyes? ¿con un yugo no está com
pleto todo el aparejo de éstos? ¿ aquellas
no necesitan diariamente herraduras, man
tas, colleras, jalmas, cinchas, cabeza
das, &c.? ¿á las mulas su mas débil y
flaca constitucion no las tiene expuestas á
mas enfermedades? ¿no son éstas puntual
mente las que están ménos conocidas? ¿el
(95)
que cultiva con mulas no tiene ménos co
secha en mayor número de fanegas de cul
tivo? ¿no es de inferior calidad la de este
grano? ¿ no pesa en comparacion con el
otro mucho ménos.
Si hubieramos de recopilar todas las
razones esparcidas en este discurso, fué
ramos demasiado prolixos y fastidiosos.
Contentarémonos con decir que el sabio
Salomon afirma en el Prov. 14, vers. 4:
que donde no hay bueyes, el pesebre está
vacío; y que donde hay muchas mieses, es
tá manifiesta la fortaleza del buey.
Aunque no ignoramos que éste es uno
de los lugares de la Escritura que no de-.
bemos entender literalmente, tambien sa
bemos que el doctísimo Juan Bautista Du
hamel en la anotacion de él dice: que á
la manera que si faltan Ministros estará
desierta la Iglesia , y si no hay artífices.
habrá gran falta de todas las cosas ; así
tambien si se carece de bueyes, no se cul
tivará el campo.
y
.
. . . . . . .
..
-
En un todo se hermana con esta doc
trina lo que el V. P. M. Fr. Luis de Gra
nada refiere al fol. 535 del tomo primero
de su Guia de pecadores, el qual expli
(96)
cando los destinos que Dios dió á los ani
males , dice: el caballo es bueno para la
carrera y para la guerra, mas no para la
mesa: el buey es bueno para la era y pa
ra la mesa, y no para otras cosas.
Este célebre Dominico (segun se ex
plica D. Nicolas de Arriquivar) se atempe
raba en sus discursos á los usos del tiempo:
luego si entónces no se consideraba el ca
ballo útil para la era, ¿con quánta ma
yor razon debemos excluir al presente á.
las mulas de ella?
Nuestros antecesores (dice Arriquivar)
quando biciéron florecer aquella copios a
Agricultura en España que abastecia á.
otros Reynos, despues de proveer sus nu
merosas poblaciones, no araban con mulas,
ni tampoco se usaban en aquellos dichosos
tiempos en que nuestros héroes Castellanos
recobráron el Reyno del poder de los Afri
61/03.
El uso de fabrar con bueyes le siguen
hoy casi todas Naciones, así que termi
namos con que las mulas deben ser apar—
tadas de la labranza, y no como quiera
con respeto á esta ó aquella calidad de
tierra, sino en general, fuera de las de
(97)
montaña, donde al labrador no son con
venientes. El exercicio de los ganados des
tinados á la Agricultura no es solo arar,
deben tambien conducir los frutos de la
tierra de unas partes á otras. Los bueyes
son animales de tiro solamente, y como
los carros no pueden rodar por las mon
tañas, es preciso hacer las conducciones
á lomo, por lo que hay lugares donde ne
cesariamente debe el labrador servirse de
caballerías; y esto aunque llegase el feliz
momento de que viesemos en España los
caminos compuestos para ruedas , pues
siempre quedarian las travesías, las ser
vidumbres de unas heredades á otras, y
las sendas en forma que los carros no pu
diesen caminar sobre ellas.
-
Aun en este, caso nunca serian útiles
al labrador las mulas, Los caballos mere
cen su preferencia: así lo hacen hoy, los
Valencianos, bien que estos fuera de las
montañas de Liria , y de algun otro pe
queño término , debieran servirse de bue
yes, por ser aquel Reyno muy llano y
á propósito para el enunciado ganado. ,
a. Un caballo quando puede empezará
trabajar vale la mitad que una mula del
N
(98)
mismo tiempo, y con iguales proporcio
nes que aquel. Por otra parte el caballo
es tan útil como la mula en todos los exer
cicios del campo á que ésta se destina.
Preferidos los caballos á las mulas se
adelantaria tambien mucho la eria de aque
llos por el mayor consumo de ellos, y se
lograria por este medio lo que no han con
seguido el Consejo de la Guerra, la Supre
ma Junta de Caballería, y unas Orde
nanzas dilatadas y llenas de preceptos; bien
que estos tal vez serán causa de los pocos
progresos que hace aquella grangería. Las
Ordenanzas de Caballería estaban com
pletamente provistas con dos capítulos:
primero, pastos para las yeguas: segun
do, precio á los caballos. Uno y otro se
consigue, mandando que donde quiera que
llegue un criador del enunciado ganado
se le den en las dehesas yerbas por su di
nero, con preferencia á todo otro gana
do. Esto ha de ser sin pleytos, y con fuer
tes penas á las Diputaciones de Propios,
y Caballeros particulares dueños de las
dehesas que se desentiendan de aquel manº
dato, con responsabilidad al doble de los
perjuicios que causen á los grangeros. Los
* --
(99)
caballos tendrian precio permitiendo el
comercio de ellos con Portugal, y pro
hibiendo que en el exército los hubiese in
útiles. Los Regimientos no habian de po
der comprarlos de menor edad que la de
quatro años, y á los quince los habian
de desechar precisamente. Esto haria tam
bien que en un caso urgente tuviese el
Rey su caballería bien montada, y en es
tado de resistir al enemigo. Hoy no suce
de así: los cuerpos de caballería abundan
de potritos de veinte y quatro y treinta
meses, y no les falta un buen número de
viejos caballos de veinte y mas años. El
resultado de esto es, que en un lance no
debe el Soberano contar sobre su caballe
ría mas que con la mitad de ella. La sa
lida de nuestros, caballos para Portugal
seria tambien un fino golpe de Política.
Los caballos Portugueses no igualan en
mucho á los Españoles ; y así aquel Rey
no luego que tuviese seguridad en que es
taria provisto del nuestro, abandonaria
su cria, seria siempre dependiente de Es
paña en un ramo de tanta consideracion, y
si en algun, tiempo nos convenia (prohi
biendo aquella extraccion) se veria. Portu
-
N 2
(1oo)
gal sin los suyos y sin nuestros caballos:
sin estos, por la prohibicion de la ley; y
sin aquellos, por el abandono que habian
hecho de su cria.
Introducidos los caballos en la Agri
cultura, donde los bueyes no debiesen es
tarlo, resultaria tambien la ventaja de
que el precio de las mulas baxaria, y se
tendrian para de paso, y para coches con
equidad.
Queda convencido por todos términos
que el labrador nunca debe servirse de
mulas, y para concluir, diré con un mo
derno: que el Agricultor que las prefiera
será de pobre crecimiento, de subsistencia
débil, y aun es de creer su segura ruina,
cediendo á su tonto antojo, quando el que
las repudie florecerá y adquirirá los ma
yores bienes.
-
Advierto tambien, que quando se da
la preferencia á los bueyes se habla de
tierras blancas ó desarboladas, pues en
los plantíos son perjudiciales , porque
profundizando demasiado el arado, arran
can las raices de los árboles, y quando
están pequeños, los roen y rompen con
las hastas.
.
-
(1or)
La última causa que señalo para fo
mentar nuestra Agricultura (y en mi opi
nion es la principal) consiste en aumentar
el número de consumidores. Miéntras el
Gobierno no dedique á este importante ne
gocio todos sus cuidados, siempre serán
pobres y miserables los labradores Espa
ñoles. Quando hablo de aumentar los con
sumos, no intento decir solamente que se
procure el aumento de la poblacion Espa
ñola; esto siempre es muy útil, y muy
sencillos los medios que deben ponerse en
movimiento para conseguirlo. Proteger los
matrimonios , educar bien la juventud,
cuidar de las escuelas públicas, impedir
que las enfermedades contagiosas cundan
ó se propaguen, el buen uso de los exer
cicios corporales, particularmente en los
niños, procurar desecar ó dar salida á las
aguas detenidas y pantanos, hacer rápido
el curso de los rios, extinguir los anima
des carnívoros, y todos los que son per
judiciales á la especie humana, tales son
las causas físicas y morales que favorecen
la poblacion de un pais que por su clima,
por su extension, y por la bondad de su
terreno pueden habitar los hombres ; mas
(ro2),
el aumento de consumos de que yo hablo,
consiste principalmente en la absoluta li
.
bertad de llevar fuera del Reyno los fru
tos que produce la Agricultura.
Si este bello objeto de Política estu
viese protegido, se veria por todas partes
en España la abundancia. No hay que
cansarnos: miéntras el labrador no tenga
positiva seguridad de que siempre que
quiera tiene vendidas sus cosechas, jamas
adelantará mucho su Agricultura. Un ca
so práctico confirmará esta proposicion.
Las cosechas de los años de 91 y 92 de
este siglo fuéron en Extremadura superio—
res á la salida que dió á sus granos; con
este motivo los ensiláron sus dueños (co
mo acostumbran) hasta proporcionar la
enagenacion de ellos. En el año de 93 lle
vó la guerra de España con Francia mu
chos millares de hombres al Rosellon. Es
-ta casualidad facilitó la salida de aque
-llos frutos, y en verdad fué Extremadura
la provincia que mas trigo y cebada con
duxo al exército. En el de 94 hizo lo mis
mo , y como en este año fué infeliz la
cosecha de Andalucía, acudió este Reyno
inmediatamente á los silos Extremeños (co
(ro3)
mo hace siempre que lo necesita, y ac
tualmente lo está haciendo) y se vió so
corrido sin escasez. Aquellos labradores
que notáron el buen precio de sus granos,
y la mucha concurrencia de compradores,
se esforzáron en adelantar la Agricultura.
Aráron mas tierras que las ordinarias, las
beneficiáron con bastante cuidado, y quan
do ya las simientes estaban nacidas, las
peinaban con unos rastrillos de doce ó ca
torce puas de hierro que á este fin inven
táron, con cuya operacion arrancaban la
yerba , y se aparraban los sembrados, de
lo que resultaba que las plantas se arrai
aban mas de lo ordinario , ahijaban mu
eho, y brotaban con mayor fuerza. Así
precisamente sucedió que la tierra que (sin
aquel beneficio) habia de dar diez fanegas
de produccion por una de semilla dió do
ce, catorce y mas. Sin embargo de estas
ventajas en el año de 97 tenian ya los la
bradores abandonados los rastrillos, por
que aunque confiesan la utilidad de ellos,
dicen que no igualan los costos del pey
nar los sembrados á los provechos, pues
para que resulten estos, deben tener los
granos buen precio y segura salida; y co
(1o4)
mo uno y otro faltó concluida la guerra,
se volviéron otra vez los labradores á su
antigua ménos costosa práctica. Ni les ha
ce fuerza que el trigo, cebada y demas
semillas hayan tenido ántes de la recolec
cion de este año, y en la actualidad que se
está recogiendo, un precio subido y gran sa
lida, pues conocen que todo depende de la
casualidad originada de la escasa cosecha
del año de 97 , y de la guerra con los In
gleses, que hace tengan estos impedido
el desembarco de trigos de Africa; y por
lo mismo no se determinan á hacer unos
seguros quantiosos dispendios, por aven
turarse á una salida de granos incierta.
Por la misma razon que han abando
nado los rastrillos, se niegan los Extre
meños y los labradores de otras provincias
á poner en práctica algunos usos de la
Agricultura moderna. Muchos Españoles
saben calcinar la tierra, beneficiarla con
greda, y aun con sal, que es el beneficio
mejor que se ha descubierto; pero esto es
de coste superior á las utilidades que pue
de rendir, no habiendo seguridad en la
venta de sus producciones.
-
Es una verdad política del primer ór
(ros)
den, que el único resorte que pone en mo
miento á todos los seres es el interes. Quien
mó conoce esta verdad, conoce tambien
poco el corazon del hombre : donde falta
el interes, asiste solo la inaccion; entón
ces los hombres desesperan, desconfian
de sus fuerzas, y se entorpecen de modo,
que abandonan todos sus proyectos , de
todo huyen, todo les alarma, y todo les
espanta. Estos principios demuestran que
el Gobierno debe con sabias providencias
proteger los ramos útiles y benéficos á la
sociedad de los hombres, y proteger á.
estos en entera libertad, para que obren
segun sus principios, conforme á sus ideas,
y á medida de su antojo. 9
. .. .
lio Contrayéndonosád nuestro asunto y es
cierto que la ofelicidad drey naria, en Espaa
ña i si gozasemos dé absoluta libertad en
el comereio de granos d para extraerlos é
introducirlos siempre que quisiesemos. De
este a modo se introduciriar la oAgrictla
tura modernia, y elogremio de labrado+
res seria el mas rico de las provincias Es
pañolas; mas nuestro Gobierno siguiendo
unas ideas equivocadas, ha limitado siem
prelaquella libertad , y ha iconcedidooli
O
(ro6)
ceneia al extrangero para introducirnos
sus granos, cuyo permiso ha sido alguna,
vez muy funesto al labrador Español. De
hecho: en el año 8o de este siglo fué in
feliz la cosecha en España, y se vendió,
el trigo á ochenta y noventa reales la fa
nega, y á mas en alguna provincia. En
el de 81 hubo abundancia de granos, y
valió aquella medida quince reales. En el
de 82 fuéron mas copiosos los frutos, y
se puso la misma medida por once reales.
En el de 83 se recogiéron pocos granos,
y tomó la fanega de trigó el valor de qua
renta y cincuenta reales. En este estado
le pareció al Ministerio que debia dar sus
providencias, é insistiendo en la prohibi
cion de comercio de nuestros, granos) con
el extrangero, abrió á éste los puertos
para que nos traxese los suyos. Los Afrin
canos que tenian bien provistos sus grane
ros, sin poder enagenar el trigo que guar+
daban, le traxéron á muestros puertos, le
pusiéron menor preciolque tenia el de nues
trás tierras, y estancáron la enagenacion
de éste. En estas circunstancias, ¿no es pre
ciso que el cosechero Español, se lamen
taseoviendo sinssalida el frutó de sus fatir
()
(ioz)
gas, que por despacio ededos años habia,
reservado, expuesto á perderse , y con
trayendo empeños para mantenerse mién
tras proporcionaba la venta? ¡Qué extra
ño será que con estas experiencias no se
desanimen nuestros labradores! Quien no.
confiese que los hombres en iguales casos
abandonan todas sus ideas, reflexiona po
eo sobre sí mismo: yo entiendo que si el
labrador en tales circunstancias no da de
mano el cultivo de los campos, es porque
no se proporciona otro modo de subsistir.
- Repito otra vez que el desconsuelo de
los que labran las tierras, y el deplorable
estado de éstas , vienen de las trabas que
se ponen á la Agricúltura. Si pudiéramos
hacer hablar á las cenizas frias de nues
tros abuelos, nos confirmarian esta ver
dad, las oiriamos blasfemar contra la ta
sa, y las oiriamos tambien r que siempre
que se les impidió la libertad de comerciar
con sus granos, fuéron infelices. La li
bertad, la sagrada libertad es toda el al
ma del tráfico, de la Industria, y de la
Agricultura!. Los Políticos conocen bien
esta sentencia, y el Grande Leopoldo la
hizo manifiesta á todo el orbe al tiempo
O 2
(1o8)
que tdmó las riendas del Gobierno de Tosa
cana. Estaba entónces este gran Ducado
en el último apuro: á ningun precio se
encontraban los granos, pues todos, ha
bian desaparecido con las trabas puestas
á la Agricultura. Por todas partes se dis
curria para proporcionar trigo , y nadie
dió en el proyecto seguro hasta que el
Gran Duque concedió plena facultad pa
ra que los Toscanos pudiesen, sacar de sus
Estados libremente todas las semillas que
quisiesen, permitiendo al mismo tiempo
la introduccion de las extrangeras. La mur
muracion general fué en un principio el
obsequio que se dió á la ley de Leopoldo.
Dentro y fuera de Toscana se reian de
aquella providencia que (atendidas las cir
eunstancias del Ducado) creian era extra
vagante, fundándose en que ántes de pro
mulgar la libertad del comercio de gra
nos, debió el Legislador proporcionar en
sus estados la abundancia de aquellos; mas
lo cierto fué, que aun no se habia acabado
la censura de los murmuradores, quando
los Toscanos se viérón abundantemente
provistos. Tales son los milagros de la fina
Política , y de las acertadas providencias
... Cº
(ro9)
de los que gobiernan. . .
. . . .
. .
Una de las provincias de España que
mas perjuicios siente con la prohibicion del
libre comercio de granos es Extremadura.
Si ésta pudiese libremente llevar sus pro
ducciones á Portugal, seria una de las
mas florecientes del Reyno. ¿Quién sabe lo
que impide á su prosperidad aquella prohi
bicion? Lo que anualmente pierde es in
calculable. Hace quince meses que el Rey
me destinó á servir la Alealdía Mayor de
Villafranca en dicha provincia, y en solo
este tiempo he visto sacar de los silos de
esta villa mas de dos mil fanegas de trigo
podrido, que apénas los cerdos han podi
do aprovechar, y por haberlo comido se
han muerto algunos. La corrupcion de di
cha semilla es necesario acaezca con fre
qüencia en muchos lugares de la enuncia
da provincia. Esta , quando de Andalucía
no le sacan los granos, se llena de ellos
(particularmente en tierra de barros) y
como por los muchos calores no puede con
servarlos en paneras por miedo del gorgo
jo , los ensila; pero aquí aunque mas bien
guardados, corrompe muchos la humedad,
y los que no pierde del todo, siempre les
(11o)
presta mal sabor, en términos que es pre
ciso carecér de olfato y de paladar para
no distinguir el trigo ensilado del que no
lo está; así es que aquel en competencia
de éste, siendo de igual calidad , pierde
en el mercado seis , ocho y mas reales en
fanega. Ve aquí un mal tambien de alta
consideracion para el labrador, y él solo
debia ser bastante para mover al Gobierno
á que proporcionase por Portugal la liber
tad de extraer granos; y esto tanto mas,
quanto este Reyno siempre nos sería de
pendiente en este ramo, por ser tan poco
el trigo y cebada que coge, que no tiene
para mantenerse la mitad del año. . . . .
Autorizada la libertad de comercio ac
tivo y pasivo, debia tambien facilitarse a
exportacion de granos desde el centro del
Reyno á las playas del mar. Los rios na
vegables, los canales de igual calidad, los
puertos, montes y caminos limpios de sal
teadores, y transitables cómodamente para
herradura y ruedas, las posadas bien asis»
tidas y corregidas en ellas (quanto fuese
posible) las estafas, producirian el efecto
que deseamos, y animarian las artes y la
industria.
(11 1)
Tal vez la execucion de este proyecto
no es tan dificil como se presenta á prime
ra vista, y algunos creen. Muchas cosas
no se ven realizadas porque falta resolu
cion para principiarlas. Lo mas trabajoso
en qualquier negocio es el principio de él,
y muchas veces trabajando en un asunto
presenta la misma obra medios que faci
litan la execucion de ella, y que ántes de
su principio no se tuviéron presentes.
No corresponde al asunto y brevedad
de esta Obra entrar en el por menor de
muchas cosas que apuntamos. Si así no
fuese, me extenderia á proponer los me
dios mas fáciles que el Gobierno pudiera
seguir para facilitar la navegacion de los
rios, la seguridad y compostura de los
eaminos , &c.
i (
o ,
c
b
Autorizada la libertad de comercio de
granos con el extrangero, debe con mayor
razon, permitirse entre los naturales. Cada
Español habia de poder comprar, empane
rar, vender dentro y fuera de la provincia,
y hacer quanto le acomodase, así como lo
hace con la seda y lino de nuestras cosechas.
De este modo se harian circular en el Rey.
no muchos millones de pesos.Yo me admiro
(I 12)
quando leo en el proyecto económico de
Ward: que si se extendiese el comercio de
trigo en Cataluña , Valencia , Galicia y
Asturias, donde siempre hay escasez de
esta especie, girarian de continuo en él de
6o á8o millones de florines ; y que así no,
seria ponderacion decir, que seria el ra
mo mas rico del mundo, muy superior al
de la compañía de la India oriental. Para
fundar esta proposicion dice que sigue el
cálculo de Ustariz, y que era tambien ne
cesario poner en execucion, la návegacion
de los rios y canales, y la compostura de
los caminos.
La libertad de comerciar con el trigo
(el comercio de cebada está permitido)
seria tanto mas conveniente quanto en el
dia está algun cuerpo haciéndolo exclusi
vamente. Los Gremios á la sombra de la
provision del exército compran todo el que
se les antoja, quando notan que esta se
milla tiene un precio ínfimo. Lo empane
ran, lo benefician, y quando advierten
que el trigo toma un valor subido, lo ven
den baxo del especioso título de sobrante,
Este es un privilegio odioso, y esto no de:
bian hacer los Gremios, no estando au
(1 13)
torizado para todo el Reyno el libre co
mercio de dicha especie.
Por último debo prevenir que en la
parte que esta Obra da reglas para ade
lantar la Agricultura, no puedo exponer
mas que ideas generales; pero este es el
modo de instruir á los labradores, pues es
imposible guiarlos en el por menor reser
vado á las circunstancias, al clima, al ter
reno, y á su inteligencia.
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