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Li 3:2. A º & S C, A. «- — ºro Aco, - 1013.217 A S. A. , R. EL SERENÍSIMO SEÑOR LUIS DO N DE B O R B O N, INFANTE DE ESPAÑA, , PRÍNciPE HEREDERo DE PARMA. , , - - y - ". v - " , , ,y " • - - - v - s ERENísIMo sEÑo R. - ... v. A , -\º º * -- , Tengo el honor , , , , ,, , , ,,,, , , 3 . .. . de ofrecer á V.A. la historia de la Agricultura Española , su orígen-, progresos , estado actual, y re glas para perfeccionarla. A mí me hubiera sido mas fácil escribir la historia de los guerreros ambiciosos , que la de los senci llos labradores ; mas mi corazon hubiera padecido el mayor tormento al dibuxar la historia del heroismo. Talar campos, abra sar ciudades, hacer imperfectos á los hom bres, y enviarlos tambien al reyno de los muertos, son objetos que deben contristar demasiado la parte sensible de un ser ra cional. La fertilidad de la tierra, la her mosura de los bosques , la delicia de los sembrados, y la utilidad de los frutos que proporcionan la subsistencia y comodidad de los hombres, son imágenes, cuya pintu ra ha de recrear precisamente el espíritu del Scita mas helado. La guerra, esta ar te destructora y enemiga de la humanidad, Jfué inventada por la ambicion y tiranía de los hombres. La iniquidad, la injusticia y el ódio pudiéron solamente sugerir al hombre un proyecto, cuyo objeto es hacer miserables á sus semejantes. La Agricul tura, esta ocupacion benéfica, y amiga de los seres sensibles, fué obra de la piedad y amor de un Dios eterno. La comodidad de los hombres, la union entre ellos mis mos, y su feliz propagacion fuéron los f nes que necesariamente debieron entrar en el plan que se formó el hacedor del uni verso al mandar á Adan que cultivase el paraiso. La historia de esta arte grande en España presento á V, A. Si mis fuerzas igualáran á mis deseos, presentaria una obra perfecta, un modelo de Agricultura; pero V..A. conoce bien la dificultad de aca bar con perfeccion este negocio. Tengo en tendido que las materias rurales y de in dustria son las favoritas de V. A.; que las dispensa muy particular aprecio, y las trata de un modo que admira á los mas curiosos. Si yo ignorára que vivo en un si glo en el que el idioma de los elogios es te mido por vil adulacion, me extenderia aquí en justas alabanzas de V. A. Es verdad que todos mis discursos serian demasiado Jrios en el cotejo del concepto que V. A. se ba adquirido, entre los sabios de España. La Filosofia, la Moral, la Política, las Le tras humanas y las Ciencias naturales di cen aquellos que son íntimamente amigas de V. A. Todo lo que se diga, y no sea repetir tales voces, ha de ser precisamente lán guido, y nada significativo; y así mi ma yor panegírico lo ha de formar el silencio, hablando solo para agradecer á l/. A. el honor que me dispensa admitiéndome esta dedicatoria. . . . . . .. . .» Nuestro Señor guarde la importante vida de W. A. los muchos años que deseo. y Villafranca en Extremadura, y Sep - .. . . . .. tiembre 1o de 1798. . . . . . . . . . . . . . . - — º es , , , , . - - , , , ) - . . . . ... et - , , , . 2. - -- - - - -.. . , , , , , ,, , , , , , , seRENísIMo sEÑo R. - - o - y - . . . . . . . . . . A L. P. de JV. A., . . . - -- . ... , , , .. . . . , , , , , y el A y ev, a - , , , , , , ,, , , , , , sa , , , * o Yº vo . , Francisco Luis Laporta." - - - - — a • , , ,, , , ,, , , , , , , , , , - - - - y, y " , , , , , y AS . . o . . . . . ... \ A 3o ,, ,, , , vo y , , º -- - .. . - . . . . . * . . - - - . - -, - , , , , - 4. "Yº Vº. A , , , , a - - . . . . - ) - o *- a H1sT oR1A DE LA AGRICULTURA ESPAÑOLA, - SU - - - - , - º, e oRIGEN , PROGRESos, Estado REGLAS PARA SU MAYOR - - ACTUAL Y FEREEccioN. º e º No puede negarse que el estudio de las antigüedades es sumamente penoso é incierto. Es preciso caminar las mas ve— ces á tientas ó sobre fundamentos nada se guros. Por esto no es extraño que los que se han dedicado á buscar el orígen de la Agricultura Española no le hayan podi do fixar ciertamente. Las fuentes de don de han podido sacar sus pruebas son la A (2) - tradicion fabulosa y algunos monumentos obscuros, que interpretados al arbitrio de s cada uno, han producido diversós y ex travagantes sistemas. La opinion mas probable es la que a firma que la Agricultura de España es tan antigua como su poblacion. Los fundamen tos de esta proposicion no pasan de meras congeturas, sí bien fundadas en buena crí tica ; y esto es todo lo que puede desear se en una materia tan obscura, tan dis tante de nosotros, y sobre la que no pue de haber convencimiento fisico. Yo me ha ria demasiada violencia para dexar de creer que los Tubalistas, primeros pobla dores de este pais, no hubiesen introdu cido aquí los usos, costumbres, y artes de su nacion; mucho mas la Agrieultura, pues sin ella es miserable la subsistencia y comodidad de los hombres. . Ningun testimonio real puedo traer en confirmacion de esta doctrina: mas es lo cierto, que habiendo los Tubalistas hecho su entrada en estas tierras á mediados del siglo tercero despues del diluvio, quando ya la Agricultura tenia en el Asia, de donde viniéron, alguna perfeccion. ¿Cómo (3) seria posible quisiesen vivir en estas regio nes sin la comodidad que la labor de los campos proporciona? El argumento de que la prodigiosa fertilidad de las tierras Espa ñolas hacia ociosos á los Asiáticos, incli nados tambien á la inaccion, y mas aptos á las peregrinaciones que á las fatigas, no convence. Yo bien sé que en los paises fér tiles son los hombres (no por naturaleza perezosos como algunos malos filósofos lo han afirmado); pero sí son regularmen te poco inclinados al trabajo, porque con siguiendo lo suficiente sin gran fatiga, se entregan con amor á la ociosidad; mas de aquí no se deduce que los primitivos Espa ñoles no se dedicasen á la Agricultura, su puesto que el suelo Español aunque fértil, no produce de suyo lo bastante á la sub sistencia del hombre, á no ser que le su pongamos en el estado de fiera ó de bár baro, del que estaban muy distantes los Asiáticos, pues por el tiempo que transmi gráron en este pais occidental, gustaban ya en el oriente del deleyte y comodidad. Tambien sé que muchos historiadores, particularmente los Franceses é Ingleses, niegan que los Tubalistas fuéron los pri A 2 (4) meros Agricultores de España, y afirman tambien que no diéron orígen á esta fa mosa nacion. Aquellos la hacen descen der de Gomer. En este sistema solo veo confirmado el entusiasmo y vanidad Fran cesa, pues suponiendo que los Gomeritas se internáron en Europa por el septentrion del mar negro, ocupando sucesivamente la Moscovia, Polonia, Alemania y Francia, y de aquí pasáron á España, creen resul tarles cierta gloria que les enamora dema siado. - En razon mas fundada estriba la opi nion anterior. Es verdad que no tiene por garante la autoridad de un autor de fecha muy antigua. El dicho de Joseph Hebreo es todo el fundamento de ella: pero este sabio Judío escribió de propósito sobre el orígen de las naciones, exáminando aten tamente algunas historias y anales. La crí tica mas severa no puede disputar al eru dito Joseph su sistema histórico, miéntras no le oponga monumentos mas seguros y mas auténticos. -” - No por esto adhiero á la opinion de San Gerónimo, del Tostado, de Mariana, y de otros autores que suponen que el mis (5) mo Tubal ocupó estas regiones al frente de otros muchos Asiáticos. De las palabras del famoso Judío solo se deduce que Tubal destinó á estas tierras algun número de sus gentes. He aquí sus palabras: Tobel seña ló asiento á los Tobelianos, que al presente son los Iberos. y La Agricultura de España fué en un principio imperfecta. Así era natural su cediese, pues aun entre las naciones mas cultas no logran los establecimientos en su orígen la perfeccion que poco á poco re ciben despues. Por otra parte los primi tivos Españoles debiéron ser por necesidad perezosos. Los largos rodeos que hiciéron en sus viages, su vida ociosa, y los mu chos años que gastáron en sus peregrina ciones, son cosas que se componen mal con un exercicio activo y laborioso. Fue ra de esto la Metalúrgia no se conoció en España hasta mucho despues de sus pri meros establecimientos. En este estado los instrumentos de labor eran palos, huesos, piedras, poco aptos ciertamente para ha cer florecer la Agricultura. Si á esto a— gregamos que en los paises fecundos y a bundantes son los hombres descuidados (6) porque se acostumbran á que la tierra les produzca sin gran fatiga ¿qué no podremos decir de la imperfeccion de la primitiva A gricultura Española? En efecto: tuvo esta unos principios infelices, y aun así duró poco tiempo. Ca da dia iba caminando á su total ruina, y en el siglo XI ántes de Christo llegó á olvidarse enteramente. Los Españoles de aquellos tiempos se viéron poco diferentes de lo que son hoy los habitantes de la La ponia, ó los bárbaros del Canadá: hacian una vida agreste y fiera; se sustentaban con las yerbas y frutas que de suyo ofre cian los campos; vivian en las breñas, y á manera de cerdos habitaban unas zahur das estrechas, sucias y asquerosas. Habi dis que por casualidad observó alguna co sa sobre la triste situacion de sus semejan tes, se empeñó en sacarlos de los montes, y formarlos en sociedad; mas como ésta no podia subsistir sin la Agricultura, les hizo conocer su utilidad y los formó labra dores, restituyéndoles el uso del vino, y el modo de labrar los campos. Tampoco en esta segunda época logró grandes ventajas nuestra Agricultura, y (7) •º tambien se vió arruinada inmediatamente. Una prodigiosa extraordinaria o sequedad destruyó del todo nuestros campos. Este es un punto de historia donde mas separa dos hallo los escritores naturales y extran geros. Cada uno lo cuenta á su modo; pe ro lo cierto es que no se encuentra monu mento antiguo que lo acredite. Sin embar go no debe dudarse de él, pues tiene en su abono una tradicion constante y la au toridad de hombres grandes, quienes afir man fué causada por el influxo de una ma ligna constelacion, que apareció en aquel tiempo sobre España. - Los críticos modernos que hacen alar de de la incredulidad, ponen este acaeci miento entre las fábulas Españolas. Dicen que es un cuento de viejas, una invencion ridícula, y un suceso adoptado sin autori dad. Añaden que Justino tácitamente dice lo contrario, pues afirma que los suceso res de Habidis mantuviéron la corona de España por muchos siglos, lo qual no se acomoda con la general despoblacion de nuestras provincias, causada por aquella sequedad. Este argumento es demasiado débil para rechazar un hecho fundado en (8). la tradicion y en el nombre de escritores famosos, pues aunque convengamos en que los sucesores de Habidis mantuviéron mu-, cho tiempo la corona; esto no se opone á, que abandonasen esta region, y que al res tituirse volviesen con la misma autoridad que tenian al tiempo que saliéron de ella. Con todo yo no afirmaré con Mariana. que la sequedad duró 26 años. Tampoco diré que fué tan extremada que en todo el tiempo de su duracion no llovió. La opi nion mas probable afirma que continuó por espacio de 17 años, y que aunque po co, llovió algunas veces; si bien no lo bas tante para que la tierra produxese y sazo nase los frutos, sí lo suficiente para que no se resolviese en polvo y se consumie sen los rios. Los historiadores atribuyen á esta causa las antiguas transmigraciones de los Españoles á Francia, Italia, Afri ca y Asia. Disipada la constelacion que causó a quel efecto, é influyendo otra vez los as tros con su anterior benignidad, se res tituyéron á sus hogares los expatriados multiplicados en los hijos que en la ausen cia les naciéron, y en las gentes que se (9) les agregáron, pasando por el sentimiento de ver que quantos objetos se les presen taban ofrecian solo materia para aumen tar el dolor. Tán lúgubre escena no fué poderosa pa ra que nuestros padres dexasen de entregar se á la labor de los campos. Sabian que la tierra nunca dexa de derramar sus pro ducciones si la cultivan. Firmes en esta opinion, y habiendo traido á España mas instruccion en la Agricultura, que tenian quando saliéron de ella, se diéron á las tareas, y en poco tiempo lográron la abun dancia. Esta apartó de aquellas gentes (que empezáron á ser laboriosas) la tristeza y el dolor, restituyéndolas la alegría y la union. De este modo pasó la España de yerma á la mayor abundancia de pobla dos. Castilla la vieja, Aragon, Cataluña, Andalucía, y otras Provincias se llenáron de extrangeros ; quienes viendo. la tem planza del clima que habitaban, se en tregáron al cultivo, y consiguiéron una abundancia prodigiosa en términos, que careciendo España de manufacturas, de industria, y por consiguiente de comercio B - (Io) activo , subsistia á expensas de sola la Agricultura su poblacion, que era ya de masiado numerosa. Este estado tuvo aquella arte algunos siglos, hasta que en el octavo ántes de la era christiana tomó mayor perfeccion. Los Fenicios, que por dicho siglo poseian colonias en Asia, Africa, y en varios Reynos de Europa, penetráron tambien en España, donde formáron varias pla zas de comercio. Aquella nacion grande y célebre, que primero que otra alguna supo desterrar la barbarie, y empezar á civilizarse , fué la inventora de las cosas mas prodigiosas y útiles á la comodidad de los hombres. Inventó la náutica, el al fabeto, la escritura, y otras muchas ar tes y manufacturas; y las que traian orí gen anterior las llevó á un estado de per feccion, que admira á los que saben ob servar las cosas, y darlas el valor que 162 reC62n = - y - Un pueblo activo en el comercio, y dado á la navegacion, necesariamente de bia hacer progresos en la Agricultura, sin la qual no podia proporcionarse grandes negociaciones en sus giros. La venida de •º. (11) los Fenicios fué uno de los términos de la felicidad Española. Un Reyno rico en la Agricultura, en la industria, y en el co mercio extendió su nombre sobre la tierra, y no fué la Grecia la última que le oyó, que le admiró, y que supo aprovecharse. de esta noticia. - Los Griegos (que de principios los mas, humildes, los mas rudos y obscuros su biéron al grado mas elevado de reputa cion, y al colmo de la gloria) poseyéron con la mayor perfeccion el arte de hacer producir la tierra. No fuéron inferiores á. los Fenicios en esta arte benéfica á la hu manidad. Es un error convenir con las his torias bárbaras que la Grecia nunca ade lantó en la Agricultura cosa alguna sobre las instrucciones que algunos suponen re cibiéron de los Egypcios. Los Griegos fué-. ron excelentes Agricultores, y en el siglo sexto y quinto de la era vulgar formáron en España varios establecimientos con los que se adelantó la Agricultura, mediante, el mayor número de brazos que se aplicó, á ella. Rufo Texto Abieno, Geógrafo Es pañol, que floreció en el siglo quarto chris tiano, hablando de los Griegos estable JB 2 (I2) cidos en España , dice que poseian un terreno pingüe, cubierto de ganados, abun dante de trigo y vino. Por estos tiempos habian ya los Car tagineses enviado á la Isla mas occidental de las Baleares una colonia; con cuyo mo tivo les fué fácil dedicarse al comercio Es— pañol. De hecho : Ibiza fué el emporio del tráfico Cartagines, y el principio del gran poder de su República. Los merca deres de España Griegos , Fenicios y na-, turales freqüentaban el puerto de aquella Isla llenos de gusto, pues los Cartagi neses con una política fina y afectada usa ban con aquellos la mayor urbanidad y cortesía. º De este modo iban preparando la exe eucion de su proyecto, que no aspiraban áménos que á la posesion de toda Espa ña. Los de Cartago bien conocian lo difi cil de realizar sus ideas, advertian no po der executarlas con la fuerza, por lo que recurriéron á la astucia. Aparentando siem pre ayre de ingenios eómerciantes lográ ron de los Españoles que les permitiesen es-, tablecimientos en Andalucía, y en las cos tas de Valencia y Cataluña. . . . . ...; «... -- (13) N En esta época se habian apoderado ya de Mallorca y de Menorca, cuyos domi nios es natural quitasen á los Griegos con la fuerza, aunque los historiadores anti guos nada dicen de las guerras que hubo entre ellos, nada de sus pérdidas, nada de sus victorias. Dueños los Cartagineses de los esta blecimientos referidos, se fortificáron en los mismos, y éste fué el instante en que hiciéron manifiestas sus estratagemas. In mediatamente hiciéron ver que las fértiles minas de oro y plata de España habian guiado sus ambiciosas ideas , y para po nerse en posesion de tan ricos metales se declaráron abiertamente enemigos de los que se los disputaban ; y en el siglo ter cero ántes de Christo sojuzgados los Es pañoles, Griegos y Fenicios, solo el nom bre Cartagines se reconocia por señor de España , á excepcion de las tierras sep tentrionales, adonde por la aspereza de las montañas les fué imposible guiar las armas. En medio de las turbulencias de la guerra no decayó la Agricultura. A los Cartagineses les mereció tanto ó mayor cui dado que la plata y oro. Verdaderamente (14) las fértiles tierras Españolas producian con asombro; pues sin embargo de los nume rosos exércitos de 3oo? y mas hombres, que por aquellos tiempos habia en Espa ña, nada para su provision se traia de afuera, ántes bien de nuestro, sobrante se hacia comercio con el extrangero. La po lítica Cartaginesa era demasiado fina para que así no sucediese. Los exércitos de Car tago en los tiempos que no peleaban se entregaban al exercicio de las heredades, y el descanso que el grande Anibal daba á sus tropas era hacerlas trabajar en el cultivo de los olivos. - - Entónces la República de Roma, que hacia ya mucho ruido en el mundo, y era émula de la de Cartago, miraba con en vidia á los naturales de ésta en posesion de unos dominios tan ricos y dilatados, y pensó despojarles de ellos, como quiera que fuese. Las dos Repúblicas, se halla ban en paz, y la Romana para dar causa á la guerra, ofreció su amistad á los pue blos que aun no se habian sujetado al do minio Cartagines. Los Españoles admitié ron con gusto aquella proposicion, y con cluido el tratado, despachó Roma emba (15) xadores á Asdrubal, General de las ar mas Cartaginesas, suplicándole ciñese sus conquistas á las márgenes del Ebro sin in quietar á los Indigetas, Saguntinos, y otros pueblos de Valencia sus amigos y confe derados. Asdrubal lo ofreció así sin áni mo de cumplirlo, ántes bien proporcio nó lo necesario para hacer la conquista de toda España , que no verificó por la muerte alevosa que le dió un esclavo. Ani bal, su hermano, le sucedió en el mando, sitió inmediatamente á Sagunto, la ven ció, y con esto quedó rota la paz entre las dos Repúblicas. Desde esta accion empezáron las san grientas guerras Púnicas, y en el año 214 ántes de Christo la España no conocia otro poder extrangero que el Romano. Roma que encontró en estas provincias campos hermosos, que en nada cedian á los mas floridos de Sicilia , granero en tónces del Imperio, continuó en aquellas sus laboriosas tareas, y logró darles la última perfeccion. Ninguna tierra se veia en la península sin cultivo: á las peñas se las hacia tambien producir; pues á ellas se conducia tierra, y servian para el plan (16) tío de viñas y frutales. Todos estos cuida dos mereció á Roma el fértil terreno Es pañol; sin embargo de que aquella no miró la Agricultura como su solo objeto, pues hizo tambien brillar el comercio, las ar— tes y la industria. Efectivamente nada emitió para hacer á España feliz (). r Para conocer los cuidados que costó á los Romanos la Agricultura Española, basta que reflexionemos sobre los monu mentos que en estas provincias levantáron en honor de las divinidades que los Gen tiles creian protegian aquella arte. Cibe les, Isis, el Sol, la Luna, y otros Dio ses de la Gentilidad, fuéron celebrados en láminas, que á pesar de tan dilatados si glos existen aun. En Iclaña, Antequera, Guadix, Tarragona, Braga, Sevilla, Ba dalona, Caparra, y en el Cabo de Roca se conservaban inseripciones que eterna mente inmortalizarán los nombres de aque Ilos númenes. - No solo esto : los Españoles nunca diéron testimonios mas auténticos del go zo que recibian al verse mandados por los Príncipes Romanos, que quando estos ha (1) Solino, Escritor que floreció en el siglo segundo de la Iglesia en el Polibist.cap. 26. --, (17) cian florecer la Agricultura. Efectivamen te baxo el dulce gobierno del Emperador Trajano se acuñáron en Roma á expensas de los Españoles muchas monedas con es tas expresiones... A TRAJANo EMPERADOR. AUGUSTo P. P. LA ABUNDANCIA PERENNE. ¿Quién no ve en esta expresion el mas compendioso elogio en honor de un Sobe rano Agricultor? - En la misma Roma se encuentra aun cierta medalla de muchas que España man dó acuñar en aquella capital del mundo en obsequio del Emperador Vespasiano por los muchos beneficios que los Españoles habian recibido de aquel Príncipe. Un hombre armado con dos espigas en la ma no derecha, y con escudo y lanza en la siniestra, es el símbolo de la nacion Es pañola en aquella medalla. Las espigas, que se ven en la misma, prueban el gusto de los Españoles á la Agricultura, pues se preciaban poner la mas noble produc cion de ésta en aquellos signos, y tam bien con esto lisongeaban á aquel Empe rador, y aun á los naturales de Roma, pues en aquellos tiempos consideraban los Cisalpinos la España como su granero, y C (18) á la nacion como al principal nervio de sus exércitos. Hay mas: el entusiasmo Romano en favor de la Agricultura llegó á tal de mencia, que para celebrar á una hermo sura encontró la supersticion y vil adu lacion el medio de darla el sobrenombre de una divinidad que en el Politeismo fa vorece la Agricultura. De hecho: se ha lla en Megara una medalla que los Ro manos establecidos en España consagrá ron á Sabina, muger del Emperador Adria no, y en ella la denominan nueva Ceres. Si el valor de las tierras es argumen to seguro de la prosperidad de la Agri cultura; en verdad floreció ésta excesiva mente en España baxo del Imperio. Solo Trajano dió á rédito á los poseedores pro pietarios de Veleya 36538 escudos y 273 bayocos, por cuya cantidad obligáron en heredades los que la recibiéron 46o952 escudos y 18 bayocos (). Esta asombrosa suma en unos tiempos que el dinero tenia un valor tan excesivo pareceria increible (*) Cada escudo Romano con poca diferencia correspon de á nuestro peso fuertemaravedís, de ao reales vellon 3 ºy cada bayor co á algo mas de 6 - (19) si no nos quedasen aun testimonios autén ticos de la liberalidad de uno de los me jores Emperadores que Roma vió sobre el trOnO. Para acabar de convencernos de Io. mucho que los Romanos se esmeráron en hacer florecer en estas provincias la Agri cultura, nos resta solamente recordar que cerca del rio Jabalon se ve aun cierta ins cripcion que se puso en el frontispicio des una soberbia panera. Homonio, que fué el Arquitecto, y Vasconio dueño del gra-, nero, vivirán eternamente á beneficio de aquella lápida, y transmitirán igualmen te á todas las gentes los cuidados que los campos y sus producciones mereciéron á. los Romanos. a A pesar de estos irresistibles testimo-. nios han acusado algunos críticos á los Escritores que defienden que los Romanos adelantáron en España la Agricultura. Di cen que aquellos en tiempo que estas pro vincias obedeciéron á Roma, fuéron siem pre soldados, y nunca labradores ; pues miraban con enfado, la Agricultura, y aun la creian ocupacion de solos los es clavos. Es verdad que algunos historiado C 2 (2o) res, favorecen este pensamiento : mas es una calumnia inventada contra el buen nombre Romano. Estos fuéron en su pais y fuera de él famosos Agricultores, y en España principalmente se entregáron con tanta ansia al cultivo de las tierras, que tal vez abandonáron las de la Italia. Es seguro que Roma hizo florecer aquí la Agricultura, y no es contrario á esto el decreto del Emperador Domiciano que prohibió en España el plantío de viñas, pues sobre que el Legislador no cuidó ha cer obedecer su ley, tenemos que las cau sas que le moviéron á expedirla fuéron el amor que le merecia la Agricultura, y la falta de trigo que se notó entónces en la capital del mundo, por haberse dedicado los: Iabradores á la propagacion de las viñas; y así le fué preciso á aquel Prín cipe limitar el fruto ménos necesario por proteger el mas útil. ..., , , , , ; - La abundancia de mieses, frutas, le gumbres y yerbas medicinales no fué una cosa pasagera, España vió en sus término por espacio de mas de seis siglos la fer tilidad. No eupo á la perfeccion que ad quirió nuestra Agricultura aquel infeliz - ... y (21) destino regularmente anexo á todo lo que sobresale entre los hombres, que es creer con lentitud , mantenerse con trabajo al gunos momentos, y caer con la mayor rapidez. De hecho: el trigo y cebada eran cosechas tan copiosas, que muchas veces cogiéron los Romanos cien medidas de la primer semilla por una de sembra dura. El trigo de las Islas Baleares era superior al mejor que se cogia en el orbe: ninguno le igualaba en color, sabor, pe so y llenura. Los Aragoneses hacian dos cosechas de cebada al año , y los Mur eianos cogian de esta especie mayor can tidad que las otraso provincias. Las cose ehas de centeno, garrobas, y demas se millas eran prodigiosas. España abundaba de ellas mucho mas que ahora; y así co mo hoy ºtoma en algunos años trigo de Africa, tenia entónces de sobra para Ro. ma, y para toda Italia. e: y - o Las cosechas de aceyte eran tambien sobresalientes. La Andalucía no cedia en este ramo 2á ninguna provincia del mun do, aun entrando Italía, segun parecer de Solino. El jóven Plinio para dará en tenderá. Septimio Claro que le tenia dis (22) puesta una cena muy regalada , le nom bró entre otras cosas las aceytunas de An dalucía. El vino era tambien muy abundante y de superior calidad, exquisito en el gusto, hermoso en el color , y vigoroso dema siado : sí bien segun la diferencia de la provincia donde se criaba, variaba en aque llas qualidades. Abundaba tambien España en miel, cera, azucar, y en cañas ó plumas que nacian, y nacen aun á orillas del Ta jo , con las que los Romanos escribian y dibuxaban , , y de las que hace espe cial mencion Diodoro Sículo, Estrabon y Marcial. El lino mas excelente de Eu ropa era tambien el que se cogia en la antigua Játiva, (hoy S. Felipe en el Rey no de Valencia) y el de Tarragona era primorosísimo. Cataluña abundaba en jun cos, y Cartagena en esparto; bien que esta última produccion y la retama eran copiosas en otras provincias , y de mucha estimacion dentro y fuera del Reyno, tan to que el esparto llegó átomar el nom bre de yerba Española. ey Los pastos eran los mejores, que se (23) conocian en Europa, y entre sus yerbas merecia particular aprecio la médica de los Latinos, que hoy llamamos alfalfa. Es tan particular esta especie, que en el Rey no de Valencia, donde hoy abunda mu chísimo, se siega todas las lunas, y en las demas partes del Reyno al ménos cin co ó seis veces al año , siendo de tanto nutrimento para los animales, en particu lar para los mulos y caballos, que se sofocaban á veces de gordura y abundan cia de sangre. - - En yerbas medicinales, hortalizas y flores hacia ventaja España á todo el mun do. Los Romanos celebraban con encomio los rosales de la ribera del Duero, y mu eho mas los de Cartagena , que florecian aun en la rigorosa estacion del invierno. Para celebrar las flores de Galicia, las blanquísimas lechugas de las inmediaciones de Cádiz, los cominos de Toledo, y los cardos de Andalucía no hallaban términos bastantes. Los papáberos Iberos eran de virtud tan excelente, que de ellos se ex traia el ópio mas fuerte. La verdolaga, el hinojo, la espina vulgar, la amapola, la yerba cantábrica y vectónica eran de vir (24) tud tan superior que los médicos mas fa mosos afirmaban que con el buen uso de ellas debia prolongarse mucho la vida. Los pinos de Ibiza, las palmas de Va lencia, los enebros de Leon , las peras de Soria, las cerezas de Toro, los higos de Murviedro, de Ibiza, de Valencia y de Andalucía, las cebollas de las Balea res, las criadillas de tierra de Cartagena, los inxertos de Andalucía, y otras infini tas frutas de todo el Reyno eran del sabor mas exquisito, y se cogian en abundancia. Estas bellas producciones de la tierra que abundáron por muchos siglos en Es paña , decayéron en un instante con la infeliz entrada en estos Reynos de los bár baros septentrionales. Estos hombres fero ces, endurecidos con el pesado uso de la guerra , acostumbrados solo á derramar con abundancia la sangre de sus semejan tes, y á usurparles sin ley el dominio de sus efectos, no solo miraban con horror el exercicio de los campos, sino que ig noraban del todo el arte de hacer produ cir la tierra. - Los naturales se viéron tambien en la triste precision de abandonar el arado, y (25) tomar la espada por ver si lógraban sa cudir el yugo bárbaro. No fué extraño que en estas fatales circunstancias se arrui nase absolutamente la Agrieultura Espa ñola, y si fué sensible durase su misera ble estado mas de tres siglos. Efectiva mente la España Goda (que fué bárbara en nacimiento, bárbara en costumbres) lo fué tambien en la Agricultura. . . . . ... Algunos historiadores no se acomodan con esta pintura. El Señor Abate Masdeu dice que en el siglo primero del gobierno Godo abundaba el trigo en España, y que en el Reynado de Teodorico, que floreció á mediados del siglo referido, sobraba para venderlo en Italia y Africa. Yo respeto el gran nombre de este crítico; pero me pa+ rece mas fundada mi opinion. Lo cierto es que los Godos eran ignorantísimos Agri cultores, que ántes de entrar en España no se exercitáron en la labranza, que to da su inclinacion era la guerra, y que es ta tuviéron que hacerlamiéntras dominá ron en estos paises, y con mas ardor en los primeros siglos por el teson con que miraban á los Españoles sostener su inde pendencia, ó su partido y amor ácia los D (26) Romanos. Así que parece increible tuvie sen los Godos en los primeros años de su asiento en España , ni en todo el tiempo que domináron en ella, la abundancia que supone el enunciado autor. Yo confesaré sin embargo que las me didas que tomáron para hacer florecer la Agricultura fuéron muy prudentes y sa bias, mas no produxéron un efecto favo rable. Es muy digna de elogio la division que los Monarcas Godos hiciéron de las tierras, dando una parte de ellas á los nacionales, y dos á los conquistadores, sin que pudiesen meterse los unos en las haciendas de los otros sin licencia del Rey. Los mojones de piedra labrada puestos en las heredades para dividir unas de otras hacian mucha ventaja á las lindes que hoy usan nuestros labradores, pues evi taban muchas disputas, y hacian tambien que ninguno se extendiese sobre el terreno del otro. La ley mandaba con el mayor rigor respetar dichos mojones. El que qui taba uno de ageno dominio era condena do en cincuenta azotes si era esclavo, y si ingenuo en quarenta escudos á favor del dueño á quien pertenecia. El daño y S-. (27) hurto hecho en los sembrados y plantíos se satisfacia al doble del perjuicio que el señor de la hacienda habia sufrido, con la particularidad de que si era árbol cor tado; segun la especie á que pertenecia, era condenado en pena pecuniaria el da ñador. Pagaba éste diez escudos por un olivo, seis por un manzano, quatro por una encina, y dos por otros árboles in feriores. Tambien se satisfacia con dinero la muerte de los animales de labor, y el daño que á estos se hacia aunque no se les matase. Otras veces la pena con que se castigaban dichos delitos era corporal. Las leyes Visogodas sobre arriendos y términos de heredades fuéron tambien muy sabias. Esto no obstante repito que la Agricultura no floreció entre los Godos. Tuvo siempre éntre estos un estado mise rable. Así era preciso sucediese pues al aborrecimiento que tenian á la labranza: se unian las guerras continuas, cuyas ba tallas se daban freqüentemente sobre los mismos campos, en cuyo favor habian de obrar aquellas sabias providencias. a Los sectarios de Mahoma que tuvié ron su principio en la Arabia en el año D 2. (28) 622 extendiéron en poco tiempo sus erro res y dominios por la Siria, Persia, Egyp to y Africa. Aquí tuviéron proporcion pa ra enterarse de las costumbres de los Es— pañoles, de su sistema político, de su in dustria , artes y Agricultura. Todo les encendió en deseos de entrar en posesion de la España, y aunque meditáron varios proyectos ninguno pudiéron realizar hasta que las desavenencias de Witiza y Rodri go, los dos últimos Reyes Godos, acae cidas á principios del siglo octavo, les fa cilitáron la execucion de sus ambiciosas é injustas ideas. El dia 31 de Julio de z11 fué el término fatal de la destruccion de la Monarquía Goda, y el de la suje cion de los infelices Españoles al yugo infiel. e - - - En los primeros años del gobierno Ara be la Agricultura Española tuvo la misma y aun mayor imperfeccion que baxo del dominio Godo. Contribuyó á esto la cos tumbre de los Sarracenos de entrarse con freqüentes cabalgadas por las tierras age nas con solo el fin de cortar , quemar y, talar, sin dexar árboles, mieses, ni vi ñas. Ayudó tambien á aquella decadencia. * -- . . (29) el gran terror que los Mahometanos in fundiéron sobre los Christianos. Estos tra tando de salvar sus vidas, las de sus hi jos, y sus haciendas en la aspereza y so ledad de los montes, abandonáron sus es tablecimientos, y esta huida fué un gol pe funesto para la Agricultura de España. Efecto de las guerras sangrientas de los Infieles con los Christianos, y los de las transmigraciones de estos fué la gran carestía que se padeció muchas veces en tiempo de las mayores hostilidades, con especialidad la del año 75o, baxo del Vireynato que en Córdoba exercia el an ciano Joseph Alfareo. Fué esta carestía tan universal y tan horrible en España, que los Arabes creyéron no poder prove nir de causa física. Al ver las campiñas abrasadas , y despojadas absolutamente de frutos y mieses , creian que el castigo de Dios habia caido sobre ellos; mas lo eierto es que aunque la causa de esta ca restía sea un misterio para nosotros, tam bien lo es que la referida, las que la an tecediéron , y otras que la siguiéron des pues, tuviéron su orígen en algun vicio político, y éste fué seguramente el aban (3o) dono que hiciéron los naturales de los campos, y las guerras crueles que se vié ron obligados á mantener para obtener su libertad. Alonso el Grande, que floreció desd el año de 759 hasta el de 77o, restable ció alguna cosa la Agricultura. Las vic torias que consiguió sobre los enemigos de España y de la Religion en Castilla, Leon, Galicia y Portugal le proporcioná ron la fundacion de nuevas poblaciones, la renovacion de las antiguas, y el res tablecimiento de los templos. Los Espa ñoles que empezáron á respirar y á gozar del sosiego, se entregáron á la labor de los campos, que poco á poco se les vió mudar su triste aspecto, y en el reynado de Alonso el Casto, que dominó desde el año 91 de dicho siglo hasta el 42 del siguiente , abundaban ya en España las cosechas. o s o o Posteriormente los Príncipes Christia nos y Arabes en sus respectivos Reynos se dedicáron con empeño á dar á la Agri eultura todo el vigor posible, y lo consi guiéron. En los Fueros de Leon y de Sa hagun, y en el Concilio de Valencia de (31) D. Juan se leen diversas leyes que para la quietud y felicidad de los labradores hiciéron promulgar los dos Alonsos, V y VI, y Fernando I. " No solo esto: los Monarcas Christia nos para dar exemplo á sus vasallos, y ennoblecer la vida rústica, tenian gana dos propios y tierras de labor. Se exerci taban en grangerías, y hacian todo lo que es propio de un buen Administrador de sus haciendas. Así lo hiciéron D. Sancho el Mayor, Rey de Navarra, y D. Ber mudo II, Rey de Leon. No fuéron ménos gloriosos los Reyes Mahometanos en este negocio. Alhakemo II, Abdelraman I, y otros muchos llevá ron la Agricultura á la última perfeccion, sin embargo de que el primero de estos Monarcas infieles tuvo el débil y extrava gante pensamiento de acabar con las vi ñas por lo mucho que aborrecia el vino; mas en los otros ramos protegió con el ma yor esmero la Agricultura. Así fué, que la abundancia y la delicia se veian en to das las partes sobre el suelo Español, y principalmente en las provincias que do minaban los Arabes. Córdoba, Granada 32) y Sevilla eran entónces el emporio de 1a Agricultura. Campos llenos de mieses, huertas deliciosas, hermosos jardines, ca nales de riego, y vistosas quintas que eran el solo aspecto que ofrecian á la vista las tierras Arabes. - - Los excelentes libros de Agricultura que los Africanos compusiéron en España son una prueba nada equívoca del amor con que miraban aquel arte. Entre los Escritores es digno del mayor elogio el célebre Sevillano Abu Zacaria Ben Aluar que acomodó al clima Español todo lo bueno que hasta su tiempo habian escrito Caldeos, Griegos, Latinos, Africanos y Españoles. - - . La proteccion de los Reyes Católicos é Infieles en favor de la Agricultura em peñó á sus respectivos vasallos á engran decer aquella. Efectivamente España abun daba en mieses, frutos y hortalizas pro digiosamente. Las cosechas de trigo 5 y de cebada eran generales en todo el Rey no, sí bien en Granada, Jaen, Castilla la vieja y Sevilla eran superiores á las de otras partes. El vino abundaba en muchas provincias particularmente en Navarra. (33) En Andalucía, Granada, Valencia y To ledo era abundantísima la cosecha de seda, la de grana con que se teñian las famosas escarlatas , y la de cañas dulces de que se sacaba mucha y exquisita azucar. Tam bien abundaban Andalucía y Valencia en aceyte, y en Extremadura se cogia igual mente bastante. En Sierra nevada, Baza, y las montañas habia muchas maderas ex quisitas, y los montes de todo el continen te eran mas espesos que lo son hoy dia. La pez, goma, y resinas abundaba en todas partes; y la cerá y miel eran igualmente muy copiosas. 2 l Este es el verdadero retrato de España en los siglos nueve, diez, once, y doce. En el trece se encendiéromestas provincias en guerras casi tan sangrientas como lo fuéron las que hubo al tiempo de la en trada de los Moros. Es verdad que logra mos sacar del poder Mahometano el Rey no de Mallorca, las Ciudades de Córdova, de Valencia, de Sevilla; y otras simas tam bien es ciertos que la Agricultura decayó en este, siglo. Así era preciso sucediese en unos tiempos en que los Moros apartáron sus brazos de los cámpos para mantenerse E (34) con las armas en estos Reynos, en los que las Cruzadas lleváron muchos millares de hombres á la Tierra Santa; y en dos que los Monarcas Españoles fuéron tambien dema siado guerreros por el proyecto que formá ron de la total expulsion del Mahometismo y recuperacion de sus estados. , , , ºv y, En los siglos catorce, quince, y diez y seis no hizo adelantamiento la Agricul tura, pues subsistiéron las mismas causas que en el trece, y aun se agregó á, ellas el descubrimiento del nuevo mundo á donde á competencia transmigraban los Españo les. Enrique III. para sostener la Agricul tura que creia iba á arruinarse enteramen te convidó á los extrangeros para que vi niesen á establecerse en España, á labrar los campos, y á disfrutariinfinitas inmu nidades que les concedia. Así pudo soste nerse (aunque débilmente) aquella noble arte en los siglos quince, y diez y seis. En el diez y siete (que fué el borron de España en las ciencias, manufacturas, artes, é in dustria) fué tambien el de la época infeliz de su Agricultura. Las causas señaladas en los párrafos anteriores habian ya hecho resentir mucho su poblacion. El gobierno - ¿? (35) Famenco que por bastantés años llevó las riquezas y muchas gentes Españolas áFlan des; los exércitos numerosos que mantenia la corona sucesivamente en Africa, en I talia, en Francia, y en otras partes; 8oo3. Moros que extrañó de España Felipe III., las circunstancias infelices de algunos Mo narcas de la Casa de Austria (que por la pobreza del erario y por las guerras no era posible fomentasen la industria) de tal modo aniquiláron el Reyno de gente y de dinero, que bien á los principios de dicho siglo, vió la España desiertas las campi ñas por falta de brazos para labrarlas. La esterilidad reynaba por todas par tes; y así fué preciso recurrir á otros Rey nos para proveernos de los víveres de pri mera necesidad. Felipe III. no solo hizo esto sino que á imitacion de lo que á me diados del siglo quince hizo Enrique el en fermo llamó por edictos á los extrangeros, eonvidándoles á venir á España, conce diéndoles naturaleza, tierras para labrar y excepcion de tributos por algunos años. Su hijo Felipe IV. obró del mismo modo. Con estas medidas, y con los grandes premios y distinciones que concediéron á los natu E2 (36) rales de estos Reynos , lográron no ade. lantar la Agricultura, pues esto era im posible en unos tiempos tan infelices, en los que á mas de las causas que dexamos referidas , se veian los Monarcas en el a puro de despoblar el Reyno para mantener exércitos en la Valtelina, en Mantua, en Flandes, en Tréveris, en Portugal, en Ca taluña, en la Picardía, en Champagne, y en otros paises distantes: mas consiguié ron que no se aniquilase enteramente, lo que así hubiera sucedido, si el genio in dustrioso de la nacion, y las providencias sabias de sus Legisladores no lo hubieran impedido. - ... Las guerras sangrientas de sucesion (que principiáron con el siglo que rige y duráron hasta el año 13 del mismo) fué ron otro golpe funesto para nuestra Agri cultura : mas con la entrada de la Casa de Borbon á esta corona, habiéndose serena do las inquietudes, se vió que el brazo Es pañol abandonó la espada y el fusil para armarse de la hijada, azada y del arado. De hecho los sabios y benéficos, Príncipes del siglo diez y ocho llenos del mayor amor á cia sus vasallos, han dado las providencias - - (37) mas grandes para el engrandecimiento de la Agricultura. Premios en favor de los Labradores, de las tierras é instrumentos de labranza han sido el objeto de muchas leyes. Han prohibido éstas baxo graves penas los subarriendos de heredades que algunas personas poderosas hacian á otras infelices. Contra la prepoteneia de los due ños de las tierras disponen tambien que no despojen á los arrendatarios no labrán dolas aquellos mismos, y aun en este caso deben ser desahuciados los renteros en for ma, y un año ántes. Asimismo han decre tado que todo Señor directo ó útil pueda eerrar y cercar sus posesiones, y que por lo tocante á las en que se crien árboles sil vestres, no puedan entrar ganados en vein te años desde el de su plantío; y que si estos fuesen frutales ó huertas deban las heredades permanecer cerradas perpetua mente. Tambien se ha dispuesto que las tierras montuosas valdias se repartan á los Labradores que las pidan con tal de que las desmonten y hagan útiles á pasto y labor. Del mismo modo se han establecido con autoridad real y baxo su amparo Pó sitos en casi todos los pueblos de la Pe (38) nínsula, cuyo fin es prestar trigo y dine ro á los Labradores en los tiempos que mas lo necesitan para hacer las semente ras, escardas, y recolecciones. - No solo las Magestades han cuidado de este negocio; se ha merecido tambien toda la atencion de los vasallos, y así he mos visto en estos tiempos á los cuerpos y particulares dedicarse con empeño y como á porfia á dar á la Nacion la fertilidad de que es susceptible. Todos los dias vemos premios concedidos por las Sociedades á los sugetos que descubren algun secreto fa vorable á la Agricultura, á los que ade lantan algun ramo de ésta, y á los que escriben prescribiendo reglas para su pros peridad. - Con leyes tan benéficas y con el espí ritu agricultor que ha dominado en toda España, ha tomado nuestra Agricultura un aspecto regular, aunque es cierto que en Cataluña, Aragon, Valencia, y Mur cia está mas floreciente que en otras pro vincias, en las que la floxedad de sus na turales, las preocupaciones de estos , su ignorancia, y el feliz suelo que cultivan han sido causa de que - aun esté aquella (39) arte benéfica en estado bastante miserable. - Estorno obstante los Españoles no te nemos necesidad de tomar del extrangero provision alguna. En medio de unas cir cunstancias que han tenido conmovida to da la Europa, estando aun mucha parte de ella en movimiento, nos halla mos pro vistos de quanto podemos desear; y si en algun año escaso tomamos trigo del A frica, no por esto nos faltaria el nuestro aun quando no tomasemos aquel. En el dia se ve practicamente confirmada esta verdad. La cosecha del año de 97 fué muy escasa , y sin embargo de que la esquadra Inglesa no se ha alejado de nuestras cos tas, y ha tenido bloqueada la ciudad de Cádiz, y por ello no ha sido posible la entrada de trigo del Africa, no se ha gas— tado el que en la Península teniamos, aun que es verdad ha tomado un precio mas alto que el regular. . . . . . . ... Seguramente España , aunque no tie ne su Agricultura en el estado floreciente que pudiera, no está tan atrasada como vo ciferan los extrangeros. Con solo hacer brevemente una pintura de sus productos confirmaremos nuestra proposicion, y des (4o) engañaremos á los que sin reflexion, ó mo vidos de un espíritu de envidia nos retra ,º tan con los colores mas negros. -- Abunda hoy España de trigo, ceba da, centeno, y garrobas cuyas cosechas son sobresalientes en Aragon, Andalucía, las Castillas, Orihuela, y tierra de bar ros en Extremadura. El arroz, maiz, y avena son producciones de muchas pro vincias, y entre los arroces son los mas excelentes los de Valencia, Murcia, y lo del Ampurdan en Cataluña. . En los Reynos de Granada y de Va lencia se hacen copiosísimas cosechas de seda, cáñamo, y lino; si bien de estas dos últimas especies se recogen tambien grandes porciones en Aragon , Galicia, Tarragona, y Plasencia. Los juncos de Ca taluña y esparto de la Mancha son tan a bundantes como en tiempo de los Romanos, 5 o y es todo lo que puede decirse. La excelencia de los vinos Españoles ha sido siempre celebrada de los extran geros. Hoy son mejores que en tiempo al guno pues se fabrican con mas cuidado, aunque no con el que se debe. Son muy exquisitos los de Ribadavia , Plasencia, A (41) Tarragona, Montaña de sal de Cataluña, Sevilla, Montilla, Córdova, Ciudad Real, Toro, Orense, Tudela, Peralta, Valde peñas, Xerez de la Frontera, Pajarete y etros. La malvasía de Sitges es especialísi ma, y suele servir de cordial para es en fermos. El aguardiente es superior al ex trangero, y puede gloriarse España de que en una de sus islas se inventó. Efectiva mente Raymundo Lulio fué su inventor en la isla de Mallorca. - El aceyte es muy copioso y abundan te. La suavidad del de los Reynos de Ma llorca y Valencia excede tal vez al Corso y al Toscano. En Extremadura, particu larmente en las villas de Villafranca y Fuente del Maestre, se coge muchísimo: pero la mayor abundancia está en todo el Reyno de Andalucía; por manera que fal tando aquí la cosecha se nota la escasez de aquel género en toda España. Así ha sucedido en este y anterior año, pues ha biendo unos ayres frios que se siguiéron á las abundantísimas nieves y hielos del mes de Febrero de 96 abrasado la mayor par te de los olivos Andaluces, no han podido producir como acostumbraban anteriormen R (42) te. Ahora van ya brotando aquellos árbo les por lo que debemos prometernos que en el año presente no será tan escasa la co secha como en los anteriores; y segura mente dentro de dos ó tres cosechas vol veremos á disfrutar la abundancia. De cañas dulces, miel, cera, grana, rubia, azafran, sosa, barrilla, maná gomas es muy fértil el suelo Español. Las cañas dulces son produccion de los Rey nos de Granada, Murcia y Valencia. La miel de este último Reyno es muy exqui sita y no es inferior la de la Alcarria, preferida por sugetos de buen paladar á la de las célebres abejas Sicilianas. La cera no es de menor calidad. Las gomas y re sinas son celebradísimas, y asombran las virtudes del maná de las montañas de Cór dova y de Avila, cuya abundancia y la de Asturias, Galicia , Aragon y Cataluña es tanta que pudiera proveerse de dicha especie á todo el mundo. Las frutas son exquisitas y copiosas en toda España. Suelen exceder á las de o tros Reynos no solo en color y gusto sino en magnitud. En Elche, villa del Reyno de Valencia hay mas de 15o? Palmas, y se dice que la cosecha de dátiles del año de 1779 fué de 185o, arrobas. Valencia (que es el jardin de Europa) que abunda en tantas producciones como dexamos re feridas, excede á toda España en frutas. Son de superior gusto sus fresas, los me lones de pipita, las sandías de Gandía cu ya magnitud asombra, las almendras, los higos, las batatas dulces á las que sin em bargo hacen ventaja las celebradas de Má laga. Hay tambien en dicho Reyno mul titud de naranjas, cidras y limones; bien que en estas frutas no son inferiores Mur cia, Sevilla y Plasencia. En toda la vera de esta ciudad abundan tambien, y son de gusto muy exquisito las castañas, guin das, cerezas, ubas, cermeños, peras y otras frutas: pero aun son superiores las que se crian en las inmediaciones de la ciudad de Toro. Hay en toda España otras muchas frutas , cuya numeracion seria molesta. Las hortalizas y yerbas medicinales son el asombro de los extrangeros y las delicias de los naturales. La celebrada huerta de Murcia es mas conocida fue ra que dentro de España. F 2. : (44) Los pastos son de los mejores que se conocen en Europa. Las famosas dehesas de Guadiana, fértiles campos de Usagre, y otros de igual naturaleza mantienen tan copioso número de ganados que asombra. De aquí nace la abundancia de las finas lanas, que siempre han sido una riqueza para España, y envidia para los extran geros. Habiendo hecho una recopilacion de las producciones de España, y del esta do que en diferentes épocas ha tenido su Agricultura, pasaré á señalar las causas que hacen no tenga esta arte toda la per feccion posible. Los pareceres de los políticos sobre este punto, y los medios para levantar, nuestra Agricultura han rayado en el des varío. Al paso que han discordado sobre el orígen del mal no han convenido en el modo de atajarle. Unos creen que la tierra habiendo per - dido parte de las salitrosas substancias con que se hallaba mezclada se ha cambiado de abundante en esteril. No agraviaremos á estos pretendidos sabios, si decimos que no solo se han formado el proceso de su Sx (45) mala filosofia, sino que han hecho la mas fina manifestacion de lo superficialmente que han tratado las materias rurales. No tememos decir que su doctrina por perju dicial y émula de la industria debia pros cribirse. Aparentando dar lecciones á la nacion para restituirla á su antiguo es plendor , abren la mas espaciosa senda para precipitarla en el ócio y languidez. Con efecto, sus discursos son las fuentes donde incesantemente apagan la sed los perezosos y araganes. ¡Para qué hemos de sudar en beneficio de la tierra , excla man, si carece de aquella bondad que tenia en lo antiguo , y por mas que nos fati guemos no ha de dexar de abortar espinas, cardos y lampazos Tan grabada está en los holgazanes dicha máxima, que es su perfluo trabajar en desimprimírsela; pero á pesar de su pereza, y de la fuerte im presion que ha hecho en ellos tan perni ciosa doctrina, vemos que igualmente gra ta la tierra á las fatigas de los laboriosos, rinde hoy frutos tan copiosos como los antiguos. . . ) Otros quieren que la libertad que aun tienen nuestros peninsulanos para pasará (46) las Américas, á medida que disminuye nuestra poblacion , nos priva de brazos para labrar los campos. No pueden estos mas vivamente manifestar la falta de co nocimientos que tienen en la ciencia de la economía política y en la historia de la nacion. Ignoran que la verdadera ocupa cion y no el mayor número de indivi duos hace florecer la Agricultura en un pais. Por esto sientan los Políticos que el hombre ocioso es miembro muerto para el estado. Tampoco saben que la mayor parte de los que van á las Américas, ni son braceros, ni labradores. Fuera de es to hoy son pocos los que pasan á aquella parte del mundo, ó porque los Españo les tienen ya formada otra idea de las Indias, ó porque nuestras leyes lo prohi ben. Así es que sin justificar legítima cau sa, no admiten los Capitanes que se ha cen á la vela para el nuevo mundo pasa geros al bordo de sus embarcaciones. A causas aun mas despreciables que las referidas atribuyen algunos la deca dencia de nuestra Agricultura, que por consultar la brevedad no, detallamos (): (). Algunos Críticos del dia, que no entienden el pro (47) mas no omitiremos las que realmente han producido el atraso ; pero ántes no qui sieramos dexar al silencio las reflexiones que leimos en un anónimo Frances, que aunque relativas á los intereses de su na cion, se acomodan muy bien á los nues tros y vertidas á nuestro idioma dicen así: /o amara que los Párrocos, quienes se hallan con una autoridad sin límites, diesen parte de los momentos que sacrifican á la inaccion á adelantar las ocupaciones de los feligreses. El lleno de luces que bri lla en los ministros del Altísimo proporcio maria las mayores ventajas. Ni choca , prosigue el Frances , tan virtuosa y útil ocupacion con la alta digni dad de su exercicio. Los Apóstoles, prime - pio ni el extraño dialecto, se han empeñado en que el ver bo detallar no es Español , sino afrancesado é introducido por los Traductores de este idioma, á quienes por escar nio llaman Puristas. No sé en qué reglas se fundan aquellos sabios á la violeta. Si consultaran los Escritores del siglo diez y seis (siglo que eternamente dará honor á España) verian que muchos de ellos le usan; y quando así no fue se, bastarianos para concederle el derecho de naturaleza hallarle tan repentinamente usado en la famosa obra de las siete Partidas , obra la mas grande que ha producido Es paña, y tal vez la Europa entera, y á cuya formacion concurriéron los sabios que mas sobresaliéron en el siglo treCe. . - - - . --- ". - - - º * (48) ros Príncipes de la militante Iglesia , si doctrináron á las gentes sobre la venida del Mesías, cumplimiento de las profecías, cesacion de la ley escrita á vista de la de gracia, ineficacia de la circuncision , y virtud del bautismo para lavar la mancha original &c. no se retraxéron de envolver en sus panegíricos máxímas que alentaban á los oyentes al mejor desempeño de sus deberes. - , , , Aquellos divinos Pastores despues de preparar los animos de sus rebaños con lo eficaz de sus discursos , enseñaban con exemplos quanto se interesaban en sus pros peridades. Se retiraban con freqüencia á los montes, y con sus sagradas manos cor taban los mimbres que despues manufactu raban, cuyas sencillas é inocentes labores estimulaban á proporcion del elevado ca rácter de los manufacturistas. Sabian armoniosamente consonar el ne gocio de la Iglesia con el de la política. Co nocian que el exterminio de la vagancia in fluye con precisa direccion en la felicidad moral de los pueblos, objeto primero de los Párrocos ; y así añadiéron al timbre de convertidores la palma de restauradores (49) de la prosperidad. Hasta aquí el anónimo. Aunque hemos consultado la historia de la nacion, y los Autores que con mas delicada pluma han escrito de los estados de la Agricultura é Industria, no leemos una sola cláusula que nos haga ver que nuestros antiguos Párrocos se afanasen directamente en prestar auxilios para ade lantar las ocupaciones de sus compatriotas. - Nuestros Escritores modernos y So ciedades económicas están abiertamente por la opinion del Frances. Conocen ser aquel otro de los mas aptos proyectos pa ra subir á la perfeccion. Llena toda de es te espíritu la Real Sociedad Vascongada, ofreció en el año de 179o un premio de 15 doblones, y patente de Socio benemé rito al que mejor probase en una diser tacion las ventajas que se seguirian no so— lo á la riqueza y prosperidad de los pue blos, sino tambien á su felicidad moral, de que los Párrocos se dedicasen á pro mover la Agricultura é Industria, pres eribiéndose reglas sencillas y claras, para que segun ellas pudiesen con mas facili dad y acierto exercer parte de su zelo en tan virtuosa y útil ocupacion. - G. (5o) Movida de igual impulso la Real So ciedad de Valencia propuso que todos los Párrocos, establecidos dentro y fuera de aquella capital, que quisiesen , se alista rian en el número de los Socios, con privilegio de no contribuir para los gas tos del cuerpo. Ninguno de los Políticos ignora la he roicidad del Cura Párroco de S. Sulpicio en París, que sin otra ayuda que su espí ritu patriótico , y su profundo conocimien to en la política, daba medio para facili tar diariamente la comida á Io?ooo pobres. No obstante que la opinion del Fran ces se halla puesta á la sombra de auto ridades tan respetables, pudiera habernos removido de darla al Público el conoci miento que tenemos de que todo aquel que da á luz cosas no generalmente reci bidas, busca contra sí muchos Jueces, en tre cuyos dictámenes sobresalen los Aris tarcos, ú hombres semidoctos, que por un prurito detestable gritan contra toda obra; pero seria un temor baxo y repre hensible ceder al juicio de necios, sepul tando en el olvido estas verdades; y así léjos de quedar resentidos de tan acres (51) eensores , pasamos á exponer y rebatir los sofísticos argumentos con que piensan deprimir un pensamiento que pisa la raya de lo peregrino. - - Dicen, pues, que hay una incompa tibilidad absoluta en el Eclesiástico para promover los intereses, y cumplir los Cá nones de los Concilios de Trento , y IV de Cartago: que otros estudios mas úti les los desvian de la adquisicion de la po lítica : que quando una aplicacion sin in termision les facilitase su conocimiento, el servicio del ara no les dispensa instante alguno para divertirle á otro negocio. Aunque conocemos que unas objecio nes tan fuera de razon quedan mas reba tidas quanto ménos impugnadas, sin em bargo dirémos algo contra ellas, por no dar lugar á que las crean indisolubles, to mando nuestro silencio por pleno conven cimiento. Decimos ante todo que el espí ritu de aquellos Concilios está muy remo to de nuestro caso. Prescribe, es verdad, contra los Eclesiásticos, y absolutamente les prohibe atesorar: quiere que sus co razones vivan desprendidos de los intere ses: ama que liberalmente den al despre G 2 (52) cio todo lo fragil, caduco y terreno; pe ro estas prohibiciones no tienen conexion con el asunto que tratamos. Ellas no in dultan á los Sacerdotes de los deberes á la Sociedad de quien son miembros: su noble é indeleble carácter tampoco les exi me; al contrario, el carácter es un vín culo que los ata mas fuertemente, pues quando otro miembro de la República se halla solamente ligado á prestar sus luces á los demas Socios por razon de las re laciones que debe haber entre los conciu dadanos, el Sacerdote une á aquellas su autoridad y el derecho que con ella le es tá concedido para mejorar á sus seme jantes. Respondemos á la segunda objecion que por nuestra felicidad tocamos ya los dulces instantes en que las piezas ecle siásticas y seculares son la recompensa de la virtud y del mérito. Ha desaparecido ya aquel excesivo y odioso privilegio tan favorable á los pages de Canónigos y Frayles de graduacion para meterlos á servir los mas pingües Curatos con solo mal saber quatro párrafos de Lárraga. Hoy se forman los Curas de almas en Co (53) legios (), y ántes de empezar á exercer tan noble ministerio llegan al punto de perfeccion que solian adquirir los antiguos despues de encanecer en el altar. Con efec to, hoy son pocos los Curatos provistos en meros Moralistas, pues nuestros Reve rendos Obispos quieren que los Párrocos tengan conocimiento de la Filosofia, Teo logía ó Cánones. Con estos conocimientos ¿qué dificul - tad encontramos para que los Párrocos adquieran en la Política en poco tiempo lo suficiente para instruir á sus feligreses? Las ciencias tienen tal conexion é intimi . (*) La multitud de Seminarios Conciliares que han fun dado los Reverendos Obispos de España de poco tiempo á esta parte confirma nuestra proposicion. En el año de 179o el Excelentísimo Señor D. Francisco Fabian y Fuero, del Consejo de S. M., Caballero Gran-Cruz, y Prelado de la Metropolitana Iglesia de Valencia, creó el Real Seminario Sacerdotal, donde tomándose para sus Becas Teólogos de buenas costumbres, se les ensaya en los deberes peculia ires de los Párrocos, hasta que se les conoce peritos en esta doctrina. Algo de esto, aunque de otro modo pensado, dispuso por los años de 1779 en la Ciudad de Salamanca el Señor D. Felipe Beltran, Inquisidor General, y Obispo de dicha Ciudad , erigiendo el Seminario Conciliar, donde expensas de la Mitra, y de aquellas fundaciones que por las circunstancias de los tiempos no deben subsistir segun la ultima voluntad de los fundadores, se educan muchos jóvenes pensionistas y propietarios desde los primeros ru— dimentos de la latinidad hasta que salen á servir los Curatos, (54) dad entre sí, que el conocimiento de las unas facilita la adquisicion de las otras. En consideracion á esto la noble respeta ble antigüedad retrataba á las musas dán dose las manos, queriendo significar ba xo de esta figura que las ciencias se co munican para su entera inteligencia. El político Bielfeld hablando de la economía política dice (parag. 4. tom. I. de sus Ins tituc. Polit.): que es ciencia de tal condi cion , que á ninguno le es dado acercarse á su Santuario sin tener ántes preparado y adornado su espíritu de las mas finas flores de la literatura ; pero si está ins truido en otras ciencias , progresará con facilidad en aquella. º En este concepto, y en el de que no es necesario, que los Párrocos posean esta ciencia en aquel grado que Bacon, Ame lot de la Housale , Arrington , Melon y otros, sino en términos que puedan ins truir con facilidad, tenemos fundada nues tra segunda respuesta. Satisfacemos por último que es falso que el altar lleve tras sí todos los mo mentos. Los Párrocos abundan de horas - en que se hallan - en inaccion, si no las (55) dan al estudio, especialmente en las cortas poblaciones donde viven casi sin trato de gentes. No por esto queremos constituirlos en tan dependiente condicion, que el ins— tante que no trabajen en el servicio divino le den al político. No exigimos una instruc cion sin intermision, pretendemos solo que en las tardes de los dias festivos destinen algun rato para estas misiones políticas. No es este un proyecto pensado de nuevo, ni impracticable en el orbe descubierto. Mu chos hombres amantes del bien público han querido ántes de ahora hacerle efec tivo. En el dia los Clérigos Anglicanos suben con freqüencia á los púlpitos á ins truir á los artesanos en sus deberes, go zando el labrador Ingles de una excep cion tan singular (que á mas de no ca recer de aquellas instrucciones) encuentra en las Sacristías de la gran Bretaña pues to sobre un facistol un libro que contiene lo mas precioso que se ha descubierto so bre la Agricultura, donde á qualquier ho ra recibe la instruccion que necesita. Estas reflexiones nos retraxéron de ex poner en lugar oportuno las causas que han cooperado contra nuestra Agricultu (56) ra , lo que vamos á desempeñar. o Una de ellas es no haber atraido ex trangeros inteligentes para que enseñasen á nuestros labradores los secretos y prác tica rural que estos ignoran, lo que no hubiera costado mas que una órden del Soberano, en la que ofreciese franquicias y excepciones de tributos por algunos años á los que viniesen á establecerse en estos dominios. - No fué otro el arbitrio á que recur riéron Enrique III, y los dos Felipes del siglo diez y siete, considerando el lamen table estado que en sus tiempos tenia la Agricultura Española, con lo que impi diéron su absoluta inevitable ruina. No ignoramos que muchos defienden que lo que saben los Agricultores extrangeros es tomado de los Escritores Españoles, lo que tambien pueden hacer nuestros labra dores sin necesidad de recurrir á maestros extraños; pero aunque es cierto que te nemos excelentes libros de Agricultura, á nadie se le oculta que los mas de los la bradores no son gentes de libros, y sí ciegos imitadores de aquellos á quienes ven maniobrar en su arte; y así se puede (57) tener por superfluo quanto se ha escrito para ilustrarlos. Es preciso, que les entre la instruccion por los ojos; de otro modo jamas dexarán de seguir la torpe práctica que tomáron de sus padres. Es tan cons tante esta doctrina, que aseguramos que ni los selectos tratados de Plinio, ni los útiles descubrimientos que hacen diaria mente las Sociedades , ni las económicas peregrinaciones de Ward y demas viage ros han hecho hasta hoy un solo Español labrador, quando sabemos que los Griegos y Fenicios transplantados en España hicié+ ron toda la Nacion Agricultora. Lo mismo consiguiéron los Romanos quando subyu gáron el poder de Cartago, y positivamente serian superiores los adelantamientos que harian en el dia nuestros labradores (por estar mas civilizados que en los siglos an teriores) si con urbanidad y premios se admitiesen las Naciones Agricultoras. -> Así piensan los Políticos modernos la mentándose de que si no se abraza este pensamiento , munca se verán cultivadas las tierras de la Península, ni adelanta das las que al presente se labran. Las So ciedades económicas establecidas en casi H N (58) todas las ciudades, cuyo solo objeto es el engrandecimiento de la Agricultura é In dustria, y los premios que anualmente pro ponen para los que mejores arbitrios den á dicho fin, vemos que producen pocos adelantamientos. Baxo este concepto repiten que seria muy conducente al mayor bien de nuestra Agricultura que algunos extrangeros inte ligentes se estableciesen en nuestras pro vincias para que enseñasen prácticamente el método, reglas y economía rural, en particular el modo de hacer las mezclas de las margas y de otros abonos, con respeto al clima y circunstancias del terre no. Igualmente el uso del arado con ruedas, de que carecemos en España , de cuyas resultas ó experimentos deberian tambien encargarse las Sociedades económicas pa ra comunicarlas al Público (). Este establecimiento proporcionaria á mas de lo dicho, la ventaja de poblár al - gunos despoblados de los grandes que hay en nuestras provincias, con lo que se viaja - - (º) . En .. tierras de barros - ó an - I10 - - - - convienen los arados de "ruedas; pero sí en las de suelo duro, por no totrer aquí el perjuicio de atollarse, y otros, e 2 - 0.2 (59) ria con más comodidad y ménos riesgo, se activaria el comercio, creceria la industria, se cultivarian muchas tierras incultas, y, S. M. aumentaria las rentas de su coro—, na, con especialidad, luego que espirase el privilegio concedido á los extrangeros. Se hace mas necesaria esta determina-, cion á vista de que los Escritores extran-, geros insultan á nuestros labradores y ar tífices en términos que creen que natura-; leza ha privilegiado á los suyos con una superioridad de luces que á los nuestros. ha negado. Por lo ménos así debe inferir se de su extravagante modo de producirse, pues aseguran que jamas llegarán los Es pañoles á la perfeccion que ellos tienen, Si no les cegase el amor propio, y compa rasen algunas de nuestras manufacturas con las suyas, verian que España tiene en algunos ramosa artífices, mejores que las demas naciones de Europa. Verian á. mas de esto, si consultasen la historia, que los Españoles y madrugamos muchos siglos ántes que los demas Europeos á perfeccionarnos en la Agricultura é In dustria. Verian tambien que hasta el si glo diez y siete proveiamos á toda Eu-. H 2 (6o) ropa de paños finos de Segovia, y que nuestros texidos de seda eran llevados con utilidad á los mas remotos climas, preferidos muchas veces á los de Italia. Asimismo verian que nuestra Agricultura fué la mas pujante en los siglos nueve, diez, once y doce , de donde inferirian que los Españoles somos capaces de igua larlos en todo, y tal vez de excederlos, á no ser que pretendan decir que los as tros influyen en este clima de diverso mo do que ántes. Las grandes adquisiciones que han he cho, y hacen diariamente las manos muer tas son tambien causa de la decadencia de la Agricultura Española, pues tie-. nen reducidos á la mayor parte de la bradores á la miserable condicion de ar rendatarios. Es imposible que el labra dor florezca miéntras subsiste en esta cla se. El labrador sin propiedad ha de ar ruinarse tarde ó temprano. Quatro ó cin co cosechas buenas apénas le bastan pa ra resarcir los atrasos de una mala; y dos años escasos reducen indispensable mente al labrador á la triste condicion de el 2 -- . e; jornalero. (61) Este objeto merece particular atencion del Soberano. Si las manos muertas pro siguen haciendo quantiosas adquisiciones, que hasta aquí, es seguro que dentro de algunos años serán los únicos poseedores de raices, á excepcion de aquellas, cuya enagenacion no pueda hacerse por estar sujetas á vínculo: si así sucede, nuestra Agricultura cayó del todo. Es, pues, ne cesario ántes que llegue este estado pro hibirlas absolutamente, ó permitirlas solo en casos muy particulares. El 15 por 1oo que modernamente se ha servido S. M. mandar paguen todos los bienes que re caigan en manos muertas, aunque es un freno que contendrá mucho á los cuerpos religiosos , y á los fundadores de obras pias, no es bastante aun para precaver el daño que queda apuntado. En el siglo diez y seis y diez y siete ya se quejaban los Políticos de que las manos muertas hacian adquisiciones en número excesivo, sin embargo de que no eran tantas como en el presente, ni habia tanto abuso en el modo de hacerlas. - - -º * - Tambien obra contra nuestra Agricul tura el que los caballeros y labradores (62) hacendados contentos con la utilidad que les dexan sus sembrados (si los cultivan de su cuenta) ó sus arrendatarios (si tie nen dadas sus tierras en arriendo) se re sisten á hacer experiencias que pudieran producirles grandes ventajas, y ser el principio del restablecimiento de la Agri cultura moderna. Mal avenidos con todo lo que no sea antiguo , y visto practicar á sus mayores, desprecian los consejos de los amantes del bien público, y los de las Sociedades extrangeras y nacionales. Si á los hacendados se concediese al gun premio, cruz, ú otra distincion siem pre que justificasen haber hecho algun descubrimiento favorable á la Agricultu ra, es seguro que se animarian á hacer experiencias , las quales no pueden hacer los arrendatarios por el temor de que si les salen poco felices, quedan arruinados para muchos años. - r Es necesario desterrar de nuestros Agri cultores (poniéndoles á vista la experien cia) la preocupacion que tienen contra la práctica moderna, cuya opinion mantiene la decadencia de nuestra Agricultura que hace muchos años que nació. ¿Y quién (63) sabe si en nuestra era verémos aun sus débiles reliquias? - o Causa el mayor dolor ver que las na ciones vecinas han abrazado la Agricultu ra moderna con las mayores ventajas, y que el labrador Español ciegamente si gue las huellas de sus padres en perjuicio de los suyos é intereses nacionales. La Gran Bretaña que ha desterrado la Agri cultura antigua, tiene hoy el trigo á mas. reducido precio que á mediados del siglo diez y siete , miéntras que las demas co sas de primera y segunda necesidad, co mo tambien las de luxo, han llegado al mas subido. 2 Aunque no nos constara esto por los papeles públicos de Inglaterra, no se ha ria repugnante creerlo, atendiendo á que labrando la tierra á la moderna con ara dos de ruedas y otros instrumentos cor respondientes, se ahorra mucha gente y caballerías, y se coge mas porcion de tri go, y de mejor calidad , y esto con sola la quinta parte de semilla que hoy se der rama, sin necesidad de embasurar la tier ra con estiercol, que presta mal, sabor á la fruta, cria malas yerbas, y produce (64) insectos que comen las raices de las plan tas : quando otros ingredientes proporcio nan mas abundantes cosechas, afinan el terreno basto, y cria el grano mas lleno y pesado. Fuera de esto, del estiercol solo puede usarse en mayor ó menor porcion, y esto no es bastante; pues hay tierras á las que les es contrario , y en vez de beneficiarlas las destruye. Los ingredientes que usan los moder nos son cal, ceniza, huesos, leña podri da, yerbas, hojas de árboles, y princi palmente greda, que la hay en España mejor que en otro Reyno de Europa. La encontramos de tan diferentes calidades, que la una aprovecha á las tierras fuer tes, otra á las floxas , otra á las panta nosas, y otra á las secas. El modo de aplicar cada especie á cada terreno lo en seña la experiencia, cuyo método unido á las demas economías que presta la Agri cultura moderna , hace que el labrador no dispendie mas que la quarta parte que gastaba siguiendo la antigua. - Tambien se han visto en España ara dos de distinta construccion de los que usan hoy nuestros labradores. D. Joseph (65) Lucateli, natural de la provincia de Ca rintia, una de las hereditarias de la casa de Austria , obtuvo privilegio exclusivo para hacer y vender en estos Reynos un arado que araba, sembraba y cubria al mismo tiempo, cuyo modelo puede verse en las memorias de la Sociedad Matri tense núm. I. - No ignoramos que estas proposiciones desagradan demasiado no solo á la gente agreste, sino á algunos sugetos de carác ter, poco ó nada versados en materias ru rales. Prodigalizan estos las mayores ala banzas en favor de los que se fatigan en mantener las cosas en el estado que las hubiéron de sus padres, califican de gran prudencia una conducta que solo sirve de eternizar en el Reyno los abusos, la in accion y el letargo, vicios que chocan directamente contra el bien de la Monar quía; pero á tan errónea máxima quiero oponerles las sabias y eloqüentes palabras de un verdadero Político. Esta máxíma (dice Ward) puede tener lugar en Fran cia é Inglaterra, donde tienen establecido ya su sistema económico; pero en España donde estamos tan á los principios en esta - I (66) materia, es la máxíma mas imprudente y perniciosa que puede seguirse, ántes bien lo que se necesita es plantificar un sistema arreglado al tiempo presente, á las gran des máxámas que han hecho la felicidad de otras naciones , y á las circunstancias que son propias de esta Monarquía. (Proyecto Económico discurs. prel. pág. 19.) No es de menor perjuicio la desidia de algunas provincias en no aprovecharse de las aguas copiosas de sus rios por me dio de acequias para regar los campos, quando experimentan que el mas cruel azo te con que castiga el clima de España á sus naturales es la sequía. Aquel defecto nos echan en cara con sobrada razon los extrangeros, especialmente al presente que nos hallamos suficientemente adelantados en la Hidráulica, y con tanta proporcion para valernos de sus máquinas; y así po demos muy bien decir que nuestros cam pos mueren de sed en medio de las aguas. Esta omision ha sido en todos tiempos tan notada de los Políticos, que con ser verdad que los antiguos miraban con in diferencia la Economía Política en mu chos ramos, no pudiéron dexar de elevar (67) sus clamores al trono sobre un objeto tan interesante. Con efecto, en las Cortes ce lebradas en Valladolid en el año de 1548. fué la 2o9 de sus peticiones, que para. precaver el hambre se dispusiese en Cas tilla el riego á imitacion de los Reynos de Valencia, Murcia, Aragon, y parte del Principado de Cataluña; y respondió S. M. que instruidos los Diputados de hombres peritos, representasen al Consejo. Tambien es contraria al progreso de la Agricultura la costumbre de Extrema a - dura y de otras provincias, en las que se priva á los labradores de uno de los mas preciosos efectos del dominio que exercen sobre sus tierras. En éstas, despues de alza das las mieses, quedan los frutos naturales valdíos. Si así no fuese, y lograsen todas las provincias el beneficio que disfrutan los labradores de Andalucía, podrian servir las tierras de descanso, de prados á los dueños de ellas para sus ganados, con lo que ahorrarian en muchos tiempos la co mida de estos, ó destinarian los pastos á otros usos, vendiéndolos ó disfrutándolos como les acomodase. Si á cada particular se concediese la facultad de adehesar las I 2 (68) posesiones de su pertenencia, debia tam bien dársele el derecho de permutar sus alhajas , aunque fuesen vinculadas. Con esto cada labrador proporcionaria sus tier ras en un solo término, y tendria los pas— tos para sus ganados inmediatos á las he redades que beneficiaba. Haria, tambien era en el mismo término, con lo que se ahorraba muchos costos en sacar las mie ses, y conducirlas á un sitio muy distan te, como acaece muchas veces por distar unos frutos de otros dos y mas leguas. Po dria asimismo hacer en el término adehe sado alquería con troges, pensaderos, za hurdas, y con las otras oficinas corres pondientes á una casa de campo. Yo me Eleno de admiracion quando veo sosteni dos los valdíos con tanto teson , miro con disgusto que al labrador se le impida la plena libertad de disponer de los frutos naturales que le nacen en su suelo, y me lamento de que España esté aun tan atra sada en los intereses de su Agricultura, en los de su poblacion, y en los de su riqueza; pues al adelantamiento de estos tres grandes objetos se opone directamen te la ley de los valdíos. Portugal los des (69) conoce hoy: lo mismo sucede á los Can tones Helvéticos, y por las mismas reglas se gobierna Inglaterra, y otras muchas Po tencias. El gobierno Español debe dirigir sus miras á este importante negocio, siendo tan clamoreado en el dia por los Políticos nacionales, hombres llenos de humanidad, de conocimientos, y de patriotismo. El Señor Jovellanos, dignísimo Ministro que fué de Estado, y del Despacho Universal de Gracia y Justicia; y el Señor Campo manes, Gobernador que fué del Consejo de Castilla, han sostenido con enérgicas razones mi opinion. Yo hallo que el Mi nisterio en este particular, y en todos los de Agricultura debe dexar en libertad al labrador. Es contrario al engrandecimien to de éste qualquier traba que se le ponga. La ley debe solamente defender los dere chos y regalías de la Agricultura, y de los que se exercitan en ella. Los Ministros deben con premios fomentar á los que prescriben reglas en favor de aquella arte benéfica, y los labradores han de gozar toda la libertad necesaria para seguirlas é abandonarlas, segun sus experiencias ó entusiasmos. - , , , (zo) De los adelantamientos referidos re sultarian tambien grandes utilidades á S. M., á sus Ministros, y á todos los que mantienen mulas , caballos , &c. Efectivamente la cebada no tendria ja mas un precio subido. En el año presen te ha llegado á 6o y zo reales la fanega en muchas provincias. Si los labradores no tuvieran que consumir en el manteni miento de sus caballerías de labor la ma yor parte de la que cogen, la habria en abundancia en Madrid, y en las pobla ciones grandes para las mulas de coche, caballos de regalo, bestias de arriería, &c. el precio sería muy cómodo ; pues todos saben que el valor de los géneros se mide por el número de consumidores, y por la cantidad del género vendible. - Bien sé que no acomodará á muchos este pensamiento. A mí me basta que le sostengan los grandes hombres de la Na cion, y que lo hagan con razones irre sistibles. Los que son de contrario dictá men, ó son movidos por intereses perso nales, ó porque no pueden separarse del pecado político Español. Los transhuman tes y sus paniaguados se empeñan en de (71) fender la utilidad de los valdíos, y para sostenerlos no alegan mas razon que la de su antojo y propia utilidad. Con solo refle xionar que unos ganados extraños, nacidos en climas separados con distancia de mas de cien leguas, aunque en un mismo Rey no, van á comerse las yerbas que el sudor de los dueños de las heredades han hecho nacer, que han librado de langosta y de otras plagas, y que en caso de invasion de los enemigos tienen que defenderá cos ta de su sangre y vidas, se dexa conocer la sinrazon con que se privilegian dichos ganados. s - - Ni obsta el que se diga que si los trans humantes no gozasen los privilegios de en trar en los valdíos comunes y particula res, habria falta de carnes, y no se afina rian las lanas: uno y otro es falso. Si ca da particular hiciese coto en sus tierras se criarian mas ganados que hoy, y para la finura de las lanas no es necesaria la transhumancia. El Consejo de Castilla lo sabe bien, pues ha hecho diferentes ex periencias, mandando reconocer á su pre sencia por peritos diversos vellones de ove jas transhumantes con otros de estantes en (72) la provincia de Extremadura, y ha visto que estos no son inferiores á aquellos en ninguna de las qualidades que hacen apre ciables las lanas. - k - Esta es una verdad demostrada, y tam bien lo es que los privilegios de transhu mantes son causa de que muchos labrado res no se dediquen á la cria de ganados, cuyo modo de obrar es del todo opuesto á los adelantamientos de la Agricultura. De hecho: los ganados son parte de la labor, no solo por las utilidades que de xan al labrador con las leches, lanas y crias, quanto por lo que calientan la tier ra que majadean. Una heredad majadeada produce al ménos la quarta parte mas que otra de igual calidad que no lo esté, cu yo abono es no solo útil en los sembrados, sino tambien en los plantíos. Por esto se ria muy ventajoso que los labradores tu viesen mas proporciones para dedicarse á da cria de ganados, y que estos á razon de 15o ó 2oo cabezas por yunta gozasen preferencia en las yerbas sobre los trans humantes , y aun sobre los estantes que pertenezcan á solos criadores. El privile gio debe ser extensivo á los pastos conce (73) giles y caballeriles, y en estos los seño res de ellos, aunque sean labradores, no deben aprovechar mas que dos terceras partes, dexando la una para los vecinos de los pueblos, donde las dehesas están situadas para que por su dinero la apro vechen si les trae utilidad , y no habien do vecino que quiera hacerlo, será abso luto el señor de la dehesa para disfrutarla toda. Es una especie de tiranía el que á los vecinos, que con su sangre deben de-. fender los suelos que pisan, se les prohi ba apacentar en ellos sus grangerías. La ley establecida en favor de los vecinos de Villanueva de la Serena en Extremadura debia extenderse á todo el Reyno. Perte necia á S. M. en la enunciada villa una famosa dehesa de 26o millares. El Rey tuvo á bien desapropiarse de ella, y mu chos particulares la compráron por partes. Los naturales de la Serena que no tomá ron suerte en dicha dehesa, se viéron cons tituidos en la triste precision de no poder meter ni aun una oveja en aquel famoso término, que es la envidia de todas las dehesas de Extremadura; por lo que re presentáron al Soberano, y S. M. mandó P. . (...) que aquellos naturales pagando las yer bas, aprovechasen la tercera parte de aque lla gran dehesa. Este decreto, tan útil á los intereses de los labradores grangeros, seria incomparablemente mas ventajoso si fuese extensivo á todos los lugares de la Península; pero por una desgracia de la Agricultura no es así, y el beneficio del Agricultor ganadero se mira pospuesto al de los solo criadores, y lo que es mas al del señor transhumante que (como ya he di cho) suele tener su vecindad tal vez Ioo y mas leguas de distancia del lugar donde sus grangerías se están beneficiando. Entre to das las provincias del Reyno ninguna está mas oprimida en este particular que Ex tremadura. El infeliz labrador ganadero de esta provincia es siempre pospuesto al tirano transhumante, ya porque éste paga las yerbas al precio que aquel no puede, y ya porque los privilegios de transhuman cia son tan extensivos, que á mas de que qualquier gestion es bastante para ganar posesion en los pastos, están las Justicias Extremeñas tan amedrentadas por aque llos, que en manifestándolas sus papelo "nes, no las dexan respirar. Esto es una (75) verdad, y apénas podrá creerse que mu chos labradores grangeros de Extrema dura van á Portugal á acomodar sus ga nados. Efectivamente en el año presente lo ha hecho un rico labrador de esta villa de Villafranca, y él mismo me ha confe sado que no le ha quedado otro arbitrio muchos años. Estos son unos perjuicios grandes, y fuera de los que resultan con tra el particular son de mucha considera cion los que siente la Nacion. Portugal re coge el dinero que cuestan las yerbas, el derecho de sisa, que equivale á nuestra alcabala, y paga el Español que aprove eha, el que los Portugueses llaman de mejoras; este es un real por cabeza, y aquel el diez por ciento del precio de los pastos, el diezmo de las crias que nacen, el de las lanas de éstas, y el de todas las eabezas que se han acomodado. - Atrasa igualmente los progresos de nuestra Agricultura el uso introducido por nuestros labradores de labrar los campos eon mulas, desterrando á los bueyes del arado. - Esta causa la trataré con mas indivi dualidad que las ya insinuadas, pues tie H. 2 (76) ne tales relaciones con otras materias que es preciso así hacerlo. Para proceder con toda claridad , la dividiré en dos medios, sí bien los mas, aptos para el convenci miento. - MEDIO - PRIMERO. . . La propagacion del ganado vacuno es mé nos costosa, que la del mular. . . . E tratar de la especie que ménos dis-. pendio causa en su propagacion, parece debia de ser quando nuestro objeto fue sen los intereses de los Ganaderos , , y no quando nos contrahemos á las ventajas de. los Agricultores. No seria, así si fuesen las qualidades de labrador y de ganadero, inseparables, pues en tal caso era inomi tible observar si la multiplicacion del ga nado vacuno traia mayor utilidad que la del mular; mas quando es cierto que pa ra uno que tenga aquellas qualidades, ve mos centenares solo labradores, parecia eónsiguiente prescindirnos de tal inquisi cion, y tratar de la especie elegible des (77) de que viene al dominio del Agricultor; y como entónces qualquiera de ellas sien ta vicios naturales ó adquiridos, pero in compatibles con la propagacion (), por lo mismo parece serninguno el lucro que siente el labrador por via de generacion; mas no obstante mo dexa de resultar en favor de éste cierto beneficio en que al pro pagador de dichas especies cedan mas ven tajas de la una que de la otra. . Las que tiene el criador de bueyes, y no disfruta el de mulas, se hacen demos trables á todos los que tengan conocimien to del cálculo. Para demostrarlas compa raremos una vacada con una yeguada de iguales cabezas , que las suponemos de veinte y cinco hembras, y un macho ca da una. Veremos ante todo qual es la estima cion de un toro y veinte y cinco vacas, y qual la de un garañon y veinte y cinco yeguas. - Un toro bueno y en disposicion de pa—. drear, vale 13oo reales de vellon, y las se º , (). Para entrar el buey,á labrar se hace necesario cas trarlo, defecto que aunque adquirido, le constituye im potente para la generacion, . - ra (78) veinte y cinco vacas de casta conocida, nuevas y sanas 875o á razon de 35o por cabeza, cuyas dos partidas suman reales de dicha moneda Io?5o. Un garañon de casta sana, y en igual disposicion que la que diximos debia tener el toro padre, vale 62ooo reales, y 1?3oo cada yegua; esta última partida multi plicada por 25 produce 3225oo, que uni dos con aquellos 62ooo hacen la suma de 3835oo reales de la referida moneda. Res tados los 1o?5o de los 3835oo quedan 28245o, cuyo exceso es contra el que se dedica á la propagacion del ganado mular. Pero no es este el solo que obra con tra sus intereses. Hay otros muchos, y de mayor entidad que referiremos en su lu gar, sin olvidarnos ántes de hacer ver la mayor, dificultad que hay en el ayunta miento de la yegua al burro, que en el de la vaca al toro. Estos como animales de una misma especie se prestan al acceso sin repugnancia en tanto extremo, que si estando torionda la vaca no se la presenta el toro, le busca ; y si de la primera ó se ¿ vez no queda preñada, vuelve á uscarle despues de veinte dias. . . . - (79) El de yegua y asno es de tanta difi cultad, como que tiene contraria á la na turaleza , y asi es que si no se tomasen precauciones, no se lograrian las horro rosas conmisciones de ésta, ni otras es— pecies mezcladas que producen frutos tan desemejantes á los progenitores, que di fieren hasta en la propagacion que el con curso de causas naturales niega ordinaria mente á las bastardas proles. Aunque hablando como Políticos pa rece no debiamos tomar de la moral razo— nes para robustecer la nuestra, el religio so modo de conducirnos no nos indulta; y así decimos que las operaciones prepa ratorias á aquel ayuntamiento son sucias, aborrecibles, opuestas á la razon, y ma da conformes al espíritu de la católica Religion (que por gracia del Omnipoten te profesamos) cuyos preceptos no respi ran, ni nos mandan cosa mas expresa que la pureza. - - Otro de los daños anexos á la yegua da es vivir mas expuesta á enfermedades que la vacada. Es indubitable que á todo viviente se le corrompe la sangre, consume el calor (8o) natural, disminuyen las fuerzas , se les humedecen y alteran los humores, causa de las enfermedades ; mas no obstante la experieneia nos hace ver que no todas las especies sienten unas mismas dolencias, si no que unas son acometidas en mayor nú mero que otras. - No nos pararemos á individualizarlas, pues hariamos este discurso demasiado pro lixo. Dexemos tratar de ellas á los Físi cos peritos en el arte, y contentémonos con afirmar que la vacada está ménes ex puesta á enfermedades, y que las que son comunes á las dos especies maltratan á es ta ménos intensamente. Se puede asegurar (dice el doctísimo Valcarcel) que de todos los animales el caballo es el que está su jeto á mas enfermedades, é igualmente és tas son las que están ménos canocidas, y arruinan gran número de ellos. Ni obsta el que este Autor ponga el v.g. en los caballos, quando es positivo que todos los que han estudiado las enfermedades de los quadrúpedos, han encontrado que las que acometen á aquellos, maltratan igualmente á las yeguas y mulas. Pero si aun se quiere mas autoridad, (81) tomémosla de la experiencia. Esta nos po ne á la vista que al paso que qualquier yerbecita es poderosa á cortar la vida á las yeguas y caballos, los toros, vacas y sus crias resisten con toda constancia, y comen rara vez cosa que los indisponga. Alimentanse ordinariamente de yerbas y retamas: con su imperfecto conocimiento huyen de lo nocivo, y eligen lo útil. Verdad es que naturaleza no ha nega do igual facultad al burro y yeguas; mas no obstante hay gran diferencia. Por lo que mira al garañon, aunque lo conozca, carece de libertad en la eleccion: encerra do en su establo regularmente tenebroso, solo come lo que le presenta aquel que está encargado de su cuidado , quien or— dinariamente ignorante de lo que daña al animal, le suministra el pienso con sola la diligencia de extraerlo del acerbo, y vaciarlo en el pesebre; y de aquí es que el bruto traga á las veces semillas que le quitan la vida, ó al ménos le indisponen en gran manera. - Por lo que hace á las yeguas, aun que no están atadas al pesebre, y se las permita andar por los campos y florestas, L (82) como su constitucion es mas delicada que la de las vacas, vienen mas expuestas á perecer. - La ocasion de hablar de lo que puede ser nocivo á dichas especies nos presta lugar para discurrir acerca del alimento ordinario de ellas, que es otro punto en que tambien economiza el dueño de la vacada. - Las yerbas que dan dos fanegas y me dia de tierra anualmente son suficientes á mantener una vaca doce meses; y una ye gua no tendrá bastante con las de cinco: de lo que resulta que ésta necesita dos fa negas y mas cada año, que multiplica das por 25 producen 62 y 3. Cada fanega de tierra de pastos vale de arriendo 4 de centeno, por lo que suben aquellas 62 y á 25o de este grano. Mayor es el exceso del garañon al to ro, pues quando éste puede ser igualmen te que las vacas y yeguas mantenido á - pasto, aquel dexaria de ser apto para la parada si no fuese mantenido al pesebre, Al toro le son bastantes al anual mante nimiento las yerbas nacidas en 3 fanegas y 3 de tierra, que equivalen á 14 de cen (83) teno. Al asno (á mas de otros extraordi narios) le son indispensables 912 celemi nes y de dicho grano al año, á razon de 2 y al dia, que componen 76 fane gas y , ; y por consiguiente dispendia és te 62 y mas que aquel, cuyo producto sumado con las 25o que necesitan mas las yeguas que las vacas, asciende á 312 y ,, que tendrán de estimacion 624o rea les y 29 maravedís vellon, dando á cada una el valor de 2o reales de dicha mo neda (). - - Tambien son mayores los intereses que ceden al baquero por razon de crias que al yeguero. La yegua puede recibir al bur ro desde los quatro hasta los doce años: la vaca al toro de dos á diez; y por lo mismo son una y otra útiles ocho años, en (*) Damos á cada fanega de centeno el valor de 2o rea les de vellon, no obstante que el Señor D. Cárlos II. en su Pragmática de 14 de Agosto de 1699 , confirmada por los autos 1466, 1o.7 114 p. 2 , y por las Pragmáticas de 23 de Marzo, y 4 de Junio de 17o9 se prescribió (aunque para solo Castilla) la tasa de 28 reales por fanega de tri go, 17 la de centeno, y 13 la de cebada ; pero habiendo despues de la abolicion de la tasa subido el luxo á su últi mo periodo, y con él la estimacion de todo lo sujeto á peso , número y medida, nos ha parecido ser el precio mas arreglado en un quinquenio el de 2o reales por fanega de centeno, 32 de trigo, y 16 de cebada... .. ..., L 2 ; (84) los que no son iguales en número de crias. Esta da anualmente un becerro: tambien puede aquella dar un muleto, pues ob servamos que á tres semanas de haber pa rido, vuelven á quedar preñadas, y Pli nio asegura que pueden quedarlo á los siete dias; pero advierte que la yegua di ficilmente podrá criar al mulo que mama y al que lleva en el vientre , sin que los dos sean ruines, y que es prudencia echar— la solamente cada dos años al garañon. No sucede así con la vaca, pues como mas fuerte puede criar al nacido y al be cerro que ha de nacer, fuera de que quan do éste necesite de alimento, ya tendrá el que mame dos meses, cuya circunstan cia no puede hallarse en el muleto, por que la vaca solo lleva el feto en el vien tre diez meses, y la yegua doce. En esta inteligencia se puede tener la vaca los dos meses próximos siguientes al parto sepa rada del toro, lo que no puede hacerse con la yegua si todos los años ha de pa rir, porque seria pasado el tiempo desti nado por la naturaleza para la generacion de esta especie, y por consiguiente, ó no se lograria la preñez, ó lograda, naceria (85) el fruto por Noviembre ó Diciembre, dos meses posteriores al tiempo ordinario; y así corria gran riesgo de morir, ó á lo ménos de criarse toda la vida débil, pues la crueldad de la fria estacion no le per mitiria crecer en los instantes mas útiles que tiene toda criatura, que son los pri meros meses de su nacimiento. Con efecto, cada dia vemos que todo animal que en su infancia se cria débil y enfermizo, si gue igualmente viciado en lo sucesivo, añadiéndosele cierto apocamiento de espí ritu , que le constituye mas tardo y pere zoso que los otros individuos de su especie. Baxo este concepto la yegua en los ocho años dará quatro crias, y la vaca ocho, exceso que multiplicado por 25 produce Ioo, cuyo interes unido á los 624o reales y 29 maravedís de vellon que economiza anualmente el baquero en el alimento de la vacada, es sobradamente notable. Tampoco debe huir de nuestra vista que así como el leon participa su feroci dad á su prole, el perro á su cachorro, y cada animal sus buenos ó malos dotes á su descendencia, así tambien el asno y (86) yeguas transfunden su delicadeza, de lo que resulta que sus crias nacen mas ex puestas á perecer en la tierna edad, que aquellas á quienes sus progenitores parti cipáron robustez y fortaleza. Por estas razones salen las mulas de manos de los criadores á tan subidos pre cios, pues es absolutamente necesario lu cren á proporcion de lo que dispendian, y de las contingencias que sufren hasta el dichoso instante de sacarlas al mercado; y siendo cierto que el boyero gasta una mitad ménos, y sin tantos acasos como el yeguero, resulta aquel mas ventajoso cediendo cada cria por dos , que éste por quatro. - MED IO II. El Agricultor dispendia ménos en el ali mento de un par de bueyes que en el de un par de mulas. Desamos demostrado en el medio pri mero que el toro y vacas propagadores de su especie hacen su ordinario sustento de yerbas : éstas son la mas provechosa comida para los destinados á abrir las en (87) trañas de la tierra, trillar en la era , tirar de la carreta, con la diferencia de que á estos se les acostumbra traer á los establos mas bien que dexarlos sueltos por el campo. Tambien son mas regalados, por exigirlo así el penoso, trabajo á que están destinados; mas esto se reduce á su ministrarlos en el invierno en vez de sola paja ó heno solo, garrobas ó cente no mo lido, teniendo bastante cada par de bue yes con 24 fanegas de dicho grano para pasar aquella estacion, las que tendrán de valor 48o reales de vellon , que con 24o que valen los pastos de 3 fanegas de tierra que comen en el verano, componen 72o reales, y este es todo el coste de un par de bueyes cada año. . . -No es tan baxo el de un par de mu las: éstas han de estar mantenidas á pien so en todo tiempo, y necesitan diariamen te quatro celemines de grano; pues de lo contrario no resistirian el trabajo, y tal vez cederian á la falta de alimento. ,,, Baxo de esta inteligencia son I46o ce lemines los que necesitan cada año, que componen fanegas 12 I , cuyo valor es 2433 reales y 12 maravedís, exceso de (88) 1713 reales y 12 maravedís mas que el que haciendo buen uso de la razon las pospone á los bueyes. No pudiendo resistir á la fuerza de estos argumentos los apologistas de las mulas, y alambicando la materia hasta apurar las mas frívolas nimiedades, han pensado hacer desmerecer nuestra opinion con los dos siguientes argumentos. Primeramente dicen que los bueyes no pueden ser metidos al arado hasta los 4 años, porque ántes no han adquirido la fortaleza que exige tan penoso exercicio, y pierden de crecer, y que á los 12 por haber decaido de aquel vigor, han de ser arran cados del trabajo. Que las mulas empiezan á la misma edad, y resisten hasta los 16. Nosotros bien conocemos la verdad de este discurso ; pero notamos que su corto interes no puede hacer desmerecer nuestras razones, máxime quando si las mulas se mueren , lisian, ó padecen otro qualquier achaque, pierde el dueño toda su estimacion , lo que no sucede con los bueyes, que siempre halla en ellos gran parte de su valor por mas que les sobre venga la mayor desgracia. (89) erro Oeioso parece trabajar mas sobre esta demostracion; pero porque nuestro silen cio no se gradue de ignorancia, decimos que la mula muerta es casi de ninguna uti lidad: de ella solo aprovechamos la piel; al contrario el buey muerto no tiene cosa despreciable : todas sus partes son de co nocida utilidad. Del cuero hacemos cal zado, y en cierto tiempo sirvió para la brar moneda: de la piel de las orejas, manos, patas, testículos y rabo se hace fortísima cola: de las astas se fabrican peynes, caxas , cucharas y otras friole ras: de los huesos se construyen mangos para cuehillos, trinchantes, tenedores, dados para el chaquete , piezas para el juego de damas, y otra multitud de co sas. La carne es de mueho alimento: de ella se hace cecina que se conserva lar go tiempo ; así que si un buey ya por que se perniquiebra, ya por otro aeaso, es preciso matarle, puede aeecinarse, pro curando comer ántes el hígado, costillas y demas partes que no son aptas para la CCC113 e * Pero aun dado caso que á las mulas no las sobrevenga accidente alguno que las M (9o) inhabilite en todo ó en parte, síno que conserven su sanidad hasta el último pe riodo de la vida, y por ello pueda el la brador desprenderse de ellas con facilidad en aquella edad en que dexan de ser ap tas para la labor, con todo será excesivo el detrimento que sienta, pues sacará á lo mas 122oo reales por el par que á los 4 años le costó 325oo, teniendo de pér dida 223oo, quando el que usó de bue yes solo perderá 3oo por el par que en igual edad adquirió por 125oo. Objetan en segundo lugar que las mu las aran 4o fanegas de tierra al año, y preparan otras tantas para el siguiente, y los bueyes solo aran de 25 á 28 prepa rando las mismas: que aquellas hondean el surco lo solamente suficiente, y estos internan demasiado la rexa. Está este argumento por la parte que afirma que las mulas aran 4o, y los bue yes de 25 á 28 fanegas, fundado en la experiencia; pero ésta que parece real, no es sino una aparente utilidad que intrín secamente solo produce la ruina de los labradores; porque engolosinados en la inconsiderada ambicion de la mayor labor, (91) abdican los bueyes, sin pararse á refle—, xionar que no toda tierra es á propósito para las mulas; pues en las fuertes no pueden tirar del arado, y en las laguno sas y armarjales pierden la buena for macion, se las llenan las piernas de dure-. zas, se las pone el casco blando, la vis ta débil y melancólica, y finalmente se hacen despreciables en un todo. - Tambien confesamos que la simiente muy profundizada no nace, porque no la alcanzan las influencias del ambiente; pe-. ro creemos necesario para que el cultivo sea perfecto y seguro, y la tierra corres ponda con fertilidad, que el arado profun dice cosa de media vara, á fin de que quede hueca y penetrable al agua, cuya humedad pueda conservar interiormente largo tiempo, aunque su superficie se se que al calor del agua y del sol, para que el grano pueda echar mas vigorosas rai ces, y extenderlas con mas facilidad; fue ra de que no porque el arado profundice la media vara se sepulta tanto el grano que no nazca, sino que al tiempo que sa le la reja , vuelve á entrar en el surco á lo ménos la mitad de la tierra que levantó, - M 2. - (92) con sola la diferencía de volver en peque ñas partículas la que salió junta y unida, quedando el surco descubierto las seis, tres ó ménos pulgadas que dicen los con trarios ser necesarias á conservar el gra no de las aves y sequías, operacion que por naturaleza se resiste á las mulas, pues por sus escasas fuerzas en vez de arar, solo arañan la tierra. 1Diximos que era aparente utilidad la de que las mulas aren mas tierra que los bueyes, y lo demostraremos. Por repetidas experiencias que han he cho las Academias, han hallado que si una heredad labrada con mulas da ocho fanegas de trigo por una de semilla, con bueyes rinde once de mejor calidad; tanto que pesa diez libras castellanas mas cada fanega, cuyo experimento puede hacer qualquiera, y sabrá que no pretendemos. engañar con sofismas. Baxo de este seguro, y admitiendo - que el par de bueyes labra 26 y , que es el medio entre 25 y 28, sacarémos que mas valor tendrán éstas que aquellas 4o. Estas que dan 8 por uno, producen 32o: aquellas que rinden 11 cada una 291 . (93) Hemos tambien sentado que este grano es de mejor calidad, y que pesa cada fanega de él 1o libras mas. En esto convienen las Academias, los Políticos y los que han hecho el experimento ; pero aun quando solo pese 5 libras mas, resultará que las 291 y equivalen á 307 #3 de las que co ge el que usa de mulas, dando á cada fanega de las que produce la labor de és tas 9o libras de peso, y 95 á la de bueyes. Esta no es cosa nueva, ni paradoxa antigua, pues á nadie se le oculta que la estimacion del trigo, mas que de la mul titud de granos, depende de su peso; y así vemos que en el mercado siempre tiene el mas pesado mas compradores, pues estos buscan harina y no salvado, ni otros des pojos de que abunda el ligero. A las dichas 3o7 fanegas y 3 tam-. bien debemos añadir 13 y que van de 26 y que siembra el labrador boyal á 4o que derrama el mular; pues realmente obran en su favor, y sin contingencia al guna quando es cierto las tiene de utili dad ó de ménos dispendio, y así harán 32 I y 3. A vista de quanto viene fundado no (94) queda duda de que el labrador por térmi no ninguno debe elegir las mulas. ¿Acaso de un par de éstas á los quatro años no se hace señor por 22ooo reales, mas que si comprase un par de bueyes de la misma edad? ¿el labrador boyal no es mas fácil de formarse ? ¿no se halla mas rico en su clase ?, ¿ no permanece mas sólidamente subsistente? ¿en la hipótesi de que los dos carezcan de dinero no fiarán á éste mas fácilmente por la seguridad de que aun que se le desgracie una ó las dos reses, sacará para su satisfaccion la mayor par te de su valor en el cuero y carne, mién tras que si el de mulas pierde su par, le pierde sin aprovechamiento alguno ? ¿ no mantiene sus reses con mas economía? ¿no son 85 fanegas y 3 de grano el que con sume anualmente el par de mulas mas que el de bueyes? ¿con un yugo no está com pleto todo el aparejo de éstos? ¿ aquellas no necesitan diariamente herraduras, man tas, colleras, jalmas, cinchas, cabeza das, &c.? ¿á las mulas su mas débil y flaca constitucion no las tiene expuestas á mas enfermedades? ¿no son éstas puntual mente las que están ménos conocidas? ¿el (95) que cultiva con mulas no tiene ménos co secha en mayor número de fanegas de cul tivo? ¿no es de inferior calidad la de este grano? ¿ no pesa en comparacion con el otro mucho ménos. Si hubieramos de recopilar todas las razones esparcidas en este discurso, fué ramos demasiado prolixos y fastidiosos. Contentarémonos con decir que el sabio Salomon afirma en el Prov. 14, vers. 4: que donde no hay bueyes, el pesebre está vacío; y que donde hay muchas mieses, es tá manifiesta la fortaleza del buey. Aunque no ignoramos que éste es uno de los lugares de la Escritura que no de-. bemos entender literalmente, tambien sa bemos que el doctísimo Juan Bautista Du hamel en la anotacion de él dice: que á la manera que si faltan Ministros estará desierta la Iglesia , y si no hay artífices. habrá gran falta de todas las cosas ; así tambien si se carece de bueyes, no se cul tivará el campo. y . . . . . . . . .. - En un todo se hermana con esta doc trina lo que el V. P. M. Fr. Luis de Gra nada refiere al fol. 535 del tomo primero de su Guia de pecadores, el qual expli (96) cando los destinos que Dios dió á los ani males , dice: el caballo es bueno para la carrera y para la guerra, mas no para la mesa: el buey es bueno para la era y pa ra la mesa, y no para otras cosas. Este célebre Dominico (segun se ex plica D. Nicolas de Arriquivar) se atempe raba en sus discursos á los usos del tiempo: luego si entónces no se consideraba el ca ballo útil para la era, ¿con quánta ma yor razon debemos excluir al presente á. las mulas de ella? Nuestros antecesores (dice Arriquivar) quando biciéron florecer aquella copios a Agricultura en España que abastecia á. otros Reynos, despues de proveer sus nu merosas poblaciones, no araban con mulas, ni tampoco se usaban en aquellos dichosos tiempos en que nuestros héroes Castellanos recobráron el Reyno del poder de los Afri 61/03. El uso de fabrar con bueyes le siguen hoy casi todas Naciones, así que termi namos con que las mulas deben ser apar— tadas de la labranza, y no como quiera con respeto á esta ó aquella calidad de tierra, sino en general, fuera de las de (97) montaña, donde al labrador no son con venientes. El exercicio de los ganados des tinados á la Agricultura no es solo arar, deben tambien conducir los frutos de la tierra de unas partes á otras. Los bueyes son animales de tiro solamente, y como los carros no pueden rodar por las mon tañas, es preciso hacer las conducciones á lomo, por lo que hay lugares donde ne cesariamente debe el labrador servirse de caballerías; y esto aunque llegase el feliz momento de que viesemos en España los caminos compuestos para ruedas , pues siempre quedarian las travesías, las ser vidumbres de unas heredades á otras, y las sendas en forma que los carros no pu diesen caminar sobre ellas. - Aun en este, caso nunca serian útiles al labrador las mulas, Los caballos mere cen su preferencia: así lo hacen hoy, los Valencianos, bien que estos fuera de las montañas de Liria , y de algun otro pe queño término , debieran servirse de bue yes, por ser aquel Reyno muy llano y á propósito para el enunciado ganado. , a. Un caballo quando puede empezará trabajar vale la mitad que una mula del N (98) mismo tiempo, y con iguales proporcio nes que aquel. Por otra parte el caballo es tan útil como la mula en todos los exer cicios del campo á que ésta se destina. Preferidos los caballos á las mulas se adelantaria tambien mucho la eria de aque llos por el mayor consumo de ellos, y se lograria por este medio lo que no han con seguido el Consejo de la Guerra, la Supre ma Junta de Caballería, y unas Orde nanzas dilatadas y llenas de preceptos; bien que estos tal vez serán causa de los pocos progresos que hace aquella grangería. Las Ordenanzas de Caballería estaban com pletamente provistas con dos capítulos: primero, pastos para las yeguas: segun do, precio á los caballos. Uno y otro se consigue, mandando que donde quiera que llegue un criador del enunciado ganado se le den en las dehesas yerbas por su di nero, con preferencia á todo otro gana do. Esto ha de ser sin pleytos, y con fuer tes penas á las Diputaciones de Propios, y Caballeros particulares dueños de las dehesas que se desentiendan de aquel manº dato, con responsabilidad al doble de los perjuicios que causen á los grangeros. Los * -- (99) caballos tendrian precio permitiendo el comercio de ellos con Portugal, y pro hibiendo que en el exército los hubiese in útiles. Los Regimientos no habian de po der comprarlos de menor edad que la de quatro años, y á los quince los habian de desechar precisamente. Esto haria tam bien que en un caso urgente tuviese el Rey su caballería bien montada, y en es tado de resistir al enemigo. Hoy no suce de así: los cuerpos de caballería abundan de potritos de veinte y quatro y treinta meses, y no les falta un buen número de viejos caballos de veinte y mas años. El resultado de esto es, que en un lance no debe el Soberano contar sobre su caballe ría mas que con la mitad de ella. La sa lida de nuestros, caballos para Portugal seria tambien un fino golpe de Política. Los caballos Portugueses no igualan en mucho á los Españoles ; y así aquel Rey no luego que tuviese seguridad en que es taria provisto del nuestro, abandonaria su cria, seria siempre dependiente de Es paña en un ramo de tanta consideracion, y si en algun, tiempo nos convenia (prohi biendo aquella extraccion) se veria. Portu - N 2 (1oo) gal sin los suyos y sin nuestros caballos: sin estos, por la prohibicion de la ley; y sin aquellos, por el abandono que habian hecho de su cria. Introducidos los caballos en la Agri cultura, donde los bueyes no debiesen es tarlo, resultaria tambien la ventaja de que el precio de las mulas baxaria, y se tendrian para de paso, y para coches con equidad. Queda convencido por todos términos que el labrador nunca debe servirse de mulas, y para concluir, diré con un mo derno: que el Agricultor que las prefiera será de pobre crecimiento, de subsistencia débil, y aun es de creer su segura ruina, cediendo á su tonto antojo, quando el que las repudie florecerá y adquirirá los ma yores bienes. - Advierto tambien, que quando se da la preferencia á los bueyes se habla de tierras blancas ó desarboladas, pues en los plantíos son perjudiciales , porque profundizando demasiado el arado, arran can las raices de los árboles, y quando están pequeños, los roen y rompen con las hastas. . - (1or) La última causa que señalo para fo mentar nuestra Agricultura (y en mi opi nion es la principal) consiste en aumentar el número de consumidores. Miéntras el Gobierno no dedique á este importante ne gocio todos sus cuidados, siempre serán pobres y miserables los labradores Espa ñoles. Quando hablo de aumentar los con sumos, no intento decir solamente que se procure el aumento de la poblacion Espa ñola; esto siempre es muy útil, y muy sencillos los medios que deben ponerse en movimiento para conseguirlo. Proteger los matrimonios , educar bien la juventud, cuidar de las escuelas públicas, impedir que las enfermedades contagiosas cundan ó se propaguen, el buen uso de los exer cicios corporales, particularmente en los niños, procurar desecar ó dar salida á las aguas detenidas y pantanos, hacer rápido el curso de los rios, extinguir los anima des carnívoros, y todos los que son per judiciales á la especie humana, tales son las causas físicas y morales que favorecen la poblacion de un pais que por su clima, por su extension, y por la bondad de su terreno pueden habitar los hombres ; mas (ro2), el aumento de consumos de que yo hablo, consiste principalmente en la absoluta li . bertad de llevar fuera del Reyno los fru tos que produce la Agricultura. Si este bello objeto de Política estu viese protegido, se veria por todas partes en España la abundancia. No hay que cansarnos: miéntras el labrador no tenga positiva seguridad de que siempre que quiera tiene vendidas sus cosechas, jamas adelantará mucho su Agricultura. Un ca so práctico confirmará esta proposicion. Las cosechas de los años de 91 y 92 de este siglo fuéron en Extremadura superio— res á la salida que dió á sus granos; con este motivo los ensiláron sus dueños (co mo acostumbran) hasta proporcionar la enagenacion de ellos. En el año de 93 lle vó la guerra de España con Francia mu chos millares de hombres al Rosellon. Es -ta casualidad facilitó la salida de aque -llos frutos, y en verdad fué Extremadura la provincia que mas trigo y cebada con duxo al exército. En el de 94 hizo lo mis mo , y como en este año fué infeliz la cosecha de Andalucía, acudió este Reyno inmediatamente á los silos Extremeños (co (ro3) mo hace siempre que lo necesita, y ac tualmente lo está haciendo) y se vió so corrido sin escasez. Aquellos labradores que notáron el buen precio de sus granos, y la mucha concurrencia de compradores, se esforzáron en adelantar la Agricultura. Aráron mas tierras que las ordinarias, las beneficiáron con bastante cuidado, y quan do ya las simientes estaban nacidas, las peinaban con unos rastrillos de doce ó ca torce puas de hierro que á este fin inven táron, con cuya operacion arrancaban la yerba , y se aparraban los sembrados, de lo que resultaba que las plantas se arrai aban mas de lo ordinario , ahijaban mu eho, y brotaban con mayor fuerza. Así precisamente sucedió que la tierra que (sin aquel beneficio) habia de dar diez fanegas de produccion por una de semilla dió do ce, catorce y mas. Sin embargo de estas ventajas en el año de 97 tenian ya los la bradores abandonados los rastrillos, por que aunque confiesan la utilidad de ellos, dicen que no igualan los costos del pey nar los sembrados á los provechos, pues para que resulten estos, deben tener los granos buen precio y segura salida; y co (1o4) mo uno y otro faltó concluida la guerra, se volviéron otra vez los labradores á su antigua ménos costosa práctica. Ni les ha ce fuerza que el trigo, cebada y demas semillas hayan tenido ántes de la recolec cion de este año, y en la actualidad que se está recogiendo, un precio subido y gran sa lida, pues conocen que todo depende de la casualidad originada de la escasa cosecha del año de 97 , y de la guerra con los In gleses, que hace tengan estos impedido el desembarco de trigos de Africa; y por lo mismo no se determinan á hacer unos seguros quantiosos dispendios, por aven turarse á una salida de granos incierta. Por la misma razon que han abando nado los rastrillos, se niegan los Extre meños y los labradores de otras provincias á poner en práctica algunos usos de la Agricultura moderna. Muchos Españoles saben calcinar la tierra, beneficiarla con greda, y aun con sal, que es el beneficio mejor que se ha descubierto; pero esto es de coste superior á las utilidades que pue de rendir, no habiendo seguridad en la venta de sus producciones. - Es una verdad política del primer ór (ros) den, que el único resorte que pone en mo miento á todos los seres es el interes. Quien mó conoce esta verdad, conoce tambien poco el corazon del hombre : donde falta el interes, asiste solo la inaccion; entón ces los hombres desesperan, desconfian de sus fuerzas, y se entorpecen de modo, que abandonan todos sus proyectos , de todo huyen, todo les alarma, y todo les espanta. Estos principios demuestran que el Gobierno debe con sabias providencias proteger los ramos útiles y benéficos á la sociedad de los hombres, y proteger á. estos en entera libertad, para que obren segun sus principios, conforme á sus ideas, y á medida de su antojo. 9 . .. . lio Contrayéndonosád nuestro asunto y es cierto que la ofelicidad drey naria, en Espaa ña i si gozasemos dé absoluta libertad en el comereio de granos d para extraerlos é introducirlos siempre que quisiesemos. De este a modo se introduciriar la oAgrictla tura modernia, y elogremio de labrado+ res seria el mas rico de las provincias Es pañolas; mas nuestro Gobierno siguiendo unas ideas equivocadas, ha limitado siem prelaquella libertad , y ha iconcedidooli O (ro6) ceneia al extrangero para introducirnos sus granos, cuyo permiso ha sido alguna, vez muy funesto al labrador Español. De hecho: en el año 8o de este siglo fué in feliz la cosecha en España, y se vendió, el trigo á ochenta y noventa reales la fa nega, y á mas en alguna provincia. En el de 81 hubo abundancia de granos, y valió aquella medida quince reales. En el de 82 fuéron mas copiosos los frutos, y se puso la misma medida por once reales. En el de 83 se recogiéron pocos granos, y tomó la fanega de trigó el valor de qua renta y cincuenta reales. En este estado le pareció al Ministerio que debia dar sus providencias, é insistiendo en la prohibi cion de comercio de nuestros, granos) con el extrangero, abrió á éste los puertos para que nos traxese los suyos. Los Afrin canos que tenian bien provistos sus grane ros, sin poder enagenar el trigo que guar+ daban, le traxéron á muestros puertos, le pusiéron menor preciolque tenia el de nues trás tierras, y estancáron la enagenacion de éste. En estas circunstancias, ¿no es pre ciso que el cosechero Español, se lamen taseoviendo sinssalida el frutó de sus fatir () (ioz) gas, que por despacio ededos años habia, reservado, expuesto á perderse , y con trayendo empeños para mantenerse mién tras proporcionaba la venta? ¡Qué extra ño será que con estas experiencias no se desanimen nuestros labradores! Quien no. confiese que los hombres en iguales casos abandonan todas sus ideas, reflexiona po eo sobre sí mismo: yo entiendo que si el labrador en tales circunstancias no da de mano el cultivo de los campos, es porque no se proporciona otro modo de subsistir. - Repito otra vez que el desconsuelo de los que labran las tierras, y el deplorable estado de éstas , vienen de las trabas que se ponen á la Agricúltura. Si pudiéramos hacer hablar á las cenizas frias de nues tros abuelos, nos confirmarian esta ver dad, las oiriamos blasfemar contra la ta sa, y las oiriamos tambien r que siempre que se les impidió la libertad de comerciar con sus granos, fuéron infelices. La li bertad, la sagrada libertad es toda el al ma del tráfico, de la Industria, y de la Agricultura!. Los Políticos conocen bien esta sentencia, y el Grande Leopoldo la hizo manifiesta á todo el orbe al tiempo O 2 (1o8) que tdmó las riendas del Gobierno de Tosa cana. Estaba entónces este gran Ducado en el último apuro: á ningun precio se encontraban los granos, pues todos, ha bian desaparecido con las trabas puestas á la Agricultura. Por todas partes se dis curria para proporcionar trigo , y nadie dió en el proyecto seguro hasta que el Gran Duque concedió plena facultad pa ra que los Toscanos pudiesen, sacar de sus Estados libremente todas las semillas que quisiesen, permitiendo al mismo tiempo la introduccion de las extrangeras. La mur muracion general fué en un principio el obsequio que se dió á la ley de Leopoldo. Dentro y fuera de Toscana se reian de aquella providencia que (atendidas las cir eunstancias del Ducado) creian era extra vagante, fundándose en que ántes de pro mulgar la libertad del comercio de gra nos, debió el Legislador proporcionar en sus estados la abundancia de aquellos; mas lo cierto fué, que aun no se habia acabado la censura de los murmuradores, quando los Toscanos se viérón abundantemente provistos. Tales son los milagros de la fina Política , y de las acertadas providencias ... Cº (ro9) de los que gobiernan. . . . . . . . . Una de las provincias de España que mas perjuicios siente con la prohibicion del libre comercio de granos es Extremadura. Si ésta pudiese libremente llevar sus pro ducciones á Portugal, seria una de las mas florecientes del Reyno. ¿Quién sabe lo que impide á su prosperidad aquella prohi bicion? Lo que anualmente pierde es in calculable. Hace quince meses que el Rey me destinó á servir la Alealdía Mayor de Villafranca en dicha provincia, y en solo este tiempo he visto sacar de los silos de esta villa mas de dos mil fanegas de trigo podrido, que apénas los cerdos han podi do aprovechar, y por haberlo comido se han muerto algunos. La corrupcion de di cha semilla es necesario acaezca con fre qüencia en muchos lugares de la enuncia da provincia. Esta , quando de Andalucía no le sacan los granos, se llena de ellos (particularmente en tierra de barros) y como por los muchos calores no puede con servarlos en paneras por miedo del gorgo jo , los ensila; pero aquí aunque mas bien guardados, corrompe muchos la humedad, y los que no pierde del todo, siempre les (11o) presta mal sabor, en términos que es pre ciso carecér de olfato y de paladar para no distinguir el trigo ensilado del que no lo está; así es que aquel en competencia de éste, siendo de igual calidad , pierde en el mercado seis , ocho y mas reales en fanega. Ve aquí un mal tambien de alta consideracion para el labrador, y él solo debia ser bastante para mover al Gobierno á que proporcionase por Portugal la liber tad de extraer granos; y esto tanto mas, quanto este Reyno siempre nos sería de pendiente en este ramo, por ser tan poco el trigo y cebada que coge, que no tiene para mantenerse la mitad del año. . . . . Autorizada la libertad de comercio ac tivo y pasivo, debia tambien facilitarse a exportacion de granos desde el centro del Reyno á las playas del mar. Los rios na vegables, los canales de igual calidad, los puertos, montes y caminos limpios de sal teadores, y transitables cómodamente para herradura y ruedas, las posadas bien asis» tidas y corregidas en ellas (quanto fuese posible) las estafas, producirian el efecto que deseamos, y animarian las artes y la industria. (11 1) Tal vez la execucion de este proyecto no es tan dificil como se presenta á prime ra vista, y algunos creen. Muchas cosas no se ven realizadas porque falta resolu cion para principiarlas. Lo mas trabajoso en qualquier negocio es el principio de él, y muchas veces trabajando en un asunto presenta la misma obra medios que faci litan la execucion de ella, y que ántes de su principio no se tuviéron presentes. No corresponde al asunto y brevedad de esta Obra entrar en el por menor de muchas cosas que apuntamos. Si así no fuese, me extenderia á proponer los me dios mas fáciles que el Gobierno pudiera seguir para facilitar la navegacion de los rios, la seguridad y compostura de los eaminos , &c. i ( o , c b Autorizada la libertad de comercio de granos con el extrangero, debe con mayor razon, permitirse entre los naturales. Cada Español habia de poder comprar, empane rar, vender dentro y fuera de la provincia, y hacer quanto le acomodase, así como lo hace con la seda y lino de nuestras cosechas. De este modo se harian circular en el Rey. no muchos millones de pesos.Yo me admiro (I 12) quando leo en el proyecto económico de Ward: que si se extendiese el comercio de trigo en Cataluña , Valencia , Galicia y Asturias, donde siempre hay escasez de esta especie, girarian de continuo en él de 6o á8o millones de florines ; y que así no, seria ponderacion decir, que seria el ra mo mas rico del mundo, muy superior al de la compañía de la India oriental. Para fundar esta proposicion dice que sigue el cálculo de Ustariz, y que era tambien ne cesario poner en execucion, la návegacion de los rios y canales, y la compostura de los caminos. La libertad de comerciar con el trigo (el comercio de cebada está permitido) seria tanto mas conveniente quanto en el dia está algun cuerpo haciéndolo exclusi vamente. Los Gremios á la sombra de la provision del exército compran todo el que se les antoja, quando notan que esta se milla tiene un precio ínfimo. Lo empane ran, lo benefician, y quando advierten que el trigo toma un valor subido, lo ven den baxo del especioso título de sobrante, Este es un privilegio odioso, y esto no de: bian hacer los Gremios, no estando au (1 13) torizado para todo el Reyno el libre co mercio de dicha especie. Por último debo prevenir que en la parte que esta Obra da reglas para ade lantar la Agricultura, no puedo exponer mas que ideas generales; pero este es el modo de instruir á los labradores, pues es imposible guiarlos en el por menor reser vado á las circunstancias, al clima, al ter reno, y á su inteligencia. - r - - - - * - • - -- * r e º -, r - - - , - º * - - º - • - - - -- - - es «,º 31 , s ºr s -- - - - - - - - - - s . ” s a . - - - se - - r, r º *º * - - , - º 2 º 2 -” º « M. • - e» •s )e . - - , - y º - - * - º r -- r - - - • - -- - - - - - º - FE DE E. R. R. A T A S. léase. dice Pág. lin. I I. 2. I. quinto de la era quinto ántes de la era I2. 18. id. 16. id. 18. 24. 17. vulgar... .................... vulgar................... aspiraban................ aspiraba... ..................... ingenios................... ingenuos.. - - 2O, Iclaña..................... conservaban. I9. 273.............. 2 I. CTeCT.. . . . . . . . . . . . . CTcCer. . . . .... ...... ....... ...... 32. id. quintas eran................ IO, quintas que eran...... aquel arte................ 6I. 3 haciendo quantiosas. haciéndo lasquantiosas. 72. 6. de trashumantes...... de los trashumantes...... 58. ldaña.......... COIl SCTV3ll. . . ..., replten... . . . . . . . . . . . . . . . . . *** • • • �+ • • • • •••|-* • • • • • UNIVERSITY OFCHICAGO |||||||||||||||| i9 442 230 - - . ... - *, e -- - - -- - - - - - - - --- ---- - - - A º es r. r - S. - -- -, -- -- y . 2 *- -e - , - - .. ... - --- -- º - - - - --- - - - - | * · * • … |-• ---- + ** ·| * | ---- |-· ** * *· | | | , ! · ---- ! · - - -- - - - --- - - • • • - • *·***** • .******* · *è. -------…!==========(~~~~|-, , ! )************æ *** + +• • •…*|-****… * *·* • • • … --ae** **•• • • • |-… ****** |-·|-|------· • - …;&# *** ----* | ·**…********| •---- |-·|-·.*! *|---__ -- ----→|-· ··-------|-ae*,، * •|-*, ,,, , , … · | mIransvane= - " s • NIVERSITY OFCHICAGO ||||||||||| 19 442 230 - 9 - - º— - s. 0 C) () 0 ++ -C O ſ 0 D 19442230